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OBRAS REPRESENTATIVAS:
Esta obra da lugar al llamado tremendismo, un movimiento de base realista que lleva a cabo el
análisis de las pasiones más primarias. Exacerba los contenidos más crudos y violentos.
Opinión de Cela: «El tremendismo solo existe en función de que la vida es tremenda”.
Ofrece una pintura magistral del rudo ambiente rural (se ambienta en las inmediaciones de
Almendralejo, aunque puede localizarse en cualquier pueblo de la España profunda),
Refleja una visión negativa de la vida: los personajes de su novela son seres llenos de taras
físicas y morales que viven en un mundo hostil e inhumano. Predominan el odio,
primitivismo, pobreza, incultura y bajos instintos.
Narra, con una fuerte crítica social, la historia de un campesino de extracción miserable
condenado a muerte por el asesinato-cuyas causas son escamoteadas en la novela- del conde
de Torremejía. El narrador protagonista narra desde la cárcel las calamidades que la vida le
deparó presentándose como un objeto pasivo de la fatalidad, ya que ha ido interiorizando,
por la presión del medio, los instintos más sanguinarios.
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El clima de la novela es hostil, en consonancia con la novela picaresca. El padre era
contrabandista, e ingresó en la cárcel. Propinaba grandes palizas a Pascual y a su mujer. Muere
como consecuencia de la mordedura de un perro rabioso. La madre era alcohólica y solía burlarse
de que el padre supiera leer y escribir: “Para no salir en la vida de pobre no valía la pena aprender
nada”. Le suceden continuas desgracias, tales como las muertes de sus hijos (uno abortado al
descabalgar la yegua a su mujer, hecho que propicia el asesinato de la yegua a sus manos, y el otro
hijo, muerto a los once meses), además de la de su mujer Lola. Asiste Pascual a la muerte de su
hermano Mario, hijo de Rafael, amante de su madre, que, por su invalidez, se arrastra por el suelo;
es descuidado por todos, hasta que se ahoga en una tinaja de aceite; la prostitución de su hermana,
el asesinato a sus manos del Estirao, proxeneta de su hermana y amante de su mujer. Tras un
periodo en prisión, por mediación de su hermana, se casará con Esperanza, con quien tendrá un
hijo; sin embargo, acabará por asesinar a su madre, incapaz de superar el odio hacia ella (recuerda
con especial resentimiento cómo ella no derramó una sola lágrima en el entierro de su propio hijo, y
las burlas constantes acerca de la hombría de Pascual). Tras matar a su progenitora termina el libro
con esta frase: “Podía respirar”.
NADA (1945), de Carmen Laforet (1921-2004), ganadora del reputado premio Nadal.
Una constante en las novelas de la autora es la presencia un protagonista que encarna el afán de
comprensión y entusiasmo hacia los demás, pero el resultado de esa lucha suele ser el
desencanto, como lo experimenta Andrea, la protagonista, que llega a Barcelona para realizar
sus estudios universitarios. Instalada en casa de unos parientes, bastante desequilibrados,
experimenta cierto pesimismo existencial. Sobrevive en un mundo de miseria moral y
material. Andrea, que había venido con la ilusión del alma joven, va contemplando y
padeciendo semejantes mezquindades. Al cabo de un año, Andrea se marchará llevándose
consigo un vacío desolador, precisamente lo que expresa el título de la novela: nada.
La sombra del ciprés es alargada (1947), de Miguel Delibes (1920-2010), premio Nadal.
Esta obra está teñida de ese mismo pesimismo existencial que trasladan otras
obras de la década. Esta encarnado en el personaje de Pedro, herido por la
posguerra, simbolizada por la sombra afilada y hostil del ciprés.
2
Tras estudiar Náutica en Barcelona, decide ser marino. Su felicidad es truncada por la muerte
de su esposa y de su hijo. Al final asume que el sufrimiento forma parte de la existencia.