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BOLILLA N° 12

SUCESIÓN AB INTESTATO - INTESTADA

Al tratar los diferentes tipos de sucesiones, señalamos que la misma podría ser de dos tipos: testamentaria o
intestada.

La sucesión es testamentaria cuando el llamamiento proviene de la voluntad del causante expresada en un


testamento.

En cambio la sucesión ab intestato es aquella que se defiere por ministerio de la ley, a falta, ineficacia o
insuficiencia de disposiciones testamentarias.

Esta sucesión, a la que también se denomina ab intestato o legítima, es la deferida por la ley a los parientes más
próximos según el orden que la misma norma establece. Ahora bien, cabe preguntarse: ¿por qué la ley impone a
los individuos la forma en que han de transmitir sus bienes después de su muerte? El fundamento de esta sucesión
de origen legal reside en el interés de protección a la familia y en el presunto afecto del causante.

Así lo explicaba Vélez en la nota al artículo 3283, que dice: “la sucesión intestada reposa sobre la voluntad
presunta del difunto, no porque esa voluntad puede considerarse como un hecho cierto respecto a una persona
determinada, sino porque cada ley positiva, cada Código, adopta la presunción generar que le parece más
apropiada a la naturaleza de las relaciones de familia”.

Clases.

Artículo 2424. Primera Parte: “Heredero legítimo. Las sucesiones intestadas se defieren a los descendientes
del causante, a sus ascendientes, al cónyuge supérstite, y a los parientes colaterales dentro del cuarto grado
inclusive, en el orden y según las reglas establecidas en este Código (…)”.

Algunas particularidades de la norma citada ut-supra:

a) Consideraremos el presente artículo “solo” cuando estemos en presencia de una sucesión ab intestato, es
decir cuándo: i.- No hay testamento; ii.- El testamento existente es nulo o ineficaz; iii.- El testamento es
insuficiente, es decir que sus disposiciones patrimoniales no cubren la totalidad de la universalidad de
bienes dejados por el causante;

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b) El subtítulo del artículo refiere a “Heredero legítimo”, se debe tomar esta designación de la siguiente
manera: en primer término, los incluidos en el artículo son HEREDEROS, y dentro de estos,
UNIVERSALES, es decir que poseen vocación al todo (derecho de acrecer), en segundo término,
“Legítimo” hace referencia a que son “de acuerdo a la ley”, es decir que ha sido la ley quien ha otorgado
estos derechos a los herederos indicados por la norma (NO confundir con la legitima hereditaria, sin
perjuicio de que cuando aborden esta institución encontraran una identidad en legitimarios – en suma, NO
CONFUNDIR LA DISPOSICIÓN DEL ARTÍCULO 2424 CON LO DISPUESTO EN EL ARTÍCULO
2444).
c) Estos herederos legítimos, a excepción del cónyuge supérstite, son parientes, es decir que se exige una
relación de parentesco con el causante. La cuestión a dilucidar es que tipo de parentesco refiere la norma.
Ya que si tomamos a todos los ascendientes, descendientes y colaterales, podríamos incorporar como
heredero a los parientes afines, ej. el hijo del cónyuge supérstite. La respuesta a esta cuestión la
encontramos en el artículo 529 in fine, “(…) Las disposiciones de este Código que se refieren al
parentesco sin distinción se aplican sólo al parentesco por naturaleza, por métodos de reproducción
humana asistida y por adopción, sea en línea recta o colateral”. Por lo que, el artículo 2424 al no hacer
distinción, refiere a los parientes “de fuente filiatoria”, excluyéndose así al parentesco por afinidad. Sin
perjuicio que en el caso de la adopción, tendremos en cuenta el tipo, lo que nos hará variar el mapa parental
y por lo tanto los posibles derechos sucesorios.

Es entonces que, teniendo en cuenta los herederos legítimos (de acuerdo a la ley), la sucesión ab intestato puede
clasificarse en:

a) Sucesión legitimaria: Por la existencia de herederos legitimarios. Es aquella en que la ley defiere
forzosamente a determinadas personas a las que denomina herederos “legitimarios” o “forzosos”. Esto es
así, ya que son estos lo que poseen legítima hereditaria, por lo que con o sin presencia de un testamento
siempre heredarán. Entre estos encontramos a los descendientes, ascendientes y cónyuge supérstite del
causante.
b) Sucesión no legitimaria: o “no forzosa”. Por la existencia de herederos no legitimarios. Por lo que la ley
los llamará a suceder cuando no haya testamento válido, o este sea insuficiente. Entre estos encontramos
los parientes colaterales del causante, más próximos de grado y hasta el cuarto grado.

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En resumidas cuentas, la diferencia entre ambos tipos de sucesión legítima, radica en que en la sucesión
legitimaria el causante no puede omitir transmitir una porción de sus bienes a sus herederos legítimos, en cambio,
en la sucesión legal de los colaterales, el causante puede realizar un testamento y transmitir todos sus bienes a
terceros excluyéndolos, pero sí no realiza testamento válido o este es insuficiente, estos bienes son distribuidos
según las pautas determinadas por la ley entre sus parientes.

Para alguna parte de la doctrina, la sucesión ab intestato ha sido más importante cuantitativamente que la sucesión
testamentaria, ello debido al alto porcentaje de legítimas que constituían un gran valladar a la realización de
testamentos y generaron una “cultura de no testamento”.

Caracteres.

La sucesión intestada posee los siguientes caracteres:

a) Se establece por ley;


b) No puede ser dejada de lado por voluntad de los particulares;
c) Coexiste con la sucesión testamentaria;
d) Cuantitativamente en más numerosa que la sucesión testamentaria;
e) Se divide en sucesión legitimaria y sucesión no legitimaria (de los colaterales).

Casos en que tiene lugar.

La sucesión legítima se abre en los siguientes supuestos:

a) Inexistencia de testamento;
b) Testamento Ineficaz: por ser nulo o anulable o por haber sido revocado, o por haberse producido la
caducidad de las disposiciones testamentarias o incumplimiento de las condiciones;
c) Testamento que no instituye herederos y se limita a disposiciones patrimoniales particulares.
d) Renuncia a la herencia del heredero testamentario.
e) Cuando las disposiciones testamentarias no alcanzan a la totalidad de los bienes.

Principios generales que informan el llamamiento en la sucesión ab intestato.

En la legislación argentina la sucesión ab intestato se encuentra ordenada en cuatro principios de orden público y
que deben ser combinados para determinar la distribución de la herencia:

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1.- Jerarquía de órdenes:

El sistema se basa en la prelación de órdenes de llamamiento, que agrupan a determinados herederos de distinta
especie.

De esta forma, el texto normativo nos indica un orden fijo y pétreo para heredar al causante.

Una tradicional descripción nos ofrece Pérez Lasala, al señalar que “los grupos de parientes que constituyen los
órdenes sucesorios, se forman con arreglo a la aristotélica idea de que el cariño desciende, después asciende, y
por último se ramifica. Por eso, el primer orden lo forman los descendientes, el segundo los ascendientes y el
tercero los colaterales. En la clase de los parientes consanguíneos, no se le pone límite de grado al orden de los
descendientes ni al de los ascendientes, en tanto que en el de los colaterales sólo se hereda hasta el cuarto
grado”.

Es entonces que en principio debemos determinar cuáles son los órdenes sucesorios, para luego fijar su jerarquía.

En la sucesión ab intestato existen 4 (cuatro) órdenes sucesorios: descendientes, ascendientes, cónyuge supérstite
y colaterales hasta el 4to grado.

Estos órdenes poseen la siguiente jerarquía:

1) DESCENDIENTES;
2) ASCENDIENTES;
3) CÓNYUGE SUPERSTITE
4) COLATERALES HASTA EL CUARTO GRADO.

Es entonces que los descendientes se encuentran en la cúspide mientras que los colaterales son aquellos que
poseen menos jerarquía.

Es correcto preguntarnos en este punto, ¿Para qué sirve dicha jerarquía?, respuesta que encontraremos
en el segundo principio a abordar, ya que como sostuvimos al comienzo, todos los principios deben ser
considerados en su conjunto, ya que necesariamente deben trabajar de manera armónica. Es como una
especie de maquinaria de determinación y distribución de la sucesión ab intestato, donde cada uno de ellos
es una pieza necesaria para su funcionamiento.

2.- Órdenes excluyentes:

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Dichos órdenes sucesorios son excluyentes tal como surge de los artículos 2431, 2435 y 2438 del CCyCN, es
decir que las personas incluidas en determinado orden hereditario desplazan a las que integran un orden
subsiguiente.

Pero cuidado, aquí encontramos una excepción a este principio y es en el orden sucesorio del cónyuge supérstite,
el cual posee un “súper poder”, que es “la siempre concurrencia”, es decir que si hay cónyuge supérstite, salvo
causales de exclusión (2436 y 2437), siempre va a concurrir, y por lo tanto no podrá ser excluida. Es por ello que
si tomamos que es un orden, y no puede ser excluido, viene a excepcionar la regla. Parte de la doctrina ha llamado
al orden sucesorio del cónyuge como “orden anómalo”, ya que es el único orden donde no se aplica la exclusión
por un jerárquico superior.

Ordenes Concurren Excluyen Son excluidos


1° Descendientes. -Cónyuge supérstite. -Ascendientes. -NADIE.
-Colaterales
hasta 4to.
2° Ascendientes. -Cónyuge supérstite. -Colaterales -Descendientes.
hasta 4to.
3° Cónyuge supérstite. -Descendientes. -Colaterales -NADIE.
-Ascendientes. hasta 4to.
4° Colaterales hasta el -NADIE. -NADIE. -Descendientes.
4to °. -Ascendientes.
-Cónyuge
supérstite.

Así, los descendientes (1° orden) excluyen a los ascendientes (2° orden) y colaterales (4° orden) y, por su parte,
los ascendientes (2° orden) excluyen a los colaterales (4° orden).

Respecto del cónyuge supérstite, concurrirá tanto con los descendientes como con los ascendientes del causante,
creando en tal sentido un orden paralelo con aquellas dos categorías mencionadas, pero tiene preferencia y excluye
a los parientes colaterales (artículo 2435).

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3.- Preferencia de grados:

Cuando varios herederos pertenecen a un mismo orden (ascendientes, descendientes, o colaterales), la prelación
se establece en razón de la proximidad del grado. Primero hay preferencia o jerarquía de órdenes y luego de
grados.

Es decir que una vez que identificamos el orden que va a concurrir, dentro de este deberemos identificar en
particular que personas dentro de este orden efectivamente serán llamadas a suceder.

Por lo tanto, por este principio serán preferentes aquellos parientes que se encuentren más próximos en grado con
el causante, es decir en generaciones más próximas.

Por lo que:

En el orden de los descendientes, la preferencia será:

1) Hijos; 2) Nietos; 3) Bisnietos; 4) Tataranietos; etc.

En el orden de los ascendientes, la preferencia será:

1) Progenitores; 2) Abuelos; 3) Bisabuelos; 4) Tatarabuelos; etc.

En el orden de los colaterales hasta el 4to:

1) Colaterales de 2do grado; 2) Colaterales de 3er grado; 3) Colaterales de 4to grado.

Pero cuidado, este principio posee algunas particularidades y excepciones, ya que si tomamos que los preferentes
en grado excluyen a los más remotos, nos encontraremos con la siguiente excepción:

a) Orden de los descendientes:


Principio: Los más próximos en grado excluyen a los más remotos.
Excepción: Derecho de representación.
Si bien abordaremos el derecho de representación más adelante, es necesario realizar algunas aclaraciones
que nos permitirán continuar. Si tomamos el principio, los hijos (1°) excluyen a los nietos (2°), por lo que
si en una sucesión encontramos a un causante con 2 hijos vivos y 1 pre muerto, y este último dejando a 2
hijos (nietos del causante), solo heredarán los hijos (1°), excluyendo así a los nietos (2°). Y esto no es así,
ya que resultaría un tanto injusto. Es por ello que los nietos, según nuestra legislación también concurrirán

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a la herencia pero no por derecho propio (como los hijos) sino por derecho de representación (de su padre
prefallecido).
Es por ello que el derecho de representación opera como una excepción a este principio.
b) Orden de los colaterales:
Principio: consagrado expresamente en el artículo 2439 “Los colaterales de grado más próximo excluyen
a los de grado ulterior (…)”.
Excepción: Derecho de representación. Pero cuidado, no de todo pariente en línea colateral hasta el 4to
grado posee derecho de representación, sino solo aquellos que descienden de la primera línea colateral, es
decir los descendientes de los hermanos. Son los únicos colaterales con derecho de representación.
Conforme lo establece el artículo 2439 primera parte: “Los colaterales de grado más próximo excluyen a
los de grado ulterior, excepto el derecho de representación delos descendientes de los hermanos, hasta
el cuarto grado en relación al causante (…)”.
Claramente encontramos una preferencia de la primera línea colateral: Por lo tanto aquellos que se
encuentran en la primera línea colateral, hasta el 4to grado, excluyen a los demás colaterales aun cuando
se encuentren los primeros en grados ulteriores con respecto a los segundos. Artículo 2439 última parte:
“(…) Los hermanos y descendientes de hermanos desplazan a los demás colaterales”.

3era línea

colateral

2da línea
2° 4°
colateral

1era línea
1° 3°
colateral

Causante C 2° 4°


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El gráfico precedente establece los posibles parientes en línea colateral del causante hasta el cuarto grado, por lo
que a los fines didácticos los referenciamos como las diferentes “líneas colaterales” posibles:

a) 1era línea colateral: llamada también, “línea de los hermanos y descendientes de los hermanos”, y la cual
comprende: i) hermanos bilaterales y unilaterales (2do grado); ii) sobrinos (3er grado); y iii) sobrinos
nietos (4to grado);
b) 2da línea colateral, comprende: i) tíos (3er grado); y ii) primos (4to grado);
c) 3er línea colateral, comprende: tíos abuelos (4to grado).

En suma, conforme el principio y las excepciones referenciadas en este punto, diremos que cuando nos
encontremos en una sucesión de colaterales, tendrán vocación sucesoria los parientes de la segunda y tercera línea
colateral, si y solo si, en la primera no hay pariente susceptible de suceder al causante.

4.- Equidad personal y real (indistinción de bienes): El principio de la equidad personal implica la ausencia de
privilegios basados en la masculinidad y la primogenitura; y el principio de equidad real se refiere a la falta de
relevancia del origen y naturaleza de los bienes.

El artículo 2425, señala que: “Naturaleza y origen de los bienes. En las sucesiones intestadas no se atiende a la
naturaleza ni al origen de los bienes que componen la herencia, excepto disposición legal expresa en contrario”,
es decir que los bienes del causante serán divididos entre los herederos sin tomar en consideración el tipo de bien,
ni la causa o título de su adquisición, ya que forman parte de una unidad, de la cual los herederos no pueden, ni
deben, calificar ni categorizar para su posterior división.

Se hace referencia tanto a la naturaleza como al origen de los bienes y ello significa que no tendrá relevancia si
se trata de inmuebles o muebles y tampoco será transcendente la forma ni título por el que fueron adquiridos.

Este principio no es absoluto y cede frente a dos excepciones:

a) Sucesión del cónyuge-bajo el régimen de comunidad de ganancias: en la sucesión donde concurra el


cónyuge con cualquiera de los primeros dos órdenes sucesorios, debe tenerse en cuenta el origen de los
bienes, es decir, que incidirá de manera directa su los bienes son calificados como gananciales o propios,
ya que su participación en unos y otros es distinta. La presente excepción será desarrollada más adelante
y con mayor precisión, cuando abordemos la división correspondiente a la sucesión del cónyuge.

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b) Sucesión en la adopción simple – fallecimiento del adoptado: la segunda excepción está dada por el
artículo 2432 del CCCN, que establece que en el caso de adopción simple “ni los adoptantes heredan los
bienes que el adoptado haya recibido a título gratuito de su familia de origen, ni ésta hereda los bienes
que el adoptado haya recibido a título gratuito de su familia de adopción”. En los demás bienes, los
adoptantes excluyen a los de la familia de origen.
Es decir:

Progenitores de origen

Progenitores adoptivos

DERECHO DE REPRESENTACIÓN.

En la sucesión hay dos formas de suceder: por derecho propio y por derecho de representación. Señala Fornieles
que suceder por derecho propio es presentarse a recoger la herencia en virtud de ser el pariente más próximo
dentro de la línea a la que se pertenece y por derecho de representación es recoger la herencia que habría tocado
a un ascendiente premuerto cuyo lugar ocupa.

Concepto.

El derecho de representación es el llamamiento que por obra de la ley se hace a ciertos parientes de una persona
cuando ésta no ha podido o no ha querido aceptar la herencia.

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Fundamento.

Se apoya en un mismo argumento de equidad, piedad o humanidad, ya que constituiría una inequidad que a los
hijos del llamado a heredar se les acumulara, a la desgracia de haber perdido a su progenitor, la de verse privados
de los bienes que seguramente habrían obtenido de no haber muerto éste tan prematuramente.

Maffía, señala que la representación constituye el remedio imaginado por el legislador para evitar los perjuicios
derivados del fallecimiento prematuro. Es decir que en una familia, por el curso normal y ordinario de las cosas,
los descendientes esperan, dentro del orden natural y lógico, la herencia que les corresponde por parte de sus
ascendientes. Así, el fallecimiento prematuro del progenitor no debe perjudicarles, ni conferir a los demás hijos
del mismo causante el privilegio de recibir la parte del premuerto.

Modos de dividir la herencia.

Es por ello, que la presente situación, unida a las circunstancias que determinan el llamamiento, ha permitido a la
doctrina tradicional distinguir la concurrencia a la sucesión por derecho propio y por derecho de representación
(iure proprio y iure representationis).

En términos del Maestro Zannoni, se sucede por derecho propio cuando siendo uno solo el heredero, o cuando
siendo varios, todos, sin embargo, descienden del mismo tronco inmediato. Se sucede por representación cuando,
aunque no sea más que uno de los varios individuos a quienes corresponde la sucesión, no desciende del mismo
tronco del que descienden los otros y viene en lugar de su antecesor. Ocurre que cuando la herencia se defiere a
los sucesores que fundan o reconocen su vocación legítima en la circunstancia de ser, todos, los parientes del
difunto más cercanos en grado, el llamamiento es, por así decir, originario. Si, en cambio, uno –o varios- de esos
parientes ha prefallecido o por otra circunstancia se resuelve su llamamiento, sus descendientes concurren con los
otros parientes unificando su vocación en la cuantía y extensión de su ascendiente, recibiendo un llamamiento
derivado de la vocación originaria inexistente o resuelta.

Por todo esto, una vez identificado si la concurrencia del heredero es por derecho propio o por derecho de
representación, esta tendrá una incidencia directa en los modos de dividir la herencia, ya que en el primer caso
será “por cabeza”, mientras que en el segundo “por estirpe”.

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Sucesión por cabeza.

Los herederos dividen la misma en partes iguales de acuerdo con la porción que la ley le asigne al llamamiento
ya que el mismo consiste en distribuir la herencia entre tantas partes como personas estén llamadas a la sucesión.
El artículo 2428, 2do párrafo, establece que “Dentro de cada rama o subdivisión de rama, la división se hace por
cabeza”. Por lo general las partes son iguales, pero pueden ser desiguales, como en el caso de que concurran
hermanos de doble vínculo con hermanos de vínculo simple (artículo 2440).

Algunos ejemplos:

Sucesión de descendientes Sucesión de ascendientes

Causante Progenitor 1 Progenitor 2


Progenitor 50% 50%

Hijo 1 Hijo 2 Hijo 3 Causante


33,33% 33,33% 33,33% Hijo

Sucesión de colaterales Sucesión de colaterales

Causante Hermano Hermano Causante Hermano Hermano


Hermano Bilateral Bilateral Hermano Bilateral Unilateral
50% 50% 66,66% 33,33%

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Sucesión por estirpe.

En la sucesión por estirpe, los descendientes de una persona reciben la misma parte que su ascendiente premuerto,
indigno o renunciante, cualquiera sea su número. El artículo 2428 regula los efectos del derecho de representación
al señalar que “En caso de concurrir descendientes por representación, la sucesión se divide por estirpes, como
si el representado concurriera”. Descendientes sin límites de grados (2427) y colaterales hasta el 4to de la
rama de los hermanos (2439).

Algunos ejemplos: Representado premuerto, indigno o renunciante ( ):

Representación en descendientes
Artículo 2427 CCCN: “Los demás descendientes heredan por derecho de representación, sin
limitación de grados”

Causante Concurren:
Progenitor  Hijo 1: Por derecho propio – División por
cabeza;
 Hijo 2: Por derecho propio – División por
cabeza;
Hijo 3  Nieto 1: Por derecho de representación –
Hijo 1 Hijo 2
33,33% División por estirpe;
33,33% 33,33%
 Nieto 2: Por derecho de representación –
División por estirpe.

Nieto 1 Nieto 2
16,66% 16,66%

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Concurren:
 Todos los nietos: Por derecho de
Causante
representación – División por estirpe.
Progenitor

Hijo 1 Hijo 2 Hijo 3


33,33% 33,33% 33,33%

Nieto 1 Nieto 2 Nieto 3 Nieto 4 Nieto 5 Nieto 6


33,33% 16,66% 16,66% 11,11% 11,11% 11,11%

Concurren:
 Nieto 3, Nieto 4, Nieto 6, Bisnieto 1,
Tataranieto 1, Tataranieto 2 y
Tataranieto 3.
Causante  Todos los herederos: Por derecho de
Progenitor representación – División por estirpe.

Hijo 1 Hijo 2 Hijo 3


33,33% 33,33% 33,33%

Nieto 1 Nieto 2 Nieto 3 Nieto 4 Nieto 5 Nieto 6


33,33% 16,66% 16,66% 11,11% 11,11% 11,11%

Bisnieto 1 Bisnieto 2 Bisnieto 3


33,33% 16,66% 11,11%

Tataranieto 1 Tataranieto 2 Tataranieto 3


8,33% 8,33% 11,11%
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Representación en Colaterales
Artículo 2439: “Orden. Los colaterales de grado más próximos excluyen a los de grado ulterior,
excepto el derecho de representación de los descendientes de los hermanos, hasta el cuarto grado en
relación al causante”.

Concurren:
 Hermano Bilateral 1: Por derecho propio
– División por cabeza;
Hermano Hermano 2
Causante  Sobrino 1: Por derecho de representación
1 Bilateral Bilateral
Hermano – División por estirpe;
50% 50%
 Sobrino 2: Por derecho de representación
– División por estirpe.

Sobrino 1 Sobrino 2
25% 25%

Causante Hermano Hermano 2


Hermano 1 Bilateral Bilateral
50% 50%

Sobrino 1 Sobrino 2 Sobrino 3


50% 25% 25%

Sobrino nieto 1 Sobrino nieto 2 Sobrino nieto 3


25% 25% 25%

Concurren:
 Sobrino 3, Sobrino nieto 1, Sobrino nieto 2 y Sobrino nieto 3.
 Todos los herederos: Por derecho de representación – División por estirpe.
IMPORTANTE:
“El sobrino nieto (4°), no podrá ser representado por un descendiente posterior, ya que
necesariamente el representante debe tener vocación no solo en la sucesión del representado sino
también en la del causante; y en un grado posterior al cuarto, en la línea colateral, NO HAY 14
VOCACIÓN”.
Casos en que procede la representación.

a) Premoriencia del representado.


b) Ausencia con presunción de fallecimiento del representado.
c) Renuncia a la herencia del representado.
d) Indignidad del representado.

Requisitos del representante.

1) Ser descendiente sin limitación de grado o colateral hasta el 4to grado de descendencia de hermano.
2) Debe tener vocación hereditaria con respecto al causante y al ascendiente representado. Es decir que en el
caso de que, por ejemplo, haya sido reputado indigno en la sucesión del representado, pero no así en la
sucesión del actual causante, no podrá concurrir.

Requisitos del representado.

1) Tener vocación hereditaria con respecto al grado propicio para ser considerado ab initio heredero legítimo
del causante.
2) Estar premuerto, con sentencia de ausencia con presunción de fallecimiento, haber renunciado a la
herencia o ser reputado indigno.

Efectos de la representación.

El representante asume la posición jurídica que hubiere correspondido al representado en la herencia del causante,
contando con los mismos derechos y obligaciones que hubiera tenido el representado. Por lo tanto tiene la
obligación de colacionar las donaciones en vida que el causante realizo al representado.

Representación en la sucesión testamentaria.

No hay derecho de representación en la sucesión testamentaria salvo: Artículo 2429, 3er párrafo: “si el testador
se limita a confirmar la distribución de la herencia según resulta de la ley”. Por lo tanto la mejora al representado
no mejora al representante.

ÓRDENES SUCESORIOS – DIVISIÓN DE LA HERENCIA

1) SUCESIÓN DE LOS DESCENDIENTES (artículos 2426 al 2430 CCCN).


2) SUCESIÓN DE LOS ASCENDIENTES (artículos 2431 y 2432 CCCN).
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3) SUCESIÓN DEL CÓNYUGE (artículos 2433 al 2437 CCCN).
4) SUCESIÓN DE LOS COLATERALES (artículos 2438 al 2440 CCCN).

SUCESIÓN DE LOS DESCENDIENTES.

A continuación comenzaremos a analizar la concurrencia y posterior división de la herencia en el orden sucesorio


de los descendientes, que como ya lo manifestamos, constituye el primer orden sucesorio.

Entendemos como punto de partida, realizar un previo análisis de la evolución legislativa en esta materia, el cual
reflejará, sin lugar a dudas, uno de los trascendentales principios que informan el derecho filiatorio argentino, que
es el de “igualación jurídica y de efectos de las filiaciones”, dando cuenta así, que ante la ley los hijos deben ser
considerados iguales, y es por ello, que el derecho sucesorio debe ordenar, más aún en la sucesión ab intestato,
su efectiva realización.

Para ello, intentaremos establecer como mojón legislativo la ley 23264 (1985), la cual, como ya hemos estudiado
en la primera etapa de esta asignatura, es por medio de la cual se han igualado en efectos las filiaciones en
Argentina.

Hasta la sanción de la ley 23.264 el primer orden sucesorio era el de los descendientes legítimos.

Como consecuencia de esta ubicación, excluían a los ascendientes legítimos, a los padres naturales y a los
colaterales y concurrían con el cónyuge y con los hijos extramatrimoniales.

Cuando concurrían descendientes legítimos y el cónyuge supérstite, era necesario distinguir entre los bienes
propios del causante y los gananciales. En los bienes propios, el cónyuge era llamado como un hijo más
dividiéndose la herencia por cabeza y en los gananciales el cónyuge retiraba sólo su mitad como socio de la
sociedad conyugal y los descendientes legítimos lo excluían de la mitad de gananciales del muerto.

Cuando concurrían los descendientes legítimos con los hijos extramatrimoniales, por imperio de la ley 14.367,
los hijos extramatrimoniales recibían la mitad de lo que le correspondía a cada hijo legítimo. Además la legítima
en ese caso se incrementaba a 9/10 siendo la porción disponible de sólo un décimo.

También podían concurrir los descendientes legítimos, el cónyuge y los hijos extramatrimoniales y en ese caso
se aplicaban las mismas reglas enunciadas precedentemente.

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Por último, en todos los casos podía concurrir la nuera viuda, recibiendo ella una cuarta parte de lo que le hubiera
correspondido al marido premuerto.

Posteriormente a la sanción de la ley 23.264 y hasta la actualidad, el primer orden sucesorio es el de los
descendientes, sin distinción alguna en materia de calificación del vínculo. Los descendientes son considerados
herederos legitimarios, forzosos, por lo que se encuentran protegidos por un llamamiento imperativo. Poseen
legítima hereditaria (en este punto, por medio de la ley 26.994 – 2015, se redujo la porción legítima de 4/5 a 2/3)
y gozan de la posesión hereditaria de pleno derecho desde la muerte del causante.

El CCCN dispone, en su artículo 2426: “Sucesión de los hijos. Los hijos del causante lo heredan por derecho
propio y por partes iguales”. Esto significa que todo hijo del causante (descendiente del primer grado) hereda por
derecho propio y por cabeza, por lo tanto la herencia se dividirá entre ellos en partes iguales.

Ej: En términos monetarios: Si la mása partible es de $100.000, cada hijo heredará: $20.000.-

Causante
Progenitor

Hijo 1 Hijo 2 Hijo 3 Hijo 4 Hijo 5


20% 20% 20% 20% 20%

“Todos los hijos concurren por derecho propio y por cabeza, sin importar la calificación de
matrimoniales ni extramatrimoniales, de primer, segundo, tercer... matrimonio, etc; ni tipo de
fuente del vínculo filial”

En lo que respecta a los demás descendientes, sin limitación de grados, ellos solo heredarán por derecho de
representación, y dividirán la herencia por estirpe.

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Ej: En términos monetarios: Si la mása partible es de $100.000, heredarán: a) Nieto 3: $16.660; b) Nieto 4:
$11.110; c) Nieto 6: $11.110; d) Bisnieto 1: $33.330; e) Tataranieto 1: $8.330; f) Tataranieto 2: $8.330; y g)
Tataranieto 3: $11.110. TOTAL=$100.000.- Concurren:
 Nieto 3, Nieto 4, Nieto 6, Bisnieto 1,
Tataranieto 1, Tataranieto 2 y
Tataranieto 3.
Causante  Todos los herederos: Por derecho de
Progenitor representación – División por estirpe.

Hijo 1 Hijo 2 Hijo 3


33,33% 33,33% 33,33%

Nieto 1 Nieto 2 Nieto 3 Nieto 4 Nieto 5 Nieto 6


33,33% 16,66% 16,66% 11,11% 11,11% 11,11%

Bisnieto 1 Bisnieto 2 Bisnieto 3


33,33% 16,66% 11,11%

Tataranieto 1 Tataranieto 2 Tataranieto 3


8,33% 8,33% 11,11%

(*) Recordar que la representación tiene lugar sólo en caso de: I) PREMORIENCIA; II) RENUNCIA; o III)
INDIGNIDAD del ascendiente. Y debe tener vocación hereditaria tanto en la sucesión del causante como en
la del representado.

18
SUCESIÓN DE LOS ASCENDIENTES.

También en este caso hay que establecer claramente la situación anterior y posterior a la ley 23.264, por cuanto
ha erigido modificaciones sustanciales.

Hasta la sanción de la ley 23.264, el segundo orden sucesorio era el de los ascendientes legítimos. Si bien, tanto
en la denominación del viejo Capítulo II, como en los artículos que lo componían, no se hacía referencia al carácter
del vínculo entre progenitores, por alusión a los padres naturales que se hacía en el Capítulo V, se entendía sin
discusión, que el orden era el de los ascendientes legítimos.

De esta manera, eran excluidos por los descendientes legítimos, concurrían con el cónyuge y con los hijos
extramatrimoniales.

Cuando concurrían con el cónyuge, debían distinguirse los bienes propios de los gananciales.

Cuando concurrían con los hijos extramatrimoniales, la herencia se dividía: la mitad para los ascendientes y la
otra mitad para los hijos extramatrimoniales. Dentro de cada una de estas porciones se dividían por cabeza.

También podían concurrir los ascendientes legítimos con el cónyuge y los hijos extramatrimoniales. En este
supuesto en los bienes propios, el cónyuge heredaba la mitad, los ascendientes un cuarto y los hijos
extramatrimoniales el otro cuarto. En los bienes gananciales, el cónyuge además de retirar su mitad como socio
heredaba un tercio de la mitad del causante, otro tercio era para los ascendientes y el restante para los hijos
extramarimoniales.

En todos los casos podía concurrir la nuera viuda sin hijos recibiendo la porción asignada por el viejo 3576 bis.

Posteriormente a la sanción de la ley 23.264, y el reconocimiento del principio de igualación jurídica de


progenitores y ascendientes, el segundo orden sucesorio es el de los “ascendientes”, sin consideración del vínculo;
es decir que poseen los mismos derechos ya se trate de ascendientes legítimos o extramatrimoniales.

Los ascendientes son herederos forzosos, llamamiento imperativo, por lo que entran en posesión de la herencia
de pleno derecho desde la muerte del causante. Poseen legítima hereditaria, que por la ley 26.994 del año 2015 se
redujo de 2/3 a 1/2.

19
En la línea ascendiente no tiene lugar el derecho de representación, por lo que el heredero de grado más próximo
excluye al ascendiente más lejano, y los del mismo grado heredan por cabeza. Cabe reiterar, que el orden de los
ascendientes es excluido por el orden de los descendientes, concurren con el cónyuge y excluyen a los colaterales.

Se excluyó, desde el año 2015, la vocación de la nuera viuda sin hijos.

Respecto de los padres adoptivos plenos no hay ninguna diferencia, pero si la existe con relación a los adoptantes
simples (Recordar la excepción al principio de indistinción de la naturaleza y origen de los bienes).

Artículo 2431: Supuestos de procedencia. División. “A falta de descendiente, heredan los ascendientes más
próximos en grado, quienes dividen la herencia por partes iguales”.

Ej: En términos monetarios: Si la mása partible es de $100.000, heredarán: a) Progenitor 1: $50.000; y b)


Progenitor 2: $50.000.-
Progenitor 1 Progenitor 2
50% 50%

Causante
Hijo

Ej: En términos monetarios: Si la mása partible es de $100.000, heredarán: a) Progenitor 2: $100.000; ya


que el progenitor 1 se encuentra premuerto, es renunciante o repudiado indigno; y no procede la
represenración en la sucesión de ascendientes.

Abuelo por Abuelo por


Progenitor 1 Progenitor 2

Progenitor 1 Progenitor 2
0% 100%

Causante 20
Hijo
Artículo 2431: Parentesco por adopción. “Los adoptantes son considerados ascendientes. Sin embargo, en la
adopción simple, ni los adoptantes heredan los bienes que el adoptado haya recibido a título gratuito de su
familia de origen, ni ésta hereda los bienes que el adoptado haya recibido a título gratuito de su familia de
adopción. Estas exclusiones no operan sí, en su consecuencia, quedan bienes vacantes. En los demás bienes,
los adoptantes excluyen a los padres de origen”.

Progenitores de origen

Progenitores adoptivos

SUCESIÓN DEL CÓNYUGE.

El tercer orden sucesorio corresponde al cónyuge supérstite, y esta solución ha sido una verdadera innovación del
Vélez Sarsfield, teniendo en cuenta los antecedentes históricos y la legislación comparada de la época.

La mujer casada en el derecho romano primitivo, cuando había celebrado un matrimonio cum manu, era
considerada como una hija del marido y tenía vocación hereditaria intestada.

Luego, este derecho evoluciona hacia la eliminación de la mujer como heredera llamada por la ley, aunque más
adelante se la protege en alguna medida al concederle vocación sucesoria a falta de descendientes, ascendientes
y colaterales. Sin perjuicio de esto, se les concedía en el derecho Justiniano la posibilidad de recibir la cuarta parte
de los bienes del marido pero con ciertas limitaciones adicionales, como que no podía superar determinado valor
o que si concurría con hijos solo tenía el usufructo.

En las Partidas, se le concedía a la mujer la cuarta parte mencionada, también sujetándola a restricciones y sólo
podía ser llamada a la totalidad de la herencia a falta de descendientes, ascendientes y colaterales.

21
En el Código de Napoleón se ubicó al cónyuge con un llamamiento total a falta de parientes en grado sucesible
que se extendía hasta el duodécimo grado, con lo que prácticamente nunca heredaba.

En la época posterior a la Revolución de Mayo regían las Partidas con solución ya señalada.

Sin embargo, y en términos de Azpiri, resultaba chocante con el sentir de la comunidad que el afecto del causante
fuera presumido a favor de un lejano colateral y no del cónyuge supérstite.

Por ese motivo se fue creando la conciencia de que era necesaria una reforma que se concretó en el Estado de
Buenos Aires por la ley dictada en mayo de 1857, por la que se colocaba al cónyuge luego de los herederos
forzosos y excluyendo a los colaterales.

Debe señalarse que esta solución se inspiró en una ley de la República Oriental del Uruguay, sancionada en 1837,
luego seguida por otras provincias argentinas. Se ha atribuido también a Vélez Sársfield ese proyecto o por lo
menos su acuerdo en razón de ser ministro de Gobierno del Estado de Buenos Aires, separado de la
Confederación, en la época de su sanción.

Esta era la situación imperante antes de dictarse el Código Civil de la Nación Argentina.

Cabe preguntarse la razón de ser de esta resistencia a atribuir al cónyuge el carácter de heredero, relegándolo al
caso de que no existieran parientes y dándole sólo si era indigente un usufructo limitado sobre algunos bienes.

La respuesta, según el Maestro Azpiri, puede encontrarse en que el patrimonio estaba compuesto
fundamentalmente por tierras y éstas pertenecían a las familias por generaciones, porque de su posesión derivaba
no sólo el poder económico sino también su ubicación social. Mediante la herencia entre cónyuges era posible
que esas tierras pasaran a la otra familia, con lo que se perdía el predicamento que ellas aparejaban.

La valorización de los bienes muebles como componentes del patrimonio y una más realista interpretación de los
afectos presuntos del causante, como así también la disminución de la importancia de las tierras como atributo de
poder y de posición social, pueden ser señaladas como concausas de la ubicación del cónyuge como heredero en
un orden preferente.

Es entonces que a continuación, y siguiendo la misma línea cronológica que propusimos para el desarrollo de las
sucesiones conforme los diferentes órdenes, es que partiremos de la legislación vigente antes de la sanción de la
ley 23.264, para luego desarrollar desde esta última, hasta la actualidad.

22
Como hemos señalado, Vélez Sársfield, innovo en la solución que hasta entonces se encontraba en la legislación
comparada e inclusive en los antecedentes patrios.

Colocó al cónyuge supérstite en el tercer orden hereditario, y le confirió la calidad de heredero forzoso.

También concedió la posibilidad de concurrir con los descendientes legítimos, con los ascendientes legítimos,
con los hijos extramatrimoniales y los padres naturales. A falta de éstos el cónyuge era el único heredero,
excluyendo a los colaterales.

En todos los casos se debía distinguir entre los bienes propios del causante y los gananciales, dejando constancia
que siempre el cónyuge retira su mitad como socio, por lo que la referencia a las porciones que se hará a
continuación alude a la mitad de gananciales que correspondían al causante.

El cónyuge podía concurrir con los descendientes legítimos; en ese caso en los bienes propios heredaba entonces
como un hijo más, dividiéndose esa masa por cabeza; en los gananciales del causante era excluida por los
descendientes legítimos.

El cónyuge con los ascendientes legítimos dividía los bienes propios por mitades y con relación a la porción de
gananciales del fallecido también se dividía por mitades.

El cónyuge con los hijos extramatrimoniales repartía los bienes de la misma manera que en el caso anterior; los
propios por mitades y la porción de gananciales del otro cónyuge también por mitades.

El cónyuge con descendientes legítimos e hijos extramatrimoniales repartían los bienes propios computando al
cónyuge como un hijo legítimo más y los extramatrimoniales recibiendo una porción que era la mitad de lo que
le correspondía a cada hijo legítimo; en los gananciales del muerto el cónyuge era excluido y su parte se dividía
entre los descendientes legítimo y los hijos extramatrimoniales recibiendo cada uno de éstos la mitad de lo que
recibía cada hijo legítimo.

El cónyuge con ascendientes legítimos y los hijos extramatrimoniales recibía en los bienes propios la mitad, un
cuarto para los ascendientes legítimos y el otro cuarto para los hijos extramatrimoniales. Los bienes gananciales
del muerto se dividían en tercios; un tercio para el cónyuge, otro para los ascendientes legítimo y el restante para
los hijos extramatrimoniales.

Finalmente el cónyuge podría concurrir con los padres naturales. La regla en este caso era que a los padres
naturales les correspondía la mitad de lo previsto para los ascendientes legítimos.
23
Por lo tanto, de los bienes propios el cónyuge recibía 3/4 y los padres naturales 1/4 y de la porción de gananciales
del causante el cónyuge 3/4 y los padres naturales recibían también 1/4.

Además en todos los casos podía también concurrir la nuera viuda sin hijos recibiendo la cuarta parte de los que
le hubiera correspondido a su marido premuerto.

Posteriormente a la sanción de la ley 23.264, y hasta la actualidad, el cónyuge continúa siendo un heredero que
se encuentra en una situación peculiar dentro del llamamiento deferido por la ley. El cónyuge está en el tercer
orden sucesorio y es heredero forzoso, teniendo como legítima hereditaria de 1/2. Entra en posesión de la herencia
desde la muerte del causante de pleno derecho.

El cónyuge concurre con el orden de los descendientes, con el de los ascendientes y excluye a los parientes en
línea colateral.

Al eliminarse las distinciones con respecto al vínculo (legítimo, extramatrimonial y natural) la división en la
concurrencia con los diferentes órdenes posibles se modificó, sin perjuicio de que se mantiene la necesaria
distinción de la naturaleza y origen de los bienes, dependiendo si el matrimonio se encuentra bajo un régimen de
comunidad o de separación de bienes.

En el año 2015, por medio de la ley 26.994, se eliminó la vocación prevista para la nuera viuda sin hijos.

Por último, en el orden sucesorio del cónyuge (atípico por no ser un pariente y tener el superpoder de concurrir)
no hay posibilidad de derecho de representación. El cónyuge supérstite concurre por derecho propio.

Concurrencia con descendientes.

El artículo 2433 del CCCN establece: Concurrencia con descendientes. “Si heredan los descendientes, el
cónyuge tiene en el acervo hereditario la misma parte que un hijo. En todos los casos en que el viudo o viuda
es llamado en concurrencia con descendientes, el cónyuge supérstite no tiene parte alguna en la división de
bienes gananciales que corresponden al cónyuge prefallecido”.

En suma, frente a una concurrencia entre cónyuge y descendientes debemos tener en claro que los bienes del
causante seral divididos por cabeza, considerando a la cónyuge como un hijo más (hijuela), y que siempre la
división de la herencia dependerá del régimen patrimonial-matrimonial vigente al momento de la muerte del
causante, ya que no sólo es aquella que da lugar a la apertura de la sucesión, sino tambien, a la extinción del
regimen patrimonial-matrimonial conforme los artículos 475 y 507 del CCCN.
24
Supuesto de concurrencia de dos descendientes (hijos) y cónyuge supérstite. Matrimonio que regulaba sus
efectos patrimoniales bajo el régimen de comunidad de ganancias:

Concurrencia:

C Cy

H1 H2

División (alícuota):

 Masa propia: Heredan los 3 herederos en partes iguales;


 Masa Ganancial: El cónyuge no hereda, toma el 50% por su participación en la comunidad de
ganancias producto de la extinción del régimen de bienes. El 50% restante, correspondiente a lo que
le hubiese correspondido al cónyuge fallecido por la extinción del régimen, se divide en partes
iguales entre los hijos. El cónyuge supérstite NO TIENE PARTICIPACIÓN ALGUNA.

En términos monetarios: Si la masa propia es de $100.000, le corresponde por derecho hereditario: a) Hijo
1: $33.333; b) Hijo 2: $33.333; y c) Cónyuge: $33.333.- Si la masa ganancial es de $100.000, le corresponde
por derecho hereditario: a) Hijo 1: $25.000; y b) Hijo 2: $25.000. Al cónyuge le corresponden, por ser
comunero o socio de la sociedad conyugal, pero NO POR UN DERECHO HEREDITARIO, $50.000.-

BIENES PROPIOS BIENES GANANCIALES

Cy Cy
Hijo 1 Hijo 1
33,33% 50%
33,33% 25%
 Por ser
comunero.
 No por
Hijo 2 Hijo 2 derecho
33,33% 25% hereditario

25
Supuesto de concurrencia de dos descendientes (hijos) y cónyuge supérstite. Matrimonio que regulaba sus
efectos patrimoniales bajo el régimen de separación de bienes:

En el supuesto de régimen de separación de bienes NO existe la excepción al principio de indistinción de la


naturaleza y el origen de los bienes, por lo que conforme lo estable el artículo 2433, el cónyuge hereda como
un hijo más.

En términos monetarios: Si la masa propia es de $100.000, le corresponden por derecho hereditario: a)


Hijo 1: $33.333; b) Hijo 2: $33.333; y c) Cónyuge: $33.333.-

MASA PARTIBLE

Hijo 1 Cy
33,33% 33,33%

Hijo 2
33,33%

Concurrencia con ascendientes.

En materia de la concurrencia del cónyuge con los ascendientes (concurrencia del 2do y 3er orden), la solución
que otorga nuestro ordenamiento jurídico en materia de división de la herencia es más simple, ya que establece
que al cónyuge le correspondera la mitad de la herencia.

Artículo 2434 del CCCN: Concurrencia con ascendientes. “Si heredan los ascendientes, al cónyuge le
corresponde la mitad de la herencia”.

Igualmente, conforme ya lo abordamos, al ser la muerte no solo la causa de la apertura de la sucesión, sino también
de la extinción del régimen patrimonial-matrimonial, en materia de alícuota hereditaria los resultados serán
diferentes. Veamos algunos ejemplos.

26
Supuesto de concurrencia de dos ascendientes (progenitores) y el cónyuge supérstite. Matrimonio que
regulaba sus efectos patrimoniales bajo el régimen de comunidad de ganancias:

Concurrencia:

P1 P2

C Cy

División (alícuota):

 Masa propia: Hereda la mitad (50%) el cónyuge supérstite, y el resto es dividido entre los
ascendientes en partes iguales;
 Masa Ganancial: El cónyuge en principio, toma el 50% por su participación en la comunidad de
ganancias producto de la extinción del régimen de bienes; y luego la mitad de los gananciales
correspondientes al causante (25%) por un derecho hereditario. El resto es dividido entre los
ascendientes en partes iguales.

En términos monetarios: Si la masa propia es de $100.000, le corresponde por derecho hereditario: a)


Cónyuge: $50.000; b) Progenitor 1: $25.000; y c) Progenitor 2: $25.000.- Si la masa ganancial es de
$100.000, le corresponde por derecho hereditario: a) Cónyuge: $25.000; b) Progenitor 1: $12.500; y c)
Progenitor 2: $12.500. Al cónyuge le corresponden, por ser comunero o socio de la sociedad conyugal, pero
NO POR UN DERECHO HEREDITARIO, $50.000.-
BIENES PROPIOS BIENES GANANCIALES

P2
12,5%
P2 Cy
25% P1 50%
Cy 12,5%
 Por ser
50%
comunero.
P1  No por
Cy
25% derecho
25%
hereditario

27
Supuesto de concurrencia de dos ascendientes (progenitores) y cónyuge supérstite. Matrimonio que
regulaba sus efectos patrimoniales bajo el régimen de separación de bienes:

En el supuesto de régimen de separación de bienes NO existe la excepción al principio de indistinción de la


naturaleza y el origen de los bienes, por lo que conforme lo estable el artículo 2434, el cónyuge hereda la
mitad.

En términos monetarios: Si la masa propia es de $100.000, le corresponden por derecho hereditario: a)


Cónyuge: $50.000; b) Progenitor 1: $25.000; y c) Progenitor 2: $25.000.-

MASA PARTIBLE

P2
25%
Cy
50%

P1
25%

Sucesión del cóyuge sin descendientes ni ascendientes.

Conforme lo establece el artículo 2435 del CCCN, “A falra de descendientes y ascendientes, el cónyuge hereda
la totalidad, con excluisión de los colaterales”. Por lo que, en el supuesto del régimen de comunidad de
ganancias, heredará el 50% de los gananciales del causante, y el 100% de los bienes propios. Mientras que bajo
el régimen de separación de bienes, el 100% de los bienes del causante.

Causas de exclusión del cónyuge superstite. Causas de exclusión de su vocación hereditaria.

Existen un conjunto de causas de exclusión de la vocación sucesoria que afectan específicamente al cónyuge
supérstite. Uno de estos supuestos tiene lugar cuando se ha celebrado un matrimonio “in extremis”.

28
Esta situación, conforme lo establece el artículo 2436 del CCCN, se presenta en el caso de que, hallándose
enfermo uno de los cónyuges al celebrarse el matrimonio, y el supérstite conocía esta situación, muriese de esa
enfermedad dentro de los 30 días siguientes.

En este supuesto, el Código Civil y Comercial, continúa con el espíritu del Código de Vélez, que era el de
presumirse en este caso la intención de captar la herencia por parte del cónyuge supérstite. Sin perjuicio de que
la actual normativa modifica el supuesto de excepción, incorporado por la ley 17.711, ya que la referida ley, había
incorporado la posibilidad de mantener la vocación hereditaria si el matrimonio se hubiese celebrado para
regularizar una situación de hecho.

El actual texto normativo dispone que el supuesto de excepción será cuando al matrimonio sea precedido de una
union convivencial, por lo que, para que opere la excepción se deberán observar los extremos y requisitos
establecidos por el artículo 509 y 510 del mismo cuerpo.

El segundo, “conjunto” de supuestos que establece nuestro Código Civil y Comercial son los contemplados en el
artículo 2437. Esta norma es muy abstracta, ya que establece como causas de exclusión al divorcio vincular, a la
separación de hecho sin voluntad de unirse y a la decisión judicial de cualquier tipo que implique el cese de la
convivencia. Lo alarmante, además del segundo supuesto, es el último, ya que se utiliza la expresión “de cualquier
tipo”, por lo que podriamos imaginar que en un caso de violencia domestica donde se ordene una orden de
restricción, el cónyuge inocente perdería la vocación, incluso a llegar al extremo, de que toda persona privada de
la libertad en la República Argentina, por cualquier causa, no posea vocación sucesoria en la sucesión de su
cóyuge, como tampoco este último en la del primero.

SUCESIÓN DE LOS COLATERALES.

En principio hay que advertir de que en este punto dejamos ya a los herederos que tienen un llamamiento
imperativo para entrar en el orden de los colaterales (4to), que son llamados por la ley en forma supletoria de la
voluntad del causante. Esto significa que si el causante ha redactado un testamento en el que exista institución de
herederos, los colaterales carecen de vocación sucesoria por cuanto son excluidos por el heredero testamentario.

Los parientes colaterales deben obtener la investidura de la calidad de herederos de forma judicial, ya que no son
herederos forzosos.

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En la redacción originaria del Código Civil, el llamamiento a colaterales se extendía hasta el sexto grado, pero
por la ley 17.711 se redujo al cuarto grado, cuestión que se mantuvo hasta la actualidad.

En materia de concurrencia, solo serán llamados los parientes colaterales cuando no haya descendientes,
ascendientes ni cónyuge.

Dentro del orden de colaterales, en principio los más próximos en grado excluyen a los más lejanos, salvo el
derecho de representación que poseen los descendientes de los hermanos, es decír que se privilegia a la primera
linea colateral.

Con respecto a la división de la herencia, la norma realiza una distinción de alícuota entre los hermanos de doble
vínculo con los de simple vínculo. Disponiendo el artículo 2440 “en concurrencia entre hermanos bilaterales y
hermanos unilaterales, cada uno de éstos hereda la mitad de lo que hereda cada uno de aquellos”.

A los efectos de facilitar el cálculo de la alícuota para el supuesto de concurrencia de hermanos bilaterales y
unilaterales es de utilidad la siguiente formula:

La fórmula consiste en dividir 50 por el número que resulte de sumar 0,5 por cada hermano unilateral y 1
por cada bilateral. El resultado será que el porcentaje de la masa partible que corresponda a cada hermano
unilateral y el doble a cada bilateral.

Fórmula: 50 / suma de hermanos (0,5) unilaterales y (1) bilaterales.

Así: Por ejemplo:

Ejemplo 1) 1 hermano unilateral y 1 hermano bilateral: 50/1,5= %33,33 (Heredarán: a) hermano bilateral:
%66,66; y b) hermano unilateral: %33.33).

Ejemplo 2) 2 hermanos bilaterales y 1 hermano unilateral: 50/2,5= %20 (Heredarán: a) hermano bilateral
1: %40; b) hermano bilateral 2: %40; y c) hermano unilateral: %20).

Ejemplo 3) 4 hermanos bilaterales y 2 hermanos unilaterales: 50/5= %10 (Heredarán: a) hermano bilateral
1: %20; b) hermano bilateral 2: %20; c) hermano bilateral 3: %20; d) hermano bilateral 4: %20; e)
hermano unilateral 1: %10; y f) hermano unilateral 2: %10.

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SUCESIÓN DEL FISCO

Cuando una persona ha fallecido sin que queden miembros de la familia con vocación sucesoria y sin que haya
hecho testamento instituyendo heredero, o si éstos existieron, no se han exedido o han renunciado a la herencia,
nos encontramos ante una herencia vacante.

Es por ello que existen dos normas en nuestro Código que habilitan el supuesto de sucesión del fisco.

El artículo 2424 del CCCN in fine, establece: “(…) A falta de herederos, los bienes corresponden al Estado
nacional, provincial o a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, según el lugar en que están situados”.

En el mismo sentido, el artículo 2441 del mismo cuerpo comienza diciendo: “Declaración de vancancia. A pedido
de cualquier interesado o del Ministerio Público, se debe declarar vacante la herencia si no hay herederos
aceptantes ni el causante ha distribuido la totalidad de losbienes mediante legados”.

En primer lugar es importante precisar el carácter del derecho del fisco, y para esto nos debemos remitir al Código
Civil derogado. Vélez Sársfield en la nota al artículo 3588 nos explicaba claramente la naturaleza del derecho del
Fisco, al decir: “El Estado, en realidadno es un heredero ni un sucesor en el sentido técnico de la palabra; porque
él adquiere los bienes del muerto, precisamente en virtud de un título que supone que no haya herederos. (…) Es
en virtud de su derecho de soberanía que el Estado adquiere los bienes sin dueño, que se encuentren en su
territorio (…)”.

Con respecto al proceso que lleva al Estado a adquirir los bienes del causante, deben consultar las disposiciones
2441 y ss del CCCN y 717 y ss del CPC.

BIBLIOGRAFÍA

 Medina, Graciela, Rolleri, Gabriel, “Derecho de las Sucesiones”, Ed. Abeledoperrot, Bs. As, 2017;
 Azpiri, Jorge, “Manual de Derecho Sucesorio”, Ed. Hammurabi, Bs. As., 1991;
 Zannoni, Eduardo, “Manual de derecho de las sucesiones”, Ed. Astrea, Bs. As., 2003;
 Maffia, Jorge, “Manual de derecho sucesorio”, Ed. Depalma, Bs. As., 1993.-

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