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U8
PANEBIANCO
“Los partidos y la democracia: transformaciones y crisis”.
Premisa
Para analizar las transformaciones en los partidos europeos, podemos tomar dos
caminos: 1) interrogar sobre el grado de vitalidad que aún conservan los viejos módulos
organizativos y buscar lo síntomas de su declive. 2) interrogar acerca de las actividades
que tradicionalmente han desarrollado los partidos en los distintos sistemas políticos y
examinar sus posibles cambios y su eventual crisis.
En el primer caso nos estaremos moviendo en un marco que privilegia el análisis
organizativo de cada partido en concreto y en el segundo, nos moveremos en un terreno
más amplio y menos fiable, en el que lo que aparece como problema es la
transformación de los regímenes políticos democráticos (de los que los partidos son un
eje decisivo).
El autor considera que ambos problemas están ligados entre sí, es decir que, las
actividades que desarrollan los partidos cambiarán o no según cambien o no sus
módulos organizativos. La reflexión sobre los cambios organizativos que los partidos
occidentales están experimentando es un modo de abordar procesos de más amplio
alcance.
-El área del electorado fiel de reduce y declina ese alto nivel de identificación con los
partidos que aseguró en el pasado la estabilidad electoral de la mayor parte de los países
europeos. El electorado se hace más independiente del partido y aumenta la
inestabilidad potencial del escenario electoral; es este el principal desafío que obliga a
los partidos a organizarse según el modelo profesional-electoral.
-El partido burocrático de masas era una institución fuerte. El partido profesional-
electoral es, por el contrario, una institución débil. La transformación implica, por tanto,
un proceso de desinstitucionalización.
-Dado que tienden a desaparecer las fuertes subculturas políticas, que daban estabilidad
a los escenarios electorales y garantizaban la autonomía y la coherencia estructural de
muchos partidos, no parece aventurado concluir que la época de los partidos
institucionales fuertes, está llegando a su fin.
-Kirchheimer era consciente de que el éxito del partido-escoba implicaba serios riesgos
para la democracia. Sus presentimientos estaban sobradamente justificados.
-El éxito del partido profesional-electoral coincide con una fase en que la crisis de los
partidos es uno de los temas más debatidos por aquellos que se preguntan sobre el
presente y el futuro de la democracia en occidente.
-Es preciso desplazar nuestra atención hacia las funciones que los partidos han
desempeñado tradicionalmente en los regímenes democráticos: si hay crisis, ésta no
puede dejar de manifestarse como una crisis de este tipo de funciones.
-Hay tres funciones que caracterizan a los partidos:
1) función “integrativa o expresiva”. Los partidos estructuran y organizan las
“demandas generales” de defensa/transformación del orden social y político. El aspecto
más importante no es la simple transmisión de las reivindicaciones, sino, sobre todo, la
configuración y el mantenimiento de la identidad colectiva a través de la ideología.
2) función de seleccionar a los candidatos a los cargos públicos y a funcionarios que
ocupan cargos dirigentes no electivos. Es decir, la función clásica de los partidos en la
formación y el suministro de las élites gobernantes del Estado.
3) función de determinar la política estatal, de participar en la formación de las
decisiones que van a obligar a todos.
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-Se identifican (son de Rokkan) cuatro fracturas fundamentales que, operando con
distinta intensidad y combinándose de distintas formas, explicarían en gran parte las
uniformidades y diferencias que se observan en los sistemas políticos: la fractura centro-
periferia; la fractura Estado-iglesia; la fractura entre la ciudad y el campo; la fractura de
clase (asalariados-empleadores). Cada una de estas fracturas se tradujo en divisiones
políticas y en conflictos sobre problemas específicos. Por ejemplo la fractura Estado-
iglesia, está en el origen de los grandes conflictos sobre la enseñanza del siglo pasado.
-No todas estas fracturas dieron lugar en todos los países europeos a un partido
específico; la fractura de clase, representó la excepción: los partidos de la clase obrera
surgieron en todos los países europeos.
-La fractura de clase, que desempeña un papel clave en todas partes, se halla en el
origen de la división política fundamental entre partidos socialistas y no socialista. Los
problemas políticos ligados a esta división, adquirieron un peso predominante en la
jerarquía de los problemas políticos. En base a esto es posible comprender por qué el
espacio político de la lucha electoral se configuró durante largo tiempo como un espacio
unidimensional: el continuum derecha-izquierda se afirmó en todas partes como el mapa
cognitivo, con la ayuda del cual se producía la identificación con los partidos.
-Las transformaciones que están produciéndose son de tal naturaleza que terminarán por
alterar la fisonomía del espacio político en que se desarrolla la lucha política. La razón
fundamental es que la conexión entre aquellas fracturas estructurales y los problemas
políticos, está cambiando en todas partes. Era una conexión que se había mantenido
gracias a los partidos y a las subculturas políticas que éstos contribuían a estructurar.
Pero esas subculturas decaen a medida que se consolida el partido de tipo profesional-
electoral; además los términos de las divisiones políticas están cambiando.
Conclusiones
-El paso de la participación “total” que caracteriza al partido de integración (el partido
burocrático de masas), a la participación limitada y parcial del partido profesional-
electoral, podría considerarse como una de las múltiples consecuencias de una tendencia
más general a la diferenciación y especialización de los grandes agregados sociales.
- El éxito del partido profesional-electoral crea más problemas de los que resuelve. Se
trata de un producto de la modernización, del aumento de los niveles de instrucción y de
la enorme mejora en las condiciones de vida de grupos enteros.
-En muchos aspectos esta transformación coincide con una época en la que la
participación se produce en una forma menos deferente y subalterna respecto a las élites
políticas, que la que se producía en el partido burocrático de masas. Sin embargo, el
partido profesional-electoral crea también un vacío de identidades colectivas. El elector
se hace más independiente, más autónomo, menos controlable y menos expuesto a las
presiones de las oligarquías, pero también más solo y más desorientado.
-El malestar social que se expresa en la división establishment/antiestablishment es
también el fruto de la decadencia, de la perdida de credibilidad y el atractivo de las
viejas estructuras de solidaridad. Es posible que, con el tiempo, la era del partido
profesional-electoral resulte ser una fase de transición.
-Hay tres tipos posibles de evolución:
1) que la parábola iniciada concluya su trayectoria; o sea, que el partido profesional-
electoral se revele como una forma intrínsicamente inestable que anuncia la disolución
de los partidos en cuanto a organizaciones. Es este un resultado poco probable, al menos
en su versión más extrema, allí donde los partidos se han consolidado originariamente
como instituciones fuertes.
2) retorno de la llama ideológica, un intento por parte de los partidos existentes de
volver a desempeñar la tradicional función expresiva; con un retorno a los
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