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Sucesión legal y orden sucesorio.
UNIDAD XIII.-
d) cuando se resuelve la vocación testamentaria por alguna causal tal como la indignidad;
Cuando la sucesión se defiere por voluntad de la ley, esta puede actuar de dos maneras:
supletoria o imperativa.
En la sucesión intestada hay dos formas de suceder: por derecho propio y por derecho de
representación.
Fornieles que suceder por derecho propio es presentarse a recoger la herencia en virtud
de ser el pariente más próximo dentro de la línea a la que se pertenece y por derecho de
representación es recoger la herencia que habría tocado a un ascendiente premuerto cuyo lugar
ocupa.
En virtud del derecho de representación los representantes heredan la porción legítima que su
representado hubiera heredado si hubiese llegado a suceder.
Es una excepción al principio de que el pariente más próximo en grado excluye al más
remoto y que la representación se aplica en la línea recta descendiente sin límites de grados
y en la colateral en favor de los hijos de hermanos o medios hermanos cuando concurran
con sus tíos.
El art. 2429 del CCyC "La representación tiene lugar en caso de premoriencia, renuncia
o indignidad del ascendiente. No la impide la renuncia a la herencia del ascendiente, pero sí
la indignidad en la sucesión de éste. Se aplica también en la sucesión testamentaria, si el
testador se limita a confirmar la distribución a la herencia que resulta de la ley". Debemos
tener en cuenta la ausencia con presunción de fallecimiento y el presupuesto de
conmoriencia.-
1. El representante sólo puede ser descendiente -sin limitación alguna de grado (art.
2427)- o pariente colateral, sólo hasta el 4º grado inclusive (art. 2439). Por el contrario, no
opera la representación a favor de los ascendientes. (El fundamento de la ausencia de
ascendientes es simplemente que la ley tiende a respetar el orden natural de la marcha de los
sucesos.)
2. El representante debe tener vocación hereditaria del causante, es decir ser hábil para
suceder a aquel de cuya sucesión se trate.
3. El representante debe ser hábil de heredar al representado.
Efectos del derecho de representación
ÓRDENES SUCESORIOS
Art. 2433, los descendientes concurren con el cónyuge supérstite. Para ello, es necesario
distinguir entre los bienes propios y los gananciales.
Bienes propios
Al cónyuge le corresponde una parte igual a la de cada uno de los hijos. El art. 2433, 1er
párrafo "si heredan los descendientes, el cónyuge tiene en el acervo hereditario la misma
parte que un hijo", Suele escucharse la expresión "el cónyuge hereda como un hijo más".
Bienes gananciales
El cónyuge no hereda, sino que recibe la mitad que le corresponde como consecuencia de la
división de la comunidad en caso de disolución por muerte (art. 498). De la mitad que le
corresponde al causante en dicha disolución, el supérstite no tiene vocación hereditaria. De esta
manera el art. 2433, párr. 2º expresa: "En todos los casos en que el viudo o viuda es llamado
en concurrencia con descendientes, el cónyuge supérstite no tiene parte alguna en la
división de los bienes gananciales que corresponden al cónyuge pre fallecido".
Sucesión de los ascendientes
ARTICULO 2431.- ARTICULO 2432.- Parentesco por adopción.
Los ascendientes del causante conforman el segundo orden sucesorio.-
Concurrencia de los ascendientes con el cónyuge supérstite
El art. 2434 expresa "Si heredan los ascendientes, al cónyuge le corresponde la mitad
de la herencia". En función de ello, en caso de concurrir con el cónyuge supérstite y existir
comunidad de gananciales, es necesario distinguir entre los bienes propios y los gananciales.
Bienes propios
La distribución se realiza en partes iguales, de esta forma el cónyuge hereda por estirpe
1/2 de los bienes propios y el otro 1/2 le corresponde a los ascendientes, es decir no se
distribuye per cápita como en el caso de los descendientes.
Bienes gananciales
En caso de existir un régimen de comunidad, al cónyuge supérstite le corresponderá su
mitad (1/2) como consecuencia de la división de dicha comunidad en caso de disolución por
muerte (art. 498), mientras que en la otra mitad (1/2) concurrirá en partes iguales con los
ascendientes del causante, pero no per cápita.
En cambio, en el supuesto de haber elegido un régimen de separación, la distribución deberá
hacerse como si fuesen bienes propios.
Los bienes gananciales son los bienes que forman parte de la “sociedad conyugal”, o sea, los
bienes que se adquieren durante el matrimonio del fallecido (salvo ciertas excepciones, como por
ej. ciertos derechos de propiedad intelectual, o los adquiridos con fondos de origen propio, etc.).
El cónyuge que sobrevive al otro recibirá el 50 % de los bienes como parte de la sociedad
conyugal (no como heredera/o) o la totalidad, si no hay descendientes ni ascendientes (ni hijos, ni
padres del fallecido). Si hay hijos, la otra mitad se divide entre la cantidad de hijos por partes
iguales. Si no hay hijos pero sobreviven los padres del difunto, reciben el 50% de la herencia cada
uno, o si vive solo uno de ellos recibe la totalidad. Si existen cónyuge y ascendientes, recibe el
cónyuge el 50% como socio de la “sociedad conyugal” y el otro 50% se dividen en partes iguales
entre los ascendientes y el cónyuge.
Los bienes propios son los bienes que poseen cada cónyuge antes del matrimonio, o los
recibidos como legado o donación aún después del matrimonio.
Si hay hijos y cónyuge sobreviviente heredan todos por partes iguales. Si hay cónyuge y padres
del difunto heredan el cónyuge el 50% y la otra mitad los padres. Si no hay cónyuge pero hay hijos
y ascendientes, reciben la totalidad los hijos. Cuando no hay ni ascendientes, ni descendientes, ni
cónyuge del fallecido, lo heredan su hermanos, si los hay, sino sus tíos y sobrinos, y si no los tiene
sus primos. Si tampoco hay testamento, y la herencia se encuentra vacante, lo hereda el Fisco.
Concurrencia de los ascendientes con el cónyuge supérstite
Bs. Propios
Ascendientes
Conyuge
Ganancial
Ascendientes
Conyuge
Situación derivada de la adopción
El mencionado artículo establece como principio general que el adoptante hereda ab intestato
al adoptado y es heredero forzoso en las mismas condiciones que los padres biológicos,
excluyendo, en la vocación hereditaria, a los padres biológicos, respecto de la universalidad de los
bienes del adoptado. Este principio general tiene como excepción a los progenitores por adopción
simple quienes no heredan los bienes que el adoptado hubiera recibido a título gratuito de su
familia biológica.-
Porciones Legítimas.-
La legítima es una institución protectora de la familia y ha sido trazada por Vélez Sarsfield
siguiendo los contornos sociales de la época, considerándose que a mediados del siglo XIX el
promedio de vida de las personas era muy inferior al actual y generalmente al morir los padres sus
hijos eran menores, de allí que se tornaba necesario proveer mecanismos legales que aseguraran
fundamentalmente al cónyuge y a los descendientes la mayor parte de la herencia.
CONCEPTO
El CCCN no desarrolla una definición de legítima, sólo se limita a señalar quiénes son los
legitimarios (art. 2444), cuáles son las porciones y cómo se calcula la masa hereditaria (art. 2445),
y cuáles son las acciones de protección (arts. 2450 a 2454)
Las porciones legítimas
ARTICULO 2444.- Legitimarios. Tienen una porción legítima de la que no pueden ser
privados por testamento ni por actos de disposición entre vivos a título gratuito, los descendientes, los
ascendientes y el cónyuge.
ARTICULO 2445.- Porciones legítimas.
Deben computarse todos los bienes que formaban el patrimonio del difunto y los derechos
que han quedado a su muerte y no se extinguieron por ésta.
No deben tenerse en cuenta para conformar la masa, los créditos incobrables por insolvencia
del deudor, los sujetos a condición suspensiva o el seguro de vida por no conformar el contenido
de la transmisión hereditaria. Las cosas comunes de la herencia, objetos y documentos que tienen
un valor afectivo u honorífico como las condecoraciones militares, retratos, títulos académicos o
diplomáticos, los originales de una obra científica o literaria, etc. (art. 2379).
2. Deducir las deudas sucesorias.
Deudas que no se extinguen con su muerte y las que tenía el causante respecto de un
heredero y que se extinguen por confusión.
Si el causante dejó un pasivo superior al activo hereditario, el caudal relicto se torna deficitario
y la masa del cálculo de la legítima deberá ser obtenida exclusivamente con el valor de las
donaciones.
¿Pero qué ocurre con las cargas sucesorias? art. 2378 dice que en la partición "se deben
reservar bienes suficientes para solventar las deudas y cargas pendientes".
Al valor líquido que resulta se le agrega el de todas las donaciones hechas en vida por el
causante, tanto las realizadas a herederos legitimarios, no legitimarios, testamentarios o a terceros
y cualquiera fuera su índole, con la salvedad de lo previsto en el tercer párrafo del art. 2445
3.- Orden de la sucesión de los parientes colaterales. Concurrencia de herederos, porciones
legítimas.
De esta forma, los colaterales ocupan el tercer orden de los parientes consanguíneos y
reciben la herencia en cuarto lugar, puesto que son desplazados por el cónyuge, pero tiene
prioridad y excluyen al Fisco.
Los colaterales son herederos legítimos, porque su llamamiento proviene de la ley, pero no
son herederos legitimarios porque no se encuentran enumerados en el art. 2444 que determina los
herederos que gozan de legítima, por ello no tienen derecho a la legitimación para intentar las
acciones de reducción o colación y pueden ser excluidos de la sucesión por la mera voluntad del
causante.
4.- Porción legítima y disponible conforme al régimen legal. Análisis. Tensión entre el
orden público y la autonomía de la voluntad, tendencia de la doctrina y derecho comparado.
La autonomía de la voluntad en el marco de las relaciones de familia tiene una configuración particular.
Esta rama del derecho se caracteriza por poseer normas de orden público que se contraponen a la
autonomía de la voluntad de las partes en una relación de familia.
El derecho de propiedad y el de testar del cual gozan todos los habitantes de la Nación Argentina
pueden ser extraídos de una interpretación coordinada de los artículo 14 y 20 de la Constitución
Nacional. Mientras la Constitución Nacional otorga el derecho de uso y disposición de la propiedad y el
derecho a testar, el Código Civil vigente mediante la institución de la legítima limita irrazonablemente ese
derecho
Parte de la doctrina se sostiene que dicha limitación impuesta en el derecho sucesorio por el
régimen de legítima hereditaria para los herederos forzosos encuentra su fundamento y justificación en
el deber de solidaridad que debe existir entre los miembros de la familia y en la protección integral de la
familia; y que por ello la distribución del patrimonio del causante se efectúa entre los parientes próximos
de cujus, priorizando el parentesco de sangre y la institución de familia tradicional basada en el
matrimonio.
Mejora a las personas con discapacidad, efectos sobre la legítima.
El art. 2437 CCyC establece que “el divorcio, la separación de hecho sin voluntad de
unirse y la decisión judicial de cualquier tipo que implica cese de la convivencia, excluyen el
derecho hereditario entre cónyuges”..
En la norma pre mencionada, se observa que desaparece así el factor “culpa” como elemento
determinante para la conservación o no de la vocación hereditaria del cónyuge supérstite.
Matrimonio in extremis Art. 2436 comprende dos presupuestos:
Presupuesto objetivo
a) Enfermedad de uno de los cónyuges. para que proceda el supuesto de exclusión es que
el cónyuge esté enfermo, y que dicha enfermedad sea de una importancia cualitativa, tanto es así
que debe haber sido la consecuencia directa de la muerte del causante.
b) Muerte dentro de los treinta días. de la celebración del matrimonio. Si bien el plazo
elegido por el legislador no tiene ningún fundamento legal, es el mismo que se repite en todos los
Códigos latinoamericanos y se ha mantenido inalterado en los proyectos de reformas.
Presupuesto subjetivo
Se trata del real conocimiento de la enfermedad del cónyuge, por parte del supérstite,
teniendo en cuenta que se preveía un desenlace fatal previsible, es decir que, p. ej., no
encuadraría en este caso, un ataque cardíaco inesperado o un accidente automovilístico.
Los que pretenden la exclusión del cónyuge supérstite deben probar que el matrimonio se
celebró treinta días antes de la muerte del causante y que el cónyuge conocía la enfermedad que
lo llevó a la muerte, sin tener que demostrar que hubo ánimo de captar la herencia pues ésta se
presupone.