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La IV asamblea general del sínodo de los obispos ha insistido mucho en el cristocentrismo. Podemos señalar
los dos significados de la palabra que se relacionan y se complementan.
El centro de la catequesis es una persona, la de Jesús de Nazaret, que ha sufrido y ha muerto por nosotros, y
que ahora resucitado, vive para siempre con nosotros, y la vida cristiana consiste en seguir a crist, en la
“saquela christi”.
El objeto esencial y primordial de la catequesis es, el “Misterio de Cristo”. Catequizar es, llevar a uno a
escrutar ese Misterio en toda dimensión. Se trata por lo tanto de descubrir a la persona de cristo el designio
eterno de Dios que se realiza en El. En este sentido, el fin definitivo de la catequesis es poner a uno no solo
en contacto sino en comunión, en intimidad con Jesucristo.
el único que enseña es Cristo, permitiendo que Cristo enseñe por la boca. La preocupación de todo
catequista debe ser la comunicar, a través de sus enseñanzas y su comportamiento, la doctrina y la vida de
Jesús. Es lo que hace san pablo al tratar una cuestión de primordial importancia:”yo he recibido del señor lo
que os he transmitido” “mi doctrina no es mia”.
Esta doctrina no es cúmulo de verdades abstractas, es la comunicación Misterio vivo de Dios. Los evangelios
indican claramente los momentos en los que Jesús enseña, “Jesús hizo y enseño”.
EL UNICO “MAESTRO”
La majestad de Cristo que enseña, sus palabras, parábolas y razonamientos no pueden separarse
nunca en la vida y de su mismo ser. La vida entera de Cristo fue una continua enseñanza.
Solamente en intima comunión con El, los catequistas encontraran luz y fuerza para una
renovación autentica y deseable de la catequesis.
No son ellos los que han escogido seguir a Jesús, sino que Jesús es quien los ha elegido, quien
los ha guardado y establecido, ya antes de su pascua, para ellos vallan y den fruto y para que su
fruto permanezca, les confió la misión de hacer discípulos a todas las gentes.
LA CATEQUESIS EN LA EPOCA ACTUAL
Los apóstoles no tardan en compartir con los demás el ministerio del apostolado. Los apóstoles
asocian en su tarea de enseñar a otros “discípulos”; e incluso simples cristianos dispersados por la
persecución, iban por todas partes predicando la palabra. Sus numerosas cartas amplían y
profundizan su enseñanza. Así mismo las cartas de pablo, de Juan, de Santiago y de Judas son
otros tantos testimonios de la catequesis de la era apostólica.
Los evangelios que antes de ser escritos, fueron la expresión de una enseñanza oral, transmitida a
todas las comunidades cristianas, tienen más o menos una estructura catequética.
La iglesia continúa esta misión de enseñar de los apóstoles y de sus primeros colaboradores,
obispos y pastores; en los siglos tercero y cuarto, consideraban enseñar de palabra, o escribir
tratados catequéticos. La catequesis ha mantenido la difusión y el camino de la iglesia en los
diversos periodos de la historia, en todos los continentes y en los contextos sociales y culturales
más diversos.
Todo bautizado por el hecho de su bautismo, tiene el derecho de recibir de la iglesia una
enseñanza y una formación que le permita iniciar una vida verdaderamente cristiana.
TAREA PRIORITARIA.
Dios y los acontecimientos, que son otras tantas llamadas de su parte, invitan a la iglesia a renovar
su confianza en la acción catequética como una tarea primordial de su misión.
La catequesis ha sido siempre, y seguirá siendo una obra de la iglesia entera, debe sentirse y debe
ser responsable. Los sacerdotes, religiosos y religiosas tienen ahí un campo privilegiado para su
apostolado.