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Espiritualidad Mariana del Sacerdote.

La Madre de Cristo Sacerdote


La persona de María se ha convertido en este penúltimo año de formación en algo
fundamenta, algo que, en mis años anteriores había practicado, pero no lo había vivido de una
manera tan profunda como en este año.

Estoy consciente que el trabajo que me gustaría hacer de abandono a María no es


perfecta, necesito hacer una mayor conexión, pero lo importante es avanzar y caminar hacia
Cristo por los medios ofrecidos, y María es uno de los medios más perfectísimos para la
salvación, y en la vida del sacerdote debe tener un lado fundamental.

María en nuestra Iglesia y en nuestra vivencia, la experimentamos como la Madre de


Dios, Madre de Jesús, ella engendró en la tierra su naturaleza humana Unida a la Divina, por
ello podemos afirmar que María engendró al cuerpo místico de la Iglesia, al mesías, al
Sacerdote Cristo.

Esto la llevó a aceptar a Jesús con un sí pleno y en toda su totalidad y con todas las
decisiones y acciones que Dios Padre quisiera poner en el camino, tanto fue esa aceptación
que incluso aceptó como Madre, el llevarlo 9 meses en su seno, sufrir en soledad y en pobreza
el nacimiento de su Hijo en un pesebre, que se le perdiera en el templo, que se fuera a
Jerusalén, que lo tomarán preso, que lo crucificaran, lo mataran y lo enterraran; y ante todas
estas situaciones, mantener el sí lleno de dolor y sufrimiento, pero firme.

En mi vida personal este aspecto de María es uno de los que me parecen más
impactantes y más difíciles de asociar a mi vida, ese sí sin medida, sin esperar nada a cambio,
el dejarme guiar plenamente en las manos de Dios y ante todas las adversidades; con esto, no
quiero decir que no me dejo llevar o no soy dócil, lo que quiero decir, es que me cuesta
reconocer el camino que Dios está poniendo y necesito abrir más mi corazón para que esta
entre fa sea mas fuerte, como la de María.

La Madre de la Iglesia, pueblo sacerdotal


María es madre de la Iglesia por lo tanto también la podemos reconocer como madre
del pueblo sacerdotal, porque como ya se menciono, es madre de Cristo sacerdote y nosotros,
en el bautismo recibimos ese Sacerdocio bautismal que nos hace hijos de Dios, Hermanos en
Cristo e hijos de María.

La misión de la iglesia ahora se convierte en ver a su madre e imitarla en todas las


decisiones y situaciones de la vida, para que así imitando sus actitudes nos ayude a tener una
conexión más profunda con nuestro Señor.

Y yo como miembro de esa misma Iglesia y Dios mediante futuro pastor, me siento
muy comprometido en este sentido a educarme en las cosas espirituales, involucrarme en ellas
y poder llevarla a los fieles que Dios mediante se me encomienden, especialmente en las
fuentes del amor de María para que de aquí ellos puedan y yo mismo pueda aumentar mi fe y
devoción a nuestra Madre del cielo.
La Madre del Sacerdote ministro
María es Madre de Cristo Sacerdote, y los sacerdotes están unidos tan íntimamente a
Cristo en su consagración que de vemos verlos como otros Cristo en la tierra, por lo tanto
María se convierte en esa Madre de los sacerdotes, esa madre del Clero, del presbiterio, ese
presbiterio que junto a ella y junto al mismo Cristo, ofrecen un solo Sacrifico agradable a Dios
que es el mismo Cristo.

Así mismo podríamos considerar el en el sacerdocio una unión conciente por Dios al
igual que la de María, porque es una elección personal y plenamente conciente de quererse
entregar a Dios en esta vocación, no es como que no tengamos tiempo para tomar una
decisión como tal; esto lleva a un deseo de querer consagrarnos a Cristo a imagen de sí mismo
y a sus planes de salvación para los demás.

Todo lo anterior nos compromete también no sólo a los gozosos que podríamos
obtener sino también a las situaciones no podría llamarlas negativas, sino más bien, a las
opciones más difíciles en la vida de consagración, como son las persecuciones incluso el
Martirio. Si Cristo siendo Dios murió en una Cruz, que me puede esperar a mi siendo una
simple creatura en vistas a la perfección.

Lo importante aquí es confiar en la presciencia del Espíritu Santo que al igual que
estuvo presente con María desde la concepción de Jesús, así está para nosotros desde nuestro
bautismo para llevarnos a una vida de gracia y bendiciones siempre y cuando la quiéramos
aceptar y vivir, con la plena confianza de la Salvación eterna.

Debemos aprender a comunicarnos con María como hacia una madre que nos va a
llevar al camino de Jesús, porque solos no nos podemos salvar, y solos no podemos salvar al
pueblo que en un futuro nos van a encomendar, debemos abrazar a una madre que dio todo lo
que se le pedía para su hijo y así nosotros podemos obtener todas las gracias que necesitamos
para poder llevar a un pueblo a las manos de Dios por medio de la intersección de María.

En la vida espiritual y en el ministerio Sacerdotal


El ministerio sacerdotal obliga a vivir una vida lo más parecida posible a la vida de
Jesús, por lo tanto, podemos apreciar en la vida de Jesús que nunca estuvo alejado totalmente
de su madre, siempre la tuvo presente, sabemos por la tradición y por algunos escritos que
María y otras mujeres andaban con Jesús y sus discípulos también haciendo una labor de
evangelización.

Por lo tanto el Sacerdote debe amar y conocer profundamente aquella a quien es


quien dio origen en la tierra a quien le otorga el único sacerdocio de Cristo; imitarla en su
unión a Cristo, contemplarla en la palabra, ser fieles al Espíritu Santo igual que ella, unirla al
misterio pascual de Cristo en las celebraciones especialmente Marianas y en la liturgia, e
invocar la para un mejor y mas llevadero camino de evangelización y conversión.

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