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a. Ansiedad: los pacientes límite presentan ansiedad cró nica, difusa, libre y flotante.
b. Neurosis polisintomá tica: Kernberg considera esta clasificació n cuando se tienen dos o má s
de estos síntomas: fobias mú ltiples; síntomas obsesivo-compulsivos, que adquirieron una
calidad de pensamiento y acció n sobrevaluados; síntomas mú ltiples de conversió n, elaborados o
raros; reacciones disociativas, en especial “estados de ensoñ ació n” histéricos y fugas, y amnesia
acompañ ada de trastornos de conciencia; hipocondriasis; y tendencias paranoides e
hipocondríacas con cualquier otra neurosis sintomá tica.
c. Tendencias sexuales perversas polimorfas: mientras má s caó ticas y mú ltiples las fantasías y
acciones perversas, y má s inestables las relaciones objetales, má s debería considerarse un
trastorno límite de la personalidad.
e. Neurosis y adicciones por impulso, como por ejemplo, ciertas formas de obesidad psicogénica
y la cleptomanía.
f. Trastornos del cará cter de menor nivel: se incluyen la patología grave del cará cter,
típicamente representada por el caó tico e impulsivo.
La estructura límite, al igual que la psicó tica, se caracteriza por una predominancia de
operaciones defensivas primitivas, en especial el mecanismo de escisión. Dichos mecanismos
protegen al yo de conflictos mediante la disociació n o manteniendo activamente aparte las
experiencias contradictorias del sí mismo y de los demá s significantes. Se puede ver como
indicativo de la escisió n, un aumento de ansiedad en el paciente cuando se señ alan aspectos
contradictorios del sí mismo y de las representaciones objetales. Otros mecanismos de defensa
primitivos son la idealizació n primitiva (es lo mas o es lo menos), formas tempranas de
proyecció n (especialmente identificació n proyectiva), negació n, y omnipotencia y devaluació n.
Solo los tipos má s graves de personalidad narcisista son los que llegan a nosotros para
tratamiento en la adolescencia.
Entre los rasgos característicos de estos pacientes, se destacan un récord escolar contradictorio,
con ambició n y esfuerzos motivantes, por una parte, y un fracaso casi inexplicable y
retraimiento de otras actividades, por otra.
Otro rasgo frecuente es lo que se puede llamar hedonismo inocentemente encantador, que es
una bú squeda de placer y gozo que a menudo acompañ a a una naturaleza accesible,
superficialmente amigable, un tipo de actitud playboy adolescente que pudiera ser muy
atrayente.
“La combinació n de control omnipotente, grandiosidad y devaluació n, con violenta rebeldía
contra los padres, requiere diferenciació n de la perturbació n emocional adolescente má s
normal. Un paciente adolescente normal o neuró tico - en contraste con el límite y narcisista-
puede también presentar violentos conflictos con los padres y una tendencia a criticarlos y
devaluarlos amargamente, pero esto es en general mitigado por la capacidad de valorar otros
aspectos de los padres.” Los pacientes limite no presentan una divisió n entre la devaluació n
total de los demá s y unos cuantos modelos muy idealizados, muestran una concepció n
diferenciada y má s integrada de cuando menos algunos objetos.
Kernberg sostiene que la diferenciació n de casos límite y narcisistas de sus contrapartes normal
y neuró tico depende de la capacidad del paciente adolescente no límite para sentir culpa y
preocupació n, establecer relaciones duraderas, no explotadoras, con amigos, maestros o con los
demá s, y para valorar en forma realista a estas personas con profundidad. El no límite tiene un
conjunto de valores en constante expansió n y profundizació n, lo que puede conformarse o estar
en oposició n a la cultura del entorno.
Con una patología familiar grave (frecuente en todos los trastornos límite y personalidades
narcisistas) es difícil desenredar la contribució n del adolescente de las de los padres y
hermanos. En esta conexió n, el uso diagnó stico de investigació n en la familia en los casos
difíciles, y la observació n de patrones de transferencia inicial en la situació n individual del
tratamiento psicoterapéutico, se complementan entre sí y pueden ser una contribució n muy
importante al diagnó stico.
Porque la patología narcisista del cará cter por lo general se refuerza en algú n punto por algunos
rasgos narcisistas "adaptativos" dentro de la familia, el problema de desenredar la patología del
paciente de la familia a menudo presenta dificultad.
Kernberg sostiene que “la verdadera patología narcisista por lo general se origina en la
temprana infancia y no es una consecuencia de la estructura y diná mica familiar observables al
presente. Por lo tanto, la presunció n de que la terapia familiar sola puede resolver la verdadera
patología narcisista del adolescente parece ser altamente cuestionable. Aun en el caso de
pacientes con patología familiar má s grave, la organizació n límite verdadera no depende de la
patología inmediata de la familia y requerirá tratamiento individual a largo plazo. Al mismo
tiempo, muchos casos no pueden enfocarse exclusiva o inicialmente con tratamiento individual
porque la psicopatología del adolescente está protegida con éxito por la psicopatología de la
familia y por la confabulació n consciente o inconsciente de ésta para mantener al paciente bajo
su control.”