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Fue así que esta joven pareja se enamoró perdidamente, El joven nativo se convirtió en
el protector de la muchacha y se prometieron casarse ante los ojos de la diosa Selva
Madre. La diosa dijo: “antes de la noche de luna llena encontrarme, en este cerro por
cuanto me habéis invocado, debéis cumplir vuestra promesa”.
La prematura pareja se alejó por un tiempo pues la española deseaba ver a su familia de
nuevo, así pues, pasó una noche, luego dos, y la última noche, de luna llena, Sharampari
esperaba a su amada pero no llegaba. La doncella, por su parte había sido retenida por
su familia en cuanto supo que quería casarse con un pobre indígena. Cuando la noche se
aproximaba la luna llena, al fin logró escapar, pero nunca llegó a tiempo, la pareja no
cumplió la promesa con la diosa de la selva, Aquella no imponía castigos, pero era
solemne en sus decisiones y mandatos.
El Cerro Encantado
Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo, un señor llamado Crispín cuidaba sus
animales cerca de un cerro todos los días, un día el señor se fue con sus animales,
cuando llego al cerro se sentó a cuidar, entonces empezó a llover, el señor vio que
había una cueva cerca de donde estaba, se metió a la cueva, cuando entro se dio
cuenta de que había muchas flores, al señor le dio curiosidad, entonces comenzó a
cortarlas para llevárselas a su esposa, mientras mas avanzaba mas flores encontraba,
cuando se dio cuenta no encontraba la salida por mas que buscaba, su esposa muy
preocupada por que no llegaba su esposo, decidió ir a decirle al sacerdote que su
esposo no había llegado desde que se fue a cuidar a sus animales, entonces el
sacerdote y la señora se dirigieron al cerro, cuando llegaron vieron huellas de su
huarache siguieron las huellas hasta la cueva, cuando llegaron a la cueva el sacerdote
le dijo a la mujer que se quedara afuera, el se metió y cuando entro se dio cuenta de
que esas flores eran muy encantadoras, paso mucho tiempo y la señora se preocupo,
regreso al pueblo a pedir ayuda a los vecinos, ellos decidieron ayudarla, cuando
llegaron al cerro se metieron todos también la señora, y vieron las flores tan hermosas
pero ellos empezaron a buscar y no encontraban nada, cuando se disponían a
regresar no sabían por donde, el sacerdote que seguía buscando por fin encontró la
salida pero salio al otro lado del cerro y se cerro aquella cueva, el sacerdote regreso al
pueblo y empezó a contar lo que había pasado, por eso todos los que cuidan sus
animales cuando empieza a llover mejor deciden regresar a casa por el temor de
perderse en aquella cueva.
Todo era perfecto, pero sucedió qye llegó una estación maas calurosa de lo normal y el
pantano comenzó a secarse. Las dos culebras intentaron permanecer allí a pesar de que cada
día la tierra se resquebrajaban y se iba agontando el agua para beber. Les producía mucha
tristeza comprobar que su enorme y querido pantano de aguas calentitas se estaba cnvirtiendo
en una mísera charca, pero era el único hogar que conocían y no querían abandonarlo.
Esperaron y esperaron las deseadas lluvias, pero éstas no llegaron. Con mucho dolor de
corazón, tuvieron que tomar la dura decisión de buscar otro laugar para vivir.
- Aquí solo ya solo quedan piedras y barro. Creo. Amiga mía, que debemos irnos ya o
moriremos deshidratadas.
- Tienes toda la razón, vayámonos ahora mismo. Tú ve delante, hacia el norte, que yo te
sigo.
Entonces, la culebra de manchas oscuras, que era muy inteligente y cautelosa, le advirtió:
- Si vamos en fila india los humanos nos verán y nos cazarán sin compasión
pero con el cuerpo al revés y así yo meteré mi cola en tu boca y tú tu cola en la mía.
En vez de dos serpientes pareceremos un ser extraño, y como los seres humanos
una sujetó con la boca la cola de la otra. Unidas de esa forma tan rara, comenzaron a
reptar. Al moverse sus cuerpos se bamboleaban cada uno para un lado formando una
pero todos, al ver a un animal tan enigmático, tan misterioso, echaron a correr muertos
objetivo: muy agarraditas, sin soltarse ni un solo momento, llegaron a tierras lluviosas y