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UC-NRLF

$B 702 032
DERKELEY

LIBRARY
UNIVERSITY OF
CALIFORNIA
CUZCO PERU

CUZCO HISTORICO

ORGANO DE LA COMISION HISTORICO ECLESIASTICA .

Revista Histórico Arqueológica


Año I No 1

Post tenebrae,
spero lucem.
P
DIRECTOR DE TURNO : José Gabriel Cosio ru

111-2-

CONTENIDO : 1920

Presentación: -La dirección.


Historia.-"Los Monasterios del Cuzco " .-Fortunato L.
Herrera.
Evocaciones Históricas.-"Apuntes de un viaje al Cuzco" .--
José de la Riva Agüero .
Historia. "El Cuzco i sus títulos".-José Gabriel Cosio.
Historia Eclesiástica .-" Episcopologio Cusqueño " .- Mons .
Juan Antonio Casanova.
Historia.-"Actas inéditas del Cabildo Cuzqueño " .-J . A. C.
Historia. "El Colegio de Educandas " .- Fidelia Mendoza.
Etimologías Quechuas.-"El Nombre de Sicuani" .- Fidel
M. Cosio .
La Conquista.-"Heroismo de Cuhuide" .-Pedro Pizarro.
Literatura Quechua:
"El Ollantay" , "Usca Pauccar" ( traducción ) -J. G. C.

TIP. LIGA SAGRADA- Triunfo N° 105 .


F3451

09088

v .11-2.....
:

CUZCO HISTORICO

AÑO I | DIRECTOR DE TURNO : José Gabriel Cosio | N° 1

Cuzco ( Perú)–Julio- 1920

Hemos querido dar a esta revista el título de Cuzco Históri-

co para que su nombre sugiera i diga suficientemente el obje-


to que ella persigue i la orientación que sus fundadores i re-
dactores quieren imprimir a esta publicación de carácter ar-
queológico e histórico, nacida de una oportuna i feliz inicia-
tiva que la Comisión Histórico Eclesiástica, institución forma-
da por eclesiásticos i laicos , lanzó i aprobó en una de sus
sesiones del mes de mayo .
Archivo copioso i fuente inexhausta de la historia del Perú
i de la prehistoria de esta parte del Continente Americano ,
el Cuzco, desde hace más de medio siglo , atrae las miradas de
los investigadores i de los hombres de ciencia entregados a
esclarecer la vida pública i la organización de las primitivas
poblaciones esparcidas en los vastos dominios de imperios
constituídos i de behetrías dispersas i confusas, cuya huella se
encuentra sobre el haz de la América del Sur,-i su importancia
i novedad crece aún más, si cabe , con las últimas adquisicio-
nes arqueológicas que la Comisión Científica de la Universi-
dad de Yale, ha hecho en las regiones boscosas del Urubamba
i en las intrincadas serranías de Pucyura i Vilcabamba , donde
la animosa e infatigable labor del Profesor Hiram Bingham
ha resuelto problemas hasta entonces irresolubles i poco me-

M861709
-4-

nos que enigmáticos , como la identificación de Vitcos, última


capital incaica i los estudios originales sobre la fantástica
ciudad de MACHUPICCHU. Centro i sede de varios ciclos de
civilización precolonial, el Cuzco i sus territorios próximos ,
guardan cristalizados en sus valles i cordilleras, en sus pobla-
ciones i aledaños , restos evocadores de una cultura i organi-
zación, cuyo estudio i reconstrucción científica están por defi-
nirse , dentro de los diversos i caudalosos materiales elabora-
bles, que suministran las crónicas de la conquista, las informa-
ciones oficiales , i la labor moderna de exploradores i arqueó-
logos , como Squier, Tschudi, Raimondi, Eugenio de Sartiges ,
Markham, Uhle, Bingham i otros, que han realizado sesudos i
veraces estudios analíticos i monográficos en el Departamento .
Primera i más codiciada ciudad del imperio incaico i merece-
dora de las mayores preeminencias que la conquistadora Espa-
ña le otorgara, el Cuzco vió levantarse sobre la majestuosa
solemnidad de sus barrios antiguos, de sus palacios severos i
sus adoratorios sagrados, los templos i conventos cristianos ,
los amplios i blasonados solares i los imponentes i esbeltos
campanarios. I como tal guardó desde el primer día en que la
arrogancia castellana paseó por las estrechas calles de la ciu
dad imperial su triunfal i férrea influencia , los documentos más
auténticos i preciosos de lo que fué antes que la conquista aso-
mara hacia sus dominios , lo que sucedió en el terrible choque
de razas i la dolorosa i tremante odisea que la organización
social hubo de sufrir hasta que, de alguna manera, se hubiese
alcanzado el ritmo de la vida colonial.

Por haber sido el Cuzco teatro de los más decisivos i proce-


rosos acontecimientos de nuestra historia antigua, por guar-
dar en los archivos eclesiásticos i públicos un venero de datos-
pese a la obra de saco i de descabalamiento que se ha realiza-
do-para la edificación de nuestra síntesis histórica, i porque la
audacia i la inescrupulosidad de muchos que van en pos de
una fama mendaz , amenaza falsificar nuestro pasado , con la
-5-

improvisación o la impostura, es esta tierra, son sus hombres


i sus instituciones representativas los encargados de volver
por los legítimos fueros de nuestro patrimonio histórico .

Cuzco Histórico, en cumplimiento de este programa, así co-


mo ha de publicar documentos inéditos copiados de archivos
intocados i artículos originales que respondan a investigación
propia, perseguirá también, con crítica sensata i sanos propósi-
tos, i de modo incansable , todo lo que sea falseamiento de un
dato, caricatura torpe o ridícula de alguna reliquia veneranda,
o improvisación osada i banal, como mucho de lo que se viene
publicando fuera de nosotros con impunidad i ofensa de la
verdad i el buen sentido .

El Cuzco Histórico responde , pues, a la importancia i a la


especial situación del Cuzco , que posee la clave del idioma i las
sugestiones del medio étnico i social, para explorar los vastos
dominios del pasado peruano .

Cuzco-Julio- 1920.

José Gabriel Cosio.


Historia

MONASTERIOS

Sin mencionar el convento de la Concepción , que


pretendió erigirse en una fecha anterior al año 1730,
con la cuantiosa herencia legada al efecto por el Deán
doctor don Goisueta Maldonado, los que llegaron á
establecerse en esta ciudad durante el Coloniaje, en
relación con los de la Capital, son los siguientes :

Monasterios Cuzco Lima


Santa Clara .. • 1558 1597
Santa Catalina . 1605 1624
Santa Teresa .. 1673 1625

á los que también podría agregarse el beaterio de las


Nazarenas, establecido el año 1695 i que desde 1762
tuvo autorización suficiente para constituirse en mo-
nasterio. Asímismo debemos anotar que el de Santa
Clara tuvo principio, en condición de casa de recogi-
das, en 1551 i que el de Santa Teresa se instaló con
religiosas carmelitas mandadas venir exprofesamente
de la ciudad de Chuquisaca ,
A fines del siglo XVIII contaban estos tres mo-
nasterios con ciento diez i seis religiosas i más de
cuarenta i cuatro mil pesos de renta.

SANTA CLARA

Entre las provisiones expedidas por la Audiencia


de los Reyes el año de 1550 encontramos una , fe-
chada á 8 de octubre , por la que se ordena al Corre-
gidor del Cuzco , informe acerca de las mestizas que
se hallaren en poder de los indios de repartimento i
-7-

que entre tanto provea se pongan en poder de los es-


pañoles . Juzgamos que esta medida dió margen á que
el Cabildo , justicia i regimiento de la ciudad , hacien-
do uso de la autorización concedida por una cédula
real para fundar en los dominios de América casas de
recogimiento , hubiese acordado erigir en esta ciudad
un beaterio para las hijas huérfanas de los conquista-
dores , pues poco después surgió esta idea en el seno
del Ayuntamiento .
Con los quinientos i cincuenta pesos que donó al
efecto don Diego Maldonado se adquirió la casa de
don Diego Velásquez , mayordomo de don Hernando
Pizarro , en el barrio denominado Chaquilchaca, conti-
guo á la parroquia de Santiago i conocido en la actua-
lidad con el de Monjaspata , á la que , el Cabildo secu-
lar que se declaró desde el principio patrón de la ca-
sa, mandó agregar algunos solares pertenecientes á
los propios de la ciudad , al propio tiempo que nom-
bró por primer mayordomo al referido Maldonado
para que se encargase de la ejecución de la obra i ad-
ministración del beaterio i á quien se le hizo la entre-
ga oficial de los mencionados solares, en presencia
del Corregidor Mariscal don Alonso Alvarado , en 30
de abril de 1551 .
En la misma fecha se constituyó el beaterio con
cierto número de niñas nobles i bajo la dirección de
doña Francisca Ortiz , mujer de esclarecida virtud i
talento, con el propósito de consagrarse á la asistencia
i curación de los enfermos del hospital de Naturales ;
adoptando el hábito de la tercera orden de San
Francisco . Tal es el origen del monasterio de San-
ta Clara, el primero i más antiguo de los existen-
tes en el Perú.
*

El éxito halagüeño alcanzado en esta primera


tentativa i el acrecentamiento de sus rentas con las
limosnas del vecindario i dote de las propias religio-
sas, determinaron al Cabildo secular á hacer las ges-
tiones del caso para elevarlo á la condición de monas-
terio i religión en forma, bajo la denominación de
Santa Clara, i trasladar su local á otro más amplio i
que ofreciese mayores comodidades de las que goza-
ba. Con tal fin el Cabildo , justicia i regimiento de la
ciudad , por acuerdo de 16 de marzo de 1557 , solicitó
del Rei la autorización respectiva i adquirió la finca
urbana perteneciente al conquistador don Alonso
Díaz, ubicada en la plazoleta de San Antonio .
En este nuevo local se procedió á su segunda fun-
dación , con todos los requisitos i solemnidad del caso ,
el 6 de junio de 1558 ; en que entraron en clausura
provisional veinticuatro jóvenes de buena conducta i
reconocida virtud , nombradas por la primera vez por
el Cabildo i Guardián de San Francisco i siempre ba-
jo la dirección de su primera prelada doña Francisca
Ortiz .
Recibida la cédula expedida por Felipe II por la
que se autorizó su clausura solemne, se procedió á su
erección en monasterio en forma en agosto de 1560
con obediencia á la orden franciscana ; i el provincial
Fr. Francisco Morales nombró de prelada á la misma
señora Ortiz, quien en la profesión que hizo junta-
mente que las demás religiosas , tomó el nombre de
Soy. Francisca de Jesús , cargo que desempeñó hasta
que el monasterio tuvo elección canónica , que , como
está ordenado por la Iglesia , fué á los veinte años de
su fundación i entonces fué electa por primera abade-
sa. Murió de más de setenta años de edad .

El primer regidor que representó el patronato fué


el general don Jerónimo Castilla, de la orden de San-
tiago , quien mandó construir á su costa la capilla ma-
yor de la iglesia , donde fabricó una bóveda de entie-
rro para sí i su familia . Se dedicó esta casa á San
Juan Bautista con el título de San Juan de Letrán i
los religiosos franciscanos redactaron sus constitu-
ciones i las proporcionaron los capellanes encargados
de instruírlas en la vida monástica . En el Cabildo ce-
lebrado en el monasterio , á 31 de diciembre de 1565,
con asistencia de don Diego López de Zúniga, los re-
-9-

gidores, guardián , predicador, abadesa i definidores ,


se asentaron ciertas capitulaciones i entre ellas que
no hubiese distinción de velo negro i blanco , sino que
todas profesasen con uno solo .
*
**

No satisfecho aún el Cabildo secular con la abi-


cación del local anteriormente mencionado , resolvió
gestionar nuevamente su traslación á los solares si-
tuados en la antigua avenida de la Alameda , situada
al costado derecho del convento de San Francisco .
Confirmado este acuerdo por provisión del virrei don
Luis de Velasco, de 23 de agosto de 1603 , se dió prin-
cipio á la fábrica de su nuevo edificio , con la suntuo-
sidad i explendor que demandaba el estado florecien-
te de la Institución , la que fué terminada en 30 de
abril de 1622 ; en cuya fecha las monjas clarisas se
trasladaron de su antiguo local , en procesión solemne
presidida por el provincial de la orden Fr. Diego de
Pineda, i al día siguiente verificaron la tercera fun-
dación del monasterio .
Entre los benefactores del convento son dignos
de mención especial : don Juan Gonzáles de Victoria ,
vecino de esta ciudad , regidor i alguacil mayor de
Cabildo , persona de gran fortuna i notable por sus
obras caritativas, i su esposa doña Francisca de Var-
gas nieta sobrina del general don Jerónimo Castilla ;
quieres fundaron dotes para algunas que ingresasen
de religiosas.
En el terremoto que asoló esta ciudad en marzo
de 1650, " se cayó un ángulo del primer claustro del
monasterio, que llevó tras sí la pared del dormitorio
mayor; i con aquel se vinieron los demás , i se arrui-
naron las celdas altas de aquel corredor. Estuvieron
todas las religiosas en los patios, corrales i chozas ;
las más bien libradas en pabellones i toldos muchos
días , hasta que en los mismos corrales se hicieron
galpones en los que se recogieron . Mejor fortuna tu-
vieron que los demás conventos, por haber quedado
sin recibir daño su iglesia , coro alto i bajo, donde se
-10-

refugiaban muchos sacerdotes á celebrar sus misas " .


*
* *

Esta casa , por el hecho de ser la más antigua de


la orden en el Perú i que durante más de medio siglo
usufructuó ella sola la protección de los vecinos de
esta ciudad , llegó á alcanzar un gran prestigio i desa-
rrollo , al punto de constituirse en monasterio matriz ,
de donde partían numerosas comisiones de religiosas
á fundar en el resto del virreinato otros conventos de
la Institución.
En 1568 el provincial Fr. Juan del Campo , sien-
do comisario general de la orden franciscana Fr. Luis
Zapata, envió, con otras muchas, á la venerable Sor
Leonor de la Trinidad á fundar el monasterio de la
ciudad de Ayacucho , que se instaló con cinco religio-
sas en 16 de mayo del mismo año .
En 1587 la venerable Sor Isabel Arias de Boba-
dilla , natural del Cuzco i una de las fundadoras del
monasterio , partió de la ciudad de Ayacucho con
otras dos monjas á erigir el de Santa María de Gra-
cia de Trujillo , que quedó establecido , con gran so-
lemnidad , en 12 de agosto del indicado año .
En 1638 salieron de esta ciudad , con licencia del
provincial de San Francisco Fr. Antonio de Posadas ,
tres religiosas , presididas por la venerable madre do -
ña Francisca de Hinojosa , natural del Cuzco , á fundar
el monasterio de la ciudad de Chuquisaca (Bolivia ) ,
cuya clausura se verificó en 16 de enero de 1639 ,
finalmente .
En 1648, el padre Zumansoro, provincial de san
Antonio de Charcas , fundó el monasterio de la villa
de Oropeza en la provincia de Cochabamba , con tres
religiosas que envió de este monasterio i entre ellas
doña María de Frías i San Miguel, natural del Cuzco ,
como maestra de novicias i vicaria de coro , quienes ,
con gran solemnidad , tomaron posesión de la nueva
casa á 29 de mayo del mismo, reunido en su recinto
veinte novicias ,
-11-

El doctor don Ignacio Castro, en su obra Fiestas


reales del Cuzco, nos da á conocer el estado en que se
encontraba á fines del siglo XVIII , en los siguientes
términos :
"El Monasterio de Santa Clara es el primero i
más antiguo del Cuzco i quizá del Perú . Es de mucha
extensión i el número de monjas suele ser de ochen-
ta i cinco á ciento , pero incluye muchas niñas que
allí se educan bajo la dirección de algunas de aque-
llas ancianas i circunspectas religiosas ; entre monjas ,
niñas de educación , criadas i sirvientes se asegura
encerrará aquella casa como quinientas personas . Su
iglesia es corta ; poco notable en su fábrica, pero de
mucho ornato interior, especialmente en espejos , que
son el gusto dominante del Cuzco Está el monasterio
bajo la obediencia del provincial de San Francisco .
Los que llaman Vicario primero i segundo hacen de
capellanes. Es tenido este monasterio por el más rico
entre los de monjas" .

SANTA CATALINA

Los acaudalados esposos don Jerónimo Pacheco ,


corregidor que fué del Cuzco por provisión del virrei
don Francisco Toledo durante los años 1578 á 1581 , i
doña Lucía de Padilla , avecindados en la ciudad de
Arequipa , cediendo á las influencias de la época acor-
daron fundar en dicha ciudad , en sus propias casas ,
un monasterio dominico , bajo la advocación de Nues-
tra Señora de los Remedios, asignándole para su ren-
ta el capital de noventa i cuatro mil pesos romanos .
Obtenida la autorización respectiva del obispo
doctor Antonio de la Raya , se procedió á su erección
el 1.º de agosto de 1599, siendo su primera prelada
doña Isabel Rivera de Padilla vda . de Bacaos , hija de
los fundadores del monasterio i monja profesa á los
veinticuatro años de edad . El Papa Clemente VIII
-12-

aprobó su fundación por breve apostólico de 10 de di-


ciembre de 1601.
Mas no bien acabó de fundarse la nueva casa ,
cuando fué arruinada por el horrendo cataclismo que
asoló aquella ciudad entre los años de 1601 á 1604 ,
obligando á sus religiosas á pedir, por falta de recur-
sos , su traslación á esta ciudad ; la que concedida por
el citado prelado i el virrei don Luis de Velasco lo
realizaron en número de veinticuatro á fines del últi-
mo de los mencionados años .
*

En esta ciudad fueron recibidas con el respeto i


consideración á que eran acreedoras por su estado
religioso cuanto por las desgracias de que fueron víc-
timas . Se les designó por convento la manzana deno-
minada Acllahuasi ( casa de recogidas ), donde en tiem-
po del imperio estuvo establecido el celebrado monas-
terio de las vírgenes del Sol . Terminados los arreglos
preliminares de su nuevo local , se procedió á su clau-
sura solemne el 1º de febrero de 1605.
Con la protección del obispo doctor Fernando
González de Mendoza que aprobó la traslación en re-
ferencia i donó más de siete mil pesos para el ensan-
che del área de su edificio la casa adquirió un relati-
vo progreso; más la suerte parecía ser adversa á la
Institución donde quiera se hallase . En efecto , el
formidable terremoto del Cuzco de marzo de 1650 he-
chó en tierra desde sus cimientos la fábrica de su edi-
ficio, compuesto en su mayoría de casas viejas i rui
nosas, destruyendo en un instante la obra de casi me-
dio siglo de constante labor en que se afianzó la vida
del monasterio . C
Por el espacio de cerca de dos años se vieron las
monjas obligadas á sufrir las incomodidades de un
nuevo peregrinaje tal vez más doloroso que el ante-
rior. De acuerdo con el provisor i vicario general del
obispado doctor doa Vasco Contreras de Valverde se
trasladaron primeramente á las casas de don Pedro
Castilla, más no encontrándose cómodas en su nueva
-13-

vivienda cambiaron de residencia á un fundo de la


parroquia de San Blas, donde permanecieron por al-
gún tiempo en toldos i pabellones i finalmente se
trasladaron á las casas i solares pertenecientes al co
mendador don Pedro Alonso de Carrasco , del orden
de Santiago , ubicadas en la calle de Cuichipunco, en
cuyo sitio acordaron construir el monasterio ; pero no
obstante de haberse adquirido otras propiedades ad-
yacentes "no teniéndose por acertada la elección , por
los muchos inconvenientes que se consideraban , se
volvieron al mismo monasterio de antes ".
**

Elegido en lugar conveniente el sitio para la fá-


brica de su nueva iglesia se puso la primera piedra
fundamental de ella en la fecha i con el ceremonial
que consta de la siguiente acta:

"En la ciudad del Cuzco , á 7 de diciembre ( 1651 )
después de vísperas , el Ilmo . señor doctor don Juan
Alonso Ocón, obispo del Cuzco , electo arzobispo de
la Plata, del Consejo de Su Magestad , vestido de pon-
tifical , estando el monasterio de Nuestra Señora de
los Remedios de esta ciudad , que dicen de Santa Ca-
talina , desierto i desamparado de sus religiosas , que
al presente están en depósito en las que fueron der
comendador Pedro Alonso de Carrasco, en la calle de
Cuichipunco, por haber padecido ruina, habiéndose
caído la mayor parte de él, por causa del terremoto
i grandes temblores que hubo en esta ciudad el 31 de
marzo, como á las dos de la tarde, el año pasado de
1650, con asistencia del ilustre Deán i Cabildo, Li-
cenciado Paulo Recio de Castilla , chantre , Bartolomé
Londoño, don Alonso Mesiá de Estela i doctor don
Bartolomé Rojas de Anaya , canónigos , doctor don
Diego Vargas Chacón, Alonso Fernández de Velazco ,
racionero ; i asimismo en presencia del Cabildo , justi-
cia i regimiento de esta ciudad , doctor don Nicolás
Florez , teniente de corregidor, don Paulo Castilla i
don Diego de Avendaño , alcaldes ordinarios , don
Alonso de la Peña, Juan de Santiago , don Diego de
-14-

los Ríos , don Juan de Mogrovejo i Pedro Vasco de


Castro, regidores , i de mucho concurso de pueblo ,
bendijo conforme al ceremonial romano , la primera
piedra que se puso en la iglesia nueva del monasterio
i la iglesia que mandó de nuevo levantar i edificar
junto á la portería nueva , que ha poco se levantó, que
hace frente á la calle de la Pelota i convento de San
Agustín; i corre la iglesia por la callejuela hacia aba-
jo en lugar distinto , separado del que estaba la igle-
sia vieja que se cayó. La piedra se colocó en la es-
quina de la iglesia nueva, á la parte de adentro del
monasterio, á la mano derecha, donde ha de estar el
altar mayor, al lado del Evangelio , i demás de ella
que es á modo de una caja. Puso su ilustrísima las
monedas de plata i oro benditas, que al presente dice
que son: tres medios reales ; catorce reales sencillos ;
un real de á dos ; dos reales de á cuatro ; doce reales
de á ocho ; un escudo de oro i un doblón de á dos de
oro; una sortija con piedra blanca , i un limpiadientes
de oro con esmalte. Encima de la piedra una lámina
de plomo, con la inscripción i grabados que , á la letra,
son como sigue:
"D. O. M. sub nascentis coeli treraque regina auspiciis, ejus-
dum que ter augusto nomini, terque per orbem fausto simul et inclyto
natalitio dieatum : Orientis scilicet justitia solis Orienti, atque felicis-
sima appetenti aurora , Maria intemerata Matri fecundoe virginis in
lucis oras recens edita consecratum ; templum hoc Monialium S. Ca-
tharina Senensis extuitur, et caput inter sidera condere brevi sperat
Innocentio Decimo summo pontifice, et Fihlippo quarto Hispaniorum
rege rerum potis; Peruvy Pro-rege D. Garcia Sotomayor Sarmiento
comite de Sálvatierra . Cuzquensi Episcopo D. Joanne Alphonso Ocon
electo Archiepiscopo Platensi; Cuzqui Pretore Dn . Joanne de la Cer-
da i Coruña; Abbatissa Dña . María de la Paz i Velazco. Die septimo
Decembris; anno a partu virgine supra millesimum sexcentesimo quin-
quagesio primo" .
El obispo don Juan Alonso Ocón donó para la
fábrica de su nueva iglesia la suma de diez mil pesos ,
con los que, agregados á las cuantiosas limosnas que
-15-

se aplicaron al efecto, se dió bien pronto término sa-


tisfactorio á la obra.
*
**
El doctor don Ignacio Castro , al referirse á esta
casa dice lo que sigue :
"El segundo monasterio es el de Santa Catalina
de Sena, como de cincuenta monjas , fuera de criadas
i niñas de educación. Es de regular estructura la ca-
sa, i la iglesia de competente extensión i adorno. Un
clérigo secular es su capellán con estipendio que le
da el monasterio, que está bajo la jurisdicción del
ordinario".

SANTA TERESA

Corresponde á doña Leonor Castilla Gallinato ,


viuda de don Diego López de Zúñiga , el honor de la
primera iniciativa de la fundación del monasterio del
Carmen en esta ciudad, bajo la regla i reforma de
Santa Teresa . Poseedora de una cuantiosa fortuna i
deseando dedicarla en su totalidad al fin indicado ,
gestionó ante el rei don Felipe IV concediese la at-
torización respectiva ; más no obstante de que el Ja-
bildo , justicia i regimiento de la ciudad , en cumpli-
miento de la cédula real dada en Zaragoza á 7 de
agosto de 1746 , informó favorablemente a dicho pro-
yecto, parece que la licencia solicitada no llegó á ex-
pedirse, como lo revela el hecho de haberse abando
nado por entonces la fundación en referencia.

Años más tarde, el capitán don Antonio Zea , ca-


ballero de la orden de Santiago i vecino acaudalado
de esta ciudad , persistiendo en tan piadoso propósito ,
consiguió que la reina gobernadora doña María de
Austria, madre de Carlos II , expediese la cédula res-
pectiva en que se autorizó la fundación . Fué enton-
ces que el capitán don Antonio Zea compró con el fin
-16-

indicado la hermosa residencia señorial construída á


orillas del río Huatanai , por el mui noble é ilustre
don Diego de Vargas, perteneciente á don Diego Vás .
quez de Carbajal , caballero de la orden de Alcántara,
i las casas de doña Lucinda Bazán i Valdés que po-
seía el convento de la Merced .
En su amplio recinto se dió principio , el año de
1673, á la construcción de la iglesia i convento men-
cionados, según consta del acta cuyo tenor literal es
como sigue :

"En la ciudad del Cuzco , jueves , por la mañana ,


que se contaron nueve días del mes de marzo , el señor
licenciado don Andrés de Mollinedo , presbítero , go-
bernador, provisor i vicario general de este obispado ,
por el ilustrísimo señor don Manuel de Mollinedo i
Angulo, obispo del Cuzco , del Consejo de Su Mages-
tad, con asistencia del clero , con sobrepellices , reli-
giosos , justicia , regimiento i mucha gente, bendijo la
primera piedra que se puso en el cimiento de la igle
sia que se comenzó á construir para monasterio de re-
ligiosas de Nuestra Señora del Carmen , bajo el insti-
tuto i regla de là santa madre Teresa de Jesús Así
bendita la piedra , se puso dentro de otra en el conca-
vo de ella , con monedas de oro , plata i de vellón , que
corren en este tiempo ; también algunas reliquias de
santos i cruces i una lámina , gravados en ella los nom
bres del Santísimo Papa Clemente X, que al presente
rige i gobierna la Iglesia romana , de don Carlos II ,
nuestro Señor, Kei de España , que Dios guarde mu-
chos años . Por este tiempo de vacantes, por muerte
del ilustrísimo señor Arzobispo , don Pedro de Cas-
tro, Virrei que fué de estos reinos ; del ilustrísimo
señor doctor don Manuel de Mollinedo i Angulo ,
obispo de esta ciudad , que al presente reside en Lima ,
i de don Alonso Pérez de Guzmán , del hábito de San
Juan , que es Corregidor i justicia mayor de esta ciu-
dad . Todo lo expuesto quedó por fundamento cubier-
to con otra piedra ; que sirvió de tapa al principio del
cimiento de la iglesia , entrando en ella por la plazue-
-17-

la , á la mano izquierda , que queda á la parte del


Evangelio. La lámina , monedas i piedra las ví i re-
gistré para dar esta fé, que las puso i escribió el capi-
tán don Antonio de Zea, caballero de Santiago, pa-
trón i fundador del monasterio , por concesión real i
por haber hecho donación , para la fábrica i para el
sustento de las religiosas, de cien mil pesos de á ocho
reales, con los cuales prosigue la obra . Para que en
todo tiempo conste dí esta fé en el Cuzco á 9 de mar-
zo i lo firmé. —Juan Calvo , secretario ” .
Brevísimo fué el tiempo en que se terminó la
construcción de esta iglesia, pues su estreno i bendi-
ción solemne tuvo lugar el 15 de octubre de 1676 ,
fiesta titular de Santa Teresa , en que celebró la misa
de pontifical el obispo don Manuel de Mollinedo i An-
gulo , con oración panegírico que corrió á cargo de un
prebendado i la asistencia del Deán i Cabildo eclesiás-
tico .
*** *

Al mismo tiempo que se dió principio á la fábri-


ca del templo i convento de Santa Teresa , acatando
lo dispuesto por el fundador de la Institución , se och-
rrió a la ciudad de Chuquisaca ( Bolivia) en demanda
de las religiosas carmelitas que viniesen á fundar el
monasterio . Acogida favorablemente dicha solicitud
por el Deán doctor don Juan Bautista Campo Caro .
que a la sazón era gobernador, provisor i vicario gene-
ral de aquel arzobispado , se pusieron en marcha con
dirección á esta capital, á cargo del padre franciscano
Fr. Antonio del Postigo, tres profesas de velo negro
que lo eran las madres : Antonia Teresa del Espíritu
Santo, priora; Inés de Jesús María , superiora , i Nico-
lasa Clara de Jesús , maestra de novicias i portera ; i
tres novicias , que vinieron con determinación de ha-
cer su solemne profesión en esta ciudad .
Arribaron al Cuzco el viernes 13 de octubre de
1673. Fueron reeibidas por el doctor don Ignacio de
Castelvi, gobernador , provisor i vicario general de la
Diócesis. Se alojaron en casa de don Antonio Zea , pa-
-18-

trón i fundador del monasterio , mientras acondicio-


nar el departamento provisional que se les tenía pre-
parado , hasta la conclusión de la fábrica del monas-
terio é iglesia del Carmen. Hechos los arreglos res-
pectivos se acordó que la fundación de la casa i clau-
sura de las citadas religiosas tuviese lugar el 22 del
mismo mes i año con toda la pompa i solemnidad del
caso.
En la fecha enunciada, congregadas en la iglesia
Catedral as referidas madres, Cabildo eclesiástico i
secular, comunidades religiosas, presididas por sus
santos titulares lujosamente ataviados, i gran concur-
30 del pueblo , se inició el desfile por las calles prin-
cipales de la ciudad , presidido por el provisor i vica-
rio general que , vestido de preste , condujo el Santísi-
mo Sacramento . Cerraban este cortejo " las seis reli-
giosas por sus antigüedades , llevando á cada una en
medio de dos señoras principales, con otros dos seño-
res regidores , i á la última que hacía oficio de prela-
da los señores alcaldes i Corregidor i en esta forma
fué la procesión por las calles públicas, que estaban
colgadas i adornadas con algunos altares ". Aposentá-
ronse en una pequeña vivienda coustruída en la par-
te del edificio lindante con la calle de Tambo de Mon-
tero i el Santísimo Sacramento fué depositado en una
capillita contigua ; quedando así fundado el monaste-
rio i sus religiosas en clausura solemne .

*
* *

A solicitud del doctor don José Antonio Mosco-


so, cura de Sicuani , el Deán i Cabildo eclesiástico , en
sede vacante, concedió licencia, con fecha 13 de agos-
to de 1709, para que tres religiosas de este monaste-
rio fuesen á fundar el convento de Carmelitas de la
ciudad de Arequipa. Fueron designadas con tal obje-
to las madres María de Castro, Micaela de Santa Te
resa i Antonia del Espíritu Santo , quienes partieron
de esta ciudad con dirección á su destino , á cargo del
citado Moscoso , el 30 del mismo mes i año , con nume-
-19-

roso acompañamiento que las despidió mucho más


allá de Arcopunco .
En el templo de Santa Teresa se encuentran de-
positados, en criptas especialmente construídas al
efecto , los cadáveres de dos venerables prelados de
la Diócesis , que lo fueron á su vez grandes protecto-
res de la Institución : el obispo don Manuel de Molli-
nedo i Angulo, fallecido en 26 de setiembre de 1699 i
el obispo doctor don Fr. Bernardo Serrada , carmeli-
ta , muerto en 2 de marzo de 1733. Este último , que
con motivo de las fiestas suntuosas que se celebraron
en esta ciudad por la canonización del santo de la or-
den, San Juan de la Cruz, tuvo oportunidad de ma-
nifestar su predilección por este monasterio , acrecen-
tó sus rentas con parte de la cuantiosa herencia lega-
da por el Deán Goisueta Maldonado para el estable-
cimiento en esta ciudad del monasterio de la Concep-
ción .

De su estado i condiciones á fines del siglo XVIII


nos dá una idea bastante aproximada el siguiente re-
lato del doctor don Ignacio Castro en su obra Fiestas
reales del Cuzco:

"Bajo la jurisdicción del ordinario está el reli-


giosísimo monasterio de Carmelitas descalzas de la
reforma de Santa Teresa . Su número no excede de
veintiuna . Algunas pocas criadas las sirven sin entrar
en e interior de la casa. Su iglesia es recomendable
por su limpieza i pulimento de altares , retablos , sa-
cristía, ornamentos , vasos sagrados i todo lo que con-
tribuye al culto divino . La casa es de linda fábrica ,
Sin las amplitudes de otros monasterios goza cuanto
puede acomodarse á la estrictez de su regla. Las mon-
jas se esmeran en observarla, i son por esta i por su
retiro sagrado el amor, las delicias i el respeto del
Cuzco . Pagan tres capellanes clérigos , que por turno
asisten á la iglesia i sus ministerios " .
-20-

BEATERIOS

De las doce casas de recogimiento fundadas en


esta ciudad durante el Coloniaje subsisten en la ac-
tualidad las siguientes :
Nazarenas .. 1695
Carmelitas de San Blas ... 1748
Santa Rosa .. ... 1795
Mutcapucyo 1795
Nuestra Señora de Belén . ....

á los que debemos agregar los extinguidos hasta la


fecha , que son :
Recoletas Bethlemitas de San Andrés
Alccopata El Carmen i
Franciscanas de Santiago Santa Mónica
La Presentación
todos los que, con excepción de los dos últimos , exis-
tían cuando el advenimiento de la República.
A falta de otras datos anotaremos el hecho de
que el primero que estableció en esta ciudad un bea-
terio fué el padre jesuita Juan Arias Vaca , cuzqueño .
quien consagró en vida su cuantiosa fortuna á la erec-
ción de una casa de recogimiento para indias nobles
pobres i honradas, la que dejó instalada antes de su
muerte, acaecida en 29 de setiembre de 1672. Asímis-
mo el beaterio de la Recolección , fundado en una ca-
sa de Ccolla-calle , actual propiedad de la cervecería
Günther, parece haberse instalado antes del año 1747 ,
en cuya fecha sus beatas asistieron á una procesión
mui solemne que se verificó con motivo de los tem-
blores que en dicho año aflijieron á la ciudad .
En todos estos beaterios se cogían " todas aque-
llas pobres que por su calidad ó por su escasez de fa-
cultades son injustamente excluídas de los monaste-
rios, compensando así i satisfaciendo los deseos de
consagrarse á Dios en Religión " i cada una de estas
casas se hallaba al servicio de los religiosus de los
conventos de la localidad de su respectiva orden . A
-21-

fines del siglo XVIII permanecían en los diez beate-


rios mencionados ciento treinta i tres religiosas.

NAZARENAS

En lá obra anónima titulada Anales del Cuzco se


pone la fundación de esta casa como verificada en el
año de 1695 , en el cual dice " se instituyó en esta ciu-
dad una congregación ó beaterio de mujeres, con el
título del santísimo nombre de Jesús Nazareno, en
término de la parroquia de San Blas, donde en obser-
vancia regular i voluntaria clausura , son el ejemplo de
la república, i freno contra los desórdenes de los ex-
cesos mujeriles , que moderan los jueces con la reclu-
sión . Aceptó este recogimiento, confirmando sus cons-
tituciones, el señor obispo Mollinedo , por auto de 11
de octubre" .

El obispo Fr. Bernardo Serrada, que desde su


ingreso á la Diócesis se distinguió por su celo en pro
de la moralidad pública , fué también uno de los más
decididos protectores de la Institución ; pues á las cre-
cidas sumas de dinero que erogó con el fin de fomen-
tar el progreso del beaterio le adjudicó para sus ren-
tas la valiosa estancia denominada Lurpo , que , entre
otros bienes , había legado el Deán Goisueta Maldo-
nado para la fundación en esta ciudad de un monas-
terio de la Concepción , el mismo que, por razones di-
versas, no llegó á establecerse .

* *
*

El creciente prestigio del beaterio hizo que su


primitivo local (Mauka- Nazarenas ) resultase insufi-
ciente para contener el considerable número de per-
sonas piadosas cobijadas en sus claustros ; por lo que
el obispo don Pedro Morcillo Rubío de Auñón , resol-
-22-

vió trasladarlo á otro más aparente á sus nuevas ne-


cesidades , á la vez de elevarlo á la condición de mo-
nasterio , con clausura solemne para sus religiosas .

Adquiridas con tal objeto las casas ubicadas en


la plazoleta de San Antonio " que tienen en sus puer-
tas unas insignias de sierpes de piedra" se procedió á
su demolición durante los meses de agosto i setiembre
de 1745 para construír en su área el nuevo edificio
que actualmente ocupa i se remitió á la Corte , con don
Ignacio Negreiros, la solicitud é informes respecti-
vos pidiendo la clausura canónica del establecimiento .
Terminada la construcción del beaterio i capilla
respectivas , el provisor de la Diócesis don Fernando
Pérez Oblitas , rector del Seminario de San Antonio ,
hizo la solemne bendición del local el 12 de agosto de
1747 i acto continuo fué ocupado por cuarenta i cinco
religiosas que, acompañadas por el señor Arcediano
doctor don José de la Concepción de Rivadeneira i
siendo abadesa la hermana, Agustina de San Ignacio ,
se trasladaron de su antiguo local ; recorriendo las ca-
lles de la ciudad en procesión solemne, con coronas
de espinas , cruces en los hombros i velos en el rostro .
Al día siguiente se verificó el estreno de la capilla
con una misa que la celebró el doctor don Ramón de
Velasco , catedrático de prima del Seminario i cape-
llán del beaterio .

Consolidada esta segunda fundación , se recibió


la bula del papa Benedicto XIV, dada en Roma á 27
de agosto de 1747, autorizando su erección en monas-
terio . Más no obstante haber sido confirmada dicha
concesión por cédula del rei Carlos III , dada en
Aranjuez á 16 de mayo de 1760 , obedecida por el
Deán i Cabildo eclesiástico á 10 de marzo de 1762 i
por el Justicia i regimiento de la ciudad en 23 del mis-
mo mes i año , no se verificó la clausura ordenada ,
por conceptuarse insuficientes las rentas de que dis
ponía por entonces.
-23-

EL CARMEN

El padre jesuita Manuel Pinto , hallándose go-


bernada la Diócesis por el obispo don Juan de Casta-
ñeda , fundó esta casa el año 1760, en el local que ac-
tualmente ocupa el beaterio de Santa Rosa . Contribu-
yeron á los gastos de su erección don José Ariza-
balaga, cura de Pisac, i los señores Domingo Ledo i
Agustín Arriaga.
Mui corta fué su existencia, pues habiendo esta-
`do sometida á la obediencia de la Compañía de Jesús ,
comenzó á decaer muchísimo á partir del año 1767 en
que ésta fué suprimida ; hasta que por la exigüedad
de sus rentas , insuficientes para cubrir los gastos más
indispensables , años después tuvo que clausurarse de
finitivamente el beaterio, quedando su local destinado
para casa de ejercicios .

SANTA ROSA

El año de 1795, á solicitud de los padres domini-


cos Fr. Pedro Mosqueira i Fr. Juan Hurtado se res-
tableció el beaterio del Carmen , con licencia del vi-
rrei don Francisco Gil de Taboada , bajo la advoca
ción de Santa Rosa, patrona de América i Filipinas i
en especial del Perú. Contribuyeron á los gastos de
esta segunda fundación el doctor Matías Aldai , cura
de Azángaro , i los doctores Juan Munive i Mozo ,
Fernando Trelles i Julio Calonga.

Cuzco, á 15 de julio de 1920.

F. L. Herrera.
EVOCACIONES
HISTORICAS.

APUNTES DE UN VIAJE AL CUZCO

(FRAGMENTO DE UN LIBRO INÉDITO )

A mi querido amigo José Gabriel Cosio .

En mayo de 1912, cuando el cielo era azul i el


ambiente límpido i rumoroso , dentro de la trá-
gica solemnidad de nuestras sierras, visitó al
Cuzco i recorrió todos los lugares ennoblecidos
por la tradición, el señor den José de la Riva
Aguero, a cuya vigorosa mentalidad i a cuyo es-
píritu de profundo i claro análisis, está reserva-
da la obra de nuestra definitiva Historia . En .
tonces el ilustre historiografo i literato compro-
bó, rectificó o identificó sobre el terreno la ver
dad de los acontecimientos de la conquista i la
colonia, alumbrando con luz nueva, el campo de
nuestro pasado. Fruto de ese viaje de estudio es
su libro Paisajes Andinos, pròximo a publicarse,
i segundo capitulo del cual es el hermosísimo que
a continuación damos i cuya factura i fuerza des -
criptiva son el más nuevo i acabado esfuerzo pa-
ra hacer revivir lo muerto i evocar la belleza
oculta en los bechos históricos.

LA LLANURA DE ANTA

Acabada la cuesta de Carmenca, entramos en una


alta quebrada, á cuya izquierda se desliza un torren-
te. Parece que en ella fué la matanza de las mujeres
y partidarios de Huascar por los generales de Ata-
hualpa ; y cuentan que presenciándola Huascar mani-
atado , impetró del cielo y pronosticó el castigo de su
hermano . ( Garcilaso , Comentarios, PRIMERA PARTE , LI-
BRO NONO, cap. XXXVII ; Sarmiento de Gamboa, His-
toria General Indica , cap. 66) .
A poco más de media legua del Cuzco , se levanta
el arco español de Alcabala. Desde allí damos vista ,
en el fondo N. O. , al espléndido nevado del Salcan-
-25-

tay. El camino real que principio , es muy aceptable


hasta el extremo de la pamapa de Anta . Constituye
la primera sección del itinerario ó carrera entre el
Cuzco y Lima, arteria principal del tráfico peruano
antes de la Independencia ; y es en mucha parte la
misma vía septentrional de la Sierra ó calzada de
Chinchaysuyu , construida por los Incas y que termi-
naba en Quito .

Estas inmediaciones contienen los más ilustres


recuerdos incaicos. El llano en que se ensancha la que-
brada , tomando el camino hacia Urubamba , es el de
Yahnarpampa (campo de sangre) en que se libró á
mediados del siglo XIV la reñida batalla ganada so-
bre los invasores chancas por el joven Inca á quien
llaman Pachacutec Betanzos y Cieza , y Huiracocha
Garcilaso . Los peñascos diseminados en el llano y las
alturas son los Pururaucas, piedras sagradas que se
metamorfosearon en guerreros para socorrer al prín-
cipe. En memoria de la batalla que salvó el Cuzco y
regeneró el Imperio , mandó el Inca vencedor cons-
truir un templo cercano, que los primeros conquista-
dores españoles , como Peralonso Carrasco y Juan de
Pancorbo, conocieron y visitaron . Refiere Cieza que
era "una casa larga , á manera de tumba ", y que en
ella se conservaban las momias de los principales je-
fes vencidos . Venerábanse los tres puquios ó manan-
tiales próixmos : el de Quishuar, que apagó la sed de
los soldados victoriosos , el de Catachillay y el de As-
patquiri, que refrescó al Inca triunfante y tenía para
los viajeros igual virtud sedativa (Cobo , libro XIII ,
Cap. XIII ) . En el punto en que se apartan los cami-
nos de Chincheros y Yucay, se elevaba sobre un cerro
el ara sacrificatoria desde la cual los sacerdotes diri-
gían al Sumo Dios Huiracocha la soberbia plegaria
de que dilatara las conquistas de los Incas hasta los
extremos límites del mar ( idem ibidem ) .
El riachuelo de nuestra izquierda , cascajoso y
rápido , lleva aguas color de acero. Las tradiciones in-
dias contaban que el día de la batalla se convirtió en
-26-

un raudal rojo con la sangre de los treinta mil hom-


bres que perecieron en sus riberas (Garcilaso , COMEN-
TARIOS REALES , PRIMERA PARTE, LIBRO V, cap . xIx ) . Por
varias quebradas y lomas bajas oblicuamos hacia el
noreste. En las faldas , verdeantes por las últimas llu-
vias, pero que la estación empieza á agostar, hay cho-
zas y casitas blancas ; y me pareció ver una ermita
arruinada . En el trayecto está el caserío de Poroy,
que perteneció al conquistador Juan Julio de Hoje-
da , pariente de Gómez de Tordoya y Garcilaso de la
Vega. La perspectiva era á ratos muy despejada . De-
lante se erguían los severos montes que rodean el
pueblo de Chincheros , histórico señorío ó curacazgo de
los Pumaccahuas . Luego , torciendo siempre á la iz
quierda , desembocamos en la gran pampa de Anta ,
cuya primera allea de este lado es Puquiura . Fron-
terizo se encuentra el cerro antiguamente conocido
por Collana Sayhua, cuya apacheta ó montón de pie-
dras era la huaca en que comenzaban sus adoraciones.
los peregrinos peruanos que bajaban del Chinchaysu-
yu al Cuzco .
Según la relación geográfica de la comarca , he-
cha por mandato de Felipe II , los indios denominaron
poéticamente dnta (cobre) á la llanura y su población
principal, porque los rayos solares, al reverberar en
las agrias laderas y peñas que al norte la ciñen, som-
breadas á menudo de nubarrones , encienden reflejos
cobrizos . La historia la conoce más por llanura de Ja-
quijaguana ( Xaquixahuana conforme la verdadera
pronunciación ) ( 1 ), célebre á causa de la segunda de-
rrota de los Chancas, acaecida inmediatamente des-
pués de la de Yahu arpampa , y de la captura y ajusti-
ciamiento de Gonzalo Pizarre y Carbajal en 1548 .
Llámose también Hichupampa , por los dilatados pas-

(1) Los españoles de la Conquista reprodujeron el sonido de là hs òs si


bada quechua con la x castellana tal como se pronunciaba en el siglo XVI.
Alterada ésta en la siguiente centuria y convertida fonètica y ortográfica-
mente luego en la j gutural, se deformò por la innovación la toponimia per-
uana . Asì se adulteraron, entre blancos y mestizos, el sonido y la escritura
de infinitos nombres indígenas, introduciendo en ellos laj, que mucho más
she á la sh, se acerca á la ce doble ò dura de otros vocablos quechuas.
-27-

tos de la hierba hichu que hay en ella ; y Sicllapampa ,


que en quechua vale tanto como cascajal. A pesar de
la última apelación , es comarca abundante en cerea-
les , considerada como el granero del Cuzco ; y sería
fertilísima si se desecra y regularizara la enorme
ciénega que llena su centro y que se desborda en la
época lluviosa.
Encontrando á cada momento recuas de mulas y
puntas de llamas me dirijo al pueblo de Izcuchaca
(puente de cal) , situado al oriente de la llanura y dis-
tante sólo unas pocas cuadras de la villa de Anta , la
cual se asienta en una colina ( 1 ) . No faltan aquí las
banderolas anunciadoras de los bebederos de chicha,
ni los cohetes en honor de todos los viajeros conoci-
dos.
Continuando hacia el extremo oriental de la pam-
pa , voy á la finca de Huairurqquente [ picaflor ] , pro-
piedad de don Manuel Cáceres , en la que el dueño ,
con la amable hospitalidad de estas tierras , me ofrece
un buen almuerzo . Entre los comensales figura el pá-
rroco vecino, mozo y locuaz , que se luce en expresiva
arenga . Advierto que en la región cuzqueña los curas
son muy respetados y los indios les besan la mano
con mucho acatamiento . Nos solaza con aires europeos
el fonógrafo del hacendado ; pero , más en harmonía
con el aspecto típico del país , llegan por intervalos
del patio exterior, los ecos á la vez alborotados y mo-
nótonos, de una cashua . Desde la galería de cristales
en que almorzamos se domina considerable extensión
del campo. Es muy pobre de arbolado , al revés de las
deleitosas tierras de Oropeza y Calca, Yucay y Uru .
bamba, que he visto hace poco . Su desnudez ilumina-
da lo asemeja á los alrededores de La Paz ó á ciertos
parajes de Castilla . Es como ellos grave y fría tierra
de panllevar. En la rinconada que los montes forman
á la derecha de Izcuchaca y Anta, se coloca general-

(1) En la iglesia parroquial de Anta debe de conservarse la imagen de


San Juan de Sahagun, traida del Cuzco por los Agustinos en 1814, y de la
que refiere grandes milagros la Crónica de Calancha PRIMERA PARTE , LIBRO
II , Cap. XXXVII ) .
-28-

mente el lugar del encuentro de Jaquijaguana, entre


el ejército real de Gasca y Gonzalo Pizarro , á pesar
de ciertas autoridades que inducen á colocarlo más al
oeste. Sea como fuera, en los arroyos de aquel ángu-
lo de la llanura , cayó y fué preso Francisco Carbajal ,
el veterano de las guerras de Italia , el cruel Demonio
de los Andes , el maestre de campo de Gonzalo , que
aconsejaba á su caudillo casarse con una coya y coro-
narse rey del Perú.
El río en que desagua la larga ciénega toma por
el noroeste atravesando la quebrada y el pueblo de
Huarocondo , cuyo curaca, según algunos analistas
incaicos, robó á Yahuarhuaccac niño ( 1 ) . Afluye es-
te riachuelo al Urubamba y desemboca en él tres le-
guas más abajo del pueblo de Maras , conocido por
sus salinas y el carácter andariego de sus naturales ,
todos arrieros y trajinantes . Lo visité la semana an-
terior, cuando fuí á Ollantaytambo ; y me sobrecogie
ron su vejez y soledad . Algunas casas ostentan bla-
sones esculpidos en piedra Maras fué en el siglo
XVI encomienda del convento de Santo Domingo del
Cuzco, y luego de Pedro Ortiz de Orué, marido de la
Princesa doña María , hija del último Inca Manco .
De Huayrurqquente fuí á pernoctar en Zurite , el
mejor pueblo de la pampa . El camino serpentea entre
los pantanos . Crecen espesos totorales , entre los que
asoma el ganado . En medio de toda la gran ciénega ,
que corre más de tres leguas de oeste á este , ya una
calzada de piedra , obra de los Incas, en uso hasta el
día . Mucha porción del alcantarillado me pareció re-
fección relativamente moderna y ya en bastante de-
terioro . A una y otra banda , entre las manchas de los
pastales verdes , los atollades , casi secos ahora , ~
muestran al sol del mediodía sus charcos que parecen
de plomo fundido y el fango ceniciento y blanquecino
(1 ) Según otros , como es Sarmiento de Gamboa [ Cap. 20,21 y 22 ] fuè
Tocay Capac, sinchi ò jefe de ios Ayarmacas, quien, despechado por el ma-
trimonio de Inca Rocca, raptò á su primogénito Yahuarhuaccac para ma-
tarlo , el cual fuè salvado y criado maternalmento por Chimpu Orma, hija det
cacique de Anta, proveniendo de aquí la alianza y confederación ertre los
Atenos y Cuzqueños .
-29-

de sus orillas , revueltas por las pisadas de las vacas .


Más allá, en suaves y onduladas pendientes , ascienden
casitas blancas , chozas pajizas, y las cercas de los re-
diles , intercaladas entre andenes de sementeras de
maíz y papas ; y los recién segados trigales , espolvo-
rean la tierra obscura con un tenue velu dorado . El
cielo conserva en la tarde hacia el cenit y el sur su
azul índigo ; pero sobre los cerros pardicientos y ro-
jizos de la derecha, proyectan sombras movibles grue .
sas nubes , grises en la base, que rematan arriba en
albos y espesos vellones. Se levanta un viento fuerte .

Dan de Zurite diversas etimologías . Quieren unos


que venga de Suttug riti ( nieve que gotea) 6 Surumpij
riti (nieve que deslumbra) por los deshielos de la
cordillera que tiene al norte. Suponen otros porvenir
de Suriti, que equivale á penacho de avestruz ; ó de la
palabra castellana zurita , castizo apelativo de la palo-
ma silvestre. En cualquier caso , las etimologías son
poéticas y no indignas del simpático pueblecito . Los
españoles le llamaron San Nicolas de Sillabamba
( Sijllapampa) , más desde muy antiguo ha prevalecido
su primer nombre. El caserío es entre blanco y te-
rroso, con balconcillos , corredores, tejas vistosas i
árboles frutales. Sus vecinos poseen regular ganado
vacuno y de cerdo . Como había algunos perseguidos
por los últimos disturbios políticos , me reciben con
gran alborozo, y me obsequian con flores é invitacio-
nes y un álbum pequeño . Me alojo en casa del oficial
retirado de ejército D. Celestino Santander, que vol-
vió á empuñar las armas en 1910 con Samanez Ocam-
po y me está agradecido por la amnistía . Es acomoda-
do agricultor; le acaba de nacer un hijo y me pide que
apadrine á la criatur , por lo cual me detengo en
Zurite más de lo que tenía pensado .
A la siguiente mañana resultan tres mis ahijados ,
porque demandan igualmente mi padrinazgo para sus
vastagos respectivos otros dos vecinos notables del
pueblo , D. Néstor Núñez del Prado y D. Enrique
Díaz . Es domingo de la Santísima Trinidad ; y la ve-
-30-

tusta parroquia, junto á una plaza de añosos árboles .


tal vez pisonays ( leguminosas arbóreas) , se llena con
los fieles del lugar y los contornos . Oígo la misa ma-
yor en el banco del presbiterio . En la nave baja se
arrodilla la muchedumbre de indígena , maloliente y
andrajosa. Hay indias ancianas, desgreñadas , de ros-
tros apergaminados , de misérrimo traje, que rezan
con increíble fervor y á cada instante besan el suelo .
En la techumbre interior de la iglesia anidan infini
dad de pájaritos , que con sus vuelos y píos alegran la
ceremonía. De la torre chata desciede la argentina
parlería de las campanas. Cargando á mis ahijados ,
bulliciosos y renitentes , voy y vuelvo tres veces á la
capilla bautismal, seguido de una fila de personas con
velas encendidas, cuyas luces se reflejan en las tallas
doradas de los altares. Los broncíneos monaguillos
se afanan y corren , agitando los blancos sobrepellices
de mangas anchas y los gruesos incensarios platea-
dos. Concluidos los bautizos , y firmadas luego las
partidas en casa de ini buen amigo el cura Pareja ,
vuelvo á curiosear la iglesia : parece de fines del XVII ,
'por sus ingénuas redondeces y las contorsiones de sus
adornos y molduras . Ea el crucero yacen arrumadas
las andas de las procesiones anuales . Leo en un cua-
drito que el Iltmo . Sr. Obispo del Cuzco , D. Agustín de
Gorrechátegui, concedió en su visita pastoral, por
los años de 1773, indulgencas á cierta imagen que allí
se venera. El sabio y dulce obispo , que fué en Lima
el maestro de la generación del Mercurio Peruano y
que murió en Urubamba por los afanes de socorrr una
insurrección precursora de la de Condorcanqui, me-
rece recordarse como una de las más honrosas figu-
ras intelectuales y morales de la Colonia en la centu-
ria décimaoctava; Educador, humanista, orador no ta-
ble y de gusto delicado en español y quechua, caluroso
defensor de los indios contra corregidores y párrocos .
Cuando gobernó la diócesis del Cuzco , esparciendo
en ella los dones de su celo y su elegante palabra,
fermentaba ya , contra los intolerables y agravados
-31-

abusos , la revuelta aborigen que había de estallar


pocos años más tarde Para disiparla fueron inefica-
ces sus buenos propósitos ; y no pudo sino rendir la
vida en las angustias del conflicto que se dibujaba
inminente. De su lecho de muerte, pedía , al Virrey
piedad y alivio para los infelices naturales . ¿Qué nos
aconsejaría hoy si resucitara? Probablemente lo acom-
pañaban, al pasar por este curato , su discípulo y
secretario Baquíjano, que luego había de ser intro-
ductor en el Perú del enciclopedismo y los nuevos
estudios económicos ; y su vicario y amigo el tacneño
D. Ignacio de Castro, que purificó de resabios gongo-
rinos la incipiente literatura criolla.

Otra visión histórica, menos apacible que el re-


cordado grupo de cultos fiilántropos, evoca la modes-
ta iglesia de Zurite. En ella el año de 1825 se vieron
y velaron, con grande pompa y regocijos públicos , el
General don Agustín Gamarra y doña Francisca Zu-
biaga, desposados por poder algunos meses antes.
Cuando los futuros amos del Perú formalizaron aquí
su matrimonio , él era el triunfante Jefe de Estado Ma-
yor de la batalla de Ayacucho , elogiado por Sucre ,
favorito de Bolívar , que de la decisiva campaña eman-
cipadora regresaba á mandar casi como un virrey su
nativa comarca, en fundada espera de los destinos
más altos ; y ella , la esbelta hermosura de ojos magní-
ficos, insondables de ambición y neurosis, la inquie-
tante amazona, experta en los ejercicios varoniles , la
que en su orgullo declaraba que no se casaría sino
con el hombre que hubiera de presidir el país . Cele-
brando el pacto mutuo de amor y de soberbia , debie-
ron los dos sentir la deliciosa embriaguez de la ascen-
sión comenzada , tan distinta de la fría luz de la cuin-
bre ; y pudieron creerse afortunados entre todos sus
compatriotas, en la ilimitada perspectiva de sus an-
sias de dominio, en el extraordinario aliento que ha
de infundir en un hombre ambicioso la asociación con
mujer de especie semejante , férvida colaboradora ,
perpetuo acicate y premio en las luchas más ásperas.
-32-

La realidad defraudó las ilusiones que en este sitio


debieron acariciar ambos ; pero las defraudó , no como

en otras casos por capricho ciego , sino por justa con-


secuencia y castigo de sus faltas . Diez años después ,
la gallarda novia que aquí debió ostentar altivez tan
bizarra, sucumbía en el destierro, désesperada , des-
honrada y maldecida, tras de haber escandalizado Li
ma con sus liviandades y arrebatos , como de reina
bárbara ; y lejos de los suyos , en el desamparo de su
agonía , no encontraba más rostro amigo que el del
aventurero español , último y fiel amante. Dieciséis
años después , Gamarra , al cabo de dolorosas vicisi-
tudes , reñido con la más genuina opinión , moría en
medio de la derrota de su ejército , dejando el Perú
vencido y anarquizado . El mérito de su muerte en In-
gavi, frente al enemigo externo, es insuficiente para
rescatar las graves responsabilidades que lo abruman
en la historia. Su desdichada mujer puede alegar pa-
ra eximirse el desvanecimiento y la inconsciencia fe-
meniles y la histeria incurable . El varón nó . Era
consciente, reflexivo y dueño de sí, sabía qué hacía y
adónde iba , ese mestizo de alargada cara , de mirar
hondo , de labios apretados, en cuyas comisuras pare-
ca latir toda la astucia indígena. Nacido en el Cuzco ,
impregnó su niñez y adolescencia en el espectáculo
de las ruinas que hablan de augustos y duraderos de-
signios . Educado entre eruditos frailes y doctores
hasta los veinticuatro años , se alimentó en la primera
juventud con la lectura de los clásicos , eternos maes-
tros de generosidad y civismo ; y esos libros latinos
que repasaba á menudo y que llevaba siempre consi-
go, para los ratos de descanso en las campañas , debían
abrirle horizontes despejados y magnánimos. La in-
dulgencia nacional , perdonando su tardía separación
de las filas realistas, á la hora undécima , y su desas-
tre de la Macacona, lo proclamaba el mejor militar
peruano y depositaba en él las más preciosas esperan-
zas. Su mujer le sirvió en los primeros años como in-
comparable auxiliar; y lo habría sido siempre si hu-
-33-

biera acertado á refrenarla. Después de su feliz in-


tervención en Bolivia el año 28, las miradas se volvían
á él , reputándolo el brazo y sostén más sólidos de la
patria recién constituída .

El Perú, que tiene por sus antecedentes los títu-


los más auténticos para el predominio occidental sud-
americano, se había rezagado en la guerra de la
emancipación , á pesar de nobles tentativas ; y había
acabado por recibir de fuera , como dádivas de sus
hermanos menores , el impulso decisivo de la inde-
pendencia. Era necesario reivindicar la autonomía,
entrar con resuelto paso en la vida nueva, borrar las
últimas sombras de vasallaje recomponer el cuerpo
étnico é histórico de nuestra nación , arbitrariamente
desmembrado . Eso intentaba el gobierno de entonces ,
el círculo inspirador del Presinde La Mar, mandata-
rio débil pero honradísimo patriota . Su nacimiento
en Cuenca influía en la notoria voluntaria de reincor-
porarse en el Perú que retoñaba en las provincias me-
ridionales de la antigua Audiencia de Quito , deseosas
de separarse de Colombia . Aún después de vencido
en el Portete, en combate que distó mucho de ser una
catástrofe , había que apoyarlo y sostenerlo, por deco
ro y por conveniencia colectiva . Nada decisivo se ha-
bía perdido : conservábamos la preponderancia maríti-
ma, ocupábamo , Guayaquil ; y reanudando las hostili-
dades bajo el presidente cuencano y la constitución
descentralizadora del 28, mientras la Gran Colombia
corría á su inevitable disolución , el Perú si acaso no
logrado la fusión con todo el Ecuador actual , á lo me-
nos se reintegraba el sur de él y definía el litigio de
Maynas. Gamarra, en vez de secundar en tal empresa
a su jefe, como es lo ordenado el deber más claro , lo
minó lo depuso y lo envió á morir desvalido en Cen-
tro América, pobre mártir de un alto pensamiento.
¿Intentó siquiera , ya posesionado en el mando , apro
vechar las ventajas y recursos de la situación para
repetir con nuevos auspicios la campaña y obtener una
paz fructuosa? Su ambición rastrera, en innegable
-34-

complicidad con el enemigo, se apresuró , desde antes


del pronunciamiento , á negociar cualquier paz , la más
ambigua é insegura; y luego en el poder, asentó el
pretorianismo en el triste aprovechamiento de la pri
mera derrota y del primer bochorno del Perú republi-
cano. Opuesto durante su período , por pseudo- centra-
lismo , á toda confederación con Bolivia, la acepta
cuando se encuentra caído, y ajusta con Santa Cruz
la unión perúboliviana como un medio de conseguir
auxilios , sin convicción ni amor á la idea ; y al verse
pospuesto en la ejecución , incapaz de sacrificar su
mezquina personalidad ante los eternos intereses de
la patria, derriba el régimen confederado y separa
perpetuamente el Perú de Bolivia con el apoyo de
Chile, al cual entrega así la hogemonía del Pacífico .
¡Hombre funesto , que en los dos hechos culminantes
de su existencia , deparó las dos profundas causas de
nuestra debilidad y postración presente ! ¡ Cuánto más
peruano de alma, cuánto más imbuído de la tradición
de los Incas y los Virreyes unificadores , fué su perpé-
tuo rival, el mestizo aimará Santa Cruz , que soldó por
un instante el vínculo en malhora roto y soñó en ins-
talar la sede de su dominio sobre los dos perúes , jun-
to á las antiguas mansiones imperiales , en aquel claus
tro de la Merced del Cuzco que con italiana elegancia
del Renacimiento señorea la sagrada plaza de Cusipa-
ta . Con tales meditaciones históricas me entretengo,
paseando la tranquila población , en la soñolienta quie-
tud del domingo luminoso .

Los días que pasé en Zurite , no dejé de acudir á


la era , situada al oriente, en el ejido del pueblo . Para
un costeño como yo , que jamás había visto la siega y
escarve del trigo , fué gran novedad presenciar la tri-
lla. La hacen aquí còn caballos, al añejo uso español.
Sobre los cojines de oro formados por las mieses , mo-
víanse los vestidos rojos y azules de las cholas atarea-
das . Al caer la tarde , se agolpan siempre las nubes en
las alturas del norte y comienzan á desfilar sobre la
pampa, con gran contento de los labradores, enemigos
-35-

de la limpieza del cielo por temor de las heladas. De


noche, el viento arrecia ; y encima de los tejados cam-
pesinos de mi cuarto, lo oigo que zumba arrastrando
los nublados hacia el Cuzco.

En los almuerzos y el concurrido desayuno de ca-


sa de Santander, recita el maestro de escuela Monte-
agudo trozos del drama quechua Usca Paucar, poste-
rior al Ollantay y con signos más ostensibles de inspi-
ración castellana . Está todo él en rima, nuevo argu-
mento de su relativa modernidad . Me hago traducir
los principales pasajes. La literatura dramática que-
chua, refundición de temas tradicionales , cantares y
aún verdaderas tragedias anteriores á la Conquista,
fué predominantemente obra eclesiástica , de los mi-
sioneros y curas que arreglaban tales piezas para las
representaciones escénicas acostumbradas por los in-
dios en las grandes festividades . Hoy se encuentra en
completa decadencia , perdidas ó en ignorado parade-
ro sus producciones antiguas (á excepción del Ollan-
tay y el Usca Paucar) y escasísima de continuadores ,
reducidos según mis noticias al señor Caparó Muñiz ,
cuyo repertorio está inédito , al canónigo Rodríguez ,
y á don Nicanor Jara, apreciable autor de Sumac Tti
ca. Podría quizá reanimarse con el establecimiento de
una cátedra de filología quechua en la Universidad
del Cuzco , que á más de la gramática y la toponimia,
estudiara el folklore indígena, explicaran los textos
del Ollantay y el Usca Paucar, los sermones de Aven-
daño y las composiciones del Lunarejo ( Espinoza Me-
drano), documentos literarios cuyos términos y giros
van haciéndose arcaicos y requieren interpretación
especial ; y procurar en fin rastrear á través de la pro-
sa española de Betanzos , Pachacuti Salcamayhua ,
Huaman Poma de Ayala y otros analistas , los frag
mentos épicos que compendiaron ó vertieron . Dichos
estudios , dificilísimos y casi infecundos en Lima , por
falta de oyentes preparados , tienen en el Cuzco am-
biente propicio . Otra imponderable ventaja de ellos
consistiría en el acercamiento entre la clase ilustrada
-36-

y los indios. No desconozco los inconvenientes del


biglotismo ó dualidad de lenguas en una nacionali-
dad, ni lo artificial que sería la reanimación erudita
del quechua; pero siendo ilusorio esperar su rápida
extinción y la total castellanización de los aborígenes ,
el elemento educado y superior del país debe incli-
narse hasta el indio , ya que éste no tiene fuerzas pa-
ra subir hasta él y no olvidar en la tarea de aproxi-
mación , que es la verdadera reconstitución de la pa-
tria ; el eficacísimo instrumento del idioma , llave de la
confianza . El indio cree, y aprecia como hermano , á
quien le habla en su lenguaje ; y la adhesión á ciertos
curas y hacendados no reconoce otra causa El gran
tropiezo para el resultado práctico de esta enseñanza ,
proveniente de la multiplicidad de dialectos en que se
ramifica el quechua , no existe para los departamentos
del Cuzco y Apurimae , que con ligeras desviaciones
hablan el mismo quechua clásico empobrecido .

Los naturales del llano de Anta visten por lo ge-


neral el calzón corto , la casaca azul y la chupa roja
del siglo XVIII , y la pintoresca montera galoneada
de plata que vengo viendo desde Sicuani ; los alcaldes
y tenientes indígenas llevan sus varas con cabos de
metal, como en toda la región que he recorrido ; pero
no tengo ocasión de escuchar en la cosecha del trigo
y del maíz los toques militares y los jubilosos cantos
ó hayllis de las cuadrillas de segadores que me em
belesaron en la feliz quebrada de Urubamba.
La mañana que salí de Zurite, ya el sol rayaba
bien alto . El camino corre entre prados abiertos , que
limitan á la distancia las cadenas paralelas de los ce-
rros . Delante de las chozas y alquerías, se amontonaban
las papas puestas á helar; en las laderas se desplega-
ban los superpuestos cultivos de los andenes ; en las
verdes lontananzas se desvanecían algunos re baños ,
envueltos en leve polvareda . Es natural que en esta
pampa edificaran los Incas y sus dignatarios los pala-
cios y casas de recreo de que Cieza nos habla : venían
á respirar el aire sutil de la meseta y á complacerse
-37-

en el paisaje descampado , serio y solemne como sus


almas , cuando se saciaban de sus otras residencias
campestres, cuando se hastiaban de la espejeante la-
guna de Muyna ó del mimoso recogimiento de Yucay.
La llanura se estrecha, y subo la cuesta que con-
duce á la quebrada de Limatambo. Pero la pampa no
termina aquí, sino que se prolonga á la izquierda , en
una ensenada ó bolsa cuya entrada ocupa la finca Ja-
quijaguana . La casa de ella es de arquerías claustra-
les. Me dicen que perteneció á los Jesuitas , antes de
su expulsión por Carlos III. La circunstancia de lle-
var el nombre de Jaquijaguana sólo esta porción del
llano , me hace creer que fué en sus cercanías el mal
llamado combate ó mejor dicho dispersión y desbara-
to de 8 de abril de 1548, y la conseguiente ejecución
de Gonzalo Pizarro y sus principales compañeros . La
hueste de los rebeldes , en efecto, aguardó á Gasca ,
según los cronistas , al pie de la bajada de Limatambo
(Pedro Pizarro), en la rinconada que hace el valle,
entre el río pequeño y una áspera sierra que vienen á
juntarse formando punta (Garcilaso) ; señales todas
que convienen al presente lugar. Y aúnque es cierto
que luego Pizarro y los suyos se retiraron algo , para
situarse en el collado inmediato á una ciénega, debio
de ser muy breve contramarcha , y en ningún caso
hasta el otro extremo de la pampa , en Anta y Hua-
rocondo, como algunos modestamente sostienen (1 ) ;
porque en los escritores de la época no hay indicios
para suponer movimiento tan extenso, y porque, aún
cuando fuera muy rudimentaria entonces la estrate-
gia de esos ejércitos diminutos , no es concebible que
Pizarro y Carbajal , retirándose al rincón opuesto de
la pampa se expusiero tan á las claras á ver corta-
das sus comunicaciones con el Cuzco , que tanto les in-
teresaba conservar. Cieza , testigo presencial de la ac-
ción, y que describe su itinerario en dirección inversa
al mío, trae estas palabras , concluyentes á mi enten-
der: " Al principio ( del valle de Xaquixaguana) es el

[1 ] Prescott así lo sugiere, Conquista del Perú, libro V, cap. 3º.


-38-

lugar donde Gonzalo Pizarro fué desbaratado , y jun-


tamente él con otros capitanes y valedores suyos jus-
ticiado por mandado de Pedro de la Gasca " (1) . Los
tremedales y pantanos que los cronistas mencionan y
en que encenegó el traidor licenciado Cepeda , existen
allí como en toda la llanura , particularmente en la
estación del mes que fué el de la batalla. En el pro-
pio campamento de Gasca funcionó el tribunal regio
y se cumplieron los fallos : fueron decapitados Gon-
zalo , Juan de Acosta y varios más ; y descuartizado
el octogenario Carbajal, cuyos trozos sangrientos lle-
varon al Cuzco y plantaron en las picotas de los cua-
tro caminos reales.

Tal vez en este mismo paraje ó sus contornos ocu-


rrió la otra célebre tragedia del valle : el suplicio del
guerrero indio Chalcochima , quemado vivo por orden
de don Francisco Pizarro . Era el mejor general de
Atahualpa , el único que no se asombraba con el espan .
toso galopar de los nunca vistos caballos. Pedro Pi-
zarro nos lo pinta robusto , cetrino y bien dispuesto
de miembros. Después de la muerte de su soberano ,
fué conducido prisionero por los conquistadores en la
marcha al Cuzco , y acusado de estimular á sus com-
patriotas para que se resistieran en los pasos y desfi-
laderos de las montañas " El Marqués acordó de ma-
tallo , porque si se soltara pusiera en aprieto á los es-
pañoles " . Ejecutóse la sentencia luego , á principios
de noviembre de 1533 , junto á aquellos tambos ó de-
pósitos de Jaquijaguana en que almacenaban los In-
cas los más preciados productos de todo el Imperio ,
donde la sedosa lana de las vicuñas hasta los polvos
de oro, los nácares y los corales marinos ( Pedro Pi-
zarro). Cuando lo llevaban encadenado á la hoguera ,
Chalcochima se quejó en alta voz de la indiferencia
de su colega de mando Quizquiz , que nada hacía por
libertarlo de la muerte, contando aún con soldados en
las alturas vecinas . Luego , pagado este tributo á la
sensibilidad humana , formulaba ( la amarga protesta

( 1 ) Cieza, Crónica del Perú, Cap. XCI.


-39-

contra la ingratitud de los amigos , que es la prueba


más dura é intolerable, recobró su estoica firmeza , an-
tes jamás desmentida . Más altivo que Atahualpa , re-
chazó indomable y desdeñoso el bautismo de los ex-
tranjeros , que quizá le hubiera valido , como á su mo-
narca , la de la hoguera por suplicio menos atroz; y
mientras el fuego devoraba sus carnes , entre los ro-
jos espirales del tormento horrible , se le escuchaba
invocar á Pachacamac y sus ídolos . Pocos años an-
tes, y según Garcilaso (1 ) en aquel mismo lugar , Chal-
cochima y los demás capitanes de Quito habían pa-
seado al cautivo Huáscar, vestido de luto , con un
cordel al cuello y atadas las manos á la espalda , por
una calle larga que formaban los postes y horcas de
que pendían sus parientes y servidores, los cuales
acallaban las ansias de la agonía próxima para reve-
renciar y consolar á su rey destronado . A cada paso
que damos en estas tierras lucientes y calladas, sur-
ge en la paz del campo un lejano recuerdo histórico
feroz y fúnebre como un cráter ya extinto.

Josè de la Riva Aguero.

(1) Garcilaso , Comentarios Reales, Primera parte, Libro nono , cap.


XXXVI y XXXVIÍ.
HISTORIA

El Cuzco i sus títulos ante

la Historia.

Prescindir de la Historia del Cuzco sería prescin-


dir de la Historia de la América del Sur; borrar los
signos más característicos de la civilización america-
na i dejar trunca por entera , sin base i sin coronación ,
la del Perú. El Cuzco , ha dicho el infatigable jefe de
la comisión de Yale, es el pueblo más antiguo de la
América i aquel cuya Historia es más interesante que
la de pueblo alguno, por eso aquel severo investigador
llamaba con frase simpática al Cuzco , en saludo i ho-
menaje, La venerable, en ocasión solemne que con
honra debe recordar la Universidad de esta capital.

Aquí vivieron las especies animales más antiguas


de América, tal vez hace cuarenta mil años , como lo
probaron los científicos de Yale con los restos fósiles
de Ayahuaicco i los más interesantes si cabe de Ayus-
bamba i otros lugares comarcanos del Cuzco ; por
aquí anduvieron las enrevesadas series de Emperado-
res Preincaicos que cuenta el licenciado Montesinos
i de aquí corrieron hacia Machupicchu los herederos
de Pachacutic VI , tal vez último vástago de la prime-
ra dinastía quechua ; aquí asomó su mitológica perso-
nalidad Manco Ccapac, peregrino restaurador de una
casta i linaje sojuzgadas por un enemigo invasor i
aquí cerca tuvo lugar el mito simbólico i sugestivo de
los hermanos AYAR , la conversión de uno de ellos en
piedra, el encierro de otro en una ventana de Tampu
ttocco, i la formación de las primitivas tribus , núcleo
i matriz de los aillos incaicos , como SAHUASIRAY, AN-
TASAYC i AYAR UCHU; aquí paseó su bandera de paz i
-41-

concordia idílicas o sus armas desvastadoras de gue-


rrero bárbaro, según sea el criterio histórico con que
se juzgue, el manso o belicoso Manco , i aquí , despué sde
cinco siglos , en la gran plaza , teatro de tantos episo-
dios notables, pereció el última Inca Túpac Amaru ,
como para significar que el Cuzco fué cuna i sepulcro
de una gran etapa civilizadora . Aquí se fundó la pri-
mera sede de Cabildos i Ayuntamientos, en 1534; aquí
murieron i se enterraron los dos Almagros después
de Salinas i Chupas ; aquí corrió cañas i jugó anillos
el Virrei Toledo el más viajero i organizador de los
Virreyes; aquí se fundó la primera Catedral del Perú,
Quito i Chile; aquí se consagró el primer arzobispo de
Lima don Jerónimo Loaiza ; aquí se insurreccionaron
Hernández Girón, Sebastián Castillo i Alonso de Al-
varado ; por aquí alborotaron las huestes rebeldes de
Tupac Amaru 11 , Pumaccahua i los Angulo ; por aquí
pasó Bolívar con sus glorias únicas de Libertador ;
aquí en el Cuzco , la Audiencia , después de la rota de
Ayacucho, nombró i juró por Virrei del Perú a don
Pío Tristán , i en fin el Cuzco , sirvió de coso a tan
bravas hazañas , de teatro a tan gallardas bizarrías i
de sede a las más notables formas de la vida pública
del Perú. Con razón se la llamó desde la cédula real
de 1540 " la noble i gran ciudad del Cuzco , cabeza de
los Reinos del Perú" dando a sus representantes el
primer lugar i voto en cualquier cabildo o reunión en
que se hallaren , i como juró reconocerlo i respetar sus
preeminencias el Virrei Toledo el 12 de febrero de
1571 ante Juan Samarán , el regidor más antiguo del
Cabildo secular del Cuzco , i como lo hicieron valer
en el Concilio Provincial reunido en Lima en 1567 los
delegados del Cabildo , Justicia i Regimiento del Cuz-
co, don Pedro Portocarrero i Ordóñez .

Parece, pues, que el Cuzco cansado de tanta


labor i melladas sus armas de tantas i tan cruen-
tas luchas , durmiera hoi su reparador sueño de des-
canso, en una mística contemplación de voluptuosa
atonía i sin alcanzar a desperezarse del todo i erguir-
42-

se sobre la cumbre de su Historia , se ha detenido


como escrutando su pasado , ha dado varios pasos
atrás como sorprendido de su prosapia i abrumado de
sus glorias. Ojalá que este movimiento signifique el
paso atrás para dar el salto , si se me permite parodiar
la frase feliz de un escritor español.

La vida primitiva del Cuzco está comprendida en


todo el largo lapso de tiempo que precede a la funda-
ción del Imperio de Manco , según cálculos más fun-
dados en el siglo XI, época que exactamente puede
llamarse Prehistórica, por la falta de datos fehacien-
tes i de materiales auténticos de construcción . La se-
gunda etapa, podemos llamarla Protohistórica, que
abrazaría el período de casi tres siglos , es decir des-
de Manco I hasta el gobierno de Viracocha , desde
quien tenemos ya luces , aunque escasas i mortecinas ,
para inducir la verdad histórica propiamente dicha .
La Prehistoria cuzqueña comprendería, pues , se-
gún esto, casi los once siglos de la era cristiana ante-
riores a Manco, i en ella deberán encerrarse la forma-
ción de los primeros núcleos de población en este va-
lle , la larga serie de Emperadores que gobiernaron
aquí, durante el primer Imperio Quechua , i a los cua-
les se refiere Montesinos, conjeturando sobre una en-
revesada trama de suposiciones, en el fondo acerta-
das , pero falaces i ligeras en su externo desenvolvi-
miento . Según Montesinos, el Cuzco en períodos mui
lejanos habría sido la sede ilustre de un gran Impe
rio, que correspondería al megalítico insinuado por
casi todos los Historiadores, i restos de él serían los
muchos monumentos esparcidos en el Cuzco que pos-
teriormente fueron aprovechados o arreglados por los
Incas , i todos los que se encuentran en el Collao . Es
te Imperio se derrumbó , según Montesinos por un
castigo de los dioses determinado porque sus pueblos
aprendieron el arte diabólico de la escritura ; sus úl-
timos vastagos i sus secretos públicos o de Estado tu-
vieron que huir i ser trasladados a las fragosas i bra-
1
43-

vas regiones donde no pudieran ser perseguidos i


profanados , i así se dice, según inducción del doctor
Bingham, que buscaron i hallaron como refugio las
ásperas sierras de Vilcabamba la Vieja , que quien
sabe si corresponde a la fantástica ciudad de MACHU .
PICCHU. Allí, durante el período salvaje i bárbaro que
siguió a la caída de ese poderoso Imperio , i que co-
rrespondería a la época de las behetrías que refieren
Garcilaso i todos los Cronistas, las vírgenes i sacer-
dotes , como cuidantes de un dulce e íntimo culto ,
guardaron sus ritos i ceremonias i conservaron el fue-
go vivo de las creencias tutelares , que serían las de
la Raza Quechua , perseguida por una Raza bravía ,
luchadora i bárbara , que muchos Historiadores quie-
ren decir fué la AIMARA, venida de los desiertos de
Atacama i pampas inhospitalarias. Ese Imperio sería ,
pues, el Primitivo Imperio Quechua , cuya restaura-
ción significa el Segundo formado e iniciado por Man-
co , con el título específico de Imperio del Tahuantin-
suyo o de los Hijos del Sol .

Para dar mayores visos de verdad a este aserto ,


los estudios e investigaciones del doctor Bingham ,
tratan de probar que Tampu ttocco, o sea la comarca
misteriosa de donde salió Manco a fundar su Imperio
con sus hermanos , es nada menos que Machupicchu,
por aquel dato que la tradición consigna de que en
memoria del lugar donde moraron por largo tiempo
los restos del derruído Imperio, fundaron en él un
TEMPLO CON TRES VENTANAS , cuyos vestigios se encuen-
tran solamente en Machupicchu.
Tendríamos, pues , que el Primer Imperio Incaico
sería algo así como el gran ciclo clásico de la civili-
zación Romana ; el tiempo largo que siguió de eclipse
i estancamiento de aquella etapa, por obra de invaso-
res hazañosos i destructores , una pequeña Edad Me-
dia , i el Imperio de los Hijos del Sol , un verdadero
Renacimiento , al que siguieron descubrimientos , con-
quistas, artes , ciencias i literatura , con unos cuatro
siglos de adelanto en la sucesión cronológica de aque-
.
-44-

llas etapas en la Historia del Mundo Antiguo . El Cuz-


co entonces pasaría por las mismas fases i lacerías de
la Roma de Augusto i Vespasiano i la Roma ofendida
por los bárbaros de Genserico i Atila . Su desigual va-
Île , sus estrechas calles, sus palacios suntuosos i la
apacibilidad de sus hombres i el fausto de su corte ,
habrían sentido una cruel sacudido , un bárbaro desco-
yuntamiento, hasta dejar el valle convertido en pobre
i oscura residencia de unas ariscas tribus que no sa-
bían de sus enopeyas pasadas i de sus magnificencias
empalidecidas i yacentes . Las regiones vecinas del
Cuzco, Quispicanchi, Canchis, Chilques , Xaquijahua-
V na, Urubamba se habrían convertido en cacicazgos di-
minutos , en behetrías salvajes, en feudos despóticos
de unos señores de horca i cuchillo ni más ni menos
que los atómicos desmenuzamientos en que quedó
convertida la Europa Occidental después de la terrí-
fica catástrofe de la invasión bárbara.
Sacesaihuamán, Ceoricancha, Ccolecampata i
otros edificios , como Hatun Rumíyoc, que delatan
una antigüedad remotísima , i sobre los cuales hicie-
ron los Incas los suyos , arreglándolos por un arte de-
licado i discreto , corresponderían a ese período . Los
templos a Viracocha en Tihuanacu i Cacha , signifi-
can que el Imperio megalítico primitivo i el Segundo
Imperio fundado por Manco , fueron de una misma
raza, pues bien recordáis que en la poética i sugesti-
va aparición del Dios al mal hijo de Yáhuar Hua-
ccac, en Chitapampa, Viracocha, cuyo nombre tomó
después el animoso Príncipe , le dijo : " Yo soi el Dios
de tus Mayores" i Viracocha, está probado ser dios
de la raza quechua .
*
XX

La época Incaica , cuya primera etapa he llamado


Protohistórica , porque en ella se barajan en pintores
co consorcio leyendas amenas i serenas verdades, es
más conocida que la anterior , aunque siempre con
ciertas variaciones de detalle correspondientes al cri-
terio de los Cronistas españoles de los primeros tiem-
-45-

pos de la Conquista, como a la confusa información


tomada de los Quipocamayoc ; pero, como sesudamen-
te lo ha probado el docto historiador Riva Agüero , la
narración de Garcilaso el Inca , que puede llamarse el
tercer historiador i que escribió sesenta años después
de la Conquista es la que más fe merece cuanto a nú-
mero i sucesión de Emperadores i a las costumbres ,
ritos i prácticas de los Incas, nuestros padres graves i
linajudos. Hasta Pachacútic , el Rei sabio i adminis-
trador, la vida del Cuzco estuvo determinada princi-
palmente por la de los Aillus que representaban
linajes de los fundadores del Imperio de los descen-
dientes de las noblezas pasadas . Cada familia de un
Emperador se recapitulaba en un Aillu que tenía sus
preeminencias invariablemente reconocidas . Hasta
aquel Inca el Imperio que iba creciendo con las con-
quistas de sus discretos i suaves generales , formaba
sólo una verdadera confederación de tribus . El Cura
ca vencido o sometido venía al Cuzco a prestar home-
naje de superioridad i rendimiento al Inca, traía su
ídolo tutelar que entraba en lo que podremos llamar
el Panteón Peruano , reconocía al Sol como Dios tam-
bién superior i después se volvía a sus dominios tan
Rei i Señor como lo había sido antes , aunque bajo la
hábil i discreta vigilancia de un Delegado del Empe-
rador. Los casos de guerra eran los únicos en que de-
bían los Curacas conferados enviar sus ejércitos i el
contingente militar pedido . Muchas veces , como cuan-
do la temerosa invasión de los Chanças , algunas tribus
i señoríos se uegaron a enviar sus auxilios de hom-
bres . Pachacútic , el gran Conquistador i filósofo , co-
menzó la obra de centralización i absorción de los
pueblos sometidos a la Autoridad del Monarca orejón
del Cuzco , i reglamentó asimismo la vida de la ciu-
dad , a la que quiso darle un esplendor i lujo dignos
de la prosapia incaica i del fausto divino de que el
Emperador se rodeaba. Entonces comienzan las su-
blevaciones i rebeldías de las naciones avasalladas ,
rebeldías que crecen i aumentan en tiempos de Inca
-46-

Yupanqui i Ttúpac Inca Yupanqui , hasta dar lugar a


aquellos célebres escarmientos mandados aplicar por
Huaina Ccápac a los habitantes de la Punái Huanca
huilca, por orden de su padre, haciendo matar a uno
de cada diez vecinos del pueblo i arrancando dos dien-
tes superiores i dos inferiores a los de Huanca huilca,
en castigo de sus malandanzas contra el señor del
Cuzco, así como el pavoroso castigo de Atahualpa con
los indios de Tumepampa, que fué una de las acusa-
ciones con que formaron capítulo a aquel Inca quite-
ño , los españoles conquistadores.

El Cuzco de los Incas fué un Cuzco renovado ,


restaurado , pulido i urbanizado . Sus plazas llenas de
palacios en que el oro resplandecía haciendo contras-
te con la adustez i severa majestad de la piedra jas-
peada i fuerte ; su gran templo que todo era un frene-
sí i una locura de fausto i riqueza i de primor en el
arreglo i la ornamentación , i donde el Sol tenía apo-
sentos para el día i la noche, ribeteados con planchas
de cro i encajes del mismo metal , deslumbrantes ri-
quezas que podrían creerse inventadas si los Conquis-
tadores i testigos presenciales no hubiesen declarado
así bajo juramento, i si no se hubiese muerto a Ata-
hualpa i perseguido a Manco Inca i sus sucesores i si
Mancio Sierra de Leguizamo , uno de los primeros que
llegaron al Cuzco , no hubiese declarado testamenta-
riamente, a la hora de su muerte en 1589, que le tocó
en repartimiento una imagen del Sol hecha de oro que •
lo jugó como se juega el Sol por nacer o antes que
amanezca. Sus innúmeros adoratorios que rodeaban
todos los campos i rincones de la comarca a los cua-
les se llevaban gran copia de riquezas para prestarles
el culto que les debían i expandir su espíritu crédulo
i hondamente obcedido por el misterio , eran otros
tantos lugares de peregrinación i cita en que los ay-
llus i las familias comulgaban en el rito fanático i
rendido de sus mayores .
El Cuzco era una inmensa Caaba , una locura re-
ligiosa. Sus Emperadores ofuscaban con el esplendor
-47-

de su Corte i la majestad de su real persona . Cuando


paeaba por las calles de la ciudad con ocasión de las
grandes fiestas o salía al estruendo de sus músicas
guerreras, el silencio i la quietud temerosos reinaban
en el ambiente ; su litera o uSNU llevaban indios de Lu-
canas, firmes i acompasados de paso ; indios de Chum-
bivilcas , donairosos i gráciles en el movimiento , eje-
cutaban extrañas i peregrinas danzas, i cantadores i
servientes de Paruro alegraban , en culto`supremo , la
real i divina comparsa . Cuando la primera Embajada
de Pizarro fué a saludar a Atahualpa, presidida por
Hernando Pizarro , en las cercanías de Cajamarca,
bastó una mirada del Emperador para que sus servi-
dores trocasen por otros vasos de más valor i más
hermosa hechura que aquellos de oro en que se sir-
vió a los españoles el brebaje de los Incas , i cuando
Chalcochímac fué a saludar a su Rei preso , lo hizo
llevando una carga encima de las espaldas i con la
mayor humildad que cabe en condición humana ; i aun
mucho después, cuando Ttúpac Amaru , el de Vilca-
bamba iba a ser ajusticiado inicuamente en la plaza
del Cuzco , la gran multitud de indios que llenaba la
plaza i los cerros próximos , prorrumpió en un alarido
horrísono i desesperante, i bastó que el Inca levanta-
ra el brazo i lo dejara caer bizarramente para que la
marejada humana quedase encerrado en un silencio
taciturno i doliente. Ah! los Incas tenían la concien-
cia de su prosapia i el orgullo de su linaje. Xerez , el
primer Secretario de Pizarro, se compalce en pintar
con toques mui vivos la presencia personal de Ata-
hualpa a quien vió i trató, así como la majestuosa
gravedad con que cuidaba de su personal decoro : Ata-
hualpa, dice, era bien apersonado i dispuesto i cuando
hablaba lo hacía con gravedad.

José Gabriel Cosio.


Historia Eclesiástica

El siguiente interesante estudio , que lo


presentò su autor en una de las conferen
cias mensuales que la Comisión Històrica
suele tener en su seno, viene a poner en claro
una cuestión hasta hei aun no resuelta; el
numero i sucesión de los obispos que gober-
naron esta històrica diócesis, la más anti-
gua de la América del Sur , i , en sus orìgenes ,
sufragánea de la de Sevilla' -N. de la Ř.

Episcopologio Cusqueño

INTRODUCCION

Indudablemente, señores , que ha sido muy feliz y oportuna


la idea de imprimir nuevos rumbos y nuevas orientaciones a la
"Comisión Histórico-Eclesiástica de la Diócesis" con la inicia-
ción de una serie mensual de conversaciones sobre temas ne-
tamente locales de historia , de geografía , de arqueología, de
arte, o , en fin, de cualesquiera otros asuntos que puedan con-
tribuir a dar luz y a divulgar nuestra cultura actual , o la de
nuestros padres y antepasados, aprovechando para ello, ya
de nuestras observaciones, estudios y esfuerzos particulares,
ya también de las facilidades que la Autoridad diocesana nos
ha prometido otorgarnos, concediéndonos el libre acceso a los
archivos de su dependencia, donde seguramente encontrare-
mos un campo ubérrimo , no ya solo para espigar rezagos,
sino para recoger abundante cosecha puesto que ese campo
permanece aún inesplorado .
Empero, aún cuando no contáramos con este auxilio, bas-
taría por cierto vuestro entusiasmo , vuestra pericia ejecuto-
riada y vuestro esclarecido talento puestos al servicio de una
causa tan noble y tan patriótica como es la de contribuir a la
formación de nuestra historia, la que se encuentra íntimamen-
te ligada a la historia de la Iglesia, sin exceptuar la historia de
-49-

nuestros Incas legendarios , y aún la misma preincaica; puesto


que, si se observa con atención, no faltan indicios de una in-
fluencia positiva de la civilización cristiana en las épocas más
remotas de nuestro Continente ; como , acaso me toque la suer-
te de hablaros en otra ocasión sobre tema tan curioso como
interesante .
Por fortuna, señores, vivimos en la capital histórica de la
América y tenemos a nuestra disposición este estupendo y ma-
ravilloso libro cuyas páginas de piedra guardan las leyendas,
la cultura, las artes y las ciencias, las leyes y las industrias ,
los usos y las costumbres de tres razas distintas y enemigas
las unas de las otras, a pesar de su común orígen ; las que, al
conquistar la una a la otra por la fuerzs de sus armas y de su
talento, se han sucedido una en pos de otra en la posesión de
este suelo privilegiado .
**

Si los antiguos egipcios , deseosos de perpetuar su memoria


al través de los siglos y de las generaciones futuras, no se con-
tentaron únicamente con escribir sus anales en los muros de
sus templos, en sus mastabas y pirámides y en sus estelas de
piedra, sino que principalmente tuvieron cuidado de erigir es-
tos monumentos para sobrevivirse a sí mismos y legar a los
pueblos del porvenir más remoto su sucinta historia trazada
en sus misteriosos caracteres hieráticos , demóticos y geroglí-
ficos.
Si los caldeos y los asirios, guardaron cuidadosamente las
azañas de sus reyes y la historia de sus conquistas en enormes
bibliotecas formadas de inmensas pilas de delgados ladrilos ,
en los que, antes que la cocción les diera la firmeza necesaria ,
grabaron con agudos punzones los extraños y complicados
caracteres de su escritura cuneiforme para que fuera leída des-
pués de sus días .
Si , apesar de estas industriosas precauciones , se sucedieron
los siglos a los siglos , sin que los hombres se preocuparan más
de esos pueblos de remota antigüedad, cuyas tradiciones e his-
torias las confundieron con las fábulas y los mitos.
Si, por fin, amaneció un buen día para los pueblos que
dormían el sueño del olvido en las márgenes del Nilo , en el que
el inmortal Champolión con su envidiable perseverancia y su
privilegiado talento , logró descifrar aquellos arcanos caracte-
res y asi descorrer el denso velo que cubría la historia de aque-
llos pueblos .
Si el genio de Rawlinson , Hinckis y Oppert hizo resugir
animada y viviente la imagen de los pueblos que otro día ha-
bían turbado la quietud de los llanos y los valles del Eufrates
y del Tigris, y había logrado exhumar el cadaver de la opulen-
ta Nínive después de que yacía bajo montañas de tierra, más
-50-

de dos mil años , para hacerle la autopsia y descubrirle los ma-


les de que había muerto , y deducir de allí sus usos y sus cos-
tumbres su vida en una palabra , lenyendo su testamento , que
había tenido la precaución de enterrarlo consigo, colgado de
su pecho ; por cuya razón los pueblos que les sucedieron la
creyeron relegada al eterno olvido .
Y sin embargo, al conjuro mágico de la ciencia de aquellos
hombres extraordinarios se reintegra la historia de aquellos
pueblos a los fastos de la Historia Universal, y se confirma con
sus descubrimientos las narraciones de la Biblia las que se
amplían suscintamente y se hace que hoy conozcamos a esas
generaciones pretéritas con la misma abundancia de detalles ,
con que conocemos la historia de los pueblos contemporáneos .
Algo más ; si , el genio , contando únicamente con el
increíble dato de las lenguas indo -europeas ha logrado re-
construir la lengua madre , la lengua ariana, y por medio de
ella ha sorprendido en su tumba al ilustre pueblo que lo ha-
blaba, apesar de que éste, al morir, no dejó ni leyendas ni tra-
diciones, ni escritura ni monumentos: ¡había muerto sin testa-
mento!, por lo que , se olvidaron de él sus hijos ingratos . Esto ,
señores , es algo extraño , es algo sorprendente ; pero es la ver-
dad .
Y, entonces ¿ porqué nosotros vamos a vacilar cn echar
mano a la piqueta y al azadón para revolver esta tierra pro-
picia y fecunda? ¿porqué no ensayamos las diversas maneras
de interpretar este maravilloso códice, apesar de que, deleito-
samente lo revolvemos entre las manos todos los días ?
Sí, señores, aquí están a nuestra disposición estas estupendas
páginas de piedra; digo , estos muros de arquitectura singular
en el orbe entero , cuyos pulimentados sillares yustapuestos los
unos a los otros, con matemáticas trabazones y con inimita-
bles ensanblamientos, desafían los caprichos de los hombres ,
el furor de las tempestades y la inexorable acción de fos si-
glos . Aquí podéis contemplar a vuestro sabor sus admirables
hiladas, ora matemáticamente simétricas, ora caprichosamen-
te multiformes; de cantos regulares, planos y lizos , o almoha-
dillados ; en cuva factura se pasma la imaginación; y que pa-
cientemente van esperando el advenimiento de algún otro ma-
go de las ciencias que llegue a explicar la manera cómo fueron
construidos, los instrumentos tan apropiados de que se sirvie-
ron aquellos inteligentes obreros para obtener un nivel tan
perfecto , como es el en que descansan esos descomunales blo-
ques que no parecen sino transportados de sus lejanas cante-
ras por manos de cíclopes y de gigantes, y que revelan un co-
nocimiento científico de las complicados leyes de la estática y
de la dinámica .
Y para referirnos a la época netamente incaica; aquí está
-51-

como en su verdadero centro, aún vivo y enérgico , el mismo


idioma que hablaron aquellos sabios y prudentes legisladores ,
y solo espera una mano caritativa que la depure de los extra-
ños aditamentos que se le han adherido para tornarse a su
prístina pureza , toda vez que, aún no hemos olvidado su orto-
logía y su singular fonética. ¡Cuánto bien no podemos sacar
de este solo recurso; sin contar con la interpretación de los
célebres e ingeniosos qquipus , que al decir de notables inçálogos,
son verdaderas escrituras ideológicas, o al menos simbólicas !
Aquí están también los magníficos oratorios y templos de
la época colonial con sus soberbios retablos dorados con el
finísimo oro de Paucartambo, con sus admirables púlpitos ,
ambones , sillerías corales y credencias' talladas del incorrup-
tible cedro; con sus notabilísimas esculturas y pinturas , las
más de ellas anónimas; con sus riquísimos vasos sagrados,
candelabros, incensarios y demás bagilla de oro y plata de
exquisito trabajo de orfebrería; con sus preciosas ropas de sa-
cristía y ornamentos primorosamente tegidos y bordados por
manos angelicales aunque desconocidas .
Aquí tenemos aún en pie los palacios y casas señoriales con
sus blazones y armas de sus señores, con sus graciosos ajime-
ces y balcones arabescos , muchos de ellos ocultos y desfigura-
dos ¿lo diré?-icon grosero barro!
*
**
Nos ha cabido, pues, la suerte de haber nacido y de vivir
familiarizados con las maravillas que guarda en su seno, como
en portentoso estuche de piedra, esta urbe milenaria; nos ha
cabido la suerte de haber nacido y de vivir en el Cusco, centro
donde hoy convergen las miradas de los sabios de uno y otro
continente; y , por lo mismo, nos toca a nosotros secundar el
unánime esfuerzo de renacimiento de los estudios arqueológi-
cos e históricos, y en general de todas las disciplinas enlazadas
con estas ciencias, que felizmente se ha iniciado en todas par-
tes sin excluir a nuestra tierra querida.
No me lo podéis negar vosotros, yo os conozco , ya sois ve-
teranos en esa pléyade: y aquí viene bien reconocer que real-
mente vienen cumpliéndose las memorables palabras de Roos-
belt, Presidente de la gran República del Norte: "Que si el siglo
XIX fue el siglo de los inventos y de las evoluciones científicas ,
el siglo XX será el de las rectificaciones históricas y geográfi-
cas, que marcarán el destino de todos los pueblos , porque el
destino del uno está enlazado con el de los demás" . El tiempo
trascurrido desde que se anunció esta predicción viene confir-
mando con los hechos su indiscutible verdad .
*
* *
De desear habría sido , que cualquiera de vosotros hubiera
comenzado a dar las conversaciones que habíamos acordado
-52-

darlas por turno, en nuestra última reunión; pero, hay que


consolarse con cualquier aspecto halagüeño que ofrecen los
hechos consumados e inevitables; y puesto yo, en tan difícil si-
tuación, debo decir, que me consuelo con la idea de que las cosas
importantes, como los ríos caudalosos tienen pequeños y muy
modestos principios, y con esta satisfacción voy a proponeros
un tema que acaso os ha de cansar por la monotonía y aridez
consiguiente a su naturaleza .
Me propongo fijar el episcopologio cusqueño; de un modo
especial, en cuanto al número y orden de los prelados que con
el carácter episcopal han regido y gobernado esta Diócesis, la
primera de Sud-América , erigida por el Papa Paulo III en con-
sistorio de 8 de enero de 1537 y cuya ejecución la hizo su pri-
mer obispo el Iltmo . y Rmo, señor don Fray Vicente de Valverde
el 5 de septiembre de 1530 ; y después fijar también las fechas
que cada uno de ellos ha regido y gobernado, que en esto no
todos los autores andan de acuerdo , así como en lo primero.

Documentos que hay que utilizar, y que en efecto se han utilizado


en el Episcopologio del Cusco y orden en el que deben
ser preferidos.

Ciertamente, que no todos los cronistas están de acuerdo


en el número de los obispos de la Diócesis del Cusco , ni en la
fecha que asignan al gobierno de cada uno de ellos, y para
fijar estos dos puntos he tenido que emprender un trabajo, si
ben, casi completamente mecánico, no por eso más fácil ni me-
nos dispendioso; pues, he tenido que consultar los infolios del
archivo de la Catedral, algunos de ellos descompaginados y es-
critos con caracteres arcaicos de dificilísima lectura y traduc-
ción. En esos libros se tienen asentadas las actas de las sesio-
nes capitulares, que ellas solas serían suficientes para hacer el
episcopologio materia de este trabajo, pues constituyen indis-
cutiblemente documentos auténticos y fehacientes, que produ-
cen el efecto de una prueba plena en cualquier alegato; pero
desgraciadamente esos libros no están completos , faltan algu-
nos, acaso los más importantes. Y aún en los que actualmente
existen no se relatan en ocasiones determinadas los hechos y
las fechas que se busca, pues, no todos los secretarios capitu-
lares que se han sucedido han tenido el mismo interés en con-
signar, aún los hechos más culminantes, como sería verbigratia
la toma de posesión de un obispo o la fe de muerte de otro , he-
chos que en casos dados se ha omitido hacer constar por acta .
Todos aquellos prelados cuyas dos fechas, o al menos una de
ellas se ha consignado en las actas capitulares , aparecen en un
-53-

cuadro que he formado , como designados con datos irrefuta-


bles, para computar la fecha de su gobierno, cuya fecha se ha
puesto en la primera casilla .
Para aquellos prelados cuyos datos faltan en los libros
capitulares he tenido que recurrir a las leyendas de la galería
de retratos de los obispos del Cusco que se conserva en la sa-
cristía de la Cateral, pero confieso, que he tenido que leer per-
sonalmente esas inscripciones para no llevarme el fiasco que
sufrieron los redactores de "El Lábaro " que por haberse vali-
do de un inexperto monaguillo publicaron esas leyendas pla-
gadas materialmente de anacronismos y errores sustanciales
que desfiguraron la mente de sus autores. Pero tampoco esto
me ha sido suficiente para llenar los vacíos que , me faltaban ;
pues, apesar de ser también documentos auténticos y fidedig-
nos, no están tampoco completos, toda vez que, faltan los re-
tratos del P. Fray Luis Quesada O. S. A. y del señor don Agus-
tín Muñoz y Sandoval; y en la inscripción de varios retratos
no se han consignado precisamente los datos que serían de de-
sear llenándolos solo con insustanciales elogios, como son los
que aparecen en el del señor Dr. D. Melchor de la Nava Moreno ,
en el del doctor don Pedro de Ortega y Sotomayor, en el de
don Juan de Castañeda y en los de otros; y a veces se ve la des-
gracia de que precisamente esos datos los han mutilado , me-
tiéndoles la cuchilla hasta la carne, como se dice vulgarmente, to-
do con el fin de encajarlos en unos marcos, que seguramente
no se fabricaron para esas telas . De manera que, aún con este
recurso siempre han quedado huecos que llenar .

Un célebre manuscrito que anda en copias de remota época


y que generalmente lleva el título de "Cronicón del Cuzco", uno
de cuyos ejemplares, posee el talentoso catedrático de nuestra
Universidad doctor don Fortunato L. Herrera aquí presente,
y del cual se ha hecho a costa del gobierno una mala impre-
sión en 1901 , es seguramente otro de los documentos que me-
rece crédito ; y esta obra anónima me ha servido para el resto .

Con los anteriores datos concuerda de un modo perfecto el


momumental "Diccionario Histórico -Biográfico del Perú" escri-
to por el ilustre y benemérito general don Manuel de Mendiburo ,
quien además de ocupar de los más de los obispos del Cusco
en artículos especiales, trae como uno de los documentos
anexos al tomo 5° bajo el Nº 10 un " Catálogo de los obispos que
ha tenido la Diócesis del Cuzco" , con sus correspondientes fechas
de posesión y cesación, el cual, fuerza es reconocer como uno
de los más exactos; y las discrepancias que se notan se debe
únicamente a la diferencia de posisiones que se acostumbraban
tomar en tiempos pasados por los señores obispos, como ha-
brá oportunidad de manifestarlo en su lugar respectivo, discre-
-54-

pancias que hay necesidad de conciliarlas, como lo tengo hecho


en el cuadro a que ya he aludido .
Pueden, además servir como documentos ilustrativos "El
Catálogo cronológico de tos señores obispos de esta Diócesis del Cuzco "
dada a luz en 1831 por el entuciasta laborioso cura propio
de Caracoto doctor don Carlos Gallegos y que corre inserta a
unas "Analectas" publicadas por el mismo cura.,
Así mismo pueden tenerse como ilustraciones las "Guías del
Perú para el año de 1793 y del Cuzco para el año de 1831 de
los doctores don Joseph Hipólito Unanue y el catedrático del
Colegio Nacional de Ciencias del Cusco don Pedro Celestino
Florez respectivamente; advertiendo que en las fechas que dis-
crepan de los documentos antes citados no hay razón que los
justifique.
II

Nombres que deben excluirse del episcopologio del Cusco


y nombres que deben incluirse.
*
**
Del estudio y comparación de los documentos antes cita-
dos resulta: que hay que excluir del episcopologio del Cusco de
entre los cuarenta y tres personajes que de algún modo pueden
considerarse como obispos de la Diócesis y que figuran en el
cuadro general que tengo formado con el correspondiente nú-
mero de orden en cifras arabigas, los siguientes :,
1º. El licenciado señor don Fernando de Luque natural
de Olivera én los Reynos de España, Maestre -Escuela de la
Catedral del Darien, cura y Vicario General de Panamá y se-
ñor de la Isla de Taboga , el más inteligente, entusiasta y pres-
tigioso de los tres socios que acometieron la titánica empresa
del descubrimiento y conquista del gran Imperio de los Incas,
a quien su socio y protegido don Francisco Pizarro , al partir
a España en 1528 prometió negociarle el obispado de Tumbes
y de las tierras que habían de conquistarse.
No puede considerarse como primer obispo de todo el Perú
ni menos como primer obispo del Cusco, como lo considera un
otro curioso manuscrito publicado por el Iltmo . y Rmo. Mons.
doctor don Manuel Tobar, que llega ser Arzobispo de Lima,
con el nombre de "Apuntes para la Historia Eclesiástica del
Perú" el año de 1873, ni como lo hace el ya citado cura de Ca-
racoto doctor Gallegos; porque, aún cuando Pizarro no echó
en saco roto su ofrecimiento a Luque, como lo hizo con su pro-
mesa a Almagro y logró obligar a la Reyna Regente doña Jua-
na madre del invicto Emperador don Carlos V de Alemania y
I de España en la célebre capitulaciún que firmaron en 26 de
julio de 1529, para presentar à Luque para obispo de Tumbes,
-55-

no se sabe si la Reyna cumpliría o nó con su compromiso ; no


porque Luque desmereciera tal dignidad; pues estaba compro-
bada su competencia y virtud; ni porque la Reina se descuida-
ra ; sino únicamente porque para presenrar a Luque para obis-
po de Tumbes o de todo el Perú, necesitaba gestionar prévia-
mente eon la Santa Sede la erección de ese obispado ; y en se-
gundo lugar, porque no hubo tiempo, a consecuencia de la
muerte prematura del licenciado don Fernándo , pues, en la fe-
cha de la ejecución del último Emperador Inca, Luque ya no
existía, como se deduce del hecho de que al repartirse los des-
pojos del tesoro de Atahuallpa ya no se menciona al ilustre so-
cio, y además porque así lo hizo presente Almagro .
2º. Tampoco puede contarse entre los obispos del Cusco al
insigne protector de los indios don fray Bartolomé de las Ca-
sas o Casaus; pues, la ascendrada virtud y la gran modestia
de este esclarecido dominico hizo que rehusara la designación
que le hizo don Carlos para obispo de Cusco, como premio a
sus grandes fatigas en la evangelización de los indios, por con-
siderarlo beneficio demasiado pingüe , como dice el Cronista
Herrera; aunque después se vió obligado a aceptar el obispado
de Chapa, verdad , que demasiado pobre, sólo para prestigiar su
persona y servir mejor los intereses de sus protegidos .
3°. No puede formar parte del catálogo de los obispos del
Cusco el licenciado Moya Inquisidor de Valencia , que después
de la renuncia de fray Bartolomé de las Casas fue propuesto
para obispo de esta Diócesis y que elevó su renuncia en 20 de
noviembre de 1562 ; conforme consta en una cédula real diri-
gida al Cabildo eclesiástico del Cusco y que se conserva en su
archivo; ni tampoco pueden formar parte de dicho catálogo
el doctor Ramirez, ni el doctor Triveño canónigo de León,
mencionados en los Anales del Cusco , porque no aceptaron .
4º. En una pintura que se conserva en el vestíbulo del
convento de la Merced de esta ciudad, figura, caballero en un
fogoso correl, enarbolando el estandarte de la cruz, en campal
batalla con unos salvajes el "Iltmo. S° . Mº . Dn . Fray Diego Pe-
res Obispo electo del Cuzco y de todo Perú Atleta Sagrado del Militar
Orden de Redemptores de Nuestra Señora de ta Merced Comendador
de Santa Cruz de la Sierra " etc. y prosigue la leyenda mani-
festando que su humildad no le permitió aceptar el beneficio .
Luego tampoco puede fijurar entre los obispos del Cusco.
5. Tampoco lo podemos considerar en el episcopologio
al doctor don Diego Montoya Mendoza y Horna obispo del
Paraguay, promovido a Trujillo y últimamente a esta Dióce-
sie; pues, este ilustre prelado murió en el pueblo de Cascas el
16 de marzo de 1640 practicando la visita pastoral de su Dió- C
cesis de Trujillo . Murió seguramente ignorando su promoción ;
pues al tener noticia de ella, a ejemplo de sus predecesores, se
-56-

habrría apresurado a tomar posesión de su nuevo obispado


por sí, o al menos , mediante algún procurador suyo . Además ,
se ignora si se le confirmaría y preconizaría por el Romano
Pontífice .
6º. El V. Cabildo Eclesiástico en sesión de 11 de agosto
de 1670 comienza a hacer suntuoso preparativos para recepcio-
nar al Iltmo. y Rmo . Obispo del Paraguay don fray Gabriel de
Guilléstegui por noticias ciertas que tenía de haber sido pro-
movido a esta Iglesia vacante , por fallecimiento del Iltmo. Sr.
Izaguirre y entre otras cosas acuerda " mandarle el gobierno ecle-
siástico del obispado, aún cuando no se tenía certidumbre de que si
salió o aún no de su antigua Diócesis. Se encomienda el despacho al
Licenciado don Antonio de Ascona Imborto Cura propio de la Igle-
sia Mayor de Potosí y su Vicario a fin de que al paso de S. Iltma . se
lo entregue en mano propia . " Así mismo en la de 12 de septiembre
del mismo año se acuerda que : "...... salgan a recibir a S. Iltma .
al principio de la entrada del obispado, como es uso y costumbre, los
señores canónigos doctor don Lorenzo Ordóñez y doctor don Diego
Arias dandoseles su ayuda su costa” "Que el señor Arcedia .
no y el señor Canònigo Vaquera dispongan que se den las ca-
sas principales de D. Pedro Berrio (sic) donde se aposente S.
Iltma. y sus Mercedes cuiden de adornarla con la decencia de-
bida en compañía del Administrador de las rentas decimales
el Licenciado D. Juan Martinez de Alagra. Otro sí, para que la
comida y la cena que se ha de dar a S. Iltma. nombran al D.
D. Juan Bravo Cura de S. Blas, al D. D. Diego de Onton Cura
de Sta Ana y al Ledo. Joseph de Hurtado Cura de S. Xripto-
al. El Señor Deán se encarga cuidar de la mula, silla y gual-
drapa en que ha de entrar al Cuzco la primera vez S. Iltma.
Otro sì. El Señor Canónigo Eugenio Gomez colector de cuartas
funerales dixo que para lo que se podía ofrecer tenía preveni-
dos de presente en la Villa de Potosì seis mil y seiscientos y
treinta pesos efectivos, los quales ordenaron dichos Señores,
se dieran á S. Iltma. llegado á Potosì si necesitaba dellos pa-
ra su avio con otros cuatro mil pesos màs, si fuere menester .
en fianza de vida ". En sesiones posteriores se acuerdan algu-
nos otros detalles más , pero, sin ningún aviso de lo contrario,
repentinamente se echa tierra sobre el asunto, hasta que llega
el 4 de julio de 1671 en que acuerdan nuevos preparativos pa-
ra recibir al señor don Manuel de Mollenido y Angulo .
Todos estos indicios me indujeron a presumir que acaso el
Iltmo . obispo Guilléstegui hubiera fallecido en camino al Cusco
o en el mismo Paraguay antes de salir; que era posible que hu-
biera recibido sus bulas de preconización y que fuera uno de
los que debería incluirse en nuestro episcopologio, por lo cual
tuve a bien dirigirme al ilustre señor don Isidro González secre-
tario del Obispado de la Asunción del Paraguay a fin de que
-57-

se sirviera informarme sobre el fin que tuvo el obispo don fray


Gabriel de Guilléstegui y que se pudiera averiguar algo acerca
de su promoción al Cusco. El citado sacerdote, con fineza que
me honro en reconocerle aquí, me contesta y manifiesta que
fuera de una lista de los obispos del Paraguay formada por el
gobernador Agustín Fernándo de Pinedo en 1777 y en el que
dice: (17) Dn. Fr. Gabriel de Guilléstegui del orden de S. Fran-
cisco entró en este año de 1669. Salió para La Paz año de
1661" . Al pie de esta lista aparece una nota exaliena manu
corregiendo esta fecha, que debe ser 1671 , en que dice que fue
promovido para La Paz, pero que rehusó y murió en la Asun-
ción" . De estas preciosos datos se desprende 1.º que dicho obis-
po no fue promovido al Cusco sino a La Paz, y fue solo una
presunción la de los canónigos de esta Iglesia para hacer sus
preparativos de recepción; 2.º que dicho obispo salió efectiva-
mente de Asunción del Paraguay y que probablemente murió
en camino á La Paz; pues de lo contrario, Pinedo que vivía en
1777 en el que estabanfreseos los hechos , no habría afirmado en
documento oficial y bajo su firma que don fray Gabriel de Gui-
lléstegui salió para La Paz, y 3.º que es muy fácil la explicación
de haber puesto 1661 en lugar de 1671 , pues frecuentemente se
deslizan esas equivocaciones. Sin embargo, de todo esto resul-
ta que el antiguo guardián del Cusco don Fr. Gabriel de Gui-
lléstegui no puede formar guarismo en nuestro episcopologio .

7. El Chautre de la Catedral de Lima doctor don Melchor


de la Nava Moreno , o Gonzàlez como le apellida Mendiburo ,
que fue promovido al deanato de la Arquidiócesis, dignidad de
la que no llegó a tomar posesión por haber recibido casi simul
táneamente la noticia de su presentación para el obispado del
Cusco, vacante por inesperada muerte del ilustre prelado doc
tor don Juan Gonzàlez de Santiago ; recibió una cédula real
en la que S. M. le encarga que una vez promovido al obispado
del Cusco se apresurara a tomar posesión del obispado y go-
beruarlo mientras se gestione con la Santa Sede su confirma-
ción y la expedición de sus bulas .

"Este procedimiento era usual en las Indias Occidentales


entonces, y aunque incorrecto y opuesto a las leyes de la Igle .
sia estaba tolerado por la misma Santa Sede, a cuyo conoci
miento lo puso el celosísimo y santo Arzobispo don Toribio
Alfonso de Mogrovejo, aun cuando por su celo hubo de mere-
cer una reprensión del Rey, como lo dice el doctor don Juan de
Solórzano Pereira en su Política Indiana " Libro IV cap . IV N.
44, quien cita con fecha de 1590 la cédula real de extrañeza .
El Cabildo eclesiástico recibió otro de ruego y encargo y en
virtud de ella se despojó del gobierno eclesiástico en Sede va-
cante y se lo transfirió al señor Nava , quien se hizo cargo de
-58-

dicho gobierno como gobernador eclesiástico desde el 3 de fe-


brero de 1711 en que tomò posesión hasta el año de 1714 en
que murió sin haber recibido , en un lapso tan considerable, las
bulas de su institución canónica ,
Admira realmente cómo este ilustre prelado no pudo con-
seguir su preconización en cuatro años , no se puede calcular
la causa de tal demora ; pero tampoco sería justo incluirlo en
la serie de obispos del Cusco , aún cuando deben reconocerse
sus méritos y servicios , sus virtudes y la austoridad .de cos-
tumbres ; su afabilidad social y su mortificación personal ; y
aún cuando el considerarlo habría sido un prestigio para nues-
tra Diócesis .
8. El señor doctor don Mariano Chacón y Becerra que
fue propuesto para primer obispo de la nueva Diócesis de Pu-
no , que se desmembraba de la del Cusco, en virtud de una bula
expedido por su Santidad Pío IX en 5 de noviembre de 1861
que principia así “In procuranda universalis Ecclesiae " y ejecuta.
do por el Iltmo. y Rio. Arzobispo de Lima Sr. Dr. Dn . José
Sebastián de Goyeneche en 2 de julio de 1865 , no quiso aceptar
dicho obispado , alegando motivos de salud ; y más después fue
igualmente propuesto para la del Cusco , y como insistiese en
su renuncia sus amigos personales le instaron a que acepte ,
entonces el señor Chacón y Becerra que era Vicario Capitular
de la Diócesis contestó con la sinceridad que lo caracterizaba ;
¿Con qué?, ¿ Para la Diócesis de Puno voy a estar enfermo y
para la del Cusco sano? No acepto - Y no aceptó . Murió poco
después .
9. Finalmente, vacante la Diócesis por renuncia acepta .
de del Iltmo y Rmo . Mons, doctor don Pedro José Tordoya el
Congreso Nacional eligió al Arcediano doctor don Juan Ma-
nuel Gamboa , elevó las respectivas preces a S. S. León XIII
quien no llegó a preconizarlo , viendose obligado el señor Gam-
boa a renunciar ante el Congreso la presentación que se hizo
a su favor, De modo que tampoco el dicho señor Gamboa pue-
de figurar en el episcopologio.
**
*
En cambio , hay otros dos señores , que no figuran en la
mayor parte de las series de obispos del Cusco que se han pu.
blicado , y ni siquiera sus retratos se ven en la galería que te-
nemos en la sacristía de la Catedral, Audiendo y debiendo figu-
rar con el mismo derecho que los demás y acaso son mejor .
Estos son .
1. El ltmo . y Rmo . senor don fray Luis Quesada de la
Orden de San Agustín , natural de esta gran ciudad del Cusco
Cabeza de estos Reynos del Perú . quien por su singular talento
y raras prendas de virtud mereció que el Rey don Felipe II lo
presentara para obispo del Cusco , cuando este obispado era
-59-

considerado como el beneficio más pingüe de los de Sud -Améri-


ca , pues aún no se le habían desmembrado Guamanga , Are-
quipa, ni menos Puno . Recibidas las bulas de su institución se
consagró en Madrid , y luego se embarcó para el Nuevo Mundo,
y en el puerto Nombre de Dios murió en 1594 atacado de una
violenta enfermedad . Fue el primer peruano que era exaltado
a la dignidad episcopal, y cupo al Cusco la suerte de haber
visto nacer en su suelo a este hijo esclarecido .
No le sucedió al obispo Lartaún como afirma su biógrafo
el ilustre Padre Agustino fray Ignacio Monasterio, que en esto
sigue la equivocación de Mendiburo ; puesto que al señor Lar-
taún le sucedió el R. P. Fr. Gregorio Montalvo , y éste murió en
1592; habiéndose consagrado y muerto ei P.Quesada en 1534,
es claro que le sucedió a éste último , y por lo mismo debe figu-
rar como el V obispo del Cusco . Aparte de las autoridades ci-
tadas nuestro espíritu cusqueñista se resentirìa de no darle
lugar entre nuestros obispos a tan simpático como preclaro
hijo de esta ciudad .
A propósito del Iltmo . don fray Luis , debo hacer una pe-
queña digresión , y es: que al hojear uno de los libros que per-
teneció a la buena biblioteca del difunto obispo Iltmo. y
Rmo . Mons. Ochoa, que pasara a mi poder por segunda ma .
no, encontré una pequeña tira de papel plegada a manera de
sigla, el amberso contiene un borrador de acta capitular, y en
el reverso se lee en hermosa letra de fines del siglo XVIII lo
que sigue: "En un lienso fabuloso está puesto el señor D. fray
Luis Quesada por colegial de S. Antonio, lo que es notoria-
mente falso; por que entró en la Religión de S. Agustín el año
de 1568, en que no estuvo formado dicho Colegio. - ojo-" .
Estos cuatro renglones, así, sin firma alguna, para mí, tienen
la suficiente autenticidad , por la calidad del papel, de la tinta
y de la letra , para confirmar: 1.° la existeneia en el Cusco, de
una pintura en lienzo, aunque sea fabuloso, en el que figura
nuestro querido fray Luis; pintura que debe ser buscada, si es
posible con la lámpara de Diógenes; y una vez hallada hay que
copiarla, despojándole al Iltmo . señor Quesada de su loba y be-
ca antoniana, revestirlo de pontifical; y en seguida hay que co-
locarlo en el lugar que le corresponde para completar nuestra
galería episcopal. Y 2.9 je deduce la exactitud de la fecha que
el P. Monasterio asigna para la toma del hábito agustiniano
del P. Quesada .
2. El Iltmo . y Rmo . señor don Agustín Muñoz y Sando-
val Abad de Covarrubias debe asimismo considerarse como el
XII obispo del Cusco ; por cuanto fue presentado por el Rey,
confirmado y preconizado por su Santidad , se consagró de obis-
po, y luego se dirigió a esta su Diócesis . Llegado a Portobelo ,
remitió desde allí sus bulas con la cédula real de ejecución al
-60-

nuestro Cabildo Eclesiástico con el poder suficiente al


Chantre señor doctor don Juan Francisco Enriquez, para que
a su nombre tomara posesión del obispado , como así lo hizo
el referido Chantre, gobernando la Diócesis a nombre de S. S.
Iltma. y Rma. desde el 29 de mayo de 1661 en que tomó po-
sesió del obispado , hasta el 14 de septiembre del mismo , en
cuya fecha se proveyó auto de sede vacante por fallecimiento
de dicho prelado acaecido en Panamá el 26 de abril. No tiene
fuerza alguna el argumento de que el señor Chantre Enriquez
haya gobernado la Iglesia ya cuando murió el comitente, pues
su gobierno a nombre del señor Sandoval era legal , y solo va-
caba el obispado con la noticia cierta del fallecimiento del pre-
lado . Por consiguiente éste debe figurar, como hemos insinuado
en el XII lugar.

III

Fechas que se han modificado conforme a los documentos


de mayor autoridad .

Pocas son relativamente las correcciones que hay que ha-


eer en las fechas de toma de posesión y cesasión de los señores
obispos del Cusco, en los catálogos que se han publicado, y
que se mencionan en la Primera parte de este trabajo , y la di-
vergencia es debida únicamente a las diferentes formas en que
acostumbraban tomar posesión los prelados de las Indias Oc-
cidentales , en virtud de la corruptela regalista que entonces
dominaba, tolerada por la misma Santa Sede, como ya lo ten-
go manifestado ; en virtud de la cual, inmediatamente que un
sacerdote era presentado por el rey para un obispado vacante
se le expedía al mismo tiempo una cédula real de ruego y encar-
go para el cabildo eclesiástico de la Iglesia vacante, a fin de
que éste confiriera la jurisdicción eclesiástica al agraciado ;
el así elegido, por su parte, se apresuraba en comnnicar el he-
cho al referido cabildo , el cual , nunca dejaba de ofrecerle , de gra-
do o por fuerza, la ya citada jurisdicción. En virtud de esta
práctica los electos tomaban posesión del obispado , con todas
las solemnidades mandadas en el Pontifical para la recepción
de los verdaderos obispos . Otros, aunque pocos, esperaron la
confirmación y preconización de la Santa Sede, y aún su consa-
gración, caso de no ser solo promovidos de otras diócesis .
Unos tomaban posesión del obispado personalmente , y otros lo
hacían mediante su procurador.
Para computar la fecha del gobierno eclesiástico de los
obispos del Cusco, he tenido que fijarme en la forma de la po-
sesión tomada por cada uno de los prelados , y en el resúmen
del cuadro adjunto , síntesis de todo este trabajo, he puesto
-61-

como gobierno efectivo , solo la fecha desde cuando legítima-


mente gobernaron; no como vicarios del cabildo , sino con au-
toridad propia, ejerciendo la jurisdicción por sí o por sus pro-
curadores. En este sentido las correcciones son las siguientes :
1a . Para fijar el año de 1544 como fecha de la toma de
posesión del II obispo señor Solano, y no la de 1545 que le
asignan la leyenda de su retrato y el Diccionario de Mendibu-
ro, ni menos la de 1543 que indica el Cronicón, me he basado
en la declaración hecha en una sesión capitular por el Chantre
D. Fernándo Arias, que acompaño en copia sacada , al pie de la
letra , del correspondiente libro del Cabildo ; tanto para docu-
mentar este punto , como por creerlo de grande interés y con-
tentamiento para los lectores .
2a. He preferido el año de 1589 para señalar el principio
del gobierno del IV obispo don fray Gregorio Montalvo, sobre
la de 1590 que le asignan el Diccionario de Mendiburo y el Cu-
ra Gallegos, porque esto está claro en la leyenda del retrato
del referido obispo , que dice: "que habiendo gobernado su obis-
pado 3 años murió a 11 de diciembre de 1592" ...... ; ahora
bien; si murió en 1592 , habiendo gobernado 3 años , resulta que
comenzó a gobernar por lo menos en 1589, y no en 1590 , como
lo asigna, fundado en algo, el Dr. Unánue.
3a. Se ha modificado la fecha de la toma de posesión del
Iltmo . señor doctor don Antonio de Raya, discrepando de
todos los demás documentos que señalan el año de 1598 para
este acontecimiento , año en q' se verificó su solemne entrada en
elCusco , por haber previamente tomado posesión del obispado ,
mediante su procurador el M. R. P. F. Francisco de la Cueva y
Raya O.F. M. el 9 de noviembre de 1595 ; por consiguiente, des-
de esa fecha debe contarse su verdadero y legítimo gobierno; y
no desde su entrada solemne y personal .
4a. Los más de los cronistas señalan el año de 1619 como
el principio del gobierno del Iltmo . señor don Lorenzo Pérez
Grado; pero debe fijarse esa fecha en la de 1620, por cuanto
desde el 15 de agosto de 1619 hasta el 16 de septiembre de
1620 en que tomó posesión del obispado a nombre propio, so-
lo gobernó a nombre y como gobernador eclesiástico del V.
Cabildo .
5a. Se ha preferido el año de 1765 para fijar la fecha del
principio del gobierno del Atmo . señor don Manuel Jerónimo
de Romaní y Carrillo por preferir la fecha de la leyenda de
su retrato, a la que le asignan Mendiburo, Gallegos y los demás .
6a . Mendiburo fija el año de 1806 como la fecha de la
traslación del Iltmo . señor doctor don Bartolomé María de las
Heras del obispado del Cusco al Arzobispado de Lima; pero la
leyenda de su retrato hace constar que se verificó en 1805 , lo
que es más fidedigno, y así se ha preferido ésta .
-62-

7a. Ningún autor, ni aún las actas capitulares traen la fe-


cha de la muerte del Iltmo . señor don fray José Calisto de Ori-
huela y he asignado el año de 1841 , fundado en otras in-
formaciones que he tenido a la vista.

IV

Conclusión .

Resulta, pues, que de los cuarenta y tres personajes, que de


uno u otro modo pueden figurar y figuran como obispos del
Cusco, solo pueden y deben contarse como tales treinta y
dos ; y estos van en el cuadro adjunto precedidos del número
de su orden cronológico con cifras romanas; de modo que el
actual prelado diocesano es el XXXII obispo del Cusco .
*
**
No todos los obispos del Cusco han cesado en su gobierno
por fallecimiento: unos han renunciado el obispado expontá-
neamente o por la fuerza de las circunstancias, retirándose a la
vida privada; otros han sido promovidos a mejores sillas en
vista de sus méritos .
Han cesado por renuncia : 1.9 El Iltmo . y Rmo . don fray
Juan Solano que retornó a España y después pasó a Roma don-
de murió en elConvento de la Minerva por él fundado , en 1580.
-2° El Iltmo . y Rmo. señor doctor don Julián Ochoa, que des-
pués de renunciar, se retiró a la Recoleta franciscana de esta
ciudad, y después al Seminario Conciliar de S. Antonio Abad,
donde murió el 26 de marzo de 1886.-3.º El Iltmo y Rmo . se-
ñor doctor don Pedro José Tordoya, que después de su renun-
cia se retiró a Lima donde murió. -4 . ° El Iltmo . y Rmo . señor
don fray José Gregorio Castro O. F. M. quien, aceptada su re-
nuncia se retiró al Convento de San Francisco de Lima, donde
vive actualmente .
*
**
Han sido promovidos : 1.° El Iltmo. y Rmo . señor don fray
Fernándo de Vera, que lo fue al Arzobispado de Lima; pero
antes de recibir sus bulas y cédula real, murió en esta ciudad .
2. El Iltmo. y Rmo . señor don Juan Alonso Ocón que fue pro-
movido al Arzobispado de Chuquisaca en 20 de marzo de 1651 ,
salió de esta ciudad el 20 de abril de 1652 , habiendo , muerto
en aquella capital en 1655. - 3.9 El Iltmo . y Rmo . señor doctor
don Bernardo de Izaguirre que fue promovido al Arzobispodo
de Charcas y murió en esta Diócesis antes de recibir sus cre-
denciales.-4.° El Iltmo . y Rmo . señor doctor don Juan Manuel
de Moscoso y Peralta, que fue promovido al Arzobispado de
Granada en España, donde murió.-5. El Iltmo . y Rmo . se-
-63-

ñor doctor don Bartolomé María de las Heras, qne fue promo-
vido al Arzobispado de Lima en 1805, y se retiró de allí a Es-
paña, donde murió .
Si estas circunstancia se deseara hacer constar en el ad-
junto cuadro, no habría más que añadir al pie, unas notas
indicativas con sus llamadas correspondientes .
*
**

He aquí, señores, este modestísimo trabajo, que ha sido


extractado de otro que vengo preparando sobre la historia de
nuestra Catedral y sus obispos , para que desde luego vaya lle-
nando su finalidad práctica. Acerca de su mérito a vosotros
toca pronunciaros y en caso de merecer vuestra aprobación, de
desear sería que, se sometiera a la ratificación de la Autoridad
diocesana, para su adopción oficial .

Cusco y 29 de junio de 1920.

J. A. CASANOVA.
NOTABILISIMO

documento que se encuentra en el Primer Libro

de las actas de las sesiones del V. Cabildo

Eclesiástico de esta Diócesis

QUE SE REMONTA A LOS PRIMEROS TIEMPOS

DE LA CONQUISTA .

El libro 1º donde se asientan las actas de las se-


⚫siones del V. Cabildo Eclesiástico del Cusco es un
grueso volumen, que está encuadernado con tapas de
madera aforradas de cordoban labrado ; no guarda
conpaginación ordenada , por lo que se hace muy di-
fícil sacar íntegramente la copia de cualquier docu-
mento que se desee.
En la foja 4 vuelta , sin página , y en otra distinta
está asentada el acta , cuyo tenor literal es el siguien-
te :
"1552 años . - En martes tercia , treinta días del
mes de agosto de mil y quinientos y cincuenta y dos
años , estando en el Cabildo desta Santa Iglesia el
muy Iltre. y Rmo . señor don J.no Solano Obispo desta
Santa Iglesia e dixo y mando que para que conste y
sea notorio el día , mes y año que esta Cibdad del Cusco
fue por los Xriptianos entrada y quien fue el primero
Obispo que se prov yo a esta Santa Yglesia y los dig-
nidades y canonigos della y que al presente son y
fueren de aquí adelante se pongan en este libro ad
perpetuam rei memoriam.
Y luego el señor Chantre don Fernando Arias a
quien su Señoría Iltma. en presencia de mi el canoni-
go Francisco Ruíz de las Fijas Notario Apostólico y
-66-

Secretario de su Cabildo mando de informarle de lo


suso dicho que hiciese dello relación Hizo la relación
siguiente.
Entraron los prime. Primeramente dixo , que según el es-
ros Xriptianos en el taba informado por los conquista-
Cusco por Noviem- dores antiguos deste Reyno que
bre de 533 .....
los Españoles entraron en esta Cib-
dad del Cusco ... ... días del mes de Noviembre
de mil y quinientos y treinta y tres y viniendo por
Capitan General don Francisco Piçarro y el Adelan-
tado don Diego de Almagro y Fdo. de Soto con otros
Conquistadores .

Hedificación Tomada esta dicha Cubdad por el mes de


de dicha ...... Mayo de quinientos, treinta y quatro años
se dio y señalo para Iglesia un galpon que servía de
bodega a los indios naturales desta Cibdad el qual es
donde al presente es la Santa Iglesia desta Cathedral.

Primer Obispo desta Al tiempo que el dicho don Francis-


Cibdad y de todo el co Picarro con los susodichos entró
Reyno Fr. Vicente
en esta Cibdad traxo consigo al
de Valverde que vi-
no primero por ca muy lltre . y Rmo. Sr. don Fray Vi-
pellan del Marques cente de Valverde el qual era su Ca-
don Francisco Piga pellan y ganada esta esta ( sic) Cib-
rroy a su regreso su dad a instancia del dicho don Fran-
Magd. le hico mer- cisco Pigarro y de los demás fue
ced de la mitra.......
elegido por Obispo deste Reyno con
la qual eleccion y suplicacion de los Conquistadores fue
a España y S. Magd . admitio la dicha eleccion y supli-
cacion y le nombro y señalo por primero Obispo deste
Reyno y consagrado por tal Obispo volvio a estos
Reynos y entro en esta Cibdad por el mes de junio de
quinientos treinta y ocho años. Y el dicho su Obispa-
do se extendió a toda la Provincia de Quito con la
Gobernacion de Benalcaçar hasta la Provincia de Chi-
le inclusive llamandose Obispo del Cusco como Cabe-
ça destos Reynos . Ansi fue solo Obispo sin auer otro
Obispo alguno en estos Reynos ni en parte alguna de-
llos.
-67-

El qual sabiendo la muerte del Marques don Fran-


cisco Piçarro que a la saçon S. Magd . le habia insti-
tuido Marques baxo desta Cibdad a Lima de donde
fue en busca del Ldo . Vaca de Castro que venía por
Gobernador destos Reynos y llego al Puerto de Tum-
bes sabiendo quel dicho Vaca de Castro estaua en
Quito metiose con su gente en unas balsas y fue a la
Isla de la Puna, y yendo por el río arriba a Guaya-
quil salieron a el indios de guerra y los indios que
con el iuan desataron las balsas y se echaron a nado
por juntarse con los indios de guerra y el dicho Obis-
po con los que con el iuan fueron echados por los di-
chos indios de guerra y fueron muertos y ahogados y
comidos por los dichos indios lo qual fue en el año
de quarenta y un al fin de Octubre del. El qual dicho
Sr. don fray Vicente de Valverde era frayle de la
orden de los predicadores .

Después de la muerte del dicho Sr. Obispo don


fray Vicente de Valverde el dicho Ldo. Vaca de Cas-
tro Gobernador destos Reynos por comisión de S.
Magd . hiço division deste Obispado enesta manera ha-
ciendo del tres Obispados conuiene a sauer el Obispa-
do del Cusco con toda su jurisdiccion que se entiende
esta dicha Cibdad y la de Guamanga y la Cibdad de
Arequipa y Pueblo Nuevo y las tierras con todos sus
términos y con más todo lo que esta descubierto , con-
uiene a sauer: Tucuman y Chile y sus terminos, y por
la parte de Guamanga por los llanos hacia la Nasca
hasta los Lucanas inclusive y por la parte de Ica has-
ta Guaytara con todos sus terminos, y por parte de
la Sierra, abaxo hacia los llanos que es Luna Guana
hasta Colca Caxa (Colca, no se ha podido leer bien
¿acaso será Balcon?) con todos sus terminos , y por
la Sierra adentro toda la Provincia de los Angaraes
que llega hasta el Rio de Guauichuco (lo mismo, que
Colca, se ha dificultado su lectura, ¿por ventura será
Guamachuco?) y por parte de los Montes de Ande Su-
yo hasta Pampamarca inclusive que es termino de
Guamanga. Y tambien se sacó el Obispado de Lima
-68-

que al presente es Arçobispado , y el obispado de Qui-


to , y el Obispado de Popayan, todos los quales Obis-
pados fueron sacados deste dicho Obispado del Cus-
co .

Segundo Obispo Y despues de lo qual fue proveido


del Cusco... por segundo Obispo desta Cibdad y
sus terminos el muy Iltre . y Rmo . Sr. Dn . Fr. Jnº.
Solano de la Orden de los Predicadores , el qual entró
en esta Cibdad en seis de nouiembre de mil y quinien-
tos y quarenta y cinco años , habiendo tomado la pose-
sión deste Obispado S. Señoría el Bachiller Ruiscaro
por el mes de nouiembre de quinientos y quarenta y
quatro años .

El primero Deán. Y el primero Deán que fue proueido


para esta Santa Iglesia que al presente esta y preside
enella fue el muy Magnifico y Rdo . Sr. Dn . Francisco
Ximenez el qual entró en esta Cubdad y en la Santa
Iglesia della a veinte y quatro de jullio de quinientos
y quarenta años . Natural de la Villa de Niebla de
la Diócesis de Seuilla.

El Primero Y el primero Arcediano que uvo en esta


Arcediano. Santa Iglesia fue el muy Rdo. Sr. Ldo . Dn.
Jno . Sota. A cinco dias de Diciembre del año de mil
y quinientos y quarenta y quatro . El qual es natural
de Moguer del Condado .

El primero El primero Chantre que ovo en esta Santa


Chantre..... Iglesia fue el muy magnífico y muy Rdo.
Sr. Dn. Fernando Arias el qual entró en esta Santa
Iglesia a veinte y uno de Diciembre del año de qui-
nientos y quarenta y seis , el qual es natural de Guel-
va del Condado .

El primero Maes. El primero Maestre-Escuela que ovo


tre- Escuela . enesta Santa Iglesia Cathedral fue el
Sr. Dn . Pedro Gonzalez de Carate el qual entró en es
ta Santa Yglesia a veinte y quatro de jullio de qui-
-69-

nientos y quarenta años , el qual era de la Provincia


de Alava.

El primero Tho. El primero Th. desta Santa Iglesia


que fue proveido es el Sr. Th. Dn. Jno Muñiz de Ga-
llegos el qual entró en esta Sta. Iglesia a siete de
Diciembre de quinientos y quarenta y nueve. el qual
es natural de Casalla de la Sierra.

El primero Y el primero canonigo que fue proveido


Canonigo. a esta Sta. Iglesia y recibido enella fue el
Sr. Dn. Lorenzo Valles el qual entró enella a veinte
y cinco de Abril de mil y quinientos y quarenta y un
años . Es natural de Plasencia.

El segundo El segundo canonigo que fue recibido en


Canonigo.
esta Santa Iglesia fue y es el Sr. Dn . Gas-
par de Aller, el qual fue recibido enella por el mes de
Junio de mil y quinientos, quarenta y nueve años .
El qual es natural del obispado de León .

El tercero El tercero Canonigo que fue recibido a es-


Canonigo. ta Sta. Yglesia que al presente reside en-

ella es el Sr. Canonigo Dn . Francisco Ximenez , el


qual se presento ante los Srs. Dean y Cabildo en vein-
te y dos de junio de quinientos , y quarenta y nueve y
fue recibido a vente de Henero de quinientos y cin-
quenta años , el qual es natural de Carmona del Argo-
bispado de Sevilla.

El Quarto El quarto Canonigo que fue proveido a es-


Canonigo. ta Santa Yglesia que al presente reside

enella es el Sr. Dn . Jno Ruiz de las Cajas (ilegible )


el qual fue recibido enesta Sta. Yglesia a siete de
Maio de mil y quinientos quarenta años . El qual es
natural de Olivera (ilegible) del Obispado de Burgos
y vecino de Sevilla,

El quinto El quinto Canonigo fue proveido a esta


Canonigo. Santa Yglesia es el Señor Canonigo Dn.

Francisco Nuñez de Garavilla el qual fue admitido


-70-

en esta Santa Yglesia Dominica de Quasimodo a vein-


te y quatro de Abril de quinientos cinquenta y dos .
El qual es natural de Santa Guadea ( sic) del Obispa-
do de Burgos .

El sexto Ca. El sexto Canonigo que fue proveido a es-


nonigo. ta Santa Yglesia es el Sr Canonigo Dn . Al-

varo Alongo, el qual fue recibido a veinte y quatro de


Abril juntamente con Garavilla, el qual es natural de
los Santos de la Provincia de Leon en el Mastrazgo
de Santiago .

El setimo El setimo Canonigo que se proveyo en esta


Canonigo. Sta. Yglesia es el Sr. Bachiller Dn . Jn de
Cuellar el qual fue admitido y recibido en ella a qua-
tro de Jullio de quinientos y cinquenta y dos años el
qual es natural de Medina del Compo .

El otavo Ca- El otavo Canonigo que por S. Mgd . se pre-


nonigo. sento a esta Sta. Yglesia fue Jnº Barba

Chigo (sic) el qual no fue admitido por S. Sa. mas que


solamente para el numero de la erección . Lo dio por
fanecido ".
Aqui concluye el acta sin ninguna firma.
Por la lectura y transcripción .

J. A. CASANOVA .

Cusco y 30 de junio de 1920.


N. B.
Esta copia se ha transcrito del original, ad pedem litterae, con
el fin de que figure como uno de los documentos de la obra “La
Catedral del Cusco y sus Obispos" que está en preparación y
no se permite la reproducción sin antencia del que la ha saca-
do .
COLEGIO NACIONAL DE EDUCANDAS DEL CUZCO

Por los datos interesantes que contiene


publicamos el siguiente trabajo relacionado
con la historia de la instrucción en el Cuzco ,
i el cual ha sido hecho sobre documentos
originales hallados en los archivos de insti.
tuciones locales . - N. de la R.

APUNTES HISTORICOS

El Colegio Nacional de Educandas del Cuzco fué


fundado por el Libertador don Simón Bolivar . He
aquí el decreto pertinente , expedido en esta ciudad el
8 de julio de 1825 , y publicado en el Nº 29 de "El Sol
del Cuzco " .

"SIMON BOLIVAR, Libertador Presidente de la


"República de Colombia, Libertador de la del Perú y
"Encargado del Supremo Mando de Ella , & .- Conside-
"rando : -1° Que la educación de las niñas es la base
"de la moral de las familias, y que en esta ciudad se
' halla absolutamente abandonada ; -2º Que es forzo-
"so dictar providencias para poner, cuanto antes , en
"planta un establecimiento tan necesario ; -He venido
"en decretar y decreto - 1 ° Que en la Casa del Colegio
"denominado San Bernardo , se funde otro bajo el tí-
"tulo de Educandas del Cuzco , en el cual se admitirán
"las niñas de cualquiera clase, tanto de la ciudad co-
"mo del Departamento , que estén en aptitud de reci-
"bir educación . -2º Que la subsistencia de este Co-
"legio se saque del sobrante de los fondos que por
"decreto de este día se han asignado al Colegio de
-72-

"Ciencias y Artes del Cuzco . - 3º Que las hijas de los


"ciudadanos pudientes del Departamento , satisfagan
"una
แ pensión que se designará oportunamente, para
' el aumento de los fondos del Colegio . -4. ° Que el
"beneficio de la enseñanza sea extensivo á las jóvenes
"de otros departamentos , conforme lo determine el
"Reglamento del Colegio . - 5 . Que por un Reglamen-
"to separado se señale el método que debe observarse
"en la enseñanza y administración económica de este
"Colegio . -6.º El Prefecto del Departamento cuidará ,
66
' con el mayor celo y vigilancia , del puntual cumpli-
"miento de éste Decreto . - 7. El Secretario General
"Interino queda encargado de su ejecución y cumpli-
"miento.
แ -Imprímase, publíquese y circúlese . Dado
'en el Cuzco á 8 de Julio de 1825. -Simón Bolivar.-
-
"Por orden de S. E. Felipe Santiago Estenós" .

Según la disposición preinserta , el Colegio debió


establecerse en el local de San Bernardo ; pero , en fuer-
za de diversos inconvenientes , hubo necesidad de pre-
ferir otro : el del reformado Colegio de San Buenaven-
tura . Con todo , las condiciones ruinosas de éste no
permitieron utilizarlo inmediatamente, resolviéndose
en consecuencia , proceder antes á los respectivos tra-
bajos de refección . Nombrado Administrador don
Francisco Roldán , el representante de dicho Colegio
de San Buenaventura , don José Rueda , le hizo la en-
trega del local , previo minucioso inventario , con fecha
21 de septiembre de 1826 .

En esta misma fecha se anexó al local del Colegio ,


el pedazo de huerto del convento de San Francisco ,
cedido , espontáneamente, por el podre guardián Fray
Manuel Cevallos y su comunidad y que sirvió, más
tarde, para instalar la sección de lavandería.
Por decreto prefectural de 7 de noviembre del mis-
mo año , iniciáronse las citadas obras de refección , ha-
F
biendo entregado á ese fin el Tesorero Público don
Anselmo Centeno, la cantidad de 3,387 pesos 4 reales,
dinero que se encontraba á depósito, proveniente de
-73-

chafalonía de plata que los RR. PP. del convento de


Ocopa mandaron amonedar.
Debido á la empeñosa actividad del Prefecto , la
preparación del local quedó terminada el 31 de Di-
ciembre; y habiéndose adquirido suficiente mobiliario
y materiales de enseñanza , con fondos del Tesoro Pú-
blico , el nuevo plantel inició sus labores preliminarès-
apertura de registros , matriculación , &. el 1 ° de febre-
ro de 1827 , a dirección de personal transitorio y bajo
los auspicios del Prefecto Generalísimo don Agustín
Gamarra .

La primera Directora del Colegio fué elegida de


entre las varias señoras que , animadas de entu-
siasmo patriótico, presentaron sus solicitudes, á efec-
to de los avisos mandados insertar en los periódicos
de la localidad, por el Prefecto del Departamento.-
Uno de éstos , publicado en " El Sol del Cuzco " , co-
rrespondiente al 4 de febrero de 1826 , dice: -"Se soli-
cita una señora para Directora del Colegio de Educan-
das erigido de orden de S. E. el LIBERTADOR, sea ex
tranjera ó del país : mas se requiere que después de
una buena conducta é instrucción , la acompañen las
felices cualidades de un carácter dulce , maneras finas ,
aplicación al trabajo propio de su sexo , y algún apro-
vechamiento en el baile ó música. - Se le ofrecen 200
pesos mensuales , advirtiéndose que, la que se halle en
esta aptitud , puede presentarse al Gobierno segura de
cumplírsele lo que se ha ofrecido " .
Un decreto prefectural de fecha 7 de Noviembre
de 1826, ordenó el establecimiento de seis becas en el
internado , para las hijas de los patriotas beneméritos
de la Independencia, habiendo sido ocupada la prime-
ra por la hija del benemérito coronel don José Labín.
Además , por resolución de 15 del propio mes , donó á
favor del colegio los Baños de Huancaro , cuya pose-
sión data del 14 de abril de 1827.
Gon fecha 2 de marzo , el Generalísimo Gamarra
organizó el personal docente y administrativo del
plantel, como sigue : Rectora , doña Tadea de la Cáma-
-74-

ra, con el haber de 1,600 pesos anuales ; Vice- rectora


y profesora de costura, doña María Dolores de Pié-
rola, con sueldo de 400 pesos ; Administrador , don
Francisco Roldán : Oficial de Administración , don An-
tonio de Urquiza ; y Profesor de Primeras Letras y de
escritura , don Mariano Vargas , quien hizo viaje á Li-
ma, por cuenta del Gobierno , para estudiar el método
Lancasteriano y establecerlo en el Colegio . Durante
los diez meses de su ausencia, le reemplazó interina-
mente don Manuel Alvarez .
El 1. ° de abril se realizó la solemne actuación de
apertura, presidida por don Agustín Gamarra , con
asistencia de todas las autoridades y funcionarios de
la localidad , vecinos notables , &.
La renta del Colegio para este primer año econó-
mico , quedó establecida con las entradas siguientes:
por arrendamiento de bienes propios , 2,699 pesos ; pen-
sión anual de alumnas internas 1835 pesos ; id . de las
externas 400 pesos ; subvención abonada por el estado
para el sostenimiento de seis becas 600 pesos , que ha-
cían un total de 5,534 pesos anuales.
Debe advertirse que, por decreto prefectural de
la misma fecha que el de la organización del personal
del Colegio , se dispuso que las alumnas internas abo-
narían una pensión anual de 100 pesos y las externas
de 25 pesos

A propósito de rentas : en el N.º 67 de "El Sol del


Cuzco" se encuentra un suelto de crónica que , bajo el
título de " Filantropía " dice lo siguiente: "El señor
don Felipe José dé Loaiza ha ofrecido 10,000 pesos á
beneficio de las niñas del Colegio Nacional de Edu-
candas de esta ciudad, para su establecimiento y fon-
dos " . No se ha podido conocer si éste señor llegó á
cumplir tan generoso ofrecimiento .
En el inventario pertinente consta que el plantel
tenía las siguientes piezas amobladas : salón de recibo ,
salas para escritura , dibujo y costura , música y baile ;
habitaciones independientes para la rectora , vice- rec-
tora y tres maestras ; dormitorios amplios , uno para
-75-

las niñas mayores y otra para las pequeñas ; comedor,


repostero, despensa y cocina ; capilla, sacristía inte-
rior y exterior, con la respectiva dotación de orna-
mentos y demás objetos de culto religioso ; enfermería,
con su correspondiente cocina; y viviendas para la
portera y la sacristana. En el mismo inventario se ha-
ce referencia á las secciones de reservados , construí-
dos en los altos y bajos del local, con servicios de
agua y desagüe.
El pliego de Instrucciones provisionales que re-
cibió la señora Cámara, contiene los siguientes artí-
culos:
1. ° El Colegio de Educandas se establece para dar
educación cristiana , primaria y de bellas artes , á las
señoritas del país .
2.º La dirección del Colegio estará al cuidado del
Director General de Estudios , y su economía y go-
bierno inmediato al de una Rectora y Vicerrectora ,
que estarán sujetas gradualmente al Director de Go- ..
bierno.

30. Los principales cuidados de la Rectora y Vi-


cerrectora, serán celar el cumplimiento de las distri-
buciones en las horas que se detallen, el aseo y com
postura de las niñas y procurar que entre éstas se
guarde la mayor uniformidad en su traje, consultando
que las demás proporciones se nivelen á las que ten-
gan menos, para evitar así el que se emulen unas con
otras, que se fomenten esas pasiones mezquinas y se
introduzca la rivalidad entre ellas y sus familias .
40. La Rectora y Vicerrectora deberán estar á la
mira de reprimir los ímpetus de las niñas y juventud ;
pero usando en estos casos de la mayor prudencia y
circunspección , para que las amonestaciones y correc
ciones no degeneren en una severidad tal que ofenda
la delicadeza del sexo , choque con las leyes de la ho-
nestidad y envilezca y haga pusilánimes á las niñas .
Jamás se usará del azote ni de la corrección corporal.
V
50. Se levantarán las niñas á las seis de la maña-
na, en seguida se lavarán y vestirán , é irán luego á
-76-

capilla á oir misa y hacer sus actos de fe, esperanza y


caridad ; no pasará esto de media hora.
60. Se procurará que el vestido sea siempre blan-
co y celando constantemente su limpieza , en que serán
inexorables las superioras , se logrará que las niñas se
acostumbren al aseo .
Los artículos 7°. , 8., etc , hasta el 21 inclusive ,
tratan de la distribución de horas, deberes de las
alumnas internas y externas , y condiciones en que de-
bían ser admitidas . Con referencia á las externas ,
quedó establecida la pensión de 10 pesos anuales , cu-
yo abono debía ser previamente afianzado por los pa-
dres de familia .

En Octubre de 1827 las señoras Cámara y Piérola


renunciaron sus puestos , y por resolución prefectural
del 17 del mismo mes se las reemplazó con doña Ma-
ría Manuela Miranda de Veintimillas y doña Petrona
Pacheco, respectivamente. Además , el 19 de diciembre
fué nombrado don Manuel Cárdenas maestro de Pri-
meras Letras, asignándosele sueldo de 40 pesos men-
suales, y desempeñó sus labores hasta el 19 de octu
bre de 1828, en que fué sustituído por don Manuel Te-
jada. En igual fecha don Pedro Celestino Flores ob-
tuvo el profesorado de Dibujo , con el haber mensual
de 15 pesos.
El 2 de Abril de 1830 se procedió a la reorganización
del personal docente, en esta forma : Rectora , doña
Teresa Rodríguez de Granado , natural de Arequipa ;
Vice - rrectora y Maestra de costura , doña Juana Gra-
nado; primer maestro de Primeras Letras , don Maria-
no Alvarado ; segundo maestro de la misma sección ,
don Juan Larrauri ; capellán el R. P. fray Rafael Gar-
cía ; y Administrador, don Antonio Martínez ; conti-
nuando el profesor de Dibujo don Pedro Celestino
Florez .
El plan de estudios comprendía las materias si-
guientes : Lectura, Escritura, Gramática Castellana,
Aritmética , Costura , Dibujo y Música.
En ese año recibió el colegio , como donativo, los
-77-

ornamentos de las extinguidas comunidades religio-


sas de San Buenaventura y Belermitas. Posterior-
mente fueron vendidas aquellas especies , á beneficio
del plantel .
El primer Reglamento interior, que data del mis-
mo año 1828, contiene 52 artículos , distribuídos en el
orden siguiente: 1º á 40., preceptos generales referen-
tes á orden y obligaciones del administrador ; 5. á 22,
deberes de las alumnas internas y externas y rol de
horas ; 23 á 31 , disposiciones concernientes á las cla-
ses y á la disciplina interior ; 32 á 40, atribuciones de
la Rectora y Vicerrectora ; 41 á 44, deberes de los
maestros y profesores ; 45 á 48, penas por infracción
de las prescripciones reglamentarias ; 49 á 52, obliga-
ciones de la distributaria ( pasante o inspectora) ; y fi-
nalmente , una adición referible á los maestros de Pri-
meras Letras .

En Agosto de 1831 , cesó la Rectora señora Rodrí-


guez de Granado , habiéndole reemplazado la Vice-
rrectora doña Juana Granado ; é igualmente el Admi-
nistrador Martínez fué sustituído con D. Vicente Alar-
cón quien desempeñó el puesto hasta el 1.º de Noviem-
bre, fecha en la cual se hizo cargo don Pedro Pache-
co, que á la vez era Administrador en el Colegio de⚫
Ciencias y Artes .

El malestar económico del Colegio de Educandas


se acentuó tanto en ese entonces, que sobrevino la ne-
cesidad de su clausura ; y en tal sentido expidióse el
decreto prefectural de 12 de noviembre . Felizmente ,
tal receso no alcanzó sino á tres meses , pues el 12 de
febrero de 1832 se procedió á su reapertura y nueva
reorganización financiera , incrementándose sus ren-
tas con la cesión de los bienes del extinguido conven-
to de San Agustín . He aquí la relación de los fundos
pertenecientes al plantel.
Urbanos. En el Cuzco : casa en la calle de Cha-
parro y una tienda en la calle de Espaderos .
Rústicos. Hacienda Miraflores, en la provincia
de Lampa, que reconocía el canon de 20, 000 pesos
-78-

anuales ; los baños y terrenos de Huancaro ; terrenos


de Susumarca; casa-huerta de Yucay; molino y terre-
nos de Urubamba y hacienda de Palomapata.
Además, en calidad de enfiteusis, los fundos si-
guientes :
Urbanos. Casas en las calles de : Avenida , Tocu-
yeros , Torrecilla , Mutkapucyo , Suecia, Choquechaca,
y Arequipa; y varios solares en distintos puntos de la
ciudad.
Rústicos. Haciendas de Ayllaca, Condebamba,
Marcahuasi , Antabamba, Buenavista , Cotahuana , Cu-
sipata, Huancamisa, Huairurqquente, Llamacpampa ,
Sisaipucyo, Urataray, Yuthu , Yuracpunco é Ichu-
bamba.

La reapertura del Colegio determinó , por otra


parte , la renovación del personal docente y discipli
nario , en esta forma : Rectora doña Catalina Zegarra ;
Vicerrectora, doña Petrona Pacheco ; Maestra de Cos-
tura, doña Pascuala Peralta; Maestros de Primeras
Letras, don Mariano Alvarado y don Agustín Galea-
no; profesores de Dibujo y Música, don Eusebio de
Miranda y don Ignacio Prieto , respectivamente . Este
último renunció cuatro meses después , siendo reem-
plazado con don Eleuterio Aranburú . Como capellán
continuó el mismo R. P. fray Rafael García.
A esa época corresponde la facción del segundo
reglamento interior del Colegio, que consta de 45 ar-
tículos El 1.° refiérese á la adopción de un nuevo
nombre Colegio de San Buenaventura, reconociéndo-
sele á éste Santo por patrón y debiendo realizarse fies-
ta solemne en su día, con asistencia del Prefecto y de
la H. Municipalidad . El 2º. de dichos artículos con-
cierne á las atribuciones del Prefecto, á quien se le dá
el título de Superintendente del plantel. El 3.0 rela-
ciónase con las obligaciones del Director, que en lo
sucesivo debía ser el mismo que el del Colegio de Cien-
cias y Artes, siguen después las prescripciones relati-
vas á los demás miembros del personal docente , Ad-
ministrador , empleados , &.
-79-

En los mismos estatutos consta la escala de suel-


dos, en esta proporción : Rectora 600 pesos anuales ;
Vicerrectora, 400; Primer Maestro de Primeras Le-
tras , 300 ; Segundo Maestro 120; Maestro de Castella-
no , 300; Maestro de Dibujo, que debía ser el mismo
que el del Colegio de Ciencias y Artes 240; Maestro
de Música, 240 ; Maestra de Costura, 240, con derecho
á servicio de mesa y alumbrado ; capellán 240; Admi-
nistrador, 400 y además gratificación del 2 ojo sobre
las cantidades recaudadas ; Amanuense de la Adminis-
tración , 200. Servicio doméstico : portera , cocinera ,
ayudante de cocina, dos sirvientes y un pongo, con
100, 48 , 24, 18. y 48 pesos respectivamente .

Entre las disposiciones de carácter general, se


anotan las siguientes: " La joven que quiera recibirse
de alumna no pasará de 12 años , ni podrá recibirse de
menos de 7 ; durarán en el colegio á lo más hasta los
16 años. -Presentará un escrito al Prefecto acompa-
ñando una información ante un Juez de paz de su
buena conducta y honradez, á no ser que proceda de
padres notoriamente honrados que hayan cuidado de
educarlas bien. - Con la boleta de orden de recepción
del Prefecto se presentará ante la Rectora , y en el día
señalado por ésta para su recepción , se dirá misa cos
teada por ella , con cuyo acto quedará recibida por
--
alumna. La pensión de las alumnas internas será de
100 pesos anuales, y no podrá hacerse gracia alguna,
sino con el justificativo correspondiente de la notoria
pobreza y mérito de la familia, cuya particularidad
se publicará en los periódicos . -Ninguna alumna po-
drá salir fuera del colegio , sino con boleta firmada de
la Rectora, en que se expresará la razón de su salida,
y siempre acompañada de alguna persona de su fami-
lia .-Podrán salir en comunidad , precisamente con la
Rectora ó Vicerrectora , á algunas asistencias religio-
sas , ó paseo al campo los días de fiesta, previa licencia
del Prefecto , y entonces vestirán con uniformidad.-
No podrá ninguna alumna estar en la sala de visitas ,
sino acompañada de la Rectora, Vicerrectora o maes-
-80-

tra de Costura, excepto para sus padres . -No podrá


ninguna alumna retirarse del colegio , sino con boleta
firmada por el Prefecto. - Se prohibe rigurosamente
el lujo dentro del colegio. - Las externas serán reci-
bidas en el colegio sin pensión alguna y no serán gra-
vadas en nada.
Siguen algunas disposiciones del mismo carácter
y referentes á la distribución de horas y deberes de
las alumnas .
El Reglamento en referencia , discutido y aproba-
do por la M. H. Junta Departamental, en sus sesio-
nes del 19 y 20 de Junio de 1832 y suscrito por don
Esteban de Návia , Diputado Presidente y don Manuel
Domingo Vargas, Diputado Secretario , entró en vi-
gor desde el día de su fecha : 20 de Agosto de 1832 .
En 1833 fué nombrado Administrador de Rentas
don José María Moscoso, quien no tardó en renunciar,
reemplazándosele con don Antonio Martínez . Así mis-
mo se efectuaron éstos otros cambios : maestro de Mú-
sica, don Felipe Aguilar ; de Gramática Castellana,
don Bernardo de Mendoza ; primer maestro de Prime--
ras Letras, doctor don Benito Montesinos, y de Dibu-
jo don Gregorio Gamboa.
En 1834, el único nombramiento expedido fué el
de Vicerrectora, á favor de doña Antonina Pérez . Es-
ta meritísima dama cuzqueña , de grato recuerdo , dió
desde entonces pruebas evidentes de su acendrada
vocación por el magisterio, pues se distinguió por sus
nobles iniciativas y por su espíritu plenamente abier-
to á orientaciones de gran amplitud. He aquí las pri-
micias de su labor, como digna colaboradora de doña
Catalina Zegarra : la admisión gratuita de las alumnas
externas ; la rebaja de la pensión del internado , á la
cantidad de 62 pesos anuales ; el establecimiento de
otras 6 becas , con destino á niñas pobres ; &. Es de ad-
vertir que para sostener dichas becas , se asignó la
renta de 300 pesos , por intereses del capital de 6,000
impuesto en las haciendas de Cusipata , á cargo de do-
ña Josefa Meril. (Continuará) .
ETIMOLOGIA DEL NOMBRE DE SICUANI

Traemos aquì este acertado estudio etimo-


lógico sobre el significado de la voz Sicuani ,
que lo conceptuamosimportante i atinado ,
dadas las razones filológicas que lo abonan .
i que ha sido especialmente solicitado por
nuestra revista de su autor, el Dr. Cosio , pá-
rroco de esa doctrina. - N . de la R.

Es cosa que a todos se les ocurre , al oír el nom-


bre indígena de un pueblo , que instintivamente se
viene a los labios la pregunta de cuál sería su etimo-
logía. Esta como obsesión persistente nos ha acompa-
ñado durante el tiempo que vivimos en esta ciudad .
Reconstruyendo el pasado , interrogando á los na-
turales, indagando en la tradición y auscultando en
el sonido de la palabra misma, sospechamos ahora
haber dado caza a la verdadera etimología del nombre
de Sicuani .
Creen unos que la palabra Sicuani viene de Sic-
huanapata (lugar de castigo ) porque según los patro-
cinadores de esta opinión , en este pueblo se castiga-
ba a los CCOLLAS prisioneros . Para otros , Sicuanı debe
su origen a SECCANI O SECCANA en razón - dicen - de que
la población primitiva estaba situada en una colina.
A nosotros nos parece más versímil y consiguien-
temente la más razonable, la siguiente : Sicuani viene
de la voz quechua o aimara - que para el caso da a lo
mismo - SICÚA O SICUYA Como raíz y NI como sufijo , que
unidas forman Sichani o Sicuyani . Sicúa o Sicuya sig-
nifica en quechua un vegetal de la familia de las gra
mináceas , sea el hichu con que están techadas las cho-
zas de las aldeas de Sicuani , y la partícula NI unida a
la anterior raíz , significa la presencia abundante del
vegetal nombrado, lo mismo en quechua que en aima-
ra. Citaremos como autoridades en abono de nuestro
-82-

aserto a Monsi y a Bertonio en sus Diccionarios Que-


chua y Vocabulario del aimara respectivamente: " NI-
dicen estos autores - pospuesta a los nombres signifi-
ca tener lo que el nombre dice, Ccolqqueni , caballuni ,
con plata, con caballo " .
Efectivamente, con un poco de observación es fá-
cil comprobar la verdad de la afirmación anterior en
un sinuúmero de lugares . Así se llaman Huiskcacha-
ni, Yuyuchani , Tarucani, Airampuni, Laurayani,
Choseccani , Lambramani, Ccollpani, Hotorani , Cca-
yarani etc. , allí donde abundan vizcachas , venados ,
airampu y así sucesivamente.
Los indios por lo general , como se observa ac-
tualmente, designan a las personas y a los parajes por
el nombre de las particularidades y de los objetos
que presentan aquéllas o abundan en éstos, como Ya-
huarhuaccac , Huiraccocha, etc. Actualmente los in-
dios de esta parroquia- y creo será lo mismo en otras-
a la persona que tiene algún diente orificado, prefie-
ren llamarle por la particularidad de la dentadura y
así le apodan cCORI- quiru .

No estaría pues fuera de razón suponer que Si-


caani antes de su urbanización, fuese un sitio poblado
de Sicúa o Sicuya , es decir, del vegetal de ese nom-
bre, como que hoy mismo , a poca distancia de la ciu-
dad , hacia el NE. , se encuentra la Sicúa, y la llama .
sen por esta circunstancia Sicuani , voz que por su fo-
nética sencilla para la pronunciación castellana no ha
sido deformada absolutamente por los conquistadores ,
o a lo más se elidió la Y griega. Aun más . En tiempo
de los Incas, Sicuani no ha tenido importancia algu-
na, o mejor dicho, no ha sido pueblo ni caserío siquie-
ra, pues, ni la historia , ni la tradición lo mencionan .
Cuando el Coloniaje era ya pueblo como lo prueba el
hecho de que l'umaccahua mandase desde su escon-
dite a Sicuani aquel recado que le costó la vida. Ade-
más era ya cabeza de parroquia con las viceparroquias
de Maranganí y Tingabamba (hoy Santa Bárbara) ;
pero no era aún capital de provincia, porque entonces
-83-

Tinta era la capital de la provincia de su nombre , que


comprendía a las actuales provincias de Canchis , Ca-
nas y Espinar, contándose entre ellas Sicuani . Dedú-
cese esto de una inscripción que se conserva en la
campana mayor de esta ciudad, fundida el año de
1783 a expensas del coronel Francisco Salcedo , Corre-
gidor de la provincia mencionada. Entonces , y hasta
muy entrada la República, no era la que hoy es ciu-
dad de Sicuani posta de correo , ni jornada de viaje-
ros , en razón de que los viajes a Arequipa y Lima se
practicaba a lomo de bestia por el camino más recto
y por ende más corto : por Yanaoca, Occoruro , Con-
doroma etc. yendo a dar a la altiplanicie de Vincoca-
ya o Pampa de Arrieros .
Ya con motivo del Congreso Sudperuano , cele-
brado en su seno el año 1836 , bajo la presidencia de
don Nicolás de Piérola , padre del fundador del Par-
tido Demócrata , o de don Pío Tristán , según el cate-
drático cuzqueño doctor Fortunato L. Herrera , emer-
ge Sicuani del fondo obscuro de su pasado como po-
blación de importancia y viniendo paulatinamente a
acrecentarla el trazo del Ferrocarril del Sur que , a
medida que avanzaba hacia ella iba preparando y en-
cauzando la corriente pobladora y comercial hasta po
nerla al nivel que tiene hoy de ciudad gallarda , pa-
triótica, sinceramente católica, promisora de mejor y
más vasto porvenir.
Esta etimología en la forma expuesta prueba
también la corrección de la pronunciación grave de
Sicuani, debiendo reprobarse como incorrecta la orto-
grafía de los que la pronuncian como palabra aguda.
Dejamos así exteriorizada nuestra opinión , como
un barrunto y nada más, para que hombres mejor
preparados hagan luz en la materia.

Fidel M. Cosio ,
Cura de Sicuani.
-84-

El heroísmo de Cahuide

referido por un testigo de los acontecimientos .

Para interesar más vivamente la opinion


sobre la hazañosa proeza del orejón, llama
do generalmente Cahuide, en el memorable
sitio del Cuzco i asalto de la fortaleza, copia.
mos el pasaje de la crónica de Pedro Pizarro ,
valeroso soldado español , primo de Francis .
co, Hernando i Gonzalo, q' hizo toda la cam-
paña de la conquista i cuyo testimonio es de
gran fuerza persuasiva.- N. de la R.

Está este Cuzco fundado en una hoya entre dos que


bradas, que cuando llueve van por ella dos arroyos de
agua pequeños , y cuando no llueve el uno que va jun-
to la plaza lleva poca agua y siempre corre por algu
nos pedazos de llanos que hay entre las sierras y el
Cuzco de questá ( 1) cortado . Eran todos andenes corta-
dos de piedra por la parte donde se podría derrumbar,
⚫ unos de un estado , y otros de más , y otros de menos.
Tenían puestas en algunos unas piedras hincadas á
trechos en la pared del andenal , una braza , y menos ,
puestas á manera de escalera, por donde subían y ba-
jaban. Esta orden tenían en estos andenes porque en
todos sembraban maíz ; y porque el agua no se los des-
hiciese, los tenían ansí cercados de piedra cuando de-
cía la haz de la tierra donde igualaba . Está este Cuz-
co arrimado á una sierra por la parte donde está la
fortaleza, y por esta parte bajaban los indios della
hasta junto á unas casas questán junto á la plaza,
que eran de Gonzalo Pizarro y Joan Pizarro , su her-
mano , y de aquí nos hacían mucho daño , que con hon-
das echaban piedras en la plaza sin podérselo estorbar.
Por ser esta parte, como digo , agra y entre un calle-

(1) Se conserva la ortografía del original


-85-

jón agosto que los indios tenían tomado y no se podía


subir por él sin que mataran á los que por allí entra-
ran ; estando así con harta congoja , que cierto eran tan
grandes las voces y alaridos que daban y bozinas y
fotutos que tocaban, que parescía que temblaba la
tierra, Hernando Pizarro y los capitanes se juntaron
muchas veces á haber acuerdo sobre lo que harían , y
unos decían que despoblásemos y saliésemos huyendo ,
otros que nos metiésemos en Hatuncancha, que era
un cercado muy grande donde todos pudiéramos es-
tar, que, como tengo ya dicho , no tenía más de una
puerta y cercado de cantería muy alta : y ningún a-
cuerdo destos era bueno , porque si saliéramos del Cuz-
co, en el camino nos mataran á todos por muchos ma-
los pasos y sierras que en él hay; y si nos recogiéramos
al cercado , allí nos tapiaran con adobes y piedras se-
gún la mucha gente que había . Pues Hernando Piza-
rro nunca estuvo en ello y les respondía que todos
habíamos de morir y no desamparar al Cuzco. Juntá-
banse á estas consultas Hernando Pizarro y sus her-
manos, Grabiel de Rojas , Hernán Ponce de León y el
tesorero Riquelme. Pues al cabo de algunas juntas
que habían hecho, Hernando Pizarro acordó que se
fuese á tomar la fortaleza , que era de la parte que más
daño nos hacían , como tengo dicho, porque al princi-
pio no se acordó tomalla antes, que los indios pusiesen
cerco , ni se entendió hacer al caso tenella . Pues acor-
dado esto se puso por obra , mandándonos á los de á
caballo que nos apercibiésemos con nuestras armas
para irla á tomar, y á Juan Pizarro, su hermano, que
fuese por caudillo , y á los demás capitanes ya dichos,
quedándose Hernando Pizarro en el Cuzco con la gen .
te de á pié, recogidos todos á donde él diría . Pues un
día antes desta partida subcedió que dende un andén
tiraron una piedra grande a un soldado que se decía
Pedro del Barco , y acertándole en la cabeza, dieron
con él en tierra, sin sentido , y viéndolo Joan Pizarro
que estaba cerca arrojóse á favorecelle y aquí le die-
ron gran pedrada en la quijada de questuvo lastima-
-86-

do. He querido decir esto para lo que adelante conta-


ré dél. Pues partidos todos , como digo , los de á caba-
llo para tomar la fortaleza llevando á Joan Pizarro

por caudillo sobre todos, subimos por Carmenga arri-


ba, un camino bien estrecho , arrimado á una ladera , y
por otra parte una barranca, á partes honda , y desta
barranca nos hacían mucho daño con piedras y flechas,
y el camino tenían quebrado por muchas partes y he-
chos muchos hoyos en él . Aquí pasamos mucho traba-
jo y daño porque nos íbamos parando y aguardando
que tapasen los hoyos y adobasen los caminos los po-
cos indios amigos que llevábamos, que aún no llega-
ban á ciento. Pues subidos con harto trabajo á lo alto
á un poco de llano que se hace donde dije que nos
dieron la guazavara cuando la primera vez entramos
en el Cuzco , dende aquí fuimos rodeando unos cerri-
llos y malos pasos para ir á tomar la parte llana de la
fortaleza donde tiene la principal puerta y entrada, y
en estas quebradillas hobimos reencuentros con los
indios porque nos tuvieron casi tomados á dos espa-
ñoles que cayeron de los caballos . Pues llegados al
llano y á la puerta por donde habíamos de entrar , es-
vaba tan barreada y fuerte que aunque probamos dos
veces á entralla nos hicieron retraer, hiriéndonos al-
gunos caballos , y ansí acordaron los capitanes de
aguardar hasta la media noche para acometellos , por-
que aquella hora están los indios soñolientos y medio
dormidos . Pues volviendo á Hernando Pizarro que
quedó en el Cuzco , los indios se entraban por las ca-
lles y casas creyendo que desamparábamos el pueblo :
por otra parte vían que Hernando Pizarro y los de á
pie estaban juntos ; no podían entender qué fuese , y
ansí estaban atónitos hasta que nos vieron asomar por
un lado de la fortaleza y entonces entendieron á lo
que íbamos. Y cierto si los indios cayeran en ello y
Dios nuestro Señor no los cegara , ellos pudieran muy
bien matar á Hernando Pizarro y á los que con él ha-
bían quedado primero que nosotros pudiéramos vol-
ver á socorrellos . Pues aguardando Joan Pizarro y
-87-

los que con él estábamos á que demediase la noche ,


demediada Joan Pizarro mandó á su hermano Gonza-
lo Pizarro y á los demás capitanes entrasen con la mi-
tad de la gente de á caballo que mandó apear, y á los
demas estuviesen á caballo para socorrellos y el Joan
Pizarro , se quedó con los de á caballo á causa de que
no se podía poner armadura en la cabeza por estar
entrepajado por la herida que tenía en una quijada ,
como dije el día antes le dieron . Pues entrando los
que iban á pie empezaron á desbartar muy paso la pri-
mer puerta que estaba tapada con una albarrada de
pidra seca, y deshecha empezaron á subir un callejón
adelante; y llegados á otra albarrada de otra puerta
que adelante había , fueron sentidos de los indios y
empezaron á echar tanta piedra que cuajaba el suelo ,
y fué causa que los españoles se entibiaron y detuvie-
ron y no pasaban adelante . Y estando ansí, un espa-
ñol dió voces diciendo á Joan Pizarro que los españo-
les se retraían y huían . Oída esta voz Joan Pizarro to-
mando una adarga en el brazo se arrojó dentro man-
dándonos á los de á caballo que fuésemos en su segui-
miento e ansí lo hicimos , y con la llegada de Joan
Pizarro y los de á caballo la otra albarrada y puerta
se ganó y entramos hasta un patio que se hace en la
fortaleza . Pues de un terrado grande que había á un
lado del patio nos daban tantas pedradas y flechazos
que no nos podíamos valer, y á esta causa Joan Piza-
rro aguijó con algunos de á pie hácia el terrado que
digo, que era bajo, para hacer subir algunos españoles
en él y que echasen los indios de allí . Y estando bata-
llando con ellos para echallos de allí , Joan Pizarro se
descuidó de cubrirse la cabeza con la adarga, y con
las muchas pedradas que tiraban le acertaron una en
la cabeza que le quebraron los cascos , y dende á quin-
ce días murió desta herida : y ansí herido estuvo for-
cejando con los indios y españoles hasta que se ganó
este terrado, y ganado le abajaron al Cuzco, porque
los indios questaban en el camino que he dicho baja-
ba al Cuzco , ques corto y muy agro , de donde nos ha-
-88-

cían el daño , ya los indios lo habían dejado y por allí


bajaron á Joan Pizarro á donde Hernando Pizarro
estaba . Pues sabido por Hernando Pizarro el desastre
de su hermano y en el estado que la toma de la forta-
leza quedaba, subió luego él á ella dejando á Grabiel
de Rojas en el Cuzco . Llegado , pues , Hernando Piza-
rro, que ya amanesció , estuvimos todos este día y otro
peleando con los indios que estaban recogidos a los
dos cubos altos , questos no se les podía ganar sino era
por sed aguardando á que se les acabase el agua , y
ansí fué que aquí estuvimos dos ó tres días hasta que
se les acabó el agua , y acabada se despeñaban de las
paredes más altas unos por huír, otros por matarse, y
otros se rendían , y desta manera empezaron á desma-
yar y ansí se ganó el un cubo : y llegados al otro , tenía
un orejón por capitán, tan valeroso , que cierto se pu-
diera escribir dél lo que de algunos romanos . Este
orejón traía una adarga en el brazo , y una espada en
la mano , y una porra en la mano de la adarga , y un
morrión en la cabeza . Estas armas las había éste de
los españoles que habían muerto en los caminos , y
otras muchas que los indios tenían en su poder. An-
daba este orejón cómo un león , de una parte á otra
deleubo , en lo alto de todo , estorbando á los españo-
les que querían subir con escalas , y matando los in-
dios que se les rendían , que cierto entiendo mató más
de treinta indios porque se les rendían y se descolga-
ban del cubo abajo , dándoles con la porra que traia ,
en las cabezas , que se las hacía pedazos , y echándolos
del cubo abajo. Pues avisándoles los suyos que subía
algún español por alguna parte , aguijaba á él como
un león con la espada, en la mano y embrazada la
adarga . Visto ésto, Hernando Pizarro mandó poner
tres ó cuatro escalas para que mientras acudía á una
parte , subiesen por la otra, porque los indios queste
orejón tenía consigo todos estaban ya rendidos y des-
mayados y él sólo era el que peleaba ; y mandó Her-
nando Pizarro á los españoles que subían que no ma-
tasen á este indio sino se lo tomasen á vida , jurando
de no matalle si lo había vivo . Pues subiendo á una
-89-

los españoles por dos ó tres partes, ganaron el cubo.


Visto este orejón que se lo habían ganado y le habían
tomado por dos ó tres partes el fuerte , arrojando las
armas se tapó la cabeza y el rostro con la manta y se
arrojó del cubo abajo , más de cien estados , y ansí se
hizo pedazos . A Hernando Pizarro le pesó mucho por
no tomalle á vida. Pues ganada esta fortaleza , puso
aquí Hernando Pizarro cincuenta hombres de á pie
con un capitán que se llamaba Joan Ortiz , natural de
Toledo, proveyéndole de muchas vasijas en que tu-
viesen agua y comida, y fortalesciendo la parte donde
habían de estar; y dejándoles algunas ballestas y ar-
cabuces, nos bajamos al Cuzco : y esta toma desta for-
taleza fué causa que los indios de guerra se desviaron
un poco desocupando la parte de la ciudad que tenían
ganada . Pues desta manera estuvimos tiempo de más
de dos meses apretados , desbaratando de noche algu-
nos andenes por donde los caballos pudieran subir á
ellos , porque de noche siempre los indios se retiraban
á lo más fuerte y seguro , aunque este retirarse era á
algunos andenes fuertes.

Pedro Pizarro,
-90-

Literatura Quechua

El gran drama Ollantay.

No cumpliriamos con el propósito fundamental


que persigue Cuzco Histórico, cual es exaltar los
valores castizos de nuestro linaje tradicional e
histórico, si no exornáramos sus páginas con al-
gunas estrofas de la monumental i estupenda
obra "Ollantay" , la epopeya quechua por exce-
lencia, la Ilíada incaica, i la voz más grave i ro -
tunda de nuestro pasado, muchos de cuyos re-
sortes i secretos se hallan en la apretada trama
de sus escenas . Obra de innegable origen incaico
i de fundamental estructura antigua, con más
elementos nativamente quechuas de lo que gene-
ralmente se cree, el Ollantay, considerado indebi-
damente, por un error que la imitación i la copia
insensatas han venido consolidando , como escri-
to por el cura Valdez, a fines del siglo XVIII, lo
fuè, sin duda alguna , en el XVII por algun
clèrigo cuzqueño, versado en el quechua, conoce-
dor de sus secretos , i que supo sentir hondamente
con las evocaciones històricas de los trozos i es.
cenas que del episodio dramático conservaba la
tradición [tal vez Lunarejo] .
Desgraciadamente no poseemos una buena i
directa traducción castellana del drama Ollantay,
pues la hecha en prosa pobre i ramplona por el
sabio Barranca, i la disparatada i pretensiosa de
Nadal, no tienen, siquiera por asomo, una míni
ma parte de las grandezas de pensamienta i frase
del gran melodrama; i es que aquellos hicieron
una traducción demasiado literal, en parte, i de-
masiado atrevida e incoherente, otras veces. La
mejor traducción al castellano es, sin duda, la he-
cha en verso por el poeta Constantino Carrasco,
que la tomó de la traduccion francesa del litera-
to cuzqueño Pacheco Zegarra En los versos de
Carrasco se siente palpitar todo el lirismo bravo
i la sentimentalidad tierna del original que
chua
El monólogo que transcribimos es una de las
escenas más tipicas, màs rotundas i de más fuer
za evocadora que ostenta el drama, el mismo
que llamó la atención de Letourneau en su Evo.
lución Literaria en las diversas razas humanas.
Es la valiente i pavorosa imprecación de Ollan-
tay al Cuzco, cuando rechazado por el Inca Pa-
chacùtic, en sus pretensiones de obtener la mano
-91-

de la princesa Cusi-Cooillur, abandona la ciudad


i se marcha a Tampu para rebelarse contra el
Inca del Cuzco i hacerle ver su poder i la vengan-
za de quien como el jefe Ollantay, había ayudado
alEmperador cuzqueño a ser Inca i scberano del
Tahuantinsuyo Ensayamos una modestìsima
traducción en prosa, si no muy literal, por ser
ello imposible, tratándose de la disparidad lin-
guistica del quechua i el castellano, pero tampo-
co demasiado alejada del original. Con tiempo i
más estudio pensamos acometer el difícil empeño
de traducir el drama en lengua española.-J. G. C.

LA IMPRECACIÓN AL CUZCO,

ACTO II- ESCENA I

¡Huay Ollantay, Ollantay !!!


¿ cai jinatachu huicchchusunqui ,
caitachu cutichisunqui ,
llapa ttactac cainiquiman.
chai chica cjuyasccaiquiman?
¡ ¡Ay Cusi Ccuyllur huarmillai !!
cunanmi chincarichiqui
cunanmi pisipachiqui
¡ ¡ ay ñustta , ay urpillai !!

¡¡Huay Ccoscco ¡¡ Ay sumacc llaccta !!!


Cunanmanta kkayamancca
auccan casac, casac auccan !!!
chai cejasccoiquita kkaraçta
lliqquirccospa , sonccoiquita
cunturcunanman ccarasac ....
callpai canmi ccarcconaipac
chai aucca, chai Incaiquita.

Juñu juñu huaranccata


Anticunata llullaspa
Suyucunata toccllaspa
pusamusac Ccolecampata .
Sacsaihuamanpin ricunqui
runaita pfuyuta jina
chaipin sayarincca nina ,
chaipin yahuarpi puñunqui , &
-92-

chaipachan paipas ricuncca


pisichus noccapac yunca,
puchunccaracchus cuncaiqui .....
Manapunin ccoiquimanchu
nihuanrac , chai ususinta ,
quicharinrac chai siminta,
manan ccampaccca canmanchu
nispa, uticun pfiñascca,
ñocca cconecor chaqui mañactiy.
Incan paipas ñocca ccactiy,
tucuymi chaitacca yachascca .
cunancca caillaña cachun
(Piqui Chaqui puriy riy
Cusi Ccuyllurniyta niy
cunan tuta suyahuachun )

Traducción

¡ Ay Ollantai , Ollantai -¿ De este modo te despre-


cia? ¿Así te corresponde? -A ti, tundidor de pueblos ,
-A tu rendida súplica? —¡Ay Cusiccoillur, esposa mía
-Ahora te he perdido - Frustrado he tu porvenir - ¡ Ay
princesa, ay paloma mía!
¡Ay Cuzco, ciudad hermosa ! -De hoi para mucho
tiempo -¡ Verdugo he de ser !, he de ser verdugo !-
Desgarrando fieramente tu pecho , -Daré de comer tu
corazón a los cóndores -Tengo aún bríos para arrojar
fuera-A ese tu verdugo, a ese tu Inca . Rosando a
los Antis , -Acechando las comarcas - Miles sobre mi-
les -Traeré a Ccolccampata . Sobre Sacsaihuamán
verás - Mi gente como nubes, --Allí crepitará el incen
dio-Allí te asfixiarás en sangre, -Entonces sabrá él
-Si son estrechos mis valles - O te sobrará el aliento .
"No te puedo conceder" Se ha atrevido a decir
-de su hija . - Ha abierto sus labios .-" No puede ser
para ti " -Ha proferido , obsedido de rabia - Pidiéndo-
sela yo postrado de rodillas . -El es Inca por mí -Esto
lo sabían todos ....
Y ahora no haya más ( ....-Piqui Chaqui ve, corre
-Y di a mi Cusiccoillur-Que esta noche me espere).
-93-

Del drama quechua "USCA PAUCCAR" .

Si Ollantay es el primer drama quechua, del


que se hallan ausentes o cuidadosamente solapa-
dos todos los elementos cristianos i españoles ,
Usca Pauccar es la segunda obra dramática en
aquella lengua, con innegables i claros caracteres
cristianos, como que fué escrita “bajo el privile-
gio del auto sacramental" , por algun sacerdote,
que, como en el Ollantay, ha ocultado su nom-
bre, que debió haber sido hecha en el siglo XVIII ,
es decir con posterioridad de una centuria al su
pradicho Ollantay, pues está dedicado el auto
sacramental a la Virgen de Copacabana. Pero en
mèritos literarios, en delicadeza i ternura de sen-
timientos, en riqueza i lozanìa de imaginación i
en fluidez, ritmo i musicalidad del verso , supera
al Ollantay, como que los giros no tienen esa
inflexible i recia rotundidad desenfadada de éste.
1 Un quechua más delicado , más pulido i peinado,
unos periodos más amplios i de más comunicati-
vo i tierno lirismo, suenan gratamente, en musi-
cal reclamo, en las páginas de Usca Pauccar; más
lírico, más sentimental i más poético que " Ollan-
tay" , es con todo menos dramático i menos evo-
cador que esta gran epopeya quechua. El espìri-
tu profundamente cristiano que lo inspira i la
semejanza con el Fausto de Goethe, que alguna
vez hice ya notar, pues Usca Pauccar es un Faus-
to pequeño, Yunca Nina, un Mefistófeles en mi-
niatura i Ccori Ttica una parodia de Margari-
ta, quitan al drama la naturalidad i la sugeren
cia que pudieran radicar en la pintura i represen-
tación de las costumbres indígenas.
Copiamos un diálogo , de una belleza peregri-
na i de un arte exquisito, de la escena 4 de la 2ª
jornada, en que Choqqne Apu, de linaje incaico, i
su hija Ccori Ttica, platican con una dulzura me-
lancólica i triste, que no tiene igual, i cuya tra-
ducción, artísticamente exacta, merecerìa pasar
a las antologías, como perfumada muestra de lu
lírica quechua. La pintura de la situación de una
joven doncella requerida de amores por un hom.
bre, i las comparaciones gráficas i poèticas que
la ilustran, para probar la desgracia i los peli
gros que cercan a una mujer i hacen odioso al
seductor, es un verdadero broche de oro i un be
llo ejemplo moralizador. La traducción que he
mos intentado es tan pálida que apenas contiene
vislumbres i sombras de la gracia original que
resplandece en la obra.- Es de advertir que no
se ha hecho traducción alguna, hasta hoi, de es
te drama.-J. G. C.
-94-

Choqque Apu i Ccori Ttica

CHOQQUE APU. -Sonccoitan, huarma, qquirinqui ,


Ccasccoitan, huarma, ccasunqui ,
Sirkkampin yáhuar tucucun,
Heqquepactan ccan saqquenqui.

Auccan munan phahuariyta ,


Ccasccoita lliquirccarispa ,
Noccari payta ccatispa
Ricuscanin huañuyniyta.

Unayñan phatan socsospa,


Susunkkanmi raprancuna ,
Ticayanñan ñahuincuna ,
Huecce pucyupi poccospa .

Samarisacc nini chaipas ,


Paimi ceasccoipi ratacun ,
Cuncaipin quiquin chacacun ,
Huañullasun ninmi paipas .

Hueqqueimi, mai chica cuti ,


Ccasccoimanta llimpparispa ,
Sonccoimanri chayarispa ,
Cunan ruphan , nina phuti.

Ccanllan huarma , cai soccocpacc


Canqui , miun ccasahuampas
paran hueqquey cay poccoipacc .

Llaquillatan , ccor humiña


Ricusccaiqui, chaichu mana
Pputisccasacc yanapana
Yuyac runa cunan hina .

CCORI TTICA. -Ama, yayai, llaquicuychu ,


Llaquictiyquin sonccoi phutin ,
-95-

Cusicuspa causachihuay,
Munacucc sonccoipa minin .

CHOQQUE . — ¿ Imanasccan , Ccori, nihuay


Ppunchau, ppunchau , huaccascanqui?

CCORI. Sonccoimi huatupacuscan ,


Ima llaquis sispamuscan .

CHOQQUE.Icha pitachu munanqui,


Ccasccoiquita quicharihuay ,
Ususiymi, ricuy, canqui,
Ccanmi urpi lulucusccay ,
Pipas cachun, maipas cachun,
Ccori ecolqquen puchusunqui ,
Huaccha ccactin ccapaccyachun ,
Huarmin paccchá pusasunqui .

CCORI. ―― 1 Noccachus chaita rurayman ?

Quiquin Inti, hamucctim pas?


Checcnisccaimi cearic sutimpas ,
Ichas ñahuinhuan sipiyman .
Chaycunacca muyumuncu ,
Urpita hina appinampacc ,
Na appispari tucupuncu .
Huamanman sipinampacc .

Ricunquichu chay tticápi


Huayrunccuta huayuncaccta?
Ima ñucñun paipa taquin ,
Rapranhuan ccatin yupayta ,
Ñarace raphinta pascarin ,
Hatarintace , muyurintacc ,
Natace huchchan, ñatacc taquin ,
Huctahuampas taquillantacc .

Ccancca, yayai , ninquichari ,


Chai tticacc sumacaynimpin ,
Chai ccapchi curu causarin ,
Chai ñucñu ccuntucuynimpin ,
-96-

Chai llulla cusicun nispa ,


Manan hinachu ccahuariy ;

¡ Na misqquinta jilluruspa ,
Chchaquisccata saccerparin !

Chai qquentita ricunquichu ,


Munay ppurunhuan ccapchuspa ,
Yunca ccoillur, ccori hichu ,
Yauri simiñhuan huachchispa
Tticacunata mascasian ,
Narace chaita , ñarace caita ?
Yachai, manan paieca mascan
Chai tticata munaspachu ;
Allinta chchonccarparispa ,
Cunanchu icha ccayachu ,
Ripuncca cconccarispa .
Chai qquentipin lirpucuna,
Huanccoirutan ccahuascana ,
Chaicunapin ricucuna ,
Hinataccmi huanascana .

CHOQQUE. Pimantaccchá saqquesccaiqui ,


Ñan yuyaccña ricucuni ,
Huaccactañan ricusccaiqui ,
Hinatan huatupacuni .

CCORI - Askka huata causapuhuay ,


Nahuipa rurunmi canqui ,
Manachairi pusapuhnai,
Himapacctac saccehuanqui .

Traducción

Choqque Apu. Laceras , niña , mi corazón , -Rasgas


mi pecho , niña , -La sangre se hiela en las ve-
nas . Atorada en ellas tú la dejas . Desgarran-
do cruelmente el pecho - Trocado en verdugo
el corazón quiere huir, Y yo en mi afán de se-
guir tras él- Me siento ya morir.
-97-

Hace tiempo que estalla inquieto Sus alas es-


tán entumecidas - Mis ojos se sienten ateridos--
Y , cuando empapado en una fuente de lágrimas,,
Pretendo descansar El se agarra a mi pecho.
Y se atraviesa en mi garganta , -Exclamando
también: "Muramos de una vez" .

Muchas veces mis lágrimas - Desbordadas por


mi pecho - Caen en el corazón -Ardientes cual
llama viva. -Tú sola eres , niña , -Quien las en-
juga i desvanece -Hasta el hielo me es adverso
Lluvia copiosa es mi llanto. - Viéndote siempre
afligida , broche de oro - ¿ Cómo no he de sufrir
angustias -Siendo viejo i anciano como lo soi ?

Ccori Ttica . - No te apenes , señor mío - Que el cora-


zón se me parte -Con tu alegría dame la vida, --
Alma de mi amoroso corazón .

Choqque. - ¿Por qué , Ccori , dime - Lloras día tras día?


Crori. - Mi corazón presintiendo va- Que alguna des-
gracia se aproxima .

Choqque. O es que amas a alguien . - Abreme tu co-


razón -Ve que hija mía eres , -Tú , mi idolatra-
da paloma. Quien quiera que sea - Te sobran
oro i plata , -- Si es pobré que se haga opulento--
Ya que para su esposa va a llevarte .

Ccori. ¿Yo hacer eso -- Aunque venga el mismo Sol ?


Me es odioso sólo el nombre de varón -- Ojalá
matarle con los ojos pudiera.

Esos dan vueltas -- Para aprisionar como al ave-


Y una vez que la cogen -- Se convierten en halco-
nes--Para matarla .

Ves en esa flor -A la abeja desrracimando la


mejor? Qué delicioso es su canto ! -Con sus
alas la enamora rendida , ~ Ya le deshoja los pé-
talos , -Se levanta , le da vueltas Ya la besa,
ya la canta , Y otra vez la vuelve a cantar.
-98-

Tú, señor, dirás Que de la belleza de esa flor


--Vive ese sutil gusano --- Que en su hechizo
embriagador -- Se goza ese fementido?-- No es
así, míralo : --Engolosinado ya de su néctar--
Marchita la abandona .

Ves ese picaflor-- Que rompiendo con sus gra-


ciosas alas , -- Lucero de los valles , -- Flechan-
do con su aguzado pico -- Cual pajiza áurea
aguja -- Buscando va las flores -- Ya a ésta , ya a
la otra .

No busca las flores, sábelo tú-- Por quererlas : --


Después de sorberlas -- Hoi o después.-- Se mar-
cha , olvidándolas . En ese picaflor hai que ex-
perimentar, --A esa abeja hai que contemplar, --
En ambas hai que mirarse-- Y escarmiento ha-
llar.
Choqque.--Y a quién voi a dejarte? -- Ya me veo an
ciano --Ya llorar te estoi viendo .-- Así voi pre-
sintiendo.

Ccori.-- Luengos años vive para mí, -- Eres la niña de


mis ojos, -- De otro modo llévame contigo--
¿Para qué me vas a abandonar?
-99-

Comisión Histórico - Eclesiastica

PERSONAL DIRECTIVO .

PRESIDENTE HONORARIO

Iltmo . y Rmo . Mons. Obispo Dr. Pedro P. Farfán


PRESIDENTE

Mons . Cngo. Dr. Juan Antonio Casanova .


VICEPRESIDENTE
Sr. Dr. D. Francisco Sivirichi
FISCAL Y SECRETARIO
Sr. Dr. D. José Gabriel Cosio
TESORERO

Sr. Canónigo Dr. Mariano C. Gibaja.


PROSECRETARIOS
R. P. Fr. Alberto Escaler i Presbítero Dr.
Santiago Hermoza.

Miembros Fundadores
Mons. Juan Antonio Casanova R. P. Fr. Antonio Ñúnez dol
Dr. Francisco Sivirichi Prado
Dr. José Gabriel Cosio R. P. Fr. Tomás Tagle
Cgo . Dr. Mariano C. Gibaja R. P. Fr. Norberto Andía
R. P. Fr. Alberto Escaler.
Miembros activos.
Sr. Vocal Dr. José Frisancho Sr. Pbo . Dr. Santiago Hermoza
Sr. Dr. D. Eufracio Alvarez Sr. Pbro . Dr. Manuel
Sr. Pbro . Dr. Hernando Vega Lezama
Centeno R. P. Fr. Bernardino Ojeda
Sr. Dr. D. Fortunato L. Herrera R. P. Fr. Miguel Troncoso
Sr. Dr. D. Angel Vega Enriquez
Comisión de redacción de la revista " CUZCO HISTORICO"
Doctores José Gabriel Cosio , Mariano C. Gibaja ,
Fortunato L. Herrera i Santiago Hermoza.
Socios corresponsales .
Señores Dr. José A. Caparó , Daniel Alomia Robles , Ben-
jamín Mendizábal, Francisco G. Gamarra .
-100-

ERRATA . CORRIGE.

PAG. LINEA SE DICE DEBE DECIR


50 3 costumbres su vida; costumbres, su vida
50 30 yustaspuestos yuxtâpuestos
51 16 bagilla vajilla
53 7 Cateral Catedral
53 43 posisisiones posesiones
53 43 acostumbraban acostumbraba
54 5 entuciasta entusiasta
54 12 advertiendo advirtiendo'
55 4 presenrar presentar
55 17 de Cusco • del Cusco
55 34 correl corcel
55 36 todo Perú todo el Perú
55 37 de ta Merced de la Merced
56 1 habrría habría
56 6 suntuoso suntuosos
56 16 su costa de costa
56 27 al Ledo. al Lido.
56 40 Mollenido Mollinedo
57 7 (17) Don Fr. Gabriel " (17 ) Don Fr. Gabriel
57 9 1661" 1661
57 12 De estos precisos De estos preciosos
57 24 guardián del Cusco guardián de S. Francisco
del Cusco
57 33 se apresurara se apresure
$8 9 austoridad austeridad
58 17 expedido expedida
58 17 y 18 ejecutado ejecutada
58 40 son mejor con mejor
58 41 Estos son. Estos son :
59 última al a
CUZCO HISTORICO

Revista de carácter Hisfórico arqueológico .

PUBLICACION TRIMESTRAL

Cada edición de esta importante re-

vista consta de 100 páginas .

Un sol por número

DIRECCION TELEGRAFICA :

"HISTORICO " Cuzco . - APARTADO N° 47.

Administración : Triunfo 105.

EL DIARIO

Periódico diario independiente

SIN VINCULACIÓN POLÍTICA ,


INFORMACION CABLEGRÁFICA I TELEGRÀFICA,

Suscrición al mes un sol . -Tarifa de anuncios módica

Cable 6 Telégrafo: "DIARIO". -Teléfono N. 25.


Apartado N. 47.

Administración : Triunfo 105. - Cuzco - Perú .


CUZCO H PERU
I
S
T
O O
R
C I
Z C
O
U
C

ORGANO DE LA

COMISION HISTORICO ECLESIASTICA.

Año I. No. 2 .

Revista Histórico Arqueológica

Post tenebras
spero lucem.
Director de turno: F. L. HERRERA.

CONTENIDO:

Necrología. "Homenaje póstumo" - La Re-


dacción.
Biografía. "Sr. Canónigo Dr. D. Mariano C.
Gibaja" -Mons. Juan A. Casanova.
Historia. "Los Hospitales del Cuzco" -Fortu-
nato L. Herrera.
Evocaciones Históricas. "Paisajes Andinos"
José de la Riva Agüero.
Historia Eclesiástica. "El primer Obispo del
Cuzco" -Fernando Pacheco..
Historia. "El Colegio de Educandas" -Fide-
lia Mendoza.
Crónica colonial.- Relación de la Cabalgata
real verificada en el Cuzco con motivo de
la coronación de Felipe V.
Oficial.- Resolución suprema por la que se reco-
noce carácter legal á la Comisión Ecle-
siástica .

Tip. F. M. Andía.
0

CON LA CENSURA
Y
LICENCIAS NECESARIAS .
COMISIÓN HISTÓRICO- ECLESIÁSTICA

DE LA DIÓCESIS DEL CUZCO

Personal Directivo
PRESIDENTE HONORARIO
Iltmo . y Rmo. Mons. Obispo Dr. D. Pedro P. Farfán
PRESIDENTE
Mons . Cngo. Dr. D. Juan Antonio Casanova
VICEPRESIDENTE
Sr. Dr. D. Francisco Sivirichi

FISCAL Y SECRETARIO
Sr. Dr. D. José Gabriel Cosio

TESORERO
Sr. Cura Dr. D. Santiago Hermoza
PROSECRETARIOS

R. P. Fr. Alberto Escaler y Cura Dr. D. Santiago


Hermoza

MIEMBROS FUNDADORES
Mons . Juan Antonio Casanova R. P. Fr. Antonio Nuñez del
Dr. Francisco Sivirichi Prado
Dr. José Gabriel Cosio R. P. Fr. Tomás Tagle
Cngo. Dr. Mariano C. Gibaja R. P. Fr. Norberto Andía
R. P. Fr. Alberto Escaler
MIEMBROS ACTIVOS
Sr. Vocal Dr. José Frisancho Sr. Cura Dr. Fidel M. Cosio
Sr. Dr. Eufracio Alvarez Sr.Cura Dr. Santiago Her-
Sr. Pbro. Dr. Hernando Vega moza
Centeno Sr. Cura Dr. Manuel Lezama
Sr. Dr. D. FortunatoL. Herrera R. P. Fr. Bernardino Ojeda
Sr. Dr. D. Angel Vega Enriquez R. P. Fr. Miguel Troncoso
Sr. Dr. D. Victor M. Gulilén .

COMISIÓN DE REDACCIÓN DE LA REVISTA "CUZCO HISTÓRICO ”


Doctores Mons . D. Juan Antonio Casanova , José Gabriel
Cosio , Fortunato L. Herrera y Santiago Hermoza
SOCIOS CORRESPONSALES
Señores Dr. José A. Caparó, Daniel Alomía Robles , Benjamín
Mendizábal, Francisco González Gamarra .
}

1

CUZCO HISTORICO

DIRECTOR DE TURNO - Dr. Fortunato L. Herrera

AÑO I CUZCO (PERÚ) -DICIEMBRE- 1920 Nº 2

HOMENAJE POSTUMO

Abre sus páginas el segundo número de Cuzco


HISTÓRICO Con una nota de duelo dedicada a la me-

moria de uno de sus más decididos i empeñosos re-


dąctores, el Canónigo Penitenciario del Coro de la

Catedral del Cuzco , doctor don Mariano C. Gibaja ,

socio fundador del instituto que dió vida i sustenta

a esta publicación.

Fué el doctor Gibaja uno de los más discretos i


ponderados espíritus del clero cuzqueño i un fervoro-

so amante de las glorias i tradiciones de esta su tie-


rra, a la que él amaba con devoción i orgullo , senti-

mientos de los que dió buena i jugosa prueba en una


—4—

aplaudida tesis académica , sustentada en la Univer-

sidad cuzqueña , sobre la historia eclesiástica de esta

diócesis , para doctorarse en la Facultad de Filosofía

i Letras, que cursó con notable aprovechamiento i


recomendable empeño .
преñо.
Joven lleno de virtudes i adornado de talento

claro i despejado ; alma piadosa i apostólica, nimba-


da por la simpática i rara facultad de la amplia com-

prensión de las personas i las cosas, con esa apaci-


ble dulzura de los corazones buenos, sin rencores ni

ponzoñosas envidias, el Canónigo Gibaja se conquis-


tó todos los afectos i arrastró en pos sí una podero-

sa corriente de simpatías profundas , así en los círcu-


los intelectuales i profesionales como en el seno del

pueblo . Por eso el sepelio de sus restos dió motivo a

una de las más sinceras i efusivas manifestaciones de

duelo que el Cuzco ha presenciado en estos últimos

tiempos .

Fué un varón justo : éste sería su mejor elogio .

Sin tiempo para más la dirección de la Revista

deja la palabra a Monseñor Casanova encargado de


hacer en otro artículo , la biografía del extinto sacer-
dote i del hombre de estudio .

LA REDACCIÓN. "
BIOGRAFIA

Ragos biográficos del señor Canónigo

doctor don Mariano C. Gibaja


Penitenciario del Coro de la Catedral del Cusco .

A unos treinta y cinco kilómetros de la milena-


ria urbe del Cusco , capital del misterioso Imperio del
Tahuantinsuyo ; a la margen izquierda del apacible y
caudaloso Vilcanota, y en el amenísimo y antiguo
Marquesado de Oropesa , hoy provincia de Urubam-
ba; junto al florido vergel de Yucay, mansión favori-
ta de los legendarios Incas ; al pie de unas altísimas ,
ásperas y fragosas sierras; se recuesta muelle y pere-
zosamente el gracioso pueblecito de Guayllabamba ,
disfrutando de una eternal primavera , con el ambien-
te siempre saturado del balsámico y delicioso perfu-
me con que le regala su exuberante y tropical ve-
getación, riquísima en innumerables y gayas flores,
y en abundantes y exquisitas pomas; las frutillas y
unuelas delicadas " LAS MEJORES DEL UNIVERSO Y LA
MAYOR PARTE DESCONOCIDAS EN EL RESTO DEL MUN-
DO" según el galano decir del ingenioso marqués de
Casajara don Juan Manuel de Barriozábal , al hablar
de Urubamba su tierra natal .
Guayllabamba, apesar de todos estos encantos,
no fue escogida por los Incas , como su vecina Yucay,
para hacer de ella el lugar de sus delicias , después de
las fatigas del minucioso y recargado gobierno de su
dilatado Imperio , o de sus hazañosas y espantables
guerras; ni tampoco los castellanos la prefirieron co-
mo a Urubamba , Urquillos o Calca para construir en
ella sus suntuosas moradas; sencillamente porque
-6-

allí echaban de menos algunas fuentes de cristalinas


aguas, de que carece en absoluto , viéndose obliga-
dos sus escasos moradores a servirse para los usos de
la vida de las turbias aguas del Vilcanota , o en el me-
jor de los casos , de los pequeños manantiales de sus
riberas; razón por la cual, Guayllabamba se ha que-
dado estacionaria, hasta cierto punto , sin que se en-
cuentre quien atienda al aseo y ornato de sus estre-
chas callejas y de sus solitarias plazuelas . Parece, en
realidad, que allí se ha detenido la incansable rueda
del tiempo ; y uno cree vivir allí la pretérita vida de
los hombres que fueron . Acaso por eso los naturales
de aquel pueblo han sacado de él ese carácter apaci
ble y taciturno que los distingue, y que a veces raya
en un solemne menosprecio por los bienes caducos y
perecederos de la presente vida, con inclinación mar-
cada a la vida del espíritu , a la vida ascética, a un
misticismo SUI GENERIS , que sólo ellos lo entienden , y
cuando más, su humilde y bondadoso párroco .
Allí, precisamente, en ese pintoresco pueblecito ,
vió la luz primera el niño Mariano Concepción, co-
mo el quinto fruto del matrimonio de sus honrados
1
Ꭹ cristianos padres don Claudio S. Gibaja y doña
María N. Espinosa , quienes se llenaron de un parti-
cular gozo al nacimiento de este su hijo , presintien-
do , sin duda , lo que había de ser con el andar de los
tiempos ; allí fué donde sus purísimas auras mecieron
su cuna, y donde se adormía al suavísimo arrullo de
canoras y pintadas avecicas . La Divina Providencia
se valió, sin duda , de esos variados elementos para
comunicar a su escogido aquel carácter tan bonda-
doso e invariable que conservó durante toda su vida.
***

La primera preocupación de sus piadosos pa-


dres fué que el niño recibiera las regeneradoras aguas
del santo bautismo , sin dilatar al hijo de sus entra-
ñas , ni un solo día, en la recepción de la gracia divi-
na; como hoy desgraciadamente se viene introdu-
-7-

ciendo el peligroso descuido de dilatarlo indefinida-


mente. Al efecto , inmediatamente lo condujeron a es-
ta ciudad, en la cual fué bautizado por el cura señor
don Bernabé de Jesús Zarabia en la santa Iglesia pa-
rroquial de Nuestra Señora del Triunfo , Sagrario de
la Catedral, como consta de la correspondiente par-
tida, asentada en el Libro de Inscripciones Bautis-
males , bajo el número 657. Es de notar que en esa
partida se lee "QUE EL NIÑO MARIANO CONCEPCIÓN
HIJO LEGÍTIMO DE SANTOS GIBAJA Y DE MARÍA To-
RRES VECINOS DE HUAYLLABAMBA" . La discrepancia ,
con los datos suministrados por sus hermanos , y
que se consignaron en " El Nacional" número 757 ;
que aquí se nota es fácil de salvarla ; pues don Clau-
dio, era Claudio Santos ; y no Claudio G. y el dato su-
ministrado al párroco de la Matriz fué seguramente
equivocado por los que intervinieron en el asenta-
miento de la partida , al consignar en aquella, que su
madre apellidaba Torres , puesto que era Gutiérrez ,
como afirman sus parientes .
*
**

No perdieron tampoco tiempo en instruir al niño


en los principios de la Religión , de la sana moral y de
la piedad cristiana , así como en las letras, a las que
se mostró aficionado desde muy temprano .
Comenzó su instrucción primaria en la escuela
elemental de Guayllabamba , continuándola y con-
cluyéndola en el Cusco , con notable aprovechamien-
to y rapidez .
Su padre, conocedor de las buenas disposiciones
de su hijo, lo matriculó en el Colegio Nacional de
Ciencias, donde su contracción al estudio, su entu-
siasmo y puntualidad le grangearon el aprecio de sus
superiores y el cariño de sus condiscípulos , termi-
nando los cinco años de instrucción media sin ningu-
na mala nota.
Su afición a las letras hizo que luego emprendie-
ra los estudios facultativos , matriculándose en nues-
-8-

tra Universidad ; pero , apenas cursó el primer año de


Filosofía y Letras , cuando por notable impulso de la
Divina Providencia, se sintió fuertemente llamado al
servicio del Altar. No he podido averiguar la causa
ocasional de este notable cambio en la vida del joven
Mariano Concepción ; no lo saben sus parientes ; lo ig-
noran sus amigos y condiscípulos . Si en todo lo de-
más, era franco y comunicativo , al tratarse de su vi-
da anterior al estado clerical, hasta su ingreso al Se-
minario Conciliar de San Antonio Abad, era de lo
más esquivo y reservado . Cuántas veces le abordé la
cuestión; pero él , siempre se daba trazas para eludir-
la, hasta que tuve que renunciar a mi curiosidad .
*
* *

Regentaban entonces el Seminario los inteligen-


tes educacionistas y sabios profesores PP . Agusti-
nos.
Lo más granado de la juventud cusqueña asistía
a sus lecciones, y los padres de familia, convencidos
de la buena disciplina y notable aprovechamiento de
sus hijos, se empeñaban en que éstos no malograran
tan brillante oportunidad . El resultado no defraudó
las fundadas esperanzas de aquellos, presentándose
hoy a nuestra vista los copiosos frutos . Nuestras ins-
tituciones públicas: el sacerdocio , el foro , el magiste-
rio, el periodismo , la tribuna parlamentaria, la mili-
cia; las ciencias y las artes , el comercio y las indus-
trias se ven hoy honrados con los alumnos semina-
ristas de aquella época . PARA TALES MAESTROS NO
FALTARON TALES DISCÍPULOS .
Uno de ellos , y no el menos preparado , por cierto,
fue el joven Mariano C. Gibaja, quien sin ninguna va-
cilación vistió el hábito clerical el año de 1904 , re-
nunciando al halagador porvenir que el mundo le
brindaba , al continuar en cualesquiera de las carre-
ras de la Universidad , dado su talento y sus prendas
personales .
El seminarista Gibaja se consagró resueltamente
-9-

al nuevo género de estudios , y con la misma facilidad


con que adelantó en las ciencias profanas , aprovechó
en el estudio de las Sagradas Letras ; nutriendo al
mismo tiempo su alma con profundas meditaciones
de la vida espiritual , y formando en su corazón aquel
arsenal de virtudes con que más tarde había de tra-
bajar por la salvación de sus semejantes , sin descui-
dar la suya propia.
Los PP . Agustinos , conocedores de la buena vo-
luntad y aptitudes del nuevo seminarista, le enco-
mendaron, por entonces, la regencia de algunas clases
en la sección primaria que tenían a su cargo en el Se-
minario ; y más tarde lo incorporaron al profesorado
de la sección media.
En esta etapa de su vida encontró en el bonda-
doso Deán de la Catedral Iltmo . Mons . don Juan Can-
cio Cosi , no sólo un ejemplar Prelado y un virtuoso
superior jerárquico, sino, y más que todo , un cariño-
sísimo amigo y un verdadero padre, quien supo ten-
derle su generosa mano inmediatamente de conocer-
lo. Con apoyo de tanto valer no era ya de dudar el
éxito de sus aspiraciones.
**

Concluidos sus estudios eclesiásticos , y previas


unas rigurosas pruebas de suficiencia, como examen
de su verdadera vocación al estado clerical, el Iltno .
y Rmo . Mons . Obispo de la Diócesis doctor don Juan
Antonio Falcón le confirió las órdenes menores y las
mayores , hasta el diaconado inclusive. No habiendo
podido ordenarlo de sacerdote, por haber caido gra-
vemente enfermo , mandó que se le suministrara las
'correspondientes LETRAS CONMENDATICIAS para que a
nombre suyo, se lo confiriera el de Arequipa, a cuyo
efecto se trasladó a aquella ciudad en unión de otros
diáconos que se encontraban igualmente prepara-
dos.
El Iltmo . y Rmo . Mons . don Fr. Mariano Holguín
recibió a los ordenandos cusqueños con el cariño y
-10-

gentileza que lo distingue, y después de unos ejerci-


cios espirituales , ordenó de sacerdotes al señor Giba-
ja y a sus compañeros el día seis de marzo del año
de mil, novecientos y nueve . Después de lo cual, re-
gresaron inmediatamente al Cusco , donde se les con-
cedió licencia Para
ara celebrar el santo sacrificio de la
Misa .
En efecto , el día 25 de marzo del indicado año ,
fiesta de la Encarnación del Señor, el neo -presbítero
señor don Mariano C. Gibaja celebraba su primera
Misa con excepcional solemnidad en el templo de San
Francisco de esta ciudad , el que se vió materialmen-
'te repleto de una selecta concurrencia que festejaba
el acontecimiento, bañándole en exquisitos perfumes
bajo una oleada de fragantes y variadas flores .
Lo recuerdo como si fuera el día de ayer. ¡ Jamás
podré olvidar la más tierna y conmovedora escena
de aquel sublime acto , en que por vez primera descen-
día a las manos del joven sacerdote el Criador de los
cielos y la tierra al suave eco de sus palabras anima-
das por las del Hombre-Dios ! Digo que, jamás podré
olvidar el hermoso cuadro que entonces se ofrecía a
mi vista: don Claudio Santos Gibaja, en unión de sus
hijos y demás parientes , bañados en dulcísimas lágri-
mas de ternura y emoción, se adelantaban al Ban-
quete Eucarístico , se aproximaban a participar de la
dicha del nuevo sacerdote y a recibir de sus manos el
PAN DE LOS ANGELES . Faltaba allí únicamente doña
María Gutiérrez de Gibaja -había ya finado- y acaso
desde el cielo contemplaba la escena.
¿Quién no había de conmoverse, quién no había
de verter lágrimas a la vista de aquella actitud dig-
na de perpetuarse en tablas y en lienzos?
Pero sigamos al nuevo sacerdote.
*
* *

La humildad , esa virtud tan encarecida por


Nuestro Señor Jesucristo , como indispensable reme-
dio de nuestra perdurable soberbia; la humildad a
-11-

la cual el Señor tiene vinculado el verdadero engran-


decimiento , no solo en la vida futura, sino aún en
esta misma: QUI SE HUMILIAT EXALTABITUR" ; la hu-
mildad que, según el Evangelio , es el fundamento de
toda la vida espiritual ; de tal manera que, no puede
haber virtud posible en faltando ella, como no puede
concebirse , ni subsistir edificio algun sin cimiento .
La humildad , pues, fué la virtud a cuyo ejercicio se
aplicó decididamente el nuevo sacerdote . Y a su hu-
mildad no podía dejar de acompoñarla la obedien-
cia como su legítima hermana; la que en él era de tal
grado, que no se contentaba con obedecer; sino que
obedecía prontamente, alegremente e incondicional-
mente . Sus superiores afirman que no se le oyó de-
cir NO: tomando hasta las más pequeñas insinuacio-
nes de sus Prelados como formales preceptos .
En alas de estas y otras nobles virtudes se elevó
tanto el presbítero señor Gibaja, como él mismo no
lo había imaginado nunca , y de este modo logró
atraer hacia su persona el aprecio de todos sus Pre-
lados y el respeto y cariño de cuantos tuvieron opor-
tunidad de tratarlo . Y con esto , acaso hizo que la
Divina Providencia lo hubiera premiado con una
muerte temprana, antes de que se apoderara de su
alma la vanagloria, o la afearan otros vicios .

"Más , el justo , aunque sea arrebatado de


muerte prematura , estará en lugar de refrige-
rio O REPOSO .
Porque no hacen venerable lavejez los mu-
chos días , ni los muchos años : sino que la pru-
dencia O JUICIO del hombre suplen por las ca-
nas .
Y es la edad anciana la vida inmaculada"

Así lo tiene dicho el Espíritu Santo en el Libro


de la Sabiduría, Cap. IV vs. 7 , 8 y 9.
*
**
Uno de tantos rasgos de la vida del señor Giba-
-12-

ja, y que a mí me consta, es el siguiente, el que pone


de relieve su ejercicio asíduo en las ya indicadas vir-
tudes :
El párroco de la Matriz señor don Isaías Vargas
se encontraba delicado de salud y además , recarga-
do de ocupaciones ; de manera que no se abastecía
para atender debidamente la parroquia, viéndose
obligado, a solicitar un cura teniente o ayudante.
Para dicho cargo se solicitó a varios sacerdotes , aca-
so de menos merecimientos que el señor Gibaja; pero
ninguno de ellos aceptó, juzgando el cargo indigno
de sus talentos y profundos estudios . Entonces se le
propuso al señor Gibaja; y él lo aceptó, no solo con
agradecimiento y alegría , sino aún con temor y tem-
blor, juzgándose indigno de la confianza .
*

El cura Gibaja supo aprovechar la primera ocu-


pación que se le encomendaba, con tal celo y entu-
siasmo, que el párroco no solo descansó con tran-
quilidad en la administración de su ayudante, sino
que lo hizo partícipe de las tareas periodísticas en
las que se encontraba empeñado , colaborando desde
entonces en la prensa diarística con notable tino y
mesura .
Los feligreses , por otra parte, se encontraban
tan contentos con el carácter bondadoso y diligente
del señor Gibaja, que a la promoción del señor Var-
gas a una de las sillas del coro diocesano , lo pidieron
con verdadera insistencia para su párroco; y, en efec-
to , la Autoridad Diocesana, convencida de su compe-
tencia, lo nombró cura del Sagrario , continuando en
el cumplimiento de sus obligaciones con el mismo
celo .
Su laboriosidad y diligencia no reconocía lími-
tes; sin perjuicio del fiel cumplimiento de sus deberes
parroquiales y de los que voluntariamente se impu-
so, como director de los diarios "El Lábaro " y "La
Unión" , a instancias de sus amigos, que lo quería-
—13—

mos de corazón , reanudó sus estudios facultativos.


en la Universidad ; matriculándose , al efecto , en la
Facultad de Filosofía y Letras que ya la tenía ini-
ciada, como se ha dicho ; la cual la continuó y con-
cluyó arrancando el aplauso de sus catedráticos ,
que supieron premiarle , con los calificativos más
altos , y el cariño cada vez más creciente y la admira-
ción de sus nuevos condiscípulos , que hacían una ver-
dadera fiesta con motivo de cada uno de sus triunfos
literarios , los que los coronó con los grados de bachi-
ller y doctor en la mencionada facultad de Filosofía
y Letras obtenidos el 31 de diciembre de 1913 y 7 de
diciembre de 1919 respectivamente .
*
**

Nada extraño es pues , por consiguiente, que a un


hombre de tan buena voluntad y de tan suficiente
preparación lo llamasen a su seno todas nuestras
instituciones públicas y asociaciones .
El "Instituto Histórico del Cuzco " , la "Sociedad
de Arte e Historia " , la "Academia de Santo Tomás " ,
lo incorporaron con aplauso. La "Comisión Históri-
co-Eclesiástica de la Diócesis " lo contaba como a
uno de sus socios fundadores ; cifraba en él sus más
lisongeras esperanzas ; pues , aparte de varios dictá-
menes que le tenía pedidos , le encomendó la confec-
ción de una "Guía del Cusco " y la recopilación de do-
cumentos de carácter histórico , que los debía recoger
en su carácter de Secretario de la Visita Pastoral del
Obispado .
El Municipio lo contó como a uno de sus más en-
tusiastas miembros ; y al desempeñar la inspección de
cárceles, no se contentó con vigilar el establecimien-
to que corría a su cargo, sino que él mismo asumió
el cargo de capellán , desde luego , sin remuneración
alguna .
En el seno de la Sociedad de Beneficencia Pública,
en la que fué socio desde hace más de diez años , des-
empeñó varias inspecciones de importancia desple-
-14-

gando verdadera caridad, y especialmente en la ins-


pección del Hospital Central , a donde procuró llevar el
mayor alivio posible a los pobres enfermos , sin dejar
de atender las reparaciones del edificio .
La Curia diocesana utilizó sus servicios en los
cargos de Maestro de ceremonias , Juez eclesiástico y
Promotor Fiscil .
*
**

Fue presentado por el Supremo Gobierno para la


silla de Racionero vacante en el coro diocesano , por
promoción del que la servía , el año de 1914, y en 1918
fue promovido a la de Penitenciario . En la colación
de ambas prebendas , la más distinguida sociedad del
Cusco le demostró sus simpatías y parabienes obse-
quiándole con verdaderos diluvios de flores . Parece
que él tenía la exclusiva de este género de manifesta-
ciones. ¡ Cuántas veces y con cuántas ocasiones, he si-
do testigo presencial del derroche de ramilletes, perfu-
mes y guirnaldas con que lo abrumaban!
En el V. Cabildo Catedral desempeñó con celo lau-
dable los cargos de Apuntador de fallas , Diputado de
Fábrica y Director de misas manuales .
Su porte mesurado y correctísimo lo distinguía
en medio de las más acaloradas discusiones , empeña-
do siempre en conciliar las más encontradas opinio-
nes, por lo cual nunca se le vió terciar decididamente
en cuestiones que pudieran herir a cualquier particu-
lar.
*
* *

Pero donde su actividad y celo , su virtud y amor


al culto divino, se dejó conocer de todo el pueblo , fue
precisamente en la dirección de la Archicofradía de
Nuestra Señora de Lourdes . Esta institución se en-
contraba verdaderamente muerta, desde que se reti-
ró de ella su fundador Mons . Moya. El Canónigo doc-
tor Gibaja la resucitó al conjuro mágico de su devo-
ción y entusiasmo y logró colocarla en el pié más es-
-15-

plendoroso en que jamás se había encontrado ¿ Quién


no recuerda las solemnidades del Mes de María en el
hermoso y amplio templo de la Compañía de Jesús?
¿Quién no recuerda la sagacidad que empleaba el
Canónigo Gibaja para conquistar devotos , que se
consagraran al servicio de la Reina de los Cielos? No
quedó dama distinguida en el Cusco , ni persona de
consideración que no se haya afiliado a la Archico-
fradía , gracias al celo de su incansable Director . El
entarimado de la capilla y la construcción de una es-
padaña, para independizar su campanario del de la
Compañía, se deben igualmente a su actividad .
*
**

Ultimamente el Iltmo . y Rmo . Mons . Obispo de


la Diócesis , conocedor de la preparación y actividad
del doctor Gibaja lo asoció , como ya se ha insinuado ,
en calidad de Secretario a la Visita Pastoral del Obis-
pado . Con pacientísima labor, digna de todo encomio
llevó a cabo el digno Prelado , la de la Santa Iglesia
Catedral con todas sus dependencias , así como la de
las Vicarías Foráneas de Quispicanchi, Canas y Espi-
nar con la inteligente y decidida colaboración de su
Secretario doctor Gibaja .
Al tener que venir a esta su Sede Episcopal, por
motivos urgentes el Iltmo . y Rmo. Mons. Obispo , le
delegó la visita de la doctrina de Ocoruro en donde
fue atacado de la mortal enfermedad que lo llevó a
la tumba. Después de haber recibido los últimos auxi-
lios de la Iglesia en el pueblo de Maranganí, al tener-
se conocimiento de que los médicos habían declarado
impotentes los esfuerzos de la ciencia para poderlo
salvar, fue conducido a esta ciudad , donde tampoco
se pudo obtener mejor resultado .
La resignación con los designios de la Divina Vo-
luntad era lo más edificante que en él se notaba . "Me
alegro de haber caído en la santa Visita Pastoral" ,
fueron sus últimas palabras ; después ya no pudo ar-
ticular, pues , una fatal emorragia no se lo permitía,
-16-

y al fin expiró en el suavísimo ósculo del Señor, el día


jueves 30 de septiembre, a horas 4 y 45 m. de la tar-
de de este año de 1920 .

**

Todos recordamos la pompa fúnebre que se des-


plegó en la inhumación de los restos de nuestro cari-
ñoso e inolvidable amigo ; nunca se borrará de nues-
tra memoria aquel su mirar dulce y siempre sonrien-
te, aquel su personal distinguido y caballeresco ; siem-
pre nos acordaremos de la sinceridad y franqueza
con que nos tendía su diestra .
aquí debe constar, para lo porvenir, que los
más distinguidos caballeros se disputaron el honor
de conducirlo en hombros hasta el cementerio , derra-
mando copiosas lágrimas ; que el Cabildo Eclesiásti-
co , lleno de profunda tristeza presidió el cortejo fúne-
bre; que todas las instituciones públicas a las que
perteneció, y las asociaciones piadosas, vistieron lu-
to; que la prensa unánime enlutó sus columnas y le
entonó un himno fúnebre; que el Cusco todo le rindió
justo homenaje a sus virtudes y raras prendas.

"Porque el justo agradó a Dios fue ama-


do de Él ; como vivía entre los pecadores, fue
trasladado a otra parte.
Fue arrebatado para que la malicia no
alterara su modo de pensar, ni sedujeran su
alma las apariencias engañosas del mundo .
Sap. IV.- 10-11 .

Cusco y 20 de octubre de 1920 .

J. A. CASANOVA.
LOS HOSPITALES DEL CUZCO

San Lázaro

Se hallaba ubicado en el sitio en que se encuentra


el templo de San Francisco i gozaba de las indulgen-
cias antiguamente concedidas á San Juan de Letrán .
Se clausuró antes del año 1549 , en que pasó á ser
propiedad de los religiosos franciscanos.

San Juan de Dios

Apenas extinguidos los fuegos del sangriento


combate de Cachipampa ( Salinas ) librado entre las
fuerzas de D. Hernando Pizarro i del adelantado
D. Diego Almagro , el Cabildo secular, presidido por
sus Alcaldes ordinarios D. Diego Rodriguez de Figue-
roa i D.Antón Ruiz de Guevara, acordó el año de 1838
fundar un hospital para la asistencia de españoles i
mestizos , disponiendo que para su sostenimiento se
aplicase el noveno i medio de diezmos.
El estado de anarquía que se entronizó en el Cuz-
co á raíz de dicho suceso, no permitió por entonces
llevar á la práctica tan laudable proyecto , que se
abandonó por completo hasta el año de 1546 , en que
el mismo Cabildo , por acuerdo de 12 de febrero , dis-
puso se llevase á cabo "en el solar que estaba á las
espaldas de la Iglesia (Triunfo ) , linde con las casas de
Gabriel de Rojas; nombrando por Mayordomo á Go-
mez deMazuelas para cobrar su renta" ; pero la nueva
guerra civil que estalló encabezada por don Gonzalo
-18-

Pizarro, obligó á aplazar una vez más su cumpli-


miento .
Debelado este formidable movimiento contra el
poder real con el triunfo de las fuerzas que obedecían
al Presidente Gasca, el Cabildo Secular requirió , me-
diante reiterados oficios, al obispo Fr. Juan de Sola-
no á que proceliese á su instalación i finalmente, con
fecha 9 de noviembre de 1548 comisionó al mismo
Obispo i á D. Diego de Silva para que examinasen las
cuentas presentadas por la Administración del Esta-
blecimiento.
*
**

El resultado de dicho examen, que abarcaba diez


años de recaudación , debió ser favorable; puesto que
el Cabildo , en acuerdo de 16 de noviembre del mismo
año, resolvió proceder á su fundación inmediata, i ce-
losa de sus fueros se declaró patrón del hospital,
nombrando por mayordomo al capitán Juan Alonso
Palomino . En la enunciada fecha se procedió á su
fundación provisional, con asistencia de todas las
corporaciones civiles i religiosas i del primer corregi-
dor del Cuzco el licenciado Benito Suarez de Carbajal,
bajo el título de Nuestra Señora de la Piedad ; funda-
ción que, provisto el establecimiento de todos los úti-
les i enseres necesarios , se perfeccionó en 3 de enero
de 1550 , en que fué nombrado médico del hospital el
licenciado Gamboa.
Al año siguiente se suscitó un ruidoso litigio en-
tre los dos Cabildos sobre el derecho al patronato de
este hospital, motivado por las exigencias del Cahil-
do eclesiástico que pretendía inmiscuirse en su régi-
men interno . Por su parte el Cabildo secular expulsó
del Establecimiento al Administrador nombrado sin
su conocimiento , á lo que el Provisor respondió ful-
minando escomunión en forma contra los ejecutores
de dicha orden i en su rebeldía puso entredicho . Lle-
vada la causa ante el Virrei , parece que éste falló en
el sentido de conceder cierta preeminencia al Cabildo
-19-

eclesiástico sin perjuicio de los derechos adquiridos


por el secular.
Corta fué la vida de la institución en el local an-
teriormente mencionado , pues desde el año 1551 , se
encontraba su edificio en estado ruinoso i como no
fuesen bastantes las reparaciones llevadas á cabo á 4
insinuación del Cabildo eclesiástico , Cabildo secu-
lar, en uso de su derecho de patronato , representó
ante el Obispo , con fecha 28 de julio de 1553 , la con-
veniencia de trasladar el hospital á otro más aparen-
te i que reuniese mayores condiciones de salubridad .
Aceptada la idea por los delegados nombrados al
efecto por el Obispo , se acordó vender la casa, por ser
demasiado húmeda , i adquirir otra más en armonía
para las necesidades del hospital.
*
**

Comprada al efecto la manzana que más tarde


ocupó el Convento de San Juan de Dios, se procedió
con actividad á la fábrica de su nuevo edificio i ter-
minado éste se verificó á su segunda fundación en
una fecha anterior al año de 1557 en que se hallaba
funcionando normalmente. En 1572 cambió su nom-
bre por el del Apóstol San Bartolomé, en quien los
mestizos creían personificar, por el traje i figura en
que lo representan, al personaje misterioso de la le-
yenda de Chitapampa, que, cuando el levantamiento
de los Chancas, salvó al imperio incano de su proba-
ble disolución .
Desde el año 1573 , en que se hizo cargo de la silla
del Cuzco el obispo D. Sebastián de Lartaún, el Esta-
blecimiento comenzó á decaer muchísimo , á causa
de la insuficiencia de sus rentas i á la desenten-
dencia de dicho prelado que no acudía á su sosteni-
miento con las sumas recaudadas al efecto , no obs-
tante los requerimientos hechos por el Cabildo secu-
lar, á tal punto que fué preciso clausurarlo temporal-
mente por más de un año , durante el cual los enfer-
-20-

mos se medicinaban en el hospital de Naturales me-


jor dotado .

Para salvar esta situación affictiva i que sus in-


gresos tuviesen conveniente inversión , el virrei D.
Juan de Mendoza i Luna, marqués de Montes Claros ,
ordenó , por provisión de 22 de mayo de 1609 , que su
administración se encomendase al vecino prestigioso
i de reconocida virtud i filantropía D. Antonio Samu-
dio . El Cabildo eclesiástico en obedecimiento á dicho
mandato i con intervención del corregidor D. Pedro
de Córdova Mesía , otorgó bajo ciertas condiciones en
31 de mayo de 1610 ante el escribano público D. Pe-
dro Carrera Ron, la escritura de transferencia respec-
tiva i en cuya virtud se hizo cargo el mencionado Sa-
mudio de la dirección del hospital en 3 de abril del
mismo año .
*
**

En esta época los religiosos de la hospitalidad


del beato Juan de Dios , haciendo uso de la licencia i
facultad que les concedió el Nuncio de Su Santidad
para fundar conventos de su orden en el Perú , gestio-
naron i obtuvieron del virrei Marqués de Montescla-
ros la provisión de 17 de junio de 1615 , por la que se
les autorizó encargarse de la dirección del Hospital
de Naturales de esta ciudad, disposición que fué con-
firmada por otra de 28 de junio de 1617 expedida
por el virrei don Francisco de Borja, príncipe de Es-
quilache.
En este último año ingresaron á esta ciudad los
religiosos juandedianos , presididos por su prelado
Fr. Francisco Lopez , quienes en virtud de las citadas
provisiones exigieron la entrega del hospital de Na-
turales; pero habiéndose opuesto á ello el Cabildo se-
cular, fundado en sus prerrogativas , se vieron obli-
gados á desistir por entonces de sus pretenciones i
encaminar sus miras hacia el antiguo hospital de
San Bartolomé.
-21-

Mas felices dichos religiosos en esta su segunda


tentativa , no solamente lograron catequizar en el
sentido de sus aspiraciones al piadoso don Santiago
Samudio, sino que éste, además de cederles sus dere-
chos sobre el hospital, tomó los hábitos de la orden
i antes de profesar donó á la institución, por testa-
mento otorgado á 6 de setiembre de 118 , ante el es-
cribano público don Francisco Hurtado , la suma de
veinte mil pesos , con los que se procedió á la refec-
ción i ensanche del edificio .
Por su parte el Deán i Cabildo en sede vacante
confirmó dicha cesión , dando poder suficiente á los
religiosos Juan de Santa María, hermano mayor , i
Luis de Santa María, para fundar el convento de la
orden con sumisión i bajo la supervigilancia de los
obispos . El hermano Samudio falleció años después
en esta casa en olor de santidad .
El establecimiento continuó bajo el control de la
autoridad eclesiástica , como lo revela el hecho de ha-
ber nombrado el Cabildo , á 8 de enero de 1630 , á dos
prebendados para que practicasen la visita del hospi-
tal i examinasen las cuentas presentadas por los reli-
giosos encargados de su administración.
En el terremoto que asoló esta ciudad en marzo
de 1650 "quedó solo ileso el convento de San Juan
de Dios i el hospital, sin recibir daño en su iglesia ni
en algunas de sus oficinas apesar de haber caido mu-
chas casas en su alrededor" .

Poco antes del año 1714 se creó una sala especial


para la asistencia de sacerdotes pobres i se elevó á
cuarenta i siete el número de camas de las enferme-
rías; cuyo servicio corría á cargo de diez i ocho reli-
giosos, un boticario i un cirijano , ambos de la orden,
i un sacerdote encargado del servicio religioso . La
atención de los enfermos era esmerada i mui en par-
ticular la sala de religiosos , que estaba provista "con
-22-

camas de mayor porte, de colchones i ropa delgada ".


Su botica bien surtida i contaba además con iglesia
mui concurrida por los fieles i de suficiente amplitud
para los fines de la Institución .
Tadeo Haenke, que visitó esta ciudad á fines del
siglo XVIII , al referirse á este establecimiento dice lo
que sigue: "También hai un gran convento de San
Juan de Dios , con cuatro salas en forma de Crucero ,
i en el centro un altar i en las testeras de las demás
salas varias imágenes devotas . Tiene noviciado , cel-
das altas i bajas i veinticinco camas para enfermos
con alcobas hermosas i marquería dorada , además
de todas las oficinas correspondientes i una alfarería
para el consumo de la casa . La iglesia es de una na-
ve con muchos ornatos de plata".
El virrei La Serna , durante su estadía en esta ciu-
dad , clausuró el establecimiento el año de 1824 , para
trasladar á su local la casa de Moneda de Lima, clau-
surada al tiempo de ser evacuada la capital por las
fuerzas españolas i sus religiosos destinados á la asis-
tencia de enfermos en el Hospital del Espíritu Santo .

Espiritu Santo

La fundación de este hospital, más conocido du-


rante el coloniage con el de NATURALES por haber si-
do establecido para la raza aborigen, se debió á la
laudable iniciativa de Fr. Antonio San Miguel i So-
lier, religioso Franciscano , entroncado con una noble
familia española i uno de los principales fundadores
del convento de su orden en Lima, donde se distin-
guió como un notable orador sagrado .
Hallándose de guardián del Convento de esta ciu-
dad, pronunció en la iglesia Catedral, en ocasión so-
lemne, una brillante alocución , encaminada á estimu-
lar al Cabildo , justicia i regimiento , allí presentes , á
que emprendiesen la obra magna de erigir un hospi-

1
-23-

tal para la raza indígena de la localidad . Dirigiéndo-


se á los conquistadores les decía "mostraos señores
tan largos i dadivosos como os mostrasteis fuertes i
valerosos para ganar este imperio ".
El Cabildo de la ciudad, compuesto de los seño-
res don Vasco de Guevara i don Diego de Silva , alcal-
des ; don Juan Julio de Ojeda , don Pedro Alonso Ca-
rrasco , don Martín Hurtado de Arbieto i el capitán
don Diego Maldonado , conmovido por las palabras
persuasivas i llenas de unción religiosa del orador,
acogió con entusiasmo este filantrópico proyecto ;
que brindaba al vecindario una brillante oportuni-
dad para descargar el peso de sus conciencias por las
depradaciones i toda suerte de injusticias de que era
víctima la clase subyugada .
El ayuntamiento cuzqueño , haciéndose intérpre-
te del sentir general , acordó en 27 de marzo de 1556 ,
fundar un hospital de indios , bajo el título i advoca-
ción de Nuestra Señora del Remedio , i como medio
de asegurar su existencia , se declaró desde luego pa-
trón del Establecimiento , bajo la expresa condición
de que el juez eclesiástico no tuviese intervención al-
guna en su marcha administrativa .
A las exortaciones de Fr. Miguel , que en compa-
ñía del corregidor don Garcilaso de la Vega, salió á
pedir limosna con el fin indicado acudió el vecindario
con liberalidad , pues en breves horas llegaron á reu-
nir la suma de 34200 ducados que en los días siguien-
tes se acrecentaron á más de cien mil. Bajo esta base
el Cabildo determinó poner en ejecución la obra pro-
yectada i nombró al efecto por primeros rectores de
la casa á Vasco de Guevara i Pedro Alonso de Ca-
rrasco , i asignó para la fábrica de su edificio cuatro
solares, donde , días después , se procedió á la coloca-
ción de la primera piedra fundamental de su iglesia,
según consta de la siguiente acta :
"En la Gran Ciudad del Cuzco , Cabeza de estos
Reynos , i provincias del Perú , á trece días del mes de
julio año del nacimiento de Nuestro Salvador Jesu-
-24-

Cristo de mil i quinientos i cincuenta i seis años , en


presencia de mí Benito de la Peña Escrivano de Sus
Magestades Público , i del número , i del Cabildo de es-
ta dicha Ciudad , los mui magníficos señores , el Capi-
tán Garcilaso de la Vega, Corregidor i Justicia ma-
yor en esta dicha Ciudad por Su Magestad, i vecino
de ella, i Pedro Lopez de Casalla alcalde en esta dicha
Ciudad i Regidor en ella i rector del Hospital de Nues-
tra Señora del Remedio ; i el Capitán Diego Maldona-
do Regidor de ella, i Pedro Alonso Carrasco , Regidor
en ella, i Rector del dicho Hospital, i vecinos i feu-
datarios encomenderos todos de indios , como Pa-
trones que son del dicho Hospital ; estando en el
sitio del dicho Hospital i en una abertura de las que
están hechas para hacer los cimientos del dicho
Hospital, continuando la posesión que de él tienen
como tales Patrones : Pusieron por su manoja pri-
mera piedra del dicho cimiento en la una esquina de
lo que ha de ser iglesia la que es más asia el oriente ,
i luego encima de la dicha piedra el dicho señor Co-
rregidor puso un doblón de oro, que por la una van-
da tenía dos rostros con coronas Reales i unas letras
que desían FERDINANDUS ELISABETH, DEI GRATIA :
i por la otra parte las armas Reales de España , con
un águila coronada, con una cabeza i unas letras
que dicen: SUB UMBRA ALARUM TUARUM : I luego el
dicho Pedro Lopez alcalde puso un real de plata de
los que corrían en tiempo del Rei don Fernando de
gloriosa memoria , que ganó á Granada . I luego el
dicho capitán Diego Maldonado puso una medalla
de oro, en ella esculpidas cinco flores de lis metidas
en un escudo con letras , que decían Armas del Ca-
pitán Diego Maldonado Conquistador de los pri-
meros de este reyno , vesino i Regidor de esta Ĉiu-
dad; i en la otra parte esculpido otro escudo con
unas escobas , con un árbol sobre ellas, i un castillo , i
dos calderones con sierpes por asas sobre el castillo ,
i ocho armiños por orla, i unas letras que desían : Es-
tas son las de su muger doña Francisca de Guzmán:
-25-

En tiempo del Emperador Carlos Quinto Rei de Es-


paña, mil quinientos cincuenta i seis años . I luego el
dicho Pedro Alonso puso otro Real , como el que pu-
so el dicho Pedro Lopez i luego yo el dicho Estriva-
no puse un pedazo de plata corriente que es la mone-
da que en esta sazón corre en esta Ciudad del Cuzco :
testigos que fueron presentados Antonio de Quiño-
nes , i Gonzales de Soto , i el D. Juan de la Cueva Mé-
dico de la República de esta dicha Ciudad, i el licen-
ciado Gerónimo Rebanal, Letrado de la Ciudad, i ve-
sinos de la dicha Ciudad : i estuvo presente el mui
Magnífico señor el Licenciado Juan Ruis de Monjarás
Teniente en esta dicha Ciudad , i juez de comisión por
su Magestad para el castigo de los sequazes de Fran-
cisco Hernández Girón . I los dichos señores Justicia i
Regimiento lo pidieron por testimonio ; i de su pedi-
mento Jo escribí, i doi fé que después de puesta la di-
cha moneda, i medallas en la dicha piedra , se pusie-
ron otras piedras encima de ellas i porende lo firmé
de mi nombre i signé de mi signo a tal (aquí el signo )
en testimonio de verdad . -Benito de la Peña. Escri-
vano Público i de Cabildo" .
El virrei D. Andrés Hurtado de Mendoza , mar-
qués de Cañete , fundador del Hospital de San Andrés
en Lima para la curación de españoles fué también
protector del Establecimiento ; pues á fines del año
1559 expidió entre otras provisiones, la que man-
da á los oficiales reales donar con destino al hospital
cincuenta frazadas i al corregidor del Cuzco proveer
al mismo de botica i boticario , i la que dispone que
este último , "ampare al establecimiento , en la pose-
sión que tiene en el solar de Gonzalo Pizarro , donde
está el padrón de dicha memoria, el cual se le adju-
dicó por provisión de 19 de julio de 1556" .
Al año siguiente, en 1560, el Papa Pío IV expidió
en Roma con fecha 14 de noviembre el breve apostó-
lico , por el que se concedió un jubileo amplio i perpe-
tuo para las personas que en los días de Pentecostés
visitasen su iglesia. Esta gracia que asentó la funda-
-26-

ción en referencia, contribuyó también en mucho á


su prestigio i prosperidad futuras á tal punto que ya
en 1588 sus salas tenían capacidad para atender có-
modamente á más de cien enfermos.
*
**

A 3 de junio de 1622 , á propuesta del procurador


general de la ciudad i respectiva provisión del gobier-
no, se encomendó su dirección á los hermanos del
beato Juan de Dios, dándose poder bastante á Fr.
Francisco Lopez vicario general de la orden para co-
brar sus rentas. Poco tiempo permaneció el estable-
cimiento á cargo de estos religiosos pues á conse-
cuencia de las graves acusaciones que se les hicieron:
de malversación de fondos , deficiencias en la asisten-
de enfermos i más que todo por la indignación que
causó en el vecindario la destitución inmotivada de
dos de sus antiguos empleados el cirujano indígena
Juan Nicolás i el licenciado Manuel Becerra, médico ,
el Cabildo secular en uso del derecho de patronato
que le asistía, revocó por unanimidad de votos la es-
critura de transferencia i en 7 de junio del siguiente
año , reasumió la administración del Hospital.
El mismo Cabildo , que tan celoso se manifestó
por la buena marcha i progreso de la Institución ,
comprendiendo que no le era posible atender por sí
mismo á su régimen interno , restableció en 19 de
abril de 1624 la hermandad del hospital, á la que de-
legó sus poderes , sin perjuicio de su derecho de patro-
nato , para que se encargase de su administración i
régimen interno . Esta Institución, creada á mérito
del breve apostólico del Papa Sixto V en 1584 i con-
firmatoria del mismo por bula del Papa Paulo V en
1607 , en que se concedían varias gracias á los her-
manos i cofrades , se instaló con veinticinco herma-
nos de los vecinos más prestigiosos de la localidad ,
en 14 de abril de 1625 fecha en que reasumió sus fun-
ciones después de haber sido reconocida públicamen-
te.
-27-

En el terremoto que asoló la ciudad el año 1650 ,


se destruyó casi totalmente su edificio , conforme se-
relata por un cronista de la época , que dice :
"Del hospital de los naturales, contiguo al mo-
nasterio de Santa Clara, se vino al suelo la capilla
mayor, toda la iglesia i el coro ; hízose pedazos un
órgano nuevo, que seis meses antes se había acaba-
do, su valor de tres mil i más de pesos . Las cuatro
salas de las enfermerías, dos de hombres i dos de mu-
jeres , se sintieron de suerte que fué forzoso sacar á
los enfermos á los patios del mismo hospital , donde
estuvieron experimentando la inclemencia del tiempo
cuatro días , hasta que la grande caridad del adminis-
trador i mayordomo Pedro de Avilés , los recogió i
los llevó á la sala de la hermandad procurando con
gran cuidado i con diligente celo aderezar i fortificar
las salas, que por ser bajas , se repararon con breve-
dad, á costa del administrador después de haber sus-
tentado el hospital á sus propias expensas por dos
años . También se arregló la iglesia del crucero ; i la
parroquia que estaba en el cementerio quedó en re-
gular condición , donde se celebraron los oficios de la
Semana Santa i misas , hasta que se reedificase la
iglesia" .
El mismo autor nos da á conocer la fundación del
templo de San Pedro en los siguientes términos :
"La pietra fundamental primaria de la iglesia
parroquial nueva del hospital de los naturales, se pu-
so el día martes 14 de setiembre ( 1688 ) , con asisten-
cia del señor Obispo, ambos cabildos clero i religio-
sos i muchos ciudadanos, quienes ofrecieron varias
monedas que se pusieron con la primera piedra; prin-
cipiándose la obra en el sitio que el señor D. Andrés
de Mollinedo , cura de la parroquia, la hermandad i̇
los mayordomos Juan de Rivera Gallego i Bartolo-
mé Caballero , siendo administrador del hospital el
Dr. Juan Dávalos i Salcedo , compraron para este efec-
to con ochocientos pesos , por escritura hecha ante
Antonio Pérez de Vargas , escribano público , en 1687 ,

1
-28-

habiéndolo tasado los escribanos i alarifes en mil


quinientos pesos, nombrados por el Cabildo secular i
la hermandad, por auto de 9 de julio de 1687 , de que
se rebajaron setecientos por ser obra tan pía, según
0 consta en los libros de la hermandad . La fábrica de
este templo toda de cantería , de maravillosa arqui-
tectura, se delió al piadoso celo i expensas del licen-
ciado Mollinedo , cura de la parroquia , concurriendo
á ella toda la república con frecuentes acarreos de
piedras, que llaman estradas para cuyo acopio se des-
hicieron todos los andenes que hermoseaban el cerro
de Piccho que está al poniente de esta ciudad" .

*
**

El Dr. Ignacio Castro al ocuparse del estado en


que se encontraba este hospital á fines del siglo
XVIII dice lo que sigue:
"El más antiguo i de más fondos es el que llaman
de los Naturales . Hai en este Hospital, que es de dos-
cientas camas , un jubileo perpetuo concedido por el
Papa Pío IV , con amplísimas gracias i facultades .
En otro tiempo venían á millares de Paises distantes
á obtener la singularidad de sus favores . Hoi vienen
menos; pero en la ciudad nadie deja de hacer lo que
puede por alcanzar estos beneficios".

Caridad de San Andrés

Ignórase la fecha exacta en que el Cabildo secu-


lar, persuadido de la conveniencia de erigir en la
ciudad un hospital para la curación de mujeres de
raza española, acordó la fundación de este estableci-
·
miento , destinado á llenar un vacío que se dejaba '
sentir, dadas las preocupaciones sociales de la época ,
que alejaban á las mujeres desvalidas de esta clase el
-29-

medicinarse en el de Naturales ; pero es presumible


que la iniciativa hubiese surgido en los mismos días
en que se trataba de combatir la mortífera epidemia
que asoló esta ciudad el año de 1614.
Iniciada la construcción del edificio respectivo en
un solar de la calle de Cuichipunco, tuvo que aban-
donarse posteriormente por la escasel de fondos ó
por otras causas; no obstante del acuerdo celebrado
por el mencionado Cabildo, á 23 de enero de 1623 ,
en que á petición del regidor D. Andrés Perez de Cas-
tro , se resolvió continuar los trabajos emprendidos
con todo empeño i eficacia hasta su conclusión defi-
nitiva.
*
* *

Por fortuna para la causa de la humanidad do-


liente, regidor D
). Andrés Pérez de Castro , que ya
tuvo ocasión de revelar su interés por esta obra, no
olvidó sus buenos propósitos al tiempo de otorgar
su testamento; pues en el que celebró en Lima á 10
de enero de 1647, ante el escribano D. Bartolomé Cí-
vico, dejando por albaceas testamentarios á su her-
mano el licenciado D. Francisco Pérez Escobar, pres-
bítero , i D. Cristóbal Camberos, "mandó que de sus
bienes se sacasen cien mil pesos i con los veinte mil de
ellos se comprase en esta ciudad una casa en que
desde luego se pudiese fundar un hospital en que se cu-
rasen las mujeres enfermas i pobres de ella i se reco-
giesen otras doncellas pobres i colegialas en la forma
que estaba fundado el Hospital de la Caridad de la
dicha ciudad de los Reyes , i que para el sustento de
las pobres i doncellas se pusiesen á renta los ochen-
ta mil pesos restantes" .
*
**

Fué D. Andrés Pérez de Castro , natural de la ciu-


dad de Medina de Río Seco en la provincia de Valla-
dolid i caballero de la orden de Santiago , hijo legíti-
-30-

mo de D. Francisco Pérez de Escobar i Da María de


Castro . Se avencindó en el Cuzco á principios del si-
glo XVII , donde por su esclarecido talento , ilustra-
ción i carácter emprendedor se conquistó bien pronto
una brillante posición social i económica, que le va-
lieron para ser nombrado Regidor perpetuo de la
ciudad, familar del Santo Oficio; Alferez real en
1632 , por designación que hizo en su persona el pro-
pietario D. Jerónimo Castilla Gallinato i Alcalde de
soldados en 1640 , no obstante la contradicción inter-
puesta por su émulo el mui poderoso D. Juan Gonza-
les de Victoria .
El ejercicio del cargo de regidor le dió oportuni-
dad de revelar los sentimientos filantrópicos i de al-
truismo de que se hallaba animado . En cumplimien-
to de un mandato real el virrei Luis Jerónimo Fer-
nández de Cabrera i Bobadilla , conde de Chinchón , en
carta dirigida al Cabildo de esta ciudad, á 31 de mar-
zo de 1639, dispuso que se elevase el impuesto de Al-
cabala , del 2% que se pagaba por entonces al 4% ,
que no obstante de ser gravoso para los ciudadanos ,
fué aceptado por la mayoría de los capitulares . El
regidor Castro protestó de dicho aumento , ofrecien-
do abonar de su propio peculio , como en efecto lo
realizó , la suma de cincuenta mil pesos en favor de
las cajas reales "con tal que la ciudad quedase libre
de toda imposición ".
En los últimos años de su vida se radicó en la
ciudad de Lima , donde al testar dejó entre otros le-
gados : veinte mil pesos para el retablo del convento
de San Francisco de esta ciudad i treinta mil pesos
para la fundación del convento de la Recoleta de Are-
quipa. Poco después satisfechas sus aspiraciones de
beneficencia piedad , falleció en la Capital á 25 de
abril de 1647 .
*
* *

Miguel Fernández Ambite , regidor de esta ciudad ,


i Pedro de Avilés , receptor del Santo Oficio , con po-
-31-

der bastante de los albaceas de la testamentería, ad-


quirieron para la fundación en referencia el primiti-
vo local del Colegio de San Bernardo , que pareció el
más conveniente, donde después de verificados los
arreglos necesarios i en cumplimiento de la respecti-
va cláusula testamentaria, se procedió á la asisten-
cia i curación de enfermos con todo esmero i CON-
FORT que lo permitían las circunstancias .
Recabada la licencia respectiva del virrei D. Gar-
cía Sarmiento de Sotomayor, conde de Salvatierra,
se adquirió una casa contigua al hospital para la
erección de su iglesia i panteón del mismo , se acumu-
laron los materiales necesarios para su fábrica i se
solicitó del Gobernador de la Diócesis la autorización
respectiva para la fundación solemne del citado hos-
pital é iglesia "con advocación del bienaventurado
San Andrés Apóstol , llamándole la Caridad de San
Andrés" . Previa la información del caso , en que pres-
taron su declaración los testigos D. Jerónimo Luis
de Cabrera i de la Cerda, vecino i alcalde ordinario
del Cuzco ; Juan de Santiago de la Vaca ; Francisco de
Rivera Gallego, presbítero ; Francisco de Soria Hur-
tado , Depositario general de esta ciudad , Joseph Cal-
vo , Escribano público i del Cabildo i Rodrigo de Es-
quivel i Cáceres , caballero de la orden de Santiago
i regidor de esta ciudad , el señor Provisor i Vicario
de la Diócesis Dr. D. Vasco de Contreras i Valverde,
expidió el auto de licencia para la fundación del hos-
pital, iglesia i recogimiento de San Andrés ; en cuya
virtud se procedió al acto solemne, en la forma que
consta de la siguiente acta:
"Yo Luis de Mena, clérigo Presbítero , Secretario
de este obispado certifico i doi fé á todos los que la
presente vieren, como hoi treinta de noviembre de
mil seiscientos cuarenta i nueve años , día del glorio-
so apóstol San Andrés , el señor Dr. D. Vasco de Con-
treras i Valverde, Deán de esta Santa Iglesia Cate-
dral del Cuzco , Comisario Apostólico , Subdelegado
general de la Santa Cruzada , Consultor de el Santo
- 32-

Oficio, Gobernador, Provisor i Vicario general de es-


te Obispado por el Iltmo . señor Dr. D. J. A. Ocon ,
Obispo de ella, del Consejo de S. M. etc. hizo la funda-
ción i erección del Hospital, Colegio é Iglesia que An-
drés Perez de Castro , vecino i Regidor que fué de esta
ciudad mandó fndar en esta ciudad por cláusula de
su testamento para curación de mujeres pobres i re-
cogimiento de doncellas i estando el dicho señor Deán
Gobernador revestido i con capa de coro con diáco-
no i subdiácono fué en procesión á la parte donde es-
tá señalado el sitio para la fundación de dicha Igle-
sia con provisión del Gobierno i licencia del dicho se-
or Gobernador i habiendo precedido las ceremonias
que en dichos actos se acostumbran en una parte del
cimiento que está abierto se puso la primera piedra,
la cual era labrada i con un hueco á manera de caja
con su tapa, en ella se pusieron diferentes monedas
de oro, plata i cobre i una lámina de plata escrita en
ella todas las cosas particulares tocantes á esta di-
cha fundación i los nombres de las personas que en
ella intervinieron , i estando así puesto i bendito el
dicho sitio se cubrió de cal i canto , con que se dió
principio á la obra de dicha Iglesia i volviendo así
mismo en procesión á las salas que están fundadas i
acabadas con treinta i tres camas adornadas de sá-
banas, almohadas i sobrecamas , pabellones i lo de-
más necesario i en algunas de ellas mujeres enfermas ,
en un altar que en el centro de dichas salas estaba
decentemente adornado el dicho señor Gobernador
cantó la primera misa, la cual se dijo con toda solem-
nidad de ministros , música i ministriles á que asistió
el Justicia Mayor i Cabildo secular i otra infinita
gente, todo lo cual pasó en mi presencia de que
doi fé, i de pedimento de Pedro de Avilés, Mayordo-
mo, Administrador del dicho Hospital i diputados i
hermandad de él i mandato del dicho señor Deán Go-
bernador, dí el presente en el Cuzco el dicho día , mes
i año , fueron testigos presenciales el señor Capellán
D. Juan de Salas, Justicia Mayor de esta ciudad, el se-
-33-

ñor D.Juan Francisco de Valverde, caballero del orden


de Santiago , Alcalde ordinario de ella; el señor D. Je-
rónimo Luis de Cabrera, asímismo Alcalde ordinario ,
Joseph Calvo , escribano público i del Cabildo de esta
dicha ciudad i Joseph de Solórzano , presbítero , cape-
llán del dicho Hospital i otro innumerable público i
el dicho señor Deán interpuso su autoridad i decre-
to judicial i firmó de su nombre i mandó sellar con el
sello de su oficio . -Dr. D. Vasco de Contreras i Val-
verde.-En testimonio de verdad .-Luis de Mena.-
Cinco rúbricas" .
De conformidad con la carta de fundación del
hospital i recogimiento de San Andrés se establecie-
ron "33 camas mui limpias, cada una con camisas ,
ropa blanca i frazadas dobladas " . La administra-
ción de la casa corrió á cargo de cierto número de
caballeros organizados en forma de hermandad; la
misma que nombró por primer mayordomo i admi-
nistrador á D. Pedro de Avilés , que lo era también
del hospital de Naturales , por médico al licenciado
Antonio Robles Cornejo , proto -médico de Su Mages-
tad , natural de Salamanca. Completaba su planta
de empleados : una abadesa encargada del régimen
interno, un barbero , un boticario i suficiente número
de barchilonas suficientemente rentados.
Además, en la escuela i recogimiento anexo don-
de también se admitían pensionistas , se daba la ins-
trucción elemental ; dotándose á las niñas pobres al
tiempo de retirarse del plantel para tomar estado
con la suma de quinientos pesos i el sobrante de las
rentas se distribuía entre los sirvientes de la casa que,
por mayor tiempo, hubiesen prestado sus servicios .

**

Tan floreciente estado de progreso fué interrum-


pido por el formidable terremoto que asoló la ciu-
dad el 31 de marzo de 1650 , que derribó gran parte
del edificio, causando no pocas desgracias personales

1
-34-

i dejó en estado inhabitable todos los compartimen-


tos que no fueron totalmente destruidos . Una vez
más se manifestó con tal motivo la munificencia de
don Francisco Pérez de Escobar , que donó la suma
de seis mil pesos para la refección completa de su lo-
cal, de tal manera que con nueva licencia dada por el
obispo Dr. D. Pedro de Ortega i Sotomayor, en Yu-
cai á 15 de febrero de 1653, se continuó atendiendo á
las enfermas i niñas refugiadas en el asilo .

*
**

Un siglo más tarde se construyó la nueva iglesia


de San Andrés que actualmente existe, cuyo estreno i
bendición solemne tuvo lugar el 28 de octubre de
1746 ; las madres seculares encargadas de la asisten-
cia i curación de enfermas adoptaron el hábito be-
thlemítico i se constituyeron en beaterio del mismo
nombre, probablemente bajo el control de los padres
de la orden del convento de la Almudena ; se supri-
mió la escuela elemental para niñas pobres i se elevó
el número de camas á cuarenta , distribuidas en cua-
tro salas de regulares condiciones.
Pero bien pronto comenzó á decaer la Institu-
ción bajo este nuevo régimen , por la preeminencia
dada á las prácticas religiosas sobre las obras de
verdadera caridad i beneficencia . El Establecimiento
estuvo en esta época servido por seis barchilonas i
un capellán rentado , á quien se le proporcionaba ade-
más casa; hasta que por la paulatina disminución de
sus rentas tuvo que clausurarse á principios del siglo
pasado , quedando el hospital reducido tan solo á la
condición de beaterio, en cuyo estado se encontraba
cuando la proclamación de la independencia,
-35-

Almudena

El año de 1674, Fr. Rodrigo de la Cruz, primer


prelado de la orden Bethlemita en el Perú, á insinua-
ción del obispo de la Diócesis D. Manuel Mollinedo i
Angulo , visitó esta capital con el objeto de gestionar
ante el Cabildo secular se le encomendase la direc-
ción i administración del hospital de Naturales ; mas
habiendo encontrado serias resistencias de parte del
vecindario tuvo por entonces que renunciar á sus
proyectos .
Afortunadamente al obispo Mollinedo no le des-
alentaban las contrariedades : asociado á su sobrino
D. Andrés Mollinedo , cura de la parroquia del Hos-
pital, fundó una nueva casa de salud para la asisten-
cia de sacerdotes pobres i de convalecientes , en su
propia casa quinta situada junto al santuario de la
semiparroquia de Nuestra Señora de la Almudena ,
que donó al efecto .

Refundida en esta casa las rentas de la antigua


Cofradía del dulce nombre de María, establecida en
esta ciudad el año de 1613, i acrecidos sus ingresos
con la subvención de cuatrocientos pesos anuales
que le asignó el Obispo , se invitó nuevamente á Fr.
Rodrigo de la Cruz á que viniese á establecer un hos-
pital en esta ciudad, sobre cuya erección tenía infor-
mado el Cabildo al virrei conde de la Monclova por
carta de 14 de diciembre de 1694 .
Acudieron al llamamiento , presididos por el men-
cionado Fr. Rodrigo de la Cruz que por entonces
ejercía por autoridad apostólica el alto cargo de
Prefecto General de la orden , doce religiosos bethle-
mitas , que hicieron su entrada triunfal en esta ciu-
dad con acompañamiento de ambos Cabildos , de la
parte más selecta del vecindario i gran concurso de
pueblo , en 29 de junio de 1698. Dos meses después to-
maron posesión del edificio construido D á costa del
obispo i su sobrino , que se encontraba conveninete-
-36-

mente amoblado i de todas sus alhajas i pertenen-


cias .
La instalación solemne del nuevo hospital tuvo
lugar el 1º de setiembre del mismo año , bajo la direc-
ción de su primer prelado ó Prefecto de la casa del
Cuzco Fr. Miguel de la Concepción . Se declaró patro-
nes del Establecimiento á todos los miembros de la
familia de los Mollinedo i su fundación fué confir-
mada por el soberano español , mediante carta dirigi-
da al obispo de esta ciudad , fechada en Madrid á 17
de agosto de 1700. En 29 de junio de 1731 los reli-
giosos bethlemitas comenzaron á edificar una iglesia
de cantería al lado de la actual ; pero poco después se
suspendieron los trabajos por causas diversas.
Las limosnas que recibió la Institución fueron
abundantes: el presbítero D. Juan Vaca donó unas
tierras que poseía i el acaudalado cura de Ollantai-
tambo D. Juan Centeno legó entre otros bienes para
su sostenimiento su hacienda Silque, con más sus pu-
nas denominadas Machai , Ccachiccata i otras , las ca-
sas de su propiedad en el Cuzco i Maras i otros inte-
reses calculados en más de doscientos mil pesos .
También prestó protección á este hospital, en
que se medicinaban los indígenas , el virrei D. Manuel
de Amat, que puso en claro i expeditas sus rentas i
permutó una pensión que gozaba en Sevilla con el
producto del pontazgo del Apurimac.
Por decreto del libertador don Simón Bolívar ,
dado en esta ciudad á 8 de julio de 1825 se clausuró
el convento i hospital de la Almudena , mandando se
trasladasen sus religiosos al convento máximo de Li-
ma i sus rentas se aplicaron al sostenimiento del Co-
legio Nacional de Ciencias , creado en igual fecha .

Cuzco , á 15 de diciembre de 1920.

F. L. HERRERA .
PAISAJES ANDINOS

Salida del Cuzło

(CAPÍTULO DE LA OBRA INÉDITA « POR LA SIERRA » )

Al doctor Antonio, Lorena

Publicamos hoi otro capítulo de la obra


aún inédita "Por la Sierra" de don José
de la Riva Agüero, en el que con alma de
poeta, visión de artista i exactitud i fuer-
za evocativa de historiógrafo i ameno eru-
dito , describe la salida del Cuzco, desde la
calle de Plateros en que el autor estuvo
alojado en 1912 hasta perder de vista la
melancólica i agobiada ciudad en el reco-
do que va hacia Tica-tica , i que fué la hua-
ca gentílica de Urcoscallan. Vibran en la
prosa robusta i conceptuosa de este ca-
pítulo las notas plañideras i trágicas de
una lamentación, ante las reflexiones que
le sugieren la opulencia pasada i el abati-
miento i postración del Cuzco “ la hija pre-
dilecta del Sol" , sobre cuyas torturas i
melancólicas remembranzas extiende Riva
Agüero, con piadoso i místico afecto , el re-
fulgente nimbo de: El Cuzco es el corazón
i el símbolo del Perú.-J.G. C.

Partí del Cuzco el sábado 1º de junio de 1912 .


La mañana era alegre y radiante, de aporcelanada
limpidez . En el vecino convento de Santa Teresa cele-
braban con repiques y cohetes una profesión de mon-
ja. Como era la estación seca, el claro invierno serra-
no , la luz brillaba en la cal de las paredes, chispeaba
en los guijarros del piso y en el cauce del seco Huata-
nay, y cubría con toques dorados la terrosa miseria
-38-

de los escombros y basurales que ocupan el derruido


solar del antiguo obispo Mendoza , inmediato á mi
alojamiento. Transitaban algunas devotas arrebuja-
das en pañolones obscuros , que se dirigían á la fiesta
próxima; y un indio de gorro colorado arreaba una
recua de llamas hacia la Plaza Mayor . Las mulas
atadas, junto la puerta, se impacientaban con la
espera. Al fin concluídos los preparativos y los cum-
plimientos de amables despedidas, nuestra cabalga-
ta se puso en marcha. Terminada la calle de Plate-
ros (que en otros tiempos se llamó DE LOS CONQUIS-
TADORES , por los muchos que en ella vivieron , torci-
mos á la izquierda , cruzando el arroyo Huatanay
por una alcantarilla ó puente pequeño . A nuestras
espaldas dejamos la casa de Astete, que abrigó la
conjuración de Pumacahua, á principios del siglo
XIX ; las que en el XVI pertenecieron á Hernán Bra-
vo de Lagunas , Alonso de Hinojosa y al Licenciado
Carbajal ( 1 ) , y las pendientes callejuelas que entre
quintas de cercos blancos y puertas verdes suben á
las arboledas de Colcampata y á la histórica fortale-
za de Sacsayhuamán . Al norte, la recta de Plateros ,
remonta el curso del arroyo en dos filas de vetustos
caserones, cuyas puertas conservan las labraduras y
las grandes aldabas coloniales , y cuyas fachadas
adornan balconcitos de madera y antepechos de hie
rro forjado ; y sigue hasta los baños de Saphi , ma-
nantial que, según la fábula , un rayo reveló al Inca
Roca y regaba el sagrado arbusto de quinua , creci-
do á sus orillas, mítica raiz de la ciudad y del Impe-
rio ( 2 )..
En la esquina formada por la calle de Saphi y la
plazuela de Santa Teresa , el alto muro del Monaste-
rio se corona con una galería de arcos , cerrada recien-
temente por tapias de tierra y piedras . Es severa no-
ta , de las que tanto abundan en el Cuzco , esta arque-

(1) El que en venganza de la muerte de su hermano fué encarnizado enemigo del Vi-
rrey Blasco Nuñez Vela cuya cabeza hizo poner en la picota, i que luego siendo corregidor
del Cuzco, murió tan novelescamente por célos, precipitado al escalar el balcón de una dama.
(2) Padre Bernabé Cobo, HISTORIA DEL NUEVO MUNDO ; libro XIII, capítulo XIII.
-39-

ría condenada , advertencia rígida de clausura y mis-


terio . Según crónicas locales , la precaución que ex-
presa no ha sido siempre eficaz , porque de allí mismo
se han descolgado en épocas recientes algunas reli-
giosas prófugas, parecidas á las que el ladino Busta-
mante Concolorcorvo , (burlón andaluz, sin duda que
se fingió noble) , describía en su picaresco itinerario
hace más de ciento cuarenta años , encerradas muy á
su pesar en los conventos cuzqueños . ¡ ¡ Cuántas en
cambio no habrán vivido y vivirán satisfechas , al
amparo de estas paredes adustas , en plácido sopor ,
obedeciendo , dentro de los ritos cristianos , á la inme-
morial disciplina de la raza que instituyó las gentíli-
cas ACLLAS !!
. Al llegar á la plaza de Santa Teresa, atruenan los
estampidos de los cohetes , compañeros inseparables
de toda fiesta en la sierra, y la loca algarabía de las
campañas monjiles . Indias vestidas de vivos colores ,
con grandes cántaros al lado se acomodaban en las
gradas de la portería . Llegaban afuera los acordes
de la música, y en el fondo de la iglesia se veían la
iluminación i el incienso de la profesión solemne.
Pasamos luego delante del que fué palacio del
opulento conquistador Diego de Silva i Guzmán , hijo
de aquel Feliciano de Silva , caballero de la casa con-
dal de Cifuentes , autor fecundísimo en el reinado de
Carlos V de novelas caballerescas y tan ironizado
por su laberíntico estilo en EL QUIJOTE . Hermano
por consiguiente de Amadís de Gaula y Florisel de
Niquea, el capitán Diego de Silva parece, no obstan-
te su romántica filiación , haber sido más cauteloso
que audaz , si bien en las guerras civiles del Perú le
ocurrieron aventuras como las que solía imaginar su
padre. Condenado á muerte por Gonzalo Pizarro , se
salvó casi al pié del cadalso . Llevado en rehenes por
Francisco Hernández Girón , se le escapó en Pachaca-
mac y huyó al ejército real, á la vista del campamen-
to rebelde. Por su maña y sagaz lealtad á la corona,
vió confirmadas y acrecentadas sus pingües enco-
-40-

miendas, y llegó á ser uno de los primeros señores del


Cuzco . En consonancia con sus riquezas , levantó en
este lugar un amplio edificio que, contrastando con
los sombríos aposentos incaicos en que se alberga-
ron sus compañeros de la conquista, se reputaba en
el siglo XVI como el más lucido , claro y risueño de
la ciudad ( 1 ) . Allí alojó con gran boato, en calidad
de deudo de su mujer, á don Francisco de Toledo , to-
do el tiempo que residió el virrey en el Cuzco ; porque
Silva fué casado con la hija del infeliz Maestre de
Campo de Almagro el viejo , D. Rodrigo Orgoñez , cer-
cano pariente de los Toledo de Oropesa . Quizá en re-
cuerdo de tal hospedaje ó por concesión debida á la
calidad de sus dueños , tuvo la casa el privilegio seño-
ril de asilo , que atestiguaban gruesas cadenas tendi-
das en la puerta principal. De ella tomó apelativo el
barrio, que hoy todavía se llama , con la forma pose-
siva quechua , SILVAC. El segundo Silva del Cuzco, fué
D. Tristán (nombre de los libros de caballerías, muy
adecuado en verdad para el nieto de Feliciano ) y ca-
só con una prima de los Duques del Infantado . Los
descendientes suyos , ufanos con estos entronques y
otros con los Córdobas de Cabra Priego y los Guzma-
nes de la Algaba , engreídos con sus ingentes caudales ,
tocados de aquella fiebre de orgullo y presunción á que
era tan propensa la ociosidad nobiliaria en las muer-
tas ciudades históricas , no alcanzaron en el Cuzco del
siglo XVII más dignos rivales de hinchada altanería
que los Esquiveles de Valle Umbroso y aquellos Cas-
tillas vulgarmente intitutalados Almirantes de la
Mar del Sur, cuya curiosa casa se conserva , aunque
amputada de sus dependencias, en la cuesta próxima
á la Catedral. De un Silva refieren cierta extravagan-
cia mayor que las atribuidas á los Castillas . Dicese
que no quería tratar con la gente común del Cuzco y
con sus indios vasallos , sino apareciendo semanal-
mente en una alta ventana ó galería de piedra (que

(1) Padre Lizárraga, DESCRIPCIÓN DEL PERU. I capítulo XXX.


-41-

bien pudo ser la que he visto hace un instante en la


esquina de Santa Teresa , incluida entonces en el pa-
lacio) y oyendo desde allí las cortesías y peticiones
que le dirigían los congregados en la calle. La anéc-
dota es tradicional; pero cierta ó no pone de resalto
la vanagloria de esos hidalgos remotos que en su
quieta vida de herederos coloniales, faltos de ensanche
y del fecundo desahogo de la acción , sintieron exacer-
barse hasta la locura la soberbia castellana de sus
abuelos al contacto de la atmósfera de grandezas
que flota perdurablemente entre las ruinas de la me-
trópoli imperial . He visitado en días anteriores la
casa de estos vanidosos magnates criollos , que inten-
taron remedar en alguna parte la esquiva pompa del
ceremonial de audiencias incaico ; y con gran decepción
mía , no encontré en ella vestigio del pretérito esplen-
dor que debió alimentar los remontados devaneos .
Se halla tan deteriorada y venida á menos como la
mayoría de las del Cuzco , y mucho más modernizada
que casi todas ellas . Extinguida la descendencia mas-
culina de los Silvas , pasó el palacio con los demás
bienes , en el siglo XVIII , por línea femenil á los Mar-
queses de Jara, Condes de Valle Hermoso , que emi-
graron á España en los primeros tiempos de la Re-
pública y allí invistieron por lejana herencia el rancio
condado malagueño de Casa Palma . Enagenaron las
fincas del Perú, y su solar del Cuzco pasó á manos
extrañas . Reconstruido y desfigurado , sirve hoy por
su espaciosidad de fábrica de cerveza . Pegado á él,
pared de por medio , estuvo el del soldado cronista
Juan de Betanzos, marido de la Princesa doña Ange-
lina, hija de Atahualpa , y que en su CAPACUNA Ó SUMA
Y NARRACIÓN DE LOS INCAS tradujo tan fielmente los
cantares épicos indios . Cerca debió estar la prisión
incaica de Sancacancha, mazmorra llena de fieras y
reptiles venenosos en que arrojaban á los criminales
y rebeldes condenados á muerte . ( 1 )

(1) Juan Santa Cruz Pachacuti cuenta en su RELACIÓN que el piadoso inca Yahuar-
huacac, que perdonaba á tantos culpados hizo construir esta cárcel de Sancacancha y otras
-42-

Continuamos por callejas de escalones , solitarias,


deshabitadas . Quedan detrás el humilde beaterio de
Arcopata y la ruinosa iglesia de Santa Ana , visitada
de ordinario por sus pinturas y en especial por el
cuadro que representa una procesión de antaño con
tipos locales y vestidos característicos , análogo al
que se conserva en la capilla de La Soledad de Li-
ma.
Los barrios semi-desiertos que recorremos de
mezquinas viviendas y corralones, asentados en las
laderas septentrionales de la ciudad , fueron en la épo-
ca de los Incas los arrabales de Quillipata y Carmen-
ca , tan poblados entonces de forasteros Ó MITIMAES
que un escritor moderno llamó al último la Suburra
de la Roma americana . Hasta Carmenca llegaron los
Chancas , cuando el célebre asedio rechazado por el
príncipe heredero , Huiracocha ó Pachacutec; y aquí
la valerosa Chañan lcoca emuló las hazañas de
la Clelia latina ( 1 ) . En este cerro existieron las doce
torrecillas ó relojes solares ( INTIHUATANA ) , engalana-
dos de flores en los equinoccios y solisticios .
El camino , entre terrenos rústicos y altos tapia-
les , toma una mediana cuesta empedrada . Llegamos
al recodo desde el que se pierde de vista el Cuzco . Co-
mó no se ha alterado el trazo de la vía desde los tiem-
pos imperiales , este sitio es la misma famosa huaca
ó adoratorio de Urcoscallan en que los antiguos pe-
ruanos, al salir por la calzada del Norte ó Chinchay-
suyo se detenían y volvían el rostro para adorar una
última vez la capital santa ( Padre Bernabé Cobo .
Historia del Nuevo Mundo , libro XIII , capítulo XIII) .
Aquí debió de oirlos Cieza lamentarse y llorar sobre
el estrago y la profanación como los Judíos sobre las
ruinas de Jerusalen: " Yo me acuerdo , escribe , por mis

lejos de los palacios reales y en apartados extremos de la ciudad para no oir los tormentos
de aquellos cuyos castigos era imposible remitir por la clase y magnitud de sus delitos. El
rasgo, en la barbarie de estas edades, tiene una humana delicadeza muy propia de la cultu-
ra incaica.
(1) Sarmiento de Gamboa, segunda parte de la HISTORIA GENERAL INDICA, capítulo
27 página 63, en Berlín por Pietschmann, 1906: y RELACIÓN de Juan Santa Cruz Pachacuti
página 272, en el tomo "Antigüedades Peruanas" de Jimenez de la Espada-Madrid, 1879.
-43-

ojos haber visto á indios viejos , estando á vista del


Cuzco, mirar contra la ciudad y alzar un alarido
grande, el cual se les convertía en lágrimas salidas de
tristeza contemplando el tiempo presente y acordán-
dose del pasado " . (SEÑORÍO DE LOS INCAS capítulo
XIII) .
Repitiendo vagamente los citados textos históri-
cos , hice alto para despedirme, quien sabe hasta cuan-
do , de la vieja población, emperatriz destronada de
infaustos destinos . Gracias á amigos solícitos é inte-
ligentes , he vivido en ella dos semanas inolvidables :
me he iniciado en el encanto fúnebre de sus monumen-
tos caducos , y he aquilatado y enriquecido mis senti-
mientos de nacionalidad con las imágenes de su mag-
nífica desolación. Hoy, en la asoleada y fresca maña-
na , la emoción final que deja en mi ánimo no es la
que generalmente produce: no es la melancolía pene-
trante de su abandono , el siniestro vencimiento de
sus murallas ciclópeas, disgregadas y truncas . Visto
de esta altura y á esta hora, el panorama del Cuzco ,
lejos de ser lúgubre, es de una grave y fuerte sereni-
dad casi gozosa , de una clara robustez , comparable
á un acorde rico y viril. El caserío blanco , cubierto
con tejas del más vibrante rojo , adornado con innu-
merables arcadas y portales y dominado por las ma-
cizas torres de sus templos y los ramilletes de sus ár-
boles, que emergen de las huertas , resalta con reful-
gencia indecible. Desde aquí el Cuzco es bello , con be-
Ileza viviente y enérgica . Ya había yo disfrutado de
esta sensación desde la plaza de Colcampata y la
cumbre de la ciudadela , en la última semana ; pero
ahora la saboreo con el atractivo de lo conocido y
sin la fatiga respiratoria que me malogró la excur-
sión aquella . Prefiero también el presente punto de
observación, porque de él se distinguen mejor los
amenos y majestuosos campos que rompen el círcu-
lo de las montañas y se dilatan hacia el S. E.
El Cuzco es la tierra de los contrastes ; y el ma-
yor es sin duda la oposición radical de sus aspectos ,
-44-

según se le contemple en su mismo recinto ó desde los


cerros que lo circundan. Paseando sus calles y pla-
zas, la impresión de conjunto es de severidad ceñuda
hasta lo terrible, de solemnidad trágica, á pesar de la
generosa luz del cielo y la albura cegadora de las pa-
redes encaladas. Los angostos pasadizos de sillares
incaicos, como El Triunfo , Hatunrumiyoc y Loreto ,
semejan corredores de la cárcel más lóbrega. Son de
aplastante opresión las grandes piedras que los for-
man en irregulares hileras acolchonadas, rocas durí-
simas de contornos mórbidos , moles de granito ne-
gro con tonos verdosos y azules sombríos , salpica-
das de enigmáticas protuberancias , y por toda deco-
ración apenas alguna rara serpiente esculpida y al-
gún Toco , alacena estrecha ; murallas cuya áspera con-
tinuidad sólo rompen los fierros multiplicados de los
ventanajes españoles y las distantes portadas de una
casa hidalga ó de un convento . Su pesadez misterio-
sa parece gemir infinitas servidumbres, y tras ellas
creemos que va á elevarse, como en el OLLANTAY, un
cántico sollozante de cautiva . La increíble suciedad
de los rincones y muladares , digna de la medioeval ;
ROMA SPORCA; los tallados balcones moriscos , que
se caen de vetustez ; los zaguanes obscuros , los si-
lenciosos patios , los desvencijados balaustres y ba-
randales de madera, las carcomidas pilastras y
zapatas pintadas de verde ó celeste, las gastadas
escaleras de piedra , la queja de las fuentes que ba-
jo rudos mascarones labrados en los muros torvos
vierten su escasa vena, los envejecidos oros churri-
guerescos de las iglesias, los largos portales , los
claustros taciturnos , las plazoletas cubiertas de gra-
ma que amarillea el sol de la tarde, la devastación
muda de los barrios que se extienden más allá del
Hospital de San Pedro ; las casas arruinadas que
en Belén y Santiago desaparecen poco á poco , sumer-
giéndose entre desmontes y sembríos, como un cadá-
ver cuyas extremidades comenzaran á hundirse en el
polvo; todo sugiere ideas de decadencia y muerte. La
-45-

historia del Cuzco , á partir del siglo XVI , no es en efec-


to sino una continua despoblación , una lenta ago-
nía ( 1 ) . QUOMODO SEDET SOLA CIVITAS ANTEA POPU-
LOSA? Resuenan en la memoria las lamentaciones bí-
blicas y cobran pavorosa exactitud ; porque igual-
mente cayeron aquí la antigua gloria de las armas,
los palacios alcázares y templos; y cuando los viaje-
ros vulgares miran la ciudad sin ventura , ríen y ha-
cen mofa de su pasada magnificencia . En los días des-
pejados , ante la hosca y ponderosa masa de la cate-
dral, descascarada á trechos , rojiza como si se hubie-
ra embebido de sangre, la plaza inmensa , teatro de
tantos suplicios ilustres, palpita todavía bajo el ridí
culo y burgués jardincillo moderno que la profana , y
las bandas violentas de luces y de sombras en profun-
dos recortes , diríase que expresan la angustiosa al-
ternativa de agobiadas resignaciones y frenéticas an-
sias . En los días tempestuosos , el viento por las ca-
Hejuelas grises y las casas destartaladas, clama y
muge largamente como el espíritu de la desespera-
ción . He sentido el maleficio de este ambiente aluci-
nador y letal, comparable al de un regio sepulcro
violado , y había horas en que la aflicción me invadía.
No era la dulce tristeza que he gustado después junto
á las ruinas romanas , ó en la tortuosa Toledo y la to-
rreada Avila; porque no provenía de la mera curiosi-
dad artística , ni la inspiraba el tibio saludo de respe-
to á las lejanas influencias mentales, ni el homenaje
enternecido pero rápido á la ascendencia carnal , ya
tan remota y vaga; sino que la nutrían la acerba
congoja y la preocupación íntima y rebosante por el
destino de mi propio pueblo y por la suerte de mi pa-
tria, cuya alma original , mistión indígena y españo-
la habita indestructible en la metrópoli de los Andes .
El Cuzco es el corazón y el símbolo del Perú. ¿Consis-
tirá acaso la esencia de nuestra ciudad representati-
va en la tiránica pesadumbre, la tragedia horrenda

(1) En 1790 contaba todavía con más de 30,000 habitantes. Hoy según muy aproxima-
dos cálculos, no tiene arriba de 19.000.
-46-

y el irremediable abatimiento?
Enseñanzas mejores guarda para los que saben
interrogarla afanosamente, para los que la contem-
plan desde las eminencias legendarias en que ha de-
positado el conjuro de sus fieros secretos : desde los
campanarios de Santo Domingo y la Compañía , el
andén de Colcarpata , la cumbre del Sacsayhuamán
ó la cuesta de Carmenca . El Cuzco quiere ser visto
con reverencia, de alto y de lejos . Entonces se reani-
ma orgulloso: y en la luz incomparable resplandece
milagrosamente la anciana dominadora, la madre
de los Incas, la bélica ciudad blanca y bermeja que si-
gue produciendo los mejores soldados del Perú. Es
en verdad la hija predilecta del Sol . Sus rayos la
transfiguran , y convierten en mantos de fiesta los
sórdidos harapos de la noble mendiga . Del descanso
de Urcoscallan la admiré, rejuvenecida y serena en la
claridad de sus arquerías y sus extensas plazas .
Al lado de la parda y purpúrea Catedral, distin-
guí la fachada floridísima de la Compañía y la por-
tada de la Universidad en que el barroquismo nos de-
jó sus más finos encajes de piedra . A la izquierda, las
casas se agolpan y hacia el verde cerro de Sacsayhua-
mán como un rebaño de alpacas blancas . Junto á los
árboles del jardín de Lomellini y las ruinas del pala-
cio de Manco Capac, brillaba la capilla de San Cristó-
bal, que cobijó en el siglo XVI la sumisión del Prínci-
pe Paullu y en el XVII las estudiosas vigilias del li-
terato indio Espinoza Medrano . De aquel propio ce-
rro en que se asignta la formidable ciudadela consa-
grado por el heroismo de Cahuide, el bosquecillo de
eucaliptus de los Padres Salesianos desciende tremu-
lante . A nuestra derecha y al frente, los montes se ro-
dean y describen la curva regular y simétrica de un
anfiteatro . Ceñidos los últimos de nubes , parecen una
ronda de guerreros incas , coronados de diademas de
plumas (PILLCOCARAS ) é inmovilizados en las actitu-
des de una danza ritual . Hacia el Sur se destacan, in-
signes entre todos por los mitos patrios , el Anahuar-
-47-

qui y el Huanacauri , en que se hundió la áurea ba-


rra de Manco . Tras la Alameda, el templo de Santo
Domingo ( antiguo Coricancha ) y el convento de la
Recoleta, se tiende en el valle el suntuoso tapiz de los
cultivos . Arriba el Padre Sol , el Inti benéfico , faz y
escudo de oro , triunfa en ་ la pura bóveda azulada y
al oriente el Ausangate, bajo la rutilación del aire,
alza su cima de nieve como un palio de gloria. Así se
me apareció la capital incaica , en breve visión des-
lumbrante, por postrera vez á modo de un feliz presa-
gio que surgiera del más hondo pasado , mientras las
campanas de Santa Teresa seguían repicando incan-
sables.

JOSÉ DE LA RIVA AGÜERO .


EL PRIMER OBISPO DEL CUZCO

El Cuzco HISTÓRICO , consecuente con el


programa que se ha impuesto de investi-
gación original i vulgarización de la his-
soria de nuestro Departamento i como
un homenaje á la esclarecida memoria
del dignísimo sacerdote Dr. D. Fernando
Pacheco, cuya fecunda labor intelectual,
en la cátedra, en la prensa i en el magis-
terio, obtuvo los más brillantes triunfos
en la época en que actuó , insertamos en
el presente número su interesante estu-
dio titulado El primer obispo del Cuzco,
que, aunque no exento de omisiones , ser-
virá de punto de partida para comple-
tarlo é iniciar la galería de los ilustres
prelados que han regido esta Diócesis á
partir de su erección.- H .

El R. P. Fr. Vicente Valverde, originario de Tru-


jillo en Estremadura y natural de Oropesa en Casti-
lla la Nueva , hijo de don Francisco Valverde y de do-
ña Ana M. Alvarez de Vallegeda, hermana del conde
de Oropesa. Después de haber estudiado en la Univer-
sidad de Salamanca pidió el hábito de Santo Domin-
go de Guzmán, y fué recibido como novicio en abril
de 1523; profesó al año siguiente, pero no se sabe si
en Oropesa ó en el convento de San Pablo de Sevilla:
luego que acabó sus estudios , enseñó aritmética y
teología en el colegio de San Gregorio de Valladolid.
A principios de 1530 salió del puerto de San Lu-
cas de Barrameda una expedición para la conquista
del Perú, en la cual vino el P. Valverde con otros seis
misioneros de su orden en compañía de Francisco Pi-
zarro . Fontana cita un número mayor de misioneros
-49-

de esa misma orden y aún expresa los nombres , entre


ellos á Tomás Berlanga , que en 1534, fué el primero
presentado para obispo de Panamá . Mas, de ésto sea
lo que fuere, lo cierto es que el P. Valverde figura en
primera línea . Pues en atención á sus méritos Carlos
V le había presentado y Clemente VII le tenía insti-
tuido para ocupar la sede de Panamá que reempla-
zaba á la de Santa María la Antigua del Darién, cuan-
do le agregó á los misioneros del Perú.
Los implacables detractores de la Religión Cató-
lica, al P. Valverde le imputan gratuitamente la in-
justa muerte del usurpador Atahuallpa ; pues no sólo
lo presentan en el terreno de la historia, como con-
trario á la mansedumbre y dulzura del Evangelio , si-
no como cómplice y causa principal del rigor que Pi-
zarro ejerció contra Atahuallpa y los indios del Perú.
En obsequio de la verdad , confesamos que no sin ra-
zón, algunos historiadores han censurado el intem-
pestivo discurso del P. Valverde: pero por más que
este religioso haya sido poco oportuno, no puede
achacársele del todo la culpa de lo acaecido en Caja-
marca; así como carece de fundamento el que insulta-
ra tan bruscamente al inça Atahuallpa . La primera
parte de su discurso no tiene otro objeto que manifes-
tar los artículos principales de la fé cristiana , que de-
be profesar todo católico ; la segunda, indica el derecho
de conquista, que con la punta de su espada podía ha-
cer el monarca español , para apoderarse de este nue-
vo país. Empero las abusivas facultades de esa clase
de conquistas no deben atribuirse á falso celo del P.
Valverde, sino á las ideas de la época en que vivió .
Antes bien, lejos de provocar la efusión de sangre co-
mo miembro de la orden, que tan ardientemente pro-
tegía á los americanos, persuadía á los españoles,
que los excesos lograban solamente hollar las leyes
de la justicia y servían de obstáculo á la predicación
del Evangelio y á la conversión de los idólatras . Todo
su esfuerzo era dar á conocer el nombre de Jesucristo ,
y por lo mismo no podía ver sin dolor que los cristia-
-50-

nos, más injustos á veces que los mismos infieles ,


obligasen á los pueblos á blasfemar de aquel nombre
sagrado . Sin embargo Atahuallpa fué sentenciado á
pena capital y murió estrangulado , en lugar de sufrir
la hoguera, por súplicas del P. Valverde, que á 27 de
agosto de 1534, acababa de regenerarle en las aguas
del bautismo .
Cuando Las-Casas, más después nombrado obis-
po del Cuzco , supo los abusos cometidos en el inte-
rior del Perú, se dirigió inmediatamente á España
con el fin de reclamar la libertad de los indígenas ; re-
gresó de nuevo á este infortunado país , y en las inme-
diaciones de Quito entregó á Pizarro y á Almagro las
órdenes á que debían atenerse en lo sucesivo , y termi-
nada su misión salvadora se retiró del Perú. Tam-
bién el P. Valverde al ver que nada adelantaba con
sus constantes súplicas, partió á España en 1534,
para implorar justicia en beneficio de los peruanos ;
aguardó en la corte cerca de cuatro años , pero en-
tonces Carlos V le presentó á la Santa Sede para la
silla episcopal del Cuzco ; en cuya virtud , por los años
de 1536 , Paulo III le expidió las Bulas , y el empera-
dor le dió amplísimos poderes á favor de los natura-
les por cédula real de 14 de junio del mismo año , que
los cumplió muy satisfactoriamente. Entró en esta
ciudad por junio de 1538 y ejecutó la erección de la
Catedral en 5 de setiembre del mismo año bajo la ad-
vocación titular de la Asunción de María Santísima
y la firmó en esta misma ciudad del Cuzco de su pro-
pia mano, donde secundado por varios religiosos
dominicos, que trajo de España, trabajó en esta su
Diócesis con mucho celo y bastante fruto .
Sus continuas amonestaciones acabaron por ins-
pirar á muchos españoles sentimientos de modera-
ción; y los peruanos que por librarse del furor de los
vencedores, se habían retirado á lo más áspero de las
montañas , calmáronse á su voz y volvieron á ocupar
sus moradas . Sin cesar repetía el ilustre Prelado á los
conquistadores, que su fé sin las buenas costumbres ,
-51-

no podía salvarles , y que cuanto más santa era la


Religión, que profesaban, tanto más imperdonables
les serían las faltas cometidas durante su vida . Así
mismo, explicaba sencillamente á los idólatras las
verdades, que les eran aún desconocidas y pedía por
ellos al Todopoderoso con todo el fervor de su alma
el don de la fé: desvelándose de este modo por el bien
de todos, pudo en el período de cuatro años tener el
consuelo de formar un rebaño con sus pastores so-
metido á la santa ley de la Iglesia Católica.
Finalmente, cuando iba á la isla de Puná en el
golfo de Guayaquil, provincia de Quito á convertir
aquellas tribus de caribes, que devoraban á sus pro-
pios hijos , entró de paso á Lima y pudo algún tanto
apagar la tea de discordia entre los encarnizados
partidarios del marqués Pizarro y del adelantado Al-
magro. En seguida , continuó su marcha para la men-
cionada isla de l'uná, donde el cielo le tenía prepara-
da la radiante corona del héroe cristiano y la palma
inmarcesible del invicto mártir del Catolicismo ; pues
aunque sus habitantes estaban muy lejos de profesar
los sentimientos de humanidad , no por ello se entibió
el ardiente celo del Obispo del Cuzco, que animado de
la caridad evangélica, hizo por aquellos bárbaros lo
que nadie se había atrevido á hacer. Mas en cambio,
su heroismo le ocasionó el sacrificio de la vida.
El ministro sagrado de Jesucristo por vez prime-
ra desplegó el estandarte de la Cruz en las risueñas
márgenes del Guayas; levantó una pequeña capilla ,
donde solemnizaba los augustos misterios de la Reli-
gión: pero en el día menos pensado esos antropófa-
gos ávidos de sangre humana, se arrojaron contra
él,
y sobre el mismo altar en que lleno de recogimien-
to , inundado y abrasado de caridad celebraba el san-
to sacrificio de la misa , con sus MAKANAS le dieron
una muerte cruelísima, le descuartizaron y se alimen-
taron con las carnes de su víctima á 31 de octubre
de 1541. Los fieles de la nueva Cristiandad le tribu-
taron los honores más señalados como á uno de los
-52-

primeros mártires de la América latina . Por cuya ra-


zón, en el Convento de la Minerva de Roma se conser-
va esta inscripción : "El Venerable Siervo de Dios Fr.
Vicente de Valverde, primer Obispo del Cuzco en el
Perú: por la predicación del Evangelio fué muerto y
devorado por los indios en el año de 1541 ". VENERA-
BILIS SERVUS REI FR. VICENTIUS DE VALVERDE, PRIMUS
EPISCOPUS CUSCHENSIS PERUVIE : OB EVANGELII PRÆ-
DICATIONEM OCCISUS ET AB INDIANIS DEVORATUS ANNO
1541 .
El P. Valverde mucho antes de su muerte hizo
presente á la Silla apostólica por conducto del mo-
narca español la urgente necesidad de erigir nuevas
diócesis dividiendo el tan extenso territorio del epis-
copado del Cuzco que se le había encomendado .
Según aparece de la biblioteca india de don Anto-
nio de León Pinelo , el Obispo don Fr. Vicente Valver-
de escribió la obra: "Relación de la guerra de Pizarro
y Almagro" inédita . En el tomo 3º páginas 93 , 219
y 221 de la colección de papeles inéditos que se publi-
ca en Madrid hay varios documentos interesantes
que pertenecen al Obispo Valverde.

FERNANDO PACHECO .

La presente relación está hecha en vista de las siguientes


obras:
Garcilaso-Comentarios Reales t. 1º, p . II , c. XXII.
Melendez-Tesoro de Indias.
Calancha -Crónica Moralizada lib . 1 °, c. XX.
Henrrión- Historia de las Misiones t. 1º, c. XXXVIII .
Moreri- Diccionario Histórico t . VIII.
Salinas-Crónica de la Provincia de los Doce Apóstoles lib. 1º,
c.. IV.
Bemesal- Historia de Chiapa.
Echad. Serip. ord . t. 2º
Quintana-Vidas de los Españoles Célebres .
Hernaez -Colección de Bulas y Breves t. 1º
La Civiltá Católica 1882.
Tovar- Apuntes para la Historia Eclesiástica del Perú.
Mendiburu- Diccionario Histórico del Perú t. 8º
COLEGIO NACIONAL

DE

EDUCANDAS DEL CUZCO

Apuntes históricos

(Continuación )
En abril de 1835 , la Prefectura comisionó á don'
Marcos Farfán, don Manuel Orihuela i don Anselmo
Centeno, para visitar los centros de instrucción é in-
formar respecto á sus condiciones, especialmente so-
bre las reformas que podían emprenderse en el Cole-
gio de San Buenaventura -ó Colegio de Educandas-;
comisión que desde luego fué fielmente cumplida, en-
viándose los informes respectivos á conocimiento del
Gobierno, que entonces presidía el General don Ra-
món Castilla .
Probablemente por motivos vinculados á la men-
cionada visita oficial , el Administrador señor Marti-
nez renunció el puesto , reemplazándosele con don Jo-
sé María Zamalloa .
El 19 de octubre, la H. Sociedad de Beneficencia ,
deferente á las gestiones del Prefecto , dispuso la refec-
ción de la Casa de Moneda , á fin de trasladar allí el
plantel.
Entre tanto , la situación económica del Colegio
volvió á presentarse de mal cariz , al extremo de que
varias veces , durante ese año -1835- fué preciso re-
currir á préstamos i aún á empeñar la plata labrada
que poseía, para hacer frente á sus necesidades . Con
todo , merced á la acertada gestión de la Rectora do-
ña Catalina Zegarra, el establecimiento mantívose á
flote, siempre con alto exponente de prestigio moral,
-54-

comprobado por el hecho -sin precedente hasta en-


tonces de alcanzar el número de alumnas á 166 , cla-
sificadas en esta forma : 25 internas pensionistas ; 12
becarias sostenidas por el Estado; 4 supernumera-
rias con derecho á ocupar becas ; i 125 externas gra-
tuitas./
Tal estado de cosas fué interrumpido por la revo-
lución del General Lopera, trastorno que determinó
serias perturbaciones en la marcha financiera del
país , i que reflejándose intensamente en la vida insti-
tucional, recesaron nuevamente el Colegio en el mes
de diciembre del mismo año .
Por decreto supremo del 29 de mayo de 1836 , se
dispuso la centralización de las rentas del plantel
clausurado , en la Administración de la Sociedad de
Beneficencia Pública, á cuyo dominio pasaron los bie-
nes así retraídos , encomendándosele además la cus-
todia del archivo , enseres , mobiliario , etc.
En esa misma época vino á radicarse temporal-
mente en esta ciudad , S. E. el Supremo Protector,
en compañía del Ministro de Instrucción i por supues-
to con todo su tren de empleados, edecanes de cam-
po , etc. Con tal motivo fueron trasladadas al local
de la Prefectura todas las alfombras i parte del mo-
biliario que poseía el plantel en receso .
Poco tiempo después un decreto supremo orde-
naba la facción del repectivo presupuesto para esta-
blecer una Escuela de Primeras Letras, á la vez de en- -
causar á solución satisfactoria el problema de la rea-
pertura del Colegio, para lo cual hacíase indispensa-
ble la inmediata consecución de fondos , en cantidad
suficiente á sostener por lo menos cien alumnas i á
cubrir los gastos de refección del local , que se encon-
traba á cargo del ecónomo don José M. Ortega . En
el mismo año 1836 , se realizó la inauguración de la
"ESCUELA NORMAL DE PRIMERAS LETRAS DEL COLE-
GIO DE EDUCANDAS " , destinándosele como local la ca-
sa denominada de Silvac ; i desde luego el nombra-
miento de Directora recayó en la meritísima doña
-55-

Antonina Perez , que á la vez debía hacerse cargo de


la enseñanza de Dibujo , con el haber de 60 pesos
mensuales .
Otro decreto , del 11 de mayo de 1837 , dispuso la
creación de una segunda Escuela de Primeras Letras ,
referible únicamente á lecciones de lectura , escritura i
aritmética ; asignándosele á la maestra el haber de
50 pesos mensuales .
Finalmente , un tercer decreto , fecha 2 de mayo
de 1838 , vino á normalizar plenamente la marcha
del citado centro educativo provisional.
Este estado de cosas vino á modificarse con la re-
solución suprema del 18 de agosto , referente á rea-
brir el "Colegio de Educandas" . A tal propósito la
Prefectura convocó á una reunión de padres de fami-
lia i vecinos notables habiéndose arribado á diversos
acuerdos , inclusive la designación del personal que
debía regir el plantel. La Sociedad de Beneficencia, á
cuyo cargo continuaba la administración de los bie-
nes del Colegio, obligábase á su vez , á cederle el local
de la Casa de Moneda , .cita en la plazuela de la Mer-
ced; i como era necesario proceder previamente á
las respectivas obras de refección , tomó una canti-
dad de dinero, facilitada por la misma casa, en cali-
dad de préstamo . Con todo algunos obstáculos so-
brevinientes aplazaron la realización de aquellas .
El 1º de septiembre reabrióse el Colegio , á direc-
ción de doña Irene Acosta de Boché; i desde luego se
puso en vigencia un nuevo plan de estudios i un nue-
vo reglamento (este último poco diferente de los an-
teriores ) , expedidos por el Gobierno con fecha 26 de
julio . Conforme á tal régimen, el número de becas fué
limitado á 15 ; i además la sección económica del es-
tablecimiento quedó á cargo directo de la Rectora ,
así como también las clases de Lectura i Escritura,
Costura i Bordado , Música i Canto , Moral i Doctrina
Cristiana, asignándosele, por todo ello , el haber de
125 pesos mensuales .
Según el mismo reglamento , la Maestra de la Es-
-56-

cuela de Primeras Letras debía desempeñar el Vice-


rectorado , i para ocupar ese puesto fué nombrada
doña Gertrudis Araujo , á quien se le encomendó ade-
más la clase de Aritmética , con el sueldo de 33 pesos .
Doña Antonina Perez continuó en el Colegio como
Maestra de Dibujo i se le señaló la dotación de 29 pe-
sos . El doctor Boché, esposo de la Rectora , fué, así
mismo, nombrado catedrático del plantel i asumió la
enseñanza de los cursos de Francés , Cosmografía ,
Gramática Castellana, Geografía , Historia i Mitolo-
gía.
El periódico "La Libertad Restaurada" , que se
editaba en esta ciudad, insertó en su número corres-
pondiente al 21 de diciembre del mismo año ( 1838 ) ,
una circular del Presidente Provisorio de la Repúbli-
ca, documento fechado en Huancayo el 16 de noviem-
bre, con referencia á la necesidad de conocer en deta-
lle la marcha i capacidad económica de los estableci-
mientos de instrucción, á fin de ordenar las reformas
precisas en pró de la juventud educanda. Trascrita
esa circular al Director de la Sociedad de Beneficencia ,
este funcionario nombró en comisión á don Gaspar
Gavancho i á don Manuel del Castillo , para pronun-
ciarse respecto á las condiciones del Colegio de Edu-
candas. Plenamente satisfactorio el informe emitido ,
3
desde el punto de vista de reconocer la competencia i
contracción de la Rectora, indicó una serie de refor-
mas, tanto de orden material como de índole peda-
gógica, que sensiblemente no alcanzaron á ser reali-
zadas sino en parte . En esa época el plantel solo con-
taba con 34 alumnas : 27 pensionistas i 7 becarias ;
siendo la pensión del internado 80 pesos anuales .
La Maestra de la Primera Escuela de Primeras
Letras -sección que funcionaba con relativa indepen-
dencia- solicitó , en vista del excesivo número de
alumnas á su cargo, que dos catedráticos del Colegio
de Ciencias i Artes, pasaran á examinar á las más
aprovechadas, á fin de promoverlas al Colegio de
Educandas . Atendida esa solicitud, la cifra escolar
-57-

de éste resultó regularmente reforzado , por efecto de


tal promoción. Los exámenes finales fueron rendidos ,
con éxito bastante satisfactorio , en junio de 1840 ;
habiéndose remitido al Presidente de la República los
programas de los cursos abiertos en ese año por el
catedrático doctor Boché.
A raiz de caer el Gobierno de la Confederación ,
que prestara decidido apoyo al Colegio de Educan-
das, se suspendió el abono de la subvención fiscal que
percibía; i así sobrevino fatalmente la necesidad de
una nueva clausura. La misma Sociedad de Benefi-
cencia, á cuya acción estaba vinculada en gran parte
la marcha del citado plantel, vió seriamente compro-
metida su estabilidad , supuesto que perdió cerca de
50,000 pesos en el valor de varios fundos que, el Go-
bierno de Santa Cruz , primero i Prefecto don J. A.
Merino, después, permitiéronse enagenar. El Colegio
de Ciencias i Artes fué también alcanzado , á su vez ,
por esa marejada de arbitrariedades, que llegó al
máximun de intensidad en aquel período de funestas
convulsiones políticas .
El Colegio de Educandas volvió pues á clausurar-
se el 30 de abril de 1841. Su local -el de San Buena-
ventura- fué cedido al de Ciencias i Artes , que á su
vez tuvo que transferir el suyo -antiguo Colegio de
Jesuitas- para cuartel de las fuerzas del ejército
acantonadas en esta ciudad. En consecuencia , el lo-
cal del Colegio de Educandas , inclusive todo su mo-
biliario i enseres fué recogido , previa inventariación,
por el Rector del Colegio de Ciencias i Artes , doctor
Juan Frisancho i por el Administrador don José Ma-
ría Pacheco ; habiéndose destinado las rentas de aquel
T
establecimiento á beneficio de los hospitales.
Del naufragio de la citada clausura solo alcanzó
á salvar la Escuela de Primeras Letras, que, en la
*
misma fecha , se trasladó al local de San Bernardo .
Meses después , á mediados de septiembre, el Director
de la Sociedad de Beneficencia dirigióse en nota su-
plicatoria á doña Antonina Perez , insinuándole que
-58-

diese lecciones de Lectura, Escritura i Aritmética , en


el mismo local de la Escuela i preferencialmente á ni-
ñas pobres , ofreciéndole por tal labor el sueldo de 50
pesos mensuales , á cargo del presupuesto de aquella
institución . La señora Perez , abnegada i generosa co-
mo siempre, no vaciló en aceptar la noble iniciativa
de dicho funcionario ; resultando así menos sensible
el vacío por el receso del Colegio de Educandas .
Entre tanto , éste permaneció clausurado durante
varios años , habiéndose distribuído sus rentas para
el sostenimiento de los hospitales i de la Escuela de
Primeras Letras.
Ya en octubre de 1845 , el Gobierno del Gran Ma-
riscal don Ramón Castilla vino á preocuparse de la
reorganización i reapertura del Colegio de Educan-
das. Con tal objeto contrató en Lima á don Pedro
Nussar i á su esposa doña Emma Le'Noir , quienes
obligáronse á constituirse en esta ciudad á principios
del año siguiente, á cuyo fin se les hizo abonar 1,000
pesos de adelanto , cantidad que tuvieron que devol-
ver á causa de imprevistas dificultades, por las que
se rescindió el contrato en 20 de noviembre del mis-
~ mo año .
Por resolución suprema de 3 de mayo de 1847 , se
aprobó el presupuesto de refecciones del local conoci-
do entonces con el nombre de "casa de don Pablo "
(al presente ignórase su ubicación) , para establecer
allí otra escuela de niñas , por no ser suficiente la de
Primeras Letras en reemplazo del Colegio recesado ,
asignándose las rentas de éste al sostenimiento de
aquella.
A propósito: no ha sido posible precisar la fecha
en que se clausuró la Segunda Escuela de Primeras
Letras creada en 1838 ; pero, probablemente tal suce-
so corresponde al 30 de abril de 1841 .
Con fecha 19 de junio del año en referencia 1847 ,
la Prefectura expidió nombramiento de la Escuela re-
cientemente establecida , á doña Gertrudis Araujo ,
con el sueldo mensual de 40 pesos i en condición ex-
-59-

presa de enseñar Caligrafía, Ortología, Aritmética ,


Religión i Urbanidad " bien sistemadas" . Con todo , á
mediados de julio , se trató de clausurarla, por temor
de que una vez reabierto el Colegio, no bastasen los
fondos para sostener tres establecimientos ; pero esa
contingencia fué salvada merced al ofrecimiento del
H. Municipio de sostener la Escuela á sus propias ex-
pensas. Funcionaba ésta en la "casa de Villamil " , ca-
Île de San Agustín .
Entre tanto , concluídas las refecciones que desde
1846 emprendiéranse en la casa de Moneda , que por
entonces funcionaba en el edificio del antiguo Hospi-
tal de San Juan de Dios , se abordó resueltamente el
problema de la reapertura del Colegio de Educandas,
á cuyo fin todos los muebles y enseres de su perte-
nencia, que se encontraban en el Colegio de Ciencias i
Artes , volvieron á ser trasladados al nuevo local .
El Convento de San Juan de Dios se estableció en
el Cuzco durante el período gubernativo del quinto
Virrey don Francisco de Toledo ( 1569-1581 ) , época
á la cual corresponden estos tres acontecimientos
notables: la fundación del Tribunal de la Inquisición
( 1571 ) , la bárbara ejecución de Tupac Amaru ( 1572 )
i la expedición de las famosas ordenanzas .
Dicha orden religiosa fué provisionalmente insta-
lada en una casa contigua á la Catedral , iniciándose
al mismo tiempo la construcción del edificio que aho-
ra ocupa el Colegio . Ya sesenta años después pudo
habilitarse ese local, para residencia de los frailes
juandedianos.
En 1824 lo mandó desocupar el Virrey don José
de La Serna, último de los gobernantes españoles en
el Perú, que entonces sosteníase aún en las regiones
del centro i sur i que poco después , el 9 de diciembre ,
fué derrotado i hecho prisionero en la memorable ba-
talla de Ayacucho , culminadora de la independencia
sud-americana .
La Serna destinó dicho local para el funciona-
miento de la Casa de Moneda ; más tarde se le convir-
-60-

tió en Hospital; i después, trasladado éste á San An-


drés , volvió á ser Casa de Moneda. Al reinstalarse
allí el Colegio de Educandas , ocupó solamente el
claustro interior, permaneciendo el resto á dependen-
cia del Fisco , con el objeto preindicado , pero no ya
por mucho tiempo, pues la Casa de Moneda pasó á la
plazuela de la Merced .
El referido local del Convento de San Juan de
Dios , que ocupaba toda la manzana , es de construc-
ción bastante sólida i en la actualidad uno de los
mejores edificios destinados á la instrucción pública .
En 1872 , el Prefecto Coronel don Baltazar La Torre
emprendió la obra del TEATRO INCA , tomando para
ello, en la sección posterior i oriental del mismo cua-
dro, un area de 2500 metros cuadrados . Sensible-
mente, á causa de la infausta muerte de aquel perso-
naje, en su aventurada expedición, á las seivas de
Ccosñipata , la citada obra quedó inconclusa; pero
hasta ahora, no obstante la acción del tiempo i cen-
surable descuido de las autoridades , conservánse to-
davía, en buen estado , los hermosos muros de cal i
piedra que forman el plano del compartimiento prin-
cipal i la regia fachada que en la parte superior os-
tenta diversas incrustaciones de mármol tallado en
alto relieve , con otras tantas alegorías de bellas ar-
tes . Para la construcción del Teatro Inca el Coronel
La Torre había constituido una sociedad anónima ,
sobre la base de 4000 acciones de á diez pesos cada
una, á condición de empozar inmediatamente la déci-
ma parte i de amortizar el resto , por dividendos igua-
les , en nueve trimestres sucesivos . El número de ac-
ciones suscritas , apenas alcanzó al rededor de 1200 ,
con cuyas primeras cuotas, que representaban 1200
pesos , fué iniciada la obra . La desconfianza de mu-
chos accionistas que obstaculizaban el abono de los
otros dividendos , á medida de vencerse los plazos res-
pectivos , vino á crear serias dificultades , á tal punto
que, al finalizar el primer año , la cobranza total, in-
clusive el monto de las cuotas iniciales , no rindió más
-61-

de 3500 pesos . En 1903 , el Prefecto Coronel don He-


raclio Fernández , que poseía regular número de accio-
nes de dicho Teatro en construcción , reunió á los te-
nedores de las demás acciones i acordó con ellos la
cesión i donación de tales derechos á favor de la So-
ciedad de Beneficencia Pública , que, á merced de ese
título , es hoy propietaria del mencionado local .
La capilla del Convento de San Juan de Dios , que
es relativamente espaciosa i que se encontraba en
abandono hasta 1884, fué cedida por el Gobierno á
la Sociedad Filantrópico-Literaria, por el término de
diez años , á condición de refeccionarla i habilitarla
para sala teatral . Vencido el plazo en referencia , aú
con demasía , el Prefecto don Ramón Valle Riestra, en
1899 , expidió un decreto , que mereció inmediata apro-
bación del Presidente de la República, don Nicolás de
Piérola, adjudicando la posesión definitiva del citado
local al Colegio de Educandas. Dicha sala que luce
un hermoso artesonado de madera de cedro i que ha
recibido múltiples mejoras, apropiadas á su objeto ,
vino á ser durante más de treinta años el único tea-
tro en esta ciudad . Ahora mismo suele utilizársele co-
mo tal, alguna que otra vez , aparte de servir como
local de actuaciones para el Colegio .
Hechas las incidentales digresiones que preceden ,
reanudo la hilación de mis apuntes .
En noviembre de 1847 , arribó al Cuzco el nuevo
personal docente, contratado en Lima por el Gobier-
no: Rectora, doña María Rivas de Rueda , con el ha-
ber de 100 pesos mensuales ; Vice-Rectora, doña Do-
mitila Rueda, con 50 pesos ; Profesores , don Antonio
Larrañaga i don Eustaquio Ayllón , ambos con igual
sueldo que la Vice-Rectora . Así mismo , fué nombra-
do Capellán fray Ignacio Salas; completándose ade-
más la dotación subalterna, con un portero i seis sir-
vientes. El plantel inició sus labores el 10 de enero de
1848 , refiriéndose el plan de enseñanza á las siguien-
tes materias : Lectura, Gramática , Aritmética i Cali-
grafía. El 1º de abril instaláronse también las clases
-62-

de Piano, Guitarra i Canto, á dirección del Profesor


don José Sota, á quien se le asignó el haber de 200
pesos anuales.
La sección del internado se estableció en esta for-
ma : las alumnas mayores de 15 años en celdas uni-
personales i las menores en un dormitorio general,
habiendo continuado este sistema hasta la época de
doña Josefa Vizcarra , quien lo modificó en el sentido
de que todas las niñas estuviesen distribuidas en
dormitorios generales .
Además se resolvió que la enseñanza no fuese so-
lo gratuita, sino que el Colegio proveería á las alum-
as de todos los útiles necesarios ; pero como este
desembolso tendía á desequilibrar el presupuesto , un
decreto prefectural , expedido en el mismo año , dispu-
so que aquellas atendiesen por su propia cuenta á
los gastos que demandaba la consecución de dichos
útiles . En virtud de otra orden de igual procedencia ,
se le prescribió á la Rectora pasar mensualmente , á
cargo de la Sociedad de Beneficencia, tres planillas :
una por sueldos del personal; otra , relativa al servi-
cio de alimentación ; i la última por gastos de escri-
torio , alumbrado etc.
Es de advertir que la reapertura del Colegio de
Educandas , no inhabilitó las funciones de las dos Es-
cuelas de Primeras Letras , respectivamente regenta-
das por doña Antonina Perez i doña Gertrudis Arau-
jo; i desde luego aquellas continuaron más bien co-
mo anexas al plantel.
Durante el fectorado de la señora Rivas de Rue-
da , se mandó imprimir, por primera vez , el reglamen-
to interior, formulado por orden prefectural i previa
aprobación del Ministerio del Ramo.
Próximo á vencerse el término de la contrata con
el personal presidido por doña María Rivas de Rue-
da, el Prefecto del Departamento elevó un memorial
ante el Gobierno , con fecha 15 de diciembre de 1849 ,
insinuándole que aquel elemento fuese reemplazado
con otro genuinamente cuzqueño ; i en ese concepto
-63-

hizo la siguiente propuesta : para Rectora doña An-


tonina Perez , con el haber de 800 pesos anuales ; i pa-
ra Vice-Rectora i Profesora de Gramática , Aritméti-
ca , Ortología, Religión i Costura, doña Gertrudis
Araujo, con sueldo de 600 pesos . El criterio guber-
nativo se manifestó , desde el primer momento , favo-
rable á la indicación anterior; pero , por circunstan-
cias fortuitas , vino á expedirse el decreto ministerial
de 19 de abril de 1850 , conforme al cual i á la resolu-
ción de la Prefectura , fecha 25 del mismo mes , volvió
á recesarse el establecimiento , mientras se hicieran
las refecciones indispensables en el edificio .
El 5 de mayo se dió curso al nombramiento de
las señoras Perez i ' Araujo , designándose á la vez á
doña Grimanesa Jimenez como Profesora de Caligra-
fía. Las citadas señoras Perez i Araujo fueron respec-
tivamente substituídas, en la dirección de las dos Es-
cuelas de Primeras Letras , con doña Carmen Uriona
i doña Gertrudis Camero .
Tan luego de estar el local nuevamente alistado ,
el Colegio reabrió sus labores el 5 de julio , aconteci-
miento prestigiado por las más altas simpatías so-
ciales i por los mejores augurios , supuesto que todos
confiaban en que la gestión de la señora Perez había
de ser de positiva eficiencia. I en efecto , los hechos
vinieron á responder dignamente á tales espectati-
vas .
Dotada aquella meritísima institutriz de las más
bellas cualidades -talento é instrucción , carácter fir-
me i exquisita cultura, virtud acrisolađa i genial mo-
destia- imprimió á la marcha del establecimiento
tan benéfico impulso i tan eficaces orientaciones , que
muy pronto vinieron á tangibilizarse los resultados
en términos excedentes á todas las previsiones opti-
mistas .
Por otra parte , es á ella á quien se le debe la or-
ganización de la estadística del plantel : los primeros
datos en este orden, según consta en el archivo de la
Secretaría, corresponden á esa época; así como tam-
-64-

bién la ampliación detallada del margesí de bienes ; i


en fin la más satisfactoria regularización en todos
los servicios .
La mejor característica de la señora Perez , con-
sistía en la gran nobleza de sus sentimientos : tanto
altruismo anidábase en el corazón de esa mujer, que
no obstante das estrecheces económicas del plantel i
de que los gastos estuvieran estrictamente controla-
dos por la Sociedad de Beneficencia, que seguía á car-
go de la administración de rentas, pudo hacer un
ahorro de seis reales diarios , como base para el sos-
tenimiento gratuito de cuatro alumnas más en el in-
ternado , fuera de las becarias ; aparte de gravar su
propio presupuesto personal, amparando á muchas
niñas huérfanas ó desheredadas de fortuna , para
quienes la generosa maestra fué algo así como una
segunda madre ó como una Providencia tutelar . Los
más acentuados elogios en honor de la señora Perez ,
resultarían insuficientes á reflejar toda la superiori-
dad de su espíritu i toda la magnificencia de su cora-
zón; i por lo mismo cabe poner un punto final á es-
tas desmedradas referencias .
Contemporáneamente á la reapertura del plantel,
la Primera Escuela de Primeras Letras volvió á tras-
ladarse á la casa de " Silvac"; i habiendo renunciado
la Directora de la Segunda Escuela, fué reemplazada
con doña Juana Moroña, á cuyo cargo pasaron to-
das las del Colegio que no se encontraban bien expe-
ditas en el curso de Ortografía .
Por renuncia del Capellán fray José I. Salas , en
junio del mismo año , obtuvo nombramiento el pres-
bítero don José María Ortiz .
En fuerza de la necesidad de procurar economías
posibles, la Dirección de Beneficencia dispuso que las
alumnas del internado proveyéranse, á su propia
costa, de los útiles de mesa, que hasta entonces eran
proporcionados por el establecimiento .
En 1851 , á mérito de orden expresa del Gobierno ,
la señora Perez elevó con informe favorable de la Pre-
-65-

fectura , un nuevo proyecto de reglamento interior,


así como una amplia exposición sobre los métodos
adoptados en el plantel; ambos documentos merecie-
ron plena aprobación .
Por acuerdo de la Sociedad de Beneficencia, en 29
de enero de 1852 , á solicitud de la misma señora Pe-
rez , se establecieron cuatro becas en favor de las ni-
ñas que alcanzasen las notas más altas de buen com-
portamiento ; por supuesto , en igualdad de méritos ,
siempre á preferencia de las alumnas pobres . Las pri-
meras en hacerse acreedoras á tal concesión , fueron :
María J. Balcázar, Paulina La Torre, Isabel Ochoa y
Nicolasa Montes .
La Directora de la Segunda Escuela de Primeras
Letras, renunció el puesto , designándose en su lugar
á doña Juana Araníbar.
En 1853 se efectuaron algunos cambios en el per-
sonal docente: por enfermedad de la señora Araujo ,
ocupó el vice-rectorado doña Juliana Camacho ; i por
renuncia del Profesor de Música, se le substituyó pro-
visionalmente con doña Elena Benavides , por ser la
alumna más aprovechada de ese curso , habiendo con-
tinuado hasta mayo de 1854 , en que se nombró á
don José María Varea .
En 1855 , año en el cual presenció el país sucesos
de acentuada magnitud, como el derrocamiento del
Gobierno del General don José Rufino Echenique por
el Gran Mariscal don Ramón Castilla (batalla de la
Palma, el 5 de enero ) ; la dictadura de este último ,
hasta el 14 de julio , fecha en que la Convención Na-
cional le eligió Presidente Provisorio de la República;
el brote inicial de sus nobles proyectos , que alcanza-
ron á ser hermosa realidad , en orden á la libertad de
esclavos , á la supresión del tributo , al afianzamiento
del crédito peruano , á la defensa nacional , á la ejecu-
ción de multitud de obras públicas , al desarrollo de
la instrucción , etc .; en ese entonces -repito- el Cole-
gio de Educandas volvió á verse en condiciones ex-
cepcionalmente difíciles i de intensísima gravedad,
-66-

no ya por efecto de estrecheces económicas , sino á


consecuencia de la invasión epidémica de fiebre ama-
rilla , que acá, como en todos los puntos donde se
presentara, diezmó á los habitantes en porcentaje
aterrador. Clausuráronse los planteles , inclusive el
Colegio de Ciencias i Artes; i el único que resistió al
empuje de esa oleada de muerte fué el Colegio de Edu-
candas, continuando sus labores, á mediana regula-
ridad, gracias á la energía de carácter i á las atina-
das disposiciones de la señora Perez , que en¸tàn an-
gustiosos momentos dió pruebas de serenidad i valor
verdaderamente admirables .
Del mismo año 1855 data el primer reglamento
general de Instrucción Pública , que inmediatamente
fué puesto en vigencia en el Colegio de Educandas .
El 28 de agosto de 1856 se nombró Profesora de
Ortología Práctica i auxiliar del vice-rectorado , á
doña Lucila Espinar (hermana de Ladislao Espinar,
uno de los heroes de más alta figuración en la infor-
tunada guerra del Pacífico i que sucumbió gloriosa-
mente en la batalla de Dolores , el 19 de noviembre de
1879 ) .
En noviembre del mismo año ( 1856 ) , se estable-
ció un nuevo rol de cuatro auxiliares , con el título de
"monitoras" , no solo para la mejor vigilancia disci-
plinaria del plantel, sino como medio práctico de es-
tímulo i ennoblecimiento para las educandas , ya que
habían de tener opción á esos puestos honoríficos
únicamente las alumnas que concluyesen su instruc-
ción y que se distinguieran por sus aptitudes é irre-
prochable comportamiento . Las obligaciones de las
monitoras referíanse á permanecer en el Colegio , en
calidad de internas, á fin de inspeccionar el orden ,
ayudar en la enseñanza , etc .; reconociéndoseles , en
cambio, derecho preferencial á los profesorados que
resultaren vacantes . La primera alumna ascendida á
monitora, fué doña Manuela Revollar .
En 1857 , la señora Gertrudis Araujo reasumió el
vice-rectorado ; i además , por renuncia de la Directo-
-67-

ra de la Primera Escuela, fué nombrada doña Juana


Moroña .
Las condiciones económicas del Colegio sufrieron
grave quebranto , á partir del mes de enero de ese año ,
á tal punto que todo el personal se vió insoluto de
sus haberes , hasta marzo 'de 1858 ; ya entonces pudo
obtenerse algún alivio á tan angustiosa situación ,
merced al apoyo de las autoridades i á los esfuerzos
del Administrador de la Sociedad de Beneficencia .
Así restablecida la normalidad financiera, el plan-
tel prosiguió su marcha progresiva, en ambiente más
ó menos bonancible i á dirección del mismo personal,
durante los años 1858 i 1859 .
En febrero de 1860 , la Directora de la Segunda
Escuela fué reemplazada con doña Agueda Oblitas ;
i en octubre asumieron el profesorado de las clases de
Religión i Música doña Carlota Alzamora i doña Ele-
na Benavides , respectivamente .
En 1861 , el Gobierno del Gran Mariscal don Ra-
món Castilla asignó al Colegio, merced á las gestlo-
nes de la señora Perez, una subvención extraordina-
ria de 3000 pesos , que se destinó para amortizar en
parte los sueldos devengados i para realizar algunas
mejoras en el local.
En el curso del año 1862 , efectuáronse los siguien-
tes cambios: el 6 de junio , doña Jesús Tejada volvió
al profesorado del curso de Religión ; el 23 del mismo ,
fué nombrada profesora de Moral doña Grimanesa
Jimenez; i el 11 de octubre asumió la enseñanza de
Música don Manuel Fuensalida .
Iniciado el año escolar de 1863 , doña Manuela
Revollar fué designada Profesora de Ortología i Cos-
tura; i también ingresó como Capellán el R. P. Fr. Ig-
nacio Salas . En ese mismo año , la Rectora doña An-
tonina Perez consiguió el abono de otro regular divi-
dendo de amortización, con referencia al crédito por
sueldos devengados del personal docente .
Por decreto ministerial expedido en enero de 1864 ,
fué nombrado don Hilario Jara Administrador de
-68-

Rentas del Colegio ; i en esa misma fecha se procedió


á cumplir la recesada orden suprema relativa á des-
centralizar las rentas del ramo de Instrucción de las
del ramo de Beneficencia . Dicha orden databa toda-
vía del 28 de febrero de 1840, i por circunstancias es-
peciales quedó excluído de su cumplimiento el Colegio
de Educandas. Establecido pues en aquella forma el
nuevo régimen administrativo del plantel, se proce-
dió á la respectiva facción de inventarios i transferen-
cia pertinente, á cargo i responsabilidad de la señora
Perez .
En el año 1865 , el Colegio alcanzó muy aprecia-
le exponente en su desarrollo : al rededor de 100
alumnas externas ; i además 28 internas becarias , in-
clusive las cuatro inspectoras. El primer libro de par-
tidas de exámenes data de ese año , i el acta inicial,
consignada con todos los requisitos reglamentarios ,
lleva las firmas siguientes: Antonina Perez , Directò-
ra i Profesora de Higiene i Economía Doméstica; Ger-
trudis Araujo, Sub-Directora i Profesora de Urbani-
dad ; María Jesús Tejada , Profesora de Religión , His-
toria Santa i Moral Cristiana ; Elena Benavides , Pro-
fesora de Música ; Josefa Valcárcel, Profesora de Arit-
mética i Sistema Métrico ; Trinidad Enriquez , Profe-
sora de Geografía; Grimanesa Jimenez, Profesora de
Gramática . Desde luego las personas que por prime-
ra vez figurán en la precedente relación, fueron nom-
bradas en el curso de ese mismo año ; i como se vé, el
plan de estudios había aumentado notablemente .

A mérito de una resolución suprema, el Colegio


percibió en 1866 solo la mitad de la subvención fis-
cal; i de ahí que en el curso de ese año el personal di-
rectivo no estuviera sino á medio sueldo .

Otro decreto gubernativo suprimió la Dirección


General de Estudios, i por ende la Comisión Departa-
mental de Instrucción Pública. Las atribuciones co-
rrespondientes á ésta fueron asumidas por la Prefec-
tura.
-69-

En el mismo año se amplió el funcionamiento de


las Escuelas de Primeras Letras , estableciéndose una
tercera sección, á cargo de doña Josefa Vizcarra; i á
la vez expidiéronse estos otros nombramientos: do-
ña Juana Aranibar, Directora de la Segunda Escuela
de Niñas ; i doña María Tomasa Castro , Profesora de
Música .
El 1º de enero de 1867 , se abrió un nuevo libro ,
intitulado "Cuentas Corrientes de las alumnas" , el
cual , lo mismo que el de "Actas de Exámenes" , se le
encomendó á la Sub-Directora . Por lo demás tanto
en ese año como en el siguiente, no ocurrió incidencia
alguna digna de mención .

En 1869 efectuáronse diversos cambios en el per-


sonal docente: por renuncia de la Profesora de Músi-
ca, fué reemplazada con doña Juliana Otazú, que
tambien se hizo cargo de la clase de Geografía; i los
cursos de Historia Santa , Morali Doctrina Cristia-
na, pasaron á ser regentados por doña Anselma
Ochoa .
La enseñanza de Pedagogía fué iniciada en 1870
por la señora Perez ; i en el mismo año se nombró
Profesora de Sistema Métrico á doña Carlota Silva, i
de Música á doña Angela Tejada . Estas dos últimas
renunciaron en 1872, reemplazándoseles entonces
con doña María Manuela Farfán i don José María
Varea, respectivamente.
:
En marzo de 1873 extendiéronse estos nombra-
mientos : Profesora de Pedagogía , doña Faustina Me-
dina ; de Aritmética , doña Juana Santos ; de Geogra-
fía, doña Etelvina Miranda ; i de Música , doña Dolo-
res Camacho .
Durante los años 1874 i 1875 , no hubo ningún
cambio en el personal .
El año 1876 se relieva en la historia del Colegio
de Educandas, por la irreparable pérdida de la noble
dama é insuperable educacionista doña Antonina Pe-
rez. Esta admirable mujer, á quien por sus grandes
-70-

virtudes, talento superior i especiales aptitudes pe-


dagógicas , se la recuerda siempre con la más profun-
da veneración, sucumbió al fin, en pleno ejercicio de
su augusto magisterio , agobiada por la incesante la-
bor de más de 42 años . Falleció el 27 de noviembre :
su muerte, vivamente sentida , no sólo entre sus cola-
boradoras i alumnas, no sólo entre las muchas huér-
fanas i niñas pobres á quienes había prestado gene-
rosa protección , sino en toda la sociedad cuzqueña,
obligó á ésta á declararse en duelo general ……………………….
El Colegio de Educandas debe á la memoria de
doña Antonina Perez tributo especial de gratitud i
dmiración: por lo menos procede erigírsele un busto
de bronce ó de mármol , i además conservar su retra-
to -por supuesto , pintura al óleo- en sitio preferen-
cial del salón de actuaciones .

Hecha la anterior digresión , prosigo mis apunta-


ciones:
Con motivo del fallecimiento de la señora Perez ,
la Sub-Directora doña Gertrudis Araujo , asumió ac-
cidentalmente la dirección del plantel : siendo tam-
bién de advertir que en el curso del mismo año 1876 ,
ingresaron como profesoras las señoritas Adriana Si-
virichi, Eloisa Obando , Magdalena Macit Flores , Ire-
ne Pacheco, Herminia Bouverot, Juana de Dios Gal-
dos , Mercedes Laiseca , Grimanesa Jimenez i la seño-
ra Adelina León de Luna .

Nombrada Directora doña Josefa Vizcarra, asu-


mió el puesto con fecha 23 de marzo de 1877. El 17
de mayo decretó el Consejo Departamental la reorga-
nización del plan de estudios en el Colegio , sobre la ba-
se de ocho asignaturas ; i el 29 del mismo mes expidié-
ronse los siguientes nombramientos : Profesora de los
cursos de Perfeccionamiento de Historia Sagrada i
Vida de N. S. Jesucristo , doña Lucinda Aguirre; de
Gramática i Composición Castellana, doña Faustina
Medina; de Elementos de Retórica y Poética , doña
Eloisa Obando ; de Aritmética, Sistema Métrico Deci-
-71-

mal i Nociones de Geometría , doña Josefina Carrillo ;


de Gramática General i Particular é Historia del Pe-
rú, doňa Eulogia Pacheco ; de Nociones de Física i
Química é Historia Natural , doña Anselma Ochoa;
de Elementos de Historia Universal, doña Julia Ume-
res i Osma; i de Pedagogía , doña Balvina Tresierra.

(Continuará) .
RELACION DE LA CAVALGATA

REAL

Y SOLEMNE ACLAMACION

QUE EL DIA 8 DE ENERO DE ESTE AÑO DE 1702 , HIZO LA


MUY NOBLE, Y LEAL CIUDAD DEL CUZCO , CELEBRAN-
DO LA JURA DEL CATOLICO REY D. FELIPE V. DE ÈS-
TE NOMBRE, NUESTRO SEÑOR, MONARCA DE LAS ES-
PAÑAS , Y EMPERADOR DE LAS INDIAS .

Es la Alegria el Sol de los Afectos , que á su pre-


sencia ceden la actividad de sus pasiones: es el silen-
cio de las esperanzas, y la serenidad de los deseos , el
destierro de los sobresaltos , y la victoria de los peli-
gros . Entre los semblantes del Amor, es ella la que
deja mas agradable aspecto , calificando en su quie-
tud la posesión de su felicidad , despues de llegar di-
chosamente al termino de todas sus fatigas . Es un
pinzel, que suple la presencia con el vivo color de la
noticia; un espejo que repite la hermosura de la di-
cha; un dia sin las pensiones de la noche ; y un desve-
lo acertado, que madruga y buelve á saludar la luz
del suceso, sin haverse dejado vencer de el sueño del
olvido .
Tubo la antiguedad por simbolo de la Alegria
una Corona; y en esta atención la traian consigo los
que anunciaban á un Reyno alegre novedades , y feli-
zes noticias , como refiere Alexandto ab Alexandro en
el libro I de sus Dias Geniales . Tambien fueron sim-
bolo de la Alegria , y la Felicidad , los Lilios ; sin duda
porque la suavidad benigna de sus hojas corrige los
dolores y sosiega las fatigas , como observó en sus
Politicos Simulacros el erudito Enrrico Farnesio . La
-73-

Corona de España, esmaltada de los Sacros Lilios ,


para ceñir la Augusta frente de nuestro gran Monar-
ca D. Filipo V (que Dios guarde) fue agradable señal
de la Alegria, que esparció su feliz Aclamación por
los dilatados espacios de sus estendidos Reynos , des-
de cuyos agradecidos terminos el Sol le admira, y el
Orbe le venera .
Llegó á los de America en alas de la Fama la no-
ticia de haber sucedido en los Dominios de su gran
Monarquia; y á impulsos superiores del Exelentismo
Señor Conde de la Monclova, Virrey del Perú (de cu-
yo heroico pecho se difunde la llama de la fineza á
encender el sacrificio de la lealtad y el obsequio , en
los corazones de tan fieles Vasallos ) dispuso la Real
Proclamación de su Rey , y Señor , 'la noble y leal Ciu-
dad del Cuzco . Corte de sus Peruanos Monarcas . Mas ,
que la importunidad de las lluvias , fué oculta provi-
dencia la que obligó á dilatar la fausta solemnidad
de la funcion festiva hasta el Domingo infra octava
de la Pascua de Reyes , para que despues de la Procla-
mación, que hizo el Oriente al nuevo Rey Divino , sien-
do en su adoración el mas feliz auspicio de sus triun-
fos el reverente obsequio de sus aplausos , solemnizar-
se con propoción dichosa este ultimo Occidente la
inauguración plausible de otro nuevo Rey, cuyo es-
plendor hace benigna luz al Orizonte de las esperan-
zas ; pues significando el Augusto Nombre de Filipo
el resplandor de una luziente lampara, repite con cla-
ridad las señas , que hizo el Cielo al Oriente, enten-
diendo la brillante Antorcha de un Estrella que en
agradable insinuación enseñó á rendir adoraciones , y
tributar tesoros al Dueño soberano de dos Orbes . Y
mas cuando los Egipcios (como refiere Pievio Vale-
riano ) significaban con una Estrella el numero Quin-
to , que entre los Filipos de España cupo por suerte á
Nuestro gran Monarca.
Tambien es ponderable circunstancia haverse ce-
lebrado esta Regia funcion á los principios del año ,
para que abriese sus puertas la dorada llave de la fi-
-74-

neza, y gravase afectuosa la lealtad en la entrada de


sus dias el adorado Nombre de Nuestro Rey, y Señor,
como acostumbró la Antiguedad escribir en las puer-
tas de sus mas opulentos edificios los nombres de las
personas , que eran ocupacion de sus afectos .

II

Luego, que el ilustre Cabildo señaló dia para el


efecto de la Real Aclamacion , llenos de generoso alien-
to los corazones, empesaron á disponer el costoso
aparato de la solemnidad . Parece que la Naturaleza
misma con toda su opulencia no acierta el desempe-
ño de sus ..... y primores, en la Aclamacion ,
que le previene al Sol, Rey de la Esfera ; pues se le
ofrece flores y plumas, le retira Estrellas y Luzeros;
pero la esclarecida Nobleza de esta ilustre Ciudad lo-
gró el esmero de su rendimiento con tal fortuna , que
compuso de la misma variedad de sus adornos la uni-
formidad de sus obsequios , emulandose con honrra-
da competencia los Titulos , y demas Caballeros en las
disposiciones de su gala. Era noble porfia de su em-
peño , no dejarse exeder de otro cuidado hallando mo-
do el afecto de hacer decente generosidad la que pu-
diera ser culpable emulacion ; que solo la fineza tiene
licencia para ser envidia. Trazaba el deseo los primo-
res del ......... sirviendole el Amor, y la Lealtad , en
oro y seda , los lazos , que dibuja el honor, famoso ar-
tifice de honrrados desempeños .
No sosega en sus prevenciones el cuydado : basta-
ba ser obligacion para hacerse inquietud . Aumenta-
ba los precios la competencia, midiendose en las tien-
das de los Mercaderes la estimacion de los generosos
por la necesidad de los deseos . Los salones de los ca-
balleros se habian hecho habitación de los Artifices,
que atareados á la disposicion de galas , realces y bor-
dados, solicitaban alcanzar con el arte ó satisfacer
la generosidad, que infundia á sus manos nueva velo-
cidad, con quien llegase á parecer tarda la prontitud
-75-

del pensamiento . Solicitabanse á todo precio genero-


Sos Caballeros, cuyo ardimiento hallesé en el espiritu
de sus nuevos Dueños mas ufana altivés: y aun á pe-
sar del pasado olvido de los festejos , los halló la dili-
gencia del cuydado proporcionados á la nobleza del
empeño. La Primavera y la Aurora trasladaron en
flores y perlas, lo vario y lo luzido á las costosas ga-
las, repitiendo primores en curiosidad de los vesti-
dos, armonia de los cabos , bordadura de los ..........
matiz de las libreas, y en aquel esplendor ,
que aspiraba á dilatar los terminos al Dia, cuyas
felices horas habian de ser lisonja de la publica espe-
ranza.

III.

Llegó finalmente el sábado 7 de Enero , día , que


unicamente se interpuso entre la adoracion solemne
del Rey Divino, y la aclamacion festiva del Español
Monarca. Y luego que al retiro del Sol sucedio la no-
che, la presentaron guerra en artificiosos resplando-
res valientes imitaciones del dia . Quedaron sepulta-
das las sombras del bajo de elevadas piramides de
luz . Huyó la noche, y con ella el silencio , vencido del
rumor del aplauso , cuyo bullicio acompañó la inquie-
tud del fuego , trasladando al parecer , las violencias
de su Esfera á las serenidades del aire en artificiosas
invenciones, y multiplicadas luces, que coronaban la
alegria de toda la Ciudad y en las innumerables an-
torchas, con que se guarnecian los balcones , se os-
tentaban mejores mariposas, los afectos . Y como la
planta de la Ciudad se. mira, desde su fundación , co-
ronada de tantas eminencias ( al modo que Roma ,
ceñida de sus Montes ) era visto ..
empleo de los ojos la copia de brillantes esplendores ,
que hermoseaban el aire desde las torres y galerias
de las tres principales plazas á que hacian correspon-
dencia los artificiales fuegos , desatados de varias
maquinas, y desehechos en tremulas centellas . Que-
-76-

dó libre la noche del pesado .............. de las sombras ;


y aun pareció , que el Cielo cuidaba del respeto de es-
ta celebridad , pues siendo tiempo de frecuentes llu-
vias , no se desmandó alguna , que pudiese desmayar
sus fervores , ni desautorizar sus luzimientos .

IV.

Rayó el dia 8 de Enero , Domingo , cuya memoria


será siempre feliz para eta Ciudad , y apresurando
la Aurora el rojo paso, intentó , que las plumas, con
que el aire la saluda , en vez de alivertirse en la armo-
hia, se empleasen en la velocidad . Despierta muy
temprano la fineza cuando queda el reloj del deseo
puesto a la cabezera del cuidado . Mostrandose á sus
ojos de la fidelidad con semblante de siglos los ins-
tantes, y en la impaciencia de los fervores se rritaba
el Amor con el sosiego ; y asi , aun antes que el dia de-
satase la luz , empesó el aplauzo á levantar la voz en
con que la
el rumor festivo de Clarines y Trompetas , ta Ciudad
desvelada obligacion del Alferes Real de e
Dn. Juan de Cespedes Villairoel y Cardenas animaba
las esperanzas , y prevenia las admiraciones . Y aun
que el día amaneció lluvioso , solo franquearn las nu-
bes blando apacible riego , con que alentó la terra sus
Empezó
verdores , sin entibiar la lealtad sus afectos .
ue anti-
la ceremonia con la luciente demostración ,, q as de su
cipó el ilustre Cabildo , saliendo de las casa concu-
Ayuntamiento con sus Mazeros , y autorizado enca-
rrió , que combidó á todos con su ejemplo , y se
minó á la Iglecia Catedral , donde se cantó el Te Deum
isica ,
laudamus con acorde armonia de diestra Mu
tccion
asistiendo despues á la misa solemne , que en a on la
de gracias por tan singular felicidad cantó , c mero
autoridad correspondiente , el Dr. Dn . Luis Ro Ecle-
....de su Venerable Cabildo
da-
siastico con todos sus doctores y nobles Preben
V
dos, asistidos de los Prelados de las Religiones,
el
cortejados de numerosa y lucida clerecia , llenando
-77-

dilatado espacio de la Iglecia toda la Nobleza de la


Ciudad, fuera de inmensas avenidas del Pueblo , que
entraba y salia , siguiendo las huellas del comun re-
gocijo, cuya voz placentera se esforzaba con el ale-
gre rumor de las campanas , y el eco repetido de cla-
rines y Timbáles , que resonando en confusion acor-
de , llevaban el compas al aplauso , y hacian conso-
nancia al reconocimiento .

V.

Estaban ya las calles y plazas , vistosamente ves-


tidas, y colgadas de preciosas sedas tejidas en tapi
ces de terciopelos , damascos y brocados , sobre las
cuales corria la guarnicion de sus hermosos frisos ,
descendiendo de los balcones y galerias , lustrosas te-
las y agradables pinturas, que hacian airosa corres-
pondencia á las elevadas arquitecturas de los triun-
fales Arcos , que prometian los futuros trofeos de
nuestro gran Monarca , haviendosé levantado en las
tres principales plazas de la Ciudad, espaciosos ta-
blados, cubiertos de terciopelo carmesí, bordado de
oro , matizando el pavimiento ricas alfombras , cuyos
lazos formaban floridas primaveras , siendo el mas
estimable beneficio del arte haver puesto á los ojos
sedientos de su esplendor original, varias copias de
nuestro Real y Señor D. Felipo V debajo del respeto
de majestuosos doseles, sustituyendo en su presencia
el bien que á la fidelidad le niega la distancia .

VI.

Luchaban con su impaciencia los deseos viendo-


sé ya llenas del innumerable concurso las plazas , ca-
lles , terrados y balcones y ofreciendo á la hermosura,
que autorizaba las galerias, aplausos la admiración ,
que prestaba sus ojos á la curiosidad, cuando des-
pues de haverse comvocado los capitulares en las ca-
sas de su ayuntamiento , salieron á caballo , asistidos
-78-

de sus mazeros , que llevaban bordados sobre los ro-


pones de damasco carmesí, los escudos de armas de
la Ciudad , y despues los cuatro Reyes de armas de
la Ciudad , vestidos de negro con cabos de oro , y pla-
ta, y en las cotas ó gramallas carmesies las Armas
Reales de Castilla y León ; y se encaminaron á la ca-
sa del Alferez Real, que los aguardaba con el Real
Pendon, aforrado en tela rica nacar con flecadura, y
cordones de oro y plata ; y haviendo desmontado , se-
gun costumbre , el Regidor mas antiguo , á recibir el
Real Pendon, montó el Alferez Real en su caballo y
le recibió con el respeto , que pedia su representacion
empezando con lustrosa comitiva el paseo dirigido á
· la plaza mayor de la Ciudad . Habiasé antisipado á
ocuparla el acompañamiento Militar, que repartido
con proporcion vistosa por sus espacios, hizo festivo
el estruendo de la armoniosa salva, sirviendo con
ella el horror al regozijo y el ruido pavoroso al obse-
quio agradable .
Volvieron á entrar los capitulares en las casas
del Cabildo , y haviendo hecho el Alferez Real el pleito
omenage en manos del Ilustre Señor Dn . Diego de Es-
quivel y Jarava, Marqués de Valle- umbroso , Caballe-
ro del Orden de Santiago , Alcalde y Justicia Mayor
de esta Ciudad (en cuyas esclarecidas prendas han fun-
dado la naturaleza , y la fortuna nuevo vinculo á la
memoria ) se dió principio á la autorizada pompa, en
cuya admiracion ocupó entonces la Fama todo el
numero de sus ojos, para emplear siempre en sus
aplausos toda la diligencia de sus plumas .

VII.

Iva guiando al lucido Escuadrón de Infanteria el


Sargento Mayor Dn . Diego de Navia y Salas, llevan-
do delante los clarines con los escudos de sus Armas ,
vestidos los trompetas de costosos ropages de razo
matizado á florez, y puestos á caballo con sillas de
paño verde bordadas de seda . Manejaba airosamen-
-79-

te el Sargento Mayor un brioso caballo chileno con


jaéz de terciopelo verde fondo , orladas las florez , tron-
cos y hojas, del primoroso dibújo con un grueso tor-
sal de fina plata, que hacia resaltar sus labores . Pen-
diente de la crin toda una primavera en la variedad
hermoza del encintado , que guarnecian perfiles de
oro y plata . Iba vestido de gorgorán bordado de
realce escarchado de oro , correspondiente á la rique-
za del vestido , la curiosidad de los encajes , con que
se guarnecía, y el esplendor de los demas adornos ,
con que se iluminaba . Espadin de plata dorada sobre
filigrana, se hacia mas precioso con el sobrepuesto
de ricas esmeraldas , de las cuales tambien se compo-
nian el cintillo de sombrero , la joya del pecho y los
extremos del baston . Llevaba seis lacayos , vestidos
á la moda de paño de vordes con guarnición borda-
da de oro y plata . Acompañabalé el Sargento Ma-
yor de las Companias del Comercio de esta Ciudad
Juan Francisco Centeno á quien asistian sus ayudan-
tes y procedian sus trompetas con ropones guarneci-
dos con franjas de oro , animando su voz con clarines
de plata, de que pendian volantes de raso verde, or-
lados de encajes de oro . Iba vestido de brocato mus-
go , bordado y guarnecido de plata. Su rendida leal-
tad hacia gala de la cadena y asi la ceñia en precio-
sos eslabones de oro y un cintillo y broche de dia-
mantes al sombrero , Manejaba la generosidad de un
castaño , que en airoso movimiento expresaba corte-
sana obediencia , adornado de un vistoso jaéz de ter-
ciopelo azul bordado de realce de plata, y matizada
la crin de variedad hermosa de colores . Sacó cuatro
Lacayos, vestidos de paño de Holanda , bordado de
lazos de plata, y adornados de curiosos espadines ,
agraciadas corbatas de encajes , y finos sombreros
de castor .
Seguiasé una Compañia del numero de esta Ciu-
dad de mas de ciento cincuenta infantes , á quienes
precedia el Capitán Dn . Francisco de Valverde y Val-
dés , Regidor de esta Ciudad , vestido con gala militar
-80-

de tela de Milan , guarnecida de encajes blancos , y bo-


tonadura de perlas . Cenia cadena de oro , y joya al
pecho , y al sombrero cintillo de diamantes . Sacó seis
Lacayos, vestidos de paño de Castilla, orlado de en-
cajes de plata, y de la misma librea vestidos pifano ,
y seis Atambores . Su Alferez Dn . Fabian de Urbina
sacó vestido de tela de color de Principe guarnecido
de encajes nevados , y ceñido de rica Vanda y precio-
sa cadena . Todas las ordenadas filas de la Infanteria
vestian galas de varios colores , ofreciendo á la curio-
sidad de los ojos un ameno color de matizadas flo-
rez ; y en fervor militar, puestos en orden los prime-
ros, y haciendo alarde de su bizarria los afectos , se
presentaban al campo de la admiración en la mues-
tra de su fidelidad .

VIII.

Despues del lucimiento de los Militares iba mas


seguro el aplauzo de los Cortesanos . Procedian á su
autarizada conducta los instrumentos festivos de
Atabales, Chirimias y Trompetas, con el adorno de
vistosos ropajes de raso azul, matizado de florez de
oro con guarnicion de encajes . Iban á caballo con
vistosas gualdrapas de colores, guarnecidas con
franjas de plata ; esmeros todos del cuidado y gene-
rosidad del Alferez Real Dn. Juan de Cespedes , que
cumpliendo con todos los empeños de su oficio , dejó
bien correspondidas las obligaciones de su sangre.
Seguiase el gremio de los Indios principales. Su
Alferez Real Dn . Felipe Aguacsa iba vestido á la usan-
za de los antiguos Incas, ostentando enrriquezida y
adornada de gruesas perlas, y preciosos diamantes
la Mascapaycha que llevaba ceñida en la cabeza , in-
signia que usaban sus Reyes , y que al presente solo
la traen los que se precian de su sangre. Lo restante
del vestido trage, calzon , camiseta y manta, se com-
ponia de gorgorán negro guarnecido de encajes y re-
camado de cañutillo de oro . Manejaba con airosa
-81-

destreza un brioso caballo con silla, brida y pendien-


tes largos de terciopelo azul bordado de plata . Acom-
pañabale su Sargento Mayor Dn. Juan Tomas Say-
rutupa, en trage español de rizo musgo , cortado á
tijera, guarnecido de encajes de gran primor y precio .
Ceñia espadin de plata de filigrana dorada , botas
flamencas, cañones de cambray con encajes nevados ,
rico cintillo de diamantes y en los arzones pulidas
pistolas de carey. El aderezo del caballo era de tela
rica de Milán, con estribos dorados y matizado la
crin de varios lazos y colores . Permitansé á la pluma
estas prolijidades , por que en ella dilata sus respira-
ciones la Lealtad .
Seguiansé los Incas Electores de su Alferez Real,
cabezas de los Tribus de sus Nobles; y por ser Jueces
perpetuos de la nobleza , salieron todos con varas al-
tas á caballo , ostentando natural alborozo , y pere-
grino Lucimiento . Precedian á ellos los Casiques y
Gobernadores , Alcaldes y Regidores de las ocho pa-
rroquias de esta gran Ciudad , en forma de Cabildo ,
manifestando su gala, y regocijo , la fidelidad y ren-
dimiento de su afectuoso vasallage.
Despues se hizo apreciable lugar el dilatado nu-
mero de Comerciantes , á quienes el caudal y el ejerci-
cio , facilitaron la felicidad del desempeño, logrando
en el empleo de su alegria el mayor interes de su fi-
neza .

IX .

Teniendo los dias su fortuna ; que no solo en las


noches han de tener imperio las estrellas . Pero á es-
te, que se honrró con la Real solemnidad de tan so-
lemnizada aclamacion , le adquirio mas elevada feli-
cidad y esplendor mas ilustre, el afectuoso rendi-
miento con que la esclarecida Nobleza de esta Ciudad
del Cuzco (dilatada en ramas generosas de la gran-
deza mas calificada de Europa ) desempeñó la obliga-
ción de tan debido obsequio, Correspondió obediente
-82-

á los deseos la destreza con que en esta Ciudad se


ejecutan singulares primores del arte de bordar, ha-
llandosé aqui exedida la sutileza de los Frigios ; asi
se lograron en esta ocacion peregrinas labores en
las costosas galas , que competian con el agradable
resplandor de las piedras preciosas que fueron candi-
da señal de lafortuna de este .....
de las cuales se pudiera bolver á decir, sin encareci-
miento , que eran menudas piezas , que se les havian
caido á las estrellas .
El orden en que iban los Titulos y Caballeros , se
debió entonces á la cortesania, con que se apreciaron
por iguales todas las graduaciones ; y ahora, por no
ser facil reducir á la memoria el lugar, que llevaban,
acompañados de dos en dos , en el peseo, se pondran
sus nombres por orden de alfabeto , imitando la poli-
tica urbanidad de otra relacion, que precedio á la
presente , adelantandosé á todas, en la destreza de
una elegante pluma de este Reyno . Buen dia logra-
ron los ojos en los exquisitos primores, que apenas
podrá examinar la vista tan de paso , y contempla •
despues la admiracion al espejo fiel de la memoria.
Dn . Alonso Calderón de la Barca , del Orden de
Calatrava, salió vestido de tercipelo fondo , con ca-
bos de tela rica de Milán color de ciefo , guarnecidos
y escamados de encajes de oro y plata ; llevaba en el
sombrero precioso cintillo de diamantes á que ha-
cian lucida correspondencia los que brillaban en el
pecho en joya y venera de igual curiosidad Governa-
ba airosamente la arrogancia de un caballo chileno
con jaéz de terciopelo carmesí, bordada de plata y
oro . Sacó librea de paño acanelado con franja de
plata .
Dn . Alonso Garcia Ciudad , vistió de fondo de To-
ledo con cabos de tela columbina , guarnecidos y cua-
jados de encajes de oro de Milán . Joya y cintillo de
diamante. El jaez del caballo era de tercipelo fondo
azul, sembrado de florez de oro . Los Lacayos ves-
tian librea de paño de Olanda con guarnición acay-
-83-

telada de oro , y espadines dorados .


Dn . Antonio de Cespedes sacó vestido de tercio-
pelo rizo con cabos de lama rosada escamados de en-
cajes de plata: joya de diamantes y cadena de oro ,
puestas sobre su pecho, juraban su alborozo . El ade-
rezo del caballo era de tela de Milán con encajes de
plata , y el encintado , de cintas columbinas y blancas.
La librea de paño de Holanda , orlado de encajes de
plata sobre faja de cinta de tela rosada . Céspedes
generosos no es novedad, que florezcan lucidos .
Dn. Antonio de Vribiaste, sacó vestido de fondo
y cabos bordados de realce de oro sobre tela blanca
pasada, alechugados de encajes de oro ; joya y cinti-
llo de diamantes , gruesa cadena de oro y espadin de
oro esmaltado , jaéz de raso verde bordado de oro de
realce. Los Lacayos con librea de paño verde de Be-
rri , gua necida de franjas de tela de espejuelo , á cuyo
reflejo se mira el explendor de su lucimiento .
Dn. Diego Celiorigo y Zuniga mayorazgo ilus-
tre en esta Ciudad , y Capitán actual de infanteria ,
iba comprando los aplausos á mucho precio de pri-
mores, ejecutados en vistosa gala de terciopelo ri-
zo, cortado á florez , con cabos de tela de Milan color
de perla, bordado de oro de realce con cañutillo y es-
carchado de oro , Botonadura, joya y cintillo, com-
ponia una hoguera de diamantes, cuyo luciente ar-
dor parecia que iba encendiendo la arrogancia del
brioso caballo , que adornaba su candida piel con pre-
cioso jaéz de terciopelo fondo azul celeste, bordado el
campo de plata de realce, y orladas las flores de ter-
ciopelo de cordoncillos de plata, salpicados de per-
las que persuadian á los ojos á que eran flores , que
habia esmaltado la Aurora, cuydando tambien de
matizar el vistoso jardin de encintado , en que iban
sembradas brillantes rosas (que pudieran llamarse
maravillas en lo bien imitado ) guarnecidas de cor-
doncillo y escarchado de plata. La librea era á la
moda, de paño acanelado de Castilla, con fajas de te-
la azul celeste, orladas de flecaduras de plata estas
-84-

divisas correspondian á los claros resplandores de la


nobleza de su Dueño , viendosé en lo azul, lo celestial
de su origen, y en la plata, lo ascendrado de su fine-
za.
Dn . Diego de Peralta Solier y Navia, primogeni-
to del Ilustre Señor Conde de la Laguna y suce-
sor de sus amables y aplaudidas prendas , salió ves-
tido de felpa negra, guarnecida curiosamente de en-
cajes alechugados : cabos bordados de realce de oro
y plata, sobre tela verde de Milan , cuyo color repre-
sentaba su esperanza empleados en la dichosa unión
del Real Sarmiento , que ha de ser el laurel de sus fe-
licidades . Llevaba cadena de oro al pecho , joya , cin-
tillo y botonadura de hermoso matizaja de diaman-
tes y esmeraldas ; jaéz de tela rica, guarnecida de en-
cajes de oro y plata; y en el primoroso encendimien-
to juntas, al parecer flores y estrellas ; por compo-
nerse de vistosos lazos de cintas de tela , verdes , blan-
cas y nacares , cuyos agradables reflejos se asoma-
ban á la reja sutil, que tejian delicados encajes de Mi-
lan . Sacó seis Lacayos , que vestidos de paño de Lón-
dres color alelí, con guarnicion de encajes de oro y
plata, asentados sobre faja de tela nacar, iban acom-
pañando en el aplauso de su Dueño , á las voces de su
Fama, y á los ojos de la admiracion.
Dn . Filipo José de Toledo y Mendoza , vestido de
fondo rico, con cabos bordados de realce de oro y
plata sobre raso color de flor de romero , sacó joya
y cintillo de diamantes , manejando con diestra bisa-
rria la obediente arrogancia de un caballo chileno ,
que se ostentaba cisne en la blancura de la piel y en
la suavidad del movimiento . Sacó seis Lacayos con
librea de paño azul con franjas de oro y plata . Sobre
raso flor de romero brillaba recamado el jaéz de oro
y plata de realce . El encintado se matisó primorosa-
mente con flores de oro y plata sembradas entre cin-
tas de raso ; y de todo esplendor de su lucimiento
eran el mayor realce sus singulares prendas , que se
hallan correspondidas de todos los afectos .
-85-

El general Dn . Fernando Venero y Valera, vesti-


do de terciopelo liso , guarnecido de encajes negros ,
con cabos de lama celeste bordados de oro y plata ;
joya y cintillo de diamantes ; jaéz de terciopelo mus-
go bordado de plata . Sacó cuatro Lacayos vestidos
de paño de Segovia color pasa , con fajas de tela ver-
de, y pestaña nacar; asistiendo igualmente á su per-
sona el aplauso y el respeto .
Dn. Francisco Arbisa- salió con vestido de fon-
do , y cabos bordados de oro , y realce sobre lama
blanca; cadena de oro y cintillo de diamantes . El
jaéz, de terciopelo azul con guarnicion de plata de
martillo y flecadura de plata . Sacó librea de pañ
Berri azul con franjas de plata; desempeñando en la
opulencia de su gala la obligacion de su nobleza .
Dn. Gabriel de Castilla y Lugo , salió vestido de
terciopelo , rizo con cabos de tela color de Príncipe,
bordados de coronas, palmas y lises de oro con en-
torchado de hilo , ojuela , y cañutillo de oro ; joya, y
cintillo de diamantes: el jaéz era de terciopelo carme-
si bordado de Sierpes de oro de realce ; estribos dora-
dos y precioso encintado escarchado de plata y oro,
sobre cintas turquesas . Sacó librea de paño nogue-
rado con franjas de oro , y por vivo flecos de lo mis-
mo ; juntandosé para la Real Aclamacion , con leal-
tades del Perú blasones de Castilla .
El General Dn . Gabriel Ugarte, sacó vestido de
terciopelo fondo con cabos de tela verdegay, borda-
dos de oro, y guarnecidos de encajes de realce; joya
y cadena al pecho ; jaéz de fondo verde, recamado á
ondas de oro, y por abajo flecadura al aire , y realsa-
das las flores del terciopelo con cordoncillo , y escar-
chado de oro . El encintado curioso formaba una vis-
tosa, primavera de agradables matices . Librea de
paño acanelado con fajas de tela verde, orladas de
cordoncillo de oro ; conciguiendo este dia su genero-
sidad uno de sus mas aplaudidos desempeños .
El General Dn . Gaspar Baraona, Governador
del Tucumán , sacó vestido de terciopelo liso con ca-
-86-

bos de tela anteada , bordados de realce de oro y pla-


ta; joya y cintillo de diamantes . Salió en un brioso
caballo castaño con aderezo de terciopelo verde, pa-
sado de oro; y el encintado de subidos colores , antea-
do , verde y nacar. Librea de paño musgo de Holanda
con fajas de tela verde , y trencilla de plata ; dejando
con ella pagado el acierto , y satisfecho el gusto .
Dn. Gregorio de Alegria y Carbajal, Protector de
los Naturales, vistió de fondo rico con cabos borda-
dos de realce de plata sobre raso azul con flecadura,
que servia de esmalte á todo el bordado : brillaba en
el sombrero cintillo de preciosos diamantes, y en el
pecho cadena de primorosos eslabones . El jaez , azul ,
bordado de plata, y la librea, de paño de Castilla
bordado de cordoncillo azul , y plata . Fué muy de la
ocacion el desempeño de tan noble Alegria, siendo
mas apreciable su fineza , quando pudiera embarazar
los garbos de su obsequio la mortificación de hallar-
se con ocho hijas sin estado , que aunque lisongean el
afecto , lastiman el cuidado ; y siempre es mal el que
pide remedio.
Dn . Geronimo Enrriquez de Monroy, salió vesti-
do de fondo con cabos de tela azul celeste, quejados
de oro de realce . Cintillo , y joya de diamantes . Librea
de paño de Londres aplomado obscuro con guarni-
cion de encaje de plata asentado sobre faja de tela
azul , y pestaña nacar. Governaba un caballo , hermo-
so aun con la ferocidad, y adornado con aderezo de
terciopelo azul , bordado de esterilla de oro , formando
la variedad de matizes del curioso encintado vistoso
laberinto de colores, y compitiendo en todo el luci-
miento y el buen gusto .
El Governador Dn . GERONIMO DE LOAYZA Y ZA-
RATE , iba vestido de terciopelo rizo , guarnecido de
encaje negro y cabos de tela verdemar, bordados de
oro de primoroso realce ; con cintillo y joya de dia-
mantes . Manejaba la arrogancia de un caballo chile-
no de hermoso huello , con silla de fondo musgo , la-
brado de flores de plata de realce, con flecadura y be-
-87-

llotas de oro y plata. Componiansé el encintado de


cuatro colores de cintas turquesas, verdes , anteadas ,
celestes y nacaradas , quejadas de caracolillo y ojue-
la de oro y plata , encarrujada á trechos . Sacó librea
de paño de Holanda acanelado , guarnecida de fran-
jas de oro de Milan , con armadores y mangas de tela
de Sevilla realsada de alamares de oro, siendo el ma-
yor esmalte de todo su esplendor el lustre de su no-
bleza y la estimacion de sus prendas .
Dn . Juan Riquelme Bernaldo de Quirós , sacó ves-
tido de fondo labrado á flores, y cabos de tela an-
teada bordados de oro ; joya y cintillo de esmeral-
das . Salió en caballo castaño de airoso movimiento
con silla de raso nacar, guarnecida de encajes blan-
ços, con flecadura al aire de otros pequeños alechu-
gados, y bellotas de seda nacar con entorchado de
plata . El encintado se componia de cintas nacares ,
celestes y anteadas , guarnecidas de encajes blancos .
La librea era de paño de Castilla en su color, con fa-
jas de raso nacar labrado á fiores y pestaña de tren-
cilla de plata . Sobraba el adorno , si se atendia al es-
plendor de su persona.
El General Dn . Juan Gayoso, del Orden de Cala-
latrava, en quien siempre hallan airosa correspon-
dencia los empeños , sacó vestido rizo con guarnición
de cuatro dedos de ancho , cortada á punta de tijera ;
cabos bordados de cañutillo , escarchado , y ojuela de
oro todo de realce, sobre lama verde achamelotada,
con rica guarnición de encajes de oro . Primorosa ve-
nera de esmeraldas correspondia á la joya del pecho ,
y cintillo de sombrero , en que resplandecian otras
de igual brio y verdor . Sugetaba el orgullo de un ala-
zan tostado , con jaéz de lama verde, bordada toda
de realce de oro, y encintado de varios colores de
cintas de tela , sembradas de flores con escarchado de
oro . Los Lacayos llevaban librea de paño de Holan-
· da flor de romero , con franja de ojuela de oro y pes-
taña de cordoncillo verde, y oro, sombreros de cas-
tor y espadines dorados . Era la mayor gala lo bien
-88-

visto, en quien por sus prendas y cortesania, siempre


estan bien mirado , ejecutando las atenciones con las
puntualidades del sombrero, en cuya falda se crian
los laureles, que coronan á los nobles discretos .
Dn . Martin Cano de Rivera Paravicino , vistió ra-
so de Florencia guarnecido de encajes negros enca-
rrujados , cabos de tela columbina , quejados de enca-
je de oro realsado , joya, y cintillo de diamantes y ca-
dena de oro, labrados los eslabones en formas de
concha de primorosa hechura. Mudó en los siguien-
tes dias, hasta la vuelta del Pendón á la casa del Al-
ferez Real , varias costosas galas , cabos y bordados .
Este dia salió á caballo con jaéz bordado de flores de
oro de realce sobre campo de plata; y el encintado
con lazos de vistosos matizes , salpicados de ojuela
de oro y plata. Sacó cuatro Lacayos con librea de
paño verdegay de Londres , con franjas de plata de
Milán bordadas de oro , chupas de tela nacar con en-
cajes de oro y plata y vivos verdes , y adornados de
espadines de plata. A la varia primavera de sus
adornos la hacian mas agradable su florida edad y
su apacible aspecto , llevandosé tendidas las admira-
ciones .
Dn . Mateo de Caceres y Sotomayor, salió vestido
de fondo con cabos de tela celeste , bordados de oro ,
y guarnecidos de encajes de Milán . Espadin y cade-
na, eran de filigrana de oro ; y joya , y cintillo de dia-
mantes . Salió á la gineta con jaéz de raso nacar bor-
dado de oro y plata, y guarnecido con encajes de
Flandes . El encintado nacar, y blanco, y en la cope-
tera del caballo una joya de diamantes, que remata-
ba en un penacho de plumas blancas , nacares y antea-
das . La librea era de paño de Segovia color de clavo ,
con guarnición de encajes de plata asentado sobre
cinta de tela nacar y pestaña de cordoncillo de plata.
Pareció , que todas las gracias se havian venido á es-
te agradable Soto , por verse mas lustrosas , alegres.
y floridas.
Dn. Miguel Cano de Ribera , vistió de fondo rico ,
-89-

con cabos de tela blanca quejados de encajes de oro


de realce . Sacó cadena de oro, y cintillo de perlas, y
diamantes: jaéz de tela musga pasada de oro. La
hermosa variedad del encintado brillaba con la
union agradable de matices de cintas de raso enlaza-
dos con encajes nevados de palmas , y al aire cayrel
de oro y plata. Sacó cuatro lacayos librea de paño
de Londres azul con franjas de plata , chupas de tela
rica de Milan y toquillas de encorchado de plata .
Llevosé la atencion de los ojos , dejando por empleo
de las voces su alabanza .
Dn . Pedro de Peralta Solier y de los Rios , del Or-
den de Santiago, Conde de la Laguna, sacó vestido
de terciopelo fondo , guarnecido de encajos negros
alechugados , con cabos de raso blanco bordado de
oro y plata, y guarnicion de encajes de Milan ; joya y
cintillo de diamantes, y de los mismos se componia
la venera, y sus preciosos lazos ; silla de raso musgo ,
bordado de subido realce de oro ; librea de paño de
Holanda, guarnecido de encajes de plata sobre faja
de tela nacar; armadores de la misma tela y encajes ,
espadines de plata de filigrana y toquillas nacares
folladas con encajes de plata. Causó entonces igual
veneración su autoridad , ahora infunde ternura su
memoria .
Dn . Pedro Martinez de España, salió vestido de
fondo con cabos de tela color de perla, bordados to-
dos de oro de realce, cintillo y joya de diamantes .
Iba puesto á la brida en caballo castaño con aderezo
de tela azul bordada de realce de plata y flecadura
de plata al aire. El encintado era de cintas blancas y
- azules con entorchado de oro y plata : la librea de
paño de Holanda noguerado, con fajas de tela azul
y toquillas de entorchado de plata . No le empañaba ,
á menor alborozo su apellido , ni á inferior lucimiento
su nobleza .
Dn . Pedro de Valladares , salió vestido de raso
bordado á flores de seda y guarnecido de encajes ne-
gros; sacó cadena , y botonadura de filigrana de oro ;
-90-

joya y cintillo de diamantes : á la brida en caballo


alazán con fila de terciopelo celeste de Granada, bor-
dado de plata de realce, y encintado de velillo de pla-
ta, y lazos celestes y nacares ; escarchados de ojuela
y cañutillo y guarnecidos de encajes . Los lacayos ves-
tian librea de paño acanelado de Londres, guarneci-
do con franja de plata y pestaña celeste y ceñian es-
padines de plata . Fue su cortesania noble correspon-
dencia de su aplauso .
Dn . Pedro del Valle y Alvarado , salió vestido de
terciopelo rizo guarnecido de encajes negros , con ca-
bos de escarchado , y gusanillo de oro de realce sobre
tela verde: sacó cadena de oro, joya y cintillo de dia-
mantes . Manejaba con airosa destresa la obediente
altivez de un castaño obscuro , adornado con jaez de
tela verde, cuajado de realce de oro . El encintado
ofrecia á los ojos un agradable laberinto de colores ,
sin saltar á la vista el hilo de oro, que ceñia entre
sus lazos brillantes flores, escarchadas de plata . Sa-
có cuatro lacayos con librea de paño de Segovia avi-
cuñado, guarnecido con fajas de razo bordado de oro
de realce, armadores de tela nacar; toquillas na-
cares con guarnicion de encajes de oro y espadines de
plata dorada . Para un Sol aclamado fue preciso el
obsequio de un valle esclarecido .
El General Dn . Rodrigo de Mendoza Ladron de
Guevara, sacó el primer dia vestido de raso negro ,
con franja azul y de oro y sobre ella asentada la
guarnicion de encajes negros; cabos de tela columbi-
na , bordados de oro de realce; joya , cintillo y bro-
che de diamantes . Los siguientes dias remudó varias
galas y el dia de la vuelta del gran Pendon Real sa-
có vestido de fondo con cabos quejados de realce de
plata , sobre tela color de perla. Salió ese dia de la
Real Proclamacion governando la usana obediencia
de un caballo blanco , adornado con jaéz de tela
blanca bordado de plata de una mano de realce y el
encintado de azul nacar y plata ; seis lacayos con li-
brea de paño de Holanda, con ungarinas aforrados
-91-

de raso celeste de Florencia, armadores de tela guar-


necidos de encajes ; espadas y toquillas de plata. De-
jaron sus primores agradecida la admiración y fati-
gada la curiosidad .

Dn . Silvestre de Ugarte, salió vestido de tercio-


pelo liso con botonadura de oro, y cabos arponados
de encaje de realce de Milán sobre tela musga : lleva-
ba joya y cintillo de diamantes ; y un caballo casta-
ño jaéz á la gineta labrado todo de encajes de oro
sobre tela azul con flecadura de oro al aire y el en-
cintado , de varios colores , escamado de ojuela y cor-
doncillo de oro . Sacó librea de paño acanelado de
Castilla con franjas de oro, y toquillas de plumas ,
que con las de la Fama pudieran ocuparse en sus elo-
gios.
Dn . Santiago de Sumalabe, del Orden de Alcan-
tara, sacó gala de fondo , y cabos de tela blanca , go-
yados con bordadura de ojuela, y cordoncillo de oro ;
venera, joya y cintillo de diamantes ; silla de tercio-
pelo noguerado , bordada de oro ; cuatro lacayos
con librea de paño de Londres color de violeta , guar-
necida con franja de oro ; toquillas de colonias cua-
jadas de ojuela, y caracolillo de oro , armadores de
tela de Sevilla y espadines dorados, desmintiendo el
dueño el peso del tiempo con el vigor de su agilidad .

Dn . Toribio de la Barreda y Bracho , salió vesti-


do de fondo de Toledo con cabos de tela columbina
pasada de oro , bordados de realce; joya y cintillo de
esmeraldas y diamantes ; en caballo castaño á la bri-
da con silla de terciopelo azul, bordado de plata de
realce de una mano de alto . El encintado se matiza-
ba de varios colores; guarnecidos de encajes blancos
de pitiflor. Librea de paño azul de Londres, guarne-
cido con franjas de plata, esmaltadas de verde; to-
quillas de plata entorchada ; y espadines de plata de
filigrana . No parece acaso haver sido este Caballero
el ultimo del alfabeto ; pues no pudo haver mas des-
pues de su nombre y lucimiento .
-92-

X.

Este autorizado concurso de la nobleza seguia el


Cabildo , Justicia y Regimiento de esta Ilustre Ciu-
dad del Cuzco , á que precedian los Mazeros con el
adorno, que ya se rifirió, llevando las Mazas de pla-
ta en las manos , y despues Antonio Perez de Vargas ,
' Escribano Mayor de Cabildo y Gobierno , Dn . Domin-
go Lairnes , Teniente de Alguacil mayor de esta Ciu-
dad, adornados de costosas galas , sucediendoles en
el acompañamiento Capitulares, todos con cadenas
de oro, joyas, cintillos, broches de diamantes , en la
forma siguiente :
Dn. Juan Paravicino , Regidor y Capitan de In-
fanteria de esta Ciudad, vestido de fondo con cabos
de tela escamada con primoroso artificio de encajes ,
realsados de oro sin divisarse el campo , en que se ar-
maban: salió en caballo alazán vistosamente encinta-
do de colonias anteadas y azules , sembradas de lazos ,
y rosas de ojuela de oro : jaéz de terciopelo carmesí
bordado de oro de todo realce. Librea de raso azul
con guarnición de encajes realsados de Milán sobre
faja de tela nacar orlada de cordoncillo de oro . Tan-
to esplendor lucia sobre esta esclarecida Torre, que
pudieron verse tan elevados sus aplausos, como sus
timbres y sus pensamientos .
Dn. Bernardo de Artabe , vestido de fondo con ca-
bos de tela azul escamados de encaje de realce de Mi-
lán: salió á la brida en caballo animoso con silla de
tela celeste, cuajados de encajes de plata y encintado
de vistosos matices entreverados con flecos y ojuela
de plata encarrujada. Librea de lama nacar con guar-
nición de encajes blancos y toquillas de plumas , con
que pudiese escribirse su alabanza .
Dn . Juan de Valdés y Cabrera, con vestido de ri-
zo cortado á flores, guarnecido de encajes alechuga-
dos: cabos bordados de oro, en que servia de precio-
so realce su curiosa proligidad . Botonadura y espa-
din de diamantes . Salió á la gineta en cavallo casta-
-93-

ño con jaéz bordado de oro y perlas y estribos de oro


en que se engastaban preciosas esmeraldas . El encin-
tado de varios agradables colores se enlazaba con
brillantes rosas de ojuela de oro . Sacó seis lacayos
con librea de tela rosada, guarnecida de realce de
oro , armadores de tela azul, toquillas de entorchado
de oro y espadines dorados . Mudó en los siguientes
días costosas galas , y sazonadas libreas; y solo no
mudó la igualdad de su lucimiento .
Dn . Juan Niño de Guzman , con vestido de fondo
y cabos de tela celeste escamados de encajes de plata
de Milán de realce. Salió á la gineta con encintado de
varios colores escarchados de ojuela de plata, y
jaéz de terciopelo azul bordado de plata y en las
esquinas flores de Lis de realce ; jarel y estribos de
plata . Sacó librea de fondo celeste guarnecido con
franjasy flecadura de plata ; armadores de tela nacar
con encajes de plata; toquillas y espadas del mismo
metal, dorandosé todo con el esplendor de su persona.
Dn . José de Peralta, vestido de rizo , con cabos bor-
dados de oro y plata, sobre tela color de perla , en ca-
vallo castaño encintado de azul y nacar, con rejilla
de plata y silla cuajadas de conchas de plata de real-
ce sobre terciopelo carmesí. Librea de raso de Floren-
cia, celeste con guarnición de plata ; dando igual ejer-
cicio á la curiosidad y á la admiracion .
Dn . Francisco de Angulo y Saravia , Depositario ,
salió vestido de fondo con cabos de lama blanca, ar-
ponados de encajes de oro de realce, en caballo he-
bero con aderezo de tela nacar y encintado de rosa
del mismo color, sobre las cuales armaban otras de
ojuela de oro : librea de paño costoso de Londres , co-
lor de canela, con franjas de oro y esmaltes verdes ;
persuadiendosé la vista á que en su lucimiento se ha-
vian depositado los primores .
Dn. Francisco Farfan de los Godos, vestido de
felpa corta con cabos bordados de oro, sobre tela
verde. Salió á la gineta en caballo castaño con encin-
tado de agradables colores , realzados de ojuela de
-94-

oro, con jaéz y jarés de tela azul de Sevilla , pasada


de oro y plata; espadin y estribos dorados : librea de
paño de Holanda con fajas de tela verde , guarneci-
das de cordoncillo de oro y aderezos dorados; hallan-
dosé mucha proporción entre aplauzos Reales y des-
empeños Godos.
El General Dn . Felipe Gutierrez de Toledo y Men-
doza , vestido de fondo rrico, con cabos bordados de
elevado realce de oro y plata, sobre tela verde de Se-
villa y guarnecidos de primoroso encaje. El caballo
alazán encintado de colores , anteado , azul y verde,
sembrados de lazos y rosas, de argenteria de oro y
plata con jaez bordado de realce sobre tela verde. Sa-
có seis lacayos con librea de paño azul guarnecida de
franjas de oro y plata y flecadura del mismo , toqui-
llas de entorchado de oro y espadines dorados . En
quien son heredados los blasones, fueron justamente
adquiridos los aplauzos .
Dn. Tomas de Saavedra , Marques de Moscoso ,
sacó vestido de fondo rrico , y cabos bordados de pla-
ta y escarchado , de realce sobre tela nacar, con guar-
nición al aire de encajes realzados de Milán de plata
y oro; caballo castaño con encintado nacar, y blan-
co de cintas de nueva fabrica , anudadas por los re-
mates con botoncillos de ojuela de plata (de que
tambien iban sembradas las colonias) y jaéz borda-
do , sobre fina grana; de realce de oro y plata. Lleva-
ba seis lacayos con librea de paño de Segovia nogue-
rado; guarnecido con franjas de grana, bordados de
escarche de oro y de plata ; resplandecian mas estos
adornos á titulo del Ilustre de su dueño .
Dn . José Polo de Alarcón , vestido de terciopelo
rizo con cabos de tela verde bordados de oro y plata;
caballo blanco , encintado con variedad de lazos y
matices ceñidos de trencilla de oro y plata y silla de
terciopelo verde con fondo de oro, guarnecido con
encaje y flecadura de oro y seda . Librea de raso
azul con flores de oro y plata, guarnecida con faja de
tela anteada, sombreros de castor y espadines dora-
-95-

dos; siguiendo los ojos en este Polo de la Nobleza el


Norte de la Lealtad.
Dn . Salvador Riquelme Bernaldo de Quirós , ves-
tido de fondo rico con cabos guarnecidos de encajes
de oro y plata, sobre tela color de aleli . Salió en un
bayo de alentado huello , con encintado de colonias
columbinas y blancas, escarchadas de plata , que ha-
cian correspondencia, y proporcion al jaéz de tela co-
lumbina, escamada de encajes de oro y plata de real-
ce. Sacó librea de paño de Londres cabellado , con fa-
jas de tela columbina y flecos de oro y plata, cuya
fineza brillaba, deslumbrando la vista , pero dejando
libre la atencion .
Dn. Juan de Castilla y Lugo , vestido de terciope-
lo de rizo con cabos recamados de oro y plata, sobre
tela celeste . Salió á la gineta en un castaño de ar-
diente bzania, ufano con la gala de su adorno , en
vistoso encintado , que tejian colonias blancas, azu-
les , escarchadas de plata y jaez de terciopelo azul ,
guarnecido de franja de plata, con hermosas flores de
lis de realce : jarél de la misma labor. Librea de raso
verde con faja bordada de trencilla azul y plata; lu-,
ciendo siempre el esplendor de su nobleza y generosi-
dad , por mas que la fortuna quiera ser sombra de su
buena estrella .
Dn . Manuel de Lezama, Jues de Naturales , con
vestido de fondo rico y cabos escamados de encaje de
oro en tela columbina . Salió á la brida en caballo
alazán con silla bordada de realce de plata sobre la-
ma flor de romero y en hermosa variedad del encin-
tado sembradas flores y rosas de escarchado de pla-
ta . Sacó librea de paño azul de Londres con guarni-
cion de ojuela briscado de plata . Fue el buen gusto
juez de sus primores, y á su vista se hicieron natura-
les los aplausos .
Dn . Juan Fernandez de Miranda, Contador, Off-
cial Real, sacó vestido de rizo picado á punta de tije-
ra en forma de encajes ; cabos de tela celeste, borda-
dos de oro y plata; caballo almendrado ; silla de la-
-96-

ma azul con flecadura y guarnicion de plata encinta-


do de varios agradables matizes ; librea de paño de
Holanda anteado , y sobre fajas de tela celeste asen-
tados por guarnicion de encajes de plata . Dió tan
buena cuenta de sus empeños el afecto , que sin restar
deseos, fumó finezas y multiplicó alabanzas .
Dn . Miguel Hurtado de Mendoza , Tesorero , Ofi-
cial Real , sacó vestido de rizo y cabos escamados de
oro y plata de realce sobre tela verde con guarnicion
de encajes de Milán ; caballo castaño obscuro con en-
cintado de subidos colores ; aderezo de felpa verde,
bordado de oro de realce y flecadura de oro ; librea de
paño blanco de Milán , pasada de oro ; felicitando su
empeñada lealtad en todas sus acciones la mayor fe-
licidad y estimacion de su Rey, y Señor y consiguien-
do , que pudiese sin nota estar su corazon donde su
tesoro .
Dn. Agustin Jara de la Cerda , Regidor Decano ,
salió vestido de fondo con cabos de raso verde, reca-
mados de realce de oro , guarnecidos de encajes de Mi-
lán: silla de felpa verde, bordada de oro; librea de pa-
ño noguerado con franja y trencilla de oro, chupas
de tela anteada y espadines dorados . La autoridad
del respeto no se negó la ostentacion del regocijo.
El Señor Dn. Diego de Esquivel y Jarava , del Or-
den de Santiago, Marqués de Valle-umbroso , Regi-
dor, Alcalde y Justicia Mayor de esta Ciudad , cuyas
heroicas prendas son osadia en la voz , pero fueran
agravio en el silencio , salió añadiendo esplendor al
dia con aparato de tan autorizada ostentación, que
pudo ser idea de la gala lo que fué desempeño de la
nobleza y generosidad . Sacó vestido de rizo labra-
do á flores, con cabos recamados todos de oro , pa-
ra cuyo realce parecia, que el Sol havia permitido
tejer sus rayos y debanar sus resplandores , encen-
diendo ardiente competencia en los diamantes , que
brillaban en las pulidas preciosidades de venera , jo-
ya y cintillo y á tanta riqueza le estubo de perlas la
botanadura, correspondida de un cabestrillo , donde
-97-

quedó neto el peso de la luz . Salió á la brida en caba-


llo melado , encintado hasta las ceruejas de cintas de
tela, nacares , verdes, amarillas y blancas , salpicadas
de flores de ojuela y escarchado , cuyo esplendor pre-
cioso participaba el jaéz , que bordado todo de realce,
sobre raso verde color de esmeralda , hacia fluctuar
la vista en tempestades de oro . La libřea era de tela
verde, guarnecida con fajas de raso nacar, bordado
de oro de realce, y á la cuadrilla de lacayos se aña-
dian dos Enanos ó Pigmeos con la misma librea y
todos con toquillas de entorchado de oro y espadines
de plata dorada. No es desaire de la pluma la corte-
dad de su alabanza ; pues despues de su nombre so-
braran sus elogios
A su lado derecho iba el General Dn . Juan de Ces-
pedes Villarroel y Cardenas , Alferez Real de esta Ciu-
dad, que desempeñando siempre las obligaciones de
su cargo y las de su nobleza, salió este dia vestido de
raso negro guarnecido de tela blanca y sobre ella
asentados encajes negros , que ( al modo , que las som-
bras en la pintura ) hacian sobresalir los golpes de
luz , que resultaban de la tela y al margen de la guar-
nicion carrujados otros menores , pero de igual curio-
sidad . Sacó vistosos cabos de tela azul celeste ( en cu-
yo campo de plata havia sembrado el arte flores de
oro) escamados de encajes de realce de Milán; cadena
de oro y del mismo metal el espadin, y espuelas ; joya
y botonadura de diamantes , resplandeciendo otros
de igual valor entre preciosas perlas; de cuya hermo-
sa unión se componia el cintillo del sombrero , que
matizaba en volumen copioso plumas blancas y azu-
les . El cavallo salpicado de estendidas manchas so-
bre piel obscura, ceñida de una rosa de diamantes en
la frente, y encendido en el oro y la purpura , del jaéz
y encintado, parecia una nube retocada del Sol . Los
matices de la librea se fingian celajes , plateados de
los rayos de la Luna, adornandosé con su esplendor
ocho lacayos vestidos , á la moda , de raso labrado de
flores azules sobre campo de plata y guarnecido con
-98-

franjas bordadas de plata de realce; sombreros de


castor con toquillas de plata entorchada y plumas
blancas nacares y azules; y espadas de plata de fili-
grana. Con esta autorizada ostentacion llevaba el
Alferez Real el pendón magestuoso , cuya gala quedó
ya referida . Y anhelando la atencion de la vista á go-
zar todo el goipe de luz , que resultaba de tan ilustre
acompañamiento , no podia con todo el esplendor; y
asi fué preciso divertir separadamente el ejercicio de
la admiracion, pareciendo entre todos mas digno de
alabanza el que primero ocupaba la inquietud pla-
centera de los ojos .

XI.

Dió buelta en contorno de la plaza el respetuoso


acompañamiento y llegando al Teatro principal de
la función , que era el primer tablado , inmediato á las
Casas del Cabildo , subieron por sus escalas los capi-
tulares, y Antonio Perez de Vargas , Escribano Ma-
yor del Ayuntamiento , para dar fé del solemne acto y
haciendo cada uno tres reverencias al Retrato del Rey
nuestro Señor , Dn . Felipe V (que estaba colocado en
solio augusto ) y en la ultima hincada la rodilla, se
fueron poniendo en sus lugares, quedandosé á los dos
lados de las gradas los Mazeros de la Ciudad . El Alfe-
rez Real subió el ultimo con el Real Pendon , y hecha
la misma reverencia le rindió á su Magestad , y des-
pues de los Araldos ó Reyes de Armas , que ocupaban
los estremos del Teatro , repitió tres veces en alta voz
á la atencion suspensa del concurso : Silencio , silen-
cio , silencio . Oid . oid , oid; quedó en nueva suspencion
la multitud de los circunstantes y esforzando la voz
el Alferez Real dijo : Castilla y las Indias ; Castilla y
las Indias; Castilla y las Indias , por el Rey Catolico
Dn. Felipe V de este nombre, nuestro Señor, que Dios
guarde, tremolando el Real Pendon á cuyo movimien-
to correspondió el numeroso Pueblo , repitiendo con
general aclamacion : Viva, viva , viva ; y al mismo
-99-

tiempo hizo alegre salva el escuadron de Infanteria y


se batieron las Vanderas, pareciendo prevenida de-
mostracion del regocijo la briosa inquietud de los ca-
vallos al rumor de la salva, reforzado del eco festi-
vo de los Clarines y armonioso repique de las campa-
nas de todas las Iglesias de la Ciudad, cuyas voces se
confundian con el ruido del comun aplauso , que se es-
plicaba con singulares demostraciones del placer, tre-
molando al aire los pañuelos , para que tambien fue-
sen lenguas de la alegria . Los señores del Venerable
Cabildo Eclesiastico (que asistian con los Prelados
de las Religiones á la solemnidad ) esparciendo consi-
derable cantidad de monedas sobre aquel desmedido
concurso ; á cuya imitacion repitieron igual galante-
ria las Señoras , lloviendo desde los balcones preciosa
tempestad de flores y pastillas olorosas , acompaña-
das con monedas de plata, porque á la Aclamacion
de un Sol Catolico se multiplicasen por la tarde las
Auroras , esmaltando de perlas á las flores .

XII .

Hechas estas solemnes ceremonias en el principal


Teatro , prosiguió el acompañamiento con el mismo.
orden, bajando de alli á la plaza de la Iglesia Cate-
dral , donde se havia dispuesto el segundo Tablado ,
igual en los adornos al primero y haviendose efec-
tuado en las mismas ceremonias , repitió de nuevo la
multitud sus aclamaciones y el escuadron el estruen-
do de la segunda salva y se encaminó la autorizada
pompa á la plaza de Sn . Francisco , donde estaba el
tercer tablado , en que fueron iguales las ceremonias
y no inferiores los aplausos .
Conducidos de la alegria bolvieron todos á la pla-
za mayor del Cabildo , en cuyo hermoso espacio se
bolvió á escuadronar la Infanteria y demostrando el
Alferez Real á las puertas del Ayuntamiento , subió
acompañado de los Capitulares á colocar el Real Pen-
dón en la Galeria de la Sala del Cabildo debajo de un'
-100-

magestuoso dosel; á cuya vista se repitió la aclama-


cion del crecido concurso de la plaza y nueva salva
del militar escuadron, quedando el Estandarte acom-
pañado de los Reyes de Armas , y á sus lados puestas
las Mazas de la Ciudad sobre almohadas carmesies
y colgadura caida de los corredores á la plaza ,
desde los cuales esparcieron el Justicia Mayor y Alfe-
rez Real cantidad de dineros por mucho espacio de
tiempo ; y despues bolvieron los Capitulares al Tea-
tro del primer tablado , de donde llevaron en brazos
de su lealtad reverente el Retrato del Rey nuestro Se-
ñor á colocarle debajo de docel en la Sala del Ayunta-
miento, á cuyo tiempo hizo el escuadron festiva sal-
va y el concurso repitió las voces de su alegria y fide-
lidad .
Ocupaba la Infanteria la mayor parte del terre-
no de la plaza y al tiempo de hacer la última acla-
mación esparcieron los cabos principales gran suma
de monedas de plata, por que tambien hiciese este
metal su estruendo en la armoniosa salva; y luego
ordenó el Sargento Mayor se acuartelase la Infante-
ria en las puertas y entrada del Cabildo , donde que-
dó haciendo cuerpo de guardia por tiempo de ocho
dias , en las cuales se mantubo sobre la Galeria el es-
tandarte. Y concluida toda esta solemnidad , bolvió
el Alferez Real, acompañado de toda la nobleza y Re-
gimiento á su casa, donde ostentó su generosidad en
las cortesanias del agasajo con ostentosa preven-
cion y cumplida magnificencia .

XIII .

Bolvió á recobrar la Ciudad por todos sus espa-


cios la luz , que empezó á robar la noche á los desma-
yados Orizontes ; y repetido el brillante aparato de
antorchas y faroles se coronaron de nuevo esplendor
las eminencias , y se hermosearon de luminoso ador-
no las plazas y calles, aprovechandosé los corazones
de el infatigable latido de sus alas para avivar el fue-
-101-

go, en que con tanta proporcion se copiaba el Amor,


ofreciendose á los ojos apacibles sus llamas . Ardie-
ron en la plaza del Regocijo ingeniosas fabricas de
luz y corpulentas fabricas de fuego , que triunfaban
de la oposicion de la noche en prevenidos carros , á
cuyo movimiento se gozaba de todas partes el artifi-
cio primoroso de las piezas , que con desmedida esta-
tura subian á ser amenaza del viento , arrojando de
sus ardientes senos cuatro horrores bostezan los
montes de Trinacria, y causando á un tiempo entre-
tenimiento y sobresalto . Esta regocijada prevencion
de maquinas lucientes que entredujeron el esplendor
del dia en las jurisdicciones de la noche, se debió al
generoso empeño y liberal cuidado del Señor Marqués
de Valle-umbroso , Justicia Mayor actual de esta Ciu-
dad, cuya lealtad afectuosa pudo costear con el
amor los incendios y con el lucimiento los aplausos.
Tambien explicó el Alferez Real con lenguas de fuego
su fineza, por que á luces del festivo aparato se vie-
sen repetidos sus obsequios.
Los ocho dias que estuvo el Real Pendon en la
Galeria del Cabildo se festejaron los caballeros , pues-
tos airosamente á caballo, con nuevas y distintas ga-
las, joyas, libreas y jaéces, haciendose tan plausible.
la conformidad del placer, como la variedad del luci-
miento . En todos estos dias se suspendió el rumor de
los despachos , cesaron cuidados y fatigas y solo se
tubo comercio con la Alegria y la Fidelidad . Enmu-
decieron las Universidades, haciendo con admirable
novedad, que donde siempre autoriza la voz las acla-
maciones, sirviese ahora el silencio á los aplausos y
que para esforzar el amor el vuelo de sus alas le ayu-
dase el sosiego de las plumas .
Y por que no quedase desairado ó escrupula la
obligacion de los demas reverentes y afectuosos Va-
sallos, se repartieron las noches para nuevas solem-
nidades por Gremios, Familias y Parroquias distri-
buyendo los festejos entre los profesores de varias
artes , que todas se mostraron liberales en la contri-
-102-
C
bucion del gasto , y el aliño , ejecutando con honrada
porfia y noble competencia, maravillosos desempe-
ños de su lealtad y reconocimiento . Dispusieronse
alegres Mascaras , autorizadas de vistosos carros en
cuya ostentacion y opulencia, pareció , que se havian
apurado á la Naturaleza y al arte, prodigios y pri-
mores, repitiendosé alegres engaños á la vista , con
tan numeroso acompañamiento , que pasaron de mil
personas las que componian el aparato de una de es-
tas festivas invenciones, dignas de tan alto motivo y
proporcionadas á tan dichoso empeño . El octavo dia
de esta solemnidad bolvió á concurrir la Nobleza en
las casas del Cabildo acompañando desde alli al Alfe-
rez Real en la ostentosa funcion de conducir á su ca-
sa el Real Estandarte donde su liberalidad repitió á
la cortesania regalados obsequios , por que al conti-
nuarse las voces de la Aclamacion, correspondiese al
placer de los corazones el gusto de los labios .
El escuadron de Infanteria hizo nueva estruendo-
sa salva al Real Pendon y haviendo asistido cum-
plidamente á su cortejo marchó hasta la casa del Ca-
pitan Dn . Francisco de Valverde y Valdés , cuya no-
ble generosidad ofreció á todo militar concurso dulce
alivio al cansancio y cortesano refresco á la fatiga .
Artificiosas luces desmintieron la noche y termina-
ron la solemnidad , cuya memoria nunca podra ha-
llar termino en los pasos del tiempo , ni en la carrera
de los dias. Y pasando el fervor de las finezas los mas
dificultuosos pensamientos á nuevas prodigiosas eje-
cuciones, dispuso esta ilustre y noblisma Ciudad la
magnifica ostentacion de Reales fiestas para celebrar
el fausto dia de Sn . Felipe , que con dichosa luz abre
las puertas al florido Mayo ; ocupando tambien el es-
pacioso Circo de la principal plaza con el publico re-
gocijo de tres tardes, divertidas con plausibles fies-
tas de Toros , costumbre heredera de los Romanos
en España, por la mas viva expresión de la alegria y
el mas intrepido afan de la destreza.
Estas fueron las afectuosas demostraciones de
-103-

esta noble y leal Ciudad del Cuzco en la solemne acla-


macion de nuestro Rey y de las voces de esta regoci-
jada funcion quedaron resonando en la lealtad de
tan fieles Vasallos los ecos de estas fervorosas ' depre-
caciones y el rumor de estos reverentes votos , repeti-
dos en tantos altares, cuantos son los amantes cora-
zones , que viven de adorar su legitimo imperio y ven-
turoso dominio .
Viva siglos dichosos nuestro Rey y Señor Dn . Fe-
lipe V y en sus glorias descansen exedidos los deseos .
Viva siempre asistido de las benignidades y favores
del cielo para ser Catolica Columna de la Iglesia , Es-
cudo de la Fé y Corona de su misma gloriosa Monar-
quia y ofreciendosé á su impulso obedientes los Ha- ·
dos , dilaten las Edades sus blasones . Viva el Hercu-
les nuevo, cuya diestra ocupaba en heroicas empre-
sas, sera terror de barbaras Naciones . Viva triunfan-
te siempre de la Fortuna y á vista de sus inclitos tro-
feos sea cobarde temor la opuesta resistencia, cuya
osadia gemirá en fatal desengaño la severidad de su
escarmiento .
Ciñan su Augusta frente victoriosos Laureles ; y
sediente de mas heroicidades , empeñe su valor en nue-
vos triunfos . Sean á su Nombre estrecho Teatro los
terminos del mundo y su Fama dilate el remontado
vuelo por las inaccesibles distancias de ambos Polos ,
quedando noblemente agradecidas nuestras esperan-
zas al exceso de sus felicidades .

Con licencia del Real Govierno. En Lima


porJosé de Contreras. Impresor Real.
Año 1702.
OFICIAL

UN SELLO DE LA DIRECCIÓN GENERAL


DE JUSTICIA, INSTRUCCIÓN Y CULTO.

Lima, 11 de diciembre de 1920 .

Señor Presidente de la Comisión Histórico-Eclesiásti-


ca del Cuzco .

En acuerdo supremo de la fecha, se ha expedido


por este despacho , la resolución que sigue: -Visto el
presente oficio ;-Se resuelve: -Reconócese carácter le-
gal á la Comisión Histórico - Eclesiástica establecida
en la ciudad del Cuzco , cuyo fin primordial es la con-
servación de la Historia y tradición cuzqueñas . - Rú-
brica del Presidente de la República.-Barros .
Que trascribo á Ud . para su conocimiento y de-
más fines .
Dios guarde á Ud .

G. U. OLAECHEA .
"EL SEMANARIO"

Revista semanal de buen humor que se edita


en la ciudad de Arequipa.

Gran circulación

Anuncios económicos

Dirección:
Plazuela 28 de Febrero No. 400.
CUZCO HISTORICO

REVISTA DE CARACTER HISTORICO ARQUEOLOGICO

Publicación Trimestral

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consta de 100 páginas.

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Apartado N. 47. Administración: Triunfo 105.

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