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106.

“A trescientos cincuenta li más hacia el Occidente está el Monte Jades [Yu], que es
el lugar en el que vive la Reina Madre de Occidente. La Reina Madre de Occidente
parecía una persona, pero tenía cola de leopardo y colmillos de tigre, y, además, rugía
con fuerza enorme. Acostumbraba a llevar una horquilla de jade en el cabello, muy
enmarañado. Controlaba la distribución de los cinco castigos del Cielo”. (Libro de los
montes y los mares)

107. “controlaba y conocía los aires de las catástrofes naturales y las cinco penas de
muerte”. (Guo Pu)

TEMA 4. MITOLOGÍA JAPONESA


2.1. Contexto histórico de la redacción de las fuentes mitológicas
japonesas en el siglo VII

108. “El emperador de oriente saluda al emperador de occidente” (carta diplomática


dirigida a la corte Sui)

2.3. Breve historia de las investigaciones de los mitos japoneses

109. “...nuestro país imperial es el de la diosa del Sol Amaterasu que derrama su luz
sobre todos los países de los cuatro océanos”. (Motoori Noringa)

110. “Japón es el país natal de la divinidad y por eso lo llamamos el País de los Dioses”.
(Hirata Atsutane)

111. “El trono sagrado fue establecido cuando los cielos y la tierra se separaron. El
emperador es de origen celestial, divino y sagrado. Está por encima de todos sus
súbditos. Debe ser reverenciado y es inviolable”. (Constitución japonesa de 1889.
Artículo tercero)

3. Temática de los mitos japoneses

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3.1. Mitos de los orígenes (Cosmogonía, Cosmología y Teogonía)

112. (Nihongi). “En tiempos antiguos, cuando el cielo y la tierra no estaban todavía
divididos, yin y yang no estaban todavía separados, su masa caótica era como un huevo
de gallina, indeterminado e ilimitado, y contenía un germen. Lo puro y claro se extendió
de forma tenue y se convirtió en el cielo; lo pesado y turbio se depositó y se convirtió en
la tierra. Al unirse lo tenue y maravilloso, la concentración fue fácil; al fortalecerse lo
pesado y turbio, la solidificación resultó difícil. Por eso surgió primero el cielo y se
formó luego la tierra. A continuación generaron entre ellos a los seres divinos. Por eso
se dice que al principio de la creación la superficie terrestre parece flotar como un pez
que juega en el agua. En esa época apareció una cosa entre el cielo y la tierra. Su forma
era la de un brote de juco. Este brote se transformó en una divinidad llamada Kuni no
Tokotachi no mikoto. A continuación Kuni no Satsuchi no mikoto, a continuación
Toyokumo no mikoto, tres divinidades en total. El camino del cielo los creó solo, por
eso se formaron exclusivamente estos hombres.
A continuación vivieron las divinidades Uhijini no mikoto, Suhijini no mikoto; a
continuación las divinidades Ohotonoji no mikoto, Ohotomabe no mikoto; a
continuación las divinidades Omadaru no mikoto, Kashikone no mikoto. A
continuación las divinidades Izanagi no mikoto, Izanami no mikoto. Son ocho
divinidades en total. Surgen por la mezcladel camino del cielo y del camino de la tierra,
por eso se formaron hombres y mujeres. Desde Kuni no tokotachi no mikoto hasta
Izanagi no mikoto e Izanami no mikoto se habla de las Siete Generaciones de la Era de
los Dioses”.

113. (Kojiki) “Los nombres de las divinidades que surgieron en la Alta Planicie
Celestial cuando empezaron a desplegarse el cielo y la tierra: Ame no Minaka-nushi no
kami, a continuación Takamimusubi no kami, a continuación Kamimusubi no kami.
Estas tres divinidades surgieron cada una como divinidad individual y ocultaron sus
cuerpos. Los nombres de las divinidades que surgieron luego de una cosa que asomó
como un brote de junco cuando el país era joven y flotaba como el aceite, como una
medusa: Umashi-ashikabi-hikoji no kami, a continuación Ame no Tokotachi no kami.
Estas dos divinidades también surgieron como divinidades individuales y ocultaron sus
cuerpos. Las cinco divinidades de los párrafos anteriores son las Divinidades Celestiales

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especiales. Los nombres de las divinidades que surgieron luego: Kuni no Tokotachi no
kami, a continuación Toyokumono no kami. Estas dos divinidades también surgieron
como divinidades individuales y ocultaron sus cuerpos.
Los nombres de las divinidades surgidas a continuación: Uhijini no kami, a
continuación su hermana menor y esposa Suhijini no kami; a continuación Tsunoguhi
no kami, a continuación su hermana menor Ikuguhi no kami; a continuación Ohotonoji
no kami, a continuación su hermana menor Ohotonobe no kami; a continuación
Omodaru no kami, a continuación su hermana menor Ayakashikone no kami; a
continuación Izanagi no kami, a continuación su hermana menor Izanami no kami. Las
mencionadas en los párrafos anteriores desde Kuni no Tokotachi no kami hasta Izanami
no kami se denominan juntas las Siete Generaciones de la Era de los Dioses”

A) Mito de los padres primigenios del nacimiento de Japón y del


mundo: Izanagi e Izanami

114. Kojiki. “Entonces los dioses celestiales dieron todos una orden a las dos
divinidades Izanagi e Izanami y dijeron: “¡Ordenad, dad consistencia y acabad este país
que flota! Les proporcionaron la Celestial Lanza de Joyas y les dieron estas
instrucciones. Por eso las dos divinidades se pusieron en el puente flotante del cielo y
empujaron la lanza de joyas hacia abajo; revolvieron y, revolviendo, hicieron cuajar la
marea salada, y cuando alzaron la lanza, el líquido que goteaba de la punta se solidificó
y formó una isla. Es la isla de Onogoro.
Descendieron del cielo a esta isla, erigieron la Augusta Columna Celestial y
construyeron la Sala de Ocho Brazas. Luego, cuando preguntó a su hermana menor
Izanami no mikoto: “¿Cómo está formado tu cuerpo?”, ella contestó: “Mi cuerpo se
hace y se hace, pero hay un lugar que no acaba de hacerse”. Entonces dijo Izanagi: “Mi
cuerpo se hace y se hace, pero hay un lugar que se hace en exceso. ¿Qué te parecería si
metiera el lugar de mi cuerpo que se hace en exceso en el lugar de tu cuerpo que no
acaba de hacerse y generáramos países?” Izanami respondió: “¡Será bueno!”. Entonces
dijo Izanagi: “En tal caso, tú y yo daremos una vuelta a esta Augusta Columna Celestial
y nos encontraremos y nos uniremos conyugalmente”. Juraron hacerlo, y él dijo: Ve tú
hacia mi por el lado derecho y yo iré hacia ti por el lado izquierdo”. Anduvieron
alrededor de la columna según lo prometido, e Izanami no mikoto habló primero: “¡Oh,

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qué buen muchacho!”. A lo cual Izanagi contestó: “¡Oh qué buena muchacha!”. Dicho
esto, se dirigió a su hermana menor y esposa: No es bueno que la mujer hable primero.
Sin embargo, consumaron el matrimonio y engendraron al hijo Hiruko. Pusieron a este
hijo en un bote de juncos y lo abandonaron. A continuación engendraron la isla de Aha.
Tampoco contaron a esta entre sus hijos.
A continuación las dos divinidades deliberaron y dijeron: El hijo que acabamos de
alumbrar no es bueno. Deberíamos dar parte de ello a los dioses celestiales”. Juntos
ascendieron y pidieron instrucciones a los dioses celestiales. Adivinaron los dioses
mediante la Gran Adivinación y dieron la siguiente orden: “No ha sido bueno porque la
mujer habló primero. Regresad abajo y volved a hablar”. Por eso descendieron de nuevo
y dieron la vuelta a la Augusta Columna Celestial como antes. Esta vez fue Izanagi no
mikoto el primero en hablar: “¡Oh, qué buena muchacha!”. A continuación habló
Izanami no mikoto: ¡Oh, qué buen muchacho!”. Dicho esto, se juntaron, y el niño que
nació era la isla de Ahaji no Honosa-wake. Luego engendraron la isla de Iyo no
Futana...Luego engendraron la isla trilliza de Oki...Luego engendraron la isla de
Tsukushi...Luego engendraron la isla de Iki, que tiene también otro nombre, el de Ame-
hitotsu-hashira. Luego engendraron la isla de Tsushima...luego engendraron la isla de
Sado. Luego engendraron la isla de Oho-Yamato Toyo-akitsu.shima. Como estas islas
nacieron primero, se las llama “Gran País de las Ocho Islas”.

115. Nihongi. “Hallándose Izanagi no mikoto e Izanami no mikoto en el puente flotante


del cielo, deliberaron y dijeron: “¿No habrá allí abajo en el suelo un país?”. Así pues,
empujaron hacia abajo la Lanza Celestial de Joyas, buscaron y encontraron la planicie
azul del mar. El agua salada que goteó de la punta de la lazan, cuajó y se convirtió en
una isla. Le dieron el nombre de Onogoro. Las dos divinidades bajaron entonces a esta
isla y desearon ser hombre y mujer y engendrar países. Hicieron de la isla de Onogoro
la Augusta Columna del Centro del País, y la divinidad masculina la rodeó por la
izquierda y la divinidad femenina, por la derecha. Separados dieron, pues, la vuelta a la
Augusta Columna del Centro del País, y la divinidad masculina la rodeó por la izquierda
y la divinidad femenina, por la derecha. Separados dieron, pues, la vuelta a la Augusta
Columna del País y se encontraron al otro lado. Entonces habló primero la divinidad
femenina: “¡Qué bello! ¡He encontrado a un varón maravilloso!”. La divinidad
masculina no se alegró de ello y dijo: “Soy un hombre, por tanto he de hablar primero.
Esto no traerá suerte. Por eso, deberíamos dar la vuelta otra vez”. Así pues, las dos

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divinidades volvieron y se encontraron de nuevo, y esta vez fue la divinidad masculina
la primera en hablar... De este modo se juntaron por primera vez la divinidad femenina
y la masculina y se convirtieron en hombre y mujer. Cuando llegó la hora del parto,
tomaron primero la isla de Ahaji por la placenta. Pero en el fondo del corazón no se
alegraron. Por eso llamaron Ahaji a la isla. Se narra la creación de las ocho islas del
país.
Después engendraron el mar. Luego engendraron al antepasado de los árboles
Kukunochi. Luego engendraron a la antepasada de las hierbas Kayano-hime. También
se la llama Notsuchi. Entonces Izanagi no mikoto e Izanami no mikoto deliberaron y
dijeron: “Ahora ya hemos engendrado el Gran País de las Ocho Islas, así como
Montañas, ríos, árboles y hierbas. ¿Por qué no engendrar a un amo y señor de la
tierra?”. Así pues, engendraron juntos a la diosa del sol y le dieron el nombre de
Ohohirume no Muchi. Existen variantes del nombre: Amaterasu Ohomikami y
Amaterasu Ohohirume no mikoto. La luz resplandeciente y el brillo de esta hija
iluminaron todo el universo. Se alegraron por eso las dos divinidades y dijeron: “Ahora
ya tenemos muchos hijos, pero ninguno tan maravilloso y extraordinario. No deberá
quedar mucho tiempo en este país, deberíamos enviarlo enseguida al cielo y confiarle
los asuntos del cielo”.
En aquella época, el cielo y la tierra no estaban a gran distancia el uno del otro, por lo
cual lo enviaron al cielo mediante la Augusta Columna Celestial. A continuación
engendraron al dios de la luna. En un texto se llama Tsukuyumi no mikoto. Su brillo
seguía al brillo del sol, por tanto, había de reinar junto al sol. Por eso, también lo
enviaron al cielo. A continuación engendraron al niño-sanguijuela. Cuando cumplió los
tres años, aún no era capaz de ponerse de pie. Por eso lo pusieron en el bote celestial de
rocas y alcanfor y lo dejaron a la merced de los vientos. Luego engendraron a Susano
Wo no mikoto”

B) Nacimiento del dios del fuego y muerte de la diosa Izanami

116. Kojiki. “Luego procrearon a Hi no Yagihayawo no kami. Llamado también Hi no


Kaga-biko no kami, llamado también Hi no Kagutsuchi no kami. Al dar a luz a ese hijo
[Izanami] se quemó el sexo y se postró enferma. Los nombres de las divinidades
surgidas de su vómito fueron Kanayama-biko no kami y luego Kanayama-bime no

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kami. Los nombres de las divinidades surgidas de sus excrementos fueron Haniyasu-
biko no kami y luego Haniyasu-bime no kami. Los nombres de las divinidades surgidas
a continuación de su orina fueron Mitsuha no Me no kami y luego Wakumusubi no
kami. El hijo de esta divinidad se llama Toyo’uke-bime no kami. Puesto que Izanami
dio a luz al dios del fuego, se fue de este mundo de forma divina...
Habló entonces Izanami no mikoto: “!Oh, te he cambiado, amada esposa, por un único
hijo¡”. Se arrastró boca abajo hasta la cabeza de ella, se arrastró boca abajo hasta los
pies de ella y lloró, y de sus lágrimas surgió la divinidad que reside a los pies de los
árboles cerca de Unewo en el monte Kagu y que se llama Nakisawame no kami.
Entonces enterró a la divinamente fallecida Izanami no kami en el monte Hiba, la
frontera entre el país de Izumo y el país de Hahaki. Sacó entonces Izanagi no mikoto la
espada de diez palmos de larga que llevaba en la cintura y decapitó a su hijo
Kagutsuchi. La sangre adherida a la punta de su espada salpicó las rocas; los nombres
de los dioses surgidos de esta manera fueron Ihasaku no kami, luego Nesaku no kami,
luego Ihatsutsu no Wo no kami. La sangre adherida a la hoja también salpicó las rocas:
los nombres de los dioses surgidos de esta manera fueron Mikahayahi no kami, luego
Hihayahi no kami, luego Takemikazuchi no Wo no kami, también llamado Takefutsu
no kami, también llamado Toyofutsu no kami. La sangre acumulada en la empuñadura
de la espalda goteó por entre sus dedos; los nombres de los dioses surgidos de esta
manera fueron Kura’okami no kami, luego Kuramitsuha no kami.
Los dioses arriba mencionados, de Ihasaku no kami a Kuramisuha no kami, ocho dioses
en total, son dioses nacidos por la espada”.

117. Nihongi. Variante II. “Luego [Izanami] dio a luz al dios del fuego Kagutsuchi. Al
parir a Kagutsuchi, Izanami se quemó y falleció. Mientras agonizaba, dio a luz a la
diosa de la tierra Haniyama-bime y a la diosa del agua Mitsuha no Me. Pero Kagusuchi
se desposó con Haniyama-bime y ella dio a luz a Wakumusubi. Sobre la cabeza de esta
divinidad surgieron el gusano de seda y la morera y en su ombligo surgieron los Cinco
Cereales”.

118. Nihongi. Variante V. “Cuando Izanami dio a luz al dios del fuego, se quemó y
falleció de forma divina. Así, fue enterrada en el pueblo de Arima de Kumano en el país
de Ki. La población rural de allí adora al espíritu de esta divinidad, llevándole flores en

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la época de las flores; además, cogen tambores y flautas, banderas y estandartes y la
adoran con cantos y danzas.”
119. Nihonhi. Variante VI. ...Además, llamaron Uka no Mitama no mikoto al niño que
procrearon cuando tenían hambre. Por otra parte, llamaron Watatsumi no mikoto a los
dioses del mar que engendraron, llamaron Yamatsumi a los dioses de la montaña,
llamaron Kukunochi a los dioses de los árboles, llamaron Haniyasu no kami a los dioses
de la tierra. Luego engendraron las Diez Mil Cosas en su totalidad. Llegado el momento
de dar a luz al dios del fuego Kagutsuchi, Izanami no mikoto se quemó y se fue de este
mundo de forma divina...Por último [Izanagi] desenvainó la espada de diez palmos de
largo que llevaba en la cintura y partió a Kagutsuchi en tres pedazos, cada uno de los
cuales se convirtió en un dios. Además, la sangre que goteaba del filo de la espada se
convirtió en las Quinientas Rocas que se hallan en el Celestial Cauce del Río Yasu; este
es el antepasado de Futsu-nushi no kami. Además, la sangre que goteaba de la guarda
salpicó y se convirtió en divinidades...
120. Nihongi. Variante VII. ...Izanagi no mikoto desenvainó la espada y partió a
Kagutsuchi en tres pedazos. Un pedazo se convirtió en Ikazuchi no kami. Otro pedazo
se convirtió en Ohoyamasumi no kami. Otro pedazo se convirtió en Taka’okami. Se
dice, por otra parte: cuando despedazó a Kagusuchi, la sangre de este salpicó y coloreó
las quinientas rocas que se hallan en el celestial cauce del río Yasu y se convirtió en
divinidades...

121. Nihongi. Variante VIII. ...Izanagi no mikoto partió a Kagutsuchi en tres pedazos,
estos se transformaron y se convirtieron en cinco divinidades de la montaña...En el
momento de cortar, la sangre salpicó y coloreó rocas, árboles y hierbas. Este es el
motivo por el cual las hierbas, los árboles y los guijarros contienen fuego por
naturaleza”.
Izanagi va al reino de los muertos

122. Kojiki. “Entonces [Izanagi] deseó volver a ver a su esposa Izanami y la siguió al
país de las tinieblas. Cuando ella salió a su encuentro desde una puerta del palacio
cerrada con un cordón, Izanagi no mikoto dijo: “Mi amada esposa, los países que tú y
yo hemos creado, no están del todo acabados. Por tanto, deberías regresar”. Izanami no
mikoto contestó diciendo: “¡Lástima que no hayas llegado antes! He comido de la

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caldera del país de las tinieblas. Pero, mi querido esposo, es de agradecer que hayas
entrado aquí. Por eso, comunicaré a los dioses del país de las tinieblas mi deseo de
regresar por un tiempo. Pero ¡no poses la mirada sobre mí!”. Tras pronunciar estas
palabras volvió al palacio, pero como todo duraba demasiado, la espera se le hizo larga
a Izanagi. Por tanto, rompió el diente de un extremo de la peineta de numerosos dientes
que llevaba en el moño izquierdo y lo encendió como única luz; cuando entró y posó
sobre ella la mirada, [el cadáver de ella] rebosaba de gusanos, y en la cabeza de ella se
hallaba el gran trueno y en el pecho de ella, el trueno del fuego...Ocho divinidades del
trueno habían surgido en ella.
Cuando Izanagi no mikoto, aterrorizado por el espectáculo, se disponía a huir, su esposa
Izanami no mikoto dijo: “¡Me has cubierto de vergüenza!” y envió a repugnantes
mujeres del país de las tinieblas para que lo persiguiesen. Entonces Izanagi no mikoto
tomó la corona negra de sarmientos de su cabeza y la lanzó...Enseguida se formaron
racimos de uvas y mientras ellas las recogían y comían, él prosiguió la huida. Pero
como seguían persiguiéndolo, cogió la peineta de numerosos dientes que llevaba en el
moño derecho, lo rompió y lo lanzó, y enseguida se formaron brotes de bambú.
Mientras ellas los sacaban y comían, él prosiguió la huida. Pero luego [Izanami] envió a
los Ocho Dioses del trueno con los quinientos mil guerreros del país de las tinieblas
para que lo persiguiesen. Entonces él sacó la espada de diez palmos de largo que llevaba
consigo, la lanzó hacia atrás y huyó. Pero ellos continuaron la persecución y cuando
llegó al pie de la Pendiente Lisa de las tinieblas, cogió tres melocotones que se hallaban
al pie de la pendiente, los esperó y los arrojó contra ellos, de modo que dieron media
vuelta y emprendieron la huida. Izanagi no mikoto dijo a los melocotones: “Tal como
vosotros me habéis ayudado, deberéis ayudar también a la hierba humana verde y
visible en el País Central de la Planicie de Juncos cuando se vea sumida en la miseria y
la atormenten las preocupaciones”...
Al final acudió su propia esposa Izanami no mikoto para perseguirlo. Entonces él
arrastró una roca que [normalmente sólo] arrastran mil [hombres] hasta la Pendiente
Lisa de las Tinieblas y la cerró. Con esta roca entre ellos, se encontraron frente a frente
y él pronunció la fórmula del divorcio. Entonces dijo Izanami no mikoto: “Mi querido
esposo, si lo haces, cada día ahogaré mil cabezas de hierba humana de tu país”. A lo
cual contestó Izanagi no mikoto: “Mi querida esposa, si lo haces, construiré cada día mil
quinientas chozas para el parto”. Por eso mueren ciertamente mil personas al día y
nacen ciertamente mil quinientas personas al día. En consecuencia, Izanami no mikoto,

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se llama la “Gran Diosa de las Tinieblas”. Se cuenta también que por su persecución se
la llama también la “Gran Diosa perseguidora del Camino”. La roca que bloqueó la
Pendiente de las Tinieblas se llama “Gran Dios que Devuelve el Camino”; otro nombre
es “Gran Dios que Cierra la Puerta de las Tinieblas”. La llamada Pendiente lisa de las
Tinieblas se llama ahora “Pendiente de Ifuya en la religión de Izumo.
Habló entonces Izanagi no mikoto: “He estado en un país impuro, asqueroso y
repugnante”. Llegó al brezal de Ahaki en el estrecho de Tachibana en Himuka,
Tsukushi, y se limpió. El nombre de la divinidad que surgió cuando arrojó su augusto
bastón es Tsukitatsu Funato no kami...El nombre de la divinidad que surgió cuando
arrojó sus sublimes pantalones es Chimata no kami. [Le sigue otras divinidades.] Las
doce divinidades arriba enumeradas [...] surgieron todas de las cosas que llevaba puestas
y se quitó.
Entonces dijo: “La corriente superior es demasiado rápida, la corriente inferior es
demasiado débil”. Por tanto, descendió, y se sumergió en la corriente del medio y se
lavó, a lo cual surgió un dios llamado Yasomagatsuhi no kami [Dios de los Ochenta
Males/Dobleces] y luego Ohomagatsuhi no kami [“Dios de los Grandes
Males/Dobleces”]. Estos dioses surgieron por haberse marchado durante la estadía en el
país impuro. Los nombres de los dioses surgidos a continuación para enderezar estos
males/dobleces son Kamunahobi no kami [“Dios del divino Enderezamiento”] y luego
Ohonahobi no kami [“Dios del gran Enderezamiento”] y luego Izu no Me no kami.
[Surgen a continuación los dioses adorados como antepasados por el linaje de los
Azumi, así como los tres dioses del mar adorados en el santuario de Sumino’e]
El nombre de la divinidad que surgió cuando se lavó el ojo izquierdo es Amaterasu
Ohomikami. El nombre de la divinidad que surgió cuando se lavó derecho es
Tsukuyomi no mikoto. El nombre de la divinidad que surgió cuando se lavó luego la
nariz es Takehaya Susa no Wo no mikoto. Las catorce divinidades enumeradas arriba
desde Yasomagatsuhi no kami hasta Takehaya no Wo no kami surgieron cuando él se
lavó el cuerpo.

123. Nihongi. Variante I... Izanagi no mikoto dijo: “Deseo engendrar a un niño
maravilloso que gobierne el mundo”. A lo cual cogió un espejo de cobre blanco con la
mano izquierda, y de ahí surgió una divinidad. La llamó Ohohirume no mikoto. Cuando
cogió un espejo de cobre blanco con la mano derecha, surgió una divinidad. La llamó

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Tsukuyumi no mikoto. Cuando giró la cabeza y miró hacia atrás surgió un dios lo llamó
Susano Wo no mikoto.
124. Nihongi. Variante VI. Izanagi no mikoto siguió entonces a Izanami no mikoto y
penetró en el país de las tinieblas, y cuando llegó a ella, hablaron. Dijo Izanami no
mikoto: Mi querido esposo, ¿por qué has llegado tan tarde? Ya he comido de la caldera
[del país] de las tinieblas. Sea como fuere, ahora quiero dormir. ¡Te ruego que no poses
la mirada en mí”. Izanagi no mikoto no le obedeció, cogió a escondidas su peineta de
numerosos dientes, rompió el último diente, lo convirtió en luz y posó sobre ella la
mirada...brotaba el pus y pululaban los gusanos. Por eso evitan los hombres una única
luz por las noches y evitan lanzar una peineta por las noches. Izanami no mikoto
emprendió la persecución. Pero entonces Izanagi no mikoto ya había alcanzado la
Pendiente Lisa de las Tinieblas. En otros sitios se cuenta que Izanagi no mikoto hizo
aguas junto a un gran árbol, y las aguas se convirtieron en un río gigantesco. Mientras
las Repugnantes Mujeres de las Tinieblas se disponían a vadear este río, Izanagi ya
había llegado a la Pendiente Lisa de las Tinieblas. [...]
Dicen algunos que la Pendiente Lisa de las Tinieblas no es un lugar concreto, sino sólo
el momento en que empieza a fallar la respiración al acercarse la muerte. [...]
Luego [Izanagi no mikoto] se lavó el ojo izquierdo. Dio el nombre de Amaterasu
Ohomikami a la deidad surgida de este modo. Luego se lavó el ojo derecho. A la
divinidad surgida de este modo le dio el nombre de Tsujuyomi no mikoto. Luego se
lavó la nariz. A la divinidad surgida de este modo le dio el nombre de Susano Wo no
mikoto. Son juntas tres divinidades.

125. Nihongi. Variante IX. Se cuenta en un libro que Izanagi deseaba ver a su esposa,
por lo cual fue a la sepultura temporal. Izanami no mikoto, que en aquella época seguía
como en vida, vino a su encuentro y hablaron. Pero luego dijo ella a Izanagi no mikoto:
“Esposo mío, no poses sobre mí la mirada”. Después de hablar, desapareció de repente.
Estaba oscuro en ese momento, por lo que Izanagi no mikoto encendió una única luz y
posó sobre ella la mirada. Izanami no mikoto estaba hinchada y en proceso de
putrefacción, y sobre ella se encontraban los ocho tipos de truenos. Izanagi no mikoto se
asustó y huyó. Se alzaron entonces todos los truenos y lo persiguieron. Había a la vera
del camino un gran melocotonero: se escondió bajo el árbol, cogió sus frutos y los
arrojó contra los truenos, por lo que estos emprendieron la huida. Por eso se usan los

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melocotones para defenderse de los truenos. Entonces Izanagi no mikoto arrojó su
bastón y dijo: “¡Hasta aquí y no más allá han de llegar los truenos¡”.

3.2. Ordenación del cosmos


A) Los dioses del Sol, la luna y del mar

126. Kojiki. “Mucho se alegró entonces Izanagi no mikoto y dijo: “Ya he engendrado a
un hijo tras otro, pero al final de mi engendrar he conseguido a Tres Niños Augustos.
Entonces se quitó el collar de joyas del cuello, lo sacudió, lo hizo sonar, lo entregó a
Amaterasu Ohomikami y le dio el siguiente encargo: “¡Reina sobre la Alta Planicie del
Cielo!”. [...] Luego dio a Tsukuyomi no mikoto el siguiente encargo: ¡”Reina sobre el
reino de la noche!”. Luego dio a Takehaya Susano Wo no mikoto el siguiente encargo:
¡”Reina sobre la Planicie de los Mares”¡ Cada uno reinó conforme con el encargo, salvo
Susano no Wo, que no reinó sobre el reino que le fuera asignado, sino que lloró
intensamente hasta que su barba alcanzó ocho palmos de largo y le llegaba al pecho.
Tanto lloró que su llanto convirtió las verdes montañas en montañas áridas y secó los
ríos y los mares. Por eso se llenó todo del ruido de dioses malignos como si moscas de
verano fuesen, y por doquier surgían los males de las diez mil cosas. Izanagi, la gran
divinidad, se dirigió entonces a Haya Susa no Wo: “¿Por qué lloras tan intensamente y
no reinas sobre el reino que te fue asignado?”. Susa no Wo respondió:”Quiero ir al país
de la madre, al país firme de las raíces, por eso lloro”. Mucho se encolerizó entonces
Izanagi, la Gran Divinidad, y dijo: “Siendo así, no seguirás en este país”. Y lo desterró
mediante la expulsión divina. Esta Gran Divinidad, Izanagi, mora en Taga, en Afumi”.

127. Nihongi. Variante XI. “Izanagi no mikoto dio órdenes a sus tres hijos y les dijo:
“Amaterasu Ohomikami ha de reinar en la Alta Planicie Celestial. Tsukuyomi no
mikoto ha de reinar en el cielo con el sol. Susano Wo ha de reinar en la Planicie Azul de
los Mares”. Cuando Amaterasu Ohomikami ya se hallaba en el cielo, dijo: “He oído que
en el país central de la Planicie de Juncos se encuentra la divinidad Ukemochi. Tú,
Tsukuyomi no mikoto ve y búscala”. Tsukuyomi no mikoto aceptó la orden y
descendió. Cuando llegó a Ukemochi no kami, esta giró la cabeza hacia la tierra, y
entonces salió arroz cocido de su boca. Luego se volvió hacia el mar, y de su boca
salieron cosas de aletas anchas y de aletas estrechas. A continuación, cuando se volvió

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hacia las montañas, salieron de su boca cosas de piel áspera y de piel suave. Provista de
todas estas cosas diversas, las puso en cien mesas y lo agasajó. Tsukuyomi,
encolerizado, dijo: “¡Qué impuro, qué repugnante¡ ¡Cómo te atreves a agasajarme con
cosas que has escupido¡”. Sacó la espada y la mató. Acto seguido regresó e informó con
detalle de lo ocurrido. Amaterasu Ohomikami envió a Ama no Kumahito a ver lo que
había pasado. Ukemochi no kami ya estaba muerta por aquel entonces. Pero de su
coronilla habían surgido el vacuno y el caballo, y de su frente había surgido el mijo, y
de sus cejas habían surgido los capullos del gusano de seda. De sus ojos había surgido el
mijo, y de su vientre había surgido el arroz, y de su sexo habían surgido la cebada, las
judías grandes y las judías Azuki. Ama no Kumahito se llevó todo y lo entregó.
Amaterasu Ohomikami se alegró y dijo: “Esto debe comer la hierba humana verde y
visible para vivir” y cogió el mijo, la cebada y las judías y los convirtió en semillas para
el campo; y convirtió el arroz en semillas para los terrenos húmedos. A continuación
designó a un alcalde celestial. Y entonces sembró por primera vez la semilla del arroz
en los arrozales largos y estrechos del cielo, y en otoño las panículas de ocho palmos de
largo colgaban densas hacia abajo. Mucho se alegró de ello. Luego se puso los capullos
del gusano de seda en la boca y fue capaz de sacar de ahí los hilos. De este modo se
inició el arte de criar los gusanos de seda”.

B) Susa no Wo sube al cielo y la celebración del rito Ukehi con


Amaterasu

128. Kojiki. “Habló entonces Susa no Wo no mikoto: “Siendo así, me despediré de


Amaterasu Ohomikami y me iré”. Cuando ascendió luego al cielo, los ríos y las
montañas se pusieron todos en movimiento y la tierra tembló. Amaterasu Ohomikami lo
oyó aterrorizada y dijo: “Mi hermano viene y desde luego no lo hace con buenas
intenciones. Seguramente quiere arrancarme mi país”. Se soltó el pelo, lo arrolló
haciendo moños a los lados de la cabeza y ató cintas de quinientas joyas yasaka de
forma curva alrededor de los moños izquierdo y derecho, alrededor de sus coronas de
sarmientos y alrededor de los brazos izquierdo y derecho. Sobre la espalda llevaba un
carcaj de mil flechas y en el costado, uno de quinientas flechas. Además se puso un
enorme cojín para protegerse el brazo, alzó el extremo del arco, anduvo pesadamente
hundiéndose hasta los muslos, apartó con los pies [la tierra] como si fuera nieve blanda,

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pisó con pasos estruendosos y viriles y preguntó mientras lo esperaba: “¿Por qué
subes?. Haya Susa no Wo no mikoto respondió: “No vengo con malas intenciones.[...]
He subido para despedirme de ti antes. No tengo otras intenciones”. Entonces dijo
Amaterasu Ohomikami: “¿Cómo puedo saber que tus intenciones son claras y puras?”.
Le respondió Haya Susa no Wo no mikoto: “Hagamos juntos un ukhehi y engendremos
hijos”.
Cuando hicieron el ukhehi, con el Celestial Río Yasu entre ellos, Amaterasu
Ohomikami pidió primero la espada de diez palmos de largo que Takehaya Susa no Wo
no mikoto llevaba consigo, la rompió en tres pedazos, la blandió y la enjuagó en la
excelente Fuente Celestial. Mientras las joyas tintineaban, masticó y masticó y la sopló
hacia fuera. Los nombres de las divinidades que surgieron del vaho de su respiración
son Takiri-bime no mikoto [...], luego Ichickishima no mikoto [...], luego Takitsu-hime
no mikoto. Haya Susa no Wo pidió la cinta de quinientas joyas yasaka de forma curva
que Amaterasu llevaba atada alrededor de su moño izquierdo, la agitó y la enjuagó en la
excelente Fuente Celestial, mientras las joyas tintineaban, masticó y masticó y la sopló
hacia fuera. El nombre de la divinidad que surgió del vaho de su respiración es
Masakatsuakatsu-kachihayahi Ame no Oshihomimi no mikoto. Luego pidió las joyas
que llevaba atadas alrededor del moño derecho, masticó y masticó y las sopló hacia
fuera. El nombre de la divinidad que surgió del vaho de su respiración es Ame no Hohi
no mikoto. Además, pidió las joyas que había atado alrededor de su corona de
sarmientos, masticó y masticó y las sopló hacia fuera. El nombre de la divinidad que
surgió del vaho de su respiración es Amatsuhikone no mikoto. Luego pidió las joyas
que llevaba atadas alrededor de la mano izquierda, masticó y masticó y las sopló hacia
fuera. El nombre de la divinidad que surgió del vaho de su respiración es Ikutsuhikone
no mikoto. Además pidió las joyas que llevaba atadas alrededor de su mano derecha,
masticó y masticó y las sopló hacia fuera. El nombre de la divinidad que surgió del vaho
de su respiración es Kumanokusubi no mikoto. Son en total cinco divinidades. Entonces
dijo Amaterasu Ohomikami a Haya Susa no Wo no mikoto: “Estos cinco niños varones
surgidos en último lugar surgieron de mi propiedad y son, por tanto, mis hijos. Las tres
niñas hembras surgidas en primer lugar surgieron de tu propiedad y son, por tanto, tus
hijas”. De esta manera repartió [a los hijos]. Las tres niñas nacidas en primer lugar [...]
son las Tres Grandes Divinidades adoradas por los príncipes Munakata”.

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129. Nihongi. “Entonces pidió Susa no Wo no mikoto: “Quiero seguir tus instrucciones
e ir al país de las raíces. Primero, sin embargo, quiero ascender a la Alta Planicie
Celestial y ver a mi hermana mayor, luego me iré para siempre”. Se le dio autorización,
y él ascendió al cielo. Ya que la obra de Izanagi como dios estaba concluida y su destino
divino había de cambiar, Izanagi no mikoto construyó un palacio secreto en la isla de
Ahaji y permanece oculto allí para siempre. Se dice por otra parte: Izanagi no mikoto
había concluido su obra, [pero] su energía seguía siendo enorme. Por eso ascendió al
cielo e informó. Luego estableció su morada en el Palacio Joven del sol.
Entonces, cuando Susa no Wo no mikoto ascendió al cielo, retumbó y rodó el mar,
gimieron en voz alta las montañas y las colinas movidas por su naturaleza divina y
feroz. Amaterasu Ohomikami, de entrada conocedora del carácter feroz y maligno de
este dios, oyó cómo venía, se asustó y se demudó. [...]”
C) La retirada de la diosa Amaterasu y la llegada de la oscuridad

130. Kojiki. “A continuación Haya Susa no Wo no mikoto habló con Amaterasu


Ohmikami: “Como mis intenciones eran claras y puras, recibí como hijas engendradas
por mí a unas delicadas niñas. De ello se deduce que he vencido”. Por tanto, rompió los
diques de los arrozales cultivados por Amaterasu Ohomikami y tapó las zanjas, luego
evacuó excrementos y los esparció por la sala en que ella pretendía celebrar la Gran
Degustación [del arroz nuevo]. A pesar de estos actos, Amaterasu Ohomikami no lo
reprendió, sino que dijo: “Lo que parece excremento, es sin duda el vómito que esparció
mi hermano en estado de embriaguez, y cuando rompió los diques y tapó las zanjas, era
porque le daba lástima del suelo”. Así excusó ella [sus actividades], pero él no cesó,
sino que hizo cosas aún peores. Cuando Amaterasu Ohomikami se encontraba en la Sala
Sagrada del Tejido y se hacía tejer una vestimenta divina, él abrió un agujero en la
cumbrera de la Sala, desolló un caballo pío arrancándole el pellejo en dirección
contraria y lo arrojó al interior. La tejedora celestial se asustó al verlo, se clavó la
lanzadera en el sexo y murió.
Amaterasu Ohomikami, aterrorizada por el espectáculo, abrió la puerta de la Celestial
Casa de las Rocas y se encerró en su interior. Entonces, la Alta Planicie Celestial se
sumió en total oscuridad, y el país central de la Planicie de Juncos quedó
completamente a oscuras”.

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131. Nihongi. “A partir de entonces, el comportamiento de Susa no Wo fue sumamente
impertinente. [...] Además, cuando vio que Amaterasu Ohomikami estaba tejiendo una
vestimenta divina en la Sagrada Sala del Tejido, arrancó el pellejo de un celestial
caballo pío, abrió un agujero en el techo y lo arrojó al interior. Se asustó Amaterasu
Ohomikami y se hirió con la lanzadera. Encolerizada, se dirigió a la Celestial Casa de
las Rocas, cerró la puerta de rocas y se quedó allí dentro. Por eso, el mundo se sumió en
la oscuridad y no podía reconocerse la alternancia del día y la noche.

132. Nihongi. Variante I. Un texto reza así: entonces se hallaba Wakahirume no mikoto
en la Sagrada Sala del Tejido y tejía una vestimenta divina. Susa no Wo lo vio, desolló
un caballo pío arrancándole el pellejo en dirección contraria y lo arrojó a la sala,
Wakahirume no mikoto se asustó, cayó del telar, se hirió con la lanzadera que tenía [en
la mano] y falleció de forma divina. Entonces, Amaterasu Ohomikoto habló con Susa
no Wo y le dijo: “Aún tienes malas intenciones. No quiero verte más”. Entonces se fue
a la Celestial Casa de las Rocas y cerró la puerta. La tierra se sumió en la oscuridad y ya
no hubo diferencia entre el día y la noche.

132. Nihongi. Variante II. “Un texto reza así: la diosa del sol convirtió un campo
cercado en su arrozal. En la primavera, Susa no Wo no mikoto tapó las zanjas y rompió
los diques. Luego, en otoños, cuando los cereales estaban ya maduros, tendió cuerdas
alrededor que delimitaban el terreno. Además, cuando la diosa del sol se encontraba en
la sala del Tejido, él arrancó el pellejo a un caballo pío, desollándolo vivo y lo arrojó a
la sala. Se comportó, en general, de forma sumamente impertinente. Sin embargo, la
diosa del sol, siempre amable, no lo reprendió ni se sintió ofendida; lo toleró todo con
serenidad. Pero cuando la diosa del sol se encontraba en la Degustación del Nuevo
[Arroz], Susa no Wo dejó secretamente heces bajo un augusto asiento. La diosa del sol
no lo sabía y se sentó. El hedor provocó un malestar en su cuerpo. Encolerizada, se fue
por tanto a la Celestial Casa de las Rocas y cerró la puerta de rocas.”

D) La diosa del Sol es atraída hacia afuera

134. Kojiki. “Se reunieron entonces ochocientas miríadas de dioses en el cauce del
Celestial Río Yasu para una sesión divina e hicieron reflexionar a Omohikane no kami,

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hijo de Takamimusubi no kami. Juntaron los gallos del País de la Vida Eterna que
cantan mucho tiempo y los hicieron cantar, cogieron las celestiales rocas duras del curso
superior del Celestial Río Yasu, cogieron hierro de la Celestial Montaña de Minerales,
llamaron al herrero Amatsumara, pidieron a Ishikoridome no mikoto que fabricara
espejos, pidieron a Tamanoya no mikoto que fabricara las joyas de la cinta con las
quinientas joyas yasaka de forma curva, llamaron a Ame no Koyane no mikoto y a
Furtodama no mikoto y les mandaron que extrajeran en una pieza el omóplato de un
ciervo del Celestial Monte Kagu, cogieran celestial [madera de] hahaka del Celestial
Monte Kagu y ejecutaran la adivinación. Arrancaron de cuajo el verdadero árbol sakaki
con sus quinientas ramas, colgaron de las ramas superiores las joyas de la cinta de
quinientas joyas yasaka de forma curva, colgaron de las ramas centrales el espejo yata, y
de las ramas inferiores, las ofrendas blancas y blandas y las ofrendas verdes y blandas.
Futodama no mikoto cogió estas diferentes cosas y las sostuvo como Gran Ofrenda
Sublime, mientras Ame no Koyane no mikoto pronunciaba las Grandes Palabras
Rituales; Tachikarawo no kami se ocultó al lado de la puerta, Ame no Uzume no mikoto
se arremangó y ató las mangas con celestiales [sarmientos] hikage del Celestial Monte
Kogu, se coronó con celestiales [sarmientos] masaki, ató hojas de bambú del Celestial
Monte Kogu para hacer un ramo, colocó un cubo vuelto hacia abajo junto a la puerta de
la Celestial Casa de las Rocas y saltó encima para que retumbara. Ejecutó un acto de
posesión divina, mostró los senos y se bajó la falda hasta mostrar el sexo. Entonces
retumbó la Alta Planicie Celestial por la risa conjunta de las ochocientas miríadas de
dioses.
Se extrañó Amaterasu Ohomikami y abrió un poco la puerta de la Celestial Casa de las
Rocas y dijo desde dentro: “Creí que, si me ocultaba, la Planicie Celestial y el País
Central de la Planicie de Juncos estarían sumidos en la oscuridad. ¿Cómo es que Ame
no Uzume hace un jueguecito y las ochocientas miríadas de dioses se ríen todas
juntas?”. Le respondió Ame no Uzume: “¡Nos alegramos, nos reímos y nos divertimos
porque hay aquí una divinidad más venerable que tú!”. Mientras pronunciaba estas
palabras, Ame no Koyane y Futodama alzaron el espejo y lo mostraron a Amaterasu
Ohomikami; ella se extrañó cada vez más, salió por la puerta y se acercó, a lo cual
Tachikarawo, que había permanecido oculto, la cogió de la mano y la sacó. Al mismo
tiempo, Futodama no mikoto tendió una cuerda de shiri-kume detrás de ella y dijo: “¡De
aquí ya no volverás más al interior”! Cuando salió Amaterasu Ohomikami,

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resplandecieron por sí solos la Alta Planicie Celestial y el País Central de la Planicie de
Juncos en toda su claridad.”

135. Nihongi. “[...] Ame no Uzume, la antepasada de Sarume no Kimi, volvió a coger
una lanza rodeada de juncos, se plantó delante de la puerta de la Celestial Casa de las
Rocas y ejecutó con suma habilidad una pantomima. Además, se coronó con
[sarmientos] masaki, utilizó los [sarmientos] hikage para sujetar la manga arremangada,
prendió [fuego] en la plaza de fuego, puso un cubo boca abajo y realizó un acto de
posesión divina. [...]”.

E) El castigo a Susa no Wo no mikoto

136. Kojiki. “Deliberaron entonces las ochocientas miríadas de dioses e impusieron a


Haya Susa no Wo [una pena de] mil mesas llenas [de ofrendas de penitencia] y le
cortaron además la barba y las uñas de manos y pies y lo sometieron a una
expulsión/purificación (harache) y lo expulsaron mediante la expulsión divina”.

137. Nihongi. “Acto seguido todos los dioses atribuyeron la culpa a Susa no Wo no
mikoto, le impusieron [una pena de] mil mesas llenas [de ofrendas de penitencia] y le
pidieron cuentas con toda severidad. Le arrancaron el cabello y lo obligaron a reparar su
culpa. Se cuenta también que le arrancaron las uñas de manos y pies a modo de
reparación. Luego lo expulsaron finalmente hacia abajo.

138. Variante II. Luego declararon culpable a Susa no Wo no mikoto y exigieron de él


objetos de penitencia/purificación (harahetsumono). Estaban los extremos de sus manos
como cosas buenas para cortar y los extremos de sus pies como cosas malas para cortar.
Además tomaron su saliva y la convirtieron en ofrendas blandas blancas, y tomaron el
fluido de su nariz y lo convirtieron en ofrendas blandas verdes. Utilizando estas, e llevó
a cabo la expulsión/exorcismo. Finalmente lo expulsaron según el principio de la
expulsión divina.

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139. Variante III. Impusieron a Susa no Wo no mikoto [una pena de] mil mesas llenas
[de objetos de penitencia] y convirtieron las uñas de las manos en cosas buenas para
tirar y las uñas de los pies en cosas malas para tirar. A Ame no Koyane no mikoto, en
cambio, le hicieron manejar y recitar su Gran Oración Ritual de la Purificación. Este es
el motivo por el cual los seres humanos guardan con cuidado las uñas. Luego los dioses
reprendieron a Susa no Wo no mikoto y dijeron: “Tu comportamiento ha sido del todo
incorrecto. Por tanto, no puedes vivir en el cielo ni puedes vivir en el país central de la
Planicie de Juncos. ¡Dirígete a toda prisa al país de las raíces en el suelo!” Con estas
palabras lo expulsaron conjuntamente!”.

F) El mundo amenazado y su salvación

140. Kojiki. “Después de haber sido expulsado, descendió a un lugar llamado Torikami
situado en el curso superior del río Hi, en el país de Izumo. En ese momento aparecieron
bajando por el río unos palillos, de tal modo que Susa no Wo llegó a la conclusión de
que en el curso superior debían de hallarse seres humanos, y cuando se dirigió río arriba
y los buscó, encontró a un anciano y a una anciana. Había entre ellos una muchacha, y
lloraban. A su pregunta: “¿Quiénes sois”, el anciano respondió:” Soy una divinidad del
país, hijo de Ohoyamatsumi no kami. Mi nombre es Ashinazuchi, el de mi mujer es
Tenazuchi, y el de nuestra hija es Kushinada-hime”. Cuando él preguntó acto seguido:
“¿Por qué lloráis, el anciano contestó: “Teníamos en un principio ocho hijas, pero cada
año venía de Koshi el monstruo serpentino de ocho brazos y devoraba [a una]. Ahora ha
llegado el momento de que venga, y por eso lloramos”. Entonces él preguntó: “¿Qué
forma tiene el monstruo?”, y [el anciano] contestó: “Tiene ojos como cerezas rojas y un
cuerpo de ocho cabezas y ocho colas. Además, crecen sobre su cuerpo el musgo y los
cedros y los cipreses. Es tan largo que se extiende por ocho valles y ocho colinas, y
cuando uno mira su cuerpo, lo ve todo ensangrentado y podrido”. Entonces dijo Susa no
Wo no mikoto al anciano: “¡Dame a tu hija¡”, y este contestó: “¡Con todos mis respetos,
pero no sé tu nombre!”, y [Susa no Wo] respondió: “Soy el hermano menor de la diosa
Amaterasu Ohomikami y acabo de descender del cielo”. Entonces dijeron Ashinazuchi
y Tenazuchi no kami: “De ser así, te la entregaremos con todos los respetos”.

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Entonces Haya Susa no Wo tomó a la muchacha, la transformó en una peineta de varios
dientes y se la puso en el moño; y dijo a Ashinazuchi y a Tenazuchi: “Fermentad un
vino ocho veces fermentado, construid una verja alrededor, y haced ocho puertas en la
verja. Atad ocho armazones, [uno] para cada puerta, y poned un cubo lleno de vino
sobre cada armazón, llenad cada cubo con el vino ocho veces fermentado y esperad”.
Cuando hubieron preparado todo de este modo y mientras esperaban, llegó en efecto el
monstruo serpentino de ocho colas, tal como habían dicho. Metió una cabeza en cada
cubo y bebió vino. Se emborrachó, se tumbó y se durmió. Entonces Susa no Wo sacó la
espada de ocho palmos de largo que llevaba a un costado y cortó la serpiente en trozos,
y el río Hi fluyó convertido en sangre. Entonces, cuando cortó la cola central, apareció
una mella en el filo de su espada. Le resultó extraño, y cuando clavó la punta de su
espada y abrió [la cola], encontró allí una espada afilada. Cogió entonces la espada, y
como le pareció una cosa singular, informó de ello a Amaterasu Ohomikami y la
entregó. Es la espada Kusanagi.
Luego Haya Susa no Wo no mikoto buscó en el país de Izumo un lugar para construir
un palacio. Cuando llegó a Suga, dijo: “Llegado aquí, mi corazón se siente refrescado”
y construyó allí un palacio. Por esto ahora el lugar se llama Suga. Cuando el Gran Dios
empezó a construir allí un palacio, ascendieron nubes desde el lugar. [...]. Llamó
entonces a Ashinazuchi no kami y dijo: “Serás el administrador de mi palacio”. Además
le concedió el nombre de señor del palacio de Inada, Suga no Yatsumimi no kami.
Luego empezó la relación matrimonial con Kushinada-hime; el nombre del hijo que
procrearon fue Yashimajinumi no kami. [...Se nombran los descendientes a través de
cinco generaciones].

141. Nihongi. “[...] Susa no Wo no mikoto dijo: “Esta [espada kusanagi] es una espada
divina. ¡Cómo podría osar quedármela¡ Por tanto, la ofreció a las divinidades del cielo.
Luego buscó un lugar para consumar el matrimonio. [...] Entonces cohabitaron y
engendraron al hijo Ohonamushi no kami. [...] Después se marchó finalmente al país de
las raíces”.

142. Variante II. Entonces Susa no Wo no mikoto los aleccionó y dijo: “Debéis coger
muchos frutos y fermentar ocho jarras de vino con ellos. Yo mataré la serpiente por
vosotros”. Los dos dioses prepararon entonces el vino de acuerdo con sus instrucciones.
[...] la serpiente bebió el vino y se durmió. Susa no Wo sacó la espada y la despedazó.

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Cuando se disponía a cortarle la cola, el filo de la espada quedó dañado. Cuando corto
[la cola] y miró, había una espada en la cola. La espada se llama kusanagi. Se encuentra
ahora en la aldea de Ayuchi en el país de Wohari. Se trata de una divinidad cuidada por
los Hafuri de Tsuta. La espada con la cual fue despedazada la serpiente se llama
Worochi no Aramasa. Se encuentra ahora en Isonokami. [...].
3.3. El Mito político
A) El sometimiento del País Central de la Planicie de Juncos

143. Kojiki. “Amaterasu Ohomikami ordenó: “El país de las espigas frescas de los mil
otoños y de los largos quinientos otoños de la rica planicie de juntos es el país que debe
gobernar mi hijo Masakatsu-akatsu-kachihayahi Ame no Oshihomimi no mikoto”. Con
este mandato lo envió desde el cielo. Se hallaba pues Ame no Oshihomimi en el puente
flotante del cielo y dijo: “El país de las espigas frescas de los mil otoños y de los largos
quinientos otoños de la rica planicie de juncos se encuentra envuelto en un feroz
tumulto”. Ascendió de nuevo e informó a Amaterasu Ohomikai. Entonces
Takamimusubi no kami y Amaterasu Ohomikami ordenaron a las ochocientas miríadas
de dioses que se reunieran en el cauce seco del Celestial Río Yasu, hicieron pensar a
Ohohikame no kami y dijeron: “Este país central de la planicie de juncos es el país que,
por encargo, debe gobernar nuestro hijo. Parece ser que en este país se hallan muchos
dioses del país, feroces y rebeldes. ¿A qué dios hemos de enviar para que los someta?
Deliberaron Omohikane no kami y las ochocientas miríadas de dioses y dijeron:
“Habría que enviar a Ame no Hohi no kami”. Entonces, cuando enviaron a Ame no
Hohi no kami, este mendigó el favor de Ohokuni-nushi no kami y al cabo de tres años
aún no había traído informe alguno.
Entonces Takamimusubi no kami y Amaterasu no Ohomikami volvieron a preguntar a
los dioses: “Ame no Hohi no kami, a quien hemos enviado al país central de la planicie
de juncos, lleva tiempo sin traer el informe. ¿A qué dios hemos de enviar?”. Entonces
respondió Omohikane no kami: “Habría que enviar a Ame no Waka-hiko, hijo de
Amatsukunitama no kami”. Así pues, dieron a Ame no Waka-iko un Celestial Arco
makako y Celestiales Flechas haha y lo enviaron. Sin embargo, apenas llegado al país,
Ame no Wake-iko casó con Shitateru-hime, hija de Ohokuni-nushi no kami, y consideró
la idea de apoderarse del país, de tal modo que durante ocho años no presentó informe
alguno.

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Amaterasu Ohomikami y Takamimusubi no kami preguntaron entonces a todos los
dioses: “Ame no Waka-hiko lleva tiempo sin traer informe alguno. ¿A qué dios
debemos enviar ahora para averiguar por qué lleva Ame no Waka-hiko tanto tiempo
allí?”. Cuando los dioses Omohikame no kami dijeron: “¡Habría que enviar al faisán
llamado Nakime [mujer plañidera]!”, dieron la orden al faisán: “Ve y pregunta a ame no
Waka-hiko cómo es que lleva ocho años sin presentar un informe cuando ha sido
enviado al país central de la planicie de juncos para someter y pacificar a sus dioses
feroces”. Así pues, Nakime descendió del cielo, se posó en el canelo de múltiples ramas
que se hallaba ante la puerta de Ame no Waka-hiko y repitió cuanto le habían ordenado
los dioses celestiales. Ame no Waka-hiko y repitió cuanto le habían ordenado los dioses
celestiales. Ame no Sagume oyó lo que decía el pájaro y dijo a Ame no Waka-hiko: “El
griterío de este pájaro es muy maligno. Deberías matarlo”. Impulsado por ella, cogió el
Arco Celestial de madera de Hayi y las Celestes Flechas de kaku que le diera el dios del
cielo y mató al faisán. La flecha atravesó el pecho del faisán e, invertida, salió disparada
hacia arriba hasta llegar a Amaterasu Ohomikami y Takagi no kami, que se hallaban a
orillas del cauce seco del Celestial Río Yasu. Takagi no kami es otro nombre de
Takamimusubi no kami. Cuando Takagi no kami levantó la flecha y la miró, tenía
sangre pegada a sus plumas. Entonces dijo Takagi no kami: “Es una de las flechas que
di a Ame no Waka-hiko”, la mostró a los dioses y dijo: “Si es una flecha con que Ame
no Waka-hiko mató a una divinidad maligna sin apartarse de la orden, no dará en Ame
no Waka-hiko. Pero si alberga malas intenciones, ¡que esta flecha haga mal a Ame no
Waka-hiko!”. Entonces, cogió la flecha y la lanzó hacia abajo por el agujero que había
abierto la propia flecha. Esta se clavó en el pecho de Ame no Waka, que dormía por la
mañana en su cama, y la mató. [...]
Entonces llegó la voz sollozante de Shitateru-hime, esposa de Ame no Waka-hiko, que
transportada por el viento resonaba en el cielo. El padre de Ama no Waka-hiko,
Amatsukunitama, así como su mujer y sus hijos, que permanecían en el cielo, la vieron
y descendieron, lloraron y se lamentaron. Enseguida construyeron en el lugar una casa
de duelo y convirtieron a los gansos bravos del río en portadores de kisari; a las garzas
reales, en portadoras de escobas; a los halcones, en personas encargadas de los platos de
las ofrendas; a los gorriones, en mujeres encargadas del mortero; a los faisanes, en
mujeres plañideras, y después de ordenar y concretar todo esto, se pasaron ocho días y
ocho noches jugando. [...]

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Entonces preguntó Amaterasu Ohomikami: “¿A qué divinidad hemos de enviar ahora?”.
Respondieron entonces Omohikane no kami y los dioses: “Debería enviarse al dios
llamado Itsu no Whobari que vive en la Celestial Casa de las Rocas en el curso superior
del Celestial Río Yusu. Pero si no pudiera ser este dios, abría que enviar a su hijo,
Takemikazuchi no Wo no kami. Sin embargo, como este Ame no Wohobari había
puesto diques a las aguas del Celestial Río Yasu y las había represado y había cerrado
por tanto el camino, los otros dioses no pudieron llegar allí. Por eso habría que enviar
expresamente a Ame no Kaky no kami para que le pregunte”. Así pues, enviaron a Ame
no Kaku no kami, y cuando este preguntó a ame no Wohobari, este respondió: “Con
todos mis respetos, estoy a disposición. Sin embargo, por este camino habría que enviar
a mi hijo Takemikazuchi no kami”, y enseguida lo ofreció. Luego, hicieron que Ame
no toribune no kami acompañara a Takemikazuchi no kami y los enviaron juntos.
Entonces, cuando los dos dioses descendieron a la cala de Inasa en el país de Izumo,
sacaron sus espadas de ocho palmos de largo, las clavaron invertidas [con la punta hacia
arriba] en las crestas de las olas y se sentaron con las piernas cruzadas sobre las puntas
de las espadas y preguntaron a Ohokuni-nushi no kami: “Por orden de Amaterasu
Ohomikami y de Takagi no kami hemos sido enviados para preguntarte: Hemos dado
cursado el mandato de que tu dominio, el país central de la planicie de juncos, sea el
país que gobierne nuestro hijo. ¿Cuál es tu intención?”. El contestó: “No puedo decir
nada sobre ello. Mi hijo, Yahekotoshiro-nushi deberá manifestarse. Pero él se ha ido al
cabo de Miho para disfrutar de [la caza de] aves y de la pesca y aún no ha regresado”.
Por eso enviaron a Ame no Toribune no kami, el cual llamó a Yahekotoshiro-nushi no
kami; cuando le preguntaron, dijo a su padre: “Con todos los respetos, entregaremos
este país al hijo de los dioses celestiales”, pateó el suelo e hizo volcar su embarcación y
con Celestiales Aplausos Inversos construyó una verja verde de leña menuda y se
ocultó.
Entonces preguntaron a Ohokuni-nushi no kami: “Ahora tu hijo Kotoshiro-nushi no
kami ha hablado. ¿Tienes otro hijo que deba hablar?”. Él contestó: “Tengo otro hijo,
Takeminakata no kami, y ni uno más”. Mientras hablaba así, se acercó precisamente
Takeminakata no kami y, al tiempo que levantaba una roca que sólo podía ser arrastrada
por mil hombres, dijo: “¿Quién ha venido a nuestro país y habla con tanto sigilo y
disimulo? ¡Midamos primero las fuerzas¡ Yo cogeré primero tu mano”. Cuando
[Takemikazuchi] se dejó coger la mano, esta se convirtió en un carámbano y luego en la
hoja de una espada. Entonces [Takeminakata no kami] tuvo miedo y se retiró. Pero el

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otro pidió coger la mano de Takeminakata. La agarró, y era como si cogiera un junco
joven, y entonces la aplastó y la arrojó, y Takeminakata huyó. Entonces
[Takeminazuchi no kami] lo persiguió, y cuando lo alcanzó junto al lago de Suwa en el
país de Shinano y quiso matarlo, Takeminakata no kami dijo: “Con todos mis respetos,
¡no me mates! No quiero ir a otro lugar salvo a este. Además, no quiero desobedecer la
orden de mi padre Ohokuni-nushi no kami ni las palabras de Yahekotoshiro-nushi no
kami. Entregaré este país central de la planicie de juncos, cumpliendo la orden del hijo
de los dioses celestiales.
Entonces volvió [Takemikazuchi no kami] y preguntó a Ohokuni-nushi no kami: “Tus
hijos, Kotoshiro-nushi no kami y Taleminakata no kami, han dicho ambos que no
quieren oponerse a la orden del hijo de los dioses celestiales. ¿Cuál es ahora tu
intención?”. Entonces él contestó: “Como lo han dicho mis dos hijos, yo tampoco me
opondré. Entregaré este país central de la planicie de juncos, cumpliendo la orden. Sin
embargo, si se me construye mi vivienda como es el Celestial Nido Augusto en que
mora el hijo de los dioses celestiales en celestial sucesión hereditaria del sol [¿],
colocando firmemente los pilares del palacio en las raíces más profundas de las rocas y
levantado los cabríos hasta la Alta Planicie Celestial, entonces me ocultaré en los
ochenta recodos del camino y serviré. Además, ninguno de mis hijos, los ciento ochenta
dioses, se opondrá, siempre y cuando Yahekotoshiro-nushi no kami pueda servir como
vanguardia y retaguardia de los dioses”. Esto dijo, y construyeron [para él] el Celestial
Palacio Augusto en la cala de Tagishi en el país de Izumo, y Kushiyatama no kami,
nieto de Minato no kami, fue nombrado camarero, y cuando ofreció los Celestiales
Platos Augustos, pronunció también las palabras de bendición. Kushiyatama no kami se
convirtió en un cormorán, se sumergió hasta el fondo del mar, sacó con su pico arcilla
del fondo marino y fabricó los ochenta platos llanos; cortó tallos de hierbas de mar e
hizo un mortero para el fuego y de los tallos de algas marinas hizo el atizador y avivó la
lumbre. [...]
Takemimazuchi no kami, en cambio, ascendió de nuevo [al cielo] y anunció que el país
de la planicie de juncos había sido sometido y estaba pacificado.”

144. Nihongi. “El hijo de Amaterasu Ohomikami, Masaka-akatsu-kachihayahi Ame no


Oshihomimi no mikoto, casó con la hija de Takamimusubi no mikoto, Takuhatachichi-
hime, y engendraron a Amatsuhiko-hikoho no Ninigi no mikoto. Este se granjeó el
particular afecto y amor de su augusto abuelo Takamimusubi no mikoto, el cual lo crió

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con sumo esmero. Al final concibió la idea de convertir a su nieto Amatsuhiko-hikoho
no Ninigi en señor del País Central de la Planicie de Juncos. En aquel país había, sin
embargo, muchas divinidades que brillaban como luciérnagas, así como dioses
malignos que zumbaban como las moscas en el Quinto Mes. Además, todas las hierbas
y flores sabían hablar. Por eso, Takamimusubi no mikoto reunió a los ochenta dioses y
les preguntó: “Quiero expulsar y someter a los demonios malignos del País Central de la
Planicie de Juncos. ¿A quién debería enviar? ¡Dioses, no ocultéis vuestra opinión!”.
Todos respondieron: “Ame no Hohi no mikoto es el más valiente de los dioses, ¡Habría
que intentarlo con él”!
Entonces Takamimusubi no mikoto reunió de nuevo a los dioses, con el fin de que
eligieran a alguien para enviar directamente al País Central de la Planicie de Juncos.
Todos dijeron: “Sería bueno enviar a Futsu-nushi no kami, el hijo engendrado por
Ihatsutsu no Wo e Ihatsusu no Me, hijos a su vez de Ihasaku [y] Nesaku no kami”. En
aquella época había dioses que habitaban la Celestial Casa de las Rocas, Mika no
Hayahi no kami, hijo de Itsu no Wobashiri no kami, Hi no Hayahi no kami, hijo de
Mika no Hayahi no kami, y [por último] Takemikazushi no kami, hijo de Hi no Hayahi
no kami. Este dios dio un paso adelante y dijo. “¿Acaso sólo Futsu-nushi no kami es un
héroe? ¿Acaso yo no soy un héroe?”. Encendido, hablaba resoplando. Por tanto,
decidieron que acompañara a Futsu-nushi no kami y dejaron que [él también] sometiera
el País Central de la Planicie de Juncos. Acto seguido [Ohokuni-nushi no kami] cogió la
lanza ancha que había utilizado como bastón al someter el país, lo entregó a los dos
dioses y dijo: “Con esta lanza he gobernado con éxito. Si el nieto del cielo gobierna el
país con esta lanza, seguramente lo someterá y lo pacificará. Yo me ocultaré ahora
mismo en los ochenta recodos del camino”. Apenas hubo concluido su discurso, se
ocultó. Los dos dioses, en cambio, mataron a todos los demonios y dioses rebeldes”.

B) El descenso de Ninigi

145. Kojiki. “Entonces Amaterasu Ohomikami y Takagi no kami dieron una orden y
dijeron al príncipe heredero Masakatsu-akatsu-kachihayahi Ame no Oshihomimi no
mikoto: “Dícese que el País Central de la Planicie de Juncos está ahora del todo
sometido. Por tanto, desciende con la misión que te ha sido encomendada y reina”.
Respondió entonces el príncipe heredero Masakatsu-akatsy-kachihayahi Ame no

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Oshihomimi no mikoto y dijo: “Mientras me preparaba para el descenso, [me] ha nacido
un hijo. Su nombre es Amenikishi Kuninikishi Amatsuhiko-hikoho no Ninigi no
mikoto. Habría que enviar a este hijo”. Dos hijos habían nacido de su relación con
Yorozuhata Toyo’akizushyi-hime no mikoto, hija de Talagi no kami: Ame no Ho’okari
no mikoto, así como Hikoho no Ninigi no mikoto: “Te encomendamos la misión: este
país de las espigas frescas de los ricos campos de juncos es el país que debes gobernar.
Por tanto, cumple la orden y desciende del cielo”. [...]
Acto continuo le asignaron cinco jefe de los diversos oficios, Ame no Koyane no
mikoto, Futodama no mikoto, ame no Uzume no mikoto, Ishikoridome no mikoto,
Tamanoya no mikoto, y los hicieron descender del cielo. Entonces le dio [Amaterasu
Ohomikami] las joyas yasaka de forma curva y el espejo con los cuales la habían hecho
salir [de la casa de las rocas] y la espada kusanagi y, además, le asignó a Tokoyo no
Omohikane no kami, Tachikarawo no kami y Ame no Iwatowake no kami, y dijo:
“Toma este espejo como mi tama y adóralo como si fueras tú mismo”. Estas dos
divinidades [el espejo y Omohikane no kami] son adoradas en el santuraio de Isuzu.
Además, Toyuke no kami, la divinidad que se adora en el Santuario Exterior de Watari.
[...]
Por tanto, este Ame no Koyane no mikoto es el antepasado de los Nakatomi no Muraji,
Futodama no mikoto es el antepasado de los Imube no Obito, Ame no Uzume no
mikoto es el antepasado de los Sarume no Kimi, Ishihoridome no mikoto es el
antepsado d elos Kagamitsukuri no Muraji, Tamanoya no mikoto es el antepasado de
los Tamanoya no Muraji.
Entonces dieron a Amatsu-hikoho no Ninigi no mikoto la orden y él abandonó la
celestial Sede en las Rocas, separó las nubes celestiales que se extendían ocho veces y
se abrió comino creando enormes pistas, se incorporó [...?] junto al puente flotante del
cielo y descendió a la cima de Kujifuru del Talachiho de Himuka en Tsukushi. Allí se
encontraban Ama no Oshihi no mikoto y Amastsukume no mikoto con celestiales
carcajes en las espaldas, con espadas con cabeza de martillo a los costados, con el
celestial Archo de haji y las celestiales Flechas de makako en las manos, se pusieron a
la cabeza del cortejo y empezaron a servir. Es decir, este Ama no Oshihi no mikoto es el
antepasado de los Ohotomo no Muraji, Amatsukume no mikoto es el antepasado de los
Kume no Atahe. Entonces dijo: “Este lugar se halla frente al país de Kara; si se cruza
hasta el cabo de Kasasa, es un país en que da de lleno el sol de la mañana y que es
iluminado por el sol del atardecer. Es un lugar excelente”, y entonces clavaron con

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firmeza los pilares del palacio en las raíces más profundas de las rocas y pusieron los
cabríos hasta que llegaron a la Alta Planicie Celestial, y [allí] vivió.”

146. Nihongi. “Entonces cogió Takamimusubi no mikoto la manta que tapaba el


Verdadero Asiento y cubrió con ella al augusto nieto Amatsuhijo-hikoho no Ninigi y lo
hizo descender. Entonces el augusto nieto abandonó la celestial Sede en las Rocas,
separó las nubes del cielo que se extendían ocho veces, se abrió camino creando
enormes pistas y ascendió a la cima del Takachiho de so en Himuka. El modo de
proceder del augusto nieto: [una vez descendido] del puente flotante del cielo de la
maravillosa doble cima, se encontró en el lugar llano. [...?]. Desde las colinas se dirigió
a buscar tierra, y mientras atravesaba el país -sin carne, como los huesos de la vértebra-
llegó al cabo de Kasasa de Nagaya en Ata.
Había allí un hombre que se llamaba Kotokatsu-kunikatsu Negasa. Preguntó el augusto
nieto: “¿Hay aquí tierra o no”. El otro respondió: “Aquí hay tierra. Actúa a discreción”.
Por tanto, el augusto nieto se estableció allí.

147. Variante I. Amaterasu Ohomikami ya había dado a Masaka-akatsu-kachihayahi


Ame no Oshihomimi como esposa a Yorozuhata toyo’akitsu-hime no mikoto, la
hermana de Omohikane no kami, e hizo descender [a ambos] al País Central de la
Planicie de Juncos. [...] Mientras se disponían a descender, nació el augusto nieto; lo
llamaron Amatsuhiko-hikoho no Ninigi no mikoto y dijeron: “Queremos que este
augusto nieto descienda en nuestro lugar”. Por tanto, Amaterasu Ohomikami concedió a
Amatsuhiko-hikoho no Ninigi no Kami los Tres Tesoros, concretamente las joyas
yasakani de forma curva, así como el espejo yata y la espada kusanagi. Le designó
como compañeros a los jefes de los cinco oficios: Ame no Koyane no mikoto,
antepasado d elos Nakatomi, Futodama no mikoto, antepasado de los Imube, Ame no
Uzume no mikoto, antepasado de los Sarume, Ishikoridome no mikoto, antepasado de
los Kagamitsukuri, y Tamanoya no mikoto, antepasado de los Tamasuri, y los hizo
servir. Entonces dio una orden y dijo: “El país de las espigas frescas de los mil
quinientos otoños de la planicie de juncos es el territorio en que deben reinar mis
descendientes. Augusto nieto, ve allí y gobierna. ¡Ve! ¡Que el florecimiento y la
prosperidad de la dinastía imperial sea sin fin como el cielo y la tierra”!

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C) El gran dios de la montaña y sus hijas

148. Kojiki. “Encontró entonces Amatsuhiko-hikoho no Ninigi no mikoto a una bella


muchacha en el cabo de Kasasa. Cuando él le preguntó: ¿De quién eres hija?”, ella
respondió: “Soy la hija de Ohoyamatsumi no kami, mi nombre es Kamu-Atatsu-hime y
otro nombre es Konohana no Sakuya-bime”. A lo cual él volvió a preguntar: “¿Tienes
hermanos?”, y ella contestó: “Tengo una hermana mayor, Ihanaga-hime”. Cuando él
dijo: “Quiero casarme contigo. ¿Qué te parece?”, ella contestó: “No puedo decirlo. Mi
padre, Ohoyamatsumi no kami, lo dirá”. Cuando él envió entonces a un mensajero para
solicitar su mano a su padre Ohoyamatsumi no kami, este se alegró mucho, le dio
también a la hermana mayor Ihanaga-hime y mandó a cien [personas] que cargaran,
llevaran y ofrecieran mesas llenas. Pero como la hermana mayor era muy fea, él se
asustó al ver la, la envió de vuelta y sólo mantuvo a la menor Konohona no Sakuya-
bime y cohabitó con ella durante una noche. Ohoyamatsumi, ofendido por la devolución
de Ihanaga-hime, le mandó un mensaje: “El que te enviara a ambas hijas tiene su
motivo. Había realizado un conjuro ukehi. Si te servías de Ihanaga-hime, la vida de los
descendientes del dios del cielo sería eterna como una roca, aunque nevara y bramara el
temporal, o sea, duradera, dura e inamovible. Si te servías de Konohana no Sakuya-
bime, dicha vida florecería como florece la flor del árbol. Has devuelto a Ihanaga-hime
y sólo te has quedado con Konohana no Sakuyabime, por lo cual la vida de los
descendientes del dios del cielo sólo será como las flores de los árboles”. Por eso no
dura hoy en día la vida de las altezas imperiales.
Más tarde, Konohana no Sakuya-bime se presentó [ante el nieto del cielo de Ninigi] y
dijo: “Estoy encinta, y ha llegado el momento del parto. Los descendientes del dios del
cielo, empero, no deben ver el mundo en la clandestinidad. Por esto hablo”. Entonces él
respondió: “¡Sakuya-bime, embarazada en una sola noche! No es mi hijo, debe de ser el
hijo de una divinidad del país”. A lo cual ella respondió: “Si el hijo del que estoy
embarazada es el hijo de una divinidad del país, el parto será desafortunado. Pero si es
el hijo del dios del cielo, el parto será afortunado. Construyó una sala de ocho brazas sin
puertas, entró en ella y taponó con barro las aberturas y resquicios, y cuando llegó la
hora del parto, le prendió fuego. El nombre del niño que parió cuando llameó el fuego,
era Hoderi no mikoto, el del niño que nació luego era Hosuseri no mikoto, el del que

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nació luego era Howori no mikoto o, con otro nombre, Amatsuhiko Hiko-hohodemi no
mikoto”.

149. Nihongi. “Había entonces en aquel país una hermosa muchacha. Su nombre era
Kashitsu-hime. Otro nombre es Kamu-Atatsu-hime. Y otro nombre es Konohana no
Sakuya-bime. El nieto sublime preguntó a esta hermosa muchacha: “¿De quién eres
hija?”. Ella respondió: “Soy hija del matrimonio de una divinidad celestial con
Ohoyamatsumi no kami”. Entonces el augusto nieto se casó con ella. Pero ella quedó
embarazada en una noche. El augusto nieto no se fió y dijo: “Aunque sea una divinidad
celestial, ¡cómo puedo haberte dejado encinta en una sola noche! El hijo del que estás
embarazada seguramente no es mi hijo”. Entonces Kashitsu-hime, llena de rabia y
rencor, construyó una casa en fosa sin puerta, entró e hizo un conjuro ukehi: “Si el hijo
del que estoy embarazada no es hijo del nieto del cielo, se quemará y perecerá. Pero si
en verdad es hijo del nieto del cielo, el fuego no podrá hacerle daño”. Entonces prendió
fuego a la casa y la quemó. Llamó Ho no Susori no mikoto al hijo que parió en el humo
que se había formado. Es el antepasado de los Hayato. Llamó Hiko-hohodemi no
mikoto al niño que parió después, al retirarse del calor. Al niño que parió a continuación
lo llamó Ho no Akari no mikoto. Es el antepasado de los Wohari no Muraji. En total
fueron tres hijos. Mucho después falleció Amatsuhiko-hikoho no Ninigi no mikoto.
Acto seguido fue enterrado en el túmulo de E en Himuka, Tsukushi”.

D) Príncipe de la fortuna de la montaña y príncipe de la fortuna del


mar
150. Kojiki. “Hoderi no mikoto atrapó como príncipe de la fortuna del mar a los seres de
aletas anchas y a los de aletas estrechas; Howori no mikoto atrapó como príncipe de la
fortuna de la montaña a los seres de piel dura y a los de piel blanda. Entonces dijo
Howori no mikoto a su hermano Hoderi no mikoto: “!Intercambiemos nuestra fortuna y
probemos¡”, pero aunque lo pidió tres veces, el otro no aceptó. Al final, sin embargo, el
intercambio se consiguió a duras penas. Entonces Howori no mikoto fue a pescar con la
fortuna del mar, pero no consiguió ningún pescado y para colmo perdió el anzuelo en el
mar. Y cuando su hermano mayor Hoderi no mikoto le pidió el anzuelo y dijo: “La
fortuna de la montaña es una fortuna que pertenece a uno personalmente, y también la
fortuna del mar es una fortuna que pertenece a uno personalmente. ¡Que cada uno

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devuelva al otro su fortuna!”, el hermano menor Howori no mikoto respondió: “Cuando
pescaba con tu anzuelo, no conseguí ni un solo pescado y luego lo perdí en el mar”. El
hermano mayor insistió, sin embargo, en su petición. Entonces el hermano menor
rompió la espada de diez palmos de largo que llevaba en el cinturón, hizo de ella
quinientos anzuelos y los ofreció como compensación, pero el otro no admitió el
trueque, y si bien el primero hizo mil anzuelos más y también los ofreció, el mayor no
los aceptó.
Mientras el hermano menor se encontraba en la playa, llorando y lamentándose, vino
Shihotsuchi no kami y le preguntó: “¿Cómo es que Soratsuhiko [Howori] llora y se
lamenta de esta manera?”, a lo cual este respondió: “He intercambiado el anzuelo con
mi hermano mayor y he perdido el anzuelo. Cuando me pidió su devolución, le ofrecí
muchos anzuelos como compensación, pero él no los aceptó y pidió su anzuelo original.
Por eso lloro y me lamento”. Dijo Shihotsuchi no kami: “Te daré un buen consejo”.
Hizo una pequeña embarcación, trenzada de bambú y sin resquicios, lo sentó en su
interior y le dio las siguientes instrucciones:”Cuando impulse esta embarcación y la
haga alejarse, déjala un rato a la deriva. Encontrarás entonces un hermoso camino, y
cuando sigas por este camino, [habrá allí] un palacio que parece hecho de escamas de
peces, el palacio de Watatsumi no kami. Cuando llegues a las puertas de este dios,
encontrarás al lado de la fuente una casia llena de hojas. Súbete a ese árbol, y entonces
te verá la hija del dios del mar y te aconsejará”.
Siguiendo las instrucciones, fue allí y todo era exactamente tal como le habían predicho,
de modo que se subió a la casia. Cuando llegó la criada de Toyotama-bime, la hija del
dios del mar, y quiso sacar agua con una vasija de piedras preciosas, vio un reflejo en la
fuente. Miró arriba y vio a un bello joven. Le pareció muy extraño. Al ver a la criada,
Howori no mikoto le pidió un poco de agua. La criada sacó agua y se lo ofreció en la
vasija de piedras preciosas. Pero él no bebió el agua, sino que soltó la joya que llevaba
en el cuello, se la puso en la boca y la escupió en la vasija. La joya se quedó pegada en
la vasija, y la criada no pudo soltarla. Por tanto, ofreció la vasija a Toyotama-bime no
mikoto con la joya que llevaba adherida. Cuando ella vio la joya, preguntó a la criada:
“¿Hay alguien delante de la puerta?”, y esta respondió: “Hay alguien. Se encuentra en la
casia junto a nuestra fuente. Es un joven extraordinariamente bello, mucho más
distinguido que nuestro rey [el dios del mar]. Cuando le ofrecí el agua que me pidió, no
bebió el agua, sino que escupió esta joya. No se desprende. Por eso he traído el agua
con la joya dentro y te lo he ofrecido así”. A Toyotama-bime no mikoto le pareció

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extraño, salió y miró, y se enamoraron a primera vista. Dijo ella a su padre: “Hay
delante de nuestra puerta un hombre bello”. Salió el dios del mar en persona, miró y
dijo: “Es Soratsu-hiko, hijo de Amatsu-hiko [Ninigi]”. Y lo llevó adentro. Extendió
pieles de leones marinos ocho veces unas encima de otras, extendió mantas de seda
ocho veces unas encima de otras y lo invitó a tomar asiento. Preparó cien mesas con
diversas cosas y le ofreció comida, y de este modo lo casó con su hija Toyotama-bime.
Por eso vivió él durante tres años en ese país.
Entonces recordó Howori no mikoto el principio de lo ocurrido y soltó un profundo
suspiro. Al oír el suspiro, Toyotama-bime no mikoto dijo a su padre: “Aunque lleva tras
años aquí, nunca ha suspirado hasta ahora, pero esta noche ha soltado un profundo
suspiro. ¿Cuál podría ser el motivo?”. Su padre, el Gran dios, preguntó entonces a su
yerno: “Esta mañana me ha contado mi hija que, aunque llevas tres años aquí, nunca has
suspirado, pero que esta noche has soltado un profundo suspiro. ¿Tienes algún motivo
para ello Además, ¿cuál es el motivo por el que has venido aquí?”. Entonces Howori no
mikoto contó con todo detalle al Gran Dios cómo su hermano mayor le exigía la
devolución del anzuelo perdido. El dios del mar reunió entonces a los peces grandes y
pequeños de todos sitios y preguntó si había un pez que se hubiera quedado con el
anzuelo. Los peces dijeron todos: “La dorada se queja desde hace bastante tiempo de
tener una espina clavada en la garganta y no poder comer. Seguramente lo ha tragado.
Buscaron en la garganta de la dorada y, en efecto, encontraron el anzuelo. Lo sacaron,
lo lavaron, lo limpiaron y lo entregaron a Howori no mikoto. El Gran Dios Watatsumi le
dio las siguientes instrucciones: “Cuando entregues este anzuelo a tu hermano mayor,
tendrás que hablar de la siguiente manera: este anzuelo es un anzuelo bobo, un anzuelo
miserable, un anzuelo pobre, un anzuelo estúpido, y tendrás que entregarlo hacia atrás.
Luego, cuando tu hermano mayor prepare un arrozal situado en lo alto, tú cultivarás un
arrozal situado abajo, y si tu hermano mayor prepara un arrozal situado abajo, tú
cultivarás uno situado en lo alto. Si actúas de esta manera, tu hermano mayor será un
hombre pobre al cabo de tres años, por cuanto yo regularé el agua de la manera
adecuada. Pero si te guardara rencor por ello y quisiera atacarte, saca la joya de la marea
alta y hazlo ahogarse, y si te suplicara atemorizado, saca la joya de la marea baja y
déjalo vivir...Así lo atormentarás”. De este modo le entregó las dos cosas, la joya de la
marea alta y la joya de la marea baja, llamó a los cocodrilos y les preguntó: “Soratsu-
hiko, hijo de Amatsu-hiko, quiere dirigirse al País Superior. ¿Quien lo lleva allí y
vuelve luego para informar, y cuántos días necesita?”. Todos nombraron el número de

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días de acuerdo con el largo de su cuerpo, y había allí un cocodrilo de una braza de
largo que dijo: “Puedo llevarlo en un día y volver”. Entonces el dios ordenó a este
cocodrilo de una braza de largo: “Llévalo allí y no le des miedo mientras cruzáis el
mar”, y lo sentó en el cuello del cocodrilo y lo despidió. Cumpliendo lo prometido, el
animal lo llevó allí en un solo día. Cuando el cocodrilo se disponía a regresar, él se soltó
el cuchillo que llevaba en el cinturón, se lo colgó al cuello y lo envió de vuelta. Por eso,
el cocodrilo de una braza de longitud se llama Shimochi [Portador de Hoja] no kami.
Entonces entregó el anzuelo, haciendo todo tal como le había instruido el dios del mar.
[El hermano mayor] se volvió paulatinamente más y más pobre, se enfadó mucho por
ello y vino dispuesto a atacar. Cuando atacó, [Howori] sacó la joya de la marea alta y
[casi] lo ahogó, y cuando el otro le suplicó atemorizado, sacó la joya de la marea baja y
lo salvó, y mientras lo atormentaba de esta manera, el mayor le pidió con tono
suplicante: “A partir de ahora seré tu guardián y protector y te serviré día y noche”. Por
eso se ofrecen todavía sin cesar diferentes figuras de danza que imitan el ahogo.
Toyotama-bime no mikoto, la hija del dios del mar, acudió en persona y dijo: “Estoy
embarazada y ha llegado el momento del parto. A mi juicio, el hijo de la divinidad
celestial no debería venir al mundo en la planicie marina. Por eso he salido [del mar]”.
Por tanto, construyó una casa de parto al borde de la playa, utilizando plumas de
cormoranes para cubrir el techo. La casa de parto no estaba del todo cubierta, cuando ya
no pudo soportar la urgencia apremiante de su cuerpo. Por eso fue a la casa de parto.
Cuando llegó el momento, dijo a su esposo: “Cuando se acerca el momento del parto,
los seres humanos de un país extraño adoptan el aspecto propio de su país, por lo que
ahora pariré con mi propio aspecto. Te ruego que no me mires”. Extrañado por estas
palabras, él la miró disimuladamente cuando se disponía a parir; ella se había convertido
en un cocodrilo de ocho brazas de largo y se arrastraba y se retorcía. Asustado por el
espectáculo, Howori huyó. Toyotama-bime se percató de que la había espiado y se
sintió sumamente ofendida. Dejó al niño que había parido y dijo: “Quería ir y venir de
forma permanente por el camino del mar, pero como vio en secreto mi aspecto, me
consumo de vergüenza”. De tal modo que cerró el estrecho y regresó [al mar]. Al niño
parido por ella se le dio el nombre de Amatsuhiko-hiko Nagisatake Ugayafuki’ahezu no
mikoto.
Más tarde, sin embargo, ya no pudo reprimir el anhelo, si bien le guardaba rencor por
haberla espiado. Por eso envió a su hermana menor Tamayori-bime para criar al niño.
[...]

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Hiko-hohodemi no mikoto vivió durante quinientos ochenta años en el palacio de
Takachiho. Su tumba se halla al oeste del monte Takachiho. Amatsuhiko-hiko
Nagisatake Ugayafuki’ahezu no mikoto se casó con su tía Tamayori-bime no mikoto.
Los nombres de los hijos que ella dio a luz: Itsuse no mikoto; luego Inahi no mikoto;
luego Mikeno no mikoto; luego Waka-Mikenu no mikoto, también llamado Toyo-
Mikenu no mikoto, también llamado Kamu-Yamato Ihare-biko no mikoto. Mikenu no
mikoto se subió a la cresta de las las y se dirigió al País de la Vida Perpetua; Inahi no
mikoto se fue al mar, al país de su madre.

151. Nihongi. [...] Cuando llegó el momento en que él ya quería regresar,


Toyotamabime dijo al nieto del cielo: “Estoy embarazada y ya no falta mucho para el
parto. Por tanto, llegaré a la playa un día en que la tormenta azote las olas. Te pido que
me construyas una casa de parto y que me esperes”.
Hiko-hohodemi volvió a su palacio originario e hizo todo cuanto le había enseñado el
dios del mar. Entonces, cuando atormentó a su hermano mayor Ho no Susori no mikoto,
este se sometió voluntariamente y dijo: “A partir de ahora seré siempre tu bufón. Te
ruego que me dejes vivir”. Así pues, cedió a sus peticiones. Este Ho no Susori no
mikoto es el antepasado de Ata no Kimi Wobashira y de otros [Hayato].
Luego se presentó Toyotama-bime en la playa, venciendo el viento y las olas, y trajo
consigo a su hermana menor Tamayori-bime. Cuando se acercó el momento del parto,
dijo: “No me mires cuando esté dando a luz”. El nieto del cielo, sin embargo, no pudo
aguantarse, se acercó disimuladamente y [la] espió. Toyotama-bime se había convertido
durante el parto en un dragón. Entonces dijo, avergonzada: “Si no me hubieras cubierto
de vergüenza como has hecho, habría dejado que el mar y la tierra se relacionaran y no
hubiera por mucho tiempo una separación. Pero ahora que me has cubierto de
vergüenza, cómo podrá en un futuro unirse [contigo] un corazón cariñoso?”. Envolvió a
su hijo en hierbas, lo dejó en la playa, cerró el camino del mar y se marchó. Por eso, el
hijo fue llamado Hiko Nagisatake Ugayafuki’ahezu no mikoto. Mucho después falleció
Hiko-hohodemi no mikoto. Fue enterrado en el túmulo del monte de Takaya”.

E) La conquista de Yamato y la fundación del imperio: Final de la era


de los dioses y comienzo de la era de los emperadores humanos

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152. Kojiki. “Kamu-Yamato Ihare-biko no mikoto y su hermano mayor Itsuse no
mikoto se encontraban ambos en el palacio de Takachiho y deliberaban: “¿Dónde
deberíamos establecernos para gobernar la tierra en paz? Deberíamos dirigirnos sin
duda a Oriente”. Por tanto, partieron de Himuka y se dirigieron a Tsujushi. Cuando
llegaron a Usa, en el país de Toyo, dos nativos llamados Usatsu-hizo y Usatsu-hime
construyeron un palacio sobre lo alto de un pie y les ofrecieron un banquete. Desde allí
se fueron al palacio de Wokada en Tsukushi y se quedaron un año. Desde este país
siguieron el camino hasta el palacio de Takeri en el país de Aki, donde permanecieron
siete años. Desde este país prosiguieron el camino hacia arriba y moraron durante ocho
años en el palacio de Takashima de Kibi. Entonces, siguieron desde este país hacia
arriba y encontraron en la puerta [el estrecho] de Hayasuhi a alguien que cabalgaba a
lomos de una tortuga y agitaba las alas al tiempo que pescaba. Lo llamaron y le
preguntaron: ¿”Quién eres?”. Y él contestó: “Soy la divinidad del país”. Entonces le
preguntaron: “¿Conoces el camino por mar?”, y él respondió: “Lo conozco bien”. Y
cuando le preguntaron: ¿”Quieres servir como vasallo?”, él dijo: “Quiero servir”. Por
tanto, le acercaron un palo, lo izaron a la embarcación y le dieron el nombre de
Sawonetsu-hiko. Es el antepasado de los Kuni no miyatsuko de Yamato.
Entonces partieron de este país, cruzaron el paso de Namihaya y fondearon en el puerto
de Shirakata de las nubes azules. En esta época, Nagasune-hiko de Tomi había formado
un ejército y los esperaba para luchar contra ellos. [...] Mientras combatían contra tomi-
biko, una flecha hirió a Itsuse no mikoto en la mano. Por eso dijo: “Soy descendiente de
la diosa del sol, y no es bueno que yo luche vuelto hacia el sol. Por eso he recibido una
herida tan dolorosa de un tipo miserable. Hagamos, pues, un rodeo y ataquemos de
espaldas al sol”. Se pusieron de acuerdo, hicieron un rodeo y atacaron desde el sur.
[...]Avanzaron y llegaron a la desembocadura del río Wo en el país de Ki, [Itsuse no
mikoto] dijo: “¡Ay, tener que morir por la herida recibida de un tipo miserable!”, lanzó
un feroz grito y falleció. [...]
Entonces, Kamu-Yamato Ihare-biko no mikoto siguió desde allí y llegó a la aldea de
Kumano, y apareció, apenas perceptible, un enorme oso que desapareció acto seguido.
Kamu-Yamato Ihare-biko desfalleció en el acto, y sus tropas también desfallecieron, y
se tumbaron. Fue cuando Kumano no Takakuraji llegó con una espada al lugar donde se
hallaba tumbado el descendiente del dios del cielo, la ofreció, despertando al
descendiente del dios del cielo, que dijo: “¿He dormido mucho tiempo?”, y en el preciso
instante en que recibía la espada, los dioses enfurecidos de las montañas de Kumano

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cayeron todos muertos por sí solos. Las tropas que yacían desfallecidas despertaron y se
levantaron. Entonces, cuando el descendiente del dios del cielo preguntó cómo había
conseguido la espada, Takakuraji respondió: “Vi en sueños que las dos divinidades
Amaterasu Ohomikami y Takagi no kami ordenaban a Takemikazuchi aparecer y le
decían: El país Central de la Planicie de Juncos se encuentra inmerso en un tumulto.
Parece que nuestros descendientes se hallan en una situación difícil. El País Central de
la Planicie de Juncos es un país que has sometido solo, por eso debes descender,
Takemikazuchi no kami. A lo cual este respondió: Aunque no descienda, aquí está la
espada con la cual lo he sometido. Habrá que enviar abajo esta espada. Para enviarla
hay que proceder de la siguiente manera: hay que abrir un agujero en la cumbrera del
granero de Takakuraji y dejarla caer ahí dentro. Por eso [dijo entonces dirigiéndose a
mí], cuando despiertes a una hora temprana, cógela y ofrécela al descendiente del nieto
del cielo. Así habló, y entonces miré por la mañana en mi granero siguiendo las
instrucciones del sueño, y había allí en efecto una espada, y es la espada que te he
ofrecido”.
El Gran Dios Takagi volvió a dar órdenes y advirtió: “¡Descendiente del dios del cielo!
¡No te adentres más! Son demasiados los dioses enfurecidos. Enviaremos la corneja
yata del cielo, y ella te indicará el camino. Avanza siguiéndola”. Así pues, siguieron a la
corneja yata conforme la advertencia y llegaron al curso superior del río Yoshino. [...]
Desde allí pasaron a pie [por la montaña] y se dirigieron a Uda.
Había en Uda dos hermanos, Ye-Ukashi y Oto-Ukashi. Enviaron primero la corneja yata
y ella preguntó a los dos: “Ha venido el descendiente del dios del cielo. ¿Queréis
servir?”. Ye-Ukashi esperó a este mensajero con una flecha zumbadora y lo envió de
vuelta con un disparo. [...] Dijo que lo esperaría y lo atacaría y que estaba reuniendo
tropas; pero como no pudo reunir las tropas, mintió diciendo que estaba dispuesto a
servir, y construyó una gran sala. En esta sala puso una trampa y mientras esperaba,
Oto-Ukashi fue al encuentro de ellos, se inclinó y dijo: “Mi hermano mayor Ye-Ukashi
ha devuelto al mensajero del descendiente del dios del cielo con un disparo; quería
acecharos y reunir tropas, pero no pudo reunirlas. Por eso construyó una sala y puso una
trampa en su interior, con la intención de atraparos. Por eso he venido a vuestro
encuentro, para revelároslo”. Entonces Michi no Omi no mikoto, antepasado de los
Ohotomo no Muraji, y Ohokume no mikoto, antepasado de los Kume no Atahe,
llamaron a Ye-Ukashi, lo insultaron y dijeron: “Entrarás primero en la gran sala que has
construido y nos explicarás cómo quieres servirnos”, cogieron los pomos de sus

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espadas, se dispusieron a acometer con las lanzas, prepararon las flechas y lo
impulsaron hacia dentro; así fue golpeado por su propia trampa y murió. [...]
Entonces, cuando prosiguieron desde allí el camino y llegaron a la Gran Casa en Fosa
de Osaka, había en esta casa Tsuchigumo con colas -ochenta valientes [hombres]- que
esperaban y alborotaban [?]. El descendiente del dios del cielo dio entonces la orden de
ofrecer un banquete a los ochenta valientes. Asignó a los ochenta valientes ochenta
camareros, pero hizo que cada uno [de los camareros] se ciñera una espada y les dio
instrucciones: “Apenas oigáis la canción, matadlos a todos de golpe”. La canción que
había de servirles de señal para matar a los Tsushigumo rezaba así:
En Osaka
En la Gran Casa en Fosa,
Han entrado muchos hombres,
Muchos hombres
Han penetrado, pero
[nosotros] fuertes
hijos de los Kume,
con mazos de piedra,
os mataremos
Así cantaron, y sacaron sus espadas y mataron a todos al mismo tiempo. Mas tarde,
cuando se disponía a atacar a Tomi-biko, cantó así:
En el campo de mijo
de los hijos de los Kume,
de los fuertes [?],
un tallo de puerro maloliente...
desde la raíz,
raíces y brotes todos,
os vamos a matar.
Luego cantó:
Al pie de la verja
de los hijos de los Kume,
de los fuertes[¿],
plantada la pimienta picante,
me arde en la boca,
no lo quiero olvidar,

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os mataremos.
[...] En esa época vino a su encuentro Nigihayahi no mikoto y dijo al descendiente del
dios del cielo: “Oí que el descendiente del dios del cielo había descendido del cielo, por
eso lo he seguido y también he bajado del cielo”. De este modo le ofreció los signos
celestiales y se puso a su servicio. [...] Después de someter de esta manera a todos los
dioses enfurecidos y arrasar a los hombres díscolos, se estableció en el palacio de
Kashihara cerca de Unebi y gobernó la tierra”.

153. Nihongi. “El nombre personal del emperador Kamu-Yamato Ihare-biko es


Hikohohodemi. Es el cuarto hijo de Hiko Nagisatake Ugayafuki’ ahezu no mikoto. Su
madre se llama Tamayori-bime. Es la hija menor del dios del mar. El emperador tenía
de entrada una mente lúcida y una voluntad firme. Cuando cumplió los quince años, fue
nombrado príncipe heredero. Cuando ya era un hombre adulto, se casó con Ahiratsu-
hime de la aldea de Ata, en el país de Himuka, y la hizo esposa. Ella le dio a luz a
Tagishimimi no mikoto. Tras cumplir los cuarenta y cinco años, habló con todos sus
hermanos mayores y con sus hijos y dijo: “En los tiempos antiguos nuestro dios del
cielo Takamimusubi no mikoto y Ohohirume no mikoto ensalzaron este país de las
espigas frescas de la rica planicie de juncos, y lo concedieron a nuestro antepasado
celestial Hikoho no Ninigi no mikoto, Entonces Ho no Ninigi arrancó las barreras
celestiales, abrió el camino de las nubes, recorrió el sendero de los genios y se detuvo.
En aquel entonces, el mundo se hallaba en situación caótica; era una época en que todo
estaba aún sumido en la oscuridad. Desarrolló lo recto a partir de las tinieblas y gobernó
toda esta región occidental. Nuestros antepasados imperiales y nuestro padre imperial
acumularon alegrías y el resplandor de la fama, sea como dioses, sea como sabios, y así
pasaron muchos años. Desde que descendió nuestro antepasado imperial, han pasado
1.792.470 años. Sin embargo, regiones muy distantes y remotas aún no disfrutan del
favor real. Al final hay un príncipe en cada región, un alcalde en cada pueblo, cada uno
traza él mismo sus fronteras y así se desafían y disputan unos con otros. Entonces volví
a oír por boca del Anciano Shihotsuchi de la existencia de un hermoso país en el Este,
rodeado de montañas verdes por doquier. Hay allí alguien, dijo, que descendió volando
en una celestial embarcación de rocas. Pienso que ese país sería sin duda apropiado para
ampliar el mandato del cielo y para llenar la tierra con su resplandor. ¡Es el centro del
universo! El que ha bajado volando es in duda Nigihayahi. ¿Por qué no podemos ir allí
y construir la capital?”. Así habló. Los príncipes respondieron: “Es evidente que es

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razonable y correcto. De hecho, nosotros nunca hemos pensado otra cosa. Vamos allí
rápidamente”. Era el año de la señal cíclica de Kinoye Tora.
En el invierno de aquel año [667 a.C.], el día del Décimo Mes, el emperador dirigió
personalmente a todos los príncipes imperiales así como la flota en la campaña contra
Oriente. [...]
Año Tsuchinoye Muma [663 a.C.], [...] Noveno Mes, 5º día. [...] ye-shiki había vuelto a
formar un ejército; llenaba toda la aldea de Ihare. Los lugares en que se hallaba el
enemigo eran todos imposibles de atacar, no había sitio por donde se pudiera pasar. El
emperador estaba lleno de odio, y en la noche rezó personalmente y se puso a dormir.
Entonces se le apareció en sueños la divinidad del cielo y le dio instrucciones: “Toma
tierra arcillosa del santuario del dios de la tierra en el celestial monte Kagu. Fabrica
ochenta platos llanos y fabrica también ochenta jarras sagradas y adora y ofrenda a los
dioses del cielo y de la tierra. Por otra parte, pronuncia una solemene maldición. Si
haces esto, el enemigo se someterá por sí solo”. El emperador recibió con respeto las
instrucciones del sueño y enseguida se puso manos a la obra. Entonces volvió a hablar
Oto-Ukashi: “En la aldea de Hiki en el país de Yamato están los ochenta valientes
lideres de Shiki. En la aldea de Takawohari están, por otra parte, los ochenta valientes
líderes de Akagane. Todos ellos quieren oponerse al emperador. Ahora deberíamos
tomar tierra arcillosa del celestial monte Kagu y fabricar celestiales platos llanos y
ofrendar con ellos a los dioses de los santuarios del cielo y del país. Haciendo esto y
atacando luego a los enemigos, será fácil expulsarlos”. El emperador ya había
considerado de buen augurio las instrucciones de su sueño. Al oír las palabras de oto-
Ukashi, se alegró tanto más en el corazón. Por tanto, hizo que Shihinetsu-hiko se
pusiera ropa vulgar y un sombrero y una capa de paja y se disfrazara de anciano, y que
Oto-Ukashi se disfrazara de anciana, y les ordenó: “Subid ambos al celestial monte
Kagu, coged secretamente tierra de su cumbre y volved. Quiero adivinar por medio de
vosotros si esta obra mía tendrá éxito o no. ¡Esforzaos e id con cuidado!”
En aquella época los caminos estaban llenos de enemigos y era difícil pasar. Entonces
Shihinetsu-hiko pronunció una oración [ukehi]: “Si nuestro príncipe consigue gobernar
este país, podremos pasar por nuestro camino. Pero si no lo consigue, nuestros
enemigos sin duda lo bloquearán”. Después de pronunciar estas palabras, se pusieron
simplemente en marcha. Cuando los enemigos vieron a los dos, soltaron una carcajada y
dijeron: “¡Qué viejos tan feos, tanto el hombre como la mujer!”, y todos se apartaron del
camino y los dejaron pasar. Así pudieron llegar ambos a la montaña, tomaron la tierra y

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regresaron. Se alegró el emperador, cogió la tierra arcillosa, fabricó con ella ochenta
platos llanos y ochenta jarras sagradas hechas a mano, subió al curso superior del río
Nifu y presentó la ofrenda a los dioses del cielo y de la tierra. Era Asahara, a orilla de
aquel río Uda, el lugar sobre el que pesaba la maldición, como cuando suben las
burbujas de agua.
Por eso, el emperador pronunció una oración [ukehi]: “Enseguida quiero preparar una
papilla dulce [?] sin agua con estos ochenta platos llanos. Si la papilla sale bien, podré
pacificar la tierra sin esforzarme ni recurrir a métodos bélicos. Si los peces, los grandes
y los pequeños, flotan todos ebrios como las hojas maki, sin duda lograré poner orden
en este país. De lo contrario esto acabará mal”. Por tanto, sumergió las jarras con las
aberturas hacia abajo en el río. Al cabo de un rato, los peces emergieron y, llevados por
el agua, tomaron aire con las bocas abiertas. Shihinetsu-hiko lo vio e informó de ello.
Mucho se alegró el emperador, arrancó de raíz un auténtico sakaki de quinientas ramas
del curso superior del río Nifu y ofrendó a todos los dioses. Desde entonces se ponen
jarras sagradas.
Luego dio la orden a Michi no Omi: “Quiero celebrar personalmetne una adoración
visible para Takamimusubi no mikoto. Te nombro señor del culto y te concedo el título
de itsu-hime [princesa sagrada]; llamaré jarras sagradas a las jarras de barro colocadas.
[...]
Invierno, Décimo Mes, Primer día. El emperador probó el alimento de las jarras
sagradas, formó las tropas y partió [para luchar]. [...]
Año Tsuchinoto Hitsuji [662 a.C.] [...] En otoño, el Noveno Mes del año anterior [663
a.C.], el emperador había tomado secretamente tierra arcillosa del celestial monte Kagu
y había hecho con ella ochenta platos llanos, había practicado personalmente la
abstinencia y hecho una ofrenda a los dioses. Por eso pudo pacificar finalmente la tierra.
[...]
Tercer Mes, 7º día. El emperador dio la siguiente orden: “Han pasado seis años desde
que avanzamos hacia Oriente. Gracias a la ayuda y al poder de los imperiales [dioses]
del cielo, los bandidos malvados han encontrado la muerte. Las regiones exteriores no
han sido aún pacificadas, aún se resisten los restantes males [malhechores]. Pero en la
región central reina la calma. En verdad deberíamos trazar una capital imperial amplia y
espaciosa, planificarla y construirla grande y fuerte. [...] Cuando miro alrededor, aquella
zona de Kashihara al sureste del monte Unebi es sin duda el centro del país. Allí quiero

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erigirla”. En ese mes del emperador ordenó, pues, a los funcionarios que iniciaran la
construcción de la capital imperial.
Año Kanoye Saru [661 a.C.], otoño, Octavo Mes, 16º día. El emperador tenía la
intención de nombrar una Esposa Real y preguntó por doquier entre las familias nobles.
Alguien anunció al emperador: “Hay una niña nacida de la unión del dios Kotoshiro-
nushi y Tamakushi-hime, hija de Mizojuhimimi no kami de Mishima; se llama
Himatatar-isuzu-hime no mikoto. Es de una suprema belleza”. El emperador se alegró,
la recibió el 24º día del Noveno Mes y la convirtió en la Esposa Real.
Año Kanoto Tori [660 a.C.], primavera, Primer Mes, Primer día. El emperador recibió
el título imperial en el palacio de Kashihara. Este año cuenta como el primero de su
gobierno. Reverenció a su esposa nombrándola emperatriz [...]”.

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