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í

Comunicación
CDUcauva

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L a e s c u e la e n r e d a d a

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Ángel San Martín Alonso

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Ángel San Martín Alonso

Formas de participación
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Ángel San Martín Alonso
£ L a e s c u e la e n r e d a d a
y Formas de participación escolar en la Sociedad
# de la Información
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Hoy día, la educación de la ciudadanía en y para los medios audiovisuales
v ^ e s t á generalmente reconocida como una obligación moral de la institución
escolar. Pero es igualmente aceptado que Ja escuela está fracasando,
salvo excepciones puntuales, en cuantos intentos ha realizado en esa
J; dirección (ilustración, cine, fotografía, TV, informática, etc ). ¿Cómo y por
■;$ qué esta relación no es más fructífera?
Este libro expone cómo los medios y la escuela generan discursos
S. construidos con lógicas radicalmente distintas, que difícilmente coin­
cidirán. Tras este reconocimiento, en él se plantea la categoría de análisis
«formas de participación escolar en la Sociedad de la Información» como
un medio para comprender mejor lo que está sucediendo con esos dos
mundos, así como la pluralidad de prácticas que se vienen realizando.
Uno de los ejes de este libro es que para que la escuela responda a su
compromiso social, político y cultural, debe asumir desde el currículo las
dimensiones epistemológicamente más valiosas del discurso de los
medios.
*■’ ' L Eltítulo La escuela enredada apunta al momento de desconcierto que
^ v i v e todo el «aparato escolar», en el cual, por un lado, pierden autoridad
f" sus referentes modernos, a la vez que, por otro lado, se consolidan prácti-
■j cas — incluso dentro de la institución escolar— que transgreden los límites
^ organizativos' externalizando prácticas y responsabilidades.

Ángel San Martín Alonso es doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación


y profesor de Didáctica y Organización Escolar en la Universitat de Valén-
? cia. Además, es miembro del grupo de investigación CRIE, y su área
principal de trabajo es el estudio de las sinergias culturales y organizativas
entre las tecnologías de la información y la comunicación y los centros
escolares. Participa desde hace varios años en la organización de activi­
dades relacionadas con la producción de audiovisuales en las escuelas,
; como el Festival Internacional de Cinema Jove. También es autor de diver­
sos libros (algunos traducidos al portugués) que abordan la relación entre
i los medios audiovisuales y las escuelas.

788497 842686
S10021
C o m u n ic a c ió n E d u c a t iv a
Colección dirigida por
Roberto Aparici

En este nuevo siglo ya no es suficiente la escolarización básica para


adquirir competencias sociales e interpretar la realidad. De hecho,
niños y jóvenes pasan más tiempo en contacto con la televisión o los
ordenadores que en la escuela, por lo que la incorporación a los planes
de estudio de asignaturas que favorezcan la alfabetización audiovisual
permitirá a los estudiantes desarrollar una lectura crítica del discurso
de los medios masivos.
Esta colección tiene como objetivo analizar de qué manera el contexto
audiovisual y tecnológico condicionarán las formas de aprender y de
enseñar a escala local e internacional, y se ha de convertir en herramienta
imprescindible para estudiantes, docentes, comunicadores, animadores
socioculturales, organizaciones no gubernamentales y administraciones
que deseen integrar o desarrollar aspectos vinculados con los medios de
comunicación y las tecnologías digitales de la información en contextos
educativos.

Marco SILVA Educación interactiva


Enseñanza y aprendizaje presencial
y on-line

R. TREJO D elarbre Viviendo en el Aleph


La sociedad de la información y sus
laberintos

F. Sierra C aballero Políticas de comunicación y edu­


cación

ANTONIO Pasquali Comprender la comunicación

BEGOÑA G ros Salvat Aprendizajes, conexiones y arte­


factos

JOAN Ferres Prats La educación como industria


del deseo
© Angel San Martín Alonso, 2009

Diseño Je cubierta: Departamento Je diseño bditori.il Gedisa

Primera edición: septiembre del 2009, Barcelona

g a n z l9 1 2
Derechos reservados para todas las ediciones en castellano

© Editorial Gedisa, S A
Avenida del Tibidabo, 12, 3o
08022 Barcelona (España)
Tel. 93 253 09 04
Fax 93 253 09 05
correo electrónico: gcdisadi'gcd isa.com
http://www.gcdisa.com

ISBN: 978-84-9784-268-6
Depósico legal: B 33.679-2009

Impreso por Rom anyá Valls

Impreso en España
P rín ted in Spain

Queda prohibida la reproducción parcial o total por cualquier medio de impre­


sión, en forma idéntica, extractada o modificada de esta versión castellana de la
obra.
g a n z l9 1 2

LA ESCUELA ENREDADA

Formas de participación escolar


en la Sociedad déla Información

Ángel San Martín Alonso


g a n z l9 1 2 0^

índice
y**

Introducción 15

P rim era parte


P ro d u cció n de ciu d ad an ía y activism o esco lar con los m edios

P resentación . ................................................................................... 25
¿Q u ién le p o ne el cascabel a las T IC ? .............................. 26

Capítulo 1
L Dilemas en torno al uso escolar de las T IC .............. 31
1.1. M igració n esco lar hacia la S I ............... ........................ 33
1.2. L a in ocencia de las palabras o el argo t
de las te c n o lo g ía s .............................................................. 38
1.3. N uevos actores en las po líticas y las
prácticas escolares ...................................................... 42

2. La fragmentación como principio de dominación . 47


2.1. B recha d ig ital endógena ................................................ 49
2.2. La cuestión de género en el acceso a las T IC . . . 54
2.3. D el dato an aló gico al m agm a d ig ital .................... .. 59
**V
3- F o rm as de p a rtic ip ac ió n esco lar en la S I ....................... 63
3.1. G enealogía de las form as de participación .......... 64
3.2. D im ensiones estructurales de las form as
de participación .................................. 68
3.3. Tensión conflictiva en las form as
de participación ........................................ 74

C ap ítu lo 2
1. P a rtic ip a r en p ro y ec to s p a ra i n n o v a r ............................ 79
1.1. El poder in novador de las T I C .................................. 80
1.2. Las T IC incorporadas a la innovación
e d u c a tiv a ................................................................................ 85
1.3. Innovar a través de la alfabetización
en m edios .............................................................................. 89

2. P ro d u cció n y d ifu sió n de m a te ria le s d id á c t ic o s ----- 92


2.1 R ed istrib u ció n p ú b lica de las op o rtu n id ad es
de a p r e n d e r ........................................................................... 94
2.2. C o m p artir las propias experiencias .......................... 97
2.3. Sin ánim o de lu cro pero con su scrip ció n ................ 99

3. F o rm ac ió n d el p ro feso rad o en la R e d ........................... 101


3.1. D e la form ación presencial al form ato on-line . . 103
3.2. L a form ación basada en redes, foros
y com unidades virtuales ................................................ 105

4. A su n c ió n de los n u e v o s siste m as de g e s t ió n ................ 109


4.1. L a d ig italizació n de la «b u ro cracia» escolar . . . . 110
4.2. El negocio de la gestión p rivad a en la
educación p ú b lica ............ 115
4.3. L a m áquina que persigue a los insum isos ............. 117

C ap itu lo 3 i
1. A p ren d eró co n cursan d o .............................. 123
l . í . D e festival en f e s tiv a l........................................................ 125
1.2. C oncursando en la R e d .................................................. 130

O
2. C o m u n ic a c ió n p la n e ta r ia com o a rg u m e n to .......... 134
2.1. D ifusión de la im agen corporativa del cencío . ¡3^
2.2. La com unicación en form ato p e rio d ís tic o ............. 139
2.3. C o m p artir experiencias en las ondas ...................... 143

3. El filón educativo del entretenimiento ................... j5|


3.1. E ntretenim iento en soporte electrónico .............. j 54
3 2 V ideojuegos e d u c a tiv o s ............................................. .. , 155

S egunda parte
R efundación o rgan izativa de los centros escolares

P resentación ................................................................. ...................... 163


¡Sólo es po sible lo que perm ite la «ap licació n
in fo rm ática»! . .................................................................... 165

C ap ítu lo 4
1. El «b ric o la je te cn o ló g ic o » en las fo rm as
de p a r tic ip a c ió n ........................................................................... 169
1.1. Intensificación de las form as de uso de
las T IC en los centros ............................................. .. 171
1.2. A portación sim bólica del bricolaje tecnológico
e s c o la r ................................ 177

2. D ete rm in ac io n es m ac ro p o lític as en la ap licació n


p ed ag ó g ica de las T IC en los c e n t r o s .............................. [81
2.1. C arto grafía im posible de los planes
y program as de las T IC .................................................. 183
2.2. Los «reinos de taifas» en la Sociedad
de la Inform ación .......... 191
2.3. D iferenciarse bajo licencias Creative Commam . 195
2.4. H acia un «nueve) orden» en el ám bito escolar . . 199

o
3. L a escuela de lím ites d if u s o s .............................................. 202
3.1. La transparencia de los edificio s e s c o la re s ............. 203
3.2. Incertidum bres en el núcleo tecn oló gico
de la organ izació n ............................................................. 208
3.3. O rgan izacio n es tecn oló gicam ente m odificadas . 213

C ap ítu lo 5
1. N u e v o s m a te ria le s p ara re p e n sa r la o rg a n iz a c ió n
de los cen tro s.............................. 219
1.1. El orden ador com o m etáfora o rgan izativa
de la escuela ......................................................................... 221
1.2. D esagregación de las prácticas de enseñanza . . . 225
1.3. L a m icrop olítica de las T IC en los
centros escolares ................................ 229
1.4. L a hegem onía del te c n o g e re n c ia lis m o .................... 238

2. Las nuevas condiciones del trabajo escolar ............ 242


2.1. El referente son las m áquinas y no los ideales . . . 242
2.2. F lex ib ilizació n del trabajo docente/discente . . . . 246
2.3. L a deslo calización de los dispositivos
de la o rgan izació n e s c o la r ............................................. 249

3. La escuela: cruce de prácticas y discursos ................ 252


3.1. L a in form ació n com o botín « e s c o la r » .................... 253
3.2. E scolares in sum isos, in tern au tas com pulsivos . , 259

4. P o r una escuela desenredada ........................................ .... 265

B ib lio g rafía...................................................................... 271

10
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0*
0±,

Para Elena y Marina,


por la magia de los cuentos compartidos 0*^,
0*.
0&,
0*,.
0^\

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0*y
0\
0\
0\
0\
i4®\
0y.

0\
0 ^,
0\
Es aquel viejo vendedor de sombras y de risas
que ahora pregona cuentos.
Pero yo no quiero cuentos. ...
No me contéis más cuentos.

L eón F elipe
r
g a n z l9 1 2

0*
0*.

**»>
Introducción 00
0*.

Hacia el final de la película Kmsey (guión y dirección de Bill Condon,


2004), se produce un diálogo muy revelador respecto a la naturaleza
compleja de ios objetos de estudio. La película retrata la convulsa
vida de un profesor universitario de zoología que, de pronto, decide 0*.
estudiar la conducta sexual de los norteamericanos. Dotado de una
0*
amplia formación y de un rigor positivista, realiza miles de entrevis­
tas y encuestas a propósito de las relaciones sexuales de sus conciu­ 0^
dadanos. Tras años de abnegado trabajo, destapa una realidad tan 0-
sorprendente como privada, y ambas cosas le acarrean no pocos pro­
0*
blemas con las autoridades y con sus patrocinadores. A fin de cuen­
tas estaba removiendo la intimidad dócilmente ensombrecida en una 0
sociedad tan pacata y prejuiciosa como la que él estudiaba. 0-.
Cuando al doctor empiezan a fallarle la salud, la cohesión en su
equipo de colaboradores y las fuentes de financiación de los pro­
yectos, se debe enfrentar a una incómoda pregunta. En uno de los
últimos diálogos de la película, un colaborador le plantea:

Colaborador: ¡No ha surgido ni una so la mención al amor!


Kinsey: Será porque es imposible medir él amor. Y ya se sabe que
sin mediciones no puede haber ciencia. Pero he pensado mucho en ese
problema últimamente.
Colaborador: ¿Problema?
Kinsey: En lo referente al amor todos estamos a oscuras. No hemos
avanzado mucho.
Colaborador: ¿Y eso es importante?

15
En efecto, la ciencia, tai como él la entendía, le había reportado só­
lidas evidencias sobre el «comportamiento sexual-, pero ninguna
sobre el amor. F.I doctor debía reconocer que el conocimiento acu­
mulado apenas le servía para escrutar las claves que rigen la relación
entre el sexo y el amor. Este se desenvuelve en el terreno farragoso
de las emociones y los sentimientos, y ambos escapan a la cuantifi-
cación. Pero sin «datos» no puede haber ciencia, según asevera en­
fáticamente el doctor Kinsev.
Traemos a colación la referencia a esta película porque, a nuestro
entender, está sucediendo algo semejante en la relación de las TIC*
con la educación, principalmente con la educación reglada, que es a
la que nos referiremos aquí. En estos momentos se dispone de tal
cantidad de datos y estudios empíricos, de patrocinio público y pri­
vado, que en vez de aclarar parecen ocultar cada vez más el verda­
dero problema. Esto es, qué representan y aportan las TIC en la
educación escolar de los ciudadanos y ciudadanas de hoy.. Conoce­
mos el tipo y cantidad de los equipamientos tecnológicos disponi­
bles en los centros, la proporción de alumnos por ordenador, el tipo
de conexión de los centros a la Red, en qué clase de actividad usan
Internet y hasta si el ordenador favorece o no algunos tipos de
aprendizaje. Sin embargo, no sabemos casi nada sobre cómo estos
medios mejoran la educación y, si lo consiguen, en qué sentido lo
hacen y cómo contribuyen a la formación del pensamiento más ela­
borado. Se sabe m uy poco sobre cómo la presencia cuantificada de
las TIC transforma cualitativamente el medio escolar, hábitat don­
de precisamente se produce el aprendizaje. Los datos cuantitativos
disponibles, a nuestro entender, no dan cuenta del «activismo tec­
nológico» experimentado en los centros a través de prácticas «para­
cu rriculares».
Como de algún modo puso de manifiesto el doctor Kinsey, los
medios y las prácticas no se pueden separar del contexto institucio­
nal en el que se producen. Y en esto, hemos de reconocerlo, la ins­
titución escolar es tan opaca que ensombrece las acciones generadas
en su interior. A lo largo de este libro nos ocuparemos fundamen­
talmente de la relación de las TIC con la organización de los cen­
tros, como paso previo al estudio de las implicaciones de tan pode-

* Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), abreviado así en todo


el libro (N d e l e )

16
rosos medios en los procesos de enseñanza v aprendizaje. Ahora
bien, esto último deberá ser objeto de un análisis posterior porque
rebasa con creces las pretensiones de éste; aquí nos centraremos en
el estudio de las condiciones contextúales en cuanto determinantes
de los aprendizajes.
Indagar sobre este objeto en los centros escolares se puede en­
focar desde una doble vertiente. Por un lado, la más consolidada en
la literatura es la que se ocupa de la disposición de fas nuevas he­
rramientas tecnológicas en los centros escolares Cómo y dónde
colocar los artefactos que se van adquiriendo: en el aula multiusos,
en la de informática, distribuidos por las aulas específicas de cada
materia o en espacios de acceso común como la biblioteca o el ves­
tíbulo.. En efecto, éste es un problema que se ha de resolver por
cuanto condiciona las posibilidades de uso de los equipos. Sin em­
bargo, dada la ubicuidad de las TIC de última generación, es preci­
so avanzar un paso más y ocuparse acerca de cómo esos nuevos ar­
tefactos permiten vislum brar ya un nuevo perfil organizativo de la
institución que los acoge. En este segundo enfoque se asume que
las TIC, en tanto que medio, tejen un entramado virtual y físico en
el cual se desenvuelven, ante todo, docentes, padres y aprendices,
además de otros nuevos actores. Esto no quiere decir, ni mucho
menos, que la escuela vaya a desaparecer; éste no es el problema.
Lo que nos interesa, más bien, es saber cómo determinadas dimen­
siones constitutivas de esa organización están cambiando para dar
cabida a los nuevos y poderosos inquilinos, y cómo adopta la es­
cuela, como consecuencia, un perfil organizativo cualitativamente
distinto al que ha tenido hasta el presente. Mientras se consolida
ese nuevo perfil, la escuela y sus agentes viven momentos de zozo­
bra y desconcierto al constatar cómo se modifica tanto su vínculo
como sus tareas en la organización Sin duda es una crisis de creci­
miento que hará evolucionar a la institución escolar hacia un nue­
vo estadio de su trayectoria histórica; idea que, por lo demás, he­
mos pretendido recoger en el título del libro, aprovechando la
polisemia del término «enredado».
A la escuela se le exige que se implique en la socialización de las
T IC , y a ella llegan, con más o menos retraso, los nuevos medios
tecnológicos cuyo valor sustantivo, en cuanto a lo académico v di­
dáctico, está aún por demostrar Pero lo que nadie puede cuestionar
es el enorme impacto que tienen entre la población más joven, im-

17
poniendo unas determinadas formas de ser y estar en el mundo.
Desde el interior de la institución escolar se responde adoptando
unos modos de actuar con las TIC más próximos a las demandas de
socialización que a los requisitos y exigencias pedagógicas de la ins­
titución. A estos modos les hemos llamado -formas de participa­
ción» de la escuela en la SI,* en las que prevalece el activismo parti-
cipativo sobre lo estrictamente curricular. Formas que serían como
la otra cara de los datos de equipamiento y uso de las TIC, como el
«am or» en los estudios del doctor Kinsey sobre las relaciones se­
xuales.
Las formas son múltiples y diversas; en el primer capítulo iden­
tificamos siete y las hemos ilustrado con diversos ejemplos. Al
adoptar esta categoría para analizar el trabajo que se realiza en la
escuela con las TIC, renunciamos al recurso discursivo de las cifras
y de los porcentajes. La naturaleza poliédrica de estas formas esca­
pa a las categorías discretas de medida, tan poco sensibles al traba­
jo con las TIC que se viene realizando en los centros. Las formas se
dotan de estructuras complejas y para comprenderlas en toda su
profundidad es preciso rechazar cualquier «cerramiento discipli­
nario» (M orin, 2000: 152). Desde esta am plitud en la mirada, nues­
tra convicción es reconocer explícitamente que, pese a las estadísti­
cas o al interés didactista, los agentes escolares realizan un esfuerzo
encomiable para apropiarse de la vertiente pedagógica de las TIC,
algo que esperamos quede convenientemente reflejado en los capí­
tulos 2 y 3.
En la segunda parte analizamos los cambios que las referidas for­
mas de participación introducen en el entramado escolar. A nuestro
entender se están socavando los pilares fundacionales de la escuela,
sin que esto haya sido objeto de debate público. La relación de las
TIC con la institución escolar genera formas de participar en la vis­
cosa Sociedad de la Información, sin advertir el vaciado político y
cultural que se produce en ésta, algo de lo cual no son responsables,
ni mucho menos, los agentes escolares, sino que es más bien una
consecuencia estructural, común a otras organizaciones e inherente
al nuevo orden mundial.
A partir de este esbozo prelim inar queremos adelantarnos a dos

En codo el libro, Sociedad de la Información (SI). (N. d e l e )

18
posibles objeciones: ¿el estadio actual de las tecnologías permite
0*
vaticinar sus repercusiones sociales y educativas? Rotundamente
no; de ahí que las referencias a las aplicaciones y usos actuales de
las TIC se tomen aquí como indicios, como indicadores de tenden­
cias, pero siendo conscientes de su -.obsolescencia programada-.
Por otra parte, ¿cómo se pretende aportar alguna lux sobre un pro­
blema global como el planteado en estas páginas, si los datos y re­
ferencias remiten prioritariamente a un contexto local? No pensa­ 0*
mos ni, consecuentemente, tampoco proponemos que España sea
<**■
un modelo de nada; ni siquiera se puede decir que sea una sociedad
ejemplar en el ámbito que nos ocupa. Lo que nos interesa es desli­
zar metodológicamente el punto de atención a la dimensión prag­
mática de las TIC' en los centros; esto es, a considerar las diferentes
¡0^
maneras en que los ciudadanos y ciudadanas —de alguna forma re­
lacionados con la escuela— se comprometen con determinado tipo
de acción, cómo las justifican y el sentido que atribuyen a sus ac-
tuaciones-
La adopción de este enfoque nos obliga a circunscribir el análisis
a un contexto determinado, básicamente por dos razones. La pri­
mera es la imposibilidad técnica y humana de abordar una empresa
con dimensiones tan grandes como las que constituyen la SI. En se­
gundo lugar, porque aun pudiéndola acometer, no merecería dema­
siado la pena, pues de los estudios -*macro>» se formulan grandes
conclusiones que no reparan en los detalles de los pequeños pro­
yectos e innovaciones emprendidos en las aulas, quizá porque éstos
no caben en sus cuadros macrocstadísticos. En definitiva, de los es­
tudios inspirados por enfoques tan ambiciosos se desprende cierto
determinismo tecnológico que, desde luego, no compartimos, ade­
i**
más de un darvinism o social a todas luces inaceptable (Boltanski y
Chiapello, 2002: 33 v ss.). Q uizá sea conveniente recordar de nuevo
que uno de los objetivos fundacionales de la institución escolar es
ayudar a los ciudadanos a comprender su destino y a intervenir ac­
tivamente en su logro.
Por supuesto, la mayoría de esas formas trasciende la circuns­ /(**
cripción territorial del contexto de referencia, como hijas naturales
que son de la globalización. La reducción de escala permite identi­
ficar tendencias y regularidades en España que, sin duda, serán se­
mejantes a las experimentadas en otras sociedades. De hecho, cir­
cunstancias y procesos parecidos se observan en países como 0*.

19

/■*-
Francia, Italia o Finlandia, que son equiparables a los de Chile, A r­
gentina, Colombia, México o Brasil, todos ellos, aunque con distin­
ta intensidad, bajo la tutela de alguno de los muchos organismos in­
ternacionales que se «interesan» por la generalización de las TIC,
como el BM (Banco Mundial), la O M C (Organización Mundial del
Comercio), la OCDE (Organización para la Cooperación y el De­
sarrollo) o el FMI (Fondo Monetario Internacional). Por supuesto,
las tensiones provocadas por las TIC en la reorganización de los en­
tornos escolares españoles son parecidas a las que se viven entre los
agentes escolares de otras latitudes; las diferencias, en todo caso, es­
tarán en el tipo de tecnología disponible y en la inserción de ésta en
sus peculiaridades culturales.
En todos los capítulos late la esperanza de que la institución es­
colar, sea cual sea su equipamiento tecnológico, siga ejerciendo un
papel de equidad en el trato, de crítica ante las injusticias sociales y
de rigor en los análisis con su bien más preciado: el conocimiento y
las herramientas culturales. Ahora bien, muchas de estas prácticas,
identificables en las formas de participación, conducen a una peda­
gogía de la resistencia ante el ropaje ideológico y falaz que acom­
paña a la actual euforia tecnicista en el ámbito de la educación.
El recorrido efectuado en este libro no hubiera sido posible sin
la colaboración y el apoyo, siempre críticos, de muchas personas.
Tantas que, quizá por pudor, no vamos a citar en este apartado. A
todas ellas nuestro más reconocido agradecimiento, especialmente
a los y las colegas con quienes hemos compartido proyectos de in­
vestigación de los que este libro es un reflejo, y a los doctorandos
y doctorandas cuyas preguntas nos han hecho reconsiderar algu­
nos pasajes de este libro. También queremos dejar constancia de
nuestro agradecimiento por las muchas horas compartidas con
profesores y profesoras de primaria y secundaria, hablando de es­
tos asuntos. Sus identidades no aparecen por el principio básico de
confidencialidad, pero también, he ahí una de nuestras sorpresas,
porque algunos de los entrevistados cerraban su exposición con
frases como «siempre negaré que te he dicho esto» o «por si acaso,
no pongas el nombre del instituto». ¿Cóm o es posible que a estas
alturas surjan temores a expresar libremente las propias opiniones
y valoraciones? En cualquier caso el anonimato impide atribuirles
cargo alguno a propósito de las derivas e inconveniencias que pue­
dan desprenderse de este texto. Hemos de asumir la responsabili­

zo
dad sin excusas, aunque esperamos contar con la comprensión de
todos los informantes v también con la complicidad de usted, am i­
go lector, si este puñado de páginas le suscita alguna pregunta que
justifique el esfuerzo invertido en su lectura.

21
f*®\

P rim era parte

Producción de ciudadanía
y activismo escolar con los medios
Presentación

El problema fundamental no es tanto cuantificar objetos o activida­


des como acceder a esa zona oscura de la pragmática en la que se
tejen las relaciones de los agentes escolares con las TIC, Para pro­
fundizar en esa zona proponemos la categoría de «formas de partici­
pación» en tanto que estructuras complejas en las que se insertan
medios, objetivos educativos, actividades, patrocinadores, etcétera.
Formas que se constituyen a partir de las expectativas que los agen­
tes tienen ante las nuevas tecnologías, las condiciones en las que dis­
ponen de ellas en los centros, cómo se negocian usos posibles y qué
significados se atribuyen a las actividades realizadas con ellas. Aho­
ra bien, al constituirse a partir de variables tan distintas e inasibles,
no es nada fácil, por no decir imposible, acotar tales formas en tér­
minos cuantitativos, sino que sólo pueden tomarse como indicado­
res de una tipología de prácticas, la que alude a cómo afectan y se ven
afectados estudiantes y profesores cuando en su quehacer cotidiano
utilizan las TIC en tareas no estrictamente curriculares.
Este es el sentido que se debe atribuir a todo lo que se describe en
los capítulos que hablan de las formas y de su expansión en nuestro
sistema escolar. En ellos no siempre se aportan datos concretos; a ve­
ces se remite a las fuentes para no añadir dificultades a la lectura del
texto, pero sucede que incluso los datos recogidos no siempre son
del todo fidedignos, dada la cambiante situación que pretenden des­
cribir. De cualquier modo los datos y comentarios nos sirven para
reforzar dos ideas básicas: en los centros escolares se están haciendo

25
muchas actividades utilizando las TIC y en porcentajes que superan
la anécdota o el caso particular. A fin de dar cabida a esta pluralidad
establecemos siete aparrados en los que se recogen otras tantas for­
mas de participación características, concebidas éstas en función de
las tres dimensiones estructurales que las constituyen (véase la figu­
ra 1.1). En el capítulo 2 se recogen las cuatro formas más directa­
mente relacionadas con el desarrollo del currículo, mientras que en
el 3 se describen las formas de participación próximas al área extra-
curricular, aquellas en las que prevalece el entretenimiento educativo
sobre lo que se entendería como enseñanza reglada.
Las formas recogidas aquí no son, ni mucho menos, entes puros
ni tampoco tienen perfiles nítidamente definidos. Con frecuencia
comparten entre sí elementos comunes de los que luego pueden des­
prenderse o fusionarse; de ahí su carácter dinámico y evolutivo. Tal
vez con un ejemplo se entienda mejor esta idea: hace dos o tres déca­
das el periódico escolar se realizaba en soporte papel y pasado un
tiempo se pensó que podía «colgarse» de la web del centro variando
un poco su formato. Cuando se vio en la pantalla cuán «bonito»
quedaba, alguien del claustro propuso presentar el proyecto de tra­
bajo au n concurso por si el jurado, al fin, se dignaba a reconocer con
un premio el enorme esfuerzo desplegado para comunicar y comu­
nicarse con la comunidad escolar. Después, tras e! éxito de la expe­
riencia y con el apoyo del centro de profesores o de alguna entidad
privada, se planteó una actividad de formación del profesorado so­
bre «el valor didáctico del periódico escolar en soporte digital». En
definitiva, en las aulas prevalece el reciclado sobre la invención. A la
experiencia y medios acumulados se le van añadiendo las aportacio­
nes que ofrece la SI, porque en las formas, al igual que en el discurso
de los medios de comunicación, hay mucho de «bricolaje tecnológi­
co». De modo que en el referido tránsito unas formas se mantienen
y otras desaparecen o se transforman en algo diferente; de ahí su per­
fil impreciso y su estado de permanente cambio.

¿Quién le pone el cascabel a las TIC?

En el transcurso de la entrevista con el director de un instituto, des­


cubrimos algo que bien podría servir de apoyo para responder al in­
terrogante expresado en el encabezamiento de este apartado. Desde

26
luego, muchos tratan de ponerle el cascabel a las TIC, aunque des­
de el exterior del sistema técnico nadie lo ha conseguido, al menos
de momento. El director entrevistado estaba en el segundo año de !**■
mandato (curso 2005-2006) en un instituto de tamaño mediano, en
el que sólo se impartían la ESO y el bachillerato. El edificio era de
reciente construcción y, por tanto, para este director emprendedor
apropiarse de aquel espacio arquitectónico representaba un gran
reto. Accedió a la dirección con el ánimo y el apoyo de una parte del
claustro, presentando un proyecto de dirección que se movía, en su
idea fundamental, sobre el equipamiento y uso de lo que él llama
«das nuevas tecnologías». Reiteró en varias ocasiones y en tono de
reproche, que el ambiente de los centros «siga negando a los chicos
aquello con lo que disfrutan en la calle. Así que nos hemos com­
prometido con un proyecto que lleva las tecnologías a todos los rin­
cones de este bonito edificio».
Nos acercamos a este director para indagar sobre las motivacio­
nes que le habían impulsado a la contratación de la tecnología y de
los servicios del popular tamagotchí (tecnología desarrollada por
Tecnausa). La línea argumental de nuestro interlocutor se centraba
en «el papel renovador que las tecnologías ejercen sobre las tareas
ordinarias de los centros, desde la enseñanza hasta las más aburridas,
como es la gestión del día a día»,. Desde este supuesto resultó fácil
que el equipo directivo convenciera a sus colegas sobre la oportuni­
dad de invertir en una tecnología que les evitaría tareas tan rutinarias y**
como pasar lista, redactar partes de incidencia o poner las notas. A
su vez, tampoco fue difícil contar con el apoyo de los padres, colec­
tivo que tendría que pagar tres cuotas de 35 € cada familia como
complemento al presupuesto disponible por el centro. El argumen­
to para este colectivo es que estaría puntualmente informado de la
marcha de sus hijos e hijas, tanto en el aspecto académico como en el
disciplinar. Los representantes estudiantiles, cuando el agente co­
mercial de la empresa vino a hacer la «demo» [demostración], ya
«quedaron epatados, pues eso de las maquinitas les entusiasma que
no veas»,. Con tan sólidos argumentos no debe sorprender que en «el
consejo escolar la decisión se apoyase por unanimidad y en el claus­
tro, salvo el grupito de los que se oponen a todo, los demás nos vo­
taron en bloque».. Por lo que se refiere a la Administración y en par­
ticular a la inspectora, según nuestro interlocutor, «le informamos de
lo que pensábamos comprar y ella, como suelen hacer con estas co-
0■*.
27
sas, miró hacia oci o lado. Hace un par de días estuvo aquí de visita la ca a clase. Así que le pasé a su tutora la hoja completa con las faltas,
inspectora y no nos preguntó ni cómo funciona ni qué puñetas pen­ las llamadas de atención y las expulsiones de clase de todo el segun­
sábamos hacer con estos aparatitos [...]. A esta Administración, con do trimestre. El chaval se vio pillado y no le quedó más remedio que
tal de no pedirles dinero ni complicarles la vida, todo lo demás les da admitir ante sus padres que no les habíamos llamado por capricho •.
igual». Por cierto, a indicación de la empresa proveedora, el pago se
ha fragmentado en varias facturas y conceptos distintos para no con­
travenir la legislación vigente.
Nuestro interlocutor, experto usuario de toda suerte de tecnolo­
gía de consumo, hizo un par de observaciones que nos parecen de
sumo interés para lo que pretendemos abordar en esta primera par­ t a Atjcncfei f.'-pnitola de Wolectiúii tic
n»o
i:(H O A U ia iC A U A 'M
te. Admite con pesar: «[...] sé a ciencia cierta que esta tecnología i Aquiici.] 1 tintas rotule «ir Memo»};» de ¿iclívidmíe*; Si 9 « TO*
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■¿n.«rtío
íit-héiQ *yIraUKUkMos 1 d.e ZílHS <>l Miir-írn de }i»(k ia {litro mi
covit» a las Cartas {¡eneróles i
dentro de dos días quedará obsoleta, y entonces el problema será que í •

el instituto no podrá renovarla. Nuestros presupuestos no dan para -Caítslilc! t njdádnno 3 I•* CAUI.'i.f!
Xaniiltlcl rr.SíuwisoMe tlr:
¡fidieruí:
actualizarla al ritmo que aparece en los escaparates. Entonces queda­ i

rá tirada en un rincón como ahora tenemos la cámara de fotografías *lUntfma*>0'IA-|»er«utJ*6 la lOlSJÍÜIO5 ?


[RéKfeicíáocs'; inri kftcacitoi telemático can firma
•rletlróruYo a partir «Id ! ti? «epUiUMbi e" Sede Institucional tic la
Ancntto
o el proyector de diapositivas [...]» . La segunda cuestión, de mayor Intcrfvmtinal
Curso sobra*f l RcrilOfiicntn de DüSórrniía
calado, se relaciona con el bajo conocimiento que alumnos y profe­ Oásuucda ei> el nntpn wcte de la ley 0 r<|ánk<i tic Protección tic
Dírtov**-
José I ub l’iüar Miróos
sores tienen del alcance real de la tecnología adquirida. En este sen­
tido nos decía: «Estoy seguro de que si los compañeros del claustro
supieran la cantidad de información que podemos llegar a tener de
cada uno de ellos, nos habrían impedido por todos los medios la Figura 1 Fragmento tomado de http://www.agpd.es
compra. Y cuando tengamos el sistema plenamente instalado, que
será en el próximo curso, entonces todos podremos trabajar desde Pero nuestra sorpresa saltó cuando, a la luz de lo que nos estaba
nuestra casa. Con lo cual, el centro se extiende hasta donde estemos contando, preguntamos al director por la titularidad de los archivos
cada uno de nosotros, algo que a más de uno le produce alergia. Por con datos personales que estaban generando, es decir, si la A dm i­
eso hemos tenido que dorarles bien la píldora y cuando llegue esto nistración educativa asumía algún tipo de responsabilidad sobre es­
tos ficheros o bien lo hacía el centro, si los afectados habían dado al­
otro, ya veremos qué les decimos».
Por lo que se refiere a los alumnos tamagotchi, la estrategia fue gún tipo de consentimiento y, en definitiva, si tales bases de datos
m uy parecida. En la sesión que se organizó para presentarles según estaban declaradas ante la Agencia española de protección de datos
El director, tras guardar silencio unos instantes, nos contestó: «So­
el director, únicamente preguntaron cosas sobre cómo funcionaba, si
bre esto que me estás preguntando no tengo ni idea. Nadie me ha
era fácil o no acceder a sus archivos o si se podía hachear el servidor.
dicho nada al respecto, así que supongo que el abogado de la em­
Y añade: « [...] ahora pienso que si fueran conscientes del seguimien­
presa lo tendrá todo en regla, porque a mí se me escapan estos deta­
to que tenemos.de ellos y del control individualizado de casi todos
lles legales».1
sus movimientos, no nos habrían votado. Bueno, alguno ya se va
dando cuenta. El otro día vinieron los padres de un pinta'-' que tene­ ! Aunque en aquel momento el director no pudo aclararnos tal extremo, nos cons­
mos en 3o de ESO y el muy cara decía que no había faltado casi nun­ ta que ahora se facilita a los padres un cuestionario que deben cumplimentar y firmar,
dando el consentimiento para la constitución y transferencia con los iichcros que con­
* Persona que comete acciones reprobables [N de! Ed.J tienen los datos académicos de sus hijos

29
Es obvio que con la adquisición de esta tecnología de gestión y
con el manejo de bases de datos, el centro se integra plenamente en
mfópolis. Ahora bien, la acción no es inocente ni en su planteamien­
to ni en su ejecución y no porque este director, que actuó como lo
hacen cientos de colegas suyos, sea especialmente maquiavélico. Lo
más significativo de este retazo de entrevista se sustanciaría en pre­
guntas como las siguientes: ¿Es posible conocer las consecuencias
directas e indirectas de una aplicación tecnológica como la aquí re­
ferida? ¿Por qué a las tecnologías se les atribuye un valor estratégi­
Capítulo 1 ^
co ajeno a sus prestaciones? ¿Deben los responsables políticos
regular la adquisición y uso de las T IC o son suficientes las disposi­ f**'
ciones normativas ya existentes? ¿Qué pasará cuando los agentes
escolares adviertan que con el tamagotchi están mucho más contro­
lados que con las viejas estrategias burocráticas? ¿Qué reivindicarán Antes de dotar de sentido a una descripción de la realidad en el ni-
vel de las palabras, por tanto, es necesario leer el mundo, esto es, las <**■
cuando se den cuenta de que su tiempo y espacio de trabajo invade
prácticas culturales, sociales y políticas que lo conforman.
el ámbito privado? ¿Con tantos flecos al descubierto, ¿la posición
de poder del director saldrá reforzada o cuestionada a medio plazo? M a CEDO ( 2001 : 19) r**
Y, por último, ¿qué pasaría en los cientos de centros escolares que
tienen aplicaciones informáticas semejantes a la referida si se les
aplicase con todas las consecuencias la legislación vigente sobre da­
tos personales y transferencia telemática de ficheros? ¿Cómo es que 1. Dilemas en torno al uso escolar de las TIC
la Administración, tan celosa en determinados aspectos, no se inte­
El hábitat tecnológico no es impermeable ni homogéneo; está sola­
resa más por las transformaciones que está experimentando el espa­
cio público de la educación? pado con el medio natural e interactúan constantemente entre si. El
sujeto transita de uno a otro sin solución de continuidad, circuns­
tancia que plantea dificultades de orden metodológico a la hora de
cuantificar la configuración de ese hábitat y cómo lo experimentan
los ciudadanos y ciudadanas. Desde esta perspectiva ahora convie­
ne detenerse a analizar el papel que desempeña la institución esco­
lar en ese cruce de prácticas y usos de las T lC . Es obvio que la es­
cuela no se mantiene al margen de la sociedad que la cobija, Pero fe*.
esta afirmación de lo obvio no hace sino plantear múltiples dilemas,
sobre todo cuando se pretende precisar con detalle el grado de equi­
pamiento y modalidades de uso de las T IC , dilemas como los si­
guientes: ¿en función de qué parámetros se dice que las escuelas es­
tán bien o mal equipadas, si utilizan o no adecuadamente las TIC?;
¿es consustancial a la razón de ser de la institución incorporar la úl­
tima generación de artefactos tecnológicos?; ¿son las TIC recursos
didácticos eficientes en las aulas?; ¿en qué medida contribuyen a

31
mejorar el aprendizaje de los contenidos au ricu lares?, etcétera. Es es lo que denuncia Winner (2001: 64), al constatar que en la actual
cierto que las TIC representan la cota más avanzada de nuestra civi­ proliferación de la tecnología educativa «cualquier investigación
lización, pero también pesa sobre ellas el lastre del consumismo, la básica sobre los fines de la educación es apartada cuando los ponen­
violencia, la pasividad o el individualismo insolidario Por lo que el tes celebran la llegada de las últimas máquinas de información». Al
modo dominante de usar las TIC en los centros se conviene en una margen de tales posicionamientos, la inserción de la institución es­
valiosa estrategia de resistencia a las políticas homogeneizadoras colar en el hábitat tecnológico despierta un sinfín de controversias,
que no quieren ver a la escuela alejada de los «indicadores» del há­ algunas de las cuales se abordarán en los apartados que siguen.
bitat tecnológico.
Tanto dilema, como es lógico, da pie a m uy variadas y matizadas
posiciones ante el problema de fondo La cohorte de insatisfechos 1 I. Migración escolar bacía la SI
es amplia y por ello traemos a colación uno de esos puntos de vista
como muestra de la referida línea argumental, sobre la que volvere­ Mantenemos que lo más ajustado a lo que se observa en estos mo­
mos más adelante, por cuanto nos parece injusta su valoración de lo mentos, no es que las TIC estén aplicándose a la enseñanza, sino
que el conjunto de la institución está «m igrando» hacia la SI. Es
que se está haciendo en las aulas. Según la apreciación de M artín-
cierto que en algunos parámetros todavía no alcanza los estándares
Laborda (2005: 4) en la escuela se observa «un gran retraso» en
que caracterizan al referido modelo de sociedad, pero esto sólo es
adoptar los cambios inherentes a la revolución tecnológica, lo cual
cuestión de tiempo. Así, la escuela no permanece ajena a los im pul­
se debe a que tampoco se ha producido «un cambio de actitud o de
sos activos de una sociedad que, pese a las alarmantes diferencias en
mentalidad» y añade a continuación:
el grado de desarrollo según la localización geográfica, alienta con
fuerza la «migración digital». Se ha de entender por tal el traslado de
Además, hay muchas otras razones que explican la lentitud en el pro­
cualquier actividad individual o colectiva al universo de las tecnolo­
ceso de incorporación de las TIC a la educación, como la carencia de
recursos financieros, el insuficiente apoyo institucional o la dificultad gías, a la «geografía del ciberespacio», porque se ha convertido «en
de adaptación por parte de los docentes Aunque, en realidad, lo más el signo del progresismo personal», según señala Vilches (2001: 2S-
determinante para que se produzca el cambio es tener claro que las TIC 38); sin advertir, como pone de manifiesto el mismo autor, que
en la educación suponen una vía para mejorar la calidad de la enseñan­ cuando «las bases de datos anagráficas de los ciudadanos, la infor­
za v un camino para dar respuesta a las nuevas exigencias que plantea la mación institucional, la educación, la salud, etcétera» pasen a las re­
SI.' des del ciberespacio, «las instituciones políticas nacionales perderán
el control democrático de sus ciudadanos».
Esa valoración resulta difícil de compartir cuanto menos por dos ra­ El fundamento ideológico de la migración digital lo aporta el neo-
zones: es injusta con el esfuerzo que profesores, alumnos y padres liberalismo económico imperante, pues éste considera que las TIC
están haciendo en este sentido y, por otro lado, los instrumentos son el símbolo y el factor determinante de la productividad, enten­
con los que se evalúa esta realidad son importados y poco sensibles diendo por tal un «trabajo en menos tiempo; un trabajo con más
a lo que se hace en las aulas con las TIC. Tampoco es razonable ad­ precisión y menos errores; un trabajo con la concurrencia de menos
mitir la descalificación que con demasiada frecuencia se desliza en personas, más ergonómico, menos arriesgado [...]» (Rodríguez de
los siguientes términos: en las escuelas se presta escasa atención a las las ITeras, 2004: I). La migración no sólo sigue un determinado iti­
tecnologías y además el profesorado no muestra voluntad de traba­ nerario geográfico, en el sentido literal del término, sino que tam ­
jar con ellas. Sencillamente esto no es así o, en todo caso, tales afir­ bién dentro del mismo territorio las tecnologías copan a desigual
maciones niegan la presencia de factores sustantivos en la configu­ ritmo los distintos sectores de actividad. Desde la década de los no­
ración de la realidad juzgada. Más preocupante, a nuestro entender, venta, como pone de relieve la literatura, ha llegado el turno de uno

32 33
jm.

de los sectores más rezagados y en cierto modo también reticente) de 2000 para los Estados ele la unión, y que en nuestro caso dio lu­
según se dice del escolar. gar al Plan Inío XXI reíonnulado ahora en el Plan Avanza, macro-
La migración, por tanto, es un principio consustancial a la inno­ plancs semejantes a los diseñados por el resto de los Estados),'1que ¡É»
vación permanente que se observa en el sistema técnico y que pre­ se financian y evalúan por organismos internacionales ÍBM, FM1,
tende implantarla en todo el hábitat. Los productos (materiales e in­ UNESCO, ÓCDE o la UE). Estos planes (véase la figura 4.1 en el
materiales) generados por dicho sistema deben adquirir valor de capítulo 4), contemplan acciones simultáneas orientadas a mejorar
cambio, de modo que el mercado los distribuya y así, con las plus­ las infraestructuras en ámbitos públicos (administración, gestión de /**S
valías obtenidas, retroalimentar el sistema. En este contexto, como impuestos, concertar la visita médica en un ambulatorio, etcétera) o
sucede desde los años ochenta, las políticas públicas quedan relega­ en los privados (créditos «blandos» para la adquisición de equipos
das mayoritariamente a actuaciones de carácter reactivo: leyes con­ y servicios telemáticos en la pequeña y mediana empresa), propósi­
tra la copia ilegal de productos electrónicos, códigos deontológicos tos para cuyo logro suelen disponer de cuantiosos recursos finan­
para la biotecnología, códigos «autoimpuestos» para proteger a la cieros, tantos que a veces no se cumple el programa de gastos, como
infancia y la juventud, abolición de aranceles manteniendo la «ex­ sucedió con el Plan Info XXI. Algo llamativo de este tipo de planes
cepción cultural» como en el caso del cine o, lo que más nos interesa, y proyectos es que adoptan al hogar y a la escuela como ámbitos es­
promoviendo pomposos planes institucionales de «alfabetización tratégicos para la difusión de las TIC. Son dos instancias con fuerte
digital» que no van mucho más allá de favorecer el equipamiento in­ impacto socializado!- y tal vez por ello se utilizan como trampolín
formático.1 En cualquier caso, el sistema técnico está colocando de lanzamiento de las TIC.
multitud de artefactos que interfieren (median) y transforman las En este contexto cabe mencionar una iniciativa con efectos cola­
relaciones sociales, dando lugar a la Sociedad de la Información y terales imprevisibles en la migración escolar a la SI. Nicholas Ne~ I**
del Conocimiento. El ciudadano que la habita debe adaptarse a un groponte, con la colaboración de Seymour Papen, presentó en la
estilo de vida orientado por preceptos como el de la «conectividad», primera Cumbre M undial sobre la Sociedad de la Información
que se objetivan en actividades catalogadas como e-comercio, e- (2003) el proyecto Un portátil por niño. Es la iniciativa conocida
banca, e-turismo, e-administración, e-salud o e-educaaón,2 como la del «ordenador de 100 dólares» para niños del mundo en
Pero estas líneas de acción están entrelazadas, para optimizar si­ desarrollo. A los excluidos de las TIC se le ofrecía la oportunidad
nergias, por macropoyectos alentados desde los Estados a modo de de adquirir un ordenador a un precio inferior a lo que en esos mo­
políticas públicas activas o «ciberestrategias nacionales», según ex­ mentos costaba solamente la pantalla. La iniciativa, calificada de
presión acuñada en un influyente foro.3 Son, por tanto, proyectos «excéntrica» por los líderes del sector informático (Intel y M icro­
m uy ambiciosos {e-Etiropa como desarrollo de la Agenda de Lisboa soft, entre otros), parece haber conseguido ya el prototipo tecnoló­
gico, aunque a 150 dólares por unidad. De su producción industrial
se encargará Quanta Computer en sus plantas de Taiwan, y se em-
I Para entender esta dinámica hemos de recordar que, en abril de 1994, la Orga­
nización Mundial del Comercio propone el «Acuerdo general sobre el comercio de los
servicios» y uno de los protocolos que lo desarrollan, aprobado en noviembre de 2001, 4 En la w eb oficial de la Organización de los Estados Americanos se incluye lina
establece los plazos para que los Estados miembros «libcralicen/privaticcn» también el amplia relación de todos los macroprovectos \ líneas de actuación que. con las TIC
servicio público de la educación. como argumento, están iinplementando casi todos los estados latinoamericanos Seña-
2. Así figuran como categorías de análisis en los estudios sobre la evaluación de la laníos, a modo de ejemplo, dos ambiciosos proyectos como Enlaces en Chile
«Sociedad de la Información», como por ejemplo en el informe anual e-Espana patro­ (http:/Avww enlaces d), que va se exporta a otros países de la región y. en Colombia.
cinado por la Fundación Aúna, ahora Fundación France Telecom España Computadores para educar (httpr/Avivwcomputadort.spnracducargov eo), que es im­
3. Declaración aprobada en Ginebra (mayo de 2004) tras la Cumbre Mundial sobre portación del canadiense Ordinatcurs poiir les ceníes. patrocinado por las grandes
la Sociedad de la Información, foro que contó con el apoyo de la ONU y la UNESCO, multinacionales del sector, desde Microsoft. Intel o IBM hasta HP Invent (lutp://ds-
entre otros muchos organismos internacionales. Véase en hccp:/Avww itu.int.wsis. ope.ic.gc.ca/Default.asp?lang=fr).

34 35
pezará a fabricar cuando se hayan vendido cinco millones de unida­ relación, lo que se observa es algo parecido a que para fomentar el
des. Según Negroponte, los compromisos de venta adquiridos su­ aprovechamiento social de las oportunidades de las tecnologías se
perarán esa cifra a mediados de 2007, tras los acuerdos firmados con han de enseñar las TIC con TIC, de manera que con la concurren­
el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y con va­ cia de éstas se acabe con la escasa «productividad" del modelo tra­
rios Estados interesados en llevar estos ordenadores a sus escuelas dicional de enseñanza. Conceder tales ventajas a herramientas tan
como Argentina, Brasil o Nigeria.56*Cuando en 2008 los niños ten­ poderosas como las aquí referidas, supone relegar a la institución
gan estos portátiles, podrán explorar y «aprenderán a aprender», lo escolar a un plano subsidiario o meramente instrumental. No obs­
que, según Papert, es «más valioso que las estrategias de enseñanza tante, este planteamiento suscita algunas preguntas: ¿en esas cir­
tradicional que se centran en la memorización y la experimenta-, cunstancias la institución escolar puede competir con la oferta a tra­
ción». Ésta es una idea que expertos de la Universidad de Stanford vés de las TIC? La verdad es que lo tiene francamente difícil. ¿El
han criticado duramente, pero a pesar de todo, el proyecto de «un «producto» final es equiparable? Se carece de datos fiables que ava­
ordenador a 100 dólares» es ya una innovación tecnológica patenta­ len una respuesta en uno u otro sentido, pues en la mayoría de los
da y un «éxito político» para los organismos internacionales que estudios no se va más allá de las tasas de equipamiento o de su ritmo
apoyan y cofinancian ese plan. de crecimiento. ¿A qué oferta favorecen más las actuales políticas
Las distintas lógicas que rigen la SI, como las ya citadas, necesi­ públicas en pro de la productividad? Sin duda, a la que se propone
tan unas determinadas políticas, cierto nivel económico y, por su­ a través de las TIC. Y en este contexto, ¿el e-learning, como apues­
puesto, un sustrato cultural adquirido en el entorno de la institu­ ta por la «nueva educación» — la pedagogía high tecb—, seguirá los
ción escolar. No obstante, esas relaciones son difíciles de establecer, mismos derroteros de la «nueva economía»?
pues, como señala Narváez M ontoya (2004: 4), «por un lado, para Mientras se despejan estas incógnitas sobre la migración escolar
tener una buena infraestructura y cobertura de las TIC es necesario a la SI, cabe plantearse una más: ¿quién o quiénes asumirán los cos­
un desarrollo económico y social previo; por otro lado, la inversión tes derivados de la adquisición de las infraestructuras y del consu­
prioritaria no puede ser en conectividad y servicios técnicos sino en mo? El aviso nos lo da Edmund Phelps, Premio Nobel de Econo­
desarrollo social y, especialmente, en educación». La tendencia mía 2006, quien afirma: «El progreso técnico en la medicina ha sido
muestra que los países con mejor escolaridad —el caso, por ejem­ extraordinario, y ahora la atención sanitaria es algo muy caro. Y
plo, de Finlandia— son también los que mejores resultados ofrecen desde luego los trabajadores con bajos ingresos no pueden permi­
en los distintos parámetros definitorios de la SI. Por supuesto, no tírsela»,8 En el sistema escolar los primeros síntomas ya han saltado
hay una relación causal sino que la escolaridad actúa como «factor a la prensa: la telefonía móvil es responsable de que, «en tan sólo
de sostenibilidad», en unos casos permitiendo acceder a las TIC dos años, se han triplicado los gastos de telefonía que deben afron­
desde la escuela (sociedades con menor desarrollo económico) y, en tar los colegios», lo cual supone entre el 25 v el 30 % del presu­
otros (en las sociedades más desarrolladas), fomentando la cultura puesto anual que los centros públicos reciben para «gastos de
científica y técnica que sustenta al sistema de innovación y promue­ funcionamiento».9 Según la asociación de directores de centros pú-
ve el uso social de las TIC/1
Ante la falta de instancias independientes que desentrañen esta
7, O tra vía tle interpretación de los resultados del todopoderoso informe PISA
5. El País-T he N ew York T im es, ¡4-12-2006. (Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos), promovido >patrocina­
6. Al cruzar datos se observa c¡ue la escuela cumple una doble función en la SI: por do por la OCDE, podría ser la de desautorizar al modelo tradicional de enseñanza
un lado la com pen sadora (en los ambientes con menor capacidad adquisitiva se accede a apostando por otro más homogéneo intcrnacionalmcnte y centrado en el fomento de
Internet en los centros escolares) y la función legitim adora (los mejor equipados usan In­ las com p eten cia s científicas y tecnológicas. EI último informe PISA 2002 se puede con­
ternet en sus casas y la escuela les proyecta hacia formas de participación en actividades sultar en http://www.inccjncc.xis/pub/pisa2003
propias de la SI). 2003 A nuario socia l d e España, Barcelona, Fundació «La Caixa». S. Entrevista en El País, 4-2-2007.

36 37
blicos, citada en esta noticia, la situación se hace insostenible por­
que el criterio de asignación presupuestaria se basa en el número de
alumnos y aulas, sin contemplar el nivel de equipamiento tecnoló­
gico de los mismos. Si no se les incrementa el presupuesto confor­
me a los gastos derivados de estos equipos, piensan los directores,
deberían dejar de usarlos o hacer repercutir tales costes en las fami­
lias, copago que, como veremos en el siguiente capítulo, ya se está
aplicando en el caso de la adquisición de los sistemas de gestión
electrónica, y directamente a los padres el capítulo de las telecomu­
nicaciones. ¿Q ué pasará con las familias que no puedan hacer fren­
te a los gastos acarreados por las tecnologías en la escolaridad de sus
hijos?

1,2. La inocencia de las palabras o el argot de las tecnologías

Al mismo tiempo que la migración digital, llega a los centros esco­


lares toda una jerga de términos metafóricos con los que cabe nom­
brar a las nuevas herramientas y acciones ligadas a éstas. Como
planteábamos más arriba, también en este caso los agentes escolares
se limitan a seguir utilizando aquellos términos que se manejan en el
entorno tecnológico. Es obvio que «bajarse» un archivo, «navegar»,
«chatear» o «colgar el ordenata» no cambian demasiado de signifi­
cado en función de si se utilizan dentro o fuera de los espacios es­
colares. Ahora bien, las palabras no son inocentes en ningún caso,
como tampoco lo es el hecho de utilizar unas u otras. Sobre este
particular Lizcano (2006: 87) precisa: «C ada metáfora no sólo dis­
tribuye efectos éticos, estéticos o emocionales, sino la propia atri­
bución de sentido: hace que ciertos enunciados signifiquen y otros
repugnen al entendimiento». En el ámbito que nos ocupa, es muy
interesante observar cómo y quiénes ejercen la demarcación semán­
tica imponiendo unos términos en lugar de otros, así como los con­
textos de uso.
Si nos situamos en un centro tipo, de los que ya hay muchísimos,
con una o más aulas de informática, conexión ADSL y parte de su
gestión informatizada, entonces se da la circunstancias que profeso-9

9, El País, 12-2-2007.

38
res, personal administrativo, alumnos y padres comparten la condi­
ción de ser «usuarios» con contraseña personalizada; el profesor o
profesora que se encarga en el centro, a cambio de un pequeño des­
cuento horario, de resolver los problemas que presenten los equi­
pos, pasará a ser el «coordinador de informática-'-; quien se respon­
sabilice del mantenimiento de la web o del portal del centro será, ni
más ni menos, que el webmaster, mientras que el responsable de la
biblioteca ya no tendrá que ordenaren los anaqueles material curri-
cularni libros, sino «objetos de aprendizaje» y «software educativo»;
de igual modo el estudiante entregará sus trabajos en el «portafo­
lios». A sí, sin darse cuenta, todos estarán practicando el e~learmng
y, si han hecho algún cursware on-line de actualización, directa­
mente se habrán beneficiado del blend-learning.
En el trayecto migratorio que ahora se experimenta en los cen­
tros, hay expresiones que han dejado de ser usadas o cambiado su
significado. Mutación causada, lógicamente, porque otras palabras
o expresiones han entrado a circular en esos contextos. La «diapo­
sitiva» de antes, ahora es el reflejo de luces y sombras sobre la pan­ A**
talla a partir de una aplicación informática que permite gestionar la
proyección de imágenes; y otro tanto puede afirmarse de la llamada
«pizarra digital». De igual modo, los clásicos «medios audiovisua­
les», atávica expresión, en estos momentos son suplantados por el
acrónimo «T IC ». Es difícil que en algún claustro, salvo los más
mayores del lugar, hablen de medios audiovisuales, pues todos los /4Él'\
recursos tecnológicos quedan incluidos en la expresión «TIC » o
«informática». Y este fenómeno, cuanto menos, nos sugiere las si­
guientes reflexiones:

a) Lo primero que cabe destacar es que la llamada convergencia


tecnológica también es una convergencia social y cultural.
Los artefactos más avanzados, desde el videojuego al teléfono
móvil, incorporan reglas y normas que determinan la interac­
ción del usuario con estas máquinas. De ahí que la m ayoría
de los consumidores acabe haciendo cosas parecidas. Se trata de
la «convergencia cultural», inseparable de la tecnológica, de la
que habla Jenkins (2006: 17 y ss.). Para este profesor del MIT,
la convergencia no es un punto de llegada, sino un proceso al
que contribuyen tanto las corporaciones impulsando la inno­
vación como los consumidores implicándose en el proceso 0A,

39
con pautas semejantes de uso, incluso cuando éstos se con­
vierten en «productores» de mensajes/contenidos. Por otro
lado, como los aparatos ejecutan múltiples funciones, eso deja i
fuera de circulación aquellas palabras con |as que se nombra­
ba lo que ya no se utiliza. Y si no se nombra es porque el ob­
jeto o la actividad ha dejado de existir, con lo cual también se
' produce una convergencia en el plano social. De hecho, las
proyecciones colectivas en el aula de audiovisuales se sustitu­
yen por el visionado en la pantalla individual, lo mismo que
no es necesario compartir los contenidos de la materia en el \:
aula, sino individualmente en la web de algún portal educati­
vo. La convergencia tecnológica lia contribuido especialmen­
te a dejar fuera de uso expresiones tan caras en los entornos
escolares como «diapositiva», «alfabetización audiovisual»,
«transparencia» o «retroproyector». Ahora, todo es ejecuta­
a;
ble desde un teclado y visualizado en pantalla. Y al pack com­
pleto se le nombra con el aséptico y ambiguo acrónimo
«TIC ». De manera que, ¿podemos sorprendernos de que los
legisladores omitan en la LOE cualquier referencia a aquellos
«atavism os»?10
b) Cuando se pierden las palabras también existe el riesgo de :.r-
perder la dimensión social e histórica de los acontecimientos,
incluida la de los artefactos tecnológicos. En este sentido
Mattelart (2006) denuncia, una vez más, cómo los discursos y
las políticas que acompañan a las tecnologías se olvidan de su
propia historia, imponiendo «el régimen de verdad de una i
contemporaneidad devorada por la obsesión de la instanta­
neidad». De modo que ni siquiera los actuales diminutos ar­
tefactos que nos proporciona la electrónica son ajenos a los
condicionantes emanados del tiempo y de la sociedad que
los maneja. Es indudable que tras el espectacular desarrollo ex­
perimentado por las tecnologías hay un proyecto social y po­
lítico al cual dichos artefactos están inexorablemente unidos.
De hecho, una de las consecuencias de ese desarrollo se ob­ •'U;

lo En las meses previos a la aprobación tic la Ley orgánica 2 de 2006, do 3 de


mayo, de Educación (BC>£ n.° 106 de 4 de mayo de 2006), circularon por la Red mani­
fiestos y proclamas denunciando que en esta ley no aparecía la expresión "medios
audiovisuales» o que relegaba a un segundo plano la tecnología

40
serva en el cambio de la relación de las TIC' con los usuarios.
Lejos de los prejuicios deterministas, hemos de reconocer
que los artefactos atribuyen a los usuarios un nuevo lugar o,
más bien, un -no lugar»- junto a nuevas funciones. No en
vano hemos pasado de una tecnología basada en la mecánica
newtoniana a otra fundada en la mecánica cuántica.. ¿Q ué dis­
tancia social e histórica separa al retroproyector del viideo-
proyector? Todavía es frecuente oír, en una misma sesión de
trabajo, que a las unidades proyectadas con el Power Point se
les llama transparencias, diapositivas o simplemente panta­
llas. Tres expresiones, sin duda, tributarias del tiempo que
marca el desarrollo de las tecnologías,
c) La tercera consideración hace referencia a un asunto de enor­
me relevancia didáctica. El acelerado perfeccionamiento de
las TIC ha «expulsado» al usuario a una zona periférica o su­
perficial de la acción, lo cual no significa, ni mucho menos,
que el usuario se convierta en un ser pasivo; esto no es cieno,
Lo que sucede, más bien, es que su atención se desplaza a
otros ámbitos distintos a los directamente relacionados con la
acción y ahora muchas de las tareas que antes debía realizar
quedan subsumidas por la tecnología. Para advertir estos
cambios sólo hay que reparar en las diferentes tareas requeri­
das para realizar una fotografía convencional de las exigidas
por el soporte digital. La atención del fotógrafo, que siempre
es selectiva, debía concentrarse en el visor y poco más, mien­
tras que en la cámara digital el visor aparece lleno de indica­
dores e iconos del software que convierte a la cámara en una
máquina operativa. El mensaje implícito parece ser que con el
dominio del instrumento es suficiente y a ello es a lo que se ha
de prestar atención; el contenido es lo de menos. En definiti­
va, el «emoticón» suplanta a la palabra como el «icono» eclip­
sa a la mirada. El enfoque instrumentalista, por lo demás, es
una constante en el ámbito de las TIC, pues lo vemos en los
cursos de formación que se ofrecen, en los criterios de evalua­
ción del equipamiento tecnológico, en el efectismo de muchas
de las producciones audiovisuales actuales de éxito o en la re­
lación que los usuarios establecen con la videoconsola. De
manera que si la didáctica no se quiere ver relegada a la im­
postura instrumentalista, deberá redefinir sus límites discursi-

41
vos y prácticos cuando trabaja con las tecnologías digitales, dos los más pertinentes al «universo pedagógico» de las TIC y su
además de tener que deconstruir las rutinas que los alumnos presencia, por supuesto, no es inocua para el funcionamiento ordi­
han adquirido en el uso espontáneo de aquéllas fuera de las nario del sistema escolar. Sin duda la ingerencia comercial en la en­
aulas. señanza pública no es un fenómeno nuevo ni va asociado exclusiva­
mente a las tecnologías, si bien con éstas adquiere dimensiones va
muy llamativas. Según precisa Schor (2006: I 16), «desde 1990, las
actividades comerciales en los centros educativos se han incremen­ i* *
1.3. Nuevos actores en las políticas y las prácticas escolares
tado de manera sustancial, y desde 1997 ese aumento, que afecta a
No es posible entender adecuadamente la participación de las escue­ casi todos los tipos de mercadotecnia escolar, ha sido exponencial».
las en la SI sin preguntarse por el papel, indirecto y con frecuencia Para esta socióloga, «los alumnos son lo más parecido a un público
muy directo, que un conjunto de nuevos actores están desempeñan­ cautivo que los anunciantes van a encontrar siempre». El crédito de
do en las políticas y en las prácticas escolares." A diferencia de los la escuela y su personal docente sigue funcionando bien como re­
medios tecnológicamente menos desarrollados, los que hoy se ma­ clamo publicitario, y por lo que se refiere a las tecnologías es un ám­
nejan requieren la incorporación de actores, físicos y jurídicos, has­ bito estratégico para comprobar e inducir prácticas de uso.
ta ahora ajenos al mundo educativo. Prolifera en el entorno escolar Gran parte de los proyectos de aplicación de las TIC en la ense­
una serie de «empresas nodriza» que abastecen a los centros de pro­ ñanza llega acompañada del patrocinio de alguna entidad de carác­
ductos y servicios de toda índole, entrando en liza intereses que ter privado, del mecenazgo ejercido directamente o a través de la in­
trascienden la mera transacción comercial. A hí aparecen figuras termediación de alguna fundación de las muchas que intervienen en
como la del patrocinador, el patrono de la fundación sin «ánimo de el sector, aunque el patrocinio no es exclusivo de la educación: en sa­
lucro», el técnico/especialista,112 el servicio externo de mantenimien­ nidad ya es una práctica consolidada pese a las importantes contro­
to, el diseñador de una aplicación informática o el cesionario de la versias que despierta.13 En educación y particularmente en relación ,ásx
prestación total o parcial de un servicio como la gestión de las inci­ con las T lC , el fenómeno se expande sin que suscite, hasta el mo­
mento, demasiadas suspicacias. Los nuevos filántropos provienen 0\
dencias de disciplina escolar, de los informes de orientación o de las
notas de los alumnos. del sector empresarial de las tecnologías (Nestcape, IBM, M icro­
Desde luego, el inventario no es completo, pero sí quedan inclui- soft, Dell Computers, Hewlett-Packard, Telefónica, Orange, O rga­
0^
nización Cisneros, etcétera), y la coartada es precisamente el argu­
mento de que la escuela obtiene pésimos resultados y que, por
tanto, deben invertir en ella. Aunque desconocen cómo funcionan 0*-
11. La empresa EDUCADHOC, que gestiona el «bono-libro» de las comunida­
des de Madrid, Murcia y Valencia, pertenece al Grupo Cheque Déjeuncr, que opera las escuelas, su burocracia o las expectativas y proyectos de sus
desde hace cuarenta años y tiene actividad en 9 países de la UE. Además del servició ya agentes, estos filántropos financian la construcción de escuelas y
mencionado, gestiona los cheques de comedor escolar, los de educación infantil y proyectos de reforma de las enseñanzas para mejorar los resultados.
hasta el I n fo d h o c, que es un servicio dirigido a la compra de ordenadores portátiles A tal propósito ponen en marcha desde programas para formar lí­ 0^
Moviliza al año más de 2.000 millones de euros; en tales circunstancias, ¿el Grupo deres escolares que gobiernen eficientemente los centros o intervie-
Cheque Déjcuner puede permanecer ajeno a las políticas que afectan a la escolaridad? 0±
(http://ww\v.educadhoc es)
12. Aunque estrictamente no puedan considerarse ajenas al sistema escolar, resul­
0^
ta significativo a este respecto la presión social y política que las diversas asociaciones 13 En el artículo «Ética e influencia en los patrocinios corporatú os -, Santora re­
lata los conflictos en los que se han visto envueltas algunas organizaciones tic salud al
0*
de profesores de informática y tecnología están ejerciendo en el establecimiento del
horario semanal y de los contenidos de estas dos asignaturas incluidas por la LOE
ser patrocinadas por la gran industria del medicamento o de la alimentación, que* no 0x
en las etapas obligatorias Véase http.7Av\vw.sialatecnología.org y los informáticos en respetaban los principios éticos por los que trabajaban aquéllas, t i V a h -lh c York
Times, 14-12-2006 0*.
http://www.arpicm org.
0x
42 43
nen en el diseño de nuevos currículos y hasta promocionan planes
de mejora de la lectura (Lee Colvin, 2005).
Las iniciativas de esta naturaleza suelen ser siempre bien recibi­
das por los agentes escolares porque, entre otras razones, mitigan la
falta de apoyo gubernamental a la escuela pública.H A este respecto
afirma Giroux (2001: 72): «Al reducir el papel que las escuelas po­
drían jugar como esferas democráticas públicas, la cultura corpora­
tiva ha redefinido el significado y objetivos de la escolarización de
acuerdo con los intereses del capitalismo global».. Lo que está en
juego con la presencia del patrocinio privado no sólo es disponer o
no de más recursos económicos, de más o menos equipamiento tec­
nológico, sino la revisión de los fundamentos políticos y pedagógi­
cos en los que se sustenta la institución y el proceso de enseñanza y
aprendizaje. A propósito del filantropismo en educación de la Fun­
dación Bill y Melinda Gates, H ill (2006) advierte del papel tan agre­
sivo que estas entidades ejercen sobre las políticas públicas de la
educación, lo que se objetiva no sólo en las condiciones que impo­
nen a las autoridades democráticas de la escuela o del distrito para
recibir los fondos, sino también en las agendas pedagógicas (méto­
dos de enseñanza, orientación de los contenidos, tipo de evaluación
de los aprendizajes, etcétera) y en el funcionamiento organizativo de
los centros (transparencia de la financiación, estilo de dirección, tra­
bajo por proyectos independientes, diversificación de la oferta edu­
cativa para que los padres elijan centro, etcétera).1* Como el propio
H ill señala, la presencia de estas formas de mecenazgo son más es­
pectaculares que efectivas, diseñadas más para que tengan repercu­
sión en la prensa que para mejorar las prácticas pedagógicas de los
centros, pues en muchos casos los resultados obtenidos no superan
la franja de discretos.
Las interferencias, sin embargo, no sólo las producen los patro- 145

14. Sobre la «responsabilidad social» de las empresas españolas, aunque ejercida


no estrictamente en el sector educativo, podemos encontrar información relevante en
la Fundación Luis Vives, que se ocupa de evaluar este tipo de responsabilidad en las
empresas (hrcp:/Avvvw.fundacionluisvivcs.org)
15. Algo parecido se podría afirmar de la Organización Cisneros, fundación man­
tenida por el magnate de la comunicación Gustavo Cisneros, cuyo canal de televisión
cducativa(CI@sc) llega a cientos de escuelas en el «hemisferio americano», previo con­
venio con los gobiernos respectivos (http:/Avw~vv.cisneros.com)..

44
caladores y el papel concreto que ¿seos desempeñan en la marcha
cotidiana cíe los centros. Hemos de incluir también a esos artefactos
de última generación, cuyo tamaño es inversamente proporcional a
la capacidad de intervenir, activa o pasivamente, en la vida y funcio­
namiento diario de los centros escolares. Tomemos, a título indica­
tivo de lo que pretendemos significar, los problemas que la telefonía
móvil está planteando en los ámbitos escolares. A propósito de este
asunto nos decía, a finales de enero de 2006, la secretaria de un ins­
tituto en la entrevista mantenida con ella:

Pregunta: ¿Habéis establecido directrices sobre el uso de los móviles a


partir de la circular enviada desde la Conselleria d’Educació?
Respuesta: Vamos a ver, no escondamos la cabeza debajo del ala con
este tema. El móvil es un problema tanto para alumnos como para pro­
fesores Nosotros sabemos que hay un profesor que en vez de pasar lis­
ta, hace fotos a los chicos de la clase con su móvil o que una profesora,
pecando de ingenua, distribuyó fotos de una actividad extraescolar y
luego los padres nos presentaron varias quejas [...] Lo más alarmante
fue cuando nos enteramos que un grupito de dos o tres alumnos se de­
dicaban a fotografiarse desnudos en las duchas; entonces saltaron todas
las alarmas [...]
En el equipo directivo teníamos claro que no había que prohibir
nada, pero a raíz de lo que te he contado llevamos el asunto a un claus­
tro y ahí se armó el lío padre. [.. ] Como la opción más votada fue la de
prohibir, nosotros lo elevamos al consejo y aquí, tras una larga discu­
sión, se rechazó porque no era lo más pedagógico. Además, cuando los
estudiantes pidieron, con razón según creo yo, que la prohibición fue­
ra para todos, entonces ahí se acabó la discusión [ ..]
Pregunta: ¿Cómo habéis salido del problema planteado?
Respuesta: El debate sigue abierto y lo que acordamos en el consejo
es que los pueden traer, pero ni en pasillos ni en las clases pueden usar­
los y si algún alumno lo utiliza, entonces se le retira. [ ..] Sabemos que
ésta no es la solución, sólo hemos conseguido calmar a los compañeros
más intransigentes y, de paso, que los chicos los usen a escondidas en el
servicio o salgan al patio con cualquier excusa para mandarse mensaji-
tos y hacer «quedadas»-, como dicen ellos ahora. Desde la dirección
queremos que este tema se trabaje en las aulas y nos lo hemos propues­
to para el próximo curso, pero todavía no sabemos cómo hemos de ha­
cerlo ni qué debemos hacer. Es un fenómeno que nos supera un poco
¡Vamos, así lo veo yo!
En este fragmento de la entrevista se pone de manifiesto cómo la in-

45
trusión de un pequeño artefacto tecnológico moviliza a instancias y
personas implicadas en la vida organizativa de los centros. Lo pri­
mero que cabría destacar es que la presencia del inquilino cuestiona
el Reglamento de Régimen Interior (RRI), porque no había previs­
to ni regulado su presencia, lo que se traduce en un elemento de dis­
cordia y conflicto hasta que se prohíbe, como se ha hecho en los
centros privados y concertados o se procura reglamentar su uso en
prolijas sesiones de negociación en los órganos colegiados de los
centros públicos. Por otra parte, cabe destacar la diversidad de im ­
plicaciones que tiene la mayoría de estos artilugios, implicaciones
que van desde las propiamente pedagógicas hasta las de orden ju rí­
dico, político, económico y cultural. Todo esto lo suscita la presen­
cia del móvil en los centros, pero cabría argumentar otro tanto en
relación con los materiales curriculares en soporte electrónico, los
servicios externalizados o los equipos tecnológicos.
La entrada en esta dinámica dispersa la atención en múltiples en­
foques, incluido el propiamente instrumental, pasando a un segun­
do plano la dimensión informativa y de conocimiento, lo que signi­
fica que desde la institución escolar se pierde capacidad de control
tanto sobre la gestión como sobre las prácticas didácticas, en favor
de los agentes externos y de las elites de técnicos que rodean a las
TIC. Por supuesto, lo que afirmamos no es exclusivo de la escuela
sino que la pérdida de autonomía es común al resto de instituciones
que adoptan el paradigma tecnológico. Pero si este fenómeno no es
demasiado relevante en el ámbito productivo o en el del comercio,
salvo por las consecuencias laborales que se derivan, en el caso de la
escuela constituye un problema de la máxima importancia, sobre el
que volveremos más adelante. En cualquier caso, cabe destacar que
con la participación de la escuela en el manejo de las TIC no sólo
cambia su modm operandi, sino también y de modo fundamental el
modelo de educación, así como las instancias con capacidad de in­
tervención en los procesos internos.
Las tecnologías de cada momento responden a proyectos so­
ciales más o menos perfilados por organizaciones e instituciones
de toda í ndole. La escolarización de las T IC no escapa a esa nor­
ma. Lo prim ero que se debe destacar de estos nuevos «agentes es­
colares» es que operan, en la m ayoría de los casos, con criterios
afines al interés privado. Muchos de ellos no explicitan los pro­
pósitos de su im plicación en la educación ni, lo que es más grave,

46
la autoría de los documentos y materiales que ofrecen-1" Una es­
trategia como ésta se debe valorar en su vertiente política, puesto
que la enseñanza se define como un «servicio público fundamen­
tal», lo que significa, como advierte G íroux (2001: 72), que el
«asalto actual contra la escuela pública se inscribe en un proyecto 0 *s

más am bicioso, que pretende desm antelar las esferas públicas que
se opongan a dejarse gobernar por la lógica instrum ental del mer­
cado»- Este es un hecho que no puede pasar desapercibido, como 0*
tampoco, por otra parte, que su presencia diluye los límites de la
responsabilidad y de la legitim idad con la que estos agentes inter­
vienen en los ámbitos educativos. Recordemos, por ejemplo, que
ante la propuesta de la patronal de la enseñanza privada de colo­
car inhibidores de telefonía móvil en sus centros, la Com isión del
Mercado de Telecomunicaciones observó, ante la queja presenta­
da por los operadores, que esa iniciativa no se ajustaba a derecho.
M ientras tanto, las autoridades escolares se lim itaron a enviar una
circular a los centros, en la cual se les recom endaba estudiar el
problema para ver cómo lo incorporaban al RRI. U na vez más la
institución se ve sobrepasada por la intervención de unos agentes
que superan el marco norm ativo de la organización, forzando
su reacomodo de manera im provisada o adoptando medidas
autoritarias (mediante circular se prohíbe a los alumnos acceder
al centro con «cualquier dispositivo electrónico que opere con
imágenes, sonido o datos», firmada por el titular de un centro con­
certado).
s**
2. La fragmentación como principio de dominación

Junto a los dilemas que suscita la presencia de las TIC en los cen­
tros, aparece otro fenómeno con relevantes consecuencias políticas
y organizativas. Nos referimos a las fracturas y el establecimiento 16

/•».
16 A modo de ejemplo citamos el P ro yecto h o riz o n tes d e la ed u ca ció n tecn o ló g i­
ca, de la Fundación Epson Ibérica, en la que no aparece ninguna autoría de los múlti­ i**
ples c interesantes documentos ofrecidos en su portal, salvo cuando han sido galardo­
nados, como en el caso de los premios al mejor trabajo de bachillerato y de ciclos /***-
formativos sobre el impacto social de las tecnologías (littp://wwwfundacion-
epson.es/horizontes/)

47
de nuevos nexos entre los componentes de la organización, genera­
dos por el equipamiento tecnológico de los centros. La idea que
pretendemos esbozar en este epígrafe la tomamos prestada del
máximo responsable del departamento de prospectiva de una mul­
tinacional de las telecomunicaciones. Para este ingeniero, las tecno­
logías de la información de ultima generación modifican sustantiva­
mente «los hábitos sociales y culturales» de los usuarios, de modo
especial entre los usuarios de la telefonía móvil y de Internet. Por
esta razón, considera el experto, tales medios se deben caracterizar
como «tecnologías disruptivas».17 La miniaturización de los arte­
factos y su «/¿«ubicuidad funcional, les permite estar presentes en
cualquier momento y situación. Su capacidad de interrumpir, de in­
terceptar y a la vez de unir, es casi ilimitada.
El citado eufemismo es una acertada expresión para referirse al
neodarwinismo social que predomina entre quienes tienen la res­
ponsabilidad de propugnar el desarrollo inmediato de uno de los
ámbitos del sistema técnico, como es el de las telecomunicaciones.
Ahora bien, lo sorprendente es que se utilice ese carácter disruptivo
para legitimar una forma de dominación basada en la fragmentación
de la sociedad, fragmentación en función de la capacidad adquisiti­
va de los clientes, del género, de la localización de los usuarios, de
su nivel cultural o del tipo de audiencia en la que estén incluidos.
Como sentencia Sennett (2000: 61), el «tiempo de la flexibilidad es
el tiempo de un nuevo poder. La flexibilidad engendra desorden,
pero no libera de las restricciones».
Como aquí nos interesan las repercusiones pedagógicas de este
fenómeno, parece obligado plantearse la siguiente cuestión: ¿qué
sucederá con esa fragmentación cuando las TIC se apliquen plena­
mente en las aulas escolares? De las diversas variantes que hoy
adopta la fragmentación en la SI, sólo nos ocuparemos de las tres
que consideramos que tienen una importancia especial para enten­
der lo que sucede en los centros escolares con las TIC. No obstan­
te, en los capítulos 4 y 5 retomaremos con mayor detalle algunas de
las cuestiones relacionadas con este fenómeno.

17. Cerezo, J. M., “Web 2 0: Internet y más allá”, /:/ P aís-N egocios, 20-8-2006.

48
2.1, Brecha digital endógena

Con ser impórtame el problema de la «conectividad» o el de la -ac­


cesibilidad» para no quedarse fuera, no es menor al que alude la ex­
presión «brecha digital» de la que ya hemos hablado, si bien aquí
nos referiremos a otra dimensión de la misma que adjetivamos
como «endógena». Lo más sustantivo de esta segunda variante de la
brecha ya no sólo es acceder a la información, sino el que para apro­
piarse cognitivamente de ella es preciso conocer las condiciones de
su producción, en la medida en que éstas intervienen en la informa­
ción como «paratextos» condicionando su significado. ¿Cómo se
puede elaborar conocimiento a partir de una información de la que
se desconoce su genealogía? Lo que cautiva de las tecnologías más
avanzadas es que permiten, mediante unas pocas rutinas, acceder a
un universo inagotable de «inform ación» y servicios, quedando
a merced del usuario el ejercicio de hacer o no una «lectura compren­
siva» de aquélla, dado que no es demasiado relevante para la opera-
tividad del sistema. Ahora bien, ¿es posible realizar este tipo de lec­
tura cuando se desconocen los entresijos de la producción de esa
información, de cómo operan las TIC con las señales? La cuestión
no sólo es la dificultad de alcanzar un determinado grado de com­
prensión, sino que al intensificar de modo rutinario la interacción
con la máquina, se vacía a aquélla de contenido cultural.
La «brecha digital endógena», sobre la que no hemos encontra­
do demasiadas referencias, se localiza en el núcleo mismo de la rela­
ción establecida por el binomio sujeto-TIC y alude a la creciente
distancia que separa al usuario del modo con el que opera el arte­
facto manejado. Dicho modo es el resultado de los complejos mi-
croprocesos pxoductivos que ejecuta de forma autónoma el artefac­
to y de las operaciones realizadas por el usuario al interactuar sobre
él. Son procesos fundados en conocimientos hiperespecializados
con un altísimo valor de cambio y, por ello, sólo accesibles a una pe­
queña elite de técnicos, además de que están protegidos por la pro­
piedad intelectual. Esta brecha, si cabe, se ha incrementado con la
generalización tecnológica de lo que se conoce como «digitaiiza-
ción». Cada vez sabemos menos sobre cómo opera un móvil o por
qué es posible la localización a través del GPS, por qué se calientan
los líquidos en el microondas o cómo se selecciona la información
que nos brindan los grandes buscadores. Norman (2000: 194) plan-

49
tea con meridiana claridad este problema al afirmar que: «Cuando
el usuario carece de un concepto claro del aparato, la consecuencia
es la dificultad de uso*.
JLa brecha digital endógena la podemos ver a través de dos ver­
tientes. Lina, la más cotidiana porque nos afecta como usuarios, es
que con la electrónica de consumo es más barato comprar un arte­
facto nuevo que reparar el estropeado. Pero si pese a los costes tra­
tamos de arreglar uno de estos ingenios llevándolo, tal como dicen
las instrucciones, al «servicio técnico oficial», nos encontraremos
con que ese servicio tampoco arregla nada, sino que simplemente
cambia componentes, ya que en la configuración de estos compo­
nentes los técnicos «deslocalizados» no pueden ni saben entrar,
porque no forman parte de la elite antes aludida. Dicho de otra ma­
nera, la placa base del ordenador con el que estoy escribiendo este
texto sólo se repara en el laboratorio que hay, para toda Europa, en
una ciudad holandesa. Cuando hace unos meses se estropeó, en el
servicio oficial me dijeron que ellos se limitaban a diagnosticar y
cambiar una placa por otra y la averiada la enviaban a Holanda,
pues no estaban autorizados a tocar su configuración, ni tampoco
tenían medios para saber en qué microchip o conexión estaba el fa­
llo. Por cierto, ¿la placa base con la que opera ahora mi ordenador,
a quién habrá pertenecido antes? ¿Q ué información guardará de su
anterior propietario? ¡M ejor ni pensarlo!
La incorporación del ordenador a los procesos productivos, se­
gún señala Sennett (2000: 74 y ss.), ha humanizado muchas tareas y
por ello es incuestionable la presencia de las máquinas, pero también
«crea distinciones entre superficie y profundidad, y los sujetos me­
nos poderosos de la flexibilidad están forzados a permanecer en la
superficie». Es, sin duda, una nueva forma de división social del tra­
bajo. La gran m ayoría de usuarios se queda en la superficie porque
no puede acceder a la «estructura opaca» de las máquinas. Desde esa
superficie resultará m uy difícil comprender cómo funciona dicha es­
tructura y, desde luego, si deja de funcionar el usuario sólo tiene la
alternativa de llamar al servicio técnico. Pero estos servicios, como
ya hemos dicho, también se encuentran jerarquizados en función de
la escala de conocimientos que se les autoriza a poseer del sistema.
La segunda vertiente de la brecha digital endógena denuncia la
falta de visibilidad de los procedimientos con los que operan las
modernas máquinas digitales. No basta con acceder a la informa-

50
ción; para apropiarse cognitivamente de ella es preciso conocer las
condiciones tecnológicas de su producción, puesto que éstas inter­
vienen en la información como «para-textos», condicionando su
significado. ¿Cómo se puede elaborar conocimiento a partir de una
información de la que se desconoce su genealogía? Romano (I99S:
51) afirma al respecto: «Si ejecutamos acciones sin conocer sus causas,
condiciones ni efectos seremos entonces causa, condición y efecto
de las acciones de otros. Y cuanto más ignoremos que los dueños de
nuestras acciones son otros, tanto más dueños serán esos otros de no­
sotros». Ahora bien, ¿puede la mente del usuario apropiarse de los
cambios tecnológicos al mismo ritmo que éstos se producen? Berar-
di (2006: 122) mantiene que la «aceleración hace que las formas de
conciencia humana en su relación con el tiempo de la infosfera se co-
lapsen», por lo que la brecha a la que estamos haciendo referencia se
¿tu
convierte en condicionante estructural de la relación que el usuario
mantiene con las tecnologías de última generación.
Entendemos que desde el punto de vista pedagógico, ésta es una
cuestión de suma relevancia, ante la que la institución escolar no
puede permanecer impasible.18 El currículo fomenta experiencias y
conocimientos con los que explicar parte de los microprocesos con
los que el sistema técnico produce los ingenios tecnológicos. No se
trata de convertir a los alumnos en expertos conocedores de los en­
tresijos tecnológicos, ni mucho menos. Simplemente se les debería
facilitar herramientas conceptuales para que entiendan y desmitifi­
quen por qué sucede lo que sucede o por qué son capaces de hacer
lo que hacen las m áquinas electrónicas, entre ellas el ordenador o el
terminal del móvil, así como de las consecuencias colaterales que se
desprendan de su uso. En palabras de un físico teórico, cabría afir­
mar que:

En una sociedad cada vez más especializada en todas las ramas del sa­
ber, con una tecnología extremadamente compleja que puede convertir
a la mayor parte de los aparatos de uso habitual o doméstico en «cajas

18. La brecha tecnológica, en su variante de equipamiento, suele ser un argumen­


to del pensamiento pedagógico conservador, que de esc modo justifica la exigencia de
más TIC en los centros, como si la escuela tuviera capacidad para redistribuir los bie­
nes de equipo. En palabras de Vázquez (2003:26), esta idea se expresaría así: "La posi­
bilidad de atenuar la brecha digital pasa por la promoción de la educación tecnológica
en las aulas escolares».

51
negras»-, de las cuales sólo se sepa su utilidad pero ignorando sus fun­ Una segunda línea de trabajo está representada por lo que se cono­
damentos, hay que romper más de una lanza para divulgar la ciencia ce como los estudios C'TS (Ciencia, Tecnología y Sociedad),21 que
básica, cuna del progreso tecnológico»- (Sanchis Lozano, 2001: 23).v> pone el énfasis en:
La dificultad, sin embargo, estriba no sólo en alcanzar cierto grado [...] la necesidad de formación en temas relacionados con la ciencia, la
de comprensión de los procesos, sino que al intensificarse de modo tecnología y sus implicaciones sociales resulta crucial para la participa­
rutinario la interacción con la máquina, se vacía de contenido cultu­ ción democrática en las decisiones sobre el desarrollo tecnocientífico. La
ral. El futuro, desde luego, no es demasiado halagüeño a tenor de educación en la perspectiva CTS dentro del sistema educativo no sólo es
los siguientes datos: durante el curso 2005-2006 estudiantes de ter­ un medio para el conocimiento de temas actuales y de interés, sino una
cer curso de la Escuela de Magisterio, nos definían «digital» como base formativa necesaria para hacer posible la participación democrática
■da tecnología que da calidad a la imagen y el sonido»; «lo que se ac­ de los ciudadanos en la toma de decisiones sobre la orientación del desa­
ciona con los dedos» o «es la televisión que hace Canal+>>. Respec­ rrollo tecnocientífico (Martín Gordillo y López Cerezo, 2000: 53).
to a «virtual» contestan: «Es todo aquello que sucede en Internet»;
«es la realidad pero en 3D» o «lo que no es real sino im aginario».1920 Por último, mencionaremos otra línea de trabajo pedagógico con
Reducir la brecha digital endógena requiere, ante todo, ser incorpo­ las T IC , más por la atención que despierta hoy entre algunos secto­
rada en los indicadores de diagnóstico y, además, un importante es­ res que por su calado teórico. Es la corriente ocupada en rehabilitar
fuerzo desde las aulas escolares porque estamos convencidos de que el viejo concepto de competencia. Se propone identificar las compe­
éstas son el ámbito natural para abordar con solvencia la brecha en­ tencias en las que cabría formar a los estudiantes para convertirlos
dógena. en usuarios expertos de las tecnologías. De hecho este concepto se
Es indudable que existen diversas líneas de trabajo en las aulas define así:
que versan sobre estas cuestiones y que se están aplicando desde
[...] las competencias básicas suponen los saberes, las habilidades y las
hace un par de décadas como mínimo. No podemos detenernos en
actitudes imprescindibles que todo el alumnado tendría que alcanzar
cada una de ellas, así que a título indicativo haremos referencia a las de acuerdo con las finalidades generales de la enseñanza obligatoria
propuestas de trabajo más consolidadas. Una de ellas es la «alfabe­ (W .AA., 2004: 11)“
tización científica» o «tecnológica» que
Es obvio que estos planteamientos respecto al trabajo pedagógico,
[...] se propone, en síntesis, plantear el aprendizaje como un trabajo de aun no siendo idénticos, comparten el propósito de formar a la ciu­
investigación y de innovación a través del tratamiento de situaciones pro­
dadanía en un pensamiento fundamentado y democrático ante el
blemáticas relevantes para la construcción de conocimientos científicos y
desarrollo tecnocientífico. La alfabetización científica se orienta
el logro de innovaciones tecnológicas susceptibles de satisfacer determi­
nadas necesidades. Ello ha de contemplarse como una actividad abierta y con m ayor precisión que los estudios CTS en la brecha endógena,
creativa, debidamente orientada por el profesor, que se inspira en el tra­
bajo de científicos y tecnólogos, [...] (Gil Pérez y Vilches, 2006: 46).
21 Documentos y propuestas de trabajo pedagógico desde este enfoque y tam­
bién del relativo a la alfabetización, se encuentran en http://www.oei.es/cts hrm
19. Para los propósitos de este epígrafe resulta de sumo interés este libro de «di­ 22 Las 39 competencias establecidas en esta publicación son fruto de un trabajo
vulgación científica»», según señala su autor, por cuanto traza una línea de relación en­ de investigación interuniversitario en el que se describen minuciosamente cada una de
tre el pensamiento clásico y las últimas teorías de la física que están en la base de las tec­ las competencias, pero no se dice absolutamente nada respecto a los fundamentos teó­
nologías actuales ricos c ideológicos del concepto manejado Por otro lado, el enfoque marcadamente
20. Trabajo que estamos realizando con jóvenes usuarios de las TIC sobre los sig­ instrumentalista dado a las competencias apenas contribuirá a disminuir la referida
nificados que configuran lo que denominamos sintéticamente á b ercn ltu ra . brecha endógena.

52 53
tal como la hemos planteado en este apartado.” En segundo lugar,
la alfabetización, aunque no quede reflejado en la cita precedente de
Gil y Vilches, adopta un enfoque transdisciplinar del currículo, al
no circunscribirse a una o dos asignaturas sino que es competencia
de todas ellas. Este compromiso interdisciplinar del currículo ha de
ir bastante más allá en los aspectos conceptual y organizativo de lo
que se está haciendo con la «transversalidad». Tampoco se puede
pretender ir tan lejos corno para enseñar los códigos, ya que según
Bernstein (1990: 49) «[...] no se puede enseñar un código a nadie.
Los códigos son aprendidos más que enseñados». En cualquier
caso, revisar y fundamentar cualquiera de las alternativas posibles
ante las TIC, ¿no sería más pertinente para la escuela que reivindi­
car la última novedad en equipamiento? La cultura científica es ne­
cesaria, pero también la social y la filosófica, tenor de las implica­
ciones axiológicas y políticas que intervienen en el desarrollo actual
de los proyectos científicos y tecnológicos. Y por supuesto la dis­
criminación de género es una de las consecuencias de ese desarrollo
un tanto alocado y, por tanto, susceptible de nuestra atención.

2 2 La cuestión de género en el acceso a las TIC

El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, dijo en la


primera Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (ce­
lebrada en Ginebra en el año 2003) que, aparte de las desigualdades
en el acceso a las infraestructuras y a los contenidos, existe «una
brecha de género, en la que las mujeres y las niñas gozan de menos
acceso que los hombres y los niños a la tecnología de la informa­
ción.. Esto se puede aplicar por igual a países ricos y pobres [...j» .2-1
Lo más significativo de esta afirmación no es la denuncia de un he­
cho ya conocido, sino quién la pronuncia y el foro en que la realiza.
A partir de ese momento se desencadenó una serie de iniciativas de234

23. La propuesta de la asignatura de Tecnología de la ESO está mucho más próxi­


ma a los planteamientos de los estudios CTS que a los de la alfabetización, como se
desprende de lo dispuesto en el Real Decreto 1631/2006, de 29 de diciembre, por el que
se establecen las enseñanzas mínimas correspondientes a la Educación Secundaria
Obligatoria (BOE n.“ 5, de 2 -1-2007)
24, Conferencia recogida en lntp://\v\vav.¡iu.intAvs¡s/messages/annan-es.litmi
{consultado el 4-2-2004)..

54
distinto tipo para que esta vertiente de la brecha no siga aumentan­ 00
do, de manera que la declaración produjo su efecto, cuanto menos 0*
en los despachos, pues la realidad es menos receptiva a los cambios, 0*
Y para ilustrar la terquedad de los hechos, tomarnos el siguiente co­
mentario realizado a partir de datos del Instituto Nacional de Esta­ 00.
dística relativos a los años 2003 a 2005. En dicho estudio se afirma: 00
00
En general, el perfil sociodemográfico de los usuarios de Internet no ha
variado en los últimos años. Este perfil se corresponde con un varón 00
joven, de edad comprendida entre los 15 y los 34 años, profesional, con 00
estudios superiores o al menos la segunda etapa de secundaria termina­
da (p, 93).;b 00

Según otro de los informes de máxima fiabilidad por lo que se refie­


re al panorama español, en los meses de abril y inayo de 2005 los in­
ternautas se distribuían de la siguiente manera: el 61 % eran varones
mientras que el 39 % restante eran mujeres.2* A título indicativo 00
aportamos otra vertiente del problema: los organizadores de la edi­
ción 2006 del Cam pus P arty — llamémosle la fiesta de los forofos de
la informática que se celebra en la Feria de Muestras de Valencia—
manifestaron su enorme satisfacción porque de los casi 6.000 inscri­ 0*-
tos el 15 % ya eran mujeres.252627De manera que, al margen de las mag­
0*0
nitudes cuantitativas, estamos ante un problema que se está denun­
ciando desde hace algunos años y que afecta en m ayor medida a los 0^
países menos desarrollados tecnológicamente. En países como N o­ 0\
ruega, Suecia o Corea, con una altísima penetración de Internet, las
0*,
usuarias alcanzan porcentajes próximos al 50 %, al igual que sucede
también, aunque por razones distintas, en países con una m uy baja 0*
implantación de este medio como es el caso de México, Indonesia o 0*.
Filipinas (Gurumurthy, 2004).
0^.
0*.
25. e-España2006. In fo rm e a n u a l so b r e e l d esa rro llo d e la S o á e d a d d é la In form a ­
I
ción en España Madrid, Fundación France'Télécom España, 2006
26. L.a S ociedad d e ¡a In fo rm a ció n España 2005, Madrid, Fundación Telefónica, 0*.
2006 Accesible desde su web institucional, hetp:/Av-ww.f undaciontclcfonica.es
27. El M u ndo, 25-7-2006. Pero este dato alentador, recogido como tal por distin­ 0*
tos medios de comunicación, dio lugar a comentarios en algunos b lo gs muy poco edi­
ficantes para la incorporación de la mujer a las TIC, calificándolas como -ligonns»,
«chupctinas», -tortugas», etcétera ¿Será que las tccnofiestas son el reinado del ma- t
chismo dcscerebrado?

55
Ante esta paradoja, dicha autora recomienda máxima cautela a la
hora de interpretar los datos estadísticos, sobre todo para no concluir
precipitadamente que en las sociedades menos desarrolladas las tec­
nologías se distribuyen de forma más equitativa. Según la citada auto­
ra lo que se observa es más bien todo lo contrario, salvo excepciones
como las citadas. Destaca que la discriminación de género en el acce­
so a las TIC responde a variables de naturaleza económica y de desa­
rrollo tecnológico, pero también de carácter político, sociocultural,
religioso y educativo. En tal sentido mantiene que la discriminación
se inicia en edades muy tempranas, ya que numerosos estudios detec­
tan cómo en Estados Unidos «madres y padres gastan el doble en
productos de las TIC para sus hijos de lo que invierten en sus hijas»
(p, 26); por ello reivindica políticas públicas sensibles a esta forma de
discriminación, potenciando actuaciones simultáneas en todos los
ámbitos en los que aquélla se produce.
Tras la denuncia de las dimensiones que está adquiriendo el pro­
blema, según destaca Gurumurthy (2004: l í y ss.), organismos in­
ternacionales como la ONU, la UNESCO , la Unión Internacional
de las Telecomunicaciones y la Organización Mundial del Comer­
cio, entre otras muchas, apoyan medidas tendentes a dism inuir la
brecha tecnológica vinculada al género. Con tal propósito, desde
comienzos de esta década, apoyan, al menos formalmente, iniciati­
vas como la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer, la trascendental Declaración de Bei-
jing o la Declaración de la sociedad civil ante la Cumbre Mundial
sobre la Sociedad de la Información. Con esta sensibilización de las
altas instancias, surgen propuestas concretas como la Guía del
PARM APCpara implementar políticas de las TIC con perspectiva
de género. En el punto segundo de esta Guía se dice: «La igualdad
de género, la no discriminación y el empoderamiento de las mujeres
son requisitos indispensables para desarrollar la “Sociedad de la In­
formación” de manera igualitaria y poniendo el énfasis en las perso­
nas»; mientras que en el séptimo se reivindica: «Las mujeres y las ni­
ñas tienen derecho a las mismas oportunidades de acceso a la
educación en el campo de la ciencia y ¡a tecnología».28 Pero también
han surgido, desde la sociedad civil, otros muchos grupos que, con

2S. Recogido en http.//www,apc\vom\vn org/parm/poliricas/recursos/policygui-


dc_esp. Iicml.

56
planteamientos feministas más o menos radicales, se proponen dar
visibilidad a la presencia de la mujer en los entornos tecnológicos v
especialmente en Internet/' Por lo que se refiere al Estado español,
además de las iniciativas de algunas C C AA.. y ay untamientos, por
primera vez una iniciativa macro como el Plan Avanza, contempla
una línea preferente de actuación bajo el significativo rótulo de
«Igualdad de género»/0
El hecho que en la escuela se apueste por la eliminación de cual­
quier forma de discriminación, no quiere decir que en las prácticas
se camuflen comportamientos, actitudes y acciones claramente se­
xistas. Ya vimos que en casa los padres son más proclives a comprar
artículos de las TIC a sus hijos que a sus hijas, con lo cual a la es­
cuela los chicos ya [legan socializados en dirección sesgada, tenden­
cia que se refuerza cuando ven que en su centro los profesores uti­
lizan con m ayor frecuencia las TIC que las profesoras, que en la
mayoría de los casos el coordinador o responsable de informática es
un varón, que las que más hablan a través del móvil son las mujeres
o que los más hábiles para «bajarse» música, películas, juegos o «so­
lucionarlos» para exámenes son los chicos. Pero no sólo hay dife­
rencias en la «aproximación informal» a las TIC , sino que también
se dan en la «form al». Anguita y Alario (2004: 5), a partir de una en­
cuesta, mantienen que

las formas de acceder al aprendizaje y uso de los ordenadores son


muy diferentes en chicos y chicas Mientras que los primeros tienen
como estrategia fundamental el aprendizaje en solitario por el sistema
de ensayo-error y, como segunda opción la formación que pudieron
conseguir en el instituto de Enseñanza Media, las chicas consiguen sus
aprendizajes sobre todo a través de la relación y la ayuda entre iguales,29*

29. De hecho hay numerosas iniciativas de reivindicación feminista en el propio


medio tecnológico, como es el caso de http://\v\v\v.cre¿uiv¡dadteministaorg;
http://\vw\v mujeresenred net o el más radical htrp:/Avwwc\ bergrrl corn
30 El trabajo en esa dirección aún debe intensificarse para intentar, cuanto menos,
aminorar ía visión androccntrica de las tecnologías. Para muestra un ejemplo. A doble
columna se inserta el siguiente titular: - La primera dama en el parque de París*-, y el
subrítulo aclara: "Patricia Russo toma posesión esta semana como consejera delegada
de Alcatel-Lucent, donde se dispone a eliminar 8 80.0 empleos»-, crónica que /:/ País
(11-9-2006) recoge de Le M onde. ¿Si el consejero delegado hubiera sido varón se ha­
blaría de «eliminar» puestos o de «optimizan- recursos?

57
sobre todo del mismo sexo, hermanas o amigas. Por canto, podemos 2.3. Del dato analógico al magma digital
constatar que las chicas practican de forma mucho más frecuente el
aprendizaje cooperativo y les resulta mucho más cómodo y a la vez efi­ Para nuestros propósitos no es demasiado relevante debatir las ci­ 0**.
caz, debido posiblemente a la educación recibida, así como al hecho de fras de equipamiento de los centros, sino descifrar cómo operan és­ **■-
que las maestras actúan como modelo directo para las niñas en las tos tejiendo redes en el seno de las organizaciones. Desde luego que
aulas.
se ha de conocer, por ejemplo, la cantidad de aparatos disponibles
en cada centro, si están o no conectados los ordenadores a la Red, si
¿Pueden permanecer ¡os agentes escolares ajenos ante tales hechos?
la conexión es RDSI o ADSL y si tienen o no intranet o wi-fi. Pero 00
Por supuesto, cualquier forma de segregación debe ser rechazada en estos datos sobre fragmentos, con ser importantes, no resultan de­
una institución que se declara democrática por todos lados. Ahora masiado precisos para entender la pluralidad de usos que se hace de
bien, no se nos escapa que el trabajo que cabe realizar debe ser de las TIC en los centros escolares. Esos datos nos dicen m uy poco so­
gran finura puesto que, salvo excepciones, la discriminación grose­ bre las prácticas de uso que realmente se realizan en los centros,
ra está desterrada de los centros. No conocemos ningún caso en el pues fragmentan una realidad que está muy ligada entre sí. El paso
que se haya prohibido a las niñas entrar en el aula de informática o de lo analógico a lo digital también requiere un cambio en la meto­
cosas parecidas. Pero sí muchos en que, habiendo trabajado en gru­ dología de estudio. En suma, hemos llegado a una fase en la que lo 0b.
pos mixtos, la dirección del vídeo la firma un alumno y la escritura sustantivo es el servicio, lo intangible y simbólico de las diminutas
del guión una alumna; igualmente significativo es cómo en estos máquinas usadas por estudiantes y profesores, y esto escapa a los /«fe.
cortometrajes se exhibe a la «chica guapa» sin que esta condición formalismos metodológicos de los estudios realizados bajo un en­
sea relevante para dichos relatos. También conocemos casos en los foque positivista.
que el diseño de la web del centro la hicieron profesoras, pero lue­ Pese a esta evidencia, los estudios siguen centrando su objeto en 0b
go fueron sus colegas varones quienes la llevaron al soporte electró­ la dimensión más tangible e instrumental de las TIC. Llama la aten­
nico y se encargan de su mantenimiento, comportamiento discrim i­ ción, respecto a las estrategias de análisis del uso de las tecnologías
natorio que, por supuesto, no es exclusivo del entorno escolar, sino en las aulas, el hecho de que aún se rijan por unos indicadores orga­
una constante asociada a los medios y tecnologías de la informa­ nizados conforme a un patrón que permanece constante en sus di­
ción, como han puesto de manifiesto el C A C (Consell de l’Audio- ferentes niveles jerárquicos. Como ya dijimos al hablar de la brecha
visual de Catalunya) al analizar los informativos de TV y Plaza digital, la Unión Internacional de Telecomunicaciones estableció
(2005) haciendo lo propio con las revistas para mujeres.51 La cues­ que los indicadores primarios se desarrollaban en torno a la dota­
tión de fondo, en cualquier caso, no es tanto quién accede más a las ción de equipamiento, acceso a la Red y tipos de uso de las tecno­
TIC o las maneja con m ayor soltura, sino cómo se tejen los consen­ logías,32 estructura que se reproduce con bastante fidelidad en los
sos para que sean unos y no otros quienes ejerzan «el poder repre- indicadores que el Observatorio de las Telecomunicaciones y Socie­
sentacional» en la Red y lideren las interpretaciones (Leung, 2007: dad de la Información, utiliza para analizar la evolución de la SI en
228). De modo que es necesario plantearse cuestiones como la si­ España,33 entre otras razones porque es la misma que utiliza Euros-
guiente: ¿cómo se puede, desde las prácticas cotidianas del aula, tat, principal fuente de datos de la m ayoría de estudios. En el mapa
erradicar formas tan sutiles de discriminación de género en un pa­ general de indicadores está el apartado de «Educación/aprendizaje
norama sin patrones culturales reconocidos? 31*
32. Tal como se puede constatar en http://www.itu int/digitalbridges
33, Se puede cotejar este hecho en http://observatorio. red.es/indicadores. La pági­
31. En este último estudio se constata que en las revistas dirigidas a las adolescentes na tiene el encabezamiento «INDICADORES: c-Europc.. Acceso y uso TIC por par­
«frente al 73 % de famosos varones aparecen en las revistas un 27 % de mujeres» (p. 214). te de los ciudadanos».

58 59
electrónico-, con el siguiente subapartado: «Indicadores políticos:
número de alumnos por ordenador conectado a Internet (de banda
ancha/no de banda ancha)- que, a su vez, se desglosa en: «Indicado­
res complementarios-, porcentaje de particulares que han utilizado
Internet para aprender o enseñar» y, en segundo lugar, «Porcentaje
de empresas que utilizan e-learning para sus empleados».
Una estructura parecida se vuelve a repetir en los informes que el
Ministerio de Educación y Ciencia hace, periódicamente, sobre la So­
ciedad de la Información y la Comunicación en los centros docentes.
En estos estudios se utilizan indicadores como los siguientes: «N ú­
mero medio de alumnos por o r d e n a d o r .« N ú m e r o medio de pro­
fesores por ordenador», «Número medio de ordenadores por uni-
dad/grupo», «Porcentaje de centros con conexión a Internet y tipo de
conexión...» o «Distribución porcentual del ancho de banda en cen­
tros con conexión a Internet...»/' Con estos indicadores y los datos
empíricos correspondientes, se pueden introducir pocas variaciones
en la interpretación de los mismos, salvo las que incorpora quien los
maneja. Al proceder de esta manera siempre cabe aquello del «vaso
medio lleno» para unos y «medio vacío» para otros. Pero pese a las
frecuentes e intensas críticas al retraso tecnológico de nuestra socie­
dad y en particular de la escuela, hay quien no lo ve así. Según la in­
terpretación que hace Martín-Laborda (2005:15 y ss.) de las distintas
series de datos Eurydice, relativos al año 2003, los centros españoles
se aproximan o superan la media de la UE (la de 15 miembros) en pa­
rámetros como: «Ordenadores por cada 100 alumnos», «Porcentaje
de centros con conexión a Internet», «Porcentaje de ordenadores co­
nectados a la Red» y un poco por debajo de la media en cuanto a «O r­
denadores disponibles por cada 100 profesores»..
En resumen, de estas breves referencias se desprende que para las
políticas oficiales y para las instancias intermedias que las alientan,
la presencia de la SI en los centros escolares se encarna, casi exclusi­
vamente, en el equipamiento informático y el acceso a Internet, lo
cual, por supuesto, sólo es una parte de la realidad, pues en los cen­
tros hay otros equipos tecnológicos que usan y forman parte de la
SI, aunque para estos macroestudios permanezcan invisibles. ¿A
qué obedece tan flagrante sesgo? Sospechosamente el objeto que se

34 L a lista completa de los indicadores y los datos correspondientes se puede con­


sultar en la sección «Estadísticas educativas» de la w e b littp:/Av\v w mcc.es

60
ha de medir parece haber evolucionado, como decíamos más arriba,
con m ayor rapidez que la metodología de estudio. Se intentan me­
dir dimensiones objetivas y tangibles, cuando lo fundamental es in­
tangible, como los servicios, el valor añadido, la oportunidad, la
disponibilidad de información o la equidad en la distribución y ac­
ceso. Aunque esto que tanto nos sorprende también se puede inter­
pretar como una sutil estrategia para fomentar el consumo de los
pequeños equipos electrónicos. Los bienes intangibles se pagan sin
tener conciencia de ello y, por tanto, no hace falta publicitarios tan­
to porque los usuarios tampoco ponen demasiados reparos a la hora
de consumirlos
Hace unos años, la corporeidad de las viejas tecnologías permitía
identificarlas con facilidad, pero ahora tanto la miniaturización
como su ubicuidad funcional dificulta enormemente la contabiliza-
ción. Dicho de otro modo, antes un disco duro debía estar inventa­
riado y era fácil detectar su presencia, pero esto ya no es así con las
tecnologías de última generación. Es el caso, por ejemplo, del dis­
positivo de almacenamiento «Pen-drive» que ni por su precio es in-
ventariable ni por su tamaño es fácil advertir su presencia. De ma­
nera que con el paso del tiempo los indicadores que se proponen
cuantificar lo tangible se han transformado más en una estrategia
comercial y un arma arrojadiza en el debate político que en claves
para desentrañar la relevancia de las TIC en las prácticas de la ense­
ñanza, sea ésta o no reglada,
A nuestro juicio, la aparente democratización de informes y es­
tudios «científicos» sobre las tecnologías en los centros se ha de to­
mar con la máxima cautela. Es fácil detectar la enorme variación que
hay entre unos estudios y otros, cuando aluden al equipamiento de los
centros escolares, variaciones que se detectan tanto en el tipo de ma­
terial que se contabiliza como en la cantidad absoluta o relativa que
se le asigna y el uso que se dice que se practica de los equipos/’ In-

35. Resulta llamativo que una fuente de referencia, cuando aborda, por ejemplo, el
indicador «Centros escolares conectados a Internet-, cengaque disculpar la faltadc da­
tos reconociendo que «sigue siendo una tarea pendiente de ia Comisión Europea esta­
blecer un mecanismo de seguimiento sistemático de los indicadores asociados a este
campo [ . ]>-, en referencia al educativo (p 49). La cita se extrae de M étrica ele la S ocie­
d a d d e la In form a ción E dición 2004, elaborada y editada por el Ministerio de Indus­
tria, Turismo y Comercio y la A£ TIC (Asociación de Empresas de Electrónica, Tec­
nologías de La Información y Telecomunicaciones de España).

61
sistimos en que la naturaleza del objeto que se trata de medir no se
deja atrapar fácilmente por los compartimentos estancos impuestos
por las metodologías positivistas. De hecho va van apareciendo vo­
ces que, desde distintas posiciones epistemológicas y metodológi­
cas, cuestionan este tipo de «información científica», sobre todo
cuando a partir de los datos sobre el equipamiento disponibles se
extrapolan consecuencias sobre el aprendizaje y el rendimiento de
los alumnos.
Desde una perspectiva de metaevaluación, Fuchs y Wossman
(2004), ponen objeciones al planteamiento metodológico del Infor­
me PISA 2000, según el cual quienes manejan ordenadores e Inter­
net también obtienen mejores resultados académicos. Sin embargo,
para los citados autores esa correlación de dos variables se descom­ ;n
pone cuando en la misma se introducen otras variables como el am­
biente familiar, el entorno social o el escolar, más determinantes del
rendimiento académico que las TIC , Por su parte, Goolsbee y Gur-
yan (2006) constatan que la presencia de los ordenadores y de In­
ternet no contribuyeron de manera significativa a mejorar el rendi­
miento académico en diversas áreas del currículo de educación
infantil. Tras la revisión de numerosos estudios de campo, C arnoy
(2004: 10-12) concluye que hay pocas evidencias respecto a que el
uso de las TIC en la escuela mejore significativamente las habilida­
des de niveles superiores de los estudiantes, como la resolución de
problemas. En cambio sí se detectan cambios positivos en el rendi­
miento del alumnado en las pruebas estandarizadas sobre los cono­
cimientos escolares más convencionales.
A partir de estas consideraciones, decidimos buscar otra vía para
tratar de comprender lo que sucede en los centros con las TIC, y vi­
ceversa, propósito para el cual los datos cuantitativos sólo son indi­
cativos de una tendencia y nada más; es decir, son la constatación de
la presencia o ausencia de un fenómeno, pero éste es el que nos in­
teresa estudiar y comprender. En la medida de lo posible nos gusta­
ría eludir la crítica que Álvarez Méndez (2001: 55) hace a propósito
del objetivismo en la evaluación, como es dejar «de lado además la
calidad intrínseca de lo que representa» lo evaluado. De manera que
nos proponemos acceder a la cara menos visible de ese fenómeno
optando por categorías más comprehensivas y flexibles, recogidas
bajo la idea genérica de «formas de participación». En ellas tiene ca­
bida la pluralidad de los usos con sentido que hacen los agentes es-

62
colares de las TIC y. si las usan, es poique de un modo u otro dis­
ponen de ellas. H ay mucho en juego y, por tanto, es preciso com­
prender cómo los agentes aprovechan un espacio público para utili­
zar las TIC para, de esa manera, sentirse parte de la llamada SI y 00
acceder a sus promesas, si es que éstas van en serio.
ftm,
3. Formas de participación escolar en la SI

Con el equipamiento disponible en los centros, poco o mucho, más 00


o menos actualizado, los agentes escolares acometen actividades
muy diversas mediante las cuales se hacen presentes en su entorno 00
social y particularmente en la SI. A estasactuaciones, en la m ayoría
de las ocasiones bastante alejadas de lo estrictamente curricular, las 0*-.
denominamos «formas de participación», formas en las que tiene
cabida la pluralidad de acciones realizadas por los agentes con el
material tecnológico a su alcance, dentro o fuera del aula y de ma­
nera continuada u ocasional.. Estas actuaciones, no siempre inspira­ 0*
das por el proyecto educativo de centro, a veces tienen que ver con
los propósitos didácticos, mientras que otras muchas son activida­ 0*
des extracurriculares. Es m uy significativo que cuando un centro
obtiene reconocimiento público, normalmente un premio, por la •
web, 1a revista, el diseño de un material curricular o un programa de
radio, casi nunca se menciona la mejora en el aprendizaje de los
contenidos curriculares. Las más de las veces se comunica a la co­
munidad el éxito obtenido aludiendo al «trabajo bien hecho de pro­
fesores y estudiantes», al esfuerzo de «comunicarse con niños y ni­
ñas de otras culturas» o, algo más próximo a la transversalidad, por
contribuir a «erradicar la xenofobia».
Las tecnologías más avanzadas, no lo olvidemos, se autoorgani-
zan e imponen su propia agenda, por lo cual se debe analizar su pro­
yección exterior y no tanto la que tienen en las aulas que, en todo
caso, no es demasiado relevante o no es reconocida como tal. Es ob­
vio que los actores implicados en alguna de estas formas aprenden, 00
pero lo aprendido no es lo que figura en la rejilla de los programas:
conceptos, procedimientos y actitudes. La pluralidad de contingen­ 0*
cias observadas en las prácticas escolares con las TIC encaja en las <**-
mencionadas formas, si bien no se han de entender como algo níti­ 0^-
damente perfilado. Tampoco están dotadas de una gran coherencia

63
interna, puesto que sus dimensiones constitutivas se someten a ten­ con los medios de entonces, aunque quizá sin tantas pretensiones de
sión permanente y así se les confiere un carácter paradójico y bas­ trascender lo local y, desde luego, sin tantas sinergias sociotécnicas.
tante inestable. Entendidas de esta manera, las formas de participa­ Por otra parte, las formas se configuran impulsadas desde el afán re­
ción serían una suerte de «espacio controversial» (Nudler, 2004), en novador del profesorado y de los equipos directivos, más o menos
el que se dirimen constantemente cuestiones como lo curricular y lo convencidos, en los años setenta y ochenta, espoleados por el com­
cultural, lo escolar y lo extraescolar, lo público y lo privado, lo se­ promiso político y ahora encandilados por la mercadotecnia que
rio y lo banal, lo razonable y lo emocional, entre otras disyuntivas. rodea a las tecnologías.
Martín-Laborda (2005: 7) plantea que la incorporación de las La categoría de «formas de participación» de la escuela en la SI,
tecnologías exige un «cambio en las formas pedagógicas», pues sólo en tanto que abstracción, surge como resultado de un enfoque prag­
en tales condiciones será posible una educación «no condicionada mático, como un procedimiento inductivo a partir de las prácticas
por el tiempo y el espacio que posibilita el aprendizaje en horario que cursan los centros con las TIC, un enfoque que presta máxima
extraescolar y fuera de la escuela, a través de métodos colaborativos atención a las circunstancias materiales y sociales en las que los
o, en su caso, individuales, exige una redefinición, un nuevo rol de usuarios producen e interpretan la comunicación a través de las
los protagonistas, los profesores y los alumnos». El planteamiento TIC. De alguna manera las referidas formas nos llevan a la ciber-
descrito, no obstante, suscita una duda de primer orden: ¿hasta qué pragmática, en tanto paradigma centrado en el estudio de los aspec­
punto este modelo de educación que se reivindica no es el que más tos contextúales e interactivos de la comunicación mediada por In­
conviene al nuevo orden tecnológico hoy dominante? ¿Puede la ac­ ternet (Yus, 2001). La condición debe ser que las formas creadas
tual estructura escolar asumir impasible las pedagogías inherentes a mediante la combinación de signos, sonidos e imágenes logren crear
las formas de participación tecnológica? Como sobre estas cuestio­ algún «efecto de sentido», tanto para quienes las generan como para
nes volveremos más adelante, aquí retomamos la conceptualización quienes las reciben (Cortés Rodríguez, 2003: 23). Y las tecnologías
de las formas de participación, puesto que en la cita anterior se men­ más avanzadas en el tratamiento de la información (de la Web 2.0 a
cionan algunos de los factores que están presentes en ellas. En todo la Web semántica), enfatizan en gran manera el hecho de que los
caso se vuelven a cargar las tintas sobre la parte más débil del pro­ usuarios sean al tiempo productores de discursos y receptores cer­
blema, que son los agentes escolares, lo cual dificulta la compren­ teros de la información que les interesa (Piscitelli, 2005). Alcanzar
sión cabal de qué es lo que representan las TIC en los centros en es­ este doble objetivo depende tanto de la innovación tecnológica
tos momentos. como de la cultura de los usuarios, así como del tipo de práctica de
uso de las TIC, tres dimensiones cuya sedimentación está determi­
nada social e históricamente, de manera que el hábito y la destreza
3.1. Genealogía de las formas de participación en la lectura de los textos electrónicos es tributaria, en gran medida,
de la lectura de los textos impresos sobre papel, como destaca C ar­
Las formas de participación aparecen y desaparecen en función, por pí (2003: SO).
una parte, de la innovación tecnológica convertida en valor funda­ Frente a los media clásicos (cine, radio o televisión), las TIC han
mental de la SI. En este contexto se ha de em enda-, como señala creado, según Echeverría (2003: 7S y ss.), un tercer entorno o espa­
Area M oreira (2005: 69), que «las redes telemáticas propician nue­ cio electrónico propicio «para la acción a distancia y en red» que
vas formas de participación social más allá de los límites territoria­ este autor denomina «participación ciudadana», ejerciéndose tanto
les locales», permitiendo «experimentar nuevos modos de organi­ en el ámbito de lo público como de lo privado. La publicidad así lo
zación y participación ciudadana [,...]». Pero el hecho de que ahora cree también y, como tal, lo utiliza; de hecho, en la presentación de
esto sea así no debe hacernos olvidar que en la época del Super-S, de un producto para Internet se afirma: «Rayuela es participación y
la prensa o del vídeo también se gestaban formas de participación colaboración, un claro ejemplo de cómo todos y todas podemos es­

64 65
fmt,

tar presentes en el día a día de la educación de nuestros hijos e hijas tico»- Sin embargo, el jurado del íestival no le concedió ningún pre­
a sólo un golpe de ratón. Una solución técnica que apuesta por las mio, lo que llevó al profesor responsable de la producción a decir (**\
relaciones humanas».*’ Esta asunción, con algunos matices no me­ públicamente que en el festival se practicaba la censura además,
í**
nores que iremos exponiendo, se convierte en el argumento recu­ que no habían valorado el «efecto catártico» que tuvo para los cha­
rrente en muchas de las acciones mediadas tecnológicamente em­ vales proclives al acoso escolar. Algunos miembros del jurado, no
prendidas desde la escuela, un propósito de la institución escolar a obstante, comentaron que el vídeo no pasaba de ser una manifesta­ í**
todas luces loable si se dieran las condiciones que Dewey (1995: 91) ción de «violencia explícita», banalizada por las risas de los «acto­
señala: «Una sociedad es democrática en la medida en que facilita la res».
participación en sus bienes de todos sus miembros en condiciones A l margen del resultado final, el dispositivo litual había cum pli­
iguales y que asegura el reajuste flexible de sus instituciones me­ do su función, polisém icacom oen todos, y por esta vez «la presen­
diante la interacción de las diferentes formas de vida asociada». tación del mundo como espectáculo escenificado» (Augé, 1996: 93)
Si al componente simbólico de las formas le añadimos la presión no alcanzó el reconocimiento pleno, lo cual no es óbice para que los f*'
social que se ejerce sobre la institución escolar para que incorpore productores del vídeo colmaran sus expectativas de significado,
las TIC, entonces el «significado auténtico» de los discursos de como el enfermo que continúa estándolo tras recibir los paliativos
aquéllas se fragua alrededor de la participación, del hecho de formar del curandero/sanador. Desde esta perspectiva, las referidas formas
parte de ese gran rizoma colectivo cristalizado en torno a la Red de de participación no están muy lejos de los dispositivos de subjetiva-
/4H&,
redes. La idea recurrente de la participación se convierte en fuente ción de los que habla Foucault (1990: 4S y ss ), pues los individuos
inagotable de argumentos a la hora de presentar o justificar una de­ implicados no dejan de realizar con los medios algunas operaciones /«fe '.

terminada actuación en el campo de las TIC. Esto es, en suma, lo «sobre su cuerpo y su alma, pensamientos, conducta, o cualquier
que le confiere sentido pleno al uso de las tecnologías, más allá del forma de ser, obteniendo así una transformación de sí mismos con
contenido abordado o de los enunciados que se quieran trasladara el fin de alcanzar cierto estado de felicidad, pureza, sabiduría o in­
los interlocutores. En estos contextos las formas operan a modo de mortalidad». ¿Acaso la participación en un concurso, en un foro o
«dispositivo ritual» (Augé, 1996: 92), con el que se espera mejorar en un chat para comunicarse con alguien desconocido, no son téc­
/(fe.
los aprendizajes, aunque lo deseado y lo que cerraría su significado nicas de construcción de la propia subjetividad? A través de las
es alguna suerte de reconocimiento social situado más allá de las prácticas inherentes a las formas el individuo aprende a narrarse, a
aulas. juzgarse y a dominarse, y por tanto son prácticas constitutivas v no
Pongamos un ejemplo de este dispositivo. En la asignatura opta­ simplemente mediadoras, como observa Larrosa (1995: 291).
tiva de Comunicación audiovisual de un instituto deciden grabar un En cualquier caso la participación tecnológica en los ámbitos es­
video sobre el «acoso escolar», porque además era uno de los temas colares responde a motivaciones y propósitos muy distintos. Por
transversales de ese curso. Desde el guión hasta la posproducción la tanto, según el cariz que éstos adopten configurarán unas u otras /**«.
hicieron en la asignatura, luego lo pasaron en la fiesta de fin de cur­ formas de participación ligeramente diferentes entre sí, de modo
/**
so y les gustó tanto que lo presentaron a un festival de «vídeos es­ que la categoría de análisis aquí propuesta quedaría formulada
colares». La preselección del corto suscitó manifestaciones de auto- como «forma de participación tecnológica» en/de la escuela. La va­
rreconocimiento recogidas tanto en la web del centro como en su riedad de las dimensiones constitutivas de las formas convierte a és­
revista escolar. Así su trabajo había alcanzado el «significado autén- tas en algo complejo pero con un gran potencial explicativo y, sobre
todo, en un modelo nuevo de aproximación al fenómeno que nos-
ocupa. En este sentido parecen oportunas las palabras de Wagens-
36. Texto con el que se concluye la «presentación» del Portal Rayucla de la Junta
de Extremadura Véase en http://www.porcalrayuela.cducarex.cs/rayuela/prescnca- berg (2004: 143), cuando afirma: «Cuantos más sucesos o fenóme­
cion/presentacion jsp. nos de la realidad queden cornprehendidos por un modelo, más alto

66 67
será su grado de comprensión». De modo que la identificación y turales diferenciadas, por más que entre ellas pueda haber elemen­
descripción de las formas representa un cambio significativo en el tos comunes. La estructura trata de administrar las tensiones que se
enfoque metodológico al analizar cómo se trabaja en los centros generan en la relación entre los elementos para mantener el equili­
con los medios y tecnologías. No se trata tanto de cuantificar el brio, pues si éste se rompe, la iorma sustentada en aquélla también
equipamiento o el grado de uso, sino identificar las relaciones y de­ cambia o desaparece, circunstancia que, pese a la rigidez de la es­
terminaciones que median en las prácticas realizadas por estudian­ tructura, sucede con harta frecuencia sin que ello tenga nada de ne­
tes y profesores con las TIC, prácticas con las que éstos se proyec­ gativo ni tampoco socave los fundamentos de la institución.
tan a los demás y en las que se reconocen a sí mismos. Las formas, en sí mismas, no tienen significado, en la medida en
De manera que, para concluir, planteamos que las múltiples ac­ que son categorías abstractas con las que se puede analizar las prác­
tuaciones escolares con las TIC representan la manera en que la ins­ ticas discursivas (Van D ijk, 2003: 69). El significado emerge cuando
titución se propone participar en la SI, es decir, estar presente en los Ínterlocutores/usuarios interactúan con dichas formas, momen­
ella. Y este propósito prevalece sobre el estrictamente curricular, si to en el que, en función del contexto, muestran la sustancia sígnica
bien las formas responden a las diversas modulaciones de la experi­ con la que están constituidas.. Los diferentes elementos de esa sus­
mentación que la escuela hace de los medios conforme a objetivos tancia se combinan, en unos casos conforme a reglas preestableci­
«tan pedagógicos» como innovar, comunicar, concursar, entretener, das, ajenas a quien las maneja, mientras que en otros son discrecio­
etcétera. Por supuesto, en ninguna de ellas enseñar y aprender más, nales, dependiendo de cuál sea la situación e intención de los
es decir, lo pedagógico o didáctico, tiene tanta relevancia como el agentes. Por esta razón es m uy importante, como advierte Cortés
afán de estudiantes y profesores por participar y experimentar con Rodríguez (2003:19), conocer el proceso que opera sobre estas uni­
los medios de la SI. Las formas así perfiladas representarían la «pe­ dades estructurales; es decir, qué se hace y cómo se articulan los ele­
dagogía m ultimodal» que trabaja con prácticas y textos híbridos de mentos internos de la unidad. A modo de ejemplo de lo que esta­
los estudiantes, quienes viven intensamente sumergidos en el entor­ mos exponiendo tomemos la unidad «concurso». Al margen de
no tecnológico. Esta pedagogía, según Ware y Warschauer (2005: quién lo organice, éste tiene unas reglas básicas y bien conocidas
437 y ss.), proporciona buenos resultados porque fomenta que los que se deben respetar; todo lo demás es discrecional en cada con­
estudiantes permanezcan «conectados» a la cultura académica. curso: qué propósitos persigue la convocatoria, temática, soporte de
En lo que sigue y ames de detenernos en cada una de las siete for­ realización, patrocinio o no, para qué tipo de público, composición
mas identificadas, trataremos de explicar tanto las dimensiones del jurado, de la naturaleza del prem io, etcétera. Conocer el proce­
constitutivas de las mismas como el conflictivo — y a veces contra­ so es tanto como dilucidar la resolución adoptada en cada concurso
dictorio— papel que la participación tecnológica de la institución de todas y cada una de esas variables, teniendo en cuenta que mu­
escolar desempeña en la sociedad actual. chas de ellas no se explicitan por parte de la organización de tales
concursos.
Análogamente, las formas de participación a través de las TIC'
3,2. Dimensiones estructurales de las formas de participación son consecuencia de la relación entre elementos tan dinámicos
como la innovación tecnológica, las expectativas y propósitos de los
Pensando desde las artes plásticas, Arnheim (2000: 198 y ss.) man­ agentes escolares, los vaivenes reformistas de los sistemas escolares,
tiene que las formas no tienen una existencia física sino que «son la voracidad del mercado mediante el mecenazgo o la disolución del
creaciones de la mente», abstracciones con las cuales cabe aproxi­ espacio y del tiempo como constantes organizativas. Y a esto hemos
marse a la descripción de objetos, cualquiera que sea su naturaleza. de añadir que además las formas deben articular la «sustancia sígnica»
Las formas se sustentan sobre una estructura que no es sino la red (sonido, texto, imágenes, efectos, etcétera) conforme a la naturaleza
de relaciones entre los vectores, constituyendo así unidades estruc­ del medio utilizado (dimensiones contempladas en el esquema de la

68 69
00
figura 1.1). El nexo que cohesiona a tan dispares componentes es el
empeño de los agentes escolares por hacer algo diferente en las 00
aulas, por convertirse en productores e intérpretes de discursos,
aunque esto se distancie del hecho de enseñar y aprender reglamen­
tado, propósito que les lleva a experimentar, a ensayar actividades
con artefactos dotados de tal poder social y cultural que sumerge a 00
sus usuarios en prácticas bastante heterogéneas en las formas, si
i**
bien homologables respecto a lo requerido para integrarse en la SI.
00
El valor pedagógico y hasta cultural de las formas de participación
no está tanto en el producto al que dan lugar sino en el recorrido 00
completo inscrito en cada forma y que han de realizar los agentes.
00
Aunque el producto final no sea demasiado ejemplar, a veces repro­
duce los estereotipos «profesionales»; el valor está en que su ejecu­ 00
ción rompe con las rutinas escolares. De ahí que, en términos gene­
rales, el énfasis actual de las formas de participación está puesto más
en lo instrumental que en lo expresivo, más en el entretenimiento
que en lo curricular.
Las tres dimensiones estructurales en torno a las que se constitu­
yen las formas serían: la tecnológica, que alude a los medios utiliza­ Figura 1 1 Componentes de la participación escolar en la SI.
dos como herramienta principal de las actividades a realizar; la
ideológica, que se refiere al propósito con el que se emprende la ac­ El peso que cada una de estas tres dimensiones tiene en las for­ 00
tividad y que no siempre es explícito y, por último, estaría la di­ mas hace que éstas adquieran un perfil propio que diferencia a unas 00
mensión económica, por cuanto las actividades requieren patrocinio de otras. A ello contribuye, en gran medida, que cada forma se arro­ 0^
que, tal como se indica en la figura 1.1, puede ser tanto público (si pe con un «discurso pedagógico» elaborado ad boc. Poco importa
proviene de alguna administración) como privado (por ejemplo que estos discursos no estén avalados por la literatura especializada; 00
cuando unos grandes almacenes convocan un concurso escolar de su función es legitim ar las actuaciones realizadas al amparo de aqué­ 00
fotografía para celebrar el día del árbol). También se contempla la llas. En este punto y en primer lugar destacamos la corte de think
00
iniciativa personal, ya que es m uy frecuente ver que la versión digi­ tank, cuya principal razón de ser es producir discursos que justifi­
tal del periódico escolar la realiza un grupito de profesores o de pa­ quen el último artefacto tecnológico aparecido en el mercado (tal 00
dres desde sus casas y con sus equipos. En todas las formas están como, por ejemplo, podemos comprobar ahora que sucede con el 00
presentes estos tres componentes, aunque no siempre con la misma móvil o \ospodcasts). Paralelamente a la presentación publicitaria, el
intensidad. En unas formas prevalece el medio (un concurso de pá­ sistema técnico o alguna de sus instancias patrocina estudios «inde­
ginas web), en otras es el propósito (como en el análisis crítico de pendientes» para legitimar y, sobre todo, aportar argumentos con 0*
los mensajes publicitarios de la televisión), o también el patrocina­ ¡os que ensalzar el «valor educativo» de Internet o de los videojue­
dor (un grupo industrial energético financia la producción de uni­ gos. En este sentido el énfasis puesto por ciertas publicaciones so­
00
dades didácticas en soporte electrónico sobre «energías alternati­ bre la «alfabetización» audiovisual y ahora la digital no es más que
vas», pero establece los criterios con los que se han de elaborar y otra coartada para un propósito idéntico. Otro tanto cabe decir de 00

con los que serán evaluadas para la concesión del premio). los discursos que recurren a la meliflua «pedagogía de los valores» 0*
para reclamar que en las aulas se trabaje con el cine, la publicidad o

70 71
0*-
instar a que se participe en el concurso de vídeo escolar que patro­ Coriat (1993: 45-47), no supone canto la aplicación de tecnologías a
cina una multinacional de la electrónica de consumo. la producción como reorganizar totalmente el modelo caylorista de
Sucede, con más Frecuencia de la deseada, que cuando el equili­ fabricación en línea. Producir «justo a tiempo» implica la «desespe-
brio interno de alguna de las Formas se rompe, cosa que ocurre de cialización, no sólo del trabajo sino, más globalmente aún, del tra­
vez en cuando, entonces la forma se extingue o, lo que es más habi­ bajo “general” de empresa», reasociando careas (ejecución, planifi­
tual, adopta un nuevo perfil. Los motivos para ello son muy varia­ cación, programación, control, etcétera), que el taylorismo había
dos. Uno de los más determinantes lo impone la evolución constante concebido cuidadosa y sistemáticamente separadas, además de dise­
y rápida de los medios tecnológicos (recuérdese la Ley de Moore); ñarlas de manera hiperespecializada.
no es lo mismo organizar una sesión de clase con las diapositivas La organización ha de ser polivalente y flexible para incorporar
analógicas que hacerlo ahora con el Power Point. Otro de los moti­ nuevas herramientas que ayuden a optim izar resultados y cambiar
vos es que el profesor o profesora que antes lideraba esa experiencia de producto a medida que varía la demanda. Para ello el trabajador
se traslade de centro o su plaza de interino la ocupe el titular, con lo no puede permanecer fijo en un puesto repitiendo siempre las mis­
que el taller de fotografía o el mantenimiento de la página web del mas tareas. Más bien ha de ajustar su perfil a la «autonomatiza-
centro, si no desaparecen, simplemente mutan hacia algo diferente. ción»37 inherente al tovotismo, que le exige realizar tareas que van
También puede suceder que la forma se rompa por falta de finan­ desde la programación de la producción conforme a la información
ciación, si la actividad estaba vinculada a un proyecto con fechas y distribuida por sus superiores, hasta ocuparse de la reparación y
recursos tasados. Ése sería el caso de un grupo de profesores de dis- mantenimiento de las herramientas. Las formas, y así concluimos,
tintoscentros de primaria que participaron en un proyecto de inno­ son la respuesta que los poderes hegemónicos exigen a la escuela
vación para crear una comunidad de formación en línea y cuando «autonomatizada» respecto al dominio que los ciudadanos deben
terminó el curso, es decir el período de duración del proyecto, no tener de las TIC. La diferencia y dificultad para optimizar este
volvieron a realizar ninguna actividad más con la estrategia que ha­ «modo de producción» es que la organización de los centros aún si­
bían diseñado. En otro centro de secundaria los padres decidieron gue siendo taylorista, aunque sólo es cuestión de tiempo que esto
intervenir al considerar que sus hijos ocupaban demasiado tiempo también cambie.
en la optativa de Comunicación audiovisual, creando vídeos y ani­ Las siete formas de participación que presentamos en los dos ca­
maciones en el ordenador. A su entender, la dedicación a estas acti­ pítulos siguientes y que de algún modo expresan el «activismo tec­
vidades iba en detrimento de los aprendizajes reglados de Lengua, nológico» imperante en los centros, invitan a reconocer el enorme
Matemáticas o Inglés, así que presionaron hasta que el profesor esfuerzo del profesorado por incorporar las TIC a su quehacer co­
hubo de limitarse a realizar tareas más «norm ales». Existen situa­ tidiano, pero de ningún modo son el factor determinante de aqué­
ciones con parecido resultado a cientos, pero aquí sólo nos interesa llas. Las formas cristalizan y se mantienen no sólo por el esfuerzo y
resaltar el carácter dinámico y cambiante de las formas para adap­ la buena voluntad del profesorado, sino que también debe perma­
tarse a las nuevas circunstancias. necer con cierta estabilidad el resto de variables que las constituyen.
Si trascendemos las vicisitudes particulares de las formas que las Ahora bien, las tecnologías se renuevan estructuralmente con ma­
hacen aparecer y desaparecer, para fijarnos en su condición estruc­ yor rapidez que la enseñanza, por lo que las formas quedan supedi­
tural al relacionar a la escuela con el entorno, entonces podremos tadas a los cambios de aquéllas. De manera que, dado el escaso peso
identificar otra razón de su inestabilidad. Salvadas las distancias, de lo pedagógico en las formas, su estabilidad depende en gran me-
cada vez menores, entre la fábrica y la escuela, las formas aludidas
encarnan el principio toyotista del «justo a tiempo» (Jiist m Time).
37. Neologismo que surge de la contracción de la palabra «autonomía» y «auto­
Principio que, en su aspecto fundamental, propone producir única y mático», principio con el que se habían de dotar las máquinas y la organización de la
exclusivamente lo que se demanda y cuando ésta surja, lo cual, según producción (Coriat, 1993: 40).

72 73
dida de los apoyos explícitos de las instancias políticas y de las pri­ instrumental y lúdica, donde no cabe el contenido político que es la
vadas con su organización y patrocinio. razón de ser de la participación. Se produce, como en otros muchos
ámbitos de la vida colectiva, «una dcsinstitucionalización del víncu­
lo social que vacía el sentido de lo público» (Inneraniy, 2006: 22)
3.3. Tensión conflictiva en las formas de participación Las interferencias del mercado hacen que estas iormas de participa­
ción pierdan su dimensión expresiva y de diálogo, donde reside
Cualquiera que conozca por dentro un centro escolar, advertirá de precisamente la capacidad de crear demos, de contribuir al bien co­
inmediato las enormes dificultades y esfuerzos necesarios para mún. De hecho, la gran m ayoría de las formas aquí mencionadas
poner en marcha iniciativas que rompan con la rutina del día a día. aparece vinculada a «proyectos singulares», cuyos propósitos no
De manera que las formas de participación, exponente del referi­ siempre son coherentes ni asimilables a los que sustentan el proyec­
do sobreesfuerzo de algunos de los agentes escolares, han de valo­ to educativo del centro.
rarse en su justa medida. Dichas formas en contadas ocasiones se Con la referida modalidad de participación sucede lo mismo
atienen a lo estrictamente curricular o didáctico, sino que lo tras­ i que con las «relaciones» humanas en la sociedad actual: se han
cienden y, además, su realización requiere superar el marco orga­ transformado en «transacciones», según el gurú financiero George
nizativo de los centros, situándose más allá de sus disposiciones Soros (citado por Sennett, 2006:27). Al sustentarse las formas aquí
reglamentarias, disciplinares, horarias y culturales. De ahí que la descritas en alguna suerte de tecnología, éstas acaban convirtiendo
activación de cualesquiera de estas formas suscita no pocos sobre­ la relación en acto de intercambio con un precio. En definitiva, co­
saltos al funcionamiento ordinario de los centros. Problemas nue­ rren el riesgo de convertirse en un eslabón más de la cadena de va­
vos con implicaciones de naturaleza política, organizativa, econó­ lor de las TIC empleadas en el desarrollo de la forma, pues no con­
mica, cultural y también, cómo no, de orden pedagógico. Y esto es viene olvidar que estamos en un contexto en el que nada es
asi porque dichas formas se conciben para sobrepasar los límites gratuito, incluso cuando tratan de convencer nos de que por el ser­
de «lo escolar», para ir más allá de lo dispuesto por la institución vicio no se ha de pagar nada. Es cierto que en ocasiones el desem­
y situarse en sus márgenes. De hecho, muchos profesores y alum ­ bolso económico puede resultar irrisorio, pero justamente en estos
nos, y a veces también los padres, cuando se involucran en alguna casos hemos de preocuparnos más, pues es posible que estemos
de estas formas deben habilitar horarios extraescolares, asumir siendo nosotros mismos, en tanto que «usuarios», la moneda de 0*
riesgos extraordinarios ante posibles accidentes o de crítica por cambio. Dicho de otro modo, cuando entramos en un portal de In­
salirse de la pauta, acceder a espacios y equipos ajenos al centro, ternet pasamos a formar parte de la audiencia, y la cuantía de ésta
etcétera. permite valorar el precio de la publicidad que inserta el portal para
Esta observación nos invita a pensar que las formas de partici­ que a nosotros nos resulte «gratuito». Ahora bien, luego tos costes
pación no están exentas de importantes elementos contradictorios, de esa publicidad se trasladan al precio del producto publicitado y
que de una forma u otra acabaremos comprando. Otro ejemplo de 0*
lo que a su vez las convierte en más dinámicas. No podernos olvidar
que éstas se inscriben en el «nuevo espíritu del capitalism o» en cuyo este pago indirecto lo veremos en el capítulo 3, al hablar de los 40*
contexto, según señalan Boltanski y Chiapello (2002: 89), la «exi­ concursos organizados sobre el diseño de periódicos digitales, v la
0*
gencia de la participación activa de los productores en el capitalismo forma en que la Asociación de Editores (AEDE) explota este re­
no es sino la negación y destrucción de ésta». La participación es curso.
fundamental para el capitalismo, pero a condición de que no se lle­ La participación en el concurso que organiza una multinacional 01*
■1 o en el fórum on-line sobre una película, significa entrar en un te­
ve hasta sus últimas consecuencias; esto es, que se circunscriba a di­
mensiones no estructurales del sistema. Ya hemos dicho que en la rreno con reglas precisas que remiten a la circulación de mercan­
mayoría de estas formas de participación prevalece su dimensión cías, ya que se están consumiendo productos y servicios sujetos a

74 75
las reglas del mercado, lo cual prevalece sobre cualquier otra con­ sibilidad de ese tipo de participación es la igualdad y la libertad,
sideración de orden pedagógico o cultural (incluso si se trata de la dos nociones de las que Castoriadis (1998: 225) dice que no son
enciclopedia W ikipedia). De manera que las formas de participa­ opuestas ni complementarias, sino que «se implican recíproca­
ción mutan en transacciones, razón por la que ciertas ONG y, so­ mente».
bre todo, las asociaciones de consumidores, están incrementando Ahora bien, ejercer la «igual posibilidad efectiva de participa­
su vigilancia y denuncias de los abusos que los proveedores co­ ción» y hacerlo con libertad, sin miedos a ningún tipo de represa­
menten contra los consumidores. Antes que ciudadanos o ciuda­ lias, tiene diversas implicaciones para las instituciones sociales. De
danas nos hemos convertido en usuarios y, por ello, quienes se una de esas implicaciones Castoriadis resalta que «el punto arqui-
prestan a defendernos de los abusos son las organizaciones de médico es sin duda la paideia, en su sentido más profundo y perma­
consumidores o de damnificados, y no las instancias políticas con nente» (ibíd.: 225), pues de ésta depende, añade un poco más ade­
legitim idad democrática.. Así la esfera pública queda a merced de lante, poder hacer efectivo el postulado de la igualdad política para
los intereses privados y de la gestión que el individuo haga de ella participar en el destino de la polis, al cual va inextricablemente uni­
de acuerdo con sus prioridades particulares. La m ercantilización do el de cada individuo. La paideia así entendida no significa apro­
que fomentan los nuevos medios tecnológicos, según señala Fari­ piarse de las «imposturas culturales» que circulan en un momento
ñas Dulce (2005: 118), pone en quiebra los «vínculos creados en histórico determinado, sino implicándose con decisiones, compor­
las relaciones sociales y políticas», desapareciendo los «m ecanis­ tamientos y reflexiones en el destino común de la polis desde el mar­
mos institucionales y universales de integración social En co de la autonomía personal. La interlocución y el reconocimiento
consecuencia, ¿no será un exceso hablar de «participación» al re­ del otro en la negociación de significados exige desarrollar al máxi­
ferirse a las distintas formas de uso de las TIC en los centros esco­ mo las capacidades de los individuos para que los procesos de par­
lares ? ticipación en los que se implican sean efectivos. Sólo será así si al
Si retomamos una acepción sustantiva del concepto de partici­ mismo tiempo se trata de «impedir que el flujo de datos necesarios
pación podemos convenir, con Beltrán Llavador (2000: 125-126) para el funcionamiento de la sociedad avanzada de nuestro tiempo
que ésta es «una actividad de permanente interrogación pública—y se traduzca en una contaminación de los derechos fundamentales
del público— acerca de las instituciones sociales en la búsqueda de que relegue a sus titulares a meros “suministradores de datos”» (Pé­
su transform ación», precisamente para am pliar el espacio de lo rez Luño, 2004: 100).
público, que es también el espacio de lo común. Ahora bien, acce­ No creemos que, al menos de momento, la participación media­
der al ámbito de lo común no es algo que venga dado, sino la con­ da tecnológicamente cumpla a plena satisfacción las condiciones
secuencia de una conquista individual y colectiva m ediante el mencionadas. Por esta razón nos parece desproporcionada la afir­
cálculo y el diálogo. En palabras del citado autor, la interlocución mación de Echeverría (2003: 90) cuando dice que la infociudadanía
«es la fisura por la que se puede adentrar en el compacto mundo de será la resultante de la inmersión intensiva del e-ciudadano en «el
la comunidad y forzar el desplazam iento de sus lím ites, es lo que sistema T IC », en el cual puede ejercer sus derechos y responsabili­
obliga a operar nuevos cálculos y lo que recrea, en consecuencia, el dades abriendo nuevas vías de participación ciudadana. Sin embar­
espacio público». Quienes participan se disponen a formar parte y go, los resultados obtenidos sobre el particular no son demasiado
tomar la parte que creen que les corresponde de lo que se define alentadores, pero las limitaciones actuales cabe pensar que no deben
como espacio común, pero han de hacerlo reconociendo y siendo ser obstáculo para seguir explorando las posibilidades que las tec­
reconocidos por los otros que y a ocupan ese espacio. De modo nologías informáticas ofrecen a la democracia deliberativa (Velasco,
que la interlocución en la participación que se pretende democrá­ 2006: 42), De momento, la «participación» inherente a las tecnolo­
tica se desarrolla en el terreno de lo político por las m últiples asi­ gías no es más que un subterfugio más comercial que político y ju ­
metrías que entran en confrontación. Además, la condición de po­ rídico, más orientado a eliminar las resistencias de los ciudadanos

76 77
ante las TIC que a fomentar e! pleno disfrute de sus derechos y de-
beres.'1*
Sobre la base de las observaciones y comentarios precedentes, a
continuación nos proponemos perfilar y describir las siete formas
dominantes de participación tecnológica en la SI, formas que se ar­
ticulan y reorganizan en el seno de la escuela, institución responsa­
ble del desarrollo de las capacidades que conducen a la condición de \;í ¡
ciudadanía de Jos individuos que entran en ella, pero que la tras­
cienden porque éstos se identifican en m ayor medida con los mode­
los propuestos por la SI y no tanto con los que proporciona el sis­
tema escolar, entre otras razones porque la polis que se vislumbra
tras la opción hegemónica no es el modelo delimitado, racional­
mente ordenado y jerarquizado de la sociedad moderna, sino el
fragmentado y caótico auspiciado por la globalización de la socie­ i::!
dad posmoderna. Las formas, pues, a las que aquí hacemos referen­
cia representan una estrategia para situar a los escolares en las mejo­
res condiciones posibles de participar en el nuevo orden que se
consolida en la SI. El problema, no obstante, es que en dicha conso­
lidación tienen m ayor peso los intereses ajenos a la educación pú­
blica, con lo cual el riesgo de no encontrar las condiciones de igual­
dad y libertad necesarias para la participación es bastante elevado.
Así que cabe preguntarse si estas formas, con el apoyo de la institu­
ción escolar, van a poder superar las servidumbres arriba menciona­
das y fomentar una participación efectiva, crítica y democrática, es
decir, si los medios tecnológicos utilizados perm itirían a los agentes
escolares practicar «la deliberación y el razonamiento públicos»,
fundamento de la democracia según Sen (2006:83). Sin apriorismos
de ningún tipo, ni tecnófilos ni tecnofóbicos, limitémonos a identi­
ficar algunas de las prácticas que alimentan a cada una de las siete
formas aquí descritas. •Vi-

38. Es de sumo interés a este respecto el M anifiesto p o r t i ejercicio ele una cib e r-
a ¡ id adunia a ctiva , resp on sa b le y co m p rom etid a , proclamado en el contexto del primer
congreso del Observatorio para la CibcrSociedad (2002) En el se reivindican «organi­
zaciones que protejan legalmcnte ia cibcrciudadanía contra prácticas abusivas ( ..]■> o
la «puesta en marcha de auténticos programas dé educación [...]»; véase en http://ci-
bersociedad.rediris es/congreso

78
I
Capítulo 2

La indiferencia diferenciada es, así pues, el misterio


formal de la masa y de su cultura, la cual organiza
una zona media de alcance total. De ahí que su jerga
no pueda ser otra que la propia de un
individualismo aplanado.

P SLOIERD1JK (2005:91)

1. Participar en proyectos para innovar

Si algo caracteriza y es consustancial a las TIC, eso es la innovación,


entendida ésta como la invención de algo que haga más eficiente el
proceso y/o más atractivo el producto para el cliente. Desde el pun­
to de vista económico no es suficiente con desarrollar un invento,
del tipo que sea, sino que además éste se debe propagar por el en­
tramado socioeconómico (Martín, 1999: 3). M antener la tensión de
permanente invención, para poder competir, requiere un poderoso
sistema de ciencia y tecnología que aporte conocimientos novedo­
sos de rápida aplicación técnica, dejando obsoletas las invenciones
previas. Esta espiral de innovación tecnológica plantea a la institu­
ción escolar no pocos problemas, si bien aquí sólo nos referiremos
a dos: ¿puede y debe la escuela seguir esta escalada de innovación
tecnológica? En segundo lugar y lo más relevante para nosotros, ¿es
pertinente para los propósitos de la escuela disponer de la última
generación de tecnologías? ¿La innovación educativa depende del
grado de desarrollo del artefacto utilizado en las prácticas del aula?
Por supuesto, la aproximación antes aludida al concepto de in­ fisticados remite a una visión determinista y esencialista», por lo
novación queda bastante alejada de los enfoques más consolidados que «la tecnología debe ubicarse en el centro de la escena cultural \
en los ámbitos pedagógicos. Fullan (2002: 70) nos dice al respecto pedagógica». Por otro lado, es un enfoque fundado en los postula­
que la innovación, incluso la menos ambiciosa, la del aula, es multi- dos conductistas del aprendizaje (Aparici M erino, 2005: 89) y tal
dimensional. La consolidación de la misma requiere que se produz­ vez por ello su difusión y fomento corre a cargo de ios agentes con
can modificaciones simultáneas en al menos estas tres dimensiones: intereses económicos, políticos y culturales en el sector comercial
materiales, enfoques didácticos y creencias. De manera que la lógi­ de las TIC. Las iniciativas que comparten estos supuestos las rea­
ca en que se funda la innovación tecnológica tiene m uy poco que grupamos en dos apartados, en función de la procedencia del patro­
ver con la estrictamente didáctica, que es lo que nos interesa en este cinio de los proyectos de innovación, aunque reconocemos que
momento. Ahora bien, de las miles de iniciativas innovadoras que se cada vez es más difícil deslindar semejante cuestión en este tipo de
producen en los centros escolares, aquí sólo nos fijaremos en aque­ actuaciones:
llas que toman a las tecnologías como fuente de inspiración y sus­
tento, dejando para los siguientes capítulos todo lo relativo al en­ . ::••• a) Patrocinio público. Si se consultan los portales educativos de
tramado organizativo que de un modo u otro propician. A partir de las C C .A A . es fácil advertir el empeño que la mayoría de ellas
esta consideración, agrupamos el amplio espectro de iniciativas in­ pone en la promoción de actividades innovadoras a través de
novadoras en torno a tres categorías en función del protagonismo las TIC o, más bien, de Internet (entiéndase conexión a la Red
que en aquéllas se confiere a las TIC. y uso de ésta en los centros). Para ello disponen de partidas
presupuestarias específicas que distribuyen a partir de la con­
vocatoria de ayudas a proyectos de innovación, con los cuales
1,1. El poder innovador de las TIC diseñar nuevas actividades y materiales en torno a las TIC. A
modo de ejemplo de esta tendencia, nos fijaremos en el portal
En este primer apartado aludimos al vasto conjunto de actividades de la Consejería de Educación de La Rio ja, donde encontra­
catalogadas como «innovación», cuyo principal indicador es que mos la convocatoria de «Proyectos de innovación e investiga­
toman a las T IC como condición necesaria —demasiadas veces es ción educativa en m ateria de utilización didáctica de las
también condición suficiente— para la concepción y desarrollo de T IC », Desde la misma podemos acceder a los títulos de los
las mismas. La innovación es fundamental en el ámbito tecnológico, proyectos subvencionados en la convocatoria de 2003, y allí
como también en el didáctico, sólo que en los dos ámbitos respon­ i encontramos encabezados como los siguientes: «Creación de
den a lógicas radicalmente distintas, si bien los discursos dominan­ tres unidades didácticas para la materia de Ciencias de la Na­
tes tratan de identificar una con otra, como si la pujanza innovado­ turaleza de l.° de ESO con Power Point», «O rtografía inte­
ra de las tecnologías también pudiera inocularse y con resultados ractiva para alumnos de ESO» y, un título más, «Direcciones
homologables en las prácticas de enseñanza. de Internet útiles para el estudio de la Física y la Química en
Se trata de actividades pensadas, prioritariamente, para fomentar enseñanza secundaria».1
el uso de algún artefacto tecnológico o el diseño y manejo de algu­ Además de esta vía directa, existen otras a través de las cua­
na aplicación informática. En suma, las TIC ocupan y definen el nú­ les se pueden obtener fondos públicos y no siempre proce­
cleo central de la innovación, convirtiendo a ésta en una consecuen­ dentes de la Administración educativa, para desarrollar pro­
cia de la presencia de aquéllas, como si la sola presencia del artefacto yectos de innovación en las aulas.. Muchos de estos proyectos
fuera suficiente para transformar el contexto de la actividad. Es un
enfoque tecnocéntrico que, según Lion (2005: 204), se sustenta en la
idea según la cual la «incorporación de artefactos cada vez más so­ 1. En hctp:/Avww educarioja.org/educarioja/index.¡sp

SO 81
giran en torno a la aplicación de alguna tecnología, bien por­
que se propongan diseñar materiales para estudiar un deter­
minado ecosistema, para educación vial o de educación para el
consumo o para diseñar actividades en el marco de alguna
campaña como la del tomento de la lectura o la celebración
del D ía mundial contra el hambre. C ualquier motivo es bue­
no para crear un proyecto y solicitar a las autoridades el apo­
yo económico con el que ensayar una nueva aplicación esco­
lar de las TIC. O tra alternativa, una vez realizado el trabajo,
es presentarlo a algún premio de los que convocan anualmen­
te tanto el Ministerio como las C C .A A . Ése sería el caso de
los prestigiosos premios «Francisco Giner de los Ríos» que
promueve el MEC con la colaboración de la Fundación
BBVA, para reconocer la investigación y los trabajos innova­
dores en la enseñanza «en la atención a la diversidad y en el
desarrollo de las nuevas tecnologías».
H ay propuestas de innovación que se hacen desde las ins­
tancias públicas pero que, sin embargo, reciben el apoyo es­
tratégico de la iniciativa privada, sin el cual ésta sería inviable
y a la vez limitadora del alcance «innovador», aunque en de­
masiadas ocasiones no va mucho más allá del equipamiento,
como es el caso de la experiencia del Colegio Rural Agrupado
de Ariño (Teruel), en la que Microsoft y la Fundación Telefó­
nica, entre otros patrocinadores, hacen posible que los niños
trabajen en las aulas y en casa con su Tablet PC o pizarra d i­
gital.23Más recientemente se ha dado a conocer una aplicación
parecida de esta tecnología en los tres colegios de Mutxamel
(Alicante), en este caso con el apoyo del ayuntamiento, de
Microsoft y de la Fundación Santillana. Lo que m ayor tras­
cendencia parece tener como innovación en ambas experien­
cias, es que tanto estudiantes como profesores sustituyen li­
bros, cuadernos y lápices por una pizarra conectada a Internet
en la que escriben con el lápiz digital.2 Sin duda el cambio que
induce la tecnología aplicada es m uy importante en cuanto a
la concepción y gestión de la actividad pero ¿cambian en la

2. En http://adigiia!.pnt¡c mcc.cs/--arino
3. Suplemento Ciberp@ís, El País, 10-4-2003.

82
00
0*
misma medida las tareas y estrategias que realizan profesores
y estudiantes?
b) Patrocinio privado. El interés de las empresas del sector de las 0*
tecnologías por la innovación pedagógica es más que eviden­ 00
te a tenor de la cantidad de iniciativas que mantienen con este <**,
propósito. Es imposible dar cuenta aquí de todas ellas; sólo el
Proyecto Grimm'1 (promovido en nuestro territorio por Ap­ 00
ple Computer España y con la colaboración de algunas uni­ 00
versidades públicas) ha generado literatura para completar 00,
varios libros, congresos y cientos de artículos. No podemos
ahora detenernos sobre todo ello; únicamente cabe dejar 00
constancia de su existencia y de lo fructífera que ha resultado
para quienes de algún modo se han implicado en su desarro­ 00:
llo. Más sutil es el Proyecto Promethean, cuyo primer objeti­
vo es «im pulsar la innovación pedagógica en todos los niveles /6t\
educativos y el medio para conseguirlo es la PDI (Piza­
rra D igital Interactiva), U n equipo de investigadores univer­
sitarios estudia, en 60 centros escolares (10 son piloto y 50 co­
laboradores), si esta tecnología desarrollada y suministrada
por Promethean España y Prodel SA contribuye o no a la in­ í^.
novación pedagógica en los centros de la muestra.’
Con parecidos propósitos de innovación educativa encon­
tramos el IBM KidSmart Early Learning Program, que la ci­
tada m ultinacional comenzó a experimentar en las escuelas
más desfavorecidas de Manhattan a finales del siglo pasado.*’
Es lo que se conoce como «pupitre digital» y que se experi­
menta en 50 países, entre los cuales se encuentra España, don­
de ya hay más de 200 centros con este equipamiento (las co­
munidades de Madrid y M urcia fueron las primeras en
incorporarse a este proyecto de IBM). Tanto la tecnología
como los materiales didácticos y la formación del profesora­
do para usar él «pupitre digital», son diseñados por IBM y
uno de sus altos ejecutivos para Europa dice que, tras las eva­
luaciones del programa, el KidSmart se «m uestra como una456

4. En lutp://proyectogrimm nct.
5. Hay más información sobre esto proyecto, que concluirá en 2008, en <*»,
http://www. gincrdelosrios. org/pizarra/pdi/.
6. En http://www.kidsmartearlylearning.org,

83
K

herramienta poderosa para transformar la educación», entre


otras razones porque fomenta la innovación en la enseñanza,
se ajusta a los objetivos del currículo, incrementa el aprendi­
zaje de los alumnos más pequeños y hasta contribuye a redu­ 1
cir la «brecha digital» (digital divide).
Otra importante iniciativa en este sentido es la que patroci­
na la Fundación Telefónica y de la que deja constancia en su
portal educativo Educared.7 A quí podemos encontrar una Ti
sección titulada «Profesores innovadores» en la que, según el V;
propio portal, cuenta con 4.500 socios. En él se recogen ar­
tículos, comentario de libros, software educativo, experien­
cias y unidades didácticas, etcétera. Es una oferta confeccio­
nada con la aportación desinteresada de los socios, que lo
hacen con el ánimo de que pueda ser compartida por los cole­
gas que les interese. Tienen incluso una tabla de clasificación
con las unidades didácticas «más populares», esto es, las más
visitadas, y donde, en el momento de redactar estas líneas (ju­
lio de 2005), la unidad más popular se titula «Los triángulos».
Pero es tal el interés de Telefónica p o r la innovación que su
Fundación, junto con la Fundación Encuentro, promueven el
portal Foro Pedagógico de Internet, a cuyo mantenimiento
contribuyen entidades como La obra social de Caja España, la ".'-Y:'
Fundación Am ando Ortega, la Fundación Iberdrola y HP •T
Invent.8 Este foro se presenta como «una plataforma de inter­
cambio de experiencias novedosas de uso educativo de Inter­
net, con el objetivo de mejorar la calidad de la educación». El
foro se estructura en torno al título genérico de Innovación I
.'-Ti:
pedagógica, bajo el cual se encuentran las siguientes seccio­ •Sívi
nes: «Innovemos con el modelo C A IT», «Innovemos con
proyectos», «Premio a la innovación pedagógica» y «Red de ■\ll
innovadores». La iniciativa se concibe a partir del Modelo
CAIT, el cual no es otra cosa que «una pedagogía de la im agi­ '.I
nación» apoyada en estos cuatro principios: «Constructivo,
autorreguíado, interactivo y tecnológico». Pues bien, tenien­ 1:V-:
do en cuenta que el foro cuenta con varios miles de entradas ; r.*:

y diarias, no es un mal modo de presentar y ejercer en la socie- ■T

7, En http://www eclucarecl.net.
S. En http://www.funcl-cncuentro.org/ForO.

84

m í
dad del conocimiento lo que estamos denominando «pedago­
gía bigb tecb».
H ay también importantes empresas que sin intereses direc­
tos ni en el sector de las tecnologías ni en el de la educación,
como el emporio Zara, se hacen presentes en las aulas. La
Fundación Am ando Ortega, patrocinada por la citada m ulti­
nacional, se propone ayudar a construir y mantener vivos «los
dos extremos del puente, entre la tecnología y la pedagogía».’
Bajo este planteamiento financia el interesante Proyecto ponte
dos brazos 2001-2006, cuyo principal reto es «la renovación
del método pedagógico», contando con todos los agentes que
intervienen en el proceso educativo y en el que las tecnolo­
gías, concretamente «la didáctica de la web», desempeñan un
papel nuclear. El proyecto se está aplicando en un centro de
A rteixo y ha sido evaluado por la Administración y una enti­
dad externa. Para la inspección educativa de la Xunta de Ga­
licia el citado proyecto «Favorece que los niños aprendan más
deprisa y con más entusiasmo», «Fomenta la cooperación en­
tre los alumnos» y, finalmente, «M ejora la autoestima de los
niños».910 Por su parte, un equipo de la U O C , encabezado por
el profesor Badía, concluye que si bien los cambios educati­
vos observados en el centro «aún no son muy explícitos, y
por lo tanto no son muy profundos ni generalizados, en este
momento la escuela está en una posición inmejorable para
abordar a fondo y a corto plazo una intensa renovación peda­
gógica de los métodos de enseñanza y aprendizaje mediante la
aplicación de las tecnologías de la información y la comunica­
ción» (Badía y otros, 2004: 5).

1.2. Las TIC incorporadas a la innovación educativa

Bajo esta expresión recogemos un conjunto, también muy amplio,


de iniciativas innovadoras en las que las TIC tienen un papel subsi­
diario, de apoyo a la mejora de la enseñanza propiamente dicha. El
aspecto nuclear es el planteamiento didáctico de la iniciativa, en

9. En lurp://\vww.faortcga org.
10. Disponible en htcp://\v\vw.proyeaopclb.oig/html/e-iesu!taclosl.htm

85
cuyo contexto se han de insertar las TIC, aportando su especifici­
dad. La prioridad se confiere a la dimensión pedagógica, mientras
que las tecnologías serían una de las contingencias que contribuyen
al logro de los propósitos que inspiran la iniciativa. Son diseños
que, como señala Van Leeuwen (2005: 160), combinan con equili­
brio los enfoques que dan prioridad a lo tecnológico con los centra­
dos en los aprendizajes. Dicho autor concluye: «C ada enfoque con­
duce a procesos y resultados diferentes y juntos pueden producir
[...] unos resultados realistas e inspiradores». De manera que la
concurrencia de estas circunstancias da lugar a actividades m uy ori­
ginales y atractivas, si bien en la mayoría de los casos su difusión
queda reducida al pequeño círculo de los colegas, pues no suelen
contar con el apoyo publicitario que acompaña a la m ayoría de las
actividades recogidas en el apartado anterior.
Motivadas por el atractivo de las tecnologías pero supeditadas a
la preocupación didáctica, se llevan a cabo cientos de iniciativas in­
novadoras en las enseñanzas de las distintas disciplinas. Es imposi­
ble cuantificar su magnitud, aunque se puede asegurar que las po­
demos encontrar para todas las etapas y materias de nuestro sistema
escolar El hecho fundamental es que al amparo de alguna convoca­
toria de la Administración pública, de algún centro de profesores o
de alguna instancia privada, un grupo de profesores, a veces conec­
tados entre sí en la Red, deciden aprovechar las posibilidades que
ofrecen las herramientas 2.0 o las plataformas virtuales para desa­
rrollar la enseñanza de un tema o una disciplina. Los ejemplos de
aprovechamiento de estas herramientas, como ya hemos apuntado,
son muy abundantes y para cotejarlo nos remitimos a diversos por­
tales monográficos en los que se recogen dichos ejemplos.11 De todo
este conjunto de experiencias innovadoras se puede resaltar, como
una preocupación común, el hecho de tratar de renovar las prácticas
de enseñanza aprovechando las prestaciones de las TIC. No obs­
tante, ai tener que supeditar las tareas y contenidos a las exigencias

11 La «blogosfcra educativa- recoge ya tantas iniciativas de trabajo innovador


como se puede comprobar en las siguientes direcciones: http://aulablog com;
ht(p://blogcducat¡vo blogia.com. Por lo que se refiere a la Wcbqucsc, hay directorios con
abundante material en http://w\vw.wcbqucstcatorg y http.7/\v\v\v maestroteca com,
entre otros portales Materiales de institutos españoles y europeos en la plataforma
Moodle se encuentran disponibles en la web del proyecto ISSUEproject-Comc-
nius2 1, hctp://\vww issueproject .net

86
de la herramienta digital elegida (blog, plataforma, webquest, etcé­
tera), queda por saber si esta operación es pertinente a la epistemo­
logía del contenido concreto que se pretende enseñar/aprender. !**-
Pero esto sería motivo de otro análisis en el que ahora no nos pode­
mos detener.
Por su interés didáctico citamos, en primer lugar, el proyecto ti­
tulado «La veu de les imatges» (La voz de las imágenes), orientado
a trabajar en secundaria los «modismos y frases hechas».1" En él se
implican distintas áreas y departamentos del centro, además de una
tecnología no demasiado compleja, como es la fotografía y algún
programa informático de tratamiento de imágenes. El proyecto tie­
ne, pues, una doble orientación: filológica en la medida en que los
alumnos han de identificar y comparar los modismos y frases he­
chas que circulan en las lenguas que estudian (castellano, catalán, in­
glés, italiano, francés y alemán), y después el esfuerzo creativo para
tratar de expresarlos con imágenes fijas. Luego hacen una selección
de las imágenes producidas por los alumnos y con ellas montan ex­
posiciones itinerantes por otros institutos, centros culturales y con­
gresos de las áreas implicadas.. El proyecto, pese a los numerosos
premios y reconocimientos recibidos, sólo cuenta con el apoyo de
algunas entidades locales y de la Fundación Bromera, patrocinada
por una pequeña editorial, cuya contribución al fomento de la lec­
tura es considerable, como el apoyo a este proyecto.1' Para la ense­
ñanza de las materias de ciencias de secundaria existen iniciativas se­
mejantes, como el European Schools Project, en el que participan
varios institutos españoles."
Directamente propuestos por instancias privadas y realizados
con el apoyo de las TIC, hay proyectos como El aula del creci­
miento, que organ izay patrocina la Fundación Ruralcaja, con la co­
laboración de la G eneralitat Valenciana. Se dirige al alumnado de Se­
gundo y tercer ciclo de primaria y se propone fomentar «los hábitos
de vida saludables, la práctica habitual de actividad física, el conoci-12*4

12. Aunque el proyecto se ha extendido a otros centros de secundaria, se pone en


marcha en el IES Arabista Ribera, littp://w\e\v cuk gva.es/intercentre/46021629.
13 De hecho esta editorial publica los cuadernillos de prácticas emanados de este
proyecto, como CALAiX P ractiques tic Pesie m a d ism es i fra ses f t t t s , Alzira (Valen­
cia), Bromera, 2003.
14. En http://www.cduc.uva.nl/ESP. (0*K

87
miento profundo de los productos autóctonos, la historia, la cultu­ tcriales elaborados en el propio centro y se exponen para ser com­
ra y las tradiciones propias**.1’ Con parecidos propósitos, la Funda­ partidos con los colegas, gesto de generosidad observado en no po­
ción Marcelino Botín (Banco Santander Central Hispano), ofrece a cas webs de centros públicos,15*17
los alumnos de infantil y primaria de los centros de la comunidad de Siguiendo patrones notan próximos a la innovación, sino alenta­
Cantabria el programa Educación responsable, cuyas dos principa­ dos por el esnobismo o tal vez por el interés de romper con la ruti­
les iniciativas son «Prevenirpara vivir*» y «Vida y valores en la edu­ na, en las aulas se realiza una serie de actividades con las TIC, más o
cación». Con este programa se proponen contribuir a «la adecuada menos esporádicas, sobre las que conviene llamar la atención. A lo
inserción de los individuos en la comunidad y en el entendimiento largo y ancho de la geografía escolar, hay cientos de profesores y
y colaboración entre los tres agentes educativos por excelencia: fa­ profesoras que en algún momento del curso van con sus alumnos al
milia, escuela y com unidad».1'’ aula de informática, les pasan una película en clase, realizan la «visi­
El acceso a proyectos de naturaleza parecida a los citados no es ta virtual» a un museo o piden a sus alumnos buscar información
fácil, pues ya hemos expuesto su escasa difusión. No obstante, se sobre un tema concreto en Internet. Se trata de actuaciones puntua­
suelen localizar a través del boca a boca y en portales educativos les, anónimas e individuales del profesor, pero con un indudable va­
corno el que nos brinda el CN ICE.* En éste se aloja una página, lor de aproximación al nuevo repertorio didáctico. Si la experiencia
bajo el rótulo de «Internet en la escuela», donde se recogen por les resulta gratificante, puede que la repitan pues para muchos sólo
grandes áreas más de 20 proyectos de innovación con sus corres­ tiene un sentido iniciático. En cualquier caso, hemos de resaltar que
pondientes enlaces. Mediante estos puntos de información es posi­ tanto las actuaciones espontáneas como las más sistematizadas alu­
ble descubrir la enorme cantidad de profesorado implicado, el didas en los párrafos precedentes son un claro exponente de que los
planteamiento teórico en el que se sustentan tales iniciativas, así «docentes asumen epistemologías prácticas diferentes en torno a
como los m ateriales y otros apoyos didácticos para que distintos los usos de estos materiales audiovisuales» (Litwin, 2005: 29), cir­
colegas puedan utilizarlos en sus clases. Además están los portales cunstancia que en sí misma es de enorme valor por lo que tiene de
educativos de las diversas comunidades autónomas, en los que se búsqueda en el quehacer docente y de experimentación con los no­
ofrece información sobre la convocatoria y resultados de los pro­ vedosos recursos tecnológicos.
yectos de innovación educativa promovidos por aquéllas. En algu­
nos de los portales aludidos se ofrecen las direcciones de los pro­
yectos más relevantes de convocatorias anteriores, lo que permite 1.3. Innovar a través de la alfabetización en medios
conocer los enfoques didácticos y los materiales de trabajo. Bas­
tante más farragosa es la búsqueda en la web de los centros. En mu­ Desde los años setenta existe una especial preocupación por lo que
chas de ellas se incorpora una sección con información sobre expe­ de una u otra manera se conoce como la alfabetización en los me­
riencias y proyectos que van desde cómo utilizar el ordenador en dios y tecnologías de la información. El concepto, retomado de la
educación infantil, el Power Point en conocimiento del medio y tradición freinetiana, no deja de plantear problemas teóricos cuan­
guías de trabajo con películas de interés didáctico, hasta cómo uti­ do se traslada a estos nuevos medios. E ntraren el fondo del asunto
lizar la publicidad en Historia del Arte o en Lengua y Literatura. nos abocaría a un debate sobre el que no podemos detenernos aho­
En otros casos sólo se dan a conocer los proyectos de trabajo y ma- ra, en parte porque ya lo abordamos en otro lugar (San Martín
Alonso, 1995). Por lo demás, en la recopilación de Aparici Merino
(1993) hay magníficos textos para profundizar en las tradiciones y
15 Información disponible en lutp:/Avww elauladelcrccimiento com
16. Información disponible en hctp://www.fundncionbotin. org
El CN1CE se lia integrado en el Instituto Superior de Formación y Recursos en 17 A título de ejemplo, citamos a un centro, CP Enríe Valor, que expone sus expe­
Red para el Profesorado (ISFTIC) riencias y materiales en su web: http://intercentres.cult gva.es/intcrcentres/030119S7.

89
enfoques sobre la alfabetización o -‘educación en comunicación», betización digital»'. En este caso no sólo para los escolares, sino tam­
como también se denomina. Para eludir los detalles sobre este asun­ bién para la tercera edad y otros marginados de la SI, tarea para la
to, asumimos el planteamiento de Martin-Barbero (2004: 3) cuando que cuenta con la Red de Infocentros. Por otra parte, la UE ha asu­
mantiene que la alfabetización letrada se debe integrar en la «alfabeti­ mido la Carta europea para la alfabetización en medios, y a partir de
zación virtual». Y se integra en ésta «como factor'dinamizador de los ésta la Comisión Europea ha encomendado a un grupo de expertos 0*.
procesos pero a sabiendas de que la cultura ritual reordena las media­ elaborar un informe con propuestas de actuaciones que llenen de
ciones simbólicas sobre las que pivota la cultura letrada al replantear contenido el Euro Media. Literacy, plan de acción dirigido a los cen­
no pocas de las demarcaciones espaciotemporales que ésta supone». tros escolares de todos los países miembros y de cuya aplicación y
Desde esta perspectiva, lo que aquí nos interesa es identificar la seguimiento se responsabilizaría el vigente Media Programme.”
diversidad de iniciativas que, con propósitos claramente innovado­ Uno de los medios con que más se trabaja la alfabetización es, sin
res, pretenden introducir en las aulas algunas prácticas que ayuden duda, el cine, y por ello nos detendremos brevemente en él. H ay
numerosos portales que ofrecen guías y materiales didácticos, en di­ 0*.
a com prenderlos mensajes, las pautas de interacción y las estrate­
gias de los medios y tecnologías de la información, lo que incluye ferentes formatos, sobre los ámbitos más diversos del currículo,
desde la prensa escrita a Internet y desde el cine al videoclip, pasan­ unas veces para trabajar en las aulas contenidos transversales y otras
do por la publicidad, que es, sin duda, la que más entusiasmo des­ para hacer lo propio con unidades temáticas de las asignaturas en las
pierta. También están las iniciativas puntuales como la coordinada diferentes etapas. Incluimos aquí, por ejemplo, a la histórica coope­
por el profesor Bautista García-Vera (2003), al igual que las inscri­ rativa barcelonesa Drac Mágic o al portal Aula M edia. En la web de
tas en proyectos institucionales como algunas de las que hablare­ la primera se nos informa de que, además de la producción y distri­
mos a continuación. Todas estas actividades estarían inspiradas en bución de materiales audiovisuales, se ocupa de elaborar «materia­
lo que Gutiérrez Martín (2003: 48) sintetiza perfectamente cuando les didácticos sobre interpretación y lectura del filme, asi como so­
dice que «profesores y alumnos necesitan desarrollar criterios y bre el mundo del cine en general».20 Nos ofrecen un listado muy /**»>
destrezas de selección, clasificación y valoración de la información, completo y elaborado para trabajar la Historia desde el Cine y vice­
para rescatar lo más útil entre todo lo disponible». Y esto constitu­ versa, incluyendo indicaciones específicas en función de la etapa es­
ye, según el citado autor, una tarea prioritaria de la institución esco­ colar en la que se quieran emplear. Otra de sus líneas de trabajo está
lar en cuanto presta un servicio público fundamental. siendo el tema del género y el de la discriminación de la mujer, ofre­
Más allá de los matices conceptuales, lo cierto es que la alfabeti­ ciendo información sobre filmes con las respectivas guías didácticas
zación en medios comienza a preocupar a las autoridades de dife­ para el trabajo en las aulas. Ahora bien, gran parte de este material
rentes ámbitos políticos. Por encargo de la Generalitat de Catalu­ es de pago.
nya, el Consell de 1JAudiovisual de Catalunya elabora el Libro Con un acceso totalmente gratuito tenemos materiales con pare­
Blanco. La educación en el entorno audiovisual, sacando a la luz las cido propósito en otros portales; en ellos se ofrecen guías y pautas
deficiencias de nuestro sistema escolar en este terreno. Varios mi­ para trabajar en las aulas con el cine o, a través de este medio, otros
nisterios y empresas del sector tecnológico patrocinan la Fundación muchos temas educativos. En esta línea podemos destacar, entre
para el Desarrollo Infotecnológico de Empresas y Sociedad (Funde- muchos más, el portal del Grupo Comunicar, con un canal específi­
tec),ls que propone como una de sus iniciativas estratégicas la «alfa- co sobre «C ine y educación»21 o el ya citado de Aula Media, que tie­
ne un canal con abundante información sobre el particular llamado

IS. Información disponible en http://www.fundctec.es/alfabetizaci0n/ Algunas


empresas del sector no dudan en dar un paso en esa dirección y, en el marco de su res­ 19. Información disponible en hrtp://www euromedialitcracv.eu.
ponsabilidad social corporativa, patrocinan programas de alfabetización digital. Es el 20. En http://www.dracmagic.com/indexesp.luml. 0^-
caso, por ejemplo, de Google, http://www googlc.es/Iiteracv/.. 21. Disponible en http://www.uhu cs/cine.educacion/cíneyeducacion/index.htm
0^.
91 0*.
90
Cin Escolar2 Asimismo cabe destacar el esfuerzo riguroso y desinte­ Red cientos de materiales y propuestas didácticas para cualquier área
resado que un grupo de profesores aragoneses de secundaria desa­ curricular y nivel del sistema escolar. Una buena parte de estos ma­
rrollan en su Aula de Cine, y en la web ofrecen abundante material teriales, ciertamente, son de libre acceso pero esto no quiere decir que
para el estudio de y con el cine.2223 Al margen del material que se so­ sean «gratuitos» pues, como señalan Whittv, Power y Halpin (1999:
licite a estos portales y de las películas que tengan en la mediateca 119), con la proliferación de materiales curriculares patrocinados y de
del centro, lo cierto es que hay miles de profesores que en sus clases promociones publicitarias «la escuela participa en la formación de de­
pasan películas, antes en formato vídeo y ahora en DVD. Es difícil seos, en abrir a los sujetos a la seducción de unas pautas de consumo
conocer con precisión la magnitud de esta práctica, pero seguro que en continuo cambio y en la política de la adopción de estilos de vida
ninguna materia del currículo escapa al visionado de alguna pelícu­ impuestos», lo que plantea no pocas contradicciones entre el currícu­
la, si bien las de Etica, Lengua extranjera o Historia tienen una prác­ lo «virtual» y el establecido por una institución hasta ahora muy re­
tica más intensiva,. Sea a través del cine, la televisión, la publicidad o fractaria a las fuerzas del mercado. Sensibles a este problema, cuando
Internet, en todas estas experiencias subyace el doble propósito de las administraciones públicas convocan premios sobre materiales cu­
alfabetizar en los medios a la vez que se educa a los ciudadanos para rriculares, suelen diferenciar entre los «elaborados por los centros
vivir en una sociedad profundamente afectada por ellos. educativos» y aquellos otros «elaborados por personas físicas y enti­
dades sin fines de lucro», entre las que se incluye a las fundaciones,2''
En cualquier caso los portales educativos se han convertido en
2. Producción y difusión de materiales didácticos un escaparate inabarcable para el profesorado de materiales curricu­
lares, clasificados bajo criterios m uy dispares y no siempre clarifica­
Una de las formas de participación que mejor encajan en el nuevo or­ dores para los usuarios. N o obstante, los que se utilizan con mayor
den pedagógico implantado por las TIC es la producción y difusión frecuencia en la catalogación son los relativos al ciclo y disciplina
de materiales curriculares o, como ahora se les denomina, «objetos di­ curricular o los de etapa y área de conocimiento (como es el caso del
dácticos».2'1 El formato de presentación de éstos (imágenes, sonidos, portal del CN ICE). La procedencia de dichos materiales m uy pocas
cuadros de datos, gráficos, textos interactivos, mapas, etcétera) se veces se explifcita, al menos en la m ayoría de los que nosotros hemos
ajusta bien a las prestaciones más atractivas de las TIC. De hecho, un consultado. Al observarlos se descubre que pueden proceder tanto
vistazo con la ayuda de cualquier buscador permite descubrir en la de un proyecto de innovación, de un grupo de trabajo auspiciado
por un centro de profesores, como haber sido elaborados por un
22 En http://www.aulamedia org/cincma/prcsentacio.html. La revisca Mttking equipo de especialistas a petición de una empresa o de la adminis­
Off mantiene el «Programa Cine y Educación»-, en d que ofrece «Guías didácticas» tración educativa o, sencillamente, ser el resultado de la experiencia
para la utilización curricular de películas de los más diversos géneros (http://www.co- particular de uno o varios profesores en su quehacer diario, que lue­
municacionypeclagogia.com/publi/infemo/gutas htm). go «cuelgan» en la Red por si les pueden ser útiles a sus colegas. La
23. En htcp://wwwauladcc¡ne/iesp¡ramide org. mayoría de estos portales podría quedar incluida en alguna de las
24. No vamos a entrar aquí en el controvertido asunto de los libros de texto, el ma­
terial curricular más utilizado y magnífico exponente de lo mal que funciona el merca­
tres categorías que se mencionan a continuación, elaboradas a par­
do cuando los dientes son «cautivos» de los oligopolios (Marcínez Bonafc, 2002). Sí tir del tipo de patrocinio en el que se sustentan, lo cual, a su vez,
aludiremos, en cambio, a la reivindicación de algunos sectores sociales y de ciertos co­ puede ser indicativo de si son o no de libre acceso.
lectivos docentes en el sentido de eliminar tales libros porque todos sus contenidos ya
están en Internet. Ajenas a esta posibilidad, las administraciones autonómicas prefie­
ren subvencionar la compra de los libros de texto, pero lo hacen a través de empresas 25. Diferenciación que se recoge en la Orden ECI/1030/2006, a través de la cual el
privadas que gestionarán el dinero público (es interesante el portal de una de ellas, Ministerio convoca los premios sobre materiales curriculares Eorsupuesto, las funda­
http://www.cducadhoc. es). ¿Será más barata esta manera de facilitar el material escolar ciones corporativas, como ya hemos expuesto, pueden ser un magnífico exponente del
que hacerlo mediante Internet? «nuevo espíritu del capitalismo»-.

92 93
2.1. Redistribución pública de las oportunidades de aprender

Es indiscutible que las TIC amplían hasta límites inimaginables las


posibilidades de aprender, es decir, de acceder a información de la
más variada naturaleza y sobre los asuntos más inverosímiles. Aho­
ra bien, no son más que eso, «oportunidades»- que se han de hacer
efectivas, y para ello se requieren otros factores con los que la de­ #
:5
mocracia no es tan generosa. Nos referimos a factores como la cul­
tura, en su sentido más amplio, y la disponibilidad de tiempo y de
recursos económicos y tecnológicos, entre otros, que son los que
habilitan el acceso a tales oportunidades. En cualquier caso y dado
el am plio espectro de la oferta, aquí sólo nos fijaremos en la que
adopta el formato de portal educativo. La disparidad de iniciativas
recogidas bajo dicho formato aconseja agruparlas en dos categorías,
adoptando como criterio diferenciador la fuente de financiación:

a) Portales institucionales. Muchas instituciones y organismos


de titularidad pública, principalmente las C C .A A . y también
los ayuntamientos, proyectan su imagen corporativa ponien­
do a disposición pública en sus portales abundante material
didáctico. Con el ánimo de contribuir a la educación de los
ciudadanos y dentro de sus márgenes de actuación, los minis­
terios, las consejerías autonómicas, los ayuntamientos, todos
los museos públicos (es interesante lo que ofrece el Museo de
la M inería del País Vasco), el Instituto Cervantes, la Bibliote­
ca N acional, el Instituto Nacional de M eteorología o el C on­
sejo Superior de Investigaciones Científicas, entre otros mu­
chos, en su portal institucional tienen un canal o sección con
materiales didácticos en soporte digital. Animados por estar
presentes en el ciberespacio educativo, destacamos la iniciati­
va del Banco de España y, sobre todo, la apuesta por una
«Educación cívico-tributaria» promovida por la Agencia Es­
tatal de Administración Tributaría y el Instituto de Estudios
Fiscales a través del portal GeneraciónT.26 ■A::
Tanto por la proyección transatlántica como por la canti­
dad de material audiovisual que contienen, cabe destacar porta-

26 Información y materiales disponibles respectivamente en hrtp:/Avww„bde.es y


http:/Av\vw.acaC csAvps/portal/informacioncducacion/.

94
les como el de Universia, el de la Organización de Estados Ibe­
roamericanos, el de la Asociación de Televisión Educativa /#*\
Iberoamericana o el de Virtual Educa, éste algo más generalis-
ta que los anteriores/' Cada uno de estos portales, y en parti­
cular los dos últimos, contabilizan cientos de entradas diarias
bien como consulta o bien para «bajarse* los materiales que
ofrecen en sus respectivas web.
Por motivos obvios destacaremos entre todos ellos el del
CNÍC'E (dependiente del Ministerio de Educación y Ciencia) r*
que supera las 200.000 entradas mensuales y además propor­
ciona una lista con enlaces a una buena parte de los portales
educativos españoles y latinoamericanos.18 Mención especial
para los portales de las C C .A A ., en los que se puede encon­
trar un amplísimo repertorio de materiales, unidades didácti­ ¿te,

cas y proyectos de trabajo en el aula, clasificados con distin­


tos criterios, prevaleciendo el que alude a las materias y ciclos
del currículo. Téngase en cuenta que tanto el Ministerio como
la m ayoría de las C C .A A . convocan anualmente concursos y
premios de material didáctico en soporte electrónico y luego
los galardonados se alojan en sus portales respectivos.29 Cabe
asimismo destacar, aunque sea imposible citar cada uno, a
muchos departamentos universitarios, sobre todo de las áreas
de ciencias y tecnologías como el liderado por Sáez Vacas en
la Universidad Politécnica de M adrid, en cuya web ofrece una
sección con abundante material didáctico y un variado enfo­ /&\
que para las asignaturas de bachillerato.
H ay portales, por otro lado, que no sólo presentan los ma­
teriales, sino también las «herramientas de autor» con las cua­
les han sido producidos, de modo que los usuarios pueden re­
elaborarlos conforme a su interés didáctico. Ese sería el caso,
por ejemplo, del C d-Rayuela del Instituto Cervantes. En su
presentación se dice que es una herramienta interactiva «con

TJ Accesibles respectivamente en httpi/Avww.ateiaincrica com. hup:/Avww vir-


tualcduca.org y http://oei.es.
28. En http:/Avww.cnice.meccl.es/enlaces/portales_educativos htm
29 En el caso del Ministerio de Educación y Ciencia lo hace a través de la Orden
ECI/1030/2006, de 21 de marzo, por la que se convocan premios a materiales educati­
vos curricularcs en soporte electrónico que puedan ser utilizados y difundidos en In­
ternet (BOE n 0 83, de 7 de abril de 2006).

95
intención Indica y didáctica»* para la enseñanza del español.33 a materiales e iniciativas pedagógicas. Estos portales suelen
Con mayor recorrido curricular y un éxito sin precedentes, tener un logo propio y se promocionan como entidades autó­
está el Clic presentado como «un conjunto de aplicaciones de nomas. Casi siempre las propuestas mantienen una relación
software libre que permite crear diversos tipos de actividades directa con el tipo de actividad de la empresa; así, la Funda­
educativas multimedia»*,3031 Lo fundamental de esta iniciativa ción Endesa ofrece materiales sobre cómo se genera la energía
de la Generalitat de Catalunya, además de la accesibilidad de eléctrica, el RACE (Real Automóvil Club de España), sobre
las herramientas, es sobre todo el cante ter colaborativo que seguridad vial, o la Fundación Mafre sobre prevención de
desde sus orígenes ha tenido entre los usuarios, tal como des­ riesgos.
tacan Peirats y Sales Arasa (2004). Por su incidencia en el ámbito escolar, cabe destacar Edu­
Los materiales curriculares en soporte tecnológico también caba, de la Fundado «la C aixa», que fue uno de los primeros
pueden resultar discriminatorios si no son accesibles a todos en prestar este servicio, v por el nivel de penetración en los
los ciudadanos y ciudadanas que precisen de ellos, al margen ámbitos escolares hemos de mencionar EducaRed (de Telefó­
de sus circunstancias personales. Por ello queremos destacar nica) y el de Santillana (editorial perteneciente al Grupo Pri­
aquí el esfuerzo que hacen algunas instituciones en torno a las sa); sólo entre estos dos superan con creces el millón de entra­
«adaptaciones técnicas» de estos materiales a fin de asegurar das mensuales. Bastante más de la mitad de estas entradas se
su accesibilidad. En tal sentido podemos encontrar abundan­ hacen desde fuera del territorio español, correspondiendo
tes iniciativas de trabajo y documentos, entre otros en porta­ mayoritariamente a usuarios residentes en EE.UU. y Latino­
les como el de la Fundación ONCE, el del Centro Estatal de américa. No obstante, según comentaba el directivo de uno
Autonomía Personal y Ayudas Técnicas, el del Observatorio de estos portales, las entradas m ayoritarias no giran en torno
de la Infoaccesibilidad, así como el de la Unidad de Investiga­ a los materiales didácticos sino a otros servicios como a las
ción Acceso de la Universidad de Valencia, esfuerzo que suple zonas lúdicas y foros. Además de los portales citados están
la falta de sensibilidad de la industria del sector que, en su afán aquellos otros que ofrecen, previo registro del usuario, tanto
de optimizar resultados, sólo piensa en productos para el materiales elaborados como herramientas para producirlos y
usuario medio. Cabe destacar, asimismo, el programa Ciber- sei-vicios de apoyo. Ése sería el caso de empresas interesadas
Caixa Hospitalarias con su Red Ciber@ula, que son espacios en el sector educativo como Marinva o EduClick, que en su
equipados tecnológicamente en hospitales de todo el Estado presentación aclara que son «Sistemas interactivos para la do­
para que los niños y niñas hospitalizados puedan manejar las cencia presencial».3j
TIC en un momento tan delicado de sus vidas.3’
b) Portales corporativos. Una manera de entender la «responsa­
bilidad social de la empresa» es contribuir a través de sus res­ 2.2. Compartir las propias experiencias
pectivas fundaciones a la educación ciudadana de los clientes
reales o hipotéticos. Tal vez por esta razón casi todas las gran­ Hablamos aquí v, por qué no reconocerlo, a modo de homenaje, del
des empresas tienen en su portal uno o más canales dedicados esfuerzo particular de profesores e incluso de centros escolares que,
sin apoyo externo, deciden «colgar» en la Red experiencias y mate­
riales didácticos elaborados por ellos mismos. No suelen tener más
30 Un lntp;//www ccrvantos.es/scg_nivcl/lec_cns/rayuela htm.
31 En http://clic.xccc.ncc/cs/indcx lum
32. Este pionero e interesante programa escá auspiciado por la Obra Social de la
Fundado «la Caixa» Véase en http:/Av\vw.fundac¡o.lacaixa cs/cibcraulashospitala- 33 Disponibles respectivamente en hctp://ww\v marinva es y http://wwv. eclu-
rias/programa_ca.html elik es.

96 97
pretensión que compartir los hallazgos de su trabajo cotidiano y es­ primaria. En ambos casos el medio elegido es Internet; en él los ni­
perar que los colegas cuando los utilicen y mejoren, hagan lo propio ños V niñas de diferentes colegios van construyendo colectivamen­
con los suyos. Por supuesto, esa actitud colaborativa participa ple­ te un cuento con los personajes de Rondineta i Lleugera. "' El traba­
namente de lo que Himancn (2002) califica como «ética del hacker». jo pedagógico se hace en las aulas y luego se va alojando en la u d>
Una vez más hemos de reconocer la imposibilidad de recoger aquí para compartirlo con los interesados. Sin duda se trata de una expe­
la cantidad de iniciativas de esta naturaleza diseminadas en la Red,- riencia m uy estimulante para fomentar la lectoescritura y la capaci­
nos limitaremos a citar algunas a modo de ejemplo y sin aplicar en dad narrativa de los más pequeños. 0*.
la selección ningún criterio de excelencia. Con parecida estructura, aunque asumido como tarea/compro-
Fruto del esfuerzo personal de un profesor de Tecnología de miso del centro, están las web de centro que en muchos casos han
secundaria es el PortalESO, donde ha ido colocando abundante ma­ evolucionado para convertirse en portales De modo que en ellos se
terial didáctico para las distintas asignaturas de la secundaria obli­ pueden alojar enlaces y documentos sobre los asuntos más inverosí­
gatoria.. Incorpora también recursos para las asignatura de bachille­ miles, si bien la oferta de materiales didácticos, experiencias y crea­
rato y hasta exámenes de la prueba de acceso a la Universidad.34 Sin ciones de los alumnos es lo que predomina en la mayoría de ellos.
ningún tipo de patrocinio, el portal recibe una media de 100 entra­ Conviene recordar que, pese al interés de las consejerías de educa­
das diarias y cuenta con unos 500 miembros registrados, que son •iíM ción de las CC .A A ., estas web responden al esfuerzo individual del
quienes además van seleccionando y aportado materiales para nu­ profesorado de los centros, tal como veremos más adelante.
i**\
trir de contenidos al portal. Como es lógico no sólo hay material
; didáctico, sino también otras secciones de noticias y de ayuda a
í 2.3. Sin ánimo de lucro pero con suscripción
f alumnos y profesores sobre el uso de determinadas herramientas ::::
informáticas, espacios restringidos donde los participantes mantie­
nen grupos de trabajo e incluso cuenta con una sección de ocio y Pese a la abundante oferta gratuita de materiales v documentos di­
pasatiempos. dácticos, h ay disponible otra serie de portales que requieren regis­ /«\
Existen cientos de experiencias y proyectos de trabajo de esta na­ trarse y no siempre de forma gratuita. El valor añadido de los que
turaleza, acometidos por grupos y equipos de docentes inquietos, restringen el acceso es que se están convirtiendo en plataformas de
aunque no siempre resultan de fácil acceso. A modo de ejemplo de trabajo on-line, en las que además del material a disposición de los
esta dinámica colaborativa citaremos el equipo constituido por cua­ usuarios se ofrece una serie de servicios de apoyo tanto al profeso­
tro profesores que forman el Grupo Spectus, quienes, al hilo de su rado como a los alumnos y a los padres. Si hemos de expresarlo de
práctica, han ido elaborando fichas y guías didácticas para trabajar algún modo, éste es el punto en el que la escuela convencional ex-
ii ternaliza sus servicios y sus agentes se convierten en simples usua­
con y sobre los diferentes medios de comunicación (cine, televisión,
publicidad o Internet). El conjunto del material, que desde el punto rios de unas prestaciones diseñadas y gestionadas desde el exterior.
de vista curricular calificaríamos de transversal, se pone a disposi­ En este apartado, por derecho propio, entran las grandes edi­
ción de los colegas en la web de uno de los miembros del grupo.35 toriales de libros de texto pues, aunque con diferentes estrategias
Una experiencia de naturaleza diferente, pero también liderada por comerciales, todas tienen un portal específico en el que se ofrece
un profesor y con el apoyo de una fundación, es el «proyecto cola- material didáctico para los distintos niveles y materias de las ense-
borativo» Conta'm un conte (Cuéntame un cuento). El proyecto
tiene dos líneas de trabajo: una para educación infantil y otra para 36. En http:/Av\v\v.rondinetailleugera net. La experiencia cuenta con el apoto de
la Fundación Cátedra EnricSolcri Godes. Con parecido propósito en cuanto al tomen­
y**
to de la lectura, encontramos los «cuentos digitales:- elaborados en un departamento
34. En lutp:/Vporcaleso. homelinux-.com.
35. En lutp://wvnv. xtec.es/~jsamarrn/cstructura/imci_cas.html- universitario lisboeta: http:/Av\v\v citi.pt/bd/-

99 0*
98
ñanzas no universitarias. Aunque esos materiales no sólo se ponen riales didácticos que debe reelaborar el profesorado, sino propia­
a disposición del profesorado, ya que la oferta también incluye mente los diseños curriculares en los que se contemplan los c o n c e p ­
«proyectos curriculares de aula» y hasta «bocetos del proyecto cu- tos., p r o c e d i m i e n t o s y a c t i t u d e s de cada una de las áreas del curricu-
rricular de centro» o los textos y problemas que salieron en las con­ lo conforme a la legislación vigente sobre enseñanzas mínimas. El
vocatorias anteriores de las pruebas de acceso a la Universidad. Jun­ diseño lo convierte en una propuesta autosuficiente, en el sentido
to a tales documentos se pone a disposición de los usuarios una serie que incorpora la información mínima, pero también la complemen­
de servicios como gestores de tareas, formación del profesorado On­ taria y de ampliación, para no tener que recurrir a otra bibliografía
l i n e , acceso a bases de datos, a museos y centros de investigación y de apoyo. Además se establecen los ejercicios, tareas específicas de
se facilitan b l o g s y foros para intercambio de opiniones, así como profesores y estudiantes, pruebas de evaluación, actividades de re­
herramientas de creación de materiales. Ahora bien, los contenidos fuerzo, etcétera. En suma, se trata de una propuesta de desarrollo
que se facilitan desde estos portales son m uy semejantes y, desde del currículo y de su gestión, para lo que sólo hace falta disponer de
luego, complementarios a los desarrollados en los libros de texto. la tecnología de acceso y el pago de la cuota correspondiente. Un
La entrada a la mayoría de estos portales es por suscripción, que modelo de enseñanza que se pretende reconocer fielmente en el es-
se puede obtener por una doble vía: pagando la cuota establecida o logan del portal: «El colegio está donde yo estoy».
bien como «regalo» cuando el centro compra una cantidad determi­
nada de libros de texto; entonces la editorial proporciona un CD
con el sistema de acceso y la contraseña. Este es el caso de editoria­ 3. Formación del profesorado en la Red
les tan poderosas como Santillana, A naya, Edelvives o McGraw-
H ill, entre otras. A nadie se le escapa que el valor añadido de esta Sin duda muchos de los portales referidos en el apartado anterior
oferta no está tanto en su dimensión pedagógica como en la fideli- están orientados a la formación del profesorado, pero aquí nos ocu­
zación de los clientes a las firmas comerciales que también editan li­ paremos de las iniciativas adoptadas explícitamente para facilitar su
bros de texto y en ello cifran su principal fuente de negocio. ¿Cuan­ formación. Es un hecho que la profesión docente vive tiempos de
do sea seguro el negocio en Internet, migrarán los libros de texto a zozobra; no sólo concita escaso reconocimiento social a la labor
soporte digital?37 que desempeña y recibe poco apoyo de la Administración (Pérez
Un caso especialmente significativo lo constituye la empresa de Gómez, 1998: 179), sino que además el profesorado debe realizar
reciente creación, Santillana en Red, vinculada al grupo de comuni­ sus tareas en condiciones bastante adversas: falta de motivación de
cación Prisa.38 Según consta en la publicidad de lanzamiento, la em­ los estudiantes, indisciplina, continuos cambios en las políticas edu­
presa «nace con el objetivo de impulsar la utilización de las Tecno­ cativas, cuestionamiento de su autoridad, etcétera. Muchas veces a
logías de la Información y la Comunicación (TIC) en el proceso de estos focos de tensión se les añade también el generado por las TIC.
enseñanza-aprendizaje». A tal efecto Santillana en Red dice haber Por una parte, algunos de los estudiantes son mucho más hábiles
«desarrollado unos productos y servicios concebidos por y para el que sus profesores en el manejo de los últimos ingenios tecnológi­
mundo educativo» que se concretan en: «Contenidos curriculares cos y, por otra, al profesorado se le considera el principal responsa­
multimedia» y una «Plataforma educativa» con el apoyo tecnológi­ ble del retraso de la institución escolar en la incorporación de las
co de Indra. Los contenidos del portal ya no son la oferta de mate­ TIC.
Sin que se hayan dado demasiados pasos por mejorar las condi­
ciones objetivas de trabajo del profesorado, a éste se le ofrece un
37. Según estimación de ANELE, los alumnos españoles de niveles no universita­
amplio abanico de posibilidades de «formación permanente», ofer­
rios se gastaron en libros de texto, durante el curso 2006-2007, unos 737 millones de
euros (información disponible en http://vrww.anclc.org). ta que adopta el enfoque descendente que «subestima gravemente
38. En http://www.santillanaenrcd.com. lo que piensan, saben y pueden hacer los profesores y profesoras»

100 101
(Fullan y Hargreaves, 1997: 41). Según estos autores, cualquier mo­ también la financiación. Muchos cursos de formación se convierten
tivo es bueno para implementar planes de formación del profesora­ en ofertas al profesorado, unas veces para cubrir las necesidades de
do, como ahora lo son las tecnologías de la información en tanto éste y en otras ocasiones como estrategia de fideiización, pues el
que objeto y sujeto de la formación, consideración que nos da pie servicio de formación va unido a la compra de un producto no
para introducir dos observaciones: la primera es que el profesorado, siempre tecnológico, como hacen las grandes editoriales con la ven­
aunque sin tanto apremio como el resto de profesionales, debe ta de sus libros de texto. Algunas de estas variantes se contemplarán
mantenerse «vivo» en el mercado laboral porque los puestos de tra­ en los siguientes apartados.
bajo son inestables. En segundo lugar, la oferta «a la carta» es facti­
ble, en gran medida por la versatilidad de las TIC, que permiten
orientar esa formación hacia las «com petencias»,59 capacidades 3.1- De la formación presencial al formato on-line
discretas que el formando interioriza practicando de manera casi
autodidacta. Se trata, sin duda, de un modelo de formación bastan­ Los políticos y otros muchos agentes sociales se empeñan en señalar
te alejado de ese «proceso conflictivo de reconstrucción del conoci­ al profesorado como el principal responsable de que las TIC tengan
miento pedagógico, intuitivo, vulgar y empírico que el práctico ha la presencia que ostentan en las aulas. Y como gran remedio a este im ­
adquirido a lo largo de su prolongada estancia como estudiante portante mal, se ofertan cientos de cursos en distintas modalidades y
[...]» (Pérez Gómez, 1998:191), afirmación que también es válida al a los que el profesorado responde con bastante generosidad. Pese a
margen de la tecnología didáctica que se use en cada momento, te­ todo, la repercusión de tanto esfuerzo por revertir la tendencia antes
niendo en cuenta los saltos de paradigma que ésta ha ido experi­ señalada es más bien mínima. No debemos olvidar que el retraso tec­
mentando. /*>
nológico de la escuela responde ante todo a razones estructurales, y
Bajo la forma de participación que denominamos formación del esto no se resuelve únicamente con formación. Decimos que es es­ /0t\
profesorado se recoge un amplio abanico de iniciativas que com­ tructural en función de esta doble consideración: las TIC mantienen
parten ese objetivo prioritario, pero varían considerablemente en un alto grado de incompatibilidad con el orden escolar más consoli­
cuanto al formato. El amplio espectro de la oferta lo resumimos, dado, y de ahí el carácter eminentemente voluntarista que adopta el
quizá excesivamente, en torno a dos modalidades: la propuesta por profesorado cuando trabaja con los medios; por otra parte, la verti­
instancias públicas o privadas en paquete cerrado y aquellas otras ginosa rapidez con que aparecen artefactos y aplicaciones tecnológi­ /■*>
que emanan de y gestiona el mismo profesorado. Cabe destacar, en cas deja rápidamente obsoleta la formación recibida, y de ahí la acu­
ambos formatos, que su contenido se dirige a la formación de do­ >*■-»
sación frecuente de que este tipo de formación no va más allá de lo
centes en el uso de los últimos desarrollos tecnológicos (basados en estrictamente instrumental. De manera que, bien pensado, la cons­
Internet y en las aplicaciones informáticas más novedosas), quedan­ tante renovación del parque tecnológico hace que todo esfuerzo de
do relegados otros medios como el cine, la prensa o el vídeo, que actualización de la institución escolar sea insuficiente. Desde esta
tanto preocuparon no hace demasiado tiempo. Llama la atención, perspectiva resultaría de sumo interés analizar el esfuerzo realizado
asimismo, la concurrencia de las tres fuentes de financiación: la que por la Junta de Extremadura para formar a su profesorado, a la vez
aportan las instituciones públicas, el notable incremento de las pri­ que dotaba a los centros de la tecnología informática. Ningún otro
vadas de procedencia plural y la cuantiosa aportación de los propios gobierno autónomo, según diferentes informes, ha desplegado una
interesados, en unos casos dedicando su tiempo y en otros muchos39 estrategia tan planificada y dotada económicamente. Ahora bien, los
resultados obtenidos en las aulas extremeñas, por ejemplo, ¿se co­
39. Para encender e¡ alcance de este concepto y la estrategia de formación que se ha rresponden con semejante esfuerzo inversor?
seguido para su generalización, es de sumo interés el Programa Tuning, auspiciado por Las instituciones públicas y muchos organismos privados ofre­
el Consejo de Europa y disponible en lutp:/Avww.tuning.unideusto.org. cen cursos para manejar ésa o aquella herramienta informática. An-

102 103
tes se ofrecían cursos sobre programas de tratamiento de texto y 3.2. La formación basada en redes, joros y comunidades virtuales
ahora se hace sobre editores de web y de blogs; antes se ofertaban
cursos para enseñar a manejar el ordenador y ahora para navegar en Tanto por la referida aceleración de la renovación de las TIC, como
Internet y utilizar alguna de las plataformas de e-learning; antes ha­ por la «auto-gestión» que se impone desde la SI, la formación bascu­
bía que trabajar sobre las características didácticas del cine, luego la desde las ofertas apoyadas por alguna institución hasta las auto-
del vídeo y ahora del DVD; antes se ensenaba a trabajar con pro­ generadas y autoejecutadas, cuyo soporte no suele ir mucho más
gramas de código cerrado y ahora se hace lo propio con los de có­ allá de Internet, Así emerge una modalidad de formación «bajo de­
digo libre; antes en los cursos se abordaba la dimensión didáctica manda» que se satisface con formatos como las redes docentes, las
del portafolios y ahora se hace lo mismo respecto al blog o la tveb- comunidades virtuales, los foros y otras fórmulas de parecido tenor.
quest. Y mañana, ¿de qué innovación tecnológica habrá que cantar­ La iniciativa e implicación depende, casi exclusivamente, de los in­
teresados, o sea del profesorado. Una búsqueda rápida en la Red
las excelencias pedagógicas?, ¿del Pocket PC, de Second Life o del
móvil de última generación? con cualquier buscador permite hacerse una idea del alcance que
Por tanto, el cambio de las tecnologías impone una formación está adquiriendo esta nueva modalidad de formación, Y en este sen­
constante, aunque sólo sea para apropiarse de lo último que nos ofre­ tido aportamos los siguientes ejemplos sin pretender ir más allá de
constatar la consolidación de la tendencia aludida.41
ce el mercado, circunstancia que explica la existencia de un gran su­
permercado de la formación para el uso de las TIC en los ámbitos Una modalidad de formación para apoyar la implantación de las
educativos. Todo ello sin mencionar las jornadas, seminarios, en­ TIC en los centros es la que, con financiación mixta, se oferta a par­
tir de la firma de «convenios de colaboración» entre instituciones
cuentros y congresos cuyo hilo conductor no es otro que el de «re­
públicas y privadas. A modo de ejemplo tomamos la reciente reedi­
flexionar» sobre la integración de las T IC en la institución escolar,
eventos que en la mayoría de los casos están financiados, total o par­ ción del convenio entre el Ministerio de Educación y la Asociación
cialmente, por las grandes empresas del sector.40 La asistencia a estas de Editores de Diarios Españoles (AEDE), que resalta la formación
convocatorias se convierte, al menos administrativamente, en horas del profesorado y la promoción de la lectura entre los escolares.42
de formación del profesorado computable en créditos. Según el res­ En la edición de 2006, el curso lo organizó el diario El País, contan­
do con «periodistas en activo de distintos periódicos y revistas».
ponsable del CNICE, durante el curso 2004-2005 más de 16.000 pro­
Este ramillete de profesionales trataron de mostrar a 40 profesores
fesores recibieron, desde esta institución, algún tipo de formación so­
y profesoras de educación infantil y primaria «las posibilidades de
bre las TIC en formato on-line. A l revisar los portales educativos,
sobre todo los de las consejerías de educación de las C C.A A ,, se des­ la prensa escrita para, por ejemplo, fomentar la lectura. Y les espo­
learon para que enseñen a sus alumnos a desarrollar juicios críticos
cubren los cientos de cursos ofertados sobre estas temáticas a su per­
ante los distintos medios que manejan a diario»,43 Recordemos que
sonal docente en las diferentes etapas. En unos casos la propuesta del
este convenio se inserta en la campaña que diversas instituciones, li­
curso requiere estar presente en él y las más de las veces es a distancia
deradas por el Ministerio, han emprendido en torno al fomento de
con el apoyo de alguna plataforma digital; en unos casos la oferta está
diseñada por los poderes públicos y en otros muchos simplemente se
reconoce/homologa la propuesta privada de formación. 41 A modo de ejemplo citamos dos asociaciones en las que, si bien su objetivo prio­
ritario no es la formación, de hecho operan casi como plataformas de la misma, al mismo
tiempo que facilitan el intercambio horizontal de experiencias y materiales: Asociación
para el Desarrollo de la Informática Educaciva (ADIE, http://www.adic es) y Red Ibe­
40. Un octubre de 2005, cuando aún faltaban varias semanas para celebrarse el con­
roamericana de Informática Educativa (RIBIE, http://lstn dei uc pt/ribie/pt)
greso Educared, convocado por la Fundación Telefónica, ya se había registrado más de 42 En los años ochenta, a esta iniciativa de trabajo escolar se le llamaba Programa
I 500 inscripciones En América Latina cientos de profesores actualizan su formación
Prensa-Escuela
en métodos de enseñanza o técnicas de evaluación a través de un canal patrocinado por
43. Nota de la redacción do III País, 19-9-2003,
la Organización Cisneros y AOL

104 105
la lectura. De manera que, sin necesidad de ser maliciosos, el propio Europea), que se propone «herm anar- a miles de centros escola­
Ministerio da pábulo a la idea según la cual sus propias instituciones res de toda Europa. El objetivo educativo de la acción «es pro­
son incapaces de formar al profesorado para animar y fomentar la porcionar una dimensión europea de carácter m ultilingiie y m ul­
lectura entre sus alumnos, propósito que sí conseguirán los «profe­ ticultural a través de las T IC a la educación" (Mercadal O rfila,
sionales» externos a la escuela mediante conferencias y materiales 2004: 6). No podemos detenernos en más detalles y por tanto nos
curriculares que difundirán gratuitamente. Por cierto, ¿qué tipo de remitimos a la abundante información recogida en la del
juicio crítico alentarán estos periodistas frente a sus propias crea­ proyecto. S í nos parece oportuno resaltar que la iniciativa siem ­
ciones? pre ha de p artir de uno o más profesores de los centros que aspi­
Por otra parte, todos los portales educativos tienen un espacio ran a herm anarse y, en segundo lugar, involucra al profesorado en
dedicado a los foros, unas veces para hablar de los asuntos más pe­ una interesante dinám ica de formación en el uso didáctico de las
regrinos, pero otras muchas abordan temas de calado pedagógico, TIC. Si entre el profesorado se consigue consolidar esta aproxi­
ya sea a propósito de la aplicación didáctica de las TIC o de cual­ mación a las tecnologías, sólo por esto casi habrá valido la pena el
quier otro asunto de actualidad. A veces, quizá más de las necesa­ enorme esfuerzo estratégico y financiero desplegado en torno al
rias, el foro se constituye en torno a una comunidad de usuarios de eTwinning.
una determinada aplicación informática, cuyo objetivo es clarificar
las dudas y socializar las posibles mejoras de dicha aplicación. Ese
0*
sería el caso de las plataformas de formación Aula Virtual, Moddle
y ahora de los blogs o el Foro Pedagógico de Internet, que en pos de
la «innovación pedagógica» promueven la Fundación Telefónica y la
Fundación Encuentro.4'1Con el propósito de trascender lo estricta­ i3ci*>CAwrBort
mente tecnológico y profundizar en la dimensión didáctica de las , SSFA&Qi__ __
tecnologías más avanzadas en un contexto socioeconómico predo­ ¿-3.JC&S. Ssvsr 3 iJT*
/***
minantemente rural y de pequeños centros escolares, se constituye tv»". un « fiJ# i/6i\
ísTjrfrwr#
el Foro Novadors, aglutinado en torno al portal Quaderns D igi- vi\ú tejVrá y <» I.n
tals.15Es un foro orientado a «com partir entre colegas» información y páttigfñáf
sobre la actualidad educativa de la comarca, publicar en soporte d i­ i c . c lir ír tríe•.'■‘ií.'iix áí» ¿a
gital artículos relevantes y cooperaren el desarrollo de materiales y «¿roporw zAJoázr'. «mpccir -a i ,*¿á\
s-wtmra sesMarema»
experiencias pedagógicas innovadoras. Lo más llamativo de este ¿ .C u iif e s M b s f <lJñ:'l
¿W'X
portal es que, pese a que lo mantiene un núcleo muy reducido de •y* fFivttíaj;» •:
txspaúlvtis*‘***¿
profesorado, recibe mensualmente miles de visitas y de descargas ¿•4 í I h A-dstt IjT.í.jh i»:- lifr • «.»ífí| X,
de los documentos que aloja. r»>rs' d. v» ~uíi.£í;¡
La «filosofía» de la creación de com unidades educativas a tra­ 207:
oí Espado
vés de Internet se sintetiza perfectamente en la acción eTwinning fO 5} te -» » *•*.*?>•¿v-H-vyf•*»i*t *!?-
(acción integrada en el program a eLearning de la Com isión 45
Figura 2 1. Fragmento tomado de http://etwinn¡ng.cnicc mee es/

Participando de estos principios, también promovidos priorita-


44. Se accede al foro desde http://vnvw.cducared.ncr/InnOvaciónPcdagogica/
ñámente por el profesorado, citaremos las «comunidades de apren-
45. Accesible desde lutp://www.quadernsdigitals nct.

107
106
dizaje» o «comunidades virtuales de aprendizaje».40 Aunque el im­
pulso inicial suele surgir por medio del profesorado, realmente la
condición de posibilidad de estas experiencias es el potencial comu­
nicativo exhibido por las tecnologías y, en particular, por Internet,
El objetivo que inspira a estas comunidades no puede ser más am­
bicioso: «La transformación social y cultural de un centro educati­ •a
vo y su entorno, basada en el aprendizaje dialógico» (Flecha, Padrós
y Puigdellívol, 2003: 5), un diálogo entre todos los agentes que
constituyen la comunidad, no sólo de alumnos y profesores, por­
que todos son corresponsables del proceso «catalizado» a través del
viejo centro escolar, obviamente desbordando su configuración or­
ganizativa. Internet es la herramienta que propicia el diálogo entre
las partes a través de sus múltiples aplicaciones: foros, cbats, ‘wiki,
o:\
edublogs, etcétera,. Lo importante es seleccionar adecuadamente
cada uno de estos recursos en función de si se trata de una tutoría,
la enseñanza de inglés o matemáticas o de si es una actividad de for­
mación del profesorado u orientada a la resolución de conflictos,47
Las comunidades, término tan próximo al de «comunicación»,
que hoy surgen por doquier alentadas por el mercado y las tecnolo­
gías, como advierte Bauman (2005:101), no deben confundirse con
la communitas, que es el ámbito de lo espontáneo y anárquico ex­
cluido del orden de la societas. Q uizá por su proximidad a ésta y la
j: asimilación a la dimensión comunicativa de los m edios tecnológi­
cos, se fomentan las comunidades hasta en el ámbito educativo. Sin
!i..
embargo, la dimensión comunicativa no es más que una de las que
' sirven de fundamento a las comunidades, pero es precisamente la
que esgrimen quienes tienen m ayores intereses en las otras dimen­
siones, justo las que se han apropiado de los poderes privados, aun
r. siendo éstos un espacio público como el que ocupan las comunida­
fc , des de aprendizaje. En definitiva y para concluir, la arquitectura va-

j:-- 46. Una experiencia centrada en el ámbito universitario es la comunidad INTL 2.0,
cuyo objetivo principal es mejorar el aprendizaje de los estudiantes a partir del princi­
h; pio «aprender haciendo y colaborando». Véase en http://rudnct 1blogs .es
47. Algunos portales en los que se puede encontrar abundante documentación so­
h). bre estas comunidades de aprendizaje y las experiencias que ya existen en distintas
CC.AA., son los siguientes: httpr/Avww.comunidadcsdcaprendizajc net y http://in-
í:'\ nova.usal es/courses/CL3790/. El programa World Links, financiado por el Banco
Mundial, promueve comunidades de aprendizaje como las aquí descritas en 22 países
de tres continentes.

108 •’íSSSM
riable de estas comunidades construidas en torno a internet es tan
variada que resulta difícil valorar su alcance y potencial educativo,
aunque sí parece que cabría ejercer una m ayor atención desde las
políticas públicas a la proliferación de las llamadas «comunidades
de aprendizaje» v al tipo de participación que practican, pues en
ellas «están comprometidos el acceso, la intimidad, la mercadotec­
nia y otros factores», por lo que al decidir sobre ellas se lia de tener
«plena conciencia de que sus probables efectos serán diferentes —y
más ambivalentes— de lo que podríamos suponer o esperar» (Bur-
bules y Callister, 2001: 290).

4. Asunción de los nuevos sistemas de gestión

Una de las áreas en la que las TIC se están integrando más intensa­
mente y de la que, paradójicamente, menos se habla es la de la ges­
tión de/en las organizaciones. Y, por supuesto, también de las orga­
nizaciones escolares públicas y privadas, como veremos enseguida.
Estamos ante lo que en otros ámbitos se conoce y estudia como el
«paradigma de la Nueva Gestión Pública» (NGP). Por tal hemos de
entender «la emergente gestión en R ed vinculada a una cultura tec-
nocrática, de la mano de las nuevas tecnologías de la información, y
de una cultura empresarial» que se aprovecha del antiburocratismo
eficientista auspiciado por el neoliberalismo (Ramio Matas, 2005:
88), La tendencia a externalizar servicios está presente tanto en las
administraciones como en los centros y en las diferentes instancias
que configuran el sistema escolar. Es más, uno de los indicadores de
«calidad» alude directamente a la cantidad de servicios on-line pres­
tados por la institución escolar. Pero el hecho de que determinadas
tareas burocráticas se realicen a través de medios informáticos no
significa que éstas se reduzcan, antes bien, se diversifican afectando
ahora a las tareas específicas del «saber hacer» del docente, de los di­
rectivos de centro e incluso de los discentes.48 Dado que sobre este
importante asunto volveremos más adelante, ahora revisaremos al­
gunas de las modalidades de aplicación de las TIC bajo el paradig­
ma NGP, que configuran esta forma de participación.4*

4S. El titular de un reportaje aparecido en el suplemento de educación de £/ Pms


(19-2-2007) no puede ser más elocuente: «La burocracia ahoga a los directores».

109
00,

4.1. La digitalización de la « burocracia v escolar


Las C C .A A ., haciendo uso de sus competencias plenas en este 00
ámbito, experimentan o tienen ya implantada alguna aplicación te­
El afán de implantar la e-Administración en todos los ámbitos de 00
lemática para la gestión de su Red de centros (véase la figura 2.2). Si
los servicios públicos ha llevado a redoblar los esfuerzos por en­
todas coinciden en impulsar la migración de la burocracia hacia los
contrar soluciones que también hagan viable la «ventanilla electró­ soportes electrónicos, no existe tanta coincidencia en otros aspectos
nica» en el sistema escolar, Con tal propósito, tanto la A dm inis­ de dicho proceso. Mientras en unas comunidades autónomas es
tración central como las autonómicas y locales están empleando obligatorio para los centros públicos adoptar el modelo digital de
importantes contingentes de recursos económicos y humanos para gestión, en otras no lo es o, al menos, no lo es aplicarlo íntegramen­ 0*.
que a través de la Red se puedan resolver muchas de las tareas de te. Respecto a los centros concertados también se observa dispari­
gestión ordinaria en los centros: realización de los horarios, conta­ 0*.
dad de criterio, pues en unas comunidades no tienen obligación de
bilidad, boletín de notas, expedición de certificados, control de asis­ adoptar el sistema digital público, mientras que en otras es volunta­ 0*,
tencia, procedimientos disciplinares mediante comunicación directa rio únicamente para los centros privados no concertados. Una u 0
con las familias, gestión de la biblioteca, plan general de actividades, otra vía depende, como cabe suponer, de la orientación ideológica
orientación académica, evaluación, memoria de fin de curso, etcéte­ 0*-
del gobierno de cada comunidad autónoma. A esta impronta debe
ra. Las soluciones adoptadas son muy diversas: en unos casos la responder también que en algunas comunidades los que desarrollan
propia Administración es la que diseña la aplicación y en otros se las aplicaciones informáticas de gestión sean equipos propios, mien­ 00
opta por la contratación de servicios con empresas privadas o semi- tras que en otras se encarga el diseño y mantenimiento a empresas
públicas. Con una u otra solución, lo que aquí interesa resaltar es 0**.
externas.
cómo hoy la Administración ejerce un liderazgo preponderante en Unas comunidades desarrollan una misma aplicación con los as­ 0*
el fomento de la migración de los procesos de gestión más habitua­ pectos comunes de los centros de primaria y secundaria, mientras 00
les hacia los soportes digitales, con el propósito de automatizarlos y que otras prefieren diseñar aplicaciones específicas para cada etapa.
conferir mayor agilidad a los procedimientos. A esto, sin ningún gé­ 0*
Respecto a la implantación, la m ayoría de las comunidades inicia la
nero de duda, siempre se le debe dar la bienvenida, salvo cuando migración con los centros de secundaria y luego se sigue con los de 0\
cuestionan condiciones fundamentales de la ciudadanía y de la ins­ primaria, dato que no tiene nada de banal.. Se informatiza el mode­ 0\
titución escolar. lo más «académico» y luego se traslada al más «pedagógico», como
Por lo que se refiere al sistema escolar, la Adm inistración cen­ 0\
es el de infantil y primaria, sin que la dinámica de estos centros aca­
tral, a través del MEC, realiza notables esfuerzos en esta dirección. be de encajar en la rigidez de aquél. Por otra parte, el alojamiento de 0*
De hecho, desde hace tiempo el Ministerio tiene disponible una se­ las aplicaciones de gestión se puede localizar en el portal institucio­ 0 T\
rie de aplicaciones para este cometido, a las cuales pueden acceder nal de la consejería de educación o en otro dominio no siempre en­
tanto los centros que gestiona directamente el MEC como los au­ 0*
lazado con el portal principal. El acceso en todos los casos está res­
tonómicos que les interese la herramienta previa firma de conve­ tringido a los usuarios registrados, como es lógico, para salvar la 0*
nio. Listas para ser descargadas desde la web del CN ICE están las privacidad de los datos. Datos confidenciales que, por cierto, gene­ 00
aplicaciones de Gestión económica (Programa GECE 2000) y el de ran archivos y que como tales deberían estar declarados ante la
Gestión adm inistrativa y académica (Programa ESCUELA o el 0*.
Agencia Española de Protección de Datos, tal como exige la legisla­
IES 2000).w49 ción vigente. Sin embargo, salvo el MEC, que en este aspecto es 00
ejemplar, las C C .A A . siguen políticas un tanto desconcertantes al 0*\
respecto. Al visitar la web oficial de la Agencia, se descubre que no
¿0
hay un criterio común entre las CC.AA. en la configuración de los
49. Accesibles en litcp://gestioncentros cnice.mec.es ficheros y, en segundo lugar, se observa que hay m uy pocos archi- 00

110 111
vos declarados con el nombre de los centros.’ " Si tienen, en cambi dor escolar). En parecida situación se encuentra la Generalitat Va­
registrados los ficheros en los que se recogen datos de proveedore lenciana que, desde hace casi diez años, tiene operativo el programa
de concursos o del profesorado participante en actividades de foi de Gestión de Centros (GESCEN, que será sustituido por el (TA­
mación. ¿A qué se debe tal disparidad de criterio? CA), elaborado y mantenido por un equipo propio (ahora una em­
presa privada desarrolla la alternativa). Casi todos los centros pú­
blicos y concertados de la comunidad están conectados a la Red y,
por tanto, pueden operar con la citada aplicación. Sin embargo, no
todos emplean íntegramente el GESCEN, salvo en los ámbitos
obligados (por ejemplo la contabilidad y los expedientes académi­
cos) y en todo aquello con que les resulta más cómodo proceder con
esta herramienta. Por cierto, la Generalitat Valenciana, al igual que
algunos otros gobiernos autónomos, tiene contratadas para los cen­
tros dos redes con operadoras distintas, una para el sistema de ges­
tión y otra que califican de «educativa», porque conecta las aulas de
informática. Lo cual significa, entre otras cosas, que para contener
los costes — puesto que la factura la pagan los centros con cargo a su
presupuesto ordinario—, se contrata un ancho de banda de menor
velocidad (el mínimo son 512 KB y el máximo 4 MB).M
Otra variante autonómica de la gestión mecanizada es la del go­
bierno vasco, que únicamente afecta a los aspectos económicos de los
centros escolares. Mientras que la Generalitat de Catalunya, tras la
experiencia de años con otras herramientas menos potentes, puso en
marcha durante el curso 2004-2005 el SAGA para la gestión de ma­
trícula, contabilidad, asistencia y otros aspectos de la vida ordinaria
de su red de centros. En el marco de este proyecto está el WinPri
para la gestión de los centros de primaria y el WínSec para los de se­
Cada comunidad estampa su sello de identidad en el diseño y de­ cundaria. Con la participación de empresas externas y diversas he­
sarrollo de la aplicación informática con la que se debe gestionar su rramientas diferenciadas, es el modelo adoptado por la Consejería de
red de centros. Las variaciones son considerables y por ello aquí Educación de Madrid en la aplicación Gestión de Centros Educati­
sólo mencionaremos algunas de las aplicaciones recogidas en la fi­ vos, que ofrece a la comunidad escolar el tratamiento telemático de:
gura 2.2 sin otro ánimo que el de ilustrar cómo se configura esta for­ «Gestión económica», «Gestión administrativa», «Gestión de for­
ma de participación. Una de las aplicaciones es el GIR (Gestión In­ mación del profesorado» y «Gestión de títulos».
tegral en Red), desarrollado por el gobierno autónomo de Aragón y
que contempla tres ámbitos: admisión de alumnos, gestión acadé­ 51 Pero nada de esto se explica a los usuarios en el manual titulado U b itu i a so d e
mica y organizativa y la gestión económica (contabilidad v come-50* h n e m e l, que la Generalitat Valenciana distribuyó a todos los centros escolares poco
antes de las últimas elecciones autonómicas. Por lo que hemos de entender que las
"buenas prácticas» afectan a los usuarios y no tanto a los administradores. Quizá por
50 Dada la estructura de la información registrada, que no hayamos detectado los ello no se sienten interpelados cuando los equipos directivos tienen que gestionar un
ficheros no quiere decir, ni mucho menos, que no estén declarados ante la Agencia La presupuesto que no les alcanza para pagar la factura telefónica y, si lo hacen, dejan al
consulta la realizamos en enero de 2006 en la dirección http:/Av\viv.agpd es descubierto la del gas.

112 113
A tenor de lo expuesto es innegable el esfuerzo y la cantidad de U na vez más nos encontramos que las soluciones son tan varia­
recursos empeñados en la migración digital de las tareas burocráti­ das como lo permite la imaginación de los usuarios. En unos cen­
cas. Pero al mismo tiempo la pregunta resulta inevitable: ¿es pro­ tros los libros se registran en el inventario, como parte del equipa­
porcional el esfuerzo desplegado ante la eficiencia de los sistemas miento, pero si la aplicación informática de gestión lo permite, esto
se hace en soporte digital y si no en el clásico libro de registro. Las ¿m.,
aplicados? ¿Se han cuantificado los costes reales y de oportunidad
de una digitalización tan fragmentada? ¿Qué trámites administrati­ entradas y salidas se controlan mediante fichas o aplicaciones infor­
vos ha de realizar un alumno para continuar los estudios obligato­ máticas hechas por algún profesor del centro o adquiridas a empre­
rios en otra comunidad autónoma? Para muestra vaya este detalle: sas como Biblio3000.com, que ofrecen productos para la «gestión
en el procedimiento de admisión de alumnos, ni la Administración integral de las bibliotecas escolares». La reivindicación de los colec­
ni, menos aún, los equipos directivos del centro, pueden acceder tivos más sensibilizados con este problema se centra en la «automa­
electrónicamente a los ficheros del padrón, Hacienda o la Tesorería tización de las bibliotecas escolares», como sucede en el ABIES del
Ministerio de Educación y Ciencia, y algunas otras aplicaciones di­ 00.
de la Seguridad Social que corresponda a cada solicitud. Y la falta de
señadas o adquiridas por las distintas C C .A A . para su ámbito de 0*
conectividad entre las diferentes bases de datos se suple con «crea­
gestión.5' A todo esto, ¿tanta aplicación informática dedicada a la ges­
tividad» en las certificaciones cuando las plazas escolares ofertadas 0* \
tión de las bibliotecas escolares perm itirá visibilizar y poner en co­
son insuficientes.32 00
Al margen de la gestión administrativa y académica, hay otro mún la dotación bibliográfica de aquéllas?
0*.
ámbito importante en el que las TIC son especialmente útiles y no
tienen mayores contraindicaciones. Nos referimos a la gestión de las 00
bibliotecas escolares. Por supuesto, como otros, este espacio de tanto 42. El negocio de la gestión privada en la educación pública
00.
valor pedagógico queda relegado a un segundo plano ante las pres­
Al rebufo de la migración digital de las tareas administrativas y mu­ 00.
taciones de la Red. Según mantiene Gimeno Sacristán (2001: 70), la
chas de las pedagógicas, surgen y crecen numerosas empresas que
«Red por sí sola se convierte en conocimiento generalizado, algo que 00.
prestan asistencia técnica y de servicios a los centros, lo cual consti­
no le había ocurrido, ni de lejos, a la biblioteca». Es evidente que la 00.
tuye un nicho de negocio ya explotado por numerosas empresas
migración de los soportes impresos en papel a los digitales avanza a
que tratan de atender a esta demanda; lo difícil es conocer la cuota r^-
gran velocidad,5253pero esto no oculta el problema concreto de cómo
de mercado de cada una de ellas o el volumen de facturación. De he­
gestiona cada centro su pequeña biblioteca escolar, esté centralizada 00-
cho, pese a nuestro empeño, no hemos encontrado ningún informe
o distribuida por las aulas. 00
con datos sobre el grado de penetración en los centros o del nivel de
eficiencia alcanzado con las nuevas herramientas. Pero esta laguna
52. Hasta el curso 2004-2005 ninguna aplicación de las mencionadas permitía cru­
no significa un impedimento para que las empresas del sector con­
zar datos tan confidenciales como los de residencia, ingresos y situación laboral de los 00,
padres Y con las tecnologías disponibles no hay certificado en papel que resista un pe­ soliden su cuota de negocio con toda suerte de reclamos, como el de
queño retoque estéticamente imperceptible. Por esta razón, a lo largo del curso 2005- la «calidad total». En este caso la solución integral nos la ofrece
2006 varios padres tuvieron que acudir a los juzgados como imputados por falsifica­ EduExcellence Education Sofía are, cuya aplicación resuelve desde
ción de documento público, aunque habían logrado que sus hijos entraran en el centro la gestión de «los incentivos y motivación del equipo docente» y la
deseado, concertado, por supuesto Según la nota de prensa la Fiscalía estudia, sólo en
la ciudad de Valencia, 17 casos más (Levaiiw-EM V , 1-3-2006)
53. En respuesta al anuncio de Google de digitalizar 15 millones de libros, la Comi­ 54. Entre las organizaciones más preocupadas por este problema están, incluido el
sión Europea puso en marcha el proyecto Biblioteca Digital Europea para que en 2010 se propio Ministerio de Educación que convoco los Encuentros Nacionales de Bibliote­
puedan consultar en la Red —http://www.thecuropeanlibrary.org— 6 millones de libros cas Escolares, la Sociedad Española de Documentación e Información Científica (SE-
(El País, 3-3-2006). Por otro lado, la Biblioteca Virtual Cervantes del Instituto Cervantes D1C) o la Fundación Germán Sánchez Ruipérez
recibió, en el mes de febrero de 2006, nueve millones de consultas (El País, 8-3-2006).
115
114
«corrección automática de test», hasta los «comunicados SMS» o Una de las empresas que cabe mencionar es Plan Alfa, fundada
los archivos con los «informes de comportamiento» de los alum­ en 1985 por la FERE, el Arzobispado de Madrid, CO NCAPA,
nos.5'1 N ada de cuanto sucede en los centros, según prometen, que­ Edelvives, Marianistas, etcétera, cuya «misión es la introducción,
da fuera de esta herramienta digital de gestión y, por tanto, de la fomento y desarrollo ele las nuevas tecnologías en el ámbito religio­
certeza de obtener el «certificado de calidad» para el centro que so y educativo, en España v el mundo».57 Conforme a este ideario y
aplique su producto. bajo el eslogan «Dale un valor añadido a la enseñanza de tu centro»,
Una de las empresas del sector con m ayor implantación es Cos- esta empresa ofrece dos productos: AGE (Alfa Gestión Escolar)
pa S.A., que ofrece, entre otros, servicios como el Sistema de gestión con aplicaciones parala facturación, evaluación, administración, ac­
de centros docentes (SIGMA) o el Servicio de evaluación mecaniza­ tas, boletines y expedientes de notas. El segundo producto ofertado
da. De éste se dice, en la web promocional, que «libera a los docen­ es el ICE (Intranet de Centros Educativos), que conecta a las familias
tes de la realización de tediosos trabajos burocráticos permitiéndo­ con el centro para permitirles «el seguimiento diario de la evolución
les centrarse en su actividad académica».56 ¡Como si la evaluación académica de los alumnos» a través de tutorías, acceso a notas, bo­
no fuera académica! Cospa S.A está implantada en centros privados letines informativos, seguimiento de las evaluaciones, etcétera.. La
y concertados, confesionales o no. Otra empresa de parecidas ca­ oferta de promoción de ambos productos es de 399 euros y, ade­
racterísticas es Aplicaciones Informáticas a la Docencia S.A., espe­ más, para el curso 2005-2006, sería gratuito el mantenimiento del
cializada en procesar las notas y realizar los boletines que luego en­ sistema.
tregan a los padres de los alumnos. En la misma línea estaría la Con un enfoque menos gerencialista y más acorde con los tiem­
empresa Adossis, S.A., sistemas informáticos, que oferta a las auto­ pos que corren, está el Proyecto Edugés, promovido por la patronal
ridades educativas productos como los siguientes: Generador de de la enseñanza privada Confederación Educación y Gestión, con la
horarios y grupos, Organizador de exámenes, Gestión de centros, colaboración de la empresa Tecnología Banesto.53 El proyecto se
Gestión de bibliotecas y, cómo no, pueden disponer de una «demo» propone desarrollar un «modelo de implantación y gestión de la ca­
para cotejar la eficiencia de las aplicaciones ofertadas. lidad y mejora continua en centros educativos», para que éstos pue­
La patronal de la enseñanza privada, como no podía ser de otro dan obtener el certificado de calidad conforme a la Norma ISO y al
modo, también ha entrado en el mercado de las herramientas infor­ Modelo EFQM. El modelo se diseña con dos objetivos prioritarios:
máticas para la gestión digital de los centros. Llama la atención que, «Garantizar la eficacia en la gestión del centro» y «asegurar que el
al igual que sucede en la pública, la digitalización genere tanta frag­ producto/servicio ofertado maximiza la satisfacción del “cliente”».
mentación en cuanto a la oferta de sistemas de gestión, sobre todo si Están implicados en este proyecto 501 colegios, algunos localizados
tenemos en cuenta lo formalizadas que están las tareas que se deben en países latinoamericanos y, de todos ellos, 175 ya han conseguido
realizar en los centros a propósito de la contabilidad, la gestión de el certificado de calidad que exhiben en sus web respectivas.
expedientes académicos o de los boletines de notas. En cualquier
caso, aquí nos referiremos únicamente a dos ofertas de estos siste­
mas que, aunque están patrocinados por la patronal de la enseñanza 4.3. La máquina que persigue a los insumisos
privada, algunos de sus productos se ponen a disposición de cual­
quier tipo de centro escolar, porque tampoco en este ámbito el ne­ Hemos dejado para el final un ingenioso artefacto tecnológico que
gocio repara en credos religiosos. se expande a buen ritmo, sobre todo en los institutos del Estado Si

55. En http://www.cducxccllence.cs/, 57. En http://w\vw.planalfa.es/gesc¡on/gescolai'.litm


56, En litcp://cospa es 5S. E.n http://www.cduges.es/default.asp

116 117
este ingenio es curioso, no lo son menos los nombres coloquiales
con los que se le conoce en las distintas comunidades autónomas;
en la valenciana se le llama «camagotchi», en la andaluza «chivato»
y en la de Madrid «comecoeos». Es una tecnología que se difunde al
rebufo de la cortina de humo tejida con los temas de «la conflictivi-
dad en las aulas», los «objetores escolares», el «absentismo escolar»
o el «acoso». Al amparo de este discurso surgen aplicaciones tecno­
lógicas que ponen en conocimiento de unos agentes escolares lo que
hacen o dejan de hacer los otros, y los alumnos no son los únicos
controlados. La empresa Esentia, bajo el eslogan «Comunicación
global para el sector educativo», presenta su producto MentorVox,
que en 2007 se aspira a colocar en más de 1.200 colegios. Se trata de
un sistema que gestiona tanto las comunicaciones entre profesores,
tutores, padres y alumnos a través de Internet y telefonía móvil
como las bases de datos producidas en la actividad académica diaria
(faltas, notas, informes psicopedagógicos, exámenes, etcétera.).. La
«filosofía» que subyace a esta aplicación la resumen así: «Cuando
educar es una responsabilidad com partida... comunicar se convier­
te en una necesidad».39
Uno de los productos más consolidados en el mercado es el Sis­
tema de Gestión Docente (SGD),5960 tecnología desarrollada por la
empresa TECN AUSA, con dom icilio social en Elche (Alicante).
Cada miembro del claustro dispone de una «Unidad personal» (vie­
ne a ser como una agenda electrónica), en la que se activan diversas
aplicaciones, por ejemplo la lista de alumnos de un grupo para así
poder anotar las faltas de asistencia, de disciplina o las notas. El soft­
ware del terminal que maneja cada profesor requiere identificar a
quien introduce los datos y presenta un interfaz amigable. De ma­
nera que si se trata de anotar alguna incidencia disciplinar, aparece
en la pantalla una serie de colores con un significado muy preciso:
negro, «Falta de asistencia»; azul claro, «Falta justificada»; rojo,
«Expulsión»; rosa, «Amonestación» y así hasta 12 colores. Con

59. En http://\vww mcntorvox.com


60. De este sistema se dice que «es la más moderna y eficaz herramienta docente,
diseñada para impedir y solucionar graves problemas existentes en casi todos los cen­
tros de enseñanza, que hasta ahora eran imposible resolver por los sistemas tradicio­
nales inevitablemente ineficaces o excesivamente laboriosos». Véase http://www.tcc-
nausa.com.

118
pulsar uno ele ellos es suficiente para registrar la leyenda asociada a!
color en el archivo que el sistema genera por cada alumno. Los da­ i**,
tos introducidos desde el terminal de cada profesor se transfieren a
la «Unidad central»», que los procesa y ordena para que tanto el pro­
fesorado como los padres, previa identificación electrónica, accedan
a ellos casi en tiempo real. Así los padres pueden saber si su hijo ha
asistido o no a clase, las notas de la evaluación o el motivo de u n ex­
pediente disciplinar a través de la web, del correo electrónico o del
teléfono de voz y de mensajería; todo depende del tipo de contrato
que el centro haya firmado con la empresa.

0^

0*\
¡*s*\
/**-,

Figura 2 3. Panel en el que se colocan los terminales para descargar


los datos introducidos por cada profesor.

La orientación comercial de este producto es facilitar el control


de los problemas de indisciplina de los alumnos y agilizar la comu­
nicación individualizada de las incidencias a los padres de los alum­
nos. La instalación del equipo, con el software adecuado y la página
web sobre la que se vierte la información, tiene un coste aproxima­
do de 9.000 euros para un instituto de dos líneas de ESO y bachille-

119
s*.-
rato. El precio final, como cabe imaginar, depende del número de
profesores/terminal y de la cantidad de servicios contratados. Pol­ la realización de una tabla en educación física o controlar desde la
lo que se refiere al coste operativo, sobre todo si interviene alguna sala de profesores los intentos de resolución de un problema por
modalidad de las telecomunicaciones, obviamente éste recae sobre parte de los alumnos, ya es perfectamente posible/”
los padres. En cualquier caso la factura no debe resultar onerosa De modo que la tecnología ya está presente en la institución es
para los centros escolares, dada la rapidez con la que se expande el colar y, pese a los recelos que aún despierta, comienza a generali­
producto. La primera semana de septiembre de 2005, según pudi­ zarse. Ahora sólo hace falta saber cómo va a repercutir todo ello en
mos comprobar en la web de la empresa, al menos 176 centros te­ la mejora de la gestión y del funcionamiento organizativo de los
nían el «tamagotchi»/'1 Ahora bien, es imposible calcular cuántos centros. Por cierto, ¿cómo deberá ser la aplicación informática que
centros más hay con esta tecnología, pues al tener un contrato par­ consiga crear unos horarios que satisfagan por igual a todos los
cial no aparecen en la web de la SGD y por tanto no están contabi­ miembros de un claustro? La solución tal vez ya esté inventada por
lizados. la empresa Peñalara Software: su G HC 2006 es un «G enerador de
La mayoría de los clientes que aparece en esta página web son horarios semanales óptimos». Para despejar cualquier duda, se dice
centros públicos — institutos sobre todo, no en vano uno de ellos que su utilidad será tanto m ayor «cuanto más difícil sea encontrar
sirve como banco de pruebas para el desarrollo de la SGD— perte­ combinaciones viables y satisfactorias»/’1 Lina duda razonable se­
necientes, en desigual proporción, a las distintas comunidades autó­ ría, ¿logrará esta herramienta aplicar el criterio de categoría y anti­
nomas. Pese a su rápida difusión, esta herramienta aún despierta güedad entre la plantilla de un claustro en la distribución de la do­
demasiadas reticencias entre el profesorado, dado que no es dema­ cencia, eliminando así los conflictos que surgen cada año en los
siado segura en cuanto a la protección de datos personales, amén de centros por este asunto? ¿El hecho de que las familias estén «conec­
simplificar tareas tan complejas y educativas como la tutoría, por tadas», por medio de Internet o de SMS, mejoraría su implicación
ejemplo. Pero ésta también es la razón esgrimida por otro sector del en la vida y en el funcionamiento de los centros? ¿La conexión ser­
profesorado que saluda con entusiasm o la llegada de estas tecnolo­
virá para controlar los deslices de los escolares o contribuirá a recu­
gías, porque creen que Ies libera de las tareas más rutinarias y te­
perar la comunicación entre los actores de la institución escolar?
diosas.
De los ejemplos recogidos en los apartados precedentes se des­
prende que la «gestión telemática» del proceso de enseñanza-apren­
dizaje (organizativo y curricular) ya está en marcha; ahora sólo hace
falta adecuar las soluciones tecnológicas. En esa dirección se enca­
minan proyectos en los que se ensaya con tecnologías portátiles
(móvil, cámaras digitales, Pocket PC y agendas electrónicas, entre
otros), interconectados mediante redes inalámbricas/’3 De suerte
que un acto de indisciplina o agresión en el patio, la ausencia injus­
tificada de un alumno o profesor, el seguimiento pormenorizado de

6!. En lmp://ww>v sgdweb com (consultado ti i 7-5-2006)


62 En esta dirección van los ensayos auspiciados por el Plan Alfa. Véase en
63. Reportaje aparecido en el suplemento Ci/nrp&'ii (£/ P<u'$, 10-4-2003)
lutp://www.planalfa es. 64 En http://w\vw peñalara com

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Capítulo 3

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ilSH El espectáculo, que es el desvanecimiento de la distinción entre el
yo y el mundo por destrucción del yo asediado por la presencia-ausen­ >5*
cia del mundo, es también el desvanecimiento de la distinción entre lo
•^ i verdadero y lo falso por represión de toda verdad vivida en beneficio
de la presencia real de la falsedad que garantiza la organización de las
apariencias.
¡0**,
D ebord ( 2005 : 174)

1. Aprender concursando /***'•

Es posible que participando en concursos, sean del tipo que sean,


no se aprenda demasiado, pero desde luego sí brindan una buena
ocasión para socializarse con un corolario ideológico m uy acorde
con los tiempos que corren. Es lo que R i viere (2003: 129 y ss.) cali­
fica como la «espectacularización de los contenidos mediáticos»,
convertida y a en el género hegemónico asumido por todos los me­
dios, incluido Internet. En la misma línea Chom sky (2001: 33 y ss .)
mantiene que, en gran medida, tanto la escuela como los medios de
comunicación y la cultura popular están empeñados en imponer
formatos de entretenimiento que favorezcan a los poderes estable­
cidos. Emerge así un modelo que «está vacío y que sólo nos mueve t\
a amoldarnos al sistema y a actuar ante todo por razones emociona­ 0*.
les o impulsivas. Y el impulso que está en juego es el de consumir
00
más, el de ser buenos consumidores». Por supuesto, la impronta de
la espectacularidad y el entretenimiento no sólo está presente en

123 00
casi todas las modalidades de «concurso»- escolar, sino que también «listillo es el héroe de la cultura infantil subversiva». Esta forma de
la encontrarnos en el resto de formas de participación reseñadas en participar en la SI se sustenta y retroalimenta en un conjunto de ac­
este capítulo. La relación entre los concursos y el ideario mercanti- tividades que clasificamos en torno a dos modalidades: los festivales
lista es más que evidente; sólo hace falta desentrañar el trasfondo de y los concursos en la Red.
los mensajes que promocionan estas iniciativas y advertir, ponga­
mos por caso, que el «prem io» no es más que una inducción para i1
embarcarse en nuevas variantes de consumo. 1,1. De festival en festival
En la escuela, tal vez por aquella idea de motivar a los estudian­
tes, se fomenta con notable empeño la participación en toda suerte Un modo de introducirse en el conocimiento y manejo de las TIC
de concursos y competiciones. Tan amplio es el espectro de activi- ; es participando en festivales de cine, luego de vídeo y ahora en fes­
dades inspiradas en este principio que resulta materialmente im po -: tivales virtuales en la Red, a los que concurren cortos elaborados en
sible recogerlas todas en estas páginas. El espectro recorre desde la las aulas. H ay muchos concursos de esta naturaleza dentro y fuera
Olimpiada de las Matemáticas hasta el concurso de dibujo en la ono-:; de nuestras fronteras, aunque no tantos consiguen mantenerse en el
mástica del Rey, pasando por el que patrocina la Obra Social «la : tiempo. También es significativa la diversidad de planteamientos
Caixa» para Jóvenes con valores1 o el concurso de cuentos que con­ que subyacen a cada uno de ellos; en unos prevalece la dimensión
voca Radio N acional de España junto a la Fundación Crecer jugan­ competitiva, en otros la de formación, y no faltan los que no logran
do bajo la advocación «Un juguete, una ilusión».2 Por esta razón ir mucho más allá de la simple exhibición para consumo de padres y
sólo nos ocuparemos de aquellos que ponen a prueba el dominio de familiares de los alumnos. El festival Cinevideoscuola de Bérgamo
las TIC, admitiendo que este criterio también es impreciso como lo \ (Italia) se planteaba como la ocasión para que el profesorado pre­
demuestra, por ejemplo, el concurso de ensayos convocado por el sentara los trabajos realizados durante el curso con sus alumnos,
Banco de España que requiere búsquedas en Internet, y cuyo pre­ puesto que el énfasis estaba en la formación del profesorado y en el
mio consiste en un lote de ordenadores para el instituto ganador.3 : intercambio de experiencias entre docentes, mientras que en festi­
Nos centraremos, por tanto, en aquellos concursos que promueven vales como el de Youki, que se celebra en Wels (Austria), promovi­
actividades centradas en alguna tecnología. do por el M inisterio de Educación, se quiere mostrar los trabajos
El ideario que subyace a la m ayoría de estos concursos no es otro audiovisuales de los escolares producidos en el marco del programa
que el articulado en torno al individualismo, la compe ti tividad, el de alfabetización en medios de comunicación.4 En Tampere (Fin­
riesgo y el hecho de transferir valor añadido a una actividad en caso landia) se celebra el festival Videotivoli, sin más pretensiones que la
de obtener algún premio. Así se refuerza la idea según la cual el va­ de mostrar los cortos realizados por los escolares en las aulas junto
lor de una actividad es ajeno a la propia actividad y a la institución a los producidos por los jóvenes en ámbitos no escolares, como los
que la acoge (el valor de cambio, frente al de uso, adquiere la máxi­ centros culturales, asociaciones juveniles o centros de iniciación a la
ma significación), incorporando así nuevas fuentes de legitimación expresión audiovisual.1 Por otro lado, a tenor de las dimensiones
de las actividades escolares. En este contexto, según mantiene Kin- adquiridas por la sección escolar del Cinema Jove, éste no puede ir
cheloe (2000: 60 y ss.), al «niño listillo», al ganador, se le presenta mucho más allá del componente competitivo inherente a todo festi­
como prototipo para las clases medias porque, concluye el autor, el val, aunque su programación se completa con mesas redondas y
conferencias con las que se fomenta la reflexión didáctica a propó-

I Consultado en http://www.laCaixa.es/ObraSocial.
2. Consultado en lutp:/Avww.unjugueteunailusi0n.com 4 Véase en h t tp://wvvw. y o u k i.a t
3. Información disponible en http://aulavircual.bdc.es. 5. Véase en http://www.videotivoli.fi

125
sito de la producción de relatos audiovisuales en las aulas v, las más Ahora bien, los vídeos y cortos producidos en estas circunstan­
de las veces, fuera de éstas. cias, tal como ya se ha señalado, no van sólo a Cinema jove, sino
Aunque sea brevemente nos detendremos un poco más en el Fes­ que la mayoría participa en otros festivales y muestras de «vídeo es­
tival Internacional de Cine Cinema Jove de Valencia, que con la edi­ colar». H ay muchas ocasiones para hacerlo, aunque con plantea­
ción de 2005 cumplió veinte años, sin duda el más antiguo de España mientos y formatos de desarrollo muy diferentes, como ya se ha se­
y sin demasiados ejemplos vivos en el resto de la Europa comunita­ ñalado. A quí sólo mencionaremos algunas de esas citas. Por su
ria. Pues bien, este festival tiene una sección oficial que se llama En­ relevancia cabe destacar el Festival Internacional de Televisión, que
cuentro audiovisual de jóvenes, a la que pueden enviar sus cortos cada año se celebra en Barcelona, convocado por el Observatorio
los escolares españoles de cualquier nivel del sistema educativo o Europeo de la Televisión Infantil en colaboración con el Servicio de
asociaciones culturales, siempre que sean menores de 22 años. En la Medios Audiovisuales de la Generalitat de Catalunya y ahora Ser­
edición de 2005 se presentaron a esta sección 151 cortos, que pro­ vicio de Proyectos TIC en Educación/ Una de las secciones de este
venían de todas las comunidades autónomas; la única que faltó a la festival acoge «las películas y producciones hechas por niños y es­
cita fue la de Canarias. Las comunidades con más obras presentadas tudiantes de audiovisuales» de cualquier parte del mundo. Con ca­
fueron las de Madrid, Catalunya y Valencia, Las producciones que rácter más local se puede citar el Encuentro de la imagen, que orga­
concursaron provenían de 94 centros de todos los niveles educati­ niza la Consejería de Educación y Cultura de M urcia, y que otorga
vos, desde infantil hasta la Universidad, pasando por los que impar­ los Premios Meninas a las mejores producciones audiovisuales rea­
ten el ciclo formativo de grado superior de imagen y sonido. De to­ lizadas en los centros de secundaria de esta comunidad autónoma.*
dos estos centros, el 16 % pertenecía al sector privado y el resto a la M uy semejante a éste es la M uestra de Cortos Escolares que, para su
Red pública, y los de secundaria eran, con diferencia, los que más ámbito territorial, organiza la Consejería de Educación, Cultura y
producciones presentaban,. Deportes del gobierno de Canarias. Si las producciones han sido
El hecho de que los centros de secundaria sean los más prolíficos realizadas en valenciano/catalán, entonces pueden concurrir a IN- ,ít\
se explica porque en su currículo cuentan con m ayor presencia de QUIET: Festival de Cinema en Valencia, que se organiza en la loca­
«contenidos tecnológicos», además de asignaturas optativas y talle­ lidad de Picassent (Valencia).*' Una asociación cultural de cinefilos
res sobre fotografía, vídeo, cine, informática, prensa e incluso radio. mantiene desde hace diez años la convocatoria del Festival la Fila,
En cada comunidad autónoma estas asignaturas se denominan de en Valladolid, donde se dan cita producciones escolares nacionales e
maneras diferentes: «Expresión audiovisual», «Comunicación au­ /*>'•’
internacionales.10 También en M adrid una asociación de profesores,
diovisual», «Imagen y publicidad», «Lenguaje del cine», etcétera. En liderada desde el IES García Morato, convoca cada año el Festival /»•-. '
suma, son espacios curriculares que propician la ejecución de pro­ Muvin, y una productora de cine organiza anualmente en esa ciu­ {**■■■■
yectos como el de realizar un corto para presentarlo a alguno de los dad el FICI. En Barcelona, promovido por la Universitat Pompeu
festivales existentes, admitiendo que ésta será, en más ocasiones de las Fabra y la Asociación de Televisión Educativa Iberoamericana, se
deseables, la principal motivación del proyecto. Al margen de estos convoca cada año el Festival Educlip, con producciones escolares ,«aN
espacios curriculares, como actividad complementaría se articula la de pequeño formato realizadas en cualquier C C .A A .
participación en proyectos externos que se proponen la introduc­ Un poco más restringido es el programa de producción audiovi­
ción a la creación audiovisual o cinematográfica.6* sual para escolares patrocinado por Panasonic. El programa se 11a-

{M*
7. Las bases se pueden consultar en lucp:/Avviv.oeti org.
6. Éste sería el caso, por ejemplo, del proyecto d u e r n a cu ctirs que organiza para 8 Véase en http://www.cducarm. es.
centros de primaria y secundaria la asociación A Bao A Qu, con ci patrocinio de la Gc- 9. Véase en http://wwxv.mquicc.org.
neralitat de Catalunya (hctp://www.cinemacncurs org). 10 Véase en littp://uscrs servicios rctccal.es/cinc-Iafila ***

126 127 r 1"'


ma KWN: Kid Witness News, puesto en marcha en EE.UU en 1991, vcctados al público. Los autores de los trabajos seleccionados ten­
extendie'ndose luego a otros países entre los que está el nuestro. Pa­ drán un premio, además de ver su obra en las pantallas. Éste es el
nasonic España convoca un festival al que concurren exclusivamen­ formato adoptado por Ciak Júnior, fruto de la colaboración entre la
te las producciones realizadas en los centros inscritos en el progra­ asociación cultural Alcuni, el Ministerio de Educación italiano v
ma KWN: Jóvenes Reporteros, como aquí se llama. Los cortos que Canale 5, que emitía estas producciones.1'' Con el paso de los años
ganan en la lase nacional concurren luego al festival internacional y ahora va con el apoyo de la UNESCO, la experiencia tiene dimen­
que anualmente se celebra en alguna ciudad del mundo. Ahora bien, sión internacional; de hecho en la edición de 2003 participaron pro­
al programa sólo se pueden inscribir 10 centros, públicos y priva­ ducciones de 16 países de tres continentes. Las obras nacionales se­
dos, de aquellas comunidades autónomas con las que hay firmado leccionadas concurren al Festival Internacional Ciak Júnior que
un convenio, que de momento son las de Catalunya, Madrid y An­ cada m ayo se celebra en la ciudad italiana de Treviso. Luego, el pal­
dalucía. En total, pues, son 30 centros los que participan con una o mares de las producciones premiadas lo emiten los canales naciona­
más producciones, y a los cuales Panasonic España ha dotado con les de televisión asociados al proyecto. En el caso de España, du­
un equipo básico de producción digital, además de un curso básico rante algunos años quien colaboró fue Tele 5 y ahora continúa con
al profesorado sobre cómo manejar el equipo y unas unidades di­ la experiencia una emisora local de cable como es Canal Terrassa.
dácticas con los rudimentos del lenguaje audiovisual. Tanto en la fase En un formato muy parecido, aunque sin el festival final que re­
nacional como en la internacional del concurso, los galardones van fuerza la dimensión competitiva, se desarrolla el Programa Escuela
al «M ejor guión», «M ejor técnica» y «M ejor trabajo en equipo». y Medios, que mantiene el M inisterio de Educación, Ciencia y Tec­
Con una estructura m uy semejante se organiza el NoticiOnce, al nología de ArgentinaT’ De las diversas acciones que se contemplan
que se presentan trabajos con formato de informativos. El objetivo en este programa dejaremos de lado las que se ocupan de la radio y
de esta iniciativa es «dar a conocer a un público televisivo de su mis­ de la prensa, para resaltar las dos más pertinentes a lo que hemos
ma edad la existencia de un avance tecnológico útil para las perso­ tratado en este apartado; esas acciones son: «Escuela hace TV» y
nas ciegas». Va dirigido a estudiantes a partir de tercero de primaria «Escuela, Cámara. . Acción». En ambos casos los escolares de dis­
hasta bachillerato y los «microrreportajes» ganadores se emitirán tintos niveles presentan una historia con un guión provisional acer­
por televisión, además de recibir un premio en metálico." ca de cómo la plasmarían en formato televisivo o cinematográfico.
Otra modalidad de concurso, un poco menos escolar que los ci­ Un jurado selecciona las mejores historias v luego un equipo profe­
tados, son aquellos en los que se premia la idea y/o el guión previo, sional las desarrolla y graba para pasarlas en medios profesionales
no el producto final, como en los anteriores ejemplos de produc­ de difusión regional y nacional. Experiencias semejantes, si bien
ciones escolares. Aunque con distintas variantes, lo fundamental de con alguna variante en el formato, como la de introducir talleres
este formato es que los escolares proponen una idea, la desarrollan para que los alumnos «vean por dentro» el proceso de producción,
por escrito y, a veces, incluso redactan el guión previo. Estos traba­ se desarrollan en México, Perú, Colombia o Chile. De hecho, en la
jos los selecciona un jurado de prestigio y los elegidos serán lleva­ edición de 2005 del festival de Cinema Jove y Ciak Júnior partici­
dos a la pantalla por un equipo profesional para ser emitidos o pro- paron producciones de algunos de estos países,,1''

1i. Al igual que en el concurso de Panasonic, la ONCE también so preocupa tic ¡a 12. Véase en lmp://ww\v.alcuni it/ciak/
formación del profesorado que ha de rurorizar el trabajo presentado a concurso. A tal 13. Véase en http:/Av\vw me gov .ir,
efecto pone a disposición del público una interesante Guia d e l p ro feso r-h a b lem o s d é l a 14 Para hacerse una idea de la cantidad ele festie ales escolares que ha\ alrededor
leit-y en la que no sólo se abordan las cuestiones técnicas {cómo hacer el guión, la pla­ del mundo, basta con echar un vistazo a la w e b oficial de la asociación internacional
nificación, etcétera), sino también las cuestiones más políticas y culturales del fenóme­ C1FEJ, patrocinada por la UNESCO, en la que se puede encontrar una relación apro­
no televisivo. Véase en http://www.once.cs/concursocscolar.l1. ximada de tales eventos. Véase en http:/Av\vwcitej.com/lr/iiulcx,htin,

128 129
Lo habitual en muchas de estas producciones escolares, incluidas definen, se articulan y se experimentan-, tanto por parte de los jó- '**'
las foráneas, es que sus responsables se ocupan de presentarlas en venes como de los adultos. Más allá de la polémica que rodea a este ^
cuantos festivales conocen. Lo cual, por un lado, no deja de ser lla­ tipo de prácticas, ilustraremos la forma de participación que nos
mativo dado su carácter pedagógico y, por otro, está el efecto pro­ ocupa con algunas variantes de los concursos practicados desde las
mocional que consiguen con ello, en prim er lugar para el propio ¿IUÍcIS-
centro, pues en sus web y periódicos escolares resaltan los premios La Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, cele-
recibidos e insertan las noticias de prensa en la que se les cita. Pero brada en Ginebra a finales de 2003, instituyó el 17 de mayo como
además, y esto es lo que nos interesa destacar aquí, las empresas que el «D ía de Internet». Pues bien, una de las iniciativas adoptadas por el
patrocinan o intervienen de algún modo en la producción hacen lo organismo constituido en España para organizar las actividades de **•
mismo en sus comunicaciones corporativas. Uno puede pensar que ese día, fue un concurso dirigido a los alumnos de educación prima- ^
para una multinacional, a efectos publicitarios, es algo insignifican­ ría. Se solicitó a estos alumnos que presentaran «trabajos sobre In­
te el hecho de que un corto producido en un colegio se haya pre­ ternet, las nuevas tecnologías y la Sociedad de la Información». Los ^
sentado a ocho festivales y lo premiaran en varios de ellos. Pues trabajos deberían adoptar uno de los siguientes formatos: cuento, ^
bien, este hecho se distingue como un elemento destacado para su poesía o dibujo. Un jurado concedería tres premios a los mejores de
autopromoción, poniendo con ello de manifiesto su labor filantró­ cada categoría. El resultado fue que en poco más de 3 semanas los
pica, así como el grado de participación en la «educación» de la ciu­ trabajos presentados superaron las 1.200 entregas y algo más de la '*'*
dadanía.. mitad de éstas correspondían a la categoría de dibujos.15 Es eviden- <**'■
te que ésta no fue la única actividad programada para tan singular ^
celebración, pero ninguna tuvo tanto eco en prensa ni atrajo tanta
1.2. Concursando en la Red participación. ¿Esto puede ser indicativo del tipo de prácticas de ^
uso con las que se están socializando las TIC
Una de las prácticas que más se fomentan a través de Internet y, des­ Bajo el controvertido Programa prensa-escuela, firmado a prin-
de luego, con m uy buena acogida en el mundo escolar, son los con­ cipio de los ochenta entre los editores de prensa diaria (AEDE) y el
cursos de cualquier condición. La «concursitis», profusamente Ministerio de Educación y Ciencia, se acoge una amplia gama de '**'
practicada, tiene la virtud de relacionar íntimamente a la cultura del concursos escolares promovidos por las empresas editoras de los ^
entretenimiento con la más protegida y selecta que se fomenta des­ diarios. El objetivo del programa, como no podía ser de otro modo,
de las aulas. Frente al esfuerzo y la constancia exigida por la escola­ es fomentar la lectura de la prensa en los centros escolares. La reali­
ridad, en el concurso se propone el acertijo, lo casual, emotivo e in­ zación práctica del mismo tiene muchas variantes; una de ellas es ^
tensivo que proporciona gratificaciones inmediatas e inherentes a que cada día, con cargo a la Administración, lleguen a los centros ^
cualquier actividad. La valoración que merecen estas controvertidas públicos y concertados dos o más diarios, según disponga/seleccio­
prácticas bascula desde la crítica radical por la aceptación sumisa del ne y pague cada comunidad autónoma. De los concursos auspicia­
consumismo, hasta la más ponderada de quienes consideran que ta­ dos por este programa, sin ninguna duda el de mayor éxito es El
les críticas no son más que una «actitud paternalista», pues con ellas país de los estudiantes, del que comentaremos algunos detalles..1'' ^
se desconfía de las estrategias activadas por los niños y jóvenes para Hacia finales de 2005 se entregaron los premios a los tres mejo­
defenderse por sí solos de la invitación al consumo. Con frecuencia, res periódicos digitales de la cuarta edición del concurso El país de ^
advierte Buckingham (2002: 184), en tales críticas subyace una fuer­
te dosis de «doble moral», sin advertir que hoy «la cultura del con­
15 Se pueden ver los trabajos presentados en h«p:/7www.diadcmtcrnct.es-
sumidor es el espacio en que precisamente esas necesidades —el 16. Toda la información sobre el concurso está en hup://www estudiantes el- ^
autor se refiere a las falsas necesidades creadas por el mercado— se pais.es

130 131 /m*,


los estudiantes. La iniciativa la promueve el diario El País y contri­
recidas. El resultado tangible de todas ellas, según se reconoce en la
buyen a su patrocinio Endesa y Caixa Galicia; además cuenta con la convención anual de AEDE, es que en 2005 hubo 4,7 millones de
colaboración de los gobiernos de nueve comunidades autónomas.. lectores de la versión digital de los diarios (un 9,3 % más que en
En esta cuarta edición han participado 33 .416 estudiantes de 2o ciclo 2003). La mayor proporción de éstos fue de lectores que tenían entre
de ESO y bachillerato que, organizados en más de 3.100 equipos de 13 y 24 años, lo que para la patronal referida significa que internet
trabajo y bajo la dirección de uno o más profesores, habrán elabo­ es un extraordinario medio para captar lectores y recursos publici­
rado otros tantos periódicos on-line. Mediante este concurso se tarios. Resultados que invitaban a redoblar esfuerzos en el diseño
pretende que «los estudiantes vivan en primera persona la aventura de la versión digital de los periódicos, obligando a «afrontar la in­
de crear un periódico».17 Si más allá de realizar el producto, éste formación con textos creativos e imágenes impactantes acompaña­
consigue uno de ios tres primeros premios, además de aportar dine­ das de infografía y audios» y dando lugar así a lo que uno de los po­
ro a cada equipo para un viaje, el centro recibirá «un cheque de nentes calificó como «periodismo playstatiom,19
6.000 euros para material informático». De manera que de los 1.800 En la línea de los concursos precedentes se puede mencionar
centros de secundaria que han participado en la edición de 2005 (ad­ también el promovido por Telefónica bajo el título genérico de De­
viértase que representan algo más del 25 % sobre el total de institu­ safío ADSL para escolares entre 9 y 14 años. El concurso consiste en
tos españoles), al menos tres podrán mejorar sustantivamente su realizar «unas pruebas educativas y lúdicas ideadas para fomentar el
parque informático. uso pedagógico de Internet y dar a conocer las ventajas de la banda
Los criterios de valoración de las creaciones escolares para el El ancha». Quedan así convocados todos los colegios que realmente
país de los estudiantes, emanan del libro de estilo de El País y son estén interesados en «potenciar el trabajo en equipo utilizando los
aplicados por un jurado constituido por periodistas del mismo dia­ recursos y herramientas educativas disponibles a través de las nue­
rio. Los profesores y estudiantes también tienen la oportunidad de vas tecnologías». Los equipos han de estar formados por cinco
valorar la experiencia en el concurso. Quienes participaron en la alumnos, más dos suplentes; cada equipo debe tener un tutor o tu-
tercera edición la enjuiciaron m uy positivamente: nada menos que tora, que puede ser un profesor del centro o el padre de alguno de
«el 80 % afirmó que el concurso le había hecho ampliar sus conoci­ los miembros del grupo.20 Tras el despliegue publicitario, varios
mientos; el 71 % mejorar la relación con sus compañeros y, el 66 %, cientos de equipos están participando en este concurso que, sin
el manejo de Internet».18 La satisfacción entre el profesorado con la duda, dará a conocer un poco más una determinada tecnología va­
experiencia es casi desbordante y así lo manifiesta más del 95 % de liéndose de la excusa educativa.
los encuestados, aunque por motivos poco o nada relacionados Otra variante de estos concursos en red, aunque con más funda­
con los cambios en la destreza lectora de sus estudiantes. En conse­ mento que el anterior, es por ejemplo €uro-scola 2006, promovido
cuencia, {Elpaís de los estudiantes contribuye a mejorar la afición por el Parlamento Europeo y los institutos nacionales de la juven­
por la lectura entre los estudiantes que participan con tanto entu­ tud. El concurso se realiza a través de Internet, en tres fases elim i­
siasmo en este concurso? Las encuestas no parecen detectar grandes natorias, y se trata de ir resolviendo «una serie de pruebas de cono­
avances en dicha afición ni por parte de los escolares ni tampoco en­ cimiento y de habilidad referentes a la Unión Europea en el mundo:
tre los adultos, pero la imagen de marca del diario que promueve la la política exterior y la ayuda al desarrollo». En torno a estos conte­
iniciativa se consolida entre profesores y estudiantes. nidos el juego propone desde sopa de letras, trivial, frases cifradas
Como ya hemos apuntado, éste no es el único concurso de tales hasta hipótesis sobre la cuantía de la solidaridad europea. Cada
características; muchos otros periódicos promueven iniciativas pa­ equipo estará formado por 10 estudiantes de secundaria de entre 13

17. £7 País, 23-5-2005. 19. Crónica de la convención anual de AEDE en El País, 17-11-2006.
18. FJ Pilis, S -12-2003. 20. Información del concurso en hctp.'/Avww.dlesafioadsl com/.

133
A*
y 18 años, liderados por un profesor. Poco ames de concluir la fase pero seguro que se han multiplicado los intercambios digitales de /4**\
de inscripción de la primera edición, ya había I 100 equipos espa­ estos agentes con otros colegas de muy lejanos lugares. Como re­
ñoles de todas las comunidades autónomas, y Andalucía y Valencia, salta González Prieto (2003) a propósito de la web escolar, ésta es
con casi 150 equipos cada una, son las mejor representadas. Con pa­ un buen exponente del creciente interés del profesorado por las AA
recida estructura y dirigido a los estudiantes españoles de segundo TIC y de su empeño por «asomarse a la ventana digital» implicán­ AA
ciclo de ESO y bachillerato, el INTA convoca un concurso de «tra­ dose así los centros educativos en la comunicación global. Es obvio
bajos de investigación» relacionados con las tecnologías aeroespa- que con estos nuevos medios se facilita el intercambio con escolares A*
ciales. El tema de estos trabajos debe girar en torno a lo que motiva de las antípodas para reforzar el aprendizaje de una lengua extran­ A*'
la convocatoria del concurso y que se focaliza en el eslogan central jera y el conocimiento de las culturas respectivas, se participa en ¿cah
de la iniciativa: «Sputnik: 50 años de aventura espacial».’1 proyectos europeos de intercambio «virtual», se colabora con «so­
Cerramos este apartado haciendo referencia a los portales educa­ cios» allende fronteras para acometer proyectos conjuntos o senci­ A*
tivos de los ayuntamientos; en ellos se pueden encontrar convoca­ llamente se utiliza las TIC para diversificar el entretenimiento. En A»,
torias de variadísimos concursos dirigidos a los escolares del muni­ cualquier caso, con todas estas iniciativas la escuela participa tam­
A*\
cipio. El único elemento común a la inmensa m ayoría de ellos es bién del mito de la «comunicación planetaria» y, con tales prácticas,
que se han de realizar a través de Internet o con tecnologías digita­ contribuye a reforzar modalidades comunicativas que por supuesto .A*'.
les. Las temáticas son tan diferentes como el «Concurso de cartas serían impensables sin la contribución de las TIC. A*
telemáticas a los Reyes Magos» para niños y niñas de educación in­ Con la participación de las tecnologías, la comunicación pierde
i**'
fantil y primaria; «Concurso de periodismo digital» para estudian­ muchos de sus aspectos formales clásicos y adopta aquellos otros
tes de ESO y bachillerato sobre «tu ciudad im aginaria»; concurso que refuerzan la dimensión placentera de la misma. En estas moda­
de fotografía digital inspirada por el lema «L a foto de un rincón» o ‘ lidades de comunicación, como es obvio, se diluye el aspecto pro­
el concurso de diseño del logotipo para la web del ayuntamiento. piamente informativo en favor del lúdico, de aquello que permita
El listado se podría extender un par de páginas más, pero con los escapar de las rutinas cotidianas de las aulas. A l revisar estos textos
ejemplos recogidos creemos que se puede advertir la enorme oferta enseguida se advierte la alta dosis de imaginación que se necesita
de concursos escolares, lanzada tanto desde las instituciones priva­ para interpretar su contenido, pues en la m ayoría de los casos están A*\
das como de las públicas. Da la impresión de que participando en expresados en clave local, aunque son accesibles desde cualquier lu­
ellos se adquieren y refuerzan nuevos vínculos de ciudadanía; el re­ gar del planeta. Aparece así una disfunción entre el medio utilizado
quisito son las TIC y no tanto la cultura o la educación, aunque y el público receptor, cuestión no menor cuando se trata de comu­
siempre se tenga a éstas de fondo o, más bien, de excusa. nicar y más si se hace con propósitos pedagógicos.
De todos modos las TIC ponen a disposición de estudiantes y
profesorado un amplio abanico de recursos como el foro, el cJjat, el
2. Comunicación planetaria como argumento correo electrónico, la web o los cuadernos de bitácora con los que Afcs
reconvertir la comunicación en forma de tareas de contacto en el ci- A^.
Es posible que no se haya mejorado demasiado la comunicación en­ berespacio. ¿Los padres, estudiantes y profesores utilizan mucho
A**
tre profesores, padres y estudiantes de un mismo centro escolar,21 estas herramientas de la Red? No hay demasiados datos sobre este
fenómeno, aunque es posible que la Administración y las operado­
ras sí dispongan de ellos; no obstante, los que hemos encontrado
21. La w e b oficial del concurso es hrcp://\v\v\v concursoespacial com El concurso publicados no son demasiado fiables. Para ilustrar este campo to­
lo patrocinan diversos organismos y empresas del sector, y en su organización aparece
el Ministerio de Defensa, a cuya jurisdicción pertenece la instancia que io convoca, el maremos, en primer lugar, la «web de centro», recurso de enorme
IN I A (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial). interés por cuanto es la forma más visible de participar en la comu-

134 135
A
nicación global y un buen exponento de la utilización pedagógica de Respecto a ios contenidos priman los relativos a asuntos administra­
"I
las TIC. En segundo lugar, nos ocuparemos de las distintas variantes ■* . tivos, de organización interna como horarios y tutorías, además de
del periodismo escolar, dado que éste ocupa un papel preponderante las fiestas v actividades extraescolares, etcétera. Resaltamos, en se­
en la comunicación exterior de los centros y, por último, aludiremos Tí gundo lugar, un asunto de otro orden pero que consideramos mu\
a la radio en la medida en que es el epicentro de interesantes expe­ significativo, nos referimos al alojamiento de estas páginas. Las posi­
riencias escolares, aunque emita en formato Internet. . Tv; bilidades que se les ofrecen son básicamente tres: en el espacio asig­
=
: nado por la Administración autonómica o local, en un servidor del
propio centro o en el espacio cedido o contratado con alguna em­
2. ¡. Difusión de la imagen corporativa del centro presa del sector. La opción adoptada es indicativa de quién se res­
ponsabiliza de su creación y mantenimiento y, lo que es más impor­
Si nos atenemos a los datos publicados en el curso 2000-2001, el tante, de qué grado de confianza tiene la comunidad escolar en la
27 % de los centros españoles de primaria y secundaria, públicos y Tw Red que gestiona la Administración. Da la impresión de que para
privados, tenía activa esta plataforma de comunicación con el exte­ evitar la fiscalización de los contenidos, muchos webmaster prefie­
rior. La proporción entre los centros privados es m ayor que entre Tyy ren alojar la web del centro en un servidor que no dependa de la A d­
¡os públicos, y los centros de secundaria son los que significativa­ ministración. De hecho, en este rápido recorrido hemos encontrado
mente más prisa se han dado en activar su web,12 No obstante y con en las distintas C C .A A . decenas de web alojadas fuera del dominio
datos relativos al año 2003, en otra publicación se afirma que el por­ que la Administración ofrece a los centros para estos efectos.
centaje de centros de primaria y secundaria, en ambos casos públi- "T Así que cuando alguna de estas administraciones, como hace la
eos, sólo es del 13,8 % .2j Pese a que se citan fuentes del Ministerio Junta de Andalucía, convoca un concurso sobre web de centro, en las
de Educación y Ciencia, consideramos que éste es un porcentaje de­ bases se incluye una condición como la siguiente: «Los centros que
masiado bajo, por lo que a tenor del impulso dado durante estos úl- deseen participar en esta sección deberán colocar los trabajos que pre­
timos años a las TIC en los centros escolares, en torno a dos tercios de TT'::' senten en el espacio de alojamiento que la Consejería de Educación les
éstos dispone ya de su web. Ahora bien, al margen de la cantidad tiene reservados en el sei'vidor web de Averroes»."'' ¿Sabrá la Direc­
d e centros asomados a esta ventana digital, lo más relevante sería saber v ción General de Innovación Educativa y Formación del Profesorado,
con cuánta frecuencia la actualizan y quién se encarga de esa tarea, que es la que convoca este concurso, cuántos centros disienten y
qué contenidos vierten en ella, dónde la alojan o en qué condiciones por qué no alojan su web en el espacio reservado por la Consejería? A
y qué compromiso asume el claustro con esta herramienta. su favor hemos de reconocer, no obstante, que es la comunidad en la
A partir de las web visitadas aleatoriamente de varios centros de que el «mapa de centros» es más exhaustivo y donde los enlaces a los
las distintas comunidades autónomas se puede plantear un par de con­ centros permanecen operativos en un alto porcentaje.
sideraciones generales sin ánimo de generalizar. Llama la atención, ;T;: Ahora bien, al visualizar la página índice de los centros, da la im­
en primer lugar, que en muchos casos la web estaba «muerta» o no y y presión de que la «imagen corporativa» que se debe difundir es la de
tenía más que la página índice; muy pocas de las que se mantenían la Junta y no tanto la del propio centro. La página índice aparece car­
activas estaban actualizadas cuando las visitamos (octubre de 2003),. gada de logos corporativos de la Junta, aunque éstos son los mismos
en todas las web de centros, logos cuyo enlace permanece activo, con­
dición que no cumplen otros de mayor interés, como los que dan ac­
22. E stadística d e la S ocied a d d e la In fo rm a ció n y la C om u n icación en lo s cen tros
ed u ca tiv o s C urso 2000-2001 Véase en la sección de Estadísticas educativas de ceso al proyecto educativo, al AMPA o al pabellón municipal de los
Iitipt/Avww.nioc es. deportes. Por otro lado cabe resaltar que en la dirección de la web, al
23. e-E spaña 2004. In fo rm e a n u a l so b re e l desa rrollo d e la S ocied a d d e la In fo r­
m ación en España, Madrid, Fundación Aúna, 2004 (p. 215). 24 Orden de 22 de febrero de 2005. BOJ A. n " 55 de IS de marzo de 2005

136 137
igual que sucede en otras CC.AA., no figura el nombre del centro y
y con conocimientos de informática, t n estas web hemos observado
/«i»,

sino un número con una serie de dígitos sin sentido. Pero cuando la que, pese a insertar símbolos del centro o de la institución titular, la
web está alojada en un servidor particular, entonces sí suele aparecer I I información que aparece se dirige al consumo interno de padres y
el nombre del centro en la dirección URL. alumnos (fiestas, celebraciones, concursos diversos, competiciones AA
O tra importante cuestión sobre cómo se trabaja en los centros es­ deportivas, actividades extraescolares, etcétera). Por lo general, hay
A*
colares con las TIC es descubrir las infinitas variantes de quiénes son pocas web que ofrezcan información relevante de la organización y
y cómo se elabora la página web del centro. Por lo pronto no cono­ el funcionamiento interno del centro; como mucho incluyen el ca­ A*
cemos ningún reglamento de régimen interior en el que se regule la rácter propio aunque bajo el rótulo de «Ideario de centro», pese a lo
imagen que se va a proyectar hacia el exterior, a partir de lo cual todo dispuesto por la legislación vigente.
es posible. H ay comunidades autónomas que a estos efectos han fa­
cilitado una maqueta o diseño previo para que cada centro «rellene»
los huecos con los datos propios, a fin de dotar a la imagen corpora­ 2.2. La comunicación en formato periodístico A*
tiva de cierta homogeneidad. En otros casos se ofrece además una es­ A*\
pecie de «libro de estilo» sobre el formato de presentación, el len­ Con distinta frecuencia y en variados soportes (electrónico o papel,
guaje no sexista, la accesibilidad o el tratamiento que se debe dar a la y aveces en los dos), cientos de colegios e institutos abordan la ta­ A*.
información que cabe incluir en la web, como es el caso de la comu­ rea de redactar y componer un periódico, boletín, cómic o revista A*
nidad de Madrid o de Andalucía. Incluso en estas circunstancias hay escolar. En unos casos la motivación última es presentarlo a un con­
A*\
centros que optan por un diseño propio realizado, en muchos casos, curso, como ya vimos más arriba, y en otros es para «mantener vivo
el compromiso con la comunidad educativa». Si no siempre, sí en A*
por uno o más profesores motu propio, bien porque pertenecen al
departamento de Tecnología o por su condición de «forofos de las muchos casos estas iniciativas se enmarcan en el ya mencionado
T IC », según definición de la directora de un instituto. Programa prensa-escuela que, en la revisión del convenio, firmado
/S*\
Durante una época fue habitual que desde los centros se solicita­ por la ministra Pilar del Castillo y la AEDE el 24 de febrero de
ra recibir a jóvenes para que realizaran en ellos la prestación social 2003, se reorienta para constituirse en un apoyo al Plan de fomento A*
sustitutoria (los objetores para cumplir el servicio m ilitar en los de la lectura, aún vigente. En la nota de prensa del Ministerio, tras el
cuarteles debían prestar un servicio complementario).2* Los más acto protocolario, se dice que las instituciones firmantes «se com­
avispados incluían en la solicitud perfiles relacionados con la infor­ prometen a potenciar la utilización de los diarios como instrumen­
to de formación para los alumnos como medios para fomentar el A*x-
mática y las telecomunicaciones. De esta manera algunos centros
montaron no sólo su página web, sino que además instalaron la in­ hábito de la lectura», en los alumnos de niveles no universitarios.2'’
tranet, aulas de informática o laboratorios multimedia altamente Con este propósito ambas instituciones asumen el compromiso de
A**
operativos. Asimismo se da el caso, con mayor frecuencia en los realizar acciones de formación del profesorado, producción de ma­
centros privados, que si no aprovecharon esa oportunidad y no terial didáctico, campañas de publicidad para promocional- la lectu­ /*'-
pueden contratar el servicio con una empresa externa por las altas ra o convocar un premio nacional para activar el fomento de la lec­ A**
tarifas que éstas aplican, entonces se recurre a padres «voluntarios» 25 tura.
A*--
A*'.
26. La nota do prensa y el convenio so pueden encontrar en http://\vww meo tV
25. En un trabajo de campo detectamos varios centros que al haber contado con
mecd/ Lo que llama poderosamente la atención es que no aparezca inlormación sobre
un chaval interesado y a veces formado (como los ingenieros en Telecomunicaciones),
los convenios y protocolos de colaboración firmados con anterioridad por ambas ins­ A*-,
tenía instalaciones y aplicaciones informáticas avanzadísimas. Recogido en Análisis d e l
tituciones, dando así a entender que antes no se había hecho nada al respecto, pese a los
uso y gestió n d o l o s recu rsos p ed a g ó g ico s en e l m a rco o rga n iz a tivo y fu n cio n a l d e los ¿a*.
más de diez años transcurridos desde la primera firma
cen tro s d e p rim aria, financiado por el CIDE y no publicado, 1996

139
138
No podemos detenernos aquí a valorar los objetivos y resultados se les invita a pasar «un día junto a nuestros redactores, ay u ­
de cada uno de estos programas o cómo se gestionan políticamente. dando a elaborar una noticia»,"* De aquel ambicioso Pro­
Tampoco es el momento de reparar en sí a lo que realmente se con­ grama prensa-escuela de los años ochenta, ya sólo queda
tribuye con estas iniciativas es a mejorar la comprensión lectora de este producto comercial auspiciado por los editores que
los escolares, o a que los más jóvenes aprendan a «leer» un periódico cuentan con la participación puntual de los escolares. Es, sin
o a redactar una crónica. También sería interesante evaluar el grado duda, el signo de un tiempo en el que cualquier iniciativa es
de cumplimiento de los compromisos adquiridos por las partes fir­ buena con tal de ayudar a la escuela a subir los índices de
mantes, aunque todo indica que tan noble propósito no va mucho lectura.
más allá de aumentar la difusión de periódicos. Recordemos que al Estos suplementos que dan cabida a la colaboración de
amparo del convenio, los editores firmantes (a finales de 2006 las ca­ alumnos y profesores adoptan formatos muy diversos, tanto
beceras acogidas a este programa no llegaban a 90) envían ejempla­ de maqueta como de extensión, contenidos y periodicidad
res «gratuitos» a los centros. Como decimos, no nos detendremos En la superficie impresa prevalecen las imágenes sobre el tex­
ahora en estas importantes cuestiones; sólo queremos resaltar que to, bien sean fotografías enviadas por los escolares, sus dibu­
gracias a convenios entre instituciones públicas y privadas, en los jos a propósito, por ejemplo, del patrón de la ciudad o de un
centros se desarrollan diversas actividades que dan cuerpo a una tema propuesto por la redacción del suplemento, tiras cómi­
forma peculiar de comunicación con el exterior, actividades que gi­ cas o el reportaje gráfico de la actividad innovadora que se
ran en torno a tres líneas de actuación que trataremos de sintetizar está realizando en el centro. El texto, como decimos, en for­
a renglón seguido. mato gacetilla, contiene comentarios de los escolares a deter­
minadas imágenes o notas de la redacción; otras veces son
a) Los estudiantes colaboran en el suplemento escolar de un dia­ transcripciones literales de mensajes SMS que los alumnos en­
rio. Una modalidad en esta forma de participación de los es­ vían a la redacción a propósito de algo que ha sucedido en la
colares en la SI es contar con un pequeño espacio en el suple­ localidad o están experimentando en las aulas. Muchas de es­
mento creado al efecto por algunos diarios locales, nacionales tas aportaciones son concursos temáticos o abiertos que se
o en el suplemento local de los diarios nacionales. De esta ma­ organizan desde la redacción y el premio es la publicación y/o
nera se da cabida en soporte impreso a las opiniones y expe­ la visita a la redacción del periódico.
riencias de los escolares, como lo hace el diario El Mundo (su­ Pero esto no es todo; los editores de los diarios ofrecen, a
plemento Aula de El^ Mundo), el Levante-EMV de Valencia modo de contraprestación, guías didácticas sobre cómo se
(suplemento Aula), Última Hora de Palma, que edita Aula de confecciona un periódico, materiales extraídos de sus bases de
Prensa, El Periódico también publica un suplemento mensual datos «para que entre en las aulas lo que no está en los libros
titulado El Periódico de VEstudiant, La Voz de Galicia (La de texto», cursos de formación para el profesorado, entradas
Voz de la Escuela) o La Vanguardia (El Diari deis Estudiants, a actos culturales distinguidos o el producto electrónico que
a punto de desaparecer)r' El sistema de selección de los textos promociona el periódico en ese momento. Ahora bien, tan
es m uy variado, aunque predomina el formato concurso, y a magra colaboración no suele correr a cargo exclusivamente *2
quienes ganan no sólo se les publica su texto sino que además
dar aquí, en aras de la precisión informativa, que dicho programa lleva ya más de vein­
27 En el Boletín de adhesiones al Programa prensa-escuela 2005/2006 de La Voz te años de andadura, aunque en algunas de esas publicaciones se resalte su novedad. Por
d e G alicia se dice que ésta «es una iniciativa del diario La Voz d e G alicia cuyo fin es otra parte, cabe destacar también que la mayoría de estas publicaciones está patrocina­
promover el empleo del periódico en las aulas, como herramienta didáctica» da por fundaciones de empresas como Acciona, Endesa o la de la Caja San Fernando
(http://w\vw lavozdcgalicia.es/vozescucla/programa jsp). Quizá sea oportuno recor- 2S. El M undo, 13-10-2003

140 141
del editor del diario, sino que se cuenta con convenios de pa­
trocinio con otras instancias sociales. Está, por un lado, la
Administración autonómica que asume el pago de la suscrip­
ción de cada centro escolar a uno o más diarios y, por otro, se
cuenta también con el patrocinio de entidades privadas. Éste
sería el caso, por ejemplo, del suplemento La Voz de la Es­
cuela que recibe el apoyo de Caixa Galicia o el suplemento es­
colar Aula del Levante-EMV, en el que colabora la Funda­
ción Aguas de Valencia. Gracias a las subvenciones públicas y
privadas a estos suplementos, junto al resto del periódico, los
editores están presentes en todos los centros escolares públi­
cos y concertados, de ahí el moderado valor que se pueda atri­
buir a datos como que el Aula de El Mundo llegue a casi 4.000
centros de las ocho comunidades autónomas con las que tiene
firmado el convenio.‘g Como es fácil advertir, la selección de
los diarios que se van a subvencionar depende bastante de la
sintonía entre su línea editorial y el signo político del gobier­
no autónomo correspondiente, razón por la cual la polémica
por las acusaciones de «censura» salpica de vez en cuando a
este programa.
Fuera de nuestras fronteras también existen programas
como éstos para convertir la prensa en una herramienta di­
dáctica. H ay tantas experiencias en esta línea de trabajo que,
con el apoyo de la Asociación M undial de Periódicos, los res­
ponsables de estos suplementos se reúnen una vez al año en
alguna parte del mundo para discutir y valorar lo que cada
uno realiza en su periódico (a la convocatoria de 2003 en Hel­
sinki acudieron representantes de 47 países). En el área latino­
americana también hay una asociación que agrupa a los perió­
dicos de habla hispana que participan en los diferentes
programas de prensa-escuela existentes en la m ayoría de estos
países. De hecho, y sólo a título informativo, queremos lla­
mar la atención sobre el enorme desarrollo experimentado
por este programa en Colombia, cuyo modelo están imitando
otros países. Su orientación es claramente fomentar la lectura
y, por lo que se recoge en algunos informes, parece que está29

29. T:l M undo, 16-6-2004

142
r

alcanzando con creces ese objetivo a tenor de la expansión de


la red de bibliotecas loada incluso por Susan Sontag.'0
b) Profesores y estudiantes elaboran su periódico. Una variante
de la forma de comunicación con el exterior más comprome­
tida que la anterior, aunque sin duda menos visible, es el pe­
riódico o revista escolar. La época dorada de estas publicacio­
nes fue los años ochenta, si bien ahora se reeditan iniciativas
con parecidos propósitos a los de entonces aprovechando el
mejor equipamiento tecnológico de los centros. Al presentar
una de estas experiencias se dice que «nos parecía m uy intere­
sante volver a retomar actividades de antaño que con bagaje
tan satisfactorio se habían resuelto» (Carrasco G arcía y Ro­
mero Laure, 2005: 40). Para estos profesores lo fundamental
del proyecto es la «participación conjunta real, tanto de do­
centes como de discentes», en la que de alguna manera debían
implicarse desde el departamento de Informática hasta el de
Actividades Complementarias y Extraescolares. El segundo
propósito de la experiencia era dar a «conocer la realidad que
envolvía a nuestro alumnado, con el único filtro de su mirada
crítica, cómo percibe y concibe el mundo [...]» (p..41).. A tra­
vés de estas experiencias se pretende trabajar con aspectos re­
lacionados con la lectura y la escritura, el análisis crítico, la
creatividad o el manejo de las herramientas informáticas y, en
menor grado, con la dimensión comunicativa y de reivindica­
ción que tuvieron en épocas anteriores.
Por lo que se refiere al formato de estos periódicos, apare­
cen todas las combinaciones posibles entre la cabecera, la pe­
riodicidad, la extensión, las secciones, la distribución, el ta­
maño y la calidad del papel, la inserción o no de publicidad, la
responsabilidad de la redacción, etcétera. Por lo que se refie­
re a la presentación de estas revistas prevalecen las imágenes y
el humor gráfico sobre el texto. Las secciones más extensas
suelen ser las que se ocupan de la información deportiva, de
las actividades extraescolares y otras festividades (son cons­
tantes los comentarios de las celebraciones del «día de,..*-)- Si
el periódico es de un centro concertado aparecen artículos so-30

30. El País, 14-10-2005.

143
bre la vida y obra del padre o madre fundadora y entrevistas
a antiguos alumnos o a exalurnnos/as con cierta relevancia so­
cial; mientras que en los centros públicos se ocupan más de
los asuntos de la vida cotidiana del entorno con entrevistas a
personas del barrio o a miembros del gobierno municipal si
reivindican alguna mejora para el centro, incluyen comenta­
rios de noticias sobre acontecimientos y conflictos aparecidos
en la prensa local y también son frecuentes las críticas de pe­
lículas y de libros.
Existen tantos formatos como publicaciones de este tipo
se realizan, y se realizan tantas que su magnitud se descono­
ce, si bien puede estimarse en varios millares a partir de los
enlaces y cabeceras recogidos en portales educativos como el
del CNÍG'E o el de XTEC de la Generalitat de C atalunya y,
sobre todo, de la página de registro de publicaciones de la
Asociación de Prensa Juvenil, que comentaremos más ade­
lante. Por otro lado, teniendo en cuenta las circunstancias en
las que se producen, su vida es bastante azarosa, en el senti­
do que aparecen y desaparecen con harta frecuencia. El ca­
rácter transgresor de algunas de estas publicaciones hace que
no se respete ni siquiera el título de la cabecera, como sería el
caso del periódico de un instituto asturiano que comenzó
hace unos años llamándose Clarín, luego Clarinete y el cur­
so pasado Clari.net, presentándose ya sólo en soporte elec­
trónico.
La tendencia más consolidada es que en los centros públi­
cos esta iniciativa la asuma el profesorado, a veces como ac­
tividad extraescolar, mientras que en los privados la promue­
ven las asociaciones de padres y madres con el apoyo
puntual de algunos profesores (lo más habitual es que sean
los de Informática y los de Plástica). Más allá de las motiva­
ciones y de las estrategias metodológicas con las que se rea­
lizan estas publicaciones, el propósito fundamental de la ac­
tividad es fomentar la participación y el conocimiento de los
medios impresos de la SI. Para su realización los chicos no
sólo ponen a prueba su capacidad de captación de los hitos
de actualidad, de lectura o de diseño, sino que además se fa­
m iliarizan con el manejo de diversas herramientas tecnológi­
cas, como la fotografía, la maquetación, el tratamiento de

144
textos, las bases de datos, etcétera. Como señala buen tes Ro­
mero (2004: 2), a través de esta actividad «se persigue formar
a los alumnos para que, en la Sociedad de la Información
sean emisores de mensajes y no meros receptores pasivos \
acríticos de los mismos”. En efecto, el propósito es a todas
luces encomiable; lo único que falta por saber es si realmen­
te esos «m ensajes» los recibe alguien para que la comunica­
ción sea efectiva. Por desgracia los índices de lectura no son
tan halagüeños como para suponer que la comunidad escolar
se «entera» de lo que se escribe en estos periódicos, salvo que
el texto sea de la hija o del hijo de algún miembro de dicha
comunidad.
El producto de esta actividad cuenta además con otro ali­
ciente: participar en el Concurso nacional de publicaciones-
escolares que cada afto organiza la Asociación de Prensa Ju ­
venil.:>l En la edición de 2005 se preseleccionaron 66 revistas
de otros tantos centros de todo el sistema escolar; de éstas se
«nominaron» 14, una de las cuales recibió el Lobo de oro, otra
el de p lata y una tercera el de bronce. La elección de estas tres
publicaciones se realiza en el transcurso del Congreso pren-
sa/educación que se celebra hacia finales de año en la ciudad
de Barcelona. Algunas de las publicaciones galardonadas en
ediciones anteriores insertan en su primera página el logo del
premio obtenidoy lo exhiben como reconocimiento al traba­
jo bien hecho. Incluso en una de estos periódicos se va un
poco más lejos y los galardonados admiten que el premio nos
«ha estimulado para seguir esforzándonos en mejorar nuestro
periódico escolar».
c) Profesores y estudiantes redactan su periódico digital.. Gran
parte de las características y comentarios realizados a propó­
sito de las publicaciones escolares en soporte papel se pueden
aplicar a las editadas en soporte electrónico. Tal vez la dife­
rencia más apreciable respecto a aquéllas sea su proliferación
en la Red y la saturación informativa de la que hacen gala la
mayoría de las publicaciones revisadas. Ahora bien, de las re-31

31. La información sobre este concurso se encuentra en http://w\vw.prensajuve-


nil org/

145
0*

extranjeros, reforzando así la idea de colaboración, de herma­


vistas presentadas en este soporte nos parece importante re­
namiento o de participación en un proyecto común. En algu­
saltar las siguientes características:
nos casos parece que la creación de una «comunidad escolar
global» es un hecho, pues a través de la revista se facilita el in­
1) La línea editorial de la revista se basa en las peculiares cir­
cunstancias del centro que la edita. Sólo nos referiremos a un tercambio y el diálogo entre alumnos y alumnas de centros
ejemplo: Revista Digital Educabis,:'2 editada por un centro separados por miles de kilómetros, bajo el propósito de re­
rural agrupado de Aragón, al cual acuden los niños y niñas de forzar el conocimiento de lenguas y culturas extranjeras.
cuatro localidades. En esta publicación predominan los con­ 3) Es sorprendente que muchas de las revistas electrónicas no
tenidos de orientación escolar, por cuanto su función debe ser estén alojadas en el servidor de la intranet facilitada por la
de «apoyo e información para los escolares diseminados geo­ Administración autonómica a la que pertenecen, como algu­
gráficamente». Como el resto de este tipo de revistas, tiene nas de las citadas más arriba. Esta opción de los responsables 0**,
otras secciones de información general del centro y de la co­ de tales publicaciones plantea, al menos, dos problemas. El
marca, además de facilitar el acceso a algunas herramientas primero es de orden técnico, pues la inestabilidad en los alo­
(diccionarios, traductores, etcétera) de ayuda a los estudiantes jamientos conduce a cambios en las direcciones electrónicas y
para la realización de las tareas escolares. H ay otras muchas con ello la interconectividad queda m uy limitada, cuando no
0*
revistas digitales que no comparten este enfoque tan pedagó­ imposibilitada. Con más frecuencia de la deseable, al pinchar
gico, apostando por un planteamiento más informativo, aun­ en alguno de los links a otras revistas escolares, incluso cuan­
que sin descuidar el aspecto curricular. En ellas se da cuenta do se hace desde el portal educativo de la correspondiente co­
de la vida de la localidad y otros asuntos de actualidad; ése se­ munidad autónoma, lo que aparece en la interfaz es el conoci­
ría el caso de publicaciones como El Salero;'3 o La Tiza Digi­ do y desesperante «error» porque el servidor o la revista ya
tal.32*34 Son revistas con una primera página saturada de recla­ han desaparecido. La segunda cuestión, en este caso de natu­
mos informativos que van desde encuestas sobre un tema de raleza política, es que, al igual que sucedía con las web de los
actualidad hasta la sección de opinión, la entrevista al alcalde centros, las revistas se alojan en servidores propios de los cen­
0*
o la colaboración literaria de una profesora del centro pasan­ tros o de alguna entidad privada que presta el espacio virtual.
do, claro está, por los foros, chais, concursos, crónica de so­ Esto no sería problema si estuvieran activados los enlaces de i**,
ciedad, juegos y entretenimiento, humor gráfico, los links re­ interconexión, cosa que en muchos casos no sucede ni por 0* .

comendados, etcétera. parte del centro ni tampoco del servidor de la intranet auto­ 0**
2) Muchas de estas revistas están plagadas de enlaces con las pá­ nómica.
ginas más diversas que, como no siempre están actualizados El trasfondo de esta baja interconectividad nos sorprende y 0*
(hemos encontrado en la web de centro revistas cuyo último por ello volveremos sobre el tema más adelante; aquí será su­
número es de 1999), la m ayoría de las veces son enlaces inac­ ficiente con el testimonio de dos profesores.. La secretaría de
tivos. Nos parece significativo que muchos de esos enlaces un centro concertado laico y responsable de la web y de la re­
conecten con las publicaciones de otros centros, nacionales o vista electrónica nos decía: «En la intranet de la Consejería
sólo entramos para tramitar lo que nos exigen, lo demás es 0^
cosa nuestra y ellos no tienen por qué enterarse. A sí que
32. En http://wwvv educa aragob.es/crabamai /CONTENEDOR-htni 0^
hemos contratado, en la empresa del padre de un chico, el alo­
33 Es el periódico digital del C. P. Princesa Sofía de Minglanilla (Cuenca). Véase
en http://centrosI .pntic.mcc.es/cpprincesa.sofia/sutnario.htmI. jamiento de nuestra web y del boletín que editamos». El di­
34. Es el periódico digital del C. P. Santos Justo y Pastor de Fustiñana (Navarra). rector y anim ador de la revista de un instituto público co­ 0*1
Véase en http://wwTv.latizadigital.com. mentaba: «Preferimos utilizar nuestro propio servidor y no
/m.
146 147
recurrir al de ia Administración; así podemos expresarnos vimiento de las radios libres y comunitarias (Gavilán Estelar,
más libremente. De hecho, cuando lo del “no a la guerra de 2006).
Irak” la Inspección nos llamó la atención por un cartel que los Estas consideraciones ayudan a entender que desde la década de
de 4o de ESO pusieron en la puerta del instituto, pero no nos los setenta y los ochenta proliferaran las iniciativas tendentes a po­
hicieron ni un solo comentario de las opiniones y viñetas co­ ner en marcha emisoras de radio en los centros escolares. Cualquier
rrosivas que se colgaron en la revista digital. ¡Ahí no llegan excusa era buena para que un grupo de alumnos, liderados por al­
ellos!». En plena SI y por paradójico que resulte, es preciso gún profesor, abordaran la gratificante experiencia de poner en
seguir cuidando la libertad de expresión ante la impostura de marcha una emisora de radio. Tantas v tan plurales eran las expe­
algunos promotores de la Red que sólo consienten la verdad riencias que hasta crearon una instancia de coordinación llamada
orgánica. Asociación Española de Radio-Clubes Escolares (AERCE), Otra
iniciativa de esta organización fue establecer para sus asociados un
código deontológico que reglamentaba sus emisiones. Hoy pode­
2.3 Compartir experiencias en las ondas mos encontrar en la Red auténticos manuales de cómo hacer la ra­
dio escolar y qué objetivos educativos deben orientarla, además de
El afán comunicador de los escolares no se plasma únicamente en indicaciones muy precisas sobre la instalación de los equipos, 1a re­
la prensa o la web\ éstos también recurren a medios clásicos como la dacción de los guiones o los criterios para la confección de la pro­
radio o la televisión. Ya no estamos en la década de los sesenta, gramación.33
cuando ambos medios dedicaban parte de su tiempo en antena a ser El hilo conductor de la m ayoría de estas experiencias radiofóni­
«escolares». En aquellos años surgió Radio ECCA, que todavía cas es el mismo: aprovechar la accesibilidad del medio para que los
emite, y la breve experiencia de Televisión Escolar de Televisión Es­ alumnos comuniquen al exterior sus inquietudes, sus avances esco­
pañola y el Ministerio de Educación. Los formatos y las tecnologías lares, sus actividades festivas y sus gustos musicales. El profesorado
han evolucionado mucho, de manera que ahora lo que se hace es aprovecha estos proyectos para trabajar diferentes ámbitos del cu-
muy diferente a lo de entonces. No obstante, lo que aquí nos inte­ rrículo relacionados con el entorno social, la lengua, la expresión
resa destacar del amplio abanico desplegado por la «radio escolar» oral de los alumnos, el análisis de la actualidad desde un punto de
son las experiencias realizadas con la radio en los centros por alum­ vista generalmente crítico, dar a conocer las experiencias educativas
nos y profesores, ya que la dimensión que tratamos de destacar en del centro, etcétera. Un argumento común en la m ayoría de estas
esta forma de participación es el propósito de comunicar algo más experiencias es la transversalidad, orientada hacia la «educación en
allá de los muros escolares. valores» y el «pensamiento crítico» sobre los medios. Por cierto,
Con objeto de contextualizar el interés escolar por la radio, más ¿los modos de producir estas emisiones tienen algo que ver con las
allá de su accesibilidad, quizá sea conveniente recordar un par de comerciales? En cualquier caso, es fundamental que para que estas
circunstancias inherentes a este medio. En prim er lugar, tal como experiencias alcancen sus objetivos cuenten con la complicidad de
concluye Franquet (2003: 160), la radio «es una de las industrias las familias y el vecindario, así como con el silencio de la autoridad
electrónicas y culturales más antiguas y ha logrado una gran pe­ administrativa que regula el espacio radioeléctrico. A través de la
netración en los distintos ámbitos» del público y de los mercados. web del centro, la revista o mediante circulares enviadas a los pa­
Como ningún otro medio, ha conseguido despertar entre el públi­ dres, se da a conocer la «program ación». Cualquier medio es bueno
co el interés y, sobre todo, la confianza. Una segunda peculiaridad
es que desde el origen de este medio, allá por los años veinte, se ha 35. Existe información sobre cómo hacer radio escolar, incluso con enlaces a algu­
vinculado a iniciativas de carácter social y educativo a través de na de estas experiencias, en http://wT.vw.ucim es/profesorado/radioAveb_radio_2004/
numerosas redes de radio-clubes, y más tarde con el incisivo mo­ index.htm; o en lutp://www educasitcs nct/radio-tv. hrm.

148 149
para insertar avisos como el siguiente, tornado de una web: «M aña­ educativa»-37 Su crabajo será interesante si además deí extenso infor­
na jueves a las 8:30 se emite el cuento dramatizado por 3o A (de pri­ me se crea alguna entidad que apoye y dé visibilidad a los cientos de
maria). ¡Os esperamos en las ondas!». experiencias audiovisuales, más o menos televisivas, realizadas en
Como ya hemos dicho, hoy ¡a tecnología facilita enormemente la los centros..
producción de radio; sin embargo no hay tantas iniciativas con este
medio como en décadas pasadas. Pero las que sobreviven o acaban
de nacer, tienen nombres tan característicos como Radio Pupitre^ 3. El filón educativo del entretenimiento ^
Radio Alegría, Radio R ipia, Onda Xove, Radio Indautxu o Radio
Colega- Lo más característico de muchas de ellas es que ya utilizan Subyace a esta forma de participación una delicada y profunda con­
el sonido digital y, por tanto, no se difunden tanto por las ondas troversia al cuestionar hasta qué punto la educación y la cultura so­
como a través de Internet. De hecho en los portales educativos de metida a la lógica comercial del entretenimiento se pueden seguir
las consejerías de educación de Cataluña o de M urcia se pueden en-. considerando corno tales. Las posiciones extremas las definiría el
contrar múltiples referencias y archivos con emisiones de estas ra­ elitismo y, en el otro, la banalización rampante de la creación artís­
dios, que pese al cambio tecnológico siguen conservando parte de tica. No podemos detenernos aquí en este importante debate, entre
los planteamientos iniciales, si bien en sus programaciones predo­ otras razones porque sólo nos ocuparemos de la pequeña parcela de
mina la faceta musical y de entretenimiento. los videojuegos.38 Pero si nos parece oportuna a este respecto la
Por lo que respecta a la televisión escolar, sucede algo parecido a reflexión de Arendt (1996: 219 y ss.), cuando afirma que el proble­
lo de la radio, aunque la cuantía de las iniciativas es considerable­ ma no es tanto «que la cultura se difunda en las masas, sino que se
mente menor. Sin duda el medio televisivo es más caro y complejo destruye la cultura para brindar entretenimiento» apto para el con­
que la radio y requiere conocimientos técnicos mucho más específi­ sumo de las masas. Y a continuación sentencia que «la actitud del
cos. Antes la difusión de las producciones se hacía en circuito cerra­ consumo lleva la ruina a todo lo que toca». Además, cuando los
do, aprovechando alguna convocatoria festiva o la de final de curso. contenidos del entretenimiento van en soporte electrónico, como
Hoy esa difusión es más fácil, pues se aprovecha la emisora rnunici- sucede durante estas últimas décadas, las prácticas se circunscriben
pal/local de televisión o se cuelga el vídeo/programa en la Red.36 De a espacios privados e individuales (Flichy, 2006: 3). ¿Será esto lo que
todos modos lo más relevante es el trabajo que se realiza en las aulas consigan los videojuegos inspirados por nobles propósitos «educa­
con los alumnos elaborando guiones, el manejo de los equipos tivos», como se recrea en alguno de los productos mencionados a
audiovisuales, los recursos expresivos de la imagen, el esquema cor­ continuación?
poral para ponerse ante una cámara de vídeo, etcétera.. Los formatos Es posible que la observación precedente tenga algo que ver con
que predominan son el documental, el reportaje y el informativo en las reticencias de la institución escolar para incorporar con natura­
tono humorístico y con referentes casi siempre locales. Su estilo ex­ lidad los productos actuales de la industria cultural. La mercadotec­ í**
presivo es el de videoclip y se busca, con imágenes y sonidos, más el nia que va unida a esta industria no ha tardado en acuñar un térmi-
efecto llamativo que la corrección narrativa, tal como se puede
comprobar en la Red. Cabe destacar, a este respecto, aunque no sea 37 Nora de prensa de! Ministerio de Educación y Ciencia recogida en liccp://
pertinente a nuestro propósito, que en 2006 se haya constituido, wvw.mcc.es (consultada el 3-12-2006).
desde el MEC, un grupo de «12 expertos para impulsar la televisión 38. No se nos oculta que hay otros muchos «contenidos» que se distribuyen con
idéntico propósito y con notoria presencia en las aulas. Uno de ellos seria la música, a
cuya difusión Internet está contribuyendo en gran manera, aunque la industria se que­
36. La IMTV es una experiencia de este cipo que realizan en un instituto los alum­ je por la sangría económica que el «pirateo* le supone. Sobre el uso didáctico del so ft­
nos de secundaria y, desde otra óptica, el Canal Terrassa, que emite los programas he­ w a re musical se encontrará información relevante en hrtp://\v\vw. aulaactual.com;
chos por los escolares del municipio. http://www.cdu365 com o http://www musicarcas cora.

150 151
rabie a la industria del cine que, dentro del segmento cultural, es la
no con el que poder limar asperezas y desarmar resistencias: cdutam-
más importante.4'
ment. De esta manera «convergen» en una sola palabra la educación
Según señala Gee (2004: 90), lo «verdaderamente crucial para el
y el entretenimiento o, lo que viene a ser parecido pero expresado en
aprendizaje, el pensamiento y la resolución de problemas son las
forma de eslogan: «Educar divirtiéndose a través del entretenimien- fefe
conexiones o asociaciones que hace la gente entre sus experiencias».
to*. Durante varios meses se lia anunciado un coleccionare dc’v?]:%ií
Y tal como destaca un poco más adelante este mismo autor, esa fun­
quiosco que consta de 15 libros-DVD y 15 libros-CD -Rom con di­
ción de conexión la cumplen perfectamente los videojuegos. Es
vertidos episodios, juegos y ejercicios para que los más pequeños
f más, «los buenos videojuegos incorporan perspectivas bastante
aprendan cuatro idiomas El producto, «con garantía de la BBC», se yfe /
acercadas acerca de cómo aprender, pensar y solucionar problemas
promociona día a día con el siguiente eslogan: «Aprender cuatro -y
en el mundo y de cómo se debería trabajar en las escuelas» (p.. 93).
idiomas ahora es un juego de niños»/' ¿Cuántos lotes se habrán fefe
,rf ¡ Más adelante retornaremos esta cuestión que, en apariencia razona­
vendido a clientes de quiosco embaucados por un reclamo publici- fefe.;:
feif; tario tan sugerente? ble, suscita sin embargo numerosas controversias entre los sectores
Ciertamente, desde siempre la actividad lúdica del ser humano f e / « más próximos a la educación. De momento lo que nos interesa des­
•K1 ha tenido una función socializadora y, en razón de ello, un carde- 0 tacar es que el uso con propósitos educativos de estos productos se
feíl extiende con gran rapidez y constituye ya un área importante de
ter educativo. De hecho hay sólidas tradiciones en el pensamiento fefe.
pedagógico que reivindican el valor educativo de los juegos infan- 'yfe trabajo teórico y práctico,. De hecho existen líneas de investigación
tiles y juveniles, así como su positiva aportación al aprendizaje es- '/fe consolidadas con relevantes aportaciones para el trabajo escolar sir­
colará10 Sin embargo, lo que se pretende significar con el término viéndose de estos soportes; así se puede cotejar en publicaciones ta­
edntainment es algo bien distinto. Por un lado se diluyen los lími­ les como Estallo (1995), Levis (1997), Gros (2004) o Esnaola (2006).
Compartimos con De Pablos Pons (2003: 3) su punto de vista cuan­
tes entre lo que se había entendido como «alta cultura», un refe- .fe;
rente de la educación reglada y la «cultura popular», propia, en do mantiene que los «alumnos deben ser formados para ser capaces
de comprender e integrar en su oralidad audiovisual los códigos de
todo caso, de las actividades extíaescolares. Además, por otra par- -y
imagen y sonido, presentes en estos materiales». Bajo este supuesto
te se da entrada en el espacio de la enseñanza escolar a toda suerte ' 0
resumimos las ofertas pedagógicas de los nuevos formatos en dos
de producto más o menos lúdico generado en serie por la industria 0
apartados genéricos, sin considerar las múltiples clasificaciones que
cultural, constituyéndose así una forma de participación cada vez
existen sobre los videojuegos, cuestión que ahora no es demasiado
más consolidada.1' Nos referiremos aquí, en particular, a los video- y/
juegos, cuyo desarrollo durante estos últimos años es de tal enver- . relevante para nuestros propósitos
gadura que por el volumen de facturación se considera ya compa- fey

39. El Puis, 2-9-2006 .


40 Desde esta perspectiva se desarrollan iniciativas de trabajo pedagógico con el 42 Según la consultora PiiceWatcrhouso Coopcrs, sólo el sector de videojuegos
juguete que son ejemplares, como las que promueve el instituto Tecnológico del Ju­ facturó, en 2004, 25 000 millones de dólares y esta cifra se estima que se duplicará en
guete de fbi, Alicante, como se puede comprobar en http://www.aiju.inlo } http:// 2009 o quizá antes si se consolida la incorporación de publicidad en el contenido de los
www.observatoriojuguetc.com videojuegos {El País, 13-8-2006) La Asociación Española de Empresas de Consulto-
41. £n el boletín Análisis y P rospecti va, n ° 13, de marzo de 2006, se alirnta que el ría se hace eco de los resultados del informe anual de Media Outlook, según los cuales
«estilo de vida digital» experimentado por los más jóvenes, orienta «el uso de la Red el mercado español de medios de comunicación, ocio y entretenimiento crecerá una
más como plataforma de ocio que como fórmula de búsqueda exelusiva de informa­ media anual del 6,5 % hasta 2010; la única que ha decrecido en 2006 un 2,5 %, v ío se­
ción» Un cambio de hábito de consumo digital que exige -'modelos de negocio basa­ guirá haciendo si no resuelve el problema de las «copias piratas», es la industria disco-
dos en tecnologías para la gestión y control de los contenidos digitales-. Véase en
http://wvvw. fundacionauna.com 1 V.
gráfica Más información disponible en http://www consultoras org.

fe;
vil •fe:
153
t-v; 152
:É i l
¿•v

j , i Entretenimiento en soporte electrónico aparecen y desaparecen, concursos sobre geografía, historia de la li­
teratura, hasta el sempiterno comecocos que explota por ejemplo si,
Todos los porrales educativos y la m ayoría de las web de centro tie­ al jugar a identificar animales herbívoros, se señala a un león. La red
nen enlaces y/o secciones bajo rótulos como los siguientes: ocio, de redes permite enriquecer estos juegos formando un club entre
juegos, pasatiempos, zona líídica, aprende jugando, etcétera. La los «amigos d e ...» o practicar la actividad lúdica en la compañía vir­
duda que nos asalta es si la presencia de esta oferta responde a un re­ tual de los aficionados a un determinado personaje como si estuvie­
querimiento de las enseñanzas en línea o es para reforzar un hábito ran en el patio del colé. Dos ejemplos de todo ello son el club de
social y, con ello, de paso, fidelizar a los usuarios. A modo de con­ Pipo y El Patio de Las tres mellizas, cuyo éxito comercial y educa­
clusión de un estudio de campo, Calvo Sastre (2000: 62) afirma que tivo es difícil ocultar.’’
podría parecer «que el uso de los videojuegos es una práctica ino­ La cantidad y variedad de juegos disponibles es inabarcable, para
fensiva y absolutamente defendible, Pero, no obstante, me parece todas las edades y gustos, pues los gestores de estos portales saben
importante realizar algunas puntualizaciones», que tienen que ver que ésa es la zona que más visitas recibe. Ahora bien, sobre lo que
con la «existencia de videojuegos con contenidos altamente violen­ ya no hay tanta coincidencia entre estos espacios electrónicos es en
tos, racistas o sexistas», por lo que tampoco se puede negar «la po­ el tratamiento que se le da al contenido lúdico. En unos portales
sibilidad de que el uso de videojuegos pueda afectar de manera ne­ como, por ejemplo, el de XTEC de la Generalitat de Catalunya,
gativa a determinados sujetos». sólo se ofrece enlaces a las páginas en las que están alojados los jue­
A propósito de los contenidos violentos y la falta de escrúpulos gos, mientras que hay otros, como Educared.net, que conducen di­
morales de algunos de los artífices de estos productos, llama la aten­ rectamente al juego porque éste es el contenido monográfico de la
ción el videojuego aparecido no hace mucho y que en EE.UU. se web** A veces se presenta el juego sin más explicaciones ni reco­
llama directamente B ully y en Europa Canis canem edit, creado por mendaciones de uso, mientras que en otros casos no sólo se mues­
Rockstar para la P1 ayStation2. Según el comentario de prensa, el es­ tran estas indicaciones sino que además se especifica el nivel y asig­
cenario de este videojuego es un colegio de adolescentes en el que natura para la que es recomendable cada juego. Con esta variación
los estudiantes se dividen «en empollones, pijos, macarras y muscu- de criterios en la presentación de los videojuegos y como fuente
litos. Para ganarse el respeto de los macarras, hay que pegarse». Las inagotable de los mismos, encontramos los portales de los ayunta­ ¿«s
«armas» utilizadas no pasan de «huevos o tirachinas, aunque tam­ mientos. Cuando éstos participan en proyectos como el de «ciudad
bién se puede usar un bate contra otro niño, que desaparece después singular» o «ciudad educadora», aprovechan estos espacios electró­ r>
de un par de golpes». El portavoz de la productora resume así el ar­ nicos para incorporar secciones con títulos como «aprende y di­
gumento fundamental de este videojuego: «Trata sobre aprender a viértete», «el rincón lúdico» o «juegos educativos», donde se ofrece
valerte por ti mismo y lo que pasa cuando te mangonean». Desde una variadísima cantidad de juegos para todas las edades y platafor­
luego, el propósito no puede ser más noble, aunque es una lástima mas de juego, incluida la on-line r*
que un tema tan importante y sensible se convierta en espectáculo r-.
de entretenimiento; después nos lamentamos de la insumisión esco­
lar, como veremos al final del capitulo 5.
En cualquier caso y pese a los malos ejemplos, la oferta de video­ 43 t n http://wwxv.pipoclub.com y http://w\v\v lastrcsmcllizas.com/c|patio//pa-
juegos está ahí y no pocas veces se le confiere un valor educativo tio.html
44. Éste sería el caso de http:/Avw\v.xtec.e.s/-¡eardena/¡ndex/cOnthtm
integrándola en procesos de enseñanza y aprendizaje. La oferta es
45. A modo de ejemplo citamos a los ayuntamientos de L leída v A Coruña porque
tan variada como lo permite el hecho de jugar en soportes electró­ sus portales educativos están muy bien presentados y ofrecen abundante material lú­
nicos, así que podemos encontrar desde crucigramas, sopa de letras, dico Véanse en lirtpt/Avww.paeria.es/ime/ y en http:/Av\v\v.edu,aytolacoruna.es/par­
juegos para reforzar la memoria basados en cartas con imágenes que ticipa/

154 155
3,2. Videojuegos educativos
acceso que en muchos casos es de carácter gratuito cuando uno se
M registra en el portal. Por lo que se refiere a los contenidos de la tra­
i:.:>
Ya hemos hecho alusión a la enorme cantidad de actividades lúdicas ma gráfica, se pueden diferenciar dos grupos: los que abordan te­
en soporte electrónico que se oferta a los escolares, por lo que aho­ máticas que podríamos calificar como «transversales» y los que
fcv ra damos un paso más y abordamos di rectamente el formato video- ofrecen un tratamiento lúdico de los contenidos específicos de al­
p¡ juego como material didáctico. La proyección pedagógica de esta guna de las áreas curriculares.
tecnología, según Cremades (2007: 80), se funda en lo atractivo que Respecto a estos últimos cabe resaltar, contra todo pronóstico,
i:
resulta su práctica, puesto que que ya constituyen una importante línea de negocio a tenor de la
le facturación alcanzada estos últimos años. La empresa Gamepro ha
[. ] no es una imposición, sino una expresión de un deseo que incluye editado cuatro videojuegos educativos, de los que ha vendido más
siempre cierto afán de saber: quien juega quiere aprender, y ello sin que de 600.000 copias entre ayuntamientos, diputaciones y gobiernos
nadie le esté forzando, sino en uso de su micropoder. El ocio parece de­ autónomos/' El «filón» les ha parecido suficientemente atractivo
j:i signar algo vacío, pero es el ámbito en que el individuo elige cómo lle­ como para arriesgar una importante cantidad de dinero en producir
nar su vida. Y lo que aprende en función de esa decisión, lo aprende
!■■■': con más empeño. un videojuego con el que «desarrollar un completo tratado sobre fí­
sica». Ese videojuego abordará los conceptos fundamentales de la
L
asignatura de Física de Io de ESO (calor y temperatura, luz y soni­
>:■ La oferta de productos con esta orientación y a es amplísima y,
do, movimiento, fuerzas y energía). Su tratamiento se ha coordinado
como hemos visto, de un alto valor pedagógico, extremo que tam­ con las tres editoriales de libros de texto más importantes de nues­
K bién destaca Marqués (2000: 57): «Sin duda los video juegos en ge­ tro mercado, de modo que ambos productos puedan complemen­
jhi neral mejoran los reflejos, la psicomotricidad, la iniciativa y auto­ tarse. Y a fin de reducir riesgos, y a se «conoce» el alto interés de las
/ nomía de los jugadores, pero además también pueden utilizarse en autoridades autonómicas y municipales por dotar a sus bibliotecas
el ámbito educativo con una funcionalidad didáctica para contribuir con este videojuego,'17 Más productos de esta naturaleza y con pa­
al logro de determinados objetivos educativos». Aunque tal vez no recidos propósitos los ofrecen empresas como Zeta Multimedia,
B. sea suficiente con «exponerse» a los videojuegos (al modo que se Micronet, Lodisoft, Planeta DeAgostini o Cibal Multimedia, que
?é propone con los brean training, que comentaremos más adelante), anima a su famoso personaje Pipo a resolver problemas de matemá­
para alcanzar tales objetivos sino que habría de acompañarlos con ticas o a enseñar inglés. Pero si el producto no es estrictamente
m otras actividades. No basta con la respuesta adaptativa de los video­ «educativo», entonces algunas empresas del sector tornan como coar­
W- jugadores, como señala Esnaola (2006: 130), sino «el lugar de la pre­ tada la «responsabilidad social corporativa» para elaborar guias con
gunta que cuestiona la acción, que busca justificaci.ones lógicas o las que reutilizar los videojuegos comerciales en las au las/
M
que provoca el cuestionamiento ético», y que ha de ejercer el adul-
to/educador.
El soporte y Ja presentación de los videojuegos varían al mismo 46 La información comercial de estos productos educativos se puede consultar en
,!i¡¡
http://www gamepro es Desde una perspectiva más instructiva, puesto que incorpora
ritmo que avanza la innovación tecnológica. De ahí que los juegos los videojuegos pero también artículos de opinión y valoración de ios mismos, está el
basados en pantallas estáticas ya no atraigan a los escolares, y por portal littp://w\v\v planetjeux nct.
S;i: ello ahora se les dota de la aventura gráfica, de una trama más o me­ 47 Noticia publicada en el boletín aparecido en littp://publícaciones estrategia
H nos dramatizada con personajes, escenarios e historias tomadas del nct/nct. Iitm.
48 Uno de los muchos ejemplos de esta estrategia comercial se presentaba reciente­
m cine o de series de televisión, ingredientes con los cuales se puede
mente y es la «Guía para padres y profesores: aprendiendo con ios videojuegos». Está
cautivar la atención de los jugadores,. Estos juegos se nos pueden '. V.V ;l. •; patrocinada por una empresa del sector y la elabora un grupo de profesores universita­
presentar en diversos soportes o son accesibles a través de Internet, rios Disponible en http://\vww.aprendeyjuegaconca com/guia/guiajiomc.html.

156 157
Otra linca de producto, sin duda menos lucrativa que la anterior, la estrella de ventas de videojuegos a finales de 2006. Representan
es la que promueven ONG u organismos que a través de este tipo una buena manera de divertirse ejercitando el cerebro para aproxi­
de formatos pretenden contribuir a la educación de los ciudadanos, marlo a la «edad mental» de 20 años que, según el psicólogo japonés
la m ayoría de las veces proponiendo temas y planteamientos trans­ inspirador del videojuego, es el momento de máxima madurez.
versales de la enseñanza reglada. Ante una pregunta tan desconcer­ También en torno a los 20 años los jóvenes, según las encuestas,
tante como "¿te lo piensas bien antes de com prar?», la respuesta no muestran su m ayor avidez en el consumo de la electrónica del en­
puede ser más enfática: «Descúbrelo jugando». Así se presenta un tretenimiento, coincidencia de edad que puede explicar la ofensiva
videojuego patrocinado por UNICEF para fomentar entre los más publicitaria de estos últimos meses sobre los Brain Training ,0®v
jóvenes el «consumo responsable»..''1'' El Programa Mundial de A li­
mentos, de las Naciones Unidas, patrocina el videojuego Food For­
cé con la intención de sensibilizar a los niños y jóvenes sobre el
hambre de millones de conciudadanos suyos.30 Bajo el lema de
«Aprende jugando», la Dirección General de Tráfico (Ministerio
dei Interior) ofrece una serie de videojuegos, clasificados por fran­
jas de edad de 0 a 18 años, para fomentar entre ellos la «educación
vial».'" Ejemplos de parecido tenor los encontramos a raudales, de
modo que con Jos señalados aquí parece suficiente para mostrar la
consolidación de una tendencia en el tratamiento de la educación a
través de las TIC y con ello, además, abrir otra vía para que el que­ /m
hacer pedagógico se impregne un poco más de la lógica mercantil.
Cerramos la revisión de esta forma de participación aludiendo al
último éxito comercial en videojuegos: el Brain Training de Ninten­
do, lanzado a mediados de 2006. El objetivo de esta gama de juegos
ya no es reforzar los contenidos curriculares o transm itir valores
positivos, como las dos tipologías precedentes, sino que se orienta a
la estimulación del córcex prefrontal, donde se localizan las funcior
nes cognitivas, según la publicidad del producto. El juego propone
ejecutar tareas que aumentan el flujo sanguíneo en esa zona del ce­
rebro del jugador para así mejorar sus capacidades cognoscitivas.
Para ello el juego presenta en la DS de Nintendo tareas lógicas rela­
cionadas con el cálculo, la lectura, la memorización de imágenes y
sonidos, los ejercicios de aritmética, etcétera. Con el precedente del
Sudoku y el afán de incrementar las competencias cognitivas en la
sociedad del conocimiento, es lógico que los Brain Training sean

•19. Información sobre este producto y otros parecidos publicada en lmp:/Avww.


ozonalia.org
50. De acceso gratuito en htipt/Aww.foof-force com.
51. En littp:/Av\vv\u!gi:es/educacionv¡al/Juegos_Aprende_iugando_ luml

158 159
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Refundación organizativa
de los centros escolares
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Presentación

Las formas de participación descritas en los dos capítulos anteriores


nos invitan a repensar la naturaleza de la estructura organizativa en 4^«
la que se sustentan aquéllas y cómo, en su consolidación operativa,
transforman dicha estructura., La institución escolar, guiada por el
afán de dar satisfacción a las demandas de la sociedad, acoge cada
vez más prácticas que, de un modo u otro, dependen de las TIC,
tantas, según hemos expuesto en los dos capítulos anteriores, que es
necesario analizar y valorar la tarea de los centros con esquemas
distintos de los utilizados hasta ahora. Y cuando las TIC intervie­
nen en las actividades inducen inexorablemente transformaciones
en la estructura y la cultura organizativa de la escuela y sus agentes,
no sólo porque son unas herramientas con las que se acometen de­ t**\
terminados procesos, sino fundamentalmente por interferir y me­
diar en los procedimientos constitutivos de la organización.
La confianza en los beneficios derivados de la tecnologización de
la enseñanza es muy alta y tan enormes las presiones externas que
no se repara en los costes ni en las consecuencias inherentes a este
proceso. Es más, hacerlo lleva consigo el estigma de pasar por «tec-
nófobo>-\ Sin embargo, merece la pena correr este riesgo con tal de
avanzar un poco más en la comprensión de cómo la institución es­ ¿i*»*,,
colar puede sacar el máximo provecho pedagógico del enorme po­
tencial que hoy representan las TIC. A ésta tampoco le quedan
muchas alternativas. Al margen del proyecto educativo de cada ins­
titución, toda ella está sumergida en infópolis y, por tanto, ha de dar

163
alguna respuesta a las condiciones impuestas por ésta respecto a la jSólo es posible lo que p erm ite la «aplicación in fo rm á tica »!
producción y reproducción del conocimiento. De hecho, cuando
los escolares se incorporan a su disciplina ya están, en su mayoría, Nos situamos en el momento en el cual una familia se dispone a pre­
ampliamente socializados en el manejo de toda suerte de artefactos parar la documentación para hacer su declarado i de IRPF ante Ha­
tecnológicos y de su modus operandi. cienda del año fiscal 2004. Sus dos hijos están escolarizados en un
Lo que ante todo nos interesa indagar a lo largo de estos dos ca­ centro concertado confesional. Dicho centro, al igual que tantos
pítulos no es tanto cómo disponer los nuevos medios en la organi­ otros, presenta corno «obligatoria» la contribución mensual a una
zación de la escuela, ni cómo insertar estos recursos pedagógicos fundación sin ánimo de lucro que lleva el nombre del santo funda­
para optimizar su uso didáctico. A propósito de esta cuestión ya se dor de la congregación titular del centro en cuestión. La fundación
ha escrito mucho y se han aportado abundantes «soluciones». El receptora de los fondos redistribuye los recursos económicos re­
punto de vista que nos interesa debe afrontar cuestiones como la si­ caudados entre acciones solidarias en sus misiones y el manteni­
guiente: ¿en qué medida la incorporación, sobre todo de las TIC de miento de los inmuebles, no siempre escolares, propiedad de la con­
última generación, está introduciendo cambios sustantivos en la or­ gregación. Además asume un porcentaje del coste de reposición de
ganización y funcionamiento de los centros? Dicho de otro modo, la parte del mobiliario escolar y deportivo del centro. Hasta aquí la
presencia de aquéllas no sólo exige adaptaciones de esta organiza­ breve descripción del contexto del conflicto.
ción y funcionamiento más o menos superficiales de la escuela tal Como la referida familia se plantea desgravar su aportación a la
como la hemos conocido hasta ahora, sino transformaciones pro­ fundación y la dirección no íes ha remitido el correspondiente cer­
fundas que tienen que ver tanto con las dimensiones «m acro» de
tificado, se dirigen a la secretaría del centro para solicitar dicho do­
las políticas que rodean a la escuela (véase el capítulo 4), como con las
cumento. La sorpresa de la madre es enorme cuando la jefa de ad­
«micro» que se experimentan en los centros y que tentativamente
ministración comprueba en su ordenador que ella no figuraba en el
abordaremos en el último capítulo del libro.
listado de contribuyentes a la fundación. La madre se apresursa a
Tal vez estemos en el umbral de una forma nueva de entender y
aclarar que está al día en los pagos, pues los recibos del colegio se
organizar la escuela, dado que, con la incorporación de las TIC, en
cargan en su cuenta personal. Tras este comentario la empleada
la institución se inocula la lógica organizativa y operativa de las «or­
descubre de inmediato el motivo por el cual su nombre no está en
ganizaciones en red». Como ya hemos dicho, las TIC no son sim­
la base de datos. El asunto se reducía a algo m uy simple: la aplica­
ples instrumentos sino productos del sistema técnico configurados
ción informática con la que llevaban la contabilidad sólo registraba
por dimensiones que afectan tanto a los contenidos como a las ta­
a los padres cuando éstos figuraban como titulares primeros en la
reas que cabe realizar con ellas. Entre las clásicas diapositivas y' el
Power Point hay tanta distancia cualitativa, no cronológica, que las cuenta bancaria a la que se cargaban los recibos. En tal circunstan­
implicaciones organizativas de una y otra tecnología son abismales cia los cabezas de fam ilia varones sí figuraban en la lista de donan­
en los diferentes ámbitos de las organizaciones (cómo se accede a tes a la fundación y, entonces, se les podía facilitar el certificado
estos materiales, quién decide y controla el acceso a los mismos y su para su declaración del IRPF, si lo solicitaban. Pero si el cargo del
clasificación y articulación metodológica en las aulas, entre otras recibo iba a una cuenta bancaria en la que la madre fuera la prime­
consideraciones). Tratando de ser más explícitos planteamos, a modo ra titular o fuese indistinta, no se le podía expedir el certificado de
de ejemplo, el siguiente conflicto tomado de la vida real a propósi­ modo automático yr mucho menos em itir dos certificados (con el
to de cómo se impone y utiliza la lógica de las tecnologías de última 50 % cada uno) si el matrimonio renía separación de bienes. ¡La
generación. aplicación informática no estaba programada para contemplar tan­
to detalle! Por cierto, ¿se informaba a Hacienda de las «donacio­
nes» económicas de las madres a la referida fundación? A pesar de

164 165
ser importante esta cuestión o la de género, aquí no son las que más Servicios avanzados en v j
nos interesan. sector educativo Soluciones SMS Gestión ds redss Servicios
Cuando esta familia exigió el certificado, incluso con amenaza de
denuncia, el director del centro ordenó a la responsable de adminis­ *y SOLUCia-WfiS lE C N O LÓ O lCA S P AR A F.I. 5EC10R ED U CA ! IVO

tración que extendiera a nombre de ella un justificante con el total -M e n lo r V o x


Uncompeto cúo.-íz ‘-'c »o- <>7-j-ri'.K.-?. ii-ii'-l-í.íi-: :. uv
de lo aportado a la fundación. Por supuesto, el formato de éste no ¡•>r £&r.tid= v 'T1- p'CfWriSr'' los p n i'-si e»cc£d*f » te ¡nícrrníw in v i
di-ifio& bíterfirtv*1?«télelo
podía ser el mecanizado, sencillamente porque la aplicación infor­
mática no permitía generar tales justificantes a nombre de las ma­ 4S can V o*
e l s o l v e r e * (te | e C G IV 3 .;sr.;e i'¿0 OlfiJCO <í-Sír tes- , ••«Hvíttte IJH rtíW -te u n S - íE K 'it t e t lis t o ;
dres, así que se redactó uno para atender a esa solicitud. Al entregar le c o c sd o i £?» j>9j»ei p-2f píifts? (te fes te? lr*róas &s a n a rte 3
p0f!tí;!í<iiv.5ssteíjict'wzno.-C'ii Oterte«tefoxdatO-- {$**:*■■
el documento se le explicó a la madre que no podían hacerlo de otra
manera porque el programa de ordenador era el mismo para toda la » (VetOiligens
j|||g Un suíeiíi.n tjus y 'joStic-na con ¡tf-sn siic^cta k i; ra 1?: cJc k»5 c?r::ic<:
red de centros de la congregación. De manera que las modificacio­ Cres pv.ciiéndo gestionaste:; a:ri p*rsori«¿ técnico cite'iiicodo, í:n »?»:»*
3§| eqit-PO íp.s*2¿u propio ci-tenste: y cor» tsi&n se«d!tei en tOíteí te? precios
nes sólo pueden hacerlas los técnicos de la empresa propietaria de la -«*» 13*JES
aplicación y encargada de su mantenimiento, con la que el centro Gestión escote? - Cotcurasftcién iteitáa;--cc-hlro - Adtwr.tetrscQntte testtes en ceteffot - Oaytofeg&cióii d e to Bifonn&cicr» i***
mantenía un contrato de servicios. Como si esto fuera normal, el di­
rector del centro se justificó diciendo que enviaría una nota con la Fragmento de la -web . i**
incidencia surgida al jefe comercial de la empresa, cuyo domicilio http://www.cscmtia.com/sector_educa.litm.1
social está en M adrid. No obstante veía con escepticismo la viabili­
dad de esta «mejora» en la aplicación informática, pues se estaba gaciones fiscales de la fundación de ese centro? ¿Q uién debe asumir
utilizando en muchísimos centros, incluso de Argentina y Chile, sin las responsabilidades derivadas de una «disfunción informática» de
que le constara que se hubieran planteado quejas sobre el particular, esta naturaleza? ¿Se han valorado suficientemente las repercusiones
y menos aún tratándose de un aspecto como la «donación» que for­ que generan las TIC sobre todo el entramado de la organización de
ma parte del «compromiso moral» de las familias con el centro y de los centros? Dada la expansión de los sistemas automatizados de ges­ !**■
la línea educativa. Argumentó además, en su descargo, que en las tión, cabe preguntarse por el grado de autonomía que le queda al
reuniones anuales convocadas por la empresa para mejorar el pro­ centro respecto a la empresa que diseña y opera a distancia su he­
ducto, ninguno de sus colegas había elevado el más mínimo proble­ rramienta de gestión. Para concluir, el caso descrito nos proporcio­
ma en relación con la expedición de certificados como el solicitado na un buen referente para analizar los distintos ámbitos organizati­
por esta madre. vos afectados por las TIC de última generación, así como para
El caso descrito y la imagen de la web que acompaña a esta pre­ repensar el alcance de los servicios que éstas prestan a los centros es­
sentación nos sugiere una serie de cuestiones fundamentales para colares.
entender la emergente configuración de la vida y funcionamiento de
las organizaciones escolares. La primera y más importante es que,
por supuesto, las «aplicaciones informáticas» no son de ningún
modo neutrales, lo cual resulta especialmente significativo si tene­
mos en cuenta su capacidad de conformar las prácticas que de ellas
dependen. De hecho, la responsable de la administración del centro
aludido, ante una reclamación concreta, debe resolverla de forma
artesanal y prescindiendo de la lógica impuesta por la aplicación in­ 1 Ninguno de los productos informáticos de gestión de esta empresa están rela­
cionados con el caso descrito, el cual pertenece a otra firma comercial.
formática. Por cierto, ¿cómo se pueden eludir de este modo las obli-

166 167
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En una sociedad asentada en la información y en la tecnología, el
trabajo sin capital recae en formas de actividad y de dependencia más
primitivas que las que conoció la sociedad industrial desarrollada.. Las
sociedades capitalistas de la información producen un mundo escin­
dido.

R. DAHRfc'NDoiu- (2 0 05:76)

1. El «bricolaje tecnológico» en las formas de participación

Las formas de participación tecnológica ya referidas entrelazan


propósitos, medios, recursos, conflictos de intereses, estrategias v
aprendizajes, constituyendo de esa manera un magma tecnológico
y pedagógico del que es difícil discernir hacia dónde se encamina o
qué se pretende con ellas. Es indudable que a tenor de los conteni­
dos, modos de enseñar y estrategias de trabajo que se ponen en mar­
cha, cabe pensar que todo ello se aleja poco a poco del proyecto
educativo de la escuela fundada en la modernidad. Pero tales formas
no se pueden valorar en función de los principios de entonces, sino
conforme a los que rigen en la sociedad de nuestro tiempo, en la que
tienen vigencia. Por esta razón hemos de interpretar las formas
como un magnífico exponente del bricolaje intensivo que se practi­
ca en los centros con las TIC, cuyo sentido y alcance abordaremos
en las líneas siguientes.
Estas formas magmáticas, por nítidas que resulten algunas de
ellas, son consecuencia de largos y complejos procesos de elabora-

169
r-

ción con elementos, materiales y simbólicos, muy diversos, razón jetivo, en general las TIC han conseguido volver a fusionar esos pla­
por la cual aludimos al «bricolaje tecnológico» como sustento de las nos (M artín Arias, 2000: 47 y ss.). El quehacer frenético con las tec­
formas de participación que aquí hemos mencionado. Ahora bien, nologías de última generación dificulta en gran manera poder tomar
esta expresión contiene al menos dos poderosas líneas de interpre­ distancia crítica entre los diferentes planos implicados en el bricola­
tación que nos proponemos plantear aquí y explorar con mayor de­ je tecnológico, entre otras razones porque aquéllas logran aislar so­
talle en los dos epígrafes siguientes. Una de esas líneas, sin duda la cialmente al sujeto aunque esté tecnológicamente hiperconectado.
menos compleja pero no por ello menos importante, es la que aso­ Ésta es, pues, una de las grandes paradojas de nuestro tiempo, el
cia el bricolaje a las manualidades que ejecutan los usuarios con las tiempo de la SI omnipresente.
TIC y, como dice el diccionario, «realizadas en la propia vivienda
sin acudir a profesionales». Cuando profesores o alumnos, indistin­
tamente, preparan un tema cualquiera de la asignatura, articulan ta­ 1.1. Intensificación de las formas de uso de las TIC en los centros
reas y herramientas de muy diversa naturaleza: cortan, pegan, esca-
nean, fotografían, buscan en Internet, componen un texto, un Tal como señala Echeverría (2003: 78), «el nivel de actividad de las
esquema o una imagen y luego lo imprimen, lo «cuelgan» en la web personas en el espacio electrónico crece sin parar, al igual que sus
o lo envían a través del correo electrónico. Operaciones que, por capacidades de acción en el tercer entorno». En efecto, nunca antes
otra parte, son la reedición de otras semejantes que antes se hacían artefactos tan diminutos habían posibilitado hacer tantas cosas y
de otra manera y manejando contenidos que también antes se tra­ tan distintas como lo que hoy permiten las TIC, todo a gusto y ga­
bajaban bajo otros formatos. Por lo que aquí la idea de bricolaje nas del usuario, máxima en la que se funda el bricolaje tecnológico.
alude también a la mezcla, a la superposición de materiales y opera­ Los agentes escolares, como hemos podido comprobar en los dos
ciones de diferente tradición, hecha a criterio del usuario. Con pa­ capítulos anteriores, no escapan tampoco a esta lógica inherente a
labras de Rausell Kóster (2002: 30), cabe afirmar que la «vigencia o las TIC. Los usuarios interactúan con el artefacto a partir de la ex­
visibilidad de unos mensajes sobre otros y a no depende tan sólo de periencia, del manual de instrucciones y de los consejos de otros
su reproductibilidad, sino sobre todo de su reciclabilidad». usuarios en parecidas circunstancias. A sí adquieren una serie de
La segunda línea anunciada de análisis que brinda el bricolaje • Oí#- \ destrezas basadas en un débil conocimiento tecnológico pero muy'
tecnológico inherente a las formas de participación, requiere tras­ eficientes, en la medida que permiten terminar una obra, ya sea de­
cender la manualidad operativa de éstas e indagar en su dimensión sactivar un videojuego para copiarlo, retocar una fotografía, editar
simbólica. Bajo esta óptica habría que interpretarlas como el «bri­ un vídeo doméstico o diseñar el propio blog. Pero este quehacer fre­ i^
colaje simbólico» del que habla la antropología estructural (Lévi- nético, cuando acontece en un espacio como el de la escuela, ad­
Strauss, 1987). En efecto, ya hemos aludido en varias ocasiones al quiere algunos rasgos distintivos que nos proponemos reseñar a
carácter ritual que adquiere, dentro y fuera de la escuela, el uso de continuación:
las TIC, máxime cuando los materiales que se manejan en las referi­
das formas tiene una fuerte carga simbólica, A través del bricolaje a) Alumnos y profesores se apropian de las TIC, en gran medi­
tecnológico se revisten las formas de contenidos en los que se re­ da siguiendo las pautas generales antes apuntadas. Adquieren
presenta lo social, lo histórico y al mismo usuario como sujeto de la las habilidades y destrezas de uso de las tecnologías a fuerza
SI. En la medida en que el sujeto se reconoce e identifica con tales del ensayo y error, puro autodidactismo desescolarizado, en­
formas, el uso ritualizado de las tecnologías consigue su eficacia tre otras razones porque las tecnologías cada vez requieren
simbólica aunque sea auspiciando prácticas que se podrían calificar, menos conocimientos para su manejo. Al observar los entre­
en cierta manera, como primitivas. Si una de las aportaciones de la sijos de algunas de las formas de participación antes descri­
modernidad fue escindir lo social e histórico de lo individual y sub- tas, descubrimos que el profesorado, al margen de su espe-

170 171
cialidad, es el que tras horas y probaturas realiza una deter­ para la eficacia simbólica del rito que se construye con las tec­
minada actividad centrada en las TIC. Consigue llevar a tér­ nologías, por esto es tan difícil polemizar con ellos sobre sus
mino la actividad echando mano de su tiempo y de sus auto- postulados. Sencillamente están más allá de las explicaciones
aprendizajes y. en menor medida, según se constata en las razonables y de lo contingente (San Martín, 2006: 72).
encuestas, con el apoyo de la formación específica. Ahora b) Pese a los retrasos que se atribuye al sistema escolar en cuan­
bien, si todos hacen de todo con las TIC, cabe preguntarse: to al equipamiento tecnológico y de no enseñar conforme a
¿qué sentido tiene la asignatura de informática en el currícu- los requerimientos de la sociedad actual, es evidente el esfuer­
lo escolar o la presencia de informáticos como docentes en zo que en tal sentido se realiza desde la institución. Pero lo
los centros? que se desprende de las referidas formas de participación es
Por otra parte, salvo los técnicos, los «demás» nos apropia­ que tal esfuerzo va orientado más a incluirse en la SI que a de­
mos de las tecnologías «haciendo» cosas con ellas, es decir, in­ sarrollar un pensamiento y unas prácticas propiamente edu­
teriorizando nitinas. El problema es que de esta manera nos cativas y emancipadoras. Así, la escuela se convierte en una
formamos un pensamiento más operativo que reflexivo, más plataforma desde donde consolidar el uso de las TIC y ensa­
instrumental que discursivo, más inductivo que deductivo, yar nuevos productos tecnológicos en los que lo pedagógico
más mágico que racional, un estilo de pensamiento que con­ no pasa de ser un mero argumento de mercadotecnia. Lo co­
trasta con el conocimiento científico que tradicionalmente se mún a la m ayoría de las formas revisadas es que se objetivan
proponía transmitir la institución escolar. Pero como no to­ en prácticas exteriores a la escuela; es decir, «concursar», «pro­
dos los agentes escolares tienen la misma actitud ni están dis­ ducir material» o «aplicar didácticamente» un videojuego es
puestos a aceptar las condiciones en las que se produce esa llevar a las aulas actividades cuya lógica les es ajena y, por ello,
apropiación, entonces surge una variada tipología de persona­ de difícil acomodo en los métodos de enseñanza De algún
jes en la relación escolar con las TIC que es fundamental para modo la escuela se implica en la articulación crítica de medios
entender las formas aquí reseñadas. De todas las tipologías, y prácticas de éxito y, a la vez, asume los parámetros del nue­
excluida la del especialista (incluso la del coordinador/a o ase- vo orden informacional. ¿Son conscientes los agentes escola­
sor/a TIC del centro, cuando existe tal figura, porque no to­ res de la ambivalencia de muchas de esas actuaciones pedagó­
das las comunidades lo contemplan), destacaríamos tres: el gicas?
manilas, el manazas y el chamán. El primero corresponde al c) La dinámica de participación en la SI es más intensa en el caso
voluntarioso en el autoaprendizaje de las tecnologías de ma­ de los centros de titularidad pública que en los de la privada,
yor uso, siempre está dispuesto a ayudar a un colega a resol­ mucho más selectivos respecto a las oportunidades y centra­
ver el problema con la impresora o pasarle un programa «pi­ dos en lo académico. Sin embargo, según datos del Ministerio,
rata». Mientras que el segundo es el remiso a usar las T IC y, la Red privada tiene un equipamiento algo menos obsoleto
cuando lo hace, ío más frecuente es que se equivoque. Estas que la pública, pero ésta lo utiliza en mayor grado que la pri­
dos tipologías están bien representadas en todos los claustros vada.' En ambas redes se da prioridad a las tecnologías más
e incluso entre el alumnado. La tercera tipología es más ex­ actuales, tanto en el software como en la conexión a Internet
cepcional y se corresponde con el diletante que ejerce el pro- o en los periféricos, relegando a un segundo plano las tecno­
selitismo de la última novedad aparecida en el mercado de las logías precedentes (diapositivas, cine, retroproyector, vídeo,
tecnologías, cuyo papel es difundir la buena nueva. El aspec­
to fundamental de sus encendidos discursos sobre el valor pe­ I. Datos relativos al curso 2004-2005 disponibles en - Estadísticas de la sociedad
dagógico de las TIC no gira tanto en el conocimiento que fa­ de la información y la comunicación en los centros educativos», en http://\vw\v
cilitan como en la persuasión que ejercen. Su «luz» es decisiva mec.es.

173
r

etcétera), migración más relacionada con la mercadotecnia experiencias de innovación. Por un lado, las formas de parti­
cipación aparecen y desaparecen sin que se desestabilice la or­
que con las exigencias estrictamente didácticas. En cualquier
ganización porque responden, en gran medida, a uno de los
caso, esas incorporaciones imponen a profesores y estudian­
principios fundamentales del «toyotism o» o producción fle­
tes una dinámica de trabajo no exenta de tensiones ni de puntos
xible: producir «justo a tiem po», en el momento que lo re­
muertos, obligando a negociar con los colegas y responsables
quiere la demanda (C oriat, 1993: 43 y ss.). Por otra parte, el
de la institución las condiciones de ejecución del proyecto,
relato de las T IC adopta, para la presentación de los conte­
además de intensificar la dedicación laboral (González Chá-
vez, 2004). El acceso a la tarea está siempre disponible en nidos, un formato más visual que lingüístico. De modo que
ni los dispositivos metodológicos con los que se está traba­
cualquier lugar y momento del día, sin limitaciones horarias,
jando en las aulas ni el enfoque del conocimiento difundido
de manera que la ejecución de la tarea se reviste de significados
se corresponden y a con los nuevos modos de comunicar. En
más próximos al de una actividad participativa y casi lúdica,
definitiva, ¿la audiovisualización de la transmisión de infor­
que al de un trabajo productivo propiamente dicho. ¿Tienen
mación no estará invitando a repensar el orden epistemoló­
estas condiciones de trabajo emergente algo que ver con la lla­
mada convergencia tecnológica? gico de las formas emergentes de apropiación del conoci­
d) Las T IC introducen, en los procesos de enseñanza y aprendi­ miento?
e) Las TIC son el medio por el cual están penetrando en la cultu­
zaje, al menos dos aspectos que quisiéramos destacar para
volver sobre ellos más adelante. Uno es el «factor motiva­ ra escolar, todavía no en la estructura, los intereses corporati­
ción» que en los alumnos parece despertar cuando hacen uso vos de la industria de productos y servicios, bajo la modalidad
de patrocinio filantrópico. A si se promueve la idea de que la
de las TIC. Pero si éste tiene alguna influencia, no es tanto en
educación es una «especie de industria de servicios que debe
las nuevas tareas o aprendizajes propiciados por aquéllas,
estar orientada hacia el consumidor y regida según princi­
como en el dominio instrumental del artefacto. Cuando éste se
logra o ya se tiene, que es lo más frecuente entre los estudian­ pios» provenientes de la industria y del comercio (Halliday,
1995: 15). Al margen de la valoración que merezcan las estra­
tes, desaparece también el interés por continuar con la activi­
tegias al uso, es indudable que las TIC introducen nuevos ele­
dad. Esto explicaría que muchas de las formas de participación
mencionadas en los capítulos anteriores se desarrollen durante mentos y no pocos contenidos en las actividades de participa­
períodos coyunturales, vinculados éstos a personas o circuns­ ción escolar. Por lo pronto, hay una aceptación o silencio
cómplice con esa p resencia que no sólo resalta el carácter sub­
tancias del centro. Si cambia alguna de estas condiciones, en­ (<•*
sidiario del sistema escolar, sino que además lo convierte en
tonces lo más probable es que la actividad deje de realizarse, y
un buen ejemplo de ello es el irregular mantenimiento de la espacio de negocio, como conviene al ideario socioeconómi­ r
co actual. La propaganda que acompaña a estas actuaciones,
web de centro o la discontinuidad en la innovación pedagógica
con las TIC. Tanto entre el profesorado como entre los estu­ por otro lado tan bien ejercida por los ideólogos del neolibe-
ralismo (Angulo Rasco, 1994), logra alterar la jerarquía de va­
diantes la «motivación» no es un valor constante, pues como
lores de amplias capas sociales hasta confiar en la bondad del
señala Litwin (2005: 20): «La utilización de las tecnologías
solapamiento de lo público y lo privado. Es difícil entender
como factor motivacional o como lo que agrega interés al desa­
rrollo de los temas las ubica en los bordes, no en el corazón de que se pueda llevar a cabo una actividad de reflexión sobre
cómo opera comercialmente por ejemplo Microsoft, si ésta
las actividades que despliegan los docentes o los estudiantes
patrocina y además regala el software con el que realizar dicha
para la construcción del conocimiento».
Además de la motivación hay un segundo aspecto que con­ actividad. ¿Se puede tomar conciencia de una opresión con
tribuye a explicar la falta de continuidad de las mencionadas cargo a la cuenta de resultados del opresor?
r*
175
174
Al hilo de esta especie de «adoctrinamiento», cabe resaltar 1.2 Aportación simbólica del bricolaje tecnológico escolar
que la mayoría de las formas de participación aquí revisadas
se fundan en el experimentalismo y el voluntarismo de los ac­ Al intervenir los ciudadanos en el bricolaje tecnológico, como ya
tores, pero no en la investigación. M uy pocas se desarrollan hemos apuntado a propósito de las formas de participación, éstos
en diálogo con la investigación pedagógica, con un trabajo re­ revisten las acciones con significados y elementos simbólicos, refor­
flexivo de acompañamiento que oriente y sistematice su reali­ zando así su sentimiento de pertenencia a la SI. Según concluye
zación, función que, obviamente, no creemos que puedan Echeverría (2003: 90), no se nace e-ciudadano, sino que se logra par­
cumplir los abundantes estudios, informes y evaluaciones ex­ ticipando en las actividades propias del espacio electrónico. Y aña­
ternas sobre los usos escolares de las tecnologías realizados de a continuación, en tono taxativo, que sólo en la medida en que
por organismos públicos y privados. Por supuesto, al operar «los actuales usuarios, consumidores y clientes de los servicios TIC
de esta manera se alejan las prácticas de enseñanza de lo que es se piensen a sí mismos como ciudadanos de un nuevo espacio social,
más característico de las tecnologías actuales: innovar a partir donde tienen derechos y responsabilidades, se abrirán nuevas vías
de la investigación. ¿Acaso se favorece asi el uso rutinario y de participación ciudadana». El problema estaría, de todos modos,
sumiso en las aulas de las tecnologías? en si esa participación no condujera en la dirección apuntada sino a
f) El ámbito en que las TIC' se están instalando con mayor rapi­ otra bien distinta, como parece que está sucediendo, ya que las tec­
dez, pese a que esta iniciativa es muy reciente, es en el aspecto nologías no son simples medios sino significantes que adquieren
relativo a la gestión de las organizaciones escolares, tendencia sentido en un contexto tan peculiar como la sociedad globalizada en
que, según denuncian W hitty, Power y Halpin (1999: 72), se que vivimos. En un contexto trabado por discursos, unos m uy suti­
funda en los principios de «universalidad» e «isomorfismo»; les y otros no tanto, que tratan de dar toda suerte de legitimidad a
•./V i:':
esto es, si todas las organizaciones son iguales, a todas se les los medios tecnológicos. Algunos de tales discursos los reconocere­
debe aplicar los mismos principios, sean públicas o privadas, mos en los apartados que siguen.
fábricas, empresas de servicios o escuelas. De manera que es­
tos modelos de gestión no afectan únicamente a la contabili­ a) Receptividad social de las tecnologías. Es indudable que desde
dad y los otros procesos estrictamente administrativos, sino los ámbitos políticos y económicos se presiona a la institu­
que ya interfieren en la m ayoría de las relaciones constitutivas ción escolar para que preste m ayor atención a las TIC, tras lo
de la organización. Además de las tareas contables, las TIC se cual no se vislumbra con claridad ni la motivación de la de­
hacen presentes en los procesos de toma de decisiones, siste­ manda —tal vez porque cada agente la funda en una distin­
mas de control de asistencia y comunicación con los benefi­ ta—, ni tampoco qué orientación debe adoptar dicho trabajo
ciarios del servicio, facilitan información necesaria para el en las aulas escolares. Las encuestas hablan de que a los padres
proceso de enseñanza y aprendizaje, ejecutan evaluaciones y les interesa que sus hijos accedan a un dominio instrumental
hasta se comprometen con la orientación académica. Así se de las tecnologías, pero no parece que eso sea suficiente (Pé-
produce cierta enajenación de lo sustantivo de las organiza­ rez-Díaz v otros, 2001). Por otra parte, esos agentes socializa­
ciones escolares, pues se implican agentes externos al sistema dos en el uso de diversas T IC son los que día a día entran en
escolar haciendo valer criterios e intereses que poco o nada las aulas escolares, ya sea como estudiantes o como profeso­
tienen que ver con los propósitos educativos. ¿Puede una ins­ res,’ más los primeros que los segundos, pero todos llevan sus
titución, que tanto ha contribuido a la consolidación de las so­
ciedades democráticas modernas, ceder a extraños los proce­ 2 A este respecto resulta de sumo interés aproximarse a los • hábitos culturales.-
dimientos que competen a las democracias? de los jóvenes para hacerse una idea dei peso que tiene en ellos el uso de las TIC- Véa­
se el In fo r m e ju v e n tu d en España 2004, en hetp:/Avww.nitas .es/injuve.

176 m
Y&v 177
experiencias y habilidades a los centros escolares, dedicando
parte del tiempo que están bajo su disciplina a manejar dichos
artefactos, bien como actividad escolar o como actividad de
entretenimiento en los pasillos y patio (caso del móvil o de la
videoconsola). Aunque estos «aprendizajes extraescolares»
tengan una presencia fantasmal en las aulas, el simple hecho
de saber, por parte de todos, que eso está ahí, de algún modo
invita a que se cuente con ello. Otro problema muy distinto y
sin duda importante es la valoración ética y cultural que me­
rezcan a los distintos agentes escolares los contenidos y las
prácticas fomentados por esas tecnologías.
Al tiempo que esto sucede, vemos que desde diferentes ám­
bitos de la sociedad civil se cuestionan las prácticas y resulta­
dos de la escuela actual, lo que, sin que esto signifique practi­
car una defensa numantina de la escuela, debe invitar a la
reflexión sobre las claves del giro copernicano que se propug­
na para la «vieja institución», es decir, indagar sobre el nuevo
papel que se le atribuye en la sociedad emergente.. Es el mo­
mento de revisar también conceptos tan apreciados por la ins­
titución como el de «infancia», recreado históricamente por.
aquélla (Buckingham, 2000). Pero el motivo de esa revisión
no debe servir para adaptarla a las exigencias de la «genera­
ción electrónica», sino para dar cabida a las circunstancias en
las que hoy viven y actúan los niños y jóvenes. En cualquier
caso, urge restaurar las fuentes de legitimidad política y cultu­
ral en detrimento de las económicas, máxime cuando se trata
de justificar la presencia de las T IC en las prácticas de ense­
ñanza y aprendizaje. Sólo desde esta perspectiva se obtendrán
recursos intelectuales para afrontar situaciones como la des­
crita por Petrella (2000: 26): «En la “sociedad del conoci­
miento”, donde la promoción de las nuevas tecnologías está
reemplazando a las funciones del pensamiento, la educación
sólo es ya el instrumento de legitimación de una división so­
cial desigualitaria».
b) La complicidad de las políticas. Desde las instancias políticas,
sensibles a lo que se demanda desde la sociedad, se promue­
ven iniciativas para que esa aspiración social tenga su reflejo
en las aulas. Así, las distintas administraciones (europea, cen­
tral, autonómica y local) traducen esas iniciativas en planes y

178
' • ‘i

proyectos concretos de actuación mediante los cuales se pue­


da facilitar el trabajo pedagógico con las TIC en los centros.
Bajo el paraguas del macroplan e Europa (diseñado a partir de
los compromisos adquiridos en la Agenda de Lisboa del año
2000), se ponen en marcha múltiples planes nacionales, como
en nuestro caso el extinto Plan Info XXI y ahora el Plan
Avanza. A partir de éstos cada comunidad autónoma arbitra
el suyo propio, sometido también al permanente cambio en
función del partido político que ostente la m ayoría (véase la
figura 4.1). Tanta iniciativa, y sometida a tanto cambio, difi­
culta valorar la eficiencia de los recursos empeñados y, sobre
todo, discernir las directrices políticas ante las TIC. Como en
su momento dictaminó la «Com isión Soto» respecto al Plan
Info XXI, los resultados concretos de estas iniciativas macro
son m uy discretos si se tiene en cuenta las partidas presu­
puestarias que se manejan, y mucho más en su proyección
educativa, que no suelen ir más allá de invertir en equipa­
miento para los centros, abriendo las puertas a los agentes
económicos del sector, como veremos en los dos siguientes
apartados.34Pese a todo, las distintas administraciones conti­
núan abriendo en Internet portales mediante los cuales se
proponen — ¡nada menos!— «aproxim arla Administración a
los ciudadanos» o facilitar el acceso al conocimiento a las
«distintas capas de la sociedad», como se argumenta en uno
de ellos.'1
c) Racionalidad tecnocientífica. El funcionamiento ordinario de
los centros requiere cada vez más apoyos externos, no sólo
por la tendencia privatizadora sino por exigencia de las tecno­
logías que se utilizan. En tal sentido cabe destacar que las TIC
digitales, a diferencia de las analógicas, conllevan una m ayor
dependencia de la asistencia técnica especializada que las pre­
cedentes. Cierto que sus automatismos requieren cada vez
menos destrezas de los usuarios, pero la optimización de sus
prestaciones pasa exclusivamente por las manos del «experto»
(a cualquier retroproyector se le podría cambiar la lámpara,
pero si se trata de un videoproyector se ha de recurrir al ser-

3. El informe de esta comisión se puede consultar en lutp://cdsi red.es.


4. Tomado del portal del gobierno vasco, http;//hiru.com.

179
vicio técnico). Estas agencias, pues, intervienen en la vida de Tal como puntualiza Escudero (2005: 59 y ss.), durante los
las escuelas con intensidad apenas perceptible y adoptando últimos años en estas «instituciones sociales de intermedia­
formas muy distintas: proveedor de equipamiento, desarro- ción» se ha incrustado la lógica corporatista y clientelar de las
llo/venta de aplicaciones informáticas específicas, servicios de empresas que las patrocinan, hecho que limita y entorpece su
mantenimiento, formación para el uso de las aplicaciones, ope­ capacidad de actuación incluso en las sociedades con una só­
radores de telecomunicaciones, evaluaciones externas, etcétera. lida cultura democrática. De manera que ahora su espacio de
De esta forma se entrecruza una serie de prácticas diversas, reivindicación cívica y política lo pretenden ocuparlos llama­
legitimadas por un discurso al que bien podríamos aplicar la dos «nuevos movimientos cívico-políticos» como los foros
observación de Angulo Rasco (1994b: 101) cuando dice que sociales o Attac. El denominador común de todos estos mo­
«conduce tanto a un pensamiento altamente tecnificado (cuan­ vimientos, según destaca Escudero, «es que tienen una ver­
titativa y fragmentariamente significado), como a un mecanismo tiente acusadamente global». Se sirven de la Red para dar a
de valoración y de relación social tecnocráticamente determi­ sus mensajes y actuaciones un alcance transfronterizo, sin
nado; estando ambas cuestiones, desde luego, esencialmente in­ más limites que el lingüístico.
terrelacionadas» Por supuesto, a este discurso no se le llama
«tecnología educativa» ni nada parecido, porque ésta es una A propósito de estos dos últimos apartados (el c y el d), quere­
expresión que no entra en el espectro comunicativo de los in­ mos resaltar que los diferentes servicios prestados a los centros es­
genieros ni de los expertos en arquitectura de sistemas infor­ colares encarnan y a una nueva forma de producir y distribuir el co­
máticos, verdaderos artífices del referido discurso, nocimiento. Digamos que es una form a incipiente de «externalizar»
d) Grupos de interés. Tal como señala Laval (2004: 154), el «éxi­ determinados fragmentos de ese todo que había sido la educa-
to de la ideología neoliberal no se observa en ninguna parte ción/formación de los ciudadanos, tal como se había entendido des­
mejor como en la identidad trazada entre la "reform a” de la de el sistema escolar reglado. Pero éste no es un fenómeno nuevo,
escuela y su metamorfosis en mercado o cuasimercado». Para pues antes la escuela también había contado con la «colaboración»
este autor la «mercantilización de la educación» se presenta : de la familia, la Iglesia, las asociaciones de vecinos o instancias mu­
en dos frentes: cuando la empresa accede al espacio escolar, nicipales. Ahora lo novedoso es que esa dependencia se intensifica y
bien para hacer publicidad de sus productos o porque los extiende, y además el ánimo de lucro de los agentes que prestan ta­
vende directamente (por ejemplo la variedad de actividades y les apoyos externos forma parte de su razón de ser. Por otro lado, la
concursos «escolares» patrocinados por grandes empresas vinculación más o menos coordinada entre el centro escolar y estos
y firmas comerciales de todo tipo, según ya hemos señalado) y, agentes configura una estructura en red, una retícula en la que los
en segundo lugar, cuando las escuelas se convierten en pro­ distintos nodulos, pese a no compartir propiamente intereses, inter­
ductoras de mercancías o la educación acaba siendo un produc­ cambian bienes y servicios (información, conocimientos, equipos,
to de mercado. Ahora bien, los grupos de interés no sólo destrezas técnicas, etcétera) y, además, se establecen nuevas reglas
los constituyen grandes empresas como las ya citadas, tam­ para regular el flujo de relaciones.
bién intervienen fundaciones, asociaciones culturales u ONG,
cuya participación en esta estrategia, revestida de argumentos
más o menos filantrópicos, acaba objetivándose en una tran­ 2. Determinaciones macropolíticas en la aplicación
sacción económica (por ejemplo las distintas variantes del pedagógica de las TIC en los centros
proyecto prensa-escuela amparado por un convenio entre la
Administración y la Asociación de Editores de Diarios Espa­ En palabras de Tezanos (2004: 49), la revolución tecnológica puede
ñoles). considerarse como la «tercera gran transformación global en la his-

180 181
coria de la humanidad»; sucede a la industrial que, a su ve2, sucedió de intercambio generalizado ele los saberes», trayecto en el que es f*.
a la neolítica. Respecto a la sociedad que cobija a la revolución necesario replantear profundamente «las formas institucionales, las
emergente se le han dado muchos nombres, aunque según el autor mentalidades y la cultura de los sistemas educativos tradicionales y,
citado ninguno se debe tomar sino como provisional, porque los sobre todo, los roles del profesor y del alumno». ^
datos e indicios apuntan a que aún estamos en el inicio de esa revo­ La cuestión de fondo, por tanto, no es argumentar una posición #*>,
lución, Las evidencias señalan que al menos en las actuales circuns­ de ataque o defensa de las diferentes tendencias macropolíticas, sino
tancias la ciencia y la tecnología desempeñan un papel estructurante reflexionar sobre la naturaleza e intensidad de las tensiones genera­
Fundamental en esta sociedad. El enorme potencial de este binomio das por la aludida transición de las escuelas y cómo aquéllas contri- ^
hace pensar que cuando se denomina a dicha sociedad como postin­ buyen a introducir cambios y conflictos en la institución, razón su- ^
dustrial, del ocio, informacional, tecnotrónica, digital o sociedad ficiente para ocuparnos en el siguiente apartado de señalar algunos
del conocimiento, de algún modo se nombra al todo por la parte. síntomas y tendencias de la referida presión, así como las contro­
Las innovaciones de la ciencia y de la tecnología —y esto es bastan­ versias que esto genera en el seno de la institución escolar.
te obvio— generan cambios sustantivos en múltiples planos y a di­
ferentes escalas tanto en la vida individual como en la colectiva. En
tal sentido Tezanos (ibíd, p. 78) mantiene que 2.L Cartografía imposible de los planes y programas de las TIC

[....] se trata de una cadena de cambios que está transformando las em­ Nadie puede rasgarse ya las vestiduras ante la evidencia de que la
presas, está modificando la propia noción del trabajo humano, está al­ presencia de las T IC en los centros escolares en gran medida no res­
terando los papeles sociales básicos, está definiendo nuevos marcos de ponde a planteamientos precisos de políticas orientadas por el interés
posibilidades y oportunidades vitales, está determinando nuevas reglas público. Aunque, por supuesto, tampoco por un propósito explíci­
y funciones económicas, [...] en suma, está conduciendo a un nuevo to de mejorar las enseñanzas o los aprendizajes escolares. Desvelar
paradigma social. las estrategias mediante las cuales las TIC llegan a los centros escola­
res no es tarea fácil. Dichas estrategias responden a la sutil lucha de
En esta coyuntura, como sucede con otras instituciones, es lógico intereses, privados mayoritariamente, para alcanzar cuotas de mer­
que se cuestione la relación de la escuela con su entorno social, asi cado, haciéndose valer mediante elaboradas técnicas de mercado-
como las prácticas y funciones en las que aquélla se objetiva, si bien tecnia o de ingeniería social. No en vano la «comunicación mundial
hay opiniones que van bastante más allá, como la expresada en el si- : está en manos de seis conglomerados que se relacionan entre sí y con
guíente juicio sumarísimo: «Adaptarse a la nueva tecnología o desa­ entidades financieras y empresas de diversos sectores (petróleo, ar­
parecer: esto es lo que habrán de hacer a gran velocidad millares de mamento, telecomunicaciones, grandes almacenes, etcétera). Ésta es
empresas en los cinco continentes»,3 Aunque la escuela, al menos la ; la auténtica RED-Estructura de Poder en la que estamos inmersos»
pública, no es una empresa, sí comparte con éstas la condición de ; (Reig, 2005: 14).
ser una organización; por tanto, ¿está expuesta a la misma suerte? Ante tan concentrado poder corporativo, ¿qué hacen los poderes
Para empezar y según Lévy (2007: 144 y ss.), la «cibercultura» pro­ públicos para la difusión de las T IC ? Esto es lo que pretendemos
voca la transición «entre la educación de una formación estricta­ desarrollar en este epígrafe, pues nos parece m uy elocuente el análi­
mente institucionalizada (la escuela, la universidad) a una situación 5 sis de los sinuosos itinerarios seguidos por las TIC hasta instalarse
en los centros, sobre todo porque este análisis permite constatar
que ante la referida concentración horizontal del «poder tecnológi­
5. La frase corresponde a la editorial de la revista P olítica Exterior, cuyo número co», la política responde con la fragmentación de iniciativas, planes
extraordinario de invierno 2000/2001, se dedica monográficamente a «La sociedad de
la información-.
e instancias competentes en la toma de decisiones, pluralidad que,

183
sin duda, dificulta la coordinación al diseñar líneas precisas de ac­ como en otros Estados europeos (Area Moreira, 2005; Sierra C aba­
tuación fundadas en un conocimiento riguroso de lo que está ha­ llero, 2006), la gestión de las TIC hasta llegar al sistema escolar/' Di­
ciendo la sociedad con las TIC- Y así aparece otra situación paradó­ cho esquema es, apenas, el esqueleto mínimo sobre el que se sustenta
jica: en plena sociedad del conocimiento se desconoce, en gran una vasta trama de organismos del Estado, disposiciones normati­
medida, lo que realmente sucede con las tecnologías tomadas en su vas y líneas de actuación que cabe realizar por medio de las instan­
sentido más amplio. Desde la privilegiada atalaya del Instituto N a­ cias públicas y privadas, todo ello trufado por las competencias que
cional de Estadística, López (2001) mantiene que los indicadores sobre el particular tienen cuatro administraciones diferentes, como
manejados para evaluar la penetración, uso o efectos de estas tecno­ son en nuestro caso la europea, la estatal, la autonómica y la local
logías sobre la economía son imprecisos y suscitan numerosas cues­ Esta es la base sobre la que se pretende recortar el considerable re­
tiones que «no tienen todavía una respuesta clara y única»*. Para traso que nuestra sociedad tiene respecto a los países punteros en la
Vicente Cuervo y López Menéndez (2006: 70), una de las aporta­ economía del conocimiento, retraso al que, como señalan Vicente
ciones más destacables del Plan Avanza respecto a los anteriores Cuervo y López Menéndez (2006), no se comenzó a poner remedio
es, precisamente, haber incorporado «los indicadores para la eva­ hasta el año 2000 con el controvertido Plan Info XXL Ahora bien,
luación de las actuaciones previstas». De manera que, ¿cómo se ha ¿las políticas que fomentan tanta duplicidad de esfuerzos y la proli­
evaluado la efectividad de los planes anteriores y el aprovechamien­ feración de tantos organismos intermedios difíciles de coordinar,
to de los miles de millones invertidos en las TIC? será la más adecuada para alcanzar los objetivos de convergencia es­
tablecidos para 2010 en la economía del conocimiento? Sin ánimo
de prejuzgar el futuro, nos limitaremos a señalar algunos rasgos del
entramado perfilado en la figura 4.1:

a) Lo primero que llama la atención es que los planes y progra­


mas, así como los organismos sobre los que se funda nuestra
SI, se ocupan casi exclusivamente de las tecnologías de la in­
formación de última generación, en particular de la informá­
tica y las telecomunicaciones. Los medios de comunicación
clásicos quedan fuera de esas redes y por canto también sus
implicaciones en los ámbitos educativos. Bajo la impronta
tecnocientífica que nos rodea se habla mucho de los sistemas
y lenguajes informáticos y casi nada de los audiovisuales, aso­
ciados a tecnologías ya consideradas como obsoletas. Pero al
desplazar la atención sobre la novedad técnica, se pierde de
vista el hecho de que la radio, el cine o la televisión, en sus di­
ferentes formatos, cautivan a grandes audiencias. Por acra

Figura 4.1. Mapa de programas e instancias en España


6 Aquí nos rctcrimnos .il caso del Estado español, pero la situación no parece ser
■: \ muy distinta, quizá no tan extrema, cuando se \isitan los portales de los Ministerios de
El esquema de la figura 4.1 no es más que un intento provisional m Educación francés o italiano, por poner dos ejemplos, como se puede comprobar en
de reconstruir la enorme complejidad que presenta en España, \j :} ltctp://w\v\v eduenet, cclucation.fr o http://w\vw.indire it.
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184 /Y/ 185
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parte las pantallas de móviles, de ordenadores o de PDA, si­ to que se ha de m ultiplicar por 17 e incluir la impronta de cada
guen articulando sus relatos sobre el poder comunicativo de comunidad; sólo así podremos hacernos cargo de la compleji­
las imágenes. Resaltar cuán atractivos son los artefactos y no dad del entramado administrativo de las tecnologías. El as­
tanto sus recursos expresivos responde más a las estrategias pecto fundamental es que cada gobierno autónomo tiene un
políticas con las que se han «socializado» las tecnologías, que proyecto marco para la implementación de las TIC en la so­
al ímpetu innovador de éstas. ciedad, ya se llame Avantic en Valencia o e.Asturias en A stu­
b) Los grandes programas estatales sobre las TIC adoptan, rias. Una de las líneas preferentes de actuación de cada uno de
como estrategia de difusión, la incorporación de los llamados estos macroproyectos es diseñar un plan para su subsistema
infocentros o telecentros. Son instancias próximas a los usua­ educativo, se líame Infocole y ahora Lliurex en Valencia,
rios y su objetivo es llevar, a los lugares menos equipados cul­ And@Red en Andalucía o Plumier en M urcia. Luego, en cada
tural y tecnológicamente, la alfabetización digital o «cultura comunidad su aportación a la SI se presenta con patrones de
Internet», El patrocinio y gestión de los infocentros corre a imagen pública semejantes al siguiente: «El consejero de Edu­
cargo de la iniciativa privada (entidades financieras, empresas cación presentó este novedoso proyecto, pionero en Espa­
del sector, ONG, etc.), aunque en otros muchos casos los. ñ a...»/
ayuntamientos se responsabilizan de su puesta en marcha. Otro elemento significativo es que estos planes y proyec­
Ahora bien, estos centros de «educación popular», salvadas tos se asientan en el organigrama administrativo de cada go­
las distancias históricas y políticas, remiten inequívocamente bierno autónomo sin que sea posible encontrar una estructu­
a los teleclubes creados a mediados de los sesenta. Uno de los ra con elementos comunes, salvo uno: la dispersión de las
propósitos fundacionales de éstos, aparte de ser instrumentos competencias de las T IC entre multitud de organismos de
al servicio del franquismo, era expandir la naciente televisión' distinto nivel jerárquico. Por lo general éstas dependen de las
llevándola hasta los ámbitos rurales que, de otro modo, no consejerías de Presidencia, Administración pública, Ciencia y
llegaría. De manera que los teleclubes son, a la televisión, lo tecnología o de la de Economía; en m uy pocas comunidades
que los infocentros a Internet. En ambos casos estas instan­ la de Educación tiene algo que decir sobre esta cuestión, sal­
cias se ocupan de propagar una determinada tecnología junto vo diseñar «materiales multimedia o en hipertexto» y propo­
a los discursos que las acompaña. Respecto a estos centros de ner la «formación del profesorado». Tal vez la excepción sea
«cibereducación popular» conviene aclarar, no obstante, un . la del gobierno valenciano, donde su proyecto emblemático
par de cuestiones: su sentido cultural y político se debe loca­ Lliurex se tutela desde la Dirección General de Archivos e In­
lizar en los años treinta del siglo pasado, como base de las novación Tecnológica adscrita a la Conselleria de Cultura,
campañas de alfabetización y animación cultural (Cantero, Educació i Esport. Para evaluar los logros alcanzados en este
2005) y, en segundo lugar, mencionar que estos centros, con campo, cada comunidad tiene su propio observatorio, en cu­
uno u otro nombre, están funcionando en sociedades como la yos informes anuales se pueden encontrar datos sobre los as­
francesa y la italiana, y en la brasileña se llaman Centros Ru­ pectos más inverosímiles, pero ninguna referencia a las mti-
rales de Inclusión Digital (CRID), inspirados en los «círculos
de cultura» de Freire (Viché González, 2007: 133 y ss,). A todo
esto, ¿los infocentros no son una suerte de competencia des­
leal para la escuela, al asumir fines y equipamientos que co­
rresponden a ésta? 7. Se trata de !a nota de prensa (de 28-7-2005), en la que se daba cuenta de la pues- ^
ta en marcha del proyecto ASISTE.NET por parte de la Consejería de Educación de ¿n,
c) En la parte derecha de la figura 4.1 sólo hay un esbozo del es­ Murcia En ese momento ya estaban operativas en nuestro sistema educativo bastantes
queleto común a todas las comunidades autónomas, esquele- aplicaciones semejantes en diversas CC AA. (véase la figura 2 2) f

186 187
chas empresas cesionarias de servicios y competencias en ma­ mienta fundamental de «diálogo» entre la Administración,
teria tecnológica.S.*89 los agentes escolares y los sociales.. La mayoría de los porrales
Más allá de la creatividad administrativa, es obligado reco­ tiene unos canales de acceso libre y otros restringidos a los
nocer que el diseño y gestión de este entramado tecnológico usuarios registrados. Sobre estos últimos se instalan las aplica­
está fuera de la «jurisdicción educativa». Como apunta Jim é­ ciones de contabilidad y gestión, según los casos, de los centros
nez (2006: 38), a propósito del nuevo marco legislativo, hay escolares de cada comunidad autónoma, mientras que los ca­
que intuir y leer entre líneas «para entender que las TIC no nales de libre acceso son como un bazar en el que se puede
están ausentes de las intenciones finales de la LO E».v Sin em­ encontrar de todo: desde la legislación escolar hasta las últi­
bargo, en el Plan Avanza se establecen como mínimo seis lí­ mas declaraciones del responsable de la consejería de Educa­
neas de actuación en el ámbito educativo y sobre las que el ción; desde material curricular catalogado por áreas y cursos,
Ministerio de Industria, a través de la empresa Red.es, tiene hasta la oferta de formación on-line; desde información sobre
más competencias que el de Educación. Cabe destacar tam­ concursos de cualquier especie hasta la «zona de entreteni­
bién que tanto la estructura administrativa aquí perfilada miento» con videojuegos, pasatiempos, foros, blogs, encues­
como el entorno legislativo se caracterizan por la provisiona- tas de opinión, enlaces a otros portales, a medios de comuni­
lidad, es decir que están sometidos a continuos cambios, unas cación, etcétera.
veces requeridos por la innovación tecnológica y otras mu­ e) La últim a observación tiene que ver con la confluencia de
chas motivados por la alternancia política en los gobiernos todo este complejo entramado tecnoburocrático sobre los
central, autonómicos y municipales, distintos subsistemas escolares autonómicos. Las competen­
d) Una cuarta consideración alude a la proyección externa de es­ cias en materia educativa ya están transferidas a las autono­
tos planes, algo que, para el ámbito que nos interesa, casi to­ mías, de manera que ¿cómo se puede coordinar tanta iniciati­
das las comunidades utilizan un portal educativo. En unos ca­ va, pública y privada, con las TIC a fin de optimizar su
sos tiene el mismo nombre que el plan tecnológico diseñado implementación pedagógica en los centros? Lo primero que
por la Administración autonómica para el sector educativo, cabe destacar es que a tal efecto se creó, en el año 2000, el
como en Cataluña, o diferente, como en M urcia (Plumier es Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa
el plan y Educarm es el portal orientado al sistema escolar). (CNICE), dependiente del Ministerio de Educación y C ien­
Estos portales, cuyo formato y contenidos varían mucho de cia,10 Entre sus funciones, ahora reforzadas por el Plan Avan­
una comunidad a otra, se están convirtiendo en una herra­ za de 2005,'1 están las de producir «contenidos curriculares
y no curriculares hipermedia», desarrollar la «educación a
distancia a través de las T IC » y, además, coordinar sus ac­
S. En la entrevista con el responsable de uno de los departamentos del servicio de tuaciones «con las iniciativas de nuevas tecnologías de las
informática de una comunidad uniprovincial, éste nos decía: «En mi servicio los pocos C C .A A .». Así, no es de extrañar que el portal del CNICE re-
funcionarios que quedamos somos jefes, pero no tenemos sobre quién mandar, porque
todos los que trabajan aquí pertenecen a empresas privadas. [ ..] Cuando un profesor
nos llama desde un centro porque, por ejemplo, no le funciona la aplicación de conta­ 10. Real Decreto 1331/2000, de 7 de julio, por el que se desarrolla la estructura or­
bilidad, quien toma el teléfono no es un funcionario, sino un subcontratado de la em­ gánica básica del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (BOE, n " 163 de 8-7-
presa que tiene la concesión de “atención al usuario", que además sale a concurso cada 2000). El CNICE surge a partir de la reestructuración del PNTIC, que es el Programa
año Así que imagínate qué atención puede prestar esta gente a los profesores si no sa­ de Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación creado en 1985 por el
ben ni lo que hacemos aquí» La cxtcrnalización de servicios, por lo que hemos po­ Ministerio de Educación y Ciencia,
dido comprobar, se está aplicando, aunque con diferente intensidad, en todas las 11. Es importante recordar aquí el nombre exacto dado por el Consejo de Minis­
CC.AA. tros a este plan: Plan para el desarrollo de la Sociedad de la Infomación y de conver­
9. Ley orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. gencia con Europa y entre comunidades autónomas v ciudades autónomas.

188
ciba diariamente miles de visitas; para cualquier docente, sin 2.2. Los «reinos de taifas* en la SI
duda, es muy atractivo el material y la información que se les
ofrece en él. Dicho portal ocupa un lugar estratégico que le Una de las paradojas mejor asentada en nuestra «conciencia colecti­
permite animar v movilizar recursos de indudable valor pe­ va» es la fundada en la universalidad v transversalidad de las mo­
dagógico. dernas tecnologías de la información, categorías con las que se nos
Sin embargo, en cuanto a la función de coordinación del pretende homologar y equiparar a todos los seres humanos del pla­
CNICE con las CC .A A ., si la ejerce, no trasciende demasia­ neta. Pese a las diferencias que hay entre nosotros de naturaleza cul­
do, pues no debe ir mucho más allá de las reuniones formales tural, lingüística y de disponibilidad de medios de subsistencia, to­
con los técnicos de las distintas comunidades autónomas. Un dos compartimos parecidas posibilidades de acceso a ese bien
ejemplo sería el siguiente: para nutrir su «observatorio tecno­ intangible que es el flujo planetario de información. Cualquiera, en
lógico» con datos sobre las TIC en el sistema educativo, pro­ definitiva, al margen de dónde viva, podrá disponer de un orde­
nador, conexión a Internet, un móvil, un iPod o una videoconsola.
mueve una investigación que cofinancia con la empresa pú­
blica Red.es y las comunidades autónomas que aceptaron Pero esta promesa ecuménica sobre el acceso y uso de los medios
tecnológicos no puede ocultarnos una realidad bastante menos ha­
participar en este trabajo. La primera fase del estudio de cam­
lagüeña, como la recogida bajo la expresión de «brecha tecnológi­
po se basa en una larga encuesta para profesores, alumnos y
ca», abordada en capítulos anteriores.
una tercera para equipos directivos, bajo el título: Estudio de
Pero aun situándonos en la posición ideal, la del acceso universa­
las tecnologías de la 'información y la comunicación en centros
lista a las tecnologías, hemos de destacar como paradójico el efecto
educativos 2006 , 12 La realización de este proyecto activa el
de la fragmentación que se produce con ellas. De hecho, en las re­
principio de «concentración horizontal», del que hablan los giones con alto nivel de equipamiento tecnológico, quizá por la na­
economistas al referirse a la producción posfordista, tan deci­ turaleza de éstas, se detectan diferencias entre clases sociales, entre
sivo por lo demás para entender el funcionamiento del entra­ sectores productivos y, cómo no, también en el seno del sistema de
mado expuesto en la figura 4.1. La principal empresa encar­ enseñanza, diferencias que cristalizan en dispositivos organizativos
gada de ejecutar el estudio es el instituto IDEA, empresa de que se podrían considerar más próximos a los antiguos «reinos de
servicios bien relacionada con todas las administraciones. taifas» que a las modernas y poderosas organizaciones del siglo xxi. r»
Pero el procedimiento es algo más complejo: se accede al en­ Sólo que, como señala Beck, en este mundo dislocado nada está
cargo a través de concurso, lo asumen varias empresas coali­ donde parece, pues vivimos en «una comunidad de vecinos, mez­
gadas para la ocasión, se ejecuta mediante subcontratas y al clados unos con otros, y esto se expresa también a través de una
cliente se le da lo que quiere; en este caso no todas las CC.AA, competencia dolorosa por encima de todas las fronteras».1’
adquirieron el mismo compromiso ni exigían del estudio los Respecto a los medios y tecnologías de la información, Wolton
mismos resultados (para unas era suficiente la encuesta, mien­ (2006: 78) señala que los «medios de comunicación de masas tienen
tras que otras pidieron análisis cualitativos). ¿Q ué grado de una doble función, esencial, de apertura al mundo y de lazo social.
confianza y fiabilidad tendrán los resultados de un estudio Los nuevos medios contribuyen también a la apertura, pero refuer­
realizado en tales circunstancias? zan en m ayor medida el individualismo y la segmentación de los es­
pacios». Es incuestionable que las TIC' fomentan el sentimiento de
pertenencia a una comunidad pero, a la vez, como se apunta en las
i 2. Agradezco a la profesora Cristina Sales haberme facilitado un ejemplar de cada
una de las tres encuestas pasadas en su centro par unas psicólogos que «no pudieron r
13 Beck, U ., «Por que se equivoca Huntingcon», El País, 21 -12-2006
darnos más información sobre la encuesta que la que figura en su portada»
r
190 191
dos citas precedentes, potencian las diferencias entre vecinos y ge­
neran lacerantes asimetrías. Lo mismo sucede cuando estos medios
tecnológicos llegan a los sistemas escolares; aunque se incorporen
para formar parte de la comunidad más avanzada, lo cierto es que al
mismo tiempo abren fracturas m uy difíciles de recomponer. A
modo de ejemplo, señalamos algunos ámbitos en los que se produce
la referida ruptura: mientras que los medios convergen y se concen­
tran empresarialmente, los sistemas escolares se fragmentan y des­
concentran; mientras que los medios aportan una identidad vicaria
transversal, la escuela se queda con lo identitario (en algunos casos
incluso como reducto de fanatismos diversos, incluido el religioso,
como es el caso de la Conferencia Episcopal contra la asignatura de
«Educación para la ciudadanía», esperpéntica expresión de la dialé-
tica entre lo local y lo global); mientras que los medios ofrecen un
modelo cultural de carácter universal, la escuela se afana en trans­
m itir otro modelo construido con lo próximo e inmediato; los me­
dios proponen los valores hegemónicos mientras que la escuela,,
como mucho, se limita a trabajar ios contrahegemónicos; los me­
dios son proactivos y la escuela reactiva, etcétera.
De algún modo la institución está siendo desplazada por los me­
dios y tecnologías de la información de sus propósitos fundaciona­
les, bastante alejados de lo que hoy exige la SI. Los cruces entre la
modernidad y la posmodernidad, si se nos permite la expresión,
producen un efecto interesante y contradictorio en el «modelo
educativo» ofrecido por los sistemas escolares. Bauman (2006: 45)
mantiene que la búsqueda de la identidad se enfrenta a dos fuerzas
contrapuestas: «Navega entre los extremos de la individualidad in­
transigente y el sentimiento pleno de pertenencia a un colectivo.
Llevado a nuestro terreno, los subsistemas escolares autonó­
micos son una zona de lucha por la identidad, pero al tiempo incor­
poran las TIC para integrarse en el universo de la SI. Incluso las ini­
ciativas autonómicas en el ámbito de las tecnologías destilan una
parecida contraposición, como se comprueba en las figuras 2.2 y
4.2; es decir, se adoptan las TIC pero se diferencian las aplicaciones.
En el marco de este cruce de lógicas cabría afirmar que las formas de
participación, recogidas más arriba, fomentarían la identidad ciu­
dadana (el individuo Como consumidor global), mientras que las
prácticas escolares, incluidas las relativas a alguna de las formas de
participación, se orientan a la consolidación de las identidades co-
munitarias (vínculos de pertenencia local). Ésta es otra de las «para­
dojas de la globalización», tal como constata Hermán (2006): frente
a la dinámica mercantilista de las escuelas auspiciada por el neolibe-
ralismo surgen, de este mismo sustrato ideológico, escudas orienta­
das por el fundamentalismo excluyeme. Y ambas dinámicas, según
el autor citado, son igual de perniciosas para una concepción demo­
crática de la institución escolar.
Si volvemos la mirada sobre el sistema educativo español y ana­
lizamos su relación con las TIC , podremos constatar algunas de las
referidas fragmentaciones en el núcleo mismo del sistema. Uno de
esos efectos paradójicos, que generan las TIC en el sistema, surge
con la mecanización informática de los procesos de gestión, y es que,
como se puede cotejar en la figura 2.2, cada comunidad autónoma
tiene su propia aplicación,. Lo cual, dicho sea de paso, no es más que
otro síntoma de una evidencia: «Ya no se puede hablar de un solo
mapa educativo monocolor en el país, cuando lo que se puede apre­
ciar, cada día con m ayor claridad, es un puzzle con distintas tonali­
dades» (Jiménez, 2004:219). Ahora bien, ¿qué significa la prolifera­
ción de tantos y tan variados sistemas para la gestión de lo mismo?
El fenómeno nos suscita algunas reflexiones:

a) En primer lugar, se ha de reconocer el enorme esfuerzo reali­


zado por extender el uso de las TIC a las tareas rutinarias de
gestión y administración de los centros, facilitando con ello el
trabajo del profesorado y de los equipos directivos. Por otra
parte, se constata una aproximación a los países más avanza­
dos en pos del objetivo de la e-Administración, aunque ese
rebufo dificulta poder advertir los relevantes problemas de
coordinación e interconectividad provocados por el desarro­
llo de tanta aplicación informática. A todo esto, ¿qué dice el
flamante Consejo Superior de Administración Electrónica?
En la introducción del Informe IRIA 2006, elaborado por di­
cho consejo, se afirma que «sólo contamos con datos de la
Administración general del Estado y de la Administración lo­
cal».1'1 Sin embargo, en el Informe e.España 2006 se fija la
atención en las C C .A A . y se constata que a muchas de éstas

I-I Disponible en http://www.csi.map.es/csi/in;t2006

193
«les queda aún un largo camino por recorrer» hasta lograrlos Ministerio de Administraciones Públicas, la plataforma SARA
objetivo marcados por el gobierno para 2010, mientras que (Sistema de Aplicaciones y Redes para las Administraciones),
dos o tres prácticamente ya los han alcanzado.15167 simplifique el procedimiento de traslado de expedientes. De
b) Detrás de tanta proliferación de iniciativas hay un coste eco­ momento lo que tenemos es la duplicidad de tareas y falta de
nómico y estratégico que no logra neutralizar las diferencias conectividad, precisamente algo en lo que se basan las princi­
entre comunidades en cuanto a implantación y uso de la tecno­ pales ventajas de la SI. ¿Qué habrá que inventar para superar
logía (circunstancia constatada por la mayoría de los estudios). esta contradicción?
Para empezar, no todas parten del mismo nivel de riqueza ni
de las mismas infraestructuras para impulsar el desarrollo tec­
nológico.15 Pero, además, y al margen de la compatibilidad 2.3. Diferenciarse bajo licencias Creative Commons
entre las respectivas aplicaciones informáticas, diseñan pro­
ductos y actuaciones orientadas a la distinción para destacar Resulta cuanto menos sorprendente que precisamente se utilicen los
sobre las demás aunque sea a costa de dificultar la interconec- recursos informáticos no sujetos a derechos de propiedad para poner
tividad entre ellas. Esta especie de egocentrismo tecnológico,.. de manifiesto la identidad «política» de la autoría compartiendo la
basado en la estanqueídad de las aplicaciones, se retroalimenta herramienta pero no el producto. Nos referimos, como es fácil supo­
velando iniciativas y actuaciones orientadas al consumo local; ner, al desarrollo de aplicaciones en el llamado «software libre» por
Analizar la penetración de las TIC en las comunidades autóno­ parte de las distintas C C .A A , y muchos de sus organismos (véase la
mas plantea «una primera dificultad, de momento insoslaya­ figura 4.2). Las ventajas de trabajar con este tipo de software, y más
ble, que es la ausencia de información detallada y con un hori­ en los ámbitos educativos, son más que razonables (Stallman, 2001).
zonte temporal lo suficientemente amplio que nos permita Según este creador y activista, el «software libre» se funda en que «el
realizar comparaciones [...]» (López, 2001:1). usuario tiene libertad para estudiar el programa, cambiarlo según sus
c) La citada observación nos lleva a la tercera consideración, que deseos y necesidades, difundir copias y contribuir al desarrollo del
es de orden práctico: si un estudiante se traslada de un centro software publicando versiones mejoradas» (Stallman, 2003b: 53).
a otro, dentro o fuera de la comunidad autónoma, ¿qué pasa Precisamente por esto cabe preguntarse: ¿la filosofía en la que se
con su expediente? Pues que éste sólo se puede activar en so­ sustenta este modelo de programación justifica la proliferación de
porte papel, con las correspondientes firmas y sellos tanto del tanta aplicación diferencial? Las tres consideraciones planteadas
centro de procedencia como del receptor.1' Es posible que en son extrapolabas para el caso que nos ocupa, si bien las especiales
un futuro más o menos próximo, si se cumplen los planes del características de este software nos permiten añadir otros matices.

15. Disponible en http://fundacionorange.cs a) Al margen del aspecto estrictamente tecnológico, uno de los
16. Este hecho se puede cotejar en la revista T on as pitra e l d eb a te, n.os 153-154, fenómenos más destacables del software libre es el movimien­
2007, que dedica un monográfico al análisis de «La cohesión social en España», con to social que lo acompaña y cuyo ideario se plasma en la «ética
abundante apoyo de datos y reflexiones criticas sobre el problema.
17. En la Orden ECD/1923/2003, de S de julio, sólo se establece en su disposición
hacker» (Himanen, 2002). Miles de asociaciones de informá­
adicional segunda: «Podrá efectuarse la impresión mecánica de los registros asentados ticos y usuarios, distribuidos por todo el mundo y conectados O
en los libros de escolaridad y de calificaciones, siempre que quede garantizada la au­ entre sí, contribuyen desinteresadamente al desarrollo del có­
tenticidad y la fiabilidad de los datos contenidos en los mismos» Pero esta Orden no digo fuente y de aplicaciones orientadas a dar respuesta a las
llegó a entrar en vigor porque fue derogada la Ley orgánica que la amparaba (la Ley or­ necesidades sociales más inmediatas, razón por la cual Cas-
gánica 10/2002, de 23 de diciembre, de Calidad de la educación) En su lugar sigue vi­
gente la Orden de 30 de octubre de 1992, en la que no se dice nada respecto a los s o -.
tells (2006: 267) afirma que este movimiento «ejemplifica una
portes electrónicos. forma de organización de la producción y la distribución en

195
194
una economía del conocimiento que se basa en lp propiedad
común de la innovación, mediante la colaboración libre de los
creadores, y la apropiación privada y comercial de las aplica­
ciones y productos derivados de esa creación».18 Ahora bien,
¿compensa la disgregación de tanto esfuerzo e inversión de
recursos como se está produciendo? Como plantea Candeira
Zugaza (2006: 1), sólo merecerá la pena semejante esfuerzo si
los gobernantes promueven entre sus ciudadanos el uso de
este tipo de software y no lo hacen únicamente para «colgarse
la medalla», que es lo que en buena medida está sucediendo.
Para muestra baste el mapa autonómico ofrecido en la figu­
ra 4.2, con las respectivas creaciones en Linux,IS.*

Figura 4.2. Programas propios de desarrollo de Linux en educación.

IS. A través de la w e b hrtp:/Avww linux es se puede acceder a documentos c inicia­


tivas de las asociaciones españolas que promueven el so ftw a re libre, y en http://www.an-
dago cora, además se tiene acceso a los informes sobre el uso de Linux en España.
b) Como resaltan Moineau y Papathéodorou (2001: 123), la ver­
dadera «innovación del sistema GNU/Linux no reside sólo
en su dimensión “tecnológica” (el núcleo portable), sino en
los mecanismos sociales de producción de la innovación que
se ponen en juego a su alrededor». Para estos activistas y es­
tudiosos del software libre, tras los primeros pasos de su de­
sarrollo se produjo una «verdadera Satanización de los dife­
rentes sistemas basados en el U nix». Los grupos pioneros se
dispersaron por distintas universidades y empresas, de mane­
ra que cada uno «desarrolla sus propias variantes, sus propias
implementaciones en detrimento la m ayor parte de las veces
de la compatibilidad». De nuevo nos encontramos con el pro­
blema de que la proliferación de las aplicaciones, incluso con
este software, acaba dificultando la interconexión entre ellas,
tanto por lo que se refiere al intercambio de programas y fi­
cheros como para hacer más amigable a los usuarios el mane­
jo de las distintas versiones. De esta manera serían permea­
bles tanto las comunidades de programación como las de
usuarios, haciendo así efectivo el principio de universalidad
c) El software libre debe compartir espacio con el propietario,
que todavía es el dominante, circunstancia que genera no po­
cos conflictos tanto por lo que se refiere al manejo por parte
de los usuarios como de carácter judicial por la ofensiva que
las grandes corporaciones del sector han emprendido contra
los desarrolladores del software no propietario (cobro del
copyright de algunas secuencias de programación utilizadas).
Pero además se produce otra dualidad: ¿los proyectos de soft­
ware libre emprendidos por las distintas comunidades autó­
nomas sólo son para el ámbito educativo o extensibles a toda
la Administración pública? A quí tenemos, al menos, dos va­
riantes: el Linex de Extremadura se ha generalizado a toda la
Administración, mientras que el Lliurex de la de momento
Comunidad Valenciana sólo se ha difundido por el ámbito
educativo (adviértase que, en todas las comunidades, la pri­
mera fase de difusión de Linux es la institución escolar). Aun­
que el desarrollo de estos proyectos informáticos no es dema­
siado oneroso para las comunidades, cabe preguntarse cómo'
lo distribuyen entre sus ciudadanos. Según concluye Candei-
ra Zugaza (2006) respecto a las comunidades de Madrid y

197
Castilla-La Mancha, en sus respectivas aplicaciones Linux no innovación es de libre acceso pero las condiciones de partida no son
está «en los centros escolares, ni instalado como uso cotidia­ idénticas? Dicho de otro modo, la «coopetición» (término que sinte­
no en los escritorios de los funcionarios públicos». Se limitan* tiza cooperación y competición) parece que no puede producir resul­
de momento, a exhibir tal iniciativa como «blasón de presti­ tados equiparables cuando hay comunidades que invierten en el de­
sarrollo de herramientas, mientras que otras utilizan las disponibles
gio».
d) La última consideración tiene que ver con el «coste de opor­ en el mercado y además las de libre acceso que desarrollan aquéllas.
tunidad» a la hora de emprender estas iniciativas en las distin­ Por tanto, tal vez estemos ante otra promesa incumplida sobre la
tas comunidades autónomas. Es cierto, como ya hemos seña­ equidad del progreso asociado a las TIC, estén o no sujetas al derecho
lado, que el coste de estos proyectos es bajo, pero en el caso de propiedad.
español Extremadura, y luego Andalucía, han sido las prime­
ras comunidades en abordar el reto del software libre, co­
menzando por el sistema escolar para luego extenderlo al res­ 2.4. Hacia un «nuevo orden» en el ámbito escolar
to de sus respectivas ciudadanías. Ahora bien, en distintos <•*
indicadores socioeconómicos estas comunidades ocupan po­ Si como parece estamos abocados a formar parte de las organizacio­
siciones medias o bajas; ¿por qué se adelantaron a otras co­ nes emergentes, cambio impelido por la evolución de la ciencia y la
munidades como M adrid, Cataluña o País Vasco, que ocupan tecnología, es porque la sociedad las ampara y, en consecuencia, re­ /•>!
las posiciones de cabeza en esos mismos indicadores?19 Estas clama también unos sujetos instruidos conforme a las nuevas con­
^K
comunidades son, además, las que tienen los hogares mejor diciones de vida. En el logro de este propósito la institución escolar,
equipados tecnológicamente, así como las que hacen un uso según reconocen diferentes organismos más o menos independien­
más intenso y diversificado de Internet. A partir de estas di­ tes, desempeña una baza estratégica fundamental, ya que la sociedad
ferencias estructurales parece difícil que hagan caso a una re­ de nuestros días, en la medida en que su materia prima es la infor­
comendación tan razonable como la sugerida por Barquín mación, se adjetiva como sociedad del conocimiento, del «aprendi­
(2007: 8): «Las CC.AA. necesitan hacer converger sus esfuer­ zaje tecnológico», según expresión de Lucas M arín (2000: 145 y
zos y recursos para evitar repetir fases y tareas». ss.).20 A partir de la sacralización de este principio, cada vez hay más
personas que miran hacia las aulas preguntándose y exigiendo que
De manera que los procedimientos descritos permiten concluir,, éstas incorporen a sus prácticas los nuevos medios tecnológicos.
aunque sea con carácter provisional, que las comunidades con me­ Como esto no se produce al ritmo que ellos desean, entonces fo­
nos recursos optan por el software libre mientras que las más ricas mentan la aparición de ofertas alternativas como el e-leaming o su
r>:
lo hacen por el software propietario. Constatación que suscita, desarrollo más sofisticado, el blended learning (b-learning). Uno y
otro se ofrecen a través de plataformas digitales cuya propiedad y ges­ r*
como mínimo, dos preguntas: ¿ambos modelos brindan parecidas
oportunidades de desarrollo a las sociedades que operan con uno u tión escapa por completo a la institución escolar. r*
otro? En segundo lugar, dadas las características del software libre, Mientras estas iniciativas se consolidan, en los centros se instalan
¿qué comunidades sacarían más provecho de las sinergias cuando la prácticas de uso coherentes —o al menos se procura que lo sean—

19. Con parecido diagnóstico concluyen las diversas fuentes consultadas, si bien 20. En la sociedad del aprendizaje, lo que ames se entendía por escolar, hoy cons­
aquí liemos consultado los informes anuales de España en cifras 2006, elaborado por el tituye una suculenta área de negocio que bajo la denominación de i- le a m in g movió, en
Instituto Nacional de Estadística y disponible en http://www.ine.es. Los parámetros el ano 2000, aproximadamente 1,3 billones de pesetas; lo queso prevé para 2005 será de
casi 7,5 billones en cursos, plataformas, materiales didácticos, etcétera (El P aís-N ego­
(■*
considerados son renta p e r cápita, gasto en Í+D, densidad de población, equipamiento
del hogar, uso de Internet, etcétera. cios, 11-2-2001).

198 199
con el hegemónico discurso tecnocientííico, encajando como pue­
den las TIC en la trama instituida de las organizaciones escolares. El
proceso es tan complejo y conflictivo para los miembros de la or­
ganización que algunos expertos ya hablan del «desaprendizaje orga- ;
nizativo». Casado González (2004: 14) es muy claro a este respecto:
«El aprendizaje y el cambio son procesos que comienzan con el de­
saprendizaje». Sucede que los cambios provocados por las nuevas
tecnologías en la organización son tan radicales que para que pros­
peren es necesario desaprender los hábitos adquiridos, las ideas y
los modelos mentales. Se desaprende, pues, para aprender lo que en
las organizaciones emergentes dominadas por «el orden de los su-
perorganismos» (Berardi, 2007) significa el trabajo, la nueva jerar­
quía en las relaciones de poder, los ámbitos de conflicto, los nuevos
roles de sus miembros, la estructura reticular de la misma organiza­
ción, etcétera. Insistimos en que el peculiar modo de concebir la or­
ganización y el trabajo en el sector de las tecnologías (el modelo de
las controvertidas «puntocom») se propone como paradigma que
deberían seguir las otras organizaciones. A este respecto son muy
clarificadoras las palabras de Virno (2001: 70), al plantear que se
puede «sostener que los media son el prototipo o el “laboratorio”
de los procedimientos laborales posfordistas». Y si esto sucede fue­
ra de las aulas, ¿por qué no se va a poder trasladar también a las or­
ganizaciones escolares?
Ya se observa que algunas de las relaciones constitutivas del en­
tramado organizativo de los centros se diluyen adoptando estructu­
ras con menos delegaciones sobre su eje vertical. Recordemos aquí,
de nuevo, que esto es la esencia de lo que se puede considerar como
la mcdonalización de los procesos de enseñanza (parafraseando a s í. TV'"''
el planteamiento de Ritzer, 2002). Expresado en otros términos:
«M ientras que los medios anteriores eran manejables en un estadio
temprano (quien domine el alfabeto puede leer sin problemas cual­
®!
quier libro) el grado de abstracción de los nuevos inventos se ha in­
crementado de tal modo que su utilización ya no se puede trans­
mitir de modo sencillo. El sistema operativo de los ordenadores
actuales es inaccesible para el usuario normal [....]•• (Enzensberger,
2000: 7). En efecto, el webmaster es quien maneja y controla los re­
cursos del sistema operativo de la máquina y, en consecuencia, tam­
bién lo que los usuarios pueden o no hacer con ésta (estudiar, for­
marse, trabajar o divertirse). Mientras, como mucho, al profesorado
M í ií
200 v:-.
le queda la capacidad de gestionar el acceso de los alumnos a esos
artefactos en el contexto del centro. Sin embargo la institución es­
colar no tiene ningún poder sobre el webmaster y sí sobre el profe­
sorado que, de pronto, ve reducido su margen de intervención en la
relación del alumno con el artefacto y, por extensión, con la infor­
mación, lo cual constituye, sin ninguna duda, un proceso de mini-
mización de la institución escolar al perder el control sobre gran
parte de la actividad fundamental que confiere sentido a su razón de
ser. Dicho con otras palabras: «La potencia tecnológica se ha eman­
cipado del poder político porque ha incorporado las reglas semióti­
cas V de procedimiento del poder económico» (Barardi, 2007: 210),
Todo parece indicar que un discurso trufado de racionalidad efi-
cientista está tomando cuerpo en la mente y las instancias escolares,
haciéndose así cómplice de las transformaciones, más o menos visi­
bles, que experimenta la organización de los centros escolares. A es­
tas alturas nadie puede cuestionar las cuantiosas ventajas que apor­
tan las TIC para muchos ámbitos de nuestras vidas, y también para
el propiamente educativo. Ahora bien, al igual que se está haciendo
en otros campos (la organización de empresas, la tecnología, la cien­
cia política o desde la Administración pública), habrá que evaluar
con mayor rigor las consecuencias que esas tecnologías tienen para
la institución escolar. Es obvio que la organización virtual de los
aprendizajes en Red representa el signo de los tiempos, el «nuevo
orden» que impera en el entorno social y político, convertido aho­
ra en herramienta pedagógica. Pero aunque así sea, cabría pregun­
tarse si ese nuevo orden organizativo que trata de imponerse no me­
noscaba conquistas sociales tan costosas de alcanzar como los
derechos y libertades asociados a la convivencia democrática. Fren­
te a los viejos burócratas y los nuevos tecnócratas que desean con­
trolar la escuela, M axcy (1995: 179) propone radicalizar los proce­
sos democráticos internos de la organización de la escuela, en los
que se implican todos los agentes escolares, incluso los externos a la
institución, para definir tanto las metas como los medios más apro­
piados para conseguirlas,
A partir de estos supuestos es difícil entender que se insista tan­
to desde determinada literatura en «cómo utilizar» las TIC en la en­
señanza, perspectiva que reduce el problema a términos puramente
técnicos (Monereo, 2005), sin reparar en las cuestiones que resultan
verdaderamente relevantes para la educación de los ciudadanos y las

201
ciudadanas, por más que desde el plano técnico la eficiencia de las reglas que reducían la duración y los lugares del orden académico a
TIC en las organizaciones escolares tampoco esté tan clara, entre f*.
ritmos uniformemente regulados y controlados y a espacios de geo­
otras razones por los elevados costes de transacción que conllevan metría rígida y estable». De alguna manera las coordenadas espacia­
(el permanente aprendizaje instrumental para manejar las tecnolo­ les y temporales del ámbito escolar se diluyen; incluso cabría dedi­
gías que van apareciendo o el mantenimiento de su nivel operativo que se deslocalizan, puesto que los agentes de esa organización pue­
más óptimo). Como se recuerda en otros ámbitos de estudio, los r*
den actuar como tales más allá de los tiempos y espacios estricta­
costes de transacción en relación con la implantación de las TIC se mente escolares, de modo que los lentos y sutiles cambios experi­
convierten en un factor fundamental para la viabilidad de muchas mentados por las organizaciones que se están transformando, quizá
organizaciones productivas de bienes y de servicios. ¿Se conocen expresado un poco exageradamente, se conviertan en «conjuntos
fehacientemente cuáles son estos costes en las organizaciones esco­ r*
borrosos» de medios y funciones cuya lógica de articulación no res­
lares o simplemente quedan recogidos en el capítulo de «otros gas­ ponde tanto a los fines de la organización como a intereses extraños
tos» ? ¿Acaso la pérdida de control sobre los procesos mediados tec­ a ésta. Este proceso no es exclusivo de la escuela, como hemos di­
nológicamente no tiene un precio que debería ser valorado y, en su cho, como tampoco las T IC tienen la responsabilidad exclusiva. Es
caso, asumido por una sociedad que desea la mejor educación posi­ un proceso fraguado en el tiempo y en el que la condición coadyu­
ble para sus miembros? vante de las T IC es indiscutible.
Por todo ello creemos que merece la pena detenernos para com­
probar cómo las TIC se están acomodando en el sistema escolar. Ya
3. L a escu ela de lím ites difusos hemos mantenido en otro escrito (San M artín Alonso, 2003), que
las TIC están desde hace mucho pero no son escuela. A hora nos
Los centros escolares se identifican por un espacio físico y un nom­ proponemos profundizar en esta cuestión con el ánimo de clarificar
bre propio que los localiza y diferencia de los demás, identificación esa afirmación un tanto ambigua. Para ello revisamos algunas di­
que se asocia a un edificio, un colectivo de personas (niños, jóvenes mensiones que consideramos fundamentales en la relación entre las
y adultos) que acude diariamente a realizar unas determinadas ta­ TIC y los entornos escolares.
reas, para lo cual dispone de unos medios materiales y equipos de
gobierno responsables de coordinar las actividades conforme a un
conjunto de normas, algunas de las cuales establecidas por la propia 3.1 La transparencia délos edificios escolares
comunidad escolar. Según Tyler (1991) lo más peculiar de los cen­
tros escolares es que son unidades administrativas con una especifi­ Hablamos de las TIC y la escuela, con lo que inexorablemente nos
cidad espacial y temporal. En estos momentos dichos componentes vemos abocados al problema de la «arquitectura escolar». ¿Las tec­
están siendo redefinidos en virtud de cómo son recreados por las nologías pueden estar influyendo en las soluciones constructivas de
TIC, adquiriendo un perfil sustancialmente novedoso.21 los edificios escolares? En principio parece que no demasiado, si
En sintonía con este punto de vista y desde una perspectiva his­ bien es posible que en un futuro no muy lejano esa influencia se deje
tórica, Escolano (2000:41) advierte: «Nuevas relaciones entre tiem­ sentir con mayor contundencia. El problema, de todos modos, está
po, espacio y vida emergen en la sociedad-red que afectarán proba­ ahí y es preciso prestarle alguna atención. Guiado por una visión
blemente a los sistemas escolares, hasta ahora pautados conforme a determinista de la tecnología, McLuhan (1998: 176 y ss. ) mantiene
que la iluminación «al través» típica de la arquitectura gótica no es
ajena a la técnica de la escritura de la época, como tampoco lo es que
21. En palabras de Sennctc (2000: 103): «La flecha del tiempo se rompe; no tiene
una trayectoria en una economía política constantemente reconvertida, que odia la ru­ la imprenta exigiera de los arquitectos pensar en la iluminación «so­
tina y programa a corto plazo» bre», ya que el objeto-libro reclamaba una atención focalizada.

202 203
Ahora, en plena «era electrónica», la luz no necesita ser canalizada arquitectura escolar que, según el citado autor, define al edificio es­
hacia ninguna parte, fluye del interior mismo de los artefactos elec­ colar «como un conjunto en el que las células que lo componen
trónicos. En cualquier caso, ¿la presencia de estas máquinas está quedan supeditadas a un orden superior. Y ésa es la verdadera ex­
condicionando la arquitectura escolar? presión de la enseñanza graduada, de la nueva escuela» { ib íd ., p. 4).
Que la definición arquitectónica de los edificios escolares se con­ De manera que todo proyecto de edificio escolar tiene que afrontar
sidere causa y efecto del modelo educativo dominante en cada mo­ el reto de buscar soluciones originales a los espacios comunes, com­
mento histórico es un hecho tan fundamentado que no nos deten­ binándolos con los transversales, con los individualizados de las
dremos en ello (Gairín Sallán, 1989) " Pero esto no siempre ha sido aulas, con los lúdicos y con los que permiten la higiene de los agen­
así, y en un futuro no sabemos cómo será. Según mantiene Oliver tes escolares.
Ramírez (2004: 1): «Durante siglos, “escuela” no designaba en rea­ El modelo de edificio escolar así definido es el que aún se sigue
lidad un lugar y mucho menos un edificio. “Escuela” era una pala­ construyendo por doquier. Ahora, además, con el aditamento de
bra que más bien se refería a una actividad: oír decir». Con tan po­ edificarse conforme a proyectos espectaculares firmados por arqui­
cas exigencias, dicha actividad podía realizarse en casa, en la calle, en tectos de prestigio, que piensan en obras no tanto para contribuir a
una plaza o bajo la sombra de un olivo. Pero, según el autor citado, la «urbanidad» de los jóvenes que habitan temporalmente en ese es­
«hay un momento en el que se produce algo excitante: se pretende pacio, sino para dejar su im pronta creativa en el urbanismo de las
pasar del hecho al lugar». A sí se inicia, sobre todo a partir del siglo ciudades. Cuando uno se asoma al programa de edificación de pro­
XIX según Forster (2004), una fase en la que arquitectos y urbanistas yectos ejecutados estos últimos años, nos seguimos encontrando
deben dar forma al edificio de los centros escolares. En España la con aulas, pasillos, porches, despachos, aulas multiusos, aulas taller,
Institución Libre de Enseñanza trae y revisa las principales corrien­ de informática o gimnasio, siempre con funciones muy precisas.
tes europeas de la época sobre el diseño del edificio que debe alojar Pero el diseño debe trascender la materialidad del edificio, como
a la nueva educación. ilustra la siguiente explicación a propósito del porche de un institu­
Para Oliver Ramírez aquellos momentos eran inciertos y exci­ to recientemente inaugurado. El arquitecto que firmó el proyecto
tantes, porque se pretendía nada menos que «la formalización de dice del mismo: «Acoge a los familiares y niños durante los ratos de
una idea. Décadas a lo largo de las cuales se va produciendo la tra­ espera, es también un espacio de juego protegido del sol y de la llu­
ducción material, volumétrica, coloreada de ese concepto de escue­ via y relaciona y al mismo tiem po separa lo docente de lo más lúdi-
la». La idea de educación a la que se pretende dar forma arquitectó­ co y deportivo» (p. 115).2223 De modo que el contenedor puede ser
nica es la que se funda en la instrucción universal, higienista y muy espectacular e incluso haber recibido muchos premios por el
conducida por los poderes públicos. A todo ello debía responder la diseño arquitectónico, pero el «contenido» interior, la distribución
y funcionalidad de los espacios, siguen siendo casi los mismos que
el de las escuelas decimonónicas,pensadas para un tipo de enseñan­
22. Es revelador accrcadel interés que suscita este tema la cantidad decongresos y za graduada y realizada en grupos homogéneos más o menos nu­
reuniones científicas que se organizan o el hecho de que revistas especializadas, tanto
merosos.
de educación como de arquitectura, dediquen números monográficos a estas cuestio­
nes, como es el caso, por ejemplo, de la R evista Española d e P ed a gogía , n ° 22S, de
mayo-agosto de 2004 Por otro lado, The Council of Educational Facility Planners
(CEFPI) organiza anualmente la conferencia sobre la Planificación de espacios educa­
tivos en el contexto global. Merece una especial atención el PEB (Programmc on Edu­
cational Building) de la OCDE, que organiza reuniones científicas y publicaciones en 23. La cita está sacada del monográfico que la revista Temas di-A rquitectura, n " I.
las que difunde sus propuestas sobre las construcciones y equipamiento de los centros de 2004, dedica a la arquitectura escolar. En dicho monográfico se presentan fotogra­
escolares, así como los criterios que cabe seguir en estos dos ámbitos (véase http:// fías, planos y la memoria de edificación de varios centros de primaria y secundaria
www.oecd.org/edu/facilitics). construidos en la presente década.

204 205
r*
r*.
rafraseando la cita anterior de McLuhan, cabría afirmar que estos
nuevos edificios escolares, como en la arquitectura gótica, proyec­
tan al interior la luz exterior «al través» de los materiales utilizados r*
en los muros. A sí se crea un ambiente ele estímulo para los sentidos,
invitando a moverse entre los distintos espacios del edificio. A pro­
pósito de las aulas de un instituto entregado en 2003, el arquitecto
que firma el proyecto dice que mantiene «en un segundo plano el ce­ r*
rramiento acristalado de las aulas, con la doble intención de servir de o
solución a la protección solar necesaria y obtener la contundencia
geométrica buscada, que se refuerza con el contraste de luces y som­ r*
bras [...]» (p. 27).2! Da la impresión de que el libro y el cuaderno han
perdido su secular centralidad didáctica, por lo cual ya no es tan prio­ r*
ritaria la iluminación «sobre». Al menos no lo es tanto como en los
viejos edificios escolares, que disponían la entrada de luz —nunca de­
masiada para que no se despisten los alumnos— por el lateral iz­
quierdo de las aulas. Ahora tanta iluminación no parece dificultar la
visibilidad de las pantallas encendidas y además favorece la movilidad,
que es otro signo de los tiempos, como la mutación de los espacios
para deshonra de los proyectos constructivos (lo que en el diseño ini­
Figura 4.3. Aula de informática en un instituto de secundaria inaugurado cial era biblioteca o sala de audiovisuales, acaba transformándose en
el curso 2003-2004 en una pequeña población de la provincia de Valencia. el aula de idiomas o en dos de educación infantil).

Estos edificios escolares, como el resto de construcciones actua­


les, aplican indiscriminadamente un modelo constructivo único que
Naredo (2006: 18 y ss.) llama estilo universal, un estilo que consis­
te en dotar «a los edificios de un esqueleto de vigas y pilares (de hie­
rro y hormigón) independiente de los muros Es un modelo
de construcción que, entre otras cosas, permite quitar y poner mu­
ros sin modificar la estructura, cambiando también con ello su fun­
cionalidad. Se trata de un modelo reticular de edificación que res­
ponde, en gran medida, a la estructura de redes constitutiva de la
Sociedad de la Información. Y ésta, a su vez, fomenta un modelo de
urbanización «que separa y esparce las distintas funciones de la ciu­
dad por el territorio» (ibíd., p. 19). De esta manera, aunque sea dán­
dole la vuelta, se cumple un viejo principio según el cual «el urba­ Figura 4.4. Entrada de un instituto de secundaria inaugurado f*.
nismo no debería ser impuesto, sino algo aprendido de manera el curso 2003-2004 en la dudad de Valencia.
natural en los nuevos edificios escolares» (O liver Ramírez, 2004: 6).
Por otra parte, el referido estilo universal de construcción permi­ 24 Aclaración a la intensa luminosidad de las aulas del instituto recogido en Te­
te dotar a los espacios interiores de gran luminosidad ambiental, Pa- m as d e A rquitectura, n ° 1, monográfico sobre arquitectura escolar.

206 207
Llegados a este punto podemos preguntarnos, ¿qué sentido tiene sobre las dimensiones constitutivas de las citadas organizaciones. El
tanto alarde arquitectónico en [os edificios escolares? Si como de­ capitalismo tardío se funda en un sistema productivo bastante dis­
cíamos al principio, siguiendo a Oliver Ramírez, cuando «oír decir» tinto al industrial, y con ello también está cambiando todo el entra­
se transformó en un hecho que requería un lugar de ejecución, la ar­ mado institucional de la época, incluida la escuela. De ahí que los
quitectura tenía mucho que aportar en la definición de ese lugar. El «institutos y las universidades se encuentran en un momento de
problema es que ahora se pretende que la educación sea un «oír y profunda reflexión, pues los valores encarnados por las personas
ver» a través de telepantallas. En este caso, como sucedía hace si­ que acuden a ellos no encajan con el concepto de educación a que
glos, cualquier lugar es propicio para oír, ver y accionar los mandos responde su modelo organizativo» (Ozamiz, 2005: i 8). Mient ras es­
de una artefacto iluminado. De hecho, en el editorial de una revista tos cambios maduran y se asimilan, lo cierto es que el núcleo tecno­
dedicada a la arquitectura escolar se afirma que dada la disponibili­ lógico de la escuela no logra aislarse de las presiones de su entorno.
dad actual de ordenadores portátiles y su conexión inalámbrica, las Se reclama una educación diferente sin saber muy bien para qué ni
«aulas de clase no tienen razón de ser en cuanto tales» en la escuela hacia dónde, lo cual genera inseguridad y desconcierto entre los
del siglo XXI,’5 contexto en el que los edificios escolares tampoco agentes escolares. Estamos sumergidos en la posmodernización o
tienen demasiado sentido, puesto que cualquier lugar permite la co­ informatización de la economía que, según Hardt y Negri (2002:
nexión a distintas fuentes de conocimiento.. Por tanto, desde el cita­ 277), plantea cuestiones como la siguiente:
do editorial, se recomienda que el edificio de la escuela del futuro se
deberá pensar desde nuevos parámetros, teniendo en cuenta tanto La novedad de la nueva infraestructura de la información es el hecho de
las posibilidades que ofrecen las TIC como el modo en el que se de­ que está inmersa en los nuevos procesos de producción y es completa­
sarrollan los procesos de aprendizaje entre las jóvenes generacio­ mente inmanente a ellos. En el pináculo de la producción contemporá­
nes. Parece que el edificio escolar ya no puede concebirse como el nea, la información y la comunicación son las mercancías producidas
organizador en compartimentos de la educación de los ciudadanos, mismas; la Red misma es el sitio tanto de la producción como de la cir­
único facilitador de las oportunidades de aprendizaje. De manera culación.
que estos edificios, sin duda imprescindibles, requieren repensarse
arquitectónicamente teniendo en cuenta que hoy se dispone de re­ A esta tendencia no es ajena la escuela que adopta las TIC a buen
cursos que cumplen con m ayor eficiencia la función de control o ia ritmo, pese a las críticas que esto suscita- En un principio la incor­
de transmisión de información que los viejos dispositivos escola­ poración de las tecnologías se hacía con claros propósitos didácti­
res. cos, ya que se cifraba en ellas la posibilidad de mejorar las prácticas
curriculares. Sin embargo, en la fase actual de desarrollo de las tec­
nologías (la digitalización) y de las expectativas sociales sobre su
3.2. Incertidumbres en el núcleo tecnológico de la organización potencial, éstas han dado un paso más para instalarse en el núcleo
mismo de la organización, no tanto en cuanto máquinas físicas, sino
Más allá de la semiotización de las máquinas informáticas o de su la lógica con la que operan, por cuanto modifica la planificación y el
consideración instrumental en los procesos productivos, las TIC se control del trabajo. A propósito de esta constatación Beltrán Llava-
están posicionando en el núcleo tecnológico de las organizaciones y dor (2005b: 113) plantea que la «asunción en parte curricular y en
también de las escolares; por esa razón, queremos detenernos sobre parte organizativa de los procedimientos tecnológicos elimina la
el tema, dado que dicho proceso tiene importantes repercusiones presencia de la tecnología como factor diferencial». Toda la escuela,
mantiene el autor citado, está tecnologizada. Pero aunque ahora
esto sea absolutamente cierto, no siempre ha sido así en el pasado, o
25.. B ulletin ele hi C lIP , n.° 15, dúcernbrc de 2004, «L’Architccturo Scolaire». no con la misma intensidad que lo es ahora.

208 209
El matiz precedente nos permite plantear al respecto un par de
observaciones: la institución escolar, tal vez como ninguna otra, ha
incorporado las TIC más en respuesta a las demandas externas que
a las exigencias intrínsecas de eficiencia, como sucede en las organi­
zaciones productivas. En segundo lugar, llama la atención que ha­
biéndose incorporado al ámbito curricular, realmente donde están
mostrando todo su potencial es en el terreno organizativo, concre­
tamente en tareas como las de planificación, gestión, información,
control y hasta en los de toma de decisiones. La inmaterialidad de
las tecnologías más recientes (televisión, informática, Internet, tele­
fonía móvil, etcétera) atraviesan sin limitaciones físicas ni normati­
vas los muros y las compartimentaciones que aún perviven de la
vieja organización. De modo que se mantienen unas estructuras y
tareas fundadas más en las representaciones del pasado que en lo
que acontece a diario en los centros. Y en este sentido se puede afir­
mar que la escuela está realizando una incorporación ingenua de las
TIC, en la medida en que no ha hecho un cálculo racional de las con­
secuencias que dicha innovación tiene para su estatus.
Las TIC, pues, con todo lo que representan en cuanto al proce­
samiento de información, se incrustan en el núcleo tecnológico d e ; Figura 4.5. Núcleo tecnológico de las organizaciones escolares.
las organizaciones, es decir, en su subsistema productivo. Esto es lo
que queremos representar en la figura 4.5 y que trataremos de ex­ En estas circunstancias sucede que la relación entre las tareas
plicar a continuación. Asumimos con Berardi (2003: 106) que «las cambia, al instaurar una estructura diferente a la establecida cuando
interdependencias entre datos y decisiones aparecen cada vez más las tareas eran ejecutadas por los miembros de la organización. Y si
incorporadas en la maquinaria, en el lenguaje y en los interfaces per­ cambia la secuencia y la naturaleza de la tarea, también lo debe ha­
sona máquina y su ejecución es encargada a mecanismos sociales tan cer el rol de las personas relacionadas con esas tareas, entendiendo
despersonalizados como es posible». De modo que hoy muchas de las . por rol algo bastante más complejo que la simple definición del
tareas de la organización ya se descomponen en algoritmos de ceros puesto de trabajo, ya que además de estas prescripciones, más o r*
y unos, susceptibles de ser procesados por máquinas que acaban menos formales, se configura con otros componentes emanados de
dando instrucciones precisas sobre la ejecución o no de determina­ la organización social de la que proviene el individuo. Según preci­
das acciones. Parafraseando a Coriat (1991: 74 y ss.), el «cronóme­ sa Alcaide Castro (1983: 16), los «roles de trabajo relacionan a los
tro» puso en manos de los «administradores científicos» el diseño y individuos con las tareas, son el nexo de unión entre las personas y
control del trabajo en las cadenas de producción; ahora el «ordena­ la tecnología». En este contexto, como «tecnología» se alude al con­
dor» ha transferido a los «arquitectos de sistemas» aquellas mismas junto de operaciones que hombres y máquinas, estrechamente rela­
funciones y además la de ejecución, lo que indiscutiblemente debe cionados entre sí, realizan conforme a la estructura de las tareas dis­
repercutir tanto sobre la concepción misma del trabajo como sobre puestas por la organización. Y en la medida en que se automatizan r*
la organización social que lo ampara. esas operaciones, como es lógico se van redefiniendo —no desapa­
r*
reciendo— conceptos tan fundamentales en la constitución de las
organizaciones como los de responsabilidad, autonomía, control, i*
r *
210 211
r*
identidad, racionalidad o el de estructura. Ahora bien, para que sea cen en el sistema, estrategias de resistencia que, en buena medida,
posible esta redefinición, como señala Alcaide Castro, es preciso aún mantienen, por diferentes motivos, los actores de muchos cen­
alejarse de las posiciones deterministas de la tecnología, puesto que tros escolares.
ésta interviene en un ámbito social en el que concurren intereses Los centros no pueden permanecer de espaldas al mundo circun­
contrapuestos. dante, sino que han de articular la incorporación de las TIC mante­
La presencia de las TIC en los centros, pese a que en un princi­ niendo una distancia crítica respecto a la dinámica innovadora de
pio hayan entrado como apoyos didácticos, donde se muestra más aquéllas. Sólo así la escuela dejará de ser cómplice de la creciente
eficiente y expansiva es en la gestión, quizá porque ése es el ámbito brecha que la separa de la cultura y de la tecnología que circulan por
menos problemático a la hora de reducir las operaciones a algorit­ su entorno. Ahora bien, el debate que inspira este proceso no se de­
mos digitales, aunque sea a cambio de perder parte de la compleji­ bería centrar tanto sobre las tecnologías como en el modo en que la
dad y de la vitalidad que aportan los conflictos inherentes a la vida institución orienta a los escolares en una coyuntura perfilada en los
de las organizaciones escolares. Como se pretende reflejar en la fi­ siguientes términos por un antropólogo: «[.„.] el individuo se sien­
gura 4. 5, tanto el gobierno como la enseñanza poco a poco se ven te al mismo tiempo atrapado en una colosal máquina masificadora y
subsumidos por la gestión. A este respecto es significativo el co­ perdido en un laberíntico universo de referencias contradictorias»
mentario de un profesor de secundaria cuando nos decía: «Desde (Delgado, 2001: 251), circunstancia que tiene las suficientes im pli­
que tenemos el «tamagotchi» vivo más tranquilo. Mantengo perma­ caciones educativas y pedagógicas como para ser objeto de análisis
nentemente informados a los padres pero sin verles las caras ni te­ y reflexión desde el proyecto educativo de cada centro escolar.
ner que aguantar estoicamente en las sesiones de tutoría que me di­
gan cómo tengo que enseñar a sus hijos. jEsto es lo que peor llevo de
ser tutor!». Ahora bien, entre otras tareas, la energía que este profe­ 3.3. Organizaciones tecnológicamente modificadas
sor libera al no tener que reunirse con los padres debe volcarla en su­
pervisar el sistema, preocuparse de que las máquinas funcionen y, El título de este apartado, en apariencia algo excesivo, parafrasea al
por tanto, garantizar que los padres reciben la información, ya que controvertido acrónimo OGM (organismos genéticamente modifi­
sólo si los padres se dan por enterados, entonces la tarea de tutoría cados). Salvadas las distancias y la tentación de establecer compara­
puede darse por realizada. Pero esto sin duda le exige nuevas destre­ ciones entre las instituciones y los organismos biológicos, pensamos
zas, conocimientos y responsabilidades para ejercer de otro modo el que, con la incorporación de las TIC, las organizaciones sociales y
rol docente; en suma, la profesionalidad (exigencias semejantes a las particularmente las escolares experimentan un proceso de cambio
experimentadas en otras profesiones, como ya se ha señalado). semejante a esos organismos vivos. ¿Q ué son, si no, las «aulas vir­
A partir de esta constatación, entre las muchas que cabría hacer tuales» que tanto promocionan organismos públicos y privados?26
respecto a diferentes tareas escolares, se nos invita a pensar que una H ay abundantes indicios para mantener que, en los centros, las
manera de mitigar la desafección hacia la escuela, dadas las distan­ TIC asumen una función «organizante», término tomado en el sen­
cias que instauran los automatismos tecnológicos, sería la de revisar tido que le atribuye Beltrán Llavador (2005: 61), respecto al ente
y redefinir los tres pilares básicos de las organizaciones. Nos referi­ que las cobija. En definitiva, las TIC desempeñan un papel consti-
mos, tal como se recogen en la figura 4,5, a la estructura, la cultura
y el proyecto, entendido éste como espacio de negociación entre los
agentes sociales implicados en la educación. No es coherente dejar 26 £1 Banco de España, en su aula virtual, ofrece a los escolares juegos, concursos
y unidades didácticas sobre diversos temas de macrocconomía (litcp://aulavirtual.
que esos pilares varíen a impulsos de los cambios experimentados bde.es). También oferta abundante formación mediante aula virtual el Instituto Cer­
en el sistema técnico, ni tampoco mantenerlos tan rígidos que no vantes}', entre otras empresas, AINIA, que es el centro tecnológico del sector agroali-
acompañen, aunque sea críticamente, a los cambios que se produ­ mentario En sus respectivas w e b se puede acceder al aula

212 213
cuycncc, desde el momento en que modifican tanto la cultura orga­
nizativa de sus miembros como la estructura sobre la que reposan
las organizaciones. La presencia de las TIC redefine inexorable­
mente las relaciones de poder, es decir, los criterios de autoridad y
competencia para la realización de las diferentes tareas, la relación
entre éstas y la redistribución de las mismas entre los agentes esco-
lares. También se verán afectados los sistemas de control, las redes
de comunicación entre los miembros de la organización y hasta la
desagregación de los espacios y tiempos de realización del trabajo
asignado por la organización.
Hov, muchos docentes ya pueden, desde su casa, entrar en el
«portafolios» de sus alumnos, corregir exámenes y poner la nota
que corresponda en el expediente individual de cada uno de ellos; al
igual que muchos padres son informados en tiempo real sobre las
incidencias de la escolaridad de sus hijos e hijas a través del móvil o
la web del centro. Ahora bien, la incorporación de estos sistemas te­
lemáticos al funcionamiento ordinario de los centros diluye los pa­
rámetros organizativos convencionales, a la vez que impone nuevas
relaciones entre la tecnología y el sistema social. A l automatizarse
esos flujos de información y laborales, el profesorado no puede
ejeréer sobre ellos un control sistemático y continuo, como en épo­
cas precedentes. La tecnología le libera de esta carga, pero a cambio
tiene que responder a «condiciones estocásticas», pues «opera en un
ambiente en el que los acometimientos relevantes no son previsi­
bles» (Alcaide Castro, 1983: 220). Y son imprevisibles tanto respec­
to al momento en el que se van a producir como a la naturaleza del i
incidente. Ambos extremos concurren, por ejemplo, cuando un
alumno «cuelga» en la Red la fotografía de un desnudo desde el aula
de Informática del centro, cuando un virus informático daña el fiche­
ro con las notas de una evaluación o cuando, en medio de una clase,
no se puede abrir un archivo porque está en un formato irreconoci­
ble para el ordenador.
Ahora bien, este control estocástico del proceso exige del profe­
sorado un alto nivel de formación y autonomía, a fin de adoptar la
decisión que más convenga y en el momento que se requiera. Am­
bos extremos, como ya se ha dicho, son imprevisibles, por lo cual
•- ;
•.
necesitan un amplio repertorio de respuestas y creatividad por par­
te de los trabajadores para adoptar la mejor respuesta posible. Esta
dependencia, sin duda, exige recrear nuevos vínculos entre los tra-

214
bajadores y el sistema técnico con el que operan pues, como señala
Berardi (2006: 122), «los automatismos técnicos se vuelven inde­
pendientes de la voluntad y de la actuación humana».
Toda organización, ahora y siempre, cuenta con una tecnología
más o menos sofisticada con la que poder alcanzar sus objetivos ex­
plícitos. Esta tecnología, expresada en términos muy sencillos, sería f*,.
el protocolo de actuación que sus miembros han de seguir para la
consecución de las metas establecidas. Dicho protocolo contempla
tanto la implicación de las máquinas-herramientas (que por sí solas
constituyen otra tecnología), como los conocimientos y destrezas
que los operarios deben poseer para desempeñar su tarea (y esto,
para algunos estudiosos de las organizaciones, ya representa otra
tecnología). Aunque ambas se implican mutuamente, aquí nos inte­
resa la tecnología inherente a ese protocolo, a la que con m ayor o
menor grado de elaboración se incorpora necesariamente en el plan
de actuación con el que se dotan las organizaciones escolares en
función de la especificidad de sus objetivos.
Obviamente el protocolo no es el mismo para toda la organiza­
ción, pues las más complejas superponen distintos protocolos, uno
por cada área de actuación. Si nos detenemos en la escuela, que es
una organización compleja, advertiremos que dispone de un proto­
colo para su gestión interna, otro para abordar las tareas específicas
de enseñar y facilitar el aprendizaje de sus alumnos, otro protocolo
para lo relacionado con la comunicación externa, etcétera. El pro­
blema de nuestro interés, por tanto, surge al advertir que las TIC
cada vez asumen más tareas de las contempladas en los diferentes
protocolos, en m ayor medida si tales tareas son reductibles a proce­
samiento de información, de datos discretos o controles binarios.
De manera que las TIC pueden asumir perfectamente el núcleo de
la tecnología de las organizaciones, como de hecho se constata que
está sucediendo.
Denominamos aquí protocolo a lo que los estudiosos de las or­
ganizaciones llaman «estructura de relaciones de trabajo», que son
los diferentes roles de trabajo establecidos por la organización (en 4*».
nuestro caso el rol de director/a, tutor/a, profesor/a especialista,
conserje, alumno/a, etcétera). Cada rol tiene, a su vez, asignadas **>•
unas tareas con una determinada secuencia de ejecución y una rela­
ción entre éstas, constituyendo la expresión de la dimensión tecno­
lógica de la organización. En palabras de Alcaide Castro (1983: 16),

215
una «estructura de relaciones de trabajo genera una “organización” zación, aunque de un modo u otro todos ya están presentes en la
al relacionar a quien ejecuta tareas con los dem ás». La racionali­ mayoría de las organizaciones, especialmente en las más competiti­
dad tecnológica se manifiesta en la precisión con la que se definan y vas. La escuela, iniciándose en la carrera de la competitividad, tam ­
coordinen esas tareas, aunque luego su ejecución dependa de la res­ bién dispone, aunque con desigual fortuna, de aplicaciones de las
ponsabilidad de quien desempeña el rol. El carácter dinámico, con­ TIC en cada uno de esos cuatro ámbitos, cal como quedó reflejado
flictivo y hasta imprevisible de las organizaciones (la dimensión en los capítulos 2 y 3.
«organizante» aludida más arriba), emana precisamente de la trama Ahora bien, la adopción por parte de las organizaciones de estas
de relaciones que los miembros de la organización entablan entre sí, nuevas estructuras de trabajo con un fuerte componente tecnoló­
a propósito o no de las tareas que desempeñan y de su condición de gico despierta valoraciones controvertidas. Alcaide Castro (1983:
agentes sociales, que no de meros ejecutores del rol asumido en la 220) mantiene a este respecto que «en la actualidad no pueden por
organización. menos que calificarse de equívocas, va que las opiniones de investi­
En el modelo propuesto por Porter y Millar, Macau Nadal (2005:; gaciones se mueven desde un marcado optimismo a un marcado pe­
22 y ss .) sitúa a la educación y a la organización que presta este ser­ simismo, pasando por posiciones más flexibles [ ..] * . Sucede que
vicio como uno de los sectores productivos en los que más peso tie- : estos sistemas basados en sofisticadas tecnologías, como el mismo
ne el «contenido informativo», tanto en la cadena de producción autor señala, generan profundos cambios organizativos: los trabajos
como en el producto final, peso sólo parangonable al que también son menos rutinarios y penosos, y la automatización elimina pues­
tiene la información en el sector financiero o en el de medios de co­ tos de trabajo y exige una m ayor cualificación aunque ésta sólo se
municación. A partir de esta constatación es fácil suponer que la ge­ requiera ocasionalmente; el trabajador, en solitario, tiene que adop­
neración más avanzada de las TIC adquiera carta de naturaleza en el C tar decisiones rápidas y con importantes consecuencias, lo cual ge­
núcleo tecnológico de las organizaciones escolares, fenómeno que,i nera estrés y sobre todo no mejora su identificación con el trabajo
pese a su trascendencia, se observa con bastante pasividad, tal vez: ni mucho menos con el producto final. Por otra parte, el control
por considerarse inevitable. En cualquier caso, esto debería invitar á técnico-impersonal desplaza al jerárquico tradicional, requiriendo
reflexionar sobre los nuevos roles y tareas con los que se debería i responsabilidad e implicación por parte del trabajador, lo que, a su
dotar a la organización escolar, entre otras razones para mitigar el: vez, exige a los directivos incrementar el esfuerzo en el fomento de
desconcierto que emerge entre sus miembros y modular el impacto la cultura organizativa (incentivos en especies, relaciones informa­
que sobre este particular está infligiendo la mano invisible del mer~: les, etcétera). En definitiva, las TIC nos abocan inexorablemente a
cado por la vía de los hechos consumados. un tipo de organización distinto al que hemos conocido y en el que
Retomando la revisión que Macau Nadal (2005: 28 y ss.) hace dé nos hemos socializado, aunque su perfil final aún no se conozca. La
los diferentes usos de las TIC en las organizaciones, este autor se­ organización de la escuela, aunque se resista, tampoco escapará a la
ñala cuatro como los más relevantes en estos momentos, que son: ■ tendencia de ser tecnológicamente modificada, tal como se apunta­
ba en el encabezamiento de este apartado.
1) Automatización del proceso administrativo y burocrático.
2) Infraestructura necesaria para el control de gestión.
3) Parte integrante del producto, servicio o cadena de produc­
ción.
4) Pieza clave en el diseño de la organización y sus actividades.

El propio autor señala que algunos de estos usos prevalecen so­


bre otros, en función de la naturaleza y propósitos de cada organi­

216 217
I
I
r*

Capítulo 5

A medida que se van desmantelando los espacios públicos, las es­ r ■>
cuelas y los relativamente pocos espacios públicos que quedan trabajan
para convertirnos en buenos consumidores.

N . Cl-IOMSKY, (2001: 33)

1. Nuevos materiales para repensar la organización de los


centros

Lo que nos proponemos abordar en este capitulo no lo podríamos


expresar mejor que con palabras de McLuhan (1998: 187), cuando
dice que «el “mensaje” de cualquier medio o tecnología es el cam­
bio de escala, ritmo o patrones que introduce en los asuntos huma­
nos». Con ello McLuhan pone de manifiesto que, al margen del
contenido concreto transmitido por el medio, éste genera transfor­
maciones en su entorno inmediato, unas positivas y otras no tanto.
En nuestro caso, el «mensaje» de las TIC tiene que ver con las mu­
taciones que éstas provocan en la distribución y jerarquía de las ta­
reas, en la naturaleza de los conflictos, en los sistemas de control
que tratan de suplantar a la «autoridad» de la vieja escuela, en la le­
gitimidad que ostentan quienes ejercen ese control, en los formatos
para producir y distribuir el conocimiento académico, etcétera. En
definitiva, éstos son los materiales con los que hemos de repensar la
micropolítica de las organizaciones escolares de este principio de
milenio.

219
Si nos fijamos en el subsistema escolar de Andalucía, a título de que por transformar realmente los procesos de enseñanza y apren­
ejemplo de la citada tendencia, enseguida advertiremos que centros es­ dizaje, así como el entramado en el que se desarrollan. Pese a estas
colares «normales* cohabitan con los «centros TIO-, ya sean unos y resistencias, aquí nos interesa analizar cómo, al asumir esas prácti­
otros públicos o concertados Las diferencias van desde el formato y cas, también se incorporan nuevos materiales y significados que re­
contenido de su página web y el proyecto educativo, hasta las referen­ mueven los fundamentos de la vieja escuela.
cias legislativas que refuerzan el carácter diferencial entre los dos gru­
pos de centros. La excepcionalidad derivada de participar en el pro­
yecto de la Junta les permite exhibir como resultados del mismo desde 1,1. El ordenador como metáfora organizativa de la escuela
una «Breve historia del baloncesto», «Movimientos en el tenis de
mesa», los centros con los que está hermanado o una webqttest sobre El recurso a la metáfora es harto frecuente en nuestros hábitos de
«Mujeres científicas», según refleja en su memoria uno de estos cen­ comunicación cotidiana. Éstas cumplen una función ideológica en
tros1 De manera que, a la luz de tales iniciativas y de los resultados el discurso pero también contribuyen a facilitar la comprensión de
que éstas destilan, parece más urgente que nunca repensar democráti­ lo que se pretende comunicar. Sin embargo, como las metáforas no
camente el perfil y función que los centros escolares han de adoptar y son inocentes, siempre connotan algo más de lo que se quiere trans­
desempeñar en nuestra compleja SI. En definitiva, y reconociendo que mitir, como sucede en este caso con los términos «ordenador»,
no pasamos por el mejor momento para ello, la escuela debe aprender «convergencia», «conectado», «interacción» o «red», aplicados a la
de las circunstancias que vive diariamente con objeto de reinventarse a sociedad de nuestros días.. Entendemos que en demasiadas ocasio­
sí misma. Debe llegar a ser la escuela que se «descongela» mediante la nes se habla del ordenador en este sentido, justamente porque hoy
«reflexión realizada por los profesionales de la educación sobre la so­ se le considera como «la m áquina de la modernidad» (Lucas Marín,
ciedad y sobre la escuela como institución y, por supuesto, del análisis 2000: 67 y ss.). Asi, este artefacto se convierte en un significante
que ésta debe desarrollar en la mejora de la sociedad a través de la for­ «identitario» comprometido con la universalización de unas formas
mación de los ciudadanos» (Santos Guerra, 2000: 43). de trabajo determinadas que, sin duda, chocan con el localismo ha­
Como vimos en los capítulos 2 y 3, desde los centros escolares bitual de los modos laborales de la escuela.
procuran ser receptivos a las tecnologías de la información, inte­ La convergencia del ordenador con las telecomunicaciones, junto
grándolas en distintas formas de participación, lo que, según las teo­ a otras tecnologías como la microelectrónica o la de nuevos materia­
rías institucionalistas, no deja de ser una variante de lo que se deno­ les, hacen posible que las prácticas, además de «informacionales»,
mina «isomorfismo institucional». La incorporación escolar de las tengan bastantes elementos comunes sea cual sea el lugar físico en el
TIC, corno destacan en su revisión Coller y Garvía (2004: 79), «no que se realicen. La presencia intensiva de las T IC en los distintos
es el resultado de la búsqueda de la eficiencia por parte de las organi­ ámbitos sociales se considera responsable, en gran medida, de los
zaciones, sino del intento de ganar legitim idad en el campo orga­ cambios que se están produciendo tanto en las relaciones sociales
nizativo». En otras palabras, ¿qué credibilidad y confianza puede como en las de producción y en las mercantiles, al igual que en las cul­
suscitar una organización que no opera con sistemas informáticos? turales y científicas. La conectividad mecanizada fomenta k comuni­
¿Podrá la escuela incorporar las tecnologías actuales sin cuestionar cación y la participación que estarían en la base de la proliferación de
sus fundamentos organizativos? De momento, las formas de parti­ las «comunidades»-, idea optim ista que contrasta con el argumento
cipación mencionadas se asumen más por el referido isomorfismo de Dewey (1995: 16) cuando puntualiza: «El dar y tomar órdenes
modifica ía acción y los resultados, pero esto no efectúa por sí mismo
una participación de propósitos ni una comunicación de intereses».
1. Es muy interesante, para conocer las vicisitudes por las que atraviesan los cen­
Asociada a la comunidad está la profusa utilización del término
tros TIC, la entrevista realizada por Martí (2006) a varios profesores y asesores de los
centros TIC de Andalucía. «red», el cual se adhiere con naturalidad a metafóricas expresiones

220 221
como el de «.sociedad red», «organización en red», «escuela-red», trónicas que se tejen mediante las TIC genera modalidades organi­
zativas en cuya configuración los miembros de las mismas poco tie­
«redes de aprendizaje» o e-learning. Ahora bien, por lo que se re -iffíf
nen que aportar, ya que se incrementa el control técnico sobre los
Fiero a nuestro propósito, estas metáforas tienen un doble sentido.í-ffí:
A partir de la teoría de la dependencia que las organizaciones man- intercambios en detrimento de las prácticas participativas y demo­
cráticas. Esos entornos son definidos de manera que el papel de los ry
tienen respecto a los recursos de su entorno (recursos escasos como
ios materiales, tecnologías, información, conocimientos, personas, actores no pasa de ser el de meros usuarios, circunstancia que con­ r*
etcétera), y de la teoría del intercambio entre organizaciones, resul- íyl; trasta con las organizaciones tradicionales, pese a todo más delibe­
ta que el término «red» es muy apropiado para referirse a la trama v • rativas que las «ejecutables» desde una pantalla. Sobre este particu­
de relaciones establecidas entre las organizaciones con objeto de ac- y?0;. lar, el planteamiento de Donath (2003: 87) es muy claro:
ceder a los recursos necesarios para su subsistencia (Coller y Gar- y ií.. r*
vía, 2004: 4S y ss.)„ Por otra parte, la estructura interna de las orga- í Los arquitectos del espacio virtual—desde los diseñadores de software
hasta los administradores de páginas— dan forma a la comunidad más
nizaciones también se explica como una retícula de relaciones
profundamente de lo que lo hacen sus homólogos en el mundo real. La n
vinculantes entre los distintos puntos o nodulos que constituyen 1¿ vyíyy
gente come, duerme y trabaja en edificios y la felicidad se ve afectada r*
organización. De modo que desde la teoría de redes se explican V ¡vi
por los edificios donde se desarrollan estas actividades. Pero los edifi­
las organizaciones, máxime cuando operan con las TIC, como redes cios no controlan completamente su percepción del mundo. En el do­ r*
de relaciones con distintas direcciones e intensidades y gobernadas ; minio electrónico, el diseño del entorno lo es todo.
por ei principio del beneficio; de lo contrario la relación entre dos o
más nodos desaparecería o sería muy débil. Sin embargo, la metáfo- -.V.; Se constituyen, pues, espacios de actuación cuyos parámetros orga­
ra de la escuela-red no se agota ni se explica exclusivamente con las. nizativos son bastante diferentes de los burocráticos que rigen ins­
tecnologías, sino que también representa otro modo de concebir la tituciones como la escolar. No obstante, los principios en que se
organización de una escuela que, bajo su perfil convencional, arti- y . ; fundamentan aluden a la democracia, la participación, la flexibilidad
cula múltiples colaboraciones externas, incluidas las de otros cen- ^ o a su horizontalidad frente a la jerarquía y rigidez de las organiza­
tros y agentes sociales (Fernández Enguita, 2005).2 ciones clásicas. Sin embargo, quienes estudian a las organizaciones
La teoría de redes se aplica con m ayor o menor éxito a campos ( i - .
constituidas en torno a las TIC plantean argumentos que contradi­
tan distintos como el económico, el cultural, el organizativo, el es-
cen aquellas atribuciones. En este sentido Reid (2003) afirma que la
tudio de los grupos sociales o la lingüística (Blanco Canales, 2000: /
libertad en el ciberespacio es una fantasía cada vez más alejada del
117). Lo que aquí nos interesa destacar es que cuando uno o varios,
funcionamiento real de tales organizaciones y añade que sus es­
de los nudos de la organización lo ocupan ordenadores y además la y
tructuras «se basan en el control de las capacidades de los usuarios r ‘
relación/intercambio se realiza mediante algún sistema de teleco- ^yV/y
para manipular los elementos del entorno virtual. Los que lo po­
municación constituyendo una red, entonces la naturaleza misma ’
seen son los que pueden controlar la forma del mundo virtual dise­
de la organización cambia, al margen de que al producto de ese •.
cambio le llamemos organización ligera, posburocrática, organiza- ñado por el sistema. Los que no las tienen son los que no pueden»
úón mínima o ciberorganización. El entramado de relaciones elec­ (p. 165). De modo que estos entornos tecnológicos también exclu­
yen y activan nuevas estrategias de diferenciación social, segregan e
imponen una lógica eficientista y además sus mecanismos de con­
2. Según la concepción de este autor, los centros pasarían a ser n o d o s de la Red y trol son muy sutiles (tanto que hasta se habla de «autoexclusión»),
pondrían a disposición tanto los recursos como las personas de cada centro, sin que al redefinir las nociones de tiempo y espacio en términos de repre­
esto exija la reorganización de estos, aunque en cierto modo algo debería cambiar La sentación. Estos nuevos entornos, como hemos reiterado, modifi­
¡dea de fondo es que no todos los centros deben tener de todo; sencillamente cada cen-
tro/nodo pone a disposición de los demás lo que tiene (pp. 22 y ss.) can el modo de «producir/distribuir» la enseñanza y el aprendiza-

222
223
ción, la paradójica eficiencia productiva de la fragmentación y des­
je, orientándolo hacia un tipo de organización calificada como mc~
localización de los procesos productivos o el cambio en el concep­
donalizada, proceso, por lo demás, semejante a lo que está suce­ to mismo de trabajo. Como señala Naredo (2001: 20), los trabaja­
diendo en otros muchos ámbitos productivos, antes públicos y dores de «cuello blanco» se han ido reconvirtiendo «hacia las
ahora privatizados. necesidades que imponía el manejo informatizado de la gestión \
El problema de la mcdonalización de la educación no es tanto la las finanzas e invirtiendo cada vez más esfuerzos en la llamada “lu­
uniformidad de los estilos de vida propagados (en último término
cha por la com petidvidad”». Ocurre que el trabajo va no se orienta,
esto sería determinismo tecnológico, cosa en la que no creemos),
como en épocas precedentes, a la producción de riqueza sino a la ad­
como la constitución de un peculiar modo de producción de la edu­
quisición de la misma, fundamentalmente a través de estrategias
cación. De manera que la cuestión fundamental no son los conteni­
que generen valor añadido, lo cual ha acentuado la jerarquía y la
dos sino las disposiciones organizativas que los generan y sirven a la
dominación dentro de las organizaciones. Y esta sustitución de un
medida del cliente. Hay, pues, un retorno a los principios de racio­
nalidad científica en la organización de la producción par aumen­ modelo por otro también se está observando en el ámbito de las es­
cuelas (certificados de calidad, listas de los centros de m ayor pres­
tar su eficacia (Ford, Taylor, Weber, etcétera), argumento ahora sa-
tigio, etcétera), con implicaciones que trascienden la eficiencia a la
cralizado desde el neoliberalismo. De hecho, los cuatro principios
que rigen la mcdonalización en la sociedad actual son: eficacia, que se aspira. En el modelo de gestión empresarial adoptado, «no
cálculo, previsibilidad y control, aunque, pese a su aparente rigor, hay verdaderamente lugar para las organizaciones profesionales,
no evitan caer en «la irracionalidad de la racionalización» (Ritzcr, que arrastran consigo, al menos potencialmente, debates contra­
1996: 152 y ss.). A través de su aplicación, lo que se pretende es: dictorios y divergencias reales de intereses» (Laval, 2004: 335). Se­
crear cierta homogeneidad de los entornos a los que acceden los gún resalta este mismo autor y respecto a la educación, después de
ciudadanos, a quienes se instrurnentaliza en el proceso con objeto 1968 no ha habido ningún progreso democrático en el terreno de la
de diluir sus circunstancias disím iles, y a sean trabajadores o clien­ consulta, de la representación y del poder de deliberación de los
tes. Todo está minuciosamente secuencializado y regulado para docentes.
que el proceso funcione mecánicamente sin espacio para la impro­
visación, lo cual, a su vez, permite un exhaustivo control centrali­
zado de cada secuencia de tareas. A unque la producción se realice 12. Desagregadon de las prácticas de enseñanza
en espacios físicamente distantes (deslocalización), el control siem­
pre es central gracias a las prestaciones que hoy ofrecen las TIC. Cuando llega un artefacto tecnológico a un centro, las dos pregun­
Los «nuevos conceptos de producción», de bienes y servicios, según tas inmediatas que suscita ese hecho son del siguiente tenor: ¿dónde
Zurla (2001: 162), todavía experimentarán un considerable desarro­ se coloca? ¿Qué se va a hacer con él? La primera no suele plantear
llo gracias a la aplicación intensiva de las tecnologías informáticas, al mayores dificultades, pues las opciones, aunque diversas, están muy
incrementar «las posibilidades de combinación y articulación de bien acotadas: aula de informática, aula multiusos, secretaría, sala de
hs soluciones organizativas y operativas» de los procesos produc­ profesores, laboratorio, rincón del aula de infantil, armario blinda­
tivos. do, etcétera (Cabero Almenara, 1998). La segunda cuestión, sin em­
El enorme potencial semántico de metáforas como las reseñadas bargo, es bastante más compleja porque implica directamente a la
aquí (ordenador y red) permite no sólo explicar una realidad tan organización, a lo nuclear de ésta, como es el caso de tas tecnologías
compleja como las organizaciones, sino que también conlleva la de última generación: la informática y las telecomunicaciones. Sin
aceptación de las implicaciones inherentes a ellas. Este sería el caso duda, si se pretende realizar en el aula una sesión mediante el pro­
de cómo se redefinen las instancias y estrategias de control, es decir, yector de diapositivas habrá que saber si aquél está disponible en
la naturaleza de las relaciones internas y externas de la organiza­ ese momento, si el enchufe funciona o si las persianas se pueden ba-

224 225
jar para oscurecer el aula, precauciones recomendables porque el di­
seño arquitectónico de la clase no ha previsto tales usos y, por ello,
sobre la pared hacia la que miran los alumnos está el pizarrón y no
la pantalla.
Se puede, pues, afirmar que el grado de desarrollo tecnológico
de cada uno de los recursos determina cualitativamente las exigen­
cias de uso y las articulaciones organizativas en los centros. Dicho
de otro modo, proyectar diapositivas en el aula exige unas destre­
zas y condiciones (lo que en el capitulo anterior llamamos proto­
colos de actuación) distintas a si se hace mediante el ordenador.
Para optimizar la proyección es necesario disponer de pantalla y
poder oscurecer el aula, mientras que el ordenador requiere menos
condiciones ambientales —se puede u tilizar en cualquier lugar—
pero en cambio exige al usuario habilidades más precisas para inte­
ractuar con él. Un proyector de diapositivas es incapaz de ejecutar
ninguna de las funciones del ordenador, pero éste sí incorpora mu­
chas de las de aquél (almacenar en su m emoria las imágenes, dispo­
ner el orden de proyección, etcétera). Incluso físicamente hay una
diferencia considerable: en el caso de las diapositivas sólo es nece­
sario un proyector y las diapositivas, mientras que en el del orde­
nador supone conjuntar teclado, ratón, pantalla, procesador, peri­
féricos, cables de conexión, sistema operativo, software, etcétera. Y
a partir de esta observación, ¿qué im plicaciones se desprenden,
desde el punto de vista organizativo, de la concurrencia de tantos
elementos?
Los recursos tecnológicos se podrían clasificar, al menos tentati­
vamente, en función de su incidencia sobre la trama organizativa de
los centros. Y esto es lo que pretendemos plantear en el cuadro de la
figura 5.1.

226
f*.

D e s a r r o llo t e c n o ló g ic o r*.
F o t o g r a f ía [-| L ib ro
O p a s c o p io Á baco
D ia p o s itiv a P re n s a
T r a n s p a r e n c ia R e c u r s o s a n a ló g ic o s
Im p a c t o / Ilu s tra c io n e s M a te r ia l d e la b o ra to r io
c o n d ic io n a n t e
o r g a n iz a tiv o (-) (+ )

R a d io O rd e n a d o r
E q u ip o d e s o n id o In te rn e t
T e lé fo n o In tra n e t
F o t o c o p ia d o r a V id e o p r o y e c to r
C in e V id e o ju e g o s
T e le v is ió n M ó v il
C a lc u la d o r a S e r v ic io s te le m á tic o s : r
V id e o + e -A d m in ís tr a c ió n
+ e ~ L e a rn ¡n g
l+ l

A d a p t a c io n e s a m b ie n ta le s C a m b io s e s tr u c tu r a le s

r
Figura i. 1. Impacto organizativo de los recursos tecnológicos.

Sobre el eje vertical de este cuadro se intenta reflejar la evolución


tecnológica de las sucesivas oleadas de artefactos que han ido lle­ f *•
gando a los centros escolares. De manera que en un extremo esta­
fen las tecnologías más simples, como el libro o el ábaco, y en el
otro la informática e Internet, pasando por el cine, el vídeo o la cal­
culadora, mientras que el eje horizontal representa el distinto grado r '
de impacto sobre la organización. Unas tecnologías, como ya expu­
r
simos más arriba, sólo repercuten en cuanto a su «adaptación am­
biental»; esto es, para su óptima utilización se requiere un aula a os­
curas para ver mejor la proyección, modificar el horario si se quiere
ver una película completa o insonorizar un aula para que el volu­
men de sonido no moleste a los demás. Junto a estas adaptaciones
también es preciso disponer dónde se ubican de manera que se faci­
lite su uso, y los equipos se pueden situar en el aula de música, en el
laboratorio de idiomas o en la biblioteca o aula de usos múltiples,
entre otras muchas fórmulas posibles. Esta dimensión organizativa
de las TIC , a pesar de ser importante y contar con bastante literatu­
ra, como recogen Reyes Rebollo y Siles Rojas (2002), aquí no es la
que más nos interesa.

227
En la columna de la derecha del eje vertical, se recogen las tecno­ de las bibliotecas debían avanzar simultáneamente, con lo que la
logías que apenas requieren actuaciones ambientales pero que, sin disminución del analfabetismo fue considerable (Martínez Rus,
embargo, tocan de lleno la estructura organizativa de los centros, en 2005: 181). En definitiva, tomando prestada una expresión de Pen-
la medida que afectan a su entramado de relaciones. De hecho, como nac (1993: 15), más que como placer, salvo excepciones, la escuela se
ya se ha expuesto, las TIC entran en los centros prioritariamente a ha encargado de imponer «la lectura como deber», y ésta es una
través de complejas formas de participación orientadas más por el afán constante que llega hasta nuestros días, confiriendo un peculiar ca­
de hacerse presentes en la sociedad infomacional que por el conven­ rácter a la organización de las escuelas.
cimiento de su valor pedagógico, formas que, inexorablemente, des­ En torno a este «deber» la institución escolar ha definido sus mé­
bordan lo instituido e instauran nuevas prácticas y discursos. Entre todos de enseñanza. A sí ha sido hasta que entra en sus dominios
las tecnologías de mayor impacto estrucairal, aunque resulte para­ otra tecnología más moderna y compleja, con la que la práctica de la
dójico, incluimos desde el libro hasta Internet y todos los servicios lectura queda relegada a un segundo plano. Estas nuevas tecnolo­
telemáticos hoy ofertados, como los de gestión u orientación y a co­ gías, con Internet a la cabeza, representan un cambio de paradigma
mentados. Poner en el mismo plano organizativo tecnologías tan y como tal tienen su repercusión sobre los dispositivos de los cen­
distantes cronológicamente como las que aparecen en esta segunda tros escolares. Son tecnologías que operan también con códigos al-
columna, creemos que merece una explicación adicional. fanuméricos, pero ya no son únicamente herramientas de apoyo a la
Tal como hemos mantenido en otro lugar (San Martín Alonso, realización de determinadas tareas, sino máquinas que con instruc­
1995), el libro y la lectura, pese a su aparente sencillez tecnológica ciones relativamente sencillas ejecutan por sí solas muchas de esas
vista desde nuestros días, actuaron en su momento como determi­ tareas. El salto, por tanto, es cualitativo y aunque todavía estamos
nantes del modelo organizativo de la escuela moderna: diseño arqui­ en los inicios, es imprescindible pensar cómo se redefinirá la orga­
tectónico de los espacios, distribución horaria y disciplinar de los nización una vez se consolide en los centros la generación más
contenidos curriculares, autoría y autoridad jerárquica, silencio, avanzada de las TIC, algunas de las cuales ya son operativas en mu­
presencia física de los protagonistas (profesores y estudiantes), circu­ chas escuelas e institutos y por ello las hemos recogido en el segun­
lares, oficios y acreditaciones siempre por escrito y en soporte papel, do cuadrante con el rótulo de «cambios estructurales».
etcétera. Pero aunque la escuela se haya configurado en torno al li­
bro y a la lectura, esto no quiere decir en absoluto que lo uno y lo
otro hayan dependido exclusivamente de la institución escolar, 1.3. La micropolitica délas TIC en los centros escolares
como bien señala Clemente Linuesa (2004: 75 y ss.). De hecho las es­
tadísticas no son demasiado halagadoras hacia el fomento que aqué­ Cuando el ordenador, y todo lo que le acompaña, además de metá­
lla ha propiciado del libro o de la lectura. En tono un tanto pesimis­ fora es una herramienta que ejecuta determinadas tareas de la orga­
ta, Steiner (2006: 58) advierte que una «forma de amnesia planificada nización, la cuestión ya no es únicamente dónde colocarlo ni qué
prevalece ya desde hace mucho tiempo en nuestras escuelas». hacer con él.J El vídeo o el ordenador se pueden o no utilizar en las
Aunque esto sea cierto, también lo es que en determinadas épo­ clases; la diferencia está en que el primero ofrece prestaciones muy
cas, cuando se ha pretendido fomentar la lectura, una de las prime­ limitadas, mientras que las del ordenador van bastante más allá de
ras instituciones a la que se recurre es a la escuela. Es muy ilustrati­
vo el caso de la dotación de bibliotecas escolares y la animación a la
lectura realizada por los responsables de la República a comienzos 3. El problema, por canco, no es que fórmula cabe adoptar para integrar las tecno­
logías en la estructura organizativa de los centros, como quiera que ésta se califique
de los años treinta del siglo pasado, campaña que, pese al poco tiem­ (Cabero Almenara, 2004), sino cómo afrontar el hecho de que las tecnologías digitales
po que se pudo mantener activa, consiguió unos resultados espectacu­ ya «son organización»- propiamente dicha y deben convivir con las viejas estructuras
lares. El planteamiento político era que la instrucción y la extensión de los centros

228 229
las estrictamente didácticas, máxime cuando está conectado a la
Red. La operatividad de la tecnología informática requiere plantear
el problema en el terreno de la micropolítica de los centros escola­
res. De hecho, las formas de participación citadas se gestan y sus­
tentan en este ámbito que, a su vez, se ve afectado por el éxito o fra­
caso de las mismas, en la medida en que en su seno tienen lugar los
consensos y negociaciones sobre aquéllas. La micropolítica, según
señala Ball (1989:35), se concreta en tres esferas de las relaciones or­
ganizativas: «1) los intereses de los actores [...], 2) el mantenimien­
to del control de la organización [...], y 3) los conflictos alrededor
de la política» relativos a la definición de la escuela. Tres esferas que
podernos ver reflejadas, entre otras muchas referencias, en el si­
guiente comentario a propósito de algo que es más frecuente de lo
deseado en los centros escolares.
Hacia finales de 2005, en un seminario de formación de profeso­
rado a propósito de la escuela en la Sociedad de la Información, uno
de los asistentes planteó un asunto que tratamos de reproducir aquí,
en sus trazos fundamentales. Según este participante, profesor de
Música en un instituto grande y bien equipado situado en una pe­
queña ciudad del norte, el director del centro convocó un claustro,
extraordinario para estudiar un problema que acababa de producirse.
La Inspección les había comunicado que el servicio de informática
de la consejería estaba detectando que desde el aula de inform áti­
ca del centro se realizaban algunas actividades claramente delictivas.
En concreto, se transferían archivos con fotos a direcciones web de
dudosa moralidad. Algunas de las fotos intervenidas eran desnudos
o semidesnudos de alumnos y alumnas del centro. Los técnicos de
informática cortaron el acceso a esas direcciones y la Inspección
trasladó el problema al ámbito en el que debía resolverse de manera
menos expeditiva.
Tras las pertinentes y no demasiado complejas pesquisas, se des­
cubrió que dos alumnos de tercero de ESO fotografiaban con sus
móviles a sus compañeros y compañeras en escenarios tan inverosí­
miles como los vestuarios, servicios o duchas, y tan propios como
las aulas, pasillos o patio. Fotos que no siempre se hacían contra la
voluntad de los fotografiados/as. Los «fotógrafos» seleccionaban y
retocaban las fotos para «com ercializarlas» a través de algunos por­
tales de moda y pornografía. Según reconocieron estos alumnos,
sólo algunas veces utilizaron los ordenadores del centro para enviar

230
/4íffi£x

los archivos, pues sabían el riesgo que corrían, aun accediendo con ^
contraseñas ajenas. El retocado de las fotos lo solían hacer en el or­
denador de la casa de uno de ellos y luego las enviaban desde algún ^
ordenador «despistado»- del centro, aunque la m ayoría de las veces r
utilizaban un cibercafé que consideraban seguro a estos efectos. Por ^
cada fotografía de las que enviaban y era seleccionada recibían una
pequeña compensación económica o en especies. ^
El problema podemos enfocarlo como la nítida expresión del
«micropoder» que las actuales tecnologías confieren a los indivi-
dúos (Cremades, 2007:14); esto es, «el poder individual de manifes­
tar su opinión y decidir». Pero el problema es cómo se ejerce esa po- ^
testad, y en este caso cabe advertir que se trataba de dos alumnos
que actuaban desde un contexto escolar. De manera que el asunto
suscitado por la inspectora, según explicó nuestro interlocutor, se
abordó monográficamente en el claustro y tras más de dos horas de
discusión no se llegó a ninguna conclusión ni sobre el acceso de los ,<«<.
alumnos con móviles al centro o a las aulas, ni del uso del aula de in-
formática del centro. La solución más fácil y «ejem plar», que era la
de prohibir, no fue aceptada por una parte del claustro, quienes re- ^
clamaban que el asunto se abordara con todas las consecuencias, en-
tre otras razones porque los representantes de los estudiantes exi-
gian que las prohibiciones y sanciones fueran por igual para sus
representados y para el profesorado. La respuesta transaccional ^
aceptada por todos, presentada por un grupo de profesores y profe- ^
soras del claustro (los de Informática y alguno más de otras áreas),
fue constituir una comisión que hiciera una propuesta para discutir
y aprobar durante el curso (2006-2007), en la que se recogieran al- ^
ternativas a la formación que se venía dando a los alumnos en el uso ^
de las nuevas tecnologías. Según nuestro relator, las tres sugerencias
que surgieron en el claustro eran la de comenzar el trabajo pedagó­
gico sobre las TIC en primero de ESO y desde todas las asignaturas, ^
a modo de transversal; en segundo lugar, el trabajo debía orientarse ^
más al conocimiento de lo cultural y moral inherente a estas tecno-
logias en las asignaturas específicas y no tanto a su manejo instru­
mental y, por último, tipificar las posibles sanciones en caso de uso
indebido para incorporarlas en el reglamento de régimen interior. ^
Las tres esferas de la micropolítica señaladas por Ball pueden
identificarse perfectamente en esta breve historia, pero lo que nos
ocupa tiene algo más de recorrido. No nos detendremos ahora en ^

231
los datos sobre la cantidad y calidad del equipamiento y mucho me­
nos en los azarosos procedimientos por los cuales se distribuyen
esas dotaciones/1 Ahora bien, cuando el equipamiento informático:
llega al centro se ha de colocar en alguno de los espacios posibles:
secretaría del mismo, aula de informática, aula multiusos, sala de
profesores o un pasillo* Una u otra decisión organizativa depende
de tantos factores que cada centro lo resuelve a su manera, y nunca
agrada a todos porque la solución adoptada es consecuencia de la
pluralidad de intereses que concurren en el claustro. Un profesor de
Historia nos decía: «No entiendo por qué no quieren instalar el
proyector y un ordenador fijos en un aula para las clases de Arte; al
fin y al cabo soy el único que lo utiliza». Cuando este profesor se
queja de este modo es muy posible que ni él ni sus colegas sean
conscientes de que tener «jurisdicción sobre los recursos es un im­
portante manantial de poder, pero sólo en la medida en que poda­
mos controlar el recurso y su utilización» (Pfeffer, 1993: 84).
Sin embargo, este afán por el control de los recursos contrasta
con el desigual reflejo que tienen las sucesivas generaciones tecno­
lógicas en el inventario patrimonial de los centros, como ya se ha se­
ñalado. Las colecciones de diapositivas y el proyector son fácilmen­
te identificables y por ello el inventario puede ser exhaustivo,
circunstancia que no concurre a la hora de inventariar las tecnolo­
gías informáticas. Quizá por esta razón los equipos directivos se re­
lajan bastante a la hora de cumplimentar estos estadillos, además de
interpretarlos como un afán desmedido de control por parte de la
Administración.5 Así pues, ¿qué suelen reflejar en el inventario del
material disponible? El secretario de un instituto nos decía:

■L Como pudimos comprobar en el trabajo Análisis d e l uso y gestión d e los recursos


p ed a gó gico s en e l m a rca organ iza tivo y fu n cio n a l d e los cen tros de prim aria, financiado
por el CIDE y realizado en colaboración con los profesores B. Salinas y F Belcrán.
5 Al principio del curso 2006-2007, la directora general de Archivos e Innovación
Tecnológica de la Genernlitac Valenciana envía a la dirección de los centros una carta
solicitando que en la w e b señalada deben completar el estadillo de su inventario y ade­
más remitir por fax documentación complementaria. Por hacer esta gestión se les daba
un ordenador portátil y un proyector a los centros de primaria y el doble si era de se­
cundaria. Pues bien, la directora que nos facilitó el documento decidió, tras consultar
con sus colegas, que no iba a cumplimentar el inventario y por dos razones básica­
mente: la Conselleria ya dispone de estos datos y «no sabemos que van a hacer con una
información tan exhaustiva de nuestros centros-. Los más diligentes recibieron de in­
mediato el equipo prometido, dotado desde Madrid por Red.es.

232
Nuestro inventario se paró en la época de la fococopiadora; desde en­
tonces registramos las dotaciones que nos envía la Administración con
las mismas palabras que ellos ponen en el oficio de concesión. Si ponen
tres equipos de informática y una impresora, pues eso transcribimos en
el inventario; a veces ni siquiera se especifica el modelo o si en la caja
vienen más componentes—como protectores de pantalla, por decirte
algo que nos ha sucedido no hace mucho—, tampoco se registra. Si me
preguntas ahora cuántos discos externos, lápices de memoria USB o
cuántos programas tenemos en el centro, no sabría decírtelo. Iin nin­
guno de los centros que conozco, desde luego, el inventario recoge
todo el equipamiento disponible y es que muchas veces no sabemos ni
lo que tenemos en el instituto De todos modos, también he de decírtelo,
en la Conselleria tampoco se aclaran con este asunto, pues desde que
estoy en la secretaría y antes de jefe de estudios en otro instituto, ni sé
las veces que han cambiado las instrucciones sobre cómo cumplimen­
tare! inventario

De todo lo precedente se extrae, al menos, una conclusión impor­


tante: los artefactos tecnológicos de última generación escapan a los
mecanismos de control de las organizaciones tradicionales. Más
bien sucede todo lo contrario: se utilizan los artefactos más nove­
dosos, como la webeam o el «tamagotchi», de los que hemos habla­
do en los capítulos precedentes, para controlar la operatividad de la
vieja institución. Valdría decir que el alto componente de intangibi­
lidad que acompaña a las generaciones más avanzadas de tecnolo­
gías las convierte en casi invisibles para los dispositivos con los que
cuentan las organizaciones escolares,. Ahora bien, conforme a esta
lógica se plantea otra paradoja, puesto que estas organizaciones ga­
narían en operatividad si parte de esos artilugios se distribuyeran
entre su personal para utilizarlos fuera del espacio físico de aquéllas,.
Es obvio que el valor productivo de, pongamos por caso, un orde­
nador portátil, una cámara o una unidad de memoria USB no es es­
tar en el armario blindado, sino acompañando a quien los utiliza.
Pero al actuar de este modo se difuminan tanto los límites de!
«puesto de trabajo» que deja de tener sentido la idea administrativa
de inventario patrimonial asociado a una organización, al menos tal
como está regulado hasta ahora. Pues si profesores y estudiantes se
llevaran a sus casas estas herramientas para trabajar, obviamente en
proyectos asumidos por la organización, mejorarían la productivi­
dad pero estarían provocando un «quebranto patrimonial» de la

233
misma. En definitiva, se combina mal el necesario control patrimo­
nial de cualquier organización con la portabilidad de las tecnologías
más avanzadas que, además, se incorporan precisamente para mejo­
rar la productividad.67Al no estar resuelta esta compleja cuestión, ni
en el plano político ni en el administrativo, nos encontramos con
que profesores y estudiantes, quizá como en ningún otro ámbito la­
boral, aportan al trabajo abundantes medios tecnológicos surgidos
de su patrimonio privado.
El laxo reflejo que tienen las TIC en los inventarios es justamen­
te comparable a la ambigua consideración con que cuentan en el
proyecto educativo de centro, en el curricular o en los reglamentos
de centro, como ha puesto de manifiesto Peirats Chacón (2006).
Que esto suceda nos remite a la siguiente reflexión de Pfeffer (1993:
88) cuando dice «no es que la informática y la reprografía sean me­
nos importantes que antes, lo que ocurre es que los cambios tecno­
lógicos nos proporcionan ahora formas alternativas para realizar la
tarea sin tener que recurrir a las unidades centrales, que eran las que
antes controlaban la función». De manera que las tecnologías se
apoderan de aquellas actividades de la organización a las que pue­
den imponer su modus operandi; esto es, de las que pueden ejecu­
tarse conforme a la lógica binaria, quedando así excluidas de las
controversias presentes en la m ayoría de las actuaciones de las orga­
nizaciones. En esta dinámica entran tareas tan variadas como la ges­
tión del expediente de los alumnos, el control horario del profeso­
rado, el fichado y préstamo de la biblioteca, la contabilidad del
centro, la cumplimentación del plan general de actividades (PGA),
el correo electrónico, el mantenimiento de la web institucional, la
participación en foros, los trámites administrativos, informes de
orientación académica, etcétera. Muchas de estas tareas se realizan
en red, ya sea en comunicación con la administración autonómica,
la local, con un intercambio individual o con otros centros/ Todo

6. En otros ámbitos productivos, sobre todo el de servicios, en aras del trabajo flexi­
ble y la externalización, este asunto está bastante bien resuelto. El trabajador, autónomo o
asalariado, custodia y usa los medios de la empresa allí donde decida realizar su trabajo.
7. En este último sentido es de sumo interés la labor de intercambio entre iguales,
animación de foros y coordinación de actividades entre centros como lo hace, por
ejemplo, la Red Novadors desde el portal http:/Av\v\v quadernsdigitals.net Muchas )'
variadas iniciativas semejantes, aunque tal ve?, no tan consolidadas, ya están disponi­
bles en la Red.

234
esto, desde la perspectiva micropolítica, nos sugiere cuatro cuestio­
nes para la reflexión:

a) Las tecnologías de última generación arrastran, tras de sí, un


com plejo universo de servidumbres que se genera en el mo­
mento mismo de su diseño y desarrollo en el sistema técnico.
Pensemos, por ejemplo, en la tensión a la que somece a los
usuarios la obsolescencia del material informático o el des­
m edido afán por hacerse con la «últim a versión»' sin haber
agotado funcionalmente la anterior, los constantes cambios
de formatos y sistemas de compresión o la necesidad de ac­
tualizar constantemente los antivirus o la dependencia de
servicios técnicos externos. Cum plir con estas servidumbres
encaja mal con el tempo de las organizaciones escolares, que
más bien es lento v proclive a la estabilidad, a la permanencia
en el tiempo. En este sentido y a modo de ejemplo, podemos
añadir que cuando aún no está consolidado el uso de la in­
formática en los centros con los programas habituales que
suelen ser de pago, desde la Administración se exige la utili­
zación del software libre como si esta operación fuera mecá­
nica y no tuviera ningún coste.8 ¿Con qué costes y disfuncio­
nes puede la organización dar respuesta a esta exigencia
externa adaptando su equipamiento, tareas y personal? A
todo esto, ¿dónde queda la otrora reivindicada autonomía de
centro ?
b) La incorporación de las TIC a las organizaciones acaban con­
virtiéndose, tal como venimos apuntando, en tecnología or­
ganizativa instalada en su núcleo funcional, suplantando a la
que los miembros de la organización venían aplicando tradi­
cionalmente. Hecho que afecta indefectiblemente tanto a la
estructura corno a la cultura v por tanto también a la dimen­
sión política inherente a cualquier Organización. Es así en la

8 Un ejemplo ele esa asepsia es la siguiente noticia: la Consclleria de Cu Itura, Edu-


cació i Esport tle la Generalitat Valenciana, firma un acuerdo con las universidades
para que en la formación inicial del profesorado se enseñe el Uiurex, programa de la
Administración para generalizar en el sistema escolar el uso de Linux, que ya está im­ r*>
plantado en más de 500 centros según los responsables de la mencionada Consclleria,
El País, 21-3-2006.

235
medida que se incorporan actores extraños y nuevas formas busca más información en la Red y mejora la comunicación
de ejercer el poder y el control sobre el funcionamiento de la por este medio (Ruiz y Sánchez, 2007: 78). Si esto es así, en­
organización, a! tiempo que se implantan nuevos protocolos tonces el control de la organización lo ejercen los agentes que
de tareas. Nadie duda de la enorme operatividad de hacer la utilizan y proyectan hacia el exterior de la escuela las activi­
convocatoria de un órgano colegiado a través de una lista de dades en las que intervienen las TIC. En la misma dirección
correo electrónico, enviar las actas por el mismo medio o dar­ apuntan, por lo demás, las conclusiones de Sales Arasa (2005)
les difusión pública en la web del centro. Pero al mismo tiem­ y es también lo que ponen de manifiesto las formas de parti­
po hemos de saber que estos cambios conllevan costes, dis­ cipación descritas aquí. Ahora bien, ¿qué estrategias de resis­
funciones y no pocos riesgos aún difíciles de precisar. Pues se tencia e intereses operan en los centros para que no se doble­
está redefiniendo el formato de las comunicaciones, expo­ gue su vieja estructura ante el poder de las TIC ? ¿H ay
niéndose a interferencias en las transmisiones, donde inter­ connivencia entre el núcleo duro de la organización y la lógi­
vienen agentes sin más legitimidad que la técnica, se requieren ca con la que operan las tecnologías?
nuevas garantías para los derechos de los interesados, pago de d) Sería m uy interesante analizar desde la perspectiva de la mi­
peaje de uso, etcétera. Nada de esto es negativo en sí mismo, cropolítica cómo se supera el conflicto de intereses entre los
se trata de elementos nuevos de la organización que es preciso actores de las organizaciones escolares. Ya hemos puesto al­
valorar y enjuiciar su pertinencia con el proyecto asumido gunos ejemplos al respecto, por lo que ahora aludiremos a
por aquélla. No basta con argumentar que las TIC represen­ otros que se refieren al conflicto de intereses. Cuando los or­
tan el «signo de los tiempos» para legitimar su presencia en denadores se disponen en el «aula de informática», entonces
los centros, es preciso que su uso sea siempre responsable y se considera normal que la prioridad de acceso a ella sea para
reflexivo, nunca alienante ni ajeno a los intereses prioritarios quienes imparten Informática, Tecnología y optativas sim ila­
de la organización y de los miembros que la constituyen. res.. Si alguna de las otras asignaturas precisa de esos recursos
Ante lo cual cabe preguntarse: ¿Hasta qué punto es compati­ tecnológicos, entonces habrá de atenerse al horario disponi­
ble la mercantilización de lo escolar con una educación públi­ ble o reivindicar una segunda «aula de informática», circuns­
ca y solidaria? tancia que ya se está dando en las C C .A A . que no las han do­
c) La micropolítica en los centros que trabajan con tecnologías tado de oficio. Pero si el claustro decide distribuir por las
opera reinstaurando nuevos equilibrios para eludir, en la me­ aulas un equipamiento mínimo, según las exigencias de las dis­
dida de lo posible, los conflictos internos. Sales Arasa (2005: ciplinas que se deben impartir por cada área curricular, en­
494) concluye en su trabajo sobre centros de secundaria que tonces el problema surge con el mantenimiento de los equi­
«la apropiación de las TIC en las aulas va acompañada de la pos y entre los departamentos o equipos de ciclo por la cantidad
apropiación de un régimen de prácticas específicas de uso y tipo de material disponible en sus aulas. Si la Administra­
que tienen lugar en la sociedad». De manera que, como esta­ ción autonómica no tiene regulada la figura del coordinador
mos manteniendo, lo propiamente curricular queda relega­ o responsable de las TIC, como sucede en la m ayoría de ellas,
do cuando median las tecnologías de la información. Ahora entonces el conflicto por el control de los espacios, conteni­
bien, cuando estos centros además contemplan en su proyec­ dos, competencias y horarios se desplaza a los equipos de ci­
to educativo iniciativas especificas de trabajo con las TIC para clo y a los departamentos. En estos casos prevalece la lealtad
lo que recibirán un apoyo especial de la Administración (caso a la asignatura y, como mucho, al departamento, aunque esto
de los centros TIC de la comunidad andaluza), los resultados vaya en detrimento del proyecto común de trabajo con las
más llamativos, según la percepción de los alumnos, son que TIC (González González, 2005: 246). Por otro lado, las tec­
se mejora el manejo de Internet, se incrementan los accesos, se nologías digitales requieren un conocimiento experto, cosa

2S6 2S7
que no sucedía en la misma medida con las analógicas, de en las organizaciones representaba los flujos v conflictos entre esas
modo que quienes tienen ese conocimiento acceden a deter­ relaciones de poder que se experimentan en cada organización, se­
minado tipo de información y ejercicio de un poder que no gún le daba a entender la cultura propia. Cuando las TIC median en
les corresponde según la jerarquía de la organización. A un esas interacciones entonces se simplifica la estructura, al mismo
administrativo, por citar el caso más frecuente, a partir de la tiempo que la cultura se apropia de los nuevos principios y sistemas
«autorización» recibida para acceder a la intranet de gestión, axiológicos inherentes a las herramientas utilizadas. Con ello el
esto le permite mantener una posición de fuerza ante la direc­ margen de autonomía de decisión, tanto en lo que se refiere a la or­
ción o los miembros del claustro en virtud de las tareas y da­ ganización como a las prácticas y también a la gestión misma, se re­
tos a los que puede acceder en exclusiva. Así, un «rol técnico» duce considerablemente. De esas relaciones, que ahora son de in­
específico se reviste de un poder político que, como ya hemos formación, pasa a ocuparse un área de creciente pujanza como es la
señalado, no le corresponde según su posición jerárquica en «gestión del conocimiento», cuyo objetivo es «generar ventajas
la estructura de la organización. competitivas» en las organizaciones (Serradell y Juan Pérez, 2003).
Desde este horizonte y con el apoyo de las TIC se implanta lo que
se llama la Nueva Gestión Pública, cuya generalización casi nadie
1.4, La hegemonía del tecnogerencialismo cuestiona pese a la cultura tecnocrática que fomenta, en detrimento
de la democrática, y a los síntomas de ineficiencia detectados en las
Al situarse las tecnologías electrónicas en el «núcleo duro» de las organizaciones en las que se está aplicando (Ramio Matas, 2005).'J
organizaciones y también de las escolares, aquéllas someten los pro­ Durante décadas se ha luchado social y políticamente por ganar
cedimientos de gestión a su lógica de procesamiento. De este mane­ cuotas de autonomía para los centros y, de pronto, todo ello ha que­
ra los transforman en diligencias «lim pias», no contaminadas por dado relegado a un discreto segundo plano cuando no descalificado
las complicidades organizativas. ¿Cuántas veces nos han dicho del como vestigio del pasado. En todo caso cabe destacar la contradic­
otro lado de la mesa o nosotros mismos nos hemos encontrado en toria convivencia entre el principio de autonomía y los sistemas
la pantalla aquello de «la aplicación inform ática no lo perm ite»? operativos que aplican las TIC, que contribuye más a la homoge-
El trasfondo de esta anécdota es que si las organizaciones no son neización de los procesos que a su diferenciación (Carr, 2005),. Es
otra cosa que un entramado de relaciones más o menos estructura­ indudable que las prestaciones de éstas permiten a los agentes esco­
das, y muchas de ellas negociadas en cada situación (Beltrán y San lares realizar tareas que antes eran insospechadas, pero no es menos
M artin, 2000: 43 y ss.), quedan de pronto reducidas a su expresión cierto que a cambio renuncian a determinadas esferas de autogo­
más formal. No cabe la negociación sino la ejecución; tal vez por bierno. Como señala Bernstein (1998: 90 y ss.), la autonomía de los
ry
esta razón la red como metáfora sea bastante explicativa de la confi­ centros se está reduciendo a la gestión de los recursos, de la dota­
guración de las organizaciones reestructuradas en torno a las TIC, ción económica, de los materiales de enseñanza y poco más, lo cual r*
que no necesitan demasiados puestos intermedios (permanece la je­ nos aproxima más a los modelos empresariales que a los reivindica­
rarquía pero disminuye la altura de la pirámide) y además se disipa dos para las instituciones públicas. No podemos olvidar que éstas.
la posibilidad del conflicto entre los agentes de la relación, que pa­
san a ser elementos de un grafo y no tanto agentes activos en el mar­
co de una estructura. 9. Todas las administraciones autonómicas han facilitado a su red de centros una
aplicación informática, mas o menos ambiciosa y funcional, mediante la cual abordar
A nuestro entender el fenómeno más importante que se produce la gestión Este sería el caso del programa GESCEN (Gestión de Centros, a punto ya
en el núcleo de las organizaciones es que, cuando en su interior se de ser sustituido por otra aplicación) de la Gencralitat Valenciana (véase http://www.
instalan las TIC , las relaciones de poder entre los agentes se trans­ cultgva es/soportegc/index.htm) y muchos otros ejemplos que pueden encontrarse en
forman en relaciones de información. De algún modo la estructura http://gcstioncentros.cnice.mecd. es/index php.

239
en cuanto esfera pública, han de ser espacios de análisis y crítica de la
dominación y, consecuentemente, también espacios colegiados de y
elaboración de alternativas discursivas y prácticas. Lo uno y lo otro
es menos factible en la medida en que los centros de decisión se ale­
jan de la propia organización; en este sentido se podría decir que,
además de diluirse, esos centros se deslocalizan en medio de unas
relaciones tecnoburocráticas más rígidas, si cabe, que las de las or­
ganizaciones tradicionales. Los nuevos sistemas de gestión compar­
ten con los tradicionales el afán por el control y por vigilar cual­
quier tipo de movimiento de los miembros de la organización,
como se pone de manifiesto en la publicidad que acompaña a los
productos informáticos dedicados a tales menesteres (como el «ta-
magotchi», por ejemplo). Ya en la década de los ochenta, Bates .
(1989: 201) abordaba así este problema:

[...] las escuelas sufren una presión especial para que adopten e impon­
gan toda la impedimenta de la racionalidad burocrática y para que ex­
ploten la microfísica del poder con el fin de ejercer el control sobre una
juventud potencialmente rebelde.

Como se ha señalado, hay una serie de agencias y grupos de interés


que, bajo la coartada de actuar con criterios «técnicos» y no políti­
cos, intervienen en las dinámicas de los centros de forma sutil impo­
niendo patrones de actuación. Quien diseña la aplicación informáti­
ca de matriculación de los estudiantes, pongamos por caso, impone .
una serie de condiciones administrativas y de dirección que no pue­
den ser modificadas desde las instancias legítimas de la organización
porque ésta no pasa de ser considerada como simple usuario/cliente.
Un caso muy frecuente: cuando la Administración autonómica fir­
ma un «contrato marco» con alguna operadora de telefonía, automá­
ticamente los centros públicos se convierten en «clientes cautivos»
de aquélla, al margen de la calidad del servicio que presta o de los in­
tereses específicos del centro. Por cierto, ¿hasta qué punto estas ser­
vidumbres no están minando la autonomía de los centros? ¿El soft­
ware de código no propietario les permitirá librarse de todo el lastre
mercantil asociado a esos contratos marco?
Otro asunto de enorme relevancia es cómo en las organizaciones
emergentes se gestionará la identidad de sus miembros. Recordemos
que las organizaciones se constituyen para aunar el esfuerzo de mu-

240
chas personas en pos de unas nietas aceptadas por conveniencia o
por interés de quienes forman parte de aquéllas. Antes la identidad
profesional se protegía con reglas emanadas del gremio y del oficio;
hoy el trabajador ha de hacerse a sí mismo para incorporarse a '«una
pluralidad de círculos profesionales*- que trabaja en proyectos y no
ya en una empresa (Flichv, 2006: 5). Las organizaciones se dotan de
una identidad (algo que trasciende lo que ahora se llama imagen cor­
porativa), como herramienta de cohesión interna que, a su vez, tra­
tan de trasladar a los miembros que la integran. A tal efecto se ponen
en marcha estrategias tan variadas como las que van desde el régimen
disciplinario, el código deontológico, los uniformes, los sistemas de
recompensas y los principios de actuación, hasta acabar en la web
institucional.. Todas las organizaciones —y en especial las escola­
res— son espacios de construcción de subjetividad; unas lo fomen­
tan por interés propio y otras, como las escolares, para que esos su­
jetos se «integren» en la sociedad que sostiene a la escuela.
Con la incorporación de las TIC al «núcleo duro» de las organi­
zaciones —imperativo de la Nueva Gestión Pública—, tanto la pre­
sencia como la identidad se convierten en requisitos virtuales. La
presencia deja de ser una condición constatable a través del nombre
propio y de la fotografía en un carné (identidad analógica), ya que
se induce a partir del código «secreto» grabado en la banda magné­
tica o el microchip de una tarjeta, o a partir de la contraseña que se
introduce en el ordenador para que habilite el acceso (identidad d i­
gital), Adviértase que en estas circunstancias la organización opera
con presencias fantasmales y con identidades ficticias (las contrase­
ñas no dejan de ser una serie de letras y dígitos, sin significado ni
sentido en sí mismas). Sin embargo, esa contraseña será la que atri­
buya presencia e identifique las acciones realizadas para la organi­
zación por el miembro titular. El potencial de estas posibilidades
supera con mucho las viejas disposiciones de las organizaciones, v
lo importante es que ese potencial requiere refundar las organiza­
ciones y no sólo incorporarse a sus viejas estructuras. Respecto a
esta cuestión, el rector de una universidad mantiene que es necesa­
rio apostar por una «verdadera refundación de este tipo de institu­
ciones, que se encuentran sólidamente asentadas y que no resultan
fáciles de cambiar» (Montalvo, 2000: 121). ¿Si ya es complicado
conseguirlo desde el plano político, ¿se logrará generalizando las
TIC en tales instituciones?

241
2. Las nuevas condiciones del trabajo escolar

Por muchas razones se puede afirmar que la presencia de las TIC


en los centros obliga a estudiantes y profesores a trabajar de «otra
manera». El problema es que no sabemos muy bien cómo definir
esa manera, a qué se ha de dar prioridad y cómo se deben disponer
los entornos de aprendizaje y deslindar responsabilidades. Antes, a
través de estos entornos la institución escolar controlaba los pro­
cesos de subjetivación y creación de identidad entre sus actores,
pero ahora, con las tecnologías, esos mecanismos quedan fuera de
su alcance. Como mantiene Vesna (2002: 2) desde una perspectiva
feminista, con «la ayuda de la tecnología es posible construir iden­
tidad, sexualidad e incluso género, sea como sea que nos imagine­
mos a nosotros mismos». De manera que la apuesta discursiva y
práctica por la presencia de las TIC en las aulas no es más que otra
forma de reeditar la función reproductora de la institución. Sólo
que en este caso, como ya hemos dicho, las tecnologías y las estra­
tegias activadas quedan fuera de su control, apareciendo nuevas
formas de trabajo y de pensar lo escolar conforme a la lógica de las
tecnologías.

2.1 El referente son las máquinas y no los ideales

Si algo está claro en el controvertido panorama perfilado por la glo-


balización, es el triunfo del capitalismo salvaje y neoliberal sobre el
Estado, sin que esto signifique la desaparición de éste, sino que se
transforma para adaptarse a la nueva realidad (Jessop, 2000)„10Aho­
ra bien, en ese contexto «la identidad ciudadana, ligada al Estado
nacional tradicional se ha quebrado de múltiples formas [...]» (Alt-
vater, 2000: 51). La institución escolar estaba mantenida y regida
desde los poderes del Estado para contribuir a la formación de esa
identidad comunitaria, además de a la instrucción básica para acce­
der a un puesto en el proceso productivo, funciones que le han sido

10. Para este autor el proceso es tan complejo y caótico que considera «un error
explicar acontecimientos y fenómenos concretos desde el propio proceso de giobaliza-
ción, del mismo modo que es inútil recoger todo lo que acontece bajo el paraguas ex­
plicativo de la globalización» (p. 96).

242
arrebatadas y, en consecuencia, ahora se debe enfrentar a una nueva
situación y sin demasiados referentes. He aquí una circunstancia
que aboca inexorablemente a redefinir el papel de la institución es­
colar en la sociedad global, entre otras razones porque debe compe­
tir para sobrevivir, ya que esa misma función la cumplen otras ins­
tancias, como por ejemplo las que operan con los medios y !"®k
tecnologías de la información. Pero ese reacomodo de perfil y fun­
ción de la institución se debe hacer desde una comprometida evi­
dencia: «U n ordenador es igual en todos los países del mundo». Tal
vez varíen los contenidos, pero «se exige la misma capacitación pro­
fesional e idéntica forma de relación con los sistemas sociales» r"
(M ancini, 2002: 207).
Sobre las TIC recae la consideración de algunos expertos de ser ABO*,
uno de los factores que más decisivamente está contribuyendo, a
veces con la pretensión de ser exclusivo, a transformar la sociedad
actual en esa globalidad difusa. La convergencia del ordenador con *****
las telecomunicaciones, junto a otras tecnologías, hace posible que
la sociedad sea global y además «inform acional», desde el momen­
to en que se puede llegar a cualquier lugar del planeta. De modo que
a la implantación progresiva de las T IC en los distintos ámbitos so­
ciales se le responsabiliza de los importantes cambios que se produ­
cen tanto en las relaciones sociales como en las de producción y en
las mercantiles, al igual que en las culturales y científicas. Pero aun­
que esta presencia es relevante, no lo es menos que debe su éxito en
gran medida a la connivencia de los planteamientos políticos «neo-
con», hegemónicos durante estas últimas décadas.
El modelo implícito de causalidad es la primera y más significa­
tiva debilidad del razonam iento precedente, m uy apreciado por
la emergente «aristocracia tecnológica». De esta manera se relega la
configuración del contexto a las dinámicas del mercado, dado que
dicho contexto sólo depende de la capacidad de compra de los di­
ferentes actores. A sí, la cuestión queda reducida al criterio de in ­
dividuos e instituciones para dedicar más o menos recursos con
objeto de adquirir el equipamiento como apuesta por su desarrollo.
En la tarea de persuasión, la mercadotecnia política y económica
desempeñan una baza fundamental de cara a superar las posibles
resistencias de los agentes implicados. Desde estas instancias se
ejerce tal presión y de modos tan sutiles que las mentes quedan
adorm ecidas e incapaces de reaccionar a situaciones como la plan-

243
teada por Di Cosmo (1999: 16) cuando dice: «Es un público que
sueña con un mundo feliz, en el cual un gran filántropo distribu­
ye a todos los estudiantes de Francia copias gratuitas de Win­
dows 9) con la única finalidad de ayudarles a salir de su atraso
tecnológico».
En medio del caótico proceso de la globalización, no es fácil dis­
tinguir si la presencia de las TIC en los centros escolares es la solu­
ción o el problema a la hora de perfilar lo que se debe hacer desde
estas instituciones en la llamada Sociedad de la Información. De he­
cho, si tomamos tres revistas recientes cuyo tema central se dedica a
ÍÜ! la educación, descubrimos que para ninguna de ellas la relación TIC
y escuela es un asunto relevante." Como mucho aparecen referen­
cias esporádicas en alguno de sus artículos. Estas publicaciones, de
m uy distinta orientación ideológica, continúan alimentando el deba­
te en torno a escuela pública y privada, equidad y calidad, evaluación
y productividad, cambios y reformas, centralización y descentrali-
zación/fragmentación, etcétera. En resumen, se trata de una agenda
temática que no por sustantiva nos puede ocultar las tensiones que
¡ÍW hoy cuestionan el sentido mismo de la institución escolar en el en­
torno globalizado.
Sin embargo, la ausencia detectada en las publicaciones aludidas,
además de llamar la atención por la coincidencia en todas ellas, pone
de manifiesto una importante disyuntiva: todavía no es el momento
propicio para abordar los cambios inherentes a la integración de las
TIC a los centros o bien ahora lo prioritario debería ser consolidar
la institución volviendo a «releer» sus principios fundacionales. A sí
se pone de manifiesto que, ante la perplejidad de la globalización, la
institución escolar debe reinventar su lugar y sus funciones. La per­
cepción es muy distinta para otras publicaciones desde las que no
sólo se denuncian los embates que por parte del mercado está reci­
biendo la institución escolar, sino que además se urge a reflexionar
sobre las consecuencias que la presencia de las TIC tendrá para la
escuela. Aunque, por supuesto, casi siempre inclinando la balanza a
favor de éstas, al considerarlas el símbolo de la modernidad avanza-1

11 Las revistas aludidas con expresión de sus respectivos temas monográficos


son: N ueva revista d e p olítica , cultura y a rte, n " 69, mayo-junio de 2000, «Presente y
futuro de la educación- A rchipiélago, n.° 38, otoño de 1999, «La educación a debate»
y, Temas para e l d eb a te, n.° 64, «Problemas actuales de la educación-.

244
da y, por ello, parte imprescindible de las aulas con un afán que raya
ta apología tecnológica.1’
Al margen de que se esté o no profundizando en las transforma­
ciones provocadas por las TIC en la escuela, resulta bastante obvia
la pérdida de legitimidad del modelo educativo propiciado por la
escuela actual , Y para entender esta circunstancia habría que prestar
atención, entre otras, a estas dos cuestiones:

a) Los viejos ideales que estimulaban a los agentes escolares em­


piezan a estar demasiado impregnados del «maqumismo*
rampante de nuestros días. Como señala el filósofo Gómez
Pin (2006:38), detrás de la búsqueda del robot perfecto se es­
conde «el deseo de un ser que permita seguir alimentando la
fantasmagoría de que las potencias que constituyen al huma­
no puedan darse sin pagar el precio que exige la condición de
ser vivo».. Y si este ser, además, sólo puede vivir en colectivi­
dad, ¿cómo se le puede educar para ello cuando tales ideales,
según argumentamos más arriba, han quebrado?
b) Este ideal se encarna en máquinas que se apropian de secuen­
cias de tareas cada vez más amplias del proceso de enseñanza
y de la organización a la que éste sirve. Cuando un profesor
plantea y corrige un examen en formato electrónico o la d i­
rección resuelve la incidencia de un alumno comunicándose­
lo a sus padres a través de un SMS, algo significativo se está
produciendo en la organización. Por un lado la comodidad de
la gestión y por otro el bajo perfil profesional de quienes eje­
cutan estas tareas al no requerir demasiados conocimientos,
lo cual tiene que ver con su identidad como trabajadores. Si
bien, según señala Alcaide Castro (1983:31 y ss.), la identidad
en el trabajo es decisiva en el rendimiento y supervivencia de
las organizaciones productivas, ya sean de bienes o de servi­
dos. Dicho autor advierte que el «aumento de identidad está

12. Esta convicción se plasma en afirmaciones como la que se hace en la presenta­


ción del monográfico L ectura crítica d e textos e im á gen es, cuando propone: «Apren­
der a leer la prensa, a escuchar la radio o a ver la televisión exige una labor planificada
desde los centros, con objetivos y actividades previstas en el proyecto educativo del
centro, en las distintas áreas curriculares y en diversos momentos de la vida cotidiana
del aula» (C u a d ern os d e P ed a go gía , n ° 297, p. 9).

245
0 ■ ‘i

más relacionado con los problemas a resolver que con el out- y ss.), es el fundamento de las «estructuras flexibles» que hoy carac­
pni producido -, es decir, con la visibilidad que el trabajador o;;v. i terizan a la organización del trabajo. Con ella se supera el modelo
tiene de todo el proceso que con la especialización en una ta­ lineal fordista entrelazando unidades autónomas, separadas entre sí
rea desconectada del resto. aunque coordinadas para maximizar la producción. De esta manera
se consigue producir resultados rápidos y flexibles, como requiere
la demanda variable de los mercados. La automatización, potencia­
2.2. Flexibilización del trabajo docente/disiente da por las TIC, provoca «la disolución de las estructuras tempora­ 4*>
les y espaciales tradicionales que deben llevar a formas completa­ 0**
Podemos tomar prestada la afirmación de Kóhler (2001: 92), según mente nuevas de trabajo retribuido» (Krings y Moniz, 2002: 132).
(<*»!
la cual la máquina «ha transformado la organización del trabajo en Ahora bien, la fiexibihzación del trabajo puede adoptar formas muy
las plantas industriales del mundo desarrollado». Como consecuen­ diversas y, por otro lado, su implantación no depende exclusiva­ /*•*
cia de su presencia en los ámbitos de trabajo, aunque no sólo por mente de la «dimensión tecnológica», sino que se ha de acompañar 0**
ella, se introducen cambios importantes que han sido estudiados de otros cambios en la organización, cambios relacionados con la
con bastante detenimiento en las plantas industriales, y aún queda formación de los trabajadores, los sistemas de control, la calidad to­
pendiente de hacer algo parecido en los ámbitos escolares. Tampo­ tal, el cambio en las relaciones laborales o en el tipo de contrato, et­
co aquí nos vamos a poder detener demasiado en ello, pero sí qui­ cétera (Tomás Carpi y Torrejón Velardiez, 2001: 119 y ss.).
siéramos señalar algunos de los rasgos que nos parecen más rele­ Como es fácil imaginar, la otra cara de la fiexibihzación, la cara
y*-
vantes. Entre otras razones porque, como ya hemos señalado, las más social de este modelo de organización del trabajo, es la precari-
formas de participación propuestas en los capítulos 2 y 3 son un ní­ zación de los contratos, es decir, la externalización y deslocalización 0*?'.
tido exponente de los cambios experimentados en la organización de la producción. A medida que la automatización se extiende, se­ 0*\
de los centros escolares como consecuencia del uso de las TIC y de gún afirma Sennett (2006:43), «el campo de las habilidades humanas
y®-
las políticas que las acompañan. fijas se restringe». Y tras el cambio de los contenidos del trabajo tam­
No discutiremos si ha llegado ya el momento de dar por «muer­ bién debe hacer lo mismo la capacitación de quienes deben ocupar y®\
to» el trabajo en su acepción clásica, Como «consecuencia lógica de esos puestos. Sin duda el trabajador dispondrá de mayor autonomía y®-
la racionalización», resulta que «la robótica electrónica sustituye a la y responsabilidad, pero a cambio también se le exigirá una mayor
y*N
energía humana y las nuevas tecnologías de comunicación hacen el disponibilidad y nivel de formación para responder con solvencia a
trabajo innecesario» (Grupo K risis, 2Q02:42). Q uizá sería más pre­ las contingencias, imprevisibles por definición, que puedan aparecer y*>

ciso hablar de los cambios sustantivos producidos en las actitudes y en el proceso productivo. La permanente innovación tecnológica
requerimientos para ejercer el trabajo, puesto que el cambio tecno­ exige al trabajador estar siempre en fase de formación, ya que el «ca­
pital» vinculado a los conocimientos, no tanto a la experiencia, se de­ y®-
lógico de las últimas décadas ha alterado «los parámetros técnicos
asociados con el diseño, la producción, la distribución y el uso de precia rápidamente, sobre todo en los ambientes laborales dotados
aparatos, materiales y procesos» (Rattray-W ood y Parrott, 1989: de alta tecnología (Murillo, 2006). La formación, por tanto, no va f•>!
41). De manera que el trabajo sigue formando parte de la experien­ tanto orientada a la especialización del trabajador como a dotarle de
cia vital de la mayoría de los seres humanos, también de los estu­ las destrezas requeridas por la innovación en las técnicas aplicadas a
diantes y los profesores, si bien se empieza a realizar en condiciones la producción, De ahí que Coriat (1993: 42) advierta que la «deses-
cualitativamente distintas a como se venía haciendo. Y algunas de pecialización e intensificación del trabajo van a la par y constituyen y*s
esas condiciones las destacaremos a continuación. las dos caras de un mismo y único movimiento».
Una de las aportaciones más espectaculares de la revolución tec­ ¿Puede llegar a la escuela la fiexibihzación del trabajo tal como
nológica es la automatización que, según plantea Sennett (2006: 42 aquí se ha esbozado? Sin duda está llegando y lo hace en dos frentes

246 247
y**
distintos: tradicionalmente la escuela partía de la perspectiva de un
trabajo fijo y con los niveles de desempeño, delimitados; un trabajo
con el que poder vivir y por lo que se estaba motivado; pero insistir
ahora en esa dirección es minar más la autoestima de los estudiantes
(Rattray-W ood y Parrott, 1989: 50 y ss.); por otra parte, estos cam­
bios también llegan a los distintos agentes escolares que, poco a
poco, se han de adaptar a los nuevos modos de entender el trabajo,
en los que ya no se trata tanto de «ejecutar masivamente consignas,
de aplicar procedimientos preestablecidos [...], sino más bien de re­
solver los problemas y de gestionar las incertidumbres» (Flichy,
2006: 4). Y esto exige, lógicamente, planes de formación coherentes
con estas nuevas exigencias en el desempeño del puesto de trabajo.
De momento las resistencias mostradas por la estructura y la cul­
tura instituidas para incorporar estas novedades son muy grandes;
tal vez por ello todavía no se perciba con nitidez su presencia en los
centros. Pero sin duda se están adoptando importantes medidas en
esa dirección, alentadas desde los poderes públicos y consentidas
por padres, sindicatos y el resto de la sociedad civil. Ya hemos dicho
que las formas de participación tecnológica son producto y conse­
cuencia del modelo que estamos comentando, pero además se po­
dría señalar que miles de centros están inscritos en programas de ca­
lidad total con certificado incluido.1'’ Estas certificaciones aportan
los argumentos con que se puede legitim ar la externalización de ser­
vicios como el de la gestión y mecanizan otros como la tutoría, la
orientación o determinadas tareas de enseñanza; al profesorado se le
exige formación continua y se le somete a evaluaciones todavía in­
directas, porque debe adquirir «competencias» que trasciendan las
didácticas, que son su verdadero ámbito de especialización; el cen­
tro o alguno de sus departamentos, haciendo uso de su autonomía,
participan en proyectos de innovación en redes coordinadas a dis­
tancia; en la m ayoría de las comunidades autónomas, tanto el espa­
cio como el tiempo escolar de trabajo ya están deslocalizados, etcé­
tera.13

13. Casi codas las CC. AA. cicncn algún programa do esta naturaleza, pero aquí cita-
reinos únicamente la R ed d e cen tros d e ca lidad ed u ca tiva de la Generalitat Valenciana,
cuyo propósito es «propiciar c impulsar la implantación de sistemas de gestión de calidad
en los centros educativos», como las normas ISO o el EFQM, y de su ejecución se encar­
gan empresas privadas. A dicha red se accede a través de http://www.cult.gva cs/ivcce.

248
Hargreavos (1995: 10 y ss.) destaca la urgencia de modificar las
culturas dominantes incluso en el trabajo escolar, para que se apro­
ximen a ese modelo de organización que él, metafóricamente, llama
«mosaico móvil». La escuela no puede escapar al influjo del mode­
lo que rige las organizaciones posmodernas, caracterizadas por ser
«flexibles, responsables, proactivas, eficientes y eficaces al utilizar la
maestría y los recursos comunes, con el fin de satisfacer las necesi­
dades continuamente cambiantes [.. .]»■. Nosotros, no obstante, no
somos tan optimistas respecto a las ventajas del «mosaico móvil»
para la escuela, pues tampoco lo está siendo en cuanto a la mejora de
la productividad en el ámbito empresarial, o al menos de momento
los resultados no satisfacen las expectativas iniciales Por otro lado,
parafraseando a Lava! (2004), hay que afirmar una vez más que la
escuela no es una empresa, como tampoco la enseñanza de la mor­
fología de la célula es un bien intangible comparable al diseño de un
frasco de colonia. Pero si éste se puede obtener mediante una orga­
nización flexible del trabajo, es muy probable que aquél, por impe­
rativo epistemológico, no lo sea en la misma medida. Aunque tal
vez esa consideración no pase de ser un homenaje al pasado, pues el
presente se rige por criterios bastante más expeditivos, como se des­
prende de la siguiente «recomendación»:

La cualificación de los trabajadores es esencial en una sociedad donde


el empleo intensivo en conocimiento crece a un ritmo mucho más ele­
vado que el resto. En este sentido, debe potenciarse desde las etapas
formativas la adquisición de las habilidades que demandan las empre­
sas. No sólo las relativas al conocimiento y manejo de las TIC, sino
aquellas más generales relativas a la flexibilidad y a la capacidad de
adaptación al cambio.14

2 3. La deslocetlización de los dispositivos de la organización escolar

La adopción progresiva en los centros escolares, aunque aún limita­


da, de distintas formas de flexibilización del trabajo provoca cierto

M Recomendación hedía en el informe coordinado por Sánchez Mangas (2C0(í)


para la l-'undaeión Alternativas con el significatño titulo de P rod u ctivid a d y n u eva s
fo r m a s d e orga n iz a ción d e l tra b a jo en la so cied a d d e la in torm aciú n Disponible en
http://w w w ! alternativas, org/documcntos

249
desorden en su organización. Desorden respecto a determinados
criterios, normas y procedimientos, más o menos reconocidos
como valiosos por los agentes escolares, que hasta ahora habían ser­
vido para gestionar el entorno, así como el proceso de enseñanza y
aprendizaje. Se trata de los dispositivos que la organización ha for­
malizado, en diferente grado, para abordar la enseñanza, desempe­
ñar las tareas docentes, orientar la relación con los padres o resolver
un problema de disciplina. Estos dispositivos, por tanto, serían la
guía de actuación para los miembros de la organización, al hacer
comprensible a cada uno qué se espera de él en cada momento.
Ahora bien, las certezas de entonces, ahora se tornan interrogantes
respecto a cuánto hay de socialmente valioso en la introducción de
la calculadora en aritmética, en el fomento de la memoria de los
aprendices o en que el profesorado renuncie al dominio de la infor­
mación científica a favor de las bases de datos a las que los alumnos
pueden recurrir. El problema es que ahora muchos de estos disposi­
tivos se están «digitalizando» y, en consecuencia, situándose fuera
del dominio de los profesores e incluso de la organización misma.
Hablamos justamente de «deslocalización» cuando, mediante un
artilugio conectado a la Red, el profesorado puede realizar tareas
profesionales fuera de su puesto de trabajo. En este caso el disposi­
tivo que regula las tareas tiene que ver más con la lógica de la tecno­
logía utilizada que con la de la organización de la que depende. Ni
los horarios ni su inventario patrimonial, ni su sistema de retribu­
ciones y ni siquiera su código deontológico, alcanzan a dar cober­
tura a esas tareas ejecutadas fuera del recinto escolar, puesto que se
rigen por otra lógica.
Hasta ahora los agentes escolares se habían preocupado más de
los contenidos que de los medios, como dispositivo para orientar
sus prácticas. En estos momentos lo que se exige es justo lo contra­
rio; que prevalezcan los medios. Sin embargo, la cuestión no se zan­
ja simplemente incorporando las nuevas herramientas tecnológicas,
pues, cuando se hace —como ha sucedido con la calculadora o el
tratamiento de textos—, los resultados suelen ser controvertidos y
las situaciones de enseñanza tan nuevas que no se sabe bien cómo se
deben afrontar. La perspectiva dominante es la que propicia la in­
corporación sin más de los contenidos y artefactos relacionados con
los nuevos medios, aunque luego se apliquen las rutinas de siempre.
Es bastante más complicado pensar los cambios a introducirlos en
o
la estructura organizativa que debe articular las prácticas de ense­
ñanza mediante el uso de herramientas tan potentes como las TIC.
Y no es tarea fácil, entre otras razones porque la sola presencia de
estos medios altera el stattt quo de la organización de la escuela, al
igual que está sucediendo en otras muchas organizaciones; y como
consecuencia de ello también cambia el sentido mismo de las prác­
ticas realizadas. Dicho de otro modo; el hecho de que los estudian­
tes consulten sitios web no es lo mismo que documentarse en la bi­
blioteca, pues la gestión y control de la biblioteca corresponde a los
agentes escolares, mientras que de la web no se sabe muy bien quién
se ocupa.
Otro de los dispositivos mantenidos en el tiempo era el consen­
so en torno al tipo de educación que se debía impartir desde la ins­
titución escolar, circunstancia que en estos momentos no sólo no se
da sino que, con demasiada frecuencia, es objetivo de críticas des­
piadadas. Sin duda así, con tanta tensión, no se consiguen las mejo­ l«*K
res condiciones para acometer el necesario trabajo de reflexión. En
esta línea de crítica dura, con frecuencia avalada por datos empíri­
cos, se encuentran comentarios como el siguiente: «Si la escuela tie­
ne escasa incidencia en la formación de nuestros adolescentes, no
hay que m irar tanto al modo de ser de los “nuevos adolescentes”,
sino a los objetivos escolares, explícitos y, más aún, implícitos,
cuando no velados, que hemos priorizado los adultos» (Elzo, 2000:
195).
Se sabe perfectamente que la organización no es el mero y asép­
tico soporte de la acción curricular en los centros; ésta se desen­
vuelve determinada por la estructura organizativa de la institución
que la acoge. En consecuencia, los responsables de la organización
de los centros no se pueden detener a pensar sólo en cómo disponer
los nuevos artefactos, sino ante todo en cómo su presencia rediseña
la distribución y el contenido mismo del trabajo que cabe desempe­
ñar; como ya hemos visto, un hecho que afecta a los canales de co­
municación entre los agentes y a la trama de relaciones, desde el
sentido de pertenencia hasta los límites de la organización, pasando
por las relaciones de poder. Con otras palabras, «en la medida en
que la estructura ocupacional de tipo piramidal tiende a perder im­
portancia y se expanden las redes como modelo de organización de
las instituciones, disminuye la importancia de la movilidad social
vertical y aumentan, en cambio, las posibilidades y exigencias de

251
movilidad horizontal» (Tedesco, 2000: 85). Esto obliga, necesaria­ propósitos. Para el citado analista la «nueva pedagogía» se funda en
mente, a pensar que tanto la condición de ejercer la función docen­ los cambios aportados por la emergente tecnología de la educación,
te como la de estudiante se deben asociar con nuevos perfiles, más cuya evolución es imprevisible y, desde luego, introducirá distintos
acordes con las mencionadas posibilidades pero sin renunciar ni eli­ cambios en la enseñanza. En cualquier caso, según mantiene ese
minar todo el bagaje heredado que pueda ser pertinente en el mo­ autor, hay suficiente información científica y experiencias en los
mento actual. países más avanzados, según las cuales las nuevas técnicas de ense­
Unida a lo anterior debe ir también una revisión tanto de la es­ ñanza (entre las que destaca el cine, la radio, la televisión, el magne­
tructura de las prácticas de la enseñanza como de los contenidos tófono o la máquina de enseñar), constituyen «la semilla de una im­
que cabe enseñar, otro de los dispositivos más sólidamente asenta­ portante revolución de los métodos pedagógicos, similar a la que se
dos en las aulas. A la luz de los acontecimientos, la revisión episte­ operó cuando comenzaron a introducirse los libros de texto con los
mológica de los programas de enseñanza se hace cada vez más ur­ que se pretendía disponer el material de manera ordenada y atracti­
gente. Es cierto que la información está disponible a raudales, en la va [...]» . Y algunas páginas más adelante Vaizey plantea un interro­
mayoría de los casos de forma gratuita; y con esa oferta la escuela gante aún vigente: «¿Se puede concretar qué es, en definitiva, lo que
no puede competir, por lo que sus actuaciones deberían estar enca­ todas estas nuevas técnicas pedagógicas —-mero prólogo a la oleada
minadas a dotar a los estudiantes de conceptos, esquemas de inter­ de renovación técnica que se avecina— representan para la educa­
pretación y valoración de la información disponible, así como de las ción de nuestros días?» (ibíd., p. 214).
pautas metodológicas que les permitan moverse con criterio por la Varias décadas después del texto precedente y también preconi­
selva de la información. zado por la UN ESCO , en el informe coordinado por Delors (2001:
A partir de estas líneas se puede atisbar la nueva valoración del 202) se afirma que «como instrumentos de educación de los niños y
conocimiento que ya no sirve para comprender el funcionamiento de los adolescentes, las nuevas tecnologías brindan una posibilidad
de máquinas de uso cotidiano; sin embargo, muchos esgrimen con­ sin precedentes para poder satisfacer con toda la calidad necesaria
tra la escuela el argumento de que no aporta un conocimiento ins­ una demanda cada vez más amplia y cada vez más diversificada». Y
trumental que sirva a los estudiantes para que se incorporen al mun­ poco más adelante la comisión responsable del referido informe re­
do laboral. Por tanto, carece de fundamento esa crítica aducida comienda que, habida cuenta de la revolución digital experimenta­
contra la escuela por el tipo de contenido que imparte, pero esto no da durante la últim a década, «la cuestión del empleo de las nuevas
exime a la institución de tener que pensar en cómo organizarlos tecnologías en la educación es una decisión de carácter financiero,
para que estudiantes y profesores sientan que forman parte de una social y político y debe situarse en el centro de las preocupaciones
institución sumergida en su entorno inmediato. A todo esto, ¿pue­ de los gobiernos y de las organizaciones internacionales» {ibíd., p.
de la escuela competir con el supermercado del saber y de la cultu­ 203) . ¿Con tantas propuestas y demandas sobre la escuela, puede
ra que hoy representa Internet? Y si realmente no le es posible, ésta repensar con calma cómo será capaz de atender mejor las exi­
¿cómo, entonces, se puede integrar en las prácticas del aula esa am­ gencias del presente?
plia oferta? ¿Qué formación y condiciones de trabajo se deben faci­
litar al profesorado?
3.1 La información como botín « escolar»

3. La escuela: cruce de prácticas y discursos Mientras que los organismos internacionales y multilaterales se
ocupan de articular políticas que traduzcan en prácticas tales «preo­
Hace ya bastantes años Vaizey (1967: 207), economista, académico cupaciones», desde el sector industrial van tomando posiciones y
y asesor de la UNESCO, planteaba algo muy oportuno a nuestros experimentando modelos de enseñanza calificados ya como electró-

252 253
La cuestión de fondo que no conviene olvidar es que la informa­
nicos o digitales. Pero ¿en qué consisten esos modelos de forma­
ción, con el desarrollo de las tecnologías, se ha convertido en un
ción? A partir de las experiencias puestas en marcha con éxito por
concepto que despierta la curiosidad intelectual de economistas, co-
diferentes multinacionales (desde Total a IBM, pasando por Digi-
municólogos, artistas y educadores, pero también la de los matemá­
talThink), Gil (2001: 14) advierte que estamos ante «una auténtica
ticos, físicos, tecnólogos y la de los filósofos. La gran aportación de
reingeniería de la formación hecha ahora posible por la tecnología».
Shannon a este campo fue reducir la información contenida en un
Y bastantes páginas más adelante destaca que los componentes fun­
mensaje a un número de dígitos binarios o bits para codificarlo. No
damentales de estos nuevos modelos serían: «Crear, gestionar, ad­
le interesaba demasiado el significado de esos mensajes, sino cuan-
ministrar los contenidos, difundir recursos de Web Based Training,
tificar su entropía informativa. El intento de acotar con algoritmos
seguir la trayectoria individual de los aprendices, gestionar los tuto­
la información, según destaca Bekenstein (2004: 18), resulta decisi­
res o«-/i«e», todo lo cual conduciría a los Learning Management
vo para entender el espectacular avance experimentado por la cien­
Systems (ibúi., p. 57). Como el propio autor señala en numerosas
cia y la tecnología durante la segunda mitad del siglo XX. Y este de­
ocasiones, estos modelos de formación son posibles gracias a las
sarrollo ha hecho de la información un bien en sí mismo, dotado de
casi ilimitadas prestaciones de tecnologías, como la informática y
múltiples vertientes, hasta el punto de que, alejándonos ahora de los
las telecomunicaciones, que permiten tratar la información como
planteamientos de Shannon, la «“información” se ha convertido
nunca antes se había podido hacer. El modelo pedagógico subya­
por derecho propio en un objeto teórico digno del análisis filosófi­
cente es el que se inspira, según el citado autor, en los tres principios
co, al mismo nivel que los de “ser”, “conocimiento”, “significado”,
siguientes: justo-lo-b asíante, justo-a-tiempo y coste-justo.
“bien moral”, “vida” o “inteligencia”, todos ellos conceptos funda­
Más allá de las consideraciones que merezcan tales propuestas,
mentales con los que se han establecido nexos de proximidad con­
lo cierto es que la preocupación por m ejorar la relación entre las
ceptual» (Floridi, 2007: 48). Por su parte, W ark (2006: 143 y ss.)
tecnologías y la enseñanza se remonta a varias décadas. Lo nove­
mantiene que la información, por sí misma abstracción del mundo,
doso del momento actual es que el potencial de las tecnologías per­
se convierte «en el medio de abstraer al mundo de sí mismo», debi­
mite plantear el problema únicamente en términos de la informa­
do a que la clase capitalista «mecaniza la información como si fuese
ción. Los flujos de información, magnificados y de perfil borroso,
un objeto de deseo bajo el signo de la escasez».
ahora se equiparan semánticamente a comunicación, a pedagogía
A partir de la pluralidad de miradas depositadas sobre el concep­
y, por supuesto, a conocimiento. Prevalece la dimensión instru­
to de información, tal como hemos visto, se justifica el salto cualita­
mental de la información, como se desprende de la siguiente ob­
tivo que hoy supone hablar sin rubor de la «sociedad del conoci­
servación de Sanz-M agallón (2000: 9): una «edición diaria del New
miento». De ésta se dice que es «aquella en la que los ciudadanos
York Times contiene más información de la que tendría un ciuda­
disponen de un acceso prácticamente ilim itado e inmediato a la in­
dano promedio del siglo XVII durante toda su vida. En los últimos
formación, y en la que ésta, su procesamiento y transmisión actúan
cinco años se ha generado más información que en los cinco mil
como factores decisivos en toda la actividad de los individuos, des­
anteriores, y esta información se duplica cada cinco años». Ahora
de sus relaciones económicas hasta el ocio y la vida pública» (Sanz-
bien, ¿qué se entiende por información en tal contexto y cómo se
Magallón, 2000: 10). A tenor de lo cual da la impresión que más allá
computa? Sin duda se refiere a esa mercancía que las tecnologías
de las redes tecnológicas no hay nada; reina el vacío absoluto. Así se
producen, distribuyen v almacenan facilitando a su vez, al ser hu­
niega la existencia de lo que no esté dentro de aquéllas o, como mu­
mano, el acceso y manejo de la misma. Por tanto, ¿qué es lo más
cho, se les reconoce el estatus de «lo otro», de lo extravagante atra­
valioso de este fenómeno, la información disponible o el hecho de
pado en las tinieblas del pasado. La duda surge de inmediato: ¿dón­
poder producirla industrialm ente? N i el autor antes citado ni otros
de se sitúa el conocimiento, en los «almacenes» de la Red o en la
muchos entran en ese asunto, más allá de exponer algunas generali­
mente de los usuarios? Como buen neoliberal, ideología en la que se
dades.

254
sustenta mayoritariamente este tipo de planteamientos, el citado
autor responde que está en la Red, listo para que los usuarios acce­
dan a él si quieren seguir conectados con el mundo. Sin embargo,
esta vía no permite ir mucho más allá de teorizar sobre lo que la Red
tiene de expendeduría de información y esto, desde el punto de vis­
ta pedagógico, tampoco tiene demasiado interés. Tanto es así que,
con claridad meridiana, García Carrasco y García del Dujo (2001:
278) mantienen que «el problema pedagógico y educativo no es un
problema de mecanismos, sino del contenido con el que esos meca­
nismos operan».
Bunge (2002: 23 y ss.), crítico mordaz de la «infomanía» alenta- :
da por los usos más habituales de Internet, admite que no obstante
este medio desempeña un papel fundamental entre los científicos de
los distintos ámbitos de investigación, porque se rigen por un ethos
basado en la búsqueda de la verdad, el hecho de compartir informa- •
ción de sus respectivas líneas de trabajo y de formular una crítica
constructiva entre ellos. En este caso Internet está facilitando el .
progreso científico, pero esto no tiene nada que ver con la «indus­
tria del conocimiento» objetivada en el ciberespacio, de la cual Bun­
ge dice que «es el paraíso del relativista cultural». Y añade a conti- .
nuación: «La Red se ha transformado en un obstáculo para la /
educación seria, dado que muchos estudiantes prefieren las dudosas
vulgarizaciones que se hallan en la Red a la esforzada búsqueda en
una biblioteca» (p. 29).b Aunque Bunge no lo propone abiertamen­
te, de su planteamiento sí se deduce la doble cara de la Red: por un
lado estaría la que transfiere mensajes crípticos con un alto valor en­
tre miembros de ciertas elites como las de científicos y, por otro:
lado, estaría la Red abierta a todos mantenida, básicamente, por la
boyante industria del conocimiento y de la que no se puede sacar
demasiado provecho cognoscitivo.
Aquí nos interesa esta segunda cara, que es la más visible de la
tecnología de la información, en la medida en que es la de mayor re­
levancia pedagógica puesto que la educación se ha convertido en
una importante área de negocio de la industria cultural. En este caso
la cuestión nuclear sería: ¿hasta qué punto los ciudadanos se apro-15

15 En contraste con semejante postulado, Ginieno Sacristán (2001: 70) afirma:


«La Red por sí sola se convierte en conocimiento generalizado, algo que no le había
ocurrido, ni de lejos, a la biblioteca».

256
pian de! conocimiento que circula por las redes convirtiéndolo en
propio? Desde luego, dada !a naturaleza del proceso, el asunto no se
puede despachar recurriendo a las reglas del mercado, pues como
destaca Llano (2000: 163): «El conocimiento, en cambio, os un cre­
cimiento interno, un avance hacia nosotros misinos, un enriqueci­
miento de nuestro ser práctico, una potenciación de nuestra capaci­
dad operativa Y un poco más adelante precisa:

. j la capacidad de llegar a saber más no se puede remitir a algo obje­


tivo, a los propios datos o a sus combinaciones y recombinaciones más
o menos automáticas. La capacidad de saber más apela en directo al su­
jeto del conocimiento, es decir, a la persona humana. Lo que nos per­
miten los ordenadores e ingenios telemáticos es descargarnos de las ta­
reas rutinarias de buscar información, almacenarla y —en alguna
medida— organizaría y procesarla. Quedamos así en franquicia para
ponernos a realizar esa misteriosa operación de lo que sólo nosotros,
los seres humanos, somos capaces: pensar (ibid., p. 164).

En sentido parecido se pronuncia Bunge (2002: 25 y ss ) cuando


afirma taxativamente que «sólo un cerebro viviente y bien pertre­
chado puede inventar ideas radicalmente nuevas, en particular pro­
blemas, analogías, principios de elevado nivel y algoritmos». Ade­
más y a diferencia de los ordenadores, añade el citado autor, ese
cerebro sí es «capaz de emitir juicios morales autónomos». Ahora
bien, para potenciar todas estas capacidades al ser humano, joven o
no, se le debe ayudar de alguna manera, lo que correspondería a
todo lo relativo a los modelos y estrategias de enseñanza. Las deci­
siones que se adopten en este plano dependen, en gran medida, del
enfoque psicológico (conduccista, sociocultural o constructivista)
como guía de explicación del proceso de apropiación del ser huma­
no, de cómo éste elabora sus estructuras de pensamiento, No es ob­
jeto de este trabajo considerar las múltiples revisiones que sobre
este particular se han realizado; nos limitaremos a señalar un par de
aspectos que consideramos fundamentales desde la perspectiva de la
enseñanza digitalizada:

a) El alto desarrollo de la tecnología disponible permite someter


a tal grado de tratamiento la información que, cada vez, la in­
tervención del usuario es más simple o, dicho de otro modo.

257
con un menor conocimiento las máquinas le permiten hacer
tareas más complejas (visto desde el plano del usuario no del
ingeniero o del creativo de net art)}(' Estamos ante lo que se
llama «tecnología incorporada», que sería el conjunto de ta­
reas que el artefacto —digamos el ordenador— es capaz de
realizar por sí solo (Martín, 1999: 3), fenómeno que nos sitúa
ante la paradoja siguiente: hasta ahora el propósito de enseñar
exigía disponer un método a tal fin, sin embargo, nos encon­
tramos que la mayoría de esas disposiciones metodológicas
han sido asumidas (están automatizadas) por parte del arte­
facto. Con frecuencia se argumenta que la información está en
la Red, de manera que el aspecto pedagógicamente importan­
te es enseñar a los estudiantes a ordenar, clasificar, jerarquizar,
interpretar o filtrar esa información. En el documento del M i­
nisterio de Educación y Ciencia con el que éste promueve el
debate sobre la reforma, la propuesta 5.4 encomienda a las ad­
ministraciones educativas el fomento de «la adquisición de
destrezas y habilidades relacionadas con la búsqueda, selec­
ción, análisis y organización de la información y el dominio
funcional de las tecnologías de la información y la comunica­
ción» (pp, 69-70)„1617
El problema estriba en que muchas de esas tareas, incluso
algunas de alcance simbólico o tan delicadas como la «evalua­
ción», ya las realizan distintas aplicaciones informáticas. Tal
vez por esta razón Sarramona (2000: 22) insiste en que el pun­
to clave para lograr el aprendizaje deseado «lo constituye el
tipo de actividades que los alumnos se vean precisados a reali­
zar». De todos modos, no nos engañemos, la aludida reinge­
niería pedagógica sería como la traducción en algoritmos (po­
tencia de procesamiento más diseño gráfico) de las viejas
estrategias de enseñanza, por lo demás un proceso idéntico a lo
que sucede en el sector industrial y en el de servicios. Dar res-

16 La tecnología de la información trabaja tanto para facilitarla relación del usua­


rio con ella, como para crear y ordenar inmensas bases de datos, la realidad virtual o lo
que ahora se llama realidad aumentada Destacamos en este sentido la batalla tecnoló­
gica y comercial que libran compañías como Google, Yahoo, Microsoft o AOL para
que su «buscador» lidere el mercado.
17. En Una ed u ca ció n d e ca lid a d para to d o s y en tr e lo d o s, Madrid, Ministerio de
Educación y Ciencia, 2004

258
puesta a semejante dinámica se lia convertido en un «problema
técnico* propio de nuestro tiempo, mientras que reconstruir
las condiciones de enseñanza dentro o fuera de la institución
escolar, con o sin las TIC, es «político* y esto ahora ya no des­
pierta demasiado interés en los ámbitos pedagógicos,
b) £1 modelo de enseñanza ofrecido a través de las TIC no sólo
es digital por el soporte, sino porque la digitalización implica
una transformación profunda del modelo mismo. Ya hemos
señalado que las pautas metodológicas quedan incorporadas a
las tecnologías y que el usuario sólo tiene la disyuntiva de ac­
tivarlas o no en la «navegación» con la aplicación informática.
Si a esto añadimos que la relación del usuario con la máquina
se rige por pantallas o interfaces (iconos), entonces advertire­
mos que se ha producido un cambio radical en las formas de
enseñar, es decir, en el sistema de orden que regía la transmi­
sión escolar del conocimiento (San Martín, 1995), En el mis­
mo sentido Gimeno Sacristán (2003: 218) habla de la «pérdi­
da de vigencia del régimen de lectoescritura que la escuela ha
establecido». Las pantallas se configuran mezclando palabras,
iconos y sonidos cuyo significado es una instrucción concreta i**
que el usuario debe activar o no para que la máquina la ejecute.
Así aparece un modelo de enseñanza que podríamos calificar
de ubicuo, autosuficiente y tecnológicamente determinado,
por lo que para interactuar con él no se requiere un especial do­
minio ni del lenguaje oral ni del escrito; basta con ensayar a
partir de los ideogramas de la pantalla. En definitiva, se propo­
ne un modelo de enseñanza articulado bajo la lógica del «auto­
servicio», facilitando que cada cual elija lo que más le gusta o O
necesita, y esto convierte a dicho modelo en algo radicalmente
distinto al reglado que se basa en la heterorregulación, incluido
lo que se refiere al orden didáctico

3.2 Escolares insumisos, internautas compulsivos

La disyuntiva que encabeza este apartado puede ser un poco exage­


rada, si bien pretende reflejar uno de los problemas que se percibe
en la calle. En pocas palabras se podría resumir diciendo que a los
escolares no les gusta demasiado la escuela, pero se dedican con pa- !***)

259
I
sión al consumo de las máquinas y los servicios que les ofrecen las ' los estudiantes son quienes declaran hacer un uso más intensivo de
TIC. El problema, por supuesto, no es nuevo y su constatación has­ la red de redes, superando al resto de categorías laborales.1819 Para el
ta resultaría banal si no fuera porque la lógica en la que se sustenta = Instituto Nacional de Estadística, el «74,4 % de los niños de 10 a 14
trata de deslegitimar a una institución que, pese a los posibles erro­ años utiliza el ordenador», v«> «siete de cada diez niños utiliza Inter-
res, ha conseguido redistribuir los avances culturales y el conoci­ net», mientras que casi el 60 % dispone de teléfono móvil. Estas ta­
miento científico. La desafección hacia la institución, aunque por sas, tal como se constata, crecen semestre a semestre por encima del
razones m uy distintas, es compartida tanto por las sociedades más i 5 % .20 Como también coinciden la m ayoría de los estudios, el uso
avanzadas como por las que están en vías de desarrollo, tal como in­ más habitual de la Red en estos tramos de edad corresponde a los vi­
forma el Banco Mundial.. deojuegos, a la música, al vídeo digital y a chatear, y no tanto a los
Hace ya unas décadas el visionario McLuhan (1998: 244), en uno asuntos escolares.21
de sus escritos breves, sentenciaba: «Cuando toda clase de informa­ Por lo que se refiere a los logros del sistema escolar, sin duda no
ción fluía lentamente en la sociedad, la auto-educación y la brillantez son tan espectaculares, pero indudablemente está consiguiendo,
individual podían corregir la irrelevancia educativa. ESO NO FUN­ aunque con dificultad, un nivel aceptable de generalización de la
CIONARÁ A H O RA ». Y a mediados del siglo pasado denunciaba: educación, según se reconoce en un informe de la OCDE,22 Ahora
«La metrópolis es, ahora, un aula; los anuncios son los maestros. El bien, mientras la tasa media de obtención del diploma ai finalizar la
aula es una casa de detención obsoleta, una mazmorra feudal» (ibíd., enseñanza secundaria obligatoria está por encima del 80 % en los
p„ 254). Según aprecia el profesor Elzo (2000: 194), en el inicio del países de la OCDE, en España no llega al 70 % . Tal como ha airea­
presente siglo, uno de los efectos perversos de la «escolarización total do la prensa, nuestro sistema es m uy poco eficiente para dotar al
de la sociedad» es que hay «muchos alumnos que están en el banco alumnado de la cultura matemática medida por los indicadores de
escolar identificándose con el propio banco: no saben, no contestan. PISA, y otro tanto pasa con la lingüística. Además, la variación in­
Sólo miran al reloj para huir de lo que para ellos es la tortura del aula tercentros es grande, pues en unos se alcanzan niveles aceptables
escolar». Lo que entonces fue una premonición, ahora parece ser un mientras que en otros los resultados se quedan muy por debajo de
hecho consumado, aunque muchas de estas observaciones no hacen lo razonable. A todo esto hemos de añadir la catarata de aconteci­
más que alentar la desconfianza hacia la escuela. mientos graves que se están produciendo en los centros, para adver­
Esta línea de pensamiento nos aboca inexorablemente al grupo tir que la desafección hacia la escuela no es ni mucho menos un fe­
de los denominados «objetores escolares», causantes principales, nómeno al que no se le deba prestar atención.
según dicen los críticos conservadores, del actual desorden y desa­ Pese a la importancia de todos estos datos en la medida en que
liento escolar. Sin embargo, muchos de estos objetores reaparecen nos sitúan ante las dimensiones de un problema, lo fundamental es
en las encuestas como los adictos a las TIC en sus múltiples varian­ desvelar las dinámicas que han conducido a tal situación, tanto a los
tes: televisión, videojuegos, chats, móviles, etcétera.is Si echamos un
rápido vistazo a las encuestas, vemos que en el tramo de edad entre
19 A iagnitudes so cio d em o grá ftca s d t I n tern et, marzo de 2006. Véase en lucp://ob-
15 y 24 años es donde se concentra la m ayor proporción de usuarios
servatoriorcd.es.
de Internet,. Por otra parte, según la categoría «situación laboral», 20. Encuesta sobre equipamiento y uso de tecnologías de información y comuni­
cación en los hogares Primer semestre de 2006 Véase en http://www ine.es.
18. En el estudio coordinado por Rodríguez San Julián (2002), J ó v e n e s y v id eo - 21 Según el informe del Europcnn Information 'Technology Observaron’, 2006
ju ego s. Espacio, sign ifica ción y con flictos, se constata que los alumnos con peor «posi­ (HITO), está creciendo tanto el uso de Internet bajo la fórmula P2P, también en Espa­
ción en la clase» son también quienes en sus casas dedican más tiempo al consumo de ña, que la industria de contenidos presiona a las autoridades para que se regule y gra­
los diferentes medios, mientras que los primeros de la clase son quienes dedican más be con tasas la realización de copias a través de la banda ancha Informe disponible en
tiempo a la «lectura de libros» y a «navegar por Internet». Disponible en http://www. http://www.eico.com/start hcml
injuve.mtas.es. i 22 R egarás sur l ’édncatien-20 06. Disponible en http://www.oecd org.

j.l
260 261
agentes escolares como a la institución. Y desde luego no hemos lle­ fían a sus compañeros o compañeras en situaciones poco decorosas,
gado a ella ni por casualidad ni porque las TIC sean su principal graban con el móvil vídeos de peleas, muchas veces con claro cariz
causa. Desde hace algunas décadas se está insistiendo desde instancias sexista o xenófobo, se graban burlas al profesorado en clase o en
privadas, con la connivencia de las públicas, para introducir la mano agresiones directas, acuden al «rincón del vago» en busca de traba­
invisible del mercado en los ámbitos escolares. Tanto empeño ha jos, soluciónanos y hasta de tesis doctorales (es el fenómeno del «ci-
producido, al fin, sus frutos. Como señala H irt (2001: 21), la «ade­ berplagio académico» del que hablan Comas y Sureda, 2007). Al re­
cuación de la enseñanza a las nuevas expectativas de las potencias in­ ferido repertorio, sin pretensión de ser exhaustivo, no añadimos
dustriales y financieras tiene dos consecuencias dramáticas: la instru- otras muchas acciones, de parecida naturaleza, que los jóvenes rea­
mentalización de Ja escuela al servicio de la competencia económica y lizan fuera de los centros escolares.
el agravamiento de las desigualdades sociales en el acceso a los sabe­ No hace falta entrar en la valoración de este tipo de acciones,
res»'., La inoculación del '«espíritu capitalista» en la escuela ha vaciado pues se descalifican a sí mismas al utilizar cualquier forma de vio­
de contenido a la institución manteniendo su rígido formato (hora­ lencia y no respetar los derechos fundamentales de las otras perso­
rios, fragmentación del conocimiento, jerarquía de saberes, espacios nas que, ajenas a su voluntad, se ven involucradas en estos hechos.
opacos, etcétera), para mayor descrédito de ella. En este proceso los Pero si queremos llam arla atención sobre algunos aspectos. Lo pri­
depredadores de la industria han hecho tabla rasa de los antecedentes mero es que se utiliza el espacio físico del centro para manifestar la
de la institución, pues así podían redefinir «una libertad hecha a su libertad de conciencia y cuestionar el orden establecido ejerciendo
medida: la libertad de romper radicalmente [....] con todas las obliga­ un derecho pero deslegitimándolo por los medios utilizados. Por
ciones que implican la filiación, la pertenencia y, de forma general, ello hemos de com partir con Jares (2001: 116) el reconocimiento de
una herencia lingüística, moral o cultural» (Michéa, 2002: 34). la necesidad de impulsar una «educación para la desobediencia en­
En este contexto las TIC, como ya hemos señalado, no son el tendida como un proceso educativo que genere en las personas una
factor desencadenante, sino un medio estratégico para conseguir la capacidad de afirmación, resistencia y transformación de las situa­
«cibersociedad de síntesis», cuyo único mandamiento es el laisser ciones de dom inio». Y nosotros añadiríamos que poniendo espe­
faire, laisserpasser, como señala Michéa. No es de extrañar, por tan­ cial énfasis en los medios utilizados. Por otra parte, estas acciones
to, que los escolares vean en esa cibersociedad el medio ideal para de insumisión son de carácter individual, en la medida en que sus
expresar su descontento sin ningún tipo de cortapisas, justo lo que agentes no están organizados porque tampoco se acogen a un idea­
no se les permite en los entornos escolares. Estamos, pues, ante dos rio político que las articule. Pero estas carencias de origen se supe­
modelos m uy diferentes de entender la escuela y la sociedad que, en ran y cargan de sentido cuando tales «producciones» fotográficas o I**".
consecuencia, auspicia prácticas distintas. Las devaluadas expectati­ audiovisuales se difunden por Internet o en los informativos de las
vas que les ofrece la enseñanza escolar invita a muchos jóvenes a televisiones. A partir de este momento esas acciones quedan reves­
practicar directamente la insumisión escolar, aunque ésta no cumpla tidas de amparo organizativo, aunque sea virtual, y avaladas por
los requisitos formales señalados por Etxeberria ( 2 0 0 1 Lo funda­ el ideario político del medio de comunicación que las difunde. Con el
mental es que abundan las acciones emprendidas por los escolares añadido, nada banal, que el autor o autores de estas producciones,
desde dentro de la institución con un propósito, no siempre explíci­ cuando se difunden, ven legitimada y hasta reconocida públicamen­
to, de contestar al orden instituido. Así, hay escolares que lotogra- te la inmoralidad de la acción inicial.’'1
24 lin septiembre de 2006 varias televisiones ofrecieron en sus tertulias y progra­
23 Para este autor la desobediencia civil, dentro de la cual se incluiría la insumi­ mas vespertinos fragmentos de vídeos «colgados» en la Red donde se podía ver cómo ^
sión, debería cumplir las siguientes condiciones: ••Mecha intencionalmente, con linos los alumnos insultaban y hasta vejaban a sus profesores mientras daban clase En octu- 0*.
políticos de mejora social, expresada de modo público y no violento y desde la dispo­ bre de este mismo año las televisiones ofrecieron en sus informativos imágenes de un
sición a asumir las consecuencias penales que de ella se deriven- (p 67). vídeo grabado por una alumna de secundaria mientras un compañero agredía física-

262 263
A partir de esta contraposición de modelos compartimos con
Torres (2006: i .19 v ss.) que es «imprescindible asumir con contun­
dencia este nuevo mundo de la información, lo que obliga a que
también las instituciones escolares incorporen esos medios en sus
rutinas cotidianas». Según este autor, «es preciso reconocer que, en
muchos de esos medios —se refiere a los medios de comunicación,
museos científicos o parques temáticos—, la información es de me­
jor calidad, más actualizada, más relevante, más atractiva y está mejor
explicada que la que circula en los centros de enseñanza». Salvo en
lo de atractiva y quizá actualizada, dudo que haya tantas diferencias
entre la información que aportan esos medios y la de la escuela. De
hecho, refiriéndose a la información vertida por los actuales me­
dios, Ramonet (2001: 21) alude a la «desaparición de la información
de calidad» y, desde la perspectiva sociológica, Humanes (2006: 53
y ss.) analiza «el modelo de la no información», opuesto al científi­
co y al divulgativo o didáctico. En cualquier caso, el desafío plan­
teado por el profesor Torres, entre otros analistas, está ahí y se debe
tomar como un horizonte del trabajo escolar, tanto más necesario
cuando se advierte que la Red no dispensará jamás «del esfuerzo in­
dividual y del tiempo necesario para aprender, para buscar, para
evaluar y para integrarse en diversas comunidades, aunque sean vir­
tuales» (Lévy, 2007:220).
Pero la consideración precedente no nos puede impedir el reco­
nocer que en las aulas se proponen cada vez más proyectos y más
ingeniosos, tratando con ello de dar respuesta a los nuevos forma­
M tos de producción y difusión del conocimiento. De hecho, como
hemos pretendido reflejar en la primera parte, en los centros se ar­
ticulan muchas iniciativas en esa dirección. Aunque las dificultades
organizativas y de ejecución son numerosas, los agentes escolares se
«j afanan por aminorar las distancias entre la escuela de insumisos y la
cibersociedad de los apasionados internautas. Pero el nudo gordia­
M
no sigue estando sin resolver si se plantea en los siguientes términos:
M
A
mente a un profesor Estas imágenes circularon, al parecer previa compra, antes de la
A intervención de la Administración educativa y de la justicia, ele allí que la Consellcria
A de Cultura, Educció i Esport de Valencia emitiera un comunicado de protesta en el
que, entre otras cosas, se decía: «La difusión explícita de estas conductas por los me­
A. dios de comunicación no contribuyen a su prevención, ames bien al contrario*.. Reco­
gido por El País, 2-11-2006.

A,
.Bf\,
¿es posible articular coherentemente la dispersión de actividades fo­
mentadas por los distintos medios y tecnologías de la información
con las más cohesionadas de los ámbitos escolares? ¿Es compatible
la dimensión mercantil de esas actividades con la función cultural y
solidaria que se le supone a la institución escolar? \ por último,
¿con qué arquitectura conceptual y metodológica se dota a los estu­
diantes para que aprovechen, en su formación, las múltiples opor­
tunidades que les brinda la SI?

4. Por una escuela desenredada


Sin duda no vivimos los mejores tiempos para la reflexión ni disfru­
tamos de las circunstancias más idóneas para reconocer y revitalizar
el trabajo que se hace en los centros escolares. Q uizá sea el momen­
to de indagar en las distintas «crisis» de racionalidad, de legitimidad
o de motivación que se atribuyen a la escuela actual, a fin de desac­
tivar sus connotaciones negativas y plantear atractivas líneas de tra­
bajo futuro. Desde luego, las tecnologías prestarían un servicio im­
pagable en tal sentido, siempre y cuando se modulen mediante
proyectos institucionalizados y democráticos, convicción desde la
que se deben interpretar los análisis y reflexiones sobre las TIC en
los centros escolares, aquí resumidas.
Para avanzar en esa dirección hemos de asumir, como señala
Illich (2002: 9 y ss.), que el «libro ha dejado de ser la metáfora raíz
de la época; la pantalla lo ha reemplazado»; de la tecnología del al­
fabeto hemos pasado a la tecnología de la imagen, como nuevo dis­
positivo de subjetivación. Mas en ambos casos el cambio no ha sido
casual ni fruto de un acto de genialidad, sino histórica y socialmen­
te determinado. Precisamente por ello, en la búsqueda de nuevas
fórmulas para la escolaridad no podemos olvidar el pasado, ni mu­
cho menos ocultar el núcleo ilustrado de la institución escolar.
Como describe Steiner (2001: 101), en la escuela libresca se daba un
«proceso natural que iba desde el cultivo de! intelecto y los senti­
mientos en el individuo a una conducta racional beneficiosa de la
sociedad». ¿Es necesario renunciar a estos logros de la humanidad
por vivir en una época dominada por la tecnología de las imágenes?
A estas alturas de la civilización no resulta demasiado razonable
tratar de desenredar totalmente la escuela, entre otras razones por-

265
que se encuentra justo donde le ha llevado su propia historia, tras
haber hecho aportaciones valiosas a la sociedad de su tiempo. En
definitiva, recordemos una vez más que el conocimiento que alien­
ta la innovación tecnológica es producto y consecuencia de las ins­
tituciones académicas. Desde esta perspectiva, reconociendo el pa­
sado y reflexionando sobre el presente, proponemos e invitamos a
detenerse sobre cada uno de los siguientes puntos fundamentales:

a) La integración de las TIC en el currículo es un objetivo que


aún se debe conseguir, sabiendo que estructuralmente será
muy difícil de alcanzar, dada la tensión innovadora fomenta­
da por el sistema técnico. En cambio, sí nos encontramos con
innumerables experiencias de trabajos pedagógicos con las
TIC, experiencias que, con algunas diferencias, adoptan diná­
micas m uy similares bajo el propósito común de implicarse
en la SI. Y estas experiencias las hemos recogido bajo la deno­
minación de formas de participación tecnológica de la escuela
en la SI. La estructura de estas formas es m uy dinámica, prin­
cipalmente porque está basada en una suerte de voluntarismo
y experimentalismo entre los agentes escolares., Ahora bien,
dichas formas expresan la decisión y la disponibilidad de la
escuela por im plicarse en su medio; de ahí que se deba apoyar
su expansión mediante la coordinación, planificación y funda-
mentación para darles continuidad, además de vincularlas con
los propósitos del proyecto educativo de cada centro.
b) La escuela se ve abocada inexorablemente a reinventarse a si
misma, y en ese empeño encuentra una poderosa fuente de
inspiración en la metáfora de la escuela-red, entendida ésta
no tanto desde la perspectiva tecnológica (resultante de la co-
nectividad telemática), como desde la política que significa en
este caso: contar en los centros escolares con la colaboración
de agentes externos relevantes en los ámbitos de la ciencia, la
cultura o cualquier otra disciplina, al margen de que lo hagan
a través de videoconferencia o estando presentes. Esta coyun­
tura requiere la urgente regulación de las relaciones comer­
ciales entre los centros y las «empresas nodrizas», incluidas
las editoriales de libros de texto, cuando prestan bienes y ser­
vicios a los centros a fin de moderar su influencia en la línea
educativa de aquéllos. Dicho de otra manera, para que la es-

266
cuela-red opere como espacio público y partieipativo debe
contar con una regulación más precisa v estable que la actual.
No es tan importante experimentar en las aulas con la última
innovación tecnológica, como garantizar los derechos y de­
beres de los agentes escolares. Ahora bien, cabe advertir que
estos derechos y deberes no están vinculados a la «comuni­
dad escolar», tal como se entendía en los años ochenta v se re­
glamentó en la LODE, sino a proyectos de trabajo escolar
que atraviesan diferentes comunidades. La escuela-red se de­
sentiende, en cierto modo, de su comunidad inmediata para
comprometerse con los objetivos establecidos por los distin­
tos proyectos que asumen los centros y en cuyo desarrollo
intervienen intensivamente las TIC, tal como expusimos en
los capítulos 2 y 3.
c) El caldo de cultivo de las formas estudiadas es la trama orga­
nizativa de los centros escolares, ámbito que reclama cambios
sustantivos dadas las condiciones en las que operan las actua­
les tecnologías de la información. Los centros conservan es­
tructuras, culturas, normas de funcionamiento, definición de
puestos y tareas laborales, distribuciones horarias o la compar-
timentación de los contenidos que son difícilmente compati­
bles con los protocolos de trabajo requeridos por las tecnolo­
gías hoy en uso, Pero la responsabilidad de implementar tales f
cambios no es exclusiva de los principales actores de la escue­
la, ya que necesitan contar con unas directrices políticas pre­
cisas, un marco normativo, una dotación de personal técnico t
y una financiación acorde con los costes de ¡os nuevos equi­
pamientos didácticos. N o parece razonable abandonar la ins­
titución a la suerte del tecnogerencialismo autocrático que
educa en «competencias», como si éstas fueran la solución
para los problemas de la escuela actual y la educación que
propicia. Desde esta perspectiva mantenemos que la escuela
de las tecnologías, como institución pública, no puede renun­
ciar a los principios fundacionales de la modernidad que la
comprometen con la cultura y el conocimiento, con la com­
pensación y la igualdad; en definitiva, con el compromiso de ■¿•a.
preparar a las jóvenes generaciones para establecer democrá­
ticamente su condición ciudadana y profesional en una socie­ <
dad dinamizada por el ir y venir transfronterizo de las gentes.

267
d) En las actuales políticas sobre los sistemas escolares se impo­
ne una lógica perversa: al mejorar sustancialmente los equipa­
mientos tecnológicos de los centros escolares, se incrementa
en la misma proporción el coste de la prestación de servicios,
lo cual significa que si el presupuesto público no alcanza para
satisfacer esos costes, los mismos repercutirán sobre las fami­
lias, como ya está sucediendo, además de dar entrada al mece­
nazgo privado. De manera que las familias con recursos para
hacer frente al incremento de las facturas escolares podrán
acudir a centros educativos marcados por esa ventaja, mien­
tras que las otras habrán de escolarizar a sus hijos en centros
peor equipados y, por tanto, de inferior categoría. Los equi­
pos directivos deberían calcular muy bien hasta dónde es ra­
zonable seguir incrementando el equipamiento tecnológico
de sus centros, con objeto de asegurar que éste sirva a la co­
hesión y no a la segregación; en definitiva, a la distribución
equitativa de las oportunidades culturales de la sociedad de
nuestro tiempo.
e) La evidente carga política que hoy tienen las T IC en su pro­
yección social se ha de asumir e incorporar en el proyecto ins­
titucional de la escuela y no reducirlas a su dimensión pura­
mente técnica y didáctica. Es obvio que las implicaciones de
estos poderosos medios van mucho más allá de lo que repre­
sentan los principios pedagógicos de la motivación, la intro­
ducción a un tema, la enseñanza de los valores o la gestión de
los procesos de enseñanza.. Tampoco las TIC ni sus productos
audiovisuales favorecen cualquier tipo de aprendizaje ni faci­
litan en el mismo grado la comprensión de cualquier conteni­
do curricular. Debe ser, pues, responsabilidad de los equipos
y departamentos extraer de las formas de participación las
consecuencias y aportaciones más coherentes con la forma­
ción de lo que un eminente sociólogo citado en páginas pre­
cedentes, como Salvador Giner, ha llamado «ciudadanía de­
cente». Trabajar en esta dirección requiere contemplar las
formas de participación tanto en su dimensión ritual como en
la instrumental, dado que éstas se activan para conseguir un
objetivo, sea o no escolar. Al logro de estos propósitos debe
contribuir una investigación que redefina su objeto de estudio
y, sobre todo, la metodología con la que se puedan captar los

268
aspectos intangibles de unas prácticas condicionadas por m úl­
tiples determinaciones
i) Cada una de las siete formas de participación perfiladas en los
capítulos anteriores son un exponente de lo que hemos deno­
minado «bricolaje tecnológico», operación mediante la cual
los agentes escolares ponen de manifiesto la peculiar manera
de apropiarse de las tecnologías de la información. Una apro­
piación que invita a pensar, como mínimo, en dos cuestiones
fundamentales desde el punto de vista pedagógico. Las tec­
nologías digitales, en primer lugar, articulan sus discursos
conforme a una epistemología radicalmente distinta a la que
imperaba en los discursos pedagógicos tradicionales. Decons­
truir esos formatos no es tarea fácil, en la medida en que no
está al alcance exclusivamente de la alfabetización, de los pro­
yectos de innovación didáctica, de una asignatura específica ni
tampoco de las estrategias de enseñanza diseñadas ad hoc para
cada tecnología. Hemos de avanzar para comprender cómo
las jóvenes generaciones interactúan con las máquinas y sus
mensajes, y cómo a partir de ahí reelaboran conocimientos y
visiones sobre el mundo y sobre sí mismos que sean alternati­
vas a las ofrecidas por los medios, siempre desde el respeto a
los aprendices con objeto de no «domesticar» su cultura tec­
nológica, sino de implicarla en el desarrollo de las tareas esco­
lares (Ware and Warschauer, 2005). En segundo lugar, para al­
canzar este propósito es preciso reducir la «brecha endógena»
ante las tecnologías de última generación; es decir, indagar so­
bre cómo éstas producen y distribuyen unos contenidos que
fomentan la «convergencia cultural». Y ante semejante coarta­
da los agentes escolares pueden seguir la pauta fácil o apostar
por la «divergencia», por lo «no pertinente» en sentido sernió-
tico y político, articulando verdaderas prácticas de resistencia.
Dicho sea todo esto como in vitación a quienes les interesa, de
verdad, la educación de una ciudadanía democrática y respon­
sable de su hábitat

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