Intestino delgado

Cirugía gastrointestinal
CONTENIDO
1. Objetivos

2. Patologías clínicas del intestino delgado

3. Cuerpos extraños

4. Cuerpos extraños lineales

5. Duplicidad de la pared intestinal

6. Perforación intestinal

7. Incarceración intestinal

8. Intususcepción intestinal

9. Vólvulo mesentérico

10. Neoplasia intestinal

11. Bibliografía

Objetivo
En el conjunto de patologías que afectan al intestino
delgado, una gran parte requieren de tratamiento
quirúrgico. En este tema se presentan las patologías
clínicas con tratamiento quirúrgico que se pueden
presentar en la clínica veterinaria de pequeños animales.
Patologías clínicas del
intestino delgado
El intestino delgado cumple funciones digestivas, de
absorción y protección, siendo, el órgano inmunológico
más extenso y complejo del organismo. Por lo que las
patologías en intestino van a conllevar alteraciones tanto
a nivel digestivo como inmunológico.
Cuerpos extraños (1)(2)
La ingestión de cuerpos extraños es un proceso muy
frecuente en la clínica veterinaria de pequeños animales.
Al llegar al tracto intestinal, el cuerpo extraño puede
ocasionar una obstrucción mecánica parcial o total.
Pueden presentarse en animales de cualquier edad,
aunque son más comunes en cachorros (de perro y
gato), debido a sus hábitos alimentarios indiscriminados.
Los cuerpos extraños observados en el perro son
prácticamente cualquier cosa (textiles, plásticos,
metálicos, etc.). En los gatos los cuerpos extraños no
lineales referenciados con mayor frecuencia son los
cuerpos extraños afilados (como agujas y alfileres).
La sintomatología más común es el vómito, anorexia,
apatía y dolor abdominal, aunque en algunos casos,
se puede manifestar también diarrea. La intensidad de
los signos clínicos variará en función de su ubicación,
tiempo de permanencia del cuerpo extraño en el
intestino y grado de la obstrucción (parcial o total).
Imagen 1. Imagen intraoperatoria de un cuerpo extraño (piedra) en yeyuno, evidenciándose la congestión y daño provocado por su paso a través de
la luz intestinal. Fuente: Imágenes propias.
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En aquellos casos que la obstrucción se localice en la
zona proximal de duodeno, se puede evidenciar ictericia
en el paciente por la compresión de la papila mayor y
consiguiente obstrucción biliar. Normalmente, cuando
la obstrucción afecta al duodeno, el vómito puede ser
en proyectil, mientras que, si la obstrucción se localiza
en zonas más caudales de yeyuno e íleo, los vómitos
pueden ser frecuentes las primeras 24-36 horas y pasar a
ser una vez al día, y solo ser llamativo para el propietario
el estado de apatía y anorexia.
El diagnóstico presuntivo en pacientes de pequeño
tamaño puede ser por palpación de la cavidad
abdominal. Dentro de las pruebas de imagen, tanto la
radiografía simple como con contraste son de utilidad,
aunque la técnica de elección es la ecografía. El análisis
sanguíneo aportará información sobre la severidad del
desequilibrio electrolítico, para intentar corregirlo antes
de la intervención quirúrgica.
La presión crónica ejercida por el cuerpo extraño sobre
la pared intestinal provoca alteraciones sobre todo a
nivel del drenaje linfático y venoso de la pared intestinal,
apareciendo edema. La circulación en la mucosa
y submucosa se deteriora y acaba produciéndose
isquemia, que puede dar lugar a la perforación intestinal.
Por otra parte, el íleo paralítico debido a la presencia del
cuerpo extraño puede conllevar el sobrecrecimiento y
translocación bacteriana. Por todo ello, las obstrucciones
intestinales requieren de una intervención quirúrgica de
emergencia.
El tratamiento consiste en la extracción del cuerpo
extraño mediante una o varias enterotomías o
enterectomías (imagen 1), en función de la lesión o
lesiones que haya producido el cuerpo extraño en su
camino o si hay presencia de perforación intestinal. El
tracto gastrointestinal debe ser revisado en la zona
craneal a la localización del cuerpo extraño para
confirmar su adecuado estado, ante del cierre de la
cavidad abdominal.
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El pronóstico suele ser favorable en la mayoría de los

casos, con una tasa de mortalidad del 1 al 22 % de los
casos, dependiendo del tipo de cuerpo extraño, tiempo
desde la obstrucción hasta su resolución y estado
metabólico del paciente previo al tratamiento quirúrgico.
Cuanto más tiempo pasa desde que se produce la
obstrucción hasta su resolución, aumenta la probabilidad
de morbimortalidad y mortalidad postoperatoria.

Cuerpos extraños
lineales (1)(2)
Los cuerpos extraños lineales se observan más
comúnmente en gatos (siendo los más frecuentes: hilo
de coser y nylon) que en perros (encontrándose: cuerdas
y fragmentos de alfombra). Con frecuencia el cuerpo
extraño se ancla alrededor de la base de la lengua (en
gatos) o en el píloro (en perros) y las ondas peristálticas
transportan el resto del cuerpo extraño a lo largo del
intestino, dando lugar a un fruncimiento del intestino en
forma de acordeón (imagen 2).
Con forme continua el movimiento peristáltico, el cuerpo
extraño, sobre todo los hilos, debido a la tensión se van
incrustando en el borde mesentérico de los fragmentos
intestinales afectados, dando lugar a irritación,
desvitalización y finalmente perforación de la pared
intestinal (imagen 3). En el gato, la obstrucción intestinal
por cuerpo extraño lineal también puede ser debida a la
presencia de gusanos o tenias intestinales.
Los signos clínicos que se suelen observar son vómitos
y anorexia. El diagnóstico presuntivo se puede obtener
con el examen físico mediante la palpación abdominal
y la inspección oral. Las pruebas de imagen de mayor
utilidad son la radiografía simple o con contraste, y el
estudio ecográfico.
Imagen 3. Imagen intraoperatoria de un fragmento intestinal en el que
se pueden observar múltiples perforaciones en el borde mesentérico,
tras la extracción de un cuerpo extraño lineal. Fuente: imagen propia.
El tratamiento conservador se puede plantear en el caso
de gatos estables que no evidencian signos de peritonitis,
consistiendo en la liberación del anclaje lingual y
monitorización, por el riesgo de perforación intestinales
y peritonitis. En el perro, el manejo médico no ha sido
descrito, y no se considera válido en la mayoría de los
casos, ya que los cuerpos extraños lineales se anclan
en el antro pilórico, siendo aconsejable la intervención
quirúrgica inmediata al momento del diagnóstico, para
evitar el desarrollo de perforaciones, peritonitis y sepsis.
Durante la cirugía, se aislarán las asas de intestino
delgado afectadas, mediante su exteriorización y uso
de gasas o tetras humedecidas. Si existe anclaje del
cuerpo extraño a la base de la lengua, se liberará. El
cuerpo extraño puede ser extraído mediante múltiples
enterotomías (descrito en gatos y perros) o con una
única enterotomía y uso de un catéter (solo descrito en
gatos).

Imagen 2. Imágenes intraoperatorias del intestino delgado fruncido por presencia de un cuerpo extraño lineal. Fuente: Imágenes cedidas por
Gustavo Ortiz.

Cuando se decide hacer múltiples enterotomías, el
primer paso es realizar la primera incisión a medio
camino de toda la obstrucción, localizar el cuerpo
extraño y hacer una tracción suave del mismo, si se
nota resistencia, se debe dejar de traccionar, para
evitar provocar la perforación intestinal. Se localiza
la/s zona/s de tensión para hacer una nueva o varías
enterotomías. Si no hay resistencia, se libera la tensión
de las asas intestinales craneal y caudal a la zona de la
primera enterotomía. Si la resistencia se mantiene en la
zona craneal a la enterotomía, es posible que el cuerpo
extraño este anclado en el antro pilórico, precisándose
de una gastrotomía para su resolución.
En gatos se ha descrito una técnica con una única
enterotomía y uso de un catéter para resolver la
obstrucción intestinal por un cuerpo extraño lineal.
Para ello, se realiza una incisión de 1 cm en el borde
antimesentérico del duodeno proximal, tras liberar el
anclaje en la base de la lengua, se tracciona del cuerpo
extraño y se extrae por la enterotomía creada, se anuda a
un segmento de un catéter o tubo de goma o de silicona,
se introduce en la luz intestinal y se cierra la incisión de
la enterotomía (imagen 4).
Imagen 4. Imágenes del anudado del cuerpo extraño (hilo) al catéter (A)
y su introducción hacia caudal, para con el manejo por palpación llevarlo
hacia el recto y poder extraerlo. Fuente: Berg J. Red rubber catheter for
linear foreing body. NAVC Conference Small Animal. 2012.
Posteriormente, por palpación se va movilizando el
catéter caudalmente, resolviendo paulatinamente la
obstrucción y plegamiento intestinal. El catéter es
movilizado u ordeñado hasta el orificio anal, por donde
es extraído junto con el cuerpo extraño lineal. La mayor
complicación que se puede presentar es que al pasar el
catéter, haya zonas de la pared intestinal con isquemia y
necrosis, y se produzca la perforación.
En el perro, esta técnica no suele ser de utilidad, ya que los
cuerpos extraños lineales que ingieren son demasiado
groseros (tela, alfombra, plásticos, medias). Tampoco
sería una técnica de elección, en gatos con parasitismo, ya
que son múltiples los gusanos involucrados, requiriendo
de múltiples enterotomías, para su extirpación.
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Indistintamente de la técnica utilizada, una vez extraído
el cuerpo extraño lineal y las asas intestinales liberadas
de la tensión y colocadas en su posición normal, se
realizará un examen minucioso del tracto intestinal en
busca de lesiones perforativas en su borde mesentérico.
En ocasiones, debido a la grasa mesentérica, estas
perforaciones no son visibles. Cuando se observen
zonas de perforación, será necesaria la realización
de una o varias enterectomías. Se puede presentar la
situación, de que el borde mesentérico se observe con
una viabilidad cuestionable, en cuyo caso se puede
hacer la enterectomía o no hacerlo y terminar la cirugía
con un lavado abdominal antes del cierre de la pared
abdominal y monitorizar al paciente, para valorar si al
final se desarrolla la perforación.
El pronóstico es favorable, si no hay perforación
intestinal, ni peritonitis. Describiéndose una mayor
incidencia de morbilidad y mortalidad en el perro que
en el gato, casi en el doble de casos.
Duplicidad de la pared
intestinal (3)(4)
Es una malformación congénita del tracto intestinal
(tanto delgado como grueso), poco frecuente, asociada
a un fallo en el desarrollo embrionario, quedando
como una pared revestida de mucosa intestinal y con
musculatura lisa, localizada en la pared de un asa
intestinal o adyacente a ella, pero sin comunicación con
su luz. Pudiendo presentarse en cualquier segmento
del tracto intestinal. Se considera una lesión benigna en
perros y gatos, aunque en el hombre se ha descrito su
evolución a neoplasia. Se manifiesta normalmente en
pacientes jóvenes.
Los signos clínicos son muy variables, en función del
segmento intestinal donde se encuentre la duplicidad,
normalmente asociados a una obstrucción completa o
parcial por compresión intestinal o del conducto biliar.
Por lo que la sintomatología más común es el vómito,
anorexia e incluso ictericia.
El diagnóstico presuntivo puede obtenerse con el examen
ecográfico, aunque la tomografía computarizada es una
ayuda para la planificación de la intervención quirúrgica
(imagen 5). El diagnóstico definitivo solamente es posible
con el estudio histopatológico.
El tratamiento consiste en la resección quirúrgica de la
pared duplicada (imagen 6) y colocación de omento o
un parche de serosa en la zona. En algunas ocasiones,
es preciso realizar la enterectomía y anastomosis del
segmento intestinal afectado. El pronóstico suele ser
excelente.
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A B

C
Imagen 5. Imágenes del examen radiográfico simple y con contraste (A), ecográfico (B) y de tomografía computarizada (C), de un gato con duplicidad
en la pared de duodeno (D), que se visualiza como una estructura quística (C). Fuente: Agut A, Carrillo JD, Martínez M, et al. Imaging diagnosis –
Radiographic, ultrasonographic and computed tomographic characteristics of a duodenal duplication cyst in a young cat. Vet Radiol Ultrasound
2018; 59: E22-E27.

Imagen 6. Imagen intraoperatoria de la duplicidad de la pared del duodeno en un gato. Fuente: Agut A, Carrillo JD, Martínez M, et al. Imaging
diagnosis – Radiographic, ultrasonographic and computed tomographic characteristics of a duodenal duplication cyst in a young cat. Vet Radiol
Ultrasound 2018; 59: E22-E27.

Perforación intestinal
(3)(5)(6)
La perforación intestinal puede producirse de forma
espontánea o adquirida. La perforación intestinal
espontánea suele ser de etiología desconocida, aunque
cuando se localiza en la zona proximal del duodeno,
se asocia a la ingestión de corticoides. La perforación
adquirida, es secundaria a traumatismos directos o
indirectos sobre el intestino delgado por mordedura,
atropello o heridas de bala (imagen 7). Los daños
indirectos son debidos a desgarros que pueden dar lugar
a la necrosis isquémica y consiguiente perforación del
asa intestinal.
La perforación intestinal da lugar al desarrollo de
peritonitis séptica, siendo los signos clínicos secundarios
a la misma, presentándose dolor abdominal agudo,
vómitos, melena, apatía, anorexia e incluso shock.
El diagnóstico presuntivo se puede obtener con la
radiografía y ecografía, evidenciándose la efusión
peritoneal y/o presencia de gas libre en abdomen, signos
que indican la necesidad de realizar una laparotomía
exploratoria de urgencia. En el estudio del líquido libre,
tomado por paracentesis abdominal, visualizarán
neutrófilos tóxicos y bacterias, evidenciando la presencia
de peritonitis.
El tratamiento incluye la estabilización del paciente
y la cirugía de urgencia, ya que, en el momento del
diagnóstico, suele existir peritonitis en mayor o menor
grado. La técnica quirúrgica dependerá del tamaño,
localización, número de perforaciones y estado vascular
de la pared intestinal. Pequeños defectos en un
fragmento intestinal sano pueden ser susceptibles de
resolver con el desbridamiento de la zona de perforación
y cierre primario. Los defectos grandes o segmentos
intestinales no viables requieren la realización de la
enterectomía.
Imagen 7. Imágenes intraoperatorias de un perro mordido en abdomen craneal por el franco derecho (A) y la perforación por la mordedura situada
justo en la flexura dudoenoyeyunal (B). Fuente: imágenes propias.
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El parche seroso se puede usar para cubrir múltiples
heridas perforantes en el duodeno, donde la resección y la
anastomosis se complican por la presencia del páncreas
y los conductos pancreáticos y biliares. Después de la
corrección de los defectos intestinales, se hará un lavado
extenso con suero salino fisiológico atemperado y se
valorará o bien la colocación de un sistema de drenaje
activo o dejar abierta la pared abdominal, para favorecer
la salida y monitorización del liquido abdominal e incluso
realizar lavados abdominales posteriores.
El pronóstico es reservado, con una alta probabilidad de
mortalidad, dependiendo en gran medida de la cronicidad
y extensión de la perforación.
Incarceración intestinal
(3)(7)
La incarceración intestinal, se define como el
desplazamiento y atrapamiento no natural del intestino
(imagen 8). Es un proceso poco frecuente, asociándose
a hernias traumáticas o congénitas, fractura de cadera
o de vertebras coxígeas, desgarro del omento o ruptura
del ligamento duodenocólico. Produciéndose una
obstrucción de la luz intestinal, así como un compromiso
vascular, impidiéndose el flujo arterial y produciéndose la
isquemia intestinal, translocación bacteriana y salida de
endotoxinas al torrente sanguíneo, por lo que el paciente
puede desarrollar shock séptico o endotóxico.
La sintomatología es secundaria a la obstrucción
mecánica que se produce por la compresión de la luz
intestinal y shock séptico incluyendo vómitos, anorexia,
apatía y dolor abdominal agudo.
El diagnóstico presuntivo se puede obtener con la
radiografía simple y el examen ecográfico. Aunque, si
es posible realizarla, la tomografía computarizada es de
utilidad para planificar la cirugía.
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Imagen 8. Imágenes postoperatorias de un fragmento de yeyuno incarcerado en un defecto en piel y pared abdominal (X) tras una mordedura.
Fuente: Imágenes cedidas por Juan Carlos Montero.

El tratamiento se basará en la estabilización del

paciente y el procedimiento quirúrgico de emergencia
para recolocar el asa intestinal en su posición natural,
resolver la causa de la incarceración y en caso necesario
la enterectomía de los segmentos que se encuentren
necróticos.

El pronóstico va a depender del estado del paciente en el

momento del diagnóstico. Si el compromiso vascular es
mínimo y los parámetros hemodinámicos son estables,
el pronóstico puede ser favorable.

Intususcepción intestinal
(3)(8)
La intususcepción intestinal es un proceso frecuente,
sobretodo en animales menores de 1 año, aunque
se ha observado también en adultos. Consiste en la
invaginación de una porción intestinal (denominado
intususceptum) en el interior de la luz del segmento
intestinal adyacente (denominado intususcipiens)
(imagen 9). Aunque se puede presentar en cualquier zona
del tracto intestinal, lo más común es la intususcepción
yeyuno-yeyunal e ileo-cólica.
La etiología más frecuente es la presencia de enteritis
secundaria a parásitos, virus, cuerpos extraños lineales,
inversión cecal o una cirugía abdominal previa. En perros
adultos, se asocia a neoplasia intestinal o hembras
durante la gestación o el postparto.
Los signos clínicos son los mismos que en estados de
obstrucción intestinal: vómitos, apatía, anorexia y diarrea.
En ocasiones, debido al compromiso venoso y linfático
puede presentarse sangrado junto con la diarrea.
Imagen 9. Imagen intraoperatoria de una intususcepción yeyuno-
yeyunal. (Fuente: imágenes propias)
Se ha descrito, la progresión de la intususcepción
llegando hasta sobresalir el intestino delgado por el ano.
Diferenciándose de un prolapso rectal, por el paso fácil
de una sonda entre el segmento prolapsado y el recto. El
diagnóstico presuntivo puede obtenerse por palpación y
la radiografía abdominal. Aunque la técnica de elección
es el examen ecográfico, visualizándose el signo de
anillo concéntrico múltiple o en capas de cebolla.
El tratamiento es la intervención quirúrgica de urgencia,
con el objetivo de liberar la intususcepción, mediante
una reducción manual y tracción suave (imagen 10),
siendo posible cuando el proceso lleva poco tiempo, en
los casos más crónicos, se forman adherencias y zonas
de necrosis en el asa intestinal invaginada (imagen 11),
siendo necesaria la realización de una enterectomía.
Para evitar la recurrencia, es importante diagnosticar la
causa primaria y tratarla.

Imagen 10. Imagen intraoperatoria y esquema de la realización de una tracción cuidadosa u ordeño de una intususcepción yeyuno-yeyunal. Fuente:
imagen cedida por Gustavo Ortiz.
Imagen 11. Imágenes intraoperatorias de una intususcepción yeyuno-yeyunal en la que puede visualizarse, debido a la cronicidad del proceso,
signos de necrosis que requerirá la realización de una enterectomía. Fuente: imágenes propias).
El uso de la laparoscopía se ha utilizado de forma
experimental, realizando una reducción neumática,
insuflando CO2 por el ano, y mediante una monitorización
por vídeo, usando la pinceria atraumática se manipulan
las asas intestinales para ayudar a la reducción.
El pronóstico es favorable si no es necesario realizar la
enterectomía. La tasa de recurrencia varía entre el 6-27
% de los casos, normalmente se produce dentro de los
tres días hasta tres semanas tras la cirugía. En caso de
recurrencia y como última opción se recomienda hacer
la enteroplicación.
Vólvulo mesentérico (3)
(5)
Es un proceso de baja incidencia en la clínica de pequeños
animales, pero que tiene consecuencias fatales en la
vida del paciente. Consiste en la rotación completa de la
raíz mesentérica, resultando en una isquemia de todo o
una porción del tracto intestinal. Se ha descrito en perros
adultos jóvenes, machos, de raza grande, sobre todo de
raza Pastor Alemán y Pointer.
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La rotación del mesenterio da lugar a una obstrucción
de los vasos linfáticos y venosos, lo que genera edema y
congestión vascular en la pared intestinal. Continuándose
con una obstrucción de la arteria mesentérica craneal y
de sus ramas, desarrollándose la necrosis e isquemia
del tracto intestinal. Todo ello produce un acumulo
de líquido y gas en el interior de las asas intestinales,
produciéndose su dilatación y un sobrecrecimiento
bacteriano.
Con frecuencia la etiología del vólvulo mesentérico
es desconocida, se ha descrito asociada a la enteritis
linfoplamocitaria, carcinoma ilieocólico, presencia
de cuerpos extraños gastrointestinales, cirugía
gastrointestinal reciente, traumatismo abdominal,
dilatación-vólvulo gástrico e insuficiencia pancreática
exocrina.
Los signos clínicos son hiperagudos, con un dolor
abdominal severo, distensión abdominal progresiva y
hematoquecia. El diagnóstico se consigue con la historia
clínica y el examen radiográfico simple, evidenciándose
una sobredistensión gaseosa homogénea de todas las
asas intestinales y la perdida de visualización de serosas

por acumulo de líquido libre, que suele ser un transudado
inicialmente, pero en estadios tardíos, debido a la
translocación bacteriana termina siendo un exudado con
neutrófilos tóxicos y bacterias. El análisis sanguíneo
suele mostrar hipoproteinemia, hipoalbuminemia e
hipocalcemia.
Es una urgencia médica y quirúrgica, cuyo tratamiento
incluye una acción agresiva con fluidos y la intervención
quirúrgica de urgencia. Aunque en la mayoría de los
casos, se llega tarde y al abrir la cavidad abdominal se
visualizan todas las asas intestinales necróticas y se
tiene que realizar la eutanasia del paciente (imagen 12).
A El diagnóstico presuntivo se puede obtener con un
B suele ser desfavorable.
Imagen 12. A. Radiografía de un perro con dolor abdominal agudo, en la
que se evidencia una dilatación generalizada y homogénea de todas las
asas intestinales, con pérdida de definición de las serosas, compatible
con la presencia de un vólvulo mesentérico, requiriendo una laparotomía
exploratoria de emergencia. B. Imagen intraoperatoria de este mismo
caso, observándose una necrosis generalizada de las asas intestinales,
por lo que se realizó la eutanasia en ese momento. Fuente: imágenes
propias.
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En el caso de que la torsión sea segmentaria, la porción
torsionada puede ser resecada sin desrotación y hecha
la enterectomía correspondiente. La desrotación y
reoxignenación del intestino puede conllevar una
respuesta inflamatoria sistémica por reperfusión, el
paciente puede morir durante el postoperatorio.
El pronóstico es de reservado a desfavorable y va a
depender de la rapidez en el diagnóstico y realización del
tratamiento quirúrgico.
Neoplasia intestinal (3)
(5)
Las neoplasias intestinales tienen una baja incidencia
en la clínica de pequeños animales. Estas neoplasias
pueden dar lugar a cuadros obstructivos debido a un
crecimiento intramural o extramural.
Los tumores intestinales más frecuentes en el perro son
el adenocarcinoma (imagen 13), leiomioma (imagen 14)
y leiomiosarcoma, presentándose como lesiones locales
que ocluyen total o parcialmente el segmento intestino
intestinal afectado. En el gato, la neoplasia intestinal más
común, es el linfoma, el cuál suele manifestarse como
un infiltrado difuso que causa enteropatía con pérdida de
proteínas y melena, en vez de obstrucción.
examen ecográfico. La tomografía computarizada es de
utilidad para la planificación de la intervención quirúrgica
y confirmación de la existencia o no de metástasis a
estructuras adyacentes o pulmón.
El tratamiento quirúrgico consiste en la realización de
una enterectomía, tomando unos 4-5 cm de intestino a
cada lado de la zona tumoral, para obtener márgenes
libres. Así como la resección o citología de los linfonodos
regionales. Excepto, en el caso del linfoma intestinal
cuyo tratamiento es la quimioterapia.
El pronóstico tras la cirugía en casos de neoplasia
benigna es favorable. En caso de procesos malignos,
a corto plazo la evolución es favorable al resolverse
la obstrucción, aunque si existe linfoadenopatía o
metástasis a otras zonas, el pronóstico a largo plazo
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Imagen 13. Imágenes intraoperatorias y detalle de dos casos de adenocinoma. Fuente: imágenes propias.

A B

Imagen 14. Imágenes intraoperatorias y detalle de un leiomioma intramural (A) y extramural (B). Fuente: imágenes propias.

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