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Huascarán y Huandoy

Esta leyenda, una de las más conocidas de la región andina.

Todo empezó cuando, El Dios Inti (el sol) quien tenía una hermosa hija llamada Huandoy.
Tenía la ilusión de encontrar a alguien con quien casar a su heredera por toda la eternidad, pero
no podía ser cualquier persona; debía ser al igual que él, un dios con poderes.
En cambio, la joven se enamoró de Huascarán, un príncipe mortal.

En primer lugar, los muchachos se veían a escondidas y estaban cada vez más enamorados. Un
día, el romance llegó a los oídos de Inti y este le pidió a su hija que se olvidara de Huascarán.
Huandoy no lo hizo y continuó con su romance.

Después, Inti sintió tanta rabia que maldijo esa historia de amor y condenó a los jóvenes a vivir
separados eternamente. De pronto, tanto Huandoy como Huascarán, empezaron a sentir mucho
dolor en sus cuerpos mientras observaban cómo sus músculos se llenaban poco a poco de tierra,
convirtiéndose luego en dos grandes montañas de granito. No contento con la venganza, el Dios
Inti los cubrió de infinita nieve con el fin de enfriar el ardiente romance y ubicó entre ambos un
profundo valle para que nunca lograran juntarse.

Finalmente, dice la leyenda que, los enamorados funden la nieve en forma de gotas para
expresar su dolor al no poder estar juntos. Al final, Sus lágrimas, convertidas en hielo y nieve,
descienden por toda la cordillera para unirse en una laguna de color turquesa, conocida como
Llanganuco.

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