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TEXTO NARRATIVO

EL HUANDOY Y EL HUASCARÁN

Wandi, era una mujer joven y hermosa de pies a cabeza, era hija del cacique que
gobernaba en las tierras altas de Yungay. Pues, su poderoso y anciano padre la
guardaba aspirando a que se uniera en matrimonio a un príncipe apuesto del reino
vecino.
Sucedió que un Inca pasó por esa región con sus huestes, venciendo a las tropas
del cacique al que sometió bajo su dominio. Entonces, un joven buenmozo del Inca,
cuyo nombre era Waskar, se enamoró de Wandi, la conquistó y ella aceptó su amor.
Pero el padre que odiaba a muerte a todo quien pertenecía a la región del cuzco se
enfureció al conocer dicha relación.
—¡Tu amor al cusqueño mancilla a nuestro pueblo! —le increpó. Y le conminó
severamente para que dejase de amarlo. —¡Tu amor es maldito! ¡Ese hombre es
nuestro enemigo!
Pero de pronto, los jóvenes rebeldes se enamoraron y decidieron salvar su amor y,
en consecuencia, decidieron fugarse. El padre enfurruñado decretó la persecución.
Por lo que sus servidores más leales dieron alcance a Wandi y Waskar y los
aprehendieron. Los llevaron a la presencia del cacique de cuyos labios escucharon
el castigo:
—¡Atadlos en la cumbre más alta! —dijo—. ¡No merecen mi perdón!
Entonces, la princesa y su amante fueron atados frente a frente a unas enhiestas
rocas que se encontraban en las cumbres más altas. Allí solo había un viento muy
frío y caía la nieve. Waskar quedó al lado sur; y Wandi, al norte. El frío los fue
congelando hasta convertirlos en dos altas montañas de nieve y de sufrimiento, les
hizo verter copiosas lágrimas.
Finalmente, las montañas con el tiempo se llamaron Waskarán y Huandoy. Y sus
lágrimas dieron origen a numerosos torrentes que formaron el hermoso lago de
Llanganuco, que se extiende a los pies de la cumbre más alta del Perú: el
Huascarán.

Adaptado de: Leyendas Ancashinas de Marcos Yauri Montero.

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