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Licenciatura en Educación Física

Seminario de Aprendizaje Motor


Lic. Alejandro Etcheverry

CAPÍTULO 3

Control de los movimientos deportivos

1. Introducción

Tratar cuestiones relacionadas con la adquisición de habilidades


motrices, sin hacer referencia a la capacidad de control motor sería dejar de
lado un conjunto de aportaciones necesarias para comprender diferentes
apartados de este libro.
Sin embargo, no lo trataremos con toda la profundidad que, tal vez,
necesita por lo que aconsejamos la consulta de las lecturas recomendadas.
El estudio del control motor en su primera época se mantuvo en el
ámbito de la neurofisiología. En la actualidad se nos presenta como un área
donde confluyen especialistas de muy diferentes campos, todos con el
interés de conocer cómo el ser humano planifica y controla sus acciones y
cómo el SNC produce respuestas y patrones motores coordinados.
Para tratar este capítulo nos apoyaremos en autores tales como Keele
(1968), Schmidt (1976b), Rigal (198ó), Sage (1984), Paillard (1960/1982),
Kerr (1982) o Palihous (1985).

2. Los modelos de control motor

Los diferentes estudios sobre la manera en que el ser humano


controla los movimientos han mostrado cómo se utilizan diferentes formas
de regulación al llevar a cabo tareas lentas o tareas balísticas, de gran
velocidad de ejecución.
Para Schmidt (1976b) hablar de control motor supone tratar, al
menos, los siguientes apartados:
- Modos de control.
- Programa motor.
- Feedbacks y corrección.
- Copia de eferencia.

De hecho el ámbito del control motor se ha convertido en un conjunto


de hallazgos e hipótesis que merecen la pena ser estudiados.
Históricamente existen dos posiciones sobre cómo se controlan y
coordinan los gestos y las acciones.
Por un lado, están los partidarios de la vertiente periférica o
defensores del papel de las retroalimentaciones; y por otro, los que
consideran que las acciones están preprogramadas centralmente y no
necesitan la participación de las retroalimentaciones para llevarse a cabo
(Tesis Centralistas versus Tesis Periféricas).

2.1. Modelos en circuito cerrado

La idea de que nuestras acciones están regidas por el efecto de las


reaferencias es común en el mundo tecno1ógico. Los pilotos automáticos, o
los termostatos, son claro exponente de esta concepción. La regulación de
los procesos fisiológicos (control de la temperatura, ritmo del corazón, etc.)
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se rige según estas mismas premisas. Los estudios de Wiener y la


cibernética aportaron importantes proposiciones sobre este modo de
funcionamiento (Cap. 2).
En estos modelos el concepto de feedback es predominante y
fundamental. Para Schmidt (1976b) todo sistema cerrado supone la
existencia de:

1. Una información a utilizar.


2. Una computación del error, que indica la desviación de la
respuesta respecto al objetivo a conseguir (Fig. 15).

La finalidad es disminuir el error y eliminar la desviación del


movimiento en relación con la referencia de corrección.
El piloto automático de una nave recibe, continuamente,
retroalimentaciones disponibles para detectar los errores y corregirlos, en
este caso el sistema de control es de carácter continuo.
El termostato utiliza el feedback de tiempo en tiempo, lo que supone
estimaciones intermitentes del error.
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Cuando un aprendiz del deporte del hockey conduce el móvil con el


palo, está desplegando un sistema de control en circuito cerrado que
permite al debutante corregir sobre la marcha las desviaciones del objetivo
a conseguir, como consecuencia de aprovechar las retroalimentaciones de
sus acciones.

2.2. Modelos de control en circuito abierto

En muchas circunstancias los deportistas se ven abocados a


responder de forma rápida y balística. Su modo de control ya no se realiza
con la participación de las retroalimentaciones, sino que opera por la vía de
un conjunto preestructurado de órdenes que van a determinar las diferentes
acciones.
La noción de programa motor es clave en este tipo de modelos de
control. Batear, chutar, lanzar o golpear son ejemplos de diferentes
acciones deportivas que, por su extrema rapidez, son difíciles de enmendar
una vez desencadenadas. Esto origina, tal vez, menor flexibilidad ante
situaciones cambiantes.

2.3. Control de los movimientos deportivos

Es muy probable que no sea apropiado hablar de uno u otro sistema,


o modo de control al llevar a cabo tareas deportivas.
En muchas circunstancias, el sistema de control es de carácter mixto
como, por ejemplo, el conducir y golpear, situación típica en deportes como
el fútbol.
Una de las maneras de destacar el papel de uno u otro sistema de
control, esto es, si se trata de un control abierto o cerrado (Fig. 16), es
considerar la disponibilidad o no de feedback.
Todo está, también, condicionado por el tipo de movimiento, por un
lado los balísticos y por otro los movimientos lentos y conducidos. Estas
consideraciones pueden también fundamentarse neurofisio1ógicamente,
como veremos más adelante.
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2.4. La noción de PROGRAMA MOTOR

La noción de programa motor constituye el fundamento de las teorías


de control motor en circuito abierto. Lashley (1917) fue quien describió la
conducta de sujetos que, aun sufriendo la anestesia completa de las
extremidades inferiores por herida de arma de fuego, y teniendo las vías
aferentes afectadas, llevaban a cabo movimientos con, casi, una precisión
normal. Ello cimentó la idea de una programación central.
En 1968 S. Keele definió el Programa Motor como:

«Conjunto de órdenes musculares estructuradas previamente,


antes de que se lleve a cabo la secuencia motora, y que permite
que dicha secuencia motora se lleve a cabo sin la participación de
las retroalimentaciones periféricas». (p. 387)

Según este autor el establecimiento de los programas motores se


efectúa según el esquema que se presenta en la Fig. 17.
Para Corraze (1988) el concepto de programa motor implica algunas
confusiones, manifestándose diferentes problemas en su definición. Así
puede considerarse como:

1. Movimientos realizados sin retroalimentaciones.


2. Parte de un movimiento anticipado y en el que pueden existir
ocasionalmente controles por retroalimentación.
3. Organización central del movimiento.

En 1982, el mismo Keele lo definió como «la representación central


de una habilidad motora».
El carácter de especificidad de los programas motores fue clave en
sus primeros momentos. Así teorías como la del tambor de memoria de
Henry y Rogers, 1960 (Memory drum), establecieron que en el SNC se
almacenaban programas motores específicos que correspondían a
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respuestas motoras bien aprendidas, lo que permitía una selección más


rápida.
Históricamente el concepto de PM2 ha evolucionado de lo específico a
lo general. La idea de PM General de R. Schmidt vino a solucionar
problemas derivados del almacenamiento en la memoria, aportando la idea
de que las respuestas específicas estaban construidas a partir de
representaciones abstractas de clases generales de acción a niveles
superiores (ver Cap. 2).
La noción de programa motor general supone la existencia de
elementos generales, invariantes, de una clase de movimientos, pero que
para actualizarse «aquí y ahora» necesitan parámetros completamente
singulares (Corraze, 1988).
La especificidad y la generalidad no tienen porqué ser opuestas o
excluyentes, sino que representan diferentes niveles de organización del
control motor (Fig. 18).

Para Hauert (1987) existen diversos niveles de organización que


parte de la selección del Programa Motor General para llegar al Programa
Motor Específico, o el procedimiento adecuado para llevar a cabo una
acción.
En dichos programas generales se suponen informaciones de tipo
biomecánico (estructuras de coordinación), espacial (amplitudes),
temporales (duración), cinemáticos (velocidad, aceleración) o dinámicos
(intensidades).
Dichos programas tendrán que ver con las masas corporales a
intervenir, la fuerza a emplear o la amplitud y precisión de los gestos.

2. 5. Feedback

Ya se ha tratado en el Cap. 1 el concepto de feedback o


retroalimentación.
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Aunque los principios de feedback se aplican desde hace más de


2.000 años. Lo formuló NYQUIST, en 1932, al explicar los métodos para
mejorar la estabilidad de tubos amplificadores en vacío.
En definitiva, el feedback se refiere al control que un sujeto puede
tener de los efectos de sus acciones y ha pasado a formar parte de
cualquier teoría del control motor (ver Cap. 2).

2.6. La copia de eferencia

En la explicación de los sistemas de control en circuito abierto, es el


de feedforward, copia de eferencia (Von Holst, 1954), o descarga corolaria
(Sperry, 1961; Teuber, 1964), otro de los conceptos claves.

Este concepto supone que el deportista al moverse, produce dos tipos


de señales:
1) Descargas hacia los propios efectores.
2) Descarga central que parte del sistema motor y se dirige al
sensorial para anticipar las consecuencias de la acción.

Para Evarts (1971) existen circuitos bien establecidos en el S.N.C.


que involucran diferentes centros nerviosos, interactuando entre sí antes de
que se produzca, como tal, la respuesta motora.
Aunque se hable, en términos generales, de la información que se
remite antes de que la respuesta se produzca, existen matizaciones sobre
términos tales como (Kelso, 1982):

 Copia de eferencia: información enviada previamente al centro


comparador sobre la orden motriz, y que será almacenada para servir
de referencia para que la comparación con los feedbacks tenga lugar
(Fig. 19).
 Descarga corolaria: información que el sistema motor envía
previamente al sensorial para prepararle para las consecuencias de
las acciones (Fig. 20).
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 Control Central por eferencia: información sobre la eferencia, que


es comparada con un conjunto de copias de eferencias anteriormente
almacenadas (fig. 21)

3. La explicación neurofisiológica

La realización de una praxia o habilidad motriz origina que el Sistema


Nervioso Central controle las características espaciales, temporales y
cuantitativas, transformando una intención abstracta en actividad muscular
adaptada la situación (Rigal, 1986, p. 301).
El S.N.C. debe ser capaz de reglar las sinergias, las estructuras de
coordinación o el conjunto de contracciones musculares coordinadas que
producen un gesto adaptado.
Las diferentes partes del sistema nervioso central participan en el
paso de la intención en acción, tal y como nos lo muestra Allen y Tsukahara
(1974) (Fig. 22). Según este esquema, cuando un deportista interpreta una
situación y elabora una INTENCION, activa centros como el córtex
asociativo frontal y parietal, ganglio s de la base y cerebelo involucrados en
los programas motores, hasta los núcleos motores que activarán los grupos
musculares para realizar el gesto adaptado.
El sistema nervioso central como sistema jerarquizado, supone la
participación de diferentes estructuras en diferentes estratos. Para algunos
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autores los programas motores se almacenaban en el córtex, siendo una o


varias neuronas las depositarias de los mismos. Esta idea está rechazada en
la actualidad.

Lo cierto es que son diferentes estratos del S.N.C., tales como la


médula o el tronco cerebral, los encargados de operar de un modo más
reflejo.
Por otro lado los ganglios de la base y el cerebelo están involucrados
en el control motor de movimientos lentos y rápidos. Los ganglios de la
base parece que tienen que ver con los comportamientos complejos donde
participan memoria, hipótesis y elección de estrategias (Rigal, 1986).
El cerebelo, juega un papel importante en la postura, equilibrio y
coordinación; pues además podría participar en el aprendizaje motor al
integrar la imagen del movimiento resultante de la toma de conciencia de la
situación, de las experiencias anteriores y de la información retroactiva del
movimiento.

En la toma de decisiones, tanto el tálamo como el sistema límbico


participan como verdaderos centros de motivación.
Los córtex asociativos frontal y parietal contribuyen a la planificación
motriz en relación a la imagen del movimiento, anticipación de reaferencias
y sucesión de las diferentes fases de la acción.
El córtex asociativo parietal está involucrado en la elaboración de la
estrategia motora según las informaciones espaciales y de relación sujeto-
objeto, y por sus relaciones con el córtex occipital, desencadenando la
motivación del sujeto (Fig. 23).
Resumiendo la actuación de los diversos centros del S.N.C. en el
control de los movimientos diríamos que:
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1. El córtex sensorial recibe la información de los diferentes


receptores sensoriales a través de las vías ascendentes.
2. La información, aquí integrada, es enviada al área somato-
sensorial adyacente que, relaciona la información con la enviada por el
córtex visual, de ahí que esta área sea muy relevante en la coordinación
óculo-motriz.
3. Del área asociativa pasa a la zona prefrontal del cortex. Esta zona
juega un papel relevante en la toma de decisiones, basándose en
experiencias anteriores que están almacenadas en la memoria, en el lóbulo
temporal del cortex.
4. Una vez tomada la decisión se precisa un programa motor del
cerebelo, que es comenzado por los ganglios basales.
5. Tanto el cerebelo como los ganglios basales son, probablemente,
los responsables del desarrollo temporal del programa motor, estando
conectado, vía tálamo, con el córtex motor.
6. Es el córtex motor quien, en última instancia, enviará las órdenes
para que se lleven a cabo los movimientos (Fig. 24).
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Los reajustes del movimiento se efectuarán, al menos, de dos


maneras. Por un lado, a través del cerebelo que recibe la copia de eferencia
que será comparada con el programa en la parte lateral del cerebelo. Las
diferencias detectadas son enviadas al córtex vía talámica. Por otro lado,
una vez comenzado el movimiento, la información de la periferia es recibida
y procesada hacia los centros superiores.

4. Control motor y aprendizaje

No cabe duda que los diferentes modelos de control motor han influí
do en la concepción de cómo sucede el aprendizaje de habilidades motoras.
Los modelos teóricos de Adams (1971) Y Schmidt (1975a) son claro
exponente de esta idea.
Para Kerr (1982) el control motor debería integrar las ideas de
Schmidt (1975) con los datos neurofisiológicos (Fig. 25).
Para Pailhous (1985, pág. 232) (Fig. 2ó), una situación provoca en el
aprendiz la elaboración de un proyecto motor lo más adecuado posible (1),
valorando si el gesto planificado ha sido ya ejecutado anteriormente (2).
El sujeto establece la correspondencia entre las reaferencias recibidas
y las esperadas (3), así como si éstas corresponden al programa
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seleccionado lo que supone mantener, o no, el desarrollo del mismo, o


interrumpirlo para volver al proyecto original (4).
Cuanto más programado esté el gesto menos habrá que especificarlo,
y recíprocamente. La programación y la especificación son necesarias para
desencadenar el gesto (5). La reiteración de los gestos claramente
especificados sirve para obtener sus invariantes y mejorar la programación
(6).
La relación de ida y vuelta entre la memoria y la programación motriz
supone tanto la existencia de un almacenamiento en la memoria de
programas, como de reaferencias correspondientes a los invariantes (7).

Lo cierto es que el sujeto, niño o adulto, aprende a controlar su


cuerpo de forma variable y adaptable involucrando programas motores
generales y específicos, mecanismos de comparación y detección del error y
reaferencias.

Todo ello supone que el profesor y el entrenador harán lo posible por


contribuir a que los aprendices controlen de forma cada vez más precisa y
económica sus acciones.
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5. Puntos a recordar y recomendaciones

1. Hablar de control de los movimientos deportivos supone considerar


la forma en que éstos se regulan, la existencia de programas de acción
responsables de los movimientos y de las posibilidades de corrección, así
como de los diferentes fenómenos que ponen en alerta al sistema de las
posibles consecuencias de sus acciones.
2. Son muy diferentes los movimientos que el ser humano y el
deportista pueden aprender a llevar a cabo, de ahí que los modos de control
sean diferentes
3. Los movimientos lentos, y de mayor duración, son controlados
momento a momento; de ahí que se denomine a esta forma de control
motor en circuito cerrado o control central por aferencia y se fundamente en
el feedback y en la computación del error.
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4. Cuando los movimientos son llevados a cabo con tanta rapidez,


que es difícil, o imposible, corregidos sobre la marcha, se dice que están
organizados previamente y su control se realiza a posteriori. Este modo de
control motor en circuito abierto o por control eferente, se fundamenta en el
concepto de programa motor.
5. La flexibilidad del funcionamiento motor humano hace suponer la
existencia de un control cerrado-abierto, o abierto-cerrado, en función de
las circunstancias y de las acciones deportivas.
6. La noción de Programa motor ha sido utilizada no solo por los
especialistas en el estudio de las conductas motrices, sino que fue
inicialmente utilizada por los neurofisiólogos.
7. Un programa motor se supone que contiene las informaciones
necesarias para llevar a cabo una acción motriz. La cuestión está en saber si
estos programas de acción son específicos o generales.
8. La organización, planificación y realización de las diferentes
acciones motrices supone la participación de las diferentes estructuras del
sistema nervioso en la computación y toma de decisiones sobre las
acciones.
9. La relación entre los estudios sobre control motor y la adquisición
de habilidades motrices, permite elaborar modelos que favorezcan la
comprensión de lo que sucede en la persona del aprendiz, cuando trata de
controlar los grados de libertad de su cuerpo en función de un objetivo
concreto.
10. La relación entre los procesos de control motor y los procesos
cognitivos supone la aceptación del aprendizaje deportivo en términos de
proceso y no solo de producto.

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