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Capítulo XVII

Los últimos años en Esterháza: 1780-90

Responsabilidades cotidianas
Haydn ya había trabajado durante veinte años para la familia Esterházy, trabajo el cual era
agotador, y estaba cargado de responsabilidades, por lo que cada vez más, los deseos de Haydn
de tener vida propia aumentaban. En esa época se habla de que pudo tener un romance con
Luigia Pollenzi (estando él casado, aunque su mujer y el marido de esta señora murieron
posteriormente), una mujer casada, pero como buen católico, el divorcio nunca pasó por su
cabeza.
Haydn estuvo una temporada en Viena, donde conoció una serie de lujos que no había vivido en
Esterháza, lo que le hizo estar tentado de abandonar al príncipe Nicolás. Finalmente, resistió, y
siguió leal a su lado, como había prometido.
Sonatas para teclado
En 1784, Artaria publicó una serie de tres sonatas: Hob. XVI: 40, 41, 42. Cada una consta de
dos movimientos de una secillez inigualable, y de los seis, sólo uno tiene forma sonata. Una de
las características más importantes es que en esta época comenzó a experimentar con utilizar un
único tema de forma diversa.
Sonatas para teclado con acompañamiento
En esta década, su interés por las obras para piano sólo decrecía, y comenzó a trabajar más la
sonata para piano con acompañamiento de violín y chelo. Desde 1784 hasta 1790 escribió trece,
todas ellas de altísima calidad.
Los dos primeros números son sonatas de Pleyel (un brillante alumno suyo) para clavicémbalo y
violín, con una parte para violonchelo añadida.
Los tríos de esta etapa son muy destacables en su instrumentación, tratando al violín y al chelo
como un solo instrumento, en contraste con el teclado. Estos tríos también son parte de
evolución de Haydn desde la tradición del bajo continuo hasta una sonoridad mucho más
moderna. Otra característica a destacar es el uso cada vez mayor de acordes cromáticos sobre un
pedal.
El cuarteto de cuerda
Haydn volvió a desarrollar este género en esta década: compuso un total de 20, además de un
arreglo para cuarteto de Las Siete Últimas Palabras de Cristo en la Cruz, encargada por un
párroco español, de Cádiz.
En general, Haydn trataba una temática homorística bastante exacerbada, llegando incluso a la
‘’payasada’’ y la ‘’estupidez’’, llegando incluso a ser grosero, pasando cómo no por un humor
inteligente y rebuscado. El chelo era a menudo el protagonista de este tipo de obras, como es el
caso del Op. 33, nº4. También se inspiró en coetáneos a él, como es el propio Mozart, de quien
extrajo ciertos rasgos como la sonoridad.
Los cuartetos Op. 64 son algunos de los más importantes, y cuentan con un perfil bastante
individualizado. Haydn cada vez es menos proclive al orden convencional de movimientos
(Rápido/Lento/Minueto/Rápido).
Canciones
Haydn publicó 24 canciones, la primera serie de doce en 1781, y la segunda en 1784, siendo
estas piezas sin grandes pretensiones, de sabor casi popular.
Sinfonías
Haydn escribió en esta década aproximadamente veinte sinfonías, y a finales de esta, su
madurez estaba en máxima plenitud. Desaparace aquí la estructura de sonata da chiesa,
reemplazada por lo general por una sinfonía con una introducción lenta.
Un ejemplo es la Sinfonía 77, muy notable debido a que su cuarto movimiento es ina forma
sonata ridurosamente monotemática.
A lo largo de los años, Haydn ganó una gran popularidad como compositor de sinfonías en toda
Europa.
Concertos
Los concertos de Haydn eran una versión menos exigente de sus sinfonías. Un ejemplo es el
Concerto para Piano en Re Mayor, obra la cual guarda más relación con los concertos de J. C.
Bach, que con los concertos de Mozart de los años 80. En este se emplea la forma Rondó, de
gran atractivo para el público.
Destacan también los concertos para lire organizzate (una especie de zanfoña), que Haydn
compuso para el Rey de Nápoles, o la ya comentada obra compuesta para el servicio de
Cuaresma de la Catedral de Cádiz: una serie de siete obras de diez minutos de duración cada
una, para interpretarse mientas el oficiante estaba postrado.
Las óperas
Haydn escribió tres óperas para el teatro de Esterháza en esta década:
Fedelta premiata, un dramma giocoso de gran dramatismo. Su partitura supone un gran avance,
ya que las arias dejan de ser masivas y lentas, pasando a contar con ritornelos cortos y
concentrados. Además, las estructuras tonales de esta pieza son fruto del puro arbitrio, en lugar
de responder a afectos o situaciones dentro del argumento de la obra.
Orlando Paladino, un dramma eroicomico, que mezcla elementos serios, cómicos y heroicos.
Esta es la mejor obra cómica de Haydn, debido en parte a que las arias parodian al viejo estilo, y
carecen de toda credibilidad. Su música es extremadamente bella y de escritura excelente. Esta
es también la ópera más moderna en cuanto a innovaciones estructurales.
Armida. En esta obra, Haydn retoma el viejo estilo de la ópera seria, escribiendo vastos
fragmentos para voz sola, como se aprecia en las arias, las cuales están además escritos en torno
a condicionantes puramente musicales. Tras esta obra, Haydn dejó prácticamente de componer
para el teatro de ópera de Esterháza.

Música sacra
En este género, Haydn compuso únicamente una obra de grande dimensiones: la Missa
Cellensis. Esta se vio afectada por las reformas del emperados José II, destinadas en gran
medida a simplificar las música para el servicio litúrgico. Esta obra no muestra en absoluto
huella alguna del enorme éxito que Haydn alcanzaría posteriormente en composición de música
sacra.

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