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Capítulo 1.

Marco Teórico

Para comenzar este capitulo es menester definir los que es la palabra mara, Álvarez & Zubieta
(2007, 5) dicen que “El término mara proviene de la palabra “marabunta” que describe la
violencia y voracidad característica de determinadas especies de hormigas.”, dando a entender
los factores que caracterizan a dicha organización la violencia y brutalidad, sin embargo Cruz
(2007, 5) dice que “la expresión usada en Guatemala para denominar a las maras que adquirían
los nombres de las pandillas de Los Ángeles: “las maras-clones” “, dejando más claro que el
producto de las pandillas tuvo una influencia extranjera en la región centroamericana.

Dos fueron los grupos delictivos más importantes en la región y que más influencia han tenido en
la vulnerable juventud centroamericana, la primera es la mara 18, según Álvarez & Zubieta
(2007,5) explican el origen de dicha organización:

La mara Barrio 18 nació como 18th Street Gang en el sector Rampart de Los Ángeles en los años
sesenta cuando aglutina a jóvenes originarios de diversas naciones latinoamericanas a los que se
les había negado el acceso a la Clanton Street Gang, una banda local con fuertes requisitos de
pertenencia. La nueva pandilla se expandió exitosamente primero fuera de las fronteras de la
ciudad, y después por todo el estado de California debido precisamente a que rompió las barreras
raciales de pertenencia y dio entrada a jóvenes afroamericanos, asiáticos y caucásicos.

Mismo caso con el origen de la segunda mara que más influencia tiene en las calles y barrios de
algunos países centroamericanos, la mara salvatrucha, Álvarez & Zubieta (2007,5) explican su
origen:

Aunque surgida en la misma zona de Los Ángeles, la mara Salvatrucha — “Salva” por
salvadoreño y “trucha” por astuto— tiene un origen más reciente. Sus primeros
integrantes fueron jóvenes salvadoreños refugiados en Estados Unidos durante la guerra
civil que azotó al pequeño país centroamericano en la década de 1980. Al ser convertidos
en objetivo de las agresiones de otras pandillas de la zona, algunos de estos jóvenes
habrían decidido formar su propia pandilla como forma de auto protección

Teniendo en claro que el origen de las maras más representativas de Centroamérica nació en los
Estados Unidos hay que determinar cual es el motivo para que llegaran a influir tanto en
Centroamérica si tenían una distancia considerable y muy pocos medios de comunicación en
comparación a la actualidad, el factor determinante fue el de la migración, Cruz (2007, 6) dice:
Los pandilleros, ya activos y conformados en sus propios grupos, comenzaron primero a
imitar los estilos de los retornados y terminaron luego cambiando el nombre original de
sus grupos a alguno de las pandillas más representativas del modelo estadounidense:
Mara Salvatrucha (MS) o Pandilla de la Calle 18 (18).

Y es que según Cruz (2007,6) dice que “Los jóvenes retornados y responsables de importar el
modelo cultural pandilleril de Estados Unidos jugaron un papel importante no sólo en el proceso
de transposición de identidades juveniles, sino también en el proceso de configurar esas
federaciones en redes locales.” Aunque también se debe aclarar que esto solo sucedió en el
origen del fenómeno delictivo ya que en la actualidad la migración no forma parte del
reclutamiento en las maras según lo que dice Peetz (2005, 8):

Hoy en día la re-migracion forzada o voluntaria de pandilleros desde Estados Unidos solo
representa una fuente muy pequeña del crecimiento de las maras, ya que el reclutamiento de
mareros en las ciudades centroamericanas ha sido masivo y la afluencia de personas sin historia
migratoria supera con gran margen a la de los migrantes.

También menciona las edades mas propicias para integrarse a las maras, según Peetz (2005, 4)
menciona que “La edad de la mayoría de estos jóvenes oscila entre 12 y 30 años, pero se ha
comprobado también la participación de algunos niños de 9 y hasta de 7 años.”, donde queda
evidenciado que los jóvenes son los mas propensos a caer en la tentación de dichas
organizaciones, y es que la mayoría de los jóvenes en Centroamérica están expuestos diversos
factores los cuales pueden afectarles directamente obligándolos a buscar estos grupos delictivos,
Peetz (2005, 9) menciona los siguientes factores “ La pobreza, el desempleo juvenil, la falta de
perspectivas, las insuficiencias de la educación formal y no formal, en resumen, la desintegración
social y económica de los jóvenes, constituyen las razones profundas de la delincuencia y la
violencia juveniles “.

A pesar de tener una preparación académica bastante precaria, los jóvenes que pertenecen a las
maras desarrollan valores de lealtad y fidelidad hacia ella, Peetz (2005, 10) menciona que “En
las maras existe un código de honor muy propio y rígido. Cumplir con Él es un imperativo
absoluto, el incumplimiento puede ser motivo de duras sanciones”, además menciona, “La norma
máxima es la solidaridad con la mara, por consiguiente, la traición es el delito más severamente
castigado”, se puede observar de esta manera que no es un grupo de personas delinquiendo sin
reglas, si no una organización criminal que cuenta con el más alto compromiso de los
integrantes.

Además, es importante determinar cual es entonces la manera en la que las maras de Honduras se
organizan, según Medina (2009, 10) menciona que:

Las maras o pandillas tienen una organización vertical, similar a la de cualquier empresa o grupo
organizado. Están distribuidos territorialmente en las cinco zonas geográficas del país (norte, sur,
centro, oriente y occidente), se agrupan en células denominadas clicas y ejecutan sus acciones de
forma descentralizada.

Lo que indica el alto nivel organizativo al interior de estas agrupaciones delictivas, además de
eso medina (2009,19) también dice que “la coordinación al más alto nivel (incluso a nivel
internacional) y los ascensos en la organización, los cuales que se obtienen en base al logro de
metas y objetivos” por lo que se entiende que dentro de la organización se pude optar por un
mejor puesto, una mejor calidad de vida sin tanta exposición en las calles, este asenso solo se
puede conseguir si se desarrollan correctamente las misiones y actividades delincuenciales.

Medina (2009, 19) detalla alguna de estas actividades de la siguiente manera:

Ejecutan sus acciones principalmente en zonas marginales, aunque ocasionalmente y cada vez
con más frecuencia, se desplazan a ejecutar operaciones específicas en áreas comerciales. −
Desarrollan ritos de iniciación que normalmente están vinculados a la comisión de delitos
(homicidios, robos, etc.). − Por regla general, en horas del día realizan actos delictivos aquellos
mareros que se están iniciando en la pandilla; a estos «novatos» normalmente se les asignan
misiones de asalto a pequeños negocios, cobro del «impuesto de guerra», así como atracos a
personas para despojarlos principalmente de celulares y objetos de valor. − La posesión de las
chimbas paulatinamente va siendo descartada y ahora prefieren el uso de armas de pequeño
calibre, particularmente pistolas y fusiles Kalashnikov AK 47.

En ese mismo sentido se debe prestar atención en cual es el papel de las mujeres dentro de las
diferentes maras de Honduras, según Sampo (2016, 12) comenta que:

A pesar de la falta de visibilización de las mujeres que forman parte de las maras, su rol parece
ser cada vez más importante para la organización. Lejos de ocuparse exclusivamente de las tareas
del hogar, las mareras cumplen un papel central para la reproducción de pautas sociales que
permiten la continuidad de las pandillas, al tiempo que contribuyen de distintas maneras para que
la clica se autosustente.
Muchas son las diferentes razones para obligar a una mujer a formar parte de una mara, entre
ellas Sampo (2016 XX) menciona las siguientes:

Los motivos que llevan a las mujeres a unirse a la mara son diversos: en algunos casos se busca
acogida familiar (como resultado de maltrato infantil o de violencia sexual); en otros casos cuenta
el atractivo que ejerce el acceso a las drogas, las armas, el sexo, el dinero (la extrema pobreza y el
desempleo aparecen como motivos centrales para el ingreso a la mara, aunque luego los números
no parecen respaldar la idea de que la organización mejore la situación económica de sus
miembros), y muchas veces se busca protección frente al avance de la otra mara.

Lo que se puede deducir es que las mujeres que entren en la mara lamentablemente en muy
pocas acepciones no podrán ver reflejado un mejor estatus social, ya que estas serán en todo
momento vistas desde una óptica inferior al resto de participantes de la mara, y es que la vida
que ofrecen las maras para las mujeres es diferente a la que se les ofrecen a los hombres, en ese
sentido Sampo (2016, 6) dice “ La mayoría de las mujeres que ingresan lo hacen para cumplir
funciones periféricas, o bien para asegurarse del bienestar de los hombres”.

Esta claro que las maras también son de gran influencia en el entorno social donde se han
establecido, lamentablemente dicha influencia solamente trae consigo factores malignos para la
comunidad lo que trae como consecuencia una mala calidad de vida dentro de la comunidad, en
ese sentido Gómez (2020,14) menciona que:

las comunidades que sufren su presencia, normalmente gente sencilla y humilde que vive
sometida a sus extorsiones y, en muchos casos, ha tenido que desplazarse a otras zonas o
abandonar el país buscando una vida mejor y, sobre todo, libre de la presión y de las amenazas de
unos delincuentes cuyo poder no va a menos, sino a más.

Para combatir dichas organizaciones criminales el gobierno de Honduras ha hecho esfuerzos en


muchas escalas, en lo jurídico por ejemplo se han creado varias leyes que acusan a los diferentes
delitos que llevan a cabo los integrantes de una mara al entrar a ella, como lo plantea Bastien
(2020, 7) donde enumera algunos delitos como:

Asociación ilícita Art. 332 Conformar grupos estructurados de 2 o más personas que se dediquen
a la actividad criminal. Pena de 20 a 30 años. Extorsión Art. 222 Quien mediante amenazas o
intimidación obligue a alguien a hacer o dejar de hacer algo. Pena de 15-20 años de reclusión más
50 salarios mínimos. Homicidio Art. 116 Quien de muerte a una persona sin incurrir en las
circunstancias que da lugar a un asesinato. Pena de 15-20 años de reclusión.
Esto solo representa el esfuerzo jurídico, para la búsqueda e investigación de las diferentes
personas que pertenecen a una organización delictiva, el encargado de esta misión en Honduras
es el FNAMP (fuerza nacional anti maras y pandillas), organismo encargado de buscar y llevar
ante la justicia a los miembros de las maras en Honduras, según Bastien (2020, 10) plantea las
diferentes maneras en las que esta fuerza opera:

La FNAMP posee tres formas para llevar a cabo operaciones y órdenes de captura: 1)
investigación: a través de un proceso de recolección, procesamiento y análisis de inteligencia
sobre las estructuras criminales; 2) denuncias: realizadas por la ciudadanía a través de la línea 143
y 3) en la flagrancia del delito.

Se espera que en los próximos años la FNAMP pueda dar mejores resultados que sus antecesoras
agencias quienes solamente pudieron ver que los jóvenes seguían cayendo en las garras de la
violencia y del crimen en sus diferentes comunidades.

Y es que según Arón (2000, 9) quien plantea a la violencia como:

la violencia es tóxica y contagiosa. Un fenómeno que han observado distintos investigadores, es


que en las escuelas que se caracterizan por altos niveles de violencia pervasiva o están en barrios
con alta exposición a la violencia los estudiantes tienden a responden agresivamente y
defensivamente frente a la ambigüedad; los profesores tienden a interpretar los comportamientos
y las situaciones ambiguos como amenazas y anticipan respuestas violentas.

Entendiendo así que es necesario una educación de valores para poder hacerle frente a los
distintos grupos delictivos del país, en ese sentido Arón (2000, 13) dice que al lograr esa
educación habrá una “Contribución a un cambio cultural en la dirección de la no violencia y la
humanización y democratización de la convivencia y las relaciones interpersonales a través de la
sensibilización frente al tema”.
Bibliografía

Álvarez, A. M., Fernández Zubieta, A., & Villarreal Sotelo, K. (2007). Difusión transnacional de
identidades juveniles en la expansión de las maras centroamericanas. Perfiles
latinoamericanos, 15(30), 101-122.
Arón, A. M. (2000). Un programa de educación para la no-violencia. Psykhe, 9(2).
Bastién Olvera, G. M. (2020). Fuerza nacional antimaras y pandillas: Estudios de Caso sobre la lucha
antiextorsión en Honduras. Global Initiative Against Transnational Organized Crime.
https://globalinitiative. net/analysis/fuerza-nacional-antimaras-y-pandillas-estudios-de-caso-
sobre-la-lucha-antiextorsion-en-honduras.
Cruz, J. M. (2007). El barrio transnacional: las maras centroamericanas como red. Redes transnacionales
en la Cuenca de los Huracanes, 363-364.
Gómez, M. L. P. (2020). La influencia política de las maras en El Salvador. bie3: Boletín IEEE, (20), 39-
52.
Medina, J. M. M. (2009). Las fuerzas armadas de Honduras ante las amenazas del siglo XXI. In La
violencia del siglo XXI. Nuevas dimensiones de la guerra (pp. 215-254). Instituto Español de
Estudios Estratégicos.
Peetz, P. (2005). Las „maras “: El pandillismo juvenil en Honduras, El Salvador y Guatemala. Entre la
familia, la sociedad y el Estado: Niños y jóvenes en América Latina (siglos XIX-XX),
Madrid/Franfurt (M.): Iberoamericana/Vervuert, 333-372
Sampó, C. (2016). El rol de las mujeres en las maras: una aproximación a la violencia que sufren e
infringen. Si somos americanos, 16(2), 127-142.

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