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PROCLAMA:
Estamos viviendo tiempos de intensa luz donde, guiados por el Espíritu Santo, somos
introducidos a un mayor entendimiento, entre otras cosas, del diseño divino para la Iglesia de
Cristo.
En relación a esto debemos considerar tres ejes principales claramente expresados en las
Escrituras, que son determinantes a la hora de definir nuestra identidad y el obrar de Dios en
nuestras vidas y a través de ellas, según su propósito eterno.
En primero lugar encontramos la Paternidad Divina. Dios, en la antigüedad, era algo lejano e
inalcanzable, al que Israel llamaba el “Altísimo”, “Jehová de los Ejércitos”, “Adonay”, “JHVH”
Aquel al que el ser humano no era digno de nombrar por causa de su grandeza y santidad. Pero
llegado el cumplimiento de los tiempos, este Dios que parecía tan lejano e inalcanzable, se hizo
carne y habitó entre nosotros y a partir de allí el nombre con el que nos relacionamos con Él es
Padre. Tanto Jesús como los apóstoles utilizaron este nombre para establecer una relación filial
de gran cercanía e intimidad al punto que el apóstol Pablo introduce el concepto de “Abba”, o sea
“papito querido”.
El segundo eje es la Supremacía de Cristo. En el Antiguo Testamento Cristo era solo una
promesa, todo daba testimonio de Él mediante figuras, tipos, símbolos y sombras, profetizando lo
que sería la manifestación plena del propósito eterno de Dios que es reconciliar todas las cosas
en el Hijo. Ahora, en el Nuevo Pacto, todo eso es una realidad consumada. El Hijo es la plenitud
de Dios, por el cual fueron creadas todas las cosas y él es quien está sobre todo y en todo.
Por ultimo aparece el Ministerio del Espíritu.
En palabras del apóstol Pablo, el ministerio del Espíritu no es otra cosa que el Nuevo Pacto. En
2° Corintios 3 llama al Antiguo Pacto “ministerio de muerte” y al hacer la comparación con el
Nuevo, lo denomina el “ministerio del Espíritu”.
Entendemos por ministerio del Espíritu la acción del Espíritu Santo llevándonos a una vida
totalmente sumergida en la voluntad del Padre para la plena manifestación del Hijo a través de su
Cuerpo que es la Iglesia.
Si tuviéramos que resumir en una sola palabra estos 3 ejes principales, que son transversales a
todas las enseñanzas de la Palabra de Dios, el término que abarcaría todo esto, que no es otra
cosa que la plenitud de la divinidad, sin lugar a dudas es “Gracia”.
Pero al hablar de gracia debemos evitar caer en la simplificación de pensar solamente en el
perdón de pecados y la base para nuestra salvación. Por supuesto que esto es gracia, pero
también es mucho más.
En 1° Corintios 2:12 leemos:
“Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, para que
entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido.”
Romanos 5:2
“Por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos
gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.”
La gracia es el dominio en el cual estamos firmes, por lo cual debemos permanecer donde está la
gracia.
La gran batalla que debemos librar los hijos de Dios es mantenernos en la posición de gracia, ya
que el entendimiento y la experiencia de esta gracia nos llevará indudablemente a vivir de una
manera más plena y a predicar un evangelio mucho más completo.
En Efesios 3 Pablo nos dice lo siguiente:
1
Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles; 2 si es que habéis
oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros; 3 que por
revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente, 4 leyendo lo cual
podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo, 5 misterio que en otras
generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus
santos apóstoles y profetas por el Espíritu:
10
para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los
principados y potestades en los lugares celestiales, 11 conforme al propósito eterno que hizo en
Cristo Jesús nuestro Señor,
Hay algunas palabras en estos textos que son altamente relevantes en torno a la gracia.
“Administración” Se refiere a una asignación que implica la suministración de las riquezas de
Cristo a los santos.
“Revelación” Se refiere al medio por el cual accedemos al conocimiento de dichas riqueza para
poder administrarlas y suministrarlas.
“Misterio” Es la esencia de la gracia que hace imprescindible la revelación ya que jamás
podríamos entenderla por medio de la sabiduría humana.
“Multiforme sabiduría de Dios” Es la manifestación plena de la gracia divina expresada en una
gran multitud de formas para la edificación del Cuerpo.
“Propósito eterno” Es el plan de Dios gestado en la eternidad pero manifestado en el tiempo
señalado por medio del cual tenemos entrada a esta “gracia”
Es en el entendimiento de la trascendencia y alcance de la gracia y de la responsabilidad que se
nos ha conferido como Sacerdocio Santo que debemos enfocarnos a fin de llevar al pueblo de
Dios al pleno disfrute de todo lo que Él representa y es en esencia.
El apóstol Pedro también menciona esta realidad de la siguiente manera:
1° Pedro 4:10
Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la
gracia de Dios en sus diversas formas.
Por todo lo expuesto y con el fin de ser fieles y exactos al diseño divino y cumplir con nuestra
responsabilidad en la edificación del Cuerpo de Cristo en la tierra, declaramos que este año 2019
seremos “Fieles Administradores de su Gracia”
Plenamente conscientes de la Paternidad Divina, posicionados en la Supremacía de Cristo y
sumergidos en el Ministerio del Espíritu, debemos asumir con gran placer, seriedad, pericia y
responsabilidad la maravillosa tarea de suministrar las inescrutables riquezas de su gracia, para
que en todo Dios sea glorificado y manifestado por medio de la Iglesia.
CONCLUSIÓN:
A. La gracia es: Una ECONOMÍA, una MAYORDOMÍA y una DISPENSACIÓN
B. Cuando la ECONOMÍA de Dios llega a nosotros, se convierte en nuestra MAYORDOMÍA.
C. Cuando llevamos a cabo nuestra MAYORDOMÍA, al impartir a Cristo en las personas, la
MAYORDOMÍA se convierte en una DISPENSACIÓN, por la cual Dios se imparte en ellas.
DOSIFICACIÓN ANUAL: