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PERONISMO

El peronismo significó un momento de quiebre en la historia Argentina en varios sentidos. En lo que respecta
al plano de la economía representó un período marcado por la decidida intervención del Estado en el impulso
de la industria orientada al mercado interno, reorientando la renta de los sectores agroexportadores al
desarrollo industrial. En lo que se refiere a la relación entre capital y trabajo, característicamente conflictiva
en el escenario del capitalismo, el peronismo significó la intervención sistemática del Estado, propiciando
acuerdos que por un lado ampliaran la capacidad de consumo popular por la vía del incremento salarial y, por
el otro, garantizaran la rentabilidad de los empresarios. La expresión del planteo estratégico fue el Primer Plan
Quinquenal, que constituye lo que algunos analistas consideran la política económica del peronismo histórico.

El golpe militar que terminó en 1943 con la sucesión de gobiernos liberal conservadores de la “década
infame” instaló un gobierno en el que rápidamente se diferenciaron dos sectores con perspectivas diferentes
a la hora de pensar el lugar de los trabajadores, sus organizaciones y reclamos. Un sector del gobierno militar,
marcadamente preocupado por la perspectiva de una clase trabajadora organizada y movilizada en pos de sus
reclamos específicos, proponía responder a la actividad sindical con todo el rigor de la ley. Por otro lado, un
sector del gobierno militar en el que se destacaba la figura del coronel Juan Domingo Perón, consideraba que
la incorporación de los trabajadores organizados era la base para el proyecto de país que vislumbraba en el
horizonte: una Argentina capitalista con desarrollo industrial, redistribución del ingreso y una relación
armónica entre las clases sociales garantizada por el Estado. Ubicado en la estratégica Secretaría de Trabajo
(más adelante, Secretaría de Trabajo y Previsión) el coronel Perón trabajó para generar un canal de diálogo
permanente con los diferentes sectores sindicales. Ni los comunistas ni una parte de los socialistas
respondieron a esa convocatoria: los partidos de izquierda de la época caracterizaron a Perón y al gobierno
del que formaba parte como la expresión local del fascismo. Otros dirigentes consideraron oportuno
vincularse a una Secretaría de Trabajo que atendía y muchas veces resolvía favorablemente sus reclamos.
Entre las principales iniciativas de la Secretaría de Trabajo y Previsión podemos destacar: la creación de los
Tribunales de Trabajo (que arbitraron generalmente a favor de los reclamos obreros), la elaboración del
Estatuto del Peón.

EL ESTATUTO DEL PEÓN RURAL establecido en 1944 significó que por primera vez el Estado entraría en las
estancias a regular las condiciones salariales, de trabajo y vivienda de los trabajadores rurales. La reacción de
los terratenientes fue de enojo frente a lo que consideraban una innecesaria intromisión estatal en relaciones
que hasta entonces estaban marcadas por el paternalismo y la explotación sin regulación.

CONSTITUCIÓN DE 1949

En 1853, después de las guerras civiles, un acuerdo entre los diferentes sectores políticos de la época permitió
elaborar la Constitución Nacional. Esta es la base de nuestro sistema legal. Los políticos que le dieron forma
eran liberales vinculados a los grupos dominantes de aquel momento. Querían construir un país dentro del
mundo capitalista de la época: promover la inversión extranjera, la llegada de mano de obra, el comercio y las
actividades productivas. Así es que incluyeron en la Constitución Nacional un artículo como el siguiente que se
refiere a los derechos civiles de los habitantes del país.

ARTICULO 14 Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que
reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de
peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus
ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de
profesar libremente su culto; de enseñar y aprender. Para quienes en 1853 elaboraron la constitución, la idea
de que los trabajadores tuvieran derechos específicos ni siquiera era una posibilidad remota. Durante muchos
años la respuesta de los diferentes gobiernos argentinos a los reclamos de los trabajadores fue, como hemos
visto, la represión y la cárcel. Sin embargo los trabajadores organizaron sindicatos y partidos, se movilizaron y
reclamaron mejoras para su situación. En los años cuarenta durante el gobierno de Juan Perón la lucha de los
trabajadores y sus sindicatos en reclamo del reconocimiento de una serie de derechos específicos de la clase
trabajadora se incorpora a la Constitución Nacional que se elaboró en 1949. Ese texto constitucional
incorporaba una serie de principios novedosos como la consideración del bien común como un límite a la
propiedad privada y un conjunto de derechos de los trabajadores, la familia y los ancianos.

El nuevo texto constitucional colocaba al Estado como responsable del efectivo cumplimiento de estos
derechos sociales, llamados también de segunda generación. “Artículo 37.- Declárense los siguientes derechos
especiales: 1. Derecho de trabajar - El trabajo es el medio indispensable para satisfacer las necesidades
espirituales y materiales del individuo y de la comunidad, la causa de todas las conquistas de la civilización y el
fundamento de la prosperidad general; de ahí que el derecho de trabajar debe ser protegido por la sociedad,
considerándolo con la dignidad que merece y proveyendo ocupación a quien lo necesite. 2. Derecho a una
retribución justa – Siendo la riqueza, la renta y el interés del capital frutos exclusivos del trabajo humano, la
comunidad deber organizar y reactivar las fuentes de producción en forma de posibilitar y garantizar al
trabajador una retribución moral y material que satisfaga sus necesidades vitales y sea compensatoria del
rendimiento obtenido y del esfuerzo realizado. Aun cuando la Constitución de 1949 se anuló cuando un golpe
de Estado derrocó al gobierno elegido por el voto popular, incluso los mismos políticos simpatizantes del
golpe debieron reconocer que no podían eliminar las conquistas de la clase trabajadora. Fue así que los
derechos sociales se incorporaron al texto de la vieja constitución liberal en el artículo 14 bis.

ARTICULO 14 BIS El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al
trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor; jornada limitada; descanso y vacaciones pagados;
retribución justa; salario mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea; participación en las ganancias
de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección; protección contra el despido
arbitrario; estabilidad del empleado público; organización sindical libre y democrática, reconocida por la
simple inscripción en un registro especial. Queda garantizado a los gremios: concertar convenios colectivos de
trabajo; recurrir a la conciliación y al arbitraje; el derecho de huelga. Los representantes gremiales gozarán de
las garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la estabilidad de su
empleo. El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de integral e
irrenunciable. En especial, la ley establecerá: el seguro social obligatorio, que estará a cargo de entidades
nacionales o provinciales con autonomía financiera y económica, administradas por los interesados con
participación del Estado, sin que pueda existir superposición de aportes; jubilaciones y pensiones móviles; la
protección integral de la familia; la defensa del bien de familia; la compensación económica familiar y el
acceso a una vivienda digna. Como vemos, la realidad de la legalidad no está establecida de una vez y para
siempre. Es un producto histórico y como tal puede ser modificado. Aunque está claro que la reforma
constitucional del peronismo en la década de 1940 no se proponía modificar la relación social fundamental
entre capitalistas y trabajadores, también está claro que los trabajadores contaron con una herramienta legal
que antes no tenían para enfrentar a la clase capitalista.

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