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Abril 2024
Primera aproximación a modo de advertencia.
“Cuando la astrología el arte es un arnés de “debés”, “tenés que”, “hay que”, se convierte
en otra forma de captura. Y la poesía, las analogías y el saber se transforman en una soga
que te ata, te encasilla, te encorseta. Se trata de una astrología una educación artística
capitalista que nos dice que tenemos que “aprovechar los planetas el tiempo” o ”trabajar
nuestro signo nuestras habilidades”. ¿Tengo que hacer horas extras zodiacales artísticas?
Vivimos en una especie de capitalismo espiritual educativo que habla con el lenguaje de
un jefe de oficina. Una cosa es cultivar una virtud o hacernos conscientes de una
limitación, y otra muy diferente es pretender que la astrología disciplina dicte el ser de
nuestra vida. Ofrecer esto es explotar el discurso astrológico del arte. La oferta esta
creando una demanda que es puro humo, espejos y un gran malentendido.
¿Dónde estamos parados, entonces? Estamos definitivamente en arenas movedizas,
esquivando y atajando la confusión, entre la neurosis y el narcisismo, entre lo que puedo
y lo que soy, pero absolutamente desposeídos. Expropiados de nuestra capacidad de
producir. La astrología educación vino “a explicar las cosas” y nosotros a consumir sus
explicaciones. A esta astrologitis educatitis quiero meterle un ibuprofeno intravenoso,
sacártela del sistema y cambiar las reglas del juego. Depende de vos empezar a apropiarte
de tu carta natal proceso, producir nuevos significados, ir a la tradición pero volver de ahí
a tu manera, y empezara elaborar la interpretación por tu cuenta. Las conclusiones que
vos saques, el estudio de campo que hagas y las asociaciones libres que descubras valen
más que mil horas de scrollear el Instagram de cualquier astrologo docente de arte de
internet.”
Gael Policano Rossi Astromostra. Guía astrológica para sobrevivir en la Tierra
Jorge Macci, 2016, Diario intimo
Segunda aproximación para pensar en la inestabilidad del territorio.
“En años recientes, ha ocurrido una verdadera explosión discursiva con respecto al
concepto de “́identidad” arte, en el mismo momento en que ha sido sometido a una aguda
critica. ¿Cómo se explica esta paradoja? La deconstrucción ha tenido lugar en diversas
disciplinas; todas critican, de una forma u otra, la noción de una identidad un arte integral,
originaria y unificada.
La crítica al concepto central de la metafísica occidental pos cartesiana [la identidad] ha
sido ampliamente desarrollada en filosofía. La cuestión de la subjetividad y sus procesos
inconscientes de formación se ha desarrollado en el discurso de un feminismo y una critica
cultural influidos por el psicoanálisis. El yo infinitamente performativo ha sido
desarrollado por algunas variantes del posmodernismo. Dentro de la crítica
antiesencialista de las concepciones étnicas, raciales y nacionales de la identidad cultural y
de las “políticas de localización”, se han esbozado algunas concepciones teóricas, en
formas bien fundamentadas.
Entonces, qué necesidad hay de continuar el debate sobre la ́identidad el arte? ¿a quién le
hace falta?
Hay dos formas de responder esta pregunta. La primera es distinguir lo que hay de
característico en la critica deconstructiva a la que han sido sometidos muchos de estos
conceptos esencialistas. A diferencia de las formas de crítica enfiladas a sustituir
conceptos inadecuados por otros más ́”verdaderos”, o que aspiran a producir
conocimiento positivo, el enfoque deconstructivo pone conceptos claves ́”bajo el
borrador”. Esto indica que, en su forma original y no reconstruida, ya no son útiles
como ́”herramientas para pensar”. Pero como no han sido sustituidos dialécticamente, y
no hay otros conceptos diferentes que los reemplacen, solo se puede seguir pensando con
ellos, aunque en sus formas “destotalizadas” o deconstruidas, que ya no operan en el
paradigma dentro del cual fueron originalmente generadas. Paradójicamente, lo que los
cancela es lo que permite que se les siga leyendo.
Derrida ha descrito este enfoque como pensando en el límite, en el intervalo, como una
especie de escritura doble.
Por medio de esta escritura doble, y estratificada con precisión, desplazada y
desplazante, también debemos marcar el intervalo entre la inversión, que hace
descender lo que estuvo arriba, y la irrupción de un nuevo “concepto”, uno que ya
no puede y que nunca podrá ser incluido en el régimen anterior.
La identidad El arte es uno de esos conceptos que opera “bajo el borrador”, en el
intervalo entre inversión y surgimiento. Una idea que no puede ser pensada a la antigua
usanza, pero sin la cual no se pueden pensar algunas cuestiones claves.”