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RESUMEN EXAMEN AMERICA III

Invasión de Napoleón

En 1807, Napoleó n Bonaparte, emperador de Francia, buscaba expandir su imperio y ejercer


una influencia má s fuerte en Europa. Para ello, decidió invadir Españ a, que en ese momento
estaba gobernada por Carlos IV.
En 1808, Napoleó n aprovechó una disputa de sucesió n entre Carlos IV y su hijo Fernando VII
para intervenir en los asuntos españ oles. Convocó una reunió n en Bayona, Francia, donde
obligó a Carlos IV a abdicar a favor de él mismo y después a Fernando VII, quien fue hecho
prisionero.
Esta intervenció n provocó un gran descontento en Españ a, y el pueblo españ ol se levantó en lo
que se conoció como el levantamiento del 2 de mayo de 1808. La població n de Madrid se
rebeló contra las tropas francesas y comenzó una resistencia armada contra la ocupació n.
La lucha se extendió rá pidamente por todo el país, y se formaron juntas provinciales que
asumieron el poder en diferentes regiones. La guerra de la independencia, como se conoce
este conflicto, se caracterizó por la participació n activa de los guerrilleros españ oles, que
libraban una guerra de guerrillas contra el ejército francés.

Juntas de gobierno y corte de Cádiz

A raíz de la invasió n de Napoleó n en Españ a y la abdicació n forzada de Carlos IV y Fernando


VII, surgieron las Juntas de Gobierno y la Corte de Cá diz como importantes instituciones
durante el período conocido como la Guerra de la Independencia Españ ola (1808-1814). Aquí
tienes una explicació n de ambos procesos:
Juntas de Gobierno: Ante la ausencia de un gobierno central legítimo, se formaron Juntas de
Gobierno en diferentes regiones de Españ a. Estas juntas eran comités de autoridad formados
por representantes locales, militares y civiles, que asumieron el control en sus respectivas
á reas para coordinar la resistencia contra los franceses.
Las Juntas de Gobierno adquirieron poderes ejecutivos, legislativos y judiciales, y fueron
fundamentales para la organizació n de la resistencia españ ola. La má s destacada fue la Junta
Suprema Central, establecida en septiembre de 1808 en Aranjuez y posteriormente trasladada
a Sevilla. La Junta Suprema Central pretendía ser el gobierno central provisional de Españ a y
coordinar las acciones contra los franceses.
Sin embargo, a medida que avanzaba la guerra, surgieron tensiones y rivalidades entre las
diferentes juntas regionales, lo que dificultaba la unidad y la toma de decisiones. Esta
fragmentació n política y la falta de una autoridad central cohesionada llevaron a la
convocatoria de una asamblea representativa má s amplia.

Corte de Cá diz: En 1810, se convocó una asamblea nacional conocida como las Cortes
Generales y Extraordinarias de la Nació n en la ciudad de Cá diz. Este ó rgano buscaba
representar a toda Españ a y establecer un marco legal y político para el país.
La Corte de Cá diz estaba compuesta por diputados elegidos por diferentes regiones y tenía
como objetivo principal redactar una constitució n que sentara las bases de un Estado
moderno y liberal. En 1812, se promulgó la Constitució n de Cá diz, que fue una de las primeras
constituciones liberales de Europa.
La Constitució n de Cá diz establecía principios como la soberanía nacional, la separació n de
poderes, la igualdad ante la ley y la libertad de expresió n. También abolía los señ oríos y
establecía una divisió n territorial má s equitativa y moderna.
La Corte de Cá diz y la Constitució n de 1812 tuvieron un impacto duradero en la historia de
Españ a y en el desarrollo de los movimientos constitucionales en Europa y América Latina. Sin
embargo, la vuelta de Fernando VII al trono en 1814 significó la derogació n de la constitució n
y la restauració n del absolutismo

Restauración Fernando VII

Después de la abdicació n forzada de Carlos IV y la captura de Fernando VII durante la invasió n


de Napoleó n, su situació n y destino posterior fueron los siguientes:

Carlos IV: Después de abdicar en favor de Napoleó n en la Reunió n de Bayona en 1808, Carlos
IV y su esposa María Luisa fueron enviados al exilio en Francia. Aunque inicialmente
intentaron mantener una posició n neutral en los asuntos políticos, Carlos IV se convirtió en un
títere del gobierno francés y perdió gran parte de su influencia.
Carlos IV vivió en Francia hasta su muerte en 1819. Durante su exilio, se mantuvo
relativamente alejado de la política y su figura perdió relevancia en Españ a. Su abdicació n y la
participació n de su hijo Fernando VII en los acontecimientos posteriores a la invasió n de
Napoleó n marcaron el inicio de una nueva era en la historia de Españ a.
Restauració n de Fernando VII: Tras la salida de Napoleó n de Españ a en 1814 y la posterior
derrota de las tropas francesas, Fernando VII regresó al trono españ ol. Su regreso fue recibido
con entusiasmo por aquellos que esperaban el retorno del rey legítimo y el restablecimiento
del orden anterior.
Sin embargo, la actitud de Fernando VII hacia los cambios liberales y constitucionales que se
habían producido durante su ausencia pronto se hizo evidente. A medida que consolidaba su
poder, el rey se mostró hostil hacia la Constitució n de Cá diz y los principios liberales que
promovía.
En 1814, Fernando VII derogó la Constitució n de Cá diz y restauró el absolutismo en Españ a.
Esto condujo a un período de represió n política y a la reinstauració n de un gobierno
centralizado y autoritario. Durante su reinado, que duró hasta su muerte en 1833, Fernando
VII gobernó de manera despó tica, reprimiendo los movimientos liberales y limitando las
libertades civiles.
La restauració n de Fernando VII y su política represiva generaron descontento en diferentes
sectores de la sociedad y sentaron las bases para futuros conflictos políticos y sociales en
Españ a

INDEPENDENCIAS

Independencia Rio de la plata

El Virreinato del Río de la Plata fue creado con la ú ltima divisió n administrativa de los
españ oles en América en 1776 e incluía lo que hoy son Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y
parte de Brasil. Su capital era Buenos Aires. El Virreinato del Río de la Plata nació para
reforzar la presencia españ ola, frente a la britá nica, en el Atlá ntico Sur. Sin embargo, y a pesar
de la importancia de este objetivo político, el apoyo españ ol a la provincia de Buenos Aires y al
Virreinato fue limitado, razó n por la cual los argentinos se independizaron con má s premura
que otros territorios en América.

Para los criollos argentinos el comercio era su principal actividad econó mica y el control de
los puertos sobre el río de La Plata y las rutas del Atlá ntico sur era importante. Por eso,
cuando los britá nicos invaden en 1806 y luego en 1807, los porteñ os organizan una milicia
para hacerles frente bajo el mando de Cornelio Saavedra. Esta milicia derrota a los britá nicos
sin la ayuda de los españ oles. Esto les muestra sus propias capacidades de defensa y aviva el
deseo de independencia de los criollos locales quienes esperaban, desde principios del siglo
XIX, la posibilidad de participar no solo de las decisiones econó micas de la colonia sino de las
políticas también. Hasta ese momento, éstas recaían en las manos de los españ oles venidos de
la península Ibérica y no en los locales lo que había dado origen a una divisió n muy marcada
entre la oligarquía local y los realistas.

Los criollos, liderados por el jurista Juan José del Paso y engrandecidos por sus victorias sobre
los ingleses, empezaron a clamar por la independencia total de Españ a antes que los otros
territorios españ oles en América. Sin embargo, Saavedra, quien conocía las capacidades de su
milicia, les pidió a los criollos esperar a que Españ a estuviera aú n má s debilitada por los
franceses para declarar su autonomía y disminuir, de este modo, las probabilidades de que
Españ a atacara a los criollos por desacato a la corona.

Así, cuando en mayo de 1810 se conocieron las noticias que informan sobre la caída de la
Junta de Sevilla, Saavedra creyó que el momento había llegado. Los criollos convocaron a una
reunió n del Cabildo y proclamaron, el 25 de mayo de 1810, y bajo el mando del general
Manuel Belgrano, el fin del virreinato españ ol sobre las provincias del Río de la Plata. Nacían
Las Provincias Unidas de Sur América creando, para fines prá cticos, una Junta de Gobierno
presidida por el general Saavedra en la cual se afirmaba la lealtad de los criollos argentinos a
Fernando VII, legítimo rey de Españ a, y se desconocía la autoridad sobre Argentina de la Junta
de Sevilla en Españ a, por cuanto los argentinos no habían sido consultados para su creació n.

La lealtad argentina frente a Fernando VII era cuestionable y má s que legítima, constituía una
jugada política frente a los realistas ya que ni el general Saavedra, ni los criollos creían posible
que Napoleó n pudiera ser vencido con facilidad y menos que Fernando VII regresara al trono.
Sin embargo, Fernando VII regresó al trono y ejerció su poder de manera absoluta y déspota,
castigando a los criollos en América a quienes consideró revoltosos y peligrosos por haber
desconocida la Junta de Sevilla, lo que llevó a la campañ a de reconquista del continente. No
obstante, y al igual que había sucedido cuando las invasiones britá nicas, las tropas de la
reconquista no llegaron hasta las remotas tierras argentinas. Esto facilitó el surgimiento de un
Estado independiente antes que esto sucediera en el resto del Continente.

La Declaració n de Independencia argentina se da en julio de 1816, cuando se reú ne en la


ciudad de San Miguel de Tucumá n el Congreso de Tucumá n y proclama la independencia. Los
principales problemas que enfrentó el Congreso fueron sobre el tipo de gobierno que se
establecería en el territorio y luego de varias discusiones, se adoptó el federalismo. É ste
reivindicaba la visió n de poder de las provincias, si bien, tenía un gobierno central fortalecido,
que favorecía a los porteñ os o bonaerenses. José de San Martín, héroe del combate de San
Lorenzo en 1813 entre realistas y criollos1 e independentista furibundo, fue nombrado
general en jefe del Ejército de los Andes con la misió n de liberar los territorios colindantes
para asegurar así la supervivencia del nuevo Estado; un Estado que nació de la resistencia a
los ingleses, la falta de apoyo españ ol al sur del continente y el empeñ o de los argentinos.
Independencia de Perú (1821)

La lucha de independencia del Perú duro aproximadamente 15 añ os. En este territorio tenían
profundas divisiones sociales y econó micas. Vivian en un conservadurismo y temían la
revuelta del populacho. Por esto, la elite prefería la seguridad que le proporcionaba la
monarquía españ ola, sin embargo, má s que lealdad era miedo al colapso de la ley y el orden.
Algo que caracterizo este proceso de emancipació n fue que ellos nunca formaron un
movimiento independentista, quieran hacer cambios como libre comercio igualdad para los
criollos, pero todo dentro del marco del conservadurismo.
Antes de la creació n del virreinato del rio de la plata, este virreinato tenía mucho prestigio,
pero después empezó a decaer y Españ a no podría lograr sacarlo de la depresió n. Se
necesitaba ayuda, pero siempre era en el marco del conservadurismo, no estaba la noció n de
independencia.
Sin embargo, después de la restauració n de Fdo VII ene 1814 los interés de los criollos
pasaron a 2do plano. Una de las figuras importantes realista seria Abascal que despreciaba el
liberalismo y consideraba que el gobierno de Españ a era débil.
Hubo rebeliones fuertísimas indígenas en Perú , pero fueron aplastadas y no prosperaron. No
tenían ideas, ni aspiraban a un cambio radical, mas bien a alivios inmediatos Tupac Amaru
1781 y otras generaron el pá nico de los criollos y su unió n a los españ oles para derrocarlas. A
estas rebeliones les faltó el liderazgo criollo que habría sido de gran ayuda. El éxito del
movimiento indio dependería de una alianza con los criollos
La presió n india lejos de apresurar la independencia, aumentó el conservadurismo criollo por
temor a levantamientos. Los peruanos aceptaron el dominio españ ol por esta motivació n. Por
eso fue que la iniciativa de independencia peruana vino desde el exterior: lo ejércitos de San
Martín y luego de Bolívar.
La victoria de San Martín en Chile 1817-1818 comienza a ejercer presió n sobre Perú . EL virrey
carecía de recursos para aumentar sus fuerzas militares, los cabildos no quisieron cooperar.
San Martín acababa ya de desembarcar en Pisco con la idea de ir convenciendo a los mismos
peruanos que se unieran a la causa de camino a Lima, y así evitar derramamientos de sangre.
Iba a libertar al Perú pero para eso tenía que convencer de ello a los propios peruanos.
Conferencia de Paz en Miraflores en 1820 con la gente de San Martín pero no llegaron a
acuerdo porque no aceptan la insistencia de San Martín de la independencia del Perú aun
cuando la idea de éste era de una monarquía españ ola pero independiente a cargo de un
príncipe localmente en Perú .
San Martín en tierra seguía esperando la disolució n de los enemigos y el alzamiento de los
patriotas peruanos. Esta moderació n de San Martín convenció a los políticos criollos para
declarar la independencia bajo el amparo de una monarquía.
El 6 julio 1821 La Serna deja Lima hacia el interior y San Martín proclama la independencia
del Perú en Lima el 28 de julio de 1821.
Todos los peruanos (patriotas y realistas) confirieron poder a SM de manera que mantuviese
el orden. Pero había aú n problemas, la victoria no fue buscada por los propietarios peruano, ni
siquiera pelearon por ella por lo tanto no fueron conscientes de los sacrificios necesarios para
perpetuar el logro obtenido.
San Martín puso en marcha de inmediato una serie de reformas, como la libertad esclava,
prohibió el nombre indio, todos eran peruanos, abolió la mita, etc pero todas eran medidas
legislativas porque los criollos peruanos no las aplicaron.
Dictaron norma de abandonar el país a todos los españ oles, sus propiedades confiscadas, es
decir la política de SM fue antiespañ ola total.
SM decide ir a entrevistarse con Bolívar a Guayaquil (26-27 julio 1822) para cederle el paso en
Perú . Lo necesitaba definitivamente para consolidar la independencia. A el y a su ejército.
Creía que era el ú nico capaz de aplastar a los españ oles

Independencia de Bolivia (1825)


Dentro de este territorio la aristocracia apoyaba la causa españ ola por temor a la subversió n
indígena.
El encargado de poner orden era Olañ eta, un españ ol má s realidad que el rey. En ese entonces
se hace virrey La Serna, que se había enfrentado a San Martín. En 1823 Olañ eta frustrado y
preso de su ambició n propone una monarquía absoluta en el alto Perú en su nombre. Este
argumento toma mayor fuerza a la luz de la restauració n de Fdo VII.
La aristocracia criolla, má s realidad por interés que convicció n, ante los triunfos de Bolívar,
encontraron en Olañ eta una alternativa. Estos buscaban un bastió n de conservadurismo en el
alto Perú que protegiera sus intereses y mantuviera el control de la mano de obra india.
Olañ eta entró a Chuquisaca el 11 de febrero de 1824 proclamando monarquía absoluta y la
abolició n del régimen constitucional. Puso a criollos aristó cratas en todos los cargos de la
Audiencia de Charcas, pero los criollos eran fieles a sus propios intereses no a una causa.
Bolívar como dictador de Perú en 1824 asigna a Sucre la liberació n de Alto Perú . Dic 1824
Sucre ingresa a Cuzco avanzando y negociando con las fuerzas de Olañ eta que fueron
desertando ante el avance de Sucre y uniéndose a la banda libertadora. Cochabamba, La Paz y
otras ciudades proclamaron su fidelidad a la autoridad cercana de Bolívar y Sucre, y Olañ eta
seguía fiel al rey.
Alto Perú no podía depender de Buenos Aires ni de Perú porque ninguno de los 2 lo
permitiría. Por ello Bolívar (pensando diferente que Sucre en este punto) define que el propio
pueblo de Alto Perú tome su decisió n, reuniendo una asamblea representativa el 10 de julio de
1825.
Es decir la aristocracia criolla recibió este país en herencia, sustituyendo a los españ oles en el
orden social. La asamblea era una reunió n de oportunistas. La asamblea declara la
independencia el 6 de agosto de 1825 y pide a Bolivar que vaya a redactar una constitució n. La
nació n adoptó el nombre de Bolívar posteriormente cambiado a Bolivia.

Independencia de Brasil (1822)

La Independencia fue proclamada el 7 de septiembre de 1822, mediante el llamado «Grito de


Ipiranga», que tuvo lugar en las afueras de San Pablo.
A diferencia del resto de los procesos independentistas latinoamericanos, la independencia de
Brasil fue incruenta y liderada por un integrante de la familia real lusitana, el príncipe
heredero Pedro I.
Brasil, al igual que México, optó por la monarquía luego de independizarse. Pero a diferencia
del país azteca, donde el imperio se derrumbó en solo dos añ os, en Brasil perduró hasta 1889,
siendo el régimen moná rquico independiente má s duradero de toda América.
En 1808, en el contexto de las guerras napoleó nicas, el ejército francés del emperador
Napoleó n Bonaparte invadió Portugal.
Ante el avance de las fuerzas invasoras, la familia real portuguesa embarcó en una nave
britá nica y partió al exilio. La corte lusitana se estableció en la ciudad de Río de Janeiro, que se
transformó en la sede provisoria del Imperio portugués.
El 12 de diciembre de 1815, Juan VI proclamó la unió n entre Brasil y Portugal, que con ayuda
de Gran Bretañ a se había librado de la dominació n francesa.
A pesar de que Portugal recuperó su libertad, Juan VI optó por permanecer en Brasil. Esto
disgustó a sus opositores, que en 1820 protagonizaron la llamada Revolució n de Oporto,
durante la cual los liberales portugueses lograron reunir las Cortes del reino. Los diputados de
esta institució n parlamentaria sancionaron una constitució n y exigieron al rey Juan VI que
abandonara Brasil y regresara a Portugal.
El rey volvió a Europa el 26 de abril y dejó a su hijo Pedro I, a cargo del gobierno del reino de
Brasil.
El 30 de septiembre de 1820, las Cortes subordinaron a Brasil al control de Portugal y
ordenaron al príncipe Pedro que retornara a Europa.
En principio, Pedro se pronunció a favor de la unidad con Portugal. Pero los continuos
destratos que sufrió por parte de los diputados de las Cortes portuguesas, le hicieron cambiar
gradualmente de opinió n. Tanto su esposa, la princesa María Leopoldina de Austria, como los
dos principales facciones políticas locales, liberales y conservadores, lo instaban a permanecer
en Brasil. En Río de Janeiro y San Pablo, por ejemplo, se elaboraron peticiones en la que se
pedía por la permanencia del regente en Brasil.
Finalmente, el 9 de enero de 1822 Pedro anunció que no acataría la orden de las Cortes de
Lisboa y que se quedaría en Brasil.
Esta decisió n fue rechazada por el teniente general portugués Jorge Avilez, que al mando de
2.000 hombres se alzó en armas en Río de Janeiro. Unos 10.000 partidarios de la
Independencia rodearon a los sublevados, que se rindieron sin luchar. Pedro destituyó al
militar portugués y le ordenó embarcar a sus hombres hacia Portugal.
El regente nombró entonces al conservador José Bonifacio como ministro del Reino y de
Asuntos Exteriores. Era la primera vez que un político nacido en Brasil ocupaba ese cargo.
En mayo, el regente estableció que cualquier decreto de las Cortes solo podría ejecutarse en
Brasil con su consentimiento. La medida fue apoyada por todas las facciones brasileñ as por lo
que el 13 de mayo se le ofreció al príncipe el título de Defensor Perpetuo de Brasil.
Los liberales instaron al príncipe a convocar a una Asamblea General Constituyente, mientras
que Bonifacio y los conservadores preferían que Pedro aprobara la constitució n por decreto.
El príncipe accedió a los deseos de los liberales, por lo que el 13 de junio firmó un decreto por
el cual convocó a la elecció n de los diputados constituyentes.
Enterados de esta convocatoria, los diputados portugueses exigieron al príncipe que regresara
inmediatamente a Portugal y que se sometiera a la autoridad del rey y de las Cortes.
En agosto, Pedro viajó a San Pablo para asegurarse la lealtad de esa provincia a la causa
brasileñ a. Cuando iniciaba el viaje de regreso a Río de Janeiro, el 7 de septiembre, se enteró de
que las Cortes habían anulado todas las medidas tomadas por su gabinete. Al mismo tiempo,
recibió dos cartas. Una de Bonifacio, que le aconsejaba romper con la metró poli, y otra de su
esposa, que le instaba a hacer lo mismo.
Fue entonces que Pedro se volvió hacia su guardia de honor y afirmó «Amigos, las Cortes
portuguesas quieren esclavizarnos y perseguirnos. Desde hoy día, nuestras relaciones está n
rotas. Ningú n lazo nos une má s». Luego, se quitó un brazalete azul y blanco que simbolizaba a
Portugal, e instó a los soldados a hacer lo mismo. Finalmente, desenvainó su espada y gritó :
«Por mi sangre, mi honor, mi Dios, juro dar libertad a Brasil: ¡Independencia o muerte!» Así
rompió los lazos políticos que aun lo unían a Portugal y proclamó la Independencia de Brasil.
Pedro regresó a Río de Janeiro el 14 de septiembre y fue aclamado por el pueblo que lo llamó
«rey de Brasil» y «emperador».
La separació n oficial se concretó el 22 de septiembre, cuando Pedro escribió una carta a su
padre comunicá ndole su decisió n.
El 12 de octubre fue aclamado como Pedro I, emperador constitucional y Defensor Perpetuo
de Brasil. El 1 de diciembre fue coronado y consagrado como emperador. Esta designació n
evitaba que usurpara el título de rey, que correspondía a su padre, Juan VI.
Si bien estallaron algunas rebeliones pro-portuguesas en algunas provincias como Bahía,
Pernambuco y Maranhã o, tuvieron poca repercusió n y todas fueron suprimidas durante 1823.
A instancia de Gran Bretañ a, Portugal reconoció la Independencia de Brasil en 1825.

Independencia de Venezuela (1811)

Venezuela a principios del siglo XIX, destaca su importancia econó mica de la regió n como
centro productor de cacao y su papel como capital de la capitanía general de Venezuela.
Ademá s, la regió n estaba dividida socialmente, con una élite criolla que controlaba la política y
la economía y una gran població n de esclavos y afrodescendientes que estaban marginados.
Se dieron distintas rebeliones propiciadas por los pardos, una de estas fue en 1797 que pardos
mas blancos pobres que querían apoderarse del poder e instalar un gobierno republicano. Ello
fue demasiado radical y los mismos criollos colaboraron con las autoridades para aplastar el
movimiento. La aristocracia criolla no vio alternativa y aceptaba el poder españ ol como la mas
efectiva garantía de ley y orden.
Fue la intransigencia comercial de Españ a la que persuadió a la mayoría de los criollos a
pensar que sus intereses solo estarían a salvo con la independencia absoluta.
1810 con la disolució n de la Junta Central Venezuela reacciona de inmediato formando la
Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII y deponiendo a la autoridad local
españ ola. La primera junta decreta la libertad de comercio y proscribió la trata de esclavos,
convocando a elecciones.
Ya desde 1810 Francisco de Miranda había regresado a Venezuela y junto a Simó n Bolívar
componían un grupo pequeñ o radical que exigía la independencia. Su influencia política fue
potente y llegó a empujar la declaració n de independencia de la 1ª. Republica el 5 de julio de
1811.
Realistas españ oles apoyaron la insurrecció n negra. Comienza una lucha violenta racial y las
fueras realistas a tomar má s fuerza
Miranda a cargo de la milicia republicana y Domingo Monteverde capitá n españ ol que
reconquistó sin problemas gran parte de Venezuela (con refuerzos desde Puerto Rico) se
sientan ambos a negociar y a cambio de respetar las vidas la republica dimite. Fue el fin de la
1ª. Republica. su mayor problema en la estructura social de la colonia. Eran 3 grupos en
pugna: los realistas por el antiguo orden, los independentistas por la supremacía criolla, los
pardos y esclavos por su propia liberació n. Estas divisiones permitieron fá cilmente la
restauració n del poder real. Tambien el fracaso en la adopció n de una constitució n mal
adaptada a la realidad de la gente y que fue muy tolerante con el enemigo. Insistió en la unidad
y centralizació n, como ú nica poderosa forma de derrotar a los realist
Monteverde instaló una dictadura militar que no ayudó a pardos y esclavos les quedó claro
que el realismo tenía poco y nada que ofrecerles y se rebelaron en un vano intento por
derribar la dictadura en nov 1812. Su sentir era que habían combatido contra la repú blica
aristocrá tica para caer en manos de otros opresores.
consiguió un ejército de liberació n en Nueva Granada y golpeó el poder realista entre mayo y
agosto de 1813 con un éxito rotundo, entrando en Caracas el 6 de agosto de 1813 instalando
una dictadura en la prá ctica. Y en 2 enero 1814 consigue que la asamblea le otorgue poderes
supremos estableciéndose la 2da Repú blica Venezolana.
Monteverde intentó atemorizar a la població n con matanza de civiles, en ninguna parte llegó
tan lejos la crueldad españ ola. Quemaban y asesinaban. Era una guerra de exterminio.
1814 termina con grandes derrotas y guerras má s que sangrientas. Las razones del fracaso
eran similares a la 1era. Republica: la causa independentista aun no conquistaba el corazó n de
todos los venezolanos y gran parte de los ejércitos realistas estaban compuestos de
venezolanos.
Surge un nuevo y decisivo grupo, los llaneros, liderados por José Tomas Boves.). El ataca a las
fuerzas de Bolívar con grandes matanzas civiles, y terminan por destruir la segunda repú blica.
Boves había declarado guerra a muerte contra el enemigo criollo. Los llaneros se unen a Boves
para proteger su ganado y luchar por su libertad. Eran los defensores del orden colonial. En
1814 Bolívar se va.
Vuelve, y con ayuda de Haití (a cambio de promesa de liberació n de esclavos) a reconquistar
Venezuela ingresando por Barcelona el 31 diciembre de 1816, inaugurando el 3er período de
Repú blica.
LA revolució n no podía seguir haciendo caso omiso a los problemas raciales, Bolívar ve la
necesidad de fusionar las rebeliones de los criollos, con la de los pardos y los esclavos en un
gran movimiento. Cambia la estructura del ejército republicano. Pardos podían tomar cargos
superiores y cargos pú blicos. Bolívar era abolicionista. No podemos luchar por la libertad
manteniendo la esclavitud. P ero la aristocracia venezolana no estuvo de acuerdo, no habían
luchado por la independencia para perder sus propiedades.
Desde Angostura planifican la liberació n de Venezuela. Convocan al congreso nacional el 15
febrero 1819 que elige inmediatamente a Bolívar como Presidente de la Repú blica. La
constitució n nueva acoge gran parte de las ideas bolivarianas.

Independencia de Nueva Granada


El mov independentista nace en Quito donde una administració n dura reacciona
enérgicamente acusá ndolos de conspiració n en 1808.
1809 criollos aristó cratas y letrados (no fue mov popular) se rebelan contra el presidente lo
deponen (conde Ruiz de Castilla) y forma su junta. Argumento : acusaban a españ oles de
opresores de los criollos y usurpadores de sus derechos. É xito se debió a que tenían control de
la milicia, no al apoyo popular. Actuaron en nombre de Fdo VII.
Virrey Abascal, hombre fuerte del imperio tomó a Quito bajo su mando
En 1810 hubo una gran matanza de patriotas (que trataban de liberar a algunos presos) y esta
violencia realista terminó por convertir a los quiteñ os en revolucionarios.
El pueblo tomó parte en la causa y en octubre de 1810 se puso en marcha una 2° revolució n
expulsaron a las tropas limeñ as y se negaron a aceptar la autoridad de Abascal.
15 de febrero de 1812 el congreso revolucionario promulga la Constitució n del Estado Libre
de Quito. En esta segunda y mas popular fase tampoco hubo apoyo indígena. Muchos indios
incluso apoyaron como reclutas las fuerzas realistas.
los realistas recuperaron fuerzas y reingresaron a Quito el 8 de noviembre de 1812. El gral
Toribio Montes eliminó a los lideres rebeldes e impuso una política de reconciliació n que
duraría hasta 1820 que fue el derrocamiento definitivo del gobierno españ ol
El 20 de julio de 1810 un grupo de revolucionarios convoca un cabildo abierto, deponen al
virrey y forman una junta suprema de gobierno la cual no fue resistida por las fuerzas del
virrey Amar que estaban erosionadas por ideas y personal revolucionarios.
Surgen altiro provincias (Cundinamarca la 1°) que declaran ser repú blica y rehú san someterse
al gobierno de Bogotá . Las regiones querían proteger sus intereses. El resultado fue la
anarquía. El país terminó en guerra civil antes incluso de consolidar su independencia. Los
españ oles solo tuvieron que esperar que los de NG se autodestruyeran.
Bolívar por su parte, había combatido ya en NG en 1813, en 1814 necesitaba una NG unida
para poder recuperar Venezuela. las excesivas facultas de gobiernos regionales y falta de
centralizació n eran el problema principal.
En 1815 una vez restaurada la monarquía los españ oles envían las tropas de refuerzo realistas
a cargo del Grla Morillo. En NG el pueblo estaba desmoralizado por la g civil por lo tanto fue
fá cil para los realistas retomar el control.
La contrarrevolució n fue dirigida por el comandante Sá mano, quién impuso una nueva
dimensió n de crueldad
En 1818 Morillo retira tropas de NG para contener a Bolívar en Venezuela.
En 1819 Santander derrota a los realistas en Casanare y Bolívar decide que llegó el tiempo de
invadir NG.
Bolívar como pdte de la Republica anuncia la gran Colombia, unió n de NG y Venezuela.
Nombra a Santander Vicepdte para Nueva Granada en Bogotá .
elaborar la constitució n, la cual mediante la ley Fundamental de 17 diciembre 1819 crea
formalmente la Repú blica de la Gran Colomba con Venezuela, NG y Quito.
La opinió n de Bolívar era clara: un fuerte gobierno centrar para poder conseguir y mantener la
independencia.
La constitució n fue en 1821 estado centralista, liberal, abolía la esclavitud, garantizaba las
libertades clá sicas. Bolívar fue su 1° presidente pero luego deja en manos de Santander para el
retomar su carrera de libertador.

Independencia de México (1821)

México a diferencia de otros países estaba alejada de las fuerzas libertadoras, este lucho solo y
su lucha nació de sí mismo. A diferencia del resto del continente, empezó por una violenta
protesta social desde abajo y Españ a tenía má s que perder que en cualquier lugar de América.
Las masas sufrieron miserias sin precedentes y el bajo clero muy pró ximo al pueblo empezó a
empatizar con el estado de los campesinos y las enormes desigualdades que enfrentaban. Así,
la violencia de la primera revolució n de México tuvo sus orígenes en el hambre y la
desesperació n de las masas indias (causas: crisis agrícola, creecimiento demografico). Los
ricos contrastaban horriblemente con la pobreza de la mayor parte de la població n y la
condició n de miseria y barbarie a la que estaban reducidos los indios.
Los españ oles eran menos del 1% de la població n, y poseían poca educació n y eran menos
pudientes que los criollos, pero tenían el poder de los cargos de la administració n.
Eran masas a punto de estallar dispuestas a seguir a cualquier líder. La desigualdad llevaría a
las castas a la revolució n.
la corona decide secuestrar fondos para enviar a Españ a (Consolidació n de vales reales le
llamaron) esta medida perjudicó mayormente a la Iglesia que era una gran capitalista proveía
de empréstitos a los locales, y a los má s ricos, españ oles y criollos. Este hecho creo un
resentimiento en las clases altas y un rechazo universal. Esto generó una crisis econó mica y
una gran crisis de confianza. Muchos españ oles se enfrentaron a la administració n y como
reacció n el virrey Iturrigaray se hizo del lado de los criollos fracturando a la elite.
colapso de la monarquía en 1808, el virrey suspende los secuestros de capital, otorga cargos a
los criollos y hasta da pie para discutir el tema de la soberanía, situació n sobre la cual criollos
manifiestan su oposició n a la autoridad de la junta de Españ a y que en ausencia del rey la
soberanía regresaba al pueblo. El cabildo asume que en ausencia de Fdo VII la soberanía
corresponde a Nva Españ a pero la audiencia con mayoría de españ oles rechaza la postura
temiendo un movimiento independentista.
La revolució n mexicana comenzó así: con una reacció n españ ola (pensaron que era el final
pero era el ppio). La có lera criolla y popular resultante de esta acció n, los llevó directo a una
nueva revolució n en 1810. Esta nace de la conspiració n criolla resentida contra los españ oles
y el levantamiento popular producto de la hambruna por la crisis del maíz de 1809 que afecto
hasta la minera por el alimento de las mulas. Esta fue la primera revolució n violenta. Fue
liderada por un criollo mexicano de familia modesta y sacerdote: Miguel Hidalgo y Costilla.
Hidalgo Sostenía que los indios dependían del liderazgo criollo para las acciones políticas. Lo
movía el odio a los peninsulares. Quería deponer autoridades, expulsar a los españ oles y
establecer una junta de gobierno criolla.
El día 16 de septiembre de 1810 en misa dominical lanza su famoso Grito de Dolores
(¡Independencia y Libertad!). Fue un grito de rebelió n má s que de independencia pero marcó
hondo a las generaciones mexicanas venideras. Millares de campesinos, indios, mineros, le
prestaron apoyo solo armados con arcos y flechas, lanzas, y solo unos pocos criollos se le
unieron. La causa hidalguista se basaba en un odio socio racial.
El movimiento de Hidalgo, a pesar de estos apoyos criollos menores, era un movimiento
popular y de masas, quería una reforma profunda, abolió tribito indio y la esclavitud (so pena
de muerte), ordenó devolució n de tierras a los indios. Pero no había forma legal para dar
forma a esta devolució n de tierras. Hidalgo no tenía fuerza de autoridad. Por lo que el
movimiento fue siempre de revueltas, pillaje, destrucció n y saqueo de haciendas de criollos y
españ oles. la mayoría de los criollos se oponían y el radicalismo de Hidalgo hizo que inclusive
los criollos que eran antiespañ oles se volvieran partidarios del gobierno colonial.
Morelos fue seguidor de las ideas de Hidalgo pero má s nacionalista, abogaba por la
independencia del país, era profundamente religioso y por tanto atacaba a borbones por ser
antirreligiosos. Llamaba a las masas a pedir igualdad de derechos, fin de las castas, y que las
tierras fueran de quienes las trabajaban. Para él la liberació n social, requería la liberació n
política, por lo tanto su objetivo inmediato era destruir el régimen colonial. Morelos fracasó
porque tampoco contó con el apoyo de los criollos, a pesar de haberlos expresamente llamado
a la causa, prometiéndoles que sus propiedades serían respetadas.
En México, sin embargo, la intervenció n no procedió de los libertadores americanos, sino de
los liberales imperialistas. Esta fue la ironía final del dominio españ ol en América.” (Lynch, pag
355).
la oligarquía criolla se convenció de que Españ a no podía garantizarle un control aristocrá tico
ni el orden social.
Por lo tanto, se comienzan a preparar para promover la independencia para conservar la
herencia colonial.
En enero de 1821 publica el “Plan Iguala. El plan invitaba a los españ oles a aceptar a México
como su patria. La forma de gobierno sería una monarquía constitucional.
El 28 de septiembre de 1821 el ejército Trigarante ocupa Ciudad de México y establece un
gobierno provisional de 5 miembros presidido por Iturbide.
Los criollos asumieron el control del gobierno. Las masas no recibieron casi ningú n beneficio
del Plan Iguala.
El apoyo de la Iglesia a Iturbide fue decisivo ya que influían en las masas cató licas. La actitud
de los indios era la indiferencia, con alguna nostá lgica simpatía por Hidalgo y Morelos.
Se firmó la independencia con Iturbide confirmado como jefe del ejecutivo, presidente de la
regencia y se le concedió el título de “alteza”.

BOLIVAR
Lynch destaca la importancia de Bolívar como líder político y militar de la independencia de
varios países latinoamericanos, y reconoce su lucha por la unificació n de los territorios
liberados. Asimismo, Lynch destaca la importancia de la ideología de Bolívar, que se centraba
en la libertad, la igualdad y la justicia social, y que fue una influencia clave en la lucha por la
independencia de América Latina.
Por otro lado, Lynch también es crítico con algunas de las decisiones y acciones de Bolívar,
especialmente en lo que se refiere a su visió n de la democracia y su tendencia a centralizar el
poder en sí mismo. Lynch señ ala que Bolívar a menudo actuó como un líder autoritario, y que
su visió n de la democracia era a veces limitada y excluyente.
Entre las principales críticas que se le hacen a Bolívar, segú n Lynch, se encuentran:
1. Tendencia a la autoridad: Bolívar tenía una tendencia a la autoridad, lo
que se reflejó en su deseo de crear un poder centralizado y fuerte que
gobernara los territorios liberados.
2. Exclusió n de sectores populares: A pesar de su discurso en favor de la
libertad y la igualdad, Bolívar no siempre fue inclusivo en su accionar político,
lo que se reflejó en su exclusió n de sectores populares de la participació n
política.
3. Visió n limitada de la democracia: Segú n Lynch, la visió n de Bolívar
sobre la democracia era limitada, y tendía a concentrar el poder en una élite
ilustrada y en sí mismo como líder.
4. Tendencia a la violencia: Bolívar también fue criticado por su tendencia
a la violencia, especialmente en lo que se refiere a la represió n de las
rebeliones indígenas en Perú .
Algunos aspectos positivos de son:

Liderazgo visionario: Bolívar fue un líder visionario que tuvo la capacidad de concebir un
proyecto de integració n latinoamericana y de construcció n de un Estado-nació n moderno y
soberano.

Estrategia militar: Bolívar fue un líder militar astuto que tuvo la habilidad de combinar la
guerra de guerrillas con la guerra convencional, lo que le permitió derrotar a los ejércitos
realistas y liberar gran parte de los territorios latinoamericanos.

Discurso en favor de la libertad y la igualdad: Bolívar fue un defensor de la libertad y la


igualdad, y su discurso sobre estos temas fue fundamental para movilizar a las masas
populares en la lucha por la independencia.

Promotor de la educació n y la cultura: Bolívar entendió la importancia de la educació n y la


cultura como herramientas para la construcció n de una sociedad libre y democrá tica, y
promovió la creació n de escuelas y universidades en los países liberados.
aspectos clave de la visió n de Brading sobre Bolívar:
 Ideología: Brading señ ala que Bolívar era un hombre de ideas ambiciosas, que
defendía la independencia y la libertad para los pueblos de América Latina. Sin
embargo, también destaca las contradicciones y limitaciones en la ideología de Bolívar,
ya que, por ejemplo, también creía en la necesidad de una autoridad centralizada y en
el mantenimiento de las jerarquías sociales existentes.
 Actuar: Brading reconoce que Bolívar fue una figura central en la lucha por la
independencia de América Latina, y que sus campañ as militares y políticas fueron
cruciales para la creació n de nuevos estados en la regió n. Sin embargo, el autor
también destaca las dificultades que tuvo Bolívar para consolidar su poder y construir
una repú blica unida y democrá tica en América Latina.
 Legado: Brading argumenta que el legado de Bolívar es complejo y ambivalente, ya
que, por un lado, fue una figura importante en la lucha por la independencia de
América Latina, pero, por otro lado, también tuvo limitaciones y contradicciones en su
ideología y en su visió n de la regió n. En este sentido, Brading sostiene que el legado de
Bolívar debe ser evaluado críticamente y contextualizado dentro de su época y
contexto histó rico.
Algunas de las críticas que hace Brading son las siguientes:

Ambició n y autoritarismo: Brading señ ala que Bolívar era un hombre de gran
ambició n que buscaba consolidar su poder y expandir su influencia en la
regió n. Ademá s, también critica la defensa de Bolívar de la necesidad de una
autoridad centralizada y el mantenimiento de jerarquías sociales existentes.

Limitaciones ideoló gicas: Brading destaca las contradicciones y limitaciones en


la ideología de Bolívar, ya que, por ejemplo, también creía en la necesidad de
una autoridad centralizada y en el mantenimiento de las jerarquías sociales
existentes. Ademá s, el autor también critica la visió n de Bolívar de que la
educació n era solo para los hombres blancos.

Dificultades para construir una repú blica unida y democrá tica: Brading
reconoce que Bolívar fue una figura central en la lucha por la independencia de
América Latina, pero también destaca las dificultades que tuvo para consolidar
su poder y construir una repú blica unida y democrá tica en América Latina.
Segú n Brading, esto se debió en parte a la falta de un consenso político y social
en la regió n y a las rivalidades entre las diferentes naciones latinoamericanas.
aspectos positivos que Brading ve en Bolívar:
 Líder en la lucha por la independencia: Brading destaca la importancia de Bolívar
como líder en la lucha por la independencia de América Latina. El autor reconoce que
Bolívar fue una figura central en las campañ as militares y políticas que llevaron a la
creació n de nuevos estados en la regió n, y que su liderazgo fue crucial para la
consecució n de la independencia.
 Defensor de la libertad e igualdad: Brading reconoce que Bolívar fue un defensor de la
libertad e igualdad para los pueblos de América Latina, y que luchó contra el
imperialismo y el colonialismo. Aunque el autor señ ala las limitaciones en la ideología
de Bolívar, también destaca su compromiso con la libertad y la justicia social.
 Influencia en la identidad latinoamericana: Brading también destaca la influencia de
Bolívar en la formació n de la identidad latinoamericana. El autor sostiene que Bolívar
fue un símbolo de la lucha por la independencia y la unificació n de América Latina, y
que su figura sigue siendo relevante en la regió n hasta el día de hoy.

SAN MARTIN

La figura de José de San Martín es una de las má s destacadas en la historia de América Latina y
un símbolo de la lucha por la independencia en la regió n. San Martín nació el 25 de febrero de
1778 en Yapeyú , en lo que hoy es Argentina, y se convirtió en un líder militar y político clave
en la emancipació n de varios países sudamericanos.

San Martín comenzó su carrera militar en Españ a, donde se formó como oficial del ejército y
participó en diferentes campañ as militares, incluyendo las guerras napoleó nicas. Sin embargo,
su compromiso con la causa de la independencia de América Latina lo llevó a renunciar a su
carrera militar en Europa y regresar a su tierra natal.
Como líder militar, San Martín es conocido por su estrategia audaz y su habilidad para
organizar y dirigir fuerzas armadas. Uno de sus logros má s destacados fue la creació n del
Ejército de los Andes, una fuerza militar que cruzó la Cordillera de los Andes en una campañ a
militar que culminó con la liberació n de Chile.

La acció n militar má s emblemá tica de San Martín fue la Batalla de Maipú , librada el 5 de abril
de 1818, donde las fuerzas independentistas lideradas por él obtuvieron una victoria decisiva
sobre las tropas realistas, asegurando la independencia de Chile. Esta batalla fue un hito clave
en el proceso de independencia sudamericano.

San Martín también fue fundamental en la liberació n del Perú . Tras la liberació n de Chile,
organizó una expedició n naval que desembarcó en Paracas, Perú , en 1820. Junto con el líder
peruano Simó n Bolívar, llevó a cabo una serie de campañ as militares exitosas que culminaron
en la Batalla de Ayacucho en 1824, donde las fuerzas independentistas obtuvieron una victoria
definitiva sobre los realistas, sellando la independencia del Perú .

Ademá s de su papel como líder militar, San Martín es reconocido por su visió n política y su
compromiso con la causa de la libertad. Fue un ferviente defensor de la independencia y la
unió n de los países sudamericanos, y buscó establecer repú blicas independientes y justas. Sin
embargo, su visió n política se vio opacada por las tensiones y conflictos en la regió n, y optó
por retirarse de la vida pú blica en 1824, tras la liberació n del Perú .

La figura de San Martín es venerada y admirada en América Latina como un héroe de la


independencia y un símbolo de la lucha por la libertad y la justicia. Su legado perdura en la
memoria colectiva de la regió n, y su contribució n a la independencia de Argentina, Chile y
Perú lo convierte en una figura trascendental en la historia de América Latina.

Algunos de los aspectos que destaca sobre San Martín son:


1. Visió n estratégica: San Martín fue un líder con una visió n estratégica clara, que
buscaba la independencia de los territorios del sur de América Latina y su posterior
unió n en una sola nació n.
2. Habilidad militar: Lynch destaca la habilidad militar de San Martín, especialmente en
la organizació n y direcció n del Ejército de los Andes y en la victoria en la Batalla de
Chacabuco.
3. Ideología liberal: San Martín fue un defensor de la libertad y los derechos individuales,
y su ideología se refleja en la Declaració n de Independencia de Argentina y en la
Constitució n del Perú .
4. Renuncia al poder: Lynch destaca el gesto de San Martín al renunciar al poder después
de la independencia del Perú , en lugar de intentar establecer un régimen autoritario.

San Martin Era culto, aristó crata y de gran inteligencia. Su educació n liberal, con mucho viaje a
Europa que aumentaron su idealismo, admiraba la política inglesa y las ideas de la ilustració n.
Creía en la democracia pero sabía que América no estaba madura para aplicarla totalmente.
Pensaba que la inexperiencia política hacía difícil a los americanos organizar su
independencia.

IMPERIO DE BRASIL

El reinado de Pedro I y Pedro II en Brasil, en calidad de monarquía constitucional, permitió


cierta estabilidad en el país, a pesar de los grandes desafíos que enfrentaron. Uno de los
problemas má s significativos en Brasil fue la esclavitud, la cual Pedro I y Pedro II no lograron
combatir debido a los mú ltiples intereses en juego.

Reinado de Pedro I (1822-1831):


Durante este período, Brasil pasó de ser un reino a un imperio. En 1825, Portugal reconoció la
independencia de Brasil, principalmente debido a la influencia de Inglaterra, que tenía
intereses comerciales en el país y al hecho de que el padre de Pedro I era el rey de Portugal.

Se redactó una Constitució n Imperial que inicialmente se trató como una asamblea, pero luego
se encomendó a un grupo de diez juristas brasileñ os nacidos en el país para su redacció n. La
Constitució n fue promulgada el 25 de marzo de 1824.

Las características principales de esta Constitució n eran que Brasil era una monarquía
unitaria (no federal), confesional (con libertad de culto) y parlamentaria. Los poderes se
dividían en tres: el emperador, quien ejercía el poder ejecutivo a través del Consejo de Estado,
y el poder legislativo, conformado por el senado y los diputados. Las elecciones eran
indirectas y restringidas, y el país se dividía en provincias, siendo el emperador quien
nombraba al presidente de cada una de ellas. Aunque el catolicismo era la religió n oficial, se
permitía la predicació n de otros cultos.

Durante este período, surgieron diversas facciones políticas y los republicanos se mantuvieron
al margen del sistema político. Uno de los desafíos que se enfrentaron fue la Confederació n del
Ecuador, una rebelió n regionalista.

¿Por qué abdicó Pedro I?


La decadencia de los cultivos de exportació n, la competencia del algodó n estadounidense y el
cambio en la postura de Inglaterra, que pasó de ser una potencia esclavista a restringir la
esclavitud, afectaron gravemente la economía de Brasil. Ademá s, Pedro I enfrentó problemas
políticos en Portugal, lo cual generó sospechas en Brasil de un posible retroceso en la
independencia. Pedro I abdicó en favor de su hijo Pedro II, quien era apreciado por los
brasileñ os por haber nacido en Brasil. Antes de su muerte, Pedro I solicitó la abolició n de la
esclavitud, argumentando que era perjudicial tanto para quienes la sufrían como para quienes
la imponían, y que destruía la moralidad.

La Regencia (1831-1840):
Pedro II fue proclamado emperador a los 5 añ os, y durante su minoría de edad se estableció
una regencia compuesta por tres miembros. Este período se consideró una experiencia
semirrepublicana.

En 1834, se llevó a cabo una reforma constitucional conocida como el "Acto Adicional",
impulsada por los liberales de la asamblea legislativa. Esta reforma se acercó al federalismo al
otorgar mayores poderes a las provincias, concediéndoles facultades en asuntos financieros e
impuestos. Fue una experiencia de semirrepú blica y semifederalismo.

Entre 1831 y 1838, se produjeron varias rebeliones regionalistas que pusieron en peligro la
continuidad del imperio y la unidad de Brasil. Sin embargo, ninguna de estas rebeliones
ocurrió en los centros má s poderosos del país, como Río de Janeiro, Sã o Paulo y Minas Gerais.
La Guerra de los Farrapos fue un conflicto republicano y posteriormente separatista que
también se desarrolló durante este período.
Fueron tiempos difíciles de consolidació n, pero se necesitaba un liderazgo má s só lido para
enfrentar la crisis. Se exigió que Pedro II asumiera antes de tiempo como símbolo de unidad, y
fue coronado a los 15 añ os en 1841.

Pedro II como gobernante (Segundo Imperio) 1841-1889:


Durante este período, Brasil experimentó una gran diversidad étnica y racial debido a la
inmigració n masiva.

Pedro II implementó una política de reunificació n y centralizació n, rodeá ndose de liberales,


conservadores y destacados políticos. Se estableció el Consejo de Estado y Brasil volvió a ser
una monarquía centralista, ya que todo el aparato administrativo y judicial estaba bajo el
poder central.

Existían dos partidos principales, los liberales y los conservadores, y el sistema político
permitía la alternancia entre ellos. Durante los 50 añ os de Segundo Imperio, hubo 36
gobiernos, lo que demuestra una gran estabilidad política. Ademá s, se creó el gabinete de
ministros, adoptando un sistema similar al parlamentarismo britá nico.

En 1889, se produjo un cambio significativo en el panorama político de Brasil. La acumulació n


de tensiones y descontento social, sumado a la influencia de las ideas republicanas que se
propagaban en ese momento, condujo a la proclamació n de la Repú blica y al fin de la
monarquía en Brasil.

Las reformas llevadas a cabo durante la era de reformas entre 1870 y 1889 sentaron las bases
para este cambio político. La abolició n de la esclavitud y las reformas agrarias contribuyeron a
la movilizació n y la toma de conciencia de diferentes sectores de la sociedad brasileñ a. La
creciente demanda de participació n política y el deseo de una sociedad má s igualitaria y
democrá tica encontraron eco en las ideas republicanas.

En este contexto, el papel del emperador Pedro II se volvió cada vez má s cuestionado. Aunque
había apoyado algunas reformas y se consideraba un defensor del liberalismo, el emperador
era percibido por muchos como un obstá culo para el avance hacia una repú blica democrá tica.
El descontento hacia la monarquía y la figura del emperador se profundizó , lo que allanó el
camino para el cambio político que se produjo en 1889.

Las reformas y los cambios implementados durante la era de reformas en Brasil sentaron las
bases para la construcció n de una nueva forma de gobierno y una sociedad má s inclusiva. La
Repú blica que se estableció en 1889 buscaba responder a las demandas de participació n
política, igualdad y modernizació n que habían surgido durante ese período. Sin embargo, la
transició n hacia la Repú blica también enfrentó desafíos y tensiones propias, y no todas las
expectativas y aspiraciones de la era de reformas se cumplieron de inmediato.

En resumen, la era de reformas entre 1870 y 1889 en Brasil fue un período de transformació n
significativa. Las reformas abarcaron diversos aspectos, desde la abolició n de la esclavitud
hasta las reformas agrarias y econó micas. Estas reformas sentaron las bases para la
movilizació n social y política que condujo a la proclamació n de la Repú blica en 1889. La era de
reformas dejó un legado duradero en la historia de Brasil y sentó las bases para la
construcció n de una sociedad má s justa y moderna.
REPUBLICAS

Argentina

El proceso de consolidació n de la Repú blica en Argentina fue un período de transformació n


política y social que tuvo lugar a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Durante este
tiempo, la Argentina dejó atrá s su etapa de gobiernos autoritarios y se estableció como una
repú blica democrá tica y federal. A continuació n, se detallan los aspectos y personajes má s
importantes de este proceso:
Organización Nacional:
El proceso de consolidació n de la Repú blica comenzó con la llamada Organizació n Nacional,
que fue el período de transició n entre la caída del régimen de Juan Manuel de Rosas en 1852 y
la sanció n de la Constitució n Nacional en 1853. Durante esta etapa, se buscaron acuerdos y se
sentaron las bases para la unificació n del país.

Constitución Nacional de 1853:


La Constitució n Nacional de 1853 fue un hito fundamental en la consolidació n de la Repú blica
Argentina. Esta constitució n estableció un sistema federal de gobierno, garantizando la
divisió n de poderes y los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos. También
estableció un gobierno representativo, con un poder ejecutivo encabezado por un presidente y
un poder legislativo bicameral.

Generació n del 80:


La Generació n del 80 fue un grupo de políticos y estadistas que tuvieron un papel clave en la
consolidació n de la Repú blica. Estos líderes, en su mayoría provenientes de la clase media y
educados en Europa, impulsaron reformas políticas, econó micas y sociales que sentaron las
bases para el crecimiento y desarrollo de Argentina. Algunos de los personajes destacados de
esta generació n fueron Julio Argentino Roca, Carlos Pellegrini, Nicolá s Avellaneda y Bernardo
de Irigoyen.

Expansió n Territorial:
Durante este período, Argentina experimentó una importante expansió n territorial. Se
llevaron a cabo campañ as militares para consolidar la soberanía en las fronteras y anexar
nuevos territorios. Destacan la Conquista del Desierto, dirigida por Julio Argentino Roca, que
permitió la incorporació n de vastas regiones en el sur del país, y la Campañ a al Chaco, que
incorporó el territorio del Gran Chaco.

Modernizació n y Desarrollo Econó mico:


La consolidació n de la Repú blica también estuvo marcada por un proceso de modernizació n y
desarrollo econó mico. Se promovió la inmigració n masiva de europeos, se fomentó la
inversió n extranjera y se impulsaron políticas de industrializació n y desarrollo de la
infraestructura. Este período se caracterizó por un crecimiento econó mico sostenido, basado
en la producció n agroexportadora y la diversificació n industrial.
Estabilidad Política:
La consolidació n de la Repú blica trajo consigo una mayor estabilidad política. Aunque hubo
conflictos y tensiones, se estableció un sistema democrá tico y se fueron afianzando los
partidos políticos. Destacan el Partido Autonomista Nacional (PAN) y el Partido Radical, que
tuvieron un papel predominante en la vida política argentina durante esta etapa.

Juan Manuel De Rosas

El régimen de Juan Manuel de Rosas fue un período de gobierno autoritario y centralizado que
tuvo lugar en Argentina desde 1829 hasta 1852. Rosas, un caudillo de la provincia de Buenos
Aires, logró acumular un gran poder político y control sobre el país durante este tiempo. A
continuació n, se detallan aspectos importantes de su régimen y las razones por las que
finalmente cayó :

Gobierno de mano dura:


Rosas impuso un gobierno de mano dura caracterizado por la centralizació n del poder en su
persona. Utilizó métodos represivos y violentos para mantener el control sobre sus opositores
políticos, estableciendo un sistema de persecució n y represió n conocido como "Mazorca" o
"Liga Unitaria". Se crearon fuerzas paramilitares leales a Rosas, como la Mazorca y los
Colorados del Monte, para silenciar a sus oponentes.

Autoritarismo y culto a la personalidad:


Rosas se autodenominó "Restaurador de las Leyes" y estableció un culto a la personalidad en
torno a su figura. Se le atribuyó el título de "Gran Chacho", y su imagen fue omnipresente en la
vida política y cotidiana de la época. Impuso un régimen de control absoluto sobre la prensa y
limitó las libertades individuales y políticas.

Conflictos internos y guerras civiles:


Durante el régimen de Rosas, Argentina se vio inmersa en una serie de conflictos internos y
guerras civiles. Rosas lideró la facció n federalista, que buscaba mantener un gobierno
centralizado y una fuerte autonomía para la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, esto
generó tensiones con las provincias opositoras, que se agruparon en la Coalició n del Norte y la
Liga del Litoral, lideradas por caudillos como Juan Lavalle, Estanislao Ló pez y Justo José de
Urquiza.

Bloqueo francés y caída del régimen:


Una de las principales razones por las que el régimen de Rosas finalmente cayó fue el bloqueo
francés al puerto de Buenos Aires en 1845. Rosas había adoptado una postura de aislamiento
y confrontació n con las potencias extranjeras, pero el bloqueo naval francés afectó gravemente
la economía y el comercio de la regió n. Esta situació n generó descontento y debilitó el apoyo a
Rosas tanto en Buenos Aires como en otras provincias.

Batalla de Caseros y exilio:


El 3 de febrero de 1852, el general Justo José de Urquiza lideró un ejército en la Batalla de
Caseros, derrotando a las fuerzas de Rosas. Esta batalla marcó el fin del régimen de Rosas y su
exilio. Urquiza, aliado con las provincias opositoras, buscaba establecer un gobierno má s
federal y poner fin al autoritarismo de Rosas.
En resumen, el régimen de Juan Manuel de Rosas fue un período caracterizado por el
autoritarismo, la represió n y el control absoluto del poder. Sin embargo, las tensiones
internas, los conflictos y el bloqueo francés debilitaron su gobierno y finalmente llevaron a su
caída en la Batalla de Caseros, marcando el inicio de una nueva etapa en la historia política

Después de la caída de Juan Manuel de Rosas en 1852, se inició un período conocido como la
Organizació n Nacional en Argentina. Uno de los principales líderes políticos de esta etapa fue
Justo José de Urquiza, quien fue gobernador de Entre Ríos y se convirtió en presidente de la
Confederació n Argentina en 1854. Urquiza fue un defensor del federalismo y fue fundamental
para la sanció n de la Constitució n Nacional en 1853, que estableció el sistema político y los
derechos fundamentales del país.

Sin embargo, el gobierno de Urquiza no duró mucho tiempo. En 1861, Bartolomé Mitre, líder
del partido unitario, derrotó a Urquiza en la Batalla de Pavó n y se convirtió en presidente de
Argentina. Mitre gobernó durante cuatro añ os y promovió políticas de modernizació n y
desarrollo econó mico. Durante su presidencia, se construyó la primera línea de ferrocarril en
Argentina y se estableció la educació n pú blica gratuita y obligatoria.

Después de Mitre, asumió la presidencia Nicolá s Avellaneda en 1874. Durante su mandato, se


produjo una fuerte polarizació n política y social. La economía se vio afectada por la crisis
financiera de 1873 y hubo conflictos entre liberales y conservadores. A pesar de estos
desafíos, Avellaneda impulsó la educació n y la inmigració n, y su gobierno marcó el inicio de un
período conocido como la "Generació n del 80".

El siguiente presidente fue Domingo Faustino Sarmiento, quien asumió el cargo en 1868.
Sarmiento fue un destacado intelectual y educador, y promovió la modernizació n y la
educació n como pilares del progreso nacional. Durante su mandato, se crearon escuelas,
bibliotecas y se fomentó la construcció n de infraestructura. Sin embargo, su gobierno también
enfrentó desafíos econó micos y sociales.

Después de estos presidentes, en la segunda mitad del siglo XIX, se consolidó el Partido
Autonomista Nacional (PAN) fue una fuerza política dominante en Argentina durante gran
parte del período conocido como la "Repú blica Conservadora". El PAN fue fundado en 1874 y
tuvo un fuerte respaldo de los sectores conservadores y oligá rquicos de la sociedad argentina.

El PAN se destacó por su defensa de los intereses de la clase terrateniente y la élite econó mica
del país. Representaba a los sectores conservadores que buscaban mantener el orden social
establecido y proteger sus privilegios econó micos. Promovían políticas que favorecían el
desarrollo agroexportador y la concentració n de tierras.

El partido mantuvo una estrecha relació n con las elites rurales y los poderosos estancieros de
las provincias. A través de su dominio político, el PAN aseguraba el control de los recursos
estatales y la distribució n de cargos pú blicos entre sus seguidores. Durante varias décadas, el
partido ejerció una gran influencia en la política argentina y tuvo un dominio casi
ininterrumpido del poder.

El PAN defendía un modelo de gobierno centralizado y conservador, en contraposició n a las


ideas de descentralizació n y federalismo que habían impulsado figuras como Urquiza.
Fomentaban políticas econó micas liberales y defendían la propiedad privada y los derechos de
los grandes propietarios de tierras.
Sin embargo, a medida que avanzaba el siglo XX, el PAN comenzó a perder apoyo y a enfrentar
desafíos políticos. El ascenso del movimiento obrero y las demandas de las clases populares
generaron tensiones y conflictos. La corrupció n en el partido también desgastó su imagen y su
legitimidad.

El declive del PAN se hizo evidente con la llegada de nuevas fuerzas políticas, como la Unió n
Cívica Radical (UCR), liderada por Hipó lito Yrigoyen. Estos movimientos buscaban representar
a los sectores má s populares y promover reformas sociales y políticas que desafiaban el
dominio conservador del PAN.

A pesar de su caída en las ú ltimas décadas del siglo XX, el PAN dejó un legado significativo en
la historia argentina. Su influencia política y econó mica ayudó a consolidar el poder de las
élites conservadoras y a mantener un sistema político dominado por sectores privilegiados.
Ademá s, sentó las bases para el desarrollo del sistema bipartidista que caracterizó a la política
argentina durante gran parte del siglo XX.

La UCR se originó como un movimiento político que buscaba representar los intereses de la
clase media urbana y luchar contra el dominio conservador del Partido Autonomista Nacional
(PAN). Su fundador y líder emblemá tico fue Leandro Alem, quien junto a un grupo de
intelectuales y políticos, buscaba promover reformas políticas, sociales y econó micas en
Argentina.

Uno de los principales ideales de la UCR era el sufragio universal y secreto, es decir, la idea de
que todos los ciudadanos adultos, sin importar su origen social, tuvieran el derecho a votar de
manera libre y anó nima. También abogaban por la justicia social, la igualdad de oportunidades
y la defensa de los derechos civiles y políticos.

La UCR se destacó por su defensa del federalismo, promoviendo una distribució n má s


equitativa del poder político y econó mico entre las provincias y el gobierno central. Ademá s,
impulsaron la modernizació n del país, el desarrollo de la educació n pú blica y la reforma
agraria.

El partido experimentó divisiones internas y enfrentamientos políticos a lo largo de su


historia. Después del suicidio de Alem en 1896, asumió la conducció n del partido Hipó lito
Yrigoyen, quien se convertiría en una de las figuras má s influyentes de la UCR y de la política
argentina en general.

Hipólito Yrigoyen

Hipó lito Yrigoyen, líder de la Unió n Cívica Radical (UCR), alcanzó la presidencia de Argentina
en dos ocasiones: en 1916 y en 1928. Su llegada al poder en 1916 marcó un hito importante,
ya que se convirtió en el primer presidente elegido democrá ticamente en el país gracias a la
implementació n del voto secreto y obligatorio.

Durante su presidencia, Yrigoyen implementó una serie de políticas que buscaban promover la
justicia social y la participació n popular. Una de sus principales políticas fue la reforma
política, que incluyó la adopció n del voto secreto y obligatorio, lo que permitió una mayor
participació n ciudadana en las elecciones y fortaleció la democracia en Argentina. Ademá s,
Yrigoyen impulsó reformas destinadas a fortalecer la autonomía de las provincias y limitar la
influencia del poder central, en un intento por descentralizar el gobierno y otorgar mayor
autonomía a los gobiernos locales.

En el á mbito laboral, Yrigoyen se enfocó en mejorar las condiciones de los trabajadores y


proteger sus derechos. Se promulgó la Ley de Descanso Dominical, que garantizaba el derecho
al descanso semanal, y se estableció el salario mínimo para proteger a los trabajadores de la
explotació n laboral. Asimismo, Yrigoyen promovió la creació n de sindicatos y la negociació n
colectiva como una forma de fortalecer el poder de los trabajadores y mejorar sus condiciones
de trabajo.

En términos de políticas sociales, Yrigoyen amplió los programas de asistencia social y


promovió la creació n de cooperativas agrícolas y viviendas populares. Estas medidas
buscaban brindar apoyo a los sectores má s vulnerables de la sociedad y reducir las
desigualdades sociales.

Sin embargo, durante su mandato, Yrigoyen también enfrentó críticas y controversias. Se le


acusaba de tener un estilo de liderazgo autoritario y de promover intervenciones federales en
las provincias para consolidar su poder. Estas intervenciones eran vistas como una violació n
de la autonomía provincial y generaron tensiones y resistencia en algunos sectores. Algunos
críticos argumentaban que Yrigoyen estaba erosionando la divisió n de poderes y debilitando
la estructura federal de gobierno.

En términos de apoyo político, Yrigoyen contaba con el respaldo de la clase trabajadora, los
sindicatos y amplios sectores populares. Su liderazgo carismá tico y su compromiso con la
justicia social le dieron un amplio respaldo popular.

A pesar de sus logros y apoyo popular, Yrigoyen fue derrocado por un golpe militar en 1930,
poniendo fin a su segundo mandato presidencial. La crisis econó mica y política que enfrentaba
el país en ese momento, agravada por la influencia de la crisis financiera de Wall Street en
1929, debilitó su gobierno y generó un clima propicio para el golpe militar. El derrocamiento
de Yrigoyen marcó un cambio significativo en la historia política de Argentina, y el país ingresó
en una era de inestabilidad y sucesivos golpes de Estado en las décadas siguientes. A pesar
A pesar de que Yrigoyen implementó importantes reformas políticas, laborales y sociales
durante su presidencia en Argentina, también enfrentó críticas y controversias. Se le acusaba
de tener un estilo de liderazgo autoritario y de promover intervenciones federales en las
provincias para consolidar su poder. Estas intervenciones eran vistas como una violació n de la
autonomía provincial y generaron tensiones y resistencia en algunos sectores.

MEXICO

Después de su independencia de Españ a en 1821, México se embarcó en un arduo proceso de


consolidació n de la Repú blica. Este proceso estuvo marcado por una serie de eventos y
desafíos que configuraron el rumbo político y social del país.

Uno de los primeros acontecimientos importantes fue la figura de Agustín de Iturbide, quien,
junto con Vicente Guerrero, promulgó el Plan de Iguala en 1821. Este plan buscaba unificar a
los diferentes grupos en favor de la independencia y establecía tres principios fundamentales:
la independencia de México, la religió n cató lica como ú nica religió n permitida y la igualdad de
derechos para todos los habitantes, sin importar su origen étnico o social.
Iturbide, en un intento por mantener el control, se autoproclamó emperador de México en
1822. Sin embargo, su régimen despó tico generó descontento entre diversos sectores políticos
y militares. Ademá s, su alianza estrecha con la Iglesia Cató lica y la imposició n de políticas
conservadoras despertaron resistencia en aquellos que buscaban un gobierno republicano y la
separació n de la Iglesia y el Estado.

Esta oposició n culminó con la caída de Iturbide y el establecimiento de la Repú blica en 1823.
Se formó una junta provisional que convocó a un Congreso Constituyente para redactar una
nueva Constitució n que estableciera las bases de gobierno del país. La Constitució n de 1824 se
promulgó ese mismo añ o y estableció un sistema federal y una forma de gobierno republicana.
Se crearon los tres poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y se estableció un
sistema de representació n popular.

Sin embargo, la implementació n de la Constitució n de 1824 enfrentó numerosos desafíos. Las


diferencias regionales y los conflictos internos llevaron a enfrentamientos armados y a la
fragmentació n política del país. Algunas regiones se resistieron a aceptar la autoridad central
y buscaron mayor autonomía, lo que resultó en un constante debate sobre la relació n entre el
gobierno federal y los estados.

Ademá s de los desafíos internos, México también tuvo que lidiar con su relació n con Estados
Unidos. En 1836, ocurrió la independencia de Texas, una provincia mexicana habitada
principalmente por colonos estadounidenses. La anexió n de Texas por parte de Estados
Unidos en 1845 generó tensiones y culminó en la guerra entre México y Estados Unidos en
1846. Esta guerra tuvo un impacto significativo en la consolidació n de la Repú blica mexicana,
ya que México perdió gran parte de su territorio, incluyendo los actuales estados de California,
Texas, Arizona, Nuevo México y otros

La figura de Benito Juá rez emergió como una de las figuras má s importantes durante el
proceso de consolidació n de la Repú blica en México. Juá rez, nacido en 1806 en el estado de
Oaxaca, fue un destacado abogado, político y estadista que desempeñ ó un papel fundamental
en la construcció n del Estado de derecho y la modernizació n del país.

Juá rez se convirtió en una figura prominente durante el periodo conocido como la Reforma,
que abarcó desde mediados de la década de 1850 hasta finales de la década de 1860. Durante
este tiempo, México se encontraba en un estado de agitació n política y enfrentaba una serie de
desafíos, como la lucha por la separació n de la Iglesia y el Estado, la consolidació n de un
régimen republicano y la defensa de la soberanía nacional frente a las intervenciones
extranjeras.

Como líder del Partido Liberal, Juá rez desempeñ ó un papel clave en la promulgació n de las
Leyes de Reforma, una serie de leyes y decretos que buscaban limitar el poder de la Iglesia
Cató lica y promover la secularizació n de las instituciones pú blicas. Estas leyes incluían la Ley
Juá rez, que establecía la separació n definitiva entre la Iglesia y el Estado, y la Ley de
Nacionalizació n de los Bienes Eclesiá sticos, que confiscaba los bienes y propiedades de la
Iglesia para ser utilizados en beneficio del Estado y la sociedad.

La labor reformista de Juá rez fue crucial para establecer un marco jurídico y político má s laico
y moderno en México. Sus esfuerzos también sentaron las bases para una mayor igualdad y
justicia social al limitar los privilegios y el poder político de la Iglesia y fomentar la
participació n ciudadana en la vida política del país.

Ademá s de su papel en la Reforma, Benito Juá rez fue presidente de México en varias
ocasiones. Durante el periodo conocido como la Guerra de Reforma y la Intervenció n Francesa,
Juá rez lideró la resistencia contra la invasió n francesa y la instauració n del Segundo Imperio
Mexicano encabezado por Maximiliano de Habsburgo.

La resistencia de Juá rez y sus seguidores llevó a la derrota de las fuerzas francesas y al
restablecimiento de la Repú blica en México. Juá rez fue nuevamente presidente y emprendió
importantes reformas, incluyendo la promulgació n de la Constitució n de 1857, que estableció
una base legal para el país.

La importancia de Benito Juá rez radica en su defensa de los principios democrá ticos, el Estado
de derecho y la soberanía nacional. Sus ideales y acciones contribuyeron a sentar las bases de
un México moderno, secular y democrá tico. Su legado sigue siendo relevante hasta la
actualidad, y es considerado uno de los personajes má s destacados en la historia de México.
A finales del siglo XIX, México se vio envuelto en una serie de movimientos y revoluciones que
buscaban impulsar cambios políticos, sociales y econó micos en el país. Uno de los
movimientos má s importantes fue el Plan de Tuxtepec en 1876, liderado por Porfirio Díaz, que
buscaba derrocar al entonces presidente Sebastiá n Lerdo de Tejada. Díaz logró tomar el poder
y se convirtió en presidente de México, inaugurando lo que se conoce como el Porfiriato.

Durante el Porfiriato, que se extendió desde 1876 hasta 1911, México experimentó un período
de crecimiento econó mico y modernizació n, pero también de autoritarismo y desigualdad.
Díaz implementó políticas que promovían la inversió n extranjera y el desarrollo de
infraestructuras, como la construcció n de ferrocarriles y la explotació n de recursos naturales.
Sin embargo, estas políticas también condujeron a la concentració n de la riqueza en manos de
unos pocos y a la marginalizació n de vastos sectores de la població n, especialmente los
campesinos.

La desigualdad y la falta de oportunidades para las clases populares, así como la reelecció n
continua de Díaz, generaron un creciente descontento y un llamado a la democracia y la
justicia social. Estos ideales encontraron eco en varios grupos y líderes políticos, entre ellos
Francisco Madero, quien lideró el movimiento conocido como la Revolució n Mexicana.

En 1910, Madero proclamó el Plan de San Luis Potosí, que llamaba a la insurrecció n contra el
gobierno de Díaz y demandaba la restauració n de la democracia. La Revolució n Mexicana se
extendió por todo el país y contó con la participació n de diversas facciones, como los
zapatistas de Emiliano Zapata y los villistas de Pancho Villa. El conflicto armado duró casi una
década y tuvo un alto costo humano y social, pero finalmente resultó en el derrocamiento de
Díaz y el establecimiento de un nuevo orden político.

En 1917, se promulgó la Constitució n Política de los Estados Unidos Mexicanos, que es la carta
magna vigente en el país hasta la fecha. Esta constitució n fue resultado de las demandas y los
ideales de la Revolució n Mexicana y estableció importantes cambios, como la nacionalizació n
de los recursos naturales, la protecció n de los derechos laborales, la reforma agraria y la
separació n Iglesia-Estado.
La Revolució n Mexicana y la Constitució n de 1917 sentaron las bases para la consolidació n de
la Repú blica en México y marcaron un importante punto de inflexió n en la historia del país. Sin
embargo, el camino hacia la estabilidad política y la democracia plena no fue fá cil. A lo largo
del siglo XX, México enfrentó desafíos políticos, sociales y econó micos, así como alternancias
en el poder y periodos de autoritarismo.

PERÚ

Después de la independencia de Perú en 1821, el país se enfrentó a un arduo proceso de


consolidació n de la Repú blica. Este proceso estuvo marcado por una serie de desafíos
políticos, sociales y econó micos que moldearon el rumbo de la nació n en su bú squeda de la
estabilidad y la construcció n de un Estado moderno.

Tras la proclamació n de la independencia en 1821, encabezada por el general José de la Riva-


Agü ero en Lima, Perú aú n debía hacer frente a la resistencia de las fuerzas realistas en
diversas regiones del país. La lucha por la independencia continuó durante varios añ os,
liderada por figuras clave como el general argentino José de San Martín y el militar peruano
Simó n Bolívar, quien asumió el mando del ejército libertador en 1823.

Una vez alcanzada la victoria definitiva sobre las fuerzas realistas, se inició un proceso de
establecimiento de un nuevo orden político y social en el país. La Constitució n de 1823,
conocida como la "Constitució n Vitalicia", fue promulgada bajo el gobierno de Bolívar. Esta
constitució n establecía un régimen republicano, con un presidente vitalicio y un sistema de
gobierno centralizado. Sin embargo, esta constitució n tuvo una corta duració n debido a la
renuncia de Bolívar y la inestabilidad política que siguió a su partida.

A lo largo de las décadas siguientes, Perú se enfrentó a constantes cambios de gobierno y


conflictos internos que dificultaron la consolidació n de la Repú blica. Las luchas de poder entre
caudillos militares y líderes políticos, así como los intereses regionales y las rivalidades entre
facciones, generaron un clima de inestabilidad política y social.

Uno de los eventos clave en el proceso de consolidació n de la Repú blica peruana fue la Guerra
con Chile (1879-1884). Este conflicto bélico, conocido también como la Guerra del Pacífico,
enfrentó a Perú y Bolivia contra Chile por la disputa de territorios ricos en recursos naturales,
especialmente en salitre y guano. Perú sufrió una derrota devastadora y perdió gran parte de
su territorio, incluyendo las provincias de Tacna y Arica.
Manuel Pardo y Lavalle fue un destacado político peruano y una figura clave en el proceso de
consolidació n de la Repú blica en Perú . Pardo fue presidente de Perú en el periodo
comprendido entre 1872 y 1876, convirtiéndose en el primer presidente civil del país.

Pardo asumió la presidencia en un momento crucial de la historia peruana, en el que el país


buscaba superar los conflictos y desafíos posteriores a la Guerra con Chile (1879-1884).
Durante su gobierno, Pardo implementó una serie de reformas y políticas que buscaban
fortalecer la economía y la estabilidad política del país.

Una de las medidas má s destacadas de su gobierno fue la implementació n de una política de


austeridad fiscal y estabilidad monetaria. Pardo buscó estabilizar la economía peruana, que
había sido afectada por el conflicto con Chile y la pérdida de territorios ricos en recursos
naturales. Implementó medidas para reducir el gasto pú blico y mejorar la recaudació n de
impuestos, así como para fortalecer el sistema bancario y monetario del país.

Ademá s de sus esfuerzos econó micos, Pardo también se preocupó por promover la educació n
y la cultura en el país. Impulsó la creació n de instituciones educativas y fomentó el desarrollo
de la ciencia, el arte y la literatura. Durante su gobierno, se fundó la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos, una de las universidades má s antiguas de América Latina.

Pardo también fue un defensor de los derechos civiles y políticos. Durante su gobierno, se
promulgó la Ley de Matrimonio Civil, que estableció el matrimonio civil como ú nica forma
legal de matrimonio en el país. Esta medida fue un importante avance en la separació n de la
Iglesia y el Estado, y en la promoció n de los derechos individuales.

Sin embargo, el gobierno de Pardo también enfrentó desafíos y críticas. A pesar de sus
esfuerzos por estabilizar la economía, la situació n econó mica del país seguía siendo precaria y
se generaron tensiones sociales. Ademá s, su gobierno se vio afectado por la corrupció n y los
conflictos políticos.

A pesar de los desafíos, el proceso de consolidació n de la Repú blica en Perú también estuvo
marcado por avances significativos en el á mbito institucional y jurídico. En 1856, se promulgó
una nueva Constitució n que establecía la separació n de poderes, garantizaba derechos
fundamentales y establecía el sufragio universal masculino. Este documento sentó las bases
para el desarrollo de una estructura jurídica y política má s só lida en el país.

Asimismo, durante el siglo XIX, Perú vivió un período de expansió n econó mica impulsado por
la exportació n de productos como el guano y el salitre, que generaron ingresos significativos
para el país. Esta bonanza econó mica, sin embargo, fue efímera y no se tradujo en un
desarrollo sostenible ni en una distribució n equitativa de la riqueza.

El ciclo del guano fue un elemento de gran importancia en el proceso de construcció n y


consolidació n nacional de Perú durante la década de 1840 y los añ os previos a la Guerra del
Pacífico. El guano se refiere a los excrementos de las aves marinas que se acumulaban en
grandes cantidades en las islas y costas del Perú . Estos excrementos, ricos en nitró geno y
fosfatos, constituían un fertilizante natural de alta calidad y se convirtieron en un recurso
valioso para el país.

El descubrimiento y explotació n del guano tuvo un impacto significativo en la economía


peruana y en la consolidació n del Estado peruano. A medida que aumentaba la demanda de
guano como fertilizante en Europa y Estados Unidos, el Perú se convirtió en uno de los
principales proveedores mundiales. Los ingresos generados por la exportació n del guano
permitieron al Estado peruano financiar su deuda externa, modernizar su infraestructura y
desarrollar proyectos de desarrollo nacional.

El ciclo del guano también tuvo un impacto político en Perú . La bonanza econó mica resultante
de la exportació n de guano fortaleció el gobierno central y le proporcionó recursos financieros
para ejercer un mayor control sobre el territorio peruano. Ademá s, la explotació n del guano
llevó a un auge de la migració n interna hacia las á reas costeras, lo que contribuyó a la
integració n y consolidació n de la nació n peruana.
Sin embargo, a pesar de los beneficios iniciales, el ciclo del guano también tuvo sus
limitaciones y consecuencias negativas. La dependencia excesiva de la exportació n de guano
hizo que la economía peruana fuera vulnerable a los cambios en los mercados internacionales.
Ademá s, la explotació n intensiva del guano sin una gestió n adecuada provocó la degradació n
del medio ambiente y la reducció n de las poblaciones de aves marinas.

Augusto B. Leguía nació el 19 de febrero de 1863 en Lambayeque, Perú . Fue un influyente


político peruano que desempeñ ó un papel prominente en la historia del país durante el siglo
XX.
Leguía llegó al poder por primera vez en 1908, cuando ganó las elecciones presidenciales.
Durante su primer mandato, se enfocó en modernizar Perú y estimular el desarrollo
econó mico. Implementó un programa de obras pú blicas a gran escala que incluía la
construcció n de carreteras, puentes, ferrocarriles y obras de irrigació n. Estas infraestructuras
mejoraron la conectividad y el comercio tanto dentro del país como con el exterior.
Ademá s de las obras pú blicas, Leguía buscó atraer inversió n extranjera y promover el
desarrollo industrial y minero. Fomentó la explotació n de los recursos naturales,
especialmente en el sector minero, para impulsar la economía peruana. También se enfocó en
mejorar la educació n y fortalecer la administració n pú blica.
Durante su primer mandato, Leguía promulgó una nueva Constitució n en 1919. Esta
Constitució n, conocida como la "Constitució n de 1919", le permitió buscar una segunda
reelecció n. Sin embargo, esta medida generó controversia y descontento en algunos sectores,
ya que se percibía como un intento de perpetuarse en el poder.
En 1919, Leguía ganó las elecciones nuevamente y asumió su segundo mandato presidencial,
conocido como el "Oncenio" (1924-1930). Durante este periodo, su gobierno se volvió má s
autoritario y represivo. Limitó las libertades civiles, controló los medios de comunicació n y
reprimió a la oposició n política. Estableció un régimen personalista y centralizador,
concentrando el poder en sus manos.
A pesar de la represió n política, el gobierno de Leguía también implementó políticas de
desarrollo econó mico y social. Se expandió la educació n primaria y se crearon escuelas
técnicas para fomentar la formació n profesional. Se promovió la industrializació n y se impulsó
el comercio exterior. Sin embargo, estas acciones se llevaron a cabo en un contexto de control
autoritario y corrupció n.
La caída de Leguía se produjo en 1930, cuando fue derrocado por un golpe militar liderado
por Luis Miguel Sá nchez Cerro. Leguía fue acusado de corrupció n y autoritarismo, y se le
obligó a abandonar el país. Fue exiliado a Argentina, donde vivió hasta su muerte en 1932.
En resumen, Augusto Leguía fue un político peruano que gobernó en dos periodos
presidenciales y buscó modernizar Perú a través de la construcció n de infraestructuras, la
atracció n de inversió n extranjera y el desarrollo econó mico. Sin embargo, su segundo
mandato se caracterizó por un gobierno autoritario y represivo. Aunque llevó a cabo acciones
de desarrollo, su legado está marcado por la controversia y la corrupció n, y su caída del poder
en 1930

CAUDILLISMO

El caudillismo fue un fenó meno político y social que predominó en América Latina durante el
siglo XIX. Se caracterizó por el surgimiento de líderes carismá ticos, conocidos como caudillos,
que ejercían un poder personal y autoritario sobre una regió n o un grupo de seguidores. Estos
caudillos se destacaban por su carisma, habilidades militares y capacidad para movilizar
seguidores leales.
El caudillismo surgió como consecuencia de los conflictos y desequilibrios políticos que
ocurrieron después de la independencia de las colonias latinoamericanas. Los caudillos
llenaron el vacío de poder y se convirtieron en figuras centrales en la política y el gobierno de
la época. A menudo, se aprovechaban de la debilidad institucional y de la falta de una
autoridad centralizada para consolidar su poder.

Las características principales del caudillismo incluyen:

Liderazgo carismá tico: Los caudillos se destacaban por su carisma y capacidad para generar
seguidores leales. Utilizaban su personalidad magnética y su capacidad para movilizar masas
para obtener apoyo y legitimidad.

Dominio militar: Los caudillos generalmente provenían de un trasfondo militar y se apoyaban


en fuerzas armadas leales a ellos. Utilizaban la fuerza y la violencia para imponer su voluntad
y mantener su poder.

Autoritarismo y centralizació n del poder: Los caudillos ejercían un gobierno personalista y


concentraban el poder en sus manos. Desafiaban las instituciones democrá ticas y debilitaban
los mecanismos de control y rendició n de cuentas.

Regionalismo: Los caudillos se asociaban con regiones específicas y se convertían en líderes


locales o regionales. A menudo, defendían los intereses de su regió n en detrimento del
bienestar nacional, lo que acentuaba las divisiones y conflictos internos.

El caudillismo tuvo una presencia destacada en la historia política argentina, especialmente


durante el siglo XIX. El caudillismo se manifestó en figuras como Juan Manuel de Rosas, quien
ejerció un gobierno autoritario en la provincia de Buenos Aires. El caudillismo en Argentina
fue una respuesta a la inestabilidad política, los conflictos internos y las divisiones sociales.
El caudillismo generó polarizació n política y conflictos en Argentina. Mientras algunos lo veían
como defensores del federalismo y de los intereses locales, otros lo consideraban líderes
autoritarios que reprimían la oposició n y debilitaban las instituciones democrá ticas. El
caudillismo tendía a fomentar la lealtad personal hacia el líder en lugar de la lealtad a las
instituciones o principios democrá ticos.

Porfirio Díaz (México): Díaz es uno de los caudillos má s destacados de México. Lideró la
Revolució n de Tuxtepec en 1876, derrocando al presidente Sebastiá n Lerdo de Tejada. Díaz
estableció un régimen dictatorial conocido como el Porfiriato, que se extendió desde 1876
hasta 1911. Durante su gobierno, se centró en la modernizació n y el desarrollo econó mico de
México, atrayendo inversiones extranjeras y promoviendo la construcció n de infraestructuras
como ferrocarriles y telegrafía. Sin embargo, su gobierno se caracterizó por la represió n
política, la falta de democracia y la concentració n de la riqueza en manos de una élite.

Antonio Ló pez de Santa Anna (México): Santa Anna es uno de los caudillos má s influyentes en
la historia de México. Participó en numerosos levantamientos y fue presidente de México en
varias ocasiones durante el siglo XIX. Sin embargo, su liderazgo fue marcado por la
inconsistencia política y la bú squeda de su propio beneficio. Santa Anna se destacó por su
carisma y habilidades militares, pero también por su falta de estabilidad y su propensió n a
cambiar de bando segú n sus intereses personales.
INFLUENCIA DE ESTADOS UNIDOS

El imperialismo y el interamericanismo son dos conceptos importantes para comprender la


política internacional de Estados Unidos. Estos conceptos reflejan la influencia y las acciones
de Estados Unidos en relació n con otras naciones, especialmente en América Latina.

El imperialismo se refiere a la expansió n de una nació n a expensas de otras, con el objetivo de


ejercer control político, econó mico y cultural sobre ellos. Durante el período estudiado,
Estados Unidos experimentó un crecimiento significativo y se convirtió en una potencia
mundial emergente. En ese contexto, buscó expandir su influencia en América Latina,
utilizando diferentes estrategias como la intervenció n militar, el control econó mico y la
promoció n de intereses comerciales y financieros.

En el caso de Estados Unidos, el imperialismo se manifestó en la llamada "Doctrina Monroe" y


la "Doctrina del Destino Manifiesto". La Doctrina Monroe, enunciada en 1823, afirmaba el
derecho de Estados Unidos a intervenir en los asuntos de América Latina para proteger sus
intereses y asegurar la no intervenció n de potencias extranjeras en la regió n. Por otro lado, la
Doctrina del Destino Manifiesto sostenía la creencia de que Estados Unidos estaba destinado a
expandirse hacia el oeste y difundir sus valores y sistema de gobierno por todo el continente.

Por otro lado, el interamericanismo se refiere a la cooperació n y relaciones entre las naciones
de América. Durante el período estudiado, Estados Unidos buscó establecer y fortalecer lazos
con las naciones latinoamericanas a través de organizaciones como la Unió n Panamericana
(hoy OEA) y la Cumbre de las Américas. Estas iniciativas tenían como objetivo promover la
estabilidad política, el desarrollo econó mico y la cooperació n regional en el continente.

Sin embargo, el interamericanismo también se vio influenciado por los intereses imperiales de
Estados Unidos. En ocasiones, la cooperació n y las políticas de Estados Unidos hacia América
Latina estaban motivadas por el deseo de mantener su dominio y control en la regió n, má s que
por un genuino espíritu de igualdad y colaboració n.

La economía desempeñ ó un papel fundamental en la política internacional de Estados Unidos


durante el siglo XIX y principios del siglo XX. Durante este período, Estados Unidos
experimentó una transformació n econó mica significativa, pasando de ser una nació n
principalmente agrícola a convertirse en una potencia industrial y comercial. Esta
transformació n econó mica tuvo un impacto directo en las relaciones con los países
latinoamericanos.

En primer lugar, Estados Unidos buscaba expandir su influencia econó mica en América Latina
para asegurar mercados y recursos naturales necesarios para su crecimiento industrial. El
comercio entre Estados Unidos y los países latinoamericanos se intensificó , y productos como
el azú car, el café, el petró leo y los minerales eran vitales para la economía estadounidense. Por
ejemplo, en el caso de Cuba, Estados Unidos se convirtió en su principal socio comercial,
importando azú car y otros productos agrícolas de la isla.
La economía estadounidense también influyó en la política interna de los países
latinoamericanos. Estados Unidos utilizó la diplomacia econó mica para promover sus
intereses y ejercer influencia política en la regió n. Por ejemplo, la Doctrina Monroe de 1823
proclamaba que América Latina estaba dentro de la esfera de influencia de Estados Unidos y
cualquier intervenció n europea sería considerada una amenaza a los intereses
estadounidenses. Esto sirvió como justificació n para intervenir militarmente en países
latinoamericanos, como en el caso de la guerra hispano-estadounidense de 1898, que resultó
en la independencia de Cuba y la adquisició n de Puerto Rico, Guam y Filipinas por parte de
Estados Unidos.

Otro ejemplo destacado es el caso de México. Durante el siglo XIX, Estados Unidos buscó
expandir su territorio hacia el oeste y adquirió una gran parte del territorio mexicano a través
de la guerra mexicano-estadounidense (1846-1848). Esta expansió n territorial estuvo
motivada por intereses econó micos, como la bú squeda de nuevos recursos naturales y
oportunidades comerciales.

La inversió n extranjera directa de Estados Unidos también desempeñ ó un papel importante


en la regió n. Durante el período estudiado, Estados Unidos invirtió en la construcció n de
infraestructuras, como ferrocarriles y plantaciones, en países latinoamericanos como México,
Cuba y Costa Rica. Estas inversiones extranjeras tuvieron un impacto significativo en la
economía y la política interna de los países receptores. Sin embargo, a menudo se generaron
tensiones debido a las condiciones desiguales y las demandas de los inversores
estadounidenses.

En resumen, la economía tuvo una importancia central en la política internacional de Estados


Unidos durante el siglo XIX y principios del siglo XX. La bú squeda de mercados, recursos
naturales y oportunidades comerciales influyó en las relaciones con los países
latinoamericanos. Estados Unidos utilizó su poder econó mico para promover sus intereses y
ejercer influencia política en la regió n. Estos factores econó micos desempeñ aron un papel
clave en la expansió n territorial, las intervenciones militares y la diplomacia econó mica de
Estados Unidos en América Latina.

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