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Texto A

Como agua para chocolate, de Laura Esquivel

Chorizo norteño. V. Mayo.

Cuando los revolucionarios llegaron, encontraron a Mamá Elena en la entrada de la


casa. Bajo las enaguas escondía su escopeta; a su lado estaban Rosalío y
Guadalupe. Su mirada se encontró con la del capitán que venía al mando y éste supo
inmediatamente, por la dureza de esa mirada, que estaban ante una mujer de cuidado.

—Buenas tardes, señora, ¿es usted la dueña de este rancho?

—Así es. ¿Qué es lo que quieren?

—Venimos a pedirle, por las buenas, su cooperación para la causa.

—Y yo, por las buenas, les digo que se lleven lo que quieran de las provisiones que
encuentren en el granero y los corrales. Pero eso sí, las que tengo dentro de mi casa
no las tocan, ¿entendido? Ésas son para mi causa particular.

El capitán, bromeando, se le cuadró y le respondió:

—Entendido, mi general.

A todos los soldados les cayó en gracia el chiste, y lo festejaron, pero el capitán se dio
cuenta de que con Mamá Elena no valían las chanzas, ella hablaba en serio, muy en
serio. Tratando de no amedrentarse por la dominante y severa mirada que recibía de
ella, ordenó que revisaran el rancho. Lo que encontraron no fue gran cosa, un poco de
maíz para desgranar y ocho gallinas. Uno de los sargentos, muy molesto, se acercó al
capitán y le dijo:

—Esta vieja ha de tener todo escondido dentro de la casa, ¡déjeme entrar a


supervisar!

Mamá Elena, poniendo el dedo en el gatillo, respondió:

— ¡Yo no estoy bromeando y ya dije que a mi casa no entra nadie!

El sargento, riéndose y columpiando unas gallinas que llevaba en la mano, trató de


caminar hacia la entrada. Mamá Elena levantó la escopeta, se recargó en la pared
para no caer al piso por el impulso que iba a recibir, y le disparó a las gallinas. Por
todos lados se esparcieron pedazos de carne y olor a plumas quemadas.

Rosalío y Guadalupe sacaron sus pistolas temblando y plenamente convencidos de


que ése era su último día en la tierra. El soldado que estaba junto al capitán intentó
dispararle a Mamá Elena, pero el capitán con un gesto se lo impidió. Todos esperaban
una orden suya para atacar.

—Tengo muy buen tino y muy mal carácter, capitán. El próximo tiro es para usted y le
aseguro que puedo dispararle antes de que me maten, así es que mejor nos vamos
respetando, porque si nos morimos, yo no le voy a hacer falta a nadie, pero de seguro
la nación sí sentiría mucho su pérdida, ¿o no es así?

Realmente era difícil sostener la mirada de Mamá Elena, hasta para un capitán. Tenía
algo que atemorizaba.

Esquivel, L. (2012) Como agua para chocolate. Lectulandia.com


TEXTO B

Artículo de opinión

Una columna por nuestra democracia

“Esta ha sido una lucha prolongada, en muchos sentidos parecida a la actual pugna de los trabajadores del
sector agroindustrial”.

"Con esto, se concretizaría un cimiento ineludible de nuestra democracia, mostrando que esta
apuesta va en serio". (Ilustración: Víctor Aguilar)
La democracia peruana se construye, pero el proceso es lento. El cemento de esta –la noción
de la igualdad política de todas y todos frente a la ley– hace siglos que se mezcla, pero aún
no seca. Esa idea que nos edifica como ciudadanos, no solo en la teoría, sino en la práctica,
no acaba de tomar forma.
Junto con una pandemia que ha azotado el mundo, el Perú vivió en el 2020 históricos desafíos
políticos, culminando con una ciudadanía que salió a pelear frente a un gobierno ilegítimo, logrando
así frenar un descarado golpe de Estado. Y esto, con la trágica perdida de dos vidas jóvenes. No
existen suficientes lágrimas para consolar a una nación.

Iniciando un año nuevo, luego del desastre del previo, existen también batallas menos visibles, pero
igualmente urgentes, y cuya resolución representará un barómetro de la calidad de nuestros
derechos colectivos, de la solidez de nuestra república.

La Ley 31047 de las trabajadoras y trabajadores del hogar fue dada en octubre del 2020. Desde
entonces la Federación Nacional de Trabajadoras y Trabajadores del Hogar (Fenttrahop) viene
colaborando junto con el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE), otros sindicatos,
organizaciones de sociedad civil y académicos para diseñar el reglamento de esta ley que busca
garantizar derechos laborales y sociales completos para algunos de los trabajadadores más
discriminados del país. Esto es lo que exige el Convenio 189 de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), ratificado por el Perú en el 2018. Más allá de la normativa internacional y nacional, es
lo que demanda la decencia y la justicia.

Esta ha sido una lucha prolongada, en muchos sentidos parecida a la actual pugna de los
trabajadores del sector agroindustrial, que en pleno siglo XXI se ven obligados a tener que
convencer a sus empleadores y al Estado de la necesidad de contar con derechos y salarios dignos.
Increíble, pues revela cuán tentativa es nuestra democracia –una en la cual solo algunos pueden
ejercer todos sus derechos cabalmente–. De esta forma, la igualdad política se queda en lo
conceptual, en eterno peligro de ser esfumada.

Por ello el fortalecimiento de una ciudadanía con capacidad de respuesta, incluyendo a sindicatos
sólidos, se vuelve indispensable. Vemos su resultado en las marchas nacionales de noviembre que
enfrentaron el abuso de poder por nuestra clase política; en las protestas valientes de los
trabajadores agropecuarios. Y lo estamos viendo en la resistencia sin tregua de la Fenttrahop, junto
con otros aliados. Frente a consensos antiguos de “business as usual” por disfrazar a la desigualdad
estructural con acuerdos y leyes sin intención alguna de rectificar injusticias históricas, este sindicato
logró frenar la publicación del reglamento de la ley 31047 por deficiencias en su capacidad de
asegurar que derechos igualitarios sean verdaderamente aplicables. Sin esta intervención es
probable que la reglamentación propuesta por el MTPE hubiera dejado intactas muchas de las
prácticas discriminatorias que experimentan las trabajadoras de este sector. Gracias a la vigilancia e
insistencia de un grupo de ciudadanos a ser tomados en cuenta como iguales, existe ahora una
nueva oportunidad de diálogo con el MTPE. Derrotado el intento de aprobar un reglamento
defectuoso, la expectativa es que en los próximos días habrá diálogos horizontales en los cuales el
sindicato y otros actores de la sociedad civil, junto con el Estado, se escuchen y se tomen en cuenta
como compatriotas, como ciudadanos.

Pérez, L. (XX de mes de 20XX). Título del artículo de opinión. El Comercio.


Consultado el XX de octubre del 2023. Link del artículo consultado

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