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Hacia la construcción

de una Pedagogía
de la Interculturalidad
Sindo Froufe Quintas
Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Salamanca

INTRODUCCIÓN

Vivimos una etapa histórica importante donde las fronteras físi-


cas y culturales van desapareciendo poco a poco. Los medios de co-
municación (principalmente la televisión) nos ofertan realidades vivas
que suceden fuera de nuestro habitat ordinario. Se aprecia una diver-
sidad cultural en cualquier comunidad humana. Sin embargo se per-
ciben resistencias agudas dentro de los contextos sociales que dificul-
tan la adaptación educativa al perfil cultural de cada nación o pueblo.
Hasta ahora la función pedagógica de la escuela dentro de un pro-
yecto general de apertura a la comprensión de las distintas culturas ha
sido básicamente reproductora, en cuanto internalizaba por medio de
los aprendizajes escolares las conquistas intelectuales, los hábitos socia-
les y los agentes de cambio en la personalidad de los sujetos que definí-
an determinados entornos humanos. Nadie pone en duda la capacidad
y el potencial de agente transformador de la educación en situaciones
comprometidas socialmente y el papel que debe jugar la Pedagogía
como constructora de nuevas mentalidades, abiertas a la comprensión
y a la ayuda integradora de otras étnicas o grupos sociales.
La situación actual a nivel mundial nada placentera en muchas
latitudes, nos obliga a todos a construir un nuevo enfoque de la cien-
cia pedagógica que intente eliminar todo tipo de barreras (físicas, cul-
turales, ideológicas, axiológicas, religiosas, etc.), diseñar un nuevo cu-
rriculum dentro del ámbito de la formación del profesorado y formar
profundamente a las personas en la tolerancia y respeto a otras cultu-
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ras, a otras confesiones religiosas, etc., para que sean capaces de con-
vivir en un mismo territorio en paz y concordia, buscando cada u n o
su realización personal y familiar/grupal. N o sería suficiente ni válido
«el cambiar el curriculum simplemente a través de la manipulación
del contenido y de los métodos» (ALKAN, 1 9 9 0 , pág. 1 1 8 ) . El cambio
debe centrarse en los aspectos actitudinales, cognitivos, de valores, de
creencias, etc., con la finalidad de evitar que grandes principios lega-
les o instructivos oculten prácticas pedagógicas discriminatorias.

Posiblemente a través de la historia del h o m b r e sobre la tierra no


encontremos u n m o m e n t o tan álgido donde aparezca con tanta in-
tensidad y vehemencia la conciencia de la defensa de la propia cultura
como pueblo y la lucha por la identidad cultural dentro de la diversi-
dad de relaciones económicas, políticas e ideológicas que contextuali-
zan los ámbitos sociales a nivel local o internacional.

Proponemos la necesidad y urgencia de construir entre todos una


Pedagogía de la Interculturalidad, que sea capaz de ir cambiando poco
a poco las iniciativas pedagógicas, los accesos a la sociocultura, los
comportamientos que definen la personalidad y los procesos de inter-
vención, en cuanto la escuela como institución formadora/educadora
ha sido poco sensible a este enfoque multicultural. Ello obliga a refor-
mular nuevos proyectos educativos, más allá de la educación compen-
satoria, que permitan que distintas culturas sean capaces de convivir y
reconocerse m u t u a m e n t e en los mismos contextos históricos/sociales.

Empleamos el término constructivismo, término de m o d a y eje


importante en la reforma española del curriculum, como una integra-
ción de lo individual versus social en los procesos de enseñanza y
aprendizaje. Todo conocimiento h u m a n o se genera dentro de un
contexto sociocultural organizado y determinado. «Todo conoci-
miento se construye en estrecha relación con los contextos en los que
se usa, y no es posible separar los aspectos cognitivos, emocionales y
sociales presentes en el contexto en el que se actúa» ( G O M E Z - G R A -
NELL/COLL, 1 9 9 4 , pág. 1 0 ) . El contexto comunitario hace que la per-
sona manifieste en la práctica operativa u operatoria distintas fórmu-
las de actividad intelectual que coexistían con anterioridad. El cam-
bio mental constituye tanto un proceso individual como social y el
individuo sabe adaptarse y actuar en función de los contextos que de-
limitan su conducta.
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«De ahí que la escuela constituye un entorno, un contexto espe-


cífico en el que los procesos de enseñanza y aprendizaje se producen
de una determinada manera y obedecen a metas específicas» (Go-
M E Z - G R A N E L L / C O L L , 1 9 9 4 , pág. 10).

Construir una Pedagogía de la Interculturalidad significa que cada


uno nos apropiemos de nuestra propia identidad ecológica y formativa
y seamos capaces de compartir con los demás aquellos bienes, volunta-
des y atributos que nos han sido regalados con la finalidad de realizar
una cultura de la paz por medio de un bautismo dialógico entre todos
los hombres, bañados por las aguas de las distintas culturas. Construir
una Pedagogía de la Interculturalidad desde el compromiso dialógico y
vital y con renuncias personalistas obligadas y sin tensiones profundas,
es hoy día un gran reto, si queremos de verdad que las relaciones de soli-
daridad entre los distintos grupos sociales y culturas ahogue para siem-
pre los fenómenos de insolidaridad, discriminación y racismo, que aún
se perciben en muchas conductas humanas. C o m o ayuda de ese edificio
de la interculturalidad, que todos vamos construyendo, queremos poner
nuestro ladrillo solidario. Ese es el objetivo del presente artículo, abierto
a todo tipo de sugerencias y con grandes dosis propedéuticas, para que
nos conduzca hacia ese camino de convivencia pacífica entre las culturas
humanas, como conquista necesaria en nuestra civilización cibernética.

1. C O N C E P T O S CLAVE: MULTICULTURALISMO
E INTERCULTURALISMO

Nadie pone en duda que la educación intercultural es en la actua-


lidad una de las mayores necesidades dentro del campo pedagógico.
Desde la Pedagogía existen dos corrientes m u y extendidas para desig-
nar la propuesta educativa que pretende abordar la temática formati-
va en una sociedad plural como la nuestra: multiculturalismo e inter-
culturalismo. Ambas expresiones se utilizan con frecuencia como tér-
minos sinónimos, aunque en la literatura pedagógica norteamericana
se ha desarrollado y difundido más el concepto de multiculturalismo.
Sin embargo en nuestros ámbitos pedagógicos europeos está más ex-
tendida y es más aceptada la denominación de interculturalismo
(CERI, 1 9 8 9 ; GALINO, 1 9 9 0 ; C O L O M , 1 9 9 2 ; FERMOSO, 1 9 9 2 ; Q U I N -
TANA, 1 9 9 2 , y J O R D Á N , 1 9 9 2 ) .
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¿Qué se entiende por multiculturalismo y multicultural Sencilla-


mente es la concurrencia de dos o más étnias y su coexistencia en la
misma sociedad y en u n mismo territorio. La sociedad h u m a n a es
una realidad multicultural, en cuanto muchos miembros diferentes y
diversos pertenecen al mismo grupo social. El multiculturalismo, en-
tendido como con/vivencia y como identidad colectiva, nos enfrenta
a la realidad palpable de que muchas regiones, muchos pueblos con
pasados migratorios o coloniales, plantean difíciles situaciones de
convivencia entre étnias diferentes, originando n o sólo problemas de
carácter lingüístico sino de comprensión de la cultura y del mismo
Estado. El Consejo de Europa ( 1 9 8 6 , pág. 3 ) constata que «las socie-
dades se han hecho multiculturales; que el multiculturalismo puede
ser u n a fuente de riqueza potencial para la sociedad; que el multicul-
turalismo es u n instrumento para promover la igualdad de oportuni-
dades y u n a óptima inserción social de las minorías étnicas y sociales;
no se trata de tender hacia u n mestizaje cultural, sino de promover el
conocimiento de los puntos de vista recíprocos y favorecer la acepta-
ción del otro».

C o m o superación del multiculturalismo se está potenciando en


todos nuestros ámbitos escolares y sociales el concepto de intercultu-
ralidad (interculturalismo), para explicar que es necesario ir más allá
de la aceptación evidente de la existencia de diferentes culturas, bus-
cando sobre todo el intercambio, la reciprocidad, la interacción, la re-
lación m u t u a y la solidaridad entre diferentes modos de entender la
vida, los valores, la historia, las conductas sociales, etc., en condicio-
nes de influencia paritaria. El concepto de intercultural es la «acción y
la comunicación —comunicación entre individuos, entre grupos, y
entre instituciones— pertenecientes a culturas diferentes, o proceden-
tes de culturas diferentes» (BERG-ELDERING, 1 9 8 7 , pág. 2 0 ) . Q U I N T A -
NA ( 1 9 9 2 , pág. 9 ) explícita claramente el significado e interpretación
de ambos términos, de forma sencilla: «lo de "multi-culturaT se refie-
re a una situación dada, mientras que lo de "inter-cultural" apunta ya
a su solución, puesto que se instaura u n a relación activa entre cultura
y actitudes interrelacionales de m u t u o conocimiento y aprecio por
parte de las étnias que conviven en la escuela, como base de u n a com-
prensión y aceptación recíprocas». La interculturalidad habla de rela-
ción aproximativa entre distintas culturas. Esta aproximación se ha
producido de distintas maneras: por la aproximación en el espacio, en
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cuanto una persona o grupo penetra en el espacio referente de otro;


por interferencia comunicativa, en cuanto las culturas de hoy se po-
nen en contacto mediante sistemas de comunicación a distancia, me-
diante contenidos de intercambio. C O L O M (1992, pág. 75) apostrofa
con claridad la identidad propia del interculturalismo: «el intercultu-
ralismo es la relación entre culturas de idéntica implantación en aras
a la comprensión y conocimiento del "otro cultural". Es una relación
entre iguales culturas, que, libremente y sin ningún motivo que afecte
o condicione directamente a los miembros de sus respectivas comuni-
dades (trabajo, inmigración, mejora económica, contexto de habitat
extraño, etc.), pretenden encontrarse, conocerse y comprenderse me-
jor, para cohesionar un proyecto político a largo plazo».

2. LA C U L T U R A Y SUS A T R I B U T O S

El estudio de la cultura y su interpretación es uno de los aspectos


más importantes y decisivos a la hora de definir la interculturalidad y
proponer una metodología activa para su ejecución. El término cul-
tura es u n cultismo y no aparece en El Tesoro de COVARRUBIAS. El tér-
mino procede de la sociedad agrícola, que lo usaba para designar el
cultivo de la tierra. Ese esfuerzo, esa aplicación, ese cuidado que se te-
nía en el trabajo de la tierra es el que sirvió de modelo para todo pro-
ceso de perfeccionamiento h u m a n o . Se usaba la metáfora agrícola,
donde las semillas necesitan cuidado y atención para fructificar, lo
mismo que las cualidades naturales del hombre exigen ejercicio y dis-
ciplina para que puedan llegar a ser efectivas. La cultura exige un pro-
ceso y un resultado. Poco a poco el término fue deslizándose hasta
designar la evolución de la H u m a n i d a d . Era un desplazamiento etno-
céntrico. La Cultura se divulga en Europa por oposición a la Na-
turaleza, incluyendo ya las costumbres, los hábitos, la religión, la
ciencia, la vida doméstica y las artes de cualquier pueblo. Todas estas
extensiones, de las que se hace eco T Y L O R en Primitive Culture
(1871), convierten a la cultura en culturas (plural).

Desde la Antropología y la Filosofía, el término formación y su


concepto ha estado ligado al de cultura. Esta integración nos lleva a
entender la cultura como el proceso de formación y perfeccionamien-
to del hombre. La cultura se mide por la formación. La diferencia de
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significados surge cuando los referentes sufren u n desplazamiento.


Los antropólogos consideran la cultura como u n orden objetivo inde­
pendientemente de las capacidades subjetivas. La cultura aparece
como una realidad objetiva con respecto a los procesos de aprendizaje
y formación. D e ahí que la cultura entendida como formación y
como realidad objetiva, fue planteada por KANT en la Crítica del fui-
cio. LlNTON ( 1 9 7 2 , pág. 2 8 4 ) define la cultura «como la suma total
de ideas, las reacciones emotivas condicionadas y las pautas de con­
ducta habitual que los miembros de esa sociedad h a n adquirido por
instrucción o imitación y que comparten en mayor o menor grado».

Dentro de las perspectivas actuales de la cultura sobresale la co­


rriente etnolingüística con H Y M E S , FRAKE O LOUNSBURY. L O más im­
portante en la creación de la cultura es el entendimiento h u m a n o y
no tanto los factores ambientales, económicos o tecnológicos. Así lo
expresa TYLER ( 1 9 8 7 , pág. 3 6 ) : «La antropología cognoscitiva o etno-
lingüística está enfocada a descubrir cómo organizan y utilizan su cul­
tura los diferentes pueblos. Se da por sentado que cada pueblo tiene
un sistema único para percibir y organizar los fenómenos materiales:
eventos, cosas, comportamientos y emociones. El objeto de estudio
no son estos fenómenos materiales, sino la forma en que están
organizados en la mente del hombre».

N o podemos olvidar que desde hace tiempo (principalmente en


la sociedad europea moderna) el concepto de cultura es atribuido a
un sujeto colectivo (el pueblo o los pueblos) que exigía el reconoci­
miento de sectores o grupos sociales marginados, como también la vi­
gencia de las diversas y distintas sociedades humanas. Asimismo ha
sido el referente revolucionario de los movimientos juveniles, dando
origen a la contracultura.

La cultura da consistencia a las características diversas de los pue­


blos, expresando sus modos de ser y de existir como sujeto colectivo
en todas sus manifestaciones plurales y diferenciales. Ese tipo de dife­
rencia con el que trabaja la cultura n o es de grados (tener más o m e ­
nos cultura), sino que es cuestión de pueblos, definidos en u n todo so-
cial N o es la cultura lo que distingue a algunos miembros en u n a so­
ciedad, sino que distingue a todos. D e ahí que se afirme taxa­
tivamente que n o hay cultura sin pueblo, como tampoco pueblo sin su
propia cultura.
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Nosotros defendemos una cultura creativa, comunitaria, pluralis-


ta, comprometida y solidaria (FROUFE, 1 9 9 0 , pág. 4 1 ) . Mediante la
creación cultural, el hombre ha dado respuesta a los problemas que le
presenta el espacio y el tiempo, que determinan su existencia. La cre-
ación cultural asume y conoce la cultura del pasado, pero también la
diseña pensando en el futuro; es el producto relacional de las perso-
nas versus grupos con su entorno en la búsqueda de una superviven-
cia más confortable y humana. La cultura debe dar respuestas com-
prometidas a las graves situaciones que la sociedad tiene planteadas y
más en los momentos actuales, donde aparecen problemas de convi-
vencia pacifica entre los pueblos y las distintas étnias.

La cultura y su producción han sufrido una gran revolución,


extendiéndose a las máquinas (ordenadores) como herramientas de
creación, como sistemas de intercambio y de relación. El ámbito de la
cultura se ha transformado hacia un m u n d o difuso, donde las barre-
ras se diluyen y donde estas herramientas se constituyen como efica-
ces mediadores para la interpretación de cualquier hecho cultural. Tal
es la importancia que han adquirido en la actualidad, que ya muchos
autores hablan de la cultura informática, como una de las grandes
conquistas del hombre moderno, llevando tras de sí grandes cambios
en la educación y en otros ámbitos del saber, parecido al impacto so-
ciológico que produjo el nacimiento de la imprenta en su m o m e n t o .

3. NECESIDAD DE UNA EDUCACIÓN


INTERCULTURAL

La educación intercultural supone una superación de la educa-


ción multicultural en cuanto se la concibe como algo estático, como
algo que afirma la realidad existente de varias culturas, pero nada
más. Las sociedades multiculturales se conforman con culturas mayo-
ritarias (macroculturas) y culturas minoritarias (microculturas), don-
de este tipo de culturas minoritarias poseen difícilmente capacidad
intercultural, como sería entre nosotros el caso de la cultura gitana.
En las sociedades multiculturales (donde coexisten grupos nacionales
o étnicos diferenciados), el interculturalismo es un objetivo a conse-
guir y la educación posiblemente la mejor estrategia para su logro.
O R I E U X ( 1 9 8 8 , pág. 6 0 ) define la educación multicultural «como un
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proceso estructurado diseñado para mejorar la comprensión, acepta-


ción y las relaciones constructivas entre personas de diferentes cultu-
ras. Su último objetivo consiste en asegurar la igualdad y respeto para
todas las personas respondiendo a sus necesidades individuales». Ello
exige que la enseñanza multicultural n o se reduzca a la presencia en el
aula de alumnos procedentes de distintas culturas, sino a u n cambio
del curriculum escolar donde «los estudiantes perciban y experimen-
ten un curriculum multicultural» (DAVIDMAN, 1988, pág. 60).

En nuestra sociedad, la educación no podemos concebirla como un


sistema de transmisión de conocimientos de un patrimonio cultural
único y válido para todos los grupos sociales. Una sociedad multicultu-
ral exigirá «generar una auténtica competencia multicultural» (BANKS,
1989, pág. 9) que prepare para comprender, adaptarse y participar en
contextos marcadamente distintos y, a veces, distantes. Es lo que fina-
mente ESCOTET (1992, pág. 189) ha acuñado como transculturación o
capacidad reflexiva para comprender y aceptar las interrelaciones
inter/intraculturales de su propia cultura y de las demás culturas. La
educación multicultural debe confeccionar programas generales donde
tengan cabida todos los alumnos (también los minoritarios), suprimien-
do concepciones ideológicas que arbitrariamente jerarquizan las culturas
y las estigmatizan como buenas y menos buenas, dándoles un valor dife-
renciador en cuanto son desiguales y, por tanto, unas superiores y otras
inferiores. Función de la escuela es intentar superar lo multicultural
como acción concreta y especifica de un programa educativo aislado y
construir «un sistema educativo que enseñe comportamientos de uni-
dad en la diversidad, de singularidad en la pluralidad, de transcultura-
ción, sin pérdida de las señas de identidad» (ESCOTET, 1992, pág. 170).

D e ahí que la educación intercultural pretenda el diálogo entre di-


versas culturas, utilizando métodos participativos y superando la sim-
ple coexistencia vacía de culturas (multiculturalismo). El Consejo de
Europa ha venido trabajando, desde hace tiempo, en la necesidad de
potenciar la idea de una comprensión intercultural entre todos los paí-
ses europeos, «como un proceso activo de comunicación e interacción
entre las culturas para su m u t u o enriquecimiento» (BELL, 1989,
pág. 231). Para G A L I N O (1990, pág. 16) la educación intercultural
«postula una interacción dialógica entre culturas que actúe como
agente de formación en los procesos formativos».
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La educación intercultural se formula como una estrategia a largo


plazo, en la que partiendo de la existencia de la diferencia cultural, se
avanza hacia el intercambio, la apertura, la intercomunicación y la in­
terpenetración entre distintas culturas, donde la «diferencia cultural
se valora como fuente de enriquecimiento» (PuiG, 1991, pág. 16). La
educación intercultural se plantea como una educación que defiende
la solidaridad, el respeto a las distintas culturas y que apuesta por una
educación democrática, pluralista, con igualdad de posibilidades, ver­
sas oportunidades para todos, dentro de las diferencias y por un en­
riquecimiento m u t u o y compartido. Ello nos llevaría a esa com­
prensión intercultural que en la práctica aún se encuentra en sus ini­
cios, debido a los prejuicios, tópicos o estereotipos que se constatan
en la vida diaria de los pueblos y las étnias (básicamente inmigrantes)
y que dificultan la comprensión de la historia, de la lengua, de las
costumbres y de todo el rico m u n d o cultural entre culturas distintas.

4. C O M O C O N S T R U I R U N A PEDAGOGÍA
D E LA INTERCULTURALIDAD

Intentar construir una Pedagogía de las culturas o de la Intercultura­


lidad es tarea sumamente compleja y difícil. Este tipo de Pedagogía debe
afrontar el hecho de la diversidad cultural, teniendo como base el con­
senso y la aceptación de la cultura de los otros sin renunciar a la de uno.

La Pedagogía Intercultural se fundamenta en los actos de comuni­


cación o de contacto que realizan hombres con diversas culturas. De
ahí la importancia decisiva de los hombres de distintas étnias que se co­
munican y se relacionan y no tanto las culturas en sí mismas, desde una
perspectiva teórica. «La posibilidad o no de la Pedagogía Intercultural
—escribe C O L O M (1992, pág. 7 6 ) — se asienta en la posibilidad de co­
municarse individuos de culturas diferentes, que muy probablemente
tendrán a su vez lenguas diferenciadas». La intercomunicación entre los
hombres es el elemento básico y definidor en que se concretiza el senti­
do relacional de la convivencia humana. Pero esa intercomunicación o
contacto relacional encontrará sin duda las primeras dificultades en la
diversidad lingüística, además de la diferenciación cultural, con todos
sus elementos propios, pero a la vez diversos. Estos aspectos son desta­
cados por D E M O R G E O N (1989, pág. 77) cuando escribe:
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— Los hechos culturales o las diferencias culturales son, en gene-


ral, entendidos parcialmente.

— El hecho cultural es siempre complejo, impreciso y confuso.

— Difícilmente u n hecho cultural presupone un concepto ope-


rativo.

La comunicación intercultural no se refiere únicamente al apren-


dizaje de las lenguas, sino que debe incidir en diferentes aspectos de
la personalidad (cognitivo, afectivo, comportamental, etc.) para que
la vertiente cultural, que es el objeto de la Pedagogía Intercultural, in-
fluya y determine todas nuestras representaciones y nuestras conduc-
tas. El aprendizaje de los idiomas n o soluciona por sí solo el proble-
ma de la comprensión ni las competencias entre las culturas. La len-
gua no es el elemento fundamental en la concepción de una
Pedagogía Intercultural; al contrario, es una dificultad de iniciación
para la concepción de tal tipo de Pedagogía.

Damos por supuesto que la puesta en práctica de la Pedagogía In-


tercultural exige unos nuevos planteamientos en la concepción de los
programas curriculares, en la formación inicial y permanente de los
educadores en los primeros niveles educativos, en las prácticas de aula
(textos y sus contenidos) y en otros aspectos importantes, como las
estrategias metodológicas en la enseñanza-aprendizaje, y, hasta podía-
mos llegar a una revisión del concepto de hombre y de educación.
Todo esto, a pesar de su importancia, no es suficiente para conseguir
una educación auténticamente intercultural, porque la Pedagogía In-
tercultural se da y se realiza mediante el contacto, el encuentro, la
práctica activa con grupos de distintas culturas.

Los primeros años de la persona serán decisivos para la formación


de su personalidad. Los modelos de desarrollo dependen, en gran me-
dida, de la idea de hombre. Los modelos de espiral o de Erikson nos
permiten construir un concepto amplio y abierto de hombre. Estos
modelos describen la situación concreta del hombre, captan aspectos
profundamente humanos y pueden aplicarse, en su aspecto formal, a
personas de distintas culturas, sin olvidar la diversidad de contenidos
propios de cada cultura. «Podemos decir —escribe COLOM (1992,
pág. 7 7 ) — que desde el parvulario, el niño aprende a identificar y
distinguir no sólo personas u objetos sino también roles y situaciones,
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por lo que una Pedagogía de la Interculturalidad deberá iniciarse en


este preciso instante, paralelamente a la asunción de sus procesos de
identificación y de diferenciación».
La Pedagogía Intercultural es una práctica educativa donde los
ámbitos socioculturales que conforman los procesos de identificación
y diferenciación del niño desde los primeros meses van ampliando su
campo referencial, de tal forma que comienzan a nacer nuevas formas
de identificación y de estudio transcultural. La finalidad última de la
Pedagogía Intercultural es llegar al encuentro intercultural entre perso-
nas de distintas culturas, en cuanto «es una exigencia de las
migraciones en la sociedad occidental industrializada y urbana y tiene
su fundamento en el concepto antropológico de sociocultura, lo cual
supone una revisión del etnocentrismo» ( M O S C A T O , 1989, pág. 6).
Sin duda que las actividades escolares y curriculares pueden favorecer
en la práctica estos contactos entre las culturas, pero lo importante
son las actividades experienciales que se efectúan continuamente en
contextos interculturales. Este tipo de encuentros diarios exigen un cli-
ma en el que se puedan realizar las propias capacidades y, al mismo
tiempo, sean acogidas con estima mutua. Las relaciones entre perso-
nas de distintas culturas deben producirse en un clima de confianza,
como prolongación de una aceptación profunda. Este proceso de
acercamiento suele tener tres fases: comprensión externa, compren-
sión psicológica y comprensión empática. Lo decisivo y satisfactorio
son las comprensiones emanadas desde una motivación para el cambio
y la utilización conjunta de los propios recursos en la búsqueda de so-
luciones adecuadas para resolver todos los problemas que surjan en la
convivencia ordinaria y favorecer e impulsar el desarrollo que nos
conduzca a un encuentro amistoso y profundo.

La Pedagogía Intercultural no es una ciencia estructura, donde


todo está diseñado y programado con anterioridad, desde las altas es-
feras administrativas y en todas sus reformas educativas, sino que es
una Pedagogía que «se fundamenta en el encuentro entre grupos cul-
turales diversos, por lo que la espontaneidad, los contactos interper-
sonales no sistematizados ni orientados, se conforman como sus re-
cursos más adecuados; es más una "pedagogía de la improvisación"
que otra cosa, por lo que casi no es pedagogía» ( C O L O M , 1992,
pág. 80). Tal concepción lleva a C O L O M (1992, pág. 81) a afirmar
que este tipo de pedagogía es de m u y baja densidad, en cuanto roza
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los parámetros de la educación informal. Lo que se busca de verdad


en la intercultura es la configuración de una pedagogía global, casi
planetaria, que diseñe u n nuevo hombre que sea capaz de aceptar
como normal otras formas de vida distintas a la suya, y una vez reali-
zado el encuentro entre ambas culturas, construir un proyecto único
para organizar mejor las relaciones sociales y transmitir posteriormen-
te a las demás generaciones, una visión intercultural de la vida y de
los valores sociales.

Para construir una Pedagogía de la Interculturalidad o pedagogía


de los encuentros, debemos formalizar aquellas situaciones que facili-
ten los contactos y las comunicaciones de relación entre las personas
de procedencias distintas y donde los procesos sean espontáneos e in-
formales. Este tipo de pedagogía rechaza cualquier atadura forzada y
exclusivista como exigencia posible, porque entonces ya no sería en-
cuentro solicitado sino obligado, desde autoritarismos extraños a la
personalidad del individuo.

CONCLUSIONES

C o m o colofón podemos sintetizar, en forma de conclusiones, va-


rias ideas fundamentales que nos ayudarán a construir esa Pedagogía
de la Interculturalidad, tan necesaria e irreversible en la sociedad ac-
tual. Las exponemos en formato de masoras (principios escuetos en la
forma, pero profundos en el contenido). Estas conclusiones no son
cerradas, al contrario, están abiertas y posiblemente se puedan gene-
ralizar como medidas preventivas para luchar contra todo tipo de ra-
cismo y xenofobia.

1.° La interculturalidad es una superación del multiculturalismo,


en cuanto el interculturalismo implica una relación m u t u a entre dos o
más culturas, en condiciones paritarias. El interculturalismo es más un
objetivo que un conocimiento, más una práctica de contactos y rela-
ciones inter/intrapersonales que una coexistencia vivencial pasiva.

2.° Hablar en la actualidad de identidad cultural supone arbi-


trar sistemas que potencien la convivencia entre las personas de dis-
tintas culturas, pero al mismo tiempo, favorecer la capacidad de asi-
milación e integración cultural. Actualmente los contextos sociales,
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económicos, políticos y culturales son abiertos y deben ser aprovecha-


dos para un intercambio comunicativo y solidario y para la elabora-
ción de unos valores universales que guíen las relaciones de conviven-
cia entre personas de distintas culturas.
3.° La cultura está determinada por el espacio social y el per-
sonal o subjetivo. El espacio social es el que da forma a la cultura,
quien la determina mediante sus sistemas internos de decisión y m a n -
tenimiento. La interacción individuo/sociedad establece la dinámica
de comprensión y recreación de la cultura. La cultura explícita los es-
tilos y modos de vida de los grupos humanos.
4.° El concepto de lo intercultural y su significación práctica
dentro del ámbito antropológico, se ha convertido en la actualidad en
una referencia definidora: todo es intercultural, porque todos somos
distintos y sujetos de una educación intercultural/diferenciada.
5.° De la defensa de una educación de lo intercultural, como
única forma de hacer Pedagogía, hemos pasado a un enfoque inter-
cultural de la educación. La educación intercultural afecta a todas las
personas, a todos los grupos sociales, a todas las facetas de la educa-
ción (educación para la paz, educación ambiental o ecológica, etc.) y
se presenta como la única educación posible.
6.° La Pedagogía Intercultural es una pedagogía de los encuen-
tros, de aceptación de los otros sin renunciar a la identidad propia.
7.° La enseñanza de los idiomas no es la única solución posible
para la comprensión del otro cultural. Además de la lengua, existe una
cultura, unos hábitos, unas costumbres, unas formas de vida, una his-
toria pasada y presente, con matices diferenciadores. La perspectiva
contextual implica que los procesos de conocimiento y de aplicabili-
dad dependen básicamente del contexto en el que se producen. El
paradigma constructivista desestima la idea de que un cambio concep-
tual (con todo lo que encierra) consista en sustituir una idea por otra
mejor, aplicable a cualquier situación. La investigación sociocultural
se apoya en el conocimiento y análisis de la realidad de la que se parte
y en la que se desea intervenir con una finalidad de cambio y de
transformación social e individual.
8.° La génesis de la identidad y de la diversidad se construye en
el niño desde los primeros momentos de su vida. D e ahí la necesidad
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de introducir tempranamente componentes sociales que le ayuden a


lograr su identidad y en el contacto con los otros, poner en funciona-
miento mecanismos de diferenciación social.

9.° La Pedagogía de la Interculturalidad presupone unos cam-


bios en la concepción de la escuela, en los diseños curriculares, en las
estrategias metodológicas, en las reformas educativas, en la formación
inicial y permanente del profesorado, etc. Todo ello no es suficiente,
por sí mismo, para conseguir una educación intercultural.

10. La finalidad de la Pedagogía Intercultural supone siempre


un riesgo, en cuanto su práctica mediante actividades interculturales
implica evaluar sus resultados y, al mismo tiempo, su capacidad de
comprensión empática entre personas/grupos de distintas culturas.

11. La Pedagogía Intercultural es más práctica que normativa,


más informal que estructurada. Es una pedagogía de baja densidad, se-
gún terminología acuñada por Antoni J. COLOM (1992).

12. La Pedagogía Intercultural es una pedagogía de los en-


cuentros culturales, buscando una nueva configuración del hombre y
de todos sus contextos y procesos configurativos.

13. La Pedagogía Intercultural, además de sus efectos directos


sobre los protagonistas, produce una ola expansiva de transferencia
sobre otras personas n o implicadas directamente en tales situaciones
(padres, amigos, familiares, vecinos, etc.).

14. Es necesario posibilitar el contacto y la convivencia in-


tercultural, ya que únicamente conociendo la diversidad y buscando
puntos y asuntos comunes en esa diversidad, podremos llegar a la
identificación como fórmula de encuentros amistosos y ricos para los
protagonistas.

15. La Pedagogía Intercultural se nos presenta como una nece-


sidad en la que todos estamos comprometidos y como un proceso
lento, pero ya irreversible.

16. Para potenciar el desarrollo de una Pedagogía Intercultural


se deben arbitrar actividades y situaciones que sean posibilitadoras de
encuentros y de aproximaciones entre personas de distintas culturas,
con una finalidad educativa, de conocimiento y de respeto m u t u o .
175

17. Hacemos u n a referencia obligada a los medios de comu­


nicación en cuanto nos proporcionan una visión de las diferentes cul­
turas (nos las presentan como algo cercano) y nos moldean con u n a
fórmula de cultura universal, donde los valores, las conductas sociales
y los hábitos de los ciudadanos se hacen uniformes. Los medios de
comunicación son, a la vez, diversificadores y homogeneizadores.

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