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Bloques de sensaciones

Bloques de infancia, bloques de devenir niño… Pag 90 Diálogos

Pag 159 Crítica y clínica, un devenir niño que no es un yo, sino cosmos, explosión del
mundo: una infancia que no es la mía, que no es un recuerdo, sino un bloque, un fragmento
anónimo infinito, un devenir siempre contemporáneo Lyotard.

Pag 169 Qué es la filosofía.

Mil mesetas pag 294:


se opone a un bloque de infancia o a un devenir niño, al recuerdo de ibfancia: ‘un’ niño
molecular se produce… UnY niño coexiste con nosotros, en una zona de proximidad o un
bloque de devenir, en una línea de des-territorializacción que nos arrastra a los dos,
contrariamente al niño que hemos sido, del que nos acordamos o sobre el que
fantaseamos, el niño molar cuyo futuro es el adulto.

La literatura y la vida

Escribir no es imponer una forma de expresión a una materia vivida (Deleuze, 1996: 5).

Escribir es un asunto de devenir (: 5).

Devenir no es alcanzar una forma sino una zona de indiferenciación (: 5).

El devenir siempre fluye “entre” (: 6).

Escribir no es contar los recuerdos, los sueños, las fantasías personales (: 7).

No hay literatura sin fabulación; la fabulación no consiste en proyectar un yo (: 8).

La literatura aparece como una empresa de salud (: 9).

El escritor no tiene forzosamente una gran salud, pero goza de una pequeña salud
irresistible que proviene de que ha visto y oído cosas demasiado grandes para él (: 9).

De lo que ha visto y oído el escritor regresa con los tímpanos perforados y los ojos
enrojecidos (: 9).

La literatura es delirio, vive su destino entre los dos polos del delirio: el delirio es
enfermedad pero también es salud (: 10).

Objetivo último de la literatura: poner de manifiesto en el delirio una posibilidad de vida (:


11).

El escritor es un vidente y un oyente (: 12).

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