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LECCIONES
-I — . ■ ' •'’•■■• M.- SOBRE

LA RETORICA Y LAS BELLAS LETRAS,

POR HUGO JBLAIR:

1AS TRADUJO DEL INGIES

DON JOSJSF LUIS MUNARRIZ,

SEGUNDA EDICION.

TOMO I.

MADRID EN LA IMPRENTA REAL


/
AÑO DE 1804.
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the translator AL DOCTOR HUGO BLAIR,
OF THE “LECTURES OH RHETORIC
Et TRADUCTOR DE SUS LECCIONES

> AND BELLES LETRES,”


SOBRE LA RETORICA Y LAS BELLAS LETRAS.

TO THE AUTHOR.

REV- DOCTOR HUGH BLAIR &c.


Mi ilustre maestro: cuando aguardaba
impaciente las noticias circustanciadas de
My illustrious Master. vuestra vida y escritos, que tiempo hace te­
W hen J' awaited with impatient anr
xiety the circumstantial and long solicited
nia pedidas á la Gran Bretaña ; cuando por
la guerra entre nuestras dos naciones des­
confiaba de que me llegasen á tiempo de
information from England of your life and
ilustrar con ellas el tomo primero de mi tra­
writings, with, however, the present war ducción de vuestras sabias Lecciones : ¡ cuá­
between our respective countries made. me
les fueron mi sorpresa y mi júbilo al hallar­
almost despair of receiving in time to illus­
me con unas Memorias; por donde veo que
trate and adorn the first volume of my
aún vivis, y que gozáis de tina salud ro­
translation of your learned Lectures; how
busta en medio de una edad avanzada , cuan­
great were my surprise and joy to have
do el común de los hombres experimenta so­
fallen accidentally on certain Memoirs, ac­
lo trabajos y dolores! Mi corazón atravesó
quainting me you still live, and enjoy a ro­
al instante los mares y las distancias; y os
bust state of health at so advanced an age,
tributó el homenage de veneración y gra­
when the generality of mankind can hardly
support the grievous weight of infirmity and titud, que le dictaron tanto tiempo ha vues­
tras Lecciones; al instante formó el designio
pain! No impediments of seas, or distance
of space were able to preclude my heart de dedicaros un trabajo, fruto, no sé si diga
fromapproaching forthwith, to pay you the digno, de vuestras útiles y bien aprovecha­
just tribute of homage, veneration and gra- das tareas.
Laméntese en buen hora el filósofo de
X

titude, long since and deeply impressed the­ que el malvado vive un siglo entero para
tormento y oprobio de la humanidad de­
reon by your Lectures, or from immedia­
tely resolving to dedicate to you the fruit solada; y que el hombre de bien, y el ver­
of my labours, that J ' should be proud to dadero sabio nace y deja de ser. Yo me
think equal to •what your useful and suc- consuelo al ver que el destino hace algunas
cessfull lucubrations demand. ' excepciones favorables: que os ha respetado
Let Philosophy repine to see the wicked hasta ahora: y que exento de una suerte tan
común, y de la caducidad casi inseparable
and worthless live a whole century, for the
de un octogenario, sois aun las delicias de
torment and shame of distressed humanity,,
while the wise and virtuous man remains vuestro pais, y el objeto de la veneración
involved in oblivion, or prematurely ceases de los extrangeros que lo visitan. Dichoso
yo si mis afanes pueden añadir una sola ho­
to exist. For me it is a solace to find that
ja á la inmarcescible corona de laurel y de
fate grants, at least, some favourable ex­
oliva, que ciñe vuestras respetables sienes.
ceptions : that it has hitherto treated you
with becoming deference : and that previle- Madrid y Jul. ai de 1798.
gedfar above the common lot, and exempt
from the decrepitude almost inseparably at­ Josef Luis Munarriz.
tached to octogenarians ,you still continue, to
be the glory of your nation, and bright or­
nament that attracts the attention of all
discerning foreigners , that flock thither.
Happy shal J call myself, should my
endeavours, such as they are, be fortunate
enough to add somuch as one leaf to the
never fading laurel and olive crow that
binds your respectable brows. Madrid 21
61 July iqp8.
Joseph Lewis Munarriz.
INDICE
< \ .....---- .
DE LO CONTENIDO EN EL TOMO TRIMERO-

jAldvertencia DEL TRADUCTOR EN

L^ EDICION PRIMERA................................ XI.


Advertencia del traductor en
ESTA SEGUNDA EDICION........................... XXV.
Breve relación de la vida y carácter
del doctor Hugo Blair........................ xxix.
Prefacio................................................... xli.
Autores que consultò Blair gara la
composición de esta obra...................... xlv.
Lección i. Introducción......................... z-
Lección ii. Gusto...................'•............... *7
Lección iii. Crítica-Genio-Placeres
del Gusto-Sublimidad de los objetos. qS
Lección iv. Sublimidad en los escritos. 73
Lección v. Belleza y otros placeres del
Gusto.................................................... too
Lección vi- Origen y progresos del
Lenguage................................................ 122
Lección vii. Origen y progresos del
Lenguage, y de la Escritura.......... iqgf
Lección viii. Estructura del Len­
guage................... ............................. 175
Lección ix. Estructura del Lengua-
ge-Lengua Castellana...................... 1$ 7
\. - 1 ■
ADVERTENCIA DEL TRADUCTOR
X
Lección x. Estilo-Claridad y Preci­ EN LA EDICION PRIMERA.
sión................... ................................2
Lección xi. Estructura de las sen­
tencias.......................................................2 &&
Lección xir. Estructura de las sen­
tencias...................................................... 29z JLaas memorias sobre la vida y escritos de
Lección xiii. Estructura de las sen­ Hugo Blair, que se me han remitido de In­
tencias. __ Armonía.......................& glaterra , y doy traducidas á continuación de
* esta advertencia, ofrecen una noticia bas­
tante cirsustanciada de los -progresos lite­
rarios de este escritor, fortuna que han te­
nido sus trabajos, y reputación que le han
grangeado. adsi ellas como el prefacio del
Autor , podrían excusarme la molestia de
un prólogo; donde de ordinario se ven tantas
trivialidades y amplificaciones excesivas: pe­
ro me creo obligado á dar una razón, aun­
que breve, del motivo que he tenido para ele­
gir esta obra; y del método que he seguido en
la traducción de ella.
Si mi juicio tuviera el valor de la auto­
ridad, diría que las Lecciones de Blair son
la obra mas completa y luminosa de cuan­
tas se conocen en su género: y que cuando
traté de rehacer mis primeros estudios, des­
pués de haber leído mucha parte de lo me­
diano, y aun de lo malo que tenemos en nues­
tra lengua, y de lo bueno y mediano que po­
seen los franceses, habiendo tropezado por
una casualidadfeliz con esta obra la leí', la
DEL TRADUCTOR. XIII
XII advertencia
tas y retóricos habían envuelto en una erudi­
devoré con ansia; la volví á meditar-, la ex­ ción indigesta, y unas ideas embrolladas. JDió
tracté en parte, la hice mia en lo posible: jugo y vigor á las reglas áridas y desmaya­
y su estudio me enseño á gustar y saborear das que estos dictaron. Sustituyó el juicio de
no pocos autores, cuyas bellezas no había po­ un gusto ilustrado por la razón al de la au­
dido percibir anteriormente. toridad: y recorrió los principales géneros en
Mas como el voto de un hombre oscuro prosa y verso, sin haber apenas omitido cosa
sea de poco precio entre los literatos; y que alguna relativa al arte de hablar, y de es­
en rigor tampoco sea de peso alguno en las cribir bien-
ciencias humanas la autoridad, ni la repu­ Su estilo es sencillo: y si examina cues­
tación misma de un escritor-, se hace necesa­ tiones metafísicas, las presenta bajo un pun­
rio evidenciar el mérito de las Lecciones de to de vista perceptible: omite todas las ari-
Blair por ellas mismas. dezes abstractas, que no conducen á su plan:
Blair, penetrado de la utilidad del con­ y nada deja que apetecer al futuro orador ó
sejo de Horacio , manejaba continuamente los poeta de cuanto necesitaría para perfeccio­
autores griegos, maestros de los sabios de la narse en su estudio favorito. Como sabia eco­
antigua Boma y de la Europa moderna en nomizar la erudición, sembró con parsimonia
el arte de pensar, de hablar, y de escribir los ejemplos, ya para que el lector hiciese
bien: extendió sus lecturas á las obras de los ciertas pausas en la fatigosa carrera de las
segundos; y no se desdeñó de consultar y aun investigaciones metafísicas,ya para que sir­
meditar las de estos últimos. viesen de ilustración á los preceptos que su­
Formado sobre los mejores modelos, su. gería. Supo variarlos diestramente, tomán­
elocuencia noble, elevada y vigorosa le dió en­ dolos ya del griego , ya del latín, ya del in­
tre sus paisanos la reputación de un predica­ gles mismo y aun del francés-. y al paso que
dor singular. No contento con ella ,y querien­ con ellos ha amenizado su obra, y dádole tan
do servir de guia á la juventud que empren­ podefoso atractivo-, ha llamado la atención
diese la carrera de la literatura, trató de ácia los buenos autores, y fomentado la afi­
exprimir en un curso' de Lecciones lo mas só­ ción á su lectura.
lido , exacto y claro de cuanto escribieron los Su plan está tan bien entendido como
antiguos, y aun los modernos que le precedie­ ejecutado: pues presenta primero los conocí-
ron. Muerto á desenmarañar lo que los sofis­
XIV ADVERTENCIA. del traductor xv

mientas preliminares-, sin los cuales no se Sea lo que se quiera de esta disputa,
apreciarían con exactitud las bellezas y los dfrada únicamente en saber si estas leccio­
defectos de los escritos. Da las nociones sufi­ nes son unos elementos ó una obra magistral,
cientes sobre las calidades que buscamos en no se las puede negar el justo título de ser
ellos, y sobre las fuentes del placer que estas un libro excelente, y único en su línea. Eos
nos excitan. Considera el lenguage en general, que en gracia de Batteux encontrasen exce­
y su lengua en particular, las principales siva esta alabanza de Blair, podrán consi­
figuras ó modificaciones del lenguage, las di­ derar la diferencia de un libro á otro en la
versas calidades del estilo, las diferentes es­ diversidad de sus planes, de su ejecución y de
pecies de elocuencia, y aun los diversos géne­ sus fines. El escritor francés reduce su ense­
ros en poesía. Procediendo de esta suerte no ñanza á sistema, el inglés á la observación:
omite ideas intermedias: antes suministra no­ los preceptos y ejemplos del uno son mas bien
ciones generales de fácil aplicado n á los ca­ un curso de literatura francesa; mientras
sos particulares. que las lecciones del otro tienen una utilidad
Unos dicen que la obra de Blair es una y aplicación universal: el estilo en fin, y la
guia excelente de los jóvenes, que se apliquen manera de presentar los objetos tienen una
á la elocuencia y poesía-, por contener los diferencia tan grande en los dos autores,
principios de este elocuente moralista sobre que basta echar una ojeada sobre ellos para
un arte que poseía tan bien, y sobre el otro conocerla, y dar la preferencia al ing lés.
que sabia apreciar con tanta delicadeza. Es­ Pero poco ó ningún valor tendría la obra
tos mismos admiran la obra por la elegancia de Blair, si ademas de ser clásica en su lí­
del estilo, por la crítica juiciosa y sabia, y nea , no fuese también verdaderamente ele­
por la cordura de los preceptos dictados por mental. Ella no es mas que un curso de lec­
una sana lógica, y por un gusto ilustrado. ciones , que sucesivamente fué recitando á sus
Pero otros, creyendo ver reducido por esta discípulos sobre los varios géneros que les ex­
idea el mérito de la obra, dicen que es tan plicaba :y si estas,ya coordinadas y compo-
útil para los sabios como para los ignoran­ •niendo un cuerpo de reglas de bella literatu­
tes : y aun algunos no dudan afirmar, que ra, no estuviesen al alcanze de los jóvenes
será mas provechosa para los maestros que qtie se destinan á su estudio, deberíamos de­
para los discípulos. cir que Blair no supo hablar á sus discípu­
XVI ADVERTENCIA DEL TRADUCTOR. XVII
los. Mas el a-precio y aun admiración con que cho lo mismo que habría ejecutado Blair, si
estos las recibían', las notas que tomaban y hubiese escrito entre nosotros: y no me ha de­
franqueaban á otros', y la larga serie de tenido en su ejecución el errado concepto de que
anos que Blair fue oido con aplauso deponen desfiguraría de esta suerte la obra: pues no
altamente contra esto. De consiguiente es ig­ añadiendo de mi cosecha una sola idea, y
norar el verdadero precio de estas lecciones conservando en cuanto me ha sido posible el
calcularlas mas á propósito para hombres mismo tenor de estilo, será siempre Blair
hechos en esta clase de conocimientos , que quien hable en los mismos ejemplos de nues­
para los que tratan de formarse en ellos. tra literatura, que he añadido, ó sustituido
Juicio importuno, y en que según indiqué á algunos de la inglesa. Hubo un tiempo en
antes ha influido acaso como en otras cosas que pude hacer este trabajo á menos costa y
el abuso de los nombres. con mayor provecho : porque entonces bullían
Tal es la obra de Blair: y mi trabajo en mi cabeza los mas bellos trozos de nues­
creo no la ha desfigurado. Cuando consulté á tros poetas, y aun algunos de nuestros pro­
mis amigos sobre mi empresa de traducirla, sadores. Ocupaciones de un carácter bien sé-
hallé que unos opinaban que la copiase ri­ rio y diferente solo me han permitido en el
gurosamente palabra por palabra; como si dia refrescar la memoria no siempre fiel, y
fuese preciso esto para ser verdadera tra­ menos cuando no aspira á retener para cierto
ducción. Otros me aconsejaban que la despo­ fin lo que se le ha encomendado sin mas ob-
jase de todos los ejemplos de la literatura in­ jeto que el placer del momento. Conozco mu­
glesa, y aun de los de la griega y latina-, y chos, que en cualesquiera circustandas ha­
sustituyese en su lugar los mas oportunos de brían hecho el mismo trabajo mucho mejor
los que en su sentir ofrece abundantemente que yo pudiera hacerlo', pero en la aplicación
la nuestra. Otros por fin me ratificaron en de mis esfuerzos he tenido que superar mu-!
mi idea de no perdonar á trabajo alguno en chas dificultades, nacidas unas de la estruc­
la traducción de todos aquellos ejemplos, cu­ tura de la obra misma, y otras de la situa­
yas bellezas ó defectos se sintiesen igualmen­ ción en que me hallo.
te en nuestra lengua, añadiendo los de nues­ Como Blair no escribía solo para los doc­
tra literatura en que se hiciesen conocer igual­ tos, ni en su sana cabeza podía hallar abri­
mente.. Haciendo esto último creo haber he- go la errada idea de que para saber sea ne-
xomo i. *#
XVIII ADVERTENCIA DEL TRADUCTOR. XIX
cesario entender griego ni aun latin, no puso das que embarazan las páginas, destru­
en su obra ejemplo alguno tomado de estas yen la igualdad y limpieza tipográfica de
lenguas sabias, de que no diese la correspon­ la obra, y distraen al lector sin acarrearle
diente versión en.la suya- JPara hacer esto no ventaja alguna. Esto mismo he practicado
tuvo mas trabajo que el de copiar las tra­ con todas las ilustraciones, que en el original
ducciones conocidas , y á vezes el de escoger en­ están al pie de las páginas; por contemplar­
tre los traductores; porque apenas hay clási­ las unas adiciones que el tiempo y la série de
co alguno griego ó latino, de que no haya en ideas sugirieron al autor, mas bien que unas
inglés una 6 mas traducciones. No sucede asi digresiones.
entre nosotros', y esto me ha obligado á su­ Otro trabajo mas prolijo ha sido el de
plir por mí ó mis amigos la traducción de sustituir una corta análisis de la lengua cas-
algunos p as ages griegos y latinos; y no con­ tellena á la que el autor dió acerca de la su­
tento siempre aun con aquellas que tenemos, ya : porque ademas de ser intraducibie par­
me he visto en la precisión de corregirlas, o te de esta, seria tan inútil á nuestros lecto­
aun hacerlas de nuevo ¿Quien se contentará res, como provechosa una investigación filo­
siempre con la traducción de la Eneida por sófica sobre nuestra lengua, aun no bastan­
Gregorio Hernández, de Velase o?. ¿Ni quien te conocida ni apreciada de los que se tienen
hallará siempre en las Geórgicas de. Chistó-, por inteligentes. No es esto decir, que yo haya
bal de Mesa, ni aun en el libro primero tra­ descubierto cosas nuevas acerca de ella: pues
ducido por fr. Luis de León, el sin igual si se exceptúa lo que digo sobre su filiación
poema de Virgilio ? ¿ Quién me señalará una gótica, casi todo lo demas se hallará en nues­
traducción completa y poética de Horacio? tros etimologistas y disertadores. Pero al
¿Ni dónde hallaremos en castellano á Sófo­ cabo he tenido que hacerlo :y esto era un tra­
cles ni á Homero? No creo pues que se atri­ bajo mas penoso que copiar la disert ación de
buya á presunción mia haber antepuesto al­ Blair sobre la lengua inglesa.
guna vez á las traducciones de. autores cono­ Razones diferentes me han estimulado á
cidos las que me han parecido que expresa­ sustituir á los ejemplos de sinónimos ingleses
ban mejor el original :y poniendo á continua­ otros mas legítimos en nuestra lengua. Pre­
ción del texto desconocido la traducción caste­ sentando Blair algunos ejemplos de aquellos
llana , he evitado la molestia de las llama­ demostró la necesidad de su conocimiento pa-
## ¡j
XX ADVERTENCIA
DEL TRADUCTOR. XXI
ra evitar su abuso, y alcanzar la precisión
fianza las riquezas agenas, como se desapro­
en el estilo. Y como para la evidencia de la
demostración sea indiferente el uso de estos pia de las suyas.
De aquise inferirá la preferencia, que
ú otros sinónimos, he creído llenaba mas bien
los españoles deben dar a mi traducción so­
la intención del autor presentando algunos,
bre la francesa', pues ademas de haberla
aunque pocos, que indudablemente se tienen
hecho en cierto modo nacional, he trabajado
por sinónimos en nuestra lengua, en lugar
en ella mas que Cantwell en la suya. No
de los que trae el autor', los que mirados
puede negarse, que la grande superioridad
bien de cerca no conservan en ella aquella
de la obra de Blair sobre todos los tratados
analogía tan íntima, que hace que se confun­
del mismo género está en las reglas genera­
dan frecuentemente en inglés.
les, y en los principios del gusto y. del racio­
Los otros tomos ofrecerán iguales traba­
cinio que tan felizmente ha sustituido á los
jos ,y particularmente el que trata de la poe­
artificiales de los retóricos escolásticos. ¿ Pe­
sía : pues téngase entendido por punto gene­
ro se inferirá de aqui, que el traductor pue­
ral, que no hablando Blair de nuestra lite­
da descarnar la obra de aquellos porme­
ratura sino dos solas vezes, la una para ex­
nores que la amenizan, de aquellas apli­
cusarse la análisis de la Hraucana de Erci­
caciones que hacen visible, la solidez de sus
lla , por no entender la lengua castellana, y
principios, de aquellos ejemplos que. la dan
la otra para hablar del teatro cómico espa­ tanta variedad como hermosura, sin susti­
ñol, con referencia á Perron de Cástera ; to­
tuir de su cosecha otros que la conserven el
do lo que en la traducción se encuentre rela­
mismo punto de frescor y lozanía ? Si por
tivo á nuestros escritores, aunque nada age­
ahorrar trabajo fuese licito á un traduc­
no del plan del autor, es obra mia ó de mis
tor cortar por donde se le antoja, pudiera
amigos- Si conociendo la debilidad de mis
Cantvuell haber echado por el atajoy y cerce­
fuerzas me he acogido algunas vezes á la su­
nar la obra de todo pormenor ó aplicación es­
perioridad de las luzes de estos, me queda
colástica. Ya que no ha hecho tanto, se ha
siempre la gloria de haber puesto en movi­ 'tomado las licencias que bastaban para fa­
miento sus talentos; y de que su trabajo no
cilitarle la empresa. Ha despojado la obra
me es del todo extraño', porque la amistad,
de muchos pasages y versos ingleses, sin sus­
nunca exclusiva, se apropia con tanta con- tituir otros de su lengua que patentizasen
XXII ADVERTENCIA DEL TRADUCTOR* XXIII

Zézj bellezas ó defectos que aquellos contenían. y no dudo que si su compatriota Blair llega
Se ha atrevido á defraudar á Homero y á á ver la mezquina versión de la suya, hon­
Sófocles del justo homenage que les prestó rará á Cantvoell con el mismo dictado.
Blair, citando dos hermosos trozos suyos en Por mí sé. decir que de nada me na ser-,
las Lecciones acerca del sublime y del após~ vido la traducción de este , que me vino a
trofe-, osadía que me ha indignado : ha pri­ las manos después de tener concluida lamia:
vado al común de sus lectores de la inteligen­ y aun debo añadir en honor de la verdad, que
cia de las ilustraciones, dejando de poner las habiéndola consultado dos vezes en aos pun­
correspondientes versiones al pie de los tex­ tos en que dudaba de mi acierto , halle con
tos griegos y latinos-, cosa que hizo Blair,y sorpresa que nuestro hombre los paso en si­
que entraba esencialmente en su pian: ha lencio. Una fue cuando queriendo ver la fra­
traducido la disertación del autor sobre la se francesa con que él había expresado esta
lengua inglesa, con elfrívolo pretexto de que otra original Art of sinking, me encontré
lo hace en favor de los que la saben ó estu­ que Cantvoell contento con extractar el largo
dian-, y en favor acaso de solos estos ha de- párrafo donde Blair habla, de este arte, ol­
xado en inglés varios ejemplos y rasgos , sin vida la frase y el objeto que ella expaca . os
dar la versión ó valor equivalente en su len­ cuales en la imposibilidad de encontrar equi­
gua. En una palabra, ha cortado el nudo valente en castellano he expresado con esta
de la dificultad donde lo ha hallado ; no por­ perífrasi: Arte de hundirse , ó de la baxe-
que yo le crea incapaz de desatarlo, sino za en el estilo. Otra vez fui á consultar la
porque apresurándose en su empresa, que significación de estas palabras: the curling
parece haber tomado á destajo, encontró es­ worm of a común jack; que en rigor en­
te medio expedito aunque indecente. Nos la­ cierran la idea de un tirabuzón ó sacacorcho:
mentamos del enjambre de malos traducto­ y hallé que el traductor francés no encontrán­
res que nos molestan. La Francia los tiene dolas en los diccionarios se salvó de la dificul­
también de oficio: tales Cantvoell, á quien tad dejándolas de traducir.
el excelente historiador de la decadencia y Lal es en suma el trabajo que he pues­
caída del Imperio Romano , G ibbon, llama to para que esta traducción sea útil y dig-,
manufacturero: por desconocer su obra en la na del público, á quien se presenta. Si a,
miserable traducción que ha hecho de ella: pesar de mis esfuerzos no correspondiese a
ADVERTENCIA del traductor
XXIV ADVERT. DEL TRADUCTOR.
la bondad y reputación del original, será EN ESTA SEGUNDA EDICION.
una nueva prueba de que la aplicación y el
esmero no bastan por sí solos para la ejecu­
ción de ninguna obra literaria. ' ‘. - '.v. \ \
JE/ de la edición primera de estas
Lecciones, concluida á mediados de im,
■prueba el aprecio con que las ha recibido
público: y este aprecio me ha estimulado a
repetir la segunda con algunas correcciones
y adiciones-, pero tales, que no hagan inútil

El trabajo mas prolijo que he hecho aho­


ra , ha sido la formación del índice general
de las cosas mas notables contenidas en los
cuatro tomos-, trabajo, cuyo fastidio puede
5
calcular solo el que haya desempeñado algu­
no de su clase; pero trabajo útilísimo para,
el que habiendo estudiado las Lecciones quie­
ra cerciorarse de alguna especie, que no tiene
bien presente. ■
Estoy preparando otro trabajo, que no
tardaré en dar á luz.; a saber, el compen io
de esta obra clásica , que algunos han creí­
do necesario para el uso de nuestras escuelas,
y que se me ha pedido por varios profeso­
res de distinguido mérito., juzgando, que na­
die puede formarlo mejor que quien la ha
meditado detenidamente para traducirla y
acomodarla á nuestra literatura. .
EÍ las memorias de la vida y escritos de

\ . (
XXVI ADVERTENCIA DEL TRADUCTOR. XXVIT
Blair, -puestas al frente de la edición ante­ estación actual'.pero la debilidad consiguien­
rior , he sustituido en la presente la Breve te á un largo encierro en casa no me ha. de­
Relación de su vida y carácter, que se halla jado escribir cartas hasta ahora, ni dedicar­
al fin del tomo v. de los Sermones del mismo, me á ninguna otra ocupación”
impreso por la quinta vez en el año próxi­ “ Lisongéame sobremanera dicha traduc­
mo pasado', ya porque esta relación tiene ción de mis Lecciones en español, con cuyo
otra autenticidad que las Memorias, y ya anuncio me favorecen vmds.; y me tendre
porque alcanza á la muerte del autor. por muy dichoso, si la obra contribuye de al­
Sin embargo, me parece que no estará gun modo á promover la afición al buen
demas insertar á continuación, traducida al gusto y á la literatura en una nación acree­
castellano, la carta que escribió Blair á mis dora por muchos títulos al mas alto respeto,
corresponsales de Londres, Don Fermín de y que yo he tenido siempre en particular
Tastet y Compañia; tanto por la complacen­ veneración. Por ahora pido á vmds. el favor
cia que le causó mi dedicatoria y empeño de de que en su respuesta á Don fosef Munar­
traducir sus Lecciones, cuanto por el apre-r riz le ofrezcan mis respetuosos cumplimien­
ció que en ella hace de la nación española. tos , diciéndole que estoy muy agradecido á
Dice así la carta: su trabajo; que la dedicatoria en que tanto
“ Muy señores mios: hace algún tiempo me honra peca por demasiado lisongera; y
que tuve la satisfacción de recibir una carta que tengo razón bastante para dar gracias
muy atenta de vmds., á que .acompañaba á la Providencia por haberme dispensado en
la dedicatoria que Don Josef Munarriz se el largo curso de mi vida mucha parte de la
ha servido hacerme de su versión al espa­ buena salud que me desea; á excepción de
ñol de mis Lecciones sobre la Retórica y este último mal, que ha sido el mas inespe­
las Bellas Letras. Mucho antes hubiera res­ rado y cruel de cuantos he padecido. Msi-
pondido á la estimada de vmds., á no haber mismo han de tener vmds. la bondad de de­
llegado cabalmente cuando me aquejaba una cirle , que me alegraria mucho de ver el pri­
molestísima dolencia, cual es la retención de mer tomo de su traducción, si hubiese algu­
orina, que me ha durado muchos dias. Mho- na coyuntura para remitirle: pues aunque
ra estoy libre de ella enteramente; y voy re­ no entiendo el español, tengo aqui algunos
cobrando la salud en cuanto lo permite la amigos que lo han estudiado; y que desean
XXVIII ADVERT. DEL TRADUCTOR.
BREVE RELACION
leer su obra. En cuanto á las Memorias de
que hace mención, -pertenecientes á mi vida, DE LA VIDA Y CARACTER

ni sé cuales son, ni el crédito que merecen-, DEL DOCTOR HUGO BLAIR.


pero si dicho Señor necesitase algunas otras
noticias, estoy pronto á responder á cuantas
preguntas quiera hacerme.” Ei doctor Hugo Blair nació en Edimbur­
“ Dando á vmds expresivas gracias por go en 7 de Abril de 1718. Su padre Juan
fos apreciables favores que me hacen en su Blair, comerciante respetable de aquella ciu­
carta, quedo con el mayor respeto fsrc. dad, descendía de la antigua familia de
Edimburgo 2. de Enero de Blair en Arshire ; y fue nieto del famoso
Hugo Blair.” Roberto Blair, ministro de San Andrés, ca­
pellán de Carlos I, y uno de los clérigos
mas distinguidos de su tiempo. Desde sus
primeros años manifestó el doctor Blair su
inclinación al estado eclesiástico ; y recibió
una educación conforme á la misma. Des­
pués del estudio de la gramática entró en
la clase de humanidades en la universidad
de Edimburgo : en aquel' célebre seminario
empleó once años con la mayor aplicación
en los estudios literarios y científicos, que la
iglesia de Escocia prescribe á los que han de
pretender licencias de predicar. En este im­
portante período se distinguió de todos sus
compañeros por su esmero y aprovechamien­
to: y obtuvo de sus catedráticos repetidos
testimonios de aprobación. Uno de ellos me­
rece mencionarse particularmente; porque
fue en opinion de Blair el que le decidió á
XXX VIDA DE HUGO BLAIR. XXXI
la amena literatura. Un ensayo nipi tou kcckoZ, su apreciable obra “la Cronologia y la his­
ó sobre lo bello, escrito por él cuando estu­ toria del mundo.”
diaba lógica, y en el curso de sus ejercicios En el año de 1739 recibió el doctor
académicos, tuvo la fortuna de llegar á no­ Blair el grado de maestro en Artes. En esta
ticia del profesor Strevenson ; y con circus- ocasión imprimió y defendió sus proposicio­
tancias honrosas para su autor fue señalado nes de fundamentis et de obligatione legis
para leerse en público al fin de dichos ejer­ natura, que contienen un examen breve
cicios. Esta señal de distinción hizo impre­ pero magistral de este importante asunto;
sión profunda en su ánimo: y desde enton­ y presentan en un latin elegante el bosque­
ces se acordó con particular afecto del ensa­ jo de los principios morales, que después des­
yo, que había merecido esta distinción; y envolvió é ilustró mas plenamente en sus
hasta su muerte lo conservó como la prime­ Sermones.
ra prenda de su fama. Por este tiempo contaba la universidad
En este tiempo emprendió el doctor de Edimburgo entre sus estudiantes muchos
Blair un método de estudios, que contribuyó jóvenes, que no tardaron en hacer una figu­
mucho á la exactitud y extensión de sus co­ ra distinguida en la historia civil, eclesiásti­
nocimientos; y que continuó practicando en ca y literaria de su país. Con los mas de
ocasiones aun después de haber afianzado su ellos estuvo íntimamente unido el doctor
reputación. Este método consistía en hacer Blair, sin que llegasen á producir sus cone­
extractos de las obras mas importantes al xiones ningunas competencias ni zelos, v
leerlas, y en coordinarlos según sus mismas estando toda su vida acordes en sus miras
ideas. De esta manera resolvió estudiar en por el bien público; las cuales tuvieron el
particular la historia : y en compañía de al­ influjo mas favorable en los adelantamien­
gunos jóvenes sus amigos formó un plan muy tos de ellos mismos, en los progresos del
extenso de tablas cronológicas para dar su gusto entre sus contemporáneos, y en los in­
lugar propio á cada hecho de importancia. tereses generales de la patria.
El plan dispuesto por este joven para su uso Al completar la carrera de sus estudios
particular fue después mejorado, concluido, sufrió las pruebas acostumbradas en Edim­
y dado á luz por su erudito amigo el doctor burgo; y recibió las licencias de predicar
Juan Blair, prebendado de Wensminster en en 21 de Octubre de 1741. Aqui comenzó
XXXII VIDA DE HUGO BLAIR. XXXIII

su vida pública con la perspectiva mas alha- cion ; y presentaban modelos brillantes, ra­
güeña. Desde que se presentó en el pulpi­ ras vezes oidos hasta entonces en Escocia,
to justificó plenamente la reputación, que de unas oraciones aliñadas, bien compuestas
había adquirido en la universidad : y á po­ y verdaderamente didácticas.
cos meses la fama de su elocuencia le grangeó En 11 de Octubre de 1754 fue trasla­
la presentación á la parroquia de Colessic en dado de la parroquia de Canongate á la de
Fife, donde fue ordenado de sacerdote en 23 Lady Yester, también en Edimburgo: y
de Setiembre de 1742. Pero no se le permi­ en 15 de Junio de 1758 fue promovido á
tió permanecer mucho tiempo en este reti­ la iglesia mayor de esta ciudad, empleo
ro campestre. Una vacante en el empleo de eclesiástico el mas importante del reyno. La
segundo de la parroquia de Canongate, en invariable prudencia, habilidad y acierto
Edimburgo, proporcionó á sus amigos el lla­ que por espacio de mas de cuarenta años
marle á un puesto mas acomodado á sus ta­ acompañaron á todos sus trabajos parroquia­
lentos: y aunque en competencia con él fue les en este visible y difícil puesto , convencen
presentado uno de los clérigos mas elocuen­ bastantemente de la sabiduría de su elección.
tes y de mayor popularidad, los electores se Hasta aqui se había entregado casi ex­
decidieron en la mayor parte á favor de es­ clusivamente á sobresalir en su profesión, y
te joven orador; y lo restituyeron en Julio al buen desempeño de sus tareas parroquiales.
de 1743 á la ciudad de su nacimiento. No había publicado todavia ninguna pro­
En este puesto continuó once años de­ ducción de su pluma; excepto dos Sermo­
sempeñando con mucho esmero y fruto las nes predicados con motivos particulares, al­
obligaciones del oficio pastoral. Sus discur­ gunas traducciones en verso de varios pasa-
sos desde el pulpito le grangearon particu­ ges de la Escritura para el uso de su iglesia,
larmente general admiración. Estaban com­ y algunos pocos artículos en la Revista de
puestos con cuidado nada común: y ocupan­ Edimburgo-, periódico, que comenzó á pu­
do un lugar medio entre las aridas discusio­ blicarse en 17^5 > y por algún corto tiempo
nes metafísicas de cierta clase de predicado­ siguió á cargo de los hombres mas hábiles
res, y las vagas é inconexas declamaciones de aquel reyno. Pero hallándose ya al fren­
de otros, reunían de la manera mas feliz la te de su profesión, y aliviado por el trabajo
luz de las pruebas con el calor de la exorta- de los años anteriores de la fatiga de pre-
TOMO 1. ***
XXXIV VIDA
DE HUGO BLAIR. XXXV
pararse semanalmente para el pulpito, co­
menzó á pensar con seriedad en un plan pa­ universidad de Edimburgo, y nombrar al
ra enseñar á otros aquel arte que tanto ha­ doctor Blair en consideración á sus recono­
bía contribuido á afianzar su fama. Con esta cidas prendas profesor regio de esta cátedra
mira manifestó á sus amigos un modelo de con el sueldo de 70 libras.” El doctor Blair
Lecciones sobre la Composición: y aproba­ publicó estas Lecciones en 1783 al dejar esta
do por la universidad, comenzó á leerlas en cátedra: y la voz general del público las ha
el colegio en n de Diciembre de 1759. declarado el sistema mas completo, juicioso
Hallábase con todos los requisitos necesarios y elegante de las reglas oportunas para for­
para desempeñar bien esta empresa, y junta­ mar el estilo, y cultivar el gusto de la ju­
mente con una reputación tan bien sentada ventud.
que no podía dejar de dar valor á sus Lec­ Por el tiempo en que estaba ocupado en
ciones : porque ademas del testimonio que á echar los cimientos de esta útil institución,
sus talentos daban sus promociones en la tuvo la oportunidad de hacer otro servicio
iglesia, la universidad de san Andrés, mo­ importante al mundo literario contribuyen­
vida principalmente del mérito de su elo­ do á sacar del olvido las poesías de Ossian.
cuencia , le habia conferido en Junio de 1757 A instancias suyas y de Home se movió
el grado de doctor en Teologia; honor que Macpherson á publicar sus fragmentos de
en aquel tiempo era muy raro en Escocia. poesía antigua : y su patrocinio le fue muy
Fue numerosa la asistencia de concurrentes útil para completar la suscripción; con cu­
al primer curso de sus Lecciones recibidas yo producto pudo hacer sus viages por las
con especial aplauso. Los patronos de la montañas para reunir los materiales del Fin-
universidad, convencidos de que harían un gal , y de aquellas otras producciones delicio­
aumento apreciable al sistema de educación, sas que llevan el nombre de Ossian. El doc­
se convinieron en el verano siguiente en es­ tor Blair aplicó á estas producciones la pie­
tablecer una clase de Retórica bajo su di­ dra de toque de una genuina crítica: y poco
rección, como parte permanente del plan después de publicadas apreció exactamente
de estudios de la misma : y en 7 de Abril su mérito en una disertación ; á la cual pocas
de 1762 S. M. se dignó “erigir y dotar una pueden comparársele por la belleza del len-
cátedra de Retórica y Bella? Letras en la guage, delicadeza del gusto, y agudeza de la
crítica. Esta disertación se imprimió en 1763:
*** a
XXXVI VIDA DE HUGO BLAIR. XXXVII

y extendió la reputación de su autor por puño, rehaciéndolos en mucha parte des­


toda la Europa. pués que ya había cumplido ochenta y dos
Logrados ya los objetos principales de años de edad; y el último que compuso,
su ambición literaria consagró por muchos aunque no es el último en el orden en que
años sus talentos únicamente á las importan­ se han publicado, fue el Sermón sobre la
tes y delicadas ocupaciones de su estado. vida de disipación y de placer , escrito con
Pero hasta el año de 1777 no se le pudo mucha dignidad y elocuencia. Todos sus ser­
mover á que publicara un volumen de los mones según el voto universal son modelos
Sermones, que tanto tiempo hablan servido en su clase: y por largo tiempo serán mo­
de instrucción y de deleyte. Recibido bien numentos durables de la piedad, del talento
este volumen le animo la aprobación públi­ y juicio de su autor; pero ellos forman solo
ca á pasar adelante; y á hacer lo mismo en una pequeña parte de los discursos que pre­
diferentes tiempos con otros tres, que fue­ paró para el púlpito. Su modestia le hizo
ron acogidos con una ansia, de que pocas creer, que los demas no estaban en disposi­
obras pueden alabarse. Todos circularon con ción de darse á la prensa: é impelido del
rapidez; y se extendieron tanto como la len­ cuidado de su reputación, es digno de ex­
gua inglesa: fueron luego traducidos en ca­ cusa en haber dejado una orden expresa de
si todas las lenguas de Europa : y el Rey que se rasgasen sus numerosos manuscritos.
actual tuvo á bien juzgarlos dignos de una Éstos probarían convincentemente, que había
■recompensa pública , mandando por su Real comprado con honor su fama en calidad de
decreto al Echiquier de Escocia, su fecha 25 maestro público, por la aplicación mas in­
de Julio de 1780, que se diese á su autor fatigable á los trabajos privados y oscuros
una pensión anual de 200 libras, que le de su oficio. Afianzó su mérito en ia unifor­
continuó hasta su muerte. me excelencia intrínseca de sus escritos, en
Los motivos que dieron origen al volu­ punto de materia y composición, mas bien
men v. están suficientemente explicados por que en atractivos ó adornos exteriores: por­
él mismo en su advertencia al lector. Los que su recitación, aunque clara, grave y
Sermones que este contiene fueron compues­ patética no se distinguía notablemente por
tos en diferentes períodos de su vida: pero aquel mágico encanto de la voz y de Id ac­
yplyíó á escribirlos de nuevo de su propio ción , que cautiva los sentidos y la fantasía;
XXXVIII VIDA DE HUGO BLAIR. XXXIX
y que , en opinión de oyentes superficiales, cuantos le conocían, estimados con mas sin­
constituye el principal mérito de un predi­ ceridad por todos sus conocidos, ó amados
cador mas tiernamente por los que tuvieron con
La reputación que adquirió en el des­ él enlaces privados y domésticos.
empeño de sus obligaciones públicas estu­ Era naturalmente de una constitución
vo sostenida por lo respetable de su carác­ débil: pero al paso que fue creciendo fue
ter particular. Guiado en su comercio con tomando ésta mayor firmeza y vigor. Aun­
el mundo por el mismo gusto correcto y que varias vezes padeció algunas de las do­
delicado que se descubre en sus escritos, se lencias mas penosas que afligen al cuerpo hu­
distinguió eminentemente toda su vida por mano , gozó en general de buena salud: y
su inteligencia, integridad y buena con­ por su buen humor habitual, su templanza
ducta. Su temperamento y educación le for­ y cuidado pasó del termino que suele tener
maron para gozar de la felizidad. Exento la vida del hombre. Algunos años ha llego a
de envidia se deleytaba cordialmente en la conocer, que no podía soportar la fatiga de
prosperidad y la fama de sus compañeros: instruir desde el pulpito a su crecida feli­
sensible al aprecio en que era tenido mani­ gresía : y en la impresión que le hacia este
festaba sin disfraz, que pensaba á vezes en él conocimiento se le oyó á vezes decir con so­
con satisfacción: inaccesible á impresiones llozos, “ que había quedado casi el ultimo
melancólicas, sabia dominarse; y estaba siem­ de sus contemporáneos.” Sin embargo con­
pre pronto á tomar con gusto un interes vi­ tinuó ha a a el fin en el desempeño de las de­
vo en cualquiera cosa que llegase á llamar mas obligaciones; y particularmente en dar
su atención. Este temperamento de su ani­ avisos á los afligidos, que de varias provin­
mo, junto con una visible franqueza, con ta­ cias del reyno solicitaban su correspondencia.
lentos eminentes y entereza inflexible, al Dedicó el verano último de su vida á pre­
paso que le dieron una vida agradable , le parar el quinto volumen de sus Sermones:
hicieron muy amigo de sus amigos; y que y en todo él mostró el entendimiento vigo­
siempre se le tuviese por el individuo mas roso, y la facilidad que en sus mejores dias.
apreciable de las sociedades ó juntas de que Entró en el invierno complacido consigo
era miembro Aun por esto lia habido pocos mismo por ver completa esta obra: y sus
hombres mas universalmente respetados por amigos se lisongeaban de que aun viviría; y
XL VIDA DE HUGO BLAIR. PREFACIO DEL AUTOR.
gozaría de los nuevos intereses y fama, que
le había de acarrear aquella obra. Pero ya
tenia consigo las semillas de una enfermedad
mortal sin advertirlas. En 24 de Diciembre
de 1800 comenzó a quejarse de una fatiga
interior, que por aquel dia y él siguiente no
le impidió recibir las visitas acostumbradas de
T /as siguientes lecciones se leyeron en la
sus amigos. En la tarde del 26 se declararon universidad de Edimburgo por espacio de
violentos los síntomas, y en términos de dar veinte y cuatro años: y se publican aho­
cuidado: conoció que se le acercaba su fin: y ra por necesidad. Habiendo corrido al prin­
conservando hasta el último momento el uso
de sus potencias espiró en la mañana del 27. cipio M. S. algunas copias imperfectas, sa­
Fue general en la ciudad el sentimiento cadas de las notas que tomaban los estu­
de su muerte. Los magistrados, participan­ diantes que las oyeron, se llegaron á ven­
do del dolor universal, mandaron que se vis­
der publicamente. Cuando el autor las vio
tiese de luto la iglesia parroquial: y su com­
pañero en ella, el escritor de esta relación, correr con aprecio, y aun citadas en obras
que tenia tan experimentado el inestimable impresas, como la Biografía británica, art.
valor de sus consejos y amistad, recitó el
Adisson; y se vió amenazado de publicacio­
sábado siguiente á su entierro un iscurso á
su congregación, en que hizo su oración nes subrepticias, creyó que era ya tiempo
fúnebre.
-* de que saliesen de su mano, para que no se
Edimburgo 13 de Marzo de 1801.—
publicaran muy defectuosas y desfiguradas.
Santiago Finlayson.
Estas lecciones se escribieron para ini­
ciar á la juventud en el estudio de las Be­
llas Letras, y de la composion. Con la mis­
ma intención se publican ahora: y por tan­
to conservan aun la forma, en que se com-
DEL AUTOR. XLIII
XLII PREFACIO,
pusieron. El autor no las da por obra ente­ utilidad, el autor se ha referido general­
mente á los libros que ha consultado, cuan­
ramente original, ni como compilación de
escritos agenos. Ha pensado por sí mismo do los ha tenido presentes; para que los lec­
tores puedan tomar en ellos mayores luzes.
sobre todos los asuntos que contienen: ha
Pero como desde la primera composición de
consultado sus propias ideas y reflexiones;
estas lecciones ha pasado tanto tiempo, ha­
y mucha parte de lo que se halla en ellas
brá adoptado acaso opiniones de algún au­
es enteramente suyo. Pero al mismo tiempo
tor, que ha manejado, sin tener bien pre­
se ha aprovechado de las ideas, y reflexio­
sente ahora quien es.
nes de otros, siempre que lo ha creido con­
No puede esperar que sus lectores pien­
veniente. Debia hacerlo asi: porque como
sen como él en todas las opiniones, que ha
profesor publico era de su cargo comuni­
abrazado, sobre tanta variedad de autores
car a sus discípulos todos los conocimien­
y de materias literarias, como ha tomado á
tos que podian serles útiles; y enseñarles
su cargo: los asuntos son de tal naturaleza,
no solo cosas nuevas sino provechosas, sién­
que admiten mucha variedad de gustos, y
doles indiferente el origen de donde vienen.
modos de pensar: y el autor se someterá con
Y espera que todos los que desean culti­
respeto al juicio del público.
var su gusto , formar su estilo, y prepa­
Conservando la sencillez del estilo de
rarse para la elocuencia pública ó la com­
lecciones, como mas á propósito para ins­
posición, sacarán de sus lecciones una idea
truir, no ha aspirado mas que á usar de un
mas completa en estos asuntos, que de to­
lenguage claro, Y si después de las licencias
dos los libros que conoce escritos en su
que debió tomarse, criticando el estilo de
lengua.
los escritores mas eminentes de su lengua,
A fin de que esta obra fuese de mayor
XLIV PREFACIO DEL AUTOR-
pareciese reprensible su mismo estilo; solo AUTORES
podrá decirse, que su libro es una nueva
QUE CONSULTÓ BLAIR
prueba de que es mucho mas fácil dar la
PARA LA COMPOSICION DE ESTA OBRA.
lección que el ejemplo.
El gusto : Lección ii.

Ed Ensayo sobre el gusto, del doctor


Gerard.
E.eflexiones de D’ Alambert, sobre el uso y
abuso de la filosofía en materias de Gusto.
Reflexiones críticas sobre la poesía y la pin­
tura, tom. a,2 cap. 33 á ji.
Elementos de la crítica, cap. 3$.
Ensayo sobre el modelo del gusto, por Mr.
Hume.
Introducción al ensayo sobre lo sublime y
lo bello.
Sublimidad de los objetos : Lec. iii.

Indagación filosófica acerca del origen de


las ideas de lo sublime y lo bello.
Ensayo sobre el gusto, de Gerard. Scc. 3.
Elementos de la crítica, cap. 4.
Belleza y otros placeres del gusto:
Lec. y.

Indagación acerca de la belleza y la virtud.


Gerard, sobre el Gusto, cap. j.
XLvr LECCIONES
Indagación acerca del origen de las ideas de
lo sublime y lo bello, SOBRE
Elementos de la crítica, cap. 3.
Adisson, Ensayo sobre los placeres de la
LA RETORICA Y LAS BELLAS LETRAS.
imaginación.
Origen y progresos pee eenguylge:
Lección vi.
LECCION I.
Disertación sobre la formación de las len­
guas , por el doctor Adan Smith.
Tratado del origen y progresos del lengua-
ge, en volíim.
Hermes de Harris, ó Investigación filosó­ INTRODUCCION.
fica acerca del lenguage y gramática uni­
"CJno de los mas calificados privilegios que
versal.
Ensayo sobre el origen de los conocimientos la Providencia concedió al género humano,
humanos, por Condillac. fue el de poder comunicarse sus pensamien­
Principios de gramática, por Du-Marsais. tos unos á otros. Sin este poder la razón se­
Gramática general y razonada. ria un principio aislado, y en algún modo
Tratado de la formación mecánica de las inútil. La palabra es el gran instrumento
lenguas, por el presidente de Brosses. por el cual nos favorecemos unos á otros:
Discurso sobre la desigualdad entre los y al comercio y transmisión del pensamien­
hombres, por Rousseau. to por medio de la palabra debemos prin­
Gramática general, por Beauzée. cipalmente la mejora del pensamiento mis­
Principios de la traducción, por Batteux. mo. Cortos son los adelantamientos que
Legación divina de Moyses, por War- pudiera hacer un individuo solo y sin ayu­
burton, volim. 30. da de otro en la perfección de cualquiera
Sanctii Minerva , cum notis Perízonii. de sus facultades. Lo que llamamos razón
Los verdaderos principios de la lengua fran­ humana no tanto es el esfuerzo ó habi­
cesa, por Girard. lidad de uno , cuanto el resultado de la
tomo 1. a
4 INTRODUCCION. INTRODUCCION. 3

tECC.I razón de muchos, formado de las luzes que según adelanta y florece esta, los hombres tice. i
se comunican mutuamente por el discurso adquieren mayor influencia unos sobre otros
y los escritos. por el raciocinio y el discurso: y según se
Es claro que los escritos y el discurso extiende esta influencia, ponen por preci­
merecen la mayor atención. Ora se con­ sión mayor cuidado en los métodos de ex­
sulte la influencia del orador ó el entrete­ presar sus conceptos con propiedad y ele­
nimiento del oyente, ora se mire principal­ gancia. De aquí vemos, que entre todas las
mente á la utilidad ó al placer, nos vemos naciones civilizadas de la Europa, este es­
impelidos por los motivos mas fuertes á co­ tudio se ha tenido por importantísimo; y ha
municarnos nuestros pensamientos del modo ocupado un lugar distinguido en todos los
mas ventajoso. Por esto vemos, que en casi planes de la educación.
todas las naciones luego que el lenguage ha A la verdad conozco que al mentar el
salido de los límites de aquella escasa comu­ arte de hablar y de escribir se preocuparán
nicación, necesaria para acudir á las necesi­ muchos contra él, creyéndolo arte ostentoso
dades de los hombres, se ha llevado todo y engañoso ; estudio menudo y pueril de
el aprecio la mejora del discurso. Aun las palabras solamente, de la pompa de la ex­
tribus salvages vemos que atienden á la gra­ presión , de las falacias estudiadas de la re­
cia y á la fuerza de las expresiones, y que se tórica, y de los adornos sustituidos á lo só­
valen de ellas para persuadir ó mover. For­ lido y á lo útil. No debemos admirarnos de
maron desde luego alguna idea de la belle­ que con tales cargos el estudio del discurso,
za del discurso : y se esforzaron á darle cier­ como arte, haya padecido en la opinión de
tos adornos, que les enseñó la experiencia, hombres de talento : y estoy lejos de negar
mucho tiempo antes que el estudio de aque­ que algunas vezes la retórica y la crítica
llos adornos formase un arte regular. han contribuido á la corrupción, mas bien
Pero entre las naciones civilizadas nin­ que á la mejora del buen gusto y de la ver­
gún arte se ha cultivado con mas esmero, dadera elocuencia. Pero seguramente es tan
que el del lenguage, el estilo y la compo­ posible aplicar los principios de la razón y
sición. El aprecio que se ha hecho de él del juicio á este arte, como á cualquiera de
puede tomarse, á la verdad, como una se­ los otros que se cultivan entre los hombres.
ñal de los progresos.de la sociedad: porque Si las siguientes lecciones tienen algún mé-
A2
4 INTRODUCCION.
iecc. i. rito consistirá en el esfuerzo á sustituir la
INTRODUCCION. J
aplicación de estos principios a una retórica un literato completo, y familiarizado con LECC. i
artificial y escolástica, á desechar los ador­ toda clase de conocimientos.” A la verdad,
nos fútiles, á atender mas á la sustancia seria desgracia que se pudiera imaginar un
que á la ostentación, y á recomendar el sen­ arte que diese el sello del mérito á una com­
tido común como el cimiento de toda bue­ posición rica y espléndida en la expresión,
na composición, y la sencillez como esen­ pero pobre y errónea en los pensamientos.
cial á todo adorno verdadero. Mas por fortuna es imposible: y las infeli-
Antes de entrar en materia se me per­ zes tentativas hechas para inventarlo son las
mitirá, que con este motivo insinúe algunas que han degradado tanto á la oratoria; y
ideas relativas á la importancia y ventajas la han sacado de sus quicios. Se han em­
de estos estudios, y á la clase que merecen pleado las gracias de la composición para
ocupar en la educación literaria. No pienso disimular y llenar el vacio de la materia : y
por eso ensalzar su importancia á costa de se ha solicitado el aplauso momentáneo del
otros conocimientos científicos. Por el con­ ignorante en lugar de la aprobación dura­
trario, el estudio de la retórica y las bellas dera del discreto. Pero tales imposturas no
letras supone y requiere un conocimiento pueden alucinar por mucho tiempo. Los co­
profundo de las demas artes liberales: abra­ nocimientos y las ciencias son el cuerpo y
za á todas; y las recomienda sobremanera. el alma de toda composición apreciable. La
JS1 primer cuidado de todos los que aspiren retórica sirve para pulimentar: y se sabe
á escribir con reputación , ó á hablar en pú­ que solo admiten pulimento ios cuerpos só­
blico con superioridad, debe ser el de ex­ lidos y macizos.
tender sus conocimientos, y juntar un rico Algunos de los que lean las siguientes
caudal de ideas, sobre todos los objetos de lecciones aspirarán acaso á emplearse en la
que pueden tener que hablar ó escribir en composición ó en la elocuencia pública por
las diversas ocurrencias de la vida. De aquí su profesión ó por inclinación. Otros sin es­
es, que entre los antiguos era máxima fun­ te objeto apetecerán solo mejorar su gusto
damental, inculcada frecuentemente: Quod en lo relativo á los escritos y al discurso; y
ómnibus disciplinis, et artibus debet es se adquirir principios de aquella parte de li­
instructiu orator: „ que el orador debe ser teratura llamada Bellas Letras.
Por lo que hace á los que pueden tener
6 INTRODUCCION.
INTRODUCCION. 7

lecc. I. ocasión de comunicar al público sus senti­ da ayudar mas eficazmente á este objeto, lecc. i

mientos , es bien claro que necesitan de al­ habrá acaso variedad de opiniones. No es
gún estudio preparatorio para el objeto que mi ánimo decir que las reglas retóricas, por
se proponen. Hablar ó escribir clara y agra­ buenas que sean , basten para formar un
dablemente , con pureza , con gracia, con orador. Un ingenio feliz adelantará con la
fuerza, son ventajas de la mayor importan­ aplicación y el estudio privado, mas que
cia para todos los que se dirigen al público con cualquier sistema de instrucción públi­
de palabra ó por escrito: porque sin poseer ca. Pero al mismo tiempo, aunque las re­
estas ventajas no encontrarán quien pueda glas é instrucciones no puedan suplir por
hacer justicia á su modo de pensar; y por todo, pueden como quiera ayudar en mu­
rico que sea cualquiera en conocimientos y chas cosas útiles. A la verdad , no darán in­
buen sentido, no podrá aprovecharse de genio; pero pueden dirigirlo y ayudarlo.
ellos tanto como aquel que con la mitad del No remediarán la pobreza ; pero pueden
caudal puede hacerlo valer todo entero. Ni corregir la redundancia: pues ellas señalan
estas ventajas son de aquellas, que solo se los modelos dignos de imitarse: presentan
deben al ingenio. La naturaleza , á la ver­ las bellezas principales que se deben es­
dad , ha favorecido á unos mas que á otros tudiar, y los defectos que deben evitarse:
en esta parte: pero en estos como en los de­ y de esta suerte sirven para ilustrar el
más talentos ha dejado mucho que perfec­ gusto, y llevar el ingenio de los senderos
cionar á la industria de cada uno. Tan evi­ torcidos al camino recto y natural. Si no
dentes son los frutos del estudio y perfec­ aprovechan para producir grandes bellezas,
ción en todas las partes de la elocuencia; sirven á lo menos para evitar errores con­
tan notables son los ejemplos de personas, siderables.
Merece la mayor atención sin duda to­
que por su diligencia han sobrepujado to­
dos los disfavores de la naturaleza mas in­ do lo que se refiere al estudio de la elo­
cuencia y de la composición, por la cone­
grata ; que entre los eruditos se ha contes­
tado mucho tiempo, y aun está indeciso, si xión íntima que tienen éstas con la mejora
de nuestras facultades intelectuales: pues
para sobresalir por escrito ó de palabra con­
X puedo asegurar que cuando nos empleamos
tribuye mas la naturaleza ó el arte.
por buen método en el estudio de la com-
En cuanto al modo en que el arte pue­
8 INTRODUCCION, INTRODUCCION. 9
merecer iguales elogios por la expresión que LECC.I
lecc. i. posición, cultivamos la razón misma. La
verdadera retórica y la sana lógica están es­ por los pensamientos.
trechamente enlazadas. El estudio de coor­ No negaré que ha prestado acaso el pu­
dinar y de expresar nuestros pensamientos blico mucha atención al amor de una ele­
nos enseña á pensar con la misma exactitud gancia prolija, y al empeño en los adornos
con que procuramos hablar. Poniendo en mas frívolos de la composición. Yo creo á
palabras nuestros sentimientos, los concebi­ la verdad que nos inclinamos algo á este ex­
mos siempre con mayor distinción. Los que tremo; y que cuidamos mas de pulir el es­
están familiarizados con la composición sa­ tilo que de hacer caudal de pensamientos:
ben , que cuando uno se expresa mal sobre pero esto mismo es una razon en favor del
un asunto; cuando su coordinación de ideas estudio de la buena y exacta composición.
es vaga, y sus sentencias aparecen débiles, Si no debemos ser defectuosos en punto de
es efecto por lo común de la confusa com­ elegancia y adorno, en un tiempo en que
prensión del asunto. ¡Tan estrecha es la co­ estas prendas están en la mayor estimación;
nexión entre los pensamientos y las palabras es aun mas necesario aprender a distinguir
con que están vestidos! los adornos falsos de los verdaderos , para
El estudio de la composición, impor­ no dejarnos arrastrar del torrente de un gus­
tante de suyo en todos tiempos, ha adqui­ to frívolo y depravado; que en llegando a
rido mayor importancia por el gusto y ma­ prevalecer, jamas deja de llevar en pos de
neras de la edad presente: edad de oro, en sí á los novicios é ignorantes. Los que no
que se siguen con ardor los adelantamien­ han estudiado la elocuencia por principios,
tos en todos los conocimientos científicos. ni han sido alicionados en las bellezas ge­
Han merecido la mayor atención las artes nuinas y varoniles de un buen escrito , es-
liberales; y ninguna mas que la belleza del tan siempre expuestos á dejarse deslumbrar
lenguage, y la gracia y elegancia de todo del brillo del lenguage: y cuando llegan á
género de escritos. Se ha refinado el oido hablar en público, ó á componer, no buscan
del público; tanto que con dificultad aguan­ otros modelos que los de moda y favoritos,
tará expresión alguna desaliñada é incorrec­ por corrompidos ó equivocados que sean.
ta : y todo autor que no quieta exponerse Pero como hay muchos que no tra­
al olvido y al desprecio, debe esforzarse á ten de componer ni de hablar en público;
IO INTRODUCCION. INTRODUCCION. 11
Ï.ECC. I. consideremos que ventajas pueden sacar de á admirar y á reprender con juicio; y á no lecc. i
los estudios, que son el objeto de estas lec­ seguir ciegamente al vulgo.
ciones. Para estos la retórica no tanto es un En un siglo en que las obras de ingenio
arte práctico, como una ciencia especulati­ y de la literatura son asunto frecuente de
va : y las mismas instrucciones que sirvan á la conversación, en que cualquiera se cree
otros para componer, servirán á estos para juez; y cuando apenas podemos mezclar­
juzgar de las bellezas de la composición, y nos entre gentes cultas sin tomar parte en
saborearlas. Todo lo que ayuda al ingenio semejantes discusiones ; estos estudios ad­
para ejecutar bien , ayudará al gusto para quieren sin duda alguna importancia por el
criticar con exactitud. uso á que pueden aplicarse, suministrándo­
Al mentar la crítica se suscitarán acaso nos materiales para estas conversaciones de
las mismas preocupaciones, que las mencio­ moda, y disponiéndonos de este modo á ocu­
nadas por lo que toca á la retórica. Como par un buen lugar en la vida social.
se ha creido algunas vezes que la retórica Pero yo sintiera no poder apoyar el mé­
solo significaba el estudio escolástico de las rito de estos estudios en alguna cosa sólida
palabras, frases y tropos; se ha creido tam­ y de utilidad intrínseca, independiente del
bién que la crítica era solo el arte de hallar aparato y ostentación. El ejercicio del gusto
defectos ; y la fría aplicación de' ciertos tér­ y de la crítica es, á la verdad, una de las
minos técnicos, con los cuales se aprende á ocupaciones que mas perfeccionan el enten­
cavilar y á censurar de un modo erudito. dimiento. Aplicarlos principios del buen sen­
Pero esta es la crítica de los pedantes: y la tido á la composición y al discurso; examinar
verdadera crítica es un arte humano y libe­ lo que es bello, y por qué es bello; emplear­
ral: es hija del buen sentido, y del gusto nos en distinguir lo especioso de lo sólido, y
mas acendrado: aspira á adquirir un exacto los adornos afectados de los naturales, con­
discernimiento del verdadero mérito de los tribuye no poco á adelantar en la parte mas
autores: y promueve un vivo sabor de sus apreciable de la filosofia; á saber, la filosofia
bellezas; al paso que nos preserva de aque­ de la naturaleza humana: porque semejantes
lla ciega é implícita veneración, que con­ investigaciones estan estrechamente enlaza­
fundiría en nuestra estimación sus bellezas das con el conocimiento de nosotros mismos;
y sus defectos. En una palabra, nos enseña nos guian necesariamente á reflexionar so-
INTRODUCCION. 13
12 INTRODUCCION.
cular ventaja de poner en ejercicio nuestra iecc. 1
iecc. i. bre las operaciones de la fantasía y los mo­ razón sin fatigarla: guian á investigaciones
vimientos del corazón; y nos familiarizan sutiles, pero no penosas ; profundas, pero
mas y mas con algunos de los mas refinados no áridas ni astractas. Derraman flores en
sentimientos del corazón humano. el camino de las ciencias : y al paso que
Las investigaciones lógicas y éticas per­ conservan el ánimo en tensión , por decirlo
tenecen á mas alta esfera , y tratan de ob­ así, y actividad ; le alivian de aquel trabajo
jetos mas serios; á saber, los progresos del fatigoso, que es consiguiente á la adquisi­
entendimiento en la pesquisa de los conoci­ ción de la erudición necesaria, y á la inves­
mientos, y la dirección de la voluntad en tigación de las verdades astractas.
el seguimiento del bien. Aquellas señalan Mas la principal recomendación del cul­
al hombre la mejora de su naturaleza co­ tivo del gusto está en los buenos efectos,
mo ser inteligente, y sus deberes como su­ que produce naturalmente en la vida huma­
jeto á la obligación moral. Mas las bellas na. Los hombres mas activos, mas ocupa­
letras y la crítica le consideran principal­ dos y de mayores negocios, no pueden es­
mente como un ser dotado de imaginación tar siempre embebidos en ellos. Los hom­
y facultades dirigidas á hermosear su áni­ bres de las profesiones mas serias no pueden
mo, y á darle una ocupación útil y racio­ estar siempre esforzando pensamientos se­
nal. Le abren un campo de investigación rios. Ni las mas risueñas y florecientes situa­
peculiar á sí mismas: pues á ellas pertenece ciones de la fortuna pueden llenar de pla­
todo lo relativo á la belleza, á la armonia, cer todas las horas de la vida. Esta se hace
á la grandeza, á la elegancia, y todo lo que siempre cansada en manos de la ociosidad:
puede ablandar el ánimo, lisonjear la fanta­ y aun á los ocupados llega á ser molesta, si
sía , y mover los afectos. Presentan la natu­ no tienen otro empleo subsidiario del que
raleza humana bajo diferente aspecto del llama su principal atención. ¿Cómo llenar es­
que toma en otras ciencias: y abren varias tos vacios, que mas ó menos encuentran to­
fuentes de acción, que sin su ayuda habrian dos en su vida, de un modo mas agradable en
dejado d.e observarse; y que, aunque fúti­ sí, y mas conforme á la dignidad del hom­
les en sí, tienen poderosa influencia en va­ bre, sino por medio de los entretenimien­
rios negocios de la vida humana. tos del gusto y del estudio de la culta li-
Estos estudios tienen también la partí*
14 INTRODUCCION. INTRODUCCION. I$

teratura? El que tiene la fortuna de haber los mas grandes y mas importantes deberes £ECC
TECO. I.
tomado afición á estos estudios, halla siem­ de la vida: y se pueden fundar muy bue­
pre á mano una diversión inocente para los nas esperanzas de los que han dado á su áni­
t ratos ociosos , y que le libre del peligro de mo este giro elegante y liberal, que puede
muchas pasiones perniciosas. No está a ries­ ser cimiento de muchas virtudes. mientras
go de hacerse molesto a si mismo : ni.se ve que la falta de gusto en la elocuencia, poe­
tentado á juntarse con malas compañías , ó sía y bellas artes es un síntoma desconsolado
á entregarse al libertinage para verse libre en un joven; y da que sospechar que es in­
de una existencia empalagosa.. clinado á los gustos mas ruines, y nacido
Parece que la Providencia señalo este para, correr en pos de los apetitos mas gro­
Util objeto por blanco de los placeres del seros y soezes de la vida.
gusto, presentándolo en una estación media Hay, á la verdad, pocas buenas dispo­
entre los placeres de los sentidos y los pu­ siciones con que no esté mas ó menos co­
ramente intelectuales. Ni nacimos para de­ nexa la mejora del gusto. Un gusto cultiva­
jarnos arrastrar siempre de objetos tan ba­ do acrecienta la sensibilidad para todas las
jos como los primeros; ni somos capazes de pasiones tiernas y humanas, poniéndolas fre­
mantenernos constantemente en región tan cuentemente en ejercicio; al paso que de­
alta como la de los segundos. Los placeres bilita las conmociones ferozes y violentas.
del gusto rehacen el ánimo de las fatigas
del entendimiento y del trabajo de un es­ Ingenuas didicisse jideliter artes
Emollit mores; nec sinit esse feros.
tudio astracto: le arrancan por giados del
apego á los placeres de los sentidos; y le Suaviza las costumbres
preparan para complacerse en la virtud. El estudio del gusto y de las artes.
Tan conforme es esto a la experiencia,
que en todos tiempos el objeto mas impor Los sentimientos elevados, y los grandes
tante á los ojos de los sabios en la educa­ ejemplos que á cada paso nos presentan á
ción de los jovenes ha sido dar desde luego la vista la poesia, la elocuencia y la histo­
á estos algún sabor á los entretenimientos de ria , alimentan en nuestras almas el patrio­
gusto. Por lo común se pasa con mucha fa­ tismo , el amor de la gloria, el desprecio de
cilidad de e.stas diversiones al desempeño de la fortuna, externa , y la admiración de las
16 INTRODUCCION-. introducción. 17

jlecc i acciones verdaderamente grandes e ilustres. aquellas ideas que atraen la admiración de LECC. I
No diré que la mejora del gusto y de las edades; y si este espíritu es necesario pa­
la virtud sean una misma cosa, ó que lle­ ra producir los esfuerzos mas distinguidos
ven siempre unos mismos pasos. Para refor­ de la elocuencia, también es necesario para
mar las malas inclinaciones, que prevalecen gustar de ellos con acierto y delicadeza.
demasiado entre los hombres, son necesarios Sin detenerme mas en este asunto pasa­
correctivos mas fuertes que los que puede ré directamente á considerar aquellos en que
aplicar el gusto. A vezes nadan en la su­ debo emplearme en las siguientes lecciones.
perficie del animo las especulaciones mas Se dividen estas en cinco partes: primera,
elegantes; y las pasiones mas viles ocupan algunas disertaciones preliminares sobre el
las regiones internas ael corazón. Pero es estado del gusto, y sobre las fuentes de los
innegable al mismo tiempo que el ejercicio placeres: segunda, la consideración del len-
del gusto se encamina naturalmente a rec­ guage: tercera, del estilo: cuarta, de la
tificarlo : porque de la lectura de las pro­ elocuencia así llamada, -ó de la elocución
ducciones mas admiradas, sea en prosa ó en pública en sus diferentes especies : quinta y
poesia, quedan siempre en el ánimo algu­ última, un examen crítico de las especies
nas buenas impresiones; y si estas no son mas distinguidas de composición, tanto en
- siempre duraderas, á lo menos son uno de prosa como en verso.
los medios de disponer el corazón á la ver­
dad. Lo cierto es que sin estar bien poseído LECCION II.
de las afecciones virtuosas, ninguno puede
sobresalir en las partes sublimes de la elo­ JSt Gusta.
cuencia ; como después tendre ocasión de I>a empresa que he tomado á mi cargo
ilustrarlo mas completamente. Es preciso
que él sienta lo que siente un hombre de me precisa á comenzar por algunas investi­
bien , si quiere mover mucho, e interesar gaciones tocante al gusto , como facultad á
al género humano. Los sentimientos fogosos que siempre se apela cuando se trata del
deshonor, virtud, magnanimidad y patrio­ mérito del discurso y de los escritos.
tismo son los únicos que pueden inflamar Pocos asuntos hay en que se hable mas
el fuego del ingenio, y excitar en el animo vagamente y con menos distinción que en
tomo i. b
18 EL GUSTO. EL GUSTO. *9
iecc. ii. materia de gusto; pocos que sean mas difí­ ánimo no solo recibe placer de una bella iecc. n
ciles de explicar con precisión; y ninguno perspectiva, ó un poema delicado por una
que en la serie de estas lecciones aparezca averiguación del entendimiento ó deduc­
mas seco ó mas astracto. Lo que tengo que ción del raciocinio; sino que estos objetos
decir en este asunto llevará el siguiente or­ nos hieren á vezes por instinto, y nos ha­
den : explicaré primero la naturaleza del cen fuerte impresión, sin que podamos se­
gusto como facultad del entendimiento: con­ ñalar las razones del gusto que experimen­
sideraré luego su perfectibilidad : mostraré tamos. A vezes hieren de un mismo modo
después las fuentes de su mejora, y los ca­ á un filósofo que á un rústico, á un joven que y
racteres que lleva en su estado de perfec­ á un hombre hecho. De aquí se infiere que
ción: de aquí pasaré á examinar las varias la facultad de recibir placer de estas bellezas
vicisitudes á que está expuesto: y por últi­ se parece mas á una sensación de un senti­
mo investigaré si hay algún modelo, por el do , que á una operación del entendimiento.
cual puedan medirse los diferentes gustos Por esto ha tomado el nombre de un senti­
de los hombres para distinguir el corrompi­ do externo; y aquel sentido, por el cual re­
do del verdadero. cibimos y distinguimos los placeres de los
Se puede definir el gusto „ la facultad manjares, ha dado en varias lenguas á la pa­
de recibir placer de las bellezas de la natu­ labra gusto la significación metafórica, bajo
raleza y del arte.” La primera cuestión que la cual la consideramos ahora. Como quiera,
se presenta en esta materia es si se ha de debiendo evitarse con esmero el uso inexacto
considerar el gusto como sentido interno, ó de las palabras en todas las materias relativas
como ejercicio de la razón. El término ra­ á las operaciones del ánimo, no se ha de in­
zón es muy genérico; pero juzgo que pue­ ferir de aquí que deba excluirse á la razón
de decidirse fácilmente esta cuestión, si por del ejercicio del gusto. Aunque el gusto
razón entendemos la facultad del entendi­ venga á parar por último en cierta afición
miento que en las materias especulativas natural y de instinto á la belleza; la razón,
descubre la verdad, y en las prácticas juzga como lo demostraré después, le ayuda en
de la conveniencia de los medios con su fin; muchas ocasiones , y sirve para extender
porque es bien claro que no puede reducir­ sus facultades.
se el gusto á esta operación de la razón. El El gusto en este sentido es una facultad
B2
20 EL GUSTO.
EL GUSTO. ai
XECC. ii. común en cierto grado á todos los hombres.
Ninguna propiedad de la naturaleza huma­ Cicerón sirve para mostrar que sus ideas en iecc. H
na es tan general como la de gustar de be­ este asunto se conforman enteramente con lo
llezas de una ú otra especie, de lo que es que se ha dicho arriba hablando de las be­
ordenado, proporcionado, grande, armonio­ llezas del estilo y de la armonía ; Illud au­
so , nuevo ó. vivo. En los niños se descu­ tem nequis admiretur, dice, quonam modo
bren bien pronto los rudimentos del gusto h<ec vulgus imperitorum in audiendo notet-,
en mil casos; á saber, en su afición á los cim in omni genere, tum in hoc ipso magna
cuerpos regulares, su admiración de las pin­ quadam est vis, incredihilisque natura.
turas y estatuas, sus imitaciones de todas Omnes enim tacito quodam sensu, sine ulla
clases, y su fuerte adhesión á todo lo nue­ arte, aut ratione, qua sint in artibus de
vo ó maravilloso. Los aldeanos mas ignoran­ rationibus recta et prava dijudicant: id-
tes se entretienen gustosos con cantigas y que ciim faciunt in picturis, et in signis,
cuentos; y se complacen en los bellos aspec­ et in aliis operibus, ad quorum intelligen-
tos de la naturaleza en el suelo y en el cie­ t’am d natura minus liabent instrumenti;
lo. Aun en los desiertos de América , donde tum multo ostendunt magis in verborum,
se muestra la naturaleza en un estado mas numerorum, vocumque iudicio; quod ea sunt
tosco , los salvages tienen sus adornos de in communibus infixa sensibus, neque ea­
vestidos, sus cantos guerreros y fúnebres, rum rerum quemquam funditus voluit na­
sus arengas y sus oradores: de donde debe­ tura esse expertem. ,,Mas nadie se admire
mos inferir que los principios del gusto es- de qué modo note estas cosas al oirlas el
tan profundamente grabados en el corazón vulgo ; porque así en esto como en todo lo
del hombre; y que no le es menos esencial demas es grande é increíble el poder de la
tener algún discernimiento de la belleza, que naturaleza. Pues todos por cierto sentimien­
poseer los atributos de la razón y la pala­ to oculto, y sin artifició ó razón alguna,
bra. Sobre la naturaleza del gusto, consi­ disciernen lo bueno y lo malo en las artes:
derado como facultad del ánimo, se encuen­ y esto lo hacen ya en las pinturas, retra­
tra mucho menos entre los retóricos y críti­ tos y otras obras, para cuyo conocimiento
cos antiguos que entre los modernos. Sin suministra menos auxilios naturaleza, ya
mas palpablemente en el juicio de las pala­
embargo, el notable pasage siguiente de
bras , números y vozes. Porque estas cosas
EL GUSTO. 23
22 EL GUSTO.
unas débiles vislumbres; solo perciben las lecc.ii
lecc. ii. están como embebidas en el sentido común
de cada uno; y naturaleza no quiso que na­ bellezas mas groseras, y solo reciben impre­
die dejase de gustar enteramente de ellas.” siones débiles y confusas: mientras que en
Czc. lib. j del Orador cap. ¿o , edición de otros el gusto llega á ser un discernimiento
Grutero. Quintiliano parece que incluye el agudo, y un vivo goze de las bellezas mas
gusto (palabra desconocida entre los anti­ acendradas. En general podemos obseivar,
guos en el sentido que ahora le damos) ba­ que en la facultad y placeres del gusto se
halla una desigualdad mas notable entre los
jo lo que él llama juicio. Locus de judicio,
dice, med quidem, opinione adeo partibus hombres, que en el sentido común , íazon y
juicio. En esto como en otras cosas descu­
hujus operis omnibus connectus, ac mixtus
bre una admirable sabiduria el mecanismo
est, ut ne d sententiis quidem, ac verbis
de nuestra naturaleza. En la distribución de
saltem singulis possit separari; nec magis
arte traditur, quam gustus , aut odor..... los talentos necesarios al hombre, la natura­
leza ha hecho menos distinción entre sus hi­
ut contraria vitemus et communia, nequid
jos: pero ha usado de mas economia en la
in eloquendo corruptum obscurumque sit, re­
concesión de los que solo son un adorno de
feratur oportet ad sensus , qui non docen­
tur. ,,A la verdad tan estrecha conexión la vida: ha esparcido las semillas de estos
tiene en mi entender con todas las partes de con mas escasez; y ha hecho necesario ma­
esta obra el lugar del juicio, que es insepa­ yor cultivo para llevarlas a perfección.
Esta desigualdad de gusto entre los hom­
rable de las sentencias y aun de las palabras
bres en parte se debe sin duda a la diferen­
mismas.....Obra ha de ser de los sentidos,
que no reciben enseñanza, el evitar cosas te estructura de sus naturalezas, a la mayor
contrarias y comunes, y la afectación y ó menor delicadeza de sus órganos, y a la
mayor ó menor finura de las facultades in­
oscuridad en la elocución.” Lib. 6. de las
ternas de que están dotados. Pero si se de­
Instituciones oratorias, cap. edición de
be en parte á la naturaleza, se debe aun
Obrecht.
mas á la educación y al cultivo. .La ilustra­
Pero aunque ninguno esté falto del to­
do de esta facultad; sin embargo son de di­ ción de este punto me encamina á la segun­
da consideración sobre este objeto; a saber,
ferente extensión los grados en que cada
que el gusto es la facultad mas perfectible
uno la posee. En algunos solo aparecen
EL GUSTO. 25
24 El GÜSTO.
jlecc. ii. de cuantas tiene el hombre; consideración pío, se hace infinitamente mas exquisito en lecc.h
que anima mucho para seguir el plan de es­ aquellos que se ocupan en examinar la pu­
tudios, que nos hemos propuesto. Fácilmen­ lidez de los cuerpos, que en todos los de­
te nos podemos convencer de esta verdad, mas. Los que están siempre haciendo obser­
con solo reflexionar sobre la inmensa supe­ vaciones con el microscopio, ó están habi­
rioridad que la educación y el cultivo dan tuados á grabaren piedras finas, adquieren
á las naciones civilizadas sobre las bárbaras una maravillosa exactitud de vista paia dis­
en materia de gusto, y. sobre la que en una tinguir los objetos mas menudos: y la prac­
misma nación tienen los que han estudiado tica en tomar el punto á diferentes licores,
las artes liberales sobre los hombres rudos mejora admirablemente la facultad de dis­
que no las han aprendido. Es tan grande tinguirlos, y de discernir su composición.
esta diferencia, que acaso no hay cosa al­ De esta manera, considerado el gusto in­
guna en que estas dos clases de hombres se terno como un simple sentido, es indubita­
distingan tanto entre sí como en la facultad ble que lo han de realzar mucho el ejeicicio
y placeres del gusto; sin que se pueda se­ frecuente y la atención prolija á sus pro­
ñalar seguramente otra causa de esta dife­ pios objetos. De esto tenemos una prueba
rencia que el cultivo y la educación. Ahora clara en aquella parte del gusto, llamada
pasaré á mostrar cuales son los medios por oido para la música. La experiencia mues­
los que el gusto se hace tan susceptible de tra cada dia que no hay cosa que mas se
cultivo y perfección. mejore. Al principio solo gustan las compo­
Reflexionemos primero sobre aquella siciones mas sencillas y claras: el uso y la
gran ley de nuestra naturaleza, que el ejer­ práctica extienden nuestro placer; nos ense­
cicio es la fuente principal de donde se de­ ñan á gustar de una melodía mas fina; y
riva la mejora de todas nuestras facultades. nos disponen por grados á participar de los
Esto se verifica no solo en las facultades intrincados y complicados placeres de la ar­
corpóreas sino en las intelectuales, aunque monía. Así el ojo tampoco se forma de gol­
estas se cultivan menos que las otras. Ve­ pe para las bellezas de la pintura; si no por
mos cuanto se aguzan los sentidos en aque­ grados, familiarizándose con l?s pinturas, y
llos, cuyo trato y negocios les obligan á ejer­ estudiando las obras de los mejores maestros.
citarlos con delicadeza. El tacto, por ejem- Del mismo modo, por lo que toca á las
26 EL GUSTO. ri gusto. 27
lecc. ii. bellezas de la composición y del discurso, sinué, tienen tan grande influencia en to­ LECC. II
la atención á los buenos modelos, el estudio das las operaciones y decisiones del gusto,
de los mejores maestros, y las comparaciones que para decirse éste perfecto debe ser con­
entre los varios grados de unas mismas belle­ siderado como una facultad compuesta de la
zas , producen precisamente el refinamiento natural sensibilidad a la belleza, y de un en­
del gusto. Cuando comenzamos á manejar tendimiento cultivado. Para convencerse de
las obras de ingenio, el sentimiento que nos esto basta observar , que la mayor parte de
acompaña es oscuro y confuso: no pode­ las obras de ingenio no son otra cosa que
mos señalar las diversas bellezas ó lunares imitaciones de la naturaleza, ó representacio­
de una obra que estamos leyendo; no sabe­ nes de los caracteres, acciones y maneras de
mos qué juicio hacer, ni en qué fundarlo: los hombres. El placer que recibimos de es­
lo que únicamente se puede esperar de no­ tas imitaciones ó representaciones se funda
sotros es que digamos en general si nos gus­ solo en el gusto : pero el juicio del acierto
ta ó no. Pero al paso que vamos teniendo ó desacierto en ellas pertenece al entendi­
experiencia de esta clase de obras, el gusto miento ; el cual compara la copia con el
se va ilustrando y rectificando por grados: original.
comienza á percibir no solo el carácter del Leyendo , por ejemplo , la Eneida, la
todo, sino las bellezas y defectos de cada mayor parte del placer que sentimos nace
una de las partes; y puede señalar con par­ de la buena conducta del plan ó historia, y
ticularidad lo que se debe reprender ó ala­ de la debida y verosímil conexión de sus
bar. Se disipa la niebla, que parece nos partes, de estar tomados los caracteres de la
cubría el objeto á los principios; y al fin naturaleza, y de ver adaptados los senti­
podemos pronunciar acerca de él con entera mientos á los caracteres, y el estilo á los sen­
seguridad. De esta manera el ejercicio me­ timientos. El placer que nace. de un poema
jora el gusto considerado como mera sensi­ tan bien conducido, se hace sentir ó gozar
bilidad. por el gusto como sentido interno: pero des­
Pero aunque el gusto se funde por úl­ cubrir esta buena conducta en el poema, es
timo en la sensibilidad, no se funda solamen­ obra de la razón; y cuanto mas nos ayude
te en una sensibilidad , obra del instinto. La ésta á descubrirla , tanto mayor será el pla­
razón y el buen sentido, como antes lo in­ cer que experimentemos. Recibimos placer
I
EL GUSTO. 29
28 EL GUSTO.
de la razón y del buen sentido á sus objetos lecc. ii.
lecc. ii. por nuestro sentido interno de belleza; y la adecuados, recibe toda su mejora el gusto
razón nos muestra por qué lo recibimos, y considerado como facultad del ánimo. En su
en qué se funda. Do quiera que se aspire estado de perfección es indudablemente re­
en ¡as obras de ingenio á una semejanza de sultado de la naturaleza y del arte. Supone
la naturaleza; do quiera que haya alguna ya refinado el sentimiento natural de la be­
referencia de las partes al todo, ó de los lleza por la frecuente atención á los obje­
medios al fin, como la hay en casi todos los tos mas bellos, y guiado al mismo tiempo
escritos y discursos, tiene mucho que traba­ y mejorado por la luz del entendimiento.
jar el entendimiento. Permítaseme añadir, que un buen co­
Gran campo se presenta á la razón pa­ razón es un requisito tan esencial del buen
ra que ejercite sus facultades acerca de los gusto como una cabeza sana. Las bellezas
objetos del gusto , y especialmente acerca morales no solo son en sí mismas superiores
de la composición y de las obras de ingenio: á todas las demas; sino que tienen una in­
y aun por esto la aplicación de la razón y fluencia mas ó menos inmediata en gran par­
buen sentido á las producciones de éste, me­ te de eilas. Nadie que no sea virtuoso pue­
jora no poco el gusto. Las bellezas espurias, de hacer una descripción exacta y patética
como los caracteres que no son naturales, de las afecciones, acciones y caracteres de
los sentimientos forzados y el estilo afecta­ los hombres, ni menos sentir sus bellezas.
do , pueden agradar por algún tiempo: pe­ El que tiene un corazón duro y nada
ro solo agradarán hasta que se examine su delicado , que no sabe admirar lo que es
oposición á la naturaleza y buen sentido, ó verdaderamente noble y digno de aplauso,
se haga atención á ellas. En demostrando ni se mueve por simpatía á gustar de lo
que la naturaleza pudiera haber sido imita­ blando y tierno ; es preciso que tenga muy
da ó representada con mas exactitud, y có­ poco gusto para saborear las mayores belle­
mo el escritor pudiera haber manejado su zas de la poesia ó la elocuencia.
asunto con mas ventajas, se disipa la ilusión; Los caracteres del gusto en su estado de
y dejan de agradar aquellas bellezas apa­ perfección se reducen á dos, delicadeza y
rentes. corrección.
De estas dos fuentes, á saber, el ejer­ La delicadeza del gusto se refiere prin-
cicio frecuente del gusto, y la aplicación
4
go El GUSTO. EL GUSTO. 31
iecc. n. cipalmente á la perfección de aquella sen­ Uezas contrahechas; y que teniendo siempre lecc. ii
sibilidad natural en que se funda. Pide unos en el pensamiento el modelo del buen sen­
órganos mas finos, ó facultades que nos ha­ tido, juzga por él de cada cosa; sabe estimar
biliten para descubrir aquellas bellezas que el mérito comparativo de las bellezas que
se ocultan á los ojos vulgares. Puede uno encuentra en cualquier obra de ingenio; las
tener una fuerte sensibilidad, y no tener da el lugar que corresponde; señala en lo
gusto delicado. Puede recibir impresiones posible los principios de donde proviene el
profundas de las bellezas, y percibir solo lo gusto que nos causan; y siente el grado de
que en cierto modo es grosero, abultado y placer que debe, y no mas.
palpable. En este estado se halla general­ Es verdad- que no se encuentran sepa­
mente el gusto en las naciones rudas. Pero radas estas dos calidades del gusto, delica­
una persona de gusto delicado siente con deza y corrección. No puede haber gusto
fuerza y con exactitud: ve diferencias don­ exquisitamente delicado sin ser correcto, ni
de otros no las ven: no se le escapan las be­ puede ser enteramente correcto sin ser delica­
llezas mas ocultas, ni las manchas mas lige­ do. Pero con todo se descubre á vezes cual
ras. Se juzga de la delicadeza del gusto por de las dos calidades predomina. La delica­
las mismas señales, por las que se juzga de deza se descubre principalmente en discer­
la delicadeza de un sentido externo. Así co­ nir el verdadero mérito de una obra; la cor­
mo la bondad del paladar no se prueba en rección, en desechar lo que sin razón aspira­
los sabores fuertes, sino en discernir entre ba á tenerlo. La delicadeza se inclina mas
varios ingredientes á pesar de su mezcla y al sentimiento; la corrección á la razón y al
confusión ; así la delicadeza del gusto inter­ juicio. La primera es mas don de la natu­
no solo se descubre en la pronta y viva sen­ raleza : la segunda es mas obra del cultivo
sibilidad ó discernimiento de los objetos mas y del arte. Entre los críticos antiguos Lon­
finos, mas complicados ó mas ocultos. gino poseia mas delicadeza, Aristóteles mas
La corrección del gusto se refiere prin­ corrección. Entre los ingleses Addison es un
cipalmente á la mejora que recibe esta fa­ excelente ejemplo de un gusto delicado: el
cultad por su conexión con el entendimien­ deán Swift, si hubiera escrito sobre la críti­
to. Un hombre de gusto correcto es el que ca, habría dado acaso el ejemplo de un gus­
jamas se deja deslumbrar ó seducir de be- to correcto. Cervantes, criticando la libre-
22 EL GUSTO. EL GUSTO. 33
xecc. ii. n'a de don Quixote ylos 1Ibros áe cabaí’e- que á nosotros nos parece pueril y ridículo; 1ECC. II
na, manifestó delicadeza: Saavedra, o sea mientras que los griegos solo admiraron las
el autor de la República literaria, manifes­ bellezas castizas y sencillas, y despreciaron
tó bastante corrección. el fausto asiático.
Habiendo considerado el gusto en su es­ En Europa, en nuestro propio suelo,
tado de perfección, paso á considerar sus ¿cuántos escritos ensalzados hace dos ó tres
extravíos y las vicisitudes a que esta ex­ siglos han caido en un desprecio y olvido
puesto; y á investigar si en medio de ellas total? Sin acudir á ejemplos muy remotos,
habrá algunos medios de distinguir el gusto ¿cuan diferente gusto prevalece hoy en la
verdadero del corrompido. Esto nos encami­ Gran Bretaña de¡ que prevalecía en el rey-
na á la parte mas ardua de nuestra empresa; nado de Cárlos II, que los autores de aquel
porque es preciso confesar, que en el. ánimo tiempo reputaban por la edad del gusto;
del hombre no hay principio mas variable y cuando no gustaba sino una afectada -bri­
caprichoso en sus operaciones que el gusto. llantez ; cuando se despreciaba la sencilla
Las variaciones han sido tan grandes y fre­ magestad de Milton , y era casi enteramen­
cuentes, que algunos han llegado a sospe­ te desconocido el Paraíso perdido', cuando
char que era enteramente arbitrario; que no los conceptos trabajados y violentos deCow-
tiene fundamento sólido , ni modelo que ley eran tenidos por la quinta esencia del
pueda fijarlo ; y que era en un todo de­ ingenio; cuando la jovial vivazidad de Wa-
pendiente de la voluble fantasía: de donde 11er se equivocaba con la ternura de la poe­
inferian, que eran vanas todas las indagacio­ sía amorosa; y cuando escritores como Suck-
nes tocante á los objetos del gusto. En ar­ ling y Etheridge eran tenidos en estima en
quitectura los modelos griegos pasaron mu­ la composición dramática? Cabalmente en
cho tiempo por los mas perfectos: con el aquel tiempo el culteranismo fue también
tiempo prevaleció la arquitectura gótica ; y el estilo favorito de los prosadores y poetas
después ha revivido en todo su vigor el españoles: y desde Góngora hasta Luzán
gusto griego; y se ha llevado toda la aten­ casi todo fué metafísica , hipérboles y trans­
ción. En elocuencia y poesía los asiáticos en posiciones.
ningún tiempo gustaron sino de lo que es­ ¿Qué deberemos inferir de estos ejem­
taba lleno de tantos adornos y esplendidez, plos? ¿Hay alguna cosa que pueda llamar-
tomo i. c
34 *1 GUSTO. EL GUSTO. 35
1ECC. II. se modelo del gusto, y á la cual se pueda materia, es preciso observar en segundo lu- lecc. n.
apelar para distinguir el bueno del malo? gar, que la diversidad de gustos entre los
ó ¿nos debemos atener al proverbio, que di- hombres no prueba eíi todos casos su cor­
ce: „sobre gustos no hay disputa,” y tener rupción ; ni nos precisa á buscar un modelo,
por bueno todo lo que agrada, únicamente por el cual hayamos de determinar el bue­
porque agrada? Esta es la cuestión, á la no. Los gustos de los hombres pueden dife­
verdad, sutil y delicada, que vamos á exa­ renciarse muchísimo en su objeto, sin que
minar ahora. ninguno de ellos sea malo. Uno gusta mas
Observaré desde el principio que sino de la poesia: otro no halla placer sino en la
hubiera algún modelo del gusto, se segui­ historia. Uno prefiere la comedia: otro la
rla necesariamente que todos los gustos son tragedia. Uno admira el estilo tenue: otro
buenos; suposición, que aunque parece de el adornado. El joven se embelesa con las
poca monta, cuando se habla de materias composiciones festivas y animadas : el de
frívolas, y se aplica á las diferencias míni­ una edad madura se divierte mas con las de
mas deí gusto entre los hombres, se recono­ temperamento mas grave. Algunas naciones
ce palpablemente absurda aplicada á las ex­ se deleytan con las grandes pinturas de las
tremas. Porque ¿habrá hombre que sostenga costumbres, y las enérgicas representaciones
seriamente, que el gusto de un hotentote ó de las pasiones: otras se inclinan á la mas
un lapon es tan delicado y tan correcto como correcta y regular elegancia tanto en las
el de un Longino ó un Adisson; ó que no descripciones como en los sentimientos. Aun­
tenga por incapaz al que juzgue que un ga- que todos estos se diferencien en gusto , sin
zetero ordinario es un historiador tan exce­ embargo todos escogen alguna belleza, que
lente como Tácito? Siendo una manifiesta se adapta particularmente á su modo de pen­
extravagancia hablar de esta manera, debe­ sar; y ninguno tiene razón para condenar á
mos inferir inevitablemente que hay algún los demas. No sucede en materia de gusto
fundamento para preferir el gusto de un lo que sucede en las cuestiones metafísicas;
hombre al de otro; ó que en materia de gus­ á saber, que solo una conclusión puede ser
to, como en todo lo demas, hay uno bueno verdadera, y todas las demas son por pre­
y otro malo, uno recto y otro depravado. cisión falsas. La verdad, que es el objeto
Mas para evitar equivocaciones en .esta de la razón, es una sola: la belleza, que
c2
El CUSTO.
EL GUSTO. 37
iecc. ii. 1° es del gusto, es de muchas maneras. Por
tanto el gusto admite latitud y variedad de ba equivocado, apelaría á lo que en mi mo- iecc. ii
objetos, compatibles con su bondad y exac­ do de pensar es el modelo del gusto.
titud. Resta trazar este modelo; al cual debe­
Para explicar cabalmente esta mate­ mos recurrir en esta oposición de gustos.
ria, se ha de observar también que esta va­ Un modelo significa propiamente una cosa
riedad de gustos solo puede ser compati­ de tan indubitable autoridad , que deba ser­
ble en objetos diferentes. Cuando los hom­ vir de piedra de toque para todas las demas
bres disienten sobre un mismo objeto; cuan­ de su clase. De esta manera un modelo de
do uno condena por feo lo que otro admira un peso ó medida es aquel peso ó aquella
como bellísimo, ya no hay variedad, sino medida que señala la ley por regulador de
oposición diametral de gustos: y por lo tan­ todos los demas pesos ó medidas. Por esto
to uno ha de tener buen gusto y otro ma­ se dice que la corte es el modelo de la bue­
lo, á no ser que se conceda la absurda para­ na crianza, y la palabra de Dios el modelo
doja que todos los gustos son igualmente de las verdades teológicas.
buenos. Uno prefiere Virgilio á Homero. Cuando decimos que la naturaleza es
Yo por el contrario admiro mas á Homero el modelo del gusto, establecemos un prin­
que á Virgilio. A aquel le interesa mas la cipio muy verdadero y muy exacto: pero
elegancia y ternura característica de Virgi­ la dificultad está en hacer de él la debida
lio-, á mí la sencillez y fuego de Homero. aplicación. No hay duda que en todos los
En cuanto ni uno ni otro neguemos, que tan­ casos en que se trata de imitar algún objeto
to Homero como Virgilio tienen grandes be­ de la naturaleza, como representar los ca­
llezas , la diferencia es natural y admisible: racteres y las acciones humanas, la confor­
mas si el otro afirmase que Homero no tie­ midad con la naturaleza suministra un cri­
ne bellezas algunas, y que con tanto gusto terio cabal, y distinto de la verdadera be­
leeria una leyenda antigua de la caballería lleza. La razón en estos casos tiene mucho
andante como la Ilíada o la Odisea, yo cla­ campo para ejercer su autoridad , ya sea
maría que mi antagonista era enteramente aprobando, ya condenando, ya comparando
boto; y que su gusto estaba miserablemente la copia con el original. Pero hay innume­
corrompido: y para hacerle ver que esta- rables cisos en que no puede hacerse la apli­
cación de esta regla: y entonces la confor-
38 ■EL GUSTO> EL GUSTO. 39

iecc.ii. midad con la naturaleza es una expresión, modelo: y en todas las obras del gusto se lecc. 11
que aunque muy usada, no tiene significa­ ha de apelar por último al sentimiento del
do distinto y determinado. Por lo tanto de- género humano. Si uno quisiese sostener,
\ bemos investigar, si hay alguna cosa que que el azúcar es mas amargo que el agenjo,
pueda servir de modelo del gusto con mas y este mas dulce que el azúcar, serian in­
claridad y precisión. útiles todos los raciocinios. El gusto de esta
El gusto, como dije antes, se funda en persona se tendria infaliblemente por estra­
Un sentido interno de la belleza, natural á gado, únicamente porque se diferenciaba
los hombres; y que en su aplicación á ob­ tanto del gusto de los demas. De la misma
jetos particulares puede ser guiado, y es­ manera por lo que hace á los objetos del
clarecido por la razón. Si se encontrase pues sentimiento ó gusto interno, los sentimientos
una persona que poseyera en su perfección comunes de los hombres tienen igual auto­
todas las facultades de la naturaleza huma­ ridad , y un título legítimo para regular el
na , cuyos sentidos internos fuesen en todos gusto de cada individuo.
casos exquisitos y exactos, y cuya razón ¿Pero no tenemos, dirá alguro, otro
fuera segura é infalible; sus decisiones to­ criterio de lo bello, que la aprobación del
cante á la belleza serian sin duda un mode­ mayor número? ¿Debemos contar los votos
lo cabal del gusto de todas las demas. Pero de otros, antes de formar juicio por noso­
como no haya tal modelo vivo , ni persona tros mismos de lo que es digno de aplauso
alguna á quien todo el género humano otor­ en la elocuencia ó poesía? De ninguna ma­
gue semejante sumisión, ¿qué cosa habrá nera: hay principios que dictan la razón y
tan autorizada que pueda servir de modelo sano juicio; los cuales tienen su aplicación en
en los varios y opuestos gustos de los hom­ materias de gusto , como la tienen en asun­
bres? No puede ser otra, que la reunión del tos científicos y filosóficos. Aquel que admira
mayor número de votos. Es preciso que se ó censura una obra se halla siempre pronto,
tenga por bello aquello que admira el ma­ si su gusto está algo perfeccionado, á dar
yor número de los hombres: es preciso que razones de su decisión. Apela á principios;
se tenga por exacto y verdadero el gusto y señala los fundamentos, en que estriba.
que coincide con el modo de pensar mas El gusto es una especie de poder compues­
común entre ellos. Debemos reposar en este to; en el cual la luz de la razón mas ó me-
EL GUSTO. EL GUSTO. 41

lecc. n. nos se mezcla siempre con los impulsos del nes de la naturaleza humana, reconocidos LECC. II
sentimiento. en la aprobación general, y los que lo po­
Pero aunque la razón pueda dirigirnos nen en principios establecidos, que se pue­
algún tiempo en los juicios relativos á las den confirmar por la razón. Esta controver­
obras de gusto; no debe olvidarse, que las sia, igualmente que otras muchas literarias,
últimas inducciones, á que nos guian nues­ estriba principalmente en los modos de ex­
tros raciocinios, se refieren por último al plicarse. Los que insisten en el sentimiento,
sentimiento y á la percepción. Podemos no por eso dejan de aplicar la razón a las
observar, y raciocinar acerca de la propie­ materias de gusto. Juzgando de las sobresa­
dad de la conducta en una tragedia ó epo­ lientes ventajas de la elocuencia y la poesia,
peya: los raciocinios exactos sobre este asun­ apelan, como otros escritores, á los princi­
to corregirán el capricho de un gusto no pios establecidos: y muestran en esto clara­
ilustrado; y establecerán los principios para mente que la aprobación general, á que re­
juzgar lo que es ó no digno de elogio. Pero curren en último lugar, es un resultado de
al mismo tiempo estos raciocinios apelarán la discusión igualmente que del sentimiento.
por último al sentimiento. El fundamento Por el contrario los que para vindicar al
en que estriban está en la experiencia, que gusto de toda sospecha de arbitrariedad sos­
hay de agradar mas comunmente al género tienen que se puede hacer evidente por la
humano. Por esta razón preferimos el estilo razón, admiten sin embargo que lo que uni­
sencillo , y natural al artificial y afectado; versalmente agrada, debe ser reconocido por
una historia regular y bien enlazada , á unas verdaderamente bello; y que no pueden te­
narraciones sueltas y vagas; y una catástrofe ner autoridad alguna las reglas concernien­
tierna y patética,- á una que nada nos mue­ tes á los objetos del gusto, que se hallen en
va. Consultando á nuestra propia imagina­ contradicción con los sentimientos generales
ción y á nuestro corazón, se han formado de los hombres. Por tanto estos dos sistemas
algunos principios, que han llegado á auto­ se diferencian muy poco en la realidad. En
rizarse en materias de gusto. uno y otro entran el sentimiento y la ra­
Es mas aparente que verdadera la dife­ zón: y los dos pueden ser compatibles, siem­
rencia entre los autores, que establecen el pre que á cada una de estas facultades se dé
modelo del gusto en los sentimientos comu- el lugar correspondiente. Por eso me he es-
42 EL GUSTO. EL GUSTO. 43
LECC. II. forzado yo á presentar el asunto bajo de este de la brillantez y de la liviandad en escri­ LECC. II
aspecto. bir. La práctica de un genio admirado pue­
Cuando nos referimos al unánime senti­ de facilitar la aprobación de sus defectos; y
miento de los hombres, como piedra de to­ aun hacerlos de moda; la envidia puede aba­
que de lo que debe ser tenido por bello en tir por algún tiempo las producciones del
las artes, se ha de entender que se habla ingenio; mientras que el aura popular, ó
siempre de hombres colocados en situacio­ el espíritu de partido puede otras vezes en­
nes favorables para ejercitar el gusto. To­ salzar, y dar grande reputación, aunque efí­
dos comprenderán que entre las naciones mera , á obras que no la merecen. Pero aun­
rudas y por civilizar, y en tiempos de ig­ que estas circunstancias casuales hagan pasar
norancia y oscuridad, no pueden servir de por caprichosos los juicios del gusto ; el er­
autoridad alguna los principios vagos que ror se corrige fácilmente. Andando el tiem­
se tienen sobre este asunto. En aquellos es­ po jamas deja de manifestarse el gusto ge­
tados de la sociedad el gusto no tiene ma­ nuino de la naturaleza humana , y de pre­
teriales en que emplearse: ó está enteramen­ valecer sobre las caprichosas y corrompidas
te perdido; ó solo se descubre en su mayor modas, que el acaso puede haber introdu­
imperfección y mezquindad. Nosotros nos cido. Estas pueden tener séquito por al­
referimos á los sentimientos del género hu­ gún tiempo, y descaminar á juezes super­
mano en aquellas naciones civilizadas y flo­ ficiales: pero en sujetándolas á examen, se
recientes, en que se cultivan las artes, y es- van desvaneciendo por grados; mientras que
tan refinadas las modales ; donde las obras solo quedan las que se fundan en la sana ra­
de ingenio se sujetan á una libre discusión; zón , y en los nativos sentimientos de los
y se halla mejorado el gusto por las ciencias hombres.
y la filosofía. No pretendo de modo alguno, que ha­
Aun entre las naciones civilizadas can­ ya un modelo del gusto al que podamos
sas accidentales pueden ocasionalmente en­ acudir en todos casos para decidir desde lue­
cadenar las operaciones del gusto. Algunas go y con claridad, j Donde se hallará, á la
vezes la forma de creencia ó de gobierno verdad, tal modelo para decidir alguna de
puede pervertirlo por algún tiempo. Una aquellas grandes controversias, que dividi­
corte licenciosa puede introducir el gusto rán perpetuamente al género humano en
EL GUSTO. 45
44 EL GUSTO.
to quieran algunos sobre la extravagancia é lecc. n
lecc.ii. materias científicas y filosóficas? En nuestro incertidumbre ¿el gusto; y se verá por ex­
caso se ve claramente que no era absoluta­ periencia , que hay bellezas que si llegan
mente necesario fijar tal modelo. Era nece­ á descubrirse en su proprio aspecto causan
sario darnos medios para juzgar con claridad una admiración durable y general. En toda
y precisión de lo que es bueno ó malo mo­ obra lo que interesa á la fantasía, y mueve
ralmente; de lo que el hombre debe ó no al corazón, agrada á todas las edades y na­
debe hacer. Pero no era absolutamente ne­ ciones. Hay cierta cuerda, que en llegando
cesario para la felizidad del hombre fijar en á herirla con propriedad, responde á ella el
cada caso, y con la debida exactitud lo que corazón humano.
es bello y elegante: y por tanto se admite De aquí proviene el testimonio univer­
alguna diversidad en los modos de pensar; sal, que las naciones mas civilizadas de la
y se puede discordar á cerca del grado de tierra han convenido en dar por espacio de
aprobación á que son acreedoras las obras muchos siglos á algunas pocas obras, como
de ingenio. la lirada de Homero y la Eneida de Virgi­
La consecuencia que debemos deducir, lio. De aquí la autoridad que han adquirido
y en que debamos fijarnos, es que el gusto semejantes obras, como modelos, en cierto
no es un principio arbitrario, sujeto al ca­ modo, de la composición poética. Por ellas
pricho de cada individuo , y que no ad­ llegamos á inferir cual es el sentimiento del
mita criterio para determinar lo que es falso género humano á cerca de aquellas bellezas,
ó verdadero. Su fundamento es el mismo en que nos causan el mayor placer; y que por
todos ios hombres: y estriba en los senti­ lo mismo nos debe presentar la poesía. La
mientos proprios de nuestra naturaleza ; los autoridad ó la preocupación pueden en una
cuales en general obran con la misma uni­ nación ó en un siglo dar una reputación tem­
formidad que nuestras facultades intelectua­ poral á un mal poeta ó á un artista despre­
les. Cuando estos sentimientos llegan á per­ ciable; pero cuando los extrangeros ó la pos­
vertirse por la ignorancia y las preocupacio­ teridad examinen sus obras, se discernirán
nes, pueden rectificarse por la razón. Llega sus faltas; y aparecerá el gusto de la natu­
por último á determinarse su estado natural raleza humana. Qpinionis commenta delct
y de sanidad, comparándolos con el gusto dies; natura juditia confirmat. “El tiem-
general del linage humano. Declamen cuan-
46 EL GUSTO. CRITICA. 47
lecc. n. po disipa las ilusiones de la opinión, y fija fonda enteramente en la experiencia: es de- lecc. iii
los juicios de la naturaleza.” cir, en la observación de aquellas bellezas
que mas se acercan al modelo establecido;
LECCION III. de aquellas bellezas que agradan mas gene­
ralmente al linage humano. Por ejemplo,
CRITICA-GENIO-PLACERES DEL GUSTO’’- las reglas de Aristóteles acerca de la unidad
SUBLIMIDAD EN LOS OBJETOS. de acción en las composiciones épica y dra­
mática, no son reglas que se descubrieron
(justo, crítica y genio son palabras de que
al principio por un raciocinio lógico, y se
se usa comunmente, sin tener de ellas idea aplicaron después á la poesia; sino que se
distinta. Dando principio á un curso de lec­ tomaron de la práctica de Homero y de Só­
ciones, en que se nombran á cada paso, es focles: y se fundaron en las observaciones del
necesario fijar su significación con alguna placer que recibimos de la relación de una
exactitud. acción única y entera; superior al que reci­
Habiendo tratado del gusto en la lec­ bimos de l<i relación de los hechos sueltos ó
ción pasada, paso á examinar ahora la natu­ inconexos. Tales observaciones teniendo su
raleza y fundamentos de la crítica. La ver­ origen en el sentimiento y la experiencia,
dadera crítica es la aplicación del gusto y después de examinadas se hallaron tan con­
del buen sentido á las bellas artes. El objeto formes á la razón y á los principios de la
que se propone , es distinguir en cualquiera naturaleza humana , que llegaron á pasar
obra lo bello de lo defectuoso; ascender de por reglas fijas para juzgar de la excelencia
casos particulares á principios generales; y de una composición. Esta es la descripción
de este modo formar reglas para juzgar de mas natural del origen de la crítica. Es ver­
las diversas especies de bellezas en las obras dad que un genio extraordinario por sí mis­
de ingenio. mo , y sin enseñanza alguna, compondrá del
Las reglas de la crítica no se forman, modo mas conforme a las mas importantes
como suele decirse , por una inducción a reglas de crítica : porque como estas reglas
prior i-, esto es, por una serie de raciocinios se fundan en la naturaleza; ésta se las suge­
astractos, é independientes de ios hechos y rirá muchas vezes en la práctica. Es muy
observaciones. La crítica es un arte que se probable que Homero no conocia sistema al-
CRITICA. CTUTICA. 49
48
iecc. ni. guno ^1 arte poética : . guiado solo de su nen por los principios de la razón y del ver- lecc. iii
genio compuso en verso una historia regu­ dadero gusto. Las declamaciones contra la
lar, que ha admirado á la posteridad. Pero crítica caminan regularmente en la suposi­
esto nada prueba contra la utilidad del arte ción de que los críticos juzgan por reglas, y
de la crítica: porque como el ingenio del no por sentimiento: lo cual está tan lejos de
hombre no es perfecto; no hay escritor que ser así, que por el contrario los que juzgan
no pueda recibir socorro de las observacio­ de este modo no son críticos, sino pedantes:
nes críticas sobre las bellezas y defectos de pues ya he hecho ver, que todas las reglas
los que le han precedido. Ningunas obser­ de la genuina crítica se fundan últimamente
vaciones ó reglas pueden, á la verdad , su­ en el sentimiento; y que son necesarios gus­
plir la falta de genio, ó inspirarlo á quien to y sentimiento para aplicarlas á cada caso
de él carezca: pero pueden muchas vezes particular. Como no hay cosa mas apeteci­
dirigirlo por el buen sendero, y señalarle la da de todos que juzgar de las obras de gus­
imitación mas propria y exacta de la natu­ to; no hay duda que será siempre grande el
raleza. Las reglas criticas se dirigen princi­ número de los juezes incompetentes. Pero
palmente á mostrar las faltas que deben evi­ esto no es motivo para hacer una invectiva
general contra la crítica: así como el gran nú­
tarse : y solo á la naturaleza podemos deber
mero de malos filósofos ó razonadores no lo
la producción de las bellezas sobiesalientes.
Por lo dicho podemos formar juicio es para hacerla contra la razón y la filosofía.
acerca de aquellas quejas de moda entre al- Una objeción mas disculpable contra la
, gunos amorcillos contra los críticos y la crí­ crítica es el aplauso que han recibido dél
público algunas obras; que examinadas des­
tica. Suponen estos, que los críticos han apo­
pués con cuidado se han hallado en contra­
cado la nativa libertad del ingenio; y han
dicción á las reglas que ella ha establecido:
echado lazos y cadenas á los escritores: los
y según ios principios asentados en la lec­
cuales deben apelar de esta cruel persecu­
ción anterior, el público es el juez supre-’
ción al público, implorando su apoyo. Pero
mo, á quien por último se ha de apelar en
el autor que en el prefacio de su. ooia hi­
las obras de gusto ; por fundarse el modelo
ciese semejante súplica , no daria iciea muy de este en los sentimientos naturales y co­
favorable de su ingenio: porque todo escri­ munes á todos los hombres. Pero es preciso
tor debe apetecer, que sus obras se exami- TOMO 1. B
jo CRITICA. CRITICA.

lecc. ni, observar, que muchas vezes se Juzga del blica, no por las transgresiones de las reglas lecc. iii
público con demasiada ligereza. El verda­ del arte, sino á despecho de tales transgre­
dero gusto público no aparece siempre en el siones : que poseen otras bellezas conformes
primer aplauso dado a una- obra nueva en á las reglas mas exactas: y que la fuerza de
su publicación. Tanto el gran vulgo como estas bellezas es tal, que ha sufocado todas
el pequeño se deja deslumbrar a vezes de las censuras; y da al público un grado de
bellezas superficiales; cuya admiración se complacencia superior al disgusto que le
desvanece con el tiempo: y algunas vezes ocasionan sus defectos. Shakespeare agrada;
un escritor puede adquirir una reputación no por amontonar en un drama sucesos de
momentánea solo por condescender con las muchos años; no por sus mescolanzas gro­
pasiones, las preocupaciones, y las nociones tescas de tragedia y comedia en una misma
corrientes ó supersticiosas, que pueden so­ pieza; no por los pensamientos violentos y
juzgar por algún tiempo casi toda una na­ afectados goticismos que emplea algunas ve­
ción. En tales casos, aunque se vea que el zes , y que al paso que miramos como luna­
público alaba una obra, la critica puede res, los achacamos á la edad en que vivió;
condenarla con razón; y andando el tiempo sino por sus animadas y clásicas representa­
llegará á prevalecer su dictamen:. porque el ciones de caracteres, por la viveza de sus
juicio de la verdadera crítica y la voz del descripciones, la energía de sus sentimien­
público llegan por último á coincidir en una tos, y por poseer en grado superior el ver­
misma cosa, desnudándose de las preocupa­ dadero lenguage de la pasión; bellezas, que
ciones y pasiones. la sana crítica nos enseña á apreciar en el
Convengo en que hay obras, que con­ mismo grado que la naturaleza á sentirlas.
tienen transgresiones palpables de las leyes Baste lo dicho acerca del origen, oficio,
de la critica ; y que se han grangeado, sin é importancia de la crítica.
embargo, una admiración general, que aun Paso á explicar el significado del otro
dura. Tales son los dramas de Shakespeare término, que mil vezes se empleará en estas
y Calderón: los cuales considerados como lecciones: á saber, el genio.
composiciones dramát icas son sumamente ir­ Gusto y genio son dos palabras que fre­
regulares. Pero debemos advertir, que estas cuentemente andan juntas; y que por esto
obras se han grangeado la admiración pu* la? confunden los escritores inexactos. Sin
ua
5a GENIO.
lecc. ni. embargo, significan cosas del todo diferen­
GENIO. 53
tes : puede señalarse con claridad su diferen­ alguna cosa particular, que como he dicho lecc iii
cia ; y es importante no perderla jamas de recibimos de la naturaleza, puede sin duda
vista. El gusto consiste en la facultad de aumentarse mucho por el arte y el estudio:
juzgar; el genio en la facultad de ejecutar. pero no puede adquirirse por ellos solos. Se
Puede uno tener mucho gusto en poesía, encuentran no pocas vezes personas, que tie­
elocuencia, ó alguna de las bellas artes; y nen un gusto excelente en muchas de las
tener poco ó ningún genio para la compo­ bellas artes, como música, pintura, poesia
sición ó ejecución. Pero no puede haber ge­ y elocuencia: pero se encuentran pocas ó
nio, que no vaya acompañado del gusto. Por ninguna, que sobresalga en la composición
tanto merece considerarse el genio como de todas ellas. Aquel que igual é indiferen­
tina facultad del ánimo mas sobresaliente que temente maneje varias artes y profesiones,
el gusto. El genio lleva siempre consigo al­ y á quien llamariamos genio universal, pró-'
go de inventivo y creador: no consiste solo bablemente no sobresaldrá en ninguna de
en ser sensible á la belleza, donde llega á ellas: pues aunque puede haber algunas ex­
percibirla; sino en producir bellezas nuevas; cepciones; lo general es inclinarse con pre­
y en presentarlas de modo que hagan fuerte ferencia á algún objeto, exclusivo en cierto
impresión en el ánimo de otro. Un gusto modo de los demas, y sobresalir en él coñ
refinado hace un buen crítico: pero se ne­ ventajas. Es preciso que los rayos sean con­
vergentes á un punto para abrasar con in­
cesita genio para ser poeta ú orador.
Se debe también observar, que la pala­ tensión. Hago esta advertencia; por ser muy
bra genio en la acepción común se extiende importante para que los jóvenes se apliquen
á mucho mas que á los objetos del gusto: á examinar con cuidado, y á seguir con ar­
dor la propensión de la naturaleza ácia aque­
pues se usa para significar aquel talento ó
llas operaciones del genio en que sobresal­
aptitud, que recibimos de la naturaleza para
sobresalir en alguna cosa. De esta manera drán mas probablemente.
Un genio para alguna de las bellas artes
hablamos de genio para las matemáticas, lo
supone siempre el gusto, como ya he obser­
mismo que de genio para la poesía, la guer­
vado: y es evidente que la perfección dsl
ra, la política, o alguna ocupación mecánica.
gusto, servirá tanto para adelantar, como
Este talento ó aptitud para sobresalir en
para corregir las operaciones del genio. Á
54 GENIO. GENIO. 55
iecc. ni. proporción que se afina mas y mas el gustó Habiendo ya explicado la naturaleza del tECC.in
de un poeta, ó de un orador por lo tocante gusto y de la crítica, la importancia de ésta,
á las bellezas déla composición; hallará mas y la distinción entre el gusto y el genio,
auxilios para dar á su obra las bellezas mas paso á examinar las fuentes de los placeres
acabadas. Como quiera, el genio en un poe­ del gusto. Esto presenta un campo muy vas­
ta, ó en un orador puede ser superior á su to, que se extiende nada menos que á todos
gusto fes decir, el genio puede ser fuerte y los placeres de la imaginación, como comun­
grandioso; y no ser su gusto ni muy deli­ mente se llaman; y nos guia a saber si nos
cado , ni muy correcto. Esto sucede muchas los suministran los objetos naturales, ó las
vezes en la infancia de las artes; periodo en imitaciones ó descripciones de ellos. Pero
que el genio se manifiesta frecuentemente no es necesario á mi intento examinar esto
con mucho vigor; y ejecuta con mucho ar­ completamente; siendo mi objeto principal
dor; mientras que el gusto, que necesita de el placer que recibimos del discurso y los es­
la experiencia, y se mejora con mas lenti­ critos. Por tanto no haré mas que dar algu­
tud, no ha llegado á su perfección. Sirven nas luzes sobre los placeres del gusto en ge­
de prueba de lo que afirmo Homero, y Sha­ neral , insistiendo mas particularmente en la
kespeare; en cuyos escritos se hallan ejem­ sublimidad y la belleza.
plos de grosería, y falta de delicadeza; que Estamos aun muy distantes de tener un
habrían evitado si hubieran tenido el refi­ sistema relativo á este asunto. Addison fue
nado gusto de escritores posteriores, que les el primero que emprendió acerca de él una
eran inferiores en genio. Como es limitada indagación metódica en su Ensayo sobre los
la perfección humana; probablemente es ley placeres de la imaginación. El redujo estos
de la naturaleza no dar á hombre alguno el placeres á tres clases; belleza, grandeza, y
ejecutar con vigor y con fuego, y atender al novedad. Sus especulaciones en esta parte,
mismo tiempo á las gracias mas ligeras y mas sino son profundas, son como quiera muy
delicadas, que darían á su obra la última bellas y entretenidas; y tienen el mérito de
perfección. Aun por esto vemos, que el que haber abierto un camino aun no hollado.
tiene un gusto universal para estas gracias No son grandes los adelantamientos hechos
mas ligeras, suele carecer de fuerza y de desde su tiempo en esta parte de la critica
sublimidad. -filosófica; aunque algunos escritores inge-
placeres del gusto; 57
$6 PLACERES DEL GUSTO.
que aunque sea oscura la causa eficiente de lecc. ni
lecc. ni. niosos hayan continuado en sus indagacio­
aquellas sensaciones; es en mil casos bien
nes. Esto sin duda es efecto de la tenuidad, c’la su causa final. Y tratando de este asun­
y sutileza características de todos los senti­
to no podemos menos de notar ^fuertes
mientos del gusto. Son objetos interesantes
impresiones de la benignidad del Criador,
sin duda: pero cuando queremos sujetarlos
que nos dan por su destino las facultades
á una discusión regular, se nos escapan pron­
del gusto y de la imaginación Dotándonos
tamente. Es difícil hacer una completa enu­
de estas facultades ha extendido muchísimo
meración de los diversos objetos, que son
fuentes de los placeres del gusto: mas difícil la esfera de los placeres de la vida humana;
es definir todos los que se han descubierto, v mas los de una especie mas pura e inocen­
y reducirlos á sus propias clases: y cuando te. Bastante se satisfacia á los fines necesarios
quisiésemos pasar mas adelante, é investi­ de la vida con solo que los sentidos de la
gar las causas eficientes del placer que reci­ vista y del oido nos sirviesen para distin­
bimos de tales objetos; no sabríamos dar un guir los objetos externos, sin comunicarnos
ninguna de aquellas refinadas y delicadas
paso. Por ejemplo, todos sabemos por ex­
periencia que ciertas figuras de los cuerpos sensaciones de belleza y de grandeza que
tanto nos deleytan. Este es un embelleci­
nos parecen mas bellas que otras. Pasando
mas adelante, hallamos que la regularidad miento, y gloria adicional; que para mayor
de unas figuras, y la graciosa variedad de recreo nuestro ha esparcido sobre sus obras
otras son el fundamento de la belleza, que el autor de la naturaleza. Este pensamiento,
apuntado primero por Addison, está felizmen­
descubrimos en ellas. Mas cuando pretende­
mos dar un paso mas, ó inquirir cual es la te explayado por el doctor Akenside en su
Poema sobre los placeres de la imaginación:
causa de que la regularidad, y la variedad
produzcan en nuestros ánimos la sensación .......... .. contení
de la belleza , no señalamos razón que no With every food of life to nourish man,
sea muy imperfecta. La naturaleza parece By kind ¡Ilusione of the wondering Sense,
haber cubierto con un velo impenetrable Thou mak’st all na ture, Beauty to his eye,
aquellos piimeros principios de la sensación Or Music to his ear.— ■ —
interna. ............. No contento
Como quiera, sirve de consuelo saber Cdn variar de mil modos el sustento
58 PLACERES DEL GUSTO, SUBLIMIDAD DE LOS OBJETOS. $9

Del hombre , por benignas ilusiones, No es fácil describir con palabras la im- XECC.ni
Obra de portentosas impresiones, presión precisa, que hacen en nosotros los
Hiciste que natura toda entera
A sus ojos beldad le pareciera,
objetos grandes y sublimes: pero cualquiera
O música á su oido.......... concibe, que le hacen impresión al verbs.
Esta impresión es una especie de admira­
Consideraré primero el placer, que nace de ción , y expansion del animo que lo eleva
la sublimidad ó grandeza , de la cual me sobre su estado ordinario; y lo llena de un
propongo tratar con alguna extensión; tanto grado de asombro, que no puede expresar
porque tiene un carácter mas preciso y se­ bien. Esta conmoción es ciertamente deli­
ñalado , que otro alguno de los placeres de ciosa, pero grave: porque lleva comunmen­
la imaginación, cuanto porque coincide mas te consigo, cuando esta en su mayor fuer­
directamente con nuestro asunto principal. za , cierto respeto y solemnidad, que toca
Para mayor claridad trataré primero de la ya en severidad; y que se distingue muy
grandeza ó sublimidad de los objetos exter­ bien de las conmociones alegres y joviales
nos en sí mismos; con lo que daré fin á está excitadas por los objetos bellos.
lección: después, de la descripción de aque- Donde mejor se descubre la forma mas
líos objetos, ó de lo que se llama la subli­ sencilla de la grandeza externa es en las vas­
midad en los escritos; lo cual será el asunto tas, é ilimitadas perspectivas, que nos pre­
de la lección siguiente. Aunque la mayor senta la naturaleza. Tales son unas llanuras
parte de los críticos hayan confundido la muy extendidas, á las cuales no puede po­
grandeza de los objetos, cuando se presen­ ner limites la vista, el firmamento del cie­
tan á la vista, y la descripción de esta mis­ lo, ó la interminable expansion del Océano.
ma grandeza por medio del discurso, ó por Toda grande extensión causa impresión de
escrito; y en esto hayan procedido, á mi sublimidad. Con todo, debe notarse que el
parecer, con inexactitud; yo hago distin­ espacio extendido en longitud no hace tan
ción entre estas dos cosas: y considero la fuerte impresión, como en altura o profun­
grandeza, y la sublimidad como términos si­ didad. Aunque una llanura interminable sea
nónimos, ó casi sinónimos. Si hay entre ellos un objeto grandioso; lo son mucho mas una
alguna distinción, está en que la sublimi­ alta montaña, á la cual miramos de abajo
dad expresa una grandeza superior. á arriba, y una torre ó precipicio terrible,
6o SUBLIMIDAD DE IOS OBJETOS. SUBLIMIDAD DE LOS OBJETOS. 6l

LECC. III. desde donde miramos á los objetos que es- tas ideas. De aquí proviene la grandeza de lecc. iii
tan abajo. La excesiva grandeza del firma­ los terremotos y volcanes, de los grandes in­
mento nace de su altura junta con su exten­ cendios, de las tormentas del Océano, de
sión interminable: y la del Océano no de las inundaciones, de los uracanes, del true­
su sola extensión, sino del perpetuo movi­ no y del relámpago, y de toda violencia
miento , y fuerza irresistible de aquella ma­ singular de los elementos. No hay cosa mas
sa de aguas. Aunque es necesario que haya sublime, que el mucho poder y la fuerza.
Un arroyo, que corre dentro de sus márge­
espacio, para que haya grandeza; es nece­
saria la amplitud de extensión en alguna de nes, es un objeto bello: pero cuando sale
las dimensiones dichas. Para hacer sublime de madre con la impetuosidad y estrépito
de un torrente, es ya un objeto sublime.
un objeto basta quitarle todos sus limites.
De aquí es que un espacio infinito, unos Los poetas toman sus comparaciones subli­
mes de los leones y otros animales vigoro­
números sin fin, una duración eterna llenan
el animo de ideas grandes. sos. Se ve con placer un caballo de regalo:
pero lleva consigo la idea de grandeza un
Por esto han creido algunos, que la
caballo de batalla, “cuya crin está ataviada
grandeza ó amplitud de extensión es el fun­
del trueno.” El encuentro de dos grandes
damento de toda sublimidad. Pero no pue­
do ser de su opinión: porque muchos obje­ ejércitos, como que es el acto mas denoda­
do del poder humano, reúne una variedad
tos aparecen sublimes, sin que tengan rela­
de fuentes del sublime: y por esto se ha mi­
ción alguna al espacio. Tal es, por ejem­
rado siempre como uno de los espectáculos
plo , el sonido muy vehemente. El estallido
mas fuertes y magníficos , que se pueden
de un trueno ó de un canon, el bramido de
presentar á los ojos, ó pintar con viveza á
los vientos, el sonido de vastas cataratas de
la imaginación.
agua son incontestablemente objetos gran­
Para mayor ilustración de este asunto
des. “lo oigo la voz de muchas aguas y
debe advertirse, que todas las ¡deas de una
de fuertes truenos, diciendo: Aleluya.” En
clase solemne y respetuosa, y que se acer­
general podemos observar, que el gran po­
can algo á lo terrible, contribuyen en gran
der y la fuerza , puestos en ejercicio, exci­
manera al sublime; tales como la oscuridad,
tan siempre ideas sublimes: y acaso de esta
la soledad y el silencio. ¿Cuáles son las es-
parte se derivada fuente roas copiosa de es-
SUBLIMIDAD EN LOS OBJETOS. 63
62 SUBLIMIDAD DE LOS OBJETOS.
Entre nubes espesas y sombrías, LECC. III
lecc. iu. cenas de la naturaleza, que elevan mas el El Todo ordenador, señor del cielo,
ánimo, y causan una sensación sublime? No Su asiento pone sin ajar su gloria:
los países alegres, los campos esmaltados Y en torno cubre su inmovible trono
de flores, ó las ciudades florecientes; si­ Oscura magestad...... . i-ib. II.
no las montañas mohosas, los lagos solita­ Observad el arte con que introduce Vir­
rios, las florestas antiguas, y los torrentes gilio todas aquellas ideas de silencio, vacio
que se precipitan de las rocas. De aquí es, y oscuridad, cuando va á introducir su hé­
que las escenas nocturnas comunmente son roe en las regiones infernales, y á revelar
objetos sublimes. El firmamento tachonado los secretos de aquel gran profundo;
de estrellas, esparcidas en tanto número y
Dii, quibus imperium est animarum , um-
con tan magnífica profusión, hiere á la fan­ traque silentes,
tasía con una grandeza mas respetuosa, que Et Chaos, et Phlegeton,locanocte silentia late,
cuando está iluminado con todo el resplan­ Sit mihi fas audita loqui; sit numine vestro
dor del sol. El sonido profundo de una cam­ Pandere res alta térra, et calígine mersas.
pana, ó el ruido de un relox son grandes en Ibant obscitri sola sub nocte, per umbras,
cualquier tiempo: pero lo son doblemente, Perque domos Ditis vacuas, et inania regna;
Quale per incertam lunam, sub luce maligna
cuando se oyen en medio del silencio y de Est iter in silvis.
la calma de la noche. De estas circunstan­ Virg. /Eneida. L. VI.
cias nos valemos comunmente para dar mas ; Dioses, á quien la suerte dio el gobierno
sublimidad á todas las ideas, que la divini­ De las almas, y vos ó sombras mudas,
dad excita en nosotros. “El hace de la os­ Tú Caos, tú Flegeton, vos ó infernales
curidad su pabellón: él habita en las espe­ Playas, dó siempre hay silencio eterno,
sas nubes.” Así Milton: Dadme licencia de decir lo vido.
Tened á bien que dé noticia al mundo
........... How oft, amidst De lo que el centro de la tierra encierra,
Thick clouds and dark,does Heav'ns all-ru- Y escuridad de eterna noche esconde.
ling Sire Iban los dos por la. región escura,
Chuse to reside, his glory unobscured: Reyno del gran Pluton , vacio de cuerpo
And, avitk the Majesty of darkness round Cercados de tinicbla y negra sombra.
Covers his throne........ - Tal era aquel camino per donde iban,
Cual es el de una espesa selva umbrosa,
Book II. 263.
6j. SUBLIMIDAD EN LOS OBJETOS. SUBLIMIDAD EN LOS OBJETOS. 6$

LEGC, ill. Cuando la luna muy menguante.y vieja huesos. Entonces un espíritu pasó por de- lecc. iii
Da al mundo escasa luz y amortiguada. Jante de mi rostro &c. ¿El mortal será
Greg. Hern. de Vel. mas justo que Dios?” (Job. cap. IH. v. i$.
Cito ahora estos pasages, no tanto como véase á León.) Es evidente que no hay
ejemplos de sublime escrito, aunque verda­ ideas tan sublimes, como las que se toman
deramente lo son, como para mostrar por los del Ser supremo; el mas desconocido, pero
efectos, que los objetos que nos presentan el mas grande de todos los objetos; cuya in­
son verdaderamente sublimes. finita naturaleza y eterna duración , juntas
Debemos ademas advertir, que la oscu­ con su omnipotencia, aunque sobrepujan
ridad no es desventajosa al sublime: porque mucho nuestras ideas, las exaltan sobrema­
aunque haga indistintos los objetos, la im­ nera. En general todos los objetos que se
presión como quiera puede ser grande: pues elevan mucho sobre nosotros, ó están muy
como ha observado un autor ingenioso, una distantes en espacio y en tiempo, nos hie­
cosa es hacer clara una idea, y otra hacer ren como si fueran objetos grandes. Nues­
que afecte á la imaginación ; y la imagina­ tro modo de verlos, como por entre la nie­
ción puede ser afectada, como lo es muchas bla de. la distancia ó de la antigüedad , ayu­
vezes, por objetos de que no tenemos.idea da á las impresiones de la sublimidad. Así
clara. De esta manera vemos, que casi to­ como la oscuridad es muy compatible con
das las pinturas de apariciones de seres so­ la grandeza, así también lo es el desorden; y
brenaturales llevan consigo alguna sublimi­ aun frecuentemente le da algún realze. Po­
dad; aunque las ideas que nos suministran cas cosas aparecen sublimes, si son exacta­
sean indistintas y confusas. La sublimidad na­ mente regulares y metódicas. Vemos por to­
ce de las ideas, que llevan siempre consigo de das partes límites: pos sentimos confina­
su superior poderio junto con una oscuridad dos: y no queda lugar para que el ánimo
respetuosa. Tenemos un buen ejemplo de es­ haga un grande esfuerzo. La proporción
to en el siguiente pasage del libro dejob. En exacta de las partes, aunque á vezes entre
los pensamientos de las visiones de la noche, en la composición dedo bello, es muy des­
cuando el profundo sueño cae sobre los hom­ atendida en lo sublime. Una gran masa de
bres , vino sobre mí el temor y el temblor, rocas, esparcidas por la mano de la natura­
que me hicieron estremecer en todos mis leza con irregularidad y desorden, ensancha
TOMO I. E
SUBLIMIDAD en los objetos. 67
66 sublimidad en los objetos.
sí mismo. Un ejemplo insigne de esto, citado l ;c. III
lecc. in. mas el ánimo que un conjunto de sillares
ajustados con la mas exacta simetría. por todos los críticos franceses, es el celebrado
En las empresas que puede acometer el Qu’il mourut de Corneille en la tragedia de
arte humana para producir grandes objetos, los Horacios. En el famoso combate entre los
siempre débiles en comparación de las que Horacios y Curiados, informado el anciano
son obra de la naturaleza, entra siempre co­ Horacio de que habian muerto dos de sus hi­
mo parte principal la grandeza de las di­ jos; y que el tercero se habia acogido á la
mensiones. Ningún edificio puede dar idea fuga, no cree al principio esta relación : pe­
de sublimidad, sino es vasto y grandioso. ro asegurado del hecho, se llena de todos los
Hay en la arquitectura lo que se llama^r.tf«- sentimientos de honor y de indignación por
deza de manera ; que consiste principal­ la supuesta conducta indigna del hijo, que
mente en presentarnos el objeto de lleno; de sobrevive. Se hace cargo, que este hijo habia
suerte que haga su impresión total, entera quedado solo contra tres: y preguntado: ¿qué
é indivisa sobre el ánimo. Una catedral gó­ quería que hubiese hecho? Que muriera,
tica excita en nuestros ánimos ideas de gran­ respondió el padre. De la misma manera
deza por su tamaño, su elevación, su res­ Poro, prisionero de Alejandro, después de
petuosa oscuridad, su robustez, su antigüe­ una valerosa defensa, preguntado como que-
dad y su durabilidad. ria que se le tratase, respondió: como Rey;
Resta aun hablar de una clase de obje­ y Cesar reprendiendo al piloto que temía
tos sublimes; clase que se puede llamar mo­ naufragar con él en una tormenta, quid ti­
ral ó sentimental; que nace del corazón hu­ mes ? le dice, Ccesarem vehis; “¿qué te­
mano puesto en acción , ó de ciertas afec­ mes? Llevas á Cesar.” Estos y otros son bue­
ciones y acciones de nuestros semejantes. Se nos ejemplos de este sublime de sentimien­
verá, que estas pertenecen única ó princi­ to : y nuestro corazón lo experimenta, siem­
palmente á la clase de sentimientos conoci­ pre que en una situación crítica vemos á un
hombre singularmente intrépido , y que
dos con el nombre de magnanimidad ó he-
confia en sí mismo, superior á la pasión y
roismo; y que obran un efecto enteramente
al miedo , y animado por algún gran prin­
semejante á los que produce la vista de los
cipio al desprecio de las opiniones popula­
objetos grandes de la naturaleza, llenando
res, del interes personal, de los peligros ó
de admiración el ánimo, y elevándolo sobre
e2
68 SUBLIMIDAD EN LOS OBJETOS.
SUBLIMIDAD EN LOS OBJETOS. 69
lecc. in. k muerte. En un punto de vista y de Purpurado blandiendo; salve, dice: 1ECC' III
comparación vemos el sublime en los obje­ ¡Oh padre de la patria! Ya en el polvo
tos naturales y morales en el hermoso pasa- Postrado está el tirano; y Roma es libre.
ge siguiente de los Placeres de la imagina­ Lib. 1.
ción de Akenside:
Las virtudes heroycas son la fuente mas
Look then abroad through nature ; to the range copiosa y natural de la sublimidad moral.
Ofplanets, suns, and adamantine spheres, Sin embargo hay ocasiones, en que tenien­
"Wheeling, unshaken, thro'the void immense; do apenas lugar, ó manifestándose muy
And speak, 0 man! does this capacious scene,
"With half that kindling majesty , dilate
poco la virtud, con tal que se descubra
Thy strong conception, as -cohén Brutus rose, en ellas un vigor extraordinario del ánimo,
Refulgent, from the stroke of Casar's fate, no dejamos de sentir un grado de grande­
Amid the crowd of patriots ; and his arm za en el carácter: y no podemos menos^ de
Aloft extending , like eternal Jove admirar á un conquistador brillante, ó a
"Whenguilt brings down the thunder, call'd aloud un osado conspirador; aunque estemos bien
On Tully's name, and shook his crimson steel,
lejos de aplaudirlos. Sillo Itálico pensó dar
And bade the father of his country hail!
For lo! the tyrant prostrate on the dust; una idea augusta de Anibal representándo­
And Rome again is free. lo rodeado de todas sus victorias en lugar
Book I. de guardias: y á uno que habia formado el
Tiende, ¡ó mortal! tu vista: allá la encumbra designio de asesinarlo en medio de un festín,
Do ¡numerables soles y planetas le habla de esta suerte:
Y diamantinos globos sin tropiezo
Girando van por el inmenso espacio. Fallit te, mensas ínter quod credis inerm^m;
¿Acaso, dime, tan grandiosa escena Tot bellis quxsita viro, tot cxdibus, armat
De magestad, que inflama y enagena, Majestas ¡¡eterna ducem. Si admoveris ora
Asi ensancha rus nobles pensamientos; Cannas, et Trebiarii ante occulos, Trasyme—
Como cuando radiante se levanta na que busfa.
De entre ¡a nube de patriotas Bruto Et Pauli stare ingentem miraberis umbrant.
De dar el golpe tan fatal á Cesar:
.......... Te engañas,
Y alzando el brazo, cual eterno Jove
Si en el festín lo juzgas desarmado;
Que ayrado rayos contra el crimen lanza,
Tantas muertes, y triunfos lo revisten
Gritando llama á Tulio: y el acero
De eterna magestad. Si á él te acercares
SUBLIMIDAD EN LOS OBJETOS. 71
70 SUBLIMIDAD EN LOS OBJETOS.
entender, satisface. Algunos han imaginado LECC. ni
LECC. III. Pavor, y asombro te pondrá á los ojos
A Canas, Trebias, Trasimeno y Paulo. que la amplitud ó grande extensión junta
con la sencillez, es mediata ó inmediatamen­
En la oración fúnebre de Mr. de Turenne te la calidad fundamental de todo lo subli­
por Flechier se encuentra un pasage casi de me: pero ya hemos visto, que la amplitud
la misma naturaleza: “ El se oculta: pero está limitada á una especie de objetos subli­
su reputación lo descubre : marcha sin equi- mes ; y que no puede aplicarse sin violencia
page ni comitiva; pero cada uno en su es­ á todos los demas. “El autor de la Investi­
píritu lo coloca en un carro triunfal. Cuén- gación filosófica sobre el origen de las ideas
tanse al verle los enemigos que ha vencido, de lo sublime y de lo bello”, á quien debe­
no los criados que le siguen. Aunque está
mos varios pensamientos ingeniosos, y ori­
solo, se figuran todos que lo acompañan sus ginales en la materia , propone una comple­
virtudes.y sus victorias. Cuanto menos so­ ta teoria fundada en que el terror es la fuen­
berbio se presenta, mas venerable aparece.” te del sublime; y que ningunos objetos tie­
Estos dos pasages son mas bien brillantes, nen este carácter, sino los que nos hacen
que sublimes. En el primero hay falta de impresión de terror y de pena. Es cierto,
exactitud en el pensamiento; y en el segun­ sin duda , que son muy sublimes muchos
do , falta de sencillez en la expresión. objetos terribles; y que no es incompatible
He examinado una variedad de ejem­
la grandeza con el peligro. Pero aunque es­
plos tanto de objetos inanimados como to­ to esté muy ilustrado por el autor, de quien
mados de la vida humana; en los cuales se he adoptado muchos pensamientos; me pa­
descubre el sublime. En todos ellos es de la rece sin embargo, que da demasiada exten­
misma especie la conmoción que sentimos; sión á su teoria, cuando hace consistir en­
aunque sean tan diferentes los objetos que teramente el sublime en los modos de peli­
la causan. De aquí nace la cuestión, si po­ gro, ó de pena: porque la sensación propia
dremos descubrir alguna calidad fundamen­ de la sublimidad se distingue muy bien de
tal, igual en todos estos objetos diferentes; cualquiera de estas sensaciones; y a vezes
la cual sea causa de que produzcan en nues­
está enteramente separada de ellas. Hay mu­
tro ánimo una conmoción de la misma na­ chos objetos grandes, que no coinciden de
turaleza. Se han formado acerca de esto va­ modo alguno con el dolor; como el maguí-
rias hipótesis: pero ninguna de ellas, á mi
72 SUBLIMIDAD EN LOS OBJETOS. EL SUBLIME EN EL ESCRITO. 73

lecc. ni. ííco prospecto de unas grandes llanuras, ó


de un firmamento estrellado; ó las disposi­ LECCION IV.
ciones y sentimientos morales, que miramos
con la mayor admiración: y es claro, que El sublime en el escrito.
hay también muchos objetos penosos y ter­
ribles, que no tienen grandeza alguna. La Habiendo tratado de la grandeza ó subli­ LECC- IV
amputación de un miembro, ó la mordedura midad en los objetos externos, parece que
de una culebra son excesivamente terribles; está, abierto el camino para tratar mas ven­
pero de ninguna manera sublimes. Yo creo, tajosamente de la descripción de estos mis­
que el mucho poder, esté ó no acompaña- mos objetos; ó de lo que se llama el sublime
nado de terror, ya empleado en proteger­ en el escrito. Aunque parezca intempestivo
nos, ya en amedrentarnos, se puede tener entrar ahora á considerar este asunto; con
con mas razón por calidad fundamental del todo, como el sublime es una especie de es­
sublime: pues bien examinado todo, no veo crito, que depende menos que otro alguno
objeto alguno sublime, en cuya idea no en­ de los atavíos artificiales de la retórica; se
tren directamente el poder y la fuerza; ó puede examinar en este lugar con tanta pro­
que.á lo menos no esté íntimamente ligado piedad como mas adelante.
con ella , guiando nuestros pensamientos á Por desgracia se han usado hasta aquí
algún poder superior que intervenga en la muchos términos críticos en un sentido de­
producción del objeto. Con todo no insistiré masiado vago y equívoco; mas niguno tanto
ep esto como suficiente á fundar una teoría como el término sublime. Todos conocen
general. Basta por ahora haber recorrido la el carácter de los Comentarios de Cesar, y
narpraleza y las diferentes especies de los ob­ del estilo en que están escritos; estilo no­
jetos sublimes: con lo cual espero haber tablemente puro, sencillo, y elegante, peio
echado los cimientos para examinar con mas el mas distante del sublime de todos los au­
exactitud el sublime en el escrito y la com­ tores clásicos. Sin embargo un critico aleman,
posición. • Juan Guillermo Bergero, que escribió en el
•ara yíLI ■. año de 1720, escogió á Cesar por un mo­
■ í
j. . . I delo cabal del sublime: y compuso un volu­
men en cuarto, intitulado, De naturalipul-

/
74 El SUBLIME EN El ESCEITO. El SUBLIME ENEL ESCEITO. 7$

iecc. ii. chritudine orationis ; donde de intento tra­ una cosa que eleva el ánimo, y lo llena de iecc. IV
ta de mostrar que los Comentarios de Cesar ideas altas y de un orgullo noble^: pero se
son el modelo mas acabado de todas las re­ separa frecuentemente de este modo de m -
glas, que Longino da sobre el sublime. Ha­ rarlo: y en lugar de esto pone por sublime
go mención de esto, para hacer ver las ideas todo lo que agrada sobremanera en cualquie­
confusas que ha habido en esta materia. El ra especie de composición. Por esta razón,
verdadero sentido del sublime escrito es sin muchos pasages, que presenta por ejemplos
duda una descripción de objetos ó represen­ del sublime, son solo elegantes; sin que ten-
tación de sentimientos verdaderamente su­ can la mas remota relación con la verdade­
blimes, hecha de manera que nos haga una ra sublimidad: testigo la famosa oda de Sa­
impresión fuerte. Pero hay otro sentido fo ; sobre la cual se extiende tanto. Sena-
muy indefinido, y por lo tanto muy impro­ la cinco fuentes del sublime: la primera la
pio; cuando se aplica esta voz para signifi­ grandiosidad, ó grandeza de los pensamien­
car alguna prenda distinguida y sobresalien­ tos; la segunda lo patético; la tercera la
te de la composición; sea que excite en no­ aplicación propia de las figuras; la cuarta el
sotros ideas de grandeza, delicadeza, ele­ uso de los tropos y bellas expresiones; y la
gancia , ó cualquiera otra especie de belle­ quinta la estructura y coordinación musical
za. En este sentido los Comentarios de Ce­ de las palabras. Este plan era propio de uno
sar, tantos sonetos pastoriles y elegias amo­ que escribiese un tratado de retorica, o de
rosas, se pueden llamar sublimes, igualmen­ las bellezas del escrito en general; y no. del
te que la Ufada de Homero. Pero esto es sublime en particular: porque de las cinco
confundir evidentemente el uso de las pala­ fuentes solo dos tienen peculiar relación con
bras ; y no dar á la composición el carácter el sublime; á saber, la grandiosidad y gran
que la distingue. deza en los pensamientos, y en algunas.oca­
Siento verme precisado á observar, que siones , el patético, ó las fuertes pasiones
el celebre crítico Longino usa muchas vezes puestas en ejercicio. Las otras tres, tropos,
del sublime en este último sentido, impro­ figuras y coordinación musical no tienen mas
pio en un tratado sobre este asunto. Co­ relación con el sublime, que con cualquieia
mienza, á la verdad, describiendo el subli­ otra prenda del buen escrito; y acaso me­
me en su justa y propia significación, como nos que con otra alguna: porque el sublime
EL SUBLIME EN EL ESCRITO. 77
?6 EL SUBLIME EN EL ESCRITO.
cluyen todos los objetos que solo son bellos, lecc. iv
es el que menos necesita de adornos. De alegres ó elegantes. En segundo lugar, no
esto aparece que no se deben esperar de solo es preciso que el objeto sea en sí subli­
aquel autor ideas claras y exactas en la ma­ me; sino que esté presentado en el aspecto
teria. Mas no quiero dar á entender, que mas propio para darnos de él una impresión
aunque censuro su tratado, lo tengo por de clara y llena: y para esto es preciso que esté
poco precio. No conozco crítico alguno, an­ descrito, con fuerza, concision y sencillez.
tiguo ni moderno , que descubra un gus­ Esto depende principalmente de la viva im­
to mas delicado de las bellezas de un buen presión que el poeta ó el orador ha recibido
escrito, que Longino; el cual tiene también del objeto, que nos quiere poner á la vista;
el mérito de ser un escritor excelente, y á y de estar profundamente afectado é infla­
vezes verdaderamente sublime. Pero como mado de la idea sublime, que nos quiere
se ha mirado generalmente su obra como la comunicar. Si siente con languidez, no pue­
mas clásica en el asunto, me tocaba decir mi de inspirarnos una conmoción fuerte. Los
modo de pensar acerca de las ventajas que ejemplos, tan necesarios en este asunto,
se pueden sacar de ella. Merece consultarse mostrarán claramente la importancia de to­
dicha obra; no tanto por la instrucción que dos los requisitos que acabo de mencionar.
da tocante al sublime, cuanto por las exce­ Por lo común vamos á buscar los ejem­
lentes ideas generales tocante á la belleza en plos mas señalados del sublime en los auto­
el escrito. res mas antiguos. Estoy por creer, que las
Volvamos ahora á la idea propia y na­ primeras edades del mundo, y el estado in­
tural del sublime en la composición. Su fun­ civilizado y grosero de la sociedad , son
damento es preciso que estribe siempre en muy favorables á las fuertes conmociones
la naturaleza del objeto descrito. Si el obje­ de la sublimidad. Entonces el genio de los
to no es tal, que presentado á nuestros ojos, hombres está mas propenso á la admiración
ó manifestado en realidad, excite en noso­ y al asombro. Al encontrarse con muchos
tros ideas de una clase respetuosa , magnífi­ objetos nuevos y extraños para ellos, se aca­
ca , y que eleva, y á las cuales damos el lora su imaginación; y se exaltan sus pasio­
nombre de sublimes; su descripción, por de­ nes. Piensan y se explican con grandiosidad
licadamente dibujada que esté, no es acree­ y con libertad. Con los progresos de la so-
dora á colocarse entre ellas. Con esto se ex-
78 EL SUBLIME EN EL ESCRITO. EL SUBLIME EN EL ESCRITO. 79
LECC.IV. ciedad el genio y maneras de los hombres Habacúc: “ Se presentó y midió la tierra, lecc. iv
padecen una modificación, mas favorable á Miró, y disolvió las naciones: y los montes
la exactitud que á la fuerza ó sublimidad. eternales fueron hechos polvo. Se encorba-
De todos los escritos antiguos y moder­ ron los collados del mundo, dejando sus pri­
nos la sagrada Escritura es la que nos pre­ meros caminos...... Las montañas temieron,
senta los ejemplos mas enérgicos del subli­ y temblaron: pasó por ellas un diluvio de
me. En ella las descripciones de la Divini­ aguas. Clamó el abismo; y levantó sus ma­
dad son admirablemente nobles, tanto por nos hasta el cielo.”
la grandeza del objeto, cuanto por el modo El conocido ejemplo de Moyses, citado
de presentarlo. ¿Qué conjunto, por ejem­ por Longino: “Dios dijo, la luz sea, y la
plo , de ideas respetuosas y sublimes no nos luz fué;” no está expuesto á la censura , que
presenta aquel pasage del salmoXVII. donde hize sobre algunos de sus ejemplos, de ser
se describe una aparición del Omnipotente? extraño al asunto. Es verdaderamente su­
„En mi aflicción invoqué al Señor: él oyó blime: y su sublimidad nace de la fuerza
mi voz desde su templo; y mis clamores en con que nos hace concebir un poder puesto
presencia suya entraron en sus oidos: se con­ en ejercicio; y que produce con rapidez y
movió , y se estremeció la tierra: los cimien­ facilidad. Un pensamiento de la misma es­
tos de los montes se turbaron y conmovie­ pecie está magnificamente amplificado en el
ron; porque está ayrado con ellos.... inclinó pasage siguiente de Isaías, cap. AfATÍLÚ v.
los cielos al descender, y llevaba bajo sus pies 2,4..... 28. “ Esto dice el Señor tu reden­
la niebla. Subió sobre el Querubín, y voló: tor, y aquel que te formó en el vientre de
voló sobre las alas de los vientos; y se en­ tu madre: yo soy el Señor; el que todo lo
cubrió entre las tinieblas : y el pabellón, hace; el que por sí solo extiende los cielos,
que le cubria, eran las aguas tenebrosas, y asienta la tierra, y nadie obra conmigo......
las densas nieblas del cielo.” el que dice al abismo, yo secaré tus corrien­
Aquí conforme á los principios estable­ tes. El que dice á Ciro, tú eres mi pastor;
cidos en la última lección, vemos con que y harás todos mis gustos. El que dice á Je-
propiedad y ventajas se hace uso de las cir­ rusalen, serás edificada; y al templo, se pon­
cunstancias de la oscuridad y del terror para drán tus cimientos.” En los salmos hay un
realzar el sublime. Así también el profeta pasage notable de esta misma especie: “Dios,
EL SUBLIME EN EL ESCRITO. Si
8o EL SUBLIME EN EL ESCRITO;
lecc. iv. dice el Salmista, hace cesar el bramido de griegos", son ejemplos de una gran sublimi- LECC. iv
dad, añadida á la descripción de las bata las
los mares, la rabia de sus aguas, y los tu­
por la aparición de aquellos seres celestiales.
multos del pueblo.” Juntar dos objetos tan
grandes, como la rabia de las aguas y los En el lib. XX. en que todos los dioses to­
tumultos del pueblo, entre los cuales hay man parte en la acción, favoreciendo unos
tanta semejanza que naturalmente se asocian á los griegos y otros á los troyanos, el poe­
en la fantasia ; y representarlos al mismo ta parece haber hecho el último esfuerzo; y
tiempo como sujetos al precepto de Dios, la descripción sube al último punto de una
respetuosa magnificencia. Toda la natura e-
produce un excelente efecto.
En todos tiempos, y por todos los críti­ za está representada como en. conmoción,
Neptuno hace estremecer la tierra con su
cos, ha sido admirado Homero como poeta
tridente; se estremecen los navios, la ciu­
muy sublime: y él debe mucha parte de su
dad, y las montañas; tiembla la tierra hasta
grandeza á aquella sencillez nativa y sin afec­
tación, que caracteriza su estilo. Sus descrip­ en su centro ; salta de su trono Pluton , te­
miendo que los secretos del Averno se des­
ciones de enemigos empeñados en la acción,
cubran á los ojos de los mortales....
el alma, el fuego y la rapidez que esparce
El pasage es digno de ser insertado.
en sus batallas, presentan á los lectores ue
’AuTÁp Íttíí O /'■‘Mi’ ’Qku^uu
la Ilíada ejemplos frecuentes del escrito su­ ‘’"ílfTO ’Epií xpsmpü, Xaoa-s-óos- auí J'’ ’AQúvn,------
blime. Los dioses, que introduce, contribuyen ASs cP’ ZT&ptóÜw , ZpíM-Vñ KcÚKcíTTl —
muchas vezes á realzar'sobremanera la mages- TKÍ- ¿zc¿x.o:^í 0^ OTp)VOV¡í?>
tad de sus escenas guerreras. De aquí es que » D Dtoís- ípi/d p«>w¡'to fapírccr
Aíinv T í^Óvtutí TraTt? ír/fí® Tí S.&7 Tí
Longino recomienda tanto , y tan justamen­ ‘Td-óflír 'tvTafívífe no«fAlf.’v yí¡'«^
te, aquel pasage del lib. XV. de la Ilíada, r«í«i' ¿Tíipíj'íw, ópDi' i"’ ««M x«pw«._
donde se describe á Neptuno , cuando se nálíTíí WeíW70 77-ÓJ'W TTQKVyrtJ'áM ’
líai MfVifal, 'Tfáav Tí wÓMf, xa? Mí> A^¿«:c7.
prepara para salir á la refriega, como estre­ "EJ'J'eiíí-/ T bípwi, ’AiJ'avivf,
meciendo los montes con sus pasos , y guian Asís-ai k 0pá/»'a/jo, xa? («%e-
do su carroza por el Océano. Minerva ar­ Taiav avappx^ií Ijo¡reiJ'áa>y ívotrí^^y>
mándose para la batalla en el lib. V., y Orxra J'i U'/XToitií xa? aOayaTC/a; (pa.r'dw
í’u$óíV7ci, tí Tuy'iwt hú Trtf
Apolo en el XV. capitaneando los troyanos, Tóutro? «pa KTÚyrof ¿pro Oect ^U'ií7Tíw.
deslumbrando y aterrando con su égida a los
TOMO I. F
82 EL SUBLIME EN EL ESCRITO. el sublime en el escrito. 83

Ya que á los numerosos escuadrones Queden patentes. Tal el ruidoso LECC. IV.
Los altos dioses llegan, vehemente Estruendo suena * cuando en lid horrenda
Contienda se levanta, incitadora . Entran los dioses, y en atroz contienda.
De las huestes fogosas: clama ardiente llidd. lib. XX. v. 6,7. y sig.
Palas activa en los profundos fosos, F. P. D. B.
Con mano fuerte ahondados ante el muro
Que el marcial campo ciñe: vigoroso
Las obras de Ossian (como he mostrado
Clamor levanta en la resonadora en otra parte) están llenas de ejemplos su­
Playa espaciosa:.clama en otra parte blimes. Los asuntos de este autor, y el es­
Marte feroz, á negro torbellino tilo en que escribe, son muy á propósito
Asemejado; en voz instigadora pata ello. Posee enteramente la sencilla y
Los troyanos agita de lo alto venerable manera de los tiempos antiguos.
De la excelsa ciudad; recorre fiero
Los amenos collados y ancha margen No abundá de adornos superítaos ó afecta­
Del Simois sacro. Así los campeones dos : pero esparce sus imágenes con una rá­
Guerreadores los celestes dioses pida concisión, que le pone en estado de
Concitando, las huestes enemigas herir el ánimo con la mayor fuerza. En los
Entre sí irritan; y el atroz combate poetas de tiempos mas cultos buscamos las
Violento romper mandan. Truena horrendo
gracias de un escrito correcto, la justa pro­
Del alto Olimpo el Padre soberano
De humanos y deidades: el inmenso porción de las partes, y que la narración es­
Suelo bajo el pie trémulo, estremece té conducida con arte. Lo alegre y lo bello
Neptuno poderoso, y de los montes aparecerá sin duda con mas ventajas en me­
Las cimas encumbradas; retemblando dio de unas escenas risueñas, y en unos
Del Ida ameno y fértil las regadas asuntos placenteros: pero el sublime se en­
Faldas profundas, y eminentes cumbres^ cuentra, como en su centro, en medio de
La troyana ciudad y aquivas naves
Del infernal imperio el rey oscuro,
las rudas escenas de la naturaleza y de la so­
Pluton, amedrentado en su hondo espacio ciedad, tales como las que describe Ossian,
Treme; salta del solio en pie medroso; entre rocas y torrentes, y entre uracanes y
Clama , teme, no rompa el gran Neptuno batallas: y en ellas se asocia naturalmente
Sobre él el ancho suelo: y las terribles con aquel espíritu grave y nragestuoso, que
Horrorosas moradas, que aborrecen distingue al autor del Fingal. “Como las os­
Los dioses mismos, á la vista clara
De los mortales y los inmortales
curas tormentas del otoño rebientan de dos
F2
84 EL SUBLIME EN EL ESCRITO. TL SUBLIME EN EL ESCRITO.
lecc. IV. resonantes cerros; así se acercaron uno a otro tras dura. Pero por instantes viene este á lecc. IV.
los héroes. Como los turbios arroyos, preci­ caer en su situación ordinaria: y cuando un
pitándose de altas rocas, se encuentran y se autor nos ha puesto en este estado, o quie­
confunden; altos, severos y oscuros se encon­ re ponernos en él; si multiplica las palabias
traron Inisfail y Lochiin en la batalla: el jefe sin necesidad; si enriquece con adornos bri­
mezcló sus golpes con el jefe, y el hombre llantes el objeto sublime que nos presenta;
con el hombre. El acero sonó sobre el acero. si prodiga las decoraciones, y con ellas ocul­
Los yelmos saltan; la sangre rebienta y hu­ ta la imagen principal, en el momento alte­
mea en derredor. Como el turbado ruido del ra la clave; relaja la tensión del animo, y
Océano, cuando vuelven en alto sus aguas; enerva la fuerza del sentimiento. Puede
como el último estallido del trueno del cielo, quedar lo bello: pero desaparece el subli­
tal es el ruido de la batalla. Los gemidos del me. Cuando Cesar dice al piloto, que te­
pueblo resuenan en los cerros. Parecía el mía hacerse con él á la mar en una tormen­
trueno de la noche, cuando la nube rebienta ta, Quid times? Catsarem whist “¿L¿ue
sobre el Etna, y mil sombras gritan á una temes? Llevas á Cesar;” nos conmueve la
voz sobre el hueco viento.” Jamas se ha va­ osada magnanimidad de uno que reposa con
lido nadie de imágenes de una sublimidad mas tanta confianza en su causa y su fortuna.
augusta para realzar el terror de la batalla. Estas pocas palabras spn bastantes para ha­
He presentado estos ejemplos, para ha­ cer en nosotros una impresión completa. Lu-
cer ver cuan esenciales son al escrito subli­ cano trató de amplificar y adornar el pensa­
me la concision y la sencillez; entendiendo miento : y se puede observar que al paso que
por sencillez lo opuesto á todo adorno estu­ le va dando nuevos giros, se va separando
diado y profuso, y por concision lo opues­ mas y mas del sublime; hasta que al cabo
to á toda expresión superflua. Ahora procu­ viene á parar en una hinchada declamación:
raré explicar la razón , por qué daña parti­
cularmente al sublime la falta de concision «Soímí minas, inqnit, pelagi, ■oentoque furenti
ó de sencillez. La conmoción causada en el Trade sinum: Italiam, si calo auctore recusas,
ánimo por algún objeto grande ó noble, le Me pete. Sola tibi causa hete est justa timoris
Victorem non nosse tuum; quem numma num-
da un tono mas elevado , y le comunica una
qíiam
especie de entusiasmo muy agradable nrien- Destitunt; de quo male tune fortuna meretur
EL SUBLIME EN EL ESCRITO. §7
86 El SUBLIME EN EL ESCRITO.
Por este estilo sigue haciendo aun ha- LICC.lV
LECC. IV. Cum post vota venit. Medias perrumpe pro­
cedas hlar á Cesar; y como que siente que se lo
Tutela secure mea. Cceli iste fretique, impida la tormenta. . • j i„
Non puppis nostra labor est. Hanc Casare A causa de la grande importancia de la
pressam sencillez y la concisión, creo que la rima en
A jluctu defendit onus; nam proderit undis las lenguas vivas, si no es incompatible con
Jsle ratis.__ Quid tanta strape paratur
Jpnoras ? quarit pelapi ccelique tumulto, la sublimidad, le es á lo menos muy poco
Quid prestet fortuna mihi. favorable. La forzada elegancia de esta cla­
se de verso, y la estudiada blandura de los
Phars. V. 578. sonidos que se responden con regularidad
unos á otros al fin de cada rima, aunque
Don Juan de Jáuregui, que tanta glo­
sean, á la verdad, compatibles con las con­
ria adquirió con su bellísima traducción del
mociones delicadas; debilitan sin embargo,
Aminta del Tasso , habiendo dado por fin
la nativa fuerza de la sublimidad.. La des­
en el estilo culto, é imitando á un autor cripción de Homero de la inclinación de ca­
hinchado, desfiguró mas que su modelo este beza de Júpiter, que hace estremecer los
sublime sentimiento y expresión de Cesar. cielos, ha sido en todos tiempos admirada
Dice así en el libro X. de su Pharsalia: como muy sublime. Traducida literalmente
dice así: “ Dijo; é inclinando sus cerúleas
Cesar, que siempre armó la confianza
Contra amenazas últimas del hado ; cejas, condescendió el.saturnio: y los divi­
Mi naufragio, responde, es la tardanza. nos cabellos del alto rey se. estremecieron
Larga velas en contra al golfo ayrado. por la cabeza inmortal; é hizo temblar e
Combate su altivez; sus fuerzas doma: grande olimpo.---------- Iliad. lib. I. v. $2
Y si te niegan puerto, en mí le toma.
Justo pavor te ocupa en cuanto ignora» Pope, que tradujo á Homero con la
A quien hospeda tu bajel; pues sabe
Que le será en las ondas bramadoras concisión que le caracteriza, no pu o uir
Liviana agilidad mi peso grave: de debilitar la imagen, que trataba de her­
Las deidades marítimas que adoras, mosear. El tercer verso es un verdadero ri­
Me reconocen hoy dios de la nave: pio, y entremetido solo para llenar a rima,
Soy Cesar: ya mi nombre es su tutela; porque interrumpe la descripción, y recarga
Mi voz rige el timón; pulsa la vela.
EL SUBLIME EN EL ESCRITO. 89
88 Et SUBLIME EN EL ESCRITO.
Perplexes monarchs. Darken’d so, yet shone LECC. IV
LECC. IV. la imagen. For la misma razón solo para Above them all th Archangel......
llenar la rima, representa á Júpiter como es­
tremeciendo su cabellera antes de dar la ca­ .........El sobre todos
bezada; lo cual es pueril é insignificante: A fue1" de torre altísima se alzaba
Con soberbio ademan: ni enteramente
mientras que en el original el temblor de Su primer esplendor perdido había: _
sus cabellos es efecto de la inclinación de Que aunque su ruina oscureció su g 011a,
cabeza, y una circunstancia tan feliz como El grandor de un arcángel presentaba.
pintoresca. Véase á Weeb, sobre las belle­ Como cuando en oriente el sol alumbra
zas de la poesía. El horizonte, y su fulgor apocan
El verso suelto es infinitamente mejor Nieblas espesas : ó la luna aterra
Naciones y monarcas; que en su eclipse
<]ue la rima para toda clase de poesía su­
Desastres y trastornos se figuran.
blime por su grandiosidad, variedad y li­ Así el arcángel sobre todos brilla,
bertad. La prueba mas palmaria de esto la Oscurecido empero.........
presenta Milton ; autor, cuyo genio le ar­
Aquí se reúnen muchas fuentes del su­
rastraba sobre manera al sublime. Los dos
libros, primero y segundo del Paraíso per­ blime. El objeto principal eminentemente
dido, son un continuo ejemplo de esta ver­ grande ; una naturaleza altamente supe­
dad. Tomemos solo por ejemplo la notable rior , caída á la verdad, pero levantándose
descripción de Satanás después de su caida, de suyo contra la miseria; la grandeza del
apareciendo al frente' de los espíritus in­ objeto principal realzada por haberle aso­
ciado una idea tan noble como la del sol
fernales :
sufriendo un eclipse; sombreada esta pin­
........ He , above the rest, tura con todas aquellas imágenes de mudan­
In shape and gesture proudly eminent,
Stood like d tower: his form had not yet lost za y turbación, de oscuridad y de terror,
• All her original brightness, nor appeared que coinciden con tanta delicadeza con la
Less than archangel ruined ; and the excess conmoción sublime; y expresado todo en
Ofglory obscured: As when the sun, new risen, un estilo y versificación, fácil, natural y
Looks through the horizontal misty air, sencilla, pero magnífica.
Shorn of his beams; or, from behind, the moon He hablado de la sencillez y concisión,
In dim eclipse, disastrous twilight sheds
On half the nations, and with fear of change como esenciales al escrito sublime: y en la
yo El SUBLIME EN EL ESCRITO. EL SUBLIME EN EL ESCRITO. 9I
lecc. vi. descripción general, que he hecho de él, he aterrando árboles y casas; sino que es pre- lecc. iv
mencionado la fuerza como otro requisito ciso pintarla con tales circunstancias, que
esencial. La fuerza de la descripción nace llenen el ánimo de ideas grandes y terribles.
en gran parte de la concisión sencilla : pero Esto hizo felizísimamente Virgilio en el si­
supone también alguna cosa mas; a saber, guiente pasage:
una elección de circunstancias para la des­ Jpse pater, media nimborutn in nocte, coru.scd
cripción , tales que muestren el objeto en el Fulmina mollitur dextra ; quo maxima motu
mejor punto de vista. Cada objeto tiene di­ Terra tremif. fugere ferar, et mortalia corda
versos aspectos, por decirlo asi; por los cua­ Pergenies humilis stravitpavor: lile fraganti
les se nos pueden presentar, según las cir­ Aut Atho, aut Rhodopen, aut alta Ceraunia
cunstancias en que nos hallemos: y apare­ telo r
cerá sublime en sumo grado, o no, según CJICtt ••••••» _
Georg. I.
que esten feliz ó infelizmente escogidas to-
. das estas circunstancias, y sean o no subli­ Crecen los hondos ríos: todo el llano
mes. En esto consiste el gran arte del. escri­ Con olas hervorosas bulle: y luego
tor, y la grande dificultad de la descripción Del nublo tenebroso la alta mano
Lanza tronando rayos hechos fuego;
sublime. Si la descripción es demasiado ge­ Con que la tierra tiembla; con que en vano
neral , y está desnuda de circunstancias, el Las alimañas huyen; con que el ciego,
objeto aparece bajo una luz desmayada; y Y abatido pavor generalmente
hace en el lector una impresión débil, o no Los ánimos humilla de la gente.
le hace impresión alguna. Al mismo tiempo, Mas él con tiro ardiente fervoroso
O las Ceraunias puntas encumbradas,
si se le mezclan circunstancias impropias ó
O el Rhódope, ó el Ato montuoso
triviales, se degrada la descripción, y por Derrueca.—
consiguiente el objeto. jFr. Luis de León.
Una tempestad ó tormenta, por ejem­
plo, es un objeto sublime en la naturaleza. Cada circunstancia de esta descripción
Mas para hacer de ella una descripción su­ noble es parto de una imaginación acalora­
blime no basta solo darnos expresiones ge­ da , y asombrada de la grandeza del objeto.
nerales acerca de la violencia de la tempes­ Si hay algún defecto, está en las palabras
tad, ó describir sus efectos mas comunes que siguen inmediatamente á las que he ci-
EL SUBLIME EN EL ESCRITO. 93
92 EL SUBLIME EN EL ESCRITO.
transporte sobremanera, ó que nos deje muy lecc. iv
lecc. iv. tado ; ingeminant Austri, et densissimus disgustados y desazonados. Tratamos de ele­
imber; “se redoblan furiosos el ábrego y la varnos juntamente con el escritor: despiér­
lluvia;” donde creo que se apresura dema­ tase la imaginación, y se apura; quiere ser
siado la transición de las antecedentes imá­ sostenida; y si en medio de sus esfuerzos se
genes sublimes á una espesa lluvia, y al ve desamparada contra sus esperanzas, da
zumbido de un viento impetuoso : lo que una caída penosa. Cuando Mnton en la ba­
muestra cuan difícil es frecuentemente des­ talla de los ángeles los pinta arrancando los
cender con gracia, sin decaer conocidamente. montes, y tirándoselos unos á otros; no ha
Me parece que no se ha atendido bas­ puesto en su descripción , como lo ha obser­
tante á la grande importancia de la regla, vado Addison, circunstancia alguna que no
que acabo de dar, sobre la elección de cir­ sea propiamente sublime.
cunstancias propias para hacer una descrip­
From their foundations loos'ning to and fro
ción sublime. Con todo está tan fundada en la Fheypluck'd ihe seatedhiílsgivith alí their load,
naturaleza , que la menor infracción destru­ Focks, waters, woods; and by i he shaggy tops
ye todo el efecto. Cuando un escritor aspi­ Up-lifting, bore them in their hands.--------
ra solo á lo bello, sus descripciones pueden
De su asiento moviendo con presteza
tener algunas impropiedades; y ser bellas Los montes eternales, los arrancan
con todo. El lector puede desatender a al­ Con su carga, sus rocas, fuentes, bosques:
gunas circunstancias triviales ó mal entendi­ Y alzándolos del bello de sus cumbres
das , que solo harán la descripción mas o Los llevan en las manos.--------
menos bella: pero subsistirá siempre en él Claudiano , en un fragmento sobre la
aquella conmoción plácida ó alegre que le guerra de los gigantes, consiguió hacer ri­
ha excitado. Mas no sucede así respecto del dicula y burlesca esta idea de lanzarse las
sublime. Aquí cualquier circunstancia fri­ montañas, que en sí misma es tan grande,
vola, cualquier idea baja basta para desva­ por sola la circunstancia de pintar a uno de
necer todo el encanto. Esto se debe á la na­ los gigantes con el monte Ida sobre sus hom­
turaleza de ¡a conmoción , que se intenta bros, y un rio que corre del monte por las
excitar por la descripción sublime; la cual espaldas abajo del gigante. En Virgilio hay
no admite mediania, y no puede subsistir una descripción que me parece reprensible
en un estado medio: pues es preciso que nos
94 EL SUBLIME EN EL ESCRITO. EL SUBLIME EN EL ESCRITO. 95
tad de la descripción. De nada sirve decir- LEcc. IV
lecc. IV. por esta parte, aunque menos que la de
nos, que el poeta alude á la fábula del gi­
Claudiano. Esta es la pintura del Etna vo­
gante Encelado, sepultado en el monte Et­
mitando llamas; asunto ciertamente muy
na; y que supone que sus movimientos y
propio para que un poeta se valiese de él
agitación causan aquellas ferozes erupciones.
en una descripción sublime: Trataba de hacer la descripción de un ob­
Horrificis juxta tonat Etna ruinis. jeto sublime: y las ideas naturales, excita­
Interdumque atraw prorumpit ad cetheret das por una montaña ardiendo, son infinita­
nubem, mente mas grandiosas que los vómitos de
Turbine fumantem píceo, et candente favilla,
Attollitqueglobosfiammarum, et sideralambit,
un gigante por enorme que sea.
Interdum scopulos, avulsaque viscera montis Este ejemplo muestra cuanto depende el
Erigit eructans; liquefactaque saxa sub auras sublime de la acertada elección de las cir­
Cum gemitu glomerat ,/undoque exestuat imo. cunstancias; y con que esmeróse deben evi­
^Eneid. III. 571. tar todas aquellas, que ó por bajas, ó por
Aunque Etna cerca horriblemente suena; joviales ó pueriles, alteren el tono de la
Y con peñascos, que vomita, atruena. conmoción.
Tal vez son nube negra y tenebrosa, Si se investigase cuales son las fuentes
Tiñendo el ayre el cíelo entenebrece verdaderas del sublime, responderé que de­
Con escuro turbión de pez humosa, ben buscarse siempre en la naturaleza. No
Y de centella viva se encrudece. esperemos producirlo andando á caza de
La llama en mil vellones va furiosa
Con que el cielo tocar de aca parece: tropos, de figuras y de otros auxilios retó­
A vezes peñas en grandeza extrañas ricos. No : por lo común desdeña estos tra­
Regüelda del hondon de las entrañas. bajosos refinamientos del arte. Es preciso que
Hern. de Velasco. venga de suyo, si ha de venir absolutamen­
te; y que sea un parto natural de una ima­
Aquí después de varias Imágenes magnificas,
ginación fuerte.
concluye el poeta personificando el monte
bajo esta figura, eructans 'viscera cum ge' Est Deus in nobis; agitante calescimus illo.
tnitu, “regoldando con gemidos las entra­
Hay un dios en nosotros;
ñas;” lo que asemejando el monte a un en­
fermo ó á un borracho, degrada la inages- Y agitados por él nos encendemos.
96 EL SUBLIME EN EL ESCRITO. EL SUBLIME EN EL ESCRITO. 97

lecc. iv. Siempre que se presente en la natuialeza re se eleva también á vezes al verdadero lecc. iv
un objeto grande y augusto, o que se des­ sublime.
cubra una afección magnánima y exaltada Pero no hay autor, que sea enteramente
del corazón humano, podrán servirnos para sublime: aunque haya algunos que por la
el sublime, si logramos que nos hagan una fuerza y dignidad de sus conceptos, y la
impresión fuerte, y presentarlos con calor y continuación de ideas elevadas que se ad­
con viveza. Estas son las únicas fuentes ver­ vierte en sus composiciones, mantienen siem­
daderas del sublime. Para juzgar si una in­ pre el ánimo del lector en un tono casi su­
signe belleza de la composición es ó no su­ blime; por lo cual pueden merecer en al­
blime, debemos atender á la naturaleza de gún modo el nombre de escritores entera­
la conmoción que nos causa: y solo dnemos mente sublimes. En esta clase podemos co­
que lo es, cuando sea de aquella clase so­ locar justamente á Demóstenes y Platón.
lemne y augusta que eleva el animo, y dis­ Mas el que comunmente se llama estilo
tingue á esta especie de sentimiento. sublime suele ser un estilo malísimo, y sin
De la nocion, que he dado del sublime relación alguna con el sublime verdadero.
se infiere claramente , que es una conmoción Algunos creen que palabras magníficas, epí­
que no puede durar mucho tiempo. No tetos acumulados, y expresiones hinchadas,
hay genio tan vigoroso, que pueda hacer dando cierta elevación á las cosas mas ordi-.
que el ánimo se mantenga elevado por mu­ narias, forman un estilo sublime, ó contri­
cho tiempo sobre su tono ordinario: pues buyen á él. Pero esto es falsísimo. En todos
ha de volver á caer por precisión en su si­ los ejemplos que he citado del sublime es­
tuación natural. Ni hay escritor alguno ca­ crito no se descubre nada de esto. “Dios
paz de presentarnos una serie no interrum­ dijo: la luz sea, y la luz fue.” Esto es ver­
pida de pensamientos sublimes. Lo mas que daderamente sublime. Pero prosígase en el
podemos esperar es, que este ardor de la estilo que comunmente se llama sublime:
imaginación brille algunas vezes en nosotros “El soberano árbitro de la naturaleza por la
como un relámpago, y desaparezca. En lo poderosa energía de úna sola voz, mandó
mero y Milton se encuentra este resplandor existir la luz;” el estilo, como observa muy
del genio mas frecuentemente y con mas bien Boileau, se eleva á la verdad; pero el
lustre que en los demas autores. Shakespea pensamiento decae. En general, en todo buen
tomo 1. G
98 EL SUBLIME EN EL ESCRITO. EL SUBLIME EN EL ESCRITO. 99

LECC. iv. escrito el sublime está en el pensamiento, y ginacion va desmayando : pues entonces es LECC. IV

no en las palabras: y cuando el pensamien­ regular tratar de tomar aliento, supliendo


to es verdaderamente noble , él mismo se por arte el que no suministra el.genio.
vestirá por lo común del lenguage que le Dos son las faltas opuestas principalmen­
corresponde. Es verdad que el sublime des­ te al sublime; la frialdad, y la hinchazón.
echa las expresiones bajas, viles ó triviales: La frialdad consiste en degradar un objeto
pero es igualmente enemigo de las hincha­ sublime en sí por el bajo concepto que he­
das. El secreto principal para ser sublime mos formado de él, ó por la débil, baja y
es decir cosas grandes en pocas y sencillas pueril descripción que de él hacemos. Esto
palabras. Se verá que los autores mas subli­ manifiesta una falta total, ó á lo menos una
mes son sin excepción los mas sencillos en gran pobreza de genio. De esto hay muchos
su estilo: y en viendo que un escritor afecta ejemplos en el .Arte de hundirse, o de la ba­
una pompa y ostentación de palabras mas jeza del estilo, comentados con mucha gracia
que ordinaria , y se esfuerza á engrandecer en las obras del deán Swift. La hinchazón
su asunto con epítetos; podemos sospechar consiste en sacar de su quicio un objeto ordi­
desde luego, que conociéndose débil en los nario ó trivial, esforzándose á hacerlo sublime
sentimientos, trata de sostenerse por sola la mas allá de los límites naturales y raciona­
expresión. les. En este error harto común suelen incur­
El mismo juicio poco favorable debemos rir escritores de genio, perdiendo de vista
formar de todo aquel trabajado aparato con por desgracia el verdadero punto del subli­
que algunos escritores introducen un pasage me. Shakespeare, genio grande pero incor­
ó descripción, que rratan de hacer sublime;
recto, peca también por esta parte. Dryden
y Lee pecan aun mas en sus tragedias; y
llamando la atención de sus lectores, invo­
cando á las Musas, o prorumpiendo en aque­ Góngora es sin duda el escritor mas hincha­
llas exclamaciones generales é insignifican­ do de los nuestros.
Basta del sublime; del cual he tratado
tes sobre la grandeza, la terrib lidad ó roa-
gestad del objeto que van a describir. Esta plenamente por ser una prenda sobresaliente
clase de introducciones son una tentativa de los buenos escritos; y porque sobre este
forzada del escritor para ,animarse , y ani­ asunto no se encuentran ideas claras y preci­
sas, á lo que yo sepa, en los escritores críticos.
mar ai lector, cuando conoce que su ima-
G2
r ICÓ EL SUBLIME EN EL ESCRITO.
LECC. iv. Antes de concluir esta lección, creo opor­ EELLEZA. IOI
tuno hacer una advertencia, que espero se na extensión. No será necesario tratar con 1ECC. V.
tendrá siempre presente; y es, que conti­ tanta individualidad de los demas placeres
nuaré tomando como hasta aquí los ejem­ del gusto: porque algunos de ellos tienen
plos de faltas, ó mas bien manchas é imper­ muy poca relación con nuestro principal
fecciones, de los autores mas acreditados. asunto. Por tanto solo haré algunas obser­
No porque yo intente envilecer su mérito en vaciones sobre la belleza; así por ser curiosa
general; pues en otras ocasiones haré igual la materia, como porque contribuye á per­
justicia á sus bellezas; sino para que se vea feccionar el gusto, y á descubrir el funda­
que, si bien se reflexiona, no hay obra hu­ mento de varias gracias de la descripción y
mana absolutamente perfecta. Mucho mas de la poesia.
fácil me seria tomar de los malos escritores La belleza es, sin duda , la que después
ejemplos de los defectos. Pero no llamarían de la sublimidad causa mayor placer á la
la atención citando solo libros que nadie imaginación. La conmoción que causa, se
lee: y yo concibo que el método que sigo, distingue mucho de las que obra la subli­
contribuirá á que se lean con mas gusto los midad : pues es de una clase mas calmada,
mejores autores, y á que se lleguen á dis­ mas delicada y lisongera; y no tanto eleva
tinguir con exactitud sus bellezas de sus el ánimo, como produce en él una sereni­
defectos; y que por este medio llegará cual­ dad agradable. La sublimidad excita un sen­
quiera á imitar y admirar solo aquello, que timiento demasiado violento para que dure
es digno de imitación y admiración. mucho, como ya he mostrado. Mas el pla­
cer que excitada belleza, puede durar mas
LECCION V. largo tiempo. Este placer se extiende á mu­
chos mas objetos que el de la sublimidad;
Bellezas y otros placeres del gusto. objetos á la verdad tan varios, que los sen­
Como la sublimidad es un carácter parti­ timientos que producen los objetos bellos
se diferencian considerablemente entre sí,
cular del escrito, y forma una de las pren­ no solo en grado sino en especie. De aquí
das mas excelentes de la elocuencia y de ¡a es que en el lenguage no hay palabra algu­
poesia, era preciso tratar de ella con algu- na de mas vaga.significación, que la palabra
belleza. Esta se aplica á casi todos los obje-
BELLEZA. I03
102 BELLEZA.
jetos bellos, al color por ejemplo, ó al mo­ LECC. V
lecc. v. tos exteriores que agradan á la vista , ó al vimiento, veremos luego que no tiene lu­
oido, á un gran número de las gracias de gar. Aun ciñéndonos á los objetos exterio­
un buen escrito, á muchas disposiciones del res figurados, veremos que su belleza no
ánimo, y aun á varios objetos de las cien­ está siempre en proporción de la variedad
cias astractas. Decimos igualmente bello ár­ con la unidad: pues encontramos muchos
bol , bella flor, bello poema, bello carácter, objetos sumamente bellos, que apenas tie­
bello teorema. nen variedad alguna; y otros, que son de
De aquí podemos inferir fácilmente una variedad harto intrincada. Por tanto de­
que entre tanta variedad de objetos seria
jando á un lado todo sistema , lo que yo
una obra ardua, ó mas bien temeraria, que­ intento ahora es hacer una enumeración de
rer encontrar una calidad en que todos se varias clases de objetos, en que mas clara­
conformen , y que sea el fundamento de la mente aparece la belleza; y señalar, como
agradable sensación que excitan, Los obje­ pueda, en cada uno de ellos sus diferentes
tos que se llaman bellos son tan diferentes
principios.
entre sí, que agradan, no por alguna cali­ El color presenta quizá el ejemplo mas
dad común á todos, sino en virtud de dife­
Sencillo de la belleza, y el mas oportuno
rentes principios de la naturaleza humana. por lo mismo para dar principio por él.
La conmoción agradable que excitan es casi Aquí no puede señalarse como fundamento
de la misma naturaleza; y por esto se les de la belleza ni la variedad, ni la unidad,
ha dado un nombre común, aunque la mo­ ni ningún otro principio que yo sepa: ni
tiven causas diferentes. podemos referirla á otra causa que á la es­
Sin embargo, hombres ingeniosos han tructura del ojo, que nos determina á reci­
formado diferentes sistemas para señalar la bir ciertas modificaciones de los rayos de
calidad fundamental de la belleza en todos luz con mas placer que otras, Por esto ve­
los objetos; y particularmente han insistido mos que como el órgano de la sensación va­
en señalar por calidad fundamental la uni­ ria en diferentes personas, tienen ellas sus
dad mezclada con la variedad. Convengo diferentes colores favoritos. Es probable que
en que esto podrá dar razón de la belleza en algunos casos la asociación de ideas in­
de muchas figuras Pero cuando tratemos de fluye en el placer que recibimos de los co-
aplicar este principio á otras especies de ob-
I04 BELLEZA. BELLEZA. 105

lecc. v. lores. El verde, por ejemplo, puede pare­ trario se observa que una graciosa variedad lecc. v
cer mas bello por estar enlazado en nuestras es principio mas cierto de la belleza : y por
ideas con las vistas y escenas campestres, y lo tanto se busca ésta mas que la regularidad
el azul con la serenidad del cielo. Mas pres­ en todas las obras destinadas solamente á agra­
cindiendo de asociaciones de esta clase po­ dar á la vista. Me inclino á creer que la regu­
demos observar, que los colores escogidos laridad nos parece bella , porque nos sugiere
por su belleza son mas bien delicados que ideas de aptitud, de propiedad, y de utilidad;
relumbrantes. Tales son aquellas pinturas las cuales siempre tienen mayor conexión
con que la naturaleza ha adornado algunas con las formas ordenadas y proporcionadas,
de sus obras, y que en vano se esfuerza á que aquellas en cuya construcción no se des­
imitar el arte ; como las plumas de varias cubre regla alguna cierta. Es claro que la
especies de aves, las ojas de las flores, y la naturaleza, que sin disputa es el artista mas
delicada variación de colores que presenta gracioso, ha seguido la variedad en todos
el cielo al salir y ponerse el sol. Estos nos sus adornos, descuidando en la apariencia
presentan los mejores modelos de la belleza la regularidad. Los gabinetes, puertas y ven­
del colorido: y por tanto en todas partes tanas se hacen en forma regular, ya en cubos,
han sido asuntos favoritos de las descripcio­ ya en paralelógramos con proporción exacta
nes poéticas. de sus partes; y agradan á la vista por estar
Pasemos del color á la figura; la cual así formadas; porque siendo obras de utili­
presenta formas de belleza mas complicada dad estan mejor adaptadas por medio de es­
y mas varia. Por figura regular se entiende tas figuras á los fines á que se dirigen. Pero
la que descubrimos estar formada según al­ las plantas, las flores y las ojas tienen la ma­
guna regla cierta, y no arbitraria ó vaga. yor variedad; y en ella consiste su belleza.
De esta manera un círculo, un cuadrado, un Un canal recto es una figura insípida en
triángulo ó un hexágono, agradan á la vísta comparación de las vueltas y revueltas de
por su regularidad como figuras. Mas no un arroyo. Bellos son los conos y pirámi­
debemos inferir de aquí, que todas las figu­ des: pero los árboles que crecen en su bra­
ras agraden á proporción de su regularidad, veza natural son infinitamente mas bellos
ó que ésta sea el único ó principal funda­ que azepillados en pirámides y conos. Los
mento de la belleza en la figura. Por el con- aposentos de una casa, por la convenien-
ic6 BELLEZA. BELLEZA. 107
lecc. v. cía de los moradores > deben ser de una formas agradables: porque la linea curva tan lecc. a•
disposición regular: pero un jardin.de re­ favorita de los pintores sar' , según, él,.su
creo seria muy empalagoso, si tuviese en principal ventaja de su perpetua declinación
sus partes tanta uniformidad y tanto orden y variación de la rígida regularidad de la li­
como una casa Hogarth en su Análisis de nea recta.
la belleza ha observado, que en general son El movimiento presenta otra fuente de
mas bellas las figuras terminadas por líneas la belleza, distinta de la figura. El movi­
curvas que por líneas o ángulos rectos. El miento es por si mismo agradable: y los cuer­
ha escogido dos líneas, de las cuales depen­ pos en movimiento son preferibles en igual­
de en su sentir la belleza de la figura; y ha dad de circunstancias á los que están en re­
ilustrado y sostenido su doctrina con una poso. Como quiera, solo un movimiento de­
maravillosa porción de ejemplos. La una es licado es verdaderamente bello: pues en
la linea undulante, ó una linea cuiva incli­ siendo muy ligero ó muy violento, como
nada acia arriba y acia abajo, parecida algo el de un torrente, participa del sublime. El
en la forma á la letra S. A esta llama el la movimiento de un pajaro hendiendo los ay-
línea de la belleza; y hace ver que se ha­ res es en extremo bello: la rapidez con que
lla muy frecuentemente en las conchas, flo­ un relámpago Cruza el horizonte es magni­
res, y otras obras que la naturaleza crio pa­ fica y asombrosa. Y aquí se puede observar,
ra el adorno; como también en las figuras que las sensaciones del sublime y del bello
con que los pintores y escultores hermosean no siempre se distinguen conocidamente:
sus obras. La otra línea , que llama línea de pues á vezes se tocan y confunden. Asi un
la gracia, es la espiral, o la misma linea un­ arroyo que se desliza, blandamente es uno
dulante rodeada a algún cuerpo solido. Un délos mas bellos objetos de la naturaleza: y
tirabuzón es uno de los ejemplos que pone. á proporción que se va hinchando y hacien­
Las colunas salomónicas y los cuernos retor­ do un gran rio, lo bello se va perdiendo en
cidos llevan también esta línea: y en todos el sublime. Un arbolillo aun joven es un
los ejemplos que presenta parece que la va­ objeto bello: una copuda encina añeja es un
riedad es un principio tan esencial de la be­ objeto grande y venerable. La calma de
lleza , que se diría no yerra mucho cuando una mañana apacible es bella: el silencio
llama arte de variar bien al arte de sacar universal de la tarde es altamente sublime.
BELLEZA. xcq
10S BELLEZA.
ferente sensación agradable; son de una na- lecc. v.
lecc. V. Pero volviendo á la belleza del movimient turaleza tan semejante, que al instante se
creo se puede observar, que en general el mezclan y confunden en una percepción ge­
movimiento en linea recta no es tan bello nérica de belleza , que atribuimos al objeto
como en una dirección undulante ; y que entero como á su causa: porque siempre se
el movimiento, acia arriba, por lo común, es concibe la belleza como una calidad inhe­
mucho mas agradable que el movimiento acia rente al objeto que excita aquella sensación
abajo. Se puede poner por ejemplo de un ob­ agradable, y como una especie de lustre que
jeto singularmente agradable el movimiento lo hermosea. Acaso no se hallará conjunto
suelto y tortuoso de la llama y del humo; mas completo de objetos bellos, que el de
en el cual podemos recurrir á la línea undu­ un paisage variado con aquella riqueza que
lante de Hogarth como á un principio de á vezes prodiga la naturaleza; campos ves­
belleza. Aquel artista observa muy ingenio­ tidos de verdura, árboles y flores, agua cor­
samente que los movimientos ordinarios y riendo, y animales pastando. Si á estos ob­
necesarios para los negocios de la vida se jetos se juntan algunas producciones del ar­
hacen siempre en línea recta: pero que se te adaptadas á la escena, como un puente,
hacen en líneas undulantes todos los movi­ humo que se levanta de las cabañas en me­
mientos graciosos, y que se dirigen mas al dio de los bosques, y una vista lejana de un
adorno que á la necesidad; observación, a bello edificio mirado por la parte del orien­
que deben atender todos los que estudian la te; entonces gozamos sobremanera de aque­
gracia del gesto y de la acción. lla alegre, risueña y plácida sensación que
Aunque el color, la figura y el movi­ caracteriza á la belleza: y el que intente
miento tengan principios separados de be­ hacer descripciones poéticas, necesita tener
lleza ; suelen sin embargo reunirse todos en formados la vista y el gusto para apreciar y
muchos objetos bellos: y reunidos hacen a copiar la belleza de estas escenas.
la belleza mas grande y complicada. De es­ La belleza del rostro humano es mas
ta manera en flores, árboles y animales nos complicada, que cuantas hasta aquí hemos
entretiene á un tiempo la delicadeza del co­ examinado. Ella comprehende la belleza del
lor, la gracia de la figura, y algunas vezes color, que resulta de las delicadas sombras
también el movimiento del objeto. Aunque de la complexión; y la belleza de la figura,
cada cosa de estas produzca en nosotros di-
lio BELLEZA. BELLEZA. III
lecc. v. que nace de las líneas que forman las dife­ grandeza. De la segunda son todas aquellas LECC.V
rentes facciones del rostro. Pero.su belleza virtudes sociales de una especie mas blanda
principal depende de una misteriosa expre­ y delicada; como la compasión, la manse­
sión de las calidades del ánimo, del buen dumbre , la amistad y la generosidad: y
juicio ó buen genio, de la viveza, candor, éstas excitan en el espectador una sensación
benevolencia, sensibilidad y otias piendas de placer tan semejante á la que causan los
amables. No es fácil resolver, por qué en objetos bellos exteriores; que aunque sea
nuestra idea está conexa cierta conformación de naturaleza mas relevante puede, sin im­
de facciones con ciertas calidades morales: propiedad, reducirse á la misma especie.
y si llegamos a formar esta conexión por Otra especie de belleza, distinta de to­
instinto ó por experiencia, y á leer en el das las mencionadas, es la que resulta del
ánimo por lo que vemos en el semblante. designio ó del arte; ó en otras palabras, de
Pero es hecho cierto y reconocido, que ¡o la percepción de los medios adaptados á al­
que hermosea mas el rostro humano es su gún fin; ó de ver que las partes de una co­
expresión, ó la imagen que nos muestra de sa corresponden al todo que se intenta.
sus prendas morales. Cuando consideramos la estructura de un
Esto me hace observar, que hay ciertas arboló una planta, observamos que todas
calidades del ánimo, que expresadas en el sus partes, como raizes, tronco, corteza y
semblante, ó de palabra, ó por las accio­ ojas, están acomodadas al crecimiento y nu­
nes, excitan siempre en nosotros una sensa­ trimento del todo: mucho mas cuando exa­
ción semejante á la de la belleza. Dos son, minamos todas las partes y miembros de un
en general, las clases de las calidades mora- animal vivo; ó cuando registramos una de
les/De la primera son las virtudes grandes las obras curiosas del arte, como un relox,
y relevantes, que piden esfuerzos extraor­ un navio , ú otra máquina delicada. El pla­
dinarios, y en que hay que arrostrar peli­ cer que tenemos en examinarlas se funda
gros y sufrimientos; como el heroísmo, la enteramente en el sentimiento de esta belle­
magnanimidad , el desprecio de los placeres za: y ésta es en un todo diferente de la per­
y de la muerte. Estas, como he observado cepción de la.belleza causada por el color, fi­
en la lección primera, excitan en el espec­ gura, variedad ó cualquiera otra de las causas
tador una conmoción de sublimidad y de antes mencionadas. Cuando miro, por ejem-
112 BELLEZA. BELLEZA. «3
pío , un relox; y me paro á considerar si es« sin pasar por una asociación natural de ideas LECC. V
LECC. V.
tá grabado con delicadeza, y es curiosa su á pensar en su fin y designio; y de consi­
hechura; entonces se me hace bello en el guiente á examinar la proporción de sus
primer sentido, y por razón de su color bri­ partes con relación á este designio. Cuando
llante, de lo muy terso que está, y del buen se descubre claramente su propiedad, pare­
realze y contornos de las figuras. Mas cuan­ ce que la obra tiene alguna belleza: pero
do examino la construcción del muelle y de cuando está enteramente falta de propiedad,
las ruedas, y alabo la belleza de la maqui­ jamas deja de aparecer disforme. Por tanto
na interior; entonces el placer nace entera­ el sentimiento que tenemos de aptitud y de­
mente de ver el admirable artificio con que signio es tan poderoso, y tiene un lugar tan
partes tan varias y tan complicadas se unen distinguido en nuestras percepciones, que
regula en gran parre todas las demas ideas
á un intento.
Esta sensación de belleza en la aptitud de belleza: observación que hago desde lue­
go como importantísima, y á la cual deben
y el designio tiene una influencia muy ex­
tensa en muchas de nuestras ideas. Ella es atender con el mayor cuidado todos los que
estudian la composición. Por esto en un poe­
el fundamento de la belleza que advertimos
ma épico, en una historia , oración ó cual­
en la proporción de las puertas, ventanas,
quiera otra obra de ingenio, pedimos siem­
arcos, colunas y todos los ordenes de arqui­
pre, como en otras obras, una aptitud ó
tectura. Por finos y elegantes que sean en
congruencia de medios con el fin que se pro­
sí mismos los adornos de un edificio ; si se
puso el autor. Por ricas que sean sus des­
oponen á esta sensación de aptitud y desig­
cripciones, por elegantes que sean sus figu­
nio , pierden su belleza; y ofenden a la vis­
ras, si están fuera de su lugar, si no son ver­
ta, como si fueran objetos desagradaoles. Las
daderas partes de aquel todo, si no se adap­
colunas retorcidas ó salomónicas, por ejem­
tan al designio principal, pierden toda su
plo, son sin duda hermosas a primera vista,
belleza; y aun de bellezas pasan á ser feal­
pero como tienen una apariencia oe debili­
dades. Tal poder tiene nuestro sentimiento
dad, parece mal siempre que se hace uso de aptitud y congruencia , que transforma
de ellas para sostener una parte de un edifi­
enteramente un objeto; cuyo aspecto por
cio macizo, .y que parece pide un apoyo otra parte hubiera sido hermoso.
mas sólido. No podemos mirar cosa alguna tomo i. h

•w- '■
ir^ belleza.
BELLEZA. ”5
mas propios y precisos que se pueden dar LECC.V
Después de haber mencionado tan va­ sobre la materia. Fenelon, autor de las Aven­
LECC. V.
rias especies de belleza, resta solo hablar de turas de Telemaco , puede mirarse como
la belleza aplicada á los escritos o al discur­ otro ejemplo. Virgilio , aunque capaz de
so; término usado comunmente en un sen­ elevarse en ocasiones al verdadero sublime,
tido vago é indeterminado, porque se aplica se distingue mas por el carácter de gracia y
á todo lo que agrada, ya en el estilo, ya en de belleza, que por el de sublimidad. Entre
la sentencia, provenga de donde quiera este los oradores, Cicerón tiene mas belleza que
agrado. Asi en la expresión común, un be­ D emóstenes; cuyo genio le encaminaba en­
llo poema, una bella oración solo se quiere teramente á la fuerza y vehemencia.
decir un buen poema, una oración bien com­ Baste lo dicho sobre la belleza. Hemos
puesta. Bien se ve que en este sentido la pa­ presentado en bosquejo sus varias formas: co­
labra belleza es enteramente indeterminada; mo cercana á la sublimidad es la fuente mas
y que no señala ninguna especie de belleza copiosa de los placeres del gusto; y considera­
particular. Sin embargo hay otro sentido da según sus diferentes aspectos y piipcipios
algo mas determinado; el cual la caracte­ contribuye á mejorar el gusto en muchas cosas.
riza de una manera particular, usándose pa­ Pero no deleytan solo á la imaginación
ra significar cierta gracia y amenidad en el aquellos objetos, que le parecen sublimes o
giro del estilo ó de la sentencia, por la cual bellos; pues hay otros varios principios, de
se distinguen particularmente algunos auto­ donde derivan la facultad de agradarnos.
res. En este sentido denota una manera ni Addison y cuantos han escrito sobre es­
señaladamente sublime, ni vehementemente ta materia han contado la novedad , por
apasionada, ni singularmente brillante; sino ejemplo, por una de las fuentes de este
tal que excite en el lector una conmoción agrado. Un objeto , que no tiene ningún
plácida y delicada, semejante á la que causa mérito que lo recomiende, solo por ser sin­
la contemplación de los objetos bellos de a gular y nuevo produce en el animo una con­
naturaleza: los cuales ni elevan mucho e moción viva y agradable. De aqur provie­
ánimo, ni le agitan demasiado; sino que di­ ne la pasión de la curiosidad, que tan arrai­
funden por la imaginación una serenidad gada está en todos los hombres. Las ideas y
agradable y placentera. Addison es un es­ los objetos con que estamos muy familiari-
critor de esta clase, y uno de los ejemplos H2
Il6 BELLEZA.
iecc. v. zados hacen una Impresión demasiado débil, Belleza. 117
para que pueda poner nuestras facultades alguna agradable, que no pueda realzarse lecc. V.
en un agradable ejercicio: pero los objetos por el poder de los sonidos músicos. De
nuevos y estraños despiertan el ánimo de su aquí proviene el deleyte de los números
adormecimiento, dándole un impulso vivo poéticos, y aun de las mas ocultas y va­
y plácido. De aqui proviene en gran parte gas medidas de la prosa. La agudeza, el
el entretenimiento que hallamos en las fic­ gracejo y el ridículo son otras tantas fuen­
ciones y en los romances. La conmoción ex­ tes de los placeres del gusto, distintas en­
citada por la novedad es de su naturaleza teramente de las que hasta aqui hemos exa­
mas viva y punzante, que la excitada por minado.
la belleza; pero de mas corta duración: por­ Pero no es necesario extendernos mas so­
que si el objeto no tiene en sí mismo en­ bre los placeres del gusto. Asentados algu­
cantos algunos que ceben nuestra atención, nos principios generales, es ya tiempo de
se desvanece pronto el brillante barniz que aplicarlos á nuestro asunto principal. Si se
le dió la novedad. me preguntase á qué clase de placeres del
La imitación es otra fuente de los pla­ gusto se debe referir el que recibimos de la
ceres del gusto. Esta da origen á los place­ poesia, de la elocuencia ó de un buen es­
res de la imaginación, que Addison llama crito ; respondería, que no se debe referir á
secundarios; los cuales forman sin duda una una sola clase, sino á todas ó muchas de
clase muy extendida. Toda imitación causa ellas. Los escritos y el discurso tienen la sin­
placer: y no solamente lo causa la imitación gular ventaja de abrazar por todos lados un
de los objetos grandes ó bellos, recordando campo muy vasto y rico, y de poder pre­
las ideas originales de grandeza ó de belle­ sentar en su mayor perfección, no una sola
za, que tales objetos nos presentan; sino casta de objetos, sino todos los que puedan
también la imitación de aquellos objetos que dar placer al gusto y á la imaginación; ora
no tienen grandeza ríi belleza; y aun la de el placer dimane de la sublimidad , ora de
los que son terribles ó disformes. la belleza en sus diferentes formas , ora del
También pertenecen al gusto los place­ designio y del arte, del sentimiento moral,
res de la melodía y armonía. No recibimos de la novedad , de la armonia , de la agude­
de la belleza ó de la sublimidad sensación za , del gracejo ó del ridículo. Cualquiera
que sea el gusto dominante de una persona,
IMITACION Y DESCRIPCION. II9
Il8 IMITACION Y DESCRIPCION.
den llamarse enteramente artes imitativas. LRCC.v,
1ECC. v. puede siempre satisfacerlo, sino en un es­ Debemos distinguir entre imitación y des­
crito , en otro. cripción; dos ideas, que no deben contun­
Mas el poder, que poseen la elocuencia dirse. Se ejecuta la imitación por medio de
y la poesia, de suministrar al gusto y a la alguna cosa, que tenga alguna conformidad
imaginación una esfera tan vasta de place­ y semejanza con la cosa imitada; la cual de
res, se deriva enteramente de la facultad consiguiente es entendida por todos: tales
de imitar y describir , superior a la que son las estatuas y pinturas. La descripción,
tienen las demas artes. De cuantos medios por el contrario, excita en el ánimo la idea
ha inventado el ingenio humano paia re­ de un objeto por medio de algunos símbolos
cordar las imágenes de los objetos reales, arbitrarios ó de institución , entendidos so­
y excitar por representación conmociones lamente de los que se han convenido en
semejantes á las que excita el original, no ellos; tales son la palabra y la escritura. Las
hay alguno tan poderoso y tan extenso como palabras no tienen semejanza natural con los
el de las palabras y los escritos. No hay objetos ó ideas, para cuya significación se
en el mundo cosa física ó moral, que no han empleado: pero una estatua ó pintura
pueda representarse al animo por medio de tiene una semejanza natural con el. original.
esta feliz invención con colores muy fuertes Por tanto la imitación y la descripción se
y muy vivos. Por esto los críticos hablan diferencian mucho en su naturaleza.
comunmente del discurso, como de la prin­ A la verdad, siempre que un poeta o un
cipal de todas las artes imitativas: la compa­ historiador iutroduce personas hablando, y
ran con la pintura y escultura: y bajo muchos por las palabras que pone en su boca repre­
respectos la dan con justicia la preferencia. senta la conversación de estas, su arte se pue­
Aristóteles fue el primero que introdujo de en rigor llamar imitativa: y esto es lo que
este estilo en su Poética: y desde su tiempo sucede en las composiciones dramáticas. 1 e-
ha adquirido un séquito general entre los ro no puede darse con propiedad este nom­
autores modernos. Pero siendo importante bre á las obras narrativas ó descriptivas.
introducir la posible precisión en el lenguage ¿Quién, por ejemplo ,. llamaría imitación
de la crítica, debo advertir que no es exac­ de una torméntala descripción, que ace e
to este modo de explicarse. Ni el discurso ella Virgilio en el lib. i. de la Eneida, i
en general, ni la poesia en particular pue-
120 IMITACION Y DESCRIPCION. IMITACION Y DESCRIPCION. 121
lecc. v. oímos hablar de la imitación de una batalla, llamó á la poesia arte imitativa. Mas cuan lecc. v
naturalmente debemos pensar que se habla superior sea la imitación ó la descripción de
de una batalla representada en el teatro: pe­ que se vale la poesia, á la facultad imitati­
ro jamas debemos imaginar, que se quiera dar va de la pintura y de la música, lo mostró
á entender alguna de las descripciones que bien Harris en su tratado sobre la Música,
Homero hace de ella en la Iliada. Convengo la Pintura y la Poesia. La ventaja principal
también en que la imitación y la descripción de que goza la poesia, ó el discurso en ge­
se conforman en su efecto principal de re­ neral, es que mientras el pintor está limita­
cordar por signos externos las ideas de cosas do por la naturaleza de su arte á la repre­
que no vemos. Pero aunque coincidan en sentación de un solo momento; los escritos
esto, no debe olvidarse sin embargo que los y el discurso pueden trazar un hecho en to­
términos no son sinónimos : que producen dos sus progresos. Es verdad que el momen­
el mismo fin por medios diferentes: y de to que escoge el pintor para asunto de su
consiguiente que hacen diferentes impresio­ pintura, es mas ventajoso, que el que pue­
nes en el ánimo. den presentar el orador ó el poeta ; porque
Aunque en la ejecución de las partes la nos pone en un solo punto de vista todas
poesia es ciertamente mas descriptiva que las menudas circunstancias que concurrieron
imativa; hay con todo un sentido califica­ en el hecho en un punto indivisible de tiem­
do, en el cual puede llamarse en general ar­ po , como acontecieron en la naturaleza:
te imitativa. £1 objeto del poeta (como lo mientras que el discurso está obligado á pre­
ha mostrado Gerard en el Apéndice á su sentarlas sucesivamente y por menor, y ex­
Ensayo sobre el gusto) es una imitación, no puesto á ser empalagoso por ser claro, ó á
de cosas realmente existentes, sino del curso ser oscuro por no ser empalagoso. Pero li­
de la naturaleza; esto es, una fingida repre­ mitado enteramente el pintor á aquel mo­
sentación de aquellos acontecimientos ó de mento de tiempo, que ha escogido, no pue­
aquellas escenas, que aunque jamas se hayan de presentar las varias escenas de la misma
realizado, pudieran sin embargo haber exis­ acción; y ademas está ceñido á presentar so­
tido; y que por lo tanto tienen por su pro­ lamente los objetos que se ofrecen á la vis­
babilidad una semejanza con la naturaleza. ta, sin poder delinear, sino con mucha im­
Este fue acaso el sentido en que Aristóteles perfección, los caracteres y sentimientos;
122 IMITACION Y DESCRIPCION. ORIGEN Y PROGRESOS DEL LENGUAGE. 123
LECC. V. asuntoslos mas nobles de la imitación y des­ ros puntos desde sus primeros hasta sus mas lecc. vi
cripción. La facultad de representar estos adelantados períodos; á la cual seguirá otra
con la mayor perfección da al discurso y a historia igual del origen y progresos de la
los escritos una gran superioridad sobre to­ escritura. Daré luego alguna razón de la
das las demas artes imitativas.. estructura del lenguage, ó de los principios
Ora consideremos la poesia en particu­ de la gramática universal: y por último apli­
lar , y el discurso en general, como imita­ caré mas particularmente estas observacio­
tivos, ora como descriptivos; es evidente nes á la lengua castellana.
que toda su facultad de recordar las impre­ El lenguage significa en general la ex­
siones de los objetos reales se deriva de la presión de nuestras ideas por medio de cier­
energía de las palabras. Por tanto para pre­ tos sonidos articulados, usados como signos
parar el camino á otras investigaciones, co­ de las ideas mismas. Por sonidos articulados
menzaré por este capítulo fundamental, exa­ se entienden aquellas modulaciones de la
minando en la lección siguiente el lenguage; simple voz, ó del sonido despedido del tho-
de cuyo origen , progresos y estructura me rax, formado por medio de la boca y sus
propongo tratar con alguna extensión. diversos órganos, los dientes, la lengua, los
labios y el paladar. Qué conexión natural
LECCION VI. haya entre las ideas del ánimo, y los soni­
Origen y progresos del lenguage. dos aparecerá por lo que diré después. Pe­
ro como en cualquier sistema la conexión
Habiendo concluido mis observaciones so­ natural solo puede alcanzar á una corta por­
bre los placeres del gusto, las cuales sirven ción de la estructura del lenguage; puede
de introducción al asunto principal de estas considerarse en general esta conexión entre
lecciones; paso á tratar primero del lengua- las palabras y las ideas como arbitraria y de
ge, fundamento de todo el poder de la elo­ institución, ó debida al convenio de los hom­
cuencia. Esto me hará entrar en un examen bres entre sí; siendo prueba clara de esto el
circustanciado: pues hay muy pocos asun que diferentes naciones tienen diferentes len-
tos en la bella literatura, que lo merezcan guages, ó diferente cúmulo de sonidos arti­
con mas justicia. Daré primero una historia culados, escogidos por ellas para, comuni­
del origen y progresos dellenguage en cier carse sus ideas.
DEX LENGUAGE. 12$
124 ORIGEN Y PROGRESOS guage, lo miramos sin asombro; como mi- xecc. vi
xecc. v. Ahora veremos llevado á la mayor per­ ramos la expansión del firmamento, y otros
fección este método artificial de comunicar grandes objetos, con que estamos familia­
el pensamiento. El lenguage se ha hecho rizados.
un vehículo, por el cual se transmiten á otro Pero volvamos con la imaginación al
las mas delicadas y refinadas conmociones primer albor del lenguage entre los hom­
del ánimo; y se transfunden, si es lícito ha­ bres. Reflexionemos en los débiles princi­
blar de esta suerte. No solo se ha dado nom­ pios, que es preciso haya tenido, y en los
bre á todos los objetos que nos rodean; y muchos y grandes ostáculos con que debió
por este medio se ha abierto una comunica­ tropezar en sus progresos: y hallaremos ra­
ción pronta y fácil para acudir á las necesida­ zones poderosas para quedar atónitos á vista
des de la vida; sino que se han señalado me­ de la perfección á que ha llegado. Admira­
nudamente todas las relaciones y diferencias mos varias invenciones del arte: nos afana­
entre estos objetos: se han descrito los sen­ mos por algunos descubrimientos, hechos en.
timientos invisibles del ánimo: se han hecho los últimos tiempos para adelantar los cono­
inteligibles las nociones é ideas mas astrac- cimientos , y para hacer menos incómoda la
tas; y se distinguen por sus propios nom­ vida; y decimos que son honra de la razón
bres todas las que pueden descubrir las cien­ del hombre. Pero ciertamente no hay inven­
cias , ó crear la imaginación. Se ha dado ción digna de tanta admiración como el len­
también tanta extensión al lenguage, que guage; el cual seria preciso fuese obra de
se le ha hecho el instrumento mas refinado las primeras y mas groseras edades, si se hu­
del lujo. No contentos con la claridad pe­ biera de considerar como invención humana.
dimos también el adorno: no satisfechos con Convengamos en esta hipótesi para desen­
saber los pensamientos de otros, pedimos trañar el asunto.
ademas que se nos vistan y atavien de mo­ Figurémonos las circustancias del lina-
do que deley ten á nuestra fantasia; y se ha ge humano, cuando comenzaron á formarse
visto que es fácil satisfacer este antojo. En las lenguas. Los hombres eran entonces una
este estado hemos encontrado el lenguage: taza errante y diversa : no habia entre ellos
y en este estado se ha hallado entre muchas otra sociedad que la doméstica, y esta era
naciones hace algunos millares de años. Acos­ emasiado imperfecta; pues que su método
tumbrados á hacer un uso tan grande del len-
j26 ORIGEN Y PROGRESOS DEL LENGUAGE. I 27
LECC. VI. de vida cazadora ó pastoril debía separar sociedad. Y cuando consideramos ademas de xecc. vi
frecuentemente á unos de otros. En esta si­ esto aquella curiosa analogía, que hay en
tuación , estando tan divididos, y siendo tan la construcción de casi todas las lenguas, y
raro su comercio, ¿como podían convenirse aquella lógica profunda y sutil en que es-
generalmente en cúmulo alguno de sonidos tan fundadas; se aumentan tanto las dificul­
ó palabras, como signos de sus ideas. Supo­ tades que se nos presentan por todas partes,
niendo que algunos pocos, unidos por el que debe referirse el primer origen de toda
acaso ó la necesidad, se conviniesen.en al- lengua á la enseñanza ó inspiración divina.
cunos medios sobre ciertos signos; sin em­ Pero suponiendo que el lenguage haya
bargo, ¿por qué autoridad podían propa- tenido un origen divino, no podemos supo­
garse estos entre otras tribus o familias; de ner sin embargo que se diese de una vez al
suerte, que se esparciesen , y llegasen a for­ hombre un cuerpo completo de palabras: y
mar una lengua? Parece que para fijar y ex­ es mucho mas natural pensar, que Dios so­
tender un lenguage, era preciso que los lo enseñó á nuestros primeros padres el len­
hombres se hubiesen de antemano reunid guage adaptado á las circnstancias en que
en número considerable; y que la socic a se hallaban; dejándoles que lo ensanchasen,
estuviese ya muy adelantada, y con y mejorasen, como lo hizo en otras cosas,
parece por el contrario que haya hab. según que lo pidiesen sus necesidades futu­
una necesidad absoluta de la palabra.ante­ ras. Por consiguiente es preciso que fuesen
riormente á la formación de la sociedad. pobres y reducidos los primeros rudimentos
Porque ¿con qué lazo pudiera conservar e de la palabra: y podemos con toda libertad
unida una porción de hombies, o ju indagar, de qué manera y por qué pasos
estos para solicitar los intereses comune llegó el lenguage al estado en que ahora lo
hasta que por la intervención de la pabfo vemos. La historia, que voy á dar ahora
pudiesen comunicarse mutuamente sus n de este progreso, sugerirá varias cosas tan
cesidades y sus intenciones? De suerte¡ q curiosas como útiles para nuestras futuras
parece igualmente difícil de decidir, investigaciones.
pudo formarse la sociedad antes que el Si suponemos un período anterior á la
guage; ó como las palabras pudieron 2 invención ó conocimiento de todas las pala­
f formar una lengua, antes que se formase bras, es claro que los hombres no podian

i
128 ORIGEN Y PROGRESOS dei lenguage. 129
lecc. IV. comunicarse lo que sentían , sino por los dría que emplear un color verde; asi en los lecc. vi
gritos de la pasión acompañados de aquellos principios del lenguage el que diese nombre
movimientos y gestos mas expresivos de es­ á una cósa áspera ó impetuosa, se valdría
ta: pues estos son los únicos signos que la por precisión de un sonido áspero ó impe­
naturaleza ensena á todos los hombres, y tuoso. No podia hacerlo de otro modo, si
los que entienden todos ellos. El que viese intentaba excitar en el oyente la idea de la
á otro caminar á un lugar, donde el mismo cosa, que trataba de nombrar. Suponer in­
hubiese sido amedrentado, o hubiese estado ventadas las palabras, ó dados nombres á co­
en peligro; y quisiese avisarle de este pe­ sas, de un modo puramente arbitrario, sin
ligro ; no tenia otro medio de hacerlo, sino fundamento ó razón alguna, es suponer un
dando aquellos gritos, y haciendo aquellos efecto sin causa. Es preciso que siempre ha­
gestos que fuesen signos del miedo: lo mis­ ya habido algún motivo, que indujese á
mo que para darse a entender se esforzarían señalar un nombre antes que otro: y no po­
á hacer dos hombres, arrojados a una isla demos concebir motivo alguno, que obrase
desierta, si ignorase cada uno la lengua del mas universalmente en los hombres, en sus
otro. Por tanto aquellas exclamaciones, que primeras tentativas acerca de la formación
los gramáticos llaman interjecciones, expre­ del lenguage, que el deseo de pintar por la
sadas de un modo fuerte y apasionado, fue­ palabra los objetos que nombraban de un
ron sin duda los primeros elementos, ó prin­ modo mas ó menos completo, á proporción
cipios de la palabra. del mayor ó menor poder de sus órganos vo­
Cuando fue necesaria una comunicación cales para efectuar esta imitación.
mas extensa, y comenzaron a señalarse nom­ Siempre que debian nombrarse objetos
bres á los objetos, ¿de qué manera supon­ dotados de sonido, bullicio, ó movimiento,,
dremos que procederían los hombres en esta era bien obvia la imitación por palabras.
asignación de nombres, ó invención de pa­ No hay cosa mas natural que imitar por el
labras? Imitando sin duda, en cuanto les sonido de la voz la calidad del sonido, ó
era posible , la naturaleza del objeto que ruido que hace un objeto externo; y for­
nombraban por el sonido del nombre que mar por él su nombre. De esta manera ha­
le ponian, Asi como un pintor, que quisie­ llamos en todas las lenguas una multitud de
se representar un banco de cespedes, ten palabras construidas evidentemente por este
TOMO 1. 1
130 ORIGEN y PROGRESOS DEL LENGUAGE. 13 I

lECC.Vi. principio. Cierto pajaro se llama cuco por fluidez, la concavidad, la pulidez, la de- lecc. VI
el sonido que despide. Cuando se dice de licadeza, la violencia &c. creen ellos que
cierta especie de viento que susurra, y de están pintadas por el sonido de ciertas letras
otra que brama; cuando se dice de la ser­ ó silabas, que tienen alguna relación con
piente que silva, de la mosca que zumba, aquellos diferentes estados de los objetos vi­
de una rama de árbol que estalla, de un sibles, por razón de una oscura semejanza
arrovo que murmura; se discierne claramen­ que los órganos de la voz son capazes de
te la analogia entre la palabra y la cosa sig­ tomar con tales calidades externas. Por este
nificada. mecanismo natural imaginan haberse cons­
Esta analogía parece que falta entera­ truido al principio todas las lenguas; y ha­
mente en los nombres de objetos relativos berse formado las raizes de las palabras ca­
solamente á la vista, donde no se mezcla pitales.
ni ruido ni movimiento; y aun mas en los Si este sistema estuviera fundado en la
términos apropiados á las ideas morales. Sin verdad, parece que el lenguage no fué en­
embargo muchos hombres eruditos han sido teramente arbitrario en su origen. Entre los
de opinión, que en tales casos, aunque sea antiguos filósofos, estoycos y platónicos, hu­
mas oscura esta analogia, no deja con todo bo una cuestión muy agitada, “utrum no­
de hallarse; y que por las palabras radicales de mina rerum sint natura, an impositione
todas las lenguas puede trazarse algún grado qúoíi 6áa-ei. Por lo cual querían decir, si
de correspondencia con el objeto significado. las palabras eran símbolos meramente con­
En punto á las ideas intelectuales y mora­ vencionales, de cuyo origen no se pudiese
les advierten, que en todas las lenguas los. dar otra razón que el capricho de los prime­
términos que las significan, se derivan de ros inventores del lenguage; ó si en la na­
los nombres de objetos sensibles, á los cua­ turaleza habia algún principio, que induje­
les se conciben análogas: y por lo que hace se á la asignación de nombres particulares á
á los objetos sensibles, pertenecientes mera­ objetos particulares. Favorecian esta última
mente á la vista, advierten que en muchas opinión los de la escuela platónica.
lenguas sus calidades mas distinguidas tie­ Sin embargo, este principio de una re­
nen ciertos sonidos radicales, apropiados a lación natural entre las palabras y los obje­
su expresión. La estabilidad por ejemplo, la tos solo puede aplicarse al lenguage en su
12
I32 ORIGEN Y PROGRESOS
LECC. vi. estado mas sencillo y primitivo. Aunque en DEL LENGUAGE. 133
todas las lenguas puedan trazarse algunos primitivo, ó de los principios del lenguage lecc. VI
restos de esta relación, como lo he mostra­ entre todas las tribus salvages.
do arriba; en vano seria querer buscarla en El segundo carácter del lenguage en su
la construcción entera de lengua alguna, mo­ estado primitivo se deriva del modo con
derna. Como en cada nación se acrecienta que los hombres pronunciaron ó expresaron
la multitud de términos, y se va llenando al principio las palabras. He mostrado que
el campo inmenso del lenguage; las pala­ las interjecciones, ó exclamaciones apasio­
bras por mil métodos irregulares y capri­ nadas , fueron los primeros elementos de la
chosos de derivación y composición se van palabra. Los hombres se esforzaron á comu­
desviando poco á poco del carácter primi­ nicarse recíprocamente sus sentimientos por
tivo de sus raizes: y llegan á perder toda medio de aquellos gritos y gestos, que les
analogia ó semejanza en el sonido con las dictó naturaleza. Después que comenzaron
cosas significadas. En este estado hemos en­ á inventarse palabras ó nombres de objetos,
contrado el lenguage. Las palabras, según no se pudo desusar de una vez este modo
las consideramos hoy, pueden considerarse de explicarse por signos naturales. El len­
en general como símbolos, no como imita­ guage es preciso que haya sido en su infan­
ciones ; como signos arbitrarios o de institu­ cia extremamente escaso: y hubo ciertamen­
ción, no como signos naturales de las ideas. te un período, entre todas las naciones ru­
Pero no cabe duda, según creo , que cuanto das , en el que la conversación giraba sobre
mas remontemos al origen del lenguage en­ muy pocas palabras mezcladas de muchas -
tre los hombres, hallaremos que participa exclamaciones y gestos apasionados. El cor­
mas de una expresión natural. Como en su to caudal de palabras, que aun poseian los
origen no podia formarse sino por imitación, hombres, hizo absolutamente necesarios es­
seria mas pintoresco en su estado primitivo; tos auxilios para explicar sus conceptos: y
mucho mas escaso á la verdad, y mas redu­ los hombres incivilizados y .groseros, que
cido que ahora en el cúmulo de vozes; pero no tenian siempre á mano aun aquellas po­
mas expresivo por el sonido de la cosa sig­ cas palabras que conocian, naturalmente se
nificada. Esta mayor expresión se puede to­ esforzaban á hacerse entender variando sus
mar como uno de los caracteres del estado tonos de voz , y acompañándolos con las
gesticulaciones mas significativas. Aun hoy
134 ORIGEN Y PROGRESOS DEL LENGUAGE. *35

lecc. vi. dia cuando algunos quieren explicarse en ramar en el discurso mucha acción y varié- lecc. vi
una lengua que no poseen bien, recurren a dad de tonos. Fundado en este principio el
todos estos métodos supletorios para hacerse doctor Warburton da razón de tanta habla
mas inteligibles. El plan por el cual he mos­ por acción, como hallamos entre los profe­
trado que se construyó originalmente el len- tas del antiguo Testamento: como cuando
guage, á saber, la semejanza ó analogía po­ Jeremías rompe el vaso del alfarero á vista
sible con la cosa significada, llevaría natu­ del pueblo; arroja un libro al Eufrates; suel­
ralmente á los hombres a expresar las pala­ ta los grillos y cadenas; y les presenta sus
bras con mas énfasis y fuerza , todo el tiem­ utensilios: todo lo cual imagina Warbur­
po que el lenguage fué una suerte de pin­ ton que podían ser modos significativos de
tura por los sonidos. Por todas estas razo­ expresarse, muy naturales en unas edades
nes puede sentarse como principio, que la en que los hombres estaban acostumbrados á
pronunciación de las primeras lenguas esta­ explicarse en gran parte por acciones y por
ba acompañada de mas gesticulaciones, y gestos. De la misma manera se hallaron en­
mayores inflexiones de voz que las que aho­ tre las tribus del norte de la América cier­
ra usamos; y que era de un tono mas ele­ tos movimientos y gestos, usados para ex­
plicar sus conceptos en todas las grandes oca­
vado ó canoro.
La necesidad dio el primer origen a es­ siones de un comercio mutuo: y por los ce­
ta manera de hablar. Pero debemos obser­ ñidores y cuerdas de W~amjwm, que daban
var que habiendo cesado en gran parte esta y recibían, estaban acostumbrados á declarar
necesidad, haciéndose con el tiempo mas sus ideas tan bien como por sus discursos.
extenso y copioso el lenguage, subsistió aun Por lo que hace á las inflexiones de la
entre muchas naciones la antigua manera de voz son estas tan naturales, que algunas pa­
hablar: y continuó en usarse por adorno lo ciones han creído mas fácil expresar dife­
que habia sido efecto de la necesidad. Las rentes ideas variando el tono con que pro­
naciones, que tenían mucho fuego y viva­ nunciaban una misma palabra, que inventar
cidad de genio, se inclinaron naturalmente palabras para todas sus ideas. Asi lo practi­
á un modo de conversación, que tanto ala­ can los chinos. El número de palabras no
gaba á su imaginación: pues una imagina­ es grande en su lengua, según dicen : pero
ción ardiente está siempre propensa á der» cuando hablan, varían cada una de ellas no
I36 ORIGEN Y PROGRESOS DEL LENGUAGE. 137

XECC. vi. menos que sobre cinco tonos diferentes; por ya circunflejos; cuyo uso hemos perdido en- lecg. vi
medio de los cuales hacen que una misma pa­ teramente: aunque sabemos que determina­
labra signifique cinco diferentes cosas. Esto es ban la voz del orador para subirla ó bajarla. Es
preciso que hiciese á su habla muy musical preciso que nuestra pronunciación moderna
ó cantante en la apariencia; porque aque­ les pareciese una monotonía inanimada. La
llas inflexiones de la voz, que en la infancia declamación de sus oradores, y la pronun­
del lenguage no eran mas que unos gritos ciación de sus actores en el teatro se acerca­
ásperos ó disonantes, al paso que se pulia el ba á la naturaleza del recitado en la música:
lenguage era preciso que se hiciesen unos podia señalarse con notas, y sostenerse con
sonidos mas blandos y musicales: y de aquí los instrumentos; como lo han demostrado
provino lo que llamamos prosodia de una varios eruditos. Y si esto sucedía entre los
lengua. romanos, como aquellos lo han hecho ver;
Merece notarse, que tanto en la lengua es bien sabido que los griegos eran mas mú­
griega como en la latina se conservó en sicos que estos, y daban mayor atención al
gran parte esta pronunciación musical y ges­ tono, y la pronunciación en todas las re­
ticulante. Sin esta observación no podría­ presentaciones públicas. Aristóteles en su
mos entender varios pasages de los autores poética considera la música como una de
clásicos, relativos á la elocución pública, y las principales y mas esenciales partes de la
á las diversiones teatrales de los antiguos. tragedia.
Se manifiesta por muchas circustancias, que Lo mismo sucedía por lo que hace al
la prosodia de los griegos y romanos era gesto: pues podemos observar, que siempre
mas musical que la nuestra; ó que estos ha­ van acompañados tonos fuertes con gestos
blaban con mas y mas fuertes inflexiones de animados. Todos los críticos antiguos tra­
voz, que las que hoy usamos. La cantidad tan de la acción como de la calidad princi­
de las sílabas era mucho mas fija en su len­ pal de todo el que habla en público. La
gua , que en todas las modernas: y se hacia acción tanto de los oradores, como de los
mucho mas sensible al oido al pronunciarlas. actores de Grecia y de-Roma era mucho
Ademas de las cantidades, ó la diferencia mas vehemente,que la que nosotros usamos.
de breves y largas, colocaban en las mas de Róscio nos hubiera parecido un loco. El
sus sílabas acentos, ya agudos, ya graves, gesto era de tal importancia en el teatro an-
138 ORIGEN Y PROGRESOS DEL LENGUAGE. 139

lecc. vi, tiguo, que podemos creer con razón que en nos y gestos en el discurso fuesen tan lan- lecc. vi
algunas ocasiones se dividían los papeles del guidos como los nuestros.
que hablaba, y del que accionaba; lo cual Cuando los bárbaros inundaron el impe­
á nuestro modo de pensar formaría una re­ rio romano, estas naciones mas flemáticas no
presentación bien extraña. Un actor decia retuvieron los acentos, los tonos y los ges­
las palabras con tonos propios; mientras que tos que la necesidad introdujo al principio,
otro ejecutaba los movimientos y gestos cor­ y que después sostuvieron por tanto tiem­
respondientes. Sabemos por Cicerón que ha­ po la costumbre y el capricho en las lenguas
bía competencia entre él y Róscio sobre si griega y romana. Así que la lengua latina
expresaría él un pensamiento con mayor va­ se perdió en sus idiomas, comenzó a cam­
riedad de frases, ó Róscio con mayor va­ biarse en toda la Europa el carácter del ha­
riedad de gestos significantes. Por último el bla, y de la pronunciación. No se puso tan­
gesto llegó á apoderarse enteramente del ta atención en la música de la lengua, ni
teatro ; tanto que en los reynados de Au­ en la pompa de la declamación, y de la ac­
gusto y de Tiberio la diversión favorita del ción teatral. La conversación y la elocución
público era la pantomima, que era entera­ pública se hicieron mas sencillas y llanas,
mente una gesticulación muda. El pueblo se tales como son ahora; y sin aquella mezcla
apasionaba y lloraba en ella tanto como en entusiástica de tonos y gestos que distin­
las tragedias; y llegó á tanto la pasión, que guieron á las naciones antiguas. En la res­
fué preciso dar leyes para retraer á los senado­ tauración de las lenguas estaba tan alterado
res del estudio del arte pantomímico. Mas el genio del lenguage, y eran ya tan dife­
aunque en las declamaciones y representacio­ rentes las maneras del pueblo, que no era
nes teatrales el tono y el gesto fuesen sin du­ fácil entender lo que dijeron los antiguos
da mayores que en la conversación ordinaria; acerca de sus declamaciones y espectáculos.
con todo, la elocución pública, de cualquier Nuestro modo sencillo de hablar expresa
clase que fuese, era preciso que tuviera en las pasiones con bastante energía para mo­
todas partes alguna proporción con el modo ver á aquellos, que no están acostumbrados
que tenia en la conversación: y estas diver­ á un modo mas vehemente. Pero no hay
siones públicas, que acabo de mencionar, duda que tonos mas variados, y gestos mas
jamas podían gustar á una nación; cuyos to- animados llevan consigo una expresión na-
DEL LENGUAGE. I4I
I40 ORIGEN Y PROGRESOS
res y los retóricos. Pero sucedió todo lo lecc. vi
lecc. Vi. tural de sentimientos mas encendidos. Por contrario. Jamas emplearon los hombres tan­
esto en las diferentes lenguas modernas la tas figuras, como cuando apenas tenian pa­
prosodia de la palabra participa mas de la labras para expresar sus pensamientos.
música , según la mayor viveza y sensibili­ Porque, primero, la falta de nombres
dad de los naturales. _ Un español acentúa propios para cada objeto les obligó á usar
mas que un ingles: un francés varfífmaTsus de un nombre para muchos, y á explicarse
acantos, gesticula al hablar mucho mas de consiguiente por comparaciones, metáfo­
que un español: y un italiano abunda mas ras, alusiones y todas aquellas formas susti­
de acentos y de gestos que cualquiera de los tuidas, que hacen figurado el lenguage. Se­
dichos; tanto, que la pronunciación musi­ gundo, como los objetos con que estaban
cal, y el gesto expresivo son hoy dia el dis­ mas familiarizados eran aquellos objetos ma­
tintivo de la Italia. teriales y sensibles que los rodeaban, dieron
De la pronunciación del lenguage pase­ nombre á estos mucho antes que se inven­
mos, en tercer lugar, á considerar el estilo tasen palabras para significar las disposicio­
del lenguage en sus principios, y sus pro­ nes del ánimo, o alguna de las ideas inte­
gresos en esta parte. Asi como el modo con lectuales y morales. De aqui es que com­
que los hombres expresaron al principio sus puesto el lenguage primitivo de palabras
palabras, y mantuvieron la conversación, descriptivas de objetos sensibles, por nece­
era fuerte y expresivo, esforzando por gri­ sidad se hizo en extremo metafórico: por­
tos y por gestos las ideas que expresaban que para significar un deseo ó una pasión,
imperfectamente; asi el lenguage que usa­ un acto ó un afecto del ánimo, no tenian
ron no podia menos de estar lleno de figu­ expresión precisa apropiada á aquel inten­
ras y de metáforas, no correctas á la verdad, to : y estaban precisados á pintar la conmo­
pero nerviosas y pintorescas. ción ó pasión, que sentian, por alusión á
Mirando este punto superficialmente, aquellos objetos sensibles que tenian mayor
creeríamos que aquellos modos de expresar­ relación con ella; y que podían hacerla, en
se, que llamamos figuras, no se inventaron algún modo, visible á los demas.
hasta que el lenguage llegó á su perfección, Pero no sola la necesidad dió origen á este
y el género humano se halló ya civilizado; estilo figurado. Otras circustancias concurrie-
y que entonces los descubrieron los orado-
142 ORIGEN Y PROGRESOS DEL LENGUAGE. I43

VI. ron también á su formación en los principios Hechos indubitables confirman estos ra- lecc. vi
del lenguage. En la infancia de las sociedades ciocinios. Se ve que el estilo de las lenguas
los hombres están mucho mas sujetos al do­ primitivas entre las naciones groseras está
minio de la imaginación y de las pasiones: sin excepción lleno de figuras muy hiper­
viven dispersos: no conocen el orden de las bólicas y pintorescas. Tenemos de esto un
cosas: cada dia encuentran objetos nuevos y ejemplo sensible en las lenguas americanas;
extraños para ellos. El miedo y la sorpresa, las cuales, según las relaciones mas auténti­
la admiración y el asombro son sus pasiones cas, son excesivamente figuradas. Los iro-
mas frecuentes. Su lenguage ha de partici­ queses y los ilineses usan en sus tratados y
par por precisión de este carácter o disposi­ negociaciones públicas de metáforas muy
ción de sus ánimos. Están propensos a exa­ grandiosas, . y de mayor pompa de estilo
gerarlo todo: se darán á describir todas las que las usadas en nuestras composiciones
cosas con los colores mas fuertes, y las mas poéticas. Para muestra del estilo singular de
vehementes expresiones; mucho mas que los estas tribus, las cinco naciones del Canadá
hombres que viven en sociedades adelanta­ entrando en negociaciones de paz con los
das y civilizadas, cuando está ya mas corre­ ingleses, se explicaron por medio de sus je­
gida su imaginación, mas domadas sus pa­ fes en el lenguage siguiente. “Felizes so­
siones , y por su mayor experiencia se ha­ mos en haber sepultado bajo de tierra el ha­
llan ya mas familiarizados con los objetos cha rubicunda que tantas vezes había sido
de la vida. Aun el modo con que mostré teñida con sangre de nuestros hermanos.
que las primeras tribus de los hombres ex­ Ahora en este fuerte enterramos el hacha;
presaron sus palabras, debía influir conside­ y plantamos el árbol de la paz. Plantamos
rablemente en su estilo. Siempre que la con­ un árbol, cuya copa se elevará al sol; y sus
versación abunda de exclamaciones fuertes, ramas se esparcirán tanto, que se vean lejos
de tonos y de gestos, se ejercita mas la ima­ de aqui. ¡ Ojala que su crecer jamas sea en­
ginación; y las pasiones y la fantasía hacen torpecido y sufocado; antes bien sus ojas
mayor esfuerzo. Por consiguiente la fanta­ hagan sombra á vuestro país y al nuestro!
sía que se conserva despierta, y se hace mas Hagamos que eche pronto raizes, y exten­
animada por este modo de explicarse, o ra dámoslas á lo último de nuestras colonias.
Si el francés viniese á sacudir el árbol, lo
en el estilo; y lo aviva mas y mas.
144 ORIGEN Y PROGRE9OS DEL LENGUAGE, I45
lecc. vi. conoceríamos por el movimiento de sus rai- y otras infinitas semejanzas. De aquí pro- lecc. Vi.
zes, que alcanzan á nuestro suelo. El gran­ viene la costumbre de llamar estilo oriental
de espíritu nos conceda reposar tranquilos á esta suerte de estilo, como si lo creyéra­
sobre nuestras esteras: y jamas volvamos á mos peculiar de las naciones del oriente:
desenterrar el hacha para cortar de raiz el mientras que por el estilo americano, y por
árbol de la paz. ¡ Hollada sea la dura tierra, otros muchos ejemplos aparece claramente
donde está enterrada! Un fuerte arroyo corra no haber sido peculiar de región ó clima al­
por el hueco en que esta, para lavar el mal guno, sino común á todas las naciones en
quitándolo de nuestra vista y remembran­ ciertos períodos de la sociedad y del len­
za__ Se ha extinguido el fuego, que largo guage.
tiempo ardió en la Albania. El lecho ensan­ De aquí podemos sacar alguna luz acer­
grentado se ha lavado: y se han enjugado ca de aquella aparente paradoja, que la poe-
las lágrimas de nuestros ojos. Renovemos sia es mas antigua que la prosa. Cuando
ahora la acorde cadena de la amistad. Con­ trate de la naturaleza y origen de la poesia,
sérvese brillante y limpia como la plata; y tendré ocasión de examinar este punto com­
no contraiga orin alguno. Nadie arranque pletamente. Por ahora baste observar, que
de ella su brazo.” Estos pasages están ex­ de lo dicho se infiere claramente que el es­
tractados de la Historia de las cinco nacio­ tilo de todas las lenguas ha sido por preci­
nes indias, por Cadwallader Colden; donde sión poético en su origen, y teñido fuer­
aparece por los documentos auténticos que temente de aquel entusiasmo, y de aquella
presenta, que este es su estilo verdadero. expresión metafórica y pintoresca, que dis­
Otro ejemplo notable es el estilo del Viejo tinguen á la poesia.
testamento, lleno de continuas alusiones, a A! paso que el lenguage se fué hacien­
objetos sensibles. La iniquidad o el delito do mas copioso; fué perdiendo por grados
está expresado por “un vestido manchado; aquel estilo figurado, que era su carácter
la miseria por “beber la copa del asombro, primitivo. Cuando los hombres estuvieron
las vanas pretensiones por “ apacentarse de surtidos de nombres propios y familiares pa­
ceniza;” una vida criminal por “un paso ta todos los objetos, tanto sensibles como
torcido;” la prosperidad por “la antorcha morales, no se vieron ya obligados á usar
del Señor brillando sobre nuestra cabeza, de tantas circunlocuciones. El estilo se hizo
tomo i. k.
DEL LENGUAGE. I47
I46 ORIGEN Y PROGRESOS
lecc. Vi. mas conciso, y de consígnente mas sencillo. en esta parte ha llevado lqs mismos pasos lecc. vi.
La imaginación, á proporción que adelanta­ que los que acabo de ilustrar.
ba la sociedad, tuvo menos influjo en los
hombres. La vehemente manera.de hablar LECCION VII.
por tonos y gestos dejó de ser universal. Se
ejercitó mas el entendimiento, y menos la Origen y progresos del lenguage y de la
fantasia. Extendido mas el comercio entre escritura.
los hombres, su principal atención fué la Si atendemos al orden en que, en una sen­
claridad de estilo para significarse sus con­
ceptos. En lugar de los poetas, los filósofos tencia ó proposición significativa, están co­
se hicieron maestros de los hombres: y sus locadas las palabras, hallamos una diferencia
raciocinios sobre toda clase de asuntos in­ muy notable entre las lenguas antiguas y las
trodujeron aquel estilo mas llano y sencillo modernas. Esta diferencia servirá para des­
de composición ,„que ahora llamamos prosa. envolver mas y mas el genio del lenguage;
Se sabe queFerécydes de Scyros, maestro de y mostrar las causas de las alteraciones, que
Pitágoras, fué el primero de los griegos que ha sufrido con los progresos de la sociedad.
compuso en este sentido un escrito en pro­ Para concebir distintamente la naturale­
sa. Fueron abandonando.los hombres en su za de las alteraciones, de que voy á hablar,
trato ordinario el antiguo vestido metatori- volvamos la vista, como antes lo hizimos, á
co y poético del lenguage: y lo reservaron los primeros períodos del lenguage. Figuré­
para aquellas ocasiones señaladas en que de monos un salvage, que mira un objeto, tal
intento se apetecia el adorno. como una fruta, que excita sus deseos; y que
He presentado la historia del lenguage pide á otro se la alargue. Suponiendo que
bajo algunas de las variaciones que ha su­ el salvage no supiese palabras algunas, se es­
frido Lo he considerado en la primer es­ forzaría á darse á entender señalando prime­
tructura y composición de las palabras, en ro el objeto que deseaba ,, y lanzando al mis-,
la manera de pronunciarlas, y en el estilo y mo tiempo un grito apasionado. Suponiendo
carácter del habla. Tengo aun que conside­ que haya adquirido algunas palabras, la pri­
rarlo bajo otro aspecto; á saber, la coordi­ mera que querria expresar, y que: de consi­
nación de las palabras: y veremos que aun guiente expresaría, seria él nombre del ob-
K. 2
148 progresos
IECC. Vil. jeto. No se expresaría conforme á nuestra
BEL LENGUAGE. X49
construcción: “Dame la fruta;” sino según gaélica, y varias lenguas americanas. IECC. Vil
el orden latino: fructum da mihi; por la En la lengua latina la coordinación mas
sencilla razón de que su atención estaba en­ común es colocar primero en la sentencia
teramente dirigida a la fruta, que era el aquella palabra, que expresa el objeto prin­
objeto deseado. Esta era la idea que le ex­ cipal del discurso, junto con sus circustancias;
citaba ; el objeto que le movía á hablar; y y después la persona, ó la cosa que obra en
de consiguiente el que primero nombraría. ella. De esta manera Salustio comparando
Tal es por precisión el orden, poniendo en entre sí el alma y el cuerpo: Animi imperio,
palabras el gesto que al salvage enseñó na­ dice, corporis servitio magis utimur; el
turaleza, antes que las conociese: y por tan­ cual orden hace ciertamente mas viva y
to se puede asegurar, que mas fácilmente enérgica la sentencia, que colocándola á
¿aria él en esta coordinación, que en otra nuestro modo: “ Hacemos mas uso del alma
alguna. para mandar, y del cuerpo para el trabajo.”
Acostumbrados ahora á diferente méto­ El orden latino favorece mas á la rapidez
do de ordenar las palabras, llamamos á éste de la imaginación, que naturalmente corre
una inversión; y lo consideramos como un primero á su objeto principal; y habiéndolo
orden forzado y no natural de hablar. Pero ya nombrado, lo tiene presente por todo el
aunque no es el orden mas lógico, es bajo resto de la sentencia. De la misma manera
algún respecto el mas natural; porque es el en la poesia:
orden sugerido por la imaginación y el de­ Justum et tenacem propositi virum,
seo, que siempre impelen á mencionar pri­ N011 civium ardor prava jubentium,
mero el objeto. Por tanto podemos inferir, Non vultus instantis tyranni,
Mente quatit solida.-----------
como demostrado, que este seria el orden
Horat. Lib. III. Od. 3.
en que por lo común se colocarían las pala­
bras al principio del lenguage.: y por esto Al constante varón, integro y justo
vemos que se hallan en efecto colocadas en Ni el furor de la plebe depravada,
Ni la cara indignada
este orden en las mas de las lenguas anti­ Del tirano feroz imprimen susto.
guas , romo la griega y la latina; y se­
gún dicen en la rusa, la esclavona , la Todo hombre de gusto es preciso co­
nozca, que las palabras están aquí coloca-
PROGRESOS
DEL LENCUAGE. IJ I
LECC. vil.
150
das con mas atención á la figura, que los Todas las lenguas modernas de la Eu- lecc. vil.
diversos objetos hacen en la fantasia, que ropa han adoptado una coordinación dife­
la que admite nuestra construcción ; la cual rente de las antiguas. En las composiciones
pediria que se pusiese en último lugar el en prosa admiten muy poca variedad en
justum et tenacem propositi virum; aunque la colocación las palabras: y estan mas fijas en
sea sin duda el objeto capital de la sentencia. un orden, que se puede llamar él del en­
He dicho, que en las lenguas griega y tendimiento; aunque el castellano y el ita­
latina la coordinación mas común es colo­ liano admiten mas variedad, que el francés
car en primer lugar lo que mas hiere a la y el ingles. Ellas colocan primero en la sen­
imaginación del que habla. Pero no por eso tencia la persona ó cosa, que obra ó habla;
pretendo, que esto sea una regla sin excep­ después su acción ; y por último el obje­
ción. A vezes requiere diferente orden el to de su acción: de suerte que las ideas
respeto á la armonia ; que se estudiaba con se suceden unas á otras, no según el grado
cuidado en lenguas susceptibles de belleza de importancia que tienen en la imagina­
tan musical, y pronunciadas con tanto tono ción los diversos objetos, sino según el or­
y modulación. A vezes hacia alterar este den de la naturaleza y del tiempo. Un es­
orden el respeto á la claridad, á la fuerza, critor castellano cumplimentando á un gran
ó á la artificiosa suspensión del pensamiento
personage, diría: “No puedo pasaren si­
del que hablaba: lo que causaba en la coor­ lencio tan señalada mansedumbre, tan sin­
dinación tales variedades, que no es fácil re­ gular é inaudita clemencia, y tan desusada
ducirlas á un principio. Pero en general el moderación en el ejercicio del poder supre­
mo.” Cicerón, de quien he traducido estas
gènio y carácter de las mas de las lenguas an­
palabras, trastorna este orden, comenzando
tiguas era dar tal libertad á la colocación de
las palabras, que les permitiese tomar el por el objeto; colocando primero lo que era
orden mas agradable á la imaginación del la idea excitante en el ánimo del orador, y
acabando por el orador y por su acción. Tan-
interlocutor. Es excepción de regla el he­
tam mansuetudinem , tari inusitatam inau-
breo -, el cual aunque no deja de tener algu­
nas inversiones, las emplea con menos fre­ ditamque clementiam, tantumque ík summa
potestate rerum omnium modum, tacitus mi­
cuencia ; y se acerca mas al ingles y al cas­
llo modo prateriré possum. (pro Marcello.)
tellano, que el griego y el latín.
r£2 progresos DEL LENGUAGE. *53

lecc. vil El orden latino es mas animado; el cas­ abundan de estas trasposiciones. lecc.vii.
tellano mas claro y mas distinto. Los roma­ Observaremos ahora que en la estructu­
nos colocaban en general las palabras en el ra de todas las lenguas modernas hay una
orden, con que se excitaban las ideas en la circüstancia, que por precisión limita en
imaginación del que hablaba: nosotros las cierto grado su coordinación á una serie fija
colocamos en el orden, con que el entendi­ y determinada. Hemos olvidado aquedas di­
miento dirige aquellas palabras para presen­ ferencias de terminación, que en el griego
tarlas por grados á la vista de otros. Por y el latin distinguian los casos de los nom­
tanto nuestra coordinación parece que es bres, y las personas de los verbos; y las cua­
efecto del mayor refinamiento en el arte de les señalaban la mutua relación de las diver­
hablar; como que el fin de este es la clari­ sas palabras de una sentencia entre sí; aun­
dad en la comunicación del pensamiento. que estuviesen separadas las palabras relati­
En la poesía, donde se supone que nos vas, y colocadas en diferentes partes de ella.
elevamos sobre el estilo ordinario, y que Esta es una alteración en la estructura, de
hablamos el lengqage del .sentimiento ó de que tendré ocasión de hablar mas por exten­
la fantasía , no es tan rigurosa la coordi­ so en la lección siguiente. Un efecto palpa­
nación ; sino que se permite alguna mas li­ ble de esta alteración es no habernos queda­
bertad en las inversiones y trasposiciones. do apenas lugar para mostrar la estrecha re­
Pero aun en la poesia es muy corta esta li­ lación de dos palabras, sino las colocamos
bertad en comparación de la que tenían las seguidas en el período. Por ejemplo, los la­
lenguas antiguas. Las modernas varian tam­ tinos con toda propiedad podían explicarse
bién unas de otras en esta parte. La france­ de esta suerte:
sa es entre todas la mas determinada en el Extinctum Nympha crudeli funere Daphnim
orden de sus palabras; y la que admite me­ Flebant;----—
nos trasposiciones asi en poesia como en porque “extinctum, y Daphnim , estando
prosa. Mas admite la inglesa; y aun mas la los dos en acusativo, mostraban que el ad­
castellana. Pero la italiana retiene aun mas jetivo y el sustantivo se referian uno á otro,
de su antiguo carácter traspositivo; aunque aunque colocados en los dos extremos del
creo que es á costa de alguna oscuridad en verso; y que estaban regidos los dos del ver­
el estilo de algunos de sus autores, que mas bo activo “Flebant>” cuyo nominativo se
154 PROGRESOS DEL LENGUAGE. 155

lecc. vn. descubría claramente que era “Nympha” der, del modo que presentase á los otros sus lecc. vn
Las diferentes terminaciones ponían todo en ideas en el orden mas obvio e inteligible.
orden: y aclaraban enteramente la conexión De aquí proviene, que si nuestras lenguas,
de las palabras Pero traslademos literalmen­ por razón de la sencilla coordinación oe las
te estas palabras en castellano, conforme á palabras, tienen menos armonía, menos be­
la coordinación latina: “Al muerto las lleza , y menos fuerza que el griego y el la-
ninfas por un cruel hado Daphnis lamen- tin; son sin embargo mas obvias y sencillas
tabany veremos que viene á parar en en su significación.
tal algarabía, que apenas se puede compre- He mostrado los progresos naturales del
hender el sentido. lenguage en varios artículos interesantes: y
Por medio de este artificio, común en esto dará lugar á muchas observaciones tan
casi todas las lenguas antiguas, de variar la curiosas como útiles. De lo dicho en esta
terminación de los nombres y verbos, y de lección y en la anterior se infiere que el len­
señalar con este aitxibo la concordancia y guage á los principios era escaso de pala­
el régimen de las palabras en una sentencia, bras ; pero descriptivo por su sonido, y ex­
gozaban ellas de tanta libertad de trasposi­ presivo en el modo de proferirlas por el au­
ciones , que podian coordinar las palabras xilio de los tonos y gestos significantes: que
del modo que agradase mas al oido, y li­ el estilo era figurado y poético; y la coor­
sonjease mas á la imaginación. Cuando las dinación caprichosa y animada. Parece que
naciones del Norte, que inundaron el im­ en todas las mudanzas sucesivas , que ha
perio, llegaron á regir el lenguage , aban­ experimentado el lenguage con los adelan­
donaron los casos de los nombres y las per­ tamientos de la sociedad, el entendimiento
sonas de los verbos con tanta mas facilidad, ha ido ganando terreno, y perdiéndolo la
cuanto hacian poco aprecio de las ventajas imaginación. Los progresos del lenguage en
qúe resultaban de la estructura del lengua- esta parte se parecen á los progresos de la
ge. Ni atendieron mucho á la armonía del edad en el hombre: creciendo en años se res­
sonido; ni trataron de lisonjear a la fan­ fria su imaginación , y se madura su juicio.
tasía por la colocación de las palabras. So­ De esta suerte el lenguage pasando de la
lo atendieron á la claridad y á la copia de la esterilidad á la abundancia ha pasado al mis­
expresión. Solo pensaron en darse á enten- mo tiempo de la vivazidad á la exactitud,
DE IA ESCRITURA. I
I'6 ORIGEN Y PROGRESOS
en ausencia por medio de señales ó caracte- lecc. vii
iecc. vn. del fuego y del entusiasmo á la frialdad y res presentados á la vista; los cuales llama­
precisión. Aquello* caracteres de las prime­ mos escritura.
ras lenguas, como sonido descriptivo, tonos De dos clases son los caracteres escritos.
y gestos vehementes, estilo figurado, y co­ O son signos de cosas; ó signos de palabras.
ordinación inversa , unidos todos tienen in« Signos de cosas son las pinturas, los gero-
fluencia mutua unos en otros; y por grados glíficos, y los símbolos, empleados por las
han ido dando lugar á sonidos vagos, pro­ naciones antiguas; signos de palabras son los
nunciación calmada, estilo sencillo y coor­ caracteres alfabéticos, empleados ahora por
dinación recta. El lenguage en los tiempos todos los europeos. Estas dos clases de escri­
modernos se ha hecho á la verdad mas cor­ tura se distinguen genérica y esencialmente.
recto y exacto: pero se ha hecho al mismo Las pinturas fueron sin duda el primer
paso menos enérgico y animado; en su esta­ ensayo de escribir. Tan natural le es al hom­
do antiguo era mejor para la poesía y la bre la imitación, que en todas las edades y
oratoria; ahora es mas favorable a la razón en todas las naciones ha habido algunos mé­
y á la filosofía. todos de copiar, ó de trazar la semejanza
Habiendo dado razón de los progresos de los objetos sensibles. Los hombres debian
de la palabra, paso á darla de los progresos emplear desde luego estos métodos para dar
de la escritura, que merece en seguida nues­ á los que estaban distantes alguna noticia
tra atención; aunque no pide examen tan aunque imperfecta de lo acontecido; ó para
puntual como la primera. la memoria de hechos que deseaban recor­
Después de la palabra es sin duda la es­ dar. Asi para significar que un hombre ha­
critura el arte mas útil de cuantos poseen bía muerto á otro, bosquejaban la figura de
los hombres. Ella es claramente una mejora Un hombre tendido en tierra , y de otro que
de la palabra: y por tanto es preciso, que estaba á su lado con un arma ofensiva en
haya sido posterior á ella en orden de tiem­ sus manos. Vemos en efecto que en el des­
po. Al principio no aprendieron los hom­ cubrimiento de la América este era el único
bres mas que á comunicar sus pensamientos modo de escribir conocido en el reyno de
á los presentes por medio de palabras, ó de Méjico. Se dice, que los mejicanos transmi­
sonidos que proferian. Después divisaron es­ tían por pinturas históricas los acontecimien-
te otro método de comunicarse mutuamente
I$3 ORIGEN Y PROGRESOS LE LA ESCRITURA. '$9
lecc. vn. tos mas importantes de su imperio. Como de escribir, formándose de él un arte regu- lecc. vn.
quiera, estas debian ser unos recuerdos su­ lar. En geroglíficos comunicaban los sa­
mamente imperfectos: y las naciones que cerdotes toda su ponderada sabiduría. Se­
no han tenido otros, debieron ser muy ru­ gún las propiedades que atribuían á los ani­
das y groseras. Las pinturas no podían de­ males, ó las calidades de que suponían do­
linear sino sucesos externos: no^podían ha­ tados los objetos naturales, escogían entre
cer ver su conexión; ni descubir las ca ida- ellos los emblemas ó geroglíficos de los ob­
des invisibles; ni dar idea alguna de las dis­ jetos morales; y á este fin los empleaban en
posiciones , ó palabras de los hombres. su escritura. Asi la ingratitud era figurada
Para suplir en algún modo este defecto por una vrbora ; la imprudencia por una mos­
nació con el tiempo la invención de los ca­ ca ; la sabiduría por una hormiga; la victoria
racteres geroglíficos, que se pueden consi­ por un halcón; un niño óbediente por una
derar como el segundo estado del arte de cigüeña; un hombre universalmente abor­
escribir. Los geroglíficos consisten en cier­ recido por una anguila, que,suponen que
tos símbolos hechos para significar objetos nunca anda en compañía de otros pezes. Al­
invisibles, á causa de alguna analogia o seme­ gunas vezes juntaban dos ó nías caracteres
janza , que se supone tiénen dichos símbolos geroglíficos; como una serpiente con la ca­
con los objetos. De esta manera un ojo era beza de un halcón, para denotar la natura­
el símbolo geroglífico del conocimiento; un leza presidida por Dios. Pero como muchas
círculo de la eternidad, que no tiene pim- de las propiedades de los objetos tomados
cipio ni fin. Por tanto los geroglíficos eran por fundamentos de sus geroglíficos eran me­
una especie de pintura mas refinada y ex ramente imaginarias , y violentas y ambi­
tensiva. Las pinturas delineaban la seme­ guas las alusiones derivadas de ellas; como
janza de los objetos externos visibles: los ge­ la conjunción de sus caracteres los hacia aun
roglíficos pintaban los objetos invisibles por mas oscuros, no pudiendo denotar sino nruy
analogías tomadas del mundo exterior. en confuso las conexiones y relaciones de las
Entre los mejicanos se hallaron algunas cosas; era preciso que fuese sumamente enig­
huellas de caracteres geroglíficos interpola­ mático y confuso este modo de escribir; y
dos con sus pinturas históricas. Pero Egipto que haya sido un canal muy imperfecto de
fue el pais donde se estudió mas este modo los conocimientos. ✓
160 ORIGEN Y PROGRESOS DF. LA ESCRITURA. l6 $
lecc. VII. Se ha creído que los geroglíficos fueron Como la escritura fué adelantando des- lecc. vii
invención de los sacerdotes egipcios para de la pintura de los objetos visibles á los
ocultar al vulgo su erudición: y que por esta geroglíficos ó símbolos de cosas invisibles;
razón los prefirieron al método alfabético de asi de estos últimos pasó , entre algunas na­
escribir. Pero esto es un error conocido. Los ciones, á simples señales arbitrarias puestas
geroglíficos fueron empleados sin duda al para significar los objetos; aunque sin seme­
principio por necesidad, no por elección o janza ó analogía alguna con los objetos sig­
refinamiento : y jamas se habría pensado en nificados. De esta especie era el método de
ellos, si se hubieran conocido desde luego escribir usado entre los peruvianos. Estos
los caracteres alfabéticos. La naturaleza de usaban de cuerdas cortas de diferentes colo­
la invención muestra claramente, que fue res: y por nudos de varios tamaños, y di­
uno de aquellos ensayos de escribir rudos y ferentemente coordinados, disponían señales
groseros, adoptados en las primeras edades para darse noticias, y comunicarse sus pen­
del mundo para dar mayor extensión al pri­ samientos.
mer método de emplear simples pintuiaso De esta misma naturaleza son los carac­
representaciones de los objetos visibles. A teres usados hasta hoy en todo el vasto im­
la verdad, cuando con el tiempo se intro­ perio de la China Los chinos no tienen al­
dujeron en Egipto los caracteres alfabéticos, fabeto de letras ó sonidos simples, de los cua­
y de consiguiente dejaron de usarse los ge­ les compongan sus palabras; sino que cada
roglíficos, se sabe que los sacerdotes emplea­ carácter, de que usan para escribir, significa
ron aun estos últimos como un modo sagra­ una idea; y es una seña! puesta para deno­
tar una cosa. De consiguiente el número de
do de escribir, peculiar ya de los mismos;
y que servia para dar un ayre de misterio a estos es inmenso por precisión: pues debe
igualar al número de objetos ó ideas que se
su erudición y religión. En este estado ha­
les ofrezca expresar; es decir, al número
llaron los griegos la escritura geroglífica,
entero de palabras que emplean hablando:
cuando comenzaron á tener comunicación
y aun es preciso que sea mayor que el nú­
con el Egipto: y algunos de sus escritores
mero de palabras; porque una palabra, va­
tuvieron equivocadamente este uso, á que
riando de tono, puede significar varias cosas
la hallaron aplicada, por la causa que había
diferentes. Se dice que tienen setenta mil
dado origen á su invención. TOMO I. L
IÓ6 ORIGEN Y PROGRESOS DE LA ESCRITURA. I 67

LECC. vn.- de estos caracteres. Leerlos y escribirlos de la misma naturaleza que los caracteres lecc. vii
con perfección es estudio de toda la vida: y chinos. No tienen dependencia de las pala­
esto sujeta la erudición entre ellos á tantos bras ; sino que cada figura representa un ob­
inconvenientes , que han debido retardar jeto, el número que significa: y presenta­
mucho los progresos de todas la ciencias. das á la vista son entendidas de todas las
Diferentes opiniones y grandes debates ha naciones que se han conformado en su uso,
habido acerca del origen de los caracteres chi­ de los italianos, españoles, ingleses y fran­
nos. Según las relaciones mas probables los ceses ; por diferentes que sean las lenguas de
chinos, lo mismo que los egipcios, comenza­ éstas naciones, y los nombres que en sus res­
ron por pinturas y figuras geroglíficas. Abre­ pectivas lenguas han dado á cada cifra nu­
viadas con el tiempo en su forma estas figu­ mérica.
ras para escribirlas con facilidad, y aumenta­ E11 todos estos adelantamientos no he­
das mucho en número, dieron después en las mos hallado aun cosa que se parezca á nues­
señales ó caracteres de que usan ahora; y tras letras; ó que pueda llamarse escritura,
que ellos mismos han esparcido por varias en el sentido que damos ahora á esta pala­
naciones del oriente: pues sabemos que los bra. Lo que hemos visto hasta aquí son se­
japoneses, los tonquineses y los de Corea, ñales directas de las cosas; y no señales usa­
que hablan diferentes lenguas, distintas tam­ das por medio de los sonidos ó de las pala­
bién de la china, usan con todo de los mis­ bras. O son señales por representación, co­
mos caracteres que los chinos; y por este mo las pinturas mejicanas, ó señales por ana-
medio se corresponden y se entienden por logia como los geroghficos egipcios, ó seña­
escrito, aunque ignoran la lengua-que se ha­ les por institución, como los cordones peru­
bla en estos diversos paises: prueba clara de vianos llamados quipos, los caracteres chi­
que los caracteres chinos, independientes del nos , y las cifras arabes.
lenguage, como los geroghficos, son signos Al fin hombres de varias naciones lle­
de las cosas, y no de las palabras. garon á conocer la imperfección, la ambi­
En Europa tenemos un ejemplo de este güedad , y lo empalagoso de estos métodos
modo de escribir. Nuestras cifras ó figuras de comunicar unos con otros. Comenzaron
aritméticas 1,2, 3, 4 &c., que hemos to­ á considerar que empleando signos no direc­
mado de los árabes, son señales significantes tamente para las cosas, sino para las palabras
l2
168 ORIGEN Y PROGRESOS DE LA ESCRITURA. 169
1ECG. vn. usadas para nombrar las cosas, se lograrían de leer y escribir. Al fin nació algún genio 1 :. vn
muchísimas ventajas. Reflexionaron ademas, feliz; el cual reduciendo á sus elementos
que aunque es muy grande á la verdad el mas sencillos los sonidos de la voz humana,
número de palabras de cada lengua, es muy los redujo á poquísimas vocales y consonan­
corto en comparación de ellas el número de tes: y fijando á cada una de estas los signos
sonidos articulados, usados para componer­ que ahora llamamos letras, enseñó á los hom­
las. Continuamente se están repitiendo los bres por sus combinaciones á poner por es­
mismos sonidos: y se combinan entre sí de crito todas las palabras, ó combinaciones di­
varios modos, para formar la inmensa varie­ ferentes del sonido empleadas en el habla.
dad de palabras que proferimos. Discurrie­ Simplificado de esta suerte el arte de escri­
ron, pues, inventar signos; no para cada pa­ bir fue llegando á su mayor perfección: y
labra de por sí, sino para cada uno de los en este estado lo tenemos ahora en todas las
sonidos simples empleados en la formación comarcas de la Europa.
de las palabras: y juntando unos pocos de No aparece á quien somos deudores de
estos signos, vieron que seria fácil expresar este sublime y refinado descubrimiento. En­
por escrito la combinación entera de soni­ cubierto en la oscuridad de una antigüedad
dos, que requieren nuestras palabras. muy remota , el grande inventor se halla
El primer pa.o fue la invención de un privado de aquellos honores con que pre-
alfabeto de silabas, que entre algunas nacio­ miarian aun su memoria todos los amantes
nes antiguas precedería probablemente á la de los conocimientos y las letras. De los li­
invención de un alfabeto de letras: y el cual bros de Moyses se descubre, que antes de
se conserva aun hoy dia en Etiopia, y en su edad se hablan inventado las letras entre
algunas comarcas de la India. Fijando una los indios, y probablemente entre los egip­
señal ó carácter particular para cada silaba cios. Es tradición universal entre los anti­
del lenguage el número de caracteres, ne­ guos , que fueron introducidas en la Grecia
cesario en la escritura, quedó mucho mas por Cadmo, el fenicio; quien según el sis­
reducido que el número de palabras en el tema común de cronología, fue contempo­
lenguage. Con todo, aun era grande el nú­ ráneo de Josué: y según el de Newton,
mero de caracteres: yes preciso que este contemporáneo de David. Como no se sabe
método hiciese aun muy laboriosas las artes que los fenicios inventasen ningún arte ó
I70 ORIGEN Y PROGRESOS DE LA ESCRITURA.
lecc. vil. ciencia, aunque por medio de su extendido ron añadidas despues, al paso que se veia lecc. vn
comercio propagaran los descubrimientos he­ que faltaban signos para diferentes sonidos.
chos por otras naciones; es mas probable y Es observación curiosa, que las letras de que
aun natural, que el origen de los caracteres usamos ahora pueden reducirse °á este mis­
alfabéticos fuese en Egipto, el primer rey- mo alfabeto de Cadmo. El alfabeto romano,
no civilizado de que tengamos relaciones de que usamos con las mas de las naciones
auténticas, y el gran manantial de las artes europeas, está claramente formado sobre el
y policia entre los antiguos. En aquel pais el griego con pocas variaciones: y todos los
estudio favorito de los caracteres geroglífi- eruditos observan, que los caracteres grie­
cos había encaminado la atención al arte de gos, especialmente los de las inscripciones
escribir. Se sabe, que sus geroglíficos esta­ mas antiguas, tienen una conformidad seña­
ban mezclados de símbolos abreviados y de lada con los caracteres hebreos ó samanta-
señales arbitrarias; de donde al fin tomaron nos; que son los mismos, según todos con­
la idea de inventar señales, no solo para las vienen, que los fenicios ó el alfabeto de
cosas, sino también .para los sonidos. Con­ Cadmo. Inviértanse los caracteres griegos de
forme á esto Platón , en su Fedro , atribu­ izquierda á derecha , según el modo de es­
ye expresamente la invención de las letras cribir fenicio y hebreo; y se verá que son
á Theuth , egipcio; que parece haber sido casi los mismos.
el Hermes ó Mercurio de los griegos. Va­ Ademas de la conformidad de la figura;
rios de los antiguos afirman, que el mismo son tan semejantes los nombres ó denomina­
Cadmo, aunque pasó de Fenicia á Grecia, ciones de las letras alpha, beta , gamma &c.,
fué originario de Tebas en Egipto. Y es lo y el orden en que están puestas en todos los
mas probable, que Moyses llevó consigo las varios alfabetos, fenicio, hebreo, griego y
letras egipcias á la tierra de Canaan; y que romano; que casi es demostrado que todas
adoptadas por los fenicios, que habitaban ellas se derivaron en su origen de la misma
parte de aquel pais, fueron transmitidas á la fuente. Una invención tan útil y sencilla
Grecia. fué recibida con alborozo por el género hu­
Imperfecto era el alfabeto que Cadmo mano ; y se propagó con presteza y facili­
llevó á la Grecia; pues contenia solo, se­ dad por muchas naciones diferentes
gún dicen, diez y seis letras. Las demás fue- Las letras se escribieron al principio de
DE LA ESCRITURA. J/3
I72 ORIGEN Y PROGRESOS
con un estilo ó punzón de hierro. Después lecc. vil
lecc. vn. derecha á izquierda; es decir en un orden
los materiales mas comunes fueron de pieles
contrario al que ahora practicamos. Este mo­
de animales, preparadas con aseo, y redu­
do de escribir se verificó entre los asirios,
cidas á pergamino. El método presente de
fenicios y hebreos: y de algunas inscripcio­
nes antiquísimas aparece , que se verificó escribir en papel es invención, que no as­
también entre los griegos. Después adopta­ ciende mas allá del siglo XIV.
ron estos un nuevo método de escribir, al­ He dado alguna razón de los progresos
de las dos grandes artes de hablar y escri­
ternando sus líneas de derecha á izquierda,
y de izquierda á derecha: lo que llamaron bir; por las cuales se comunican los hom­
“Boustrophedon,” ó escribir al modo que bres sus ideas; y en que fundan las basas
los bueyes aran la tierra. De esto se conser­ de todos los conocimientos y mejoras. De­
van aun algunas muestras, particularmente mos fin á la materia comparando, en po­
la inscripción del famoso monumento Sigeo: cas palabras, el lenguage hablado con el
y aun en tiempo de Solon, el legislador de lenguage escrito; o las palabras proferidas
Atenas, este era el método común de escri­ al oído con las palabras presentadas á la vis­
bir. Al fin hallándose mas natural y cómodo ta : donde veremos que por una y otra par­
el movimiento de izquierda á derecha, pre­ te hay sus ventajas y desventajas. Las ven­
valeció en todos los paises de Europa la tajas de la escritura sobre el habla son, que
práctica de escribir en esta dirección. la escritura es un modo de comunicación
Por largo tiempo la escritura fue una mas extensivo y permanente. Mas extensi­
especie de grabado. Al principio se emplea­ vo, porque no está reducido al estrecho cír­
ron á este fin pilares y lanchas de piedra, y culo de los que nos oyen; sino que por
después chapas de metales, que son mas medio de los caracteres escritos podemos co­
blandos; tal como el plomo. A proporción municar á los ausentes nuestros pensamien­
que se hizo mas común el escribir, se em­ tos, y propagarlos por todo el mundo; po­
plearon materias mas ligeras y manuales. En demos levantar la voz, por decirlo asi, á
algunos paises se usaron las hojas y la corte­ las regiones mas „distantes de la tierra. Mas
za de ciertos árboles: y en otros tablillas de permanente también ; porque prolonga esta
madera cubierta de una espesa capa de cera voz á las edades mas distantes; y nos da el
blanda, sobre la cual se hacia la impresión medio de recordarles nuestros sentimientos,
174 ORIGEN Y PROGRESOS DE LA ESCRITURA. 17 5

lecc. vil. y de perpetuar la memoria instructiva de mas poderosos déla persuasión. Siempre se legc.VH
los acontecimientos pasados. Igualmente pre­ despierta mas nuestra simpatia, oyendo al
senta al lector la ventaja que niega al oyen­ orador, que leyendo sus obras en nuestro
te ; de que teniendo delante de sus ojos los gabinete. De aquí es, que aunque la escri­
caracteres escritos, puede detener á su gra­ tura sea mas útil para la mera instiuccion;
do el sentido del escritor. Puede hacer pau­ los grandes efectos ó milagros de la elocuen­
sa , y repasar y comparar á su sabor un pa- cia no deben esperarse del lenguage escrito,
sage con otro: mientras que la voz es fugi­ sino del hablado.
tiva y pasagera; y nos precisa á hacer pre­
sa de las palabras en el momento en que se LECCION VIII.
profieren, ó á perderlas para siempre.
Pero aunque estas ventajas del lenguage Estructura del lenguage.
escrito sobre el hablado sean tan grandes, Dada la razón del origen y progresos del
que sin el escrito hubiera sido la palabra un
medio muy incompleto para la instrucción lenguage paso á tratar de su estructura, ó
del género humano; no debe olvidarse, que de la gramática general. La estructura del
en punto de fuerza y energia tiene mucha lenguage es en extremo artificial: y hay po­
superioridad el lenguage hablado sobre el cas ciencias, en que se haya empleado una
escrito. La viva voz del orador hace en el lógica mas profunda ó refinada que en la
animo una impresión mucho mas fuerte, que gramática. Esta suele ser despreciada por
la lectura de un escrito. Los tonos de la voz, gentes superficiales, como uno de aquellos
las miradas y los gestos con que acompaña rudimentos que se nos suelen inculcar en la
el discurso, y que no se pueden comunicar edad primera. Pero lo que se nos inculco
por escrito, hacen que aquel bien manejado antes que pudiésemos comprender sus prin­
sea infinitamente mas claro y expresivo que cipios, recompensaria abundantemente nues­
el mas trabajado escrito: porque los tonos, tra aplicación en edad mas madura : y á la
las miradas y los gestos son los intérpretes ignorancia de la gramática se deben atribuir
naturales de los sentimientos del alma: re­ muchos de aquellos defectos esenciales, que
mueven toda ambigüedad; y obran en no­ aparecen en los escritos.
sotros por simpatía, uno de los instrumentos Pocos autores han escrito con exactitud
176 estructura DEL LENGUAGE. 1/7

xecc. vn. filosófica sobre los principios de la gramáti­ mas particulares sobre el genio de la lengua lecc. viii
ca general: y lo que es mas sensible, aun castellana.
mas pocos han pensado en aplicar aquellos Lo primero que hay que considerar, es
principios á la lengua castellana. la división de las varias partes del habla, ó
Mientras que la lengua francesa ha sido de la oración. Las partes esenciales del habla
por largo tiempo el objeto de la atención son las mismas en todas lenguas. Es preciso
de muchos escritores hábiles ó ingeniosos haya siempre algunas palabras, que denoten
de aquella nación, que han considerado su los nombres de los objetos, ó señalen la ma­
estructura y determinado su propiedad con teria del discurso; otras palabras, que deno­
grande exactitud ; el genio y gramática de ten las calidades de aquellos objetos, y ex­
la lengua castellana, con ignominia del pais, presen lo que afirmamos acerca de ellos; y
ni se ha estudiado con igual esmero, ni se otras palabras, que señalen sus conexiones y
ha fijado con la misma precisión. Es verdad, relaciones. De aquí es preciso que en todas
que se han hecho últimamente algunas ten­ las lenguas se hallen sustantivos, pronom­
tativas para suplir este defecto; y que lo bres, adjetivos, verbos, preposiciones, y
han emprendido algunos escritores hábiles: conjunciones. La división mas sencilla y com­
pero aun queda mucho por hacer. pleta de las partes de la oración es en sus­
No me propongo dar un sistema , ya de tantivos , atributivos , y conexivos. Sus­
gramática general, ya de gramática caste­ tantivos son todas las palabras, que expre­
llana en particular. Un examen prolijo de san los nombres de los objetos, o los asun­
las delicadezas del lenguage nos alejarla mu­ tos del discurso; atributivos, todas las que
cho de otros objetos, que piden nuestra expresan algún atributo, propiedad, ó ac­
atención en el curso de estas lecciones. Solo ción de los primeros; y conexivos , todas
me propongo echar una ojeada en general Jas que expresan las conexiones, relaciones,
á los principios capitales, relativos á este y dependencias que hay entre ellos. La di­
asunto; haciendo algunas observaciones so­ visión común gramatical de la oración en
bre las varias partes de que se compone el ocho partes, nombres, pronombres, verbos,
participios, adverbios, preposiciones, inter­
hablí, ó lenguage; y notando de paso las
jecciones, y conjunciones, no es muy lógi­
particularidades de nuestra lengua. Des­
pués de esto , haré algunas observaciones ca; como se puede ver fácilmente; pues
X78 estructura. DEL LENGUAGE. 179
xecc. VIII comprende bajo la voz general de nombres pues dar nombre á aquel árbol particular,lecc.Vii
tanto los sustantivos, como los adjetivos, cuyo fruto le apagaba el hambre, ó cuya
que son partes general y esencialmente ciis-' sombra le resguardaba del sol. Pero obser­
tintas; mientras que hace una parte distinta vando que aunque otros árboles se distin­
de los participios, que son solo unos adje­ guiesen de este por calidades peculiares de
tivos verbales. Sin embargo, como nuestros tamaño ó figura, todos ellos se conformaban
oidos están familiarizados á estos términos, y semejaban sin embargo en ciertas calida­
y como á nuestro intento no es muy impor­ des comunes, como el nacer de una raíz, y
tante una exacta división lógica ; será me­ llevar ramas y ojas; formó en su ánimo una
jor usar de estos términos conocidos, antes idea general de aquellas calidades: y orde­
que de otros cualesquiera. nando bajo una clase de objetos todos los
Parece que debemos comenzar conside­ que las poseian, llamó á la clase entera ár­
rando los nombres sustantivos, que son el bol. Una experiencia mas larga le enseñó á
fundamento de toda la gramática; y que subdividir este género en varias especies,
pueden considerarse como la parte mas an­ de encina, pino, fresno y las demas; según
tigua del habla. Asi que los hombres salie­ que sus observaciones se iban extendiendo
ron de las simples interjecciones ó exclama­ á las diversas calidades en que se conforman
ciones de la pasión, y comenzaron a comu­ ó diferencian.
nicarse por el discurso, se vieron sin duda Pero aun entonces no usaba mas que de
precisados á señalar nombres á los objetos términos generales: porque encina, pino y
que veian al derredor: lo cual en lenguage fresno son nombres de clases enteras de ob­
gramatical se llama invención de nombres jetes ; cada una de las cuales incluye un nú­
sustantivos. Y aqui desde luego se nos pre­ mero inmenso de individuos no distingui­
sentan algunas observaciones curiosas. Los dos. Y de aqui aparece, que aunque se su­
objetos individuales, que nos rodean, son in­ pone operación difícil del ánimo la forma­
finitos en número. Dó quiera que volviese ción de las ideas astractas ó generales; es
los ojos un salvaje, vería florestas y ai boles. preciso que tales ideas entrasen en la primi­
Dar nombres distintos á cada uno de los tiva formación del lenguage.: poraue si ex­
árboles hubiera sido una empresa intermu ceptuamos los nombres propios de personas,
uable é impracticable. Su primer objeto fue como Cesar, Juan, Pedro &c.; todos los
180 estructura. LEL LENGUAGE. I77
lecc.viii. demas nombres sustantivos, que empleamos lar, ó separar de la masa común el indivi- LEC. Vni.
en el discurso, son nombres no cíe objetos dúo de que queremos hablar. En castellano
individuales, sino de géneros muy extenoi- tenemos dos artículos, uno y el; uno, itias^
dos ó de especies de objetos; como hom­ general é ilimitado; él mas especial y defi­
bre’ león, casa, ribera &c. No hay porque nido. Uno denota un individuo de una es­
imaginar, que esta invención de términos ge­ pecie , desconocido ó indeterminado; como
nerales ó astractos sea una operación ardua; un león, un rey. El, que posee mas propia-'
y que requiera un talento metafísico: por­ mente la fuerza del artículo, fija algún indi­
que cualesquiera que hayan sido los pasos viduo conocido ó determinado de la especie.
del entendimiento en esta operación, lo cier­ Los artículos son palabras de mucho uso
to es que cuando los hombres llegan a ob­ en la oración. Sin embargo, algunas lenguas
servar alguna semejanza entre los objetos, no los tienen. Los griegos solo tienen un
naturalmente se ven inclinados á dar un nom­ artículo, o » to: el cual corresponde á nues­
bre común á todos aquellos que la tienen; tro artículo definido o propio el ,la, lo. No
y de consiguiente á colocarlos bajo una es­ tienen palabra que corresponda á nuestro ar­
pecie. Esto es lo que podemos ver diaria­ tículo un, que suplen por la falta dql artí­
mente que hacen los niños en sus primeras culo: de esta manera, BaSíAtuS significa «»
tentativas para hablar. rey; o Bot$íAeu$ el rey. Los latinos rio tienen
Pero aun con todos estos progresos, del articulo: en su lugar emplean pronombres,
lenguage, era muy imperfecta la idea que como hic, ille, iste, para señalar los objetos
daba de los objetos-, porque mencionando a que necesitan distinguir. Noster sermo,
otro en el discurso un nombre sustantivo, dice Quintiliano, articulos non deside'rdi-,
tal como hombre, león, ó árbol: ¿cómo se ideoque in alias partes orationis spargun­
sabría qué hombre, león ó árbol daba a en­ tur'' “Nuestra lengua no necesita de artí­
tender de muchos comprendidos bajo un culos: y por esto se hallan esparcidos en otras
nombre? Y aqui se presenta una invención partes de la oración.” Sin embargo, irie pa­
muy útil y curiosa para especificar el objet rece que esto es un defecto de la lengua lati­
individual por medio de aquella parte de ■> na : pues que los artículos contribuyen mu­
oración, llamada artículo. . cho á la claridad y precisión del lenguage.
La fuerza del artículo consiste en sena- Para ilustrar esto advertamos la dife«
TQMO 1. m
I78 ESTRUCTURA DEL LENGUAGE. I79
LEC.vln.,rencia en la significación de las siguientes El número los distingue como uno ó mu- lec. viii.
expresiones castellanas, solo por el diferente chos de la misma clase, llamados singular y
empleo.de los artículos. “El hijo de un rey. plural; distinción que se halla en todas las
Él hijo del rey. Un hijo del rey. “Cada lenguas, y que es preciso ascienda á la in­
una de estas tres frases tiene una significa­ fancia misma del lenguage : pues hay pocas
ción enteramente distinta, que no necesita cosas que los hombres tuviesen que expre­
explicarse: porque.cualquiera que entiende sar con mas frecuencia que la diferencia en­
la lengua , la concibe claramente y desde tre uno y muchos. Para expresar con mas fa­
luego, por la diferente aplicación de los ar­ cilidad esta diferencia la señalaron en todas
tículos un y el. Pero en latin filius regis es las lenguas por alguna variación hecha al
enteramente indeterminado: y para expli­ nombre sustantivo. En el hebreo, griego y
car en cual de est,os tres sentidos debe ser algunas otras lenguas antiguas, vemos no so­
entendido, porque puede tener muchos, es lo número plural, sino dual; cuyo origen
preciso usar un circunloquio. De la misma podemos atribuir naturalmente á no haber­
manera “¿Sois vos un rey? ¿Sois vos el se inventado aun términos separados de nu­
rey?” son preguntas enteramente diferentes: merar: por ser uno, dos, y muchos todas
las cuales con todo se confunden en la frase las distinciones ¿numerables; ó á lo menos
latina; esne tu Rex? “Tú eres un hombre” las principales, de que tuvieron ocasión de
es una proposición muy general y vaga; pe­ hablar los primeros hombres.
ro “tú eres el hombre” es una aserción ca­ El género es una afección de los nom­
paz, como sabemos, de excitar, terror y re- bres sustantivos; la cual nos hará entrar en
mqrdjmiento en el corazón. Estas observa­ examen mas prolijo -, que el número. Es
ciones ilustran la fuerza é importancia de claro que el género, fundado enla distin­
los ahícúlos: y al mismo tiempo dan oca­ ción de-los dos sexos, solo puede hallar lu­
sión de mostrar las ventajas de nuestra pro­ gar propio en los nombres de las- criaturas
pia lengua. vivientes; las cuales admiten distinción de
A mas de ser particularizados los sustan­ macho y hembra: y por lo tanto-pueden
tivos por los artículos,, llaman nuestra aten­ colocarse bajo los géneros masculino ytfeme-
ción otras tres calidades suyas; á saber; nú­ nino. Todos los demas nombres sustantivos
mero, género y caso. deben colocarse en el género que los gra-
M2
l8o ESTRUCTURA
del lenguage. 181
I.EC. VIII. máticos llaman neutro; el cual envuelve la
causa, es enteramente desconocido el género LEC. viii
negación de cualquiera de los dos sexos.
neutro: y todos sus nombres de objetos in­
Pero en esta parte ha habido alguna singu­
animados están en el mismo pie que el de
laridad en la estructura del lenguage. Por­
las criaturas vivientes, y distribuidos sin ex­
que á correspondencia de aquella distinción
cepción en masculinos y femeninos. Los
de sexo masculino y femenino, que se veri­ franceses tienen dos artículos el masculino
fica en todas las clases de animales, los hom­ le, y el femenino la-, y uno ú otro de estos
bres en las mas de las lenguas han colocado se fija antes de todo nombre sustantivo para
también un gran número de objetos inani­ denotar su género. Los italianos hacen el
mados bajo semejantes distinciones de mas­ mismo uso universal de sus artículos il y lo
culino y femenino. Asi lo vemos tanto en para el masculino, y la para el femenino:
griego como en latin. Gladius una espada, y aunque los españoles tenemos tres artícu­
por ejemplo, es masculino; sagitta una fle­ los, y en estos admitimos tres géneros, el
cha es femenino: y esta asignación de sexos artículo lo neutro no se refiere á los objetos,
en los objetos inanimados, esta distinción de sino á sus calidades. Asi los nombres sustan­
masculinos y femeninos aparece á vezes en­ tivos ó son determinadamente masculinos,
teramente caprichosa; no derivada de otro ó femeninos, ó ambiguos entre estos dos
principio que de la casual estructura del len­
géneros.
guage, que refiere á cierto género palabras En la lengua inglesa'hay una particula­
de cierta terminación. Sin embargo en grie­ ridad notable enteramente opuesta. En ita­
go y latin no todos los objetos inanimados liano, en francés y en castellano hemos di­
están distribuidos en masculinos y femeni­ cho que no hay género neutro. En ingles
nos : y muchos de ellos están colocados, co­ hablando familiarmente todos los nombres
mo debieran estarlo todos ; bajo el géne­ sustantivos, que no son nombres de criatu­
ro neutro, como templum templo , sedile ras vivientes, son neutros sin excepción^ He
asiento. el, ske ella, y it ello son las señales de los
Pero el genio de la lengua castellana, tres géneros: y se usa siempre de it ello,
italiana y francesa se diferencia en esta par­ hablando de un objeto que no tiene sexo,
te del genio del griego y latin. En italiano, ó lo tiene desconocido. La lengua inglesa es
en francés y en castellano, sea cual fuere la acaso la única lengua conocida si se excep-
l82 ESTRUCTURA DEL IENGUAGE. 183

ESC. VIH. tua la china que dicen se conforma con ella, latin, la virtud en castellano, y la vertu en : :. vni.
en que se aplica propia y filosóficamente la francés son uniformemente femeninas.
distinción del género al uso de las palabras; es por precisión el pronombre que corres--
y en que se limita, como es debido, á se­ ponde siempre á esta palabra, ora se escriba
ñalar la distinción real de macho y hembra. en prosa, ora en poesía, ora se hable en es­
De aqui proviene una señalada ventaja de tilo didáctico, ora en estilo declamatorio;
la lengua inglesa, que es importante cono­ siendo asi que pueden explicarse en ingles
cer. Aunque en el habla familiar, como an­ con exactitud filosófica no dando género á
tes he observado, se emplea solamente la cosas inanimadas: ó que dándolas género, y
distinción propia y literal de los sexos; con transformándolas en personas, las adaptan
todo, el genio de la lengua permite, siem­ al estilo poético; y si les viene á cuento,
pre que pueda añadir belleza al discurso, animan de esta manera la prosa. Merece ade­
hacer masculinos ó femeninos en un sentido mas advertirse en este punto, que cuando
metafórico los nombres de objetos inanima­ usan de la libertad que les permite su len­
dos : y cuando se hace asi, es lo mismo que gua , de señalar sexo á un objeto inanima­
si se abandonara el sentido literal para usar do, no tienen sin embargo la libertad de
de una de las figuras del discurso. Por este hacerlo del género que quieran, masculino
medio está en su mano variar á su grado el ó femenino; sino que en general deben ha­
estilo: pues haciendo una ligera alteración cerlo del género que el curso del lenguage
se personifica un objeto escogido, introdu­ ha fijado á aquel objeto. El fundamento de
cido con dignidad; y por esta variación ad­ esta regla, según Harris en su “ Investiga­
vertimos, que pasamos del estilo lógico y ción filosófica sobre los principios de la gra­
riguroso al retórico y adornado. mática” consiste en cierta semejanza ó ana­
Esta es una ventaja, que en muchas oca­ logía, aunque distante, con la distinción na­
siones debe aprovechar y perfeccionar no tural de los dos sexos.
solo un poeta, sino un buen escritor en pro­ De esta suerte, según Harris, se da co­
sa : y es ventaja que ninguna otra lengua po­ munmente el género masculino á aquellos
see. Porque en las otras cada palabra tiene nombres sustantivos usados figuradamenteen
un género fijo, que no puede mudar jamas: que sobresalen los atributos de dar ó comu­
o-qítv, por ejemplo, en griego, virtus en nicarque por naturaleza son fuertes y efi-
184 ESTRUCTURA DEL LENGUAGE.
tEC. vni. cazes sean buenos ó malos; ó que aspiran á procedimientos á una regla fija, que en la LEC. Vin
„alguna perfección, sea ó no laudable. Al imposición del género á las cosas inanima­
.contrario imagina él, que generalmente se das; especialmente entre aquellas naciones,
hacen femeninos aquellos en que sobresalen que han aplicado su distinción del masculi­
los atributos de contener ó producir; que no y femenino á todos los nombres sus­
por naturaleza son mas pasivos que activos; tantivos.
que son particularmente bellos ó amables; ó Habiendo tratado del género , paso á
que tienen relación á excesos mas bien fe­ otra circustancia notable de los nombres sus­
meninos que masculinos. Fundado en estos tantivos , que en el estilo de la gramática se
principios dice, que el sol en ingles se po­ llama declinación de los nombres por casos.
ne siempre en masculino, y la luna en fe­ Consideremos primero qué significan los ca­
menino por recibir la luz del sol. La tierra sos. Para entender esto es necesario obser­
universalmente es femenina: una nave, una var, que aun después que los hombres die­
comarca, una ciudad se hacen igualmente ron nombres á los objetos externos, los par­
femeninos, como recipientes ó continentes. ticularizaron por medio de los artículos, y
Dios, en todas lenguas, es masculino. Há- los distinguieron por el número y el géne­
cese al tiempo masculino por razón de su ro; quedaba imperfecto en extremo su len­
poderosa eficazia; femenina á la virtud por guage: hasta que divisaron un método de
su belleza, y por ser el objeto del amor; y expresar las relaciones, que tienen unos ob­
la fortuna siempre es femenina. Harris ima­ jetos con otros. Muy poco útil les hubiera
gina que en todas las lenguas se verifican lo sido tener un nombre para el hombre, el
mismo que en ingles las razones, que deter­ león , el árbol, el arroyo &c. sino podían sig­
minan los géneros de semejantes palabras. nificar al mismo tiempo la relación que estos
Sin embargo, esto parece algo dudoso. Es objetos tenían unos con otros, ya aproximán­
preciso que una variedad de circustancias, dose, ya retirándose, ya juntándose, ya otras
que nos parecen casuales, porque no las re­ cosas semejantes. A la verdad son ¡numera­
ducirnos á principios, hayan influido sin dis­ bles las relaciones que tienen unos objetos
puta en la formación original de las lenguas: con otros: y por lo tanto debió ser uno de los
y en ningún artículo aparece mas capricho­ últimos y mas difíciles refinamientos del len­
so el lenguage, y menos conforme en sus guage divisar nombres para todas las reía-
186 ESTRUCTURA UEX XENGUAGE. I 8/
tec. vin. ciones. Pero, aun en sus primeros períodos, de la letra S al nombre; como cuando deci- iec. vin
fue absolutamente preciso expresar de un mos: “Dryden’s Poeins” para significar las
modo ó de otro las relaciones mas importan­ “Poesias de Dryden.” Sus pronombres per­
tes, y que mas frecuentemente ocurrían en sonales tienen también un caso, que corres­
la conversación familiar. De aquí provie­ ponde al acusativo de los latinos, me-he,
nen los casos genitivo, dativo y ablativo, hirn-mlio, tohom- En este supuesto poco ó
que expresan el nombre mismo junto con nada hay en la gramática de la lengua in­
aquellas relaciones, de, á, con, y por que glesa, que corresponda á la declinación dé
son las que ocurren mas frecuentemente. £n las lenguas antiguas.
este supuesto, la idea propia de los casos en Pueden suscitarse dos cuestiones acerca
declinación nó es mas que la expresión del de este asunto. ¿Cual fue mas antiguo en
estado ó relación, que tiene un objeto con el iengüage el método de expresar las rela­
otro, denotada por alguna variación hecha ciones por la declinación, ó el de expresar­
en el nombre de aquel objeto, por lo común las por las preposiciones? ¿Cual de los dos
en las letras finales, y en algunas lenguas en hace mejor efecto? Es claro que ambos mé­
las iniciales. todos son los mismos en cuanto al sentido,
Sin embargo, no todas las lenguas se y que solo se diferencian en la forma: por­
conforman en este modo de expresión. El que la significación ó energía del lenguage
griego, el latin y otras lenguas usan la de­ latino no se hubiera alterado, aunque sus
clinación: el castellano, el ingles, el fran­ nombres lo mismo que los nuestros hubie­
cés y el italiano no la usan; ó á lo mas la ran estado sin casos, con tal que hubiesen
Usan muy imperfectamente. En lugar de las empleado sus preposiciones; y aunque para
variaciones de los casos estas lenguas mo­ expresar un discípulo de Platón, hubieran
dernas expresan las relaciones de los objetos dicho como los italianos modernos: discipu-
por medio de aquellas palabras llamadas pre­ lus de Plato en lugar de discipulus Pla­
posiciones; las cuales son los nombres de tones.
aquellas relaciones; prefijados al nombre del Mas con respecto á la antigüedad de los
objeto. Los nómbres ingleses no tienen caso casos, aunque á primera vista parezca un
alguno, áexcepción de una especie de ge­ método mas artificial que el otro para deno­
nitivo formado comunmente por la adición tar las relaciones; con todo hay razones po-
DEL IENGUAGE. 1S9
188 ESTRUCTURA
ron los hombres al principio para denotar lec. viii
lec. vni. derosas para creer que este fue el primer
las relaciones; observándose con el tiempo
método practicado por los hombres. Halla­
otras muchas relaciones, ademas de las sig­
mos en efecto que se usan los casos y decli­
nificadas por los casos de-los nombres, y ha­
naciones en las mas de las lenguas llamadas
ciéndose también los hombres mas suscepti­
madres, ó lenguas originales, lo mismo que
bles de ideas generales y metafísicas; inven­
en el griego y el latin: y puede darse una
taron por grados nombres separados para to­
razón cabal, y que satisfaga para hacer ver
das las relaciones que ocurrían: y estos for­
por qué prevaleció primero este uso. Las
man aquella parte del habla que llamamos
relaciones consideradas en sí mismas, y se­
preposiciones. Introducidas ya las preposi­
paradas del objeto á que se refieren, son las
ciones, se vió que podían suplir por los ca­
ideas mas astractas y metafísicas de cuantas
sos prefijándose al nominativo del nombre.
ocurren á los hombres: y cualquiera se ve­
De aqui provino, que como las naciones se
ría embarazado, como sobre este punto ob­
fueron mezclando unas con otras por las
serva muy bien un autor, para dar una idea
emigraciones y conquistas; y se vieron pre­
distinta de lo que se entiende por tales pa­
cisadas á aprender y adoptar mutuamente
labras, de ó por, cuando están solas, y pa­
sus lenguas; las preposiciones llegaron á ocu­
ra explicar todo lo que encierran. Por tanto
par el lugar de los casos y declinaciones.
los primeros inventores groseros del lengua-
Cuando, por ejemplo, nació la lengua ita­
ge estarían muy lejos de llegar á términos
liana de la romana, las naciones góticas tu­
tan generales. En lugar de considerar una
vieron por mas fácil y sencillo acomodar
relación en astracto, y de divisar para ella
unas pocas preposiciones al nominativo de
un nombre, mas fácilmente la concebirían
cada nombre, y decir di Roma, al Roma,
unida con un objeto particular: y expresa­
di Cartago, al Car fago-, que reproducir
rían el concepto que habian formado de ella,
todas las variedades de terminaciones Romes,
variando el nombre de aquel objeto por
Romam , Carthaginis, Carthaginem, que
todos los casos diferentes hominis de un hom­
el uso de las declinaciones requeria en los
bre; homini para un hombre; homine con un nombres antiguos. De esta suerte se viene
hombre &c. en conocimiento de cómo los nombres en las
Pero aunque este método de declinar lenguas modernas llegaron á estar, tan faltos
fuese probablemente el único que emplea-
IÇO ESTRUCTURA DEL LENGUAGE. I9I

lec. vm. de declinaciones; como lo hace ver el doc­ vado su vigor. En segundo lugar, hemos lec.yin
tor Smith en su ingeniosa Disertación sobre hecho ciertamente menos agradable el soni­
la formación de las lenguas. do del lenguage, privándolo de aquella va­
Mas si se pregunta, cual de estos dos riedad y dulzura que resulta de la extensión
métodos es mas útil y mas bello; veremos de las palabras, y de.la mudanza de las ter­
que uno y otro tienen sus inconvenientes y minaciones ocasionadas por los casos en el
ventajas, que se compensan cabalmente. Es latín y el griego: y lo que es mas perjudi­
indubitable que aboliendo los casos hemos cial, aboliendo los .casos, y alterando del
hecho mas sencilla la estructura de las len­ mismo modo los verbos, como diré en la
guas modernas: la hemos desembarazado de lección siguiente, nos hemos privado en ter-
toda la complicación, que resultaba de las cer lugar de aquella libertad de transposi­
diferentes formas de declinaciones, que no ción en la coordinación de las palabras, de
eran menos de cinco entre los romanos; y que gozaban las lenguas antiguas..
de todas las irregularidades en estas diver­ En las lenguas antiguas, como observó
sas declinaciones. De esta suerte hemos he­ antes, las diferentes terminaciones causadas
cho mas fácil el aprendizage de estas len­ por la declinación y la conjugación., señala­
guas, y menos expuesto á la perplejidad de ban el regimen de las palabras de una sen­
las reglas. Pero aunque la sencillez y facili­ tencia ; sin que fuese necesario colocar unas
dad de las lenguas sean ventajas grandes y tras de otras: resultando poder colocarse sin
apreciables; acompañan tales desventajas al ambigüedad alguna en el orden mas opor­
método moderno que en general dejan en tuno para dar énfasis á la significación, ó
fiel la balanza, ó la hacen inclinar al lado armonia al sonido. Pero no teniendo ahora
de la antigüedad. ninguna de estas señales de relación incor­
Porque, primero, . por, el uso constante poradas con las palabras mismas, no nos ha
de las proposiciones para expresar las rela­ quedado otro medio de mostrar las palabras
ciones de las cosas hemos llenado el lengua- que en una sentencia tienen mas estrecha
ge de una multitud de palabras pequeñas, conexión, que el de colocarlas juntas en el
que á cada paso ocurren; y que parece no período. El sentido de la sentencia se ex­
han hecho mas que recargar de términos el tiende por miembros y porciones separadas;
habla; y haciéndola mas prolija, hemos enet- se quiebra y se divide: mientras que en
I92 ESTRUCTURA DEL LENGUAGE. I93

lec. vni. griego y en latín la estructura de las senten­ género distinto en lengua alguna, á lo me- LEc.vm
cias por el régimen de sus nombres y ver­ nos en el singular: porque refiriéndose siem­
bos presenta el sentido tan mezclado y com­ pre á personas que están presentes es preci­
puesto en todas sus partes, que nos lo hace so que se descubra su sexo al hablar de ellas,
percibir de una ojeada. Las palabras que sin necesidad de señalarlo por un pronom­
cierran el período, fijaban las relaciones de bre masculino ó femenino. Pero como pue­
unos miembros con otros: y todo lo que de­ de estar ausente, ó ser desconocida la ter­
be estar unido en nuestro entendimiento apa­ cera persona, es necesario distinguirla por
recía unido en la expresión. De aqui resulta el género: y por esto en castellano tenemos
mayor brevedad, viveza y fuerza. Aquel tres géneros, él, ella , ello. En cuanto á los
equipage de partículas (como se expresa fe­ casos, aun aquellas'lenguas que los han per­
lizmente un ingenioso autor) que nos ve­ dido en los sustantivos, retienen á vezes al­
mos precisados á llevar siempre con nosotros, gunos de ellos en los pronombres á causa de
embaraza el estilo, al paso que debilita el la mayor prontitud para expresar las rela­
sentimiento. ciones; como que los pronombres son pala­
Los pronombres son las palabras que mas bras que ocurren con frecuencia en el dis­
de cerca se refieren á los nombres sustanti­ curso. En ingles los mas de los gramáticos
vos; siendo, como lo dice la voz misma, re­ sostienen que los pronombres personales tie­
presentativos ó sustitutos de los nombres. nen dos casos á mas del nomitavo; á saber,
Lo , 'tú, él, ella, ello, no son otra cosa que genitivo y acusativo. En castellano los pro­
un modo abreviado de nombrar las personas nombres personales de la primera y segunda
ó los objetos con que tenemos un comercio persona , comunes á los dos géneros, tienen
inmediato, ó á que tenemos que referirnos ciertas variaciones en la terminación, que en
frecuentemente en el discurso. Por esta ra­ algún modo pueden llamarse casos; aunque
zón están expuestos á las mismas modifica­ necesitan del auxilio de las preposiciones.
ciones de género, número y caso, que los Asi decimos en la primera persona yo hablo;
nombres sustantivos. Solamente por lo que de íbz se habla; á m> me hablan; hablan con-
hace al género podemos observar, que los migo. Iguales variaciones tiene la segunda
pronombres llamados de la primera y segun­ persona La tercera no tiene casos, á lo me­
da persona, yo y til, parece que no tienen- nos en su significación directa: pues las va-
tomo i. n
194 ESTRUCTURA DEL XENGUAGE. I95
LEC.Vin. riaciones de él, y le para el masculino, ella misma claridad, que el artículo. Asi los pro- LEC. vin
le y la para el femenino, ello y lo para el nombres son las palabras mas generales, y
neutro nada tienen que ver con ellos. Pero al mismo tiempo mas particulares del len-
en su significación recíproca tienen variacio­ guage: y por lo común son las palabras mas
nes iguales á las de la primera y segunda irregulares y embarazosas de la gramática
persona, y comunes á los tres géneros. Por de ias lenguas, por ser las mas usadas y
tanto decimos muy bien, él piensa bien de expuestas por lo mismo á mayores varia­
sí; trabaja para sí; se viste por sí; se esti­ ciones.
ma á sí mismo; lleva consigo lo que nece­ Los adjetivos ó términos de calidad son
sita ; ello se está dicho. Las mismas prepo­ las palabras mas llanas y sencillas de todas
siciones, que les juntamos, indican los casos, las que se llaman atributivas. Se hallan en
á que los referimos. todas las lenguas: y es preciso que en todas
Es verosímil que en el' primer estado de se inventasen desde el principio; como que
la palabra se suplieron los pronombres, se­ no podían distinguirse unos objetos de otros,
ñalando el objeto cuando estaba presente, ni se podía tratar de ellos hasta que se die­
y nombrándolo cuando estaba ausente:, pues sen nombres á sus diferentes calidades.
al ver su naturaleza particular y artificiosa, No tengo que observar acerca de ellos,
no es fácil pensar que fuesen inventados des­ sino la singularidad que tienen en griego y
de luego. Yo, tú, él, ello no son nombres en latín de conservar, la misma forma que
peculiares de un objeto, sino tan generales los nombres sustantives, declinándose como
que pueden aplicarse á todas las personas,, o ellos por casos, y estando sujetos á.das mis­
á todos los objetos en ciertas y determinadas mas distinciones de número y de género.
circustancias. .Ello es el término mas gene­ De aqui ha provenido el que los gramáticos
ral , que se puede imaginar; como que pue­ los hayan hecho una misma parte de la ora­
de colocarse por cualquiera cosa del univer­ ción , y hayan dividido el nombre en sus­
so de que tengamos que hablar. Al mismo tantivo y adjetivo; atendiendo mas á la for­
tiempo estos pronombres tienen la calidad ma externa de las palabras, que a su natu­
de que en las circustancias en que se apli­ raleza y fuerza. Porque los adjetivos ó tér­
can, jamas denotan sino un individuo pre­ minos de calidad no tienen por su naturale­
ciso ; el cual determinan y especifican con la za.la mejor semejanza con los nombres sus-
N2
I96 ESTRUCTURA
BEL LENGUAGE. 197
lec. viii. tantivos: pues jamas expresan una cosa que
todo: porque permitiendo colocarse distan- LEC.Vin
pueda susistir por sí misma; lo cual es la
tes unas de otras las palabras relativas de
esencia misma del nombre sustantivo. A la
una sentencia, era preciso señalar la relación
verdad se asemejan mas a los verbos; los
de los adjetivos con los sustantivos por las
cuales, asi como los adjetivos, expresan el
circustancias de una terminación y forma se­
atributo de alguna sustancia. mejantes ; para que según el estilo gramati­
Parecerá á primera vista algo extrava­
cal se viese su concordancia. Cuando digo en
gante y caprichoso el que los adjetivos en
castellano la “ hermosa muger de un hom­
las lenguas antiguas tomasen tanto la forma
bre esforzado,” la juxta-posicion de las pa­
de los sustantivos; pues que ni el número
labras previene toda ambigüedad: pero cuan­
ni el género, ni los casos, ni las relaciones tie­
do digo en \aún, formosa fortis viri uxor,
nen nada que ver propiamente con las meras solo la previene la conformidad en género,
calidades, tales como bueno ó grande, blan­ número y caso del adjetivoyo7-wor^ , que es
do ó duro; y sin embargo bonus, magnus, la palabra de la sentencia, con el sustantivo
tener tienen su singular y plural, su mascu­ uxor, que es la última; y la que declara el
lino y femenino, su genitivo y dativo; lo
sentido.
mismo que los nombres de las sustancias o LECCION IX.
personas. Pero esto puede provenir del ge­
nio de aquellas lenguas; Ellas evitaron en Estructura del lenguage.
lo posible considerar te calidades separada­
mente ó en astracto; las hicieron una parte Lengua castellana.
ó un apéndice de la sustancia, que, distin­
guían : é hicieron el adjetivo depender del verbo es la palabra mas completa de
sustantivo, y parecerse á él en terminación, todas las atributivas, y aun de todas las par­
número y género, para que los dos pudie­ tes de la oración. Aqui es donde principal­
sen unirse mas íntimamente, y juntarse en mente se descubre la sutil y profunda me­
la forma de la expresión, como se juntan en tafísica del lenguage: y examinando la na­
.la naturaleza de las cosas. La libertad de la turaleza y las diferentes variaciones del ver­
transposición, que tanto favorecieron aque­ bo puede haber lugar para amplias discusio­
llas lenguas, pedia que se siguiese este mé- nes. Pero conociendo, que estas discusiones
I98 ESTRUCTURA DEL LENGUAGE. I99

lec.ix. gramaticales suelen ser intrincadas y oscu­ el infinitivo es á vezes semejante al nom- lec. ix
ras, no me detendré sino lo indispensable bre sustantivo: y algunas vezes se constru­
en el asunto. ye como él en latin y en castellano: como
El verbo es de la misma naturaleza que Scire tuum nihil est. Dulce et decorum est
el adjetivo; y expresa como él un atributo pro patria mori: “Escribir bien es difícil.”
ó propiedad de alguna persona ó cosa. Mas “Hablar elocuentemente es aun mas difí­
no hace esto solo: porque en los verbos de cil.” Pero como en todos los otros tensos y
todas las lenguas se envuelven nada menos modos continúa la afirmación, y es esencial
que tres cosas: el atributo de algún sustan­ á él; “Elsol brilla,” estaba brillante, “bri­
tivo, una afirmación de este atributo, y el lló” -“brillará” “hubiera brillado” &c. pa­
tiempo. Cuando digo “ el Sol brilla,” bri­ rece que la afirmación es lo que principal­
llante es el atributo señalado al sol; señala­ mente distingue al verbo de las otras partes
se el tiempo presente; y se incluye la afir­ de la oración; y lo que le da la mayor fuerza.
mación de que esta propiedad de brillar per­ De aqui es que no puede haber sentencia
tenece en este tiempo al Sol. El participio d proposición completa sin un verbo ex­
brillante es meramente un adjetivo que de­ preso ó implícito: porque siempre que ha­
nota un atributo ó propiedad; y expresa blamos, tratamos de afirmar que una cosa es,
también el tiempo: pero no lleva consigo d no es: y la palabra que lleva consigo esta
la afirmación. El modo infinitivo “brillar” aserción ó afirmación, es un verbo. Por tal
puede llamarse el nombre del verbo: no lle­ excelencia ha recibido esta parte de la ora­
va consigo ni tiempo ni afirmación; y sola­ ción el nombre de 'verbo, de la voz latina
mente expresa aquel atributo, acción, ó es­ •verbum ó la palabra; para que por ella se
tado de cosas, que ha de ser materia de los distinga de las demas. Por esto los verbos,
otros modos y tensos De aqui es que tanto por su importancia como por la nece­
sidad de ellos en la oración, debieron ser
(*) Dejo subsistir la voz tenso, como en la edición una de las primeras tentativas del hombre
primera; porque, aunque nueva en nuestra lengua,
no lo es en la inglesa ni en la francesa, y conviene pretérito, presente y futuro: y llaman temes, tensos,
se adopte en la castellana. Los ingleses se sirven de la las formas temporales que denotan la mayor o menor
voz time, tiempo, para denotar este considerado co­ anterioridad ó posterioridad de un tiempo respecto de
mo parte de la duración, ó en sus tres estados de otro; como hacia, he hecho, hize, había hecho érc.
200 ESTRUCTURA I>EÍ IENGUAGE. 201

IEC. ix. en la formación del lenguage: aunque solo Considera las cosas pasadas como mas ó me­
con el tiempo pudo llegar este á aquella nos concluidas; y las venideras como mas ó
exacta y compleja estructura que ahora tie­ menos distantes , por diferentes gradacio­
ne. Es muy probable, como lo persuade el nes. De aqui nace la gran variedad de ten­
doctor Smith, que el verbo radical, ó la pri­ sos en las mas de las lenguas.
mera. forma de él, fue en las mas de las len­ El tiempo presente puede, a la verdad,
guas el que llamamos ahora verbo imperso­ considerarse siempre como un punto indivi­
nal; “ello llueve; ello truena; ello es luz; sible, no susceptible de variación alguna.
ello es agradable” y otros semejantes; como “Yo escribo ó estoy escribiendo; ” sciribo.
que ésta es la forma mas esencial del verbo, Pero no sucede lo mismo en el tiempo pasa­
y que solamente afirma la existencia de un do. No hay lengua tan pobre, que no ten­
suceso, ó de un estado de cosas. Después ga dos ó tres tensos para expresar sus varie-
que se inventaron los pronombres, estos ver­ • dades. La nuestra no tiene menos de cuatro.
bos se fueron haciendo personales, y se fue­ Primero, se puede considerar una cosa pa­
ron dividiendo en todos los tensos y modos, sada como que quedó incompleta; lo cual
que ahora tenemos. hace el tenso imperfecto. “Yo estaba escri­
Los tensos del verbo envuelven en su biendo;” “ scribebam.” Segundo, como re­
misma estructura las diversas distinciones del cien acabada: y esto forma el tenso propia­
tiempo. Es preciso decir algo de éstas, para mente perfecto; el cual en castellano se ex­
mostrar la admirable exactitud con que está presa siempre por medio del verbo auxiliar;
construido el lenguage. Por lo común no “Yo he escrito.” Tercero, como acabada
nos acordamos sino de las tres divisiones hace algún tiempo, dejándose indefinido el
principales del tiempo, en pasado, presen­ tiempo que hace se acabó; “Yo escribí,”
te y futuro; y acaso creeríamos que si se hu­ scripsi: lo cual puede significar, “Yo es­
bieran inventado los verbos de modo que cribí ayer, ó yo escribí hace un año;” y es­
los expresasen con sencillez , no era necesa­ to es lo que los gramáticos llaman aoristo,
ria otra cosa. Pero aun hay mayor sutileza ó un pretérito indefinido. Cuarto, puede
en el lenguage. Este parte el tiempo en sus considerarse como acabada antes de otra co­
diversos momentos; y lo considera siempre sa , que también es pasada; y este es el
corriendo , y nunca enteramente parado. plusquam perfecto. Yo habia escritoscrip-
202 ESTRUCTURA DEL xenguáge. 203«

xec. ix. seraw, “Yo había escrito antes que reci­ jia cosa que es padecida. “Yo amo, ó yo
biese su carta.” soy amado.” También admiten la distinción
Aaui observamos con gusto la ventaja de modos; los cuales se dirigen á expresar
que en esta parte tenemos sobre los latinos, la afirmación activa ó pasiva bajo diferentes
que solamente tienen tres variedades en el formas. El modo indicativo, por ejemplo,
tiempo pasado. Ellos no tienen tenso verda­ declara solamente una proposición; “yo es­
deramente perfecto, ó que verdaderamente cribí; yo he escrito.” El imperativo requie­
distinga una acción recien acabada , de otra re, manda, intima; “escribe tú; escriba
que se acabó hace algún tiempo. En estos aquel.” El subjuntivo expresa la proposi­
dos casos es preciso que digan scripsi’- aun­ ción bajo la forma de una condición con sub­
que hay una manifiesta diferencia en los ten­ ordinación á alguna otra cosa, á la cual se
sos ; la cual expresa nuestra lengua por esta hace referencia; “yo pudiera escribir, 70
variación; “yo he escrito,” para significar; quisiera escribir, yo debiera escribir, si el
“yo acabo de escribir;” y “yo escribí;” pa­ caso fuese asi y asi.” Esta manera de ex­
ra significar algún tiempo anterior, desde el presar una afirmación bajo formas tan dife­
cual han sucedido otras cosas. Los latinos rentes , junto también con su distinción de
no tienen tensos para expresar esta diferen­ las tres personas yo, tú, aquel, compone lo
cia : y solo pueden hacerlo por medio de que se llama la conjugación de los verbos;
una circunlocución. Las principales varie­ la cual es una parte principal de todas las
dades del tiempo futuro son dos; un fu­ lenguas.
turo sencillo ó indefinido, “yo escribiré;’« Ahora se ve claramente que los verbos
scribam-, y un futuro relativo á otra co­ son la parte mas artificial y compleja de to­
sa, que también es futura, “yo habré es­ das las partes de la oración; como observe
crito;” scripsero. “Yo habré escrito antes antes. Consideremos solamente cuantas co­
que él llegue.” sas se denotan por esta sola palabra amavis-
Ademas de los tensos, ó del poder de sem: “yo hubiera amado.” Primero, la per­
expresar el tiempo, los verbos admiten la sona que habla, yo: segundo, un atributo ó
distinción de vozes, llamadas comunmente acción de esta persona, amante: tercero,
activa y pasiva; según que la afirmación se una afirmación acerca, de esta acción: cuar­
refiere á alguna cosa que es hecha, ó algu- to, el tiempo pasado, denotado en aquella
204 ESTRUCTURA
DEL LENGUAGE. 2OJ
pero es mas imperfecta, especialmente en la tec. ix.
lec. ix. afirmación, “hubiera amado;” y quinto,
voz pasiva, formando los mas.de los tensos
una condición explícita en el ingles, é im­
por medio del auxiliar sum, “soy.”
plícita en nuestra lengua, de la cual está
Es muy defectuosa la conjugación en
suspensa la acción, “quisiera haber amado.”
todas las lenguas modernas de la Europa.
Es de notar que en todas las lenguas hay,
Estas admiren pocas variedades en las ter­
sino me engaño, palabras de composición
minaciones del verbo mismo: y casi siempre
tan complicada, y de estructura mas ó me.
recurren á sus verbos auxiliares en todos los
ncs artificial.
modos y tensos, tanto activos como pasivos.
A la verdad la forma de la conjugación,
El lenguage ha padecido en la conjugación
ó la manera de expresar todas estas varieda­
una alteración igual á la que mostré en la
des en el verbo, se diferencia mucho en va­
lección última, que había padecido en la
rias lenguas. Se tiene por mas perfecta la
declinación. Como las preposiciones prefi­
conjugación de aquellas, que variando la
jadas al nombre hicieron cesase el uso de los
terminación ó la sílaba inicial del verbo ex­
casos; asi los dos verbos auxiliares, haber,
presan el mayor número de circustancias im­
'¡¡ser, con los otros querer, deber, poder
portantes, sin necesidad de palabras auxi­
&c., antepuestos al participio, han hecho
liares. Dicen que los verbos tienen pocos
cesar en gran parte las diferentes termina­
tensos ó expresiones del tiempo en las len­
ciones de los modos y tensos, que tenían las
guas orientales; pero que sus modos están
lenguas antiguas.
dispuestos de manera, que expresan muchas
En ambos casos la alteración ha dimana­
circustancias y relaciones. En el hebreo, por
do de una misma causa; lo que se conoce
ejemplo, con una palabra y sin necesidad
fácilmente reflexionando lo que antes dije.
de auxiliar alguna dicen no solo, “yo he
Los verbos auxiliares, lo mismo que las pre­
enseñadosino “yo he enseñado perfecta­
posiciones, son palabras de naturaleza muy
mente ;” ó á vezes, “ se me ha mandado en­
general y astracta : y envuelven las diferen­
señar;” “yo me he enseñado á mí mismo.”
tes modificaciones de simple existencia, con­
La lengua griega, que es la mas perfecta
sideradas aisladamente y sin referencia á co­
de todas las conocidas, es muy regular y
sa alguna particular. En el primer estado
completa en todos los tensos y modos. La
del habla, el sentido de ellos se incorpora-
latina está formada sobre el mismo modelo;
20Ó estructura DEL XENGUAGE. 207
j.ec. ix. lia, por decirlo asi, con cada verbo parti­ mas sencillo y fácil en su estructura, pero xec. ix
cular en sus tensos y modos, mucho antes mas prolijo y menos gracioso. Con esto se
que se inventasen palabras para denotar es­ concluye lo que era necesario observar acer­
tas ideas astractas de existencia solas y por ca de los verbos.
sí mismas. Pero después que con el tiempo No me detendré mucho acerca de las
se inventaron y conocieron aquellos verbos otras partes de la oración, llamadas indecli­
auxiliares, y se dieron tensos, y modos a nables porque no admiten variaciones.
estos verbos, lo mismo que a los otros; se Las que primero se presentan son los ad­
vió que como llevaban en si mismos la fuer­ verbios. Estos forman en todas las lenguas
za de aquella afirmación, que distingue al una clase muy numesosa, que se puede re­
verbo, pueden suplir por casi todos los mo­ ducir en general al capítulo de atributivos,
dos y tensos, juntándose con el participio como que sirven para denotar algunas cir-
que presenta el significado del verbo. De custancias de una acción, ó de una calidad
aqui es, que como las lenguas modernas co­ relativas al tiempo, lugar, orden, grado y
menzaron á formarse de las ruinas de las demas propiedades suyas, de que tendremos
antiguas; este método se estableció por si ocasión de hablar. Por la mayor parte no
mismo en la nueva formación del habla. son otra cosa que un modo abreviado de
Habiéndose hecho familiares estas palabras, hablar, expresando por una palabra lo que
soy, fui, he, seré, pareció mas fácil apli­ por una circunlocución pudiera resolverse
carlas á cualquiera verbo, como yo soy ai» en dos ó mas palabras, pertenecientes á las
¿lo, yo fui amado, yo he amado, y o sere otras parte de la oración. Excesivamente,
amado-, que reproducir aquella variedad de por ejemplo , es lo mismo que en un alto
terminaciones que requerían los verbos an­ grado; bravamente, es lo mismo que con
tiguos amor, amabar, amavi, amabor. So bravura ó valentía; aqui, es lo mismo que
lamente se conservaron dos ó tres varieda­ en este lugar, y asi de los demas. Por esto
des en la terminación del verbo, como “amo, pueden concebirse los adverbios, como me­
amado, amando;” y se perdieron todas las nos necesarios , y de posterior introduc­
demas. Sin embargo, la consecuencia de es­ ción en el sistema del lenguage , que
ta práctica fue la misma que la de abolir las otras muchas clases de palabras: y confor- *
declinaciones. Hizo, es verdad, el lenguage me á esto el mayor número de ellos se de-
2o8 estructura DEL LENGUAGE. 209
i,ec. ix. riva de otras palabras establecidas en el de ras y por civilizar, fuese corto el caudal de lec. ix
antemano. estas; es preciso se fuera acrecentando al pa­
Las preposiciones y conjunciones son pa­ so que adelantaban los hombres en las artes
labras mas esenciales al discurso, que la ma­ de raciocinio y reflexión. Cuanto mas ade­
yor parte de los adverbios. Ellas forman lanta una nación en las ciencias, y cuanto
aquella clase de palabras, llamadas conexi­ mas se perfecciona su lengua, debemos creer
vas , sin las cuales no podria haber lengua- que ésta abundará mas de partículas cone­
ge ; sirviendo para expresar las relaciones xivas; las cuales expresan relaciones de co­
que tienen unas cosas con otras, su mutua sas y transiciones de pensamientos, que se
influencia , dependencia y coherencia.; y habían escapado á ojos mas groseros. Por es­
juntando las palabras en proposiciones inte­ to no hay lengua tan llena de ellas, como
ligibles y significativas. Se emplean, en ge­ la griega, á consecuencia del genio agudo
neral, las conjunciones para enlazar senten­ y sutii de aquel pueblo refinado. En todas
cias ó miembros de sentencias; como y, por­ las lenguas mucha parte de la belleza y
que , y otras semejantes. Se emplean las pre­ fuerza de ellas depende del uso propio de
posiciones para enlazar las palabras, mos­ las conjunciones, de las preposiciones, y de
trando la relación que un nombre sustanti­ aquellos pronombres relativos, que sirven
vo tiene con otro; como de, á, sobre, deba­ también para el mismo fin de enlazar las
jo &c. Cuando traté de los casos y declina­ diferentes partes del discurso. El buen ó
ciones de los nombres sustantivos, tuve oca­ mal uso de estas es el que hace que el dis­
sión de hablar de la fuerza.de estas. curso aparezca firme y unido, ó vago y suel­
Es harto evidente que todas estas partí­ to ; y el que hace que marche con dulzura
culas conexivas pueden ser de la mayor uti­ y con igualdad, ó con pasos perezosos y
lidad en el habla; viendo que señalan las cojeando.
relaciones y transiciones, por las cuales e No me detendré mas sobre la construc­
ánimo pasa de una idea a otra. Ellas son e ción general del lenguage. Pero antes de
fundamento de todo raciocinio; el cual no abandonar este asunto permítaseme obser­
es otra cosa que la conexión de pensamien- var, que aunque parezca seco é intrincado,
’ tos. Y por esto aunque entre las naciones es con todo de gran importancia; y está en­
bárbaras, y en las edades del mundo barba­ lazado de cerca con la filosofía del entendi-
TOMO 1. o
210 ESTRUCTURA
DEL LENGUAGE 211
1EC. IX. miento humano. Porque si el habla es el
gua. En esta lección y en la antecedente se lec. ix
vehiculo ó intérprete de las ideas de nues­
han hecho algunas observaciones sobre su es­
tros ánimos, un examen de su estructura y
tructura : pero debernos examinarla con al­
sus progresos no puede menos de desenvol­ guna mayor particularidad.
ver muchas cosas concernientes á la natura­ Para no repetir lo que sobre el origen
leza y progresos de nuestras ideas mismas, de la lengua castellana se ha dicho desde
y á las operaciones de nuestras facultades; principios del siglo XVII. por Alderete has­
asunto que siempre es instructivo para el ta el presente por Capmani, Garcés y otros,
hombre. Nequis, dice el juiciosísimo Quin­ nos ceñiremos á decir que limitada al uso
tiliano, tanquam parva fastidiat gram­ privado hasta el reynado de san Fernando,
matices elementa. Non quia magna sit ope­ y pospuesta á la latina, que degenerando de
ra consonantes d vocalibus discernere, eas- gente en gente , y de siglo en siglo se ha­
que in semivocalium numerum, mutarumque llaba ya tan informe como ella, se vió en
partiri; sed quia interiora velut sacri hu­ breve por los impulsos de este rey, y de su
jus adeuntibus apparebit multa rerum sub­ hijo don Alonso el Sabio, en un estado de
tilitas , qua non modo acuere ingenia pueri­ progresión ácia su perfección , muy superior
lia , sed exercere altis simam quoque erudi­ á la que en igual época tenían y tuvieron
tionem ac scientiam possit. Lib. I. 4. “Nin­ mucho tiempo después todas las lenguas de
guno desprecie como pueriles los elementos la Europa. Para convencerse de la verdad
de la gramática: pues aunque no sea de mu­ de esta aserción, basta echar una ojeada so­
cha importancia mostrar la distinción entre bre los escritos de aquel tiempo en dichas
las vocales y las consonantes, y dividir es­ lenguas. En cada siglo presentan ellos un
tas en líquidas y mudas; aquellos que pe­ nuevo dialecto, o mas bien una nueva len­
netren en lo mas recondito de esta arte, ha­ gua: mientras que desde las Partidas has­
llarán muchas sutilezas suficientes, no solo ta el Informe de ley agraria encontramos
para aguzar los entendimientos de los jóve­ siempre una misma frase, mas o menos des­
nes, sino para ejercitar á los hombres de ma­ embarazada ; y solo advertimos haberse alte­
yor erudición y de mas profundos conoci­ rado algunos vocablos en favor del buen so­
mientos.” nido, y haberse desechado otros con perjui­
Pasemos á examinar nuestra propia len­ cio, tal vez, del tesoro de la lengua; que
o2
212 LENGUA
CASTELLANA 2I3
LEC. ix. solo debe tomar este partido cuando crea ó que, por decirlo asi, se mama con la leche, lec. IX.
adopta otros, que les aventajen en gracia,
es la adquisición mas apreciable, y la última
belleza ó energía. Asi baste decir que ia len­ que se abandona; como que se adquiere ca­
gua castellana, llamada después española si por instinto, y sucede y sustituye al idio­
por haberse extendido á todas las provincias ma de las interjecciones y demas signos na­
de España, sino en el trato familiar á lo me­ turales. Trasplantados á otro suelo llevamos
nos en el uso público, es de origen godo: con nosotros la patria, por ingrata que se
admitió con el tiempo vocablos latinos, á nos haya mostrado: y el lapon lo mismo que
los cuales dió su índole peculiar: y después el de Otaiti conserva siempre con agrado,
que los restos de aquella nación , acaudilla­ y aun retiene con ahinco un instrumento,
dos por Pelayo, se fueron extendiendo por que mejor que otro alguno le recuerda me­
Castilla, tomó su nombre; y se propagó morias tan queridas. Arrancado de enmedio
poco á poco, y al paso que su dominación de los suyos, y solo en el centro de una
ó sus conquistas. gran nación, hará soliloquios llenos de la
Si la. Grecia, á pesar del ascendiente de mas dulce melancolía: y para hacerlos no se
la sabiduría, y de su privilegiado destino, valdrá de una lengua extraña, y de consi­
no consiguió introducir su habla entre las guiente indócil; pues que los dulces raptos,
demas artes con que subyugó á su conquis­ las sentidas exclamaciones, y las transiciones
tadora; no es creíble que los godos, nación tan rápidas como su imaginación conmovida
tan dura como el suelo que dejaban por no se acomodarían á los perezosos pasos de
trasplantarse al fértil, benigno y delicioso una lengua nada familiar. Y echando de me­
de la España, abandonasen su idioma, y nos lo que por fortuna ó por necesidad de­
adoptasen el latino. El uso mismo de este jó en el suelo natal, desdeñando, ó tal vez
en las escrituras públicas, por respeto á la aborreciendo todo lo que le retrae de él,
costumbre, y por el interes de ser entendi­ ¿se inclinaría al uso de una lengua, que mas
dos de los nuevos tributarios, es una excep­ que cosa alguna le retrataria la ausencia y
ción que prueba la continuación del suyo en la distancia de las prendas de su afición mas
el trato familiar. No: el amor propio de tierna?
aquellos septentrionales no sufria tal despren- La severidad de las leyes dadas para
'dimieñio, á que nada les precisaba. El habla que los moriscos sojuzgados de Granada
214 IENGUA CASTELLANA. aT5
Iec. ix. abandonasen su idioma fue una de las causas diré de que desprendiéndose de su idioma eec. IX
que los excitaron á su rebelión; como ob­ para adoptar el latin degenerado de los so­
serva Mendoza en el lib. I. de su Historia. juzgados , dejasen cabalmente de adoptar la
Y si el sojuzgado no se aviene á la ley ¿se parte mas característica de esta lengua, si
la impondrá de su grado el vencedor? ya no es que también la habian abandonado
La índole de las lenguas latina y caste­ estos últimos; lo que se convence de falso
llana es tan distinta, que prueba casi irre­ por los monumentos que nos quedan en sus
fragablemente la diversidad de su origen. escritos.
Se conoce evidentemente que no fueron fun­ La nación goda no cambió pues de dia­
didas en una misma turquesa. El cuño ca­ lecto como de suelo. El cuerpo todo de una
racterístico de la lengua latina, lo mismo nación no se presta á estas mudanzas; á que
que el de la griega, está en la naturaleza las circustancias precisan á vezes á sus indi­
de su conjugación y declinación, tan distin­ viduos. Desde que ha habido colonias, te­
tas de las nuestras. Las de aquellas varían nemos una prueba de hecho de esta verdad.
los tensos y casos por la terminación de sus Cuando emigran naciones ó pueblos ente­
nombres y verbos; y la alteración silábica ros, llevan consigo su idioma; y lo retienen
que padecen los artículos y verbos auxilia­ y propagan á sus últimas generaciones en el
res es el resorte principal de las nuestras. suelo á que se trasplantan. Y si emigran in­
Todos aseguran que la primitiva forma de dividuos á países donde es general otro idio­
nuestra lengua fue un latín corrompido, al ma, y donde no encuentran con quien co­
cual se da vulgarmente el nombre de ro­ municarse en el suyo, la necesidad les com­
mance : y que del pulimento y mejoras que pele á adoptar el extraño; que, hecho ya
recibió este, resultó la lengua castellana. suyo, comunican á sus descendientes. Asi es
Mas para convencernos de esto era preciso que siendo la nación goda la última que en
que nos presentasen una historia , ó mas cuerpo se trasplantó á nuestro suelo, y se
bien un diario no interrumpido de las alte­ derramó con el tiempo por todo él, es tam­
raciones graduales que sufrieron los elemen­ bién la que le dió el habla que hoy tene­
tos del dialecto, que hablaban 'os godos so­ mos: y ei tiempo y las dinastías, sin alterar
juzgadores de la España, por su trato con los su forma primitiva , no han hecho mas que
romano hispanos. Entre tanto no me persua- modificarla y perfeccionarla.
2I6 LENGUA CASTELLANA.

Yo no doy mas que conjeturas. Pero es­ tientes, tampoco los expulsaron del todo: y LEC. IX
tas tienen en mi concepto mas fuerza que el trato con estos, igualmente que con los
los asertos comunes, fundados en una tradi­ primeros sojuzgados, comunicó paulatina­
ción recibida de buena fe. Y ni los becer­ mente á su habla muchos vocablos, que re­
ros, y tumbos de los cabildos y monasterios, cibieron el cuño antes impreso á los adop­
ni las artificiosas fatigas de Fernán Perez tados del latin. Esta es la causa de que el
de Oliva , de Luis González, de Ambrosio castellano , que en su origen fue un dialec­
de Morales, de Castilla , Agriar y otros me to godo, se fuese incorporando después con
probarán mas que el gran caudal de pala­ el latin y el árabe , y aun con el bascuence,
bras , y aun frases que tomaron nuestros go­ y las lenguas púnica y americana: y que de
dos de la literatura latina, á que con el los tres primeros se formase un idioma mix­
tiempo fueron dando alguna atención. Si pro­ to, que participando de algunas de sus pe­
basen otra cosa, seria preciso despojar tam­ culiares calidades resultó lleno de fuerza,
bién á la lengua inglesa de su origen teutó­ grandiosidad, dulzura y armonia.
nico, y aun de las modificaciones que reci­ Derivada nuestra lengua de varias fuen­
bió con el sajón, danés y normando: pues tes, encontradas en su curso, fue preciso
que también reconoce autores, que sin to­ que adquiriese ciertas irregularidades. No
marse de estudio esta ímproba tarea, son re­ podemos esperar de ella aquella correspon­
conocidos y aun tachados por su latinismo. dencia de partes, aquella analogia completa
Pero los godos derramándose por un país en su estructura, que se encuentran en len­
antes tributario de los romanos, no arroja­ guas mas sencillas, formadas en cierto modo
ron de él á sus habitadores: poco á poco se dentro de sí mismas, y fabricadas de una
fueron familiarizando, y mezclando con ellos vez. De aqui es que, como antes he mos­
en tratos, alianzas é intereses. Después que trado, retiene poco de la conjugación y de­
de las abrigadas rocas de Asturias, y reco­ clinación; y que su sintaxis es reducida, por
brando su antiguo denuedo, se arrojaron so­ haber pocas señales en las palabras mismas
bre Castilla, y desde ella fueron estrechan­ que puedan mostrar su mutua relación; ó,
do y acorralando á los árabes; aunque mi­ para hablar gramaticalmente, que apunten
rasen á estos con todo el horror del resenti­ su concordancia, ó régimen en la sentencia.
miento , y el escozor de las injurias aun re­ Tomadas nuestras palabras de varias y tan
218 LENGUA CASTELLANA. 219

dura que nos* hace emplear el tiempo en LEC. IX


1EC.IX. distintas regiones, desfilan, por decirlo asi,
separadas unas de otras; y no se incorporan indagaciones trascendentales a los verda­
tan naturalmente en la estructura de una deros intereses de la humanidad y de la
sentencia, como se incorporan las palabras patria; que manejando dia y noche los de­
en las lenguas griega y romana. De consi. chados del arte de escribir, y haciéndolos
guíente estas irregularidades, á poder ven- propios por repetidas y atinadas traduc­
cerse enteramente, habria sido solo con el ciones , se hubiesen contentado al princi­
arte, el tesón y la destreza. Pero, por des­ pio con mendigar la sabiduría agena; pa­
gracia, desde que nuestra lengua salió de ra que al destello de su esplendor pudiése­
su infancia, ha habido pocos autores que mos de'pues reflejarla, acrecentarla y exten­
dotados de estas prendas la manejasen en derla. Sin hacer nuestras la Ilíada y la Odi­
asuntos propios para fijarla. El arte de coor­ sea no era fácil tener mas que la Araucana,
dinar las ideas, y el de expresarlas con exac­ sin tener á Tucídides, á Jenofonte y a Ti­
titud, la sana lógica, las matemáticas, y la to Livio, apenas era posible tener una his­
filosofía de la elocución y del gusto ó fueron toria general de la nación: y sin poseer los
desconocidas de nuestros antepasados, ó tra­ Esquiles, los Sófocles, los Aristófanes, y los
tadas doctamente, y no al alcanze de la Terencios no es de extrañar que no tenga­
muchedumbre, por el método, estilo é idio­ mos Comedles ni Racines; y es de admirar
ma. Un latin degenerado , un escolasticismo que poseamos un Lope de Rueda, un Rojas
indigesto, y una erudición pedantesca, in­ y un Moreto.
útil y prolija, ocupaban y embelesaban á En el siglo XVI. se hicieron algunas
nuestros pretendidos sabios: y tan enmara­ traducciones del latin y del griego; y aun
ñada doctrina ni podia aumentar las ideas á impulsos de Alfonso el Sabio se hicieron
útiles; ni enriquecer el habla castellana ; ni en su tiempo otras del árabe y del latin.
dar á esta un orden constante y regular, y Hoy se intentan también algunas: pero es­
un paso metódico, suelto y magestuoso. Es tamos aun distantes de mirar esta empresa
verdad que algunos hicieron tentativas mas con el aprecio que se merece. No asi los in­
ó menos felizes. Pero hubiera sido preci­ gleses y franceses. Aunque comenzasen a
so que tomando el gusto á las verdaderas saber mas tarde que nosotros, se aplicaron
fuentes del saber, para adquirir aquella cor- con incesante desvelo á apropiarse toda la
220 LENGUA CASTELLANA. 221
lec. ix, sab¡duria de la antigüedad. Cada día hacen jorarlo. Asi aunque desde el siglo XV. se LEG, IX
nuevas traducciones de autores ya vulgari­ conoció por algunos la necesidad de su estu­
zados: y no contentándose con saber lo que dio, no se ha hecho aun, ni se ha podido
supieron nuestros mayores, tratan de comu- hacer con mucho fruto : porque si hemos
idear á sus compatriotas lo que saben sus tenido un Nebrija, un Jimenez Paton , un
contemporáneos, sus vecinos y sus rivales. Correas: no hemos tenido un Lowth, un
A la falta de traducciones, y de su ma­ Priestley, un Harris, un Du-Marsais, un Con­
nejo, por raras, imperfectas ó desconocidas, dillac, un Beauzée.
debemos agregar la de una gramática filo­ Sin diccionario tampoco se puede po­
sófica. Si para formar un orador juzgaba in­ seer lengua alguna sin un trabajo inmenso:
dispensable Quintiliano, que cuantos cer­ y los que hubo hasta la época en que la Aca­
caban al niño desde la cuna, nodriza, ayos demia española comenzó á trabajar el suyo,
y esclavos, hablasen su lengua con pureza fueron aun mas informes que el de esta.
y propiedad; y no contento con esto, pres- La falta sola del diccionario de sinóni­
cribia el estudio de la gramática, ¿qué ven­ mos basta para que la lengua no haya lle­
tajas pueden haber dado á la lengua unos gado al punto de precision á que pudiera
escritores, que tal vez no estudiaron su len­ alcanzar. No diré que otras naciones lo po­
gua, ni aun en su mayor edad? Asi es de sean: pero es innegable que han trabajado
inferir de lo que sentó en 1714 el autor en la materia mas que nosotros: y el “Exa­
anónimo de la Jornada de los coches di men de la posibilidad de fijar los sinónimos
MadridáAlcalá, pág. 292. “Viste, dice, de la lengua castellana” por Don Josef Lo­
algún español, que estudie la gramática es­ pez de la Huerta, muestra lo que todavía
pañola; ni se entendió jamas que la lengua nos falta en esta parte.
materna ha menester gramática.” Pero des­ Si la lengua hubiera sido cultivada por
engañémonos, que si las artes fueron poste­ nuestros ingenios con auxilios tan directos
riores a los conocimientos; estos no pueden como poderosos para enriquecerla y pulirla,
perfeccionarse, ni aun propagarse sin aque­ la poseeríamos hoy en su estado de perfec­
llas: y careciendo aun de una gramática ana­ ción : y pudiéramos preciarnos de que era
lítica y razonada, se podrá saber el meca­ superior á todas las cultas de Europa. Sus
nismo de la lengua; mas no será fácil me- elementos primitivos la hacen susceptible
CASTELLANA. 223
222 LENGUA

leg. ix. de las mayores bellezas; y no solo es la len­


ros números una prosa bellísima; y la die- lec. ix.
gua de los himnos y las odas, como dijo ron ya aquella sencillez graciosa, que sienta
Mercier en su Año, reproduciendo bajo otro tan bien á las pasiones inocentes, ya la ma­
aspecto el celebrado dicho de Carlos V., gestad inseparable de las empresas nobles y
sino la lengua en que hablarían hoy las Mu­ esforzadas. No solo desde la “Historia des­
sas, y aun las Gracias si el horror de una graciada de los Amores de Piramo y Tis-
erudición empalagosa y del sabor á los estu­ be” por Jorge Montemayor, hasta el que
dios astractos, y por la mayor parte inúti­ decía:
les, no las alejaran de entre nosotros. Ella “Rompa el cielo en mil rayos encendido,
puede expresar con ventajas las afecciones Y con pavor horrísono cayendo
mas tiernas, y las ideas mas sublimes: por­ Se despedaze en hórrido estampido.”
que tiene aquel chiste sabroso que las Mu­
sas concedieron tan pródigas como gozosas sino desde el feliz traductor del Aminta,
á Virgilio, y aquella rotundidad, qtje tal que tan bien supo pintar un “Acaecimiento
vez echaba de menos Horacio en la suya, amoroso;” en una palabra, en los versos es­
cuando afirmaba que por don de estas mis­ critos, desde el rey nado de Felipe II., has­
mas hablaban con ella los griegos. El que ta el dia; hallará palpablemente que nuestra
dude de esta verdad lea las “Observaciones lengua toca, si no alcanza, á la llena rotun­
didad de la griega ; y que su dulzura es
criticas,” que don Antonio Capmani puso
al frente de su “Teatro Histórico critico de mas refinida que la de la italiana.
la elocuencia castellanay de ellas podra Pero sin salir de ¡os prosadores, los cua­
deducir si el amor inconsiderado de la patria les, á excepción de fr. Luis de León, no
ha infinido para aventurarla. Si sus útiles trabajaron tanto la lengua que manejaban,
investigaciones no le. dejaren satislecho, no vemos que en los asuntos graves tiene esta
limitándose á las muestras que pone el mis­ lina magestad bien comprobada en las his­
torias de Mendoza y de Mariana, y en los
mo en el cuerpo de su obra , lea sobre todo
ligeros, agudos y picarescos un donayre que
á nuestros versificadores. Mas felizes estos
en concluir un verso, que en expresarse con
no cede al de otra alguna. Si la copia de
palabras para denotar las variedades de una
aquella grandiosidad, atavio indispensable
pasión, tal como la ira, prueba su fuerza
de la poesía, rimaron en mas o menos sono-
224 LENGUA CASTELLANA. 22 5
1EC.ix. de expresión, no dudo que no cedemos en Se cree generalmente que el lenguage lec. ix
esto á los mismos ingleses, que se jactan de recibecierta tintura del carácter distintivo
sus treinta palabras para pintarla. No con­ de la nación que lo habla. Mas no se ha de
taré yo las nuestras: pero aseguro que tene­ pensar por esto que sea muy expresivo de
mos bastantes para pintar todos sus matizes, su genio y maneras: porque entre todas las
y sus nras menudas gradaciones; y que esto, naciones el primitivo caudal de palabras que
y no una vana verbosidad, es lo que hace recibieron de sus antepasados, es por mu­
ricas y felizes á las lenguas. La lengua in­ chos siglos como el cimiento de su habla;
glesa no es tan fértil como la francesa, para mientras que sus maneras entre tanto sufren
describir las conmociones y los sentimientos acaso muchas y grandes alteraciones. Sin
delicados; y especialmente cede a esta en embargo el carácter nacional tiene siempre
la expresión de las sombras mas sutiles de conocida influencia en su giro: y la joviali­
caracteres, y de aquellas variedades de ma­ dad y vivazidad de los franceses, la grave­
neras, temperamento y conducta que se des­ dad reflexiva de los ingleses, la afeminada
envuelven en el trato y conversación fami­ degeneración de los romanos modernos, y la
liar. Por esto es acaso la mas feliz para la profundidad calmada y sentenciosa de los
conversación. Si emprendiese un ingles la españoles están suficientemente estampadas
traducción de unas pocas páginas de cual­ en sus respectivas lenguas. Las colecciones
quiera de las novelas de Marivaux, cono- de refranes, máximas ó sentencias prácticas
ceria prontamente la pobreza de expresión son tan comunes como antiguas en España:
de su lengua en esta clase de asuntos. Pero y no resplandecería en ellas tanto donayre,
los verdaderos genios dominan las lenguas; severidad y jugo, si el carácter nacional no
y se crean nuevos modos de decir, lodas indujese á los pensamientos importantes, y
las lenguas, por infelizes que sean, tienen á su expresión conceptuosa.
sus bellezas originales, que no se pueden co­ Del genio de nuestra lengua, y del ca­
piar; y el mismo Marivaux se habria per­ rácter de los que la hablan, resulta su fuer­
dido en sus inútiles tentativas, si hubiese za y energia. No tiene que emplear el gran
intentado traducir, no digo el don Quixote, número de partículas y verbos auxiliares, á
sino el Lazarillo del Termes de Mendoza, que tienen que recurrir constantemente los
ó el Kinconete y Cortadillo de Cervantes. franceses, y aun mas los ingleses; y de aquí
tomo 1. P
22Ó LENGUA
CASTELLANA. 227
lec. ix. nace que no se debilita como las lenguas de daba de modo, que su estilo expresaba per- lec. IX
estos por una vana prolijidad ó verbosidad, fectamente su manera y disposición particu­
que sin hacerlas mas claras las priva de la lar. Tenia los tres requisitos, que he di­
rapidez y concisión de la frase. Convengo cho. A ellos juntaba la graciosa variedad de
en que no podemos expresar muchas cosas, sus diferentes dialectos: y de estos tomaba
en una palabra, como lo hacian griegos y con facilidad el carácter que podía desear
romanos. Tampoco poseemos en el grado un autor, desde el mas sencdlo y familiar
que estos y los ingleses la libertad de com­ hasta el mas sublime y magestuoso. La len­
poner palabras, que hacen tan expresivas las gua latina, aunque muy bella, es inferior
lenguas. Pero abundamos de términos para en esta parte á la griega. Aquella tiene un
expresar las conmociones del ánimo; y con carácter permanente de gravedad y mages-
tan poderosos auxilios, nuestra lengua debe tad, y un sonido firme y varonil: y está sos­
tener nervio, riqueza y expresión, sino en tenida por cierta dignidad senatorial, de la
el grado que las antiguas, á lo menos en que era difícil que en ocasión alguna se des­
uno muy superior á todas las modernas. nudasen enteramente sus escritores. Entre
Una calidad importantísima en la elocu­ las lenguas modernas la italiana posee mu­
ción y en los escritos es la flexibilidad de cha mas flexibilidad que la francesa. Por su
una lengua , ó su facilidad de acomodarse á copia, libertad de coordinación y de trans­
los diferentes estilos y maneras, ya graves posiciones , y mucha belleza y armonía de
y fuertes, ya fáciles y sueltas, ya tiernas y los sonidos, se adapta felizisimamente á los
delicadas, ya pomposas y magníficas que pi­ mas de los asuntos, sea en prosa, sea en poe­
dan las ocasiones, ó el genio del escritor. sía. Es capaz de lo grave y de lo fuerte,
Esta flexibilidad depende de tres cosas: de igualmente que de lo tierno, como se ve en
su abundancia , de los diferentes modos de el Tasso: y parece que en general es uno de
decir, de que son susceptibles las palabras; los mas perfectos dialectos que han nacido
y de la variedad y belleza del sonido de estas de las ruinas de los antiguos. Nuestra len­
mismas palabras adaptables á tan diferentes gua , sino excede en flexibilidad á la italia­
asuntos. Ninguna lengua ha poseído esta na , le es ciertamente igual por su fina va­
calidad en grado tan eminente como la grie­ riedad para modificar maravillosamente to­
ga ; la cual todo hombre de genio la amol- das las ideas y sentimientos, y por la pecu-
P2
»28 LENGUA
CASTELLANA. 229
iec. ix. liar libertad de construcción y riqueza de sultó de su estudio, que sus obras están sal­ LEC. IX
modos de decir; con que sin violentar su
picadas de aquel agradable sonido correspon­
índole, evita la uniformidad, y sin quebran­
diente á su expresión genérica. Aun en au­
tar sus leyes se pliega á todos los asuntos. tores que se abandonaron a la facilidad con
Con solo considerar la diversidad tan noto­ que poseian una lengua de suyo melodiosa,
ria de estilo en algunos de nuestros escrito­ en Jáuregui, Rioja y Garcilaso se encuen­
res clásicos, la distancia tan enorme de la tran trozos de una melodía ó armonía gene­
agudeza y donayre de Mendoza á la de ral? Tal es el siguiente de este último:
Quevedo, y de la magestad de Mariana á
la de Solis, se verá tal círculo de expresión «Y en medio del trabajo y la fatiga
en nuestra lengua , y tanta facilidad para Estoy cantando yo, y está sonando
acomodarse al diferente gusto de los escri­ De mis atados pies el grave hierro."
tores, que la hacen no poco honor.
Mas lo que basta para hacer ver que nues­
No se acusará ciertamente á la lengua tra lengua no se niega á la armonía es la
castellana de áspera y desabrida. La parcia­ melodia de nuestra versificación, y su facul­
lidad por los sonidos de su propia lengua tad de sostener el número poético1, sin el
pudiera hacer creer que no somos buenos auxilio de la rima. Nuestro verso es des­
juezes en este punto. Pero creo que hay pués del italiano el mas variado y armonio­
bastantes fundamentos para hacer ver, que no so de todos los de los dialectos modernos; y
se nos puede tachar en esta parte. Si nuestra sin disputa lleva ventajas al francés en va­
lengua no ha llegado al punto de armonía riedad, dulzura y armonia. Don Antonio
imitativa, de que es susceptible, culpa es Capmani, en sus Observaciones criticas, se
de los escritores que despreciaron, ó no co­ ha extendido bastante en este punto, tra­
nocieron, el valor de esta prenda insepara­ tando dé la composición material de las pa­
ble de la verdadera poesia. El único que labras: y en su comparación del lenguage
entre nuestros poetas trabajó algo en esta antiguo con el moderno presenta las gra­
parte, fué Fernando de Herrera. Pero aun daciones y mejoras que ha tenido, y que
este se atuvo mas á la parte artística y me­ le han dado aquella mezcla oportuna . de
cánica de la elocución, que á la musical ó vocales y de consonantes -, y aquella dife­
modulación de la lengua; y sin embargo re- rencia de largas y breves,que influyen en
230 1ENGUA CASTELLANA. 2gi
iec. ix. la sonoridad de las palabras y de la frase. jna, la dan suavidad y fluidez. Los ingleses lec.ix
Las consonantes no están tan amontanadas, cargan á vezes sobre la cuarta, y aun so­
ni en el papel ni en la pronunciación, como bre la quinta sílaba, llevando en esto ven­
en el ingles y el francés; antes formamos de tajas á todas las naciones modernas, y aun
ellas combinaciones agradables al oido. A la á los mismos griegos y latinos : pero lo
verdad, nosotros no transformamos en las que ganan con esto para animar su dis­
silabas finales, como los ingleses el silvido curso, lo pierden por la precipitación que
hórrido de la S en el dulce sonido de la 2: da á su pronunciación con menoscabo de la
mas tampoco tropezamos con ella tantas ve- melodía.
zes. No hacemos las frecuentes sinalefas y Los ingleses observan que su lengua po­
síncopas que los italianos: pero si perdemos see la propiedad de ser la mas sencilla de
por esto algunos diptongos, que de suyo todas las europeas en su forma y costruc-
son sonoros, y que daban tan llena armonía cion; porque no tienen casos, modos ni ten­
a la lengua .griega, evitamos también la sos ; porque no se aparta tanto de su forma
frecuente colisión de vocales que no se com­ original como’otras lenguas; porque sus sus­
binan liten, y el violento hiato ó abertura tantivos no tienen mas distinción en el gé­
de la boca. nero que la que ha hecho la naturaleza, y
Es preciso pues convenir en que nuestra solo tienen una variación en el caso; por­
lengua es capaz de coordinaciones ó combi­ que sus adjetivos no admiten otra mudanza
naciones melodiosas: y que no le falta gra­ que la de los grados de comparación; por­
cia -y suavidad; aunque su principal carác­ que en lugar de pasar sus verbos por todas
ter sea el nervio y magestad de expresión, las variedades de la antigua conjugación, no
Nosotros no nos inclinamos, en general, á admiten en su terminación mas de cuatro ó
una pronunciación breve de las palabras, co- cinco mudanzas; y porque conservando in­
mo los ingleses, ni á una larga En general alterable su forma las palabras, consiguen
nuestra pronunciación es media , cargando todas las significaciones que desean, por me­
el acento en la penúltima. Pero ni nos fal­ dio de unas pocas preposiciones y verbos
tan palabras de final agudo, que dan rapi­ auxiliares. Pero si esta estructura contribu­
dez y precisión a la frase, ni esdrújulos que ye á la facilidad, daña no poco á la elegan­
cargando constantemente en la antepenúlti- cia y brevedad: y la lengua castellana con
CASTELLANA. 233
232 LENGUA
lec. ix. menos verbos auxiliares, con mas variacio­
ha nacido el hábito de escribirla con descui- lec. ix
nes en los adjetivos, y con sus diferencias do y desaliño.
en los modos y tensos de los verbos resulta Convengo en que no hay reglas grama­
mas rica en su dicción, al mismo tiempo ticales, que puedan contrastar al uso cons­
que más enérgica y precisa. Los extrange- tante y fijo de una lengua. La costumbre
ros no la adquirirán fácilmente; por no ser establecida en hablar y escribir es el modelo,
tan obvia la coordinación de sus palabras, y por el cual se deben decidir por ultimo todos
tan reducidas las reglas de su sintaxis : pero los puntos controvertidos en el. lenguage y
es preciso que la aprecien por la riqueza y estilo. Pero no se sigue de aqui, que deban
rotundidad de sus giros, y por lo lleno y abandonarse por inútiles las reglas gramati­
significativo de la frase. cales. En toda lengua cultivada hasta cierto
¡Ojala que esta menor sencillez de cos- punto, predomina cierta estructura y ana-
truccion hubiera estimulado á nuestros in­ logia de partes, que parecen haber dado
genios á escribir y hablar con mayor cuida­ fundamento al uso mas acreditado de la elo­
do! Siempre se ha considerado indispensa­ cución ; y que en los casos en que este es
ble estudiar las lenguas, que son de una for­ dudoso ó vacilante, tienen grande autori­
ma mas artificial y compleja: porque era dad. En todas hay reglas de sintaxis, que
preciso atender á las señales del género y deben ser observadas inviolablemente por
del caso , á las variedades de la conjugación los que aspiren á escribir o hablar con pro­
y declinación, y á las multiplicadas reglas de piedad : porque la sintaxis no es otra cosa,
la sintaxis. De aqui ha nacido el arte. Este que la coordinación de las palabras de una
se ha reducido á una forma regular y per­ sentencia, que expresa el significado de ca­
manente: se ha establecido el modelo, que da palabra, y la relación mas inteligible y
debia servir de norma: y los menores des­ clara de unas á otras.
vies de este modelo han sido evidentes y Como la lengua castellana no se deriva
palpables. Pero entre nosotros parece se ha inmediatamente de la latina , no pueden
creído qué la lengua no estaba sujeta á re­ aplicarse á ella todas las reglas de la sintaxis
glas gramaticales: se ha tomado por conce- de esta; pues muchas dimanan de su. forma
cido, que se puede adquirir la competente peculiar. Pero, fuera de ciertas particulari­
soltura en ella sin estudio alguno: y de aqui dades, las reglas principales y fundamenta-
234 LENGUA CASTELLANA. 23$
1EC. ix. les son comunes á estas dos, y aun á todas; con su antecedente en género, número y lec. ix
porque en todas son esencialmente las mis­ persona: y las conjunciones o particulas co­
mas las partes que componen el habla. Ta­ nexivas deben acoplar siempre casos ó mo­
les son los sustantivos, los atributivos ó ad­ dos semejantes; ó lo que es lo mismo, de­
jetivos, los verbos y las partículas conexi­ ben juntar entre sí palabras, que participen
vas : y en donde quiera que se hallen estas de una misma forma y estado. Bastan estos
partes de la oración, se descubren entre ellas pocos ejemplos para hacer ver la importan­
ciertas relaciones necesarias, que regulan su cia con que se debe mirar la sintaxis; la cual
sintaxis, ó el lugar que deben tener en una es absolutamente necesaria para escribir ó
sentencia. De esta manera en castellano, lo hablar con alguna propiedad.
mismo que en latin, el adjetivo se ha de Mas prescindiendo de las prendas rele­
conformar por su posición con el sustanti­ vantes ó defectuosas de la lengna castellana,
vo; y el verbo se ha de conformar también merece por ser nuestra un grado superior de
con su nominativo en persona y número: estudio y atención, tanto por lo que hace
porque por la naturaleza de las cosas una á la elección de las palabras, como á su sin­
palabra que expresa una calidad ó una ac­ taxis ó coordinación en una sentencia. Sa­
ción, debe corresponder rigurosamente con bemos cuanto cultivaron sus respectivas len­
el nombre de aquella cosa, cuya calidad ó guas griegos y romanos en los tiempos de
acción expresa. Dos ó mas sustantivos jun­ su mayor cultura y prosperidad. Sabemos
tos por una copulativa, piden por precisión cuanto estudian la suya franceses, ingleses é
que los verbos ó pronombres, á que se re­ italianos; de que es buena prueba la larga lis­
fieren, esten colocados en plural; porque ta de gramáticas verdaderamente filosóficas
de otra suerte, no se denotarla su relación de sus lenguas. Los conocimientos que se
común con estos verbos ó pronombres. Es pueden adquirir por el estudio de otras len­
preciso que en todas lenguas un verbo acti­ guas, jamas pueden comunicarse ventajosa­
vo pida acusativo ; que es lo mismo que mente sino por los que escriben y hablan
señalar claramente algún nombre sustantivo bien la suya propia: y por buena y útil que
como objeto, al cual se dirige la acción. Un sea la materia de un autor, sus composicio­
pronombre relativo es preciso que en todas nes desmerecerán siempre en la estimación
las formas ó modos de hablar se conforme del público, si su expresión es defectuosa
236 LENGUA
ESTILO. 237
que se entiende por estilo. La mejor defini­ 1EC. X
lec. ix. en pureza y propiedad. Al mismo tiempo
ción que puedo dar es, “el modo particu­
para conseguir la corrección y elegancia del lar con que un hombre expresa sus ideas
estilo, se necesita de aplicación y trabajo. por medio del lenguage.” El estilo se dife­
El que imagina que puede coger esto única­ rencia del lenguage, o de las palabras. Las
mente por el oido, ó como decimos, al vue­ palabras de que se vale un autor pueden
lo; ó adquirirlo con la ligera lectura de al­ ser propias; y su estilo puede sin embargo
gunos de nuestros buenos autores, se verá -tener muchos defectos: puede ser seco ó
defraudado en sus esperanzas. Los muchos duro, débil ó ofectado. El estilo tiene siem­
errores en punto de gramática , las muchas pre alguna analogía con el modo de pensar
faltas contra la pureza de la lengua, que de un autor. Es una pintura de las ideas
han cometido escritores no despreciables, que se excitan en su ánimo, y del modo en
demuestran el particular estudio que se ne­ que se excitan: y de aqui proviene que
cesita haber hecho de antemano para escri­ cuando examinamos la composición de un
bir nuestra lengua con propiedad. autor, nos es sumamente difícil en muchos
Interin posea la nación una gramática casos separar el estilo del sentimiento. No
razonada de la lengua, podrá ser no poco es de admirar que estas dos cosas esten tan
útil el estudio de los Rudimentos de la Gra­ íntimamente unidas: pues no es otra cosa el
mática castellana, que por disposición del estilo que aquella suerte de expresión , que
señor obispo Ch’ment compuso don Salva­ con mas facilidad toman nuestros pensamien­
dor Puig, ó el de la Gramática de la lengua tos. De aqui es que diferentes países han
castellana ajustada á la latina, por don Agus­ sido notados por particularidades de estilo,
tín Muñoz Alvarez. análogas á su genio y temperamento. Las
naciones orientales animaron el suyo con las
LECCION X. figuras mas fuertes é hiperbólicas. Los ate­
nienses, pueblo civilizado y agudo, se for­
ESTILO-CLARIDAD-PRECISION. maron un estilo exacto, claro y limpio. Los
-Acabada la materia del lehguage pasemos asiáticos, joviales y flojos en sus maneras,
afectaron un estilo florido y difuso. Seme­
á examinar el estilo y sus reglas. jantes diferencias características se advier-
No es fácil dar una idea precisa de lo
238 ESTILO. CLARIDAD.
239
lec. X. ten por lo común en el estilo de los ingle­ nuestro primer cuidado debe ser darnos á Lec. x
ses , franceses y españoles. Dando los carac­ entender clara y completamente, y sin difi­
teres del estilo es usual hablar del estilo cultad alguna. Oratio, dice Quintiliano,
nervioso, débil ó animado; que son cabal­ debet negligenter quoque audientibus esse
mente los caracteres del modo de pensar de aperta; ut in animum audientis, sicut sol
un escritor, igualmente que del modo de in oculos, etiamsi in eum non intendatur,
expresarse. Tan difícil es separar estas dos occurrat. Quare, non solum ut intelligere
cosas. Luego hablaré de los caracteres. Pe­ possit, sed ne omnino possit non intelligere
ro antes es preciso examinar sus calidades curandum. “El discurso debe ser tan obvio:
mas sencillas; de cuyo conjunto resultan en que lo entienda el mas descuidado; de suertes
gran parte sus denominaciones mas com­ que hiera el ánimo, como la luz del sol á
plejas. nuestros ojos, aunque no miren acia él. Por
Todas las calidadas de un buen estilo tanto debemos procurar no solo que nos en­
pueden reducirse á dos, claridad y ornato: tiendan, sino que no puedan menos de en­
porque todo lo que se puede pedir del len- tendernos.” Si nos vemos precisados á se­
guage es que comunique nuestras ideas á los guir con mucho cuidado á un escritor, á
ánimos de otros; y que vistiéndolas al mis­ pararnos y volver a leer sus sentencias para
mo tiempo de manera que les agraden é in­ que las comprendamos plenamente , jamas
teresen, fortifiquen eficazmente las impresio­ podrá agradarnos mucho tiempo. El hom­
nes que tratamos de hacerles En consiguien­ bre es demasiado indolente para que guste
do estos dos fines, conseguimos ciertamente de tanto trabajo. Algunas vezes querrá ad­
todo lo que nos proponemos cuando habla­ mirar la profundidad de un autor después
mos ó escribimos de haber descubierto su intención: pero po­
Todos convendrán en que la claridad es cas se verá inclinado á tomar de nuevo esta
la calidad fundamental del estilo; calidad tarea.
tan esencial, que no puede suplirse por otra Algunos autores alegan la dificultad del
alguna. Sin ella los adornos mas ricos no son asunto, por escusa de su falta de claridad.
mas que ráfagas que relumbran en medio de Pero rara vez puede sostenerse esta escusa:
las tinieblas; y deslumbran al lector en lu­ si alguna, porque todo lo que un hombre
gar de darle una luz deliciosa. Por tanto concibe con claridad, puede ponerlo en pro-
240 CLARIDAD. CLARIDAD. 24I

lec. x. posiciones distintas para expresarse claramen­ La claridad considerada en las palabras iec. x
te á los demas: y nadie debe escribir sobre y frases, pide tres calidades; pureza, pro­
asunto alguno en que no pueda, pensar cla­ piedad y precisión.
ramente. Se puede disimular a la verdad A vezes se habla indistintamente de la
que sus ideas sean incompletas, ó inadecua- pureza y de la propiedad del lenguage, que
das sobre algunos asuntos *. pero aun enton- á la verdad tienen entre sí muy estrecha co­
ces deben ser claras en lo que llega á com­ nexión. Con todo hay distinción entre ellas.
prender; y siempre que esto suceda, es ase­ La pureza es el uso de aquellas palabras y
quible la claridad en expresarlas. La oscu­ construcciones, que pertenecen al idioma que
ridad que reynaba poco ha entre tantos es­ se habla, en contraposición á palabras y fra­
critores metafísicos, se debia por la mayor ses tomadas de otras lenguas, ó á palabras
parte á la falta de distinción en sus propios anticuadas, ó de nueva invención,.ó usadas
conceptos. Ellos veian el objeto , pero en sin autoridad legítima. La propiedad es la
una luz confusa; y de consiguiente jamas elección de aquellas palabras en el lenguage
podian mostrarlo con claridad á los demas. que el uso mejor y mas bien establecido ha
La claridad en los escritos no se ha de apropiado á las ideas, que tratamos de ex­
considerar solo como una virtud negativa, presar. Envuelve una correcta y feliz apli­
ó exención de defectos. Tienen mayor mé­ cación de dichas palabras en contraposición
rito: y es un grado de belleza positiva. á los vulgarismos ó expresiones bajas, y á
Agrada y es digno de alabanza un autor, las palabras y frases que con menos claridad
que nos libra de toda fatiga para entender­ expresarían las ideas que intentamos comu­
le; que nos lleva por su asunto sin embara­ nicar. El estilo puede ser puro, exactamen­
zo ó confusión alguna; y cuyo estilo corre te castellano, sin latinismos, ni galicismos
siempre semejante á un arroyuelo limpio, tan comunes en el dia, y sin ningunas ex­
en que vemos el suelo mismo. presiones irregulares faltas de gramática; y
El estudio de la claridad pide atención: con todo puede ser defectuoso en la pro­
primero, á cada una de las palabras y frases, piedad. Las palabras pueden estar mal es­
segundo , á la costruccion de las sentencias. cogidas , no adaptadas al asunto, y ser po­
Tataremos ahora de las primeras, limitán­ co expresivas de la intención del autor. Es?
donos á ellas en la lección presente. te puede haber escogido sus palabras de la
TOMO I. Q
2zj,2 CLARIDAD. precisión. 243
iec. X. masa general de la lengua castellana; y ha­ usado de palabras que no fuesen nacionales: LEC. X
ber hecho una elección infeliz: al paso que y su lenguage puede ser reputado á la ver­
el estilo no puede ser propio sin ser puro; dad como modelo de la pureza y propiedad
y cuando se reúnen la pureza y la propie­ mas exacta en la elección de palabras. Al
dad , á mas de ser claro el estilo, es tam­ presente se van separando los ingleses de
bién igualmente gracioso. No hay otro mo­ este modelo. De algún tiempo á esta parte
delo de la pureza ni de la propiedad, que han introducido un crecido número de pa­
la práctica de los mejores escritores y ora­ labras latinas, que á vezes dan un ayre de
dores de la nación. elevación y de dignidad al estilo; pero tam­
Hablando de las palabras anticuadas, y bién lo hacen á veces duro y forzado. En
de las de nueva introducción, como incom­ general un estilo llano nacional, al paso que
patibles con la pureza del estilo, fácilmen­ es inteligible á toda clase de lectores, puede
te se deja entender que deben hacerse algu­ hacerse igualmente fuerte y expresivo mas
nas excepciones; pues en ocasiones pueden por el uso oportuno de las palabras, que la­
ser permitidas. La poesia las admite eñ ma­ tinizándolo por capricho.
yor número que la prosa, á lo menos las de Consideremos ahora el valor de la pre­
nueva introducción. Pero aun en ella debe cisión en el lenguage; la cual siendo la ca­
usarse de esta libertad con alguna economía. lidad superior denotada por la claridad, me­
En prosa son mas arriesgadas tales innova­ rece una explicación completa; y mas cuan­
ciones; y hacen peor efecto. Dan al estilo do por lo común no se tiene de ella idea
un ayre de afectación; y jamas deben aven­ distinta.
turarse sino por aquellos, cuya reputación El valor exacto de la precisión puede
bien asentada los haga en algún modo dicta­ inferirse de la etimología de la palabra. Ella
dores del lenguage. viene de pracidere cortar: y significa el
Debe evitarse siempre la introducción hecho de cercenar toda superfluidad, y de
de palabras extrañas y eruditas, á no ser in­ podar la expresión de tal manera que no
dispensables. Unas lenguas pobres pueden muestre sino una copia exacta de la idea.
necesitar de este socorro: pero la nuestra no. Antes observé que á vezes es difícil sepa­
El deán Swift, uno de los escritores ingle­ rar las calidades del estilo de las calidades
ses mas correctos, se gloriaba de no haber del pensamiento; lo que se verifica en este
Qa
244 PRECISION. PRECISION. MS
lec. x. ejemplo: porque para escribir con precisión, La utilidad é importancia de la preci­ IEC. X
aunque esto sea propiamente una calidad sión puede deducirse de la naturaleza mis­
del estilo, es necesario poseer mucha dis­ ma del entendimiento humano. Jamas pue­
tinción y exactitud en el modo de pensar. de este ver clara y distintamente mas que
Las palabras de que usamos para expre­ un objeto á un tiempo. En teniendo que
sar nuestras ideas, pueden ser defectuosas mirar á dos ó tres objetos juntos, especial­
por tres respectos. Pueden no expresar la mente si tienen poca semejanza ó conexión
idea que intenta el autor, sino alguna otra entre sí, se halla confuso y embarazado. No
que se le asemeje; ó pueden expresar la idea puede percibir claramente aquello en que
misma, pero no completamente; o pueden se conforman, y aquello en que se diferen­
expresarla junto con alguna cosa mas de lo cian. De esta manera si se me presentase,
que intenta. La precisión se opone a estos por ejemplo, algún animal, de cuya estruc­
tres defectos, pero principalmente al ulti­ tura tuviese yo que formar una nocion dis­
mo. Diciendo que uno escribe con propie­ tinta : querría que se le quitasen todos los
dad parece se dice que esta exento de los arreos; y pediria que me lo pusieran a la
dos primeros defectos. Las palabras de que vista separado de cualquiera otro que pu­
usa son propias; es decir, expresan la idea diese distraer mi atención. Lo mismo suce­
que él intenta, y la expresan completamen­ de con las palabras. Si al querer informar­
te : pero el ser preciso significa que expresa me alguno de su modo de pensar, me dice
aquella idea, y no mas. Sus palabras no pre­ mas de lo que quiere; si pinta circustan-
sentan idea alguna extraña; ni mezclan ac­ cias extrañas al objeto principal; si varian­
cesorio alguno superfluo é importuno con do sin necesidad la expresión cambia el pun­
el objeto principal, dándonos de él una idea to de vista, y me hace ver unas veces el
vaga y confusa. Para esto es necesario que objeto mismo, y otras vezes otras cosas co­
el escritor tenga una idea muy clara del ob­ nexas con él; me obligara a mirar a un tiem­
jeto que intenta presentarnos; que lo haya po á varios objetos, y perderé de vista el
comprendido cabalmente; y que jamas an­ principal. Si cargan el animal , si me lo
de vagueando en la idea que de el se ha muestran con muchos arreos y collares, si
formado; perfección, a que alcanzan a la me presentan muchos de la misma especie,
verdad muy pocos escritores. y otros que se le parecen, aunque en algo
246 PRECISION. PRECISION. 247
1EC. X. se diferencien; ninguno de ellos veré con calidades es diferente: é inducido á pensar iec. X
claridad. en las dos cuando solamente me debiera pre­
Esto es lo que forma un estilo vago, sentar á la vista una de ellas, hace incons­
diametralmente opuesto al preciso. Aquel tante mi vista, é indistinta la idea del objeto.
proviene en general del uso de palabras su­ De lo dicho aparece que puede ser cla­
perfluas. Escritores débiles emplean muchas ro, en cierto modo, un autor sin ser preci­
palabras para darse á entender, según pien­ so. Usa de palabras propias, y de una pro­
san, mas distintamente; y no hacen mas que pia coordinación: nos da la idea tan clara
confundir al lector. Conocen que no han como la concibe , y en esta parte es claro;
dado en la expresión precisa para comunicar pero las ideas no son muy claras en su áni­
lo que quieren significar: no conciben á la mo. Son vagas y generales; y por lo tanto
verdad con mucha precisión su mismo pen­ no pueden ser expresadas con precisión. No
samiento; y por tanto se ayudan como pue­ todos los asuntos requieren esta con igual­
den de estas y otras palabras, que suplan á dad. En muchas ocasiones basta tener una
su parecer el defecto, y nos hagan acercar idea general del objeto. El asunto es acaso
algo masa su idea. Andan siempre cerca; familiar y conocido; y no estamos expues­
pero jamas aciertan con la cosa. La imagen tos á equivocar el sentido del autor, aunque
que nos ponen delante se ve siempre doble: no sean precisas y exactas todas las palabras
y ninguna imagen doble es distinta. Cuan­ de que usa.
do un autor me habla del valor de un hé­ Pocos autores, por ejemplo, hay en la
roe en el dia de la batalla, la expresión es lengua inglesa mas claros en general que el
precisa; y le entiendo completamente. Pero arzobispo Thillotson, y Guillermo Temple:
si por el deseo de multiplicar palabras quie­ y sin embargo ninguno de ellos es notable
re alabar su valor y fortaleza, en el momen­ por su precisión. Ambos tienen un estilo vago
to en que junta estas palabras comienza á y difuso; y por lo común expresan su in­
vacilar mi idea. Quiere expresar con mas tención por varias palabras que muestran
fuerza una calidad; pero expresa dos, que sobre poco mas ó menos donde estriba, pero
á la verdad, son distintas. El valor hace sin señalar aquellas expresiones que comu­
frente al peligro, la fortaleza arrostra la pe­ nicarían claramente la idea que tienen pre­
na. La ocasión de ejercer cada una de estas sente, y nada mas. Tampoco es á la verdad
248 PRECISION. PRECISION. 249

I.EC. x, la precision el carácter que predomina en el autor se extiende dos ó tres páginas enteras líC. X.
estilo de Addisson: aunque este no es tan sobre Aristóteles , sin nombrarlo siquiera
defectuoso en esta parte como los otros dos. una vez de otro modo que el gran crítico,
Las faltas del lord Shaftsbury en punto el genio poderoso, y juez del arte , el prín­
de precision son mucho mas grandes que las cipe de los críticos, el gran maestro del ar­
de Addisson: al paso que son menos disi- te, el filósofo consumado. Del mismo modo
mulables, por ser un escritor declaradamen­ para nombrar en otro pasage á Homero, Só­
te filosófico, y que como tal, debía haber crates y Platón, dice: el gran poeta, el pa­
procurado sobre todo esta calidad. Su estilo triarca de los filósofos, y su noble discípulo
tiene grandes bellezas, y grandes defectos: y y genio grandioso. Este método de distin­
en general no es para imitado con seguri­ guir las personas es con extremo afectado.
dad. El lord Shaftsbury conocía muy bien Pero no es tan contrario á la precisión co­
el valor de las palabras. Las que emplea son mo las frecuentes circunlocuciones de que se
generalmente propias y sonoras; y su coor­ vale para todas sus ideas morales, atendiendo
dinación, como se mostrará después, es por siempre mas á la pompa déla expresión, que
lo común hermosa. Su defecto en punto de á la claridad que debería haber procurado co­
precision no estriba tanto en que las ideas mo filósofo. El sentido moral, por ejemplo,
no sean claras y distintas, como en una cons­ definido una vez era un término claro. Pe­
tante afectación. Es enamorado con exceso ro ¿cuan vaga es la idea que suministra de
de la pompa y ostentación del lenguage: él, cuando en la página siguiente lo llama
jamas queda satisfecho con expresar una co­ “aquella afección natural, y fantasia antici­
sa con claridad y sencillez: y juzga preciso pada que nos hace percibir lo justo y lo in­
revestirla siempre de cierta magnificencia y justo?” El examen de sí mismo, ó la refle­
magestad. De aquí provienen sus continuas xión sobre nuestra propia conducta, es una
circunlocuciones, y tantas palabras y frases idea que se concibe con facilidad: pero ape­
empleadas para describir una cosa, que es­ nas enrendemos lo que quiere decir cuando
taría mejor descrita con sola una de ellas. se explica en esta forma: “que el mismo
Si se le ofrece mentar una persona ó un au­ hombre se divide en dos partes, haciendo
tor , raras vezes lo nombra por su nombre un diálogo, entrando en sociedad, y for­
propio. En el tratado intitulado Aviso á un mando realmente el número dual consigo
2<¡O PRECISION. PRECISION. »5*
iec. X. mismo.” En ocasiones adorna tanto, ó mas su cuerpo.” Aqui para decir, “cometer una iec. X.
bien carga de palabras las ideas mas senci­ mala acción,” dice primero, “remover una
llas, que sino las oscurece, por lo menos las acción buena ú ordenada, é introducir una
debilita. mala y desordenada:” luego dice: “come­
En el siguiente párrafo, por ejemplo, ter una acción mala, inmoral é injusta:” y
de la Investigación sobre la virtud quiere en la línea siguiente dice: “obrar mal ó con
hacer ver, que cometiendo una mala acción, perjuicio de su entereza, buen natural y dig­
ofendemos nuestro ánimo; como ofendería nidad.” Aun una cosa tan sencilla como he­
su cuerpo el que se emponzoñase ó hiriese. rirse á sí mismo, dice que es; “ mutilar, ó
Obsérvese con qué redundancia de palabras herir su forma y constitución exterior, sus
se explica: “Ahora si se nos descubriese la miembros naturales ó su cuerpo.” Esta su­
estructura ó temperamento del ánimo; si perfluidad de palabras disgusta á cualquiera
viésemos que era imposible remover de él de un gusto algo correcto; y solo sirve para
una acción buena ú ordenada, ó introducir hacer embarazoso el sentido: y esta especie
una mala ó desordenada sin atraer, en cierto de estilo está elegantemente descrito por
modo, aquel estado de disolución, que está Quintiliano, cuando en el lib. VII. de sus
reconocido por tan miserable; entonces se Instituciones oratorias, cap. 2. dice: Est
confesaría sin duda, que pues no puede co­ in quibusdam turba inanium verborum, qui
meterse una acción mala, inmoral ó injusta dum communem loquendi morem reformi-
sin una nueva invasión ó rompimiento so­ dant, ducti specie nitoris, circumeunt om-
bre el temperamento y las pasiones, ó sin nia copiosa loquacitate, qua dicere volunt.
adelantar mas lo que antes había ya ejecu­ “Algunos hay que por huir del modo co­
tado ; cualquiera que obrase mal ó con per­ mún de hablar se valen de un tropel de pa­
juicio de su entereza, buen natural ó dig­ labras vanas; y llevados de cierta brillantez
nidad , obraría de consiguiente con mayor envuelven en una copiosa locuacidad todo
crueldad consigo mismo, que aquel que no cuanto quieren decir.”
hiciese escrúpulo de tragar una cosa ponzo­ Aplicando estas reglas á nuestros escri­
ñosa; ó que por sus propias manos volunta­ tores es fácil de conocer que Mariana, Mon­
riamente mutilase ó hiriese su forma ó cons­ eada y Coloma, aunque claros en su dic­
titución exterior, sus miembros naturales ó ción , y magestuosos en la frase, no fueron
252 PRECISION.
PRECISION. 2 $3
lec. x. tan precisos en su estilo que no pudieran Mas abajo dice: “del fruto de esta obra iec. x
haber cercenado algunas palabras sin menos­ depondrán otros mas avisados. Por lo menos
cabo del sentido , y aun del nervio y fluidez el tiempo como juez y testigo abonado, y
de la locución. En los mismos trozos que sin tacha aclarará la verdad, pasada la afi­
entresacó Capmani, é hizo figurar en su tea­ ción de unos , la envidia de otros, y sus ca­
tro, se descubre esto palpablemente. En la lumnias sin/propósito y su ignorancia.” Co­
dedicatoria de su Historia de España á Fe­ mo testigo dice menos que juez, bastaba de­
lipe III. encuentro con esta frase de Maria­ cir : “del fruto de esta obra depondrán otros
na : “ volvíla en romance muy fuera de lo mas avisados. Por lo menos el tiempo, juez
que al principio pensé, por la instancia con­ sin tacha, aclarará la verdad, pasadas la afi­
tinua que de diversas partes me hicieron so­ ción de unos, la envidia y las calumnias de
bre ello, y por el poco conocimiento que de otros, y su ignorancia.”
ordinario hoy tienen en España de la len­ Los escritores ascéticos, que por su ge­
gua latina aun los que en otras ciencias y nero doctrinal debieran haber procurado la
profesiones se aventajan. Mas ¿qué maravi­ precisión tanto como la claridad, cuidando
lla , pues ninguno por este camino se ade­ solo de inculcar los afectos, y de mover el
lanta , ningún premio hay en el reyno para corazón, parece olvidaron esta prenda ne­
estas letras, ninguna honra que es la madre cesaria del buen estilo. No pocas vezes se
de las artes? ¡Qué pocos estudian por sa­ resienten de este defecto Granada, Malón
ber!” Esta ligera digresión , impropia en de Chaide, Márquez, y la misma Santa Te­
una dedicatoria, es una pura redundancia; resa de Jesús; cuya pluma y mano rigió el
y nada perderían la frase y el sentido, di­ Espíritu Santo, si creyéramos en el entusias­
ciendo : “volvíla en romance muy fuera de mo, que sus prendas varoniles encendieron
lo que al principio pensé por las instancias en fr. Luis de León. Tan difícil es medir la
continuas que me hicieron, y por el poco expresión con la idea , y tan enmohecida
conocimiento de la lengua latina, que de dejaron su lima nuestros escritores clásicos;
ordinario tienen hoy en España aun los que que aun el V. Estella, que se distingue aca­
en otras ciencias se aventajan. Mas ¿ qué ma­ so entre todos por su precisión, la tuvo á ve­
ravilla , pues ninguno adelanta por este ca­ zes sin uso. En el capítulo primero de la
mino, y pocos estudian por saber?” primera parte del libro de la Vanidad del
20 PRECISION. SINONIMOS. 255
IEC. X. mundo, dice: “no quiere el Señor nuestro mas, porque se conforman en expresar una iec. x
corazón partido, ni dividido, sino entero:” idea principal : pero per lo común, sino
y cualquiera conoce, que sino lo quiere par­ siempre, la expresan con alguna diversidad
tido, no lo quiere dividido; y que no que­ én las circustancias. Ellas varian en alguna
riéndolo dividido, lo quiere sin duda ente­ idea accesoria, que lleva consigo cada pala­
ro. En el capítulo segundo de la misma par­ bra, y que las distingue entre sí. En ningu­
te, dice: “deprende á vencerte en todas, las na lengua hay dos palabras que comuniquen
cosas, y el Señor te dará esta paz interior, precisamente una misma idea: y cualquiera
Corta tus desordenados apetitos: quita de tí que esté familiarizado en la propiedad del
los vanos deseos: lanza fuera la codicia de lenguage , podrá observar siempre alguna
este mundo, y vivirás pacífico y contento. cosa que las distinga. Como se parecen á
Ninguno te podrá turbar: ninguna cosa te las diferentes tintas de un mismo color, un
dará pena: gozarás de la suavidad del espí­ escritor exacto puede emplearlas con venta­
ritu, y tendrás paraiso encima la tierra: nin­ jas para realzar y acabar la pintura que
guna cosa puede acontecer al justo, dice el quiere hacer. Con una suple lo que faltaba
sabio que le dé turbación. Tus propias pa­ á otra para la fuerza y lustre de la imagen,
siones son las que se hacen la guerra: y te­ que nos quiere presentar. Pero para esto ha
niendo los enemigos dentro de casa, quejas­ de atender en extremó á la elección que
te de los de fuera.” Yo creo que no hubie­ hace de ellas. La mayor parte de los escri­
ra perdido claridad, y habría ganado fuerza tores suele confundir unas con otras, y em­
diciendo: “aprende á vencerte en todo ; y plearlas sin cuidado alguno solo para llenar
el Señor te dará esta paz interior. Corta el período, ó para redondear y diversificar
tus desordenados apetitos: lanza de tí la co­ el lenguage ; como si su significado fuese
dicia de este mundo; y vivirás pacífico y exactamente el mismo, no siéndolo en rea­
contento. Ninguno te podrá turbar: goza­ lidad. De aquí proviene cierta confusión,
rás de la suavidad del espíritu; y tendrás el que inconsideradamente se esparce sobre el
paraiso encima de la tierra &c.” estilo.
Una de las fuentes mas abundantes del En la lengua latina hay dos palabras,
estilo vago, es el uso disparatado de las pa­ que á primera vista tendríamos por sinóni­
labras llamadas sinónimas. Se llaman sinóni- mas : y son las palabras amare y diligere.
2§6 SINONIMOS. sinónimos. 257
IEC. X. Con todo Cicerón nos ha hecho ver que amor la cesación ó el término del amor. IEC. X.
hay entre ellas una distinción muy señalada. El griego p/ctpfs designa primero la in­
Quid ergo, dice en una de sus epístolas, ti­ clinación, la disposición favorable de ánimo
bí commendem eum quem tu ipse diligis? acia una persona ó cosa; segundo, lo que
Sed tamen tit scires eum non d me diligi so- inspira este sentimiento, la belleza , la gra­
lum, verum eiaam aniari, ob eam rem tiíi cia, los atractivos &c.; tercero, las conse­
h¿ec scribo. De la misma manera tutus y cuencias de aquella inclinación, el favor, el
securus, son palabras que se confundirían premio, la recompensa. La palabra carino
fácilmente; aunque es bien diferente su sig­ designa lo que la griega y/ccpií en el primer
nificado. Tutus significa fuera de peligro: sentido. Querer es el verbo de esta familia.
securus libre de temor de él. Séneca ha no­ Aversión me parece que es la voz que ex­
tado elegantemente esta distinción. Tata presa el sentimiento opuesto al carino Lo
scelera es se possunt; secura non possunt. que nos inspira cariño, se dice caro. Cari­
En nuestra misma lengua se pueden dar mu­ dad significa la calidad , propiedad o facili­
chos ejemplos de una diferencia en el signi­ dad que tiene uno de querer, de tornar ca­
ficado entre palabras reputadas por sinóni­ riño; el cariño es universal: es una virtud.
mas. Como el asunto es importante, seña­ Caricia ó caricias denota la expresión ex­
laré alguna de ellas. Los ejemplos que voy terior del carño.
á dar pueden ser de alguna utilidad, y ser­ Ya se ve que amor dice mas que cari­
vir para mostrar la necesidad de atender ño \ el cual puede ser cuando mas un paso
con cuidado y exactitud al valor preciso de para el amor. El amor supone un estado
las palabras, si queremos escribir con pro­ violento en el ánimo; el carino supone un
piedad y precisión. estado mas tranquilo. Hay carino sin ¿rwor;
Amor. Carino. Amor es voz latina, que pero todo amor supone necesariamente ca­
designa una vehemente inclinación , una pa­ riño Podria decirse que el amor es un
sión que arrastra el ánimo á tal ó tal objeto. rino dominante, que absorbe, destruye, ó
Esto mismo designa el griego Y/¿«pos, que debilita los demas cariños. El amor es una
creo sea la misma palabra que la latina; ó á pasión de! ánimo: el cariíio no es una pa­
lo menos de la misma familia. El odio ex­ sión. La razón es subyugada por el amor;
presa la pasión opuesta al amor: y el des- pero subyuga al carino. Marco Antonio sa-
Tomo i. k
258 SINONIMOS. SINONIMOS. 2S9
1EC. x. orifica á Cleopatra su poder, su gloria, y ños. Un padre hace mil caricias á sus hi­ lec x
aun su vida: Marco Antonio tenia amor á jos: los ama cordialmente; y de consiguien­
Cleopatra, y carino no mas á todas las otras te sus caricias son cariños. La primera no
cosas contrapuestas á Cleopatra. Esta reyna es mas que cariciosa: el segundo es cari­
de Egipto que trató de sacrificar á su aman­ cioso y cariñoso; o mas bien es cariciosa
te por conservar su trono, amaba el man­ porque es cariñoso.
do; y solo quería á Marco Antonio, pues Avaro. Avaricioso. Avariento. Ava­
le posponia al cetro. Un amante ama á. su ro es el que ama el dinero. La pasión del
ídolo, y quiere á las personas ó cosas que avaro se llama avaricia : y avaricioso es
contribuyen á la conservación ó felizidad aquel cuya pasión dominante es la avaricia.
de su amor. Hablaría mal el que dijese que El que, por decirlo asi, está siempre toma­
quiere á su ídolo, y ama á las personas &c. do de la avaricia, que todos sus pensamien­
El amor quiere; pero el cariño no ama. tos y acciones los refiere á ella se llama ava­
Cariño. Caricias. He dicho que la voz riento. Un ambicioso puede ser avaro si
caricias designaba la expresión exterior del necesita ahorrar para satisfacer su ambición:
cariño: pero en nuestra lengua se denota pero no puede ser avaricioso: porque su
esto mismo por la palabra cariños en plural; pasión dominante no es la avaricia. El ava­
y aun á vezes en singular, como en hazme ro tiene otras pasiones, otras calidades; y
un cariño. Estas vozesse diferencian sin em­ la que le constituye tal puede no formar su
bargo. Caricias se limita á significar las se­ carácter, sino solo modificarlo. En el ava­
ñales exteriores del cariño, sea que proce­ ricioso la avaricia es el fondo de su carác­
dan efectivamente de este , o sea que se ter ; y las demas pasiones están subordinadas
aparenten para fingir un cariño que no hay. á esta. El furor de la avaricia es el carácter
Cariños designa el cariño demostrado exte« del avariento. El liberal se opone al ava­
riormente: es la expresión real de un cariño ro : el pródigo al avaricioso: el disipador
verdadero. El que hace cariños quiere efec­ al avariento. Si es claro que estas tres vo-
tivamente : el que hace caricias puede no zes designan diversas modificaciones de una
querer. Una muger pública hace mil cari­ misma idea, no debe darse por anticuada
cias á cualquiera, aunque le disguste: sus ninguna de ellas, por mas que la Academia
caricias no nacen del corazón; no son cari- española dé por tal á avaricioso y á ava-
r a
2ÓO SINONIMOS.
SINONJMÓS» 261
IEC. x. rientez, que designa el vicio del avariento
determidamente; el cual no tiene ni puede lia es alemana, francesa, italiana &c. Aban-, lec. x
tener en nuestra lengua otra palabra que lo donar en rigor es renunciar al territorio, á
designe. la jurisdicion, al pais en que uno vive, po­
Dejar. Abandonar. Desamparar. De­ nerse fuera de sus leyes ó bandos; y mas
jar se pronunció antiguamente tejar, y des­ particularmente es renunciar al derecho, al
pués lijar, dijar y dejar indistintamente; dominio que tiene cada uno sobre una cosa
hasta que al fin prevaleció la pronunciación ó persona; dejarla sin dueño á disposición
del dia, sustituyendo la D á la L. En otras del primer ocupante ; hacerla pública.
muchas palabras se nota esta mudanza de la Desamparar se compone de amparar
L en D, y al contrario. De celia hemos dicho y de la negación des-, y significa dejar de
celda; de cauda cola ; de odor olor &c. Es amparar. Amparar, que en lo antiguo se
claro que nuestro dejar es el italiano las- pronunció emparar, se compone de la pre­
ciare , y el francés laisser, derivados todos posición em, que es lo mismo que Zíw ó /«,
del latín laxare; que significa laxar, sol­ y del verbo parar, que significa poner una
tar, ensanchar, prolongar, licenciar. cosa á la par de otra , ponerlas frente a fren­
Abandonar viene del céltico Ban ó te , oponer, poner delante, detener &c. De
Bann, o Band; que designa jurisdicción, aqui amparar, que expresa las ideas de de­
territorio, pais que está bajo una jurisdicion. fensa , de protección, que naturalmente se
En los tiempos feudales se llamaba asi el derivan de las ideas de ponerse delante de
territorio comprendido en la jurisdicion de una cosa. Desamparar será pues quitarse de
cada señor; respecto del cual eran mirados delante de una cosa, dejarla sin protección,
como extrangercs los de las demas jurisdi- sin defensa.
ciones de la misma nación. Las leyes parti­ Dejar designa simplemente un desasi­
culares de cada una de estas jurisdiciones se miento cualquiera , sea de cosa propia u
llamaron Bandos. Se dijo en nuestro anti­ agena : y por consiguiente es mas general su
guo castellano Banir á lo que llaman los significación que la de abandonar que su­
franceses Bannir; que es desterrar por un pone propiedad , y que la de desamparar
bando; y al que es desterrado de este modo que lleva consigo las ideas de protección, de
se le dio el nombre de bandido. Esta fami- defensa. Podemos dejar una cosa sin per­
der el dominio de ella : pero rehúsa tenerle
2Ó2 SINONIMOS. SINONIMOS.

IEC. X. el que la abandona, asi como el que la des- niega la protección y los auxilios que debe­ LEC. X
amparas pues el desamparo es una conse­ ría darle. Eneas deja a Dido, porque se se­
cuencia del abandono Abandonar y des­ para de ella : la abandona porque desapro­
amparar suponen las ideas de dejar pero
s
piándose de su amor renuncia á los dere­
no al contrario. Deja un pleyto el que no chos que sobre su corazón tenia; y deja de
quiere continuarlo, y transige con su adver­ ser su dueño: la desampara, porque él era
su placer, su salud, su esperanza; y sin él
sario. Abandona una causa el procurador
que no la mira como suya, y la deja ente­ todo le falta en la tierra, y queda á discre­
ramente á disposición de su adversario. La ción de sus enemigos.
desampara el procurador ú abogado que Lo contrario de dejar es coger de aban­
s

mirándola como propia, no hace las defen­ donar , apropiar; y amparar de desam­
sas correspondientes. Deja su patria el que parar.
Orgidlo. Soberbia. El orgullo es una al­
por intereses de comercio, ó para instruirse,
tísima opinión, una desmedida estimación
ó por otras razones sale de ella para viajar
por países extrangeros. Acabará sus viages, que hace uno de sí mismo; y que no.ca­
y volverá á ella: porque su ánimo no es re­ biendo en el ánimo rebosa, digámoslo asi, y
nunciar á ella. Abandona su patria el que se manifiesta exteriormente en las palabras
y acciones. La soberbia es un sentimiento
rompiendo los vínculos que le unian á
de superioridad, que hace al que le tiene
ella se extraña, y toma otra nueva. Des­
mirar á todos los demas como inferiores. El
ampara su patria el que no habiéndose ex­
orgulloso no quiere reconocer superior: pe­
trañado, le niega la protección y la defensa,
ro al soberbio no le satisface esto; sino que
que pudiera darle cuando ella lo necesita¡
quiere que le reconozcan por superior. El
El primero sale de su patria acaso para serla
primero trata de no ser dominado: el segun­
mas útil: el segundo renunciando á su pa­
do aspira á dominar. El orgullo es vano; la
tria no hace mas que usar de su derecho: el
soberbia es ambiciosa. Aquel es ridiculo; es­
tercero es un traidor á la patria. Una ma­
dre que expone un hijo, lo deja en cuanto ta temible. La modestia es la virtud opues­
ta al orgullo; y la humanidad a la soberbia.
se desprende de él: lo abandona, porque
El orgullo cuando recae sobre un .mérito
desapropiándose de él le deja á disposición
real, ó tiene fundamento justo, es disCulpa-
del público ; y lo desampara, porque le
SINONIMOS. 2 ^5
264 SINONIMOS.
que debe expresar estas ideas. Se requieie LEC. X
LEC. X, ble, y á vezes glorioso: pero siempre es vi­
tuperable la soberbia. Apreciarse á sí exce­ genio; pero aun mas se requiere trabajo y
sivamente, que es loque hace el orgullo, atención. El deán Swift es uno de los auto­
no es despreciar a los demas: pero sobrepo­ res de la lengua inglesa, que se distinguen
nerse a todos es despreciaros, y es lo que mas por la precisión del estilo. En sus escri­
hace al soberbio. Las ruinas gloriosas de la tos pocas vezes ó nunca se hallan expresio­
Orgullosa Numancia serán un monumento nes vagas, y palabras sinónimas amontona­
de ia sanguinaria soberbia de Roma. La so­ das sin cuidado. Su pensamiento siempre es
berbia de los Tarquinos, y el honor orgu­ claro; y se halla denotado con fuerza.
lloso de Lucrecia causaron una revolución Antes observé, que aunque todos los
en el gobierno romano: y se estableció la asuntos, ya por escrito, ya de palabra , pi­
república. La soberbia de los Patricios, y dan claridad; sin embargo no todos requie­
el orgullo de los plebeyos fue la causa de ren aquel grado de precisión exacta que he
que algunos siglos después se levantase la procurado explicar. Ala verdad, en cual­
monarquía sobre las ruinas de aquella mis­ quier escrito es ya una gran belleza tener
ma república. á lo menos alguna precisión; á contiadistin-
Estos son ejemplos de palabras que al­ cion de aquella vaga profusión de palabras,
gunos descuidados en la propiedad de la que hace que no se impriman ideas claras
Íí lengua suelen emplear por sinónimas, no en el entendimiento del lector. Pero al mismo
Siéndolo en la realidad. Sus significados se tiempo debemos cuidar de no poner tanto es­
acercan bastante: pero no son precisamente tudio en la precisión, especialmente en asun­
los mismos. Aquel que pese mas el signifi­ tos que no la piden rigurosamente, que re­
cado de tales palabras y atienda mas á él, sulte árido y pobre el estilo: y que por el
hab ara y escribirá con mayor claridau y empeño de cercenar mucho, cercenemos to­
energia. do lo que es copia y adorno. Acaso se ad­
De lo dicho se infiere, que para escribir vertirá algo de esto en las obras serias del
o hablar con precisión se requieren con es­ deán Swift. Atento solo á presentar sus ideas
pecialidad dos cosas: una, tener ideas claras con claridad y exactitud, reposando entera­
y disfumas del objeto; otra, tener un exacto mente en su sentido y distinción , parece
y cabal conocimiento de las palabras con que desdeña todo adorno; lo cual á vezes
206 SINONIMOS. estructura de las sentencias. 267
EEC. X. puede creerse que hace su manera dura y ahora mas que la claridad del lenguage, no eeg. xi
árida. Unir la copia con la precisión, ser me ceñiré solo á esta calidad; sino que in­
fluido y gracioso , correcto y exacto al mis­ vestigaré también lo que requieren las sen­
mo tiempo en la elección de las palabras es tencias para su gracia y belleza: pues ha­
sin duda una de las prendas mas difíciles y ciéndolo asi presento bajo un punto de vista
mas relevantes de un buen escrito. Algunas todo aquello , á que parece se debe aten­
clases de composiciones piden mas copia y der en la construcción y coordinación de las
adorno: otras mas precisión y exactitud: y palabras de cada una de ellas.
aun en una misma composición las diferen­ No es fácil dar una definición exacta de
tes partes pueden pedir alguna variación en la sentencia ó período, sino según que en­
su manera. Pero debemos procurar no sacri­ vuelve siempre la proposición ó declaración
ficar jamas una de estas calidades á las otras: cabal del pensamiento. La definición de
antes manejándolas con propiedad se verá Aristóteles es buena en lo principal: A^eiS
que son compatibles entre sí, si tenemos ideas í'yfe'a'X x-sti TeÁeuTJir ourrxiz, xeu
precisas, un vasto conocimiento, y crecido /¿eyeGos ít/a-vvo,7rTov: “Una locución que
caudal de palabras. tiene su principio y fin dentro de si misma;
y es de tal extensión que se puede compren­
LECCION XI. der de una ojeada.” Pero esto admite ma­
yor extensión: porque una sentencia ó pe­
Estructura de las sentencias. ríodo consta siempre de partes componentes,
llamadas miembros: y como estos pueden
H,Labiendo comenzado á tratar del estilo ser pocos ó muchos; y pueden estar enlaza­
he considerado en la lección última su cali­ dos de diferentes modos; el mismo pen­
dad fundamental, que es la claridad. Lo di­ samiento ó proposición mental puede es­
cho acerca de esta se refiere principalmente tar encerrado en una sentencia, o partido
á la elección de las palabras. De las palabras en dos ó tres, sin faltar á ninguna regla
paso á las sentencias; de las cuales trataré esencial.
extensamente , porque su buena estructura Lo primero que se presenta en el exa­
es de la mayor importancia en toda clase de men de las sentencias es la distinción de bre­
escritos y discursos. Aunque no considero ves y largas. No se puede fijar regla alguna
268 DE LAS SENTENCIAS. 269
ESTRUCTURA
cías se componen de varios miembros enea- lec. xi
iec. xr. acerca ¿el número de palabras, de miem­
ó
denados entre si, y que cuelgan unos de
bros de que debe constar una sentencia: so­ otros; de suerte que no se cierra el sentido
lamente es cosa bien obvia, que puede ha­ hasta el fin. Esta manera de composición es
ber extremos per uno y otro lado. Las que la mas pomposa, musical y oratoria. Tal es
son de una extensión desmesurada , y se la siguiente de Cervantes: “Apenas había
componen de muchos miembros, traspasan el rubicundo Apolo tendido por la faz de
siempre algunas de las reglas necesarias en la ancha y espaciosa tierra las doradas hebras
reda buena sentencia, de que hablaré des­ desús hermosos cabellos: y apenas los peque­
pués. En los discursos que se han de recitar, ños y pintados pajarillos con sus harpadas
se debe atender a la facilidad de la pronun­ lenguas habian saludado con dulce y meliflua
ciación : la cual no sufre períodos demasia­ armonia la venida de la rosada aurora... cuan­
do largos. Pero aun en las composiciones do el famoso caballero don Quixote de la
que no se han de recitar, se fatigan el oido Mancha, dejando las ociosas plumas, subió
y la atención del lector si s,e usa con fre­ sobre su formoso caballo Rocinante; y co­
cuencia de períodos demasiado largos: por­ menzó á caminar por el antiguo y conocido
que estos requieren evidentemente mas aten­ campo de Montiel.” Cicerón abunda de sen­
ción que los breves para que se perciba con tencias por este estilo. Cortado es aquel que
claridad la conexión de sus diversas partes, se compone de proposiciones breves é inde­
y .poder comprenderlos de una ojeada. Al
pendientes, y todas completas en su línea.
mismo tiempo puede haber también exceso Tal es el siguiente de Saavedra: “Muchos
en los períodos demasiado cortos: porque el príncipes se perdieron por ser temidos: nin­
sentido se parte, y se quiebra; se debilita guno por ser amado.... y el amor y el res­
la conexión del pensamiento; y se recarga peto se pueden hallar juntos; el amor y el
la memoria presentándole una larga serie de temor servil no: lo que se teme se aborre­
objetos menudos. ce; y lo que es aborrecido no es seguro.
Con respeto á la extensión y á la cons­ (Capmani, Teatro tom. V. pág. 188.) Este
trucción de las sentencias ó períodos los crí- método de escribir es muy del gusto de los
• ticos franceses hacen una distinción muy franceses, y asienta bien en asuntos alegres
exacta del estilo enperiódico, y en cortado.
y fáciles. Él estilo periódico da un ayre de
Estilo periódico es aquel en que las senten-
270 ESTRUCTURA 1>E LAS SENTENCIAS. 27!

X£C* xi. gravedad y de dignidad a la composición: lagosa repetición de sonidos semejantes: por- lec. xi
' el cortado es mas vivo y enérgico. Por tan­ que no hay cosa tan cansada como una cons­
to según la naturaleza de la composición, y tante uniformidad. En materia de construc­
el carácter general que deba tener, aebe ción y distribución de sentencias ha mostra­
predominar uno ú otro. Pero casi en todas do mucho artificio Shaftsbury. En la última
las composiciones la regla principal es mez­ lección observé, que á vezes sacrifica la pre­
clarlos: porque el oído se cansa de cualquie­ cisión del estilo á la pompa de la expresión;
ra de ellos, continuado por mucho tiempo. y que en su estilo reyna una rigidez y afec­
Mientras que una mezcla oportuna de pe­ tación, que hace no se le pueda mirar co­
ríodos largos y breves halaga al oido , y .ha­ mo un modelo en todo. Pero como tenia un
ce que acompañe a la magestad cierta viva- oido delicado , y atendia en extremo á la
zidad en el estilo. Non semper ^dice Cice- elegancia ; procuraba mezclar oportunamen­
ceron describiendo prolijamente estas dos te sentencias largas y breves, con mayor va­
especies de estilos, de que voy hablando) riedad y armonía en su estructura, que otros
non semper utendum est perpetuitate, et autores ingleses: y en esta parte merecen
quasi conversione verborum: sed sape car­ atención sus composiciones.
penda membris minutioribus oratio est. “No De estas observaciones generales pase­
se ha de emplear siempre un giro continua­ mos á un examen mas particular de las ca­
do, y seguir un compás de frases regulares; lidades que requiere una sentencia perfecta,
sino que debe quebrarse a vezes el estilo ian necesaria es la buena construcción de
con períodos mas cortos.” las sentencias, que en toda especie de com­
Esta variedad es de tanta impoitancia, posición jamas atenderemos demasiado á ella.
que se debe procurar no solo en la serie de Sea cual fuese el asunto, es imposible que
sentencias breves y largas, sino también en se lea con placer ni con provecho una obra
la estructura de estas mismas. Jamas debe compuesta de sentencias construidas de un
seguirse una serie de sentencias, construidas modo desaliñado, embarazoso y débil. Pe­
del mismo modo, y con el mismo numern ro atendiendo á las reglas relativas á esta
de miembros, sean largos ó breves. Por so­ parte del estilo, adquiriremos el hábito de
nora que sea cada una de ellas hace mejor expresarnos con claridad y elegancia: y si
efecto la discordancia misma, que la empa- hubiere desorden en alguna de las senten-
272 —
estructura DE LAS SENTENCIAS. 273
lec xi. cías, inmediatamente veremos donde esta; ma lección traté cumplidamente de la elec- lec. xi
y podremos rectificarlo. Se ve que ¡os anti- cion de las palabras por lo que hace á la cla­
guos ponían mayor atención y cuidado, que ridad. Ahora trataré de su colocación. Lo
nosotros en la estructura de las sentencias. primero, que se debe procurar en esta par­
El tratado di la interpretación fe Demetrio te, es observar exactamente las reglas de la
7 z •
Falereo está lleno de observaciones sobie la granratica en cuanto nos puedan servir de
elección y colocación de las palabras, he­ guia. Pero como la gramática de nuestra
chas con tal delicadeza que nos parecería lengua no es extendida, puede haber am­
muchas vezes prolijo. ¡Mas magistral es el bigüedad en la colocación de las palabras
tratado de Dionisio Halicarnaseo sobre la sin transgresión de regla alguna gramatical.
coordinación de las palabras. pao esta Las relaciones que tienen entre sí las pa­
principalmente ceñido á su estructura mu­ labras , ó miembros de un período, no pue­
sical; asunto, en que la lengua griega pre­ den señalarse en castellano por la termina­
sentaba m’S socorros á los escritores que ción, como en el griego, ó el latín. De
todas las modernas, sobre la coordinación de aqui es que una regla esencial en la coor­
dinación de las sentencias es que las pala­
las palabras. .
Las propiedades mas esenciales de una bras, ó miembros, que tienen mas estrecha
sentencia perfecta, nos parecen las cuatro conexión, tengan en la sentencia el lugar
siguientes: primera, claridad , y precisión; mas cercano posible; de suerte que hagan
segunda, unidad ; tercera, fuerza; cuarta, ar­ ver bien claramente su mutua relación. Esta
monía. Ilustraré separadamente y con algu­ es una regla, que no observan con el rigor
na extensión cada una de ellas. . e debido ni aun los buenos escritores. Será
La primera es la claridad y precisión. preciso presentar algunos ejemplos, que
Se debe evitar con el mayor cuidado la me­ muestren la importancia de esta regla; y ha­
nor ambigüedad, que deje el ánimo suspen­ gan inteligible su aplicación.
so acerca del sentido: y no es tan fácil, co­ I. En la colocación de los adverbios
mo parece á primera vista, no cometer en usados para calificar la significación de al­
esto defecto alguno. De dos causas nace la guna cosa, que va antes ó detras de ella , es
ambigüedad: de la mala elección de as pa­ necesaria á vezes mucha delicadeza. “Por
labras, o de su mala colocación. En la ulu- grandeza, dice Addison en el espectador
tomo 1. s
274 ESTRUCTURA DE LAS SENTENCIAS. 275
lec. xi. núm. 412., no solamente entiendo el tama­ esta otra sentencia del mismo autor. “Fa- lec. xi
ño de un objeto particular, sino la exten­ tales fines suelen tener los que no correspon­
sión de toda una perspectiva.” Aqui el lu­ den á la confianza que de ellos hacen los
gar del adverbio solamente limita la si­ príncipes: aunque también es verdad que
guiente palabra entiendo: y se le pudiera muchas vezes en los reynos se peca á cos­
preguntar entonces que hace mas que en­ ta y riesgo de los que gobiernan, sin culpa
tender. Si hubiera colocado el adverbio ninguna suya.” Con respeto á los adverbios
después de la palabra tamaño, lo habría sucede, que como en la conversación el tono,
hecho aun peor: porque entonces podria- y énfasis con que los pronunciamos mues­
mos preguntarle, que entendía mas que el tran generalmente su referencia, y fijan
tamaño; si su color ó alguna otra propie­ claramente el sentido; adquirimos el hábito
dad? Asi su propio lugar es indubitable­ de esparcirlos vagamente en el tenor de un
mente después de la palabra objeto parti­ período. Pero en ios escritos, donde el hom­
cular; “por grandeza no entiendo el tama­ bre habla á los ojos y no al oido, debe ser
ño de un objeto particular solamente:” por­ mas cuidadoso; y enlazar los adverbios con
que si entonces se le hubiera preguntado las palabras que califican, de manera que á
que mas entendia que el tamaño de un ob­ primera vista presenten sin duda alguna la
jeto particular, venia exactamente la res­ intención del escritor.
puesta que intentaba y dió el autor; “la II. Cuando en medio de una sentencia
extensión de toda una perspectiva.” Mu­ se interpone una circustancia, se necesita á
chas vezes el vulgo con sus malicias oscu­ vezes de alguna atención para colocarla de
rece la verdad, dice Mariana, por ser los modo que la desnude de toda ambigüedad.
hombres inclinados á juzgar lo peor en las Por ejemplo: “¿Son estos los designios (di­
cosas dudosas; en especial cuando se atravie­ ce Bolingbroke) que un hombre, que ha
san causas de envidia y odio.” Este modo nacido bretón en cualesquiera circustancias,
adverbial muchas vezes como en la inten­ en cualquiera situación, debe avergonzarse,
ción del autor recae sobre el verbo oscurece ó temer de confesar?” Aquí no sabemos si
estarla mejor tras de él, de esta manera. estas palabras “ en cualquiera circustancia,
“El vulgo con sus malicias oscurece mu­ en cualquiera situación” están connexas con
chas vezes la verdad.” igual defecto padece las otras “un hombre que ha nacido bretón,”
S 2
y?6 ESTRUCTURA

lec. xi. ó con las otras, “debe avergonzarse &c.” Si DE I.AS SENTENCIAS. 277
intentó esto último, como parece mas pro. de esta manera: “un siglo ó dos hace que LEC. XI
bable, la coordinación debiera haber sido de esta especie de ingenio estuvo en mucha es­
este modo: “¿Son estos los designios que tima entre los nuestros; los cuales no lo
un hombre que ha nacido bretón, debiera ejercitaron por extravio de la razón, sino
avergonzarse, ó temer en cualesquiera cir- solamente por amor de aparecer ingeniosos.”
custancias, ó situaciones de confesar?” Aun mas digno de censura es el siguiente
III. Aun mas atención se requiere en pasage del Sermón 15 del obispo Sherlock:
la disposición propia de los pronombres re­ “Locura es armarnos contra los accidentes
lativos, quien, cual, que, cuyos, y de todas de la vida por amontonar tesoros, de los
aquellas partículas que expresan la conexión cuales nada puede protegernos sino la be­
de las partes de la oración. Cómo todo ra­ néfica providencia de nuestro Padre celes­
ciocinio depende de esta conexión, no pode­ tial.” Porque el pronombre cuales se refiere
mos ser en esto demasiado exactos y precisos. siempre gramaticalmente al sustantivo , que
Un error ligero puede oscurecer el sentido inmediatamente le precede; y el cual aquí
de toda la sentencia: y aun donde es inteli­ atesoras: de lo que resulta un sentido ab­
gible el sentido, si las partículas relativas surdo. Cualquiera conoce esta impropiedad;
están fuera de su lugar, habrá siempre des­ y que para evitarla debiera haberse cons­
aliño en la estructura de la sentencia. De truido la sentencia de esta suerte. “Locura
esta manera, en el Espectador núm. 54. es pretender que por amontonar tesoros nos
“Esta especie de ingenio, dice Addison, es­ hemos de armar contra los accidentes de la
tuvo en mucha estima entre los nuestros vida, de los cuales nada puede protegernos.”
uno ó dos siglos hace; los cuales no lo ejer­ Pudiera dar otros muchos ejemplos: pe­
citaron por un extravio de la razón, sino ro juzgo que los presentados bastan para que
solamente por amor de aparecer ingenio­ se entienda la regla. Esta se reduce á que en
sos.” Aquí no dudamos del sentido: pero la construcción de las sentencias una de las
la construcción se enmendaría visiblemente primeras cosas á que se debe atender es á
poniendo la circustancia “un siglo ó dos colocar las palabras en el orden, que mas
hace,” de manera que no separase el rela­ claramente señale la relación de sus diver­
tivo de su antecedente los nuestra sas partes; particularmente que los adver­
bios se adhieran siempre estrechamente á
DE LAS SENTENCIAS. 279
278 ESTRUCTURA
IEC. XI. las palabras, que deben calificar; que donde tencia una forma nueva; la cual pueda evi-, lec. XI
interviene alguna circustancia jamas quede tar aquellas frecuentes referencias á perso­
vagueando en medio del período, sino que nas antes mencionadas.
por el lugar, que ocupa, quede determi­ Todas las lenguas están expuestas á am­
nada á uno ú otro miembro de él; y que ca­ bigüedades. Quintiliano nos da algunos ejem­
da palabra relativa presente luego su ante­ plos en el latín, nacidos de una coordinación
cedente al ánimo del lector sin la menor os­ defectuosa. Un hombre, nos dice, ordenó
curidad. He mencionado estos tres casos; en su testamento , que se le erigiese despues
por que son la causa mas frecuente de la de su muerte statuam auream hastam te­
ambigüedad de las.sentencias. nentem : lo que causó un litigio sobre si la
Por lo que hace á los relativos es preci­ estatua entera, ó solo la lanza debia ser de
so observar ademas, que á vezes nace algu­ oro. El mismo autor observa con mucha pro­
na oscuridad de su demasiada repetición; piedad que es defectuosa siempre una sen­
particularmente de la repetición de los pro­ tencia, cuando la colocación de las palabras
nombres, quien, ellos, ellas y suyos, cuan­ es ambigua; por mas que pueda inferirse el
do es necesario referirlos á distintas personas. sentido. Si alguno dijese Chremetem audivi
Asi sucede en la siguiente sentencia del Ser­ percussise Demeam, será tan ambiguo en
món 42 del arzobispo Thillotson: “Los el sentido como en la estructura si Cremes
hombres miran con malos ojos lo bueno que fue el que hirió á Demeas, ó Demeas á
hay en otros: y creen que su reputación los Cremes. Pero si se valiese alguno de esta
oscurece; y que sus recomendables calidades expresión: Se vidisse hominem librum scri­
brillan en todo su esplendor: por esto hacen bentem-, aunque el sentido sea claro, Quin­
tiliano sostiene con todo que la coordinación
cuanto pueden para echar un velo sobre
es mala; porque por su parte se explicó con
ellas; para que el resplandeciente lustre de
ambigüedad. Nam, dice él, etiam si li­
sus virtudes no pueda oscurecerlos.” Esto es
escribir con negligencia: y de esta resulta un brum ab homine scribi oporteat, non certe
estilo á vezes oscuro, y siempre embrollado hominem a libro : male tamen composuerat,
y desaliñado. Cuando se nos presentan jun­ feceratque ambiguum quantum in ipso fuit.
A la verdad señalar ia relación de cada pa­
tos muchos de estos pronombres, no nos
labra, y miembro de una sentencia de una
queda otro arbitrio que dar á toda la sen-
a8o ESTRUCTURA DE LAS SENTENCIAS.

IEC. xi. manera propia y distinta, no da solamenta hay en toda sentencia alguna cosa, o per- lec. xi
claridad, sino gracia y belleza á la senten­ sona dominante: y esta debe regir, si es po­
cia; haciendo que el ánimo pase blanda y sible , desde el principio al fin de ella. Si yo
agradablemente por todas las partes de ella. me explicase de esta manera: “Después
La segunda calidad de una sentencia bien que nosotros anclamos, ellos me desembar­
ordenada es su unidad. Esta es una propie­ caron , y alli fui saludado de todos mis ami­
dad fundamental. En toda composición, de gos; quienes me recibieron con las mayores
cualquiera especie que sea, se requiere al­ muestras de ternura;” aunque los objetos
gún grado de unidad para que sea bella. Es contenidos en esta sentencia tienen entre si
preciso que entre las partes haya siempre al­ suficiente conexión; sin embargo por esta
gún principio que las enlaze. Es preciso al­ manera de representarlos cambiando tantas
gún objeto que sobresalga. Esto, como lo veces tanto de lugar, como de persona, no­
haré ver después, se verifica en la historia, sotros , y ellos, y yo y quienes, aparecen tan
en los poemas épico y dramático, y en to­ desunidos, que casi se pierde de vista su
das las oraciones. Pero en una sola sentencia conexión. La sentencia recobra su propia
se requiere aun mas que en otras obras la unidad torneándola de esta manera. “Ha­
unidad mas rigüfosa: porque su misma na­ biendo anclado, desembarqué, y alli fui sa­
turaleza lleva consigo la expresión de una ludado de todos mis amigos, y recibido con
proposición. Puede, á la verdad, compo­ las mayores muestras de ternura.” Los que
nerse de partes: pero, es preciso que estas traspasan esta regla, traspasan al misma
partes esten ligadas tan estrechamente, que tiempo la siguiente.
hagan en el ánimo la impresión de un solo Jamas se deben acumular en una sen­
objeto y no de muchos. Para conservar la tencia cosas, que tienen tan poca conexión
unidad en una sentencia se observarán las que pudieran dividirse en dos ó mas sen­
reglas siguientes. tencias. La violación de esta regla nunca
En primer.lugar, en el curso de la sen­ deja de disgustar y ofender al lector. Tan
tencia se cambiará la escena lo menos que se malo es á la verdad su efecto, que entre dos
pueda. No se nos debe llevar precipitada­ extremos menos malo es errar por muchas
mente pasando de repente de una persona á sentencias demasiado breves, que por una
otra, y de un asunto á otro. Por lo común que esté recargada y llena de embarazos.
282 ESTRUCTURA DE TAS SENTENCIAS. 283
EEC. XI. Muchos ejemplos ofrecen los autores. Pre« didura del carácter de Dolabela es estraña LEC. XI.
sentaré algunos para justificar lo que acabo al objeto principal; y quiebra enteramente
de decir. “El arzobispo Tillotson, dice un la unidad y trabazón de la sentencia, pre­
autor de la historia de Inglaterra, murió es­ sentando al lector una nueva pintura. An­
te año. El fué amado en extremo tanto del tonio Perez en carta á un amigo suyo,
rey Guillermo como de la reyna María; agradeciéndole sus consejos que admitia, no
quienes nombraron al doctor Tennisson, obis­ por medicina, sino por mantenimiento de
po de Lincoln, para sucederle.” ¿Quién es­ los mas agradables, añade: “Puede hablar
peraría, que la última parte de esta sen- asi, y ser creido quien viendo desde mo­
tencia se había de seguir á la primera? La zo á mi padre, y á sus amigos en lo alto
proposición de la sentencia es que“Tillot- de las cortes, las comenzó á temer, y las
son fué amado en extremo del rey y de la deseó huir, y salirse de la nave aun no
reyna”: aguardamos alguna prueba de esto, bien metido el pie en ella; y quien oyó un
ó á lo menos alguna cosa que diga relación dia entre otros, discurrir el príncipe Rui
con esto; cuando de repente nos introduce Gómez de Silva de la fortuna y de sus fa­
una nueva proposición, “ quienes nombra­ vores. El príncipe Rui Gómez digo, aquel
ron al doctor Tennisson para sucederle ” gran privado, aquel gran maestro de priva­
El siguiente es de Middleton en su Vida dos, y de conocimiento de reyes (aunque
de Cicerón: “ en este estado incómodo de quien dijo lo uno, dijo lo otro); el que se
su vida pública y privada Cicerón se vio deseó retirar, por no decir huir, aunque
angustiado de nuevo por la muerte de su pudiera. Alego tanto con el príncipe Rui
amada hija Tulia: la cual aconteció poco Gómez, porque fué mi maestro, y el Aris­
después de haberse divorciado de Dolabela, tóteles de esta filosofía. Este me llegó a de­
cuyas costumbres y mal genio le desagra­ cir en nuestros paseos privados, Señor An­
daban en extremo.” El objeto principal de tonio, ¿pensáis que no me escaparía yo de
esta sentencia es la muerte de Tulia, que aqui también, si pudiese sin nota del agra­
fué causa de la aflicción de su padre. La cir- decimiento? Creed que sí haria, y me ten­
custancia de haber acaecido poco después dría por venturoso: pero no puedo sin peli­
de su divorcio con Dolabela puede entrat gro déla nota que digo” &c. Esta locución
en la sentencia con propiedad; pero la ana- es no solo embarazosa por el giro, sino com-
284 ESTRUCTURA
¡DE t AS SENTENCIAS. 2S $
duria, y á las del otro genio, dicho en in­ 1EC. XÍ
IEC. xi. plicada por las ideas: pues deteniéndose á
gles wif, la cual es una palabra sajona, usa­
hablar tan machaconamente de la profunda
da para expresar lo que italianos y españo­
política del príncipe Rui Gómez, hace que
les llaman ingenio, y los franceses espíritu,
uno se olvide de que un dia entre otros le unos y otros del latin: aunque yo creo que
dijese cosa alguna de la fortuna y de sus
genio iait significa mas particularmente el
favores.
de la poesia; como se puede ver en las no­
He tomado estos ejemplos de sentencias tas sobre la lengua rúnica: ” Cuando llega
de corta extensión , que no por eso dejan de
uno al fin de una sentencia tan embarazosa,
ser complicadas. Los autores que abundan se sorprende de hallarse á tanta distancia del
de sentencias largas, suelen ser mas defec­ objeto que encontró al principio.
tuosos en este artículo. Basta abrir la histo­ Daré otro ejemplo sobre esta materia
ria del lord Clarendon para hallar ejemplos tomándolo del deán Swift. Hablando de los
por dó quiera. Las largas, complicadas, y progresos de su lengua desde el tiempo de
enmarañadas sentencias de este autor son el Cromwell en su Propuesta para corregir la
mayor borron de sus obras.; aunque como lengua inglesa. “ A esto sucedió, dice, aque­
historiador tiene no poco mérito. En escri­ lla licencia que entró con la restauración: y
tores mas modernos y correctos que el lord de inficionar la religión y la moral pasaron
Clarendon hallamos periodos á vezes tan ex­ ¿corromper la lengua; no siendo probable
tendidos; y que comprenden tantas particu­ que esta pudiese mejorarse mucho por aque­
laridades , que con mas propiedad se pudiera llos que entonces componían la corté de
decir que son un discurso que una sentencia. Carlos II., ó por aquellos que le siguieron
Tomemos, por exemplo, el siguiente de en su destierro, ó por aquellos que solo ma­
Sir Guillermo Temple, en su ensayo sobre nejaban el dialecto de aquellos tiempos de
la poesía: “Provecho y placer se toman fanatismo, ó por los jóvenes educados en el
por lo común por dos cosas distintas: y no mismo país: de suerte que la corte, que sue­
solamente se dan á sus sectarios ó apasiona­ le ser el dechado de la corrección y propie­
dos los diversos nombres de hombres ocupa­ dad del había, íué entonces, y continuó en
dos y ociosos, sino que se distinguen las fa­ ser, en mi sentir, desde entonces la peor es­
cultades del ánimo que tratan de ellos, lla­ cuela de Inglaterra para conseguirlas: y asi
mando á las operaciones del primero, sabi-
286 ESTRUCTURA 2>E IAS SENTENCIAS. 287
XEC. xi. seguirá hasta que se ponga mas cuidado en pelidos por cierta vivazidad del pensamien­ IEC. XI
la educación de la nobleza para que pueda to, que felizmente y de paso toca lo que
presentarse en el mundo con algunos princi. encuentra en el camino. Pero por lo común
pios de literatura que la haga capaz de ser hacen muy mal efecto: porque son unas rue­
el modelo de la civilidad.” ¡Cuantos hechos, das dentro de otras, unas sentencias en me­
raciocinios y observaciones diferentes se pre­ dio de otras sentencias, y un método emba­
sentan aquí de una vez al entendimiento; razoso de presentar un pensamiento, que el
encadenados sin embargo por el autor de escritor no sabe introducir en su lugar. Por
manera, que todos ellos son partes de una demas está citar muchos ejemplos; cuando
sentencia ; la cual no admite mas división con tanta frecuencia se encuentran en los
en la puntuación, que la de un colon im­ escritores incorrectos. Pero presentaré unos
perfecto entre alguno de sus miembros! Ha­ pocos de escritores, cuya rapidéz de genio
biendo hecho mención de la puntuación de­ y modo de escribir, les hacen incurrir fre­
bo avisar aqui, que en vano es pensar en cuentemente en descuidos de esta clase.
enmendar por una puntuación arbitraria los Lope de Vega, arrastrado de su facili­
defectos de una sentencia, ó corregir con dad en versificar, ajó con un paréntesis dis­
ella su ambigüedad, ó prevenir su confu­ locado el vivo lustre de este bellísimo soneto:
sión: porque las comas, los colones y los
puntos no forman las verdaderas divisiones Daba sustento á un pajarillo un día
del pensamiento; sino que sirven solamente Luscinda; y por los hierros del portillo
Fuésele de la jaula el pajarillo
para señalar las que nacen del tenor de la
Al libre viento en que vivir solia.
expresión de un autor : Por tanto estos sig­ Con un suspiro á la sazón tardía
nos son ó no propios según que correspon­ Tendió la mano, y no pudiendo asillo,
den á las divisiones naturales del sentido: y Dixo (y de sus mejillas amarillo
cuando están puestos en mal lugar, no me­ Volvió el clavel, que entre su nieve ardia):
recen ni tendrán aprecio. ¿A dónde vas por despreciar el nido
Al peligro de ligas y de balas;
La tercera regla para conservar la uni­
Y el dueño huyes, que tu pico adora?
dad de las sentencias es purgarlas de todo Oyóla el pajarillo enternecido :
paréntesis. Los paréntesis pueden tener en ¡Ya la dulce prisión volvió las alas;
ocasiones un semblante animado, como im- Que tanto puede una rnuger que llora.
288 ESTRUCTURA 289
DE LAS SENTENCIAS.
1EC. xi. Antonio Perez, que escribió con tanto be tener por regla general, que siempre que lec. xi.
descuido como afectación, no solo los sem­ un escritor vuelve á comenzar la construc­
braba á cada paso, sino que los duplicaba á ción con la frase digo, hablo, &c. es señal
vezes. Hablando de la distinción de privan­ segura de que la construcción iba mala. Esto
za en carta á un gran privado, dice: “Si podrá ser disimulable hablando: porque no
está fundada en la satisfacción del instru­ podemos prometernos la mayor exactitud en
mento para el ejercicio de la inclinación na­ el corriente natural, y casi espontaneo del
tural (hablo de las inclinaciones contrarias habla : pero no puede serlo en los escritos;
á la grandeza y autoridad del oficio; que los cuales dan lugar á la lima, y aun la
las flaquezas personales fácilmente las disi­ piden.
mulan los reyes, y suple la naturaleza), el Otra regla para la unidad de la senten­
oficio mismo no los puede sufrir á la larga ó cia es cerrarla siempre plena y perfectamen­
á la corta: el oficio mismo les viene á dar te. Todo lo que es uno, debe tener su prin­
su pago, y aun la persona del mismo prín­ cipio, su medio y su fin. Excuso advertir,
cipe.” Poco mas abajo tiene tres paréntesis que una sentencia incompleta no es de nin­
en seis escasos renglones. gún modo sentencia, según las reglas gra­
Pero aun escritores mas correctos des­ maticales. Pero muchas vezes tropezamos
lustran á vezes su bella locución por no re­ con sentencias, que están, por decirlo asi,
tocar su estilo, y limpiarlo de estos borro­ mas que acabadas. Cuando hemos llegado á
nes, dando diferente giro á sus frases. Ha­ donde esperábamos la conclusión, á la pala­
blando Mariana de Don Enrique IV. de bra en la cual el ánimo por lo dicho ante­
Castilla, dice que en él “ desfalleció de to­ riormente parece que desea reposar, ines­
do punto la grandeza y loa de sus antepasa­ peradamente se escapa alguna circustancia
dos ; y todo lo afeó con su poco orden y tra­ que debía haberse omitido ó puesto en otra
za (persona que fué por toda la vida de-'una parte; y que parece se ha quedado atras por
maravillosa inconstancia en sus acciones y cola de la sentencia.
consejos, indigno del nombre de rey): oca­ Todas estas añadiduras desfiguran en
sión para que la industria y virtud se abrie­ extremo una sentencia: la dan un ay re estro­
se por otra parte camino para el reyno de peado y desgraciado; y quiebran particular­
Castilla, y aun casi de toda España.” Se de- mente su unidad. El deán Swift, por ejern-
T0MO I. T
290 ESTRUCTURA DE TAS SENTENCIAS. 291
íec. xi. pío, en su carta á un joven eclesiástico , ha­ cerraba la sentencia: y el último miembro LEC. XI
blando de los escritos de Cicerón, se expli­ “la cual ninguna calidad me excita tanto
ca de esta suerte. “ Con estos escritos están como la satislaccion propia,” es una propo­
mas familiarizados vuestros teólogos, que sición enteramente nueva, añadida al final
con los de Demóstenes; quien excedió en verdadero.
muchos grados al otro, á lo menos como LECCION XII.
orador.” £1 final natural de la sentencia, es­
tá en las palabras: “ excedió al otro.” Ellas Estructura de las sentencias.
cierran la proposición: no buscamos otras; y
la circustancia añadida “á lo menos como Habiendo tratado de la claridad y de la
orador,” viene con pasos perezosos. ¿Cuan­ unidad, como necesarias en la estructura de
to mas unida estaría la sentencia, si le hu­ las sentencias; paso á la tercera calidad de
biera dado este giro? “Con estos escritos una sentencia correcta , á la cual he dado el
están mas familiarizados vuestros teólogos, nombre de energía. Por esta entiendo una
que con los de Demóstenes; el cual, á lo disposición de las diversas palabras y miem­
menos como orador, excedió en muchos bros , que presente el sentido con las mayo­
grados al otro.” En la siguiente sentencia de res ventajas; que haga toda la impresión
Guillermo Temple, es enteramente extraña que se quisiera que hiciera él periodo; y
á ella la añadidura que tiene. Hablando de que dé á cada palabra, y á cada miembro
la Teoría de la tierra de Burnet, y de la su debido peso y vigor. Las dos primeras
Pluralidad de los mundos de Fontenelle: calidades, claridad y unidad, son absoluta­
“El primero , dice, no pudo acabar su eru­ mente necesarias para producir este erecto.
dito tratado sin hacer un panegírico de la Pero aun se necesita otra cosa: porque pue­
literatura moderna comparada con la anti­ de ser bastante compacta la sentencia en to­
gua : y el segundo se dexa caer tan grosera­ das sus partes, o tener la debida unidad; y
mente en la censura de la poesía antigua, y sin embargo por alguna circustancia poco
preferencia de la moderna, que no pude favorable en su estructura puede no tener
leerlo sin alguna indignación; la cual nin­ aquella energía ó vivazidao de impresión,
guna calidad me excita tanto como la satis­ que hubiera producido una coordinación
facción propia.” La palabra “ indignación,” mas feliz. La primera regia para dar ener-
T2
292 ESTRUCTURA DE LAS SENTENCIAS. 293
lec. xn. gia á una sentencia es limpiarla de toda cercenada esté; con tal que no demos en el LEC. Xii.
palabra redundante. Estas pueden á vezes extremo contrario de cercenarla tanto, que
ser compatibles con un grado considerable resulte duro y árido el estilo : porque en es­
de claridad y de unidad: pero siempre de­ to como en todo lo demás es necesario guar­
bilitan la sentencia, y le quitan la soltura dar un medio. Debe atenderse también,
ó ligereza que debiera tener. aunque no en primer lugar, á la plenitud y
Est brevítate opus ut currat sententia, neu se rotundidad del sonido. Deben dejarse algu­
Impediat verbis, lassas onerantibus aures. nas hojas para abrigar y rodear el fruto.
Para que corra suelta la septencia, Asi como deben limpiarse las sentencias
Breve ha de ser; y tal que no embaraze de toda palabra superflua; así deben lim­
Con cansadas palabras el oído.
piarse también de todo miembro, que re­
Es maxima general, que todas las pala­ dunde : porque como cada palabra debe pre­
bras que no añaden algo al sentido de una sentar una nueva idea , cada miembro debe
sentencia se lo quitan. No pueden ser su- 1 contener también un nuevo pensamiento. A
perfluas sin ser embarazosas. Obstat, dice esto se opone el defecto harto común de no
Quintiliano, quidquid non adjwvat. Es me­ ser el último miembro del períc-do sino un
jor dejar de expresar todo lo que se puede eco deí primero, ó una nueva repetición
suplir fácilmente. Mejor es decir: “Con­ bajo forma diferente. Por ejemplo , hablan­
tento con merecer el triunfo, rehusó los do de la belleza. “El primer descubrimiento
honores;” que decir: “estando contento con de ella , dice Addisson, causa en el ánimo
merecer un triunfo, él rehusó el honor de una alegría interior, y esparce un deleyte
él.” Por esto creo que uno de los ejercicios por todas sus facultades.” (núm. 412). Y
mas útiles de la corrección, revisando lo que en otra parte. “Nos es imposible contem­
hemos escrito ó compuesto, es comprimir plar las obras divinas con frialdad ó indi­
aquel método de expresión redundante, y ferencia, ó considerar tantas bellezas sin
cortar todas aquellas excrecencias inútiles una satisfacción, y complacencia secreta.
que tiene por lo común la primera composi­ (núm. 413). Pues ¿qué se hicieron vues­
ción. Es preciso ser en esto algo severo: y tros gozos pasados, dice fr. Luis de Gra­
hallaremos siempre que una sentencia ad­ nada? ¿dónde se fueron aquellas alegrías
quiere mas vigor y energía, cuanto mas antiguas? (Oración y Meditación, sábado
294 ESTRUCTURA DE LAS SENTENCIAS. 295

iec. xii. por la mañana). Cervantes en el cuento del Son tantas las veriedades en el uso de estas eec. XH
cabrero dice: “Encerrada Leandra , queda­ partículas, que apenas se puede dar á cerca
ron los ojos de Anselmo ciegos, á lo menos de ellas un sistema particular de reglas. En
sin tener cosa que mirar, que contento les esta parte deben dirigirnos la práctica de
diese ; los míos en tinieblas sin luz, que á los escritores mas exactos, y los diferen­
ninguna cosa de gusto les encaminase con la tes efectos producidos por el distinto uso
ausencia de Leandra”;:: D. Quijote, Part. I. de semejantes partículas. Haré algunas ob­
Capit. fí i. En estos ejemplos nada se añade servaciones que me han ocurrido, sin pre­
por el segundo miembro de la sentencia á tender apurar este asunto.
lo que estaba ya expresado en el primero: Algunos escritores multiplican sin nece-,
y aunque la manera franca, y corriente de sidad las partículas demostrativas, y rela­
tales autores, y la graciosa armonía de sus tivas por el uso frecuente de una fraseolo­
períodos puedan paliar tales negligencias; gía como esta. “En esto no hay cosa que
sin embargo es cierto en general, que el es­ nos disguste mas pronto que la vana pom­
tilo libre de esta prolijidad aparece mas pa del lenguage.” Esta especie de estilo es
fuerte, y mas bello: y que por el contrario muy propia para introducir un asunto, o
se debilita la atención, y cae en inacción el establecer una proposición, para la cual pe­
ánimo cuando se multiplican las palabras sin dimos una atención particular: pero en el
multiplicar á proporción las ideas. discurso ordinario mejor es explicarnos mas
Después de remover las superfluidades, sencilla y brevemente. *‘Nada nos disgus­
la segunda regla para dar mas energía á la ta mas pronto que la vana pompa del len­
sentencia es atender con especialidad al uso guage.”
de las partículas copulativas, relativas y de­ Otros escritores tienen la practica de
mas, usadas para las transiciones y conexio­ omitir el relativo en frases de diferente es­
nes. Estas palabras pero, y el cual, cuyos, pecie de la primera, cuando creen que sin
donde &c. son frecuentísimamente las pala­ él podrá entenderse el sentido. Pero aunque
bras mas importantes de todas: son las jun­ este estilo elíptico sea inteligible, y tolera­
turas , ó los ejes sobre que ruedan todas las ble en la convePsacion y en las cartas; sin
sentencias; y de consiguiente depende de embargo hace mal efecto en escritos serios
ellas mucha parte de su gracia y energía. y de alguna importancia.
20 estructura DE LAS SENTENCIAS. 297
lec. xii. _ Por lo que hace á la partícula copula­ perar en el mundo, ó que mas exima á los eec. xii
tiva, que tantas vezes ocurre en qualquiera hombres de la inconstancia de la fortuna,
composición, deben hacerse algunas obser­ que aquella calidad poseída generalmente
vaciones. Primero, es evidente que debilita por los mas estúpidos del vulgo, y es co­
el estilo repetida sin necesidad: hace casi el munmente llamada discreción; especie de
mismo efecto que el uso frecuente de la fra­ prudencia inferior , con cuya asistencia &c.”
se vulgar y asi, cuando está uno contando Por la inserción de la cláusula y es, en lugar
un cuento en conversación familiar. Tome­ de la cual es, sale no solamente embaraza­
mos por ejemplo una sentencia de Guiller­ da la sentencia, sino aun falta de gramática.
mo Temple. Va hablando del refinamiento Pero en segundo lugar debe observarse,
de la lengua francesa. “La Academia esta- que aunque el uso natural de la partícula
- blecida por el cardenal Richelieu para en­ sea juntar los objetos, y mostrar mas estre­
tretener los ingenios de aquel país, y dis­ chamente su conexión; sin embargo aban­
traerlos de profundizar su política y su mi­ donando á vezes la conjunción señalamos en
nisterio, puso esto en voga: y los ingenios efecto una conexión mas estrecha, y una
franceses en este último siglo han atendido sucesión mas viva de los objetos que si la
únicamente al refinamiento de su estilo, y insertáramos entre ellos. Longino hace esta
de su lengua; y á la verdad con tanto fru­ advertencia; la cual en muchos ejemplos
to, que apenas se la podrá igualar; y se me parece exacta. Veni, vidi, vici: “vine,
echa de ver igualmente en su prosa, y en vi, vencí” expresa con mas espíritu la rapi­
su verso.” No menos que siete yy hay en es­ dez de la conquista, que si se hubiera usa­
ta sentencia. Este agradable escritor escribe do de partículas copulativas. Asi en la si­
á vezes con un estilo arrastrado por la des­ guiente descripción de una derrota en los
cuidada multiplicación de las partículas co­ comentarios de Cesar. Nostri, emissis pi-
pulativas. Extraño es que un escritor tan lis gladio rem gerunt: repente post tergum
exacto como el deán Swift haya tropezado equitatus cernitur: cohortes aline appropin-
en una aplicación tan impropia de esta par­ quant. Hostes terga vertunt; fugientibus
tícula , como lo ha hecho er? la sentencia si­ equites occurrunt; fit magna c<edes. Bello
guiente: Ensayo sobre la suerte de los clé­ gall. 7. “Los nuestros, soltando las picas,
rigos. “No hay talento tan útil para pros­ entran con espada en mano: de repente se
«9^ ESTRUCTURA DE DAS SENTENCIAS. 299
iec. xii. deja ver á la espalda la caballería: se acer­ manera Cesar describe un combate contra iec. xii
can otras cohortes. Vuelve la espalda el ene­ los Nervios. His equitibus facile pulsis ac
migo: la caballería le sale al encuentro en perturbatis, incredibili celeritate ad fu­
su fuga; hacese una gran matanza.” Fr. Luis men discurrerunt: ut pene uno tempore et
de León en su Profecía del tajo hace que ad sylzas, et in flumine, et in manibus nos-
el rio hable de esta suerte á Rodrigo: tris hostes viderentur. De bello gall. L. 2.
“Llamas, dolores, guerras,
“Desbaratada, y arrollada fácilmente la ca­
Muertes, asolamiento, fieros males ballería, corrieron con increible ligereza al
Entre tus brazos cierras.” rio; tanto que casi en un momento se les
vio en los bosques, y en el rio, y en me­
Y en la misma, para despertarle de su le­
dio de nuestras tropas.” Aqui aunque está
targo, le grita:
describiendo una sucesión de objetos; sin
“Acude, acorre, vuela, embargo como su intención es mostrar en
Traspasa el alta sierra , ocupa el llano: cuantos lugares se vio á un tiempo al ene­
No perdones la espuela; migo, está redoblada felizmente la conjun­
No des paz á la mano,
ción para pintar con mas fuerza la distin­
Menea fulminando el yerro insano.”
ción de estos diversos lugares. Asi Fernando
De aquí se infiere, que cuando por el de Herrera en la Elegia á la muerte del rey
contrario queremos evitar una viva transi­ don Sebastian, dice:
ción de un objeto á otro; cuando estamos
haciendo alguna enumeración, en la cual Y el Santo de Israel abrió su mano:
Y los dejó: y cayó en despeñadero,
queremos que los objetos aparezcan tan dis­
Y el carro, y el caballo, y caballero.
tintos como son en realidad; y que el áni­
mo repose por un momento en cada uno de Y fr. Luis de León en la “Noche serena á
ellos, multiplicamos las partículas copula­ don Oloarte,” para comparar la tierra con
tivas con ventaja y gracia particular. Como el cielo, y después de haber pintado á este,
cuando dice-el lord Bolingbroke. “ Un hom­ exclama:
bre como este puede acabar víctima de la ¿ Quién es el que esto mira,
pobreza; pero jamas acabarán con él la ver­ Y precia la bajeza de la tierra,
dad , y la razón y la libertad.” De la misma Y no gime y suspira,
3°° ESTRUCTURA DE LAS SENTENCIAS. 30I

XEC. XIi. Y rompe lo que encierra mina con pasos mas lentos, y mas graves; lec. xir
El alma, y de estos bienes la destierra? ' señala de lleno la relación de un objeto con
Cervantes describiendo el estrago que el que le sigue; y juntándolos con varias
hicieron los turcos asaltando de noche un partículas copulativas hace creer que los ob­
pueblo marítimo de Cataluña, dice: “Poco jetos, aunque conexos, son sin embargo dis­
le valia al sacerdote su santimonia, y al fray- tintos entre sí, muchos, y no uno solo. Ob­
le su retraimiento, y al viejo sus nevadas servemos por ejemplo en la siguiente enu­
canas, y al mozo su juventud gallarda, y al meración, hecha por el apóstol san Pablo,
pequeño niño su inocencia simple; que de que nuevo peso, y distinción da á cada ob­
todos llevaban el saco aquellos descreídos jeto particular por la repetición de una con­
perros.” junción. Certus sum enim, quia neque mors,
La atención á los varios casos en que neque tita, neque angeli, neque principa­
conviene omitir, ó redoblar la conjunción, tus, neque virtutes, neque instantia, neque
es importantísima á los que estudian la elo­ futura, neque fortitudo, neque altitudo, ne­
cuencia. Es una particularidad notable del que profundum, neque creatura alia pote­
lenguage , que la omisión de la partícula co­ rit nos separare d charitate Dei. “Por lo
pulativa sirve á vezes para que los objetos cual estoy cierto que ni muerte, ni vida, ni
parezcan mas estrechamente unidos; y que ángeles, ni principados, ni virtudes, ni co­
su repetición los separa en cierto modo. De sas presentes, ni venideras, ni fortaleza, ni
aqui es que debe usarse la omisión de ella altura, ni profundidad, ni otra criatura nos
para denotar rapidez; y la repetición para podrá apartar del amor de Dios.” Epist. á
retardar y agravar. La razón es que en el los Romanos, Cap. DIII, t. 38 y 39.
primer caso se supone que el ánimo corre La tercera regla para dar mas energia á
tan aceleradamente por una viva sucesión una sentencia es poner la palabra, ó pala­
de objetos, que no halla tiempo para seña­ bras capitales en el lugar, en que hagan ma­
lar su conexión: con sus priesas se deja caer yor impresión. Todos saben que hay pala­
las conjunciones; y amontona toda la serie bras capitales, en las que reposa principal­
de objetos como si fuera uno solo. Mas cuan­ mente el sentido: y no es menos claro que
do hacemos alguna enumeración con la mi­ estas palabras deben ocupar un lugar distin­
ra de agravar, se supone, que el ánimo ca- guido y brillante. A la verdad no se puede
302 ESTRUCTURA DE I AS SENTENCIAS. 303

Iec. Xix. dar, á mi parecer, regla fija sobre si el lu­ en esto una gran ventaja. Por la gran líber- iec. xn
gar en que harán mejor figura sea el prin­ tad de inversión, que permitían sus lenguas,
cipio o el fin, ó aun el medio. Es preciso podían escoger la situación mas ventajosa á
que este varié según la naturaleza de la sen­ cada palabra: y de este modo estaba en sus
tencia. Es preciso que se estudie en primer manos dar mas fuerza á las sentencias. Fr.
lugar la claridad: y el índole de nuestra len­ Luis de León y otros escritores se esforza­
gua no nos permite entera libertad en la ron á imitarlos en esto. Pero las construccio­
colocación. Por lo común las palabras impor­ nes violentas, que á vezes emplean los ha­
tantes deben colocarse al principio. Asi Ad- cen algo oscuros: y el genio de nuestra len­
disson: “ Los placeres de la imaginación to­ gua, según ahora se habla y escribe, no ad­
mados en toda su extensión no son tan gro­ mite tanta libertad. Asi nuestros traductores
seros como los de los sentidos, ni tan acen­ de Tácito, aunque se esmeraron por dar ner­
drados como los del entendimiento.” A la vio y rapidez á su frase, huyeron de este
verdad parece el orden mas sencillo y natu­ estilo inverso: con lo que evitaron la vio­
ral colocar al frente el objeto principal de lencia, que el ingles Gordon hizo en esta
la proposición. Algunas vezes sin embargo, misma empresa á su lengua, en términos de
cuando intentamos dar peso á una sentencia presentar una locución ridicula.
es ventajoso suspender el sentido por un po­ Algunos escritores usan este grado de
co de tiempo, y„-llenarlo en el final. “De inversión, que nuestra lengua sufre mucho
esta manera, dice Pope , por cualquier lado mas que otras vivas. Cervantes por ejemplo
que miremos á Homero, lo que principal­ la usa sin violencia: y á ella debe en gran
mente nos sorprehende en él es su admira­ parte aquella fuerza, dignidad, y variada
ble invención” (prelacio á Homero). Nues­ armonía que posee su estilo. Esto aparece­
tro Gongora dice en un bellísimo soneto: rá de las siguientes sentencias del libro de
“La dulce boca que a gustar combida
la Galatea, en que describe el valle de los
Un humor entre perlas destilado, cipreses ribera del tajo, lugar de la sepul­
Y a no envidiar aquel licor sagrado, tura del pastor Meliso; y en donde todas
Que á Júpiter ministra el garzón de Ida; las palabras están colocadas, no rigorosa­
Amantes no toquéis, si queréis vida.” mente en el orden natural, sino con aquella
Los escritores griegos y latinos nos llevaban construcción artificiosa que da inas énfasis y
3°4 ESTRUCTURA DE LAS SENTENCIAS. 30$
lec. xn. gracia al período: “Cierran, y ocupan el sen entre las espinas de la penitencia, y as- lec. Xii
espacio que entre ciprés y ciprés se hace mil pereza de la vida. Porque los mundanos le
olorosos rosales y suaves jazmines tan jun­ buscan en los regalos, nunca merecen ha­
tos, y entretejidos como suelen estar en las llarle... Desarraiga la voz del mundo en tu
guardadas viñas las espinosas zarzas y pun­ alma, para que dé lugar á que el divino
tosas cambroneras. De trecho en trecho de amor haga presa en ella. No permitió Dios
estas apacibles entradas se ven correr por que su santa Arca, y el ídolo Dagon tuvie­
entre la verde, y menuda yerba claros y sen un altar: y aunque porfiaron los Filis­
frescos arroyos de limpias y sabrosas aguas; teos jamas pudieron hacer que estuviesen
que en las faldas de los mismos collados tie­ juntos.” (Vanidad del mundo, seg. part.
nen su nacimiento. Es el remate y fin de cap. 1.) Si este estilo tiene menos pompa
estas calles una ancha y redonda plaza, que que el de Cervantes; tiene mas naturalidad,
los recuestos y los cipreses forman; en medio facilidad y sencillez; bellezas de un orden
de la cual está puesta una artificiosa fuente superior.
de blanco y precioso marmol fabricada, con Pero practiquemos ó no la iversion, y
tanta industria y artificio hecha, que las vis­ y en cualquiera parte de la sentencia que
tosas del conocido Tívoli, y las soberbias pongamos las palabras capitales; siempre es
de la antigua Tinácria no le pueden ser de la mayor importancia que estas palabras
comparadas.” Verdad es que el género que esten limpias y desenredadas de cualesquie­
manejaba Cervantes pedia este engalana- ra otras que pudieran embarazarlas. De esta
miento. Pero su genio tuvo aun mas parte manera, cuando hay algunas circustancias
que su asunto. de tiempo ó lugar, ó modificaciones seme­
Las materias ascéticas se prestan tam­ jantes que requieran que esté enlazado con
bién á todas las bellezas de la imaginación y ellas el objeto principal de la sentencia, es
del sentimiento. Con todo basta abrir por preciso pongamos especial cuidado en co­
dó quiera al padre Estella para hallar un or­ locarlas de modo, que no oscurezcan el ob­
den del todo diferente en la construcción jeto principal ni lo sepulten. Esto se hará
de las sentencias. “No busques á Dios entre evidente con un ejemplo. Observad la coor­
los vergeles, y florestas de los deleytes y dinación de la siguiente sentencia en el Avi­
pasatiempos del mundo; pues le halló Moy- so á un autor, de lord Shaftsbury. Va ha-
tomo 1. v
3o6 ESTRUCTURA
DE DAS SENTENCIAS. 3°7
DEC. xii. blando de los poetas modernos comparados
con los antiguos. “Si al paso que prometen La cuarta regla para construir las sen- LEC. XII.
solamente agradar, aconsejan secretamente ■tencias con energía es hacer que sus miem­
é instruyen, pueden acaso ahora tan bien bros vayan siempre en aumento según su
como antes, ser tenidos con justicia por los importancia. Esta especie de coordinación se
mejores y mas ilustres autores.” Esta es una llama climax; y se mira siempre como una
sentencia bien construida: contiene muchas belleza de la composición. Bien claro está
circustaucias, y adverbios necesarios para porque agrada. En todas las cosas natural­
calificar el sentido : solamente , secretamen­ mente gustamos mas bien de ir ascendiendo
te , ahora, acaso, también, como antes, con á lo que es mas y mas bello, que de llevar
justicia. Sin embargo están colocados con un orden retrogrado. Habiéndosenos puesto
tanta destreza, que no embarazan ni debili­ ya á la vista un objeto considerable, con
tan la sentencia: al paso que el objeto capi­ sentimiento volvemos los ojos para atender
tal, á saber: “ser tenidos con justicia los á una circustancia inferior. Cavendum est,
poetas por los mejores y mas ilustres auto­ dice Quintiliano (cuya autoridad citaré siem­
res,” se presenta al fin limpio y desprendido pre con gusto), ne decrescat oratio, etfor-
de circustancias; y ocupa su propio lugar. tiori subjungatur aliquid infirmius, sicut
Veamos cual hubiera sido el efecto de una sacrilego fur, aut latroni petulans. Au-
coordinación diferente. Supongamos que hu­ geri enim debent sententiee, et insurgere.
biese colocado los miembros de la sentencia “Es preciso cuidar que no decaiga la com­
de este modo: “ Si al paso que prometen posición ; y que á expresiones enérgicas no
agradar solamente, aconsejan é instruyen en se sigan otras mas débiles, como si después
secreto, pueden ser tenidos por los mejores de sacrilego dijésemos ratero, ó después de
y mas ilustres autores con justicia , ahora ladrón desvergonzado; pues las sentencias
acaso tan bien como antes.” Aqui tenemos deben ir siempre en aumento, y creciendo.”
precisamente las mismas palabras, y el mis­ De esta belleza en la construcción de las
mo sentido: pero por estar mezcladas las cir­ sentencias dan muchos ejemplos las oracio­
custancias, de modo que embarazan á las nes de Cicerón. Su manera pomposa lo guia­
palabras capitales, el todo sale perplejo, sin ba naturalmente á estudiarla : y generalmen­
gracia y sin energía. te para hacer perfecto el climax hace crecer
juntos el sentido y el sonido con una mag-
v 2
308 ESTRUCTURA.
DE LAS SENTENCIAS. 309
1EC. xii. nífica rotundidad. De esta suerte., en su ora­
ción por Milón, hablando del designio de zos. Experiencia tenemos de cuan odioso ha lec. xii
Clodio de asesinar á Pompeyo. Atqui si sido siempre nuestro valor á los capitanes
res y si vir , si tempus ullum dignum fuit, cristianos.... Tened, pues, en memoria asi
certe hac illa in causa summa omnia fue­ los reyes como los súbditos, asi los que os
runt. Insidiator erat in foro colocatus, at­ prometéis gloria como los que salud, que
que in •vestibulo ipso Senatus; ¿7 viro autem ninguna de estas cosas se alcanza sin liber­
mors parabatur, cujus in vita nitebatur tad , ni esta sin guerra , ni la guerra sin brios
salus ipsa civitatis; eo porro reipublica y sin conformidad.”
tempore, quo si unus ille occidisset, non hac También es bello el siguiente ejemplo
solum civitas, sed gentes omnes concidis­ de lord Bolingbroke: “Esta decencia, este
sent. “Y si caso, sí varón, si tiempo algu­ agrado , esta conformidad de las maneras
no mereció estas cosas, cierto que ellas en con el carácter son tan esenciales á un prin­
aquella causa se hallaron en su punto todas. cipe en particular; que en mirándolas con
El asesino estaba en el foro, y en el atrio desprecio, sus virtudes pierden mucha par­
mismo del Senado. Mas premeditábase la te de su brillo, y sus defectos toman aun
muerte á un hombre, en cuya vida estribaba mas cuerpo. Aun mas, descuidando esta de­
la salvación de la república; y esto en un cencia y este agrado, y por falta de atender
tiempo en que si él solo muriese, no solo bastante á las apariencias, sus virtudes mis­
esta república, sino las naciones todas se hu­ mas pueden arrastrarlos á defectos, sus de­
bieran trastornado.” Bartolomé Argensola, fectos á vicios, y sus vicios á hábitos indig­
en su historia de la conquista de las Molu- nos de un príncipe, y aun de un hombre.”
cas, hace hablar de esta suerte al rey de (Idea de un rey patriota.)
Tidore, cabeza de la liga contra los euro­ Es preciso observar, sin embargo, que
peos: “Nosotros nos hallamos poseedores ni siempre se puede conseguir este climax
de las mas fértiles islas de Asia, solo para lleno y oratorio; ni se debe buscar siempre.
que con los frutos de ellas compremos ser­ Solo algunas especies de composiciones ad­
vidumbre y vasallage infame, convirtiendo miten tales sentencias: y estudiarlas con de­
esta felizisima liberalidad del Cielo en tri­ masiada frecuencia,especial nente si el asun­
to no requiere mucha pompa, es afectación
butos de la ambición de tiranos advenedi-
desagradable. Pero hay en esto una cosa que
310 ESTRUCTURA DE LAS SENTENCIAS. 3”
IEC. Xn. se acerca al climax, y que debe siempre ob­
tos, y nuevos luminares anegados en aque- lec. xii.
servarse por regla general; á saber, que no líos insondables abismos del ether, nos per­
decaiga la oración, como dice Quintiliano;
demos en tal laberinto de polos y de mundos;
y que á expresiones enérgicas no se sigan y nos confunde la magnificencia y la inmen­
otras mas débiles: y cuando una sentencia sidad de la naturaleza.” (Espectador , n.420).
se compone de dos miembros, se debe con­ De aquí se infiere que:
cluir generalmente con el mas largo. Dos
La quinta regla para la energía de las
razones hay para hacer esto. Los períodos sentencias es cuidar de no concluirlas con
divididos de esta suerte se pronuncian con
un adverbio, ó una palabra poco importan­
mas facilidad: y colocado primero el miem­
te. Semejantes conclusiones debilitan siem­
bro mas corto lo aprendemos mas pronta­
pre y degradan la sentencia. Hay, á la ver­
mente y como de paso; y vemos mas clara­ dad, sentencias, cuya fuerza y énfasis estri­
mente la conexión entre los dos. De esta
ban principalmente en palabras de esta clase.
manera decir: “cuando nos abandonan las En tal caso no se les debe mirar como cir-
pasiones, nos lisonjeamos creyendo que las
custancias, sino como figuras capitales; y se
hemos abandonado,” es mas gracioso y mas les debe dar con propiedad el lugar princi­
claro que comenzar por la parte mas larga
pal. Ninguna falta, se puede hallar en esta
de la proposición; “nos lisonjeamos creyen­
sentencia de Bolingbroke: “en su prosperi­
do que hemos abandonado nuestras pasiones,
dad mis amigos jamas oirán hablar de mí, en
cuando ellas nos han abandonado.” En gene­
su adversidad siempre;” donde siendo ja -
ral siempre es agradable ver que va subiendo
mas y siempre las palabras enfáticas, deben
la sentencia, y creciendo su importancia hasta
colocarse de modo, que hagan fuerte impre­
la ultima palabra, cuando puede procurarse
sión. Pero yo hablo ahora de aquellas partes
esta construcción sin afectación ó sin pom­
inferiores de la oración, introducidas como
pa intempestiva. “Si pasamos mas adelante,
circustancias ó como calificaciones de las pa­
dice muy bellamente Addisson, y contem­
labras mas importantes. En tal caso se deben
plamos las estrellas fijas como otros tantos
porter siempre en los parages menos brillan­
océanos de llamas, que están cada uno de
tes del período; y combinarse con otras pala­
ellos acompañados de diferente serie de pla­
bras de mas importancia, de modo que guar­
netas, y descubrimos aun nuevos firmamen-
den el segundo lugar que les corresponde.
312 ESTRUCTURA pe las sentencias. 313
eec. xn. Conforme á esta regla, aunque los pro­ menzada, continuada con tanto fruto, y por lec. xii
nombres él, ella, ello tienen el valor de un último tan extrañamente abandonada, por
nombre sustantivo, y que á vezes no poda­ no decir otra cosa peor.” Esta última frase,
mos evitarlos siempre que necesitamos dar por no decir otra cosa peor, es una mala
dignidad á una sentencia se deben evitar, caída; y tanto peor, cuanto el resto del pe­
si es posible, en la conclusión; especialmen­ ríodo estaba conducido por una especie de
te cuando van regidos de alguna de las pro­ climax, que esperábamos iria en aumento
posiciones; como con él, en él', d él. En la si­ hasta el fin.
guiente sentencia del Espectador, que por La buena disposición de estas circustan-
otra parte es muy noble, se echa bien de cias va acompañada á vezes de bastante tra­
ver el mal efecto de esta conclusión. “A mi bajo para hacerlas igualmente compatibles
modo de entender no hay en la religión con­ con la claridad, y con la gracia del período.
sideración mas agradable y triunfante que Aunque son partes necesarias, son con todo
la de los continuos progresos que hace el al­ semejantes á las piedras irregulares en un
ma acia la perfección de su naturaleza, sin edificio; las cuales hacen ver el arte del ar­
llegar jamas á un período en ella.” (n. III.) quitecto para colocarlas donde menos ofen­
¿ Cuanto mas graciosa seria la sentencia, cons­ dan. Jungantur, dice Quintilianó, quo má­
truida de modo que cerrase con la palabra xime congruunt; sicut in structura saxo-
período ? rum rudium, etiam ipsa enormitas inve-
Ademas de las partículas y pronombres, nit cui applicari, et in quo possit insistere.
cualquiera frase que exprese solamente una “Júntense donde mejor cuadran; asi como
circustancia cierra siempre mal la sentencia. en las obras de manipostería las piedras mas
Pod emos juzgar de esto por la siguiente de irregulares hallan donde colocarse, y en
lord Bolingbroke. (Carta sobre el estado de donde hacer asiento.”
los partidos á la llegada del rey Carlos I.) Estas circustancias vienen siempre mal
“Concluiré por esto repitiendo, que la di­ en la conclusión del período, Cuando el sen­
visión ha causado todos los males de que tido lo permite, mejor es, hablando en ge­
nos lamentamos; que la unión sola puede neral, salir pronto de ellas; para que las pa­
remediarlos; y que un paso muy útil era la labras mas importantes y significativas ocu­
coalición de los partidos tan felizmente co­ pen el último lugar, y lo encuentren ente-

/
3I4 ESTRUCTURA de LAS SENTENCIAS. 31 5
LEC. XIX. ramente desembarazado. Pero una regla no lingbroke (Disertación sobre los partidos, lec. XU
menos necesaria es no amontonar jamas mu­ Prefacio) “los hombres chocarreros estarán
chas circustancias; sino esparcirlas en diver­ por los que tienen mas agudeza; la parte
sas partes de la sentencia, juntándolas con seria del género humano por los que tienen
las palabras capitales de que dependen; con mas razón por su parte;” se habría expre­
tal que se cuide, como antes previne, de no sado mejor y con mas contraste si hubiera
embarazar con ellas dichas palabras. Por dicho : “Los chocarreros estarán por los que
ejemplo, cuando el deán Swift dice: “Lo tienen mas agudeza ; los sérios” &c. El si­
que yo tuve el honor de mencionar á V. E. guiente pasage del Prefacio de Pope á su
hace algún tiempo en la conversación, no era Homero, ejemplifica plenamente la regla
un pensamiento nuevo:” (Carta al conde que acabo de dar: “Homero era el mayor
de Oxford), estas dos circustancias hace al- genio; Virgilio el mayor artista: en el uno
gun tiempo, y eti la conversación que aquí admiramos el hombre; en el otro la obra.
van juntas, harian mas efecto separadas de Homero nos arrastra con una dominante im­
esta suerte. “Lo que tuve el honor hace al­ petuosidad : Virgilio nos guia con una ma-
gún tiempo de mencionar á V. E. en la con­ gestad alhagueña. Homero es pródigo con
versación , no era un pensamiento nuevo.” generosidad : Virgilio es magnífico con eco­
Solo daré otra regla mas para energía de nomía. Homero, semejante al Nilo, vierte
una sentencia. La regla es, que en los miem­ sus riquezas con una inundación repentina:
bros de ella, cuando se comparan ó contrapo­ Virgilio semejante á un rio, que no sale de
nen entre sí dos cosas; cuando se trata de madre, con una corriente perene. Cuando
expresar una semejanza ó contraposición en miramos á sus máquinas, Homero se parece
las ideas, se debe guardar alguna semejanza á Júpiter en sus momentos de terror, estre­
en el lenguage: porque cuando las mismas meciendo el Olympo, lanzando rayos, y
cosas se corresponden unas á otras, espera­ abrasando los cielos: Virgilio es semejante
mos naturalmente que las palabras mismas al mismo Dios en su benevolencia, aconse­
se correspondan. Nos incomoda si no se ha­ jándose con los dioses, trazando planes para
ce asi; y la comparación, ó contraposición los imperios, y ordenando toda su creación.”
no aparece tan perfecta. De esta manera en Los periodos construidos de esta manera,
lugar de decir, como lo ha hecho lord Bo­ cuando están introducidos con propiedad, y
DE LAS SENTENCIAS.
3i6 ESTRUCTURA 317
eec. xii. no ocurren frecuentemente, tienen una be­ vista. Un sentimiento expresado en un pe- lec. xa.
lleza conocida. Pero debemos cuidar de no ríodo coordinado clara, recta y felizmente
hace siempre mayor impresión en el ánimo,
poner mucha atención en esta belleza. De­
be solo estudiarse en ocasiones,, cuando la que uno débil ó intrincado. Cualquiera co­
noce esto por comparación: y si en una sen-
comparación ó contraposición de los objetos
nos lleva naturalmente á ella. Si en todas tentencia se echa de ver este efecto ¿cuánto
las sentencias aspirásemos á esta construc­ mas en un discurso, ó composición entera?
ción , nos venamos arrastrados á una desa­ La regla fundamental de la construcion
gradable uniformidad; la cual por aquel so­ de las sentencias, y á la que pueden redu­
nido agudo, que se repite á cierta distan­ cirse todas las demas, es sin duda comuni­
cia, llega a cansar el oído, y descubre cla­ car en el orden mas claro y natural las ideas,
que intentamos trasladar á otros. Nos hiere
ramente la afectación. Entre los antiguos el
estilo de Isócrates es defectuoso en esta par­ por su belleza la coordinación mlis conforme
al sentido; y que lo expresa con mas venta­
te: y por esta razón ha sido censurado se­
jas. A este punto se han encaminado todas
veramente por los mejores críticos, y con
particularidad por Dionisio de Halicarnaso. las reglas ya dadas. Y á la verdad si los
Con esto se da fin á lo que tenia que hombres pensasen siempre con claridad, y
decir acerca de las sentencias consideradas poseyesen completamente el lenguage en
que escriben, serian inútiles las reglas. Sus
con respecto á la significación bajo los tres
capítulos de claridad, unidad, y energia. sentencias adquirirían por fuerza aquellas
Me he detenido tanto en este asunto por propiedades de precisión, unidad y energía,
dos razones: primera, porque es un asunto, que he recomendado: pues debemos tener
que por su naturaleza puede hacerse mas entendido, que siempre que nos explique­
didáctico, y mas subordinado á reglas pre­ mos mal, ademas de la poca destreza en el
cisas que otros; segunda, porque me ha pa­ uso del lenguage, hay por lo común algún
recido de grande importancia, y utilidad. yerro en el modo de concebir el asunto. Las
Aunque aparezcan menudas muchas de las sentencias intrincadas, oscuras y débiles son
reglas, que he recomendado; sin embargo siempre, ó por lo común, el resultado de
su efecto en los escritos, y el estilo es ma­ pensamientos intrincados, oscuros y débiles.
El pensamiento, y el lenguage obran recí-
yor de lo que puede imaginarse á primera
318 ESTRUCTURA BE LAS SENTENCIAS.
3*9
lec. xii. procamente uno en otro. La Lógica y Re­ agradables: pues se incomoda la imagina- lec. xju
tórica tienen aqui, como en otros casos, una cion en el instante que los oye. Nihil, dice
conexión estrecha : y el que aprenda á coor­ Quintiliano,potest intrare in áffectum, quod
dinar las sentencias con exactitud y orden in aure, velut quodam vestíbulo, statim
aprende al mismo tiempo á pensar del mis­ offendit.“ No puede pasar al corazón lo que,
mo modo; observación, que basta para jus­ como un átrio, tropieza en el oido.” La mú­
tificar todo el cuidado puesto en este asunto. sica tiene naturalmente mucho poder sobre
todos los hombres para impeler, y facilitar
LECCION XIII. ciertas comunicaciones: tanto que apenas
podemos excitar en otros las disposiciones
Estructura de las sentencias. que deseamos, sino hallamos ciertos sonidos
que concuerden con ellas, y las fomenten.
ARMONIA.
Mas.el lenguage puede hacerse susceptible
en cierto grado de este poder de la música;
Hasta aqui hemos considerado las senten­ circustancia que debe realzar la idea que te­
cias con respecto á la significación bajo los nemos del lenguage, como de una inven­
capítulos de claridad, unidad, y energía. ción maravillosa. No contentos con inter­
Vamos ahora á considerarlas con respecto á pretar sencillamente nuestras ideas á otros,
su sonido, su armonía ó su agrado al oido; el podemos comunicárselas con nueva fuerza
cual es la última cualidad de que me pro­ por medio de sonidos correspondientes: y
puse tratar. al placer de comunicar nuestro pensamiento
El sonido es calidad muy inferior á la podemos añadir el placer nuevo, y distinto
significación ; pero que no debe ser desaten­ de la melodía.
dida: porque mientras que ios sonidos sean Dos cosas hay que considerar en la ar­
el vehículo de la comunicación de nuestras monía de los períodos: primera, el sonido
ideas, habrá siempre muy estrecha conexión ó modulación agradable en general, sin ex­
entre la idea comunicada, y la naturaleza presión alguna: segunda, el sonido ordena­
del sonido que la comunica. Con dificultad do de modo que sea expresivo de la signifi­
pueden transmitirse ideas agradables al áni­ cación. La primera belleza es mas común;
la segunda mas relevante.
mo por medio de sonidos ásperos, y des-
320 ARMONIA DE LAS SENTENCIAS. 321
xec. xiii. I. Consideremos el sonido agradable ea cualquiera de ellas hará rechinante ó áfe- i,ec. Xlil.
general, como propiedad de una sentencia minado el lenguage. Las palabras largas son
bien construida : y como hasta aquí hemos por lo común mas agradables al oido , que
tratado solamente de las sentencias en prosa, las monosílabas, por ia composición, ó su­
nos ceñiremos á ellas en esta parte. Es evi­ cesión, de sonidos, que presentan: y aun
dente, que la belleza de la construcción por esto las lenguas mas musicales abundan
musical en prosa depende de dos cosas; de mas de ellas. Entre las palabras de alguna
la elección de las palabras, y de su coordi­ extensión son mas musicales aquellas que no
nación. se componen de silabas todas largas, o to­
Comienzo por la elección de las pala­ das breves, sino de una mezcla de unas, y
bras ; sobre la cual no hay mucho que decir otras; tales como repentinamente , producir,
á no descender á por menores empalogosos, 'velozidad, celeridad, independiente, im-
y frívolos acerca del poder de las diversas petuosid-. d.
letras, ó sonidos simples; de los cuales se Mas complicado y de mayor delicadeza
compone la oración. Es evidente que son es el segundo capítulo, concerniente á la ar­
mas agradables al oido las palabras compues­ monía que resulta de una buena coordina­
tas de sonidos blandos, y líquidos, y que ción de las palabras, y miembros de un pe­
son una mezcla bien hecha de vocales y de ríodo: porque por bien escogidas y sonoras
consonantes, que las compuestas de muchas que sean las palabras mismas, sin embargo
consonantes demasiado ásperas, que se rozen si están mal dispuestas desaparecerá entera­
unas con otras; ó de muchas vocales segui­ mente la música de la s ntencia En la es­
das y demasiado abiertas, las cuales causen tructura y disposición armoniosa de los pe-'
un hiatus ó abertura desagradable de la bo­ ríodos no hay escritor antiguo ó moderno
ca. Se puede tener siempre por principio, que iguale á Cicerón. El estudio esta cali-
que todo sonido difícil en la pronunciación lidad con el mayor cuidado: y fué apas ona­
es á proporción áspero, y penoso al oido. do acaso con exceso de la que.llamaba ple­
Las vocales dan dulzura al sonido de las pa­ na ac numerosa oratio, “oración llena y
labras; y las consonantes energía. La músi­ numerosa.” Basta abrir sus escritos para ha­
ca del lenguage requiere una proporción llar ejemplos, que hagan sensib'e á cual­
exacta entre unas y otras: y el exceso en quiera el efecto del lenguage musical. ¿Que
tomo 1. x

a.
322 ARMONIA DE LAS SENTENCIAS. 323
iec. xiii. cosa mas llena, rotunda, y sonora, que la zones: y con puros afectos, abundantes lá- lec. xiii.
siguiente sentencia de su oración cuarta con­ grimas, y profundos supiros, entonad los
tra Catilina?' Cogítate quantis laboribus santos hymnos, y devotas oraciones; y ro­
fundatum imperium, quanta virtute stabi- gadle tenga por bien de acoger en su estre­
litam libertatem, quanta Deorum benigni- llado asiento la bendita alma del cuerpo,
tate auctas exaggeratasque fortunas una que allí yace.” Todo conspira en estas sen­
nox pene delerit. En castellano podemos to­ tencias á fomentar la armonía : las palabras
mar por ejemplo de una sentencia musical están felizmente escogidas, llenas de soni­
la siguiente de fr. Luis de León en su In­ dos líquidos y dulces; y tan artificiosamente
troducción á la perfecta casada. “ De las coordinadas, que si alterásemos la coloca­
sagradas letras sabemos, que este estado (el ción de alguna de ellas, conoceríamos en el
matrimonio) es el primero, y mas antiguo instante lo que padecía la melodia.
de todos los estados; y sabemos que es vi­ Siendo la estructura de los periodos sus­
vienda no inventada después que nuestra ceptible de una melodia muy sensible al oi­
naturaleza se corrompió por el pecado, y do, debemos investigar en tercer lugar, co­
fué condenada á la muerte; sino ordenada mo se forma esta melodiosa estructura , cua­
desde luego en el principio, cuando estaban les son sus principios, y porque leyes se
los hombres enteros, y bienaventuradamen­ regula. Si hubiese de seguir en esto á los
te en el paraiso.” No menos musical es esto­ antiguos retóricos, me seria fácil dar una
tra de Cervantes en su Galatea: “En el mis­ multitud de reglas: porque descendieron en
mo punto que los ojos de Telesio miraron esto á prolijos, y frivoios por menores; mas
la sepultura del famoso pastor Meliso, vol­ menudos, á la verdad, que los demas que
viendo el rostro á toda aquella agradable pertenecen al lenguage. Ellos sostienen que
compañía, con sosegada voz, y lamentables la prosa, así como el verso, debe constar de
acentos les dijo: Veis allí, gallardos pasto­ ciertos números menos rigurosos, pero sus­
res, discretas y hermosas pastoras: veis allí, ceptibles como los de este de reglas deter­
digo, la triste sepultura, donde reposan los minadas. Llegan hasta á especificar los pies,
honrados huesos del nombrado Meliso, ho­ como ellos los llaman: es á saber, la sucesión
nor y gloria de nuestras riberas. Comenzad de sílabas largas y breves que deben entrar
pues á levantar al Cielo los humildes cora­ en los diferentes miembros de una sentencia;
X 2
324 ARMONIA
DE LAS SENTENCIAS. 325
1EC. XIII. y hasta á mostrar el efecto que hará cada
uno de ellos. Siempre que tratan de la es­ para que esté menos sujeta á reglas. Será lec. XIII.
tructura de las sentencias, su objeto princi­ preciso dar estas razones; tanto para justifi­
pal es lo musical de estas mismas. Cicerón y car el que yo desampare las huelles de los
Quintiliano, que pasan ligeramente por las antiguos retóricos, cuanto para imstrar las
otras calidades de precisión , unidad y ener­ causas de que esta parte de la composición,
gia, que nosotros miramos como las mas im­ que un tiempo hizo una figura tan brillante,
portantes ; en llegando á la junctura, et líame ahora mucho menos atención.
numerus, “trabazón y armonía,” son sobra­ En primer lugar, las lenguas antiguas,
damente difusos. Dionisio de Halicarnaso, quiero decir, la griega y la romana, eran
uno de los críticos mas juiciosos de la anti­ mucho mas susceptibles que las nuestras de
güedad, ha escrito un tratado sobre la Coor­ las gracias é influencia de la melodia. Las
dinación de las palabras en una sentencia, cantidades de sus sílabas eran mas fijas y de­
ceñido en un todo á su efecto musical. El terminadas: sus palabras mas largas y sono­
hace consistir la excelencia de una sentencia ras: su método de variar las terminaciones
en cuatro cosas: primero, en la dulzura de de los nombres y verbos, introducía por una
los sonidos simples; segundo, en la compo­ parte mayor variedad de sonidos líquidos; y
sición de los sonidos, es decir, en los núme­ los eximia por otra de aquellas palabras pe­
ros ó pies; tercero , en la mudanza ó varie­ queñas, que nos vemos precisados á usar
dad de los sonidos; cuarto, en el sonido como auxiliares: y lo que es mas importan­
adaptado á la significación. Escribe sobre to­ te, las inversiones que ellas se permitian,
dos estos puntos con mucha exactitud y de­ les daban la facultad de colocar las palabras
licadeza; y es muy digno de ser consultado: en el orden que mejor viniese á la coordina­
aunque el que ahora tratara de componer ción musical. Todas estas ventajas nos lleva­
un libro sobre la estructura de las senten­ ban griegos y romanos en punto á armonia.
cias, quisiera hallar tratado el asunto con En segundo lugar, los griegos y roma­
mas extensión. nos , con especialidad los primeros, eran á
En los últimos tiempos se ha estudiado la verdad mas apasionados á la música que
mucho menos la estructura musical del dis­ nosotros: y su genio los hacia deleytarse
curso : y á la verdad hay diversas razones mas en la melodia de la elocución. Es sabi­
do que la música se estudiaba entre ellos
3 2(5 ARMONIA CE LAS SENTENCIAS. 327
LEC. Xiii, mas que entre nosotros: que se estudiaba ceso de esta suerte de pronunciación , con- lec. xm.
mas generalmente; y se aplicaba á mayor cede sin embargo que un canto algo oscuro,
variedad de objetos. Varios eruditos, parti­ cantus obscurior, es una belleza en un ora­
cularmente el abad Dubos, en sus Reflexio­ dor público. De aqui proviene la variedad
nes sobre la Poesía y la Pintura, han pro­ de acentos agudos, graves y circunflejos,
bado claramente que las composiciones tea­ notados en las sílabas griegas, para expresar,
trales de los antiguos, asi comedias como no la cantidad, sino el tono en que debian
tragedias, estaban puestas en una especie de pronunciarse; y cuya aplicación nos es aho­
música. De aquí viene el modos fecit, y el ra enteramente desconocida. Aunque los ro­
tibiis dextris, et sinistris, prefijados á las manos no señalaron aquellos acentos en sus
ediciones de los Dramas de Terencio. Toda escritos: se ve sin embargo por Quintiliano
especie de declamación y de elocución pú­ que los usaban en la pronunciación. Quan­
blica estaba entre ellos en un tono mucho tum , quale, dice él, comparantes gravi, in­
mas musical, que entre nosotros: y se acer­ terrogantes acuto tenore concludunt. “Con­
caba al cantado ó recitado. Entre los ate­ cluyen con acento grave cuanto y cual,
nienses había una melodia particular llama­ cuando comparan, y con agudo cuando pre­
da nómica; con arreglo á la cual los oficia­ guntan.” Como la música llamaba mas aten­
les públicos debían pregonar las leyes, no ción en la elocución entre los griegos y ro­
fuese que leyéndolas en tonos impropios es­ manos, que entre nosotros; como en toda es­
tuviesen expuestas á ser despreciadas. Entre pecie de elocuencia pública empleaban mu­
los romanos es sabida la historia de C. Gra- cho mayor variedad de notas, tonos ó infle­
co; quien declamando en público tenia á xiones de voz, que las que nosotros em­
las espaldas un músico, que le diese los to­ pleamos; ponían mayor atención en aquella
nos propios con una flauta: y aun cuando construcción de sentencias que fuese mas
pronunciaba desde la tribuna aquellas terri­ adaptada á esta pronunciación música.
bles arengas, con que inflamaba á la mitad Se sabe también que por razón de la ín­
de los ciudadanos de Roma contra la otra dole de las lenguas y de su pronunciación,
mitad, juzgó al parecer necesaria para lo­ la coordinación musical de las sentencias pro­
grar su intento esta atención á la elocución ducía , en realidad mayores efectos en la elo­
música. Quintiliano , aunque condena el ex- cuencia pública de los antiguos, que los que
33° ARMONIA HE LAS SENTENCIAS. 331
lrc. xiii. vas; y que los escritos prosaicos de los mo­ una sentencia; y cuanto dejaron por último lec. xiii.
dernos podian regularse por espondeos y al juicio del oido. Ni es posible á la verdad
troqueos, por yambos y peones, y otros dar reglas precisas en lengua alguna acerca
pies métricos. Pero nuestras palabras no pue­ de esta materia; ya porque debe correr
den medirse sino muy imperfectamente por suelta en sus números toda composición en
estos pies: porque la cantidad de las sílabas prosa; ya porque según varia el tenor del
no está fija, y sujeta á reglas en las lenguas discurso, debe variar también la modula­
vivas, como en griego, y latin; sino que es ción de las sentencias.
á vezes arbitraria , y solo la determina el én­ Pero aunque no pueda reducirse á sis­
fasis y sentido. Y aunque la prosa pudiera tema esta coordinación musical; estoy lejos
admitir esta regulación métrica; sin embar­ de pensar que se deba descuidar enteramen­
go por el. sencillo método de pronunciar to­ te en la composición. Por el contrario creo,
dos los discursos el efecto no seria absoluta­ que su efecto es muy grande: y que todos
mente sensible al oido; ni gustaría tanto co­ los que se empeñan en escribir con gracia,
mo entre los griegos y romanos. Por fin, to­ y mas los que han de arengar en público,
da la doctrina acerca de las medidas y nú­ deben atender no poco á ella. Pero el oido,
meros de la prosa, según la enseñan los mis­ cultivado por la atención y la práctica, será
mos retóricos antiguos, es á la verdad vaga, el que principalmente los dirija: porque es
é incierta en mucha parte. preciso que sean muy generales cualesquiera
Aparece ciertamente que los antiguos reglas que se den sobre este asunto. Hay con
ponian infinitamente mas atención que los todo algunas, que pueden ser útiles para
modernos en la melodia del discurso. Pero formar el oido en la armonía del discurso.
aunque escribieron mucho acerca de ella; ja­ Hablaré de las que me parecen mas esen­
mas lograron reducirla á reglas, que pudie­ ciales.
sen servir de utilidad en la práctica. Si con­ De dos cosas depende principalmente
sultamos el Orador de Cicerón, donde está la música de una sentencia : de la buena dis­
examinado este punto con la mayor proliji­ posición de sus diversos miembros; y de la
dad, veremos cuanto discordaban entre sí cadencia final.
estos críticos antiguos acerca de los pies pro­ I. Digo que se debe atender con cuida­
pios para la conclusión, y otras partes de do á la distribución de los diversos miem-
DE LAS SENTENCIAS. 333
332 ARMONIA
xec. xiii. bros de la sentencia. Es importante observar, de los hombres.” Esta exposición está hecha lec, xiii
con nobleza é interes: pero un período com­
que todo lo que es fácil y agradable á los
puesto de cuatro miembros, cada uno ma­
órganos de la palabra, suena siempre al oido
yor que su antecedente, llega á cansar la res.
con gracia. Mientras que va caminando el
piracion; sin que sirvan de bastante alivio
período, la terminación de cada uno de sus
los bien distribuidos incisos, ó semipausas
miembros forma una pausa, ó reposo: y es­
del último. Pintando el mismo Solís el esta­
tos reposos deben estar distribuidos de modo
do de la España, y sus Indias al comenzar
que faciliten la respiración ; y caygan al mis­
su reynado Carlos I. dice: que en las occi­
mo tiempo á tales distancias, que tengan
dentales “el zelo de la religión, y la causa
entre sí cierta proporción musical. Esto se
pública cedian enteramente su lugar al inte­
hará claro con ejemplos. Don Antonio Solís
res, y al antojo de los particulares; y al
describiendo la grandeza de las empresas
mismo paso se iban acabando aquellos po­
que dan argumento á la Historia de las In­
bres Indios que gemían debajo del peso, an­
dias, dice: “Los hechos de Cristóbal Co­
helando por el oro para la avaricia agena,
lon en su admirable navegación, y en las
obligados á buscar con el sudor de su rostro
primeras empresas de aquel nuevo mundo;
lo mismo que despreciaban, y á pagar con
lo que obró Hernán Cortés con el consejo,
la esclavitud la ingrata fertilidad de su pa­
y con las armas en la conquista de Nueva
tria.” Aqui no hay armonía: antes hay cier­
España, cuyas vastas regiones duran todavía
ta aspereza y desagrado, debidos principal­
en la incertidumbre de sus términos; y lo
mente á que no hay verdaderamente mas
que se debió á Francisco Pizarra, y trabaja­
que una pausa, ó reposo en la sentencia ; el
ron los que le sucedieron en sojuzgar aquel
cual cae entre los dos miembros en que está
dilatadísimo Imperio de la América Meri­
dividida; siendo tan largo el último, que
dional, teatro de varias tragedias, y extraor­
es preciso esforzar mucho la respiración pa­
dinarias novedades; son tres argumentos de
ra acabar de pronunciarlo. Obsérvese, por
historias grandes, compuestas de aquellas el contrario, con qué facilidad se deslizan
ilustres hazañas y admirables accidentes de las siguientes sentencias de Bartolomé Leo­
ambas fortunas que dan materia digna á los
nardo de Argensola, y los graciosos interva­
anales, agradable alimento á la memoria , y los en que están colocadas las pausas, En bo-
útiles ejemplos al entendimiento y al valor
DE 1AS SENTENCIAS.
334 ARMONIA '335
lec. Xiii. ca de la reyna viuda de Ternate, á quien cias” &c. Aqui todo es fácil á la respiración, lec. xiii
los portugueses querían arrancar su hijo pa­ y agradable al oido: y esta especie de me­
ra coronario, pone esta arenga: “Cuando dida corriente, esta regular y proporcional
yo estuviera cierta de que le lleváis para división de los miembios de sus sentencias,
que reyne en sosegada fortuna, sin contra­ es lo que hace tan armonioso el estilo de
dicción , sin rezelos, en suma obediencia y este autor. Pero debo observar al mismo
amor de los súbditos, y en prosperidad no tiempo, que una sentencia con demasiados
asaltada de temores; quisiera mas verle cre­ reposos, y estos colocados á distancias des­
cer, y durar en vida privada sin cargas de cubiertamente mesuradas y regulares, tiene
ningún cuidado público, que verle reynar cierto sabor de afectación, que hace des­
por vuestro antojo. Con este intento le reti- agradable el estilo. Todo autor que compa­
* ré, y quisiera esconderle de todo comercio sa mucho sus frases para darlas simetría, so­
humano. Según esto ¿qué puedo sentir de bre ser afectado, es empalagoso: porque el
lo que ahora me prometéis? ¿será justo que oído, lo mismo que los demas órganos, gus­
os entregue mi hijo para recibir la corona, ta de una variedad distribuida sabiamente.
y juntamente le destinéis á las cadenas y Aun por esto cansa á la larga Solís : y es
yerros; de los cuales vengan á librarle solo lástima que ya que pudo librar su estilo de
el veneno, y las acusaciones falsas, con que gran parre de los vicios de su tiempo, hu­
han fenecido sus hermanos y su padre? ¿Que biese creido le daba realze y armonía hacién­
prendas me tiene dadas la fortuna de que dolo generalmente simétrico , y clausuloso.
en este niño se ha de aplacar con aquella fa­ Lo segundo á que se debe atender, es
milia, á quien en correspondencia del hos- al final, ó cadencia de la sentencia entera:
pedage con que recibió las gentes de Euro­ la cual, como siempre es la parte mas sensi­
pa, condeno á sostener inmortales enemista­ ble al oido, es la que pide el mayor cuidado.
des; y por la protección que pensó hallar Foresto Quintiliano, “2Vc« igitur durum
en vuestras armas, ordeno que le cargásedes sit, dice, ñeque abruptum, quo animi velut
yugo intolerable? Dejadnos pues á la madre respirant ac rejiciuntur. H^c est sedes ora-
y al hijo ocupar los ánimos en las obras de tionis-, Jioc auditor spectaf, hic laus omnis
la naturaleza; pues las de la fortuna nos dtc.amat. 44 Nada haya duro, y rompido en
han desengañado con tan costosas experíen- la conclusión de la sentencia; en la cual ce-
ARMONIA
336 DE Í.AS SENTENCIAS.
337
LEC. xiii. mo que respira, y se rehace el ánimo. Este influyen mutuamente uno en otro: que lo dfc. xiji
es el reposo de la oración: esto está aguar­ que ofende al oido, parece disminuye real­
dando el oyente; aquí manifiesta sus aplau­ mente la energía del significado: y que lo
sos.” La única regla importante, que se pue­ que realmente degrada el significado, en
de dar en este asunto, es que cuando aspira­ consecuencia de este primer efecto parece
mos á la dignidad ó elevación, el sonido que hace un mal sonido. ¡Cuán desagrada­
debe ir creciendo hasta lo último; y deben ble es la siguiente sentencia del padre Már­
reservarse para la conclusion los miembros quez, en su Gobernador Cristiano'. “Si el
mas largos del periodo, y las palabras mas pueblo teme al tirano, también el tirano
llenas, y sonoras. Puede darse como en ejem­ teme al pueblo. Siempre traen la muerte al
plo de esto la siguiente sentencia de Addis- ojo, como dice Elifaz; y en los oidos les es­
son : “Llena el ánimo (hablando de la vis­ ta zunmando un somero triste de amenazas:
ta) de la mas vasta variedad de ideas: co­ de noche les molestan sueños importunos;
munica con sus objetos á la mayor distancia; y no esperan que les ha de amanecer según
y continua por mas tiempo en acción, sin ven el cuchillo cerca.” Fácilmente se pudie­
cansarse , o saciarse de sus propios placeres.” ra haber enmendado este defecto trastor­
Es preciso que todos conozcan la belleza nando los incisos de esta suerte: “De noche
que hay aquí, tanto en la division propia les molestan sueños importunos; y a¡ ver
de los miembros y pausas, como en la ma­ cerca de si el cuchillo, no esperan que les
nera con que está redondeada la sentencia, ha de amanecer.” Hablando Mariana del
y conducida á un final lleno, y armonioso. rey de España don Felipe I. dice, “Con la
En la melodía se verifica lo mismo que muerte del rey don Felipe las cosas del rey-
observé verificarse acerca de la energia ; á no, y los ánimos de los principales, y del
saber, que decaer de ella al fin , daña siem­ pueblo grandemente se alteraron. Repentina
pre en gran manera. Por esta razón las par­ mudanza, confusión y peligro, uno dé los
tículas, los pronombres, adverbios y mono­ mayores en que jamas Castilla se vió.” So­
sílabos son tan desgraciados al oido en la nara mucho mejor el período, si acabara di­
conclusion, como incompatibles, como an­ ciendo ; “ uno de los mayores en que jamas
tes dije, con la energia de la expresión. Es se vió Castilla.”
muy probable que el sentido, y el sonido Las palabras que se componen por la
tomo i. y
338 ARMONIA BE XAS SENTENCIAS. 339
lec. xiii. mayor parte de sílabas breves, pocas vezes poco mejor que no guardar medida alguna, xec. xiii
concluyen una sentencia con armonía; á no Un oido ordinario basta para que el es­
ser que una tirada anterior de silabas largas critor adquiera alguna melodía, y arregle á
las haya hecho agradables al oido. ella la tirada de sus- sentencias: lo cual en
Es necesario observar, sin embargo, que breve disgusta, y se hace empalagoso. Pero
las sentencias construidas de modo que el se requiere un oido fino y correcto para va­
sonido vaya creciendo hasta el fin , y repo­ riar, y diversificar la melodia; y de aqui es
se en la última, ó penúltima sílaba larga, que raras vezes hallamos escritores muy fe-
dan al discurso un tono declamatorio. El oi­ lizes en esta parte.
do se familiariza pronto con la melodía; y Aunque no deba desatenderse la música
aun suele cansarse de ella. Si queremos con­ de las sentencias, debe evitarse también la
servar despierta la atención del lector, ó oel demasía: porque llegara á ser desagrada­
oyente; si queremos conservar la viveza, ble , especialmente si llega á descubrirse al­
y energía en nuestras composiciones, dec>e~ guna afectación en esta parte; y mas si el
mos atender muchísimo á variar nuestras amor de esta arrastra tanto, que se llega á
• medidas: y esto debe hacerse tanto en la sacrificar al sonido la claridad, ia precisión,
distribución de los miembros, como en la ó la fuerza del sentimiento. Todas las pala­
cadencia del período. Jamas deben seguirse bras insignificantes, introducidas meramente
unas á otras sentencias construidas de una para redondear el período, ó llenar la melo­
misma manera, y con pausas que vengan á día, complementa numerorum, comojas lla­
distancias iguales. Para hacer animado y ma Cicerón, son un gran borron en los es­
magnífico el discurso, deben mezclarse las critos. Son adornos frívolos y pueriles: y
sentencias breves con las largas. Aun las dis­ con tales añadiduras siempre pierde mas una
cordancias introducidas á tiempo , los soni­ sentencia en punto de peso, que lo que pue­
dos broncos, y los extravíos de una caden­ de ganar en belleza de sonido. El sentido
cia regular hacen a vezes buen efecto. La tiene su armonía propia, como el sonido: y
monotonía es la falta en que mas comun­ siempre que el sentido de un período esté
mente suelen caer los escritores apasiona­ expresado con claridad, fuerza y dignidad,
dos de la coordinación armoniosa: y guar­ raras vezes dejará de herir el oido con agra­
dar siempre un mismo tono, ó medida, es do. Basta una atención muy mediana en esta
ya
34° ARMONIA
DE LAS SENTENCIAS. 341
lec xiii. parte para hacer agradable la cadencia de censura de sus contemporáneos. Debemos lec. xnr.
un período de esta especie: y el atender á observar, sin embargo, en favor de este gran
mas solo sirve, por lo común, para hacer orador, que en su estilo hay una señalada
lánguida y enervada la composición. Des­ mezcla de armonía y facilidad; lo cual es
pues de todo el trabajo que se tomó Quin­ siempre una gran belleza : y que si algunas
tiliano para arreglar las medidas de la prosa, vezes es estudiada su armonía, parece le
viene á parar en decir con su juicio acos­ costaba esto poco embarazo.
tumbrado: In universum, si sit neces se, Entre los escritores clásicos ingleses no
duram potius atque asperam compositionem hay muchos que se distingan por su coordi­
malim esse, quam effeminatam ac enervem; nación musical.. Milton ha torneado con
qualis apud multos.... Ideoque vincta qua­ mucha delicadeza los períodos en algunas
dam de industria sunt solvenda, ne labo­ de sus obras en prosa. Pero los escritores de
rata videantur',.... neque ullum idoneumver- su tiempo favorecieron una inversión, que
bum praetermittamus gratia lenitatis. “Por se tendría ahora por contraria á la pureza
ultimo, si fuese necesario, mas quisiera una del estilo: y aunque se conceda que sus sen­
composición dura y áspera, que una afemi­ tencias son bastante graves y sonoras, no
nada y sin nervio; corno se ve en muchos. puede negarse que esto les dió una cons­
Por esto se han de desatar de intento algu­ trucción, y un orden demasiado latinizados.
nas cosas, porque no parezcan trabajadas; ni De los últimos escritores, Shaftsbury es, en
se ha de omitir una palabra oportuna á cau­ general, el mas correcto en sus' números.
sa de la dulzura del período.” QLib. IX. Como tenia un oido muy delicado, atendió
Cap. 4.') á la música en todas sus sentencias: y diver­
Cicerón, como observé antes, es uno sificándolas con mucha variedad acertó fe­
de los mejores modelos de un estilo armo­ lizmente á evitar aquella monotonía , en que
nioso. Como quiera, se descubre mucho su suelen incurrir los escritores enamorados de
amor á este estilo; y la pompa de sus núme­ la gracia del sonido. Áddisson tiene tam­
ros menoscaba á vezes su energia. Aquel bién mucha armonía en su estilo: y es mas
tan conocido final suyo, esse videatur, re­ fácil y blando, aunque menos variado, que
petido hasta once vezes en su oración pro Shaftsbury-. Guillermo Temple es en gene­
Lege Mánilia, le expuso justamente a la ral muy corriente y agradable. El arzobispo
342 ARMONIA DE LAS SENTENCIAS. 343
lec. Xiii. Tillotson es á vezes demasiado descuidado los versos. Y tal es, y en mi sentir con ex- lEC. Xlil,
y lánguido: y el obispo Atteibury le lleva ceso, el celebrado Bartolomé Leonardo de
muchas ventajas en la música de sus perío­ Argensola, en su Conquista de las Molu-
dos. El deán Swift despreció enteramente cas : porque si los razonamientos, descrip­
la coordinación musical. ciones y relaciones de hechos hazañosos per­
Entre los nuestros fr. Luis de León fue miten, y piden á vezes todo el calor de la
sin duda el primero que procuró introducir elocuencia , y las flores mas galanas de la
en nuestra lengua la armonia del número. Retórica, y de consiguiente el número con
Pero es preciso decir que no fue muy feliz que naturalmente se expresa una pasión ve­
en su empresa : y que aspirando á levantar­ hemente, y en que solo se pinta una situa­
la del descaimiento ordinario, le dió no po­ ción deliciosa; la severa verdad, que debe
cas vezes un giro que sufre con violencia. manifestarse en la narración de un historia­
Abrió el camino; pero no tuvo seguidores. dor, deshecha el estudio de las claúsulas, y
Ni se hubiera adelantado mucho con tener­ el engalanamiento de la frase.
los : porque su sistema no era acertado; ha­ Entre los escritores ascéticos se encuen­
biéndose ceñido á la construcción gramati­ tran algunos de un estilo bastante armonio­
cal, y dirigiendo sus esfuerzos mas á la es­ so; contribuyendo á esto la ternura que los
tructura particular dé la frase, que á la com­ caracterizaba, no menos que el genio y es­
posición y complemento del período. Asi tudio que ponian de su parte. ¿Quién ne­
una lengua armoniosa en sus elementos lo gará á Granada número y fluidez ? Lástima
es poco en sus escritores, especialmente pro­ es que entregado á vezes á un calor facti­
saicos ; salvo aquellos, que por el género que cio, no se canse de amplificar un pensamien­
manejaban, ó por su genio mas bien que to; y que por inculcar un afecto, aparezca
por su estudio, acertaron á dar número á en ocasiones declamador, y sea verboso y re­
sus composiciones. Tal es Galvez de Mon- dundante. Y si la sencillez de la dicción, y
talvo en su Pastor de-Fílida. Tal es, aun­ precisión de la frase llevan consigo cierta
que no tanto, Montemayor en la Diana sonoridad agradable, no puede negarse esta
enamorada; de cuya locución y narración prenda al estilo del padre Estella.
distan mucho las enmarañadas y violentas Hasta aqui he tratado del sonido, ó mo­
de su.continuador Gil Polo, solo feliz en dulación agradable en general. Resta tratar
344 ARMONIA DE LAS SENTENCIAS. 345

IRC. xni. ¿el sonido adaptado al sentido; el cual es la llegue á empalagar, que venga bien á todas lec. xnr
mayor belleza en su clase. El primero no las composiciones, y á todas las partes de
era mas que un mero acompañamiento para una misma composición. Tan absurdo seria
agradar al oido: pero el último supone ha­ escribir en una misma cadencia un panegíri­
berse dado á la música una expresión parti­ co y una invectiva, como poner la letra de
cular. Podemos señalar en ella dos grados: una canción amorosa en el ay re, y tono de
primero, la cuerda de un sonido adaptado una marcha guerrera.
al tenor del discurso: segundo, una seme­ Observemos con qué delicadeza esta
janza particular entre algún objeto, y los adaptada la siguiente sentencia de Cicerón
sonidos empleados para describirlo. para representar la tranquilidad, y el repo­
I. Digo, que la cuerda de un sonido so de un estado de satisfacción. Etsi homini
puede adaptarse al tenor del discurso. Los nihil est magis optandum quam prospera
sonidos tienen bajo muchos respectos corres­ aqudbiíis, perpetuaque fortuna, secundo
pondencia con nuestras ideas, parte natural­ •vit# sine tilla efensione cursu; tamen si mi-
mente, y parte á causa de asociaciones arti­ hi tranquila, ir placata omnia fuissent, in-
ficiales. De aquí proviene que cualquiera credibili quadam ir pene divina, qua nunc
modulación de sonido continuado imprime vestro beneficio fruor, latttia voluptate
al estito cierto carácter y expresión. Las caruissem. (ad Quirites post reditum.') No
sentencias construidas con la plenitud y nu­ puede darse cosa mas perfecta en su línea:
merosidad ciceroniana hacen impresión de pinta, digámoslo asi, al oido. Pero ¿quien
cosa importante, magnífica y calmada: por­ no se hubiera reido, si Cicerón hubiese usa­
que este es el tono natural que toma este do de estos períodos, ó de una cadencia co­
sentimiento: pero no convienen á una pasión mo esta invectivando contra M. Antonio, o
violenta, á un raciocinio acalorado, ó una Catilina? Por tanro es necesario que nos for­
conversación familiar. Estas piden siempre memos de antemano una idea cabal del to­
medidas mas vivas, mas fáciles, y á vezes no general del sonido, que corresponde al
mas quebradas. Por tanto es regla esencial asunto: á saber, de aquel tono que toman
de la oratoria llenar, ó aflojar los períodos naturalmente los sentimientos que vamos a
según lo pida el asunto. No puede haber expresar, y en el cual suelen manifestarse
tono alguno, aun en el supuesto de que no ellos mismos; sean redondos y blandos, ó
346 ARMONIA DE LAS SENTENCIAS. 347
tec. xiii. graves y magestuosos, ó brillantes y vivos, Primero, por una buena elección de pa- xec.xiii
ó interrumpidos y exabrutos. Esta idea ge­ labras podemos lograr la semejanza de soni­
neral debe dirigir el tenor de nuestra com­ dos, que intentamos describir; tales como
posición: debe darnos la clave, para hablar el ruido de las aguas, el bramido de los
en estilo musical: y debe formar el cuerpo vientos, ó el murmurio de los arroyos. Este
de la melodía, que ha de ser variada, y di­ es el caso mas sencillo de esta suerte de be­
versificada en partes; según varíen nuestros lleza : porque el medio de imitación es muy
sentimientos, y según sea necesario para natural; á saber, los sonidos para represen­
causar una variedad que alhague y lisonjee tar otros sonidos; y entre ideas del mismo
al oido. sentido es fácil formar conexión. No se re­
Pero, en segundo lugar, á mas de la quiere mucho arte en un poeta, cuando es­
correspondencia general del tenor del soni­ tá describiendo sonidos dulces y blandos,
do con el tenor del pensamiento; se puede para hacer uso de aquellas palabras que ten­
aspirar á una expresión mas particular de gan mas líquidas y vocales, y que se desli-
ciertos objetos por medio de sonidos que se zen mas blandamente; ó cuando está des­
les asemejen. A vezes se puede conseguir es­ cribiendo sonidos ásperos, para amontonar
ta expresión en la prosa; pero con mucha de­ una porción de sílabas ásperas de difícil pro­
bilidad: ni se ; petece tanto en ella. Esta ex­ nunciación. Aqui favorece la estructura co­
presión se busca principalmente en la poesía, mún del lenguage: pues se ve que en las
donde se exige mas atención al sonido; y mas de las lenguas los nombres de muchos
donde las inversiones y licencias poéticas nos sonidos particulares están formados de ma­
dan mayor imperio sobre él, ayudados de la nera, que llevan consigo alguna afinidad
versificación y de aquel cantus obscurior, á con el sonido que significan: como entre
que naturalmente nos convida la recitación nosotros el susurrar de los vientos, el zum­
de los versos. Esto pide mayor ilustración. bido de los insectos, el silbido de las ser­
Se puede emplear el sonido de las pa­ pientes, el chasquido ó estallido de una ra­
labras para representar principalmente tres ma que se desgaja, el mahullo del. gato, el
clases de objetos ¡ primero, otros sonidos: se­ ahiillo del lobo y perro, el balar de la ove­
gundo, el movimiento: tercero, las conmo­ ja, e\ graznar de los cuervos, y otros mu­
ciones y pasiones del ánimo. chos casos en que la palabra se ha formado
DE LAS SENTENCIAS. 349
34$ ARMONIA
xec.xiii. claramente por el sonido que representa. La Hablando de un cuadro de Julio Ro- lec. xiii
lengua castellana abunda de verbos, que mano, dice en la Oda IV. del mismo tomo:
imitan el sonido ó ruido de las cosas ó ac­ “Que no tú sola, ó música, el ruido
ciones que representan; como cacarear, ce­ Finges del arroyuelo transparente,
cear, cuchichear, chacharear, bambolear, O imitas las undosas
borbollonear, gorgoritear, gruñir, garga­ Corrientes de la mar, ó el alarido
Del soldado valiente
jear, rajar, rechinar, refunfuñar, roncar, ti­ En las lides de marte sanguinosas.
ritar, y otros de que se pudiera formar una No menos pavorosas,
larga lista. Daré un ejemplo de esta belleza, O fiero Julio, en tu batalla siento
tomándolo de Bernardo Valbuena en su Si­ Crugir las roncas armas y la fiera
glo de oro-, donde pinta una tempestad y Trompa, estrépito, gritos y ardimiento,
su ruido: Que si en el medio de su horror me viera.”

“ Suena el ayre, brama el viento; Estos ejemplos contrastan bien con el si­
Y de los rayos, que llueven, guiente de Jaúregui, que descubre el mez­
En las bóvedas del cielo quino artificio del versificador:
Retumban entrambos ejes.”
Egloga 3. “Asi el rayo á la nube el hondo seno
Impide, rompe súbito y flamante;
Melendez en su Oda XII. al Sol, tomo Que á la etérea región confunde el trueno,
tercero, expresa bien la armonía imitativa Cólera sacra de deidad tonaure:
del ruido, en estos versos: Huye el pastor al ínfimo terreno:
“Si mueves la flamante No hay planta ó peña que á sus pies no espante;
Cabeza, ya en la nube el rayo ardiente Que ai cielo , al centro atemoriza , inflama
Se enciende, horror al alma delincuente: La voz y rasgo del estruendo y llama.”
El pavoroso trueno Fars. Lib. I,
Retumba horrisonante:
Y de congoja lleno Son también ejemplos señalados de esta
Tiembla el mundo vecina belleza los dos pasages del Paraíso perdido
Entre aguaceros su eternal ruina. de Milton, en que pinta el sonido que ha­
Y si en serena lumbre • cen al abrirse las puertas del infierno y las
Arder velado quieres, en reposo
dei cielo. El contraste que hay entre ellos!
Se aduerme el universo venturoso.”
35° ARMONIA. DE LAS SENTENCIAS. 35 r
eec xni. manifiesta con ventajas el arte del poeta. El Su ímpia furia con plauso lisonjero xec. XIII
primero es la abertura de las puercas del Loca celebra y sediciosos gritos.
No así el vasto océano, cuando fiero
infierno: Los lindes rompe por su autor prescritos,
------On a sudden open fly, Derramándose horrísono ^espumoso
With impetuous recoil, and jarring sound, Retumba entre las rocas espantoso.”
Th' infernal doors; and on their hinges grate
Harsh thunder,____ Y para hacer ver la sumisión de los án­
B. II. v. 879. geles buenos, dice:
“Habló el Señor: y el Verbo reclinado
De repente se abriéron rechinando,
En su seno divino con amable
Y á cerrarse tornaron estruendosas
Aspecto, lleno de bondad y agrado,
Las puertas infernales; y en sus ejes
Se complació en su plática inefable.
Chasqueó horrísono el trueno.------
Atónito y rendido el pueblo alado
Lib. II. v. 879. Empezó al punto el cántico aceptable
De eterna adoración, las harpas de oro
Obsérvese la blandura de este otro pa­ Armónicas siguiendo el almo coro.”
sa ge :
____Heaven open’d wide Mirando á Miguel, á quien escogió el
Her ever-during gates, harmonious sound Padre por príncipe del ejército invencible,
On golden moving------ le dice para animarlo:
B. VII. v. 2O¡. ------ “Yo he confortado
Franqueó el cielo sus puertas eternales, Tu brazo: nada temas; mi terrible
Que sonoras giraban blandamente Rayo fulmina: y caiga derrocado
Sobre sus quicios de oro.... Rugiendo el bando pérfido al horrible
Abismo,”___ _
Lib. VII. v. 205.
Ha sido admirado el hermoso pasage si­
Para ponderar Melendez en la Caida de guiente de la Jerusalen del Taso, por ra­
Luzbél los sediciosos gritos con que los án­ zón de la imitación producida por el soni­
geles protervos aplaudían la furia y clamo­ do de la cosa representada :
res de su príncipe, dice : “ Chiama gli abitator de 11' ombre eterne
“ Yo reynaré... Clamaba el altanero Jl rauco suon della tartarea tromba :
Apóstata; y la turba de precitos Treman le spaziose atre cáveme ;
ARMONIA DE LAS SENTENCIAS. 353
1EC. XIII. E l'aer cieco a quel romor rimbomba: Una tirada de sílabas breves presenta al lec. Xin.
Ee si stridendo mai dalle superite ánimo un movimiento vivo; como en esta
Regioni del cielo il falgor piamba:
Né si scossa giammai trema- la térra, de Virgilio:
Quando i vapori in sen grávida serra.” Quadrupedante putrem sonitu quatit ungida,
Cant. I V- Stanz. campum.
La segunda clase de objetos que á vezes en esta de fr. Luis de León, en la Profecía
imitan el sonido de las palabras, es el movi­ del Tajo:
miento ; según es ligero ó lento, violento ó Acude, acorre, vuela...
delicado , igual ó interrumpido, íacil o acom­ en esta otra de Lope de Vega , hablando de
pañado de algún esfuerzo. Aunque no haya un cazador y de un pájaro:
afinidad natural entre el sonido, cualquiera
que él sea, y el movimiento; sin embargo Tírale, yerra, vuela....
hay una afinidad fuerte en la imaginación: y en esta de Melendez, tratando de la Bre­
como aparece por la conexión entie la mu- vedad de la vida del hombre, tomo tercero,
sica y la danza. Por esto en manos del poe­ Oda I.
ta está darnos una idea viva del movimiento _____ desparece
que quiere describir, por medio de sonidos Cual relámpago súbito brillante.
que en nuestra imaginación correspondan Homero y Virgilio son grandes maes­
con aquel movimiento. Las sílabas largas na­ tros en esta clase de bellezas; y sus obras
turalmente causan la impresión de un mo­ están llenas de ellas: Con tanta frecuencia
vimiento lento, como en este verso de se citan, y son tan conocidos sus ejemplos,
Virgilio: que es superfluo ei presentarlos.
Olli Ínter sese magna vi brackia tollnnt. En la Bucólica del Tajo por el bachi­
ller Latorre hay cuatro versos, en que ha­
en estos de Fernando de Herrera :
blando de un árbol se presenta en el sonido
Estoy pensando en medio de mi engaño....
la misma undulación que en el movimiento:
Huyo, y vó alejándome; mas Guamo....
“Cuya bella corona, sacudida
y en estos de Boscan :
Mansamente del ayre regalado,
Solo y pensoso en prados y desiertos Ya se mira en el agua y se retira :
Mis paso» doy cuidosos y cansados. Y luego vuelve, y otra vez se mira.”
Tomo i. z
354 ARMONIA DE LAS SENTENCIAS.
355
lie. xni. Pintando Melendez el mediodía en la Oda X. el poeta intenta excitar; se puede decir con LEC. Xin
del tomo primero dice: bastante propiedad, que semejante coordi­
<f Serpea entre la yerba el arroyado; nación se asemeja al sentido, ó es correspon­
En cuya linfa pura diente á él. Convengo en que la imagina­
Mezclado resplandece el claro cielo ción tiene gran parte en muchos casos, en
Con la grata verdura. que se supone esta especie de belleza de
Del álamo las hojas plateadas acomodar el sonido al sentido: y que según
Mece adormido el viento: que. el lector se penetre de un pasage , se fi­
Y las trémulas ondas retratadas
Siguen su movimiento.”
gurará á vezes entre el sonido y el sentido
una semejanza, que otros no podrán descu­
El Romance XVI. del mismo tomo presen­ brir. El modula los números por la disposi­
ta con igual maestría otros cuadros tan feli- ción de su ánimo: y crea verdaderamente la
zes, que seria prolijo copiar. música, que se figura que está oyendo. Pe­
La tercera clase de objetos, que puede ro no puede dudarse que hay algunos ejem­
representar el sonido de las palabras, son las plos de esto; y que la poesía es capaz de
pasiones y conmociones del ánimo. Parece­ una expresión de esta naturaleza. La Oda
rá á primera vista, que el sonido nada tiene de Dryden sobre el dia de santa Cecilia
que ver con ellas: pero se prueba bastante­ presenta un bellísimo ejemplo de ella en la
mente su conexión por el poder de la músi­ lengua inglesa. Entre los nuestros lograron
ca para despertar ó fomentar ciertas pasio­ esto á vezes Herrera, Rioja y Jáuregui; y
nes ; y para introducir según varía el tono en nuestros tiempos Melendez, particular­
una serie de ideas mas bien que otra. A la mente en sus anacreónticas, y señaladamen­
verdad, hablando con exactitud lógica, no te en la Oda III. á Lisi, donde no menos
puede haber semejanza entre el sentido y bien pinta la pasión de la inconstancia, que
el sonido; viendo que las sílabas largas ó el vago movimiento de la mariposa; en la
breves no tienen semejanza natural con nin­ anacreóntica XXVII. donde pintando la
guna pasión ni pensamiento. Pero si la coor­ tranquilidad de la noche , pinta igualmen­
dinación de las sílabas solo por su sonido te bien la de su pecho; en la V. donde des­
recuerda una serie de ideas antes que otra, cribiendo un bayle pinta al vivo la agita­
y prepara el ánimo á aquella afección que ción que en él excita, y las que se apoderan
DE LAS SENTENCIAS. 357
356 ARMONIA

jlec. xiir. de varias zagalas según su diferente índole Fernando de Herrera dice en una elegia: iec. XIII.
y carácter; y en otras Odas, Romances, Sil­ “Suave sueño, tú que en blando vuelo
vas y Epístolas, en que este armonioso poe­ Las alas perezosas blandamente
ta se exprimió tan atinadamente. Bates de adormideras coronado
Sin mucho estudio ó reflexión un poeta, Por el puro, adormido, y vago cielo;”
que describe el placer, la alegria y otros ob­ Ven de la última parte de Ocidcnte &c.
jetos agradables, del sentimiento de su asun­ Las sensaciones fogosas, y animadas pi­
to pasa naturalmente á números blandos, lí­ den números mas vivos, y animados:
quidos y corrientes.
------Juvenum manus emicat ardens
•----- Tdamque ipsa decorara Littus in Hesperium.
Casar iem nato genitrix, lumenque juventre aEn. VIII- '
Purpureum, & latos occulis afilarat honores.
JEn. I. ’ Los asuntos melancólicos, y sombríos,
ellos mismos se expresan naturalmente en
Porque la madre misma infundió en su hijo medidas lentas, y palabras largas.
De juventud un bel purpureo lustre, Et caligantem nigra formidine lucum.
En sus cabellos sin igual belleza,
Y viva lumbre en sus alegres ojos. Bastante campo he abierto en esta ma­
teria. Un mediano conocimiento de los bue­
Eevenére locos latos & amcena vireta, nos poetas antiguos y modernos sugerirá mu­
Fortunatorum nemorum, sedesque beatas', chos ejemplos de la misma especie. Con es­
Largior hic campos ather, & lumine vestit to doy fin á el examen de la estructura de
Purpureo, solemque suum, sua sidera norant. las sentencias, habiéndola considerado ple­
zEn. VI.
namente bajo todos los capítulos que men­
Llegaron á los sitios deliciosos, cioné ; á saber, claridad, unidad, energía,
Y á los vergeles plácidos y amenos, y coordinación musical.
Donde entre bosques venturosos moran
Los dioses y las almas bien hadadas.
Aquí el risueño y rutilante cielo
Viste de luz purpurea el campo todo:
Y á sus estrellas y á su sol conocen.
CORRECIONES.

Pág- Lín. Dice Léase


85 últ. destit ¡nt destituunt
177 últ. advertamos advirtamos
190 25 proposiciones preposiciones
193 19 nomitavo nominativo
195 últ. mejor menor
197 20 completa compleja
207 10 numesosa numerosa
235 12 lengna lengua
237 9 ofectado afectado
239 29 escusa si alguna, excusa, si alguna
254 17 se hacen te hacen
256 18 alguna algunas
260 2 determidamente determinadamente
29S 1 veriedades variedades
3°5 15 iversion inversión
3T4 18 para enérgia para la energia
3*9 6 como un como en un
320 12 empalogosos empalagosos

FIN DEL TOMO PRIMERO.

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