Está en la página 1de 4

- CLASE 8 -

JESÚS ALIMENTA A CINCO MIL


BASE BÍBLICA: Juan 6:1-14 y Mateo 14:13-21

TEXTO A MEMORIZAR:
“Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos” (Juan 6:9).

OBJETIVOS: Que el niño...


▪ Conozca la historia;
▪ Pueda ver que no hay nada imposible para Jesús;
▪ Vea la compasión de Jesús por la gente;
▪ Valore la actitud del muchacho al dar de lo poco que tenía;
▪ Quiera estar en las manos de Jesús.

HISTORIA BÍBLICA
INTRODUCCIÓN
→ CAMINO 1: Lleve una pequeña merienda, un paquete chiquito de snacks y una gaseosa
pequeña o alguna golosina.
Luego comience un diálogo con los niños: “¿Tienen ganas de comer algo rico? ¡Yo sí! A
veces me da mucha hambre cuando estoy en la iglesia. ¿Les gustaría compartir una
merienda antes de escuchar la clase? Todo lo que tengo es… —diga, y muestre lo que
haya llevado—. No creo que esto sea suficiente para alimentarlos a todos. Déjame ver…”
Comience a contar a los niños: “Uno, dos, tres, cuatro, cinco… No, no hay manera. No hay
suficiente para todos ustedes. Eso me recuerda algo que le pasó un día a Jesús”.

→ CAMINO 2: Presente a la clase problemas matemáticos sencillos a modo de juego, por


mesa, y luego premie al grupo de mejor desempeño. Por ejemplo:
▪ Una persona come 2 panes o dos mignones. ¿Cuántos panes consumirían 5000
personas? 5000 – 10.000 – 15.000
▪ Una familia de 5 integrantes consume 2 litros de leche. ¿Cuántos litros se necesitan
para la merienda de 5000 personas? 2000 - 20.000 - 200
▪ Se calcula un mozo cada 25 personas. ¿Cuántos mozos se necesitarían para
atender a 5000 personas? 20 - 200 – 250

→ CAMINO 3: Curiosidades y rarezas. Pregunte al grupo cuánto pudo haber medido uno
de los panes más largos del mundo. ¿A cuántos alimentó? ¿Cuánta leche se usó? Y así
sucesivamente. Luego proporcione a la clase los datos de la nota y posteriormente calculen
cuánto más grande debería haber sido como para alimentar a 5000 personas, y narrar la
historia.
Un grupo de panaderos ha cocinado el pan más largo del mundo, con una
longitud de 2,49 km. El récord fue batido en la localidad mexicana de
Aguascalientes. Se necesitaron 1980 toneladas de harina, 750 kg de azúcar, 425
kg de margarina, 20 kg de levadura seca, 500 litros de leche y 12.600 huevos.
Los veinte panaderos participantes invirtieron tres días y el fruto de su labor fue
consumido por 700 personas.

DESARROLLO:
▪ Jesús subió a un monte y se sentó con sus discípulos.
▪ Había venido una gran multitud.
▪ ¿Dónde compraremos pan?
▪ Aquí está un muchacho, con cinco panes y dos pececillos.
▪ Se recostaron como cinco mil.
▪ Jesús los tomó, dio gracias y repartió a sus discípulos.
▪ Llenaron doce cestas de pedazos.

APLICACIÓN:
Puede que muchos conozcan el relato y les suene repetitivo, pero hoy centraremos nuestra
atención en el muchacho. La Biblia ni siquiera nos da su nombre; se nombra a Jesús, a
Felipe y a Andrés, pero desconocemos el nombre de este niño. La realidad es que cuando
hablamos de cinco mil personas, es un número importante de gente para alimentar y es
factible que, entre tanta gente, algunos hayan llevado algo para el viaje, pero fue solo un
muchacho el que se acercó a Jesús.

Ante una necesidad grande, y de la cual los discípulos no podían encargarse, Jesús hace
una pregunta: “¿De dónde compraremos pan para que coman?”, y la Biblia nos dice que Él
sabía lo que iba a hacer. Jesús les presenta un reto inalcanzable para sus discípulos, pero,
aun así, hubo alguien que, al ver la necesidad, se acercó con la intención de poner lo poco
que tenía en las manos de Jesús. Y fue el Maestro quien se encargó de transformar esos
cinco panes y dos peces en comida para cinco mil personas, y que sobrara.

Muchas veces menospreciamos lo que tenemos, o lo consideramos poco al lado de lo que


pueden tener otros, pero la realidad es que no importa la cantidad, sino una actitud
correcta en nuestro corazón. Este muchacho propuso en su corazón ayudar, aun sabiendo
que no era suficiente, pero la Biblia nos dice que la multitud seguía a Jesús porque habían
visto las señales que Él hacía.

Por lo tanto, este niño ya conocía el poder que tenía Jesús y sabía que estaba poniendo lo
poco que tenía en unas manos muy especiales. Como cristianos, a veces olvidamos que
las manos que nos sostienen y nos alientan cada día son las del Maestro; y lo importante
es que nosotros estemos dispuestos a depositar en Él aquello de poseemos.
CONCLUSIÓN:
¿Qué podés poner en manos de Jesús? En primer lugar, tu vida, y si estás
realmente en manos del Maestro, entenderás que todo lo que tienes le pertenece a Él.
Cuando veas una necesidad, no midas tus fuerzas: deposita tu confianza, tus finanzas, tus
sentimientos, tus proyectos en manos de aquel que alimentó a cinco mil personas. Son las
mismas manos las que te reciben, multiplican tus fuerzas y te dan descanso.

También podría gustarte