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Brenda Julieth Herrera Varela

María Alexia Perea Mosquera


Adriana Inés Acosta Motta
Jorge Armando Ochoa Rincón
Luis Miguel Vergara Díaz

Educación y sostenibilidad en América latina

Docente
Johan Andrés Nieto Bravo, Doctor (PhD)

Corporación Universitaria Iberoamericana


Facultad de Educación
Maestría en Educación
2024
Influencia del método Contractualista en el diseño y aplicación de un modelo de
escolaridad determinado por la justicia

En la edad media y con gran influencia de la escuela cínica, se visiona al ser humano
desde su individualismo, es así que el alemán Hegel moldea un criterio de realidad bajo el
absolutismo que el asigna a la idea, naturaleza y espíritu, estrechando el lazo entre el
conocimiento y la realidad. Fue un gran influenciador en la formación de estado, sociedad,
historia y la fuente del materialismo Marxiano que se estructuró en la dialéctica. Otro autor
de gran influencia en diferencias áreas de la ciencia es el alemán Kant, quien arraigado a la
razón pretende demostrar que el pensamiento crítico es la forma en la que se posibilita
conocer la realidad más allá de la experiencia.

El inglés Tomás Hobbes, cuenta con un criterio más clásico puesto que toma como
base los registros de Galileo en cuanto al estudio de la física de los elementos en movimiento
y centra su teoría en los cuerpos en constante cambio de estado, incluso alude que el hombre
y la sociedad hacen parte de esta alegoría dividiendo la filosofía desde su origen como
política para aquella creada por el hombre y la naturaleza para todo lo relacional y externo
(Riley, 1982).

Hobbes como mucho de los filósofos de esa época, contaban con una visión sesgada
por los aspectos propios de sus realidades, es por esto que en línea con la filosofía política
coincide que el ser humano de su liberalidad se torna feroz y materialista puesto que
posiciona intereses propios y tiene la capacidad de influenciar para que la lucha sea colectiva.
Ahora bien, permitir que dicha libertad se limite o controle con influencia directa de un poder
superior como el Estado bajo un tratado social.

Es aquí donde el contractualismo se abre paso para ligar las necesidades presentes e
ineludibles del hombre relacionadas con un interés de aprovechamiento bidireccional que
bajo la visión natural no es posible satisfacer. Si bien es cierto, el hombre desde su concepción
y su condición biológica es el resultado de un proceso de dos integrantes, la ambición
trastorna la estructura de la familia por todas las variables que sobre esta se presentan y que
sin duda son difíciles de controlar dado su dinamismo. El grado de conciencia y el proceso
formativo del hombre son dos parámetros que deben madurar para que ese ser libre e
independiente, sea aceptado por una sociedad que comprende las ausencias de lo natural y se
formaliza el rol que se designa para que el crecimiento sea constante (Marín García, 2021).

A partir de este punto y por el mero formalismo de la inmersión en la sociedad, se


adquieren derechos y deberes que dan pie a la regulación de la participación en la misma. Es
la aparición entonces de protecciones y beneficios, pero también de compromisos y mandatos
que son regulados por un Estado que de cierta forma salvaguarda los integrantes para evitar
perplejidad y desavenencias, apalancado en la seguridad interna y externa.

En el ámbito educativo, el gran reto de los educadores e instituciones es priorizar la


igualdad como principio base para que no haya exclusión alguna, en donde se reconozcan las
voces de aquellos que han sido aislados de sus derechos fundamentales como lo es el de la
educación. Abriendo paso a denunciar todo tipo de injusticias y que se potencialicen las
capacidades humanas de cada miembro protagónico generando un eje articulador para
equiparar las desigualdades. Del mismo modo, se deben crear espacios de participación y de
reintegración en donde se establezcan derechos y deberes entre educadores y estudiantes
dentro de los espacios de aprendizaje, mitigando procesos de injusticia y marcando una huella
diferencial en los procesos educativos.

Para ello, la libre competencia y la facultad de tomar decisiones bajo plenitud de


conciencia y capacidades, facilita la identificación de los aspectos relevantes de la sociedad.
Es en este punto el concepto de justicia surge como el acercamiento a los beneficios y la
distribución de los mismos desde la equidad. Para esto es necesario definir un proceso claro
de tal manera que se permita la regulación adecuada y, además que cualquier componente de
la sociedad comprenda la forma óptima para obtener, aprovechar y administrar estos
capitales. Esto no quiere decir que esto sea inmodificable, puesto que sentimientos como la
ambición y el deseo por tener más de lo necesario, ha llevado a que se generen conflictos
dañando el bien común (Walzer, 2001).
Sumado a Hobbes, aparecen otros autores que complementan la visión intransigente
del hombre ligado a la guerra y violencia, para incluir el derecho a la vida, la propiedad
exclusiva y la separación de poderes en el Estado de acuerdo a la propuesta de Locke.
Tiempo después, Rousseau va en contravía de lo anteriormente planteado y alude que el
hombre no es consciente de muchos factores y además es inocente, pero al inmiscuirse en la
sociedad modifica su visión, deseos y conductas. Es decir, se requiere de un ente con
facultades para eliminar el deseo individual para enfocarse en la voluntad general (Ortiz
Espinosa, 2021).

De la mano con la justicia está la igualdad social, la cual invita a las personas a
participar activamente en la construcción de mejores condiciones, un mejor presente y futuro,
y oportunidades generales. Desarrollar las capacidades permitirá a la población tomar una
postura cooperativista y de autocrítica, puesto que no aprobarán modificaciones de requisitos
o beneficios públicos, sin antes evaluar la importancia o consecuencias ligadas.

¿En que momento se torna difícil la comprensión o el manejo de la justicia y/o de la


igualdad?, para esto es necesario traer a colación la visión de Rawls, quien asigna el peso del
cumplimiento de la justicia a los entes de carácter social y a los fueros que dan lugar al
relacionamiento de la persona con la cooperación desde el concepto de lo común puesto que
la visión resolutiva de problemáticas siempre deberá contar con amplitud y certeza.

El hombre deja de ser libre desde lo natural para ser libres sin extralimitarse el bien
común. A esto, se le adiciona la igualdad ante la legislación, dado que las condiciones
equitativas hacen parte del panorama que busca construir el estado entendiendo que todos los
seres humamos son únicos, con diferencias marcadas y racionalidad autónoma. Esto quiere
decir que la idealización debe dejarse a un lado para permitir el ingreso a principios como
los de participación, direccionamiento, igualdad de oportunidad y formación.

El contexto colombiano, un país forjado por guerreros incansables que lucharon


contra el yugo de los colonizadores, no ha sido muy distante de la realidad experimentada
por los filósofos clásicos del contractualismo, quienes esculpieron sus ideas en medio de
guerras originadas por lucha de poderes. Con la formación del estado soberano, resurgieron
violencias de ámbito religioso, económico, político y por supuesto social, donde quien
gobernaba era enfrentado por ideologías o ideas diferentes que buscaban imponerse como
una verdad absoluta.

Desde la óptica local, es muy común encontrar diferencias de credo, capacidad


monetaria, orientación, favorabilidad o percepción, puesto que como se ha expuesto
anteriormente, el ser humano dentro de su capacidad de racionar, toma posturas propias que
muchas ocasiones van en contra de quienes dirigen el estado. La desfavorabilidad no siempre
nace con las decisiones de los ciudadanos, dado que existen algunos que pretenden
monopolizar los bienes que por ley deberían ser distribuidos equitativamente.

Como respuesta a la desigualdad que genera estos aspectos, el país ha experimentado


conflictos armados en donde grupos con otro tipo de doctrina y en defensa de lo que estos
establecen como verdad, se han enfrentado en búsqueda de mejores beneficios sin
comprender que la sociedad corresponde a una unidad colectiva sin seccionamiento, pero si
con asignación de poderes dada sus múltiples funciones.

Actualmente y gracias a políticas de inclusión, protección y paz, los gobernantes de


turno a optado por mantener acercamientos con estos grupos, de tal manera que hagan parte
de la sociedad y la violencia que afecta a quienes forjan mejores oportunidades desaparezca.
Por supuesto es razonablemente complejo identificar y establecer puntos comunes, pero ya
es una realidad que se entreguen las armas y con desmovilización aisladas o en masa, se
permita la reincorporación de estas personas a la nueva sociedad, llamada así por la
divergencia entre conceptos o visiones.

Llevar a cabo este proceso no es nada fácil y tampoco es conveniente tomarlo a la


ligera, dado que debe diseñarse un plan lo suficientemente integral para que esas personas
que durante mucho tiempo lucharon por no estar de acuerdo con el Estado, hagan parte del
apoyo y soporte en cada una de las áreas del mismo. La regulación para el resarcimiento de
las victimas de dicho conflicto, las nuevas oportunidades laborales, el diagnóstico acertado
y la satisfacción de necesidades básicas, se encaminan a la estructuración de un modelo
educativo participativo y dirigido al fortalecimiento de competencias para que el tiempo entre
lo académico y lo productivo sea el óptimo.

La respuesta al grado de vulnerabilidad que tiene estos nuevos ciudadanos es vencer


el paradigma de las capacidades formadas desde el conflicto y las que deben adquirir dentro
de su formación. Es por esto que los programas gubernamentales apuntan a la igualdad,
justicia, enfoque formativo para el trabajo con orientación técnica y/o tecnológica con
extensión en instrumentos que les permitan tomar decisiones y modelar un proyecto de vida
acorde con la realidad, todo con respaldo metodológico de la disciplina contractualista
detallada en el texto (OPDDR, 2009).

El reto para el gobierno está en como equiparar las cargas para toda la población,
dado que problemáticas como desigualdad, pobreza extrema, altos costos de consumo,
corrupción y demás, afectan a diario a la totalidad de personas que hacen parte de una
sociedad ansiosa por mejores oportunidades.

Si el objetivo es crear oportunidades que permitan integrar a las comunidades en


condiciones más vulnerables, específicamente desmovilizados y reincorporados a la vida
civil, lo que se busca desde la educación es diseñar estrategias pertinentes y aplicables a las
individualidades, particularidades y necesidades de las personas, es importante implementar
un modelo escolar que integre una visión con una perspectiva más amplia de transformación
social desde el acceso a la educación.

Considerar la justicia como un factor determinante en la reconstrucción social,


partiendo de un principio de igualdad y oportunidad que favorezca el desarrollo del ser
humano en todos los ámbitos de su vida. Abanderar la educación y formación en el
conocimiento, como la emancipación y liberación de los individuos, por lo tanto, ésta debe
responder y adaptarse a unas dinámicas y situaciones sociales complejas y cambiantes que
requieren que el ser humano adquiera una mayor capacidad de resiliencia frente a las
adversidades y vicisitudes que se presentan en su contexto.
Bibliografía

Marín García, A. (1 de octubre de 2021). Contractualismo. Obtenido de


https://economipedia.com/definiciones/contractualismo.html
OPDDR. (2009). Políticas, ofertas e instituciones educativas en los procesos de DDR en
Colombia desde el año 2002. Bogotá D. C.: Universidad Nacional de Colombia;
Observatorio de Procesos de Desarme, Desmovilización y Reintegración.
Ortiz Espinosa, Á. (octubre de 2021). Definición de Contractualismo. Obtenido de
Enciclopedia Asigna: https://enciclopedia.net/contractualismo/
Riley, P. (1982). Will and political legitimacy: A critical exposition of social contract theory
in Hobbes, Locke, Rousseau, Kant, and Hegel. Harvard University Press.
Walzer, M. (2001). Las esferas de la justicia: una defensa. México: Fondo de Cultura
Económica, 2da. Edición. 330 págs.

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