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2-Actividad de reflexión:
-Asumiéndose como miembro del equipo directivo y desde una murada de la autoevaluación
institucional, como un proceso sistemático de construcción de conocimiento, le proponemos las
siguientes preguntas para el análisis de las dimensiones: las trayectorias escolares.
Una trayectoria escolar se refiere al desempeño de los alumnos a lo largo de su escolaridad, año a
año, observando su punto de partida, los procesos y los resultados de aprendizajes. Este concepto
subraya la importancia de conocer la historia de cada alumno en la escuela, teniendo en cuenta su
pasado y su futuro. Hacia atrás, la vista está puesta en los docentes, sus estrategias de enseñanza
y sus resultados. Hacia adelante, consiste en profundizar el aprendizaje.
Siguiendo el trabajo de Terigi (2007,p.2), destaca tres rasgos del Sistema Educativo que los
considera relevantes para las trayectorias escolares, los cuales producen determinados efectos en
dichos recorridos: la organización del sistema por niveles, la gradualidad del currículum, y la
anualización de los grados de instrucción, que han delineado un recorrido esperado y su
duración estándar: un año calendario por cada grado.
Sin embargo, en el día a día de las escuelas hay discontinuidades y rupturas. Hay alumnos que
ingresan tardíamente a la escuela, abandonan temporariamente, tienen inasistencias reiteradas o
prolongadas, repiten de año, presentan sobreedad, tienen un rendimiento menor al esperado.
Estos factores determinan las trayectorias reales, las que se encuentran en las escuelas, difieren
de la teórica. Esto no implica que deban verse como trayectorias fallidas. Son expresiones de un
conjunto de condiciones socioeducativas diversas que atraviesa la vida escolar.
Transformar una escuela desde una mirada inclusiva implica establecer propuestas pedagógicas
para todo en alumnado, de modo que sea una escuela permeable a su entorno, que rompa los
muros y puentes. Qué las transformaciones en el entorno sean para que todos puedan alcanzar las
competencias que se requieren en la sociedad.
La mirada institucional que puede aportar el equipo directivo es fundamental, revisar, por
ejemplo, las condiciones institucionales de enseñanza, la articulación y coherencia entre años y
niveles, las estrategias y criterios de evaluación y reflexionar sobre la mirada que tienen los
docentes sobre los alumnos y sus posibilidades de aprender. Es en esos factores en los que se
juega la posibilidad de cambio. El posicionamiento y accionar pedagógico es la clave para construir
escuelas en los que todos puedan aprender, para garantizar la permanencia, la calidad educativa y
el egreso de cada alumno.
¿Cómo y con qué actores institucionales considera que es necesario establecer
diálogos y acuerdos sobre el uso de la información y para qué?
En este contexto y a fin de favorecer el desarrollo de aprendizajes relevantes de todos los alumnos
de la institución escolar se hace potente la generación de acuerdos institucionales-didácticos que
integren la mirada capaz de visualizar lo común de la diversidad. Para avanzar en la construcción y
puesta en marcha de este tipo, el rol del vicedirector es clave, es el actor responsable de generar
las condiciones institucionales y de los modos de trabajo para hacer que ello suceda.
a-El desafío de replantear el sentido del proceso de escolarización en relación con trayectorias
escolares diversas y los logros de aprendizajes.
c-El desafío de reconsiderar la pertinencia de las propuestas de enseñanza en relación con las
oportunidades de aprendizaje.
d-El desafío de desarrollar prácticas flexibles que den respuesta a la diversidad de las trayectorias
escolares.
e-El desafío de procurar aprendizajes significativos y legitimados no sólo por la escuela sino,
también por la sociedad (determinados conceptos, procedimientos y habilidades personales y
sociales).
Argumentos que justifiquen la importancia de planificar la autoevaluación
institucional.
La autoevaluación docente según Zorzoli (p62) debería poner de manifiesto aquellos aciertos en
las decisiones pedagógicas -didácticas tomadas y aquellos obstáculos no superados que requieran
replantear sus prácticas.
Para Elichry la metodología de evaluación debiera estar en estrecha relación con el contexto y la
vida cotidiana de la población del proyecto, porque emerge de las actividades previstas. El
enfoque tiene un componente “dialógico” importante, promueve el análisis de la observación y
busca no imponer interpretaciones de evaluaciones externas.
Esta forma de evaluación favorece el encuentro y el reconocimiento del otro, a partir del cual se
puede plasmar los progresos, dificultades y las oportunidades de mejora (Borja,2011).
Ante lo expuesto, podemos afirmar que es importante la autoevaluación, es una oportunidad para
revisar los sentidos construidos, las respuestas que damos a ciertos problemas, la forma en que
percibimos la realidad día a día y se construye en la posibilidad de reconocer aquellos puntos de
incertezas, de incertidumbre, de ignorancia, como antecedente para pensar y hacer algo distinto.
A su vez, es importante resaltar que “no hay aprendizaje organizacional sin la transformación de un
saber (aun siendo provisional) en acción” (Blejmar,2007, p.39).Este pasaje del saber al acto
involucra niveles como la estructura organizativa, las prácticas de dirección, la cultura institucional,
las competencias y los perfiles de los actores.
Por otro lado, debe existir condiciones institucionales que sean propicias para la autoevaluación,
entre ellas podemos destacar que sería importante que existan instancias genuinas de
autoevaluación de todos los actores institucionales, que la misma no se transforme en reprochar o
pasar facturas, y que tampoco se utiliza como instancia de control. Sean puestas a discusión, se
contrapongan puntos de vistas, se realice un trabajo con otros.
A su vez, podemos decir que la reflexión sobre la propia práctica tiene que ofrecer una orientación
para la acción. Es decir, que la interrogación y la actitud reflexiva debe complementarse
equilibradamente con la búsqueda de modelos alternativos de actuar.
Para concluir podemos decir que una institución educativa aprende cuando existe la capacidad de
que sus miembros se interroguen y problematicen la cotidianeidad institucional, que sean capaces
de afrontar que no tienen respuestas para todo y que también, a veces, algunos problemas
requieren volver a interrogarlos.
Parafraseando a Graciela Frigerio, no hay nada que impida que todo se piense de nuevo, puesto
que, aunque algo ocurra siempre de un modo puede modificarse.
3-Actividad de reflexión:
Se evidencian problemáticas teóricas y concretas que desata el objetivo que reinstala en el interior
del equipo docente la toma de decisiones acerca de la evaluación. Se evidencian tendencias a
identificar las problemáticas escolares en relación al contexto (factores socioeconómicos y
culturales asociados a la pobreza y exclusión de las familias de sus alumnos) junto a obstáculos
para re-conocer las tramas internas que marcan, desde las diferencias culturales de historias y
sujetos escolares, los complejos procesos que se construyen en las escuelas en la tensión
inclusión-exclusión.
Teniendo en cuenta a Graciela Frigerio ( 1992 p.63) quien destaca lo importante que es reconstruir
el contexto en el que nos encontramos ya que, si lo modificamos, el conflicto puede evolucionar y
disolverse. El problema pierde la importancia que tenía, deja de obstaculizar la tarea y la situación
evoluciona. También podrían incluirse en este punto aquellos conflictos que, en realidad, se
generan fuera del establecimiento escolar, pero que de algún modo aparecen como “síntoma” en el
interior del mismo. Si bien no pueden resolverse, porque las causas que los originan no son
intrainstitucionales, pueden clarificarse las razones de su emergencia en la escuela y, con ello,
disolverlo.
Teniendo en cuenta el rol del vicedirector es quien en esta situación debe acompañar en instancias
de consenso, en reuniones para esclarecer las causas, donde prevalezca el respeto y la resolución
pacífica de conflictos.
Este enfoque supone la constitución de una especial relación con el objeto a evaluar, desde un
lugar de emisión del juicio externo al colectivo institucional. Esta idea y estas prácticas tensionaron
en el grupo docente la asimilación de la propuesta de autoevaluación.
Desde el rol del vicedirector es necesario liderar y coordinar la organización curricular, “qué” y
“ cómo” se enseña, a fin de mejorar las prácticas evaluativas. Además es preciso generar espacios
de reflexión, monitoreo y evaluación de las acciones institucionales, de logros y problemáticas
inherentes a los estudiantes, en función de las posibilidades, en el marco de la autonomía
institucional.
De esta forma Nicastro (2006 p.14) propone seguir pensando la escuela en su cotidianeidad, lo que
pasa y lo que no pasa, las voces y los silencios que nos brindan estos espacios. De esta forma la
autora propone volver a mirar el espacio escolar como lugar, no sólo caracterizar el espacio físico
de la escuela para luego interrogarse por las relaciones que allí se tejen, sino advertir que esas
relaciones pueden leerse de otro modo, pueden producir situaciones escolares distintas.
Bibliografía:
● ANIJOVICH, R. (2014). Gestionar una escuela con aulas heterogéneas. Enseñar y aprender
en la diversidad. Buenos Aires. Paidós.
● -ANIJOVICH, R.; CAPELETTI G. (2017). La Evaluación como oportunidad. Buenos Aires.
Paidós.
● -BLEJMAR, B. (2005) Gestionar es hacer que las cosas sucedan. Noveduc.
● TERIGI,F (2007) Los desafíos que plantean las trayectorias escolares.Buenos Aires.
Santillana.
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