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Act.

3 Análisis lírico

Mi alma es una princesa en su torre metida,


con cinco ventanitas para mirar la vida.
Es una triste diosa que el cuerpo aprisionó.
y tu alma, que desde antes de morirte volaba,
es un ala magnífica, libre de toda traba…
Tú no eres el fantasma: ¡el fantasma soy yo!

La primera estrofa expresa un profundo sentimiento de melancolía y envidia por parte del autor.
Utiliza metáforas poéticas para describir cómo se siente su alma en contraste con otra alma,
posiblemente la de alguien que ya ha fallecido.

La primera parte sugiere que el autor siente que su alma está atrapada en una torre, simbolizando
un sentimiento de confinamiento o restricción. Las "cinco ventanitas para mirar la vida" podrían
representar una limitada perspectiva o una visión fragmentada de la realidad, lo que implica una
sensación de desconexión o aislamiento.

La siguiente línea, "Es una triste diosa que el cuerpo aprisionó", sugiere que el autor siente que su
alma está atrapada dentro de su propio cuerpo, lo que causa tristeza o pesar. Esta imagen refleja
una sensación de estar limitado por las restricciones físicas y materiales del mundo terrenal.

La comparación con otra alma, descrita como "un ala magnífica, libre de toda traba", implica que
el autor siente envidia hacia esta otra persona que ya ha fallecido. La libertad y la falta de
restricciones de esta alma fallecida contrastan con la sensación de prisión y confinamiento del
autor.

Finalmente, la frase "Tú no eres el fantasma: ¡el fantasma soy yo!" sugiere que el autor se percibe
a sí mismo como el verdadero fantasma, en el sentido de sentirse atrapado o perdido en la vida
mientras que aquellos que han fallecido están libres de tales limitaciones. Esta frase refleja un
profundo sentido de desesperanza y resignación ante la situación del autor.

¡Qué entiendo de las cosas! Las cosas se me ofrecen,


no como son de suyo, sino como aparecen
a los cinco sentidos con que Dios limitó
mi sensorio grosero, mi percepción menguada.
Tú lo sabes hoy todo…, ¡yo, en cambio, no sé nada!
Tú no eres el fantasma: ¡el fantasma soy yo!

El texto refleja una profunda reflexión sobre la percepción y la comprensión del mundo por parte del autor.
Expresa un sentimiento de limitación y desconcierto ante la naturaleza de la realidad.
La frase "¡Qué entiendo de las cosas!" sugiere una sensación de frustración por parte del autor respecto a su
capacidad para comprender el mundo que lo rodea. El autor reconoce que su comprensión de las cosas es
limitada y distorsionada por los cinco sentidos a través de los cuales experimenta el mundo. Esto implica una
percepción incompleta y subjetiva de la realidad, que es filtrada por los sentidos humanos.

La siguiente línea, "Las cosas se me ofrecen, no como son de suyo, sino como aparecen a los cinco sentidos
con que Dios limitó mi sensorio grosero, mi percepción menguada", subraya esta idea de que la percepción
humana es limitada y distorsionada. Las cosas no se presentan al autor tal como son en su esencia, sino que
son interpretadas y filtradas a través de sus sentidos limitados.

La frase "Tú lo sabes hoy todo…, ¡yo, en cambio, no sé nada!" sugiere una comparación entre el autor y
alguien más, posiblemente alguien que ha alcanzado un mayor nivel de comprensión o sabiduría. El autor se
siente ignorante en comparación con esta otra persona, lo que aumenta su sensación de inseguridad y
desconcierto.

La última línea, "Tú no eres el fantasma: ¡el fantasma soy yo!", refuerza la idea de que el autor se siente
como un espectro, alguien que está presente pero que no comprende completamente su entorno. Esto
sugiere una sensación de alienación y desconexión del mundo que lo rodea, agravada por su limitada
comprensión y percepción de la realidad. En resumen, el texto transmite una profunda sensación de
desconcierto, limitación y desesperación por parte del autor frente a la complejidad y el misterio del mundo
que lo rodea.

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