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Milicia
2 Corintios 10:3-5
3 Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne;
4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la
destrucción de fortalezas,
5 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de
Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,
Para poder hacer la gran comisión Dios nos ha dado una serie de armas
espirituales que nos ayudarán a cumplir con nuestra labor. No podemos
decir que no podemos, porque no es solo nuestro esfuerzo sino que
trabajamos juntamente con Dios.
Le Palabra de Dios siempre hace aquello para lo cual ha sido enviada por
Dios; si estamos saliendo a predicar el evangelio, ese será el fruto que
tendremos, gente que nazca de nuevo.
Hebreos 4:12
12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos
filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Esta es el arma más poderosa que tenemos, la Palabra de Dios que como
espada de doble filo llega al fondo del corazón del incrédulo. Por eso,
cuando la predicamos esta hace lo que quiere y logra que la persona que
nos escucha pueda nacer de nuevo.
La Versión The Message (El Mensaje) lo pone así: “Dios quiere decir lo que
él dice. Lo que él dice sucede. Su Palabra poderosa es filuda como el bisturí
de un cirujano, atravesando todo, ya sea la duda o la defensa, abriéndonos
de un corte para escuchar y obedecer.”
Así que para testificar no puedo hacer uso de mi “testimonio” así que solo
me queda la Palabra de Dios, y al compartirla, ¡sí que da fruto!
En estos años he visto literalmente miles de personas convertirse por
escuchar la Palabra de Dios predicada persona a persona ya que la Palabra
siempre trae fruto cuando es testificada a otros.
Cada creyente ha sido ungido por Dios; esa La unción que tenemos en
nosotros es la presencia de Cristo en nosotros a través del Espíritu Santo
en nuestro interior.
Como dice en 1 Juan 4:4: "El mayor vive en nosotros"; por eso cuando
predicamos no lo hacemos solos sino que con la ayuda de la unción en
nuestro interior.
Cuando vamos a viajar, las últimas palabras que decimos son las más
importantes; igualmente Jesús se dejó lo más importante para el final.
Este poder o fuerza de Dios es el que nos capacita para poder dar
testimonio.
Biblia Amplificada
Pero ustedes recibirán poder (habilidad, eficiencia, y fuerza) cuando el Espíritu Santo
venga sobre ustedes, y vosotros seréis Mis testigos en Jerusalén y en toda Judea y en
Samaria y hasta los fines (los mismos límites) de la tierra.
Este poder, que en griego es dunamis, y que según Vine es: “Poder,
capacidad inherente. Se usa de obras de origen y carácter sobrenatural,
que no podrían ser producidas por agentes y medios naturales.”
La Biblia de las Américas dice del poder en este verso: “Es decir, poder
para testificar en forma dinámica y efectiva en medio de todas las
dificultades y oposiciones.”
Lo que había pasado es que yo había sido bautizado con el Espíritu Santo y
ellos no.
Cuando recibes el bautismo con el Espíritu Santo no solo viene con las
lenguas, también viene con un deseo profundo y capacidad para
predicarles a otras personas. Es un hecho que no vuelves a ser el mismo.
Hace años me pasó este testimonio con la señal del hablar en lenguas.
Al final le dije al que dirigía el grupo, que era del medio oriente, que mi
amigo iba a hablar en lenguas en su idioma, así que cuando empezó
hacerlo el hombre se puso pálido y mudo, no dijo ni una palabra más. Más
tarde su compañero nos dijo que le había estado hablando las maravillas
de Dios en su idioma en su idioma.
Esta es otra gran arma que tenemos a la hora de llevar el evangelio a otras
personas, los dones del Espíritu Santo.
Estos dones no son nuestros sino del Espíritu y operan cuando Él quiere
para nuestro beneficio y el de las personas que nos rodean.
Tantas veces los dones del Espíritu me han ayudado y siguen ayudando
para alcanzar a otros.