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La armadura de Dios, se encuentra en Efesios 6:10-18, se compone de los siguientes 6 artículos:

No peleamos contra carne o sangre

La Biblia a menudo ilustra la vida Cristiana como una batalla en contra del pecado y de Satán. Somos
soldados de Cristo en una guerra espiritual (2 Corintios 10:3,4; 2 Timoteo 2:3,4). Como dice la Escritura, “No
peleamos contra carne y sangre, sino contra…principados y potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este siglo” (Efesios 6:12). Por eso el apóstol Pablo les recomienda a los Cristianos a “vestirse de
toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del Diablo” (Verso 11).

Veamos cada una de las piezas de la armadura espiritual y como hacernos capaces de ser victoriosos como
soldados de Cristo en nuestra batalla contra “principados y potestades”.

1. El cinturón de la verdad (Efesios 6:14)

Primero, se refiere a las verdades de las Escrituras lo opuesto a las mentiras de Satán. Satán es el padre de
las mentiras (Juan 8:44). Jesús dijo, “Ustedes deben conocer la verdad, y la verdad los hará libre” (verso 32).

La segunda vía en que la verdad sirve como un cinturón, manteniendo junta la armadura de Dios, es nuestro
compromiso personal con la verdad-viviendo una vida recta, transparente y sin engaños. Integridad y
honestidad son vitales para la vida Cristiana.

2. La coraza de justicia (Efesios 6:14)

La coraza de la verdad cubre el corazón y lo protege junto con otros órganos vitales. La Biblia dice, “Sobre
toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23). Eso es lo que la rectitud
de Cristo hace para ti. Te protege en contra de las acusaciones y los cargos de Satanás. La justicia no se
compone de las buenas obras que hacemos. La Biblia es clara en que no hay justo, ni aún uno (Romanos
3:10).

La coraza de la rectitud es enteramente la rectitud de Jesús la cual nos da libremente cuando lo aceptamos a
Él como nuestro Salvador (2 Corintios 5:21; Efesios 2:8,9; Filipenses 3:9). Es la justicia de Cristo, no nuestra
propia justicia, la que nos cubre y nos protege.

3. El calzado del Evangelio (Efesios 6:15)

Los soldados marchando hacia la guerra deben tener zapatos cómodos. Como soldados de Cristo, debemos
ponernos el “calzado del evangelio” que nos permite marchar adonde nuestro Señor nos dirija. El apóstol Juan
dice, “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” (1 Juan 2:6). Jesús dijo, “Mis ovejas
oyen Mi voz….y ellas Me siguen”(Juan 10:27). Satanás tratara de poner obstáculos en nuestro camino, pero
con la fuerza de Jesús podemos caminar hacia adelante, siguiendo nuestro Señor, obedeciéndolo y
avanzando el evangelio

4. El escudo de la fe (Efesios 6:16)

Cuando enlistamos las diferentes piezas de la armadura de Dios, Pablo dice, “Sobre todo, tomad el escudo de
la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno” (Efesios 6:16). Cuando Satanás ataca
con dudas, el escudo de la fe desvía el ataque. Cuando vienen las tentaciones, la fe nos mantiene firmes
siguiendo a Jesús. Somos capaces de soportar los fieros dardos del enemigo, porque sabemos en quién
hemos creído (2 Timoteo 3:12).
Esta fe no es algo que viene desde adentro de nosotros. Es un regalo de Dios para nosotros. Él nos da a cada
uno una medida de fe (Romanos 12:3). Después a medida que caminamos con Él, esa fe crece y se
desarrolla hasta que se convierte en una coraza, protegiéndonos y permitiéndonos vivir una vida victoriosa en
Cristo. Esta fue la experiencia de Pablo. El dijo, “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas
vive Cristo en mi; y lo que vivo ahora lo vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20). Y al final de esa vida de fe, el declaró, he peleado la buena batalla,
he terminado la carrera, he guardado la fe” (2 Timoteo 4:7). Esa puede ser tu experiencia también, a medida
que utilicemos el escudo de la fe para desviar todo lo que Satanás envié hacia ti.

5. El yelmo de la salvación (Efesios 6:17)

El yelmo protege la cabeza, quizás la parte más vital del cuerpo porque es donde se originan los
pensamientos y la mente. Cuando tenemos un conocimiento claro de nuestra salvación, no nos dejaremos
mover por las decepciones de Satanás. Cuando estamos convencidos de que nuestros pecados están
perdonados en Cristo, tendremos paz y nada nos perturbará.

Podemos tener certeza de nuestra salvación? Podemos estar seguros?

Si. “Si confesamos nuestros pecados, Él (Jesús) es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda
iniquidad” (1 Juan 1:9). “Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.
El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:11,12).

6. La espada del Espíritu (Efesios 6:17)

La espada el Espíritu es la única arma de defensa mencionada en la armadura de Dios. Todas las otras partes
son de naturaleza indefensa. La palabra de Dios, la Biblia, es descrita cómo “viva y eficaz, y más afilada que
una espada de dos filos” (Hebreos 4:12). Jesús utilizó esta arma cuando Satanás lo tentó en el desierto. Ante
todos los esfuerzos de Satanás para hacerlo caer en tentación, Jesús contestó “escrito está….” Y procedió a
citar las Escrituras para destruir las tentaciones de Satanás. La palabra de Dios es verdad (Juan 17:17). Por
eso es tan poderosa. Por eso es tan importante que estudiemos la Biblia y nos familiaricemos con sus
verdades y con su poder. David escribió, “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino” (Salmos
119: 105). La espada de la palabra de Dios nos protege y destruye a nuestros enemigo, el diablo y sus
tentaciones.

7. La oración (Efesios 6:18)

Aunque la oración no es una de las piezas de la armadura completa de Dios, Pablo cierra su lista diciendo,
“orando en todo tiempo con toda la oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y
súplica por todos los santos” (Efesios 6:18). Aún cuando estamos vestidos con la armadura de Dios, tenemos
que bañarnos con la oración. La oración nos pone en comunión y compañerismo con Dios para que Su
armadura nos pueda proteger.

8. Cómo nos ponemos la armadura de Dios completa?

No es tan difícil como podamos pensar. Todas las piezas de la armadura se encuentran en una relación con
Jesús. Pablo lo dice así: “sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”
(Romanos 13:14). Cuando nos damos a Jesús y nos “ponemos” Su Justicia, nos vestimos con la armadura
completa de Dios.

Te sientes a veces débil? Te encuentras cediendo a la tentación cuando realmente quieres vencer? Te has
sentido desanimado? Todos tenemos momentos como estos. Pero vestidos en la armadura de Dios, el más
débil de Sus hijos es más que vencedor contra Satanás. “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el
Señor, y en la fuerza de su poder. Vestidos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra
las asechanzas del diablo” (Efesios 6: 10,11).

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