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EL GLOBO

Imagina que estás en un prado verde, se escucha a los pájaros cantar suavemente. Te miras los pies y ves
que vas descalzo, comienzas a caminar por el prado sintiendo la hierba fresca en tus ples descalzos .... te
paras un segundo y respiras profundamente echando todo el aire después.

El sol empieza a esconderse y tú sigues caminando tranquilamente por el campo, a tu alrededor ves un
montón de flores de colores. le agachas y las hueles, te quedas unos segundos admirando sus colores y sus
formas, después sigues caminando, sintiendo los últimos rayos de sol en la cara, vuelves a respirar
profundamente echando todo el aire después.

A lo lejos ves la silueta de una persona que te resulta familiar. te acercas para ver quién es. Llegas a ella y
resulta ser la persona con la que más confianza tienes, la persona con la que más a gusto te sientes.
Os miráis, os sonreís, os dais un cálido abrazo y juntos seguís recorriendo el camino, a lo lejos ves otra
silueta, pero esta vez no es una persona, te acercas y ves que es un globo aerostático.
Os subís en él y el globo empieza a volar, poco a poco vas viendo como cada vez os alejáis más de la hierba
y del campo. Las casas comienzan a verse más pequeñas hasta que las ves como diminutas hormigas.

En el globo encuentras tres bolsas de tela grandes, en cada una de ellas has de depositar algo que te pese
en tu vida, que te angustie o te de miedo y que no te deje vivir una vida más tranquila.
Vas cogiendo una a una las bolsas y vas depositando en ellas esos miedos o angustias. Primero coges una,
depositas en ella lo que te dé miedo o te angustie y la cierras. Luego coges la segunda y haces lo mismo,
ahora la tercera y última bolsa.
Dejas esas bolsas llenas en el suelo del globo y sigues observando el paisaje.

Te asomas y ves el mar, las olas son suaves y las gaviotas vuelan por encima, sientes la brisa del mar en tu
rostro. Ahora coges una de las bolsas y la lanzas al mar, ves como la bolsa de tela se sumerge en la
inmensidad del mar perdiéndose entre las suaves olas.

El globo sigue su recorrido, ahora estás sobrevolando un volcán. Observas el color de la lava y el calor que
desprende. Te agachas y coges las dos bolsas que quedan y con fuerza las lanzas al volcán. Cierras los ojos
varios segundos y sientes la ligereza de haber soltado esas tres bolsas que tanto te pesaban.

El globo comienza a bajar poco a poco, las diminutas casas cada vez se ven más grandes y empiezas a oler
la húmeda hierba. El vuelo ha terminado, te bajas del globo, das un cálido abrazo a esa persona que te ha
acompañado durante todo el vuelo. la ves alejarse hasta que su silueta desaparece entre unos árboles
lejanos.

Te das la vuelta y sigues tu camino a casa, vuelves a sentir la fresca hierba en tus pies, pero esta vez
sintiéndote mucho más ligera que antes de subir al globo.

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