Está en la página 1de 1

Había una vez en un pequeño pueblo llamado Rebote, donde todas las cosas,

grandes y pequeñas, estaban vivas. Las casas tenían personalidades amables, los
árboles susurraban secretos al viento y las pelotas, bueno, ¡las pelotas eran las
más juguetonas de todas!

En el patio de la escuela, las pelotas pasaban sus días saltando de un lado a


otro, riendo y divirtiéndose. Había pelotas de fútbol, baloncesto, voleibol y
muchas más, cada una con su propio estilo y personalidad. Pero entre todas, la
pelota de tenis llamada Tomás destacaba por su energía inagotable y su deseo
de aventura.

Un día, mientras jugaban, Tomás propuso una idea emocionante a sus amigos
pelotas: ¡explorar más allá de los límites del patio de la escuela y descubrir el
mundo exterior! Al principio, las otras pelotas dudaban, preocupadas por lo
desconocido que había más allá de los muros de la escuela. Pero la emoción de
Tomás era contagiosa, y poco a poco, sus amigos se dejaron convencer.

Con determinación, el grupo de pelotas se aventuró más allá de los límites


familiares del patio de la escuela y se adentró en el mundo exterior. Se
enfrentaron a desafíos emocionantes, como cruzar campos abiertos, desviarse
de ríos turbulentos y esquivar obstáculos inesperados. Pero juntos, superaron
cada obstáculo con valentía y determinación.

A lo largo de su viaje, las pelotas descubrieron la belleza del mundo exterior: la


frescura de la brisa en sus superficies, el brillo del sol sobre la hierba verde y la
emoción de la libertad que solo se puede encontrar en la naturaleza. Cada
experiencia fortaleció su amistad y su determinación de seguir adelante.

Después de muchas aventuras, el grupo de pelotas finalmente regresó al patio


de la escuela, exhausto pero radiante de alegría. Habían explorado el mundo
exterior y descubierto la verdadera amistad y el valor del trabajo en equipo.

Desde entonces, las pelotas de Rebote se convirtieron en leyendas en su


pueblo, recordándoles a todos que, aunque el mundo pueda ser grande y
aterrador a veces, con amistad, valentía y determinación, cualquier cosa es
posible. Y así, las pelotas continuaron rodando por la vida, siempre listas para la
próxima aventura que les esperaba.

También podría gustarte