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LITURGIA- Reunión del Clero

Diócesis de Chosica

INDICACIONES LITÚRGICAS Y PASTORALES


PARA LA SEMANA SANTA

1. Jerarquía de las celebraciones: No todas las celebraciones de la Semana Santa tienen la


misma importancia ni la misma aceptación popular. La celebración más importante no sólo
de la Semana Santa sino de todo el año es la Vigilia Pascual y la misa del Domingo de
Pascua. Siguen en importancia la Celebración litúrgica del Viernes Santo, la del Domingo de
Ramos y la Misa vespertina del Jueves Santo. Otras devociones (adoración del monumento,
visita a las iglesias, vía Crucis, siete Palabras…) no son propiamente litúrgicas. Las
celebraciones de Semana Santa se deben programar y preparar bien. Es muy pedagógico
publicarlas a la entrada de la Iglesia y aprovechar las redes sociales para comunicar la
importancia de estos días.

2. El Domingo de Ramos: El color de los ornamentos es rojo. Aunque la parte principal es la


misa, hay que destacar la procesión que es lo especial de este día. La procesión no es un
simple recuerdo de un hecho pasado, sino una solemne profesión de fe de que la Cruz y la
muerte de Cristo son una victoria. En ella se cantan cantos de aclamación a Cristo (no
cantos penitenciales). El lugar de la bendición de los ramos debe ser distinto de la Iglesia o,
si no es posible, a la entrada de la misma. Se bendicen los ramos, se proclama el evangelio
de la entrada desde un atril y sigue la procesión. En el lugar de la bendición no debe haber
ningún altar ni mesa con manteles. En la procesión va delante el turiferario, luego la cruz
procesional adornada con palmas y acompañada de dos ciriales, y siguen los ministros y el
pueblo. Sería adecuado disponer de un coro de niños que canten y aclamen al Señor como
hicieron los niños hebreos. Después de la procesión o la entrada solemne el sacerdote besa
el altar, va a la sede, se suprime el acto penitencial y dice la Oración Colecta de la misa. Los
ramos sólo se bendicen para participar en la procesión en cualquiera de las formas que se
indican. No se deben bendecir los ramos sin la procesión ni fuera de la misa.

3. Misa Crismal: La celebración está centrada en dos momentos importantes: La


Renovación de las promesas sacerdotales y la Bendición de los Óleos y consagración del
Santo Crisma.

4. Jueves Santo: El color de los ornamentos es blanco. Con esta misa comienza el Triduo
Pascual, es como su prólogo. No es la misa más importante de la Semana Santa; la principal
será la misa de la Vigilia Pascual y del Domingo de Pascua. La Misa es presencia sacramental
de la muerte y resurrección del Señor. La de hoy destaca la Institución de este sacramento
en la Última Cena, antes de la Pasión. Durante el canto del Gloria se pueden tocar las
campanas o campanillas. Lo típico de este día es el lavatorio de los pies después de la
proclamación del evangelio. Se puede lavar los pies a niños, a ancianos y a toda clase de
personas. Deben estar elegidos previamente. El rito debe estar bien preparado y hacerse en
un lugar visible. Se han debido disponer previamente un lavatorio, una jarra con agua y
toallas. Durante el acto se puede acompañar el rito con cantos que ensalcen el amor
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fraterno. En el ofertorio es muy propio destacar la procesión de ofrendas de Pan y vino y


una colecta para los pobres.

Otro rito propio de esta Misa es la reserva del Santísimo para la adoración de los fieles y
para la comunión del Viernes Santo, día en que no se celebra la eucaristía. En la misa de hoy
se debe consagrar pan suficiente para la comunión del día y del Viernes Santo. Previamente
se ha preparado en otro lugar de la Iglesia un sagrario abierto adornado con luces y flores
(el llamado Monumento). No debe ser excesivamente adornado ni recargado. Al final de la
Misa el sacerdote se pone el velo humeral blanco y lleva en procesión el Santísimo al
Monumento. Preceden el turiferario y la cruz procesional acompañada de dos ministros con
cirios y siguen los demás ministros y el sacerdote. Mientras se canta algún canto eucarístico.
El sacerdote coloca la reserva en el sagrario, la inciensa, puede hacer alguna breve oración y
luego cierra el sagrario y se retira. Se desnuda el altar y (si es posible) se cubren las
imágenes con un paño. Siguen turnos de adoración hasta la media noche. A media noche se
apagan las luces y se retiran los signos festivos. El Viernes Santo el centro ya no será el
sagrario sino la Cruz.

5. Viernes Santo: Es el primer día del Triduo Pascual, Pascua de la Muerte. El color de los
ornamentos es rojo, color de la sangre, signo de la muerte. Es un día de ayuno y abstinencia
que es bueno prolongar el día sábado para expresar el dolor por la ausencia del esposo
(Cristo). En la mañana es conveniente que los sacerdotes atiendan a los fieles que piden el
sacramento de la Penitencia. El Monumento se ha despojado de flores y luces y se dejan
sólo unas velas. Sigue la oración personal y los actos que organice cada parroquia. En este
día se celebran muchos actos de piedad popular (procesiones, siete Palabras, Vía Crucis…),
pero para el cristiano el acto más importante es la Celebración Litúrgica de la Muerte del
Señor.

Esta Celebración Litúrgica se puede tener después del mediodía, cerca de las tres, a no ser
que por razones pastorales se elija una hora más tardía. Pero se ha de buscar la hora que
más convenga a la gente. La Celebración es muy sobria, sin flores ni acompañamiento de
música instrumental, y tiene tres partes: Palabra de Dios, Adoración de la Cruz y Comunión.
El altar está desnudo y sin candelabros. El sacerdote sale con los ministros en silencio, se
postra en tierra y todos meditan unos momentos. El celebrante sube a la sede, dice la
oración y siguen las lecturas. Se debe hacer un esfuerzo por cantar el Salmo responsorial y
la aclamación antes del Evangelio. La Lectura más importante es la de la Pasión que se
puede leer entre tres, dejando al sacerdote el papel de Jesús. Como conclusión de esta
parte tienen lugar las oraciones solemnes que tienen esta estructura: invitación del
celebrante, momentos de silencio y oración del mismo celebrante. Durante todo este
tiempo los fieles pueden estar de pie.

El rito más significativo de este día es la Adoración de la Cruz. Debe ser de madera con la
imagen de Cristo y ser suficientemente grande y recubierta con un velo, si se hace el
descubrimiento progresivo, de lo contrario sale descubierta desde el principio. La lleva el
sacerdote, acompañado de dos ciriales y mientras avanza canta por tres veces: “Miren el
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árbol de la Cruz…” a lo que la gente responde: “Vengan a adorarlo”. Luego dos personas
sostienen la Cruz y la adoran primero el sacerdote y ministros y luego todo el pueblo
mientras se cantan cantos a la Cruz y los Improperios previstos en el misal. Durante la
adoración se hace la colecta por los Santos Lugares. Al final se coloca la Cruz en un pedestal
y permanecerá expuesta todo el Viernes y Sábado hasta la Vigilia Pascual. En este día ante la
Cruz se hace genuflexión.

Sigue el rito de la comunión. En el altar se coloca un sencillo mantel y dos velas. El


sacerdote con el humeral trae la reserva al altar y sigue con la invitación al Padre Nuestro y
la Comunión que se puede recibir en silencio. Concluye con las oraciones finales y todos se
retiran en silencio. Luego se desnuda el altar y se deja la Cruz en un lugar central para la
adoración y la oración.

6. Sábado Santo: Es el segundo día del Triduo Pascual, Pascua de la sepultura. En este día la
Iglesia no celebra los sacramentos, sino que permanece en vela acompañando a la Virgen
en su soledad al lado del sepulcro de Cristo en espera de la resurrección. Se pueden hacer
actos devotos que se proponen en su lugar. A este día no se le debe llamar “Sábado de
Gloria” porque esta expresión alude ya a la resurrección y esto es ya propio del Domingo.
Por eso la Vigilia Pascual forma ya parte del Domingo de Resurrección.

7. Vigilia Pascual: Es la celebración más importante y solemne de todo el año y centro y


núcleo de toda la liturgia de la Iglesia. Los ornamentos son blancos. Se debe cuidar la hora
para que no coincida con los horarios de las misas vespertinas de los sábados del año como
si fuera un sábado cualquiera. Se ha de empezar ya de noche y terminar antes del amanecer
del domingo. Debe ser una celebración larga y realizada sin prisas. Ha de estar muy bien
preparada en todos sus elementos (fuego, cirio, pregón pascual, lecturas, salmos, Gloria,
Aleluya, bautismos y eucaristía, la más importante del año). Se necesita educar al pueblo
para que esta noche haga un esfuerzo especial por asistir en masa y participar plenamente
en los ritos, el canto, y sobre todo en la comunión. La gente debe llevar una vela para la
ceremonia de la luz y también pueden traer agua para bendecir y llevarla luego a su casa.

La Celebración comienza con un Lucernario o rito del fuego fuera de la Iglesia. Se bendice el
fuego nuevo, se enciende el cirio y luego las velas de los fieles, mientras se canta por tres
veces en procesión hacia la Iglesia: “Luz de Cristo”, y todos responden: “Demos gracias a
Dios”. El cirio debe ser nuevo y significativo y en la Iglesia su pedestal debe estar adornado,
así como el altar y la pila bautismal. Es una forma de manifestar visiblemente la importancia
y alegría de este tiempo. Hacer un esfuerzo porque alguien cante el Pregón Pascual y luego
los salmos después de cada Lectura.

La segunda parte está dedicada a la Palabra de Dios, que va presentando los momentos más
importantes de la historia de la salvación. Deben hacerse más Lecturas que en cualquier
otra misa del año y cantar el salmo correspondiente después de cada Lectura. El canto del
Gloria señala el paso del Antiguo al Nuevo Testamento; debe ser jubiloso y más solemne
que cualquier otro día. Mientras se canta el Gloria se tocan las campanas y campanillas.
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Después de la Lectura del Apóstol se canta solemnemente el Aleluya. Lo entona el


celebrante (y si él no puede, algún solista), lo canta tres veces, cada vez en tono más alto y
la asamblea lo va repitiendo. Luego el solista canta el Salmo y el pueblo responde con el
Aleluya.

La tercera parte es la Liturgia bautismal. Es muy conveniente que en la cuaresma se hayan


preparado adultos (y también niños) que en esta noche puedan recibir el Bautismo. A los
adultos se les da el Bautismo y la Confirmación. Los neófitos (recién bautizados) participan
en las peticiones y en la presentación de ofrendas. Poner de relieve la bendición del agua y
la renovación de las promesas bautismales por parte de toda la asamblea, mientras se canta
un canto bautismal.

Liturgia eucarística. Es la eucaristía más importante del año. El sacerdote debe cantar la
oración colecta, el prefacio, la aclamación a la consagración, el Amén solemne, el Padre
Nuestro y la oración y bendición final, así como la despedida con el doble aleluya. En la
Plegaria eucarística hay intercesión propia de Pascua y también por los bautizados y
confirmados (si los ha habido). En la comunión, los adultos que han recibido el Bautismo y la
Confirmación, la pueden recibir bajo las dos especies.
Al final es muy oportuno expresar la felicitación pascual y un compartir fraterno.

8. Domingo de Pascua: Sigue la celebración alegre de la vida nueva de Cristo y de la nuestra.


Al comienzo de la misa en este domingo y también en todos los del Tiempo Pascual es muy
conveniente hacer el rito de la aspersión con el agua bendita que nos recuerda nuestra
condición de bautizados. En este caso se suprime el acto penitencial. Propio de este día es
también la Secuencia, un himno antiguo que canta la gloria de Cristo y la gracia de la
Pascua. Se debe cantar este Domingo y se aconseja que se haga también durante toda la
semana. En la Plegaria eucarística hay intercesión propia de Pascua.

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