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Etapa Discipular
SUBSIDIO LITURGICO
Preparación y celebración de las Fiestas Pascuales
INTRODUCCIÓN
Este material está dirigido a los seminaristas que serán enviados a los diferentes sectores parroquiales durante
la misión en Semana Santa, que se encargara de acompañar y animar a la comunidad en las celebraciones de la Pasión,
muerte y Resurrección de Nuestro Señor.
Por ello recordamos a nuestros hermanos que: la auténtica finalidad de la liturgia, por la cual ha merecido el título de
"manantial y cumbre de toda la vida cristiana" se debe ya que es, el fruto que Cristo y la Iglesia tributan al Padre, es
decir, la humanidad redimida. Y Desde esta visión, la liturgia solo puede ser celebrada dignamente cuando el corazón,
la mente, la boca y la acción están en completa armonía. De tal forma, que la Semana Santa que nos disponemos a
celebrar con nuestros hermanos nos debe ayudar a englobar toda nuestra existencia, la existencia misma de la
comunidad y hacer de todo esto nuestra ofrenda agradable.
Sin embargo, cuando el presbítero no puede celebrar físicamente con la comunidad todos estos misterios,
entonces llama, con el consentimiento del Obispo1, a uno de entre los hermanos para que dirija la oración (no la
presida): es el hermano mayor que ayuda a los demás a ponerse todos en sintonía con Dios. Por eso debemos recordar
que solo los consagrados en virtud de la gracia de la Ordenación representan sacramentalmente a Cristo, cabeza de
su Iglesia y, que solo la Celebración Eucarística puede edificar la Iglesia2. Ya que es Cristo quien siempre preside las
celebraciones litúrgicas, deben pues los Seminaristas saber que esta presidencia solo se actúa mediante el sacramento
del Orden. De aquí que no le está permitido al Seminarista, seminarista o religioso (no ordenado) ocupar la sede en
una celebración, sino que dirige la oración desde otro lugar, fuera del presbiterio3 cercano a sus hermanos. En cuanto
a la vestidura se refiere, el alba es lo más conveniente4 ya que no es una vestidura clerical sino ministerial propia de
todos los bautizados.
Finalmente, debemos hacer de la comprensión de todos los hermanos que es urgente la oración común
pidiendo a Dios por el aumento y perseverancia de las vocaciones sacerdotales, siendo uno de los motivos principales
de sus celebraciones5.
1
"Compete al obispo diocesano, oído el parecer del consejo presbiteral, establecer si en la diócesis propia puede tenerse regularmente
reuniones dominicales sin la celebración de la Eucaristía". Cfr. DIRECTORIO PARA LAS CELEBRACIONES DOMINICALES EN
AUSENCIA DEL PRESBITERO. N. 24.
2
"No se edifica ninguna comunidad cristiana si no tiene como raíz y quicio la celebración de la Santísima Eucaristía". Cfr. Presbiterorum
Ordinis (Vaticano II) n. 6.
3
"El laico no debe usar la sede presidencial, sino que debe preparársele otro asiento fuera del presbiterio". Cfr. Ordenación General de la
Liturgia de las Horas, n. 258.
4
"Si es un laico el que dirige la celebración, es conveniente que se revista de alba o de túnica únicamente; si no, usará un vestido digno".
Instructivo de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, n. 6.
5
Cfr. Directorio para las celebraciones dominicales en ausencia del presbítero, n. 44
Seminario Mayor San Oscar Arnulfo Romero/Dimensión pastoral / Pbro. Melvyn Aguillón| 3
DOMINGO DE RAMOS
1. Su significado:
Primeramente, es el último de los domingos de Cuaresma, llamado Domingo
de la Pasión. Recuerda dos eventos contrastantes entre sí: La entrada triunfal
de Jesús a Jerusalén y la narración de su pasión, desde la Ultima Cena hasta la
sepultura. Con esto la Iglesia quiere dejar claramente lo siguiente:
- Jesús era consciente de cuál era su misión al ir a Jerusalén. - No se puede
llegar a la gloria sin pasar por la cruz.
La primera en darnos noticias de este rito es una peregrina española del siglo V que se encuentra en Jerusalén para la
Semana Santa. Ella nos dice que la comunidad y el Obispo se reunían poco después del medio día en el monte de los
olivos, donde se tenía una muy larga celebración de la Palabra. Poco antes de caer la tarde, se dirigían a Jerusalén
portando ramos de palma o de olivo6.
Más tarde las iglesias de Oriente van a tomar esta costumbre que no es sino hasta el siglo VI que llega a Francia y
España7. Y solo hasta el siglo VIII se tiene noticias de una bendición sobre los ramos que podían ser de otro tipo de
árboles. Estos ramos, solo tienen un significado simbólico, como signo de vida, de esperanza, de victoria, pero la
piedad popular les ha atribuido una eficacia más fuerte, casi mágica por lo que hay que tener bien presente la
catequesis sobre este significado de aclamar públicamente a Cristo como nuestro Señor y Rey, si bien los ramos se
conservan, es para recordarnos que somos de Cristo y que jamás debemos aliarnos con sus enemigos.
2. Preparativos inmediatos:
CONVOCACIÓN: En algún lugar conveniente se convoca a la gente, se indica la hora de bendición de las
palmas y el inicio de la procesión hacia la capilla para la celebración de la palabra de Dios.
Se avisará a todos: hombres, mujeres y niños que lleven palmas o cualquier ramo de flores y hojas verdes.
MATERIALES NECESARIOS
Agua bendita y ramos
Misal, con las lecturas propias de este tiempo
Copias de cantos para el Domingo de Ramos
3 Copias de la lectura de Pasión del Señor de manera dialogada
Dos mesas: una grande y otra pequeña
Un mantel rojo o blanco
Un ambón provisional (si es posible)
Un crucifijo que servirá como cruz alta
Velas o veladoras que se utilizarán como ciriales
Un monitor para la celebración (puede ser alguien del equipo).
6
Egeria, cap. 31.
7
San Isidoro de Sevilla (+636) De Eccl. Off. I, 28; PL 82, 251.
Seminario Mayor San Oscar Arnulfo Romero/Dimensión pastoral / Pbro. Melvyn Aguillón| 4
PREPARACIÓN:
✓ Tener lista el agua bendita y los ramos que llevará el Seminarista y los ayudantes.
✓ Llevar: cruz alta, dos cirios o veladoras y el misal.
✓ Se ensayará la lectura de la Pasión del Señor de manera dialogada: C (Cronista), + (Jesucristo) y S (la
sinagoga, los discípulos y otros personajes).
- GUÍA DE LA CELEBRACIÓN -
- Se conmemora la entrada del Señor:
a) Una procesión o entrada en la misa principal. b) Una entrada sencilla antes
de las demás misas.
N.B. Puede repetirse la entrada solemne (no la procesión).
1. PROCESIÓN
- Escoger lugar de reunión (fuera de la Iglesia).
- Los fieles llevan ramos.
- Color litúrgico rojo; el presbítero usa la capa pluvial.
1.1.- Se entona un canto – antífona.
1.2.- Saluda al pueblo.
1.3.- El Seminarista proclama la oración de bendición de ramos.
- Se rocían los ramos con agua bendita
1.4.- Se proclama el Evangelio de la entrada en Jerusalén.
1.5.- Se puede dar una breve Exhortación para iniciar la procesión.
1.6.- Inicia la procesión.
- Incensario (solo el sacerdote puede incensar el altar)
- Cruz alta adornada.
- Ciriales.
- Ministro
- El pueblo.
- Durante la procesión se entonan cantos.
1.7.- Al llegar al altar:
- Reverencia
1.8.- Oración colecta.
2. LITURGIA DE LA PALABRA
2.1.- Liturgia de la palabra.
Primera lectura. Salmo. Segunda lectura.
Honor y gloria...
Lectura de la Pasión.
- No se llevan ciriales, ni incienso, no se da el saludo, no se signa
el libro. - Se puede proclamar entre tres personas.
Reflexión
Credo.
Plegaria universal
Canto para hacer la colecta
3. Rito de la comunión.
4. Rito de conclusión.
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LA CELEBRACIÓN
Queridos hermanos:
Después de habernos preparado desde el principio de la Cuaresma con nuestra penitencia y
nuestras obras de caridad, hoy nos reunimos para iniciar, unidos con toda la Iglesia, la celebración
anual de los misterios de la pasión y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, misterios que
empezaron con la entrada de Jesús en Jerusalén. Acompañemos con fe y devoción a nuestro
Salvador en su entrada triunfal a la ciudad santa, para que, participando ahora de su cruz, podamos
participar ahora de su gloriosa resurrección y de su vida.
Se hace una breve pausa para orar en silencio, prosigue sin extender las manos y sin hacer la signación sobre los ramos, diciendo:
Seminarista: Aumenta Señor, la fe de los que tenemos en ti nuestra esperanza y concede a
quienes agitamos estas palmas en honor de Cristo victorioso, permanecer unidos a él para dar
frutos de buenas obras. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Y, mientras se canta, rocía los ramos con agua bendita. Al término de la aspersión proclama el evangelio sin signar ni besar el libro.
Los que iban delante de él y los que lo seguían gritaban: "¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David! ¡Bendito el que
viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!"
Al entrar Jesús en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. Unos decían: "¿Quién es éste?" Y la gente respondía:
"Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea".
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
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Breve reflexión
Hermanos, nos hemos reunido esta mañana (tarde) para iniciar la celebración de la Semana Santa; es decir, seguir
a Cristo paso a paso y revivir los acontecimientos del misterio de nuestra salvación: el Misterio Pascual.
Esta celebración pone de manifiesto las dos caras centrales de misterio pascual: la vida o el triunfo, mediante la
procesión de ramos en honor de Cristo Rey, y la muerte o el fracaso, con la lectura de la Pasión.
Hoy, la Iglesia nos enseña, como en una síntesis, los dos aspectos de nuestra redención: la cruz y la gloria; el paso
de la cruz para llegar a la gloria: hay que morir para resucitar.
Hoy, nosotros aclamaremos a Cristo, nuestro Rey y Redentor, igual que los hebreos, con palmas y ramos, símbolo
de vida y de victoria; que nuestra alabanza sea una profesión de fe y un compromiso para seguir al Señor en su
camino hacia la cruz a través de ella hacia el triunfo definitivo.
El celebrante y los ministros se revisten hoy con ornamentos rojos para la celebración, porque simbolizan la
realeza de Cristo conquistada por el testimonio de amor, por el martirio y la entrega de su vida.
Se puede tener una breve explicación del sentido de esta aclamación a Jesús en su triunfal entrada a Jerusalén. Luego, inicia la
procesión:
QUERIDOS HERMANOS: COMO LA MUCHEDUMBRE QUE ACLAMABA A JESUS, ACOMPAÑEMOS
TAMBIÉN NOSOTROS, CON JUBILO, AL SEÑOR.
Primeramente va la cruz procesional y los ciriales (velas); sigue el que dirige la celebración y detrás de él toda la comunidad.
Se pueden entonar en el transcurso, según la trayectoria diversos cantos: Al entrar al templo o llegar al lugar donde se va tener la celebración
se puede cantar: Que alegría
El Seminarista que dirige la celebración hace reverencia (si no se encuentra la presencia sacramental del Señor en el sagrario) o genuflexión
si está el Santísimo en el Sagrario. Luego va al lugar preparado para él cercano al presbiterio y con las manos juntas dice la oración colecta:
ORACION: DIOS TODOPODEROSO Y ETERNO, QUE HAS QUERIDO ENTREGARNOS COMO EJEMPLO
DE HUMILDAD A CRISTO, NUESTRO SALVADOR, HECHO HOMBRE Y CLAVADO EN UNA CRUZ,
CONCÉDENOS VIVIR SEGÚN LAS ENSEÑANZAS DE SU PASIÓN, PARA PARTICIPAR CON EL, ALGÚN
DIA, DE SU GLORIOSA RESURRECCIÓN. POR NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, TU HIJO QUE VIVE Y
REINA CONTIGO EN LA UNIDAD DEL ESPIRITU SANTO Y ES DIOS POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS.
R. Amén.
• Comienza la Liturgia de la Palabra: Se recomienda que se proclamen todas las lecturas de este domingo, pero si por alguna razón
grave se aconsejara de otra forma, puede solo proclamarse el Evangelio, aún en su forma breve.
• Aclamación antes del Evangelio: Recordar que el incienso y las velas son para la celebración solemne que preside el sacerdote y,
que además en esta celebración no se prescribe su uso.
• Proclamación de la Pasión del Señor. Si se cree oportuno se puede leer entre tres personas, dejando la parte de Cristo para el
hermano(a) que dirige la celebración. Si por causa justa se eligiera la forma breve, también se puede leer entre tres personas.
• En esta celebración no se saluda a la asamblea, ni se signa el texto, ni se inciensa, ni se besa al final (propio de los ministros
sagrados). Al final se dice: Palabra del Señor.
• Cuando la celebración es dirigida por un Seminarista, éste debe interpelar a la asamblea resaltando ciertos versículos importantes
y propiciar que ellos externen su parecer. O bien, leer y comentar con la comunidad el mensaje escrito del párroco8.
• Pues tomar algunas o todas las ideas o preguntas que se presentan a continuación a fin de motivar la participación de la asamblea:
a) ¿Cómo describes la humildad de Cristo? Qué ejemplos propones en los que se pueda aplicar para la vida
diaria.
b) Nosotros sabemos que somos de Cristo ¿En qué ocasiones le hemos abandonado protegiendo nuestra propia
seguridad?
c) ¿Cómo podemos manifestar nuestra obediencia a Dios? Menciona algunos ejemplos.
d) ¿Qué es lo que más te ha impresionado de la Pasión del Señor?
8
"Dado que la homilía está reservada al sacerdote o al diácono, es desear que el párroco prepare antes la homilía y se la de al moderador
del grupo para que la lea en la celebración". Directorio... n, 43.
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Domingo de Ramos. En la liturgia de hoy, hay un aspecto de triunfo y de gloria que se mezcla y compagina con
la lectura de la Pasión del Señor. Es la cara y la cruz de esta celebración, de la vida de Jesús y de la vida del
cristiano.
Los ramos expresan el triunfo y recuerdan a la multitud entusiasmada aclamando al Maestro: ¡Bendito el que
viene como rey, en nombre del Señor! Tras aclamar a Jesús como Rey y Mesías en su entrada triunfal en Jerusalén,
se anuncia el misterio de la Pasión a través de las lecturas de la Misa. En la 1ª lectura se presenta Isaías, figura de
Jesucristo, perseguido y lleno de oprobios. La 2ª lectura es un himno de la primitiva Iglesia recogido por San
Pablo, que ensalza la humildad de Cristo y la autenticidad de su encarnación cuando se rebajó hasta la muerte;
también se proclama su exaltación a la gloria como respuesta del Padre a su obediencia. Después está la lectura
de la Pasión según San Mateo.
Un canto de alabanza a Dios. Los evangelistas narran como la muchedumbre alababa a Jesucristo cuando entraba
en Jerusalén. Alabanzas que molestan a los fariseos. Maestro, reprende a tus discípulos. Él respondió: Os digo
que, si ellos callasen, gritarían las piedras. Los astros y la creación entera mueven al hombre a reconocer la
grandeza de Dios, y a alabarle por sus obras magníficas: Los cielos narran la gloria de Dios, el firmamento
anuncia la obra de sus manos … (Sal 19, 1). Alabar al Señor es el fin de la vida del hombre, la única razón de su
existencia. La creación entera es un canto de alabanza a Dios. Y toda nuestra actividad, debe estar informada por
esta suprema aspiración.
Para que nuestra vida sea limpia y recta, canto enamorado a Dios que nos creó, tenemos que acudir a Jesucristo. La
Iglesia (…) cree que el hombre, hecho a imagen del Creador, redimido con la sangre de Cristo y santificado por
la presencia del Espíritu Santo, tiene como fin último de su vida ser alabanza de la gloria de Dios, haciendo así
que cada una de sus acciones refleje su esplendor (Juan Pablo II). San Rafael dice a Tobías y a su hijo, y a todos
nosotros: Bendecid a Dios y glorificarle, pregonad a todos los vivientes lo que ha hecho con vosotros, porque es
bueno bendecir a Dios y alabar su nombre pregonando sus obras (Tb 12, 6).
PISTAS
• El camino de la salvación es la primera imagen que se debe destacar, pues el plan trazado por Dios ante la
ruptura de las gracias se contempla en aquel que recorre una senda que lo conduce a Jerusalén para salvar.
• Es necesario precisar que no somos abandonados por Dios, aunque nosotros si le demos la espalda.
• Recordar la imagen del Dios que se hace presente no para condenar, sino para salvar y que hace todo lo posible
para que volvamos todos al reino.
• Descubrir en las características del siervo el rostro de Jesús, quien, obedeciendo al Padre, llega hasta lo más
hondo, mostrando el triunfo de Dios sobre la realidad del mundo y el triunfo de la cruz sobre el pecado.
• Recordar al Dios que sigue hoy invitándonos a ponerle rostro al crucificado y a no cerrar el oído ante el grito de
tantos que reclaman justicia, oportunidades, amor, paz y pan.
Ahora sigue la profesión de fe. Su razón de ser es consolidar los puntos más importantes de nuestra fe cristiana, es como el resumen de todo
el catecismo. Así dicho domingo, tras domingo, los fieles cristianos somos más conscientes de lo que debemos tener como cierto y verdadero
en la Iglesia.
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La oración universal de la Iglesia es como la respuesta que la asamblea hace a la Palabra de Dios. Es decir, él nos ha hablado, nos
ha asegurado que lo que prometió en el pasado lo ha cumplido en su Hijo Jesucristo. Ahora, lo que ahora nos ha comunicado, tenemos la
certeza de que lo cumplirá en el futuro. Por eso, las preces de esta oración deben estar inspiradas en la Palabra que se ha proclamado.
Si va distribuirse la Comunión, el que dirige la celebración va al sagrario y al abrir la puerta hace genuflexión, toma
el copón con la Eucaristía y lo coloca en el altar sobre el corporal e invita a los fieles a la oración del Padre nuestro.
RITO DE LA COMUNIÓN
Con las manos juntas, dice:
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
prosigue diciendo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
El pueblo concluye la oración aclamando: Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor.
Rito de la paz
Después con las manos extendidas, dice en voz alta:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: «La paz os dejo, mi paz os doy»;
no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Junta las manos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. El pueblo responde: Amén.
vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las manos, añade: La paz del Señor esté siempre con cada uno de nosotros.
El pueblo responde: Y con tu espíritu.
Luego, añade: EnCristo, que nos ha hecho hermanos con su cruz, intercambiamos un saludo de paz
como signo de reconciliación.
O bien: En el Espíritu de Cristo resucitado compartamos un saludo de paz.
Y todos, según la costumbre del lugar, intercambian un gesto de paz, de comunión y de caridad. (éste es el momento
adecuado para trasladar la reserva del santísimo del sagrario hacia el altar)
Comunión
Hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena hacia el pueblo, dice con voz clara:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos nosotros los invitados a la
cena del Señor.
Y, juntamente con el pueblo, añade: Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para
sanarme.
Después toma la patena o la píxide, y se acerca a los van a comulgar. Muestra el pan consagrado a cada uno, sosteniéndolo un poco
elevado, y le dice: El Cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar responde: Amén. Y comulga.
Terminada la comunión, si sobraron hostias se regresa el copón al sagrario, se coloca dentro y se hace genuflexión, luego de pie, cierra el
sagrario asegurándose que la llave no se quede allí mismo, sino que la guarda posteriormente en un lugar seguro. Si se comulgaron todas
las hostias, entonces se purifica el copón en la credencia.
El Seminarista, si está la presencia sacramental del Señor en el sagrario, hace genuflexión y se retira. Si no la está,
entonces hace reverencia y se retira. El coro entona un canto de salida
Sabemos de las discusiones del siglo II9 sobre la fijación de una fecha para la Pascua anual: Asia Menor y Siria la
celebraban el 14 de Nisan (Es decir, la primer luna llena de primavera, independientemente del día de la semana en
que sucediera, por eso recibían el nombre de "catorcenales") mientras que el resto de los cristianos, la celebraban el
domingo posterior a el 14 de Nisan. Fue precisamente el Concilio de Nicea (325) quien pone fin a esta discusión,
fijando el día de la Pascua, el domingo siguiente a la primera luna llena de primavera, o sea, el domingo siguiente al
14 de Nisan.
La Palabra " Pascua " viene del griego Paschá y ésta a la vez del arameo: Pesak (Paso). La Pascua de Cristo es su
paso de este mundo al Padre; pero en sentido más amplio, es también el paso de toda la humanidad caída en el pecado
a la Redención cumplida en y por Cristo.
- CATEQUESIS -
El Santo Triduo de la pasión y resurrección del Señor constituye la fuente y la cima del entero año litúrgico,
al celebrar la obra de la redención de los hombres y de la perfecta glorificación del Padre cumplida por Cristo en
su Misterio Pascual.
Durante el Triduo, la Iglesia conmemora los grandes misterios de la redención. En los oficios litúrgicos,
las bienaventuradas pasión y resurrección del Señor se vuelven sacramentalmente presentes, para que los fieles
renueven su vocación cristiana en la misma fuente de vida de la Iglesia y del mundo. La praxis litúrgica actual de
la Iglesia romana considera que el Triduo da comienzo la tarde del Jueves Santo, con la misa in cena domini,
culmina en la Vigilia de la pascua, y concluye con las vísperas del Domingo de Resurrección.
La expresión Triduo Pascual, relativamente reciente, se remonta a los años treinta del siglo XX. No
obstante, ya a finales del siglo IV, Ambrosio de Milán hablaba de un triduum sacrum, para referirse a los tres días
en que Cristo padeció, descansó y resucitó; y, algunos años más tarde, Agustín de Hipona mencionará un
sacratissimum triduum de Cristo, crucificado, sepultado y resucitado.
La celebración litúrgica de la Pascua hunde sus raíces en la comprensión que la Iglesia posee de sus
orígenes. Deslumbrada por la realidad histórica de la muerte y resurrección de Cristo, la primitiva Iglesia
advirtió la necesidad de celebrar litúrgicamente tales acontecimientos salvíficos, por medio de un rito
memorial que los renovara sacramentalmente.
De este modo, durante los primeros compases de la vida de la Iglesia, la Pascua del Señor se
conmemoraba cíclicamente en la asamblea eucarística convocada el primer día de la semana, día de la
resurrección del Señor -dominicus dies- o domingo. Muy pronto, apenas en el siglo II, se sintió la
conveniencia de reservar un domingo particular del año que, en consonancia con la fecha histórica de la
pasión y resurrección de Cristo, celebrara el misterio de salvación. Llegados a este punto, la institución de
un Triduo sagrado era sólo cuestión de tiempo, cuando la Iglesia comenzara a revivir los misterios de Cristo
de un modo mimético, hecho que acaeció en Jerusalén en el siglo IV, donde aún se conservaba la memoria
del marco donde acontecieron los sucesos de la pasión y glorificación de Cristo. De todos modos, en el origen
9
Fueron dos fases de discusiones: la primera entre el Obispo Policarpo de Esmirna (+168) y el Papa Aniceto (+166) donde el Papa le hacer
ver al Obispo que no hay una celebración anual de la Pascua, sino que cada Domingo se celebra la resurrección del Señor. Luego, algunos
años después revive la discusión, pero ahora entre el Obispo Polícrates de Efeso (+200) y el Papa Víctor (+200).
Seminario Mayor San Oscar Arnulfo Romero/Dimensión pastoral / Pbro. Melvyn Aguillón| 11
de la celebración del Triduo Pascual, dejó sentirse también la influencia de la respuesta dogmática y litúrgica
frente a la herejía arriana, que negaba la divinidad de Jesucristo; reacción que supuso una atracción de la
piedad de los fieles hacia la persona de Jesús -Hijo de Dios e hijo de María- y su vida en la tierra.
La liturgia del Triduo sacro se funda en la unicidad inescindible del Misterio Pascual de la pasión y
glorificación de Cristo. Cada momento del Triduo no debe considerarse aisladamente, sino en su relación
mutua, de manera que toda su celebración tiene como punto central la santa Vigilia Pascual. El Triduo Sacro
es, pues, una pascua celebrada en tres días. La celebración del Triduo no constituye un simple recuerdo
subjetivo de la muerte y resurrección de Cristo. Al contrario, por medio de los ritos pascuales, la Iglesia
revive los misterios salvíficos de la redención, participando de la pasión y glorificación del Señor, y
accediendo a los tesoros de la gracia obtenida con el precio de su sangre.
Con la misa vespertina in cena domini se abren las celebraciones del Triduo sacro. La Iglesia de Jerusalén
conocía ya, en el siglo IV, una celebración eucarística conmemorativa de la Última Cena, momento de la
institución de la Eucaristía, sacramento que actualiza el sacrificio de Cristo en la cruz. En los orígenes, esta
celebración se desarrollaba sobre el Gólgota, en la basílica del martirion, al pie de la cruz, y no en el cenáculo;
hecho que confirma la relación originaria de la celebración eucarística con el sacrificio de la cruz. A finales de
esa misma centuria, tal tradición era ya vivida en muchas Iglesias occidentales, aunque habrá que esperar hasta
el siglo VII para encontrar los primeros testimonios romanos.
Terminada la celebración, la Eucaristía es llevada de modo solemne hacia el lugar de la reserva, para
que los fieles puedan adorar al Señor, verdadera, real y sustancialmente presente en el sacramento. Los
cristianos son invitados a la meditación y contemplación de los misterios de la pasión y muerte de Jesucristo,
al hilo de la lectura de los evangelios.
Otro rito que es identificable con esta celebración es el lavatorio de los pies (que se considera como opcional): A un
grupo, generalmente de doce, como si se trata de los apóstoles se les lava, después de la homilía (predicación) los
pies, a imagen de lo que Cristo mismo hizo y nos mandó hacer. Es desear que estas personas sean verdaderamente
pobres, para que este rito no quede solo en lo superfluo, sino indique lo que verdaderamente hace la Iglesia en el arco
del resto del año.
Por último, otro rito especial se da al final de esta Celebración: Se trata del traslado del Santísimo Sacramento. ¿Por
qué se hace tal cosa? Simplemente para no faltarle el respeto al Señor en su sacramento. De hecho el ritual indica que
hay que despojar al altar de todo adorno (velas, flores y manteles), para que el Sacramento no quede al nivel de estas
cosas se traslada de forma solemne, pero SOBRIA (ya que ha iniciado el día de mayor austeridad para la Iglesia). El
motivo de la Reserva es para la Comunión del Viernes Santo y para el Viático que se ofreciese en esos días.
Como no puede ser reservada en el sagrario se debe preparar otro lugar seguro y respetable para ello. De hecho podría
excluirse, tanto la Iglesia misma, como la capilla del Santísimo, ya que el sentido de esto es la ausencia del sacramento
a fin de poder centrar la atención en el resto del misterio.
La procesión y celebración debe evitarse darle la apariencia de "Corpus Christi", ya que no se trata de dar un culto
eucarístico. Pero en el lugar donde todavía se acostumbre esto, que la oración no se extienda más allá de la media
noche, a fin de que (cronológicamente) se respete el día de sobriedad más grande de la Iglesia latina que es el Viernes
Santo.
3. Preparativos:
a. Las Hostias consagradas en el sagrario.
b. Adorno festivo de la capilla o lugar.
c. Una(s) jarra(s) de agua, jabón, toalla, lavamanos.
e. Los folletos de la celebración.
f. Un lugar para la oración con el Santísimo (si se va llevar a cabo).
- GUÍA DE LA CELEBRACIÓN -
1. RITOS INICIALES
1.1.- Canto de entrada.
1.2.- Saludo inicial.
1.3.- Acto penitencial.
1.4.- Se canta el Gloria. - Se tocan las campanas y no se vuelven a tocar hasta la Vigilia Pascual.
1.5.-Oración colecta.
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2. LITURGIA DE LA PALABRA
2.1.- Primera lectura.
2.2.- Salmo.
2.3.- Segunda lectura.
2.4.- Evangelio.
2.5.- Reflexión
2.6.- Acabada la reflexión viene el “Lavatorio de pies”.
- Se acercan los elegidos al lugar.
- El Seminarista se acerca a cada uno y les lava los pies.
- Se entonan cantos apropiados.
2.8.- Oración Universal.
- No se dice Credo.
3. LITURGIA EUCARÍSTICA
3.1.- Rito de la comunión.
-Después de la comunión, se deja el copón en el altar, para la comunión del siguiente día.
3.5.- Oración después de la comunión.
NOTA: Para la Adoración eucarística de este día puede emplearse la riqueza y gran variedad de textos e himnos
que el ‘Ritual de la Sagrada Comunión y del culto eucarístico fuera de la Misa’ ofrece entre las
páginas 92 –125. 217 – 255.
LA CELEBRACIÓN:
Se inicia con el canto de entrada:
Saludo:
EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPIRITU SANTO. R. Amén.
Saludo: HERMANOS, BENDIGAN AL SEÑOR, QUE NOS INVITA BENIGNAMENTE A LA MESA DEL
CUERPO DE CRISTO. R. Bendito seas por siempre, Señor.
El acto penitencial se inicia con una invitación por parte del Seminarista para que los presentes reconozcan sus pecados y personalmente
pidan perdón a Dios por ellos; luego todos hacen pública su confesión:
HERMANOS: PARA PARTICIPAR CON FRUTO DE ESTA CELEBRACIÓN, RECONOZCAMOS
NUESTROS PECADOS.
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Se dice Gloria. Mientras se canta, se hacen sonar las campanas, que ya no se vuelven a tocar hasta la Vigilia Pascual, a no ser que la
Conferencia Episcopal o el Ordinario juzguen oportuno establecer otra cosa.
La oración colecta: El Seminarista dice: "ORACION" y espera un momento en silencio para que cada uno de los fieles haga su oración
personal luego él solo dice:
Seminarista: DIOS NUESTRO, QUE NOS HAS REUNIDO PARA CELEBRAR AQUELLA CENA EN LA
CUAL TU HIJO ÚNICO, ANTES DE ENTREGARSE A LA MUERTE, CONFÍO A LA IGLESIA EL
SACRIFICIO NUEVO Y ETERNO, SACRAMENTO DE TU AMOR, CONCÉDENOS ALCANZAR POR LA
PARTICIPACIÓN EN ESTE SACRAMENTO, LA PLENITUD DEL AMOR Y DE LA VIDA. POR NUESTRO
SEÑOR JESUCRISTO...
LA LITURGIA DE LA PALABRA:
El comentario (si es Seminarista o religioso). se comentan los grandes misterios que se celebran este día: la institución de la sagrada
eucaristía y del sacramento del orden y el mandato del Señor sobre la caridad fraterna. Después se lleva a cabo el lavatorio de los
pies.
Seminarista: SEÑOR, TU QUE NOS PERMITES DISFRUTAR EN ESTA VIDA DE LA CENA INSTITUIDA
POR TU HIJO, CONCÉDENOS PARTICIPAR TAMBIÉN DEL BANQUETE CELESTIAL EN TU REINO. POR
JESUCRISTO, NUESTRO SEÑOR. R. Amén.
El Seminarista coloca un corporal sobre el copón de la reserva, después de dar los avisos convenientes, toma el copón con la reserva cubierto
con un corporal y acompañado de dos ministros con dos velas se encamina hacia el lugar preparado para la adoración, en el lugar
establecido se coloca una vasija con brasas para quemar incienso, después de haber colocado el santísimo.
Durante la procesión se puede cantar algún canto eucarístico, por ejemplo: Cantemos al amor de los amores,
El Santísimo se puede quedar para la oración pública hasta le media noche. Luego, toma el Santísimo y lo lleva a guardar en un lugar
seguro que no sea el presbiterio o capilla.
Después de la adoración en el lugar donde se depositó el Santísimo Sacramento, se desnuda el altar, mismo que se recubrirá mañana
sólo en el rito de la comunión. Y si es posible, se quitan de la iglesia las cruces. Si algunas no se pueden quitar, es conveniente que
queden cubiertas con un velo.
Invítese a los fieles, según las circunstancias y costumbres del lugar, a dedicar alguna parte de su tiempo, en la noche, a la adoración
delante del Santísimo Sacramento. Esta adoración, después de la media noche, hágase sin solemnidad.
Si en la misma iglesia no se va a celebrar la Pasión del Señor el Viernes Santo, la Misa se concluye como es de costumbre y se deposita
el Santísimo Sacramento en el sagrario.
Hemos escuchado en la 1ª lectura del libro del Éxodo, que el pueblo de Israel celebra su “pascua”, es decir el
“paso”: el paso de la esclavitud de Egipto a la libertad, el paso de la muerte a la vida. Y lo celebra comiendo
el cordero pascual al que no le quiebran ni siquiera un solo hueso. El rito de la cena de la pascua, entre los judíos
es un rito de fiesta, de liberación, de alegría, es un rito de libertad.
Jesús celebra con sus apóstoles también la pascua hebrea. Y en esta cena pascual, Cristo se identifica con el
cordero pascual, que carga con los pecados del pueblo y sacrifica su vida por el pueblo, por la salvación del
pueblo de Dios. Cristo es el cordero pascual al que, como el cordero de la Antigua Alianza, tampoco le quiebran
ni un hueso, pero que se inmola por todos nosotros.
La última Cena del Señor no se trata de una cena más. San Juan nos dice: “habiendo amado a los suyos, los
amó hasta el extremo”. Toda la vida de Cristo fue amor, pero sobre todo, en este momento final de su vida, es
el momento del amor hasta el extremo.
En esta Cena, y en su oración en el Huerto, y en sus azotes, y en la cruz, y en el sepulcro, y en su resurrección,
Cristo no sólo nos dio amor sino que nos enseñó como tenemos que amarnos entre nosotros: “ámense como yo
los he amado”.
¿Cómo vivió Cristo el amor? ¿Cómo amó Cristo? El Evangelio nos dice que Cristo expresó su amor de tres
maneras.
En primer lugar Cristo expresó su amor con el gesto del lavatorio de los pies. Lavar los pies a alguien era
signo de acogida y de hospitalidad. Normalmente lo hacía el esclavo o una mujer o la esposa a su marido, los
hijos al padre, es decir un inferior a un superior. Jesús al lavar los pies a sus discípulos se hace servidor de los
suyos.
Por eso cuando Cristo nos dice que amemos como Él nos ha amado, nos está invitando a que seamos servidores
unos de otros, haciendo que el otro se sienta acogido, que el otro se sienta recibido, que el otro se sienta amado.
Por eso la Iglesia, en este día del jueves Santo celebra el día del amor fraterno, del amor al hermano.
En segundo lugar, Jesús expresó su amor con la institución de la Eucaristía. Cristo tomó el pan, pronunció la
acción de gracias y dijo: “Esto es mi Cuerpo, que se entrega por vosotros” Cristo, a través del Pan Eucarístico,
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nos da su propio Cuerpo a nosotros. Cristo se nos da, entra dentro de mi propio cuerpo, entra dentro de mí cada
vez que lo recibo en la comunión. No hay cosa más grande, no hay forma más grande de manifestar el amor por
nosotros. Cristo quiere darme de su Cuerpo y de su Sangre; Cristo quiere que su vida, su misma vida circule
dentro de mí, eso es amor.
Cristo lo que nos quiere decir con la Eucaristía es: “Yo quiero vivir dentro de ti; quiero que tengamos una misma
vida tú y yo. Pero como la vida tuya se acaba, como tu vida se extingue, yo quiero darte mi vida, que no termina
nunca; quiero que tú y yo tengamos una misma vida”.
En tercer lugar, Jesús manifestó su amor cuando le dijo a sus discípulos: “Haced esto en conmemoración mía”.
Con este mandato a los discípulos, Cristo está constituyendo a los apóstoles en los primeros sacerdotes. Con estas
palabras, Cristo instituye el Orden Sacerdotal. Cada sacerdote es un regalo del amor de Cristo.
El sacerdote, ministro de Jesucristo, tiene el encargo de Cristo de presidir la asamblea cristiana. Cristo, a través
de sus sacerdotes, sigue amando. Cuando el sacerdote dice: “Esto es mi Cuerpo”, en la misa, es Cristo mismo
quien dice estas palabras; cuando en la confesión oímos: “Yo te absuelvo de tus pecados” es Cristo mismo el
que te está perdonando tus pecados. En cada sacramento es el mismo Cristo que nos da su amor, que nos entrega
su amor a través del sacerdote.
No olvidemos, pues, el verdadero significado del Jueves Santo, es el día del amor. Del amor total de Jesús por
nosotros. Nunca nadie había amado tanto. Esta tarde, Jesús “los amó” y nos amó y nos sigue amando hasta el
fin, hasta dar su vida por nosotros. Dios nos ama, esta es la mejor noticia. Este es el mejor regalo. Este amor se
nos da, hoy, en la Eucaristía y lo reconocemos al partir el pan con el hermano. Y lo que ahora nos hace falta es
creer en ese amor.
No basta creer que Dios existe, es necesario creer que Dios nos ama. El Dios que se ha manifestado en Jesucristo,
es todo Amor y sólo Amor.
Lo que ahora nos hace falta es dejarnos amar por Cristo, dejarse alcanzar, conquistar, enamorarnos de Cristo,
dejarnos llenar por el mismo Dios, que hoy se nos ofrece en pan y vino. Hemos de sentirnos amados, queridos,
aceptados, salvados por el amor de Dios.
A partir de este día, ningún ser humano está ya solo. Nadie vive olvidado. Ningún grito deja de ser escuchado,
porque el Amor de Dios está con nosotros y en nosotros para siempre.
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La primera era celebrada en la iglesia del Santo Sepulcro (Anástasis), mientras que la segunda era celebrada en el
Cenáculo. Con esto, se quería indicar la estrecha relación entre la Pasión física y la celebración litúrgica de la misma.
En cambio, para el siglo VII ya se sabe en Roma de un rito de la "adoración" de la cruz (El Papa caminaba descalzo
desde su Catedral hasta la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén con la reliquia de la cruz). Contenía además un muy
simple rito de la comunión donde participaban también los fieles. Desafortunadamente, los fieles se fueron alejando
de la comunión frecuente en los siglos siguientes, hasta que más tarde en el Medievo, solo el sacerdote comulgaba
(siglo X), y tal vez, en sentido devocional.
Esta práctica duró hasta la reforma de Pío XII (1955) en que dividió la celebración del Viernes Santo en tres partes
que formaran un todo:
Liturgia de la Palabra: Puntos culminantes son la lectura de la Pasión que se toma siempre del relato de san Juan
y, la Oración Universal de los Fieles que nos presenta la forma antigua de esta oración (intención - oración en silencio
- oración presidencial).
Adoración de la Cruz: Obviamente no se puede entender en sentido literal, pues no somos idólatras, sino adoración
del misterio de la cruz, representado en el signo sensible del crucifijo.
Liturgia de la Comunión: Para que los fieles no se vean privados del Pan que da la Vida y que nos ha sido merecido
por la pasión del Señor.
3. La Preparación:
a. Se requiere que el crucifijo que va ser llevado en procesión esté cubierto con un paño, preferentemente rojo.
b. Dos candelabros para acompañar a la cruz en la procesión (antes de la adoración).
c. Toallitas húmedas para ir limpiando el crucifijo durante la adoración.
d. Dos candelabros para colocar en el altar a la hora de la comunión.
e. El altar debe estar desnudo, sin ningún tipo de arreglos o velas.
f. Preparar un pequeño mantel (rojo) un corporal, purificador, patenas y agua para la hora de la comunión.
g. Preparar el Misal, el Leccionario y los tres textos de la Pasión del Señor según san Juan.
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- CATEQUESIS -
El Viernes Santo es el primer día del Triduo Pascual, día en que se celebra la pascha passionis, como “paso”
del Hijo de Dios de este mundo al Padre, su sufrimiento solidario con los pecadores para destruir el pecado del
mundo: su muerte destruye la muerte, toda muerte. El Viernes Santo constituye el primer acto de este paso.
El Viernes Santo conmemora la pasión y muerte del Señor, de donde surge la denominación actual:
Viernes Santo de la pasión del Señor. Dos documentos de venerable antigüedad -Traditio Apostólica y
Didaskalia Apostolorum- testimonian que era práctica común entre los primeros fieles un ayuno el viernes y
sábado previos a la celebración de la vigilia pascual. Sin embargo, habrá que esperar hasta finales del siglo
IV para encontrar, en Jerusalén, las primeras trazas de una celebración litúrgica de la pasión. Se trataba de
una jornada dedicada íntegramente a la oración itinerante: los fieles se reunían en el cenáculo, veneraban la
columna de la flagelación, y acudían al Gólgota, donde el obispo presentaba el madero de la cruz. Durante
las estaciones se leían profecías y evangelios de la pasión, se cantaban salmos y se recitaban oraciones.
Los testimonios más antiguos de una liturgia del Viernes Santo en Roma preceden, en cambio, del
siglo VII: manifiestan dos tradiciones distintas, que han llegado a través del sacramentario Gelasiano (oficio
presbiteral con adoración de la cruz, liturgia de la Palabra y comunión con los presantificados: formas
previamente consagradas) y del sacramentario Gregoriano (liturgia papal, limitada a lecturas bíblicas y a
una plegaria universal).
El oficio romano actual, recuperado a partir de las reformas de Pío XII y del Concilio Vaticano II, contiene
los tres elementos de la antigua liturgia presbiteral romana: liturgia de la Palabra que incluye tres lecturas y
oración universal, elementos procedentes de la tradición papal, adoración de la Cruz, y comunión con la
eucaristía consagrada la tarde anterior.
La teología del Viernes Santo es particularmente rica: durante este día, la Iglesia conmemora la
pasión de su Señor y Esposo, adora su Cruz, recuerda su nacimiento del costado de Cristo y, por la
plegaria universal, intercede por la salvación del universo.
El Viernes Santo es, por tanto, para el cristiano, un día de esperanza y confianza en Dios, aún en
medio del dolor. Los sufrimientos de Cristo atraen la benevolencia del Padre. La cruz, símbolo del patíbulo
y de la ignominia, es adorada: el instrumento de humillación se convierte en término de la gloria el viernes
santo. El cristiano se encuentra, de modo especial, con la cruz, y recuerda así que, para ser fiel discípulo del
maestro, debe tomar su cruz de cada día, pues sólo la cruz es la respuesta a las ansias de salvación y
liberación de una humanidad que gime bajo el peso de los pecados. Por otra parte, en consonancia con la
primitiva tradición de la Iglesia, el viernes y, según la oportunidad, también el Sábado Santo, hasta la
Vigilia Pascual, se vive el sagrado ayuno de la Pascua.
- GUÍA DE LA CELEBRACIÓN -
- Este día no hay celebración Eucarística.
- El altar debe de estar desnudo.
- Después del mediodía se hace la celebración de la Pasión del Señor, que consta de tres partes:
a) Liturgia de la Palabra.
b) Adoración de la Cruz.
c) Sagrada Comunión (Puede llevarse la comunión a los enfermos).
0.1.- El Seminarista se dirige al altar.
- Se arrodilla (en silencio).
0.2.- va a la sede.
0.3.- Dice la oración.
1.- LITURGIA DE LA PALABRA
1.1.- Primera lectura.
1.2.- Salmo.
1.3.- Segunda lectura.
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REFLEXION
Hoy, Viernes Santo, recordamos la muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Ayer veíamos a Cristo dándose en el
sacramento de la Eucaristía sobre el altar, hoy el altar está desnudo, única vez que sucede esto en todo el año, hoy
está desnudo el altar, como Cristo está sólo en la cruz.
En este día de Viernes Santo, nos podemos preguntar: ¿por qué tenía que morir Cristo en la cruz? ¿Por qué
tanto dolor, tanto sufrimiento? Ya el mismo Jesús había anunciado que “era necesario que el Hijo del
Hombre padeciese y muriese”.
La muerte de Jesús en la cruz es la mayor prueba del amor de Dios por nosotros, porque nos ama. Jesús
entrega su vida en la cruz. Pero en esa misma cruz Dios acaba con el poder de la muerte, y Jesús muriendo
destruyó nuestra muerte y nos abrió el camino del cielo y de la esperanza en la vida eterna. Jesús murió por
nosotros, porque nos ama y murió por nuestra salvación, para rescatarnos del poder de la muerte y del mal y así
darnos una vida sin miedo. La promesa de Jesús al buen ladrón, es la promesa para todos nosotros: hoy mismo
estarás conmigo en el Paraíso.
Cristo desde la cruz no solamente manifiesta cuánto nos ama sino que además asume en sí mismo y en su
corazón cada uno de los dolores de las personas, cada uno de nuestros sufrimientos, todo el dolor del
mundo. Cristo, el inocente, el que no tenía por qué sufrir nada, ha sido capaz de cargar con los dolores de la
humanidad. Cristo ha soportado lo que nosotros debíamos sufrir. Pero además de cargar con nuestro dolor
físico, con nuestras enfermedades, ha cargado con nuestras culpas. Porque eran nuestras culpas las que Él
llevaba como dice el profeta Isaías y nuestros pecados los que lo golpearon. Han sido nuestras rebeldías quienes
lo han herido. Cristo ha soportado el castigo, que nosotros merecíamos por nuestras culpas.
Cristo no carga solamente con el dolor, sino con el dolor y el pecado. Y Cristo, nos dice la carta a los Hebreos
que hemos proclamado, aprendió sufriendo a obedecer. El Señor dirigió súplicas a su Padre para que lo librara
de la muerte, pero Dios Padre quiere que pase por la prueba final y no quiere ahorrar a su Hijo el paso de la muerte
ni tampoco el dolor. Y Jesús en el huerto de Getsemaní, le dice: “Padre que no se haga mi voluntad sino la
tuya”.
Cristo ha venido al mundo para quitar a los hombres sus cargas y para cargar con nuestras cruces, para cargar con
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los pesos del mundo, para carga con las muertes del mundo. Ha venido para salvar y redimir al hombre y dar un
sentido al sufrimiento.
Desde la cruz, Cristo continúa siendo nuestro maestro. Desde la cruz sigue enseñándonos, nos da lecciones de
oración y de perdón. Le pide a Dios Padre que perdone a los que lo están crucificando. Perdona al ladrón
arrepentido, que le pide que lo lleve al Paraíso. Desde la cruz, Jesús nos da lecciones de generosidad y entrega.
Entrega al cielo al ladrón arrepentido, entrega a su Madre al discípulo amado, a Juan, y con él nos la entrega a
todos nosotros; entrega su sangre por cada uno de nosotros. Cristo desde la cruz abre sus brazos para darnos el
gran abrazo a toda la humanidad.
Asumiendo Cristo nuestro dolor, nuestros pecados, con esa entrega total, Él nos está redimiendo a cada uno de
nosotros. Cristo nos ha salvado. No tengamos ya miedo al dolor, no tengamos ya miedo a la muerte, no
tengamos ya miedo a las consecuencias del pecado, porque Cristo, con su cruz, con su donación total, ha redimido
al mundo.
Vamos a pedir ahora por todas las necesidades del mundo y después adoraremos, con respeto y veneración, el
árbol de la cruz y de la muerte, que se ha convertido para nosotros en árbol de salvación de vida eterna.
La dinámica es esta: Alguien desde el ambón invita a la asamblea a orar, luego todos oran un momento en silencio (este momento puede ser
de rodillas), finalmente el que dirige la oración hace como una oración colecta y, así las diez oraciones.
Para involucrar a mas personas en las oraciones se puede hacer una intención de cada persona diferente.
MIRAD EL ÁRBOL DE LA CRUZ, DONDE ESTUVO CLAVADO CRISTO, EL SALVADOR DEL MUNDO.
R. Venid y adoremos.
Luego, descubre otra parte, y hace lo mismo; finalmente descubre el crucifijo en su totalidad y vuelve a exclamar la misma frase.
Adoración de la santa Cruz
Luego, le da la cruz a otro acólito y colocándose delante de la cruz, se arrodilla y la besa en señal de adoración. Mientras otros dos acólitos
permanecen a los lados de la cruz con velas encendidas.
De la misma forma el resto de la comunidad pasa ante la cruz para adorarla. Mientras el coro entona los improperios u otros cantos
adecuados.
TERCERA PARTE: SAGRADA COMUNIÓN
Terminada la adoración, la cruz es colocada en un lugar de honor dentro del presbiterio y se extiende sobre el altar desnudo un mantel con
su corporal.
Desde el lugar donde se tiene la reserva del Santísimo Sacramento se lleva acompañado de dos acólitos con velas encendidas hasta el altar.
El copón se pone sobre el corporal y a los lados del altar las velas.
El que dirige la celebración hace genuflexión ante el Santísimo, se pone de pie y con las manos juntas se dirige a la asamblea diciendo:
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El Seminarista hace genuflexión, toma una hostia y sosteniéndola un poco elevada sobre el copón, la muestra a la asamblea,
diciendo:
ESTE ES EL CORDERO DE DIOS, QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO, DICHOSOS LOS INVITADOS
A LA CENA DEL SEÑOR.
Terminada la comunión, si sobraron Hostias son llevadas al lugar donde se tiene la reserva del Santísimo Sacramento, se recoge el corporal
y el mantel y después de un momento de silencio se dice la oración después de la comunión.
ORACION: DIOS TODOPODEROSO Y ETERNO, QUE NOS HAS REDIMIDO CON LA GLORIOSA
MUERTE Y RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO, POR MEDIO DE NUESTRA PARTICIPACIÓN EN ESTE
SACRAMENTO PROSIGUE EN NOSOTROS LA OBRA DE TU AMOR Y AYÚDANOS A VIVIR SIEMPRE
ENTREGADOS A TU SERVICIO. POR JESUCRISTO, NUESTRO SEÑOR. R. Amén.
Éste es el momento oportuno para dar indicaciones si hay procesión o avisos para la vigilia del día siguiente
1. Según una tradición muy antigua, ésta es una noche de vela en honor del Señor (Ex 12, 42). Los fieles, llevando
en la mano- según la exhortación evangélica (Lc 12, 35-37)- lámparas encendidas, se asemejan a quienes esperan
el regreso de su Señor para que, cuando él vuelva, los encuentre vigilantes y los haga sentar a su mesa.
2. La Vigilia de esta noche la más grande y noble de todas las solemnidades sea una sola para cada una de las
iglesias. Así esta celebración de la Vigilia se desarrolla de la siguiente manera: después de la breve liturgia de
la luz o “lucernario” y del Pregón pascual(primera parte de la Vigilia), la santa Iglesia, llena de fe en las
palabras y promesas del Señor, medita los portentos que el que obró desde el principio a favor de su pueblo
(segunda parte o liturgia de la palabra), y cuando el día está por llegar, encontrándose ya acompañada de sus
nuevos miembros renacidos en el Bautismo (tercera parte), es invitada a la mesa que el Señor ha preparado para
su pueblo por medio del memorial de su muerte y resurrección, hasta que vuelva (cuarta parte).
3. Toda la celebración de la Vigilia pascual debe hacerse en la noche, de modo que no debe comenzar antes del
principio de la noche del sábado, ni terminar después del alba del domingo.
4. Prepárense suficientes velas para todos los fieles que participen en la Vigilia. Se apagan todas las luces de la
iglesia.
Aunque parece una celebración complicada la Vigila Pascual es el conjunto de varios, pero definidos ritos:
* Lucernario:
- Bendición del fuego.
- Bendición del Cirio.
- Procesión.
- Pregón Pascual.
* Liturgia de la Palabra:
Con el esquema: Lectura/ salmo/ Oración. Se va recorriendo toda la Historia de la Salvación.
Después de la oración colecta de la última lectura del AT se canta el himno: "Gloria a Dios en el Cielo" se
encienden las luces del templo (que había permanecido en penumbras), se tocan las campanas y se viste de flores el
altar.
Sigue una lectura del NT y un prolongado aleluya y luego, el relato evangélico de la Resurrección. Se sugiere que la
homilía que sea breve, dado lo extenso de las lecturas.
* Liturgia Bautismal:
Cuando no hay bautismos, se cantan las letanías de los santos, se bendice el agua (lustral) y se hace la renovación de
las promesas bautismales que se concluyen con la aspersión del agua bendita. y la Oración de los Fieles.
Nota.- Antes, no había Misa durante el día de Pascua pues la comunidad amanecía el domingo con la celebración
eucarística después de haber estado toda la noche en oración.
Ante esto conviene cada vez más inculcar que el Triduo Pascual es la más importante y central celebración
del año para todos los cristianos, y por lo mismo para todas las comunidades. Debe quedar claro, la principal fiesta
de todo cristiano es el Triduo Pascual.
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De ser posible se pude concluir la Vigilia Pascual con un ágape (convivencia fraterna) donde cada fiel coopere con
algo trayéndolo de su casa
b) Preparativos:
a. Para el Lucernario:
• Preparar una fogata en el atrio de la iglesia
• Una vela larga para poder tomar el fuego con el que se encenderá el cirio pascual.
• Un cirio pascual y cinco granos grandes de incienso.
• Una lámpara.
• El manual
- GUÍA DE LA CELEBRACIÓN –
1.- LUCERNARIO O SOLEMNE COMIENZO DE LA VIGILIA
1.1.- BENDICIÓN DEL FUEGO
- Se apagan las luces de la iglesia.
- Se enciende el fuego fuera de la iglesia en un lugar adecuado.
- Allí se congrega el pueblo.
- Un ministro lleva el Cirio.
1.1.1.- Saludo y exhortación
1.1.2.- Bendición del fuego.
1.1.3.- Se hace el rito de los símbolos del Cirio Pascual.
1.1.4.- Se enciende el Cirio con el fuego nuevo.
1.2.- PROCESIÓN
1.2.1.- El Seminarista, toma el Cirio lo eleva y canta (LUZ DE CRISTO)
1.2.2.- Comienza la procesión a la iglesia.
1.2.3.- En la puerta de la iglesia eleva el Cirio y canta (LUZ DE CRISTO).
- En este momento se encienden las velas.
1.2.3.- Al centro de la iglesia eleva el Cirio y canta (LUZ DE CRISTO).
- En este momento se encienden las velas.
1.2.4.- Llegando al altar, vuelto hacia el pueblo, eleva el Cirio y canta (LUZ DE CRISTO).
1.3.- PREGÓN PASCUAL
- deja el Cirio en su lugar (en medio del presbiterio).
1.3.1. Proclama solemnemente el Pregón Pascual.
- Todos de pie con las velas encendidas.
- Puede utilizarse o la forma larga o la breve (Ritual semana Santa).
- Terminado el Pregón, se apagan las velas y se sientan.
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LA CELEBRACIÓN:
Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y muerte, y se abstiene del sacrificio
de la misa, quedando por ello desnudo el altar hasta que, después de la solemne Vigilia o expectación nocturna de la resurrección, se
inauguren los gozos de la Pascua, cuya exuberancia inundará los cincuenta días pascuales.
PRIMERA PARTE
SOLEMNE INICIO DE LA VIGILIA, O “LUCERNARIO”
Hay que preparar una “hoguera en un lugar fuera de la iglesia donde se reúna al pueblo” (CE 336 a), donde
también están “carbones encendidos” para el incensario (CE 336 b) y asimismo preparar una mecha (o pabilo)
para tomar el fuego nuevo y encender luego el cirio pascual.
Al bendecir el fuego, en la santísima noche de Pascua, se ruega al Señor un efecto en las almas: el deseo de cielo
y de eternidad, la escatología. Y así suplica: “encienda en nosotros deseos tan santos que podamos llegar con
corazón limpio a las fiestas de la eterna luz”. Como es Dios quien activa en nosotros el querer y el actuar (cf. Flp
2,13), se le suplica que los ritos pascuales, las ceremonias espléndidas de la Vigilia pascual, y este Lucernario
con su fuego nuevo, “encienda en nosotros”, inflame “deseos tan santos” que podamos llegar a la Pascua eterna,
a la liturgia del cielo ante el trono de Dios y del Cordero, “las fiestas de la eterna luz”, con corazón limpio,
iluminados y transparentes, reflejando su gloria.
En la oración. Se alude a Cristo Luz del mundo, ya que en Cristo, Dios nos ha dado su Luz: “por medio de tu Hijo
has dado a los fieles la claridad de tu luz”. Él es la Luz del mundo, y quien le sigue no camina en tinieblas. En
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Cristo, su Luz nos hace ver la luz. Es la Luz verdadera que vino al mundo.
“Santifica este fuego nuevo”: ¡todo es nuevo en Pascua! Nuevo es este fuego, nuevo es el cirio pascual, nueva es
el agua para el Bautismo, nuevo es el Crisma consagrado días antes, nueva es la Eucaristía que se consagra en la
Misa pascual. ¡Todo es nuevo! Y como todo es nuevo, todo recibe su adecuada plegaria de bendición o
consagración en su momento.
Dios es invocado como “Luz indeficiente y autor de toda luz” y lo mismo que iluminó a Moisés en la noche de
Pascua al salir de Egipto, ahora va a iluminar a los hijos de la Iglesia, en sus almas, en sus mentes, en sus sentidos.
La alusión al Éxodo, iluminados por la noche con la columna de fuego, es oportunísima para indicar el significado
del fuego nuevo que la Iglesia bendice al inicio de la Vigilia pascual. El fuego va a ser instrumento de Dios.
demás, el fuego nuevo tiene su eco interior en los fieles. Se ruega que las almas sean encendidas con el fuego
divino, y que las mentes tengan la luz que proviene del Señor, iluminados por su claridad, y por tanto expulsadas
todas las tinieblas interiores que ofuscan. Recibiendo agradecidos esta luz, se insinúa la meta escatológica, tan
propia y resaltada de la Vigilia pascual: “merezcamos alcanzar la vida y la luz eterna”. ¡Son las Fiestas de la Luz!
El Seminarista y los fieles se signan, mientras él dice: EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU
SANTO, y en seguida saluda al pueblo, como de costumbre, le hace una breve monición sobre la vigilia de esta noche, con estas
palabras u otras semejantes:
Una vez bendecido el fuego nuevo, el Seminarista, enciende con un isopo o candela el cirio pascual.
El Seminarista presenta el cirio pascual a la asamblea y él u otro lector hace la CATEQUESIS del significado del CIRIO. (el cirio ya
debe tener incrustados los granos de incienso)
La resurrección de Cristo es simbolizada por la luz, por el fuego nuevo, que ahuyenta las tinieblas de la muerte y
resucita victorioso. La luz, elemento natural, se convierte en símbolo de vida, felicidad, alegría y esperanza.
Entonces, iluminar la noche con el Cirio Pascual, es representar la victoria de Cristo sobre la muerte, y estar
envueltos en la luz de Cristo que nos llena de gozo y esperanza.
El Cirio Pascual significa pues, que Cristo resucitado está presente con nosotros aquí y ahora, simboliza la victoria
de la vida sobre la muerte, abriendo e iluminando nuestro caminar en el seguimiento de Cristo.
Las inscripciones del Cirio Pascual: las letras del alfabeto griego, alfa y omega, y el año son símbolos que nos
hacen tener presente que Cristo está entre nosotros ahora y por toda la eternidad, así mismo, nos recuerdan que
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Él es el principio y fin de todas las cosas, los cinco granos que se clavan en el Cirio Pascual, simbolizan las cinco
llagas de Cristo muerto y resucitado.
Jesús ya no yace en el sepulcro. Él es la luz del mundo, el vencedor de la muerte que nos ha obtenido la salvación.
Y así como Cristo es luz del mundo, todos los cristianos estamos llamados también a serlo, con la luz de Cristo,
disipemos la oscuridad de nuestro corazón y llenémonos de ella, pues sólo esta luz puede iluminarnos y guiarnos
por el camino verdadero que nos lleva a la vida, sólo la luz de Cristo puede eliminar nuestra oscuridad interior y
llevar una vida de acuerdo a nuestro ser como cristianos.
«Solo la luz de Cristo podrá ayudarnos a captar y contemplar la realidad desde la perspectiva del amor a Dios y a
nuestros hermanos», unidos a Cristo seamos nosotros luz del mundo, ciudad puesta en alto (Cfr. Mt 5, 13-16) e
iluminemos y disipemos con acciones y obras concretas las tinieblas de nuestro mundo.
Los fieles manteniendo sus velas encendidas y, la iglesia a oscuras, escuchan el pregón pascual. Al terminar, apagan sus velas, el cirio no y,
se encienden parcialmente las luces de la iglesia.
SEGUNDA PARTE
LITURGIA DE LA PALABRA
En esta vigilia, "madre de todas las vigilias", se proponen nueve lecturas, siete del Antiguo Testamento y dos del Nuevo (Epístola y
Evangelio), que deben ser leídas todas, siempre que sea posible, para conservar la índole de la Vigilia, la cual exige que duren un tiempo
prolongado
Apagadas las velas todos se sientan. Antes de comenzar las lecturas, se hace una breve monición al pueblo con estas palabras u otras
semejantes.
Después siguen las lecturas. El lector se dirige al ambón y lee la primera de ellas. Seguidamente el salmista o un cantor dice el salmo,
proclamando el pueblo la respuesta. Acabado el salmo todos se levantan y el Seminarista dice: Oración, y después que todos han orado
en silencio durante algún tiempo, dice la oración que corresponde a la lectura.
PRIMERA LECTURA Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno.
ORACION.
DIOS TODOPODEROSO Y ETERNO, QUE EN TODAS LAS OBRAS DE TU AMOR TE MUESTRAS
ADMIRABLE, CONCÉDENOS COMPRENDER QUE LA REDENCIÓN REALIZADA POR CRISTO,
NUESTRA PASCUA, ES UNA OBRA MÁS MARAVILLOSA TODAVÍA QUE LA MISMA CREACIÓN
DEL UNIVERSO. POR JESUCRISTO, NUESTRO SEÑOR. R. AMÉN.
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QUINTA LECTURA Vengan a mí y vivirán. Sellaré con ustedes una alianza perpetua.
ORACION. DIOS TODOPODEROSO Y ETERNO, ÚNICA ESPERANZA DEL MUNDO, TÚ QUE
ANUNCIASTE POR LA VOZ DE TUS PROFETAS LOS MISTERIOS QUE ESTAMOS CELEBRANDO
ESTA NOCHE, INFUNDE EN NUESTROS CORAZONES LA GRACIA DE TU ESPÍRITU, PARA QUE
PODAMOS VIVIR UNA VIDA DIGNA DE TU REDENCIÓN. POR JESUCRISTO, NUESTRO SEÑOR. R.
AMÉN.
SEPTIMA LECTURA Los rociaré con agua pura y les daré un corazón nuevo.
ORACION. SEÑOR DIOS NUESTRO, QUE CON LAS ENSEÑANZAS DEL ANTIGUO Y DEL NUEVO
TESTAMENTO NOS HAS PREPARADO A CELEBRAR EL MISTERIO DE LA PASCUA, HAZ QUE
COMPRENDAMOS TU AMOR, PARA QUE LOS DONES QUE HOY RECIBIMOS CONFIRMEN EN
NOSOTROS LA ESPERANZA DE LOS BIENES FUTUROS. POR JESUCRISTO, NUESTRO SEÑOR.
R. Amén.
(Terminada la oración de la última lectura del Antiguo Testamento, con el responsorio y la oración correspondiente, se encienden las
velas del altar. El que dirige la celebración entona solemnemente el Gloria, que todos prosiguen. Se tocan las campanas, de acuerdo
con las costumbres de cada lugar).
ORACION. DIOS NUESTRO, QUE HACES RESPLANDECER ESTA NOCHE SANTA CON LA GLORIA
DEL SEÑOR RESUCITADO AVIVA EN TU IGLESIA EL ESPÍRITU FILIAL, PARA QUE, RENOVADOS
EN CUERPO Y ALMA, NOS ENTREGUEMOS PLENAMENTE A TU SERVICIO. POR NUESTRO SEÑOR
JESUCRISTO...
EPISTOLA Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya nunca morirá.
(Terminada la epístola todos se ponen de pie y un salmista o un cantor dice el salmo, al que el pueblo responde: Aleluya. Si hace falta,
el mismo salmista canta el Aleluya).
Estamos pues, viviendo esta noche, la celebración más importante del año, culminación de la Semana Santa y eje
de toda nuestra vida cristiana. Esta es una noche de fiesta y de esperanza, una noche de vela ante el paso del
mundo viejo al nuevo, de la esclavitud a la libertad, de la desesperación a la esperanza y de la muerte a la vida.
Cristo ha vencido a los poderes de la muerte.
En la liturgia de la Palabra, las diversas lecturas que hemos proclamado nos han ido recordando la historia del
pueblo de Israel, las grandes hazañas que el Señor ha hecho por la humanidad. La primera de todas fue la creación
del mundo. Dios por amor, ha creado el mundo y ha puesto al hombre como dueño, como Señor de las cosas.
Hemos oído también el paso de la esclavitud a la libertad del pueblo de Israel con la salida de Egipto y el paso
del mar Rojo. El pueblo de Israel queda libre.
Todas esas hazañas que Dios hizo con el pueblo de Israel son como antecedentes de lo que el Señor realizará
después con nosotros. Esta noche, se nos invita a nosotros a salir de las tinieblas a la luz, de la esclavitud a la
libertad, de la muerte a la vida. Hoy es una noche santa para recordar esas hazañas de Dios, las maravillas que
Dios ha hecho por nosotros.
Desde que hemos empezado la liturgia, hemos realizado varios signos que nos hablan de la Noche Santa: hemos
encendido el fuego; fuego nuevo, del cual hemos prendido y hemos encendido el Cirio Pascual, símbolo de la
luz; hemos entrado en procesión en la Iglesia, que estaba a oscuras, con la sola luz de Cristo, con la del Cirio
Pascual; de esa luz hemos ido encendiendo después nuestras velas hasta que se ha iluminado toda la Iglesia, hasta
que nos ha iluminado la Luz, símbolo de Cristo resucitado, que ha roto las tinieblas de la muerte y ha iluminado
el mundo con su luz.
Hoy es Pascua. Hoy celebramos que Cristo “pasa”, que Cristo atraviesa los umbrales de la muerte y sale a la
vida. Cristo vence la muerte y resucita: es la Pascua, el “paso” del Señor. El bautismo es pasar de la muerte a
la vida, de la oscuridad a la luz. Esta noche es noche de gozo y de alegría.
Esta noche no estamos celebrando algo que ocurrió en el pasado como cuando celebramos el día de la bandera o
el día de la patria, o el cumpleaños de un personaje histórico. Celebrar la Pascua es tomar conciencia que también
nosotros estamos llamados a resucitar a una vida nueva. Creer en la resurrección es creer en la acción de Dios
en la historia. Es creer en el poder de Dios que actúa en los pequeños y en los más débiles. Es creer que la lucha
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a favor de la vida y de los pobres y desvalidos es mucho más fuerte que las bombas más poderosas de cualquier
pueblo o nación. Es creer que hasta de lo más débil y frágil, Dios puede hacer surgir algo nuevo.
En esta noche santa, vamos a pedirle al Señor del fuego y de la luz, que ilumine los corazones y las inteligencias
de los hombres, para que a nadie le falte el calor de una mirada atenta y de una mano generosa, para que nadie
muera por falta de pan y de misericordia, para que brille siempre en el mundo el fuego del amor y de la
generosidad. Encendamos en el corazón de todas las personas del mundo la luz y la llama de este Cirio Pascual,
la Luz de Cristo, para que arda e ilumine la vida de todas las personas de buena voluntad.
En esta noche Santa demos gracias a Dios por la resurrección de Jesucristo y porque Él nos ha unido a su misma
resurrección, nos ha tomado de la mano y nos ha salvado, nos ha redimido, nos ha liberado de las cadenas que
nos ataban. ¡Feliz Pascua de resurrección!
Terminada las letanías de los Santos, que se hacen de pie, la asamblea enciende sus velas o veladoras del cirio, comunicándose la luz
unos a otros, mientras tanto se puede cantar: VAMOS CANTANDO AL SEÑOR.
Una vez que todos han encendido sus velas o veladora, y están acomodados en sus lugares, teniendo las velas o veladoras en sus
manos, el Seminarista de la Palabra dice a la comunidad:
SEMINARISTA: HERMANOS, POR MEDIO DEL BAUTISMO HEMOS PARTICIPADO DEL MISTERIO PASCUAL
DE CRISTO, ES DECIR, POR MEDIO DEL BAUTISMO HEMOS SIDO ENTERRADOS CON ÉL EN SU MUERTE
PARA RESUCITAR CON ÉL A UNA VIDA NUEVA. POR ESO, AL TERMINAR LA CUARESMA ES MUY
IMPORTANTE QUE RENOVEMOS LAS PROMESAS DE NUESTRO BAUTISMO CON LAS CUALES UN DÍA
RENUNCIAMOS A SATANÁS Y A SUS OBRAS Y NOS COMPROMETIMOS A SERVIR A DIOS, EN LA SANTA
IGLESIA CATÓLICA, POR ESO, LES PREGUNTO:
SEMINARISTA: ¿CREEN EN JESUCRISTO, SU ÚNICO HIJO Y SEÑOR NUESTRO, QUE NACIÓ DE MARÍA,
LA VIRGEN, PADECIÓ Y MURIÓ POR NOSOTROS, ¿RESUCITÓ Y ESTÁ SENTADO A LA
DERECHA DEL PADRE?
ASAMBLEA: SÍ, CREO.
Para cada respuesta de la profesión de fe, se puede levantar la vela o veladora encendida como un signo exterior de lo que decimos
con las palabras.
ORACION
Pidamos, queridos hermanos, a Dios Padre todopoderoso, que bendiga esta agua, con la cual seremos rociados en
memoria de nuestro bautismo, y que nos renueve interiormente, para que permanezcamos fieles al Espíritu que
hemos recibido.
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Oh Espíritu Santo, que, del seno bautismal de la Iglesia, nos haces renacer como nuevas criaturas.
R. Bendice y purifica a tu Iglesia.
Después (Vacía un poco de agua bendita sobre el recipiente que contiene la otra agua)
Y el Seminarista rocía con el agua bendecida a los presentes, diciendo, según las circunstancias:
QUE ESTA AGUA NOS RECUERDE NUESTRO BAUTISMO EN CRISTO, QUE NOS REDIMIÓ CON SU
MUERTE Y RESURRECCIÓN.
R. AMÉN.
ORACION DE LOS FIELES
Terminada la comunión, si sobraron hostias se regresa el copón al sagrario, se coloca dentro y se hace genuflexión, luego de pie, cierra el
sagrario asegurándose que la llave no se quede allí mismo, sino que la guarda posteriormente en un lugar seguro. Si se comulgaron todas
las hostias, entonces se purifica el copón en la credencia.
Si se tiene que comunicar a los fieles algún mensaje del párroco o aviso, o el horario de las demás celebraciones, éste es el mejor momento.
El Seminarista, si está la presencia sacramental del Señor en el sagrario, hace genuflexión y se retira. Si no la está, entonces hace reverencia
y se retira
Es muy recomendable que a ejemplo de las primeras comunidades cristianas, después de la celebración dominical se concluya con una
convivencia fraterna, la misma que san Pablo llamaba: "ágape".
Hay que procurar que no se trate solo de comer, sino además de convivir. Por lo tanto, sería bueno tener un programa de actividades que
expresen la alegría por la conmemoración de la resurrección del Señor.
ANEXOS
MATERIAL QUE PUEDEN SER UTILES POR LOS SEMINARISTAS
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GUIÓN
G: Vamos a hacer el VIA CRUCIS, que quiere decir el camino que hizo Jesús con la cruz.
Después de cada invocación decimos PORQUE POR TU SANTA CRUZ REDIMISTE AL MUNDO. Ensayamos
una vez:
L: "Pilato, para contentar a la multitud, les puso en libertad a Barrabás; y a Jesús, después de
haberlo torturado, lo entregó para que fuera crucificado".
P: Jesús, te pedimos perdón porque nos lavamos las manos como Pilato cuando vemos una
injusticia. Ayúdanos a perdonar como tú perdonaste.
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P: Jesús, nosotros tenemos miedo y no llevamos la cruz. Ayúdanos a ser valientes y fuertes como
tú.
R: A Jesús le pesa mucho la cruz. Son nuestros egoísmos y pecados lo que la hacen tan pesada.
(Silencio...).
P: Jesús, gracias por tanto amor y por enseñarnos a levantarnos de nuestras caídas.
L: "Estén alegres de compartir los sufrimientos de Cristo, así cuando se manifieste su gloria
desbordarán de gozo."
R: Qué alivio para Jesús tener cerca a su mamá en este momento... Y que tristeza la de María al
ver así a su Hijo.
(Silencio...).
R: Jesus no da más. Por eso le buscan una ayuda por un rato para que recupere el aliento.
(Silencio...).
P: Jesús...Te queremos ayudar a llevar la cruz igual que el Cirineo... La cruz de los que están
solos, de los chicos que no tienen cariño, de los enfermos.
R: Una mujer quiso refrescarte con cariño y por eso se acercó a ti sin tener miedo a los soldados
. Y en el paño que usó quedó estampado tu rostro.
(Silencio...).
P: Jesús, queremos refrescarte en los hermanos que hoy sufren por el desprecio y la injusticia.
L: "Todos andábamos perdidos como ovejas sin pastor, y el Señor cargó sobre Él todos nuestros
pecados".
R: Jesús ya no da más y se cae de nuevo. Los soldados lo tratan mal y nadie lo ayuda.
(Silencio...).
P: Jesús, nosotros no entendemos tanto mal que hay en este mundo. ¿Por qué? Igual que tú
queremos estar al lado del que sufre. Y si nos cansamos de hacer el bien queremos aprender de ti
a levantarnos y seguir luchando.
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L: "Lo seguía mucha gente y mujeres que lloraban por Él. Jesús les dijo: No lloren por mí; lloren
mejor por ustedes y por sus hijos".
R: Con las últimas fuerzas Jesús ayuda a las mujeres a ver la realidad.
(Silencio...).
P: Jesús, queremos seguir tus pasos y consolar a los que sufren. Aunque por eso tengamos que
sufrir.
L: "Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados y yo los aliviaré. Carguen ustedes con
su cruz y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón".
P: Vos que sufriste tanto por amor, ayúdame a cambiar el corazón egoísta y malo que tengo.
L: "Al llegar al lugar donde lo iban a crucificar, los soldados se repartieron su ropa y la sortearon".
R: Jesús está desnudo... No tiene nada más que su vida y la ofrece con amor a Dios Padre para
salvarlos de la muerte y del pecado.
(Silencio...).
P: Jesús perdóname cuando te desnudo al hablar mal de otros, al criticar, al pensar mal de mis
hermanos... Dame Jesús una mirada limpia.
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R: Los clavos atraviesan tus pies y tus manos... La corona de espinas y la soledad...
(Silencio...).
P: Jesús, nosotros nos quejamos por tantas cosas sin importancia: no me gusta esta sopa, no quiero
ir a la escuela... no quiero levantarme temprano... Tú que nos amaste tanto, haz que aprendamos
a valorar las cosas que tenemos y a dar la vida por las que valen la pena.
L: "A eso de las tres de la tarde, Jesús gritó muy fuerte: Padre, en tus manos pongo mi vida. Y al
decir esto murió".
R: Hagamos un momento de silencio frente a Cristo que ha muerto por cada uno de nosotros...
Los que quieren se pueden arrodillar.
(Silencio...).
P: ¿Por qué Jesús moriste así? No merezco yo todo lo que sufriste... Te queremos mucho Jesús...
L: "José de Arimatea le pidió a Pilato que le dejara quitar el cuerpo. Pilato lo autorizó".
R: Nosotros creemos que Jesús resucitará y que con Él resucitaremos todos a la vida de Dios.
(Silencio...).
P: Jesús, danos esperanza de saber que siempre triunfa el amor y la Vida.
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Oración.
¡Virgen de dolores y Madre mía! Que, como Tú, acompañe yo siempre a tu Hijo en vida, redención y muerte. Y
después de glorificado en la tierra, le glorifique por toda la eternidad, junto a Él y junto a Ti. Te lo pido por tu
aflicción y martirio, al pie de la Cruz. Asísteme siempre especialmente en este último momento del combate
cristiano que abrirá la eternidad feliz, en compañía de tu Hijo. Así sea.
R. Señor pequé, Ten piedad y misericordia de mí.
Canto
Primera palabra "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lc 23,34)
Los que pasaban por allí lo insultaban moviendo la cabeza y gritándole: “Tú que destruyes el templo y en tres
días le reedificas, sálvate a ti mismo; si eres el hijo de Dios, baja de la cruz”. También se burlaban de él los sumos
sacerdotes, los escribas y los ancianos, diciendo: “Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo. Si es el rey
de Israel, que baje de la cruz y creeremos en él. Ha puesto su confianza en Dios, que Dios lo salve ahora, si es
que de verdad lo ama, pues él ha dicho: “Yo soy el Hijo de Dios”. “Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de
la cruz, para que lo veamos y creamos”. Hasta los que estaban crucificados con él también lo insultaban. También
los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a él le ofrecían vinagre y le decían: “Si tú eres el rey de los
judíos, sálvate a ti mismo”. Jesús decía desde la cruz: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
Oración. Señor y Dios mío, que por mi amor agonizaste en la cruz para pagar con tu sacrificio la deuda de mis
pecados, y abriste tus divinos labios para alcanzarme el perdón de la divina justicia: ten misericordia de todos los
hombres que están agonizando y de mí cuando me halle en igual caso: y por los méritos de tu preciosísima Sangre
derramada para mi salvación, dame un dolor tan intenso de mis pecados, que expire con él en el regazo de tu
infinita misericordia.
R. Señor pequé, Ten piedad y misericordia de mí.
Canto.
Oración.
Señor y Dios mío, que por mi amor agonizaste en la Cruz y con tanta generosidad correspondiste a la fe del buen
ladrón, cuando en medio de tu humillación redentora te reconoció por Hijo de Dios, hasta llegar a asegurarle que
aquel mismo día estaría contigo en el Paraíso: ten piedad de todos los hombres que están para morir, y de mí
cuando me encuentre en el mismo trance: y por los méritos de tu sangre preciosísima, aviva en mí un espíritu de
fe tan firme y tan constante que no vacile ante las sugestiones del enemigo, me entregue a tu empresa redentora
del mundo y pueda alcanzar lleno de méritos el premio de tu eterna compañía.
R. Señor pequé, Ten piedad y misericordia de mí.
Canto.
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Tercera palabra "He aquí a tu hijo: he aquí a tu Madre" (Jn 19, 26)
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás y María Magdalena. Al
ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: “Mujer, ahí está tu hijo”. Luego
dijo al discípulo:”Ahí está tu madre”. Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él.
Oración.
Señor y Dios mío, que por mi amor agonizaste en la Cruz y , olvidándome de tus tormentos, me dejaste con amor
y comprensión a tu Madre dolorosa, para que en su compañía acudiera yo siempre a Ti con mayor confianza: ten
misericordia de todos los hombres que luchan con las agonías y congojas de la muerte, y de mí cuando me vea en
igual momento; y por el eterno martirio de tu madre amantísima, aviva en mi corazón una firme esperanza en los
méritos infinitos de tu preciosísima sangre, hasta superar así los riesgos de la eterna condenación, tantas veces
merecida por mis pecados.
R. Señor pequé, Ten piedad y misericordia de mí.
Canto.
Cuarta palabra "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mt 27, 46)
Desde el mediodía hasta las tres de la tarde se oscureció toda aquella tierra. Alrededor de las tres, Jesús exclamó
con fuerte voz: “Elí, Elí, ¿Lema sabactaní ?, que quiere decir : “Dios mío, Dios mío, ¡por qué me has
abandonado ?” Algunos de los presentes al oírlo, decían: “Está llamando a Elías”
Oración.
Señor y Dios mío, que por mi amor agonizaste en la Cruz y tormento tras tormento, además de tantos dolores en
el cuerpo, sufriste con invencible paciencia la más profunda aflicción interior, el abandono de tu eterno Padre;
ten piedad de todos los hombres que están agonizando, y de mí cuando me halle también en la agonía; y por los
méritos de tu preciosísima sangre, concédeme que sufra con paciencia todos los sufrimientos, soledades y
contradicciones de una vida en tu servicio, entre mis hermanos de todo el mundo, para que siempre unido a Ti en
mi combate hasta el fin, comparta contigo lo más cerca de Ti tu triunfo eterno.
R. Señor pequé, Ten piedad y misericordia de mí.
Canto.
Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:
“Tengo Sed”. Había allí un jarro lleno de vinagre. Los soldados sujetaron una esponja empapada en vinagre a
una caña de hisopo y se la acercaron a la boca.
Oración.
Señor y Dios mío, que por mi amor agonizaste en la Cruz, y no contento con tantos oprobios y tormentos, deseaste
padecer más para que todos los hombres se salven, ya que sólo así quedará saciada en tu divino Corazón la sed
de almas; ten piedad de todos los hombres que están agonizando y de mí cuando llegue a esa misma hora; y por
los méritos de tu preciosísima sangre, concédeme tal fuego de caridad para contigo y para con tu obra redentora
universal, que sólo llegue a desfallecer con el deseo de unirme a Ti por toda la eternidad.
R. Señor pequé, Ten piedad y misericordia de mí.
Canto.
Seminario Mayor San Oscar Arnulfo Romero/Dimensión pastoral / Pbro. Melvyn Aguillón| 41
Oración.
Señor y Dios mío, que por mi amor agonizaste en la Cruz, y desde su altura de amor y de verdad proclamaste que
ya estaba concluida la obra de la redención, para que el hombre, hijo de ira y perdición, venga a ser hijo y heredero
de Dios; ten piedad de todos los hombres que están agonizando, y de mí cuando me halle en esos instantes; y por
los méritos de tu preciosísima sangre, haz que en mi entrega a la obra salvadora de Dios en el mundo, cumpla mi
misión sobre la tierra, y al final de mi vida, pueda hacer realidad en mí el diálogo de esta correspondencia amorosa:
Tú no pudiste haber hecho más por mí; yo, aunque a distancia infinita, tampoco puede haber hecho más por Ti.
R. Señor pequé, Ten piedad y misericordia de mí.
Canto
Séptima palabra "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lc 23, 46)
Luego clamando con voz potente exclamó: “¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!” e inclinando la
cabeza, entregó el espíritu. A su eterno Padre, ya el espíritu encomienda; si mi vida no se enmienda, ¿en qué
manos parará? En las tuyas desde ahora mi alma pongo, Jesús mío; guárdalas, yo en ti confío para mi última
hora.
Oración.
Señor y Dios mío, que por mi amor agonizaste en la Cruz, y aceptaste la voluntad de tu eterno Padre, resignando
en sus manos tu espíritu, para inclinar después la cabeza y morir ; ten piedad de todos los hombres que sufren los
dolores de la agonía, y de mí cuando llegue esa tu llamada; y por los méritos de tu preciosísima sangre concédeme
que te ofrezca con amor el sacrificio de mi vida en reparación de mis pecados y faltas y una perfecta conformidad
con tu divina voluntad para vivir y morir como mejor te agrade, siempre mi alma en tus manos.
R. Señor pequé, Ten piedad y misericordia de mí.
Canto.
REFLEXION FINAL
Entonces el velo del templo se rasgó en dos partes, de arriba a abajo, la tierra tembló y las rocas se partieron. Se
abrieron los sepulcros y resucitaron muchos justos que habían muerto, y después de la resurrección de Jesús,
entraron en la ciudad Danta y se aparecieron a mucha gente. Por su parte, el oficial y los que estaban con él
custodiando a Jesús, al ver el terremoto y las cosas que ocurrían, se llenaron de un gran temor y dijeron :
“Verdaderamente éste era Hijo de Dios”.
Toda la muchedumbre que había acudido a este espectáculo, mirando lo que ocurría, se volvió a su casa dándose
golpes en el pecho
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1. MONICION DE ENTRADA
Amigos y hermanos: Estamos en la noche del Jueves Santo. Son los momentos más difíciles de la vida de Jesús.
Después de todo el esfuerzo, el Padre le pide que entregue su vida en cruz.
En la oscuridad, Jesús no comprende, todo su ser se revela, ve que sin su presencia sus apóstoles se dispersarán,
como ovejas sin pastor, ve que toda su obra se viene abajo. Y sin embargo, el confía en el Padre y se pone en
manos de sus perseguidores con la paz de saber que la voluntad de Dios ha de cumplirse.
Acompañando a Jesús en su oración, algunos de sus apóstoles nos van a contar que sintieron ellos aquella noche.
Eran hombres débiles y pecadores y lo que vamos a escuchar muy bien pudieron ser sus experiencias, y desde
luego, han sido y son las nuestras en muchos casos.
Había que poner fin a aquellos tres años magníficos. Había que cerrar el cofre de los sueños. ¡Con lo bien que había
comenzado todo! La gente le seguía como corderillos, hasta nosotros hacíamos ya milagros. Y , de pronto, se acabó
.¿Pero qué habíamos hecho?, para que servía ahora nuestra obra si se la llevaba el viento , ¿ No era acaso él el
libertador de Israel? .Todo se me vino abajo . ¿ Cuantos éramos los que creíamos en él? Nadie , prácticamente . Y El
se iba . Y dejando todo a medias. No entendía nada, comí el pan , trague el pan , lo devoré , como si en él fuera a
encontrar la respuesta . Y la angustia no se fue.
Canto : (Pescador)
Más tarde comprendí el amor. Comprendí que lo que yo llamaba agua clara era solamente egoísmo, que lo que
llamaba defensa de la verdad era solo violencia y que El, al morir por amor iba mucho más allá".
Lo mastiqué sorprendido era pan, olía y sabía a pan. Me miró profundamente y supe que había adivinado mis miedos,
me invitaba a llegar hasta su alma. Comprendí que tenía que ir hacia El como saltando en la noche. Y de pronto sin
que nada espectacular hubiera sucedido, encontré la FE"
Canto: (Era un jueves por la tarde)
Por eso, como símbolo hoy entregaremos unos granos a la tierra para que con el tiempo, las lluvias, las tormentas y
el sol, dejen brotar esa nueva espiga de fraternidad que haga renacer en nosotros ese nuevo corazón que nos pedía en
ese momento decisivo.
A continuación vamos a ir enterrando los granos en la maceta como símbolo de cosas que queremos dejar atrás y
cambiar por otras nuevas. Después vosotros mismos podéis continuar enterrando hecho de vuestra vida que también
queráis cambiar por otros nuevos para así convertirnos poco a poco en LUZ DE CRISTO Y LUZ DEL MUNDO. (la
maceta estará al pie del monumento del santísimo, mientras tanto, cantamos: un mandato nuevo)
2 Quiero enterrar hoy el esfuerzo realizado en los estudios para que tengan su fruto para mí y para los demás.
PORQUE DANDO LA VIDA ES COMO SE RECIBE.
3 Quiero enterrar aquí la fatiga de los trabajadores, para que su trabajo tenga su recompensa y sea solidario con otros.
PORQUE DANDO LA VIDA ES COMO SE RECIBE.
4 Quiero enterrar aquí las lágrimas del niño en su cuna para que crezcan en salud y alegría.
PORQUE DANDO LA VIDA ES COMO SE RECIBE.
5 Quiero enterrar aquí la soledad del hombre sin trabajo para que surja un mundo más solidario.
PORQUE DANDO LA VIDA ES COMO SE RECIBE.
Seminario Mayor San Oscar Arnulfo Romero/Dimensión pastoral / Pbro. Melvyn Aguillón| 44
6. ORACIÓN FINAL
Solo os pido que os améis; no hacen falta otras leyes ni otros ritos; que os améis unos a otros, que multipliquéis los
encuentros, las ternuras, los abrazos y los besos; solo quiero que os beséis, y que pongáis en común lo que tenéis, lo
que sois; que dialogueis, os entendais. Solo quiero que os queráis. Quiero amigos míos, que os sirváis, que os lavéis
los pies unos a otros, que os acompañéis y os ayudéis a caminar; que os curéis mutuamente las heridas; que os
perdonéis y que no dejéis a nadie solo. daos el tiempo que haga falta. Regalaos mutuamente algún detalle, cosas,
gestos, como signo de amistad y de presencia, como yo hice con vosotros; que lleve vuestra marca y vuestro espíritu;
regalaos en todo a vosotros mismos, como un pequeño sacramento el amor es siempre gracia y presencia. Ya solo
vale el amor . Pero como una condición, una pequeña circunstancia que debéis tener en cuenta: que vuestro amor sea
como el mío, que os sirváis y que os améis, como yo lo hice con vosotros. Y nada más.
8. Silencio
10. MATERIAL
a) Una maceta o un recipiente (bandeja honda) donde se pondrán los granos de MAIZ O FRIJOL
c) Maceta
d) Tierra para la maceta o el recipiente.
¿Un Seminarista puede bendecir el agua?
Un Seminarista puede presidir algunos sacramentales (pero no sacramentos, cuya administración es propia y
exclusiva de los ministros ordenados).
“Los sacramentales proceden del sacerdocio bautismal: todo bautizado es llamado a ser una bendición y a
bendecir. Por eso los Seminaristas pueden presidir ciertas bendiciones; la presidencia de una bendición se reserva
al ministerio ordenado (obispos, presbíteros o diáconos), en la medida en que dicha bendición afecte más a la vida
eclesial y sacramental” (Catecismo de la Iglesia católica, 1669).
Hay que tener en cuenta que los fieles no bendicen a la manera de los sacerdotes o diáconos. A los
acólitos y lectores instituidos se les concede, con preferencia a cualquier otro Seminarista, la posibilidad de
impartir algunas bendiciones. También otros Seminaristas, ya sean hombres o mujeres, pueden impartir algunas
bendiciones, pero siempre en ausencia del ministro ordenado.
Por tanto, ¿qué pueden bendecir los fieles? Todo lo que no tenga relación directa con la vida eclesial
y sacramental. Hay que tener en cuenta que a todos los Seminaristas en general no se les concede la facultad de
administrar sacramentales: sólo algunos podrán administrar aquellos sacramentales que permita el derecho
litúrgico y el Ordinario del lugar vea conveniente, por ejemplo, la bendición de personas (obviamente de los
hijos), alimentos, vehículos, casas, al comienzo de un viaje, etc..
Un fiel puede bendecir el agua, pero no tendrá ningún uso ni eficacia sacramental; simplemente esta
bendición se tiene que concebir como una forma de agradecer a Dios por el agua que se va a beber.
Para saber qué puede bendecir y qué no puede bendecir un fiel, usando agua previamente bendecida por
el ministro ordenado, basta mirar el ritual de bendiciones; allí, en las rubricas, antes de la bendición en cuestión,
pone: “Si el ministro es un Seminarista…”; por tanto los fieles tienen la potestad de bendecir. Ahora, un fiel con
el consentimiento del párroco, puede llevar agua bendita a su casa y asperjar su casa, sus alimentos, etc..
En el caso de los sacramentales, la bendición la deben hacer los Seminaristas que tienen una función
específica, o ejercen un ministerio extraordinario, o tienen otros oficios peculiares al interior de la Iglesia, como
los religiosos o los catequistas. Esta facultad tendrá que usarse a juicio del obispo (SC, 79) al cual le debe constar
la debida formación pastoral de los interesados, así como también su prudencia y si están dotados de las cualidades
convenientes para el ejercicio del oficio apostólico que se les ha encargado.
Sobra decir que, como se ha mencionado antes, si está presente un ministro ordenado (Obispo, sacerdote,
diácono) es éste quien tendrá que presidir la bendición.
Formula de Bendición
Bendito seas, Señor, Dios todopoderoso, que te has dignado bendecirnos y transformarnos
interiormente en Cristo, Agua Viva de nuestra salvación. Te pedimos, que los que nos protejamos
con la aspersión o el uso de esta agua, sintamos, por la fuerza del Espíritu Santo, renovada la
juventud de nuestra alma y experimentemos el vivir la gracia de una vida nueva. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Señor Dios, Padre de los Cielos, dirige tu mirada sobre nosotros, que, redimidos por tu Hijo,
hemos nacido de nuevo del agua y del Espíritu Santo en la fuente bautismal. Te pedimos que nos
concedas que todo lo santificable que reciba la aspersión de esta agua quede renovado y te sirva
al servicio de tu creación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amen, Amen, Amen, Amen.
Objetos de piedad
Bendito seas, Señor, fuente y origen de toda bendición, que te complaces en la piedad sincera de
tus fieles; te pedimos que atiendas a los deseos de tus servidores y les concedas que, llevando
consigo estos signos de fe y de piedad, se esfuercen por irse transformando en la imagen de tu
Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.