El reforzamiento es sin duda el procedimiento por excelencia que se utiliza para
incrementar y mantener conductas. Antes de describir los distintos tipos de reforzamiento, es importante señalar las diferencias entre tres conceptos: refuerzo, reforzamiento y reforzador.
El refuerzo es el proceso de aprendizaje que tiene que ver con el aumento de la
probabilidad de la conducta por su asociación con un cambio estimular tras su emisión. Se considera un proceso único porque en todos los casos aumenta la probabilidad de la conducta.
El reforzamiento es el procedimiento mediante el cual las consecuencias producen el
aprendizaje (aumento de probabilidad de ocurrencia de la conducta). El procedimiento se lleva a cabo de dos formas: bien introduciendo un estímulo placentero (reforzamiento positivo) o bien retirando un estímulo aversivo (reforzamiento negativo).
El reforzador es el estímulo concreto (tangible, simbólico, etc.) que se utiliza para que se produzca el reforzamiento positivo o negativo.
El condicionamiento operante describe la influencia de los diferentes estímulos y
acontecimientos ambientales en la conducta. Los principios básicos que caracterizan las relaciones entre las conductas y los sucesos ambientales son: reforzamiento, castigo, extinción y control de estímulos.
Terapias y técnicas de exposición
Las técnicas de exposición que se utilizan en la Terapia Cognitivo Conductual tienen
como elemento común la exposición al estímulo temido, y difieren en cuanto alguno de estos parámetros: a) forma de presentación del estímulo temido (real o simbólica), b) intensidad de la presentación (Inundación frente a exposición gradual), c) duración de la presentación, d) frecuencia de las presentaciones (masiva frente a espaciada), y e) ayuda o apoyo para la presentación del estímulo temido.