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A lo largo del siglo XIX, Europa consolidó su dominio económico, tecnológico y militar sobre gran parte del mundo y varios
de sus países se constituyeron en potencias coloniales con posesiones en África, Asia y Oceanía.
Sin embargo, el reparto territorial no fue equitativo: países como el Reino Unido y Francia, que habían desarrollado su
industria y alcanzado un predominio colonial más tempranamente, aventajaban a países como Alemania, que había
iniciado su industrialización a finales del siglo XIX y tenía ambiciones imperiales.
Esto condujo a un escenario de conflicto entre las potencias coloniales y a la formación de alianzas entre naciones que
competían por razones políticas o económicas. Algunos de estos conflictos se relacionaban con rivalidades pasadas, como
las tensiones entre Francia y Alemania que se remontaban a la época de las conquistas napoleónicas en Europa y, más
recientemente, a la guerra franco-prusiana (1870-1871).
La idea de un país como un Estado-nación con una cultura, una identidad y un proyecto político propios surgió en el siglo
XVIII y se consolidó en el siglo XIX. Ello dio origen a nuevas tensiones de tipo étnico o nacional, especialmente en Europa
del Este.
Por ejemplo, en Bosnia y Herzegovina, antiguos territorios otomanos reclamados por el Imperio austrohúngaro, existían
proyectos de Estados eslavos autónomos o de anexión al Reino de Serbia (aliado del Imperio ruso).
Entre 1912 y 1913 la región balcánica (a la que pertenecían Bosnia y Herzegovina) vivió dos guerras locales y se la conoció
como “el polvorín de Europa”, pues se consideraba que en cualquier momento podía encenderse y volver a estallar.
La Revolución Industrial comenzó en Inglaterra en el siglo XVIII. Poco después, países como Bélgica y Francia iniciaron sus
propios procesos de industrialización. Entre 1870 y 1914, la llamada Segunda Revolución Industrial introdujo novedades
técnicas y tecnológicas y vio el ascenso de nuevas potencias industriales, principalmente Alemania, Estados Unidos y
Japón.
La aparición de nuevas potencias industriales intensificó la competencia económica, política y colonial, pues la industria
promovía el crecimiento económico, impulsaba el desarrollo y la modernización del armamento militar y, al mismo
tiempo, demandaba materias primas que en muchos casos eran obtenidas en las colonias de Asia, África o el Pacífico.
La guerra adquirió una dimensión mundial porque muchas naciones se vieron arrastradas al conflicto. Esto sucedió debido
a la existencia de tratados de alianza y asistencia mutua entre los integrantes de ambos bandos desde fines del siglo XIX y
comienzos del XX.
La Entente fue el resultado de una sucesión de acuerdos que habían comenzado con la alianza franco-rusa (1893), la
Entente cordiale franco-británica (1904) y la Triple Entente (1907). Las Potencias Centrales se basaban en una alianza
entre los imperios alemán y austrohúngaro (1879), a la que se había unido Italia en la llamada Triple Alianza (1882), hasta
que el gobierno italiano se pasó al bando de la Entente en 1915.
En previsión de un conflicto europeo en el futuro inmediato, la mayoría de las potencias de fines del siglo XIX y comienzos
del XX dedicaron su poderío industrial a fabricar y desarrollar armamento de guerra, durante un período que fue
conocido como la “paz armada”.
El detonante de la guerra fue el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria, heredero al trono austrohúngaro,
en la ciudad de Sarajevo, en Bosnia y Herzegovina. El hecho ocurrió el 28 de junio de 1914. El autor del atentado fue el
serbobosnio Gavrilo Princip, perteneciente a la organización nacionalista serbia Mano Negra.
El gobierno austrohúngaro hizo responsable al gobierno de Serbia y le envió un ultimátum. Finalmente, un mes después
del asesinato, el emperador austrohúngaro declaró la guerra al Reino de Serbia. Como Serbia tenía un acuerdo de apoyo
mutuo con Rusia, el ejército ruso se movilizó con la intención de apoyar a los serbios contra Austria-Hungría, y eso
promovió a su vez la entrada en guerra de Francia, pues era aliada de Rusia.
Por su parte, Alemania apoyó al Imperio austrohúngaro, declaró la guerra a Rusia e invadió Bélgica para llegar hasta
Francia. Dado que Bélgica era un país neutral, su invasión significó una transgresión de los tratados internacionales y eso
motivó al Reino Unido a declarar la guerra a Alemania.
Para el 4 de agosto de 1914, las principales potencias europeas estaban implicadas en la guerra.
Se estima que casi nueve millones de soldados y siete millones de civiles murieron durante los cuatro años que duró la
Primera Guerra Mundial. Esto representaba casi el 1 % de la población mundial de la época.
Las muertes fueron consecuencia tanto de la violencia bélica propiamente dicha como de las hambrunas y enfermedades
que trajo consigo la guerra, incluido el efecto del gas mostaza y otros agentes tóxicos usados durante la guerra. La cantidad
de heridos y mutilados se calcula en veinte millones.
2. El colapso de cuatro grandes imperios
Como resultado del conflicto cayeron imperios y sus respectivas dinastías gobernantes:
El Imperio alemán, gobernado por los Hohenzollern, se derrumbó poco antes de la firma del armisticio de
noviembre de 1918 y dio paso a la República de Weimar.
El Imperio austrohúngaro, de la Casa de Habsburgo-Lorena, se disolvió y su territorio se dividió en diversas
naciones (entre ellas, Austria y Hungría).
El Imperio otomano, encabezado por la dinastía de Osman, quedó disgregado y en 1922 fue disuelto por los
nacionalistas turcos que fundaron la República de Turquía. Sus territorios en Medio Oriente fueron repartidos
entre el Reino Unido y Francia en la forma de mandatos de la Sociedad de Naciones.
El Imperio ruso, gobernado por la dinastía Romanov, cayó en 1917 cuando la Revolución de Febrero derrocó al
zar Nicolás II y la Revolución de Octubre instauró un gobierno bolchevique, que unos años después dio nacimiento
a la Unión Soviética (URSS).
Debido al intenso movimiento de tropas y al hacinamiento y las condiciones insalubres en las trincheras, la Primera Guerra
Mundial contribuyó a la propagación de un nuevo tipo de infección respiratoria, conocida como la “gripe española”, que
se convirtió en una pandemia a inicios de 1918.
Este virus de la gripe tipo A provocó la muerte de aproximadamente veinticinco millones de personas hasta abril de 1920.
Con el colapso de los antiguos imperios en el tramo final de la guerra, los vencedores se dedicaron a reordenar el territorio
de Europa y los movimientos nacionalistas impulsaron en muchos casos la independencia.
Así surgieron nuevas naciones, como Checoslovaquia, Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia y Yugoslavia. También
se establecieron como naciones independientes Austria y Hungría. Además de ceder parte de sus territorios en Europa, el
Imperio alemán perdió sus colonias en África, Asia y Oceanía.
Una vez terminada la guerra, los países vencedores firmaron junto a Alemania el Tratado de Versalles el 28 de junio de
1919. Mediante este tratado se responsabilizó a Alemania por la guerra y se le impusieron unas condiciones muy
severas que incluían el pago de costosas reparaciones de guerra, la pérdida de territorios y diversas prohibiciones, como
la que impedía superar una determinada cantidad de efectivos militares.
El Tratado de Versalles provocó en Alemania deudas y dificultades económicas que generaron descontento entre la
población. Esta circunstancia fue aprovechada por el nazismo, un movimiento nacionalista que basó parte de su discurso
político en la crítica al Tratado de Versalles y que llegó al poder en 1933.
Otra consecuencia del Tratado de Versalles fue la fundación de la Sociedad de Naciones, que entró en vigor en 1920 y fue
el organismo precursor de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Si bien su función era contribuir a la solución
pacífica de las tensiones internacionales y evitar el estallido de una nueva “gran guerra”, no pudo evitar que veinte años
más tarde comenzara la Segunda Guerra Mundial.
La pobreza y la escasez en Rusia se agravaron con el comienzo de la Primera Guerra Mundial. Las muertes de soldados y
las sucesivas derrotas militares incrementaron el descontento con el gobierno zarista, lo que llevó a la Revolución de
Febrero que derrocó al zar Nicolás II en 1917.
Poco después, triunfó la Revolución de Octubre que instauró un régimen comunista liderado por los bolcheviques. Este
hecho significó la irrupción del comunismo como una fuerza política de importancia en el panorama europeo y mundial,
que inspiró a numerosos partidos de izquierda revolucionaria y se convirtió en el principal rival ideológico del fascismo y
el nazismo en las décadas de 1920 y 1930.
LA REVOLUCIÓN RUSA
La Revolución rusa fue un conjunto de eventos históricos ocurridos en Rusia en 1917. Consistió en el derrocamiento del
régimen monárquico zarista y la construcción de un Estado de tipo socialista. La Rusia comunista recibió el nombre de
República Socialista Federativa Soviética de Rusia y, desde 1922, se convirtió en el centro de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS). La Unión Soviética, nacida de la Revolución rusa, fue una de las dos superpotencias que
protagonizaron la Guerra Fría hasta su caída en 1991.
La Revolución rusa tuvo dos momentos con sus características particulares:
La Revolución de Febrero. Se produjo en marzo de 1917 y puso fin al reinado del zar Nicolás II y llevó a la
conformación de un gobierno provisional integrado por liberales, socialistas y otros sectores políticos.
La Revolución de Octubre. Ocurrió en noviembre de 1917. Fue un golpe de Estado con el que los bolcheviques,
liderados por Vladimir Lenin, derrocaron al gobierno provisional e instauraron un gobierno socialista de tipo
soviético, cuya principal institución fue el Sovnarkom o Consejo de Comisarios del Pueblo.
La Revolución rusa fue un acontecimiento decisivo en la historia del siglo XX, pues instauró el primer Estado socialista de
la historia. Despertó grandes simpatías en muchos sectores progresistas y revolucionarios del mundo, así como miedos y
antagonismos en gobiernos conservadores, sectores burgueses y en grupos socialistas que rechazaban el autoritarismo
del gobierno bolchevique.
Las causas de la Revolución rusa fueron varias y se las puede resumir de la siguiente manera:
La situación de opresión y pobreza a la que estaba sometido desde hacía mucho tiempo el campesinado de Rusia
y de otras regiones del Imperio zarista, que contrastaba con la riqueza de los sectores nobles y terratenientes.
Las sucesivas derrotas del ejército ruso en la Primera Guerra Mundial, que provocaron muchas bajas, y el fracaso
en sostener un ritmo de producción por falta de mano de obra durante el conflicto, lo que desató una crisis
económica que se tradujo en escasez de alimentos, hambre y un profundo descontento en los trabajadores y
soldados.
La corrupción e ineficiencia que algunos sectores políticos y sociales imputaban al gobierno zarista, que se
mostraba incapaz de satisfacer las necesidades de las poblaciones obreras y campesinas, al mismo tiempo que
aplicaba medidas represivas y limitaba la participación política.
La actividad política de grupos sindicales, reformistas, revolucionarios, campesinos y obreros, tanto de tendencia
socialista como liberal o nacionalista, que se habían hecho fuertes desde fines del siglo XIX y buscaban transformar
la estructura política y social de Rusia.
La llegada del invierno de 1917, que se volvió especialmente duro para la población del Imperio ruso debido a la
escasez de alimentos ocasionada por la participación rusa en la Primera Guerra Mundial.
ACTIVIDADES
Guerra de Trincheras
REVOLUCIÓN RUSA
Revolución de • .........................................................
Febrero • ..............................................................
Revolución de • ............................................................
Octubre • ............................................................
• ..................................................
3) ¿Por qué la Revolución Rusa fue un acontecimiento decisivo del siglo XX?
4) Completa el siguiente cuadro:
REVOLUCIÓN RUSA
CAUSAS CONSECUENCIAS
¿Qué es el comunismo?
El comunismo es un sistema político y un modo de organización socioeconómica, en los cuales se propone una sociedad
sin clases sociales y sin propiedad privada de los medios de producción (como fábricas, minas, etc.). Por el contrario, la
actividad económica es organizada por el Estado.
Se trata de un modelo relativamente utópico de sociedad, desprovisto de clases sociales, en el que la acumulación de la
riqueza en mano de pocos sea innecesaria e imposible.
Entre sus fundamentos suelen estar: la abolición de la propiedad privada (e imposición de la propiedad comunitaria en su
lugar), la planificación de la economía desde el Estado (al margen de las “leyes” del mercado) y la generación de un
“hombre nuevo” que anteponga el bien colectivo al individual.