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AGENTES UTILIZADOS
EN LAS ARRITMIAS CARDIACAS
INSTITUTO DE EDUCACIÓN SUPERIOR
TECNOLÓGICO PRIVADO “FUTURO DEL SUR – EL
CARMEN”
• Comprender sobre las arritmias cardíacas y los agentes utilizados en las arritmias
cardíacas
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
INTRODUCCIÓN:
Las arritmias son consecuencia de una alteración en las propiedades electrofisiológicas del
corazón; la excitabilidad, el automatismo, la conducción, la refractariedad y la repolarización.
Estas propiedades dependen del voltaje de la membrana celular que a su vez es una
consecuencia, por un lado, de la existencia de túneles macromoleculares que a través de la
membrana permiten el flujo de partículas cargadas eléctricamente y, por otro, de las llamadas
bombas electrogénicas que movilizan iones contra gradientes electroquímicos utilizando
energía. Las alteraciones en el voltaje de la membrana dan lugar a mecanismos arritmogénicos
por alteraciones en el automatismo, que pueden ser por mecanismos normales o anormales y
estos últimos a su vez por actividad disparada por postdespolarizaciones tempranas o tardías;
o bien por trastornos de la conducción que producen reentradas o movimientos de circo. El
tratamiento medicamentoso de las arritmias debe basarse en un diagnóstico integral correcto,
en el conocimiento del mecanismo desencadenante y mantenedor de la arritmia y un
conocimiento adecuado de la farmacología de los antiarrítmicos, incluyendo la farmacodinamia
y la farmacocinética que permita elegir aquél que actué sobre el parámetro vulnerable. Las
clasificaciones de los antiarrítmicos, si bien pueden ser útiles desde un punto de vista didáctico,
son poco útiles en la práctica y pueden aun resultar perjudiciales. En las arritmias
supraventriculares, los mecanismos de producción son conocidos e identificables, se conocen
las vías de reentradas involucradas y sus propiedades electrofisiológicas que son normales, por
lo que la respuesta a los fármacos es predecible. En contra posición, en las arritmias
ventriculares, los mecanismos de producción son variables, los circuitos difíciles de identificar,
y comprenden tejido sano y enfermo, lo que hace la indicación terapéutica muy difícil y muchas
veces incorrecta, sobre todo si se toma en cuenta que existen cerca de 90 medicamentos
antiarrítmicos. Es posible que las arritmias genéticamente condicionadas y que se comienzan a
conocer y estudiar sean en el futuro una base firme para modificar la situación actual.
El tratamiento medicamentoso de las arritmias comenzó a principios del siglo pasado.
La ilusión de los electros fisiólogos de encontrar un antiarrítmico ideal, o bien de utilizar
un fármaco con una acción específica sobre el mecanismo electrofisiológico intrínseco,
que desencadena una arritmia o que la mantiene, llevó a múltiples y fundamentales
investigaciones que, si bien no llevaron a encontrar el “Santo Grial” que pretendían, si
permitieron entender muchos de los mecanismos básicos de las arritmias y la
complejidad y heterogeneidad de las mismas. Prácticamente todos los antiarrítmicos
son fármacos, empezando por la quinidina, que se usaron y se prescribieron
originalmente para otras enfermedades. Desde el decenio de los años 60 se informó de
la toxicidad y la mortalidad producidas por la quinidina. Pese a ello se hizo un uso de
antiarrítmicos de manera indiscriminada, para prevenir o suprimir desde simples
extrasístoles a diversas taquicardias, lo mismo en el contexto de un infarto agudo de
miocardio, que en pacientes ambulatorios. Fue hasta 1989 en que se publicaron los
resultados del “Cardiac Arrhythmias Suppression Trial” (CAST) en el cual se demostró
que los antiarrítmicos que disminuyen la entrada de sodio a la célula, si bien suprimen
las extrasístoles, aumentan la mortalidad en los pacientes que han sufrido un infarto
del miocardio, que esta situación cambió. En el momento actual la utilización de
antiarrítmicos hace indispensable tener conocimientos básicos sobre las arritmias y los
antiarrítmicos. Una arritmia es el resultado de una alteración de las propiedades
electrofisiológicas del corazón. En un primer nivel las propiedades electrofisiológicas
que pueden alterarse son: la excitabilidad, el automatismo, la conducción, la
refractariedad y la repolarización. Estas propiedades dependen del voltaje de la
membrana celular que a su vez es consecuencia del voltaje de reposo, la resistencia de
la membrana, la resistencia longitudinal, la capacitancia y los nexos. En un segundo nivel
el voltaje de la membrana es resultado de las corrientes iónicas que se hacen a través
de los llamados canales iónicos de la membrana. Los canales iónicos son proteínas que
forman poros macromoleculares a través de la membrana y que regulan el flujo de iones
cargados eléctricamente hacia el interior y el exterior de las células. Este flujo iónico
crea corrientes eléctricas que producen los cambios en el voltaje de la membrana. Los
canales iónicos son sistemas formados por la asociación de varias proteínas llamadas
subunidades. Las propiedades biofísicas de los canales están dadas por el tipo de la
llamada subunidad que está en el complejo del canal. Algunos canales son sensibles a
voltaje y otros no. Se han descrito por lo menos seis canales de potasio, uno de sodio,
uno de calcio y uno de cloro, así como otros inespecíficos. Las corrientes dependen en
un momento dado de la cinética de los canales que pueden estar cerrados, abiertos o
inactivos y del número de canales disponibles.
LAS ARRITMIAS CARDÍACAS
ICI Pharma (ICI: Imperial Chemistry Industries), en Gran Bretaña, inició una línea de
investigación, dirigida por James Whyte Black (Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1988
exaquo Gertrude Belle Elion y George Hitchings) en la que se evaluaron diversos análogos del
dicloroisoproterenol.
La mayoría de los efectos indeseados de los β bloqueantes eran consecuencia del bloqueo del
subtipo de receptores β2, sobre todo el broncoespasmo, que limitaba y comprometía en
muchas ocasiones la prescripción de estos medicamentos. Todas las líneas de investigación se
dirigieron pues, a la búsqueda de bloqueantes específicos del subtipo de receptor β1.
Las arritmias cardíacas pueden hacer que tengas una sensación de aleteo o de corazón acelerado
y pueden ser inofensivas. Sin embargo, algunas arritmias cardíacas pueden provocar signos y
síntomas molestos y, que, a veces, ponen en riesgo la vida.
Sin embargo, a veces es normal que una persona tenga un ritmo cardíaco rápido o lento. Por
ejemplo, la frecuencia cardíaca puede aumentar con el ejercicio o disminuir durante el sueño.
TIPOS
En general, las arritmias cardíacas se agrupan según la velocidad de la frecuencia cardíaca. Por
ejemplo:
Bradiarritmias:
El término bradiarritmia se utiliza para cualquier ritmo que tenga una frecuencia cardíaca menor
de 60 lpm. Debido a que esta frecuencia puede presentarse en forma fisiológica, principalmente
en deportistas, las bradiarritmias se consideran patológicas cuando una frecuencia es <40 lpm,
o en no deportistas cuando la frecuencia cardíaca es <60 lpm y se asocia con síntomas. El origen
de este problema puede ser consecuencia de patologías que afecten el nodo sinusal (NS), el
nodo auriculoventricular (NAV), el sistema His-Purkinje (bloqueos distales) o alteraciones
combinadas.
Taquiarritmias:
El término taquiarritmia se utiliza para cualquier ritmo cardíaco con frecuencia mayor de 100
lpm. Cuando la frecuencia cardíaca es mayor o igual a 100 lpm, y su ritmo es sinusal,
generalmente es por causa fisiológica como, por ejemplo, el ejercicio, fiebre, anemia,
hipertiroidismo, etc. El tratamiento consiste en suprimir la causa desencadenante. Algunas
veces se demuestra taquicardia sinusal sin causa fisiológica desencadenante, a esta taquicardia
se le denomina taquicardia sinusal inapropiada y es muy frecuente verla en mujeres jóvenes que
tienen disautonomía. Sin embargo, existen dos condiciones en las cuales una frecuencia menor
de 100 lpm, en presencia de ritmo sinusal, representan una alteración con significado clínico: 1.
Frecuencia cardíaca mayor de 85 lpm en el pos-IM, y 2. La taquicardia sinusal en pacientes con
el síndrome de taquicardia ortostática postural (STOP). El STOP es un síndrome caracterizado
por un aumento de la frecuencia cardíaca en 30 o más latidos, desencadenado por el cambio de
posición de supino a de pie.
GENERALIDADES DE LOS FÁRMACOS ANTIARRÍTMICOS
El objetivo de la terapia antiarrítmica es modificar las características del PA (alterando la
conductividad, refractariedad y automatismo de los tejidos cardíacos) mediante modulación de
los canales iónicos y receptores neuro humorales en la membrana, haciendo que los
mecanismos responsables del inicio y perpetuación de las arritmias sean menos probables. La
iniciación y conducción del impulso cardíaco normal debe mantenerse, sin embargo, los latidos
rápidos durante la taquicardia deben bloquearse. El medicamento ideal para una arritmia
determinada debe tener: interacción específica con el canal iónico que está implicado en la
génesis de la arritmia; cinética de asociación y disociación que produzca el efecto deseado
máximo durante taquicardia, y farmacocinética que permita rápido inicio de la acción e
infrecuente administración. El tratamiento farmacológico de una arritmia cardíaca debe
alcanzar una eficaz y bien tolerada concentración del medicamento en plasma, tan rápidamente
como sea posible, y mantener esta concentración sin producir efectos adversos. La
concentración plasmática real es a menudo de importancia secundaria, pues bajas
concentraciones pueden ejercer un efecto terapéutico o tóxico, siendo más importante
considerar la respuesta del paciente y de la arritmia como tal. La ventana entre el umbral
terapéutico y tóxico de los agentes antiarrítmicos es bastante estrecha, lo cual desencadena
complicaciones importantes en concentraciones de medicamento que solo exceden
ligeramente la cantidad necesaria para producir los efectos terapéuticos. Por ello, dosificar
cuidadosamente estos agentes, así como conocer sus características farmacocinéticas, es
esencial para el adecuado manejo de estos pacientes.
POBLACIONES ESPECIALES
ANCIANOS. El paciente geriátrico tiene un riesgo especial de toxicidad con los agentes
antiarrítmicos por varias razones: polifarmacia, disminución de la función renal y hepática,
cambio en la densidad y afinidad de los receptores con la edad, diferente tono vascular, etc. Por
lo anterior, en estos pacientes es prudente iniciar los antiarrítmicos en dosis bajas y evaluar
cautelosamente el efecto farmacológico.
OBESOS. Es frecuente que la dosis se calcule en función del peso del paciente, pero debe
tenerse en cuenta que diferentes fármacos no penetran adecuadamente en el tejido adiposo,
y esto genera un aumento de la concentración plasmática y sobredosificación. Es el caso de la
digoxina, que debe formularse con base en la masa corporal magra. En caso de duda se debe
hacer un cálculo con base en la masa corporal magra y modificar las dosis según la respuesta
clínica
FÁRMACOS ANTIARRÍTMICOS
Las taquicardias sintomáticas y los latidos prematuros se pueden tratar con una gran
variedad de fármacos antiarrítmicos. Dichos fármacos se pueden administrar por vía
intravenosa en una situación de emergencia o por vía oral en los tratamientos a largo
plazo. Son medicamentos que suprimen la activación anormal del tejido
cardiorregulador o que reducen la transmisión de impulsos en los tejidos que conducen
demasiado rápido o que participan en la reincorporación.
En los pacientes con fibrilación auricular, por lo general, se agrega un *anticoagulante
(o inhibidor plaquetario) para reducir el riesgo de que formen coágulos o de que sufran
un accidente cerebrovascular.
Cuando las taquicardias o los latidos prematuros se producen con frecuencia, la eficacia
del tratamiento con fármacos antiarrítmicos se puede medir mediante la
monitorización electrocardiográfica en un hospital, el uso de un monitor Holter de
24 horas o la evaluación farmacológica en serie mediante pruebas electrofisiológicas.
La relativa simplicidad del tratamiento con fármacos antiarrítmicos debe sopesarse
teniendo en cuenta dos desventajas. Una es que los fármacos deben tomarse a diario y
de forma indefinida. La otra es el riesgo de sufrir efectos secundarios. Aunque todos los
medicamentos pueden producir efectos secundarios, los asociados con los fármacos
antiarrítmicos pueden ser muy difíciles de tratar. Entre dichos efectos, se incluyen
la proarritmia, que consiste en la aparición más frecuente de arritmias preexistentes o
en la aparición de nuevos episodios de arritmia tan graves o peores que los que se están
tratando.
BETABLOQUEANTES
La consecuencia es que la diferencia de potencial entre ella y las células adyacentes es menor,
no siendo suficiente como para generar el circuito local de corriente que permite la excitación
de las células contiguas y la conducción del impulso cardíaco. Afortunadamente, el bloqueo de
la conducción no se produce en todo el miocardio en igual medida, sino que es más marcado
en aquellas áreas en las que la conducción ya estaba deprimida. Por tanto, los antiarrítmicos de
este grupo deprimirán aún más la excitabilidad y la velocidad de conducción en la zona de
bloqueo unidireccional que se convertirá en bidireccional. Al quedar ahora el impulso
bloqueado a este nivel, se suprimirá la arritmia por reentrada. Sin embargo, intuitivamente se
comprende que ellos per se pueden crear nuevos circuitos de reentrada por provocar la
aparición de áreas de conducción lenta y que lo harán tanto más cuanta más potencia inhibidora
de los canales de sodio tengan. De hecho, los antiarrítmicos del grupo I de los que disponemos
son manifiestamente mejorables, y todos ellos presentan efectos proarrítmicos.
1) CLASE Ia
•Quinidina: Fue el primer medicamento que se usó como antiarrítmico y sigue conservando su
vigencia. Aumenta el umbral de excitabilidad y alarga el período refractario en la mayoría de los
tejidos. Deprime la automaticidad en puntos ectópicos, pero no suele afectar la función del
nodo sinusal. El alargamiento del potencial de acción es más prominente a ritmos bajos. A dosis
terapéuticas alarga el intervalo QT, como promedio en un 25%, pero el efecto es muy variable
y en un 3-8% de los pacientes se produce un alargamiento excesivo que puede conducir a un
cuadro de torsades de pointes. Aparte de esto, los efectos adversos más frecuentes son diarrea
y náuseas. Puede aparecer ocasionalmente un cuadro de sinconismo. Se usa sobre todo por vía
oral; la parenteral (no disponible en España) causa hipotensión pronunciada. Las indicaciones
usuales son mantener el ritmo normal en cuadro de fibrilación o aleteo auricular, prevenir la
recurrencia de taquicardia o fibrilación ventricular y profilaxis de taquicardias de reentrada en
el nodo AV.
•APRINDINA: Puede ser útil en casos de taquicardia ventricular recurrente, pero no suele
figurar entre las recomendaciones para el tratamiento de arritmias por dos inconvenientes: la
acción tarda varios días en manifestarse y tiene un margen terapéutico muy estrecho. Los
efectos neurológicos son frecuentes.
3)CLASE Ic
Los betabloqueantes no se recomiendan como primer tratamiento en personas que solo tienen
presión arterial alta. Los betabloqueantes generalmente no se recetan para la presión arterial
alta, a menos que otros medicamentos, como los diuréticos, no hayan funcionado bien.
Además, un médico puede recetar un betabloqueante como uno de varios medicamentos para
reducir la presión arterial.
Los betabloqueantes pueden no ser tan efectivos para las personas de raza negra y las personas
de edad avanzada, especialmente cuando se toman sin otros medicamentos para reducir la
presión arterial.
Los betabloqueantes se utilizan para prevenir, tratar o mejorar los síntomas en personas que
tienen:
•Insuficiencia cardíaca
•Ataques cardíacos
•Migraña
- Por vía oral necesita una dosis de carga y los efectos no son evidentes hasta pasadas varias
semanas. Se usa principalmente como tratamiento de mantenimiento, bastante menos en
casos agudos.
La acción cardíaca más prominente por vía IV es la prolongación del período refractario y
disminución en la conducción en el nodo AV. En administración crónica oral la prolongación del
período refractario se produce en prácticamente todo el tejido cardíaco.
El canal de calcio también presenta tres conformaciones (reposo, abierto, inactivo) como los
canales de sodio. Verapamilo y diltiazem bloquean los canales de calcio, preferentemente,
cuando están en estado abierto y/o inactivo, presentando mínima afinidad por el estado de
reposo. Esto la diferencia de las dihidropiridinas que pueden unirse al canal cuando éste está
en estado de reposo, disminuyendo la entrada de calcio a cualquier frecuencia. Además, la
potente acción vasodilatadora de las dihidropiridinas provoca una activación simpática refleja
que contrarresta sus acciones cardio depresoras y antiarrítmicas directas. Por tanto, verapamilo
y diltiazem a concentraciones terapéuticas no modifican la velocidad de conducción a través
del nodo AV cuando el paciente está en ritmo sinusal, pero sí lo hacen cuando se produce una
taquicardia supraventricular o por reentrada intranodal, puesto que al aumentar la frecuencia
aumenta el número de PA generados por unidad de tiempo, y con ello el número de veces que
pasa el canal de calcio por los estados activo e inactivo por los que presentan mayor afinidad.
Además, por bloquear los canales de calcio aplanarán la inclinación de la fase 4 de lenta
despolarización diastólica de los tejidos calcio-dependientes son eficaces para suprimir las
arritmias por aumento de automatismo anormal o por pospotenciales tempranos.
En pacientes con disfunción sinusal pueden producir bradicardia, pero por lo general a dosis
terapéuticas no modifican la frecuencia sinusal, ya que su acción depresora directa se compensa
por el aumento del tono simpático que produce su potente acción vasodilatadora. Lo mismo
ocurre con la contractibilidad y el volumen minuto, que sólo disminuyen en pacientes con
disfunción ventricular previa o con los reflejos simpáticos parcialmente inhibidos. En estas
condiciones, la administración de verapamilo o diltiazem puede precipitar un cuadro de
insuficiencia cardíaca. Ambos fármacos disminuyen las demandas miocárdicas de oxígeno (por
disminuir la poscarga, la frecuencia y la fuerza de contracción cardíacas), lo que explicaría su
eficacia en el tratamiento de las arritmias asociadas a la cardiopatía isquémica. El verapamilo
es de elección en el tratamiento de las taquicardias supraventriculares por reentrada que
involucran el nodo AV, así como para controlar la frecuencia ventricular en pacientes con
taquicardias supraventriculares. Sin embargo, el verapamilo y diltiazem son poco eficaces para
revertir a ritmo sinusal el flutter o la fibrilación auricular. Por lo general, no son muy eficaces en
el tratamiento de las taquicardias ventriculares, aunque por sus acciones antianginosas podrían
suprimir las arritmias ventriculares asociadas a cardiopatía isquémica.
OTROS ANTIARRÍTMICOS
•ADENOSINA
Un fármaco tradicional que ha sido redescubierto, la adenosina es un metabolito del ATP (que
tiene la misma acción antiarrítmica y a veces se ha usado como sustituto). La acción se ejerce a
través de receptores específicos de adenosina.
Los efectos en administración IV son la disminución del ritmo sinusal, el aumento del período
refractario en el nodo AV y el retraso de la velocidad de conducción en dicho nodo.
•DIGITÁLICOS
Las aplicaciones más importantes son la terminación de arritmias de reentrada que involucren
al nodo AV y el control de la respuesta ventricular a la fibrilación. Un problema de los digitálicos
es que la sobredosificación puede producir arritmias. *
Los medicamentos antiarrítmicos se utilizan para tratar las alteraciones del ritmo cardíaco
denominadas arritmias y aliviar los síntomas relacionados con éstas. Los síntomas más comunes
de arritmia son las palpitaciones cardíacas, los latidos irregulares, los latidos rápidos
(taquicardias), los mareos, los desmayos, el dolor en el pecho y la sensación de falta de aire.
Los antiarrítmicos actúan de diferentes maneras para retardar los impulsos eléctricos del
corazón, con el fin de normalizar su ritmo. Existen diferentes grupos de antiarrítmicos y cada
uno de ellos puede producir efectos secundarios, según sus propiedades químicas. Sin embargo,
todos ellos tienen el potencial de generar otras arritmias (efecto pro-arrítmico).
HISTORIA, DESARROLLO Y CLASIFICACIÓN DE LOS BLOQUEADORES BETA
En 1958, sir James Black tuvo la brillante idea de apuntar a una reducción en la demanda
miocárdica de oxígeno, en lugar de a un aumento en su disponibilidad por vasodilatación, en el
caso de una angina de pecho. Inspirado por la teoría de Ahlquist, la obsesión de Black fue hallar
un fármaco que fuera capaz de bloquear el efecto «excitador» del miocardio atribuido al RA-β,
que controlaría así la frecuencia cardiaca. Mientras, los Laboratorios Eli Lilly lanzaron el
dicloroisoproterenol, que se creía que era un broncodilatador, pero se vio que tenía cierto
efecto antagonista en el corazón. Cuando Black tuvo conocimiento de ello, se le ocurrió la idea
de sintetizar análogos del dicloroisoproterenol que pudieran ser más potentes y selectivos en
sus propiedades de bloqueo betaadrenérgico. En esta búsqueda, inventó el primer bloqueadora
beta aprobado para su uso clínico, el propranolol. El propranolol es el prototipo de los
bloqueadores beta de primera generación, que son fármacos con afinidades parecidas por los
RA-β1 y β2, y por este motivo se los considera «bloqueadores beta no selectivos». Dentro de
este grupo, el propranolol es el fármaco con mayor experiencia clínica acumulada y que se ha
indicado más veces.
CARVEDILOL
NEBIVOLOL
LABETALOL
Los autores realizan una revisión de las propiedades farmacológicas de la quinidina y su papel
terapéutico fundamental en el tratamiento de tormentas arrítmicas potencialmente mortales
en pacientes con síndromes arritmogénicos congénitos como el síndrome de Brugada, el
síndrome de repolarización precoz, el síndrome de QT corto y la fibrilación ventricular
idiopática.
Aunque actualmente no hay indicaciones de usar quinidina para las arritmias supraventriculares
y la conducción ventricular prematura a través de vías anómalas, la sustancia es el único
fármaco que muestra una alta eficacia antiarrítmica en varias enfermedades eléctricas
primarias.
En 2013 Viskin y cols. realizaron una encuesta que indicó que la quinidina es inaccesible o está
disponible solo con retraso en el 86% de 130 países. Viskin informó de 22 pacientes en total que
experimentaron arritmias potencialmente mortales atribuibles a la falta de disponibilidad de
quinidina. Con esta revisión los autores pretenden respaldar todos los esfuerzos actuales para
proporcionar un acceso adecuado a la quinidina con su legado en la era moderna de la terapia
con medicamentos, ya que representa un medicamento antiarrítmico insustituible que salva
vidas.
Para concluir, los autores subrayan que hace tres décadas, la quinidina seguía siendo uno de los
fármacos antiarrítmicos más utilizados. Se abandonó lentamente debido a una combinación de
factores que incluyen la preocupación por la seguridad y las alternativas terapéuticas nuevas y
efectivas.
Por otro lado, se ha demostrado que la quinidina es un fármaco que salva vidas y es capaz de
controlar las arritmias ventriculares en pacientes con canalopatías, en particular el síndrome de
Brugada.
LA DISOPIRAMIDA
Es un medicamento que actúa a nivel del corazón como agente antiarrítmico clase I, usado
principalmente en el tratamiento de taquicardias ventriculares, estabilizante del potencial de
membrana en reposo de las células cardíacas, similar a la quinidina, lidocaína y procainamida.
No tiene efecto sobre los receptores adrenérgicos alfa y beta. Es muy similar, químicamente, a
la quinidina, pero tiene marcados efectos antimuscarínicos sobre el corazón, por lo que no se
considera un medicamento de primera opción. Es también útil en el tratamiento de ciertas
arrítmias supraventriculares.
LA LIDOCAÍNA
Es un fármaco perteneciente a la familia de los anestésicos locales, concretamente del tipo de
las amino amidas, entre los que también se encuentran la dibucaína, la mepivacaína, la
etidocaína, la prilocaína y la bupivacaína. Fue sintetizada por Nils Löfgren y Bengt Lundqvist en
1943. Actualmente, es muy utilizada por los odontólogos. También tiene efecto antiarrítmico,
y está indicada por vía intravenosa o transtraqueal en pacientes con arritmias ventriculares
malignas, como la taquicardia ventricular o la fibrilación ventricular. El 90 por ciento de la
lidocaína se metaboliza en el hígado, a través de hidroxilación del núcleo aromático, y hay otras
vías metabólicas aún no identificadas. Se excreta por los riñones. Obra efecto con más rapidez
y mayor duración que los anestésicos locales derivados de los ésteres como la cocaína y
procaína.
LA FENITOÍNA
Fue sintetizada por primera vez por Heinrich Biltz en 1908. Biltz vendió su descubrimiento a
Parke-Davis, que no encontró un uso inmediato para ella. En 1938, los científicos H. Houston
Merrit y Tracy Putnam descubrieron su utilidad a la hora de controlar estados convulsivos, sin
los efectos sedantes que acompañan al fenobarbital.
Hay indicios de otros efectos asociados al uso de fenitoína, incluyendo su capacidad ansiolítica
y de control del humor, aunque su uso no ha sido aprobado para estos propósitos. Jack Dreyfus,
el fundador de la Fundación Dreyfus, fue uno de los mayores defensores del uso de la fenitoína
en el control del nerviosismo y de la depresión, ya que fue tratado con Dilantin en 1966. El libro
que escribió tras ese tratamiento, A remarkable medicine has been overlooked, es usado por
muchos médicos gracias al trabajo que realizó su fundación. A pesar de los más de 70 millones
de dólares que invirtió en financiaciones, su propósito de estudiar la fenitoína para ver cómo
respondía en usos alternativos no influyó demasiado en la comunidad médica. Este hecho se
debió en parte a las reticencias de Parke-Davis a la hora de invertir en un medicamento cuando
su principal valedor estaba al final de su vida, y también debido en parte a los resultados
mezclados de diversos estudios.
EL PROPRANOLOL
Fue sintetizado en 1964 por el médico y farmacólogo escocés James W. Black y su equipo. Con
posterioridad sintetizaría la antiulcerosa cimetidina. Recibió el premio Nobel de Medicina en
1988 "por el descubrimiento de importantes principios en el tratamiento con fármacos".
Anteriormente (2 años antes de este estudio) James W Black, con la ayuda de Stephenson,
realizó estudios con el pronetalol. Aparte de su utilidad en enfermedades cardiovasculares,
pudieron comprobar que era un buen antagonista β-bloqueador. Pero tras realizar varias
pruebas, pudieron comprobar que era tóxico para el ser humano y que tenía efectos diversos
como vómitos y mareos debido a su acción no específica sobre el sistema nervioso. Por esta
razón, decidieron seguir la investigación con el propranolol. Esta vez vieron que el propranolol,
aparte de tener una estructura bastante similar, tenía casi las mismas propiedades
farmacéuticas que el pronetalol. En este estudio se realizaron también las pruebas necesarias
para comprobar su efectividad y su toxicidad y se pudo comprobar que era apto para consumo
humano y que era aún más efectivo que el pronetalol.
HISTORIA DE LA AMIODARONA
La amiodarona fue desarrollada por la empresa belga Labaz, por los químicos Tondeur y Binon.
La línea de investigación que condujo a la síntesis de la amiodarona fue iniciada en primer lugar
con la benzarona, y posteriormente con la benziodarona, en el año 1962 (figura 1).
Como candidato a doctorado de la Universidad de Oxford, el Dr. Bramah Singh determinó que
la amiodarona tenía propiedades antiarrítmicas y fue agregada a una nueva clase de agentes
antiarrítmicos.
Después de unos años, y basándose en el trabajo del Dr. Singh, el médico argentino Mauricio
Rosenbaum se dio cuenta de que la amiodarona parece reducir las arritmias cardiacas, e inició
su uso para el tratamiento de aquellos pacientes que sufrían arritmias ventriculares y
supraventriculares. Publicó sus resultados, que fueron extraordinariamente sorprendentes.
Rápidamente la amiodarona comenzó a utilizarse por todo el mundo para el tratamiento de las
arritmias cardiacas de todo tipo, excepto en Estados Unidos, donde fueron bastante reacios a
su uso. La FDA se negó a aprobar oficialmente el uso de amiodarona debido a que los primeros
ensayos mostraban una incidencia incrementada de efectos adversos pulmonares del fármaco.
La fama de que la amiodarona era un fármaco antiarrítmico que casi siempre funcionaba, y no
tenía prácticamente ningún efecto secundario, se extendió por todas partes. Pero, como ya
veremos, resultó no ser del todo cierta.
Debido a la forma en que la amiodarona era distribuida no podía determinarse con exactitud el
número de pacientes que recibían este tratamiento, pero se estipuló que fueron más de 10.000
pacientes estadounidenses.
La FDA no estaba involucrada en nada de esto (salvo la aprobación del uso de del fármaco por
razones humanitarias), nadie estaba recopilando información sobre la eficacia de la amiodarona
ni sus efectos adversos. Cuando los efectos secundarios de la amiodarona comenzaron a ser
descritos en las publicaciones médicas, la FDA continuaba reacia a aprobar el fármaco.
Debido a su toxicidad, recién descubierta, la FDA aprobó el medicamento, aunque sólo para
arritmias potencialmente mortales para las que otro tratamiento no era factible.
La FDA pidió a los fabricantes llevar a cabo ensayos clínicos para obtener la aprobación formal
para indicaciones como la fibrilación auricular, pero estas pruebas no se realizaron nunca,
posiblemente porque los ensayos clínicos eran muy caros y la patente de amiodarona estaba
venciendo, abriendo la puerta a que los fabricantes de genéricos pudieran comenzar a venderla.
Las restricciones originales sobre el uso de amiodarona han persistido hasta hoy en día.
BRETILIO
es el nombre de un medicamento que actúa como agente antiarrítmico—clase III—y bloquea la
liberación de noradrenalina del sistema nervioso simpático periférico y se indica en medicina
para el tratamiento de la taquicardia ventricular aguda y la potencialmente mortal fibrilación
ventricular, por lo general cuando la lidocaína y la cardioversión eléctrica han resultado
fallidos.[2] Está contraindicada en pacientes con bloqueo del nódulo auriculoventricular o con
toxicidad por digoxina. Por sus potentes efectos hipotensores, el bretilio fue usado inicialmente
como antihipertensivo,[3] y su uso puede causar hipotensión postural.
ATENOLOL
El Atenolol es un fármaco del grupo de los beta bloqueantes, una clase de fármacos usados
primariamente en enfermedades cardiovasculares. Introducida en 1976, el atenolol se
desarrolló como reemplazo de propranolol en el tratamiento de la hipertensión.
“El corazón tiene dos funciones. Una función mecánica que no vamos a hablar y la otra que es
eléctrica que tiene que ver los latidos cardiacos, en donde se producen las arritmias. Un cambio
de estos latidos se considera una arritmia. El corazón tiene un ritmo normal que se llama ritmo
sinusal. Ese ritmo normal se puede alterar y produce las arritmias”, explicó el especialista. “Hay
miles. Desde una taquicardia, bradicardia, una extrasístole, una fibrilación. Yo te estoy diciendo
las arritmias, desde las más leve hasta la más severa”, agregó.
Jorge Albán, cardiólogo con amplia experiencia, explicó que las arritmias se producen debido a
diferentes factores.
“Una que sea cardiaca, que el corazón este enfermo teniendo una lesión de descalcificación o
que el paciente haya nacido con ese problema. Incluso hay casos que existen pacientes que
tienen otra molestia y se desencadena con una arritmia. Por ejemplo, si sufres de tiroides se te
puede producir una arritmia (taquicardias). Eso se trata enfocándose en el problema central, ya
que no tiene nada que ver con el corazón. Se acelera el corazón, pero él está bien. Las que son
cardiacas tiene que ser con tratamiento médico”, manifestó.
Es importante visitar al médico si sientes una palpitación, ya que el latido del corazón no lo vas
a sentir, cuando ya lo sientes es porque ya hay una arritmia. El cardiólogo tiene que hacer un
electro y de ahí un Holter. A partir de ahí se hace el tratamiento con medicamentos, en otros
casos se le pone un marcapaso y con rayo láser. “Una vez que se realice el tratamiento uno
puede hacer su vida normal, pero siempre llevando un control”, enfatizó el cardiólogo Jorge
Albán.
Las palpitaciones y síncopes son los principales síntomas de las arritmias. Otra manera de
presentarse la arritmia es por agotamiento del nervio del corazón, ya que pierde potasio y
comienza a acelerarse hasta que se detiene.
¿CÓMO EVITAR LAS ARRITMIAS?
Hospital Hipólito Unanue Brinda Tratamiento definitivo de arritmias con Ablación por
Radiofrecuencia
Beneficiaria es una madre de familia de 61 años, que contó con la cobertura financiera
del SIS. El Hospital Nacional Hipólito Unanue del Ministerio de Salud realizó su primera
Ablación por Radiofrecuencia, procedimiento médico altamente especializado que
solucionó definitivamente el problema de taquicardia paroxística recurrente de una
madre de familia de 61 años, quien aquejaba de arritmia cardíaca desde hace 40 años.
El Dr. Luis Miranda Molina, Director General del HNHU, resaltó la importancia de los
avances que se viene consiguiendo en el campo cardiológico e intervencionista que
permite una atención adecuada en los hospitales del Ministerio de Salud.
“La señora Nuñez Guevara tuvo que esperar más de 40 años, ustedes pueden acudir
precozmente a su médico y si tiene estos problemas podrán ser referidos a nuestro
hospital para curar definitivamente estas arritmias”, concluyó el Dr. Miranda.
BIBLIOGRAFÍA
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cardiovasculares, renales y hematológicos. Madrid: Consejo General de Colegios
Oficiales de Farmacéuticos; 2020. p. 67-88.
• Tavazzi L. Recomendación practica para el tratamiento beta bloqueante en la
insuficiencia cardiaca, arritmias una propuesta de la asociación italiana de cardiólogos
de hospital. Revista del colegio argentino de cardiología
• Entrevista al cardiólogo Jorge Albán, dada al diario el comercio, PERÚ
• Vaughan Williams Agentes-tabla