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Oleg

Presionar mi miembro contra su culo no estaba planeado, lo hice inconscientemente,


pero no me arrepentía de nada. Ese hombre hacía que ciertas emociones dentro de mí
despertaran de la manera más cruel y dulce, provocando pensamientos insanos que
me llevarían dichoso al infierno.

—¿Hacer qué? —ladea su rostro y me observa con una sonrisa traviesa—, ¿Qué es lo
que quiere hacer mi omega? —Estoy seguro de que mis mejillas están sonrojadas
porque me siento más caliente de lo usual. Realmente no sabía que me gustaba que
me llamara de esa manera “Mi omega”

La posesividad de este hombre aún era indescifrable, pero cada vez que escuchaba mi
nombre de sus labios, mi alma susurraba entre emociones querer pertenecerle.

—¿No tienes miedo? —pregunto al tanto que me alejo y de repente siento como él se
agarra de una de mis piernas y en cuestión de segundos, Lukyan estaba boca arriba y
yo encima de su duro pene que palpitaba contra mi entrada.

—¿Miedo de qué? Si al final rogaras porque te folle —una de sus manos sujeta mi
cadera y debo apretar mi labio inferior cuando él se mueve y hace presión contra mi
culo provocando que soltara un gemido.

Sus palabras contienen un toque amargo para mí, pero no decía mentiras, no existía
falacia alguna. Me encantaba ser follado por él y no creo ser el único con ese
pensamiento.

—Esta noche no tendrás escapatoria —advierte con severidad y yo siento una corriente
electrizante por todo mi cuerpo—. Haré que repitas esas palabras, pero con lágrimas,
Oleg —aprieta mi garganta con gran fuerza a tal punto que no puedo respirar y debo
aparentar que el lubricante no se deslizaba por el interior de mis muslos.

Mi rostro se va acercando al suyo lentamente y suelto un jadeo contra su boca cuando


él mete su mano dentro de la pantaloneta y deja que el dedo de en medio roce por
completo mi entrada y me obligo a apretar mis labios en el instante que va
introduciendo su dedo.

Maldito descarado.

Mi interior lo recibe con ansias, pero vuelvo a mi realidad con el grito de Bialy y de
inmediato me levanto haciéndome el imbécil y observo esa cabellera blanca con una
sonrisa maliciosa. Apostaría mi alma al diablo que ese omega tenía un tercer ojo,
porque poseía una intuición que hasta a mí me daba miedo.
—¿Por qué te lames ese dedo, Lukyan? —pregunta Bialy y yo debo voltear la mirada
por la vergüenza.

—Tiene un sabor exquisito.

—A lubricante ¿No? —responde Bialy riéndose y yo observo a Lukyan incapaz de decir


algo para salvar mi poca dignidad. Se supone que estaban lejos, no creo que nos haya
visto ¿O sí?

Iba a responder, pero guardó silencio cuando veo al imbécil de Sergey caminando al
lado de Pavel y algo no me gusta. Ese hombre me trae muy mala espina cuando está
cerca de mi amigo, tal vez soy un paranoico o más bien es que no sé, él y yo somos
como esas personas que se caen mal sin hablarse, simplemente es que nuestras
personalidades se repelen.

Ese hombre habla y las ganas por meterle un puño, me ganan.

No nos llevamos para nada bien, pero tratamos de convivir en el mismo entorno,
aunque sí debo admitir que me he pasado un poquito con Sergey, aunque él tiene la
culpa, y todo empezó cuando mencionó la muerte de mis padres y terminé llorando
por su culpa.

Soy rencoroso, es eso, y hasta que no me sienta completamente satisfecho, no dejaré


de molestarlo.

—¡Otro segundo a tu lado y terminaré muerto! —habla exaltado Sergey y yo me rio. De


verdad que eso no estaría mal, pero bueno, por el momento elegiré el camino de la
paz.

Pavel me observa con ganas de regañarme, pero ¿Qué culpa iba a tener? En serio se
me resbalaron los cocos y “desafortunadamente” le cayeron en su cabeza, no podía
detener el tiempo y además lo del cangrejo tampoco fue a propósito. Yo no hablo con
los animales a excepción de las pocas veces que he cruzado palabra con Sergey.

—Ven. Siéntate —le dice Pavel amablemente a Sergey y yo me quedo con la boca
abierta ¿Qué mierdas fue eso? Y en el instante en que le iba a quitar la silla al alpha,
Lukyan me detiene y rodea mi cintura para terminar sentado sobre su regazo, sin
embargo, mi culo se ve presionado por su miembro que estaba bastante emocionado.

Volteo para mirar a Lukyan y me comunico con el lenguaje de señas.

—“¿Cómo quieres que se te baje la erección si me colocas encima? Eres un idiota” —el
observa el movimiento de mis dedos y no me deja de sorprender lo bien que sabe del
lenguaje.

—“No quiero que se me note, por eso te senté aquí, porque con una toalla ni siquiera
lo puedo disimular, ya que lastimosamente la tengo grande”
¿Por qué era tan arrogante?, pero no puedo decir nada, él tenía la mejor combinación,
un rostro atractivo junto con una humildad admirable.

—“No me digas que está por llegar tu celo…”

Muy mala combinación, porque siento que aun no hemos tenido el punto más fuerte,
¿Acaso será cuando deje su marca en mi cuello?

—“¿Mío o el de los dos?”

Diosa luna, que no me llegue, porque ahora tengo el culo resentido y tener ese trozo
de carne perforándome hasta un pulmón es positivo para que me lleven al hospital por
“Exceso de pene”

Qué vergüenza que el doctor te pregunte la razón por la que viniste a urgencias, y
tengas que decir que fue por un pene de 26 centímetros que te desacomodo la matriz.

—¿Te duele mucho? —murmura Pavel y debo parpadear varias veces cuando Sergey
asiente con la cabeza y la verdad, le tiraría todos los cocos que existiesen en la tierra
¿Desde cuándo mi amigo se preocupaba por esa cucaracha?

Dimitri se acuesta en la hamaca y Bialy se sienta a un lado mientras toma su celular y


me mira con disimulo, ese omega era un diablillo y me encantaba. Sus ojos se desvían
de los míos y al seguir su mirada se concentra en Pavel quien “examinaba” la cabeza de
Sergey para verificar si había alguna herida.

Yo me golpeé contra una palmera y él ni siquiera me revisó.

Estoy indignado.

Achico mis ojos y miro con profundo odio a Sergey quien se dio cuenta de mis malas
vibras y él enseguida sujeta la muñeca de mi amigo y le dice con una tonta sonrisa de
que estaba bien.

Algo se traían esos dos. Maldita sea.

Tierra, trágate a Sergey y escúpelo en Madagascar. Por favor, no te pido nada más.

—¿Por qué siento que estás conspirando el mal? —me susurra Lukyan en el oído y yo
debo ocultar mi sonrisita. Por la Diosa Luna ¿Como un alma tan pura como la mía podía
desear el mal a alguien más?

—No, claro que no —le respondo con mi característico sarcasmo— ¡Jamás desearía
que a cierto alpha lo coloquen en un contenedor y lo tiren en Madagascar! —y en voz
alta para que me escuche.
Sergey me voltea a mirar y me observa con ojos de pánico. Era tan divertido
molestarlo, que se me hacía un pasatiempo, pero Pavel con su mirada de “madre” me
acusa en silencio y solo le sonrió como el ángel que soy.

—Jugaremos en unos minutos —asevera Bialy y yo me acomodo con disimulo en el


regazo del alpha y empiezo a moverme con sutilidad para sentir a más profundidad su
pene que ahora se encontraba en la mitad de mi culo.

Bibi coloca una canción que en efecto reconozco, porque mi abuela se ponía a cantar
mientras planchaba: Put your head on my shoulder de Paul Anka, y enseguida me voy
relajando.

Lukyan se recuesta y yo no espero ni cinco segundos cuando ya me encontraba con mi


rostro pegado a ese magnífico pecho y me regocijo por el sonido de las olas y las aves
que pasaban por ese maravilloso cielo azul.

Me acurruco en sus brazos mientras siento cómo su mano se pasea por mi cabellera y
voy cerrando lentamente mis ojos. La pereza me embarga bajo la calidez de sus dedos
que ahora recorrían mi espalda y soy incapaz de negar que cada vez que compartía
más momentos con él, mi corazón se derretía ante tal dulzura.

Los minutos transcurren y la brisa regresa con fuerza, mi vista se enfoca en la arena y
observo a un lindo pajarito de color amarillo, luego sonrió cuando observo a Dimitri y a
Bialy bastante acaramelados tanto que, detallo la mano del omega dentro de la
pantaloneta de su esposo haciéndole un movimiento de arriba hacia abajo y por último
estaba Pavel tomando un refresco en silencio y a Sergey observándolo mientras bebía
una cerveza.

Se podría decir que era un momento de paz, donde cada uno disfrutaba a su manera.
Ojalá fuera así para siempre.

El pecho de Lukyan sube y baja con suma tranquilidad y me enfoco en el sonido de los
latidos de su corazón. No sabía que me podía gustar tanto estar en sus brazos,
sintiendo su piel contra la mía o de admirar el amplio paisaje de sus abdominales que
me provocaba un hormigueo en el interior.

La sensación que él transmitía era muy cómoda. Ese hombre era el claro ejemplo de
aquellas personas que cuando estas a su lado, no te cansas de escucharlo o de verlo,
incluso si no hay una sola palabra de intercambio, te sentías en tranquilidad, porque
podías ser tú, sin miedo al rechazo.

Yo le podía mostrar mis locuras y él me vería como lo más hermoso, no de su mundo,


sino de su universo entero.
Sé que Lukyan está dispuesto a todo por mí ¿Pero yo? Esa respuesta es la que deseo
aclarar y no quiero que me juzguen, pero soy joven, cometo errores y tengo una visión
poco madura, a veces puedo escoger un azul magenta y en otras un verde menta.

Soy todos los colores con sus mezclas.

No me pidan ser un solo tono, no cuando el lienzo es blanco y quiero expresarme de la


manera más caótica y hermosa posible.

—Invierno —susurra Lukyan con sus ojos cerrados, pero con una sonrisa que me hace
sentir feliz—. Es como tú, a la distancia se ve tan inerte, como si no expresara ni un
sentimiento, pero a medida que te acercas, observas sus colores y la vida que reside
ahí —mi corazón empieza a agitarse y se siente en la cúspide—. Mi mariposa es de
invierno.

Sus últimas palabras hacen que mi alma tiemble, se me eriza la piel por donde deja el
rastro de sus yemas y es cuando tomó la decisión de separarme de su pecho y
colocarme de frente a su rostro. La oscuridad de sus ojos me recibe con agrado y voy
acortando la distancia mientras que nuestras risas terminan sellándose en un tonto
beso.

Me sentía como un adolescente en su primera vez, sintiendo los nervios a flor de piel y
la vergüenza que hacía que mi corazón se sumergiera en un vaivén de emociones que
explotaban en mi ser, así se sentía ser besado por Lukyan Lebedev.

—No se olviden que están en la playa a menos que quieran darnos un espectáculo —y
ahí estaba Bialy con sus espontáneos comentarios.

Dejo que su lengua juegue con la mía por varios segundos hasta que me separo de sus
hinchados labios y sonrío cuando un hilo de saliva nos une y vuelvo a devorar esa dulce
boca, Lukyan rodea mi cintura con posesividad y no permite que me separe, la
intensidad del beso me estaba embriagando, pero doy por hecho que esto nos llevaría
a otro nivel y debía mantener mi compostura.

—Tú tienes a tu esposo, Bialy, deja que disfrute de este hombre —comento sin desviar
mi mirada de Lukyan y deposito un tierno beso en su mejilla—. Porque luego le puede
dar un infarto ¿Y quién responde?

Observo hacia la derecha y me encuentro con Bialy tomándonos fotos mientras no


aguantaba la risa al ver que dejó el flash encendido.

—Serás el viudo de un millonario —menciona el omega levantándose.

—Billonario —corrige Lukyan al instante y le tuerzo mis ojos, sus brazos me apresan y
termino ahogado en sus besos, pero no me quejo, al contrario, me gustaban tanto.
Y en ese momento, mientras compartía una graciosa escena, su risa quedó grabada en
mi alma como un recuerdo que en un futuro tendría que apreciar desde la lejanía.

—Sergey ¿Jugarás? —se aclara la voz Bialy y el alpha deja su cerveza en la mesa para
levantarse. Pavel observa de reojo la espalda de Sergey y yo me sorprendo aún más
cuando noto un leve sonrojo en su mejilla ¿Qué bicho le pico a Pavel?

Mi amigo no se sonrojaba así por un alpha.

Se que esos dos tuvieron un encuentro por culpa de la maldita droga, y por eso mismo
soy tan reacio a Sergey. El pasado de Pavel no me deja avanzar y hasta que no obtenga
mi dulce venganza, no dejaré de persistir.

Lukyan deja un casto beso sobre mi cuello y continúo sentado sobre su regazo mientras
que Bialy busca en internet un simulador de sorteos para hacer los equipos.

Por mi cabeza pasan tantas cosas y es que la duda me carcome al querer preguntarle
directamente, pero sabiendo como era mi amigo, me negaría que su celular no se lo
dio Sergey, porque estoy seguro de que ese imbécil se lo regaló y sí no es así, que me
parta un rayo como dice mi abu.

Bialy nos va comentando cómo sería el sorteo, sin embargo, le dejó de prestar atención
cuando me concentro en su espalda, la flor de loto resalta por toda su columna, y es
inevitable no quedarse hipnotizado, era un tatuaje sutil, pero que representaba un
fuerte mensaje.

—¿En serio tengo que hacer equipo con esa garrapata? —la voz de Sergey hace que de
inmediato levanté mi vista cuando me señala y me quedo atónito ¿Me dijo garrapata?
Ese imbécil de mierda me va a escuchar.

—¿Disculpa? —me levanto con sumo enfado y caminó hacia él —¿La cucarachita está
inconforme? Pues por lo menos yo puedo saltar —le sonrío con hipocresía y al desviar
mi mirada, Bibi me muestra su celular y efectivamente jugábamos contra Lukyan y
Pavel.

—Y yo me puedo sentar sin que me duela el trasero.

Ay diosa luna, agárrame, porque estoy que lo mato.

—¿No quieres otra bala? —ambos salimos de la carpa para dirigirnos hacia la cancha
que ya estaba lista y las ganas por meterle un puño se simplifican en un pellizco en su
brazo que, en respuesta, satisface a mi alma cuando escucho su chillido.

—Si, pero si eres tú quien dispara entonces no, no quiero que me contagies
—responde sarcástico y siento como él me jala un mechón de mi cabello y a mí se me
explota la chispa de dinamita que llevo dentro.
Como el ser poco rencoroso que soy, le hago zancadilla mientras íbamos caminando y
termina cayendo de cara contra la arena, pero al dar el siguiente paso, él agarra mi
tobillo e impide que avance.

—Me caes tan mal, Oleg.

Que emoción que el sentimiento sea mutuo porque no me hace el villano de esta
historia.

—Que hermosa confesión, pues si te caigo mal, ¡Tú me caes cien veces peor! —coloco
mi mano en mi pecho y observó a la lejanía como Lukyan y Pavel nos miran con una
gran vergüenza ajena al ver nuestro comportamiento poco maduro, no obstante,
Sergey y yo no conocemos esa palabra.

—¡Ojalá te pique una mantarraya!

—¡Y a ti que te coma un puto tiburón! —le respondo con rabia y sí, parecemos unos
malditos niños ¿Qué esperaban de nosotros? —. Y a la próxima que intentes tocar mi
cabello, duerme con los ojos abiertos.

Caminamos hasta la cancha en completo silencio, pero sin dejar de mirarnos como dos
enemigos mortales y esperamos unos minutos mientras que ellos llegan en completa
tranquilidad, Lukyan conversa con Pavel de algo interesante porque veo que ambos se
ríen y ya por último estaba Dimitri mostrándole varios tipos de bloqueadores a Bialy.

—¿Ya hicieron las paces? —nos pregunta Dimitri riéndose y ambos nos miramos con
fastidio y para rematar, respondemos al mismo tiempo.

—¡No!

—¿Puedo cambiar de pareja? —pido con frustración a Bibi y él me niega con la cabeza.
Pues ni modos, le voy a estrellar el puto balón en la cara para que le hagan otra nueva
nariz.

—Pido lo mismo que Oleg —se acerca y como si no fuera la persona menos expresiva,
le termino haciendo gestos de asco. Es que Diosa Luna, es tan inevitable, me sale del
alma, lo juro, y estoy seguro de que a Sergey le sucede lo mismo conmigo, nos odiamos
por naturaleza.

Lukyan y Pavel siguen secreteando y yo me quedo analizando sus expresiones ¿Desde


cuándo esos dos se habían vuelto tan conversadores? La verdad ni idea, pero no sé
porque estaba sintiendo una especie de celos con Pavel.

—Quien los viera diría que son potencia para una bonita relación donde pasan de
odiarse a amarse profundamente —murmura Dimitri sosteniendo una pelota y mi
estómago se revuelca ante tal comentario ¿Cómo puede ser posible que se le cruce
semejante pesadilla?
—Me pego dos tiros antes de que eso pase —expresa Sergey tomando la pelota y se va
alejando—. Lukyan tiene pésimos gustos. Está ciego, sordo y de paso mudo, porque su
omega le controla hasta la lengua.

—Cállate que, si no fuera por mí, estarías muerto —sonrio con el ego alto y punto para
mí, porque Sergey no dice nada.

Lukyan levanta su vista y me regala una mirada que me deja pasmado, aquellos ojos
ocultaban dos identidades y ahí mismo la pregunta llega a mi mente.

¿Por qué nos atrae el peligro o la adrenalina aun cuando sabemos que puede acabar
mal?

Los extremos no traen nada bueno, pero la atracción es un arte tan mortal, es como
pasar una daga por tu garganta y, aun así, sonreír ante el filo abismal.

Mi cabeza y la de Lukyan están fragmentadas.

Él piensa que voy a huir si se dejaba ver como realmente es, pero estaba equivocado.
Una daga se ve igual de hermosa que un collar de diamantes en el cuello.

La voz de Ibrahim me sorprende cuando sostiene un silbato en su boca y se sube a una


plataforma justo al lado del poste que sostiene una parte de la malla, él se coloca un
sombrero café y desapunta su camisa. El arte Nazarí se representa en los tatuajes de su
pecho junto con uno de los símbolos musulmanes más representativos, cualquiera que
lo viera, pensaria que es un devoto a su religión, pero es todo lo contrario, ha
asesinado a gente de su mismo pueblo ¿Y la razón? Aún no la sé.

Observo a Sergey caminando hacia atrás para posicionarse y lo detengo con mi mano
en su espalda, sus ojos voltean a verme y si, estos hombres tenían una potente mirada
que podía doblegarte de rodillas.

—Déjame hacer los remates —al parecer le sorprendió tanto mi comentario que ni
pestañea—. Tu tobillo no está bien y en los saltos puedes lesionarte aún más. Yo haré
el trabajo pesado.

No soy tan malo como creen.

—¿Estás seguro? —me preguntó con intriga—. Tú tampoco estás bien del todo.

—Pues obvio ¿Quién va a estar bien con un pene que parece una pierna? Nadie,
Sergey; aunque si deseas, te invito a experimentar.

—Tienes toda la razón, creo que tú eres el único que ha sobrevivido, porque las
mujeres que le he visto a Lukyan en el pasado, no duraban ni la primera ronda cuando
ya se habían desmayado.
Maldición, pero bueno, no haré un drama innecesario, es obvio que Lukyan ha
recorrido más camino que yo, sin embargo, se me revuelve el estómago de solo saber
que ha follado con mujeres, aunque sería un hipócrita al decirlo, porque, así como él,
yo también he follado y con varios, solo que nunca he sido el de abajo… hasta ahora.

—¿Qué te puedo decir? Tengo una buena resistencia y que me dices de ti ¿También
dejas a Amilia en coma?

—Se llama Amelia —me corrige y de inmediato mi vista se desplaza al frente y observo
que Pavel se posiciona un poco más atrás de Lukyan—. Ella tiene todo lo que me gusta.

—¿Y piensas formalizar algo con ella?

—Si, pero por ahora no es el momento.

Ibrahim nos explica el juego, así que prestamos atención. Solo se pueden hacer tres
toques como máximo, uno de recepción, el segundo de colocación y por último el de
ataque; los saques se hacen detrás de la línea azul y si la pisas, hay falta, al igual si
sacas antes de que pite el árbitro.

No se puede tocar la red cuando el balón está en juego, sin embargo, la pelota si
puede. Ibrahim nos da indicaciones a detalle que, si en el saque la pelota toca la red y
cae en tu campo, es un punto para el contrario.

Vamos a 21 puntos por lo que es vóley de playa, y rotamos de campo cada 7 puntos.
Por otro lado, de los tres sets, debemos ganar dos para considerarnos victoriosos de la
partida, pero se debe hacer con dos puntos de diferencia, así que ya más o menos voy
saboreando el triunfo, porque por nada le rompí a un beta la nariz en un remate.

—Si Lukyan remata, yo recibiré el balón —expresa Sergey entregándome la pelota y yo


me voy posicionando—. Él no te verá cómo alguien inferior o dirá que porque eres su
omega, rematara con suavidad para no lastimarte. No lo hará.

Y esperaba que fuera así, de lo contrario no seguiría jugando, por su parte, entiendo lo
que dice él, y es que un remate de Lukyan con esas manos tan grandes te pueden dejar
unos muy, pero muy deliciosos moretones en los antebrazos.

Me posiciono detrás de la línea y al momento de lanzar la pelota y golpearla con toda


la fuerza, me percato que Ibrahim no sonó el silbato…

—¡Falta, Oleg! ¡Saca el equipo azul! —la puta madre.

—¡Ya sé! ¡Metete esa falta por el…!

—¡Falta por mala conducta!


Con resignación les paso el balón por debajo de la malla y Bialy saca una pequeña
bandera de color azul en apoyo, Dimitri hace lo mismo y continúa colocándole
bloqueador en sus piernas.

Ibrahim pita y veo que Lukyan se hace en una esquina, no me observa a mí, sino a
Sergey. La brisa corre con fuerza y a los segundos escucho la potente palmada, la
pelota está cargada con una fuerza abismal que hizo que reaccionara de inmediato y
fuera yo quien recibiera el ataque, ya que Sergey por más que corriera no lo iba a
lograr.

Mi antebrazo arde por el golpe y cuando veo la pelota arriba, Sergey hace un toque de
dedos y me la pasa a mí, de inmediato me preparo para rematar y al dar un paso hacia
atrás, tomó una bocanada de aire para saltar y cuando veo que la bola está en el punto
exacto, remató con gran agilidad.

—¡Punto para el equipo rojo!

Inconscientemente Sergey y yo chocamos las palmas, y fue tan extraño, que enseguida
nos alejamos.

—¡Lukyan! ¡A la próxima más duro, sacas como una niña! —le grito, aunque por dentro
me estoy sobando, casi me revienta el maldito brazo.

—¡Pues ven y me enseñas!

Sergey es quien saca, y cuando la pelota cruza por el campo enemigo, Lukyan hace
recepción y de inmediato corro cuando Pavel se prepara para rematar y al intentar
recibir la pelota, fue demasiado tarde cuando escucho pitar a Ibrahim, no pude salvar
el balón.

—Bájale a ese orgullo, Oleg —me dice Pavel.

—Lo haré cuando tu novia te sea fiel —agarro la malla y trato de regular mi respiración.

—¿Quieres que te recuerde lo estúpido que te viste al querer formalizar una relación
con ese omega y resultó que tenía un alpha y se acostó contigo por una apuesta?

Uy mierda, eso sí me dolió, que hijo de puta.

—Empate —expreso indignado y me regreso a mi posición.

Si pensaba que iba a hacer un partido tranquilo, estaba equivocado, porque cuando
Lukyan se va quitando la camisa, yo tuve que apretar el culo cuando expone su torso
desnudo, y es que los abdominales de un hombre eran muy atrayentes a la vista que
era imposible despegar los ojos de ahí.
—Oiga, árbitro ¡Eso es muy, pero muy ilegal! —reprocho con frustración, debido a que
su pecho me distraerá durante todo el maldito partido, pero si pensaba que eso era
solo para mí, resultó ser una sorpresa, porque me quedo observando como Pavel hace
lo mismo que Lukyan, y quien se quedó hipnotizado no fui yo, sino Sergey.

¿Qué hacía el imbécil de Sergey mirando a mi amigo de esa forma?

—¡Ustedes dos pónganse ropa! —les grito y a cambio recibo burlas por parte de ellos.
No puede ser, vamos a perder, es más, ahora me siento como esos viejos que miran
con morbo a las mujeres.

—¡Que se quiten la parte de abajo también! —comenta Bialy y me quedo mirándolo.


—Esta es una playa nudista —ay no, no contigo Bibi, a duras penas puedo con los
brazos de Lukyan y si deja que la humildad juegue, perdí.

Ibrahim pita y quien saca es Pavel, y ahora que lo pienso, él no estaba utilizando el
vendaje en sus brazos y eso me dejó algo perplejo. Pavi se cohibía de salir sin que algo
cubriera su piel, y como el despistado que soy, ni cuenta me doy.

Es que soy tonto por naturaleza.

—¡Oleg! —me grita Sergey y enseguida toco el balón con mis dedos cerca de la malla y
al pasárselo a él, levanta su mano y manda con fuerza la pelota al otro lado y para mala
suerte, Lukyan salva la bola y se la pasa a Pavel en un toque suave y de nuevo me
preparo para contrarrestar su remate, sin embargo, cuando veo que la pelota
sobrepasa el perímetro de donde estoy, corro despavorido y terminó cayendo en la
arena, pero la salvó.

Sergey golpea con su antebrazo y yo me levanto rápidamente y al saltar, golpeó con


gran fuerza la pelota, pero de nuevo Lukyan hace recepción y seguimos en la lucha,
Pavel se prepara para rematar y yo desde la lejanía me alisto para recibir la pelota y
cuando mi antebrazo siente el golpe, la mando en dirección a Sergey quien no salta,
sino que la golpea y malditamente Lukyan no deja que toque la arena.

El juego se pone interesante, entro en calor y rápidamente mis mejillas se tiñen de un


rojo carmesí, mis jadeos son notorios, el sudor va cubriendo mi frente y los latidos en
mi pecho van incrementando a medida en que me voy moviendo de un lado a otro.

No recordaba que un partido de vóley fuera tan desgastante, pero al menos el sol ya
había bajado, sin embargo, la calentura de ese cuerpo me ponía en muy mal estado.

El partido ha avanzado y entre toques y remates, hemos cambiado por segunda vez de
campo, ha sido un juego bastante duro, y ya me siento agotado, pero tenemos que
derrotarlos. Hasta ahora vamos empatando, sin embargo, Fredick ha llegado y nos ha
avisado que el yate de Bialy ya está listo para zarpar a la otra isla y que debemos
alistarnos cuanto antes.
Solo un set definiría al ganador.

—¿Cómo va tu tobillo? —ni yo sabía porque estaba preguntando semejante idiotez,


pero ahí estaba preocupado por Sergey, ya que cuando hizo un remate contra Lukyan
cayó de espaldas contra la arena y lo escuche quejarse.

—No creo que dure mucho, pero yo nunca estoy en el equipo perdedor.

Extiendo mi mano hacia el alpha y lo ayudo a levantarse, nuevamente estamos listos


para jugar, no obstante, antes de que Ibrahim toque el silbato, Lukyan me llama con su
dedo y como un tonto, me voy acercando a la malla.

—¿Qué me darás si gano? —expresa con la respiración errática y yo voy bajando mi


mirada hasta sus pezones, quiero estar pegados a ellos. Auxilio.

—Te daré una follada que la sentirán hasta tus ancestros —le respondo con algo de
rabia, pero se va disipando cuando voy detallando cada músculo de su torso, las gotas
de sudor se van deslizando por su piel y dejan ver con más poderío sus venas que
sobresalen con fuerza y joder, quiero que me folle.

Ya siento que estoy en mis días.

—Estás duro —me dice con una sonrisa traviesa y al bajar la mirada, observo el gran
bulto que escondía mi pantaloneta. Ay no, no de nuevo ¿Y ahora cómo jugaré?
—¿Quieres venir a mi yate esta noche?

—¿Qué haremos? —más tonto no puedo ser, pues obviamente dormir ¿No? Yo
queriendo ser inocente es como tratar que el agua no mojara.

—Aún tengo algunos cupones y me debes un masaje completo, además quiero


regalarte algo…

Si me va a dar algo, que sean fajos de dinero, porque ahora lo que necesito es plata o si
no, le pediré a mi abuela.

Cuando regrese a Moscú, debo organizar las cuentas con Kliment, pagarle lo que le
debo y también a la maldita policía, esos hijos de puta cada vez piden más.

—Si ganas te daré una piedra.

—¡Hecho! —dice con alegría y se va alejando.

Lukyan a veces me da risa, pero supongo que es parte de su encanto. Él puede actuar
como un tontico, pero también puede ser tan caliente que hasta le haría competencia
al sol.
Camino de espaldas, porque ni loco voy a dejar que Sergey me vea erecto, sin
embargo, cuando me coloco detrás de la línea, levanto mi vista y observo a Pavel
estirando sus brazos y cuando ladeo mi rostro, detallo como Sergey no le quitaba la
mirada a mi amigo.

Ibrahim toca el silbato y escucho como Dimitri chifla cuando Lukyan mueve sus
pectorales y yo me quedo tan embobado, que se me había olvidado de que ya había
iniciado el partido, pero ni Sergey ni yo estábamos aterrizados en la tierra.

—¡Oleg, reacciona! —escucho la voz de Bialy y eso me despierta y enseguida me hago


detrás de la línea azul y empiezo a rodar el balón aun sobre mis manos. Tomo mi última
respiración y al lanzar el balón hacia el aire hago un perfecto saque Viagem que implica
un salto a la hora de golpear la pelota.

Lukyan recibe la bola con su antebrazo de manera precisa y se alista Pavel para
rematar, enseguida corro hacia la malla y termino con las rodillas hundidas en la arena,
pero con la victoria asegurada al golpear el balón con mi mano formando un puño,
después Sergey se agacha un poco y remata con fuerza, pero sin hacer presión en su
tobillo.

La pelota en el aire es tocada por Pavel y antes de que llegue a nuestro campo, tomo
impulso como puedo, salto y dejo caer todo el peso de la palma de mi mano contra la
bola y eso nos otorga otro punto.

Lukyan observa con enojo el balón a un costado de sus pies y lo pasa por debajo de la
malla. Al parecer no le estaba gustando para nada, pero lastimosamente soy alguien
obsesionado, y cuando quiero algo, lo logro, porque lo logro.

—¿Cómo te sientes? —me pregunta Sergey mientras se limpiaba el sudor de la frente.


Él también se veía agotado, y el calor no estaba ayudando a pesar de que ya no estaba
haciendo sol.

—Me suda el maldito culo, pero yo jamás he estado en el equipo perdedor.

—Díselo a Lukyan que está mirándome con ganas de matarme ¿Qué le dijiste?

—Solo le dije que si ganaba le daría una piedra como premio, y se fue feliz con eso.

—¿Sabías que Lukyan es capaz de matarme en verdad por una maldita piedra?

—Por supuesto, así me deshago de alguien que observa a mi amigo con ganas de
comérselo —¿En serio creyó que no me daría cuenta? Sergey está muy extraño con
Pavel y no voy a permitir que se convierta en su pasatiempo para experimentar.

—¿Qué? —me mira con extrañeza— ¿Qué mierdas se te metió en la cabeza? No me


interesa tu amigo, solo follo con omegas y lo del bar, solo fue una excepción, además,
ni siquiera me gustó, al contrario, me repugnó.
Entre más se justifique, solo hace que lo vea como un mentiroso que trata de encubrir
su delito y hacer creer a la gente que no es así la situación.

—Las miradas no engañan, Sergey.

Le entrego el balón y observo su expresión, al parecer Pavel tenía que contarme más
cosas, y estoy seguro de que después de todo lo que sucedió en la fiesta hubo cosas
que pasaron y la verdad si estoy bastante necesitado por saber, pero presiento que me
va a caer un balde de agua fría cuando me entere.

En mis pensamientos, el grito de Sergey me centra en el juego, pero fue demasiado


tarde, cuando no alcanzo a recibir la pelota y la observo en la arena.

Lukyan y Pavel celebran felices al chocar sus puños y yo me siento algo irritado.

El tiempo transcurre y los minutos se vuelven más sofocantes, el silbato de Ibrahim


indica el punto de victoria para nosotros y la verdad, no iba a dejar que por nada del
mundo ellos ganaran, nosotros íbamos 20 puntos y ellos 18.

—¡Ve buscando mi piedra, Oleg!

—¡Iluso!

Sujeto la pelota y hago un saque fluctuante con la palma de mi mano que hace que el
balón roce la malla. Pavel se agacha con desespero, coloca sus antebrazos y golpea la
pelota, luego Lukyan hace un toque con sus dedos y deja que Pavel termine rematando

—¡Sergey, hacia adelante!

El alpha como puede golpea con su puño y yo hago recepción rápidamente y dejo que
él remate, sin embargo, Lukyan bloquea, pero sus manos tocan la malla y eso en efecto
es falta.

—¡Falta! —grito a todo pulmón y Lukyan levanta una de sus cejas y me observa de
reojo.

—Claro que no. Señor árbitro, siga.

—¡Tramposo!

Lukyan le hace señas a Ibrahim y literalmente lo soborna en mi maldita cara. Esto no


puede ser posible ¿Cómo lo pudo sobornar con un dulce?

De nuevo se hace la jugada y golpeo el balón con fuerza, esta vez Lukyan hace
recepción y Pavel golpea con su antebrazo, deja el espacio de unos segundos y observo
como Lukyan salta, remata con tanta agilidad que no vi hacía que dirección apuntó
hasta que el balón rebota sobre mi pie.
Sergey hace un ligero toque de dedos y rápidamente mis piernas se mueven cuando
estoy cerca de la malla, me impulso y remato con la palma de mi mano para después
sonreír cuando veo el balón en la arena.

—¡Gana el equipo rojo! —expresa Ibrahim sin mirar a Lukyan y al voltear mi rostro,
observo las banderitas de Bialy y Dimitri.

Iba a decir mis últimas palabras a Sergey, pero siento como Lukyan me carga sobre sus
hombros y nos vamos alejando del campo. Sus calientes manos erizan mi piel y me
percato que su silencio demuestra disgusto.

—Lukyan —me ignora por completo y cuando vamos llegando a la casa, los guardias y
el personal de limpieza bajan la cabeza y yo me quedo un poco desorientado— ¿Por
qué estás molesto? Solo es un juego.

—Yo quería que me regalaras una piedrita —expresa en un tono triste y yo exploto de
la risa mientras íbamos por las escaleras— ¡No te rías! Esto es serio.

Ingresamos a la habitación y nos dirigimos hacia el baño, me deja en el cómodo sofá y


después se sienta a mi lado, cruza sus brazos como un niño enfadado y me da bastante
ternura.

Realmente se sentía algo único de admirar, porque ver a un hombre que poseía tanto
poder actuando como un pequeño berrinchudo, provocaba apretar sus mejillas.

Yo me acerco más a él, y deslizo las yemas de mis dedos por su brazo hasta llegar al
dorso de su mano, la arena aún permanece en nuestros cuerpos y, sin embargo, el
tacto se sentía tan agradable que cuando él me observa, yo no puedo ocultar mi
sonrisa nerviosa al instante en que decido entrelazar nuestras manos.

—Ahora que recuerdo, mi madre me decía que papá y yo éramos su hogar, que en un
futuro, si quería, podía encontrar una casita. La verdad no entendía a lo que se refería
con aquella expresión y esa misma noche le pregunté y me dijo a tu Alma gemela. Mi
casita debía transmitir dos cosas: protección y tranquilidad… —murmuro en un tono
bajo y voy recostando mi cabeza en su brazo—. Mi mami debe estar feliz porque al
parecer encontré mi hogar.

Lukyan aprieta mi mano con fuerza y se va acercando lentamente hasta que nuestras
frentes se rozan, nuestros ojos brillan con intensidad y lo único que escucho es como
nuestros latidos se sincronizan.

Tal vez nuestros destinos están enredados, pero siempre nos encontraremos una y otra
vez. Eso es lo que siento, que nuestras almas aún no están preparadas para estar
juntas, pero se mantienen pendientes de la otra, cuidándose en este vasto universo a la
espera de la anhelada eternidad.

—Si me escoges, no te arrepentirás, Oleg. Jamás.


Lukyan se levanta y con una hermosa sonrisa plasmada en su rostro, me demuestra la
sinceridad que hay en su corazón, sé que él solo quiere lo mejor para nosotros, sin
embargo, sus caminos y los míos van en diferentes rumbos, pero, aun así, este
sentimiento que va revoloteando como una mariposa, se eleva hasta los cielos
demostrando que no hay poder sobre la tierra que pueda cortar un lazo como el
nuestro.

—El arrepentimiento solo nace cuando no te arriesgas.

Sus ojos afirman con emoción mis palabras y es que no puedo dejar de sentir un poco
de miedo, porque cuando te entregas a una persona, le estas dando la mayor arma
para que en cualquier momento te destruya.

—Toma una ducha y cámbiate. Dejare tu ropa en la cama —murmura y de inmediato


sale, cierra la puerta y me quedo algo pensativo…

Lukyan llego a mi vida en unos de los momentos más complicados donde tenía mi
atención en otras cosas, sin embargo, ha hecho que mis ojos lo vean a él y eso me ha
dejado consternado, no se si este haciendo las cosas bien, pero no quiero negarme a
descubrir más de estos sentimientos.

Espero alrededor de veinte minutos para que mi cuerpo se aclimate un poco y de


inmediato me desvisto, ingreso a la ducha y oprimo un pequeño botón, el agua cae a
chorros y voy limpiando mi cuerpo. Utilizo un jabón con olor a canela y se me hace un
poco extraño, pero huele demasiado bien.

Ahora que lo pienso, creo haber confundido las feromonas de Lukyan la primera vez
que lo vi, porque no huele a como recordaba, en realidad no olía a nada, las sentía, sin
embargo, no lograba descifrar su olor. Tal vez sea como en las historias viejas que me
contaba mi abuela que solo cuando el alpha marcara a su omega, podían descubrir el
olor de sus feromonas.

El baño fue corto, pero agradable, mi cuerpo se sentía sumamente fresco y cuando
salgo, sujeto una bata de color blanco y le hago un nudo. Al salir me encuentro con mi
ropa en la cama y para mi sorpresa, observo una mariposa hecha en origami.

La hoja estaba decorada con flores y me pareció tan bonita, que inconscientemente
llevé la mariposa a mi pecho y observé la puerta con felicidad. Los detalles inesperados
que tenía Lukyan hacían un vuelco a mi corazón.

Por mi mente se atraviesan los cuadros de mariposa de Lukyan, y al instante mi mente


tiene pequeños fragmentos de cuando tuvimos nuestro primer celo…

No demoró en cambiarme y voy apuntando la camisa de lino, me observo en el espejo


y me coloco de medio lado, el pantalón no es tan ceñido y me alegra que sea así,
debido a que aún no me siento seguro con ropa que no sea ancha.
Cuando termino de arreglarme, salgo de la habitación y choco contra Fredick quien de
inmediato se disculpa y luego me sonríe. No sé por qué, pero siento que algo no me
cuadraba del todo con ese hombre, sin embargo, considero que son tonterías mías.

—Tu alpha te está esperando.

Enseguida salimos de la casa, y el atardecer se ve como una obra de arte que tocaba el
mar. El camino de piedras nos guía hacia el muelle del norte y me quedo impresionado
por el yate, porque en mi mente pensé que era pequeño, pero tenía dos helipuertos.

La tripulación me recibe con agrado y caminamos por el largo muelle que conducía
hacia la plataforma del yate para ingresar. Los alphas se van alistando y algunos llevan
bultos de comida para perros.

—Son para el refugio que tiene Bialy —me comenta Fredick y caigo en cuenta que él
había mencionado que tenía un albergue para animales abandonados—. En las últimas
horas se ha cargado comida y medicina para llevar a la otra isla, ya todo está en la lista.

Cuando doy un paso hacia adentro, mis ojos no paran de observar la estructura, el lujo
y el gusto carísimo que tenía Bialy era de admirar, porque no cualquier bolsillo daba
para tanto.

—¿Dónde están los demás? —pregunto mirando el pasillo del fondo y a los segundos,
escucho a varios hombres gritar y de inmediato el yate se pone en marcha.

—Están en la sala y creo que Bialy se fue al helipuerto sur.

De inmediato subo por unas escaleras que conducen a dicha plataforma y mientras voy
subiendo, el vértigo se apodera de mí por un momento cuando observo el mar y vagos
recuerdos llegan a mi mente y provocan un escalofrío.

—¿Oleg? —la voz de Bialy hace eco en mi mente y al subir a la plataforma, observo al
omega tomando una bebida de color rosa— ¿Qué te paso? ¿Quieres que llame a tu
alpha?

—Ah no, solo fue algo que pasó en mi cabeza, no sucede nada, mejor cuéntame qué
haces aquí solo, Fredick me dijo que todos estaban en la sala y tú…

Algo pasaba en su mirada y mi preocupación se hizo grande cuando Bialy camina hacia
la orilla y me entra un pánico enorme cuando se sube al barandal y rápidamente agarro
sus piernas por precaución y escucho su risa de repente.

—¿Creíste que iba a lanzarme al mar? —acaricia mis rizos con dulzura y asiento ante su
pregunta—. Una vez lo deseé tanto, que creí que ese era mi mayor sueño, pero ahora
no es así.
Sus palabras calan en mi interior, y siento un vacío en mi pecho, porque conocía una
parte de su pasado y compartía ciertos sentimientos que también había vivido y por
eso mismo comprendía a grandes rasgos lo que su corazón transmitía.

—¿Sabes? No me quiero rendir ante la familia de Dimitri. Aún persisto en querer ser
aceptado, pero siendo realista, es algo tan inútil, sin embargo, las palabras de mi
esposo son tan cortantes que me recalca que una felicidad completa como la nuestra
no será posible si la sangre no se derrama.

—Y tiene tanta razón, si fuera yo, no pensaría en el bienestar de los demás, solo me
preocuparia por mí y las personas más preciadas de mi alma —entiendo que su
corazón es noble, pero debe endurecerlo para poder seguir—. En mi caso, quiero
cortar todo de raíz. Sinceramente aborrecería conocer a alguien que estuviera
relacionado con el asesinato de mis padres, realmente no podría.

—Créeme que no es tan fácil Oleg, tus palabras van a traicionarte…

¿A qué se refería exactamente?

—Pase cientos de noches prometiéndome que no me enamoraría del hombre que me


hizo tanto daño, y hoy en día, soy capaz de dar mi vida por Dimitri. Así de cruel es el
destino. Castiga condenando al corazón.

Es cierto que nuestras palabras se pueden convertir en una cuchilla, pero hay que estar
dispuestos a morir ¿No?

—A pesar de todo, amo con toda mi alma a mi esposo, y no por una marca, ni por un
lazo, sino porque vi el hombre en el que se convirtió por mí, un alpha protector,
comprensivo, alguien que te escucha y ayuda… realmente no me quiero rendir,
aunque mi pronóstico sea gris, quiero someterme a otro tratamiento para poder
concebir.

—Bibi… —su confesión me sorprende y enseguida me coloco de frente a él, no le


quiero pedir explicaciones ahora mismo, pero sé que deberíamos hablarlo a
profundidad en otro momento, no obstante, quiero que sepa que tiene todo mi apoyo.

—No llevamos mucho tiempo conociéndonos, pero… —sostengo sus manos con
delicadeza y lo miró directamente a los ojos—. Aquí estaremos tanto Pavel como yo
para ser parte de tu día a día en lo que quieras hacer. Nuestro apoyo siempre estará de
tu lado y la verdad no me vería mal como tío ¿No?

—No dejaría que mis hijos se juntaran contigo, de seguro les darías drogas y una navaja
como regalo.

—Pero mira el lado bueno, nadie se metería con tus hijos, porque saben que su tío es
un pandillero.

El viaje duró cerca de dos horas, en el lugar los esperaba una pareja de
latinoamericanos quienes eran los encargados de mantener la isla con los cuidados
adecuados. La señora María y su esposo Juan los habían recibido con los brazos
abiertos junto con una variedad de platos típicos de sus tierras natales.

Los omegas junto con el beta no quisieron dormir por separados, así que los alphas
tenían prohibido pisar la gran habitación donde iban a descansar los tres, aunque
Dimitri y Lukyan no pusieron problemas, a Sergey no le gustó para nada.

La noche había caído, y el sonido de los saltamontes acompañado con el de los sapos
prevalecía, los mosquitos ya se hacían un festín con aquellos europeos de piel blanca y
sangre dulce que tal vez iban a pasar una mala noche.

Ya habían cenado y disfrutado de una maravillosa velada al ritmo de los tambores que
Juan tocaba para adornar la voz sonora de la omega al cantar las letras de sus raíces,
así que ahora tenían la noche libre.

—¿Y cuándo es el cumpleaños de la nieta de la señora María? —preguntó Oleg curioso


porque cuando le contó que tenía quince hijos y más de veinte nietos quedó con la
boca abierta.

—Las fiestas de los latinos son de lo mejor, y si son de pueblo, es una maravilla.

—¿En serio? Es que su cultura es muy… ah no sé ¿rara? Es que tan solo recordar que
mi abuela mete bolsas dentro de otra bolsa, o coloca agujas dentro de una lata de
galletas y hasta pone un vaso de agua con limones o incluso riega azúcar en el suelo y
peor, me regaña si dejó caer sal en el suelo, porque dice que eso es mala suerte.

—Pues es Nikita, no esperes menos de la idola —le guiñó el ojo al omega y Oleg solo
pudo sonreír—. Juan es de México y María es de Colombia.
—¡Espera! —pegó un grito Oleg y Pavel se espantó—. Mi abuela es de ese país,
recuerdo que me contó la historia de que mi bisabuelo era un militar ruso que se fue
de vacaciones y terminó enamorado de una joven colombiana y pues ahí tuvieron a
Nikita. Tengo entendido que solo vivió su infancia en ese país.

—Por eso eres tan grosero, tienes sangre latina —expresó Pavel riéndose.

—¡Cállate, imbécil!

—¡Les tengo un plan! —murmuró Bialy en el idioma español mientras movía sus
hombros coqueto y ellos no entendieron absolutamente nada—. María y Juan se
radicaron en Puerto Rico, así que iremos a esa isla a celebrar el cumpleaños de su nieta
en su pueblo ¿Qué les parece?

—¿Pero si habrá internet o no? Debo hacer videollamada con Nikita para darle celos.

—La verdad, la señal es pésima, hasta me ha tocado treparme a un árbol para agarrar
señal, pero mira, no te vas a aburrir. Aunque la luz mínimo se va una vez al día.

—¿Y si nos perdemos?

—Pues al menos el GPS nos ayudará.

—¿Vas Pavel? —preguntó Oleg y el beta asintió sin ningún problema.

Bialy por dentro estaba contento, luego organizaría bien el viaje con Dimitri, ya que
debían aprovechar el tiempo que estuvieran ahí.

—¿Les gustaría jugar verdad o reto? —propuso Bialy con una sonrisa que prometía una
noche inolvidable.

Oleg y Pavel se miraron entre sí, porque sabiendo como era el omega, aquel simple
juego no sería de hacer cosas tan simples como solo tomar un trago de una horrible
mezcla de licor, de seguro sería a otro nivel y precisamente a eso le tenían miedo, a un
miedo que los podía llevar a experimentar pecados.

—Viendo sus caras, tienen dudas, pero si soy sincero, para mi Oleg es un omega soltero
y Lukyan otro pretendiente de su lista, así que un besito no es infidelidad, ¿Verdad,
Pavel? —desvió sus ojos hacia el beta y este por sorpresa le mantuvo la mirada firme.

—¿Qué clase de proposición estás haciendo? —murmuró Oleg quien se acercó a Bialy
de manera sugestiva hasta tener sus labios cerca de los suyos y no pudo evitar sonreír
cuando los ojos de Bialy destellaron un toque de lujuria.

—Solo es un juego ¿O tienes miedo? —deslizó su dedo índice por el pecho de Oleg y
fue subiendo por todo su cuello hasta que tomó su quijada y rozó sutilmente su labio
inferior—. Diviértete hasta que te coloquen el anillo, después de ahí, ni le podrás echar
un ojo a un omega, porque por ahora solo conoces su lado bueno, pero Lukyan es
capaz de matarme si intentará seducirte como lo hago ahora.

Y no mentía, Bialy sabía cómo eran las reglas de la familia Lebedev, y mientras el
omega no portara el anillo, el alpha no podía reclamar nada y menos si aún no ha
iniciado el cortejo denominado:

“Cuadros de sangre”

—¿Jugarás? —habló el beta quien no dudó en responder que sí, y de inmediato Bialy
tomó a sus dos amigos y se encaminaron hacia la gran casa del árbol que tenía un
estilo minimalista.

Oleg observó la no tan humilde casita del árbol y quedó asombrado por la arquitectura
de los niveles que poseía. La escalera principal rodeaba el gran tronco y de ahí seguía
otro camino hasta conectar con el segundo árbol y casi en la copa se encontraba la otra
edificación donde se veía la organización detallada de las ramas que tenían bellas flores
rosas naciendo.

Se dirigieron hacia las escaleras y mientras iban caminando, Oleg se hizo de últimas y al
dar un vistazo hacia atrás, se encontró a la lejanía con la mirada de Lukyan, él le sonrió
y le mostró una botella de licor, lo cual quería decir que también jugaría.

Cuando llegaron al primer nivel, Bialy les dio la bienvenida y les dejó ver un puente de
madera que se movía lentamente por el viento. Oleg tenía un poco de miedo y Pavel al
notarlo, le extendió su mano y el omega la sujetó con fuerza y fueron directamente
hacia la otra plataforma para llegar a la segunda planta.

—Espero que tomen mucho licor esta noche —sugirió Bialy volteando su mirada hacia
atrás y observó sus miradas expectantes. Les juraba que sería una noche bastante
picante—. Le daremos una buena anécdota a nuestros nietos.

—Yo necesito tomar bastante para entrar en ambiente. Solo digo eso —comentó Pavel
y los omegas se saborean los labios.

En el segundo nivel, Oleg apretó la mano de Pavel cuando Bialy abrió la puerta y se
quedaron con la boca abierta al observar como Dimitri movía sus caderas al ritmo de
un dance hall que sonaba a tope mientras servía el trago en unas copitas.

El lugar estaba a oscuras con la excepción de la luz led de color rojo que ofrecía un
ambiente bastante tentador. Se sentía como estar a punto de entrar a un pequeño
paraíso, pero en el mismísimo infierno.

Dimitri detuvo el movimiento de sus caderas y exhaló el humo del cigarro, parecía otro
alpha. La energía oscura que transmitía dejó impresionado a Oleg.
Pavel detalló cómo Bialy se acercó a su esposo y lo saludó con un corto beso, pero para
Dimitri, eso no fue suficiente y terminó deslizando su mano por la espalda del omega y
al agarrar su culo con fuerza, le propinó una palmada que se escuchó con potencia.

Dimitri le entregó una copa a cada uno, y Oleg al tomar todo el contenido, tosió un
poco por lo fuerte, pero a Pavel no le inmuto ni un poco y Bialy vió eso como algo
bueno para sus planes.

El lugar estaba lleno de cojines y almohadas que se encontraban repartidas sobre la


alfombra negra, sin embargo, en el centro había una bandeja de madera y a su
alrededor se encontraban varias botellas de marcas de licor, aperitivos y lo más
curioso, una tablet junto con cartas y dos dados.

Oleg notó con miedo como Bialy le llenó la copa y se fue echando un rezo mental
cuando sus ojos se fijaron en los invitados que habían llegado. Lukyan y Sergey
ingresaron con dos botellas en cada mano y de inmediato Dimitri los recibió con un
saludo de palmas y les dijo que tomaran asiento.

Lukyan fue el primero en acomodarse y a su izquierda se sentó Oleg y a su derecha


Dimitri quien le regaló una sonrisa pícara a su omega cuando se acomodo
rápidamente, por su parte, Sergey observó a Pavel con algo de nervios y no pudo
ocultar su emoción por jugar.

Todos se encontraban sentados formando un círculo, Bialy les explicó el juego


brevemente y les mostró la tablet que tenía un fondo oscuro donde solo tenía dos
palabras “Reto” “Verdad” las cartas representaban partes del cuerpo, colores, objetos y
unas que eran sorpresa, ya por último los dados que hacían referencia a cada jugador.

Bialy sujetó una bolsita de felpa y le pidió a cada uno que sacara un papelito para que
vieran que número eran. Una vez que lo hicieron, tomó en su esbelta mano una botella
de tequila Ley 925 diamante, un destilado premium extra añejo que tenía un valor no
muy superior a los cuatro millones de dólares.

Sus ojos detallaron cómo el licor llenó cada copa y les dio la grata bienvenida con un
brindis.

Cada uno sabía que jugador era.

Jugador 1: Lukyan

Jugador 2: Pavel

Jugador 3: Dimitri

Jugador 4: Oleg

Jugador 5: Bialy
Jugador 6: Sergey

—Que empiece el jugador uno —dijo Bialy emocionado y tomó otro trago de tequila
junto con dos gomitas—. Recuerden que tienen que leer la pregunta o el reto en voz
alta y deben contestar con toda la sinceridad. Tengan en cuenta que el reto no
necesariamente te toca a ti, sino que está a la suerte de los dados que tires.

Lukyan respira nervioso y no sabe qué escoger, pero quiere empezar con algo suave y
da clic en “Verdad” pero si pensó que iba a hacer algo casual, estaba totalmente lejos
de la realidad.

—¿Te han pasado la lengua por el ano? Di su nombre —su cara expresaba un sinfín de
emociones y el más feliz, era Oleg, quien no podía de la risa porque hasta él mismo
sabía la respuesta.

—Uy, algo me dice que ese culo ya no es virgen —soltó el comentario Bialy, y Oleg no
paraba de reírse—. Recuerda que, si no contestas, debes tomar un shot, y solo tienes
tres.

—Si, y fue Oleg —respondió Lukyan con vergüenza. Sergey y Pavel se quedaron con los
ojos bien abiertos por la tremenda confesión del alpha.

Pavel fue el siguiente, y se decidió con miedo por “Reto”, pero cuando leyó la pregunta,
todos quedaron a la expectativa, ya que tenía que tomar una carta y después lanzar los
dados y cuando lo hace, el ambiente empieza a calentarse.

Reto: Jugador X deja un chupetón en jugador Y

Carta: Cuello

Jugador: 2 y 5

A Pavel se le cortó la respiración cuando Bialy le mostró su papelito, todos se taparon la


boca cuando Dimitri miró directamente a Pavel a los ojos ¿Acaso lo haría? Porque de
no ser así, el castigo era tomar un trago de vodka mezclado con un tequila Sierra silver,
que era el más fuerte del mundo, ya que tenía un grado de alcohol del 75%.

El omega ladeó su cuello en signo de permiso y Dimitri besó su marca como respuesta
que de ahora en adelante podían hacer cosas que dentro de la relación podían
considerarse un problema.

El beta no supo de donde saco la iniciativa, pero el alcohol empezaba a sacar su lado
más atrevido y cuando parpadeo, ya tenía de frente el rostro de Bialy. Sus finos labios
le sonreían junto con aquellos ojos que destilaron un pecaminoso deseo.
Con el temblor en sus manos, dejó una corta lamida en el lado opuesto donde estaba
la marca del alpha, su saliva fue humedeciendo la zona y escuchó como él suspiró con
pesadez al instante en que iba chupando lentamente.

Sus dientes apresaron su piel y fue succionando hasta sentirse satisfecho, los nervios lo
cegaron, pero al degustar el dulce sabor a fresa, chupó con más fuerza hasta que
quedó complacido y al alejarse segundos después, observó las mejillas de Bialy
sonrojadas.

Oleg no dejó de sonreír por los nervios que estaba sintiendo, al parecer, Sasha quedó
en el olvido, porque literal, le apostó a que se tomaría el shot, pero estaba equivocado,
hoy Pavel iba con todo.

Dimitri no sintió ningún tipo de celos, no por ahora, pero sabía perfectamente que
borraría esa marca con una más grande y dolorosa, una con sabor a semen mezclado
con lágrimas y ahora que era su turno, no lo pensó dos veces para elegir reto, y lo que
le salió, dejó a todos con la boca abierta por lo atrevido que era el reto, pero el castigo
de no hacerlo, era un precio alto, porque era tomar cinco shots.

Sergey observó como Dimitri tomó la carta y la dejó a la vista de todos, en ese instante,
el rostro de Pavel invadió su mente.

Carta: Pene

Ninguno pudo ocultar su sonrisa, pero cuando Dimitri lanzó el primer dado, a Bialy le
entró una ansiedad y empezó a comer gomitas, una tras otra hasta que tiró el segundo
y sintió un alivio, pero al mismo tiempo una calentura atravesó su vientre.

Reto: Jugador X chupa “carta” de jugador. No te olvides de traer pruebas.

Jugador: 5 y 3

Dimitri sujetó una botella de vodka y se levantó, extendió su mano y cuando Bialy la
tomó, Oleg empezó a chiflar hasta que se encerraron en el baño con la luz roja que
daba un toque sensual.

Sus manos no demoraron en sujetar los muslos de su pequeño esposo y lo empotró


contra la pared.

—Podría follarte en frente de ellos —confesó con la voz entrecortada y mordió el


chupetón que le había hecho Pavel. La marca de sus dientes dejó un rastro de sangre
que provocó que sus feromonas se exaltaran.

—Si tú quieres, hazlo… —susurró contra sus labios y de repente sintió como Dimitri lo
cargó hasta que él se sentó sobre la taza del inodoro y su culo quedó encima de su
pene erecto. La música empezó a embriagarlos bajo un dance halls que provocó de
todo, menos una noche tranquila.
Bialy inició moviendo sus caderas, se restregó con seducción hasta sentir como Dimitri
agarró su cintura y lo presionó más contra su miembro. El omega abrió la botella y al
tomar un trago, se lo trasfirió a la boca del alpha y terminó fundiéndose en un beso
sediento de sexo, de una exquisita y profunda penetración que lo hiciera enloquecer
bajo el calor de sus gemidos.

Dimitri jaló con fuerza la cabellera de Bialy hacia atrás y lamió la sangre que se
deslizaba por su blanquecina piel. Había dicho que no haría nada después del juego,
pero simplemente no pudo detenerse.

El omega soltó un jadeo y apretó la camisa del alpha cuando el ardor empezó a ser
difícil de manejar, pero le gustaba tanto, que su mente solo quería más y más.

El reto debía cumplirse, y no perdió tiempo cuando se colocó de rodillas ante el alpha y
con sus dientes desabotono la pantaloneta, bajó el bóxer con desespero y encontró su
dulce, su obediencia, ese gran pene al que le palpitaban las venas.

Bialy observó el glande de un fuerte color rosa, las gotas de preseminal se deslizaron y
eso para él era un desperdicio hasta que la punta de su lengua devoró el líquido. Sus
ojos conectaron con los de su alpha mientras que fue metiendo más de la mitad de su
miembro, relajó su garganta y dejó que siguiera avanzando hasta sentirse ahogado y
notó cómo sus lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

Las arcadas se hicieron presentes cuando empezó a subir y a bajar por ese trozo de
carne salada, pero por nada del mundo pararía. El agarre del alpha en su cabellera
marcaba el ritmo y cuando aumentó, tuvo que tener un gran control del aire, al ver que
ahora Dimitri lo embestía de manera brutal.

Sus manos agarraron con fervor las piernas de su esposo y llegó un punto donde no
pudo más y debió enterrar sus uñas en su piel con fuerza como una señal para que se
detuviera y cuando lo hizo, empezó a toser y la saliva se fue escurriendo por la punta
de su pene hasta llegar a sus testículos.

Su respiración se volvió errática, su mirada no demostró una derrota, al contrario, lo


encendió aún más y nuevamente tomó el último respiro, sujetó el pene con sus dos
manos y fue rozando sus labios por el glande, dió cortas chupadas y terminó
ahogándose hasta el fondo de su garganta.

Dimitri se levantó sin sacar su pene de esa exquisita boca y fue deslizando sus manos
de su cabellera hasta llegar a sus mejillas. Su sonrisa creció al ver sus ojitos llenos de
lágrimas mientras lo observaba con suma obediencia, no obstante, y para su extrañeza,
Bialy sacv su miembro lentamente y no demoró en propinarle un golpe con la palma de
su mano en aquella delicada mejilla haciendo que su rostro girara de manera abrupta.

—No te dije que lo sacaras ¿O sí? —jadeó con la respiración acelerada y las ganas por
follarlo ahí mismo, le nublaron el sentido.
Bialy deseaba que su esposo lo sometiera, quería que lo golpeara, que lo amarrara, que
tapara sus ojos y lo torturara de placer mientras era penetrado sin compasión y que al
final de la sesión, recibiera su beso de buenas noches en la frente mientras le
susurraba palabras de amor.

—No señor —expresó en un jadeo lleno de delirio y de repente metió su miembro con
fuerza y sus ojos se cerraron por el movimiento voraz de sus caderas que hicieron que
en cuestión de segundos sintiera el caliente líquido derramándose cerca de su
garganta, pero evitó tragárselo y lo mantuvo dentro de su boca.

Dimitri extendió su mano como todo un caballero y depositó un beso en la mejilla que
había golpeado, luego colocó sus dedos en la cintura de su omega y salió del baño
como si nada hubiera sucedido.

El omega observó como Pavel estaba acostado en las piernas de Oleg mientras que
éste sostenía una botella de licor y dejaba fluir el líquido como si de una cascada se
tratara en la boca del beta.

Solo podía pensar que dentro de muy poco, vería a un Pavel más extrovertido.

Oleg cortó el chorro de licor y Pavel se reincorporó, su boca se sintió caliente y en su


asombro, observó como Sergey le ofreció una botella de agua y de inmediato la
recibió. El alcohol que estaban consumiendo era muy, pero muy fuerte, y hasta percibía
que su cabeza se sentía mareada, sin embargo, estaba encantado.

Bialy se sentó y sacó la lengua para que vieran el semen como prueba del reto, Oleg en
su asombro, no paró de sonreír y en negación le ofreció una copa de licor que bien
recibió Bialy feliz.

—Estoy seguro —murmuró Oleg mientras comía maní al saber que era su turno— Que
tú creaste todas las perversidades de este juego —le dijo a Bialy al tanto que escogía
“Verdad” y cuando la pregunta salió, lo primero que hizo fue voltear su mirada hacia el
alpha que lo observaba con recelo.

Oleg en su mente pensaba que tenía muy mala suerte, porque le había salido una
bomba de tres preguntas y para empeorar, también había ganado un sorteo donde
tenía la opción de tomar tres shots o someterse a un reto, es decir, tenía doble turno
mortal.

Era una puta mierda, porque sentía que algo horrible iba a pasar.

—¿A cuántos omegas te has follado? —leyó la pregunta en voz alta y empezó a contar
con sus dedos, su mente revivió ciertas escenas y la risa nerviosa lo atacó de repente
cuando respondió—. Mal contados, unos doce omegas —todos quedaron con la boca
abierta sin excepción alguna. Lukyan levantó una de sus cejas por la impresión de sus
palabras, pero no era mentira, además no tenía la culpa de ser un imán dominante
para los omegas que querían experimentar.

—¿Puedo ser el trece? —dijo con burla Bialy y recibió un guiño travieso por parte de
Oleg.

—Ay mierda, sigamos con esto —echó un suspiro y continuó con la segunda pregunta
nervioso— ¿A qué edad te masturbaste la primera vez? Diosa Luna, este juego es del
diablo. A los quince años.

—¿Cuál es tu pose sexual favorita? —comentó la última pregunta.

Oleg se relamió los labios, y la mente le empezó a conspirar en su contra cuando las
escenas calientes con Lukyan vibraron en su interior. Lo único que faltaba, era tener
una erección y justo se encontraba así, por lo que, con disimulo tomó un cojín y cubrió
su entrepierna sin pensar que el alpha lo observaba de reojo.

Cada movimiento, cada palabra y expresión, era sutilmente vigilada por Lukyan.

—Mi abuela me decía “Donde te sientas sin derechos, ahí es” En cuatro…

Y Lukyan escuchaba muy atento.

Tras los segundos, Oleg deseaba bajar su erección, se sentía incómodo y lo estaba
poniendo al límite, pero cuando salió en la pantalla el reto que debía cumplir, ya estaba
contemplando por alguna razón lo de tomarse los tres shots.

Reto: Jugador X da un beso con lengua a jugador Y

A Oleg se le escurrió una gota de sudor frío por la nuca cuando soltó los dados y el
primer número en caer le da escalofríos porque era la primera vez que caía.

Jugador: 6 y 4

“El juego estaba embrujado” fue lo que se le vino primero a la cabeza de Sergey ¿Cómo
mierdas iba a besar a ese fastidioso omega? Los latidos de su corazón de inmediato se
alteraron por la bulla de los demás y sin esperarse, la mirada de Lukyan se clavó en la
suya y por dentro rezaba porque Oleg se bebiera esos tragos como castigo.

Dimitri se reía junto a su omega por las caras que hacía el omega al ver a Sergey en la
misma situación, ambos desechaban la idea de un beso, porque si eso ocurría, de
seguro caería un meteorito.

—¿Ustedes besarían a una cucaracha? —preguntó Oleg y todos negaron con la cabeza,
incluyendo a Sergey, sin embargo, Pavel se lo pensó dos veces— ¡Dame esos putos
shots ahora!
Oleg miró con terror como Bialy mezcló varios licores y Dimitri remató con unas gotas
de tequila y de paso, le entregó un dulce mentolado. Cuando recibió el primer shot,
miró con odio a Sergey quien le agradeció con toda el alma.

El trago amargo casi le hizo vomitar, pero como un adulto, aguantó el terrible sabor del
licor y se fue preparando para los siguientes. Tomó cada copita en su mano y se bebió
los dos al mismo tiempo, pero su mala suerte aún siguió en pie y cuando Bialy le dijo
que le tocaba repetir turno, casi le dio un paro cardiaco porque solo podía reto.

—Y para retirarse del juego, deben tomar por completo medio litro de algún un shot
—sentenció Bialy y todos quedaron sin poder decir una palabra y más Oleg quien sintió
su garganta convertirse en una rampa llena de fuego.

El omega hizo presión en su cojín y la erección empezó a doler, ni siquiera con el


alcohol se le bajaba y estaba a poco de rogarle a Lukyan para que se la chupara, quería
sentir esa lengua caliente recorriendo desde la punta de su pene hasta llegar a su
entrada.

El reto era el mismo y Oleg estaba rogando para que no saliera su número, pero
cuando los dos dados cayeron en el centro de la bandeja de madera, sintió como le
hervía el alma.

Reto: Jugador X da un beso con lengua a jugador Y

Jugador: 6 y 2

Lukyan ya sabía que Sergey tenía algún interés en el beta, conocía el comportamiento
del alpha y era demasiado evidente en darle miradas comprometedoras cuando Oleg
no estaba o tenía su atención en otra cosas, sin embargo, reconocía su valentía aun
sabiendo que Oleg le advirtió que no se metiera con su amigo.

Pavel al ver su número en el dado, percibió un cosquilleo en el estómago cuando todos


se rieron menos Oleg, quien lo observaba como madre a punto de pegarle con un palo.
Sinceramente no sabía cómo sentirse, pero esperaba que Sergey tomará los tres shots
de castigo, no obstante, cuando el alpha tocó su mejilla, un fuego se encendió en su
interior.

Sergey tenía el control de su reto, si bien quería se hubiera tomado los shots, pero no
deseaba perder la oportunidad, y sin desperdiciar el tiempo, se acercó al beta y
acarició su mejilla ante la atenta mirada de Oleg. Se relamió los labios y no pudo evitar
sonreír cuando Pavel cerró sus ojos con miedo

También estaba ansioso como él.

—Saca tu lengua —susurró el alpha en el oído del beta— No tengas pena por verte
disfrutar de esto. Sé que te gusta tanto como a mí.
Pavel sin reproche sacó su lengua y sintió la calidez del alpha, su saliva con sabor a
vodka lo envolvió y terminó probando sus labios. El calor empezó a aumentar cuando
su boca lo invitó a caer ante ese demonio y permitió que su lengua se adentrara por
varios segundos hasta que se sintió sofocado.

Oleg no sabía qué sentir al ver a su amigo ser poseído de esa manera, porque esa
mano, esa postura y esa boca no dejaban escapar ni un jadeo, como si los dos
disfrutaran de ese momento, como si no necesitaran de un reto para unir sus bocas y
someterse ante el placer.

El más emocionado era Bialy, quien veía como Oleg quería desgarrarle la garganta al
alpha, y a Pavel disfrutar del momento mientras Sergey demostraba las ganas que le
tenía al beta ¿No era la mejor escena?

El beso finalizó y Sergey antes de alejarse, depositó un casto beso en la comisura de su


labio inferior y al reincorporarse, miró a Oleg de manera retadora y sintió como su
corazón se le paralizó con la mirada que le regaló el omega, porque sabía que sus
intenciones con el beta solo eran una aventura.

Pavel era un deseo que una vez satisficiera, lo botaría.

Era el turno de Bialy e hicieron una repartición de doce cócteles que tenían tonalidad
azul con el toque decorativo de una cereza. La música cambió y ahora estaban bajo la
influencias de los sonidos representativos de la isla puertorriqueña; ahora que estaban
en el caribe, tenían la sabrosura de los pueblos latinoamericanos que adoraba Bialy.

Nadie entendía la letra en español, excepto Lukyan y Bialy que sabían hablar y escribir
perfectamente el idioma. El momento va llegando a su cúspide y hacen un segundo
brindis, Bialy va moviendo sus caderas bastante alegre mientras tomaba una botella de
vodka y llenaba el vaso de todos.

El omega al acariciar uno de sus mechones blancos, observó que apareció una ruleta
de la fortuna en la tablet y sin miedo le dió inicio y empezó a girar, había desafíos
vergonzosos y otros un tanto calientes.

La ruleta se detuvo, era un reto grupal de pasarse una carta de poker entre los
jugadores, pero solo utilizando la boca y eso puso las cosas más emocionantes, porque
el que perdiera, debía quedar con el torso desnudo durante todo el juego y tomar
cinco shots.

Bialy tomó el estuche de la carta y sujetó una, humedece un poco sus labios y pegó la
carta en su boca, volteó su rostro y se encontró de frente con Sergey quien se acercó y
tuvo que aguantar la risa cuando Oleg hizo un comentario gracioso, pero aguantó y la
carta pasó a los labios de Sergey con victoria.
El alpha aspiró con fuerza y al pasársela a Pavel, sus ojos azules se emocionaron
cuando él se acercó y trató de aguantar las ganas de besarlo, porque había quedado
con inciado.

Quería probar ese culo de nuevo.

Pavel tenía la carta en su boca, pero en el instante en que se le resbaló, agarró la nuca
de Oleg con fuerza y salvó la carta por la punta. Todos hicieron bulla y el chiflido de
Dimitri aumentó los nervios de los dos quienes se encontraban en un grave aprieto.

—Si dejas caer la carta, Oleg, te esperan los cincos shots más fuertes porque vienen
con ron —murmuró Lukyan divertido y se dio cuenta de que el omega mantuvo el cojín
aun entre sus piernas. Su erección no bajaba, pero en cualquier momento, le ayudaría,
ya sea con su pene o con su boca, lo que él quisiera, lo haría como un fiel sirviente.

El omega como pudo, logró tener la carta bajo control y levantó un poco la quijada, el
temor por dejarla caer, lo estaba colocando nervioso, pero va ladeando su rostro hasta
que Lukyan pegó sus labios a la carta y antes de alejarse, colocó su mano e hizo presión
en el cojín y Oleg cerró sus ojos por varios segundos cuando sintió como la entrada de
su culo se iba humedeciendo por el tacto del alpha en su cuello.

La carta reposaba en los labios de Lukyan quien se sentía todo un triunfador, la meta
era pasársela a Dimitri, sin embargo, notó el peligro cuando la carta se fue deslizando a
medida en que iba volteando su rostro y para su mala suerte, al querer salvar su
dignidad, la carta cayó en la alfombra y terminó dándose un beso con Dimitri.

Ninguno pudo aguantar la risa y más los omegas que al ver a los alphas besarse por un
error, hasta brindaron con un cóctel al tanto que ellos deslizaban el dorso de sus manos
sobre sus labios para borrar cualquier rastro de lo ocurrido.

—Cada uno se toma un shot y se quitan la camisa —habló Bialy emocionado y le indicó
al omega que colocara las copas en la bandeja de madera. El omega tomó diferentes
botellas y fue haciendo unas mezclas poderosas.

A estas alturas, ya todos estaban con la cabeza elevada.

—¡Shot! ¡Shot! ¡Shot! —gritaron todos cuando los alphas se fueron despuntando la
camisa al mismo tiempo hasta que sus torsos quedan desnudos y Oleg no despegó sus
ojos del pecho de Lukyan.

Dimitri sujetó una copa y la chocó con la de Lukyan, el olor fuerte del trago lo iba
embriagando de a poco y dejaron que el potente líquido se deslizara de manera
agresiva por sus gargantas, quemándola.

Si seguían así, no iban a resistir por tanto tiempo.


Bialy continuó con el juego y colocó reto, todos ya se encontraban efusivos y más los
alphas, que al parecer estaban mostrando la personalidad de un cazador a punto de
meterle las garras a sus presas. Sus ojos observaron a Lukyan susurrarle cosas
realmente subidas de tono a Oleg porque ya tenía sus mejillas bien sonrojadas y por su
parte, Sergey estaba aprovechando su momento y ahora estaba más cerca del beta.

Reto: Jugador X quita con los dientes la prenda inferior de jugador Y

Jugador: 2 y 6

—¡No otra vez! —expresó Pavel con los nervios carcomiéndole y para empeorar, Bialy
aumentó el castigo e impidió que optara por los shots, porque si no quería aceptar el
reto, debía tomar medio litro de tequila.

Mientras tanto, Sergey se encontraba ansioso al escuchar las palabras de Pavel, su


mente quedó perpleja al instante en que sus ojos cafés lo analizaron de manera
nerviosa, ¿esa pequeña presa lo iba a atacar en su guarida?

Por un instante, dejó de percibir una fracción de su realidad, para solo detallar las
manos de pavel que lentamente se treparon por la tela de su pantalón. Su vista se posó
en su cabellera azabache, la emoción de ver su rostro a pocos centímetros de su
miembro, hizo que despertara ciertos recuerdos, sensaciones que se transmitieron
sobre su piel al escuchar el aliento de Pavel al entreabrir sus labios.

La mirada del beta fue subiendo de a poco hasta encontrarse con ese azul electrizante
que asemejaba la perfecta combinación de un cielo tranquilo con uno caótico; sus
pupilas se dilataron en ese instante en que Sergey separó sus piernas y le permitió una
posición más cómoda.

El alpha quedó impactado, sin mediar ninguna acción, procuro no hacer algún
movimiento, permitiéndole así, tomar el papel de un esclavo atado, solo
defendiéndose con una mirada llena de deseo ante los ojos atemorizados del beta, que
optaron por sellar la luz y concentrarse en terminar su objetivo.

Su lengua humedece sus labios, y con el temblor de los latidos que resonaban en todas
partes, tomó la valentía de presionar el diminuto cierre con sus dientes mientras
apretaba los grandes muslos del alpha, y fue bajando con algo de dificultad al tanto
que, sentía como su propio pene le imploraba una peligrosa liberación.

A Sergey se le cortó la respiración por varios segundos, cuando el beta va dejando al


descubierto como su gran miembro que aun bajo la tela, demostraba con sinceridad lo
que anhelaba tras los recuerdos de aquella noche.

Si, quería tenerlo bajo su poder, deseaba probar esa piel, oler su cuerpo sudado y
escuchar sus quejidos al ritmo de sus penetraciones, porque malditamente no podía
dejar de sentirlo, ni siquiera Amelia ha podido sacarlo de su cabeza.
—¡Descarado! —gritó Oleg mientras tomaba un cóctel fuerte.

El alcohol estaba subiendo de nivel en cada uno, alterando su realidad, dejando


mostrar sus verdaderas intenciones detrás de esos rostros que reprimian la naturaleza
de sus almas.

Pavel estaba muerto en vida, porque no solo Sergey estaba erecto, sino que se
encontraba en la misma posición, le había excitado bajar la cremallera y ver que él era
el causante de apreciar semejante bulto de carne queriendo salir de su ropa interior.

—Y dice que solo se le para con omegas, que ridículo te ves ahora, Sergy —escupió
Lukyan burlandose y Oleg ya no supo qué hacer, por una parte, estaba tratando de
ocultar su risa y por otra parte quería apuñalar al alpha.

Era el efecto del alcohol.

Pavel se alejó con sus mejillas sonrojadas y le tocó hacer lo mismo que Oleg al colocar
un cojín en su entrepierna para ocultar la emoción del momento. No comprendió
porque su cabeza estaba tan alterada, pero más allá de beber, concluyó que la
presencia de Sergey estaba siendo perjudicial para su salud.

—Y te recuerdo que no puedes subirte la cremallera hasta que pasen cuatro rondas
—expresó Bialy y el alpha ya se quería ir para aliviar la presión de su sangre.

Ahora el turno era para Sergey, la tablet mostró un cuadrado negro y al seleccionarlo
aparecio un mensaje:

“Ronda caliente”

Sergey tiró los dados con nervios sin saber que iba a suceder.

Jugador: 1 y 4

El alpha de nuevo observó la tablet y colocó su dedo encima del mensaje y apareció
una bomba que explotó y todos se acercaron para leer la “Ronda caliente”

INSTRUCCIONES:

REFLEJOS

Los dos jugadores escogidos por los dados deberán imitar los mismos movimientos que
la otra pareja seleccionada (5 minutos)

Quien eyacule primero, pierde.


La pareja que se niegue a seguir los movimientos, pierde.
Cada pareja tendrá un tiempo de cinco minutos y luego intercambiarán los
papeles.
No pueden dejar sus manos quietas.
Los jugadores restantes únicamente pueden ver.
Jugador 4 besa a jugador 5 al inicio del juego.

Oleg y Lukyan al leer las indicaciones, se miraron en silencio. Era una locura, pero un
cosquilleo en sus vientres les dio la bienvenida, el calor se fue aglomerando en el
instante en que Oleg sujeto una botella de vodka y tomó directamente de ella.

Sergey debía escoger a la otra pareja, así que no duda en seleccionar a Dimitri y a Bialy.

—En simples palabras, Lukyan me imitara a mí, y Oleg a ti —explicó Dimitri a su


adorable esposo que ya tenía mil escenas en la cabeza.

Lukyan estaba bastante ansioso al ver que Bialy se sentó sobre el regazo de Dimitri y
eso colocó la atmósfera a un nuevo nivel de excitación.

Oleg se relamió los labios, sus mejillas sonrojadas y el corazón acelerado provocaron un
leve mareo al sentarse sobre el regazo de Lukyan, su miembro se clavó entre la mitad
de su culo y para dar un buen inicio a la ronda, observó con lujo de detalle como Bialy
fue desapuntando su pantalón y dejó a la vista la punta rosa de su miembro que
escurría preseminal.

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