500 a ño s

de la
Villa Segura de la Frontera
al Tepeaca de hoy

Primer Cabildo de Puebla

y del Centro de México

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 Luis Miguel G. Barbosa Huerta
Gobernador Constitucional del Estado de Puebla
Sergio Salomón Céspedes Peregrina
Presidente Municipal Constitucional
Nancy Flores Budar
Síndico Municipal
Leticia Sánchez Jurado
Regidora de Gobernación, Justicia, Seguridad Pública y Protección Civil

Rodrigo Ruiz Pérez

Regidor de Patrimonio y Hacienda Pública Municipal

José Asunción Ranulfo Huerta Alonso

Regidor de Desarrollo Urbano, Obras y Servicios Públicos
C. Dulce María Alcántara Lima
Regidora de Ecología, Medio Ambiente y Recursos Naturales
María Araceli Hernández Castillo
Regidora de Industria y Comercio

José Candelario Serrano González

Regidor de Desarrollo Rural, Agricultura y Ganadería
Ma. Sara Sánchez Núñez
Regidora Salubridad y Desarrollo Social
Maricarmen Berenice Martínez Ramos
Regidora de Educación, Cultura y Derechos Humanos
Janeth Santamaría Romero
Regidora de Juventud y Deporte

María Esperanza Trejo Altamirano

Regidora de Paridad de Género

Heber Yoamy Meneses Báez

Regidor de Turismo, Artesanía y Gastronomía
Gabriela Bonilla Parada
Presidenta del Sistema Municipal DIF
Alfredo Parada Salmorán
Secretario del Ayuntamiento

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 500 años
de la
Vi l l a S e g u r a d e l a F ro n t e r a
a l Te p e a c a d e h o y

Primer Cabildo de Puebla

y del Centro de México

Directora de la obra: Isabel Fraile Martín

Tepeaca_15-12-20.indd 3 15/12/20 6:10 p. m.

 Dirección de la obra: Isabel Fraile Martín.

Cuidado editorial: Katalina Ramírez Aguilar.

Corrección ortotipográfica: Ruth M. Rojas Jiménez.

Diseño editorial: Christophe Prehu Maurer.

Diseño de portada: Ana Verónica Garibay.

Fotografía: Alejandro Figueroa Romo.

Desplegable: Alfredo Parada Salmorán.

Portada, pág. 70-71, 77, 90, 172-173: Juan Melgarejo Fragoso, participante del Concurso Nacional
de Fotografía de Tepeaca.
Pág. 168, 191: Paulina Ruiz Vargas, participante del Concurso Nacional de Fotografía de Tepeaca.
Pág. 175: Alejandra Gutiérrez Gárate, participante del Concurso Nacional de Fotografía de Tepeaca.
Pág. 179: Leticia Villalobos Sampayo.

© D. R. 2020 Editorial Cariátide.

Prolongación de los Sauces No. 2704, Int. N 101, Col. Las Ánimas
C. P. 72810, Puebla, Puebla

Primera edición 2020

ISBN: 978-607-94300-0-8

Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación
pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de propiedad intelectual.
La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual.

Impreso en México

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 ÍN D I CE

PRÓLOGO ............................................................................................7

TEPEACA: LA HISTORIA QUE ESCRIBIMOS TODOS .......................................... 11

PRESENTACIÓN .................................................................................... 13

Capítulo primero ........................................................................ 17

“TIERRA LLANA Y A PARTES ÁSPERA Y MONTUOSA”: LA RELEVANCIA DE LA
FUNDACIÓN DE VILLA SEGURA DE LA FRONTERA (TEPEACA, PUE.)
Lidia E. Gómez García, Cristóbal Arturo Tlatelpa Garrido
Tepeyacac en el entorno previo a la fundación .............................................. 20
La narrativa de la fundación de Villa Segura de la Frontera y su significado ............... 35
Tepeaca, cabecera de alcaldía mayor con jurisdicción sobre pueblos sujetos ............... 48
Consideraciones finales ...................................................................... 63
Bibliografía .................................................................................. 65
Fuentes primarias ........................................................................... 65
Bibliografía consultada ...................................................................... 65

Capítulo segundo ................................................................................. 69

PATRIMONIO CULTURAL EDIFICADO DE TEPEACA
Lic. Aldo Roberto Rivero Pastor, Arq. Rafael Barquero Díaz Barriga
Antecedentes: patrimonio precuauhtemotzinca, Tepeyacac ............................... 69
De Tepeyacac a Segura de la Frontera ....................................................... 71
Fundación de Tepeaca ....................................................................... 73
La plaza principal ............................................................................ 77
El Rollo o Picota, torre símbolo de la autoridad ............................................ 79
El tianquiztli (tianguis o mercado) .......................................................... 86
Antiguo convento de San Francisco de Asís,
actual parroquia del mismo nombre ........................................................ 87
Antiguo claustro del convento de San Francisco de Asís,
hoy dependencias parroquiales ............................................................. 95
Templo del antiguo convento de San Francisco de Asís,
hoy sede parroquial con el mismo nombre .................................................. 99
La capilla de la Tercera Orden Franciscana ................................................ 102

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 La casa de la Audiencia, casas reales y cárcel, actualmente Palacio Municipal ........... 106
La casa llamada de Hernán Cortés ......................................................... 107
La colecturía del diezmo ................................................................... 116
Antigua parroquia de San Francisco, hoy santuario del Santo Niño Doctor .............. 120
Casa de los virreyes.......................................................................... 130
Los barrios de Tepeaca ..................................................................... 135
Capillas de los barrios ....................................................................... 138
Juntas auxiliares del municipio ............................................................. 148
Inspectorías ................................................................................. 149
Bibliografía .................................................................................. 165
Archivo consultado ........................................................................ 167
Entrevistas................................................................................... 167

Capítulo tercero ................................................................................. 169

CULTURA EN TEPEACA: MIRADAS A 500 AÑOS DE TRADICIÓN Y ENCUENTROS
Isabel Fraile Martín
El gusto por el color y la magia: el carnaval de Tepeaca .................................... 174
Entre el cuerpo y el espíritu: la Semana Santa en Tepeaca ................................. 177
La historia de una devoción única: el Niño Doctor de Tepeaca ............................ 179
Creatividad y tradición: las prácticas artesanales de Tepeaca .............................. 185
Las rutas del comercio: el tianguis de Tepeaca ............................................. 189
La grandeza del origen: las fiestas de San Francisco de Asís ............................... 195
Consideraciones finales ..................................................................... 196
Bibliografía .................................................................................. 197
Referencias digitales ....................................................................... 198

Anexo ............................................................................................... 199

“... ANTES PATRIA QUE PARTIDO”, MIGUEL NEGRETE, EL ADALID DE TEPEACA
Emmanuel Rodríguez López
Una intermitente carrera militar............................................................ 199
Negrete y su gesta en defensa de la soberanía nacional ante los franceses ................ 200
Avatares posteriores a la república restaurada ............................................. 201
Bibliografía .................................................................................. 202

REAL CÉDULA DE 1559 ........................................................................... 203

ESCRIBAMOS JUNTOS EL FUTURO DE TEPEACA ............................................ 217

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 Capítulo primero
“TIERRA LLANA Y A PARTES ÁSPERA Y MONTUOSA”:
LA RELEVANCIA DE LA FUNDACIÓN DE VILLA SEGURA
DE LA FRONTERA (TEPEACA, PUE.)
Lidia E. Gómez García
Cristóbal Arturo Tlatelpa Garrido
ntre el ir y venir de los vientos de
E los valles de la región poblano-tlax-
calteca, Tepeaca, tierra centenaria,
pide ser escuchada, comprendida
y revisitada por el ojo explorador de sus
vecinos y habitantes. El antiguo señorío de
Tepeyacac nos abre las puertas a los enigmas
de su paisaje de cerros, barrancos y valles,
cargado a su vez de historia y cultura que,
con el paso de los años, sigue ofreciendo la
oportunidad de conocer un pasado que no
debe dejarse en el olvido.
Ubicada en la región centro-sur del esta-
do de Puebla, Tepeaca es una población cuya
área no sobrepasa los 800 km2, pero que ha
sobresalido entre otros pueblos a lo largo y
ancho de las pequeñas sierras y valles que
surcan ese paisaje de “tierra llana y a partes
áspera y montuosa”,1 descrita así en un cues-
1 Martínez, Hildeberto, Tepeaca en el siglo
xvi. Tenencia de la tierra y organización de
un señorío, México, Ediciones de la Casa
Tepeaca_15-12-20.indd 17
tionario antiguo, conocido como Relaciones
geográficas,2 que el rey de España, Felipe II,
mandó para que fuera respondido por los
funcionarios españoles que gobernaban lo
que hoy es México. Como estos españoles
no conocían bien la región, pidieron ayuda
a los caciques indios, cuyos sus abuelos y
bisabuelos habían vivido en esta área desde
antes de que llegaran los conquistadores.
Las preguntas habían sido elaboradas por
el rey y sus consejeros para conocer de ma-
nera directa la grandeza y poderío de sus
dominios, a los que pertenecía el virreinato
de la entonces Nueva España.
Cuando los indios ancianos nobles de Te-
peaca empezaron a responder las preguntas,
los funcionarios españoles, que no supieron
cómo contestar, quedaron muy sorprendi-
dos al conocer la historia, patrimonio y el
Chata, 1984, p. 13.
2 Cerón Carvajal, Jorge, Relación del pueblo de
Tepeaca, Tepeaca, 1580, fol. 57.
17
15/12/20 6:10 p. m.
 enorme poderío que tuvo Tepeaca antes de
la llegada de Hernán Cortés, y que conservó
durante 300 años hasta la independencia de
México. Por ello la necesidad de preguntarse
por qué Hernán Cortés decidió fundar aquí
la Villa Segura de la Frontera, la primera en
toda la región del altiplano mexicano, donde
se encuentra situado el valle de Puebla.3
Esta pregunta nos lleva a investigar lo que
contestaron en ese momento los indios an-
cianos nobles para poder contar a todos lo
que nuestros antepasados le dijeron a Felipe
II, el monarca que quería escuchar noticias
de su reino, donde nunca se ocultaba el sol.
No queremos que nos crean a nosotros, sino
que escuchen lo que ellos contestaron en
estos documentos antiguos sobre nuestro pa-
trimonio, historia y herencia, precisamente
ahora que el H. Ayuntamiento de Tepeaca
organiza la conmemoración de los 500 años
de su fundación.
Lo que vamos a contar tiene que ver
específicamente con lo que los ancianos
nobles indígenas y funcionarios reales es-
pañoles dijeron sobre Tepeaca; cómo y por
qué Hernán Cortés decidió fundar la villa y,
luego, qué pasó durante los primeros años
después de la Conquista. A partir de ello
es posible reconocer nuestra identidad y
valores culturales. Resulta desafortunado
que, actualmente, los jóvenes de Tepeaca
3 Agradecemos a Dennis Marcovick Pérez
Bernabé por su apoyo en la investigación
de este apartado.
18
Tepeaca_15-12-20.indd 18
desconozcan esta historia y su importancia.
Esto se evidencia en la destrucción de nues-
tro patrimonio histórico y cultural, realizada
de forma desmedida e impune: desde el
saqueo de archivos, de sitios arqueológicos,
del patrimonio religioso y la pérdida de
tradiciones, hasta la destrucción deliberada
de la arquitectura y el paisaje urbano que,
desde hace mucho tiempo, ha disminuido
los vestigios de su historia.
Por lo anterior, es importante revisar lo
que los ancianos de esta ciudad menciona-
ron cuando ésta fue recién fundada, con el
objetivo de evitar que se siga destruyendo el
patrimonio arquitectónico de la zona centro,
con la “reutilización y readecuación” lucra-
tiva e insensata de estos espacios, que parece
llevarnos, una vez más, a decir que hay un
mínimo o nulo conocimiento sobre lo que
esta ciudad representa. El joven historiador,
que busca en su historia local la respuesta a
sus preguntas de vida, mira nostálgicamente
hacia los cuatro puntos cardinales desde la
punta del cerro Tepeyacac y piensa, igual
que lo hizo el obispo don Juan de Palafox
y Mendoza, hoy beato, en 1643, que “Es
Tepeaca una de las más populosas ciudades
que tuvieron en su antigüedad los indios, y
hoy está tan acabada que apenas se divisa
en sus ruinas lo que fue”.4
4 Palafox y Mendoza, Juan de, Relación de la
visita eclesiástica de parte del obispado de la
Puebla de los Ángeles (1643-1646). Transcrip-
ción, introducción y notas de Bernardo
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 Historia tolteca-chichimeca. Facsímil del servicio fotográfico de la Biblioteca Nacional
de París, Francia. [f. 5r, Ms. 54-58, p. 11] 19

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 Tepeyacac en el entorno previo
a la fundación
La ciudad de Tepeaca, como la conocemos
en la actualidad, tiene como antecedente
inmediato la fundación de los señoríos de
Tlaxcala, Huexotzingo, Totomehuacan y
Cuauhtinchan a manos de los tolteca-chi-
chimeca; posteriormente, de la presencia
tlaltelolca (siglo xiv) y mexica en 1466.5 Para
los siglos xii y xiii, debido a cambios climáti-
cos, según mencionan especialistas, comenzó
un proceso de varias migraciones de distintos
grupos del septentrión mesoamericano ha-
cia el sur, especialmente hacia la cuenca del
centro de México.6 En distintos momentos
históricos fueron llegando a través de pro-
cesos migratorios ,conquistas y pactos para
asentarse definitivamente en la cuenca de
México y el valle Puebla-Tlaxcala.7 Uno de
estos contingentes estaba conformado por los
tolteca-chichimeca, que llegaron a Cholula y
a partir de ahí comenzaron a expandirse, ya
fuera conquistando o formando alianzas con
los señoríos asentados previamente en el valle
de Puebla.
García Martínez. Puebla, Nuestra Repúbli-
ca, 1997, p. 12.
5 Martínez, Hildeberto, op. cit., p. 23
6 López Austin, Alfredo y López Luján, Leo-
nardo, El pasado indígena, México, Fondo de
Cultura Económica, 2014, pp. 203 y 204.
7 Lomelí Vanegas, Leonardo, Puebla. Historia
breve, México, Fondo de Cultura Económi-
ca, El Colegio de México, 2011, p. 28.
20
Tepeaca_15-12-20.indd 20
Según la Historia tolteca-chichimeca, el va-
lle Puebla-Tlaxcala fue repartido entre siete
pueblos, todos salidos del mítico Chicomoz-
toc: los texcalteca en Tlaxcala, los acolchichi-
meca en Huexotzinco, los totomiuaque en
Totomihuacan, los cuauhtinchantlaca-mo-
quiuixca en Cuauhtinchan, los zacateca en
Zacatlán, los tzauhteca en Zautlan y los mal-
pantlaca en Malpan.8 Como podemos notar,
los pueblos tomaron el nombre de los grupos
que iban migrando o de los subgrupos que
se iban separando. Las diferencias entre los
distintos grupos estuvieron establecidas por
los marcados grados de dependencia, que
fueron generando centros de poder regio-
nales y no un solo poder central.
Un problema al querer precisar la fun-
dación de los pueblos se relaciona direc-
tamente con la documentación antigua,
pues suele ser contradictoria y estar cargada
de narrativas míticas,9 pues sus historias
fueron redactadas en el periodo novohispa-
no, cuando los caciques indios trataron de
negociar con los españoles para mantener
sus antiguos señoríos y privilegios. En ese
sentido, cada pueblo contó una narrativa
histórica respecto a cómo se fundaron sus
respectivos pueblos y, al hacerlo, trataron
de no tomar en cuenta a los demás pueblos
para resaltar el suyo. Esto presenta un pro-
blema en la región, ya que la historia que
8 Hildeberto Martínez, op. cit., p. 24.
9 López Austin y López Luján, op. cit.,
pp. 203-204.
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 Historia tolteca-chichimeca. Facsímil del servicio fotográfico de la Biblioteca Nacional
de París, Francia. [f. 7v, Ms. 51-53, p. 13] 21

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 Historia tolteca-chichimeca. Facsímil del servicio fotográfico de la Biblioteca Nacional
22 de París, Francia. [f. 9v, Ms. 54-58, p. 21]

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 Historia tolteca-chichimeca. Facsímil del servicio fotográfico de la Biblioteca Nacional
de París, Francia. [f. 10r, Ms. 54-58, p. 22] 23

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 contaron los caciques nobles a los españoles
fue para defender los territorios que sus
ancestros habían conquistado con las mi-
graciones que vinieron del norte en el siglo
xii, por lo que toda la historia antes de ese
siglo quedó reducida a los intereses de los
caciques que tenían el poder al momento
de la llegada de los españoles. Por lo tanto,
solo podemos especular sobre cuándo y por
quién fue fundado el señorío de Tepeyacac
prehispánico, el asentamiento establecido
sobre un cerro cercano a donde hoy se en-
cuentra nuestro actual Tepeaca.
Después de la llegada de los españoles,
en la década de 1540, fue escrita una historia
de la conquista de la región por la noble-
za de Cuauhtinchan (chichimecas): según
contaron, habían recibido el dominio del
territorio como recompensa por la ayuda
militar que les habían brindado a los toltecas
para conquistar Cholula y toda la región.
Luego de lograr su objetivo, los toltecas les
entregaron tierras para su asentamiento, en
retribución por su apoyo, así como mujeres
nobles cholultecas en señal de alianza, y
acordaron el derecho de tener un gobernan-
te propio. Es decir, los toltecas de Cholula
otorgaron territorio y autonomía, como
altépetl autónomo, a los chichimecas, dentro
de las tierras que habían conquistado juntos,
aunque acordaron quedar como sujetos de
Cholula por medio de una alianza militar,
política y religiosa.10 Esto significaba que las
10 Fue la característica del sistema político
24
Tepeaca_15-12-20.indd 24
obligaciones de los aliados toltecas-chichi-
mecas eran mutuas y recíprocas.
La fundación de Tepeyacac formó parte
de este proceso de obtención de territorio
como retribución por la ayuda militar en
la lucha con otros pueblos y, según algunas
fuentes, su asentamiento en la región fue
consecuencia de una migración huejotzinca
que arribó en apoyo militar a Cuauhtinchan.
La historia que contaron los de Cuauh-
tinchan cuando ya habían conquistado la
región los españoles, la Historia Tolteca-Chi-
chimeca, registra que Tepeyacac fue fundada
en el año ce tecpatl (uno pedernal) por el señor
Quauihtliztac. Esta fecha está íntimamente
relacionada con la llegada de las migraciones
tolteca-chichimeca a Cholula, y la narrativa
que justifica la conquista militar de toda la
región.11 De acuerdo con esta fuente, Te-
peyacac pudo haber sido fundada por los
cuauhtinchantlaca, pues el caudillo Quaui-
htliztac, ‘águila blanca’, es mencionado en
la Historia tolteca-chichimeca.12 No obstante,
como hemos señalado previamente, hay
otras propuestas que señalan una migra-
ción huejotzinca como el grupo fundador
de Tepeyacac. De cualquier manera, Te-
prehispánico: “generar unidad territorial,
pero fragmentada”. Cfr. Martínez, op. cit.,
p. 24.
11 Martínez, op. cit., pp. 28-29.
12 Cfr. Martínez, op. cit.; Lomelí, op. cit. Al
igual que Cuauhtinchan, Tecalco, Quecho-
lac y Tecamachalco.
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 Historia tolteca-chichimeca. Facsímil del servicio fotográfico de la Biblioteca Nacional
de París, Francia. [f. 16r, Ms. 51-53, p. 28] 25

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 peyacac obtuvo su territorio y fundó su
asentamiento en lo alto de un cerro, para
defenderse de posibles asaltos militares. Casi
paralelamente, se instalaron grupos mix-
tecas (los pinome) que acudían en auxilio
de otros pueblos chichimecas que peleaba
entre ellos.
Estos procesos de conquista, alianzas y
fundación de pueblos se generalizaron en la
región, pero también provocaron que nunca
se consolidara un poder central.13 Esta es la
causa por la cual, cuando alguno de estos
señoríos chichimecas se iba haciendo más
poderoso, comenzaban a buscar conquistar
otros grupos, lo que generó inestabilidad
política y conflictos constantes entre ellos.
Tal es el caso de Tepeaca, donde “la co-
mún guerra que estos naturales tenían [...]
era con Tlaxcala y Cholulan y Huexozingo
y Calpan”.14 Estos conflictos militares y
alianzas políticas cambiaban constantemen-
te, porque cada pueblo buscaba la guerra
para garantizar su dominio, o bien, para
defenderse, pero también para obtener más
territorio como retribución por su ayuda
militar. La marcada diversidad étnica de las
poblaciones fue uno de los motivos por los
que se incrementaron los conflictos, aunada
a la influencia que ejercieron los tlaltelolcas
y mexicas (1398 y 1466, respetivamente) en
la región, debido a que eran requeridos
por algún señorío como aliados militares
13 Lomelí, op. cit., p. 206.
14 Cerón, op. cit., fol. 36.
26
Tepeaca_15-12-20.indd 26
contra otro pueblo, y por la tradición de
guerreros que caracterizaba a estos pueblos
prehispánicos.
Este contexto histórico enmarcó los di-
versos enfrentamientos del altépetl de Te-
peyacac contra Tecali, Tecamachalco, To-
tomehuacan, Quecholac y Cuauhtinchan,15
a partir de los cuales conformaron alianzas
estratégicas de los grupos con Tlatelolco y
Tenochtitlan con fines militares. Esto, final-
mente, permitió que Tepeyacac dejara de ser
sujeto a Cholula, y así se concretó el fin del
dominio tolteca-chichimeca y el surgimiento
del grupo de poder pinome en la región, es
decir, de la región mixteca. Gracias a esta
alianza con los mexicas, Tepeaca conformó
un corredor de aliados comerciales y mili-
tares de Tenochtitlan, lo que garantizó el
abasto, comercio y recaudación tributaria
de la triple alianza, que dominaría en toda
la región de la cuenca de México y Cholula
hasta la llegada de los españoles, e incluso
hasta el periodo novohispano.16 El asiento
del mercado más importante en toda la
región lo convirtió en el paso obligado de
todo el comercio que viajaba hacia Veracruz
y Oaxaca-Guatemala. Como centro militar,
político y comercial, su influencia abarcó
pueblos como Quecholac, Tecamachalco,
Tecali, Cuauhtinchan, Cuatlatlauhca, Te-
pexi, Izúcar, Huaquechula, Teopantlan,
Huehuetlán, entre otros.
15 Ibidem, p. 35.
16 Lomelí, op. cit., p. 33.
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 Historia tolteca-chichimeca. Facsímil del servicio fotográfico de la Biblioteca Nacional
de París, Francia. [f. 16v, Ms. 51-53, p. 29] 27

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 Esta importante alianza contribuyó a
establecer un contrapeso militar y político
frente a otros pueblos como Huejotzingo,
Tlaxcala y Cholula, señoríos independientes
—los colhuaque-tlamayoca de Huejotzingo,
los calmochca y mixteca-popoloca, y un
pequeño número de pilli cholultecas—17,
lo cual explica por qué Tepeyacac tenía un
enorme prestigio y poder cuando llegaron
los españoles. El territorio de dominio era
tan grande que incluía una serie de pueblos
de distinto origen, iba desde el Matlalcué-
yetl hasta rozar el Tentzon, y de ahí hasta
las cercanías del Citlaltépetl, hasta el Cofre
de Perote.18 Esto también explica por qué
Cortés, al ser derrotado por los tenochcas
en la Noche Triste, decidió regresar para
castigar a Tepeyacac con una feroz batalla,
y así dominarla y controlar la región que en
ese momento era aliada de los mexicas, lo
que garantizaría que no fueran a ayudar a
Tenochtitlan cuando regresaran a atacarla
el siguiente año (1521). Dicha estrategia fue
planeada, sin duda alguna, por los aliados
de Cortés: los tlaxcaltecas, huejotzincas,
cholultecas, y cuauhtinchatlacas, antiguos
enemigos de Tepeyacac.
El dominio de un territorio tan extenso,
conformado por muchos grupos étnicos,
significó un reto para el gobierno de Tepe-
yacac. Por esa razón, la alianza con mexicas
y tlatelolcas fue un recurso militar muy im-
17 Ibidem, pp. 27-35.
18 Martínez, op. cit., pp. 25-27.
28
Tepeaca_15-12-20.indd 28
portante para mantener el control. El señorío
había tenido previamente varias cabeceras:
Tepeyacac Tlahytic, bajo los huexotzincas;
Acatzinco, bajo los cuauhtinchantlacas; y
Oztoticpac, bajo los mixteco-popolocas. La
alianza con los mexicas garantizó que Tepe-
yacac mantuviera el liderazgo en la región, sin
embargo, en todo momento tuvieron que en-
contrar formas para demostrar su poderío,19
lo que les permitió mantener la posición de
dominio sobre los demás en cuanto a capa-
cidad militar e imposición de tributo.20 En
ese sentido, cabe resaltar las consecuencias
de la intervención tlatelolca y mexica en 1398
y 1466, respectivamente. A causa de estas
alianzas, el territorio de dominio chichime-
ca, asentado a partir del siglo xii, se dividió:
Tecali, Tecamachalco, Tepeyacac, Quecholac
y Cuauhtinchan, principalmente.21 Eso signi-
ficó que como aliados apoyaran en la guerra a
la triple alianza contra Huejotzingo, Tlaxcala
y Cholula, que eran señoríos independientes,
lo que convirtió a esos grupos en enemigos de
Tepeyacac. Las alianzas de cada uno de los
señoríos dependían de su fortaleza y capaci-
dad para realizarlas, lo cual era una situación
permanente debido a la frecuencia de los
conflictos militares. Esto ponía a Tepeyacac
en una situación constante de riesgo porque
las lealtades de los señoríos sujetos no estaban
garantizadas.
19 Ibidem, p. 43.
20 Idem.
21 Ibidem, p. 35.
15/12/20 6:11 p. m.
 Historia tolteca-chichimeca. Facsímil del servicio fotográfico de la Biblioteca Nacional
de París, Francia. [f. 20r, Ms. 54-58, p. 35] 29

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 Veamos ahora cómo era este señorío y
cuál era su cultura. Por ser de origen chi-
chimeca, todos los pueblos de la región
compartieron muchos rasgos étnicos y cul-
turales, entre ellos, la lengua. Otro de los
elementos culturales más notorios es que
practicaban la caza y la agricultura, a tra-
vés de tradiciones y prácticas ancestrales.
Del mismo modo, los pueblos de la región
compartían el trabajo artesanal con plumas
o textiles, algo muy preciado en el lugar:
“hay en esta provincia unos pájaros muy
chiquitos que son del tamaño de las ma-
riposas de España […] y la pluma de estos
pajaritos es muy […] estimada por los natu-
rales porque de ella se hacen las imágenes
de pluma”.22
Aunado a lo anterior, los comerciantes
representaban una clase social y económica
muy relevante, pues desde tiempos de la
dominación mexica se estableció un sistema
de mercados en la zona, y Tepeyacac era el
principal.23 Como centro rector del comer-
cio, poseía varios barrios de comerciantes,
como Uitzcolotlan (actual Huixcolotla). En
estos barrios, los pochteca o comerciantes
tenían un gran poder político y económico.24
En cuanto al atuendo, los códices ela-
borados en el siglo xvi presentan a los chi-
chimecas como hombres vestidos de pieles
de animales, con arco y flecha, y con re-
22 Cerón, op. cit., fol. 51.
23 Lomelí, op. cit., p. 30.
24 Martínez, op. cit., p. 55.
30
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lación a cuevas, nopales o biznagas.25 Los
hombres de Tepeyacac, descendientes del
septentrión, de Chicomoztoc, compartían
todas estas características culturales con
los demás señoríos. Según se relata en la
Relación geográfica de Tepeaca, “llevaba esta
gente por armas unos pellejos de tigres y
venados y otras sabandijas y comúnmente
unas jaquetas estofadas de algodón […] y
otros que se preciaban mas valientes […] se
iban en cueros […] y en las manos sus arcos
y flechas y macanas”.26 Estas características
culturales estaban vinculadas con la acti-
vidad económica de la cacería y también
con la carrera militar, que proporcionaba
prestigio y ascenso social tanto individual
como colectivo.27
Otro elemento importante para entender
la relevancia política de Tepeaca es su organi-
zación social y el sistema de gobierno. Desde
la fundación de Tepeyacac, que determinó la
llegada al poder de Quauhtliztac, la sucesión
de los señores había sido de padre a hijo,
algo común en los linajes mesoamericanos,
hasta que en el siglo xv le llegó el turno a
Chichtli, señor que dividió el señorío de
25 López Austin y López Luján, “El Posclási-
co…”, p. 205.
26 Cerón, op. cit., fol. 37.
27 López Austin y López Luján lo mencionan
como “carrera castrante”, pero considera-
mos que se trata de un término inadecuado,
porque, si bien los chichimecas de esta parte
son mercenarios de los mexicas, poseen un
carácter independiente en un alto grado.
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 Historia tolteca-chichimeca. Facsímil del servicio fotográfico de la Biblioteca Nacional
de París, Francia. [f. 21r, Ms. 46-50, p. 2] 31

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 Tepeyacac entre sus tres hijos: Coyolcuetzin,
Quauhtezih y Tlecotzin,28 los cuales fueron
sucedidos por sus respectivos hijos. Así ini-
ció el desmembramiento del territorio del
señorío, no por conquista o alianza, sino por
procedimientos de herencia y linaje.
Cuando llegó Cortés y su ejército es-
pañol, los señores de Tepeyacac eran tres:
Coyoltototzin, Nequametzin y Chalchiuhco-
lotzin.29 Esta composición tripartita, por lo
que se ha mencionado anteriormente, tenía
una alianza con Moctezuma, que determi-
naba su papel privilegiado en la estructura
de dominación mexica. Por tal motivo, es de
suponer que, al retornar Cortés derrotado
después de la Noche Triste, los tres seño-
res de Tepeyacac fueron identificados como
aliados de los mexicas, lo que los colocaba
en calidad de enemigos.
Este fue el contexto político, económico
y militar que encontraron los españoles a su
paso por la región; por un lado, admiraron
su gran desarrollo militar y político, y, por
otro, lo desaprobaban, pues “estas guerras
no las inventaban por ningún interés mas
que tan solamente por ganar renombre de
guerreros y valientes”.30 Es decir, la práctica
28 Martínez, op. cit., pp. 39-41.
29 Según se menciona en la Relación del pue-
blo de Tepeaca, Coyoltototzin significa ‘pá-
jaro de cascabeles’; Chalchiuhcolotzin,
‘esmeralda metida en una red de palo’; y
Nequametzin, ‘árbol de pitahaya’. Cerón¸
Relación del pueblo, fol. 8.
30 Cerón, op. cit., fol. 36.
32
Tepeaca_15-12-20.indd 32
guerrera de los pueblos de la región, sin
duda, fue reconocida por los españoles, aun-
que no la valoraban tanto como la tradición
militar hispana. No obstante, quedaron lo
suficientemente impresionados como para
que Cortés tomara la importante decisión de
fundar precisamente en este lugar, de tanta
presencia económica, militar y política,
una villa que garantizara el dominio aliado
contra los mexicas.
Los tres señores de Tepeyacac se dieron
cuenta rápidamente de la situación de riesgo
de su posición militar, por ser aliados de los
mexicas. Y, efectivamente, ya que Cortés y
sus aliados estaban organizando el segundo
y definitivo ataque. Un asunto pendiente que
debían atender era asegurar que Tepeyacac
no apoyara a Tenochtitlan. Por tal motivo,
lanzaron una embestida militar punitiva
contra Tepeyacac, con la que lograron ven-
cer y forzar a dos de los señores con los que
negociarían. Como evidencia del someti-
miento y pacto de una alianza, ahora con los
españoles, los dos señores acordaron fundar
una villa española en el lugar del antiguo
señorío de Tepeyacac.31 La excepción parece
haber sido Chalchiuhcolotzin, pues, según
se relata, murió camino a Tenochtitlan, a
donde iba para solicitar ayuda y prevenir a
Moctezuma.32
31 Cortés, Hernán, Cartas de relación, México,
Porrúa, 1960, p. 110.
32 Cerón, op. cit., fol. 8. Las líneas 103 y 104 di-
cen “murió en el camyno de coraje y pasion”.
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 Historia tolteca-chichimeca. Facsímil del servicio fotográfico de la Biblioteca Nacional
de París, Francia. [f. 23r, Ms. 46-50, p. 5]. 33

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 Historia tolteca-chichimeca. Facsímil del servicio fotográfico de la Biblioteca Nacional
34 de París, Francia. [f. 25r, Ms. 46-50, p. 9].

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 La fundación, en 1520, significó para Her-
nán Cortés el aseguramiento de una región
importantísima en la que Tepeyacac era la
sede del poder. El fin del dominio tenochca
estuvo marcado por otras alianzas con se-
ñoríos muy importantes en la región, como
Tepexi, lo que garantizó el establecimiento
del sistema monárquico hispano. No es de
sorprender, por lo tanto, que, una vez esta-
blecido el sistema de gobierno hispano, Te-
peyacac iniciara una serie de disputas, ahora
en tribunales novohispanos, que buscaran
el reconocimiento al papel relevante de sus
señoríos en el periodo prehispánico y su
participación en la conquista. Estos alegatos
constituyen, en la actualidad, las narrativas
que se resguardan en la memoria colectiva
de toda la región, y que constituyen nuestro
mayor legado patrimonial.
La narrativa de la fundación
de Villa Segura de la Frontera
y su significado
Como ya se dijo, las llamadas Relaciones
geográficas son una serie de instrucciones
o cuestionamientos encomendados a los
funcionarios civiles o eclesiásticos de la
monarquía hispánica bajo el reinado de
Felipe II, en sus amplios territorios donde
nunca se ponía el sol.33 Pese a que fueron
33 Carrera Stampa, Manuel, Relaciones geo-
gráficas de Nueva España. Siglos xvi y xviii,
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enviados a autoridades españolas, requirie-
ron la intervención de caciques indígenas.
Los primeros cuestionarios se elaboraron en
1569 y preguntaban datos sobre la geografía,
flora y fauna, economía y demografía, así
como la historia, las costumbres y la lengua
de los naturales. Por real cédula fechada el 25
de mayo de 1577, se emitió un cuestionario de
50 preguntas que abundaban más sobre los
diferentes temas. Todavía en 1600 se redactó
otro interrogatorio más preciso, pero, en
general, los que fueron respondidos en la
Nueva España datan de 1577, y los más tar-
díos, de 1582, aunque en el siglo xviii hubo
otros cuestionarios similares.34
Debido a que los españoles llevaban re-
lativamente poco tiempo en estas tierras,
en su elaboración participaron, además de
los funcionarios de la Corona, otros vecinos
españoles y señores o ancianos indígenas
de linaje noble, considerados sabios. Esto
se puede observar en la Relación del pue-
blo de Tepeaca, donde la participación del
cacique don Tomás de Aquino fue funda-
mental para responder el cuestionario, y a
quien se le califica como “discreto y bien
entendido y de mucha memoria y noticia
de todas las cosas de suso referidas como
persona quede su nación procede de los
señores naturales de esta dicha ciudad”.35
México, unam-Instituto de Investigaciones
Históricas, 1968, v. II, p. 223.
34 Carrera Stampa, op. cit., p. 3
35 Cerón Carvajal, Jorge, op. cit., Tepeaca, 1580,
fol. 57.
35
15/12/20 6:11 p. m.
 A muchas de estas relaciones se anexa-
ban planos de pueblos y mapas de puer-
tos, los cuales eran realizados por manos
indias. Una vez concluida la relación,
su destino era el Consejo de Indias para
que, como desde hace tiempo se venía ha-
ciendo, se emitieran disposiciones legales
sobre las Indias.36
Las respuestas al cuestionario mencio-
nado se elaboraron en Tepeaca en el mo-
mento en que la Nueva España comenzaba
a expandir su dominio, al participar en los
intercambios comerciales que involucraban
al Mediterráneo y a las Filipinas,37 además
de que en España se comenzaba a recibir
grandes cantidades de plata provenientes
del territorio novohispano. Debido a esto,
la Corona necesitaba una mejor descrip-
ción de su organización, así como de su
extensión en ultramar, por lo que en el
cuestionario de 1577 se afinaron los asun-
tos de interés de la monarquía, organizados
por temas. Las cincuenta preguntas que lo
componían fueron las que dieron origen
a las relaciones y mapas que conocemos
hasta la actualidad de las ciudades y pue-
blos de la Nueva España;38 todas ellas, en
general, ya publicadas, o bien, dispuestas
36 Carrera, op. cit., p. 225.
37 García Martínez, Bernardo, “La época colo-
nial hasta 1760”, en Nueva historia mínima
de México, México, El Colegio de México,
2018, p. 62.
38 Carrera, op. cit., p. 223.
36
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para consulta pública en plataformas di-
gitales.
El asunto más importante que abor-
daron las preguntas de los cuestionarios
fue la recaudación fiscal,39 pues una Espa-
ña tan endeudada por la guerra requería
fondos constantes. Dentro de este ámbito
administrativo se centra la importancia de
las políticas proteccionistas al comercio,
como la implantación del pago de alcabalas
(impuestos sobre la compra), en 1574, o el
“sistema de flotas”.40 Más allá de este interés
económico y financiero, pueden vislumbrar-
se otras motivaciones mucho más relaciona-
das con la Nueva España. Destaca el tema
de la expansión hacia el norte, motivada
por las minas halladas en la zona del Bajío,
donde también comenzaban a constituirse
la ganadería y las haciendas. Esta expansión
iba de la mano con la fundación de nuevas
ciudades en el norte y, por lo tanto, de nue-
vos gobiernos como el de la Nueva Vizcaya,
la Audiencia de Nueva Galicia u otros como
Nuevo México y Nuevo León.41
De esta manera, tanto por el interés de la
Corona como por el de los propios naturales
y españoles del virreinato, fue tan expedita
la respuesta en todo el vasto territorio que
componía la Nueva España. Las respuestas
al cuestionario también revelaron los intere-
ses locales, como las cualidades de la tierra,
39 García Martínez, op. cit., pp. 84-85.
40 Ibidem, pp. 81-82.
41 Ibid., pp. 77-79.
15/12/20 6:11 p. m.
 las rutas y las riquezas que pudiera haber
en ella para generar industria; además, no
es casualidad que el rey Felipe II estuviese
tan interesado en las minas y los puertos
como se muestra en las Relación de Tepeaca.42
Sin embargo, no debemos olvidar que, al
momento de responder los cuestionarios,
el virreinato aún enfrentaba los estragos
de la crisis demográfica que se había pre-
sentado, a consecuencia de las epidemias
que se sufrían desde la Conquista. La dis-
minución de la población nativa continuó
vigente por décadas, lo que afectó a los en-
comenderos y doctrineros.43 En ese sentido,
no es de sorprender que el interés del rey
Felipe II no fuera exclusivamente conocer
el territorio, sino también la importancia
que tenían los indios para el desarrollo del
virreinato. Por ello, y porque había un interés
del monarca desde el reinado de su padre,
Carlos I, el cuestionario incluía preguntas
sobre las enfermedades y sus remedios, o
las circunstancias de despoblamientos en
ciertos pueblos.
Los resultados fueron fundamentales
para el establecimiento de políticas públi-
cas, tales como la fundación de pueblos y
ciudades mediante el procedimiento de la
congregación de naturales, así como dotar-
les de instrumentos políticos para el ejercicio
de su gobierno. Esto ocasionó que, durante
el siglo xvi y hasta el xvii, se llevara a cabo
42 Cerón, op. cit., fol. 3.
43 García Martínez, op. cit., p. 79.
Tepeaca_15-12-20.indd 37
un proceso de reubicación y composición de
tierras de las poblaciones indias por parte
de los españoles.44
Generalmente, los asentamientos me-
soamericanos estaban situados en sitios
altos o de difícil acceso (como Tenochtitlan,
rodeado de lagos), desde el epiclásico, por
fines estratégicos de defensa ante un ata-
que militar.45 Ese es el caso de la provincia
de Tepeaca, que comprendía a Acatzingo,
Quecholac, Tecamachalco y Tecali, pue-
blos fundados en el posclásico (como ya lo
vimos), que estaban sobre cerros y laderas.
Sobre este particular, la Relación de Tepeaca
cuenta lo siguiente: “y esta ciudad [refi-
riéndose a Tepeaca] fue fundada en un [...]
remate de un cerro en lo alto de [é]l”.46 De la
misma forma, de Tecamachalco se registra
que “su asiento es en la falda de un cerro y
es tierra que llanamente parece”.47 Sobre
Tecali se dice que “esta una legua de esta
ciudad emana de unos cerros que es tierra
que toca en caliente”.48 Los asentamientos
44 Escalante Golzalbo, Pablo y Rubial Gar-
cía, Antonio, “Los pueblos, los conventos y
la liturgia”, en Historia de la vida cotidiana
en México. Mesoamérica y los ámbitos indíge-
nas de la Nueva España¸ México, Fondo de
Cultura Económica, 2004, t.1, p. 369.
45 López Austin y López Luján, op. cit., p. 195.
46 Cerón, op. cit., fol. 6.
47 Ibidem, fol. 11.
48 Ibidem. Cabe aclarar que en los casos de Te-
camachalco y Tecali se habla ya del asiento
novohispano de los pueblos.
37
15/12/20 6:11 p. m.
 y recursos naturales eran fundamentales
para establecer y dictar políticas públicas,
especialmente en el proceso de congregación
y las implicaciones que tiene el espacio en
las actividades económicas y políticas, igual
que en los nuevos ámbitos en los cuales se
desarrollaba la población nativa.
Un aspecto muy relevante en las Relacio-
nes es el uso del concepto mesoamericano
altépetl, que no es solo un ‘pueblo de indios’,
sino que representa una entidad política con
una organización corporativa,49 un territo-
rio bajo su jurisdicción y que desempeña
funciones de gobierno, administración de
justicia, organización del trabajo y, en este
caso, recepción de tributos.50 Esta forma de
organización, si bien fue modificada en el
sistema novohispano, no significó un cambio
tan contundente en la república de Tepeaca,
ya que no sufrió cambios fundamentales
en su altépetl al ser congregado y cambiado
de lugar, pues su mudanza al valle afirmó
y acentuó su poder.
La congregación de pueblos esparcidos,
disminuidos por las epidemias, para que
formaran parte de una misma república,
fue una de las medidas implementadas
por la monarquía para consolidar el control
sobre la Nueva España y sus recursos, así
49 Que ya existía en Tepeaca, pues el hecho de
que haya tres señores y consejos de admi-
nistración de justicia denota una organiza-
ción colegiada.
50 García Martínez, op. cit., pp. 67-68.
38
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como para garantizar la empresa de evan-
gelización, instrumento jurídico de vital
importancia para legitimar todo el resto de
las políticas de gobierno.51 Esta congregación
era requisito para fundar ciudades y pueblos
con república (cabildo de gobierno autóno-
mo); también fue el cimiento jurídico sobre
el cual se construyó el edificio del gobierno
virreinal. La fundación de Tepeaca, congre-
gación y reubicación de su asentamiento
en 1543, desde lo alto del cerro hasta el sitio
actual, no fue un proceso sencillo, pero sí
tremendamente exitoso, como en todos los
pueblos de la región, por lo que podemos
afirmar que constituyó la consolidación
fundacional de la Nueva España.52 En la
Relación de Tepeaca se afirma que cuando
los españoles ya tenían un buen tiempo
asentados en el territorio, después de la
conquista,53 los “tres señores que tenían a
cargo esta ciudad repartida entre ellos […]
acordaron de mudar esta ciudad y fundarla
51 Ibid., p. 70.
52 Ibid., p. 77. Según el autor, esta conclusión
del proceso fundacional se considera entre
los años 1560 y 1610.
53 Desde tiempos de Cortés, cuando nombra
al cabildo de Segura de la Frontera. Me
aventuro a decir que los pobladores espa-
ñoles eran quienes ya estaban en el valle
desde aquel entonces (1520) puesto que
Cortés dispone de una “villa en la mejor
parte de ella, donde concurran las calida-
des necesarias para sus pobladores”. Cor-
tés, op. cit., p. 112.
15/12/20 6:11 p. m.
 como la fundaron al pie del dicho cerro en
un llano muy bueno y raso donde al presente
esta lo cual dicen hicieron para [a]sí poder
mejor extender y poblar”.54 En la narrativa
de los nobles de Tepeaca, la congregación
y reubicación del pueblo fue una acción
concertada en la que ellos, como autoridades
y personalidades nativas de gran relevancia
social y política, decidieron congregarse. Es
decir, no fue una decisión de la monarquía,
sino que, según su propia perspectiva, fue
una decisión propia.
¿Cuál fue la motivación para la reubi-
cación del asiento de la ciudad? Algunos
historiadores han afirmado que fue la in-
fluencia de los frailes, porque era difícil
evangelizar si la población indígena seguía
disminuyendo debido a las muertes por las
enfermedades, y los pueblos estaban muy
lejos uno de otro, con pocos habitantes cada
uno.55 Cabe agregar que, en la región, en
todos los pueblos o villas que eran cabecera,
se estableció una doctrina de frailes mendi-
cantes, y en los pueblos sujetos, las visitas.56
Sin embargo, sin negar este vínculo entre
evangelización y congregación de pueblos,
cabe la pena destacar que estos aceptaron
con enorme rapidez el sistema de gobierno
virreinal. Esto fue posible debido a que se
54 Cerón, op. cit., fol. 6. Estos señores eran don
Luis de Guzmán, don Hernando de la Cruz
y don Juan Tlaytollac.
55 Escalante y Rubial, op. cit., pp. 369-372.
56 Ibidem, p. 372.
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trató de una empresa de urbanización, y
los pueblos y ciudades ya se regían por una
norma de trazado (que afortunadamente se
conserva hasta el día de hoy) que parte de
una plaza central rectangular desde donde
se distribuyen las calles hacia los cuatro
puntos cardinales, lo que proporcionaba
simetría al lugar.57 Este trazo coincidía con
las ideas renacentistas que privilegiaban
los valles para evitar los terrenos sinuosos,
también idóneos para el trazado simétrico
de las calles y para ordenar los espacios
donde se encontraban los edificios públicos,
con construcciones que dignificaran la pre-
sencia de los gobiernos: local, monárquico
y eclesiástico.
Entre los ideales renacentistas prevale-
cían los valles porque la circulación del vien-
to era considerada saludable en los trazados
rectangulares de calles paralelas.58 Estos
nuevos espacios urbanos se manifiestan en
Tepeaca, pues la ciudad y todos los pueblos
sujetos como Quecholac, Tecamachalco,
Tecali están en un valle a las faldas de un
cerro, y el trazado reticular simétrico es
evidente. Asimismo, la Relación de Tepeaca
nos dice que “estaban antiguamente los
naturales mas desparramados y esparcidos
por el campo hasta que por mandado de su
majestad, el rey nuestro señor y emperador,
que santa gloria haya, se recogieron en la
forma que al presente está la dicha ciudad
57 Ibid., p. 269.
58 Ibid.
39
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 y pueblos de su provincia, que tiene muy
buena traza de plazas y calles con toda la
plaza en buen orden”.59
En ese sentido, la Relación de Tepeaca des-
cribe cómo la plaza central de Tepeaca, así
como la de sus pueblos sujetos, fue diseñada
obedeciendo la misma norma urbanística
donde destaca una plaza central, núcleo del
altépetl, y al oriente, un monasterio francisca-
no, con la iglesia que fungía como parroquia
y lugar de doctrina. Esta iglesia conventual
era la sede a la cual todos los pueblos sujetos
debían acudir para recibir los santos sacra-
mentos, los divinos oficios y asistir a misa.60
En la plaza se ubicaron las “casas reales”,
dispuestas al poniente, donde se asentaba
el poder de la Corona personificado por el
alcalde mayor, quien fungía como justicia
mayor, es decir, juez, y gobernaba la ciudad
en la jurisdicción de la alcaldía, conformada
por los pueblos sujetos y cabeceras. Por ser
el alcalde mayor un juez, la cárcel se hallaba
adosada a la casa real, asiento del poder de
la Corona. Hasta la actualidad ha perma-
necido esta distribución de los edificios
públicos en el paisaje urbano, aunque en el
siglo xvii se agregó la iglesia parroquial del
clero diocesano.
59 Ibid., fol. 16-17.
60 Cerón, op. cit., fol. 54-55. Este monasterio
tuvo como guardián y fundador a fray Juan
de Rivas y, haciendo cuentas, esta funda-
ción se hizo en 1531, según la fecha de crea-
ción de la Relación (1580).
42
Tepeaca_15-12-20.indd 42
La Relación de Tepeaca indica que, en la
misma cuadra, detrás de la casa real, se halla-
ba un mesón con muchos aposentos y “otras
casas bajas que sirven de comunidad donde
el gobernador y regidores naturales hacen
sus juntas y ayuntamientos y recogen los
pesos de oro de los tributos que esta ciudad
paga a su majestad”.61 Aquí se refieren a la
república de naturales, con su gobernador
y regidores, en lo que se denominaba tecpan
o casa del gobernador, donde celebraban
sus sesiones de cabildo separados del poder
real, y donde recogían los tributos que luego
entregaban al alcalde mayor. No eran los
españoles quienes cobraban el tributo, sino
la república de naturales, el gobernador y
sus alcaldes y regidores. Esto sucedía, según
la narrativa de las Relaciones, en el edificio
que se encontraba detrás de lo que hoy es
el Palacio Municipal.
Esta congregación de pueblos dispersos
para fundar la actual ciudad de Tepeaca
nos hace pensar en la dimensión de las ciu-
dades y los pueblos. La Relación de Tepeaca
brinda ciertas cifras de la población que
nos permiten analizar la sociedad de esos
momentos. En primer lugar, dice que los
vecinos españoles que habitaban la ciudad
de Tepeaca eran sesenta,62 los cuales vivían
61 Ibidem, fol. 23.
62 Uno de los problemas que se tiene al hablar
de “vecinos” indios o españoles es que no
sabemos si son familias o cabezas de fami-
lia. La segunda opción es más aceptable
15/12/20 6:11 p. m.
 repartidos por la traza de la ciudad; de igual
manera, se dice que en Tecamachalco vivían
siete españoles, mientras que en Quecholac,
“tres o cuatro”, y en Tecali, “diez”.63 Es un
hecho que los españoles representaban una
minoría y lo comprobamos al saber que en
Tepeaca y sus pueblos sujetos (Acatzinco
uno de estos) había alrededor de ocho mil
vecinos indígenas, mientras que en Tecama-
chalco se asentaban unos siete mil vecinos,
y en Tecali, unos cinco mil.64 La cantidad
de españoles comparada con los indígenas
es muy reveladora. Esto significa que la idea
de que los españoles dominaron y, además,
obligaron a los indios a congregarse en un
pueblo distinto a donde originalmente habi-
taban hubiera sido imposible sin la voluntad
y acuerdo de las autoridades nobles indias.
Es decir, parece tener sentido la narrativa
de que la decisión de mudar al pueblo de
la cima donde estaba el asentamiento del
antiguo señorío a las faldas del cerro fue
decisión de los propios nobles de Tepeyacac.
Juntar o congregar a pueblos dispersos
y fundar nuevos asentamientos pareciera
justificar que un gran número de pobladores
hubiera tenido que mudarse del sitio donde
había vivido por generaciones ancestrales.
Esta era una experiencia que resultaba fa-
puesto que el cabeza de familia es quien en-
tregaba el tributo. Sin embargo, permanece
sin saberse con claridad.
63 Cerón, op. cit., fol. 23-26.
64 Ibidem, fol. 15.
Página siguiente: Historia tolteca-chichimeca. Facsímil del servicio fotográfico de la Biblioteca
Nacional de París, Francia. [f. 29v, Ms. 46-50, p. 22].
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miliar en las alianzas de las ciudades me-
soamericanas, que ya hemos visto en la
fundación de pueblos prehispánicos, y era el
motivo de asentamientos con diversidad de
orígenes étnicos. Así, en ciudades y pueblos
novohispanos, como la actual ciudad de
Tepeaca, se congregaron grupos indios de
distintas geografías, lenguas y tradiciones,65
lo que no era para nada una experiencia
nueva para los indígenas.
En la provincia de Tepeaca se hablaba
primordialmente la lengua náhuatl, que los
españoles llamaba “lengua mexicana, la más
cortesana”. Por otra parte, en los pueblos de
Tecamachalco y Quecholac se habla popolo-
ca; pero la lengua más común y considerada
natural era el otomí, pues la hablaban mu-
chos.66 Esto nos ayuda a entender por qué
los pueblos aceptaron sin tanta resistencia
la reubicación, la fundación de una nueva
entidad y el sistema político de república,
ya que les era familiar esta reorganización
de los asentamientos.
Ahora bien, esta fundación y congre-
gación que mudó el asentamiento de la
cima del cerro a su actual ubicación no es
la misma que se realizó en 1520 con la fun-
dación de la Villa Segura de la Frontera por
Hernán Cortés. Esa fue una villa que duró
muy pocos años, estuvo asentada en donde
se encontraba la cabecera del antiguo señorío
de Tepeyacac, es decir, en la cima del cerro, y
65 Escalante y Rubial, “Los pueblos…”, p. 369.
66 Cerón, Relación del pueblo…, fol. 17.
43
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 fue gobernada por un cabildo español com-
puesto principalmente por regidores que
eran conquistadores, a quienes nombraba
Hernán Cortés, o bien, otra autoridad real
(el mismo virrey o los oidores de la audiencia
real). Fue una villa con población indígena
gobernada por españoles, de común acuerdo
con los caciques nobles indígenas. Un año
después, en 1521, una vez consumada la
conquista de Tenochtitlan, se inició el pro-
ceso de conquista hacia Oaxaca, por lo que
Villa Segura de la Frontera fue trasladada
a Oaxaca conforme se iban estableciendo
nuevas fronteras de territorio conquistado.
En cambio, en 1543, la ciudad de Te-
peaca fue fundada y congregada según las
ordenanzas de Carlos I, con un proyecto
renacentista, y su jurisdicción fue instituida
como cabecera de provincia un año después,
en 1544, por lo tanto, asiento del poder real
en las llamadas casas reales (ubicadas don-
de actualmente se encuentra el moderno
Palacio Municipal). Por ello, en dichas casas
reales vivía el alcalde mayor, representante
del rey, a quien nombraba directamente la
Corona aproximadamente cada dos años.
Sin embargo, y esto es muy importante, la
ciudad fue fundada como ciudad de natu-
rales, es decir, república con gobierno indio,
encabezada por un gobernador, alcaldes y re-
gidores electos anualmente entre los nobles
caciques de todos los barrios de la ciudad.
Como podemos observar, la ciudad fundada
tiene orígenes y características distintas a la
de la Villa Segura de la Frontera.
46
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Desde un punto de vista histórico, po-
demos afirmar que la fundación de la Villa
Segura de la Frontera, el 4 de septiembre
de 1520, se sitúa como la primera en toda la
región, cuando aún no se conquistaba Teno-
chtitlan; aunque hubo otras previas, entre
las que destaca la Veracruz. Esa fundación
fue pactada por Hernán Cortés con los tres
nobles del antiguo señorío prehispánico
(para garantizar poder gobernarla) de Tepe-
yacac,67 después de haber sido derrotados
por el ejército aliado de españoles con tlax-
caltecas (como muchos otros pueblos), y se
concretó a partir de la instauración de un
cabildo integrado por regidores españoles
que eran militares conquistadores, nom-
brados directamente por Hernán Cortés o
alguna autoridad posterior como el virrey o
los oidores. La ubicación de esta villa siguió
estando en la cima del cerro donde, desde
el siglo xii, había sido fundada la sede el
antiguo señorío de Tepeyacac, con migración
huejotzinca, como un acto de retribución
por el apoyo militar que habían brindado
a los chichimecas de Cuauhtinchan.
Podemos entonces hablar de tres fun-
daciones: 1) Tepeyacac, la sede prehispá-
nica gobernada por autoridades nativas
que heredaban el poder a través de méritos
67 Díaz del Castillo, Bernal, Historia verdade-
ra de la Conquista de la Nueva España, intr.
y notas de Joaquín Ramírez Cabañas, Mé-
xico, Porrúa, 1955, p. 269. Mencionado tam-
bién por Cortés, op. cit., p. 112.
15/12/20 6:11 p. m.
 Historia tolteca-chichimeca. Facsímil del servicio fotográfico de la Biblioteca
Nacional de París, Francia. [f. 32r, Ms. 46-50, p. 23]. 47

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 militares de su linaje; 2) Villa Segura de la
Frontera, gobernada por una república de
españoles, cuyos regidores eran nombrados
por las autoridades reales; y 3) el pueblo
y después ciudad de Tepeaca, gobernada
por una república de naturales, integrada
por autoridades electas anualmente por
los nobles de todos los barrios que la con-
formaban, que elegían a un gobernador,
alcaldes y regidores; a esta última fundación
correspondió su designación como pueblo
cabecera, es decir, a la cual estaban sujetos
otros pueblos, y le correspondió también ser
nombrada como cabeza de partido, es decir,
en ella se asentaba el poder real representado
por los alcaldes mayores.
Tepeaca, cabecera de alcaldía
mayor con jurisdicción sobre
pueblos sujetos
Revisemos un poco lo trascendente de la
fundación de la Villa Segura de la Frontera
por Cortés. Como estrategia militar, para
Cortés y sus aliados indios era fundamental
cortar cualquier posibilidad de apoyo a un
eventual ataque de conquista a Tenochtitlan.
Sin embargo, el imperio de la Triple Alian-
za tenía distribuidos mandos militares y
asentamientos de resguardo militar donde
contaba con aliados. La más importante en la
región fue Tepeyacac, un reducto importan-
tísimo de los mexicas, de una importancia
geopolítica indiscutible. Con relación a esto,
48
Tepeaca_15-12-20.indd 48
el camino de la Ciudad de México al mar
“confina con esta provincia”,68 por ello, una
vez pacificada la ciudad a consecuencia de
una derrota militar a manos de los aliados
conquistadores, Cortés comenzó a construir
una fortaleza, por lo que la fundación de la
villa requería el entorno de protección que
su ubicación proporcionaba, es decir, la cima
del cerro.69 De manera que era importante
que permaneciera en el mismo lugar.
Como hemos visto, Tepeyacac también
era un centro comercial muy relevante, sin
embargo, los caminos no tenían las caracte-
rísticas de la infraestructura española para
que pudieran transitar carretas, cañones,
animales herrados; por lo tanto, no eran
útiles para las necesidades del gobierno
de la Corona, que requerían otro tipo de
infraestructura. Por tal motivo, es iluso
pensar que Tepeaca formaría parte de lo que
posteriormente fue el camino real al puerto
de Veracruz. Más bien, esa ruta fue estable-
cida bajo necesidades y condiciones distintas
que fueron presentándose, en particular, la
fundación de la ciudad de Puebla.70
68 Específicamente con la Villa Rica de la Ve-
racruz. Algo que también se menciona en
Díaz del Castillo, op. cit., p. 269.
69 Cortés, op. cit., pp. 111-112. Con esto, y con
relación a lo que se expresó en la nota nú-
mero 49, puedo inferir que Cortés veló por
la seguridad de los españoles que deja en
Tepeaca.
70 Víd. Mijares, Ivonne, “El abasto urbano.
Caminos y bastimentos”, en Historia de la
15/12/20 6:11 p. m.
 Entonces, la calidad de cabecera de asien-
to real que se le proporcionó a Tepeaca no
residió en sus méritos prehispánicos, ya que
fue fundada como república de españoles
por motivos militares requeridos para la
conquista, como hemos señalado. Fue el
papel de Tepeaca en la conformación del
virreinato de la Nueva España lo que definió
su relevancia al momento de la fundación
y congregación de pueblos, cuando fue
reubicada. Fue entonces que se le fundó
como república de naturales; con gobierno
propio y autónomo al dotarle personalidad
jurídica.
Es aquí que los documentos señalados al
inicio de este capítulo adquieren gran rele-
vancia, pues los nobles lucharon en la década
de 1540 por mantener sus privilegios pre-
hispánicos y ejercer el poder jerárquico que
tenían en el territorio. Pese a los cambios, se
les concedió esta distinción al nombrarlos
cabecera de partido de una jurisdicción
territorial de enormes dimensiones, parcial-
mente similar a la que dominaban antes de
la llegada de los españoles.71 La designación
de cabecera de partido o alcaldía mayor
permitió que el altépetl de Tepeaca no se
modificara sustancialmente, y el poderío so-
bre sus sujetos, que había conquistado en el
posclásico, se hiciera más preponderante, lo
vida cotidiana en México. La ciudad barro-
ca¸ México, Fondo de Cultura Económica,
2005, t. 2, pp. 126-128.
71 García Martínez, op. cit., p. 70.
Tepeaca_15-12-20.indd 49
cual está relacionado con el establecimiento
de la doctrina franciscana en 1531.
Los pueblos o ciudades cabeceras de
alcaldía mayor eran un privilegio real
concedido para funcionar como entidad
política y administrativa con jurisdicción
sobre determinado territorio y unidades
de producción. Era un privilegio que no
todos lograban, ya que había muchos pue-
blos cabecera, pero no todos eran sede del
poder real y, menos aún, de provincia, de
alcaldía.72 De acuerdo con lo registrado en
la Relación de Tepeaca, las cabeceras más gran-
des eran Tecamachalco, Tecali, Quecholac
y Acatzingo, y no todas fueron cabecera de
alcaldía mayor durante el siglo xvi. Ahora
bien, una era la jurisdicción de la alcaldía
mayor y otra, más pequeña, la de Tepeaca
como cabecera de otros pueblos sujetos. Los
pueblos que estaban sujetos a la ciudad eran
solo pequeñas poblaciones distribuidas en
los alrededores, mencionadas en los docu-
mentos como barrios; estos fungían como
unidades de producción que tributaban,
en servicio y en especie, a la cabecera,73 en
este caso, Tepeaca. Todas estas poblaciones
estaban sujetas a la ciudad, por lo que los
señores o caciques de linajes del antiguo se-
ñorío de Tepeyacac residían en esta ciudad,
sede de la jurisdicción de provincia, lo cual
es una razón más para denotar su carácter
de cabecera.
72 Martínez, op. cit., p. 55.
73 Ibidem, pp. 106-107.
49
15/12/20 6:11 p. m.
 50

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 Imagen: Relación de Tepeaca. Aborda la
fundación de la ciudad en lo alto del cerro
realizada por Quauihtliztac, en 1303, quien
llegó de Chicomoztoc con su gente. Cuando
Cortés toma la sede del señorío por consejo
de sus aliados indios, los caciques Luis de
Guzmán, don Hernando de la Cruz y Juan
Tlaytollac, que tenían repartido el señorío
entre ellos, aceptaron la fundación de la Villa
Segura de la Frontera. Más tarde, en 1543,
decidieron mudar la sede de Tepeyacac al
lugar que tiene hoy, el cual se nombró de
Tepeaca. Fuente: Archivo General de Indias,
España, indiferente, 1529, núm. 16, fol. 6.
En este sentido, los descendientes de
los tlahtoque, como era el caso de Francisca
de la Cruz (hija de Hernando de la Cruz),
poseían tierras distribuidas en parcelas por
todo el territorio del señorío, las cuales eran
trabajadas por macehualli locales, es decir,
seguían pagando tributo como en el periodo
prehispánico. Resulta interesante observar
el carácter autónomo de la república de Te-
peaca, conformada por los nobles, pues entre
los mismos caciques había jerarquías, lo cual
se denota en función de las tierras bajo su
dominio.74 Entonces, los tlahtoque¸ que ahora
conformaban la cabecera, poseían jurisdic-
ción sobre agrupaciones de macehualli. La
cacica ya mencionada, hacia 1580, contaba
74 Ibid., p. 77. Ya se había hablado de la pose-
sión de 25 barrios de la cacica Francisca de
la Cruz.
Tepeaca_15-12-20.indd 51
con veinticinco barrios o agrupaciones de
casas de macehuales, los cuales ascendían
a 1610 terrazgueros.75
Cuando hablamos de barrios nos refe-
rimos a partes del altépetl con jurisdicción
propia, o territorios donde los nobles tenían
jurisdicción para cobrar tributos y hacer
justicia. La Relación de Tepeaca usa la palabra
“barrio” más de dos veces. La primera se re-
fiere al barrio Tlayhtic de aquellos naturales
que se quedaron viviendo en el cerro, en la
sede del antiguo señorío de Tepeyacac,76
negándose a sumarse a la nueva fundación.
La segunda se refiere al número de guerreros
que se le daba a cada capitán para ir a las
guerras.77 En ese sentido, los barrios eran
entidades habitadas por macehuales lide-
rados por nobles de menor jerarquía, que
trabajaban para los nobles herederos de
los antiguos linajes.78 Por ello, es esencial
recordar que estos moradores macehuales
eran dependientes de las tierras que los
tlahtoque les dieran, porque la propiedad
jurisdiccional pertenecía a la antigua no-
bleza como en el periodo prehispánico. Por
lo tanto, lo que entendemos por barrios o
tlaxilacalli son tierras habitadas y trabajadas
75 Ibid., pp. 80-83.
76 Cerón¸ op. cit., fol. 6-7. “aunque todabia sean
quedado […] algunos naturales e viven el
día de hoy en el dicho [...] cerro […] y se
nombra barrio de Tlaytecque.”
77 Ibidem, fol. 36.
78 Martínez, op. cit., p. 95.
51
15/12/20 6:11 p. m.
 52

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 Imagen: Primer folio del acta de fundación
de la cofradía del Santísimo Sacramento por
indios principales de Tepeaca, realizada
el 1 de febrero de 1586. La cofradía
fue aprobada por Diego Romano,
obispo de Tlaxcala, y los integrantes
fueron el guardián del convento, fray
Gerónimo de Cuevas, y los integrantes de
la república de naturales: Buenaventura
de Luna (gobernador), Pedro Ximénez
(alcalde), Toribio de Mendoza (mayordomo),
Diego de la Cruz (diputado) y Antonio
Hernández (diputado). Fuente: Archivo
Parroquial de San Francisco de Asís, Sección
disciplinar, Serie capellanías, obras pías y
testamentos, caja 103. Foto: Cristóbal Tlatelpa.
por macehuales, por ende, dedicadas a la
producción agrícola en su mayoría,79 aunque
también artesanal, pero bajo jurisdicción de
los nobles caciques.
De los 111 barrios pueblos sujetos a la ciu-
dad cabecera de Tepeaca, para el siglo xvi,
los más importantes eran Acatlan Tlayhtic
(actual Santiago Acatlán), Santa María Ox-
totipan, Nenetzintla, Ocotitlan, Acajete,
Tepatlaxco, Mixtla, Cuapiaxtla, Huixcolot-
la, Los Reyes, Acatzingo y Mazapiltepec.80
Varios de estos barrios, especialmente con-
formados por comerciantes, y otros más que
por razones de extensión no se nombran,
fueron y han sido esenciales para la región
79 Ibidem, p. 97.
80 Ibid., pp. 88-89.
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hasta el día de hoy. Dichos barrios o aldeas
producían para la cabecera de acuerdo con
una práctica de posesión y trabajo de la tierra
que provenía de un pasado mesoamericano,
y que además permaneció vigente en el siglo
xvi; pagaban tributo en especie y trabajo
(servicio).
Podemos identificar esto gracias a que es-
tos pueblos se mantenían sujetos a la cabece-
ra, donde se hallaba la sede de las relaciones
derivadas de la propiedad de la tierra que
pertenecía a los nobles.81 El tributo que se
entregaba a los tlahtoque consistía en trabajo
o servicio y especie. El trabajo es la actividad
agrícola que tiene que ver con la siembra y
cosecha de maíz, mientras que el servicio a
los señores consistía en trabajos manuales
como hilar mantas o construir las casas de
la nobleza. El tributo en especie consistía
en suministrarles agua, leña o molienda
y, finalmente, dar cuatro guajolotes y 400
granos de cacao.82
Esta relevancia permitió que Tepeaca re-
cibiera, en 1559, el título de ciudad mediante
cédula real, y gozara de un escudo de armas,
un título que muy pocos tenían. Después
de observar las relaciones entre la ciudad
cabecera y sus pueblos o barrios sujetos, y
cómo era administrado el tributo, es nece-
sario analizar los pueblos sujetos a Tepeaca
como sede de poder real, es decir, cabecera
de provincia o alcaldía mayor. Para ello, se
81 Ibid., p. 91.
82 Martínez, op. cit., pp. 97-98.
53
15/12/20 6:11 p. m.
 Cédula real.

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 Detalle al reverso de la Cédula real.

Detalles de la Cédula real.

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 56

Tepeaca_15-12-20.indd 56 15/12/20 6:11 p. m.

 Imagen: Real cédula emitida el 12 de enero
de 1590, a petición de don Antonio de Luna,
hijo menor y heredero de los bienes de la cacica
Francisca de la Cruz y de Buenaventura
de Luna. El legado incluía tres caballerías
de tierra junto a las de Pedro de Luna, en
el barrio de San Pedro, por lo que se habían
presentado problemas con el cacique principal
de Acatzingo. El virrey Luis de Velasco manda
que el alcalde mayor o su lugarteniente
lo amparen en la posesión de las tierras, y,
si son suyas, las midan y amojonen. Fuente:
Archivo General de la Nación, Instituciones
coloniales, Indios, vol. 4, expediente 235. Foto:
Cristóbal Tlatelpa.
deben señalar los ámbitos de organización,
producción y consumo que permitían que
este proceso pudiera llevarse a cabo.83 En pri-
mera instancia, Tepeaca era una çivitas, un
espacio urbanizado según el paradigma re-
nacentista. Los pueblos sujetos a la alcaldía
mayor, como Tecali o Quecholac, también
seguían este ideal urbanista con una traza,
plaza y calles. Todos los pueblos, fueran
cabecera o sujetos, seguían este modelo urba-
nístico. Esto nos muestra que la distribución
de la población de la provincia de Tepeaca
estaba asentada en pueblos fundados bajo el
sistema de república, adaptados al sistema
político monárquico: “la mayor parte de la
83 Mijares, op. cit., p. 109. Acercarnos a las ne-
cesidades básicas de una sociedad nos hace
comprenderla mejor.
Tepeaca_15-12-20.indd 57
gente son villanos de jornaleros trabajado-
res que acuden […] de la labor y beneficio
de los trigos de castilla”.84 Tan solo basta
mencionar que la jurisdicción de la alcaldía
mayor contaba con casi 70 pueblos sujetos
en 1580,85 entre los cuales estaba Acatzingo.
Esta característica construyó vínculos y re-
laciones de diversa índole, pero en cada uno
podemos destacar la práctica retributiva y
recíproca de servicios entre pueblos cabecera
y pueblos sujetos.
La carestía de agua puede ayudar a com-
prender mejor dicho proceso. La necesidad
del preciado líquido obligó a encontrar for-
mas de abasto, que implicaba ser almacena-
da en los jagüeyes y los aljibes, como en el
caso de Tecali.86 No hay afluentes notorios
en la zona más que el del río Atoyac y las
lagunas como las de Aljojuca o Alchichica,
que se encontraban bastante lejos para hacer
uso de ellas. Por estas razones, las fuentes
en la plaza central eran esenciales para el
abasto de agua. En 1543, en coincidencia con
el momento de la congregación, reubicación
y fundación de la ciudad, los franciscanos
hallaron un nacimiento de agua en la “sie-
rra de Tlaxcala” (Matlalcueye o Malinche)
y trazaron un acueducto para que llegara
84 Cerón, op. cit., fol. 17-18.
85 Ibidem, fol. 27. De las cuales, muchas tienen
el mismo nombre y su visita está a cargo de
los frailes franciscanos. Lo cual también se
menciona en Martínez, op. cit., p. 108.
86 Ibid., fol. 11.
57
15/12/20 6:11 p. m.
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Tepeaca_15-12-20.indd 58 15/12/20 6:11 p. m.

 Imagen: Real cédula emitida por el virrey
Luis de Velasco el 11 de mayo de 1590,
a pedimento de Francisco Hernández, Dionisio
Jaramillo y Francisco Hernández, indios
del barrio de Tenextepec Santa Polonia, de la
jurisdicción de Tepeaca, quienes denuncian al
español Cristóbal Martínez por haber entrado
en las tierras heredadas de sus antepasados
y tirado sus casas con el pretexto de haberlas
comprado a Francisca de la Cruz. El virrey
Luis de Velasco mandó que el español fuera
echado de Tepeaca y se amparara a los indios
para que no les derribaran sus casas. Fuente:
Archivo General de la Nación, Instituciones
coloniales, Indios, vol. 4, expediente 549.
Foto: Cristóbal Tlatelpa.
agua hasta la plaza de Tepeaca, donde se
distribuiría en varias pilas para el abasto
de la población. Cabe destacar que el agua
solo alcanzaba para el consumo dentro de la
traza.87 Por otro lado, en Quecholac y Acat-
zingo también se realizaron obras semejantes
y en cada plaza pública existía una fuente
para beneficio de los pobladores.
Para el abasto de alimentos, los nobles
y autoridades dependían de los labradores y
jornaleros que trabajaban el campo, fuera
de su propiedad, la de un cacique o la de
un español, ya que los vecinos españoles
de Tepeaca vivían de los negocios y tierras
87 Ibid., fol. 13-14. Se agrega que por esta razón
“no aya probeymento de nyngun riego de
huertas y panes.”
Tepeaca_15-12-20.indd 59
que poseían en Tecamachalco.88 Por ellos,
podemos notar que entre los pueblos sujetos
a la alcaldía mayor que más aportaron al
abasto de granos estuvieron precisamente
Tecamachalco, pues “producen las semillas
del maíz e del trigo y otras legumbres de la
tierra en tanta cantidad que hace abaratar
los precios en esta provincial”,89 y el barrio
de San Pablo, donde “ay sesenta labradores
españoles que siembran a doscientas y a
trescientas y cuatrocientas fanegas de trigo
[…] lo benefician y lo cogen con indios”,90
con una cosecha de ochenta mil fanegas,
mientras que en otras partes de la provincia
se cosechaban alrededor de diez mil.91 Cabe
mencionar que otros barrios importantes de
labradores eran San Pedro Tlayhtic, Acatlán
y San Nicolás Tamazola.92 Esta información
ilustra sobre la relevancia de Tepeaca como
cabecera de alcaldía mayor y la importancia
de su administración para el abasto de la
ciudad de Puebla y de México.
Resulta curioso que en la Relación de Te-
peaca no se hable de un mercado en Tepeaca.
Tan solo se menciona que los mercaderes
eran pocos, pero se congregaban con mer-
cancías variadas: “mercaderías y comidas
y otros con sus tiendezuelas de cosas de
Castilla y de la tierra y generalmente en sus
88 Cerón, op. cit., fol. 23.
89 Ibidem, fol. 14.
90 Ibid., fol. 47.
91 Ibid.
92 Martínez, op. cit., p. 96.
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Tepeaca_15-12-20.indd 60 15/12/20 6:11 p. m.

 Imagen: Real cédula emitida por el virrey
Luis de Velasco el 6 de noviembre de 1590,
a petición de los naturales y principales de
Acatzingo, acerca de don Pedro de Luna, indio
principal, quien tenía “modos y maneras” de
estar de ordinario siendo electo en oficios
de la república de naturales, de tal manera
que los electores, por temor a su enojo, no dejan
de elegirlo para los cargos de cabildo. Así,
solicitaron que no se permitiera su pretensión
de ser electo alcalde en la elección de ese año.
El virrey mandó y ordenó que don Pedro de
Luna no fuera electo y no inquietara al cabildo
de ninguna manera. Fuente: Archivo General
de la Nación, Instituciones coloniales, Indios,
vol. 5, expediente 12. Foto: Cristóbal Tlatelpa.
casas crían aves de Castilla e de la tierra y
siembran e cogen sus sementeras de maíz
y otras legumbres que compran y venden”.
Mientras que las artesanas tejían e hilaban
camisas, vestidos y telas.93 Menos comunes
aún eran los canteros, de ellos sólo se men-
ciona que “en esta provincia en el pueblo de
Santiago Tecalli […] y esta una legua de esta
ciudad hay canteras de jalpes de adonde se
sacan aras y se hacen cruces y otras cosas
muy preciadas”.94 Por otro lado, según se
93 Cerón, op. cit., fol. 53-54. Cabe destacar que,
según se dice en la misma Relación, el algo-
dón se traía de Izúcar.
94 Ibidem, fol. 51-52. Esto no implica que no
haya canteros que estén encargados de
construir casas pues parte del servicio a la
nobleza se basa en esto.
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relata, una buena parte de los españoles,
además de mercaderes, eran criadores de
ganado ovejuno, de reses, puercos, mulas y
caballos. Los comerciantes realizaban viajes
de mercaderías, como los telares, que se lle-
vaban o traían de Castilla.95 Los naturales se
dedicaban a los mismos “oficios mecánicos”,
lo cual nos habla de que los macehuales,
además del trabajo del campo, también
ampliaban sus posibilidades económicas
con diversos oficios.96
Finalmente, podemos mencionar dos
tipos de abasto, uno micro, relacionado
con las familias, y otro macro, al cual nos
hemos referido todo este tiempo. Hablando
del primer tipo, los naturales, igual que los
españoles y los frailes, tenían huertas para
su mantenimiento. Sobre esto, se dice que
“comúnmente todos [los naturales] hacen
sus sementeras de maíz e pimientos […]
frijoles y otras semillas de su antiguo natural
siembran y cogen para su sustento de manera
que cada uno beneficia y labra aquello que
puede”.97 A esto debemos agregar que ya
consumían, para la década de 1580, los ali-
mentos introducidos por los españoles, pues
“al presente se sustentan de coles, lechugas,
rábanos, cebollas y ajos, y tienen sus huertas
donde lo crían como en Castilla”.98
95 Cerón, op. cit., fol. 53. También se hace refe-
rencia al uso del caco como moneda.
96 Mijares, op. cit., p. 119.
97 Cerón, op. cit., fol. 18.
98 Ibidem, fol. 46. También se habla de los du-
raznos, los higos, peras y nueces, las cuales
61
15/12/20 6:11 p. m.
 Historia tolteca-chichimeca. Facsímil del servicio fotográfico de la Biblioteca Nacional
62 de París, Francia. [f. 43r, Ms. 54-58, p. 18].

Tepeaca_15-12-20.indd 62 15/12/20 6:11 p. m.

 Entre las consecuencias que provocó la
intervención hispana en estos territorios,
más allá de la conquista militar y espiri-
tual, en Tepeaca encontramos un aspecto
particular: la reubicación de la población
india del cerro al valle. Estas poblaciones
residían en sitios altos y de difícil acceso
desde el epiclásico por fines estratégicos.99
Ese es el caso de la provincia de Tepeaca,
que comprende Acatzingo, Quecholac, Te-
camachalco y Tecali, pueblos fundados en el
posclásico (como ya lo vimos), que estaban
sobre cerros y laderas. Con referencia a Te-
camachalco, las Relaciones de Tepeaca dicen
que “su asiento es en la falda de un cerro y
es tierra que llanamente parece”.100 Si bien el
proceso de congregación tuvo implicaciones
considerables en la forma de vida, sorprende
la facilidad con la que la nobleza acordó
aceptar este cambio que modificaba no so-
lamente el espacio del asentamiento, sino
el significado del altépetl mismo, vinculado
estrechamente al cerro y al agua, como su
nombre lo indica.
Consideraciones finales
El tema de la fundación parece atraer como
un imán mágico sobre la definición de per-
se dan muy bien en la tierra de Acatzingo y
Quecholac porque el agua es “gruesa”.
99 López Austin y López Luján, op. cit., p. 195.
100 Ibidem, fol. 11.
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tenencia y orgullo de los actuales habitantes
de Tepeaca. La fundación del señorío pre-
hispánico de Tepeyacac forma parte de la
memoria colectiva que aún nutre nuestras
identidades locales, envueltas ahora en mi-
tos y leyendas que nos permiten entendernos
frente a la modernidad. Una de las grandes
preguntas y motivaciones de aquellos que se
acercan a la historia es conocer los detalles
y fechas de la fundación de la ciudad, como
si en ello estuviera inscrito la grandeza de
nuestra historia. No nos damos cuenta de
que la historia de la fundación la escribimos
todos los habitantes de Tepeaca con nuestro
vivir diario.
La Villa Segura de la Frontera, fundada
por Hernán Cortés el 4 de septiembre de
1520, tuvo un impacto inmediato en la región
ya que, como hemos señalado, implicó una
campaña militar punitiva que perdieron los
tlahtoque, hasta ese momento considerados
una fuerza militar considerable, aliada de los
mexicas. La negociación implicó un cambio
sustantivo en las relaciones y, por ello, los
tlahtoque decidieron apostar por la alianza.
En cambio, en 1543, año en que la villa fue
reubicada y urbanizada a la usanza de las
disposiciones europeas, con un proceso de
congregación de pueblos y fundación de
república, es decir, cabildo indio, representa
un segundo momento de negociación que
implicó la reivindicación de derechos para
mantener privilegios antiguos. La designa-
ción de cabecera de alcaldía mayor en 1544, y
el posterior privilegio de ciudad con escudo
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 Historia tolteca-chichimeca. Facsímil del servicio fotográfico de la Biblioteca Nacional
64 de París, Francia. [f. 6v, Ms. 54-58, p. 14].

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 de armas, en 1559, son evidencias de la gran
relevancia de Tepeaca en toda la región.
Comprender nuestros espacios y la his-
toria vinculada a ellos debe ser una tarea
fundamental para valorar el pasado que se
nos ha legado, y que hoy nos informa que
tenemos una identidad y orgullo local que,
día a día, crece y transita por las calles de
una población de tal relevancia como Te-
peaca, de la misma manera que lo hicieron
nuestros ancestros bajo sus propios términos
y contextos. Esta conciencia debe compro-
meternos a resguardar nuestro patrimonio,
herencia intangible de la que todos forma-
mos parte, en tiempos distintos, pero en los
mismos espacios; que nos une como si todos
pudiéramos vivir las mismas experiencias a
través del tiempo.
Quienes nos antecedieron viven a través
de nuestra memoria, y nosotros vivimos su
orgullo a través de nuestro patrimonio y
legado histórico. En ese sentido, la funda-
ción de Villa Segura de la Frontera, que hoy
conmemoramos, es un recordatorio de que
la grandeza de Tepeaca reside en su cultura
de inclusión y capacidad negociadora para
el establecimiento de alianzas, que nos per-
mitirán perdurar en el tiempo a través de
nuestra historia común.
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 500 años de la Villa Segura de la Frontera al Tepeaca de hoy.
Primer Cabildo de Puebla y del Centro de México
se terminó de imprimir en septiembre de 2020,
en los talleres de El Errante Editor S. A. de C. V.
ubicados en Privada Emiliano Zapata 5947,
San Baltasar Campeche, Puebla, México.
El tiraje consta de 20,000 ejemplares.
El texto se compuso en Maiola.

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