Está en la página 1de 3

“Por instinto, el ruso no va a una forma de sociedad superior.

Ciertos pueblos pueden vivir de tal


manera que entre ellos el conjunto de las unidades familiares no forme un Estado. Si Rusia adoptó a
pesar de ello una forma comparable a lo que por tal cosa entendemos en Occidente, no quiere decir,
en todo caso, que esto sea lo propio biológicamente en ella. [...] La energía es necesaria para dominar
al ruso. La contrapartida es que cuanto más duro es un régimen, más convencido está de que en él se
practican la equidad y la justicia. El caballo que no se siente constantemente sujeto olvida en un abrir
y cerrar de ojos los elementos de doma que se le inculcaron. Lo mismo pasa con el ruso: hay en él una
fuerza instintiva que le vuelve a llevar invariablemente a su estado natural. Se cita algunas veces el
caso de esos caballos que, habiéndose escapado de un rancho en América, habían vuelto a formar,
algunas decenas de años más tarde, inmensos rebaños de caballos salvajes. ¡Hace falta tan poco para
que un animal vuelva otra vez a sus orígenes! Para el ruso, su retorno al estado natural consiste en
formas de vida elemental. La familia existe, la mujer vela sobre sus hijos, como la hembra de la liebre,
con todos los sentimientos de una madre. Pero el ruso no desea nada más.”
H. Trevor-Roper, Las conversaciones privadas de Hitler (2004)

"Al atacar a Rusia, el ejército alemán puede compararse adecuadamente a un elefante que atacase a
un ejército de hormigas. El elefante matará millares de hormigas, acaso millones; mas, por último, la
superioridad numérica le vencerá, y las hormigas le devorarán hasta no dejar de él más que los
huesos."
Coronel Berndt von Kleist, 1941, citado en L. L. Snyder: La Guerra (1939-1945), pág. 214.

"En las regiones ocupadas por el enemigo es preciso organizar


destacamentos de partisanos a caballo y a pie, grupos de destrucción que
luchen contra el ejército enemigo, para alimentar la guerrilla, para volar
los puentes y los caminos, incendiar los bosques, los depósitos, los
convoyes. En las regiones inhóspitas, es preciso crear al enemigo y a sus
aliados una situación insoportable."
Llamada de Stalin a la resistencia, 3 de julio de 1941.

La resistencia de Leningrado.
"La ciudad, con una parte de la población evacuada, quedó totalmente rodeada a partir del 8 de
septiembre, a excepción de un pasillo por el lago Ladoga. Empezó entonces un asedio de novecientos
días, que ninguno de los adversarios había previsto [...] Para aumentar el hambre de la guarnición,
Hitler prohibió la salida de la población. El abastecimiento solamente llegaba por el agua, luego por
el hielo del lago Ladoga y gracias a un camino de 200 km construido a toda prisa a través del bosque.
En ninguna otra parte, la determinación y los sufrimientos de los soviéticos fueron sometidos a una
prueba más penosa. [...] los sitiados comen pan amasado con 10% de celulosa, 10% de orujo, 2% de
polvo de papel, 2% de polvo de harina, 3% de harina de maíz, 73 % de harina de centeno, y lo
acompañan de salchichas a base de un 40% de harina de soja. En diciembre de 1941 hubo que enterrar
más de 50.000 cadáveres. Los sitiados quemaban muebles y libros para fundir el hielo y obtener agua."
Henri Michel. La Segunda Guerra Mundial, l, Akal.
El nuevo orden nazi en Rusia.
"Hay que partir del concepto de que estos pueblos (se refiere a
los territorios rusos conquistados) no tienen otro deber que
servirnos en el terreno económico. Nuestro esfuerzo debe
centrarse (…) en extraer de estos territorios todo aquello que
podamos. Para que se comprometan a enviarnos sus productos
agrícolas y a trabajar en nuestras minas y en nuestras fábricas
de armamentos procuraremos engañarlos abriendo múltiples
lugares donde podrán procurarse los productos manufacturados
que necesiten (…).
Nuestros comisarios tendrán cuidado de vigilar y dirigir la
economía de los países conquistados (…); y sobre todo, de la idea
de nuestros pedagogos, que tienen la manía de educar a los
pueblos inferiores (…). Todo aquello que los rusos, ucranianos
(…) puedan aprender (aunque tan sólo sea leer y escribir)
acabaría volviéndose contra nosotros. Un cerebro iluminado por
algunas nociones de historia llegaría a concebir algunas ideas
políticas y esto no nos favorecería nada. Lo mejor es instalar un
altavoz en cada pueblo, dar algunas noticias a la población y
sobre todo distraerla (…).
En cuanto a la higiene de los pueblos sometidos, es perfectamente
inútil que se beneficien de nuestros conocimientos (…). Habrá
médicos tan solo en las colonias alemanas y solamente para curar
a los alemanes (…)."
Declaraciones de Hitler, 11 de abril de 1942.

"Ayer, 7 de diciembre de 1941, una fecha que pervivirá en la


infamia, Estados Unidos de América fue (...) atacado por fuerzas
navales y aéreas del Japón.
Estados Unidos (…) estaba aún en conversaciones con su
Gobierno y su emperador, buscando el mantenimiento de la paz:
en el Pacifico (…). Durante la ocurrencia del ataque, el
Gobierno japonés deliberadamente tuvo la posibilidad de
engañar a Estados Unidos con falsos planteamientos (…) para
la continuación de la paz (…).
Le pido al Congreso declarar que (...) existe un estado de guerra
entre Estados Unidos y el Imperio de Japón."

F. D. Roosevelt. Discurso de declaración de guerra ante al


Congreso el 8 de diciembre de 1941.
Bombardeos sobre Hamburgo.
“En el espacio de ocho días, del 25 de julio al 2 de agosto, hubo cinco ataques masivos sobre la misma
ciudad, a saber Hamburgo. Esta operación iba en contra de todas las consideraciones tácticas, pero
no por ello tuvo consecuencias menos desastrosas. Desde los primeros ataques, las conducciones de
agua fueron destruidas, aunque a partir de los ataques siguientes los bomberos ya no pudieron
extinguir el fuego, se declararon incendios gigantescos, las llamas se arremolinaban furiosamente
como verdaderos ciclones, el asfalto de las calles comenzó a quemarse, la gente quedaba asfixiada en
sus sótanos o carbonizadas en plena calle. Los efectos de aquellos ataques no pueden compararse sino
a los de un terremoto.”
A. Speer, En el corazón del Tercer Reich, 1969.

"La «solución final", discutida en el verano de 1941 e implementada desde entonces hasta pocas
semanas antes del colapso total en mayo de 1945, significó en primer lugar la aniquilación de los
judíos, pero también la de los gitanos y la de los incapacitados físicos o mentales de todas las «razas».
Comandos de la Wehrmacht (ejército de Hitler) y de las SS ejecutaron a grupos de judíos capturados
conforme entraban a los pueblos de la Rusia blanca y Ucrania. Experimentaron así mismo el
envenenamiento con monóxido de carbono y el ametrallamiento de grupos de judíos frente a las tumbas
que, momentos antes, esos judíos habían sido invitados a cavar.
Semejantes métodos eran demasiado lentos y también demasiado obvios para las escandalizadas
poblaciones locales. La solución metodológica, puesta en práctica a principios de 1942, fue la
construcción de fábricas de la muerte en campos específicos de Polonia y el uso del Cyclon B, un gas
que se producía como insecticida. Los sistemas ferroviarios de todos los países ocupados suministraron
los vagones de carga, el carbón y la tripulación de los trenes. Empresas químicas alemanas
suministraron el gas, los hornos de altas temperaturas y los medios para reconvertir en productos de
uso industrial las ropas, los dientes postizos, la joyería y los artículos de cuero, confiscados
sistemáticamente a las víctimas.”
G. Jackson. Civilización y barbarie en la Europa del siglo XX, Planeta.

También podría gustarte