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Yokoi expresa esa idea porque creía que al hacer productos con mayor
accesibilidad podría ampliar el mercado y lograr un mejor éxito. Además, Yokoi
considera que estos movimientos eran claves para poder conseguir una población
con una diversidad única y no sólo limitarse a los consumidores.
CASO 7:
Dos recientes casos, el de la ex primera dama de Estados Unidos Bárbara Bush y el del
senador norteamericano John McCain, han puesto en el tapete el mismo tema: cuándo
rechazar el tratamiento médico y esperar la muerte.
Los familiares de la señora Bush –quien sufría de una severa enfermedad pulmonar
obstructiva crónica– y del senador McCain –quien padeció una agresiva forma de cáncer
cerebral– anunciaron, mediante sendos comunicados, que habían decidido rechazar los
tratamientos médicos que los mantenían con vida y, por tanto, esperar la muerte. La señora
Bush murió a las 48 horas de esa decisión, el senador McCain a las 24 horas.
El plantear que un ser humano pueda tener control sobre su propia muerte despierta
intensas emociones. Dependiendo de factores tales como religión, ética y moral, el público
se pone en uno u otro bando de la controversia.
Por un lado, están aquellos que sostienen que la vida debe respetarse a toda costa y que el
ser humano de ninguna manera debe atropellar el derecho fundamental de vivir. En
profesión de su fe, argumentan que Dios es el único que da la vida y el único que la
puede quitar, y que el ser humano ha sido traído a este mundo para sufrir y que debe morir
purificado en dolor.
Por otro lado, están aquellos que dicen que el morir con dignidad debe ser una opción para
todo ser humano, y que al final de su vida, la persona debería tener a su completa
disposición los medios para reducir su sufrimiento y morir en tranquilidad y en completo
control de la situación.
En su obra “El libro tibetano de la vida y la muerte”, Sogyal Rimpoché nos recuerda que
cuando nace un niño, el ser humano hace todo lo posible para hacerlo crecer y vivir, pero
que cuando a ese mismo ser humano le toca el momento de morir, los que lo rodean –
incluido el médico– no saben cómo ayudarlo. Es decir, la persona es abandonada a su
suerte en un momento tan trascendental como su nacimiento.
El asunto, como magistralmente lo describe el doctor Atul Gawande en su libro “Ser mortal”,
es que en su afán de curar lo incurable la medicina moderna considera a la muerte el
enemigo natural de su trabajo. El médico piensa que ese enemigo debe ser combatido a
toda costa, incluso a sabiendas de que el caso es incurable y que la muerte del paciente es
inevitable.
Por lo que estamos abogando en esta columna, amable lector, es que el ser humano,
especialmente aquel afectado por una enfermedad crónica o incurable, debe tener la
potestad y la autonomía para decidir cómo quiere pasar los últimos días de su vida, y esa
decisión debe ser hecha cuando la persona está todavía con sus cinco sentidos y en todos
sus cabales. De otro modo corre el riesgo de que otros (hijos, cónyuges u otros familiares)
tengan que tomar dolorosas e injustas decisiones que ellos debieron adoptar en su
momento. Es como dejarles el bulto después de que ya no tenemos conciencia y no
podemos decidir, es como dejarles un doble dolor.
Al respecto, en su libro “La conversación”, el doctor Ángelo Volandes esboza seis preguntas
que todo médico debería hacer a sus pacientes con una enfermedad incurable, sin esperar
a que lleguen a la etapa terminal de la enfermedad, es decir al punto en que ya no puedan
expresarse claramente.
Si su doctor no se las ha preguntado, recorte este artículo y háblele de estos seis puntos
para que él o ella sepan desde ahora cuáles son sus deseos y pensamientos con respecto a
su eventual muerte.
1. ¿Qué tipo de cosas son importantes para usted en su vida, y muy especialmente
durante la etapa terminal de su enfermedad?
- Es subjetivo decir si hay un temor como tal. Debido a que el temor puede ser
percibido de manera diferente por cualquier paciente; consistiendo principalmente en
el desconocimiento de saber cuando llegará la etapa terminal, generando ansiedad y
estrés al paciente que se preocupa por su calidad de vida; sintiendo ellos un temor
palpable.
5. Si tuviera que elegir entre vivir más tiempo o tener una mejor calidad de vida, ¿por
cuál optaría?
- Elegiría básicamente tener una mejor calidad de vida ya que creo que es lo mejor ya
que existen algunas enfermedades que son incurables y lo mejor es mantener una
calidad de vida a estar como sufriendo con las operaciones y cosas asi.
- Sería reconfortante tener que fallecer en mi casa porque es allí donde tengo
bastantes recuerdos con mis familiares.
—Corolario—
Hasta los años cuarenta, la gran mayoría de muertes en Estados Unidos ocurría en la casa,
en la actualidad menos del 20% sucede en ella. Eso indica que hospitales y unidades de
cuidados intensivos les han arrebatado a las familias la oportunidad de acompañar la
muerte de un ser querido. Ambos, Bush y McCain, murieron en casa. ¿Ha pensado usted,
amable lector, dónde quisiera morir en caso de sufrir de una enfermedad crónica.
CUADRO DE DECISIÓN
POSTURA: La discusión sobre este tema es compleja y varía según la región y la cultura.
Las decisiones sobre el control de la propia muerte a menudo se abordan en el contexto de
las leyes y regulaciones locales, así como en consulta con profesionales de la salud y
seres queridos.
FUENTES CONSULTADAS: