Gestión: Massachusetts Institute of Technology (MIT)
La calefacción, la luz y la movilidad son pilares fundamentales del progreso humano. El sistema energético mundial del futuro se verá influenciado por los cambios vinculados con el urbanismo, los cambios en la demanda de energía de alto crecimiento por parte de países desarrollados y menos desarrollados, un mayor uso del gas natural y las fuentes renovables para generar energía, la reducción de los costos de las tecnologías renovables y la innovación que influye en el sistema energético en cuanto a digitalización, automatización e inteligencia artificial. En general, el uso global de energía está cambiando de combustibles fósiles recursos no fósiles, aunque hay visiones opuestas de los sistemas energéticos del futuro. Pese a que ninguna visión puede ser exacta, podemos identificar cuáles son los factores que impulsan el cambio y los posibles resultados. Este informe se basa en las opiniones de expertos del Consejo Mundial Futuro sobre el Futuro de la Energía (Global Future Council on the Future of Energy) del Foro Económico Mundial.
El futuro de la energía: Futuro de los sistemas de energía
Gestión: Massachusetts Institute of Technology (MIT) La electricidad confiable y asequible libre de carbono se está convirtiendo en una realidad en todo el mundo
Históricamente, la planificación de sistemas de suministro de energía eléctrica se realizaba en
ciclos de inversión de entre 30 y 60 años, aunque esto ha cambiado drásticamente en un período relativamente corto. Los niveles récord de inversión han sido necesarios en todo el mundo, a medida que los mercados de países desarrollados con un descenso en el consumo se centran en la descarbonización rápida, mientras que los mercados de rápido crecimiento buscan implementar sistemas de electricidad para respaldar el progreso económico y el creciente consumo de energía per cápita. En cada mercado, han sido necesarios los niveles récord de inversión. El trilema energético (acceso a la energía y asequibilidad, seguridad energética y sostenibilidad de la energía) seguirá siendo una fuente de tensión durante décadas. Los mercados desarrollados intentarán completar su transición energética, mediante la inversión en capacidad de carga base renovable, con generación más descentralizada, almacenamiento de energía y redes digitales eficientes para gestionar los sistemas cada vez más complejos. En los mercados de crecimiento rápido, la inversión energética se sesgará contundentemente hacia la infraestructura de distribución y transmisión que aún se necesita para brindar acceso universal. Para disminuir esta brecha energética, se necesitará una inversión sustancial en la capacidad de generación, en la que los mercados que no pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) deben invertir el doble en capacidad renovable que los miembros de la organización. Los desafíos que enfrentan los sistemas de electricidad que necesitan mayores inversiones varían. En los mercados de la OCDE, los responsables de formular políticas deben trazar los caminos más eficaces para que sus objetivos cuenten con el respaldo de las personas. También será necesario establecer mercados justos de forma transparente a fin de atraer las inversiones necesarias. La mayor revolución tecnológica se basará en el almacenamiento de energía, en la que los vehículos eléctricos serán decisivos para reducir los costos y permitir el almacenamiento de energía a fin de sustituir definitivamente la capacidad térmica que actualmente respalda la generación renovable. En los mercados no pertenecientes a la OCDE, se hará énfasis en el desarrollo del plan estratégico adecuado para los sistemas de suministro de electricidad, así como en el desarrollo de los marcos regulatorios necesarios para respaldar niveles de inversión sin precedentes. El mayor desafío para estos mercados será atraer el capital necesario y tener una visión que vaya más allá de los mercados financieros nacionales a fin de aprovechar los mercados globales. Es posible que esto requiera consolidar asociaciones público-privadas eficaces y fomentar entornos favorables para las inversiones.
Medio ambiente y seguridad de los recursos naturales
Gestión: United Nations Environment Programme (UNEP) Los riesgos ambientales mundiales relacionados con fenómenos meteorológicos extremos, el posible fracaso de los esfuerzos por disminuir el cambio climático y los desastres naturales se clasifican entre los diez primeros riesgos en términos de probabilidad, según el Informe global de riesgos del Foro Económico Mundial publicado el 2018. Los impactos tangibles del cambio climático se hacen cada vez más evidentes, y se necesitarán nuevas formas de cooperación entre los sectores público y privado para elaborar respuestas adecuadas e innovadoras.
Los peligros ambientales amenazan el crecimiento económico, los modelos de negocios y el
bienestar general
El conjunto de riesgos ambientales interconectados, como los fenómenos meteorológicos
extremos, el cambio climático y la crisis del agua, siempre ha figurado entre los peligros principales del Informe global de riesgos del Foro Económico Mundial. Cada riesgo está vinculado con otras categorías; por ejemplo, los cambios en los patrones climáticos o la crisis del agua pueden desencadenar o exacerbar problemas geopolíticos y sociales, como conflictos a nivel nacional o regional y migraciones forzadas, especialmente en zonas políticamente frágiles. Del mismo modo, la gestión ineficaz de los océanos, la atmósfera y los sistemas climáticos pueden tener consecuencias a nivel local y mundial que se extienden mucho más allá del medioambiente. Mientras que normalmente los riesgos no ambientales surgen y luego disminuyen a medida que las condiciones varían, o debido a que la comunidad internacional se moviliza para gestionarlos, los problemas ambientales se mantienen constantemente entre los principales riesgos cada año, lo que indica que es un problema sistémico. Se ha demostrado que responder de manera efectiva es un desafío. Por ejemplo, si bien el Acuerdo de París para el cambio climático fue ratificado por 122 países en enero del 2017, aproximadamente seis meses después, Estados Unidos, una de las mayores fuentes de emisiones de dióxido de carbono del mundo, anunció sus planes de retirarse. Según un informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente el 2016, incluso si los países cumplieran con sus compromisos del Acuerdo de París, el planeta seguiría con una temperatura de 3,2 °C, muy por encima del nivel previsto de 2 °C, y los impactos de este hecho se están expandiendo. Según el Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno, un promedio anual de 25,3 millones de personas fueron desplazadas por eventos relacionados con el clima entre los años 2008 y 2016, y el Centro de Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres estimó que 96 millones de personas se vieron afectadas por desastres naturales el 2017. Existen comunidades en Alaska, Fiyi y Kiribati que han tenido que ser reubicadas, o están creando planes para hacerlo debido a la subida del nivel del mar. Un informe del Banco Mundial del 2016 sugirió que el estrés hídrico puede desencadenar problemas sociales extremos en regiones como el Oriente Medio y el Sahel, donde la escasez de agua podría afectar al 6 % del PIB para el 2050. El mismo informe señala que la disponibilidad de agua en las ciudades podría disminuir hasta en dos tercios entre los años 2015 y 2050, como consecuencia del cambio climático y del aumento de la competencia entre los sectores agrícola y de energía.