Toda actividad humana tiene un impacto ambiental por mínimo que sea y puede modificar el
sistema ambiental en conjunto, poniendo en riesgo el equilibrio ecológico o la supervivencia de las
especies que lo habitan. El impacto que genera que una industria química vierta los residuos a un río tiene una implicación significativa, ya que estaría alterando factores ambientales que ocasionarían graves consecuencias para el medio ambiente. La evaluación del impacto ambiental juega un papel sumamente importante en la economía, ya que se vuelve imprescindible que exista una armonía entre el medio ambiente y el desarrollo de la actividad económica (sostenibilidad). De no ser así, tarde o temprano los recursos naturales del medio se agotarán, ya sea por consumo de la industria o por la contaminación y/o el exterminio de diferentes especies. El medio ambiente y el desarrollo son conceptos que no se miran por separado dentro del contexto actual de la economía. Medio ambiente tiene que ver con el desarrollo económico, y este último ha afectado y afecta el medio ambiente. En Colombia, como en cualquier país, el modelo de desarrollo adoptado determina en cierta medida cómo el sector productivo se interrelaciona e influye en el medio ambiente y los recursos naturales. Las preocupaciones sobre la sostenibilidad ambiental no son menores. Según la ONU, aumentos en la temperatura del planeta superior a 1,5 °C en las próximas décadas tendrían una incidencia negativa sobre la calidad de vida de sus habitantes. Sin embargo, las demandas de algunos sectores que defienden el medio ambiente suelen soslayar las consecuencias que generaría un cambio radical en el modelo económico. De hecho, crisis económica, social y ecológica son tres facetas de una misma crisis. Son interdependientes y se retroalimentan entre ellas. No es sorprendente puesto que nuestro modelo de organización social y económica depende de los recursos naturales disponibles y, a su vez, la salud de nuestros ecosistemas (y por tanto de nuestro futuro) depende de este modelo socio- económico. Por un lado, la globalización y las economías llamadas modernas están totalmente basadas en la energía y materias primas baratas, abundantes y de buena calidad. La actual crisis económica tiene, como uno de sus principales detonantes, el precio de la energía. Junto con otros factores sistémicos (dominio de la economía financiera, connivencias entre mercados y alta política, agencias de calificación de riesgos al servicio de la banca, etc.), formó parte de un cóctel explosivo que desembocó en la mayor recesión desde 1930. Además este cuerpo tiene una enfermedad añadida: no sabe parar de crecer. Y para alimentar este crecimiento infinito, calculado por el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), necesita absorber muchas proteínas abundantes y baratas como lo es la energía, y quemarlas sin restricción hacia la atmósfera (el 75% de las emisiones de CO2 desde la época preindustrial resultan de la quema de los combustibles fósiles). Eso ocurre en las economías productivistas en general y en España en particular donde, el crecimiento real de la economía española ha ido de la mano de un crecimiento en la misma proporción del consumo de energía. El debate toma especial relevancia en países como Colombia, con altos niveles de pobreza e inequidad, en donde lo razonable es hacer compatible el crecimiento económico con la sostenibilidad ambiental. Sin embargo, alcanzar este equilibrio parece una tarea compleja. Por un lado, los habitantes exigen un mayor gasto en bienes públicos y bienestar económico, mientras que por otro demandan una mayor protección del medio ambiente, aun si esto conlleva una afectación de los sectores minero-energético, industrial y de agricultura. Al respecto, cabe recordar que, del presupuesto del Sistema General de Regalías, que asciende a $30 billones para el bienio 2019-2020, de los cuales $15,2 billones provienen del sector de hidrocarburos, se destinan recursos para programas como el Plan de Alimentación Escolar, atención primaria en salud pública, construcción de vías terciarias, etc. Adicionalmente, debemos ser conscientes que aspectos tan fundamentales para la calidad de vida de los colombianos, como lo son la sostenibilidad fiscal y la seguridad energética, pueden verse amenazados. De acuerdo con cifras de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, las reservas probadas de crudo y gas tan solo bastarían para 6,2 y 9,8 años, respectivamente, lo cual da cuenta de cuan apremiante es compatibilizar la búsqueda de nuevas fuentes de ingresos y energía, con el cuidado del ambiente. Los dilemas, como puede notarse, son de diversa índole y de las decisiones que se tomen dependerá el futuro de las próximas generaciones. Resultará fundamental entonces que los gobiernos, las cortes, los sectores económicos y las ONG contribuyan de manera permanente en desarrollar estrategias que permitan construir las bases de un crecimiento económico sostenible. Pero el primer paso sería cumplir lo ya pactado, como lo es el Acuerdo de París. Una adecuada previsión de los impactos ambientales permite minimizar los efectos perjudiciales para el entorno. Sin embargo, se deben conocer las limitaciones legales, técnicas y económicas para el establecimiento de un proyecto, y de esta manera, reducir los costes previos. Unos costes que tienen que ser amortizados dentro de las utilidades generadas en la vida útil del proyecto, aunque uno de los retos es también lograr el equilibrio económico-técnico-ambiental que, en teoría, se facilita con innovaciones tecnológicas, aunque muchas veces no es posible a corto plazo.
Karen Valentina Gómez Rodríguez-Grado 11-Unidad 6-La Ingeniería Un Aporte A Tráves Del Tiempo - Pantallazos Ejercicio 12 Craga, Campo y Corriente Eléctrica