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Lee el siguiente texto:

Crónicas de la ciudad de La Habana

Los padres habían huido al norte. En aquel tiempo, la revolución y él estaban recién nacidos. Un cuarto de
siglo después, Nelson Valdés viajó de Los Ángeles a La Habana, para conocer su país.
Cada mediodía, Nelson tomaba el ómnibus, la guagua 68, en la puerta del hotel, y se iba a leer libros sobre
Cuba. Leyendo pasaba las tardes en la biblioteca José Martí, hasta que caía la noche.
Aquel mediodía, la guagua 68 pegó un frenazo en una bocacalle. Hubo gritos de protesta, por el tremendo
sacudón, hasta que los pasajeros vieron el motivo del frenazo: una mujer muy rumbosa, que había cruzado la
calle.
—Me disculpan, caballeros —dijo el conductor de la guagua 68, y se bajó. Entonces todos los pasajeros
aplaudieron y le desearon buena suerte.
El conductor caminó balanceándose, sin apuro, y los pasajeros lo vieron acercarse a la muy salsosa, que
estaban la esquina, recostada a la pared, lamiendo un helado. Desde la guagua 68, los pasajeros seguían el ir
venir de aquella lengüita que besaba el helado mientras el conductor hablaba y hablaba sin respuesta, hasta
que de pronto ella se río, y le regaló una mirada. El conductor alzó el pulgar y todos los pasajeros le dedicaron
una cerrada ovación.
Pero cuando el conductor entró en la heladería, produjo cierta inquietud general. Y cuando al rato salió con un
helado en cada mano, cundió el pánico en las masas.
Le tocaron la bocina. Alguien se afirmó en la bocina con alma y vida, y sonó la bocina como alarma de robos o
sirena de incendios; pero el conductor, sordo, como si nada, seguía pegado a la muy sabrosa.
Entonces avanzó, desde los asientos de atrás de la guagua 68, una mujer que parecía una gran bala de
cañón y tenía cara de mandar. Sin decir palabra, se sentó en el asiento del conductor y puso el motor en
marcha. La guagua 68 continuó su recorrido, parando en sus paradas habituales, hasta que la mujer llegó a
su propia parada y se bajó. Otro pasajero ocupó su lugar, durante un buen tramo, de parada en parada, y
después otro, y otro, y así siguió la guagua 68 hasta el final.
Nelson Valdés fue el último en bajar. Se había olvidado de la biblioteca.
Eduardo Galeano En El Libro de los abrazos.
México: Siglo Veintiuno Editores.1994.
Entendemos por…
Ómnibus o guagua: nombre que en Cuba
y otros países le dan al autobús público.
Bocacalle: entrada a una calle.
Ovación: aplauso animado que se le da
colectivamente a alguien.
Bocina: instrumento en forma de trompeta
que produce un ruido.

ACTIVIDAD:
Ahora, responde las siguientes preguntas en tu cuaderno:

• ¿Qué historia te cuenta el texto anterior?


• ¿Qué te llama la atención del relato?
• ¿Recuerdas algún hecho de tu vida que sea interesante de contar a otras personas? ¿Por qué?
• Reconstruye los momentos y personajes que intervinieron en ese hecho y escríbelos.

Copia esta teoría en el cuaderno:


NARRAR

Contar o narrar es la manera más común de comunicarnos con los otros, como lo comprobaste en Crónicas
de la ciudad de La Habana y en el hecho que recordaste. Las narraciones nos permiten compartir momentos
vividos o historias imaginadas, de tal manera que sean entendidas por quien las escuche o lea.
Los hechos que se relatan en una narración pueden ser imaginarios o reales, y se dan a conocer de forma
oral, escrita, a través de gestos, imágenes, películas, fotografías, etc.
Es posible narrar hechos de nuestra vida diaria o de la de otros, como lo hacen los autores de biografías o de
noticias. También, se puede narrar haciendo uso de variados recursos del lenguaje para hacerlo más
expresivo, como lo hacen los escritores de literatura.

La narración es un recurso ampliamente empleado en diversos tipos de textos, tanto orales como escritos.
Permite relatar diversos hechos empleando una estructura que da orden a lo que se cuenta.

La estructura de la narración
Cuando vamos a contar una historia debemos decidir por dónde empezar, qué relataremos a continuación,
cómo organizamos los sucesos para que se entienda su desarrollo y cómo finalizamos. La estructura interna
de una narración es el modo de organizar los sucesos.
Una de las formas más comunes de estructuras narrativas es la que presenta en el inicio de la narración un
planteamiento, le sigue un conflicto y un final.
En el planteamiento se mencionan y describen los personajes y se ubican los hechos en un lugar y en un
tiempo determinado.
En el conflicto se desarrollan hechos difíciles que los personajes deben sobrepasar. Este es el momento de
mayor atención e intriga.
En el final se resuelve el conflicto, dejando a los personajes de un modo distinto a como fueron presentados.
Hay finales abiertos, en los que el lector puede imaginar el desenlace; o cerrados, cuando el autor señala
claramente cómo termina la historia.
No todas las narraciones tienen una estructura con desarrollo secuencial (de manera ordenada, un
planteamiento, un nudo y un desenlace); algunas empiezan por la mitad o por el final, o en cierto punto dan un
salto hacia el pasado o al futuro.

Para recordar
La narración es el recurso más utilizado para contar a otros lo que nos pasa, lo que imaginamos o lo que
pensamos. Es por esto por lo que es importante tener en cuenta la forma como organizamos las ideas, los
personajes, el tiempo y el espacio en que se desarrolla, el uso del lenguaje para lograr un efecto en los
oyentes y lectores. Además, cuando vamos a narrar por escrito, es importante elaborar una planeación que
nos permita cumplir con cada uno de los anteriores requisitos.

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