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PS - RESUMEN DE APUNTES DEL LIBRO OFICIAL

Intervención Psicológica en el Deporte de Alto Rendimiento (UNED)

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Descargado por Miren Amestoy Alonso (mamestoy@uoc.edu)
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TEMA 2: PSICOLOGÍA Y DEPORTE EN ALTO RENDIMIENTO

2.6. TÉCNICAS PSICOLÓGICAS PARA OPTIMIZAR EL RENDIMIENTO

La <práctica o ensayo en imaginación= o, como se suele denominar en el deporte, <visualización=, ampliamente


utilizada en la terapia psicológica conductual dentro de procedimientos como la <desensibilización sistemática=
(Wolpe, 1958), el <condicionamiento encubierto= (Cautela, 1966) y otras técnicas con exposición en imaginación para
el tratamiento de trastornos de ansiedad o el ensayo de nuevos comportamientos. En el ámbito del deporte,
Richardson (1967) y Corbin (1972) informaron de más de 50 trabajos utilizando esta técnica; y entre otros, Suinn (1972)
la aplicó con esquiadores Olímpicos, obteniendo resultados muy notables.

Otras técnicas que rápidamente se incorporaron al bagaje de la psicología del deporte fueron:

a) Las diversas modalidades de técnicas de relajación/respiración (Jacobson, Schultz, etc.) para reducir el exceso de
activación y ensayar mejor en imaginación.
b) Los autodiálogos, para regular el comportamiento y el funcionamiento cognitivo.
c) Las técnicas para el autocontrol atencional (Nideffer, 1976).
d) El establecimiento de objetivos para potenciar la motivación, autoconfianza y atención de los deportistas: una
estrategia desarrollada por Locke (1968) para el alto rendimiento en el ámbito empresarial, que en el deporte tuvo
en Damon Burton a su principal investigador (Burton, 1993).

Aparecieron también las primeras aportaciones sobre el funcionamiento de los grupos (Carron, 1980) y el liderazgo de
los entrenadores (Chelladurai, 1986), así como instrumentos para evaluar el funcionamiento de los deportistas, como
los cuestionarios SCAT (Martens, 1975) y STAI ( Spielberg, 1989; Martens et al., 1990) centrados en la ansiedad rasgo
y la ansiedad estado relacionadas con la competición, o el PSIS para medir las habilidades mentales de los deportistas
de alto rendimiento (Mahoney et al., 1987), punto de partida del CPRD (Buceta, Gimeno y Pérez-Llantada, 1993), el
cuestionario más utilizado en lengua española.

2.7. LOS EFECTOS PSICOLÓGICOS DEL ENTRENAMIENTO DEPORTIVO

En la primera edición del libro <In Pursuit of Excellence=, Terry Orlick (1980) dedicó un capítulo completo a la
reproducción o simulación en el entrenamiento de las condiciones estresantes de la competición, señalando la
trascendencia de exponer a los deportistas a tales condiciones con el propósito de prepararlos mentalmente para
competir. Este tipo de estrategias, de una u otra manera, han sido utilizadas por los entrenadores de diferentes
deportes con bastante frecuencia. Orlick siguió una de las recomendaciones de Coleman Griffith: observar a los
entrenadores y esclarecer la psicología implícita en su trabajo.

2.8. PUBLICACIONES SIGNIFICATIVAS

Vanek y Cratty, 1970; Cratty, 1973; Nideffer, 1976; Orlick, 1980; Straub, 1980; Silva y Weinberg,1984; Gill, 1986; y
Williams, 1986. Un libro muy relevante editado por Hackfort y Spielberg (1989), «Anxiety in Sports», en el que
participaron reconocidos expertos de diferentes países en el ámbito de la ansiedad, el estrés y los estados
emocionales, temas que comenzaban a considerarse importantes. Más tarde, en la década de los 90’, junto a estos
libros pioneros, aparecieron otros manuales que han servido de guía a los psicólogos del deporte de esa y las siguientes
generaciones (por ejemplo: Horn, 1992; Weinberg y Gould, 1995).

En España, ya en 1985, se publicó el libro pionero de Riera, y a este siguieron la traducción del manual de Williams
(1991) y los volúmenes de Cruz y Riera (1991), Balaguer (1994) y Cruz (1997) y mis libros sobre «Psicología y Lesiones
Deportivas» (1996) y «Psicología del Entrenamiento Deportivo» (1998).

Además, las revistas científicas de Psicología comenzaron a incluir artículos relacionados con el deporte de alto
rendimiento. 1970, el «International Journal of Sport Psychology», con sede en Italia. Más tarde en los Estados Unidos,
el «Journal of Sport and Exercise Psychology», «The Sport Psychologist» y, a finales de los 80’, el «Journal of Applied
Sport Psychology».

Poco después, nació en España la «Revista de Psicología del Deporte», dirigida por los profesores Jaume Cruz y
Alejandro García Más. Más tarde, siguiendo su estela, aunque no su alcance, se publicó la revista «Cuadernos de
Psicología del Deporte», donde también se incluyen artículos no psicológicos de las ciencias del deporte.

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2.9. INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA CON DEPORTISTAS OLÍMPICOS

Los Juegos Olímpicos son el mejor escenario para observar la contribución ascendente de la psicología del deporte con
deportistas de élite. El trabajo pionero de Suinn utilizando la práctica en imaginación con esquiadores Olímpicos en
los años 70’ (Suinn, 1972, 1975): un hito significativo en la práctica de la psicología para optimizar el rendimiento de
los deportistas en una competición de enorme trascendencia.

En 1988 la revista The Sports Psychologist publicó el estudio realizado por Orlik y Partington sobre la experiencia
psicológica de deportistas canadienses de diferentes especialidades que compitieron en los Juegos Olímpicos de 1984
en Sarajevo (invierno) y Los Ángeles (verano). Entre sus conclusiones encontraron que los deportistas más exitosos
contribuían a la calidad de sus entrenamientos estableciendo objetivos precisos, utilizando la práctica en imaginación
y simulando situaciones propias de la competición. Además, se preparaban para competir utilizando planes de
funcionamiento previo (rutinas), planes atencionales durante la competición, estrategias para gestionar las
distracciones por cualquier motivo, incluyendo los errores, la adversidad y contratiempos, y procedimientos para
evaluar su rendimiento y obtener el máximo partido de lo sucedido.

En la preparación de algunos de estos deportistas Olímpicos participaron 11 psicólogos del deporte, un hito en aquel
momento. En otro artículo, Orlick y Partington (1987) se refirieron a la actuación de estos psicólogos tras entrevistar
a los deportistas que trabajaron con ellos. Los psicólogos que fueron valorados positivamente:

a) Habían comenzado a trabajar con los deportistas mucho antes de los juegos.
b) Habían establecido con ellos una buena relación de confianza.
c) Tenían un contacto frecuente.
d) Su enfoque era muy aplicado.
e) Aportaban ideas concretas.
f) Se mostraban flexibles y tenían el conocimiento suficiente para atender las necesidades individuales de los
deportistas.

Estos consideraron que la ayuda de estos psicólogos había contribuido notablemente a su rendimiento.

Por el contrario, los psicólogos que fueron valorados negativamente:

a) Tenían habilidades interpersonales muy pobres que entorpecían la relación con los deportistas.
b) No eran capaces de aplicar la psicología a las demandas del deporte (hacían ejercicios sin conexión con el
rendimiento de los deportistas, aplicaban pruebas irrelevantes en este contexto&).
c) Carecían de sensibilidad y flexibilidad respecto a las necesidades de los deportistas (imponiendo su metodología
a lo que estos necesitaban).
d) Dedicaba poco tiempo al contacto individual (más trabajo de grupo, talleres, clases, etc.), el lugar de sesiones
individuales.
e) Su comportamiento en las competiciones será muy deficiente y perjudicial (pasaban test o hacían preguntas justo
antes de competir, alterando las rutinas de los deportistas).
f) Se involucraron en la preparación de los deportistas demasiado tarde, cuando los Juegos ya estaban cerca.

El estudio de Orlik y Partington se debe considerar uno de los más trascendentes de la psicología del deporte de alto
rendimiento, ya que no solo destacó los aspectos psicológicos que pueden beneficiar o perjudicar al rendimiento, sino
que además, observando los comportamientos positivos y negativos de los psicólogos que intervinieron, apuntó
detalles básicos sobre el estilo de actuación de estos profesionales con los deportistas de élite.

2.10. PSICÓLOGOS EN LOS EQUIPOS DE FÚTBOL

Otro contexto de gran relevancia en el deporte de alto rendimiento es el fútbol. En España, a finales de los 80’, Jesús
García Barrero, en el Sporting de Gijón fue pionero trabajando como psicólogo integrado en un equipo técnico; y
coincidiendo con el protagonismo que la preparación olímpica del 92’ dio a los psicólogos. La experiencia fue muy
desigual y, lamentablemente, en algún club muy significativo tuvo un impacto negativo, tanto a nivel interno como en
los medios de comunicación.

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Varios fueron los errores que se cometieron:

a) Contratar a psicólogos que no conocían el deporte profesional, las necesidades concretas de los futbolistas, y
menos aún, las circunstancias mediáticas que rodean a los grandes equipos de fútbol.
b) Que los psicólogos tuvieran un conocimiento muy reducido de la propia psicología del deporte.
c) Trabajar con todo el equipo a la vez de manera obligatoria.
d) En consonancia con ese esquema de trabajo colectivo, aplicar estrategias estandarizadas con escasa comprensión
de su utilidad por parte de los futbolistas y mínima atención a las necesidades individuales de estos.
e) Por el mismo motivo de aplicación colectiva, no haber podido mantener la intimidad en las sesiones con el
psicólogo.
f) No haberse mantenido los psicólogos completamente fuera de los focos mediáticos, en lugar de conceder algunas
entrevistas.

Por esos motivos se deben tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

1. Deben trabajar psicólogos con experiencia que conozcan bien el deporte y la psicología del deporte.
2. El trabajo psicológico específico debe ser voluntario y a nivel individual, o como mucho en grupos pequeños.
3. Las estrategias a utilizar tienen que ser diseñadas y aplicadas a la carta para satisfacer las necesidades concretas
de cada deportista.
4. El psicólogo debe trabajar entre bastidores, en la más absoluta intimidad, sin opinar públicamente sobre el estado
de los deportistas, alejado de los medios de comunicación y de cualquier otra actividad pública que pueda
relacionarse con la confidencialidad de su cometido.
5. Es conveniente que, en la medida posible, el psicólogo trabaje como asesor del entrenador.

2.11. PSICOLOGÍA EN LOS CURSOS DE ENTRENADORES

En el camino para conseguir el título de entrenador en España existen 3 niveles: el más básico, que sirve para entrenar
a niños; el intermedio, que permite trabajar con deportistas de más edad y en categorías sénior provinciales y
regionales; y el superior, que da acceso a las categorías más altas. el nivel más alto corresponde al alto rendimiento.

2.12. INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA CON ÁRBITROS

Los árbitros de élite también son deportistas de alto rendimiento, por lo que también se pueden beneficiar de la
psicología.

2.13. LA PSICOLOGÍA CLÍNICA DEL DEPORTE

Según ha informado la profesora Milagros Ezquerro (2010), existen estudios de prestigiosas universidades americanas
en los que se ha observado que más del 40% de los deportistas que acuden a los servicios de ayuda psicológica, lo
hacen debido a problemas personales y de salud mental. También son esos los motivos por los que muchos deportistas
de alto rendimiento buscan la ayuda de los psicólogos y los clubes y las organizaciones deportivas se sensibilizan sobre
la importancia de contar con estos profesionales. En el 2019, la NBA informó de la obligación que ahora tiene todos
los equipos de contar con un psiquiatra o psicólogo para cuidar de la salud mental de los jugadores. Evidentemente,
este profesional no puede ser un psicólogo del deporte sin una formación clínica, aunque éste puede ayudar a prevenir
y detectar tempranamente las patologías y, cuando sea el caso, derivar al deportista a un psicólogo clínico.

El auge de la psicología clínica del deporte en el alto rendimiento responde a la realidad de los deportistas: muy
dependientes de su profesión, con calendarios cargados de entrenamientos y competiciones muy exigentes y muy
presionados para obtener resultados; también, a las noticias que a menudo tenemos de deportistas que sufren estados
patológicos de ansiedad y depresión, se retiran prematuramente por sus problemas mentales, desarrollan patologías
alimentarias, se refugian en el alcohol y otras drogas, se suicidan (o lo piensan) y no se adaptan a la vida fuera del
deporte cuando se retiran.

Además de atender a los deportistas que lo necesitan, la aportación de la psicología clínica también se ha plasmado
en un enriquecimiento de la relación psicólogo- deportista y de las estrategias de intervención. Ya en 1977, Mahoney
y Avener perfilaron desde la psicología clínica técnicas psicológicas que podían incorporarse al deporte de alto
rendimiento.

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Más reciente es la aportación significativa de Burt Giges, psicólogo clínico le extensa experiencia que se incorpora a la
psicología del deporte en la década de los 90’. Giges planteó un enfoque de intervención consistente en ayudar a los
deportistas a identificar y eliminar las barreras psicológicas que pueden interferir en su funcionamiento óptimo (Giges,
2000, 2010). Aplicado al rendimiento, es una alternativa al entrenamiento en habilidades psicológicas. Algunas de
estas barreras son de tipo emocional (culpa, ansiedad, &) y se sitúan fuera de las competencias de los psicólogos sin
una formación clínica, pero otras pueden estar al alcance del psicólogo del deporte (fracaso deportivo, expectativas
agobiantes, &).

Este enfoque puede resultar apropiado en el alto rendimiento, donde lo más habitual es que los deportistas de élite
acudan al psicólogo cuando tienen un problema deportivo o psicológico. Cuando ese es el punto de partida, la
prioridad es el afrontamiento del problema. Y a partir de ese proceso es cuando a veces, surge la necesidad de entrenar
al deportista para que domine determinadas habilidades.

Milagros Ezquerro (2006, 2010) se ha referido a los retos que la psicología clínica del deporte debe afrontar. Entre
ellos, conocer mejor los trastornos más habituales y su relación con el rendimiento; definir los criterios diagnósticos
específicos, distinguiendo entre lo normal y lo patológico en la población de los deportistas de élite; establecer las
condiciones en las que se debe derivar al deportista al psicólogo clínico; definir cuáles son el enfoque y las técnicas
terapéuticas más adecuados; y tener en cuenta los aspectos éticos. Estos retos requieren profundizar en la
investigación y el trabajo aplicado con poblaciones de deportistas de alto rendimiento que padezcan trastornos
psicopatológicos o estados psicológicos de alta vulnerabilidad, para detectar no solo los trastornos, sino también los
indicadores tempranos que anticipen esos trastornos y permitan prevenirlos, así como reflexionar sobre las cuestiones
relacionadas con el procedimiento de intervención y la interacción entre el psicólogo del deporte y el psicólogo clínico.

2.14. LA ACEPTACIÓN DE LA PSICOLOGÍA

Es cierto que todavía son más los que valoran la transcendencia de la psicología, pero no tanto la conveniencia de
incorporar a un psicólogo. Puede parecer una contradicción, pero no lo es. Los entrenadores deben aplicar la psicología
como parte de su método de trabajo, y muchos piensan que puede ser suficiente. Aún son muchos los que no saben
bien qué y cómo pueden hacer los psicólogos que no hacen los entrenadores, ni como ubicar a los psicólogos en los
equipos interdisciplinares.

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TEMA 3: EL PSICÓLOGO DEL DEPORTE EN ALTO RENDIMIENTO

3.1. ¿QUÍEN ES EL PSICÓLOGO DEL DEPORTE?

El principal impulso que en los años 70’ recibió en occidente de la psicología del deporte partió de las facultades y
departamentos de Educación Física o Ciencias del Deporte y no de las facultades de Psicología. Comenzaron a
desarrollar esta disciplina profesores que eran psicólogos o titulados en Ciencias del Deporte, considerándosela como
señala Gill (1986), una subespecialidad de esas ciencias.

En esta etapa, los primeros <psicólogos del deporte= fueron en su mayoría esos profesores universitarios, tanto a nivel
docente como investigador, como trabajando en el campo aplicado con deportistas de sus universidades. Estos
profesores escribieron manuales que sirvieron de base para el avance de la disciplina y crearon programas específicos
de Máster que formaron las siguientes generaciones de psicólogos del deporte.

En 1985 se fundó la Association for the Advancement of Applied Sport Psychology (AAASP). Al principio los afiliados
eran profesores de Ciencias del Deporte, por lo que se autodenominaban <psicólogos del deporte=, y procuraban
diferenciarse de los psicólogos de otras áreas, acentuando que su cometido no era la terapia de trastornos
psicopatológicos, sino que tenía un enfoque educativo centrado en enseñar (entrenar) habilidades psicológicas que
los deportistas pudieran aplicar para optimizar su rendimiento.

Frente a estos <psicólogos encubiertos=, ha surgido la figura del psicólogo clínico del deporte (Clinical Sport
Psychologist). Corresponde a psicólogos con una formación sólida y certificación profesional en psicología clínica que
además se ha especializado en el ámbito del deporte, y excluye a los psicólogos del deporte por carecer de esa
formación y tener un rol diferente.

Hasta 1990, no hubo en España programas de postgrado en Psicología del Deporte.

¿Quién es entonces el psicólogo del deporte? Esta licenciatura, ahora grado, es suficiente para trabajar legalmente
como psicólogo en casi todos los campos de la psicología, aunque para dedicarse a la psicología del deporte y poderse
presentar como psicólogo del deporte es recomendable especializarse realizando un máster de postgrado. De
momento, no es obligatorio cursar un máster, pero es la única vía para formarse con conocimiento y rigor, y la mejor
forma de presentarse en el mercado laboral.

Defendemos que el psicólogo del deporte es un licenciado o graduado en psicología que, posteriormente se ha
formado en la especialidad de psicología del deporte mediante programas universitarios de postgrado o como
excepción, alguna vía alternativa solvente. Aquellos que no han estudiado la carrera de psicología, no se pueden
considerar psicólogos, pero pueden aplicar la psicología desde sus respectivos roles profesionales (ej. Entrenador).

3.2. DOBLE ROL DEL ENTRENADOR-PSICÓLOGO

Las ventajas e inconvenientes que puede tener ese doble rol cuando el que lo desempeña es un entrenador que
además es un psicólogo cualificado. No se trata, del rol psicológico que debe asumir cualquier entrenador, sino de que
una misma persona, cualificada como entrenador y como psicólogo, desempeñe ambos roles.

Ventajas del doble rol entrenador-psicólogo:

- Habitualmente, mayor presencia que la del psicólogo/no entrenador en la actividad diaria de los deportistas.
- Mayor facilidad para coordinar la actividad deportiva y el trabajo psicológico vinculado a esta, tanto en horarios
como en contenidos.
- Mayor facilidad para priorizar el trabajo psicológico cuando proceda.
- Mejor aprovechamiento de las experiencias deportivas para potenciar el trabajo psicológico y enriquecerlas.
- Mayor ascendencia sobre los deportistas que, al menos inicialmente, puede facilitar un mayor interés e
involucramiento en el trabajo psicológico.

Principales inconvenientes:

- La gran cantidad de tiempo que los entrenadores de alto rendimiento deben dedicar a su trabajo como
entrenador, dificultando que puedan dedicar el tiempo que exige observar, planificar y llevar a cabo el trabajo
psicológico para que este se pueda desarrollar con la calidad y eficacia que exige el alto rendimiento.

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- El involucramiento emocional que suele acompañar a la actuación de los entrenadores en las competiciones, que
contrasta con la calma y objetividad que deben tener los psicólogos.
- La falta de confianza mutua que puede existir entre el entrenador y los deportistas, que impide que ese entrenador
pueda trabajar como psicólogo con esos deportistas.
- La existencia de estados psicológicos adversos vinculados a problemas o situaciones relacionados con el
entrenador, que por tanto no podrían ser abordados si el psicólogo fuera el propio entrenador.
- El diferente grado de <directividad= que con frecuencia exigen el rol del entrenador y el rol del psicólogo, más
directivo aquel (da ordenes, opina, etc.), y menos directivo éste (escucha, propone, etc.)
- La relación jerárquica del entrenador respecto al deportista, la dependencia que el deportista tiene de las
decisiones del entrenador que le afectan significativamente, lo que impide la relación no jerárquica, ajena a la
toma de decisiones deportivas, que favorece el trabajo del psicólogo.

El entrenador-psicólogo, en un momento inicial, puede aprovechar su posición jerárquica para implantar sesiones de
trabajo psicológico básico (entrenamiento en establecimiento de objetivos) con los deportistas que tengan una buena
predisposición y relación favorable con él, pero esa misma posición jerárquica, dificultará que pueda avanzar más allá
de ese entrenamiento básico.

Las ventajas del doble rol señaladas previamente están claramente eclipsadas por los inconvenientes, por lo que es
aconsejable que el profesional cualificado como entrenador y psicólogo tenga claro cuál es su rol. El entrenador que
sea psicólogo y desempeñe el rol de entrenador sin disponer de un psicólogo, debe centrarse en su cometido como
entrenador e incorporar la psicología a su método de trabajo como tal, sin pretender sustituir al psicólogo en las
funciones que desempeñaría si fuera el psicólogo y no el entrenador.

3.3. LA SITUACIÓN LABORAL DE LOS PSICÓLOGOS

Todavía existen pocos psicólogos del deporte que puedan vivir solo de su trabajo como entrenadores y deportistas.
Una excepción son los psicólogos que trabajan en los centros de alto rendimiento. Estos psicólogos son funcionarios
o tienen contratos indefinidos o por un tiempo amplio. Son un grupo muy reducido, no hay muchos centros del alto
rendimiento ni muchas plazas para los psicólogos.

Los psicólogos de centros de alto rendimiento atienden a los deportistas de élite, casi todos de deportes individuales.

El psicólogo del club que tiene la oportunidad de trabajar en el primer equipo con un entrenador nuevo debe ser muy
prudente y ganarse la confianza de ese entrenador, mostrándose leal a él, aceptando las limitaciones que le imponga
y por supuesto, cuidando mucho la confidencialidad y su apariencia, no basta con preservarla, sino que además debe
parecerlo.

Hay psicólogos que en la práctica privada trabajan con deportistas y entrenadores que a nivel particular contratan sus
servicios. Esta práctica puede incluir a deportistas del mismo deporte o de deportes diferentes y se puede simultanear
con el trabajo en algún club, pero siempre que no exista un conflicto de intereses deportivos entre los distintos
clientes.

➢ Condiciones laborales
Los psicólogos pueden realizar su trabajo en diferentes escenarios. Como parte de un equipo técnico, participan en la
planificación deportiva centrándose en la carga mental del entrenamiento, las competiciones y otras actividades y
medidas, anticipando posibles ventajas y riegos psicológicos. También pueden tener reuniones periódicas con el
entrenador para asesorarlo sobre su estrategia psicológica, sus charlas y estando a pie de pista observando desde la
banda los entrenamientos y la puesta en práctica de estrategias psicológicas.

Es importante que el psicólogo establezca un acuerdo claro con las organizaciones o personas que le contratan. Debe
ser alguien que se implique y sea generoso con su tiempo. En el deporte esta actitud generosa es fundamental. Pero
cuando se trabaja con deportistas de élite es fundamental estar disponible para atender las necesidades de los
deportistas más allá del horario que previamente se haya acordado. Es difícil trabajar en el deporte de alto rendimiento
siendo esclavo del horario. Las necesidades de los deportistas pueden exigir la intervención del psicólogo casi en
cualquier momento, el psicólogo que quiera trabajar en el alto rendimiento debe comprender que (casi) siempre tiene
que estar disponible.

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3.4. CONFIDENCIALIDAD

➢ Confidencialidad interna
El entrenador y el deportista deben saber que el contenido de las conversaciones con el psicólogo es confidencial. No
es solo una cuestión de ética, sino, además la única forma que tiene el psicólogo de poder trabajar de verdad con los
deportistas.
En ocasiones, si lo considera conveniente, el psicólogo puede preguntarle al deportista si le parece bien que comente
algo con el entrenador o directos deportivo.
No puede contar detalles concretos, aunque si procediera podría recomendarles acciones que pueda ayudar al
deportista. Por ejemplo: ¿Qué te parece si hablas con él y le planteas un objetivo muy concreto que dependa de ella?
Siempre que esto proceda en beneficio del deportista.

3.5. LA RELACIÓN CON LOS DEPORTISTAS

La informacion inicial a los deportistas debe ser algo general <ya sabéis que estoy aquí para lo que necesitéis a nivel
mental, y que todo es confidencial=. Después hay que permitir, que sea el deportista el que se acerque al psicólogo.
Debe estar en los entrenamientos y en algunos lugares comunes para que los deportistas se familiaricen con él,
manteniendo una cierta distancia.

¿Debe entrar al vestuario antes o después del entrenamiento? Hay que conocer las costumbres de esos deportistas.
¿Y cuándo habla el entrenador? Dependerá de la relación que tenga con él. En el caso de asistir a esas reuniones, lo
prudente es que el psicólogo se sitúe en un lugar discreto y que salvo que se lo pida el entrenador expresamente, no
intervenga, no es su momento.

La situación cambia cuando se trata de deportistas que a nivel particular buscan la ayuda del psicólogo. El psicólogo
debe de ganarse esa confianza. La primera sesión es clave. En general en esa sesión, el psicólogo debe escuchar,
invertir en empatía y aportar informacion sobre lo que podría hacer, pero sin dar recetas, a partir de ahí ambos
deberían establecer los objetivos de la intervención y acordar cómo se va a desarrollar su relación.

➢ Buscando la oportunidad
El cometido del psicólogo es observar, observar y observar para poder anticipar problemas e intervenir cuando llegue
el momento. Observar el estilo del entrenador y el comportamiento de los deportistas en situaciones diversas,
interacción entre ellos, situaciones externas, etc. observar para poder ayudarles.
El acercamiento de los deportistas puede ser más o menos difícil en función de la predisposición de estos, y el psicólogo
desde su posición prudente debe buscar la oportunidad que ofrecen algunas situaciones. Por ejemplo, cuando el
deportista se lesiona y tiene que estar fuera un tiempo, es buen momento para acercarse a él y acompañarlo en el
proceso de rehabilitación.
Otras situaciones pueden ser problemas personales extradeportivos, momentos de bajo rendimiento y frustración
ante situaciones adversas, ej. Llevar varios partidos sin jugar. En la mayoría de los casos es difícil que los deportistas
de éxito a los que les van bien las cosas vean la necesidad de trabajar con el psicólogo.

➢ Invertir para actuar


El trabajo del psicólogo consiste en <invertir= para poder actuar eficazmente cuando se presente la ocasión ¿cómo lo
hace? Observando todo lo que pueda ser relevante y sabiendo estar en un segundo plano. Se preocupa con sinceridad
de la faceta humana de los deportistas.
Desarrollar la relación apropiada entre psicólogo y deportista es un elemento fundamental para que el trabajo
psicológico tenga éxito. Otro son las estrategias que utiliza el psicólogo. Diversos estudios han mostrado que el éxito
de la intervención depende más de la relación terapeuta-paciente que de las técnicas específicas. Petitpas et al. (1999)
ha señalado que al igual que sucede en el ámbito de counseling (asesoramiento psicológico) estos dos elementos son
interdependientes: por un lado, la relación psicólogo-deportista afecta a la adherencia y al uso de las técnicas; por
otro cómo se utilizan e impactan las técnicas, afecta a la relación psicólogo-deportista.
La Psicología del Deporte que emergió en los años 70’-80’, liderada en gran parte por <psicólogos del deporte= que no
habían estudiado la carrera de psicología, se centró en las técnicas: en enseñar a los deportistas habilidades mentales
para rendir mejor; pero ignoró o minimizó la transcendencia de la relación psicólogo-deportista. Sin embargo, la
experiencia fue mostrando que faltaba un elemento esencial, y así, se han ido incorporando psicólogos con formación
en la interacción <uno a uno= con clientes (psicólogos clínicos y asesores), se ha reconocido más la transcendencia de
esta relación y, por tanto, la importancia de que los psicólogos del deporte adquieran habilidades que les permitan
relacionarse eficazmente con deportistas y entrenadores.

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3.6. EL ESTILO NO DIRECTIVO

En gran parte, la relación psicólogo-deportista depende cómo invierte el psicólogo para desarrollar esa relación. Un
factor transcendente es su estilo de intervención cuándo interactúa con el deportista. Una diferencia relevante entre
el estilo del entrenador y el del psicólogo es el grado de <directividad=. Ambos pueden combinar según sean las
circunstancias, estilos más o menos directivos, pero mientras el entrenador necesita con frecuencia un estilo directivo,
es recomendable que el psicólogo en gran parte de sus intervenciones utilice un estilo no directivo.

El <estilo no directivo= se caracteriza por no decirle al deportista o al entrenador qué tienen que hacer, sino por facilitar
que sean ellos quienes reflexionen, busquen las respuestas que más les convengan, decidan y actúen. Es un estilo no
invasivo que contribuye a que los protagonistas se involucren más en la solución de sus necesidades, adquieran
herramientas sólidas para satisfacerlas y no se sientan avasallados por el psicólogo. Incluye saber escuchar de manera
activa: con el contacto visual apropiado, asintiendo, sin prisa por intervenir, repitiendo, clarificando y plantear
preguntas que ayuden a la reflexión: ¿qué alternativas tienes?

La intervención no directiva requiere que el psicólogo ponga toda su atención en las necesidades del deportista y en
lo que este le dice. Debe respetar el ritmo del deportista, que sea éste quien lleve el timón. El gran valor de la
intervención no directiva es que favorece que el deportista asuma la responsabilidad de su propio funcionamiento.

Aunque este estilo no directivo sea el que debe predominar en general, el psicólogo debe saber cuándo procede ser
más directivo, guiando al deportista en la dirección que, en su opinión de experto, le convendría más. Una forma de
<guiar= es el refuerzo social de las acciones que favorecen el rendimiento del deportista para que se consoliden, vuelva
a repetirlas y se fortalezca su autoconfianza al percibir que dispone de una herramienta eficaz. Otra es utilizar modelos
significativos cuyas conductas puedan ser imitadas. Dar una opinión directa y aportar informacion sobre el
funcionamiento mental. También puede utilizar pruebas como cuestionarios, autorregistros, etc. y dar feedback sobre
los resultados o usar estos para seguir explorando.

Una estrategia intermedia eficaz en cuando al grado de directividad son las sugerencias. El psicólogo escucha y hace
preguntas abiertas, pero también plantea sugerencias que delimitan el terreno de la reflexión del deportista e
indirectamente le guían.

Cuando se comienza a trabajar con un deportista o un entrenador, lo mejor es emplear un estilo no directivo a la vez
que se desarrolla una relación de confianza y se observa cómo es ese deportista y en qué medida acepta o está
dispuesto a aceptar la opinión de experto del psicólogo. Después se puede trabajar de forma más directiva, procurando
siempre que el deportista no se sienta avasallado y sea el protagonista de las decisiones que le afecta. El psicólogo
puede utilizar entonces, el refuerzo, el modelado, las sugerencias, registros, etc. y de vez en cuando dar su opinión.
No es aconsejable que, de muchas opiniones, es mejor que las reserve para los momentos más críticos. Dar opiniones
desgasta, tanto por el hecho de darlas como por el riesgo a equivocarse, y el desgaste provoca una menor capacidad
de influencia.

3.7. EL VALOR DE LA CONVERSACIÓN

La principal herramienta del psicólogo es la conversación con su cliente, se debe tener en cuenta lo siguiente:

- Quién es, cómo funciona, y que necesidades tiene el deportista.


- En qué situación y circunstancias se produce esa conversación.
- Cuál es el objetivo principal.
- Qué estilo de comunicación es más apropiado.
- Qué técnicas específicas convendría incorporar.
- Cuál debería ser el siguiente paso, tanto en el funcionamiento inmediato del deportista como en una conversación
posterior.

Ninguna conversación se debe considerar menor. Cualquier interacción es importante: una oportunidad que el
psicólogo no debe desaprovechar; y en el contexto de alto rendimiento muchas veces, las conversaciones más
informales son la única manera de acceder a los deportistas para satisfacer en lo posible sus necesidades y preparar
el terreno para que más adelante, cuando exista una necesidad mayor, el deportista demande un encuentro más
formal.

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3.8. LA INTERVENCIÓN ONLINE

3.9. LAS VÍAS DE INTERVENCIÓN

En el contexto de alto rendimiento el psicólogo tiene dos objetivos fundamentales: contribuir al máximo rendimiento
de los deportistas y a su salud. Para conseguir estos objetivos el psicólogo puede trabajar por dos grandes vías:

1. Entrenando, informando, asesorando y ofreciendo apoyo profesional a los deportistas para que estos sean más
capaces de autorregular favorablemente su funcionamiento psicológico, y de esta forma optimizar su rendimiento
y su salud.
2. Entrenando, informando, asesorando y ofreciendo apoyo profesional a los entrenadores y según proceda otros
profesionales y familiares relacionados con el deportista, de forma que estos, desde su rol especifico, apliquen las
estrategias más eficaces para influir favorablemente su funcionamiento psicológico de los deportistas, y por esta
vía, en su rendimiento y su salud.

Partiendo de este planteamiento pueden existir varios escenarios de actuación:

1. Trabaja fundamentalmente con el entrenador y quizá con otros miembros del equipo técnico, o bien con otras
personas del entorno del deportista. No trabaja con los deportistas o lo hace solo en casos aislados.
2. Trabaja fundamental o exclusivamente con los deportistas, no con el entrenador y otras personas del entorno,
salvo en situaciones concretas que lo requieran.
3. Trabaja con el entrenador y otras personas del entorno, como con los deportistas.

➢ ¿Dónde se sitúa el psicólogo?


Se debe tener en cuenta que cuanto más cerca se sitúe el psicólogo del entrenador, más difícil es su trabajo con los
deportistas, ya que estos lo percibirán más como un ayudante del entrenador. En relación con esta cuestión, Gloria
Balagué, pionera de la Psicología del Deporte en España, ha aportado un interesantísimo apunte que apoya la
transcendencia de situarse en el lugar apropiado.

No existe una regla que señale qué escenario es mejor. Lo importante es que el psicólogo sepa situarse en el lugar que
le corresponda, cerca de unos u otros, y en caso de atender a ambos, que sea capaz de preservar la confidencialidad,
no participar en las decisiones deportivas (nunca debería hacerlo) y no ser el confidente del entrenador y el mensajero
de los deportistas.

En general, en los deportes de equipo de alto rendimiento suele ser más apropiado que el psicólogo se sitúe cerca del
entrenador y tratar con él las cuestiones psicológicas. La vía para influir en el funcionamiento psicológico de los
deportistas de éxito es el entrenador: sus decisiones, sus charlas, los vídeos que proyecta. Es ahí donde el psicólogo-
ayudante puede tener más peso.

La experiencia de muchos psicólogos y entrenadores señala que en los deportes de equipo de alto rendimiento el
psicólogo debe estar cerca del entrenador.

En los deportes individuales la situación difiere en función del tipo de deporte. En los que no haya entrenador o este
sea un empleado del deportista (golf), si se contrata a un psicólogo es para que trabaje con el deportista. Por el
contrario, en los deportes o casis concretos en los que el entrenador tiene poder o gran influencia sobre el deportista,
lo más conveniente suele ser que el psicólogo trabaje por ambas vías: por un lado, asesorando al entrenador, y por
otro, de manera coordinada, ayudando al deportista para desarrollar su capacidad de autorregulación.

3.10. EL PLANTEAMIENTO DE LA INTERVENCIÓN

En el deporte de base, con deportistas jóvenes, se puede plantear el trabajo psicológico específico con el psicólogo,
como una faceta más del entrenamiento, al igual que se puede trabajar en el gimnasio, educación sobre cómo
alimentarse, etc. en este contexto, se pueden programar sesiones obligatorias con el psicólogo, preferentemente en
grupos pequeños, para que los deportistas aprendan habilidades psicológicas y/o sesiones individuales periódicas,
también obligatorias, para tratar asuntos particulares.

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En el deporte de élite, se puede utilizar un esquema de trabajo similar cuándo se trata de deportistas muy jóvenes,
pero con adultos, y más aún en los deportes colectivos, no suele ser un buen planteamiento. Ej. Uno de los errores en
España a principios de los 90’ fue obligar a los futbolistas a trabajar con el psicólogo; y otro, que éste interviniera de
manera estandarizada (todos lo mismo) con un grupo muy grande a la vez (toda la plantilla).

Salvo en el caso de los más jóvenes, el trabajo del psicólogo con los deportistas de élite debe ser voluntario e individual.
Las sesiones individuales tienen las ventajas de adaptarse a la carta a las necesidades de los deportistas y preservar la
confidencialidad, favoreciendo que estos, que además han accedido de una manera voluntaria, se sientan más libres
para expresar sus sentimientos y preocupaciones.

La predisposición del deportista es un elemento esencial para que el trabajo psicológico con el psicólogo sea eficaz.

El trabajo psicológico con el psicólogo exige, que los deportistas se involucren y participen activamente.

El psicólogo que trabaja en el deporte de alto rendimiento debe aceptar que algunos deportistas no quieran trabajar
con él. Lo importante es que se centre en aquellos (y en los técnicos) que estén dispuestos a hacerlo.

3.11. LA MOTIVACIÓN Y LAS EMOCIONES DEL PSICÓLOGO

Para ser eficaz en su trabajo, el psicólogo debe controlar su motivación y sus emociones, en lugar de que éstas le
controlen a él. Este objetivo no es fácil por:

a) El deporte de alto rendimiento es un escenario muy motivante que estimula emociones muy intensas.
b) Mucho se involucran demasiado y pierden la perspectiva objetiva que debe predominar en su trabajo.
c) Algunos se desmotivan y se desaniman ante las dificultades que se presentan con frecuencia o por no tener una
participación o visibilidad mayor.
d) Algunos no están preparados para controlar su motivación y sus emociones en un contexto de estímulos tan
intenso.

➢ Exceso y déficit de motivación


El control de la motivación tiene dos vertientes: el exceso y el déficit. El exceso provoca que los psicólogos quieran
hacer más de lo que les corresponde. Observar se les <queda pequeño= y quieran intervenir más o tengan un gran
deseo de ayudar. Los principales errores como psicólogos se dan por no controlar el exceso de entusiasmo.
En cuanto al déficit de motivación, el psicólogo puede perder interés si no tiene reuniones frecuentes, no se le consulta
u observa cierto rechazo. El psicólogo puede tener la sensación de que no ha hecho nada, y aburrirse observando
entrenamientos en los que no interviene.
Para controlar estos problemas es importante que tenga claro cómo es su oficio: qué en el alto rendimiento su trabajo
con deportistas, entrenadores y gestores es más de calidad que de cantidad. Aceptar que es un actor secundario que
debe estar ahí, preparado para intervenir cuándo haga falta, pero asumiendo que muchos días su actividad directa
con los protagonistas será mínima. Es aconsejable que, dentro de sus competencias, establezca objetivos para
periodos concretos, semanales y diarios ¿qué necesita este deportista durante el próximo mes? ¿qué problemas se
pueden presentar esta semana? ¿qué puedo observar hoy? ¿cómo podría ayudar? Cuando en el presente no existan
demandas urgentes, es importante que se dedique su esfuerzo a anticipar situaciones futuras en las que podría ayudar.

➢ Control de las emociones


Una de ellas es la ansiedad. En el entorno de los deportistas de élite hay mucha ansiedad, el trabajo del psicólogo es
ayudar a controlarla, pero primero debe ser capaz de controlar la suya. En el estudio de Orlik y Partington sobre la
experiencia de deportistas olímpicos canadienses trabajando con psicólogos, uno de los aspectos negativos de los
psicólogos que obtuvieron una valoración peor fue que se ponían nerviosos en las competiciones. Si hay alguien que
debería estar tranquilo en una competición, ese es el psicólogo.
Una parte importante es adquirir habilidades para controlar su ansiedad y cualquier otra emoción que pueda dificultar
su trabajo. También ayudará que antes de trabajar en el alto rendimiento lo haya hecho en categorías inferiores,
habituándose al escenario motivante/estresante de la competición.
Como también señala Gloria Balagué (2010), los psicólogos que viajan a competiciones de larga duración deben
convivir con los deportistas, por lo que es importante que el psicólogo prevenga el burnout-agotamiento psicológico.
El trabajo del psicólogo del deporte es en gran parte solitario, ya que mientras los que le rodean viven el presente, él
tiene que observar y anticipar posibles problemas y necesidades que los demás de momento no ven. Debe ser capaz
de nutrir su propia motivación. Debe mantener la calma mientras el resto comparte emociones muy intensas. El
trabajo del psicólogo comienza con la autorregulación de sus emociones y motivación.
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TEMA 4: VARIABLES PSICOLÓGICAS EN EL ALTO RENDIMIENTO DEPORTIVO

4.1. PLANTEAMIENTO GENERAL

Para poder comprender el funcionamiento psicológico de los deportistas en relación con su rendimiento e intervenir
para optimizarlo, es necesario conocer las variables psicológicas, y la interacción entre ellas, que inciden más
directamente en el rendimiento deportivo. El listado de variables es extenso, por lo que es necesario seleccionar y
ordenar las variables principales que tienen una relación más directa, y a partir de ahí, considerar otras variables
adicionales. Por ejemplo: una de las variables como el estilo de afrontamiento del deportista o sus creencias rígidas.

El estudio de las variables relacionadas con el rendimiento deportivo ha sido abordado desde distintos enfoques;
fundamentalmente: informes de deportistas y entrenadores sobre sus experiencias de éxito y fracaso; investigaciones
que han estudiado las características psicológicas de deportistas exitosos; estudios centrados en variables concretas
(ansiedad, motivación, etc.) y su relación con el rendimiento o los resultados deportivos.

El trabajo del psicólogo asesorando o entrenando a entrenadores y deportistas debe basarse en el conocimiento de
estas cuestiones, detectando cuál o cuáles son las variables prioritarias en cada momento, qué factores ambientales
o personales están afectando a esas variables, y qué se puede hacer para gestionar tales variables en la dirección
apropiada con el fin de favorecer un estado psicológico que permita optimizar el rendimiento deportivo.

4.2. NIVEL DE ACTIVACIÓN

Esta variable es el eje central del entramado de variables psicológicas y su relación con el rendimiento deportivo. En
el contexto del deporte se refiere, únicamente, a la experiencia los deportistas en estado de vigilia, de forma que el
extremo inferior corresponda a un estado de máxima calma y relajación en el que el estado de alerta, la tensión y la
excitación se encuentran prácticamente ausentes.

Utilizando este concepto, cada deportista puede utilizar un termómetro o escala subjetiva entre 0 y 10 puntos para
delimitar su propio continuo y cuantificar los distintos niveles de activación que pueda experimentar. Se trata de un
procedimiento sencillo que permite autoevaluar y comparar respuestas de activación a nivel intra-sujeto (no entre
sujetos), siendo el punto de partida para que los deportistas pueden autorregular su activación y conseguir situarla en
el nivel de activación óptimo.

4.2.1. NIVEL DE ACTIVACIÓN ÓPTIMO

El nivel de activación óptimo es aquel que favorece el máximo rendimiento del deportista; en función de su nivel
deportivo, su estado de forma y otros factores no psicológicos que puedan estar presentes. La activación, influye por
un lado en el funcionamiento físico de los deportistas: fundamentalmente, en la tensión muscular, la movilización de
energía y la coordinación motriz; y por otro, en su funcionamiento mental: la atención/concentración y los
subsiguientes procesos cognitivos que derivan en la toma de decisiones. Por tanto, tiene un efecto decisivo sobre las
decisiones y la ejecución.

El déficit de activación provoca que el deportista no movilice la energía física, no coordine sus movimientos o no tenga
el nivel de tensión muscular que exige la tarea en la que debe rendir, que no atienda y no procese correctamente a los
estímulos más relevantes para poder rendir. El exceso de activación provoca que se movilice más energía de la
necesaria o, al contrario, que se produzca un agarrotamiento que paralice esa movilización; que haya un exceso de
tensión muscular que empeora el funcionamiento físico y la precisión, lo que entorpece la concentración. Contribuye
a bloquearlos o agarrotarlos mentalmente, a crearles un estado de duda y a paralizarlos en la toma de decisiones; a
acelerarlos y provocar un estado de querer actuar rápidamente, de hacer algo, de actuar como sea.

La sobreactivación puede provocar inhibición o impulsividad. En el primer caso, esa aparente pasividad a menudo se
confunde con una falta de motivación, cuando en realidad es la consecuencia de un exceso de activación.

Los deportistas que se someten a un entrenamiento psicológico aprenden a identificar su activación y su nivel de
activación óptimo. Las tareas de precisión y mayor complejidad requieren un nivel de activación menor que las tareas
simples que demandan movilización de energía y agresividad controladas. El psicólogo debe ayudar al deportista a
identificar su activación, determinar cuál es su nivel de activación óptimo para cada una de las tareas en las que debe
rendir y aplicar las estrategias apropiadas para autorregular su activación y conseguir ese nivel óptimo

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En los deportes de equipo, se puede identificar una activación colectiva que se puede definir como el estado de
activación en el que se encuentran la mayoría e incluso todos los componentes de un equipo deportivo. Existen
diferencias individuales respecto a las características de la activación. Sin embargo, determinadas circunstancias que
tienen una trascendencia para el equipo (por ejemplo, una competición específica) pueden ensombrecer esas
diferencias individuales en beneficio de una tendencia colectiva que predomine en los componentes de ese equipo.

Esa tendencia colectiva, más que indicar una similitud cuantitativa en términos absolutos, se caracteriza por el
componente cualitativo de la activación con independencia de su cantidad, tanto en la fuente que la está nutriendo
(motivaciones o estrés), como en sus efectos perjudiciales o beneficiosos para el rendimiento de los deportistas del
equipo. Es decir, que todos o la mayoría de los deportistas coincidirían en encontrarse en su nivel de activación óptimo,
o por debajo o por encima de este, con independencia de cuál sea cuantitativamente ese nivel de activación (para
unos puede ser un 7 y para otros puede ser un 8).

4.2.2. ¿UNA <U= INVERTIDA?

La hipótesis de la <U invertida= planteada por Yerkes y Dodson en 1908 defiende que el rendimiento aumenta con el
aumento de la activación, hasta que llega un momento en el que, si la activación sigue aumentando, el rendimiento
disminuye. Una de las conclusiones más relevantes es que la forma de la U invertida no tiene que ser una U perfecta,
sino que puede ser una U invertida deforme. No es que el máximo rendimiento se produzca en presencia de un nivel
de activación moderado, y que tanto la activación baja como la activación alta se relacionen con un rendimiento peor,
sino que el pico elevado de la U invertida, más o menos simétrica o deforme, puede situarse en cualquier nivel de
activación.

4.2.3. ACTIVACIÓN FISIOLÓGICA Y ACTIVACIÓN COGNITIVA

Investigando la U invertida, se ha observado que puede ser relevante distinguir entre activación fisiológica y activación
cognitiva. Por ejemplo, en su teoría de la catástrofe, Hardy (1990) sugirió que la ansiedad somática (activación
fisiológica) y el rendimiento deportivo tienen una relación curvilínea como la que postula la U invertida, pero siempre
que la activación cognitiva negativa (estrés) esté ausente, ya que, en presencia de esta, se interrumpirá el continuo
curvilíneo y el rendimiento descenderá drásticamente.

Si se pudiera medir objetivamente, y la activación cognitiva estuviese siempre al alcance de ser observada, lo más
probable sería encontrar que la activación general se produce tanto a nivel fisiológico o corporal como a nivel cognitivo
o mental. Sin embargo, en la experiencia subjetiva de los deportistas es frecuente que predomine una de las dos
formas de manifestación, pudiendo variar en función de las situaciones o estímulos que estén presentes.

¿Cómo percibe el deportista su propia activación? ¿la percibe, fundamentalmente, a través de sensaciones corporales
como tensión muscular, palpitaciones del corazón, etc.? (activación fisiológica) ¿La percibe mediante pensamientos,
auto diálogos o imágenes? ¿o la percibe por ambas vías? más aún, ¿qué respuestas en concreto son las que en cada
situación relevante del entrenamiento y la competición le indican la presencia de un determinado nivel de activación?
Y a partir de aquí, ¿es diferente su nivel de activación óptimo en función de que sus manifestaciones sean fisiológicas
o cognitivas? Las respuestas a estas preguntas son parte del autoconocimiento que con la ayuda del psicólogo debe
desarrollar el deportista para poder llegar a autorregular su nivel de activación.

4.2.4. ACTIVACIÓN POSITIVA Y ACTIVACIÓN NEGATIVA

Con independencia de la forma en que se manifieste, la activación de los deportistas depende de la influencia de dos
grandes variables: la motivación y el estrés. En general, la motivación y las manifestaciones de ansiedad y hostilidad
de la respuesta de estrés contribuyen al incremento de la activación, mientras que la falta de interés, la relajación, el
desánimo y el agotamiento psicológico favorecen una activación baja.

Burtons (1988) observó que determinado tipo de activación cognitiva (ansiedad cognitiva) caracterizada por imágenes,
creencias y pensamientos negativos respecto al resultado de la competición, al propio rendimiento, a la
autoevaluación y a la evaluación de los demás (estrés), en la medida que aumenta, perjudica al rendimiento, mientras
que una activación cognitiva diferente (la que puede estar relacionada con la autoconfianza y la motivación)
caracterizada por expectativas positivas de éxito, en la medida que aumenta, lo favorece.

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En el contexto del deporte, ansiedad y activación son dos conceptos distintos que se deben separar. La ansiedad
conlleva activación, pero lo mismo sucede con la motivación y la hostilidad. Martens (1987), tanto la ansiedad como
la hostilidad son manifestaciones negativas del estrés que propician una activación negativa, mientras que la
motivación y las emociones positivas favorecen una activación positiva.

En ocasiones, la activación negativa permite aumentar cuantitativamente el nivel de activación hasta situarlo en el
nivel óptimo, con mayor facilidad que la activación positiva.

La distinción entre activación negativa y activación positiva no indica una influencia positiva o negativa en el
rendimiento deportivo. Ambos tipos, pueden ser beneficiosos o perjudiciales para el rendimiento, según se sitúen, o
no, en el nivel de activación óptimo.

El carácter positivo o negativo de la activación se observa a través de las manifestaciones cognitivas: pensamientos,
creencias, & sin embargo, no resulta tan fácil cuando predominan las manifestaciones fisiológicas. En estos casos, es
necesario explorar los posibles determinantes de la activación: las creencias o ideas del deportista que, aún no
detectándose, estén influyendo en su nivel de activación.

4.3. ATENCIÓN-CONCENTRACIÓN

La atención es una variable decisiva para estar alerta. El funcionamiento atencional de los deportistas depende de su
nivel de activación (a mayor activación, mayor estrechamiento del enfoque atencional), su conocimiento y habilidad
para atender a los estímulos y conductas más relevantes en cada momento concreto, y su capacidad para controlar
las interferencias atencionales que se puedan presentar.

4.3.1. ACTIVACION, ATENCIÓN Y RENDIMIENTO DEPORTIVO

Una de las variables que median entre el nivel de activación y el rendimiento deportivo es la atención. En 1959,
Easterbrook planteó que el aumento del nivel de activación favorece que se produzca una mayor selectividad
atencional. Aplicado al deporte de alto rendimiento, se supone que al aumentar la activación, el deportista centra su
atención en los estímulos que considera más relevantes para realizar bien su tarea, y gracias a este proceso de
selección atencional, optimiza su rendimiento. Sin embargo, si la activación continúa aumentando, al ser cada vez
mayor la selectividad o estrechamiento de la atención, llegará un momento en que no quedando ya estímulos
irrelevantes por eliminar, la atención obviará también estímulos relevantes para rendir con éxito, y el deportista
rendirá peor.

El buen funcionamiento atencional coincide con el nivel de activación óptimo siempre que el deportista sepa a qué
debe atender y se haya entrenado para poder hacerlo; la distracción y falta de concentración pueden ser la
consecuencia de un nivel de activación que no alcanza el nivel óptimo.

A la hora de decidir la cantidad y complejidad de los estímulos a los que el deportista debería atender en cada
momento, un elemento clave es tener en cuenta la influencia del nivel de activación en la atención.

4.3.2. ATENCIÓN Y PROCESOS COGNITIVOS SUBSIGUIENTES

El papel de la atención como variable mediadora entre el nivel de activación y el rendimiento es clave, ya que el
funcionamiento atencional es la antesala de los procesos cognitivos que derivan en la toma de decisiones. Uno de ellos
es la retención de información.

Otra variable que interviene en este proceso es el procesamiento de la información. Un nivel de activación elevado
puede alterar el sistema de procesamiento objetivo y práctico que suele estar presente coincidiendo con el nivel de
activación óptimo. Planteó Beck (1984) al referirse al estrés, la activación elevada puede propiciar un procesamiento
defectuoso qué afectaría perjudicialmente al rendimiento del deportista.

La interpretación que el deportista hace de la información que recibe depende fundamentalmente de sus expectativas
y creencias, pero también de la percepción o falta de control, que deriva del funcionamiento atencional.

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4.3.3. HABILIDADES ATENCIONALES

Las habilidades atencionales son las que determinan la capacidad que tiene el deportista de dirigir su atención a los
estímulos y acciones que en cada momento sean relevantes, utilizando el enfoque e intensidad apropiados y, cuando
proceda, cambiando de estímulos, enfoque e intensidad con la rapidez y precisión que requieran nuevas demandas.

➢ Atención consciente y atención automática


El trabajo de aprendizaje y perfeccionamiento de recursos (físicos, técnicos, tácticos o psicológicos), propio de
períodos de entrenamiento, necesita una atención más consciente; mientras que el uso eficaz de los recursos
existentes tanto en la competición como en los entrenamientos requiere una atención más automática. El plan de
entrenamiento deportivo debe incluir la presencia de ambos tipos de atención.
El plan de preparación de los deportistas debería contemplar el entrenamiento atencional como uno de sus apartados.
Nideffer (1981) destacó la importancia de cuatro enfoques atencionales en los que se encuentran los distintos
estímulos y acciones a los que un deportista puede atender. Estos enfoques son el resultado de la interacción de dos
dimensiones atencionales: la dirección de la atención hacia estímulos internos o externos, y la amplitud del enfoque
atencional: más amplio o más reducido.

➢ Atención interna-externa
La atención se puede dirigir a estímulos y respuestas internos o externos. Los primeros incluyen aspectos que tienen
lugar en el propio deportista: sus sensaciones, pensamientos son movimientos; mientras que los segundos se refieren
a cuestiones ajenas al deportista.
La atención interna beneficia el rendimiento en apartados como:
a) El aprendizaje y perfeccionamiento de habilidades.
b) La puesta en práctica de esas habilidades.
c) El análisis consciente del propio rendimiento y de las situaciones diversas que puedan plantearse en el
entrenamiento, la competición y la post-competición.
d) La preparación del deportista para una acción inmediata.
e) La práctica en imaginación.
f) El control de pensamientos y sensaciones que pueden beneficiar o perjudicar al rendimiento.

La atención externa propicia un rendimiento mejor en:


a) Situaciones de entrenamiento o la competición en los que prioritariamente haya que tener en cuenta las acciones
de los rivales o los compañeros.
b) Las instrucciones del entrenador.
c) El blanco a alcanzar cuando se ejecuta una acción de precisión.
d) Otras cuestiones externas al deportista.
En muchos casos, la atención más apropiada exige que se produzcan fluctuaciones atencionales de estímulos o
respuestas internas a estímulos externos y viceversa, por lo que se deben especificar las ocasiones en las que unos u
otros deben ser atendidos. No basta con distinguir entre internos y externos, se debe precisar qué estímulos o
respuestas son los más apropiados en cada situación del entrenamiento o la competición.

➢ Atención amplia-reducida
La amplitud del enfoque atencional, puede ser más amplio o más reducido. La atención más amplia permitirá que el
deportista tenga en cuenta un mayor número de estímulos que la atención más reducida, al ser más, no podrán ser
atendidos con la misma intensidad y precisión que cuando son menos. La atención amplia facilita que el deportista
atienda a más situaciones, mientras que la atención reducida favorece una concentración mayor.
La atención amplia favorece:
a) El rendimiento en el aprendizaje de habilidades complejas con distintos movimientos simultáneos que deben ser
coordinados correctamente.
b) El estado de alerta general que con frecuencia es necesario para poder reaccionar con rapidez y eficacia ante
estímulos diversos, a veces inesperados.
c) Tener en cuenta antes de tomar una decisión táctica o de otro tipo, las diferentes opciones existentes.

La atención reducida ofrece ventajas como:


a) Permitirá asimilar mejor cualquier tipo de información.
b) Facilitar el aprendizaje y la consolidación de las habilidades deportivas.
c) Ayudar a reaccionar mejor ante estímulos conocidos.
d) Propiciar una mayor precisión en ejecución.

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El aprendizaje de habilidades requiere comenzar con un enfoque atencional reducido. La amplitud atencional ha de
situarse en un continuo entre dos polos (reducido y amplio), la amplitud idónea podrá situarse en cualquier punto de
ese continuo. Por tanto, es más apropiado hablar de atención más reducida, o más amplia, en lugar de reducida o
amplia.

➢ Enfoques atencionales
Combinando las dos dimensiones señaladas, se obtienen cuatro enfoques atencionales: interno-reducido, interno-
amplio, externo-reducido, y externo-amplio.

➢ Intensidad de la atención
Esta habilidad consiste en utilizar la intensidad apropiada a cada situación.

4.3.4. FACTORES INTERFERENTES

➢ Déficits sensoriales
La atención inapropiada de algunos deportistas se puede deber a déficits en la agudeza visual, la visión periférica, la
capacidad auditiva u otras discapacidades. En general, los problemas más graves son los relacionados con déficits
visuales.
Cuando se trabaja con deportistas que muestran problemas atencionales, no hay que ignorar que podrían existir estos
problemas.

➢ Sobrecarga y conflicto de demandas atencionales


La sobrecarga cuantitativa o cualitativa de demandas atencionales perjudica al buen funcionamiento de la atención.
Se deben tener en cuenta las situaciones de conflicto entre demandas atencionales; por ejemplo cuando se les pide a
los deportistas que atiendan a estímulos que son incompatibles al mismo tiempo (en fútbol: al balón y a un jugador
que está fuera del mismo campo visual) o, cuando reciben instrucciones sobre algún aspecto de su actuación al tiempo
que deben rendir en una parcela diferente (cuando el entrenador de baloncesto da instrucciones sobre la defensa
mientras sus jugadores están atacando). El conflicto de demandas atencionales es un problema que interfiere con el
funcionamiento atencional apropiado.

➢ Condiciones ambientales interferentes


Los déficits atencionales pueden ser la consecuencia de condiciones ambientales interferentes.

➢ Actividad cognitiva interferente


El funcionamiento atencional apropiado en el transcurso del entrenamiento y, sobre todo la competición, puede verse
alterado por una actividad cognitiva interferente que desvíe y acapare la atención de los deportistas. Esta actividad
perjudicial se puede presentar en determinados momentos, casi siempre provocada por estímulos relacionados con
el desarrollo del entrenamiento o la competición (errores, pérdidas de puntos), observándose en muchos casos, un
patrón particular de relaciones estímulo-respuesta que debería ser controlado convenientemente. Este patrón puede
incluir una actividad cognitiva como la siguiente:
- Análisis inoportunos e inapropiados: los deportistas analizan lo sucedido en jugadas pasadas y especulan sobre
lo que ocurrirá en jugadas futuras mientras se encuentran compitiendo activamente. Esta actividad interferente
suele ser más frecuente después de cometer errores, cuando queda poco tiempo para finalizar, cuando no se está
satisfecho con el propio rendimiento o en otras situaciones adversas o incómodas.
- Cogniciones negativas: pensamientos o autodiálogos de talante negativo y de duda que pueden tener lugar en
muchos momentos del entrenamiento, la competición o fuera de estos.
- Cogniciones hostiles: en la misma línea del apartado anterior, pero ahora con talante hostil y agresivo.
Pensamientos hostiles sobre el árbitro, ideas agresivas hacia algún adversario, etc.
- Cualquier otra actividad mental interferente: no incluida en apartados anteriores.

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4.4. MOTIVACIÓN

4.4.1. PLANTEAMIENTO GENERAL

La motivación es una variable fundamental para llegar y mantenerse en el deporte de alto rendimiento. La motivación
es clave para que el deportista se adhiera disciplinariamente al estilo de vida metódico y sacrificado.

La motivación está expuesta a los altibajos propios del deporte, pero en general debe ser muy alta, ya que es la fuente
que aporta la energía que los deportistas necesitan para adquirir y mantener un compromiso sólido con unos objetivos
ambiciosos y los exigentes planes para conseguirlos.

La motivación es una variable que hay que alimentar continuamente. Se puede intervenir directamente sobre la propia
motivación o hacerlo indirectamente a través de la autoconfianza, las emociones positivas, la cohesión de equipo, y
en ocasiones el estrés.

En general, cuando se planifica y comienza la temporada, en períodos de entrenamiento o en casos de


acomodamiento, es conveniente incidir en la motivación directamente, pero antes de una competición, lo más
apropiado suele ser hacerlo a través de la autoconfianza y la cohesión de equipo.

4.4.2. MOTIVACIÓN BÁSICA Y MOTIVACIÓN COTIDIANA

La motivación básica se refiere a la base estable de motivación que determina el compromiso del deportista con su
actividad. Tiene que ver con el interés y la ambición de los deportistas por los resultados deportivos. La motivación
cotidiana se refiere al interés del deportista por la actividad diaria per se y la gratificación inmediata que produce esta.

La motivación básica y la motivación cotidiana están relacionadas y se complementan entre sí.

El entrenador y el psicólogo deben considerar ambos tipos de motivación. La prioridad inicial debe ser fomentar y
fortalecer, para que sea elevada y estable, la motivación básica, y sobre esta base, adoptar medidas para que exista
una motivación cotidiana habitualmente alta.

Entre los factores que influyen en la motivación básica se puede destacar:

- Las necesidades personales de cada deportista.


- Los objetivos deportivos desafiantes.
- Las consecuencias positivas del posible éxito.
- La disposición del deportista a afrontar un coste elevado.
- La relación favorable entre costes y beneficios.
- La inversión realizada (a más inversión en tiempo y esfuerzo, mayor motivación, salvo que el deportista esté harto).
- La ausencia de otras alternativas con mayor peso.
- Una alta implicación personal en el proyecto deportivo.
- Emociones positivas vinculadas al proyecto.

Por su parte, los factores que influyen en la motivación cotidiana son:

- Una motivación básica elevada.


- Un ambiente de trabajo agradable y estimulante.
- El interés por el contenido de la actividad diaria.
- El planteamiento de retos inmediatos o muy cercanos.
- El divertimiento y las emociones positivas asociadas al día a día.
- La percepción de dominio de las tareas y de progreso.
- El reforzamiento social.
- La satisfacción personal.
- Cualquier otro tipo de gratificación inmediata.

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4.4.3. MOTIVACIÓN INTRÍNSECA Y MOTIVACIÓN EXTRÍNSECA

La motivación intrínseca es la que se nutre de motivos vinculados a la propia actividad, mientras que la motivación
extrínseca depende de estímulos ajenos a esta. La gratificación económica y el reconocimiento social son motivos que
contribuyen a la motivación básica (extrínseca); sentirse competente, mejorar el propio rendimiento, pertenecen a la
motivación intrínseca.

Los deportistas que dependen en exceso de los motivos extrínsecos son más vulnerables a que se debilite su
motivación que aquellos cuya motivación se alimenta por ambas vías.

4.4.4. MOTIVACIÓN Y NIVEL DE ACTIVACIÓN

Esa motivación muy alta que es necesaria para afrontar los retos del deporte de alto rendimiento, en ausencia de
estrés o ensombreciendo a este, permite que los deportistas se sitúen y se mantengan en el nivel de activación óptimo
fuera y dentro de la cancha: fuera, estarán más alerta; dentro, rendirán a un nivel más alto.

Una motivación demasiado alta si se escapa al control del deportista puede contribuir a una sobreactivación,
perjudicando así el funcionamiento previo a la competición y al rendimiento en esta.

4.4.5. MOTIVACIÓN, AUTOCONFIANZA Y ESTRÉS

Cuando la motivación es alta pero no va acompañada de una autoconfianza también alta, lo más habitual es que se
transforme en estrés. El deportista está muy motivado por alcanzar su objetivo, pero no confía mucho en que pueda
conseguirlo. Esa amenaza de fracaso provoca una ansiedad (activación negativa) que eclipsa a la motivación inicial
(activación positiva), y eso aumenta la probabilidad de que el nivel de activación sobrepase el nivel óptimo, con el
consiguiente perjuicio para el rendimiento.

Algo similar puede suceder cuando aun estando fuerte de autoconfianza, la amenaza de perder un resultado por el
que se está muy motivado (estrés) impide que la activación positiva fluya. La motivación está ahí, pero la activación
negativa que proviene del estrés es más potente. En estos casos, se debe intervenir sobre el estrés para reducirlo en
la medida posible.

La relación entre motivación y estrés puede existir en ambos sentidos. El exceso de motivación puede transformarse
en estrés, y el estrés, cuando es moderado, puede transformarse en motivación. Así mismo, el déficit de motivación
puede resultar muy estresante.

4.4.6. BENEFICIOS Y COSTES

En principio la motivación inicial será mayor cuanto más atractivo sea para el deportista el beneficio material, social,
emocional u otro que podría conseguir, después esa motivación se consolidará si el deportista conoce y está dispuesto
a pagar el alto coste que conlleva conseguir tal beneficio.

El coste que el deportista está dispuesto a soportar podrá ser más elevado cuanto más interesante el resulte el
beneficio, incluyendo aquí el atractivo que puede tener el propio desafío. La motivación se mantendrá y se fortalecerá
si el deportista va consiguiendo metas que le acerquen al beneficio deseado; y más aún, si percibe que lo logra gracias
al esfuerzo que él realiza. Tan importante es acentuar el posible beneficio como especificar el coste necesario para
intentar conseguirlo y encontrar la relación apropiada entre ambos. Un error frecuente de entrenadores y directivos
es intentar motivar a los deportistas insistiendo en el beneficio, pero sin mencionar el coste, y eso provoca que más
adelante cuando el deportista no esté dispuesto a afrontar un coste con el que no contaba, la motivación decaiga.

4.4.7. ESTABLECIMIENTO DE OBJETIVOS

Para estimular la motivación un elemento clave es el establecimiento de objetivos interesantes, atractivos y


desafiantes que puedan estar al alcance del deportista si se esfuerza para ello. Cuando el objetivo principal se
encuentra lejos, conviene establecer también objetivos más cercanos que supongan un acercamiento. De esta forma
es más fácil estimular la motivación por 3 vías:

a) El mayor interés por un objetivo que está más cerca.


b) La gratificación personal que supondrá conseguir ese objetivo.
c) El fortalecimiento de la autoconfianza por el éxito conseguido y verse más cerca del objetivo final.
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4.5. ESTRÉS

4.5.1. EL ESTRÉS EN EL DEPORTE DE ALTO RENDIMIENTO

El estrés es una de las dos grandes fuentes que nutren al nivel de activación, aportando una activación negativa que
puede situar al deportista en su nivel de activación óptimo y favorecer así, que rinda al máximo de sus posibilidades.
También propicia que se produzca pronto una sobreactivación que perjudique a su rendimiento. El estrés puede
transformarse en motivación si el deportista percibe la situación estresante más como un desafío que como una
amenaza. En sentido contrario, el exceso de motivación puede transformarse en estrés.

El estrés incluye la movilización de recursos fisiológicos y psicológicos para poder hacer frente a las situaciones que se
consideran amenazantes, por lo que es una respuesta adaptativa que puede resultar beneficiosa para el rendimiento
y la salud.

Sin embargo, puede ser perjudicial cuando se produce en exceso como consecuencia, por un lado, de la exposición del
deportista a múltiples o muy impactantes situaciones estresantes, y por otro, de la falta de recursos apropiados para
afrontar tales situaciones.

La movilización extraordinaria de recursos, habitual en el deporte de alto rendimiento, puede propiciar a corto plazo
el efecto positivo de afrontar el día a día y los desafíos con éxito, pero si el sobreesfuerzo es casi continuo, movilizando
más y más energía extraordinaria sin apenas descanso mental, llegará un momento en el que inevitablemente el
deportista se agotará.

4.5.2. EL ESTRÉS Y NIVEL DE ACTIVACIÓN

El estrés es una respuesta emocional que puede manifestarse de diferentes maneras: ansiedad, hostilidad, desánimo
y agotamiento psicológico. La manifestación más habitual en el deporte de alto rendimiento es la ansiedad, pero
también son frecuentes la hostilidad, el desánimo y el agotamiento.

La relación entre estrés y activación depende de la manifestación de estrés que esté presente. Si son la ansiedad o la
hostilidad, el nivel de activación aumentará; pero en el caso del desánimo y el agotamiento psicológico, la activación
disminuirá.

Tanto la ansiedad como la hostilidad favorecen el aumento de la activación negativa. Desde el punto de vista
fisiológico, ambas pueden contribuir de manera similar con síntomas como sudoración, palpitaciones, dolor
abdominal, hiperventilación, etc. Pero sus contenidos cognitivos son diferentes y su influencia en el funcionamiento
del deportista habitualmente también. La ansiedad elevada suele propiciar más la inhibición; la hostilidad favorece
más el comportamiento impulsivo y agresivo. En ocasiones transformar la ansiedad en hostilidad controlada puede
ayudar a desinhibir el agarrotamiento y parálisis propios de la sobre activación que perjudican al rendimiento. Gracias
a ese cambio, el deportista se mostrará más activo y será más probable que pueda transformar la hostilidad en
motivación.

En el caso del desánimo, es importante diferenciarlo de la ausencia de motivación por falta de interés. En el desánimo
la falta de interés es la consecuencia, mientras que en la ausencia de motivación la falta de interés es la causa. Cuando
la frustración y el desánimo son la consecuencia del fracaso deportivo, habrá que buscar nuevos retos alcanzables que
sirvan para fortalecer la autoconfianza.

En cuanto al agotamiento psicológico, el único camino consiste en descansar (desconectar). Primero, hay que
prevenirlo mediante un plan adecuado de trabajo-descanso mental tanto durante los períodos de entrenamiento
cómo en la antesala de la competición y el período posterior a esta, y por prevenir, hay que facilitar que el deportista
se aleje durante algún tiempo de las situaciones estresantes que le afectan.

4.5.3. SITUACIONES POTENCIALMENTE ESTRESANTES

Las situaciones potencialmente estresantes pueden agruparse en siete grandes categorías:

1. Situaciones ajenas al deporte: problemas familiares, negocios, etc.


2. Situaciones relacionadas con la profesión y estilo de vida del deportista: contratos, pagos, patrocinadores, etc.
3. Situaciones propias del entrenamiento deportivo: cargas de trabajo, nivel de exigencia, tareas difíciles.

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4. Situaciones propias de las competiciones: trascendencia, incertidumbre, falta de control, etc.


5. Contratiempos diversos: lesiones, enfermedades inoportunas, etc.
6. Experiencias de éxito: que provocan expectativas muy altas en sucesivas competiciones o en lo que resta de la
presente competición.
7. Emociones negativas: las propias emociones negativas del estrés son a su vez estresantes; también lo puede ser
otras emociones negativas como, por ejemplo, sentirse culpable o tener un día de ánimo bajo sin que
aparentemente haya algún motivo.

➢ El estrés del éxito


Las experiencias de éxito son específicamente inherentes a los deportistas de alto rendimiento. Para algunos
deportistas supone una presión añadida por las expectativas que genera. A partir de sus extraordinarios logros no
puede gestionar esa presión (ese estrés) y sufren mucho desarrollando, algunos de ellos, enfermedades mentales
como la depresión.
Algunos deportistas temen no ser capaces de manejar lo que conlleva el éxito, y eso hace que tengan un cierto miedo
a ganar.
El efecto estresante del éxito también se observa cuando los deportistas empiezan la competición rindiendo muy bien,
pero más adelante, ese rendimiento baja, sobre todo si el adversario al que se supera con cierta distancia se acerca o
se adelanta en el marcador. El buen rendimiento inicial favoreció una expectativa no consciente de seguir rindiendo
igual con la misma tendencia, y el contraste desfavorable que se produce cuando ya no se rinde al nivel de esa
expectativa provoca un estrés perjudicial.
En todos estos casos, se debe intervenir anticipando estas situaciones y desarrollando habilidades que permitan
gestionarlas sin que el rendimiento se resienta o se vea afectado lo menos posible.

4.5.4. DIFERENCIAS INDIVIDUALES

Existen diferencias individuales en características psicológicas personales cuya interacción con las situaciones
potencialmente estresantes determina la aparición e intensidad del estrés. Estas variables personales influyen en la
interpretación y valoración que las personas hacemos de la situación potencialmente estresante y los recursos propios
para hacerla frente (Lazarus y Folkman, 1984), siendo el estrés o su ausencia, el resultado de esas interpretaciones y
valoraciones. Las variables personales más influyentes son las siguientes:

➢ Rigidez vs flexibilidad
El grado de rigidez de las expectativas y las creencias de los deportistas respecto a la situación potencialmente
estresante es una diferencia importante. La rigidez se caracteriza por tener ideas fijas que se consideran verdades
absolutas y por no aceptar datos u opiniones que contradigan o permitan cuestionar tales verdades. Su opuesto, la
flexibilidad, se caracteriza por una mente abierta a contemplar otras alternativas.
Los deportistas con expectativas y creencias rígidas tienden a interpretar y valorar las situaciones potencialmente
estresantes de manera sesgada en función de la expectativa y la creencia predominantes, sin aceptar otras opciones.
La tendencia es sobrevalorar el potencial estresante de la situación, y eso provoca la presencia y mayor intensidad del
estrés.

➢ Perfeccionismo
En muchos casos, el perfeccionismo se relaciona con la rigidez. El deportista perfeccionista obsesivo tiende a
interpretar y valorar su rendimiento de manera negativa, a no aceptar que puede fallar, y sufre por no alcanzar los
estándares poco realistas que se exige a sí mismo.

➢ Autoconfianza
El deportista que confía en sus propios recursos para gestionar las situaciones potencialmente estresantes que le
rodean, tendrá menos estrés que si su autoconfianza es débil. Cuando al perfeccionismo se unen los malos resultados,
es muy probable que el deportista intérprete que carece de recursos eficaces, y eso le provocará mucho estrés. En
las situaciones potencialmente estresantes la mejor manera de contrarrestarlas es potenciando la autoconfianza.

➢ Estilo de funcionamiento
Desarrollar un estilo de funcionamiento basado en una valoración más objetiva ayuda a reducir el valor amenazante
de múltiples situaciones potencialmente estresantes. La eliminación o flexibilización de expectativas y creencias rígidas
favorece la consolidación de un estilo de funcionamiento cognitivo que puede contribuir a controlar el estrés en una
importante medida.

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La importancia de los estilos de afrontamiento consiste en evitar escapar de la situación estresante, autoinculparse,
confrontar irracionalmente la situación estresante o valorar como amenazantes las situaciones ambiguas, propician
una mayor vulnerabilidad al estrés y a sus efectos perjudiciales. Sin embargo, el afrontamiento activo, la búsqueda de
soluciones racionales, el autocontrol y la reevaluación positiva reducen esa vulnerabilidad.

➢ Recursos y habilidades de afrontamiento


Hay que tener en cuenta los déficits reales de recursos y habilidades eficaces para hacer frente a las situaciones
potencialmente estresantes. Su ausencia puede suponer la imposibilidad de solucionar las dificultades
potencialmente estresantes existentes, la ausencia real de recursos y habilidades propicia que la valoración que el
deportista haga resulte desfavorable, aumentando la probabilidad de que se presente el estrés.
Es importante que la intervención psicológica se centre en el desarrollo de recursos y habilidades que permitan
controlar el estrés.

➢ Apoyos sociales
La existencia de apoyos sociales apropiados (familia, amigos, compañeros, técnicos) puede ayudar a amortiguar las
experiencias estresantes. Contribuye a disminuir el estrés:
a) Reduciendo la trascendencia global, y por tanto el carácter amenazante que la persona concede a las situaciones
potencialmente estresantes.
b) Aumentando la motivación por el reto de superar la situación estresante.
c) Incrementando la autoconfianza en los recursos propios.
d) Ayudando a superar los momentos difíciles.

4.5.5. CONTROL DEL ESTRÉS

El control del estrés se puede conseguir a través de varias vías. En primer lugar, incidiendo en las situaciones
potencialmente estresantes para eliminarlas, aliviarlas o aislarlas cuando el objetivo sea reducir el estrés, o
potenciarlas cuando se trate de provocarlo.

En el caso de las situaciones ajenas al deporte, las relacionadas con la profesión y el estilo de vida de los deportistas y
las vinculadas al éxito se debe explorar qué situaciones se pueden eliminar o aliviar y en lo posible hacerlo.

En el ámbito del entrenamiento, lo apropiado es que el entrenador controle el estrés manipulando las situaciones
potencialmente estresantes según pretenda reducirlo o aumentarlo.

Cuando se trata de la competición, es difícil eliminar o aliviar el potencial estresante de la situación, y la estrategia
debe consistir en aislar esa fuente de estrés de otras posibles fuentes (problemas de funcionamiento interno, conducta
agresiva del entrenador, &) no añadiendo más estrés, se podrá manejar mejor el estrés inherente a la competición.

Otra vía es incidir en la interpretación y valoración que los deportistas hacen de las situaciones potencialmente
estresantes y los recursos propios para gestionarlas. Aquí, el entrenador y el psicólogo pueden ayudar a que el
deportista tenga una visión de la situación menos estresante y desarrolle habilidades y patrones de funcionamiento
que les resulten útiles. Dos estrategias fundamentales son: el ajuste de las expectativas respecto a la situación y el
fortalecimiento de la autoconfianza. Puede ocurrir, que la situación sea muy estresante y que el deportista lo perciba
así, pero si al mismo tiempo percibe que dispone de recursos eficaces (autoconfianza), podrá conseguir eliminar o
reducir el estrés.

4.6. AUTOCONFIANZA

4.6.1. ¿QUÉ ES LA AUTOCONFIANZA?

Albert Bandura (1977) propuso el concepto de autoeficacia para referirse a la convicción que una persona tiene de
que puede ejecutar, exitosamente, la conducta requerida para producir un determinado resultado. Más tarde, como
sinónimo de autoeficacia, se ha expandido el término autoconfianza. La autoconfianza es la confianza que un
deportista (o un equipo) tiene sus propios recursos para alcanzar un objetivo de rendimiento y tener la posibilidad de
conseguir un resultado.

La autoconfianza es un estado interno de fortaleza psicológica que implica un conocimiento real de la dificultad del
objetivo. El deportista con una autoconfianza alta y sólida conoce aproximadamente sus posibilidades reales y sabe
cuáles son las conductas propias que puede emplear para que esas posibilidades existan.
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También conoce las dificultades que podrían impedirle conseguir el objetivo deseado y las conductas que en ese caso
podrá utilizar para combatir en lo posible esas dificultades.

La autoconfianza se basa en la percepción de control de las situaciones que al deportista le importan. Un objetivo
permanente de la intervención psicológica en el deporte de alto rendimiento debe ser desarrollar y potenciar la
percepción de control de los deportistas utilizando todas las herramientas posibles. En los deportes de equipo,
además, es importante fortalecer la autoconfianza colectiva.

4.6.2. AUTOCONFIANZA VS FALSA CONFIANZA

Frente a la autoconfianza, que es un estado optimista pero basado en la realidad, se encuentra la falsa confianza
(Martens, 1987). Esta se caracteriza por una actitud de puertas para afuera que en realidad enmascara una
autoconfianza débil que no se quiere mostrar: muchas veces, ni siquiera a uno mismo. Puede suceder que el deportista
llegue a confundir la fantasía con la realidad; produciéndose un autoengaño que le permite evadirse del verdadero
estado interno de autoconfianza débil que probablemente esté presente detrás de la máscara de un deportista
aparentemente ganador. La falsa confianza provoca que su autoconfianza sea cada vez más débil, y con ello también
su autoestima, y eso puede derivar en un trastorno psicopatológico.

4.6.3. AUTOCONFIANZA Y RENDIMIENTO DEPORTIVO

La autoconfianza determina que una situación potencialmente estresante sea percibida como una amenaza, cuando
es débil provocando estrés; o como un reto alcanzable cuando es fuerte, favoreciendo la motivación. Cuando la
autoconfianza es fuerte, estimula la motivación por los objetivos deportivos y amortigua al estrés vinculado al estilo
de vida, los entrenamientos y las competiciones.

La autoconfianza si es alta hará que siga esforzándose en los entrenamientos y el autocuidado, y será capaz de afrontar
nuevos retos. La autoconfianza contribuye a que el deportista pueda competir en su nivel de activación óptimo. Sin
embargo, la autoconfianza puede contribuir a que se produzca un déficit de activación que no alcance el nivel óptimo
y perjudique al rendimiento.

En estas circunstancias la intervención debe centrarse en primer lugar en activar la motivación, pero si no se consigue
lo suficiente, no hay más remedio que activar el estrés; y una forma de hacerlo es debilitando la autoconfianza. No del
todo, ya que eso podría disparar al estrés hasta un nivel de sobreactivación negativa que el deportista o el entrenador
no pudieran controlar, pero sí en la dosis apropiada para generar una cierta inseguridad y amenaza que facilita que el
deportista se ponga las pilas.

El nivel de autoconfianza en la competición debe ser más elevado que en el entrenamiento. Bandura (1990) señala
que en el proceso de adquirir nuevas habilidades una elevada autoconfianza puede reducir la motivación por ese
objetivo; mientras que en la competición se trata de aplicar las habilidades que se dominan, una poderosa creencia
en la propia eficacia resulta esencial para mantener el esfuerzo físico y psicológico que son necesarios para triunfar.
La autoduda (dudar de los recursos propios) favorece el ímpetu necesario para adquirir nuevas habilidades, pero
interfiere con el correcto uso de habilidades ya establecidas.

4.6.4. EXPECTATIVAS Y LOGROS

¿Qué espera que suceda? Las expectativas poco realistas favorecen que el deportista dude, y su impacto negativo será
todavía más grave cuando no se cumplan. Cuanto mayor es la discrepancia entre expectativas y logros, más duro es el
golpe a la autoconfianza.

Es importante que el deportista afronte sus desafíos con una expectativa realista que tenga en cuenta lo que ha hecho
y lo que verdaderamente puede hacer.

Una estrategia fundamental es el establecimiento de objetivos que sean alcanzables y continuarían a estimular una
expectativa realista.

Si el deportista establece objetivos de realización, no solo de resultado, y se centra en su propio rendimiento con
independencia del resultado, aumentará aún más su percepción de control de la situación y mejorarán sus
posibilidades de éxito.

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4.6.5. ÉXITO Y FRACASO CONTROLADOS

Dos conceptos importantes son el éxito controlado y el fracaso controlado. El primero se produce cuando el deportista
se plantea un objetivo y lo consigue (éxito), pero además lo atribuye a acciones propias que podría repetir en futuras
ocasiones (controlado). El segundo tiene lugar cuando el deportista no consigue el objetivo que se había propuesto
(fracaso), pero es consciente de las acciones propias que no han funcionado o aún no domina, que, con el
entrenamiento y la preparación apropiados, podría utilizar en el futuro con muchas posibilidades de conseguir el
objetivo (controlado).

En ambos casos, con la ayuda del entrenador y del psicólogo, el deportista puede aprovechar sus experiencias de éxito
y fracaso para aumentar su percepción de control, y así, su autoconfianza y sus posibilidades de rendimiento. Es clave
que se establezcan objetivos y planes que sean realistas y se ajusten debidamente las expectativas de rendimiento de
los deportistas. Eso contribuirá al fortalecimiento de la autoconfianza específica respecto a esos objetivos y aumentará
la posibilidad de conseguirlos. Una vez conseguidos, además de la propia consecución (éxito), hay dos elementos
decisivos para que ese éxito sea un éxito controlado: el análisis objetivo del rendimiento y la atribución del éxito a
conductas propias que se puedan volver a utilizar. El éxito controlado contribuirá a potenciar la autoconfianza y eso
favorecerá una mayor autoconfianza en ocasiones futuras

4.6.6. ANTICIPACIÓN DE DIFICULTADES

Para potenciar la percepción de control, un elemento relevante es anticipar las dificultades que los deportistas se
pueden encontrar. Anticipar dificultades evita el factor sorpresa (que puede ser muy estresante) y favorece que el
deportista esté preparado con un plan por si tales dificultades se presentan. Eso fortalece la percepción de control y
la autoconfianza respecto a casi cualquier dificultad. A partir de anticipar las dificultades más probables, el deportista
estará preparado para combatir esos contratiempos y se habituará a gestionar casi cualquier contratiempo que pueda
surgir aunque no lo espere.

4.6.7. HABILIDADES PSICOLÓGICAS

La percepción de control también se puede fortalecer si el deportista siente que ha entrenado bien, se encuentra en
buena forma y se prepara bien para competir, y más aún, sí domina habilidades psicológicas para controlar las
situaciones estresantes.

El entrenador y el psicólogo deben ayudar a sus deportistas para que aprendan a recoger y analizar objetivamente
toda la información que pueda ser relevante. Es relevante que los deportistas desarrollen la habilidad de evaluar su
propio rendimiento, pues es frecuente que se cometan errores graves con una implicación negativa en la
autoconfianza.

4.6.8. CONFIANZA EN EL ENTRENADOR Y AUTOCONFIANZA

Si los deportistas confían en la eficacia de su entrenador, es muy probable que se consideren ellos mismos más
eficaces, pues la eficacia del entrenador será un importante recurso en el que se podrán apoyar. siendo así, el
entrenador tendrá una mayor capacidad de influir en la autoconfianza de sus deportistas.

4.7. COHESIÓN DE EQUIPO

en los deportes colectivos una variable a tener en cuenta es la cohesión de equipo. Albert Carron (1982), define esta
variable como un proceso dinámico reflejado en la tendencia del grupo a estar y mantenerse unido en busca de sus
objetivos. La cohesión es un proceso dinámico porque puede fluctuar a lo largo de la temporada en función de
circunstancias diversas externas e internas al equipo. Es más, no es necesario ni conveniente que tenga siempre la
misma solidez. Cuando las principales competiciones están próximas y durante las mismas, se necesita una cohesión
más robusta, pero en periodos más alejados, un debilitamiento de la cohesión puede ser beneficioso para estimular
el rendimiento individual. De esta forma se puede conseguir que los deportistas tengan más energía para el esfuerzo
de la cohesión cuando se requiera que esta sea más sólida.

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4.7.1. COHESIÓN POR LOS RESULTADOS Y COHESIÓN SOCIAL

Cohesión por el rendimiento y los resultados deportivos y cohesión social. La primera tiene como objetivo prioritario
optimizar el rendimiento del equipo para poder alcanzar los objetivos comunes. El objetivo de la segunda es la
socialización y el desarrollo de vínculos afectivos entre los miembros del equipo.

En los deportes de equipo de alto rendimiento, la cohesión por el resultado deportivo debe predominar sobre la
cohesión social, ya que cuando sucede lo contrario, es muy probable que los deportistas se instalen en el
acomodamiento en detrimento de la ambición, el sacrificio individual y el rendimiento.

Cuando se trata de grupos de entrenamiento o competiciones por equipos en deportes individuales, no es necesario
que exista una cohesión por el resultado como en los deportes de equipo.

4.7.2. ELEMENTOS QUE CONTRIBUYEN A LA COHESIÓN

➢ Objetivo común.
➢ Aceptación y valoración del rol de cada deportista.
➢ Responsabilidad individual y cooperación.
➢ Comunicación y apoyos constructivos.
➢ Experiencias de éxito colectivo.
➢ Cohesión social.

4.7.2. COHESIÓN DE EQUIPO Y OTRAS VARIABLES PSICOLÓGICAS

La cohesión de equipo tiene una relación directa con la autoconfianza, la motivación, el estrés y las emociones
positivas. Contribuye a que los deportistas se motiven por el objetivo común y los objetivos individuales vinculados a
este.

La cohesión social también proporciona un apoyo social que puede amortiguar el estrés. Sin embargo, cuando
predomine permanentemente sobre la cohesión por los resultados, su incidencia en la motivación será negativa. Una
cohesión débil afectará negativamente a la autoconfianza colectiva y activará al estrés. El debilitamiento de la cohesión
provocando una cierta rivalidad interna, favorece un estrés que será beneficioso para que los deportistas acomodados
reaccionen y que nadie se duerma. Esta estrategia puede ser útil cuando las competiciones importantes no están
cerca.

4.8. INTERACCIÓN DE LAS VARIABLES PSICOLÓGICAS

Cómo se relaciona cada variable con otras variables. Es importante para poder observar el funcionamiento psicológico
de los deportistas en relación con su rendimiento, detectar dónde se encuentran las principales necesidades y decidir
qué variable conviene manipular para poner en marcha, en la dirección adecuada, toda la red de variables que
contribuyen a optimizar el rendimiento. Se trata de acertar en la variable que en cada situación sea la más apropiada,
a partir de ahí, se activará todo el mecanismo de variables influyentes para conseguir el mejor funcionamiento posible.

4.8.1. VARIABLES PRINCIPALES

Es una red de comunicación entre variables. En el eje central está el nivel de activación. Éste influye en la atención y
los procesos psicológicos subsiguientes que influyen en la toma de decisiones; y por otro, en la tensión muscular, la
movilización de energía y otras variables de funcionamiento físico que influyen en la ejecución motriz. Así, por ambas
vías, el nivel de activación incide en el rendimiento de los deportistas.

¿Qué influye en el nivel de activación? Lo nutren principalmente dos grandes fuentes: la motivación y el estrés: que
en su camino coinciden en un mismo canal. Eso explica que, en ocasiones, ambas fuentes estén activas pero que el
predominio de una sobre la otra determine el tipo de activación. A su vez, la autoconfianza actúa como variable
moderadora cuando es alta y sólida, contribuye a activar la motivación y amortiguar el estrés; y cuando es baja, lo
contrario. También ocurre que, siendo alta, si no hay motivación ni estrés, contribuya a un estado de baja activación.

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4.8.2. VARIABLES ADICIONALES

Se pueden añadir tres variables más. Por un lado, pueden existir emociones positivas (alegría, orgullo, satisfacción)
que estimule e interactúe con la motivación en ambas direcciones y contribuyan a nutrir el nivel de activación con
activación positiva. Por otro, pueden presentarse emociones negativas (malestar general, ansiedad no vinculada al
deporte) que estimulen e interactúen con el estrés y contribuyan a nutrir el nivel de activación con activación negativa
o a disminuir la activación.

Asimismo, puede ser relevante la fortaleza mental; a mayor fortaleza mental, mayor autoconfianza, menor estrés y
mayor capacidad para mantener la motivación alta. La fortaleza mental incluye elementos como el compromiso la
búsqueda de la excelencia, la perseverancia, la flexibilidad de expectativas y creencias, la tendencia a interpretar las
situaciones potencialmente estresantes como un reto más que como una amenaza, la disciplina, la tolerancia a la
frustración, la capacidad de superación y sobreesfuerzo, la capacidad de autorregulación y autocontrol, un
autoconcepto y autoestima altos y la ausencia de patologías. Presentes o ausentes en determinada medida, estos
elementos pueden influir en las variables principales señaladas y en el funcionamiento de los deportistas.

Teniendo en cuenta estas variables y la forma en que se relacionan, el psicólogo puede asesorar al entrenador sobre
la mejor manera de influir en el funcionamiento psicológico de sus deportistas, y puede trabajar con estos para que a
su vez regule su propio funcionamiento mental en la dirección adecuada.

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TEMA 6: TÉCNICAS PSICOLÓGICAS PARA OPTIMIZAR EL RENDIMIENTO DEPORTIVO (I)

6.1. ESTRATEGIAS Y TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA

Las estrategias incluyen un plan de acción mientras que las técnicas son las herramientas para ejecutar ese plan.

Por ejemplo, se señalan estrategias para incidir en cada una de las variables y conseguir una influencia positiva entre
ellas. Se dice, por ejemplo, que recordar experiencias pasadas de éxito puede fortalecer la autoconfianza y que esta,
a su vez, facilita neutralizar el estrés. ¿Cuál es la estrategia y cuál es la técnica? Si la estrategia para controlar el estrés
es fortalecer la autoconfianza, recordar experiencias pasadas de éxito es una técnica al servicio de esa estrategia.

Las características de técnicas de intervención psicológica habituales en el deporte de alto rendimiento son:

a) El establecimiento de objetivos.
b) El control de estímulos.
c) El modelado.
d) Las técnicas para la solución de problemas y toma de decisiones.
e) Las técnicas de relajación.
f) La práctica en imaginación.
g) Las técnicas cognitivas.

6.2. ESTABLECIMIENTO DE OBJETIVOS

Es una de las técnicas psicológicas más utilizadas en el deporte de alto rendimiento. Bien empleada, puede contribuir
al control de diferentes variables psicológicas principales: motivación, autoconfianza, estrés, atención y cohesión de
equipo. El uso correcto de la técnica depende de la variable específica sobre la que pretende incidir. Por ejemplo: si se
trata de estimular la motivación básica, lo más conveniente suele ser utilizar objetivos de resultado ambiciosos que
sean muy atractivos, pero si el propósito es fortalecer la autoconfianza, lo aconsejable es establecer objetivos de
realización que sobre todo sean alcanzables en el corto plazo.

En los años 60’, Locke impulsó la investigación sobre el establecimiento de objetivos, siendo muchos los estudios que
han avalado la eficacia de esta técnica en contextos de alto rendimiento: fundamentalmente la empresa y el deporte
(Burton y Weiss, 2008).

6.2.1. OBJETIVOS ATRACTIVOS Y ALCANZABLES

La cualidad más importante de los objetivos es que sean atractivos y alcanzables. El atractivo puede estar relacionado
con la transcendencia del mismo, los beneficios que supone conseguirlo y el propio desafío.

El grado de dificultad de los objetivos es un elemento que hay que calibrar muy bien; al igual que la medida
(aproximada) en que cada deportista puede percibir que esos objetivos son alcanzables. Por ejemplo, para un
deportista que ha conseguido éxitos importantes recientes, puede ser apropiado establecer objetivos atractivos y
alcanzables de alta dificultad, aun a riesgo de que pueda fracasar en el intento (siempre que previsiblemente no se
quede muy lejos), mientras que para otro que está fracasando se encuentra en un mal momento o sale de una lesión,
lo más aconsejable es establecer objetivos que sobre todo tengan una probabilidad muy alta de ser alcanzados, de
forma que su consecución suponga una experiencia de éxito controlado que fortalezca su autoconfianza.

Cuando se valora el posible atractivo de los objetivos, hay que tener en cuenta, sobre todo, las preferencias y situación
de cada deportista. También puede haber diferencias individuales en los motivos que hacen que un determinado
objetivo resulte atractivo. Para algunos deportistas lo atractivo del objetivo es el propio desafío, el hecho de tener un
reto que estimula afrontar el día a día y le da sentido a lo que uno hace, que conlleva superarse a uno mismo: una
oportunidad para sentirse valioso y autorrealizado. Para otros, son las consecuencias materiales, de prestigio social u
otras.
En los deportes de equipo los objetivos comunes pueden ser más atractivos para unos deportistas que para otros, y
también puede haber diferencias entre el club y los jugadores. El entrenador y el psicólogo se deben poner en el lugar
de los deportistas y contar con su opinión para establecer objetivos que sean verdaderamente atractivos para ellos y,
por tanto, tengan la fuerza suficiente para estimular la dedicación y el esfuerzo necesario para conseguirlos.

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En lo que respecta a que los objetivos sean alcanzables, hay que tener en cuenta dos elementos: uno objetivo y otro
subjetivo. El primero es que se puede pronosticar a partir de los datos disponibles. ¿Es alcanzable el objetivo,
considerando los últimos resultados del deportista, su estado de forma, etc.? Si por ejemplo lleva dos años, sin
conseguir una determinada marca, y está en peor forma que entonces, habrá que ajustar el objetivo a estas
circunstancias para que sea alcanzable.
Por su parte el elemento subjetivo, se refiere a la percepción que el deportista tiene: ¿considera el deportista que el
objetivo es alcanzable? En algunos casos, esta percepción se encuentra lejos de lo que aportan los datos, pudiendo
mostrar un estado de <falsa confianza=. El deportista cree (o quiere creer) que un objetivo es alcanzable, pero los datos
apuntan que es muy improbable conseguirlo. Otras veces sucede lo contrario: los datos sugieren que el objetivo es
alcanzable, pero el deportista no lo percibe así. En cuyo caso, además de mostrarle los datos objetivos, puede ser
conveniente fortalecer su autoconfianza con objetivos de menor dificultad que contribuyan a cambiar esa percepción.

Para que los objetivos sean verdaderamente atractivos y alcanzables es fundamental tener en cuenta tanto los
parámetros objetivos como las preferencias y la percepción de los deportistas.

6.2.2. OBJETIVOS DE RESULTADO Y OBJETIVOS DE REALIZACIÓN

El propósito del esfuerzo de los deportistas y quienes los ayudan es alcanzar un resultado deportivo, y para eso debe
rendir al máximo de sus posibilidades. Existen factores ajenos al rendimiento del deportista que influyen en los
resultados, pero la única vía para aumentar la probabilidad de lograr el resultado deseado es su propio rendimiento.
Tenemos que diferenciar dos tipos de objetivos: los de resultado y los de realización.

Los objetivos de realización se refieren a la conducta del deportista, lo que hace o puede hacer. Su conducta.
Los objetivos de resultado se refieren a lo que el deportista consigue o puede conseguir. La consecuencia.

Conviene distinguir entre objetivos de resultado <intersujetos=, aquellos por los que el deportista compite contra
otros. Y objetivos de resultado <intrasujetos=, que son los logros respecto a uno mismo.

Por tanto, se debe distinguir entre objetivos de realización (lo que el deportista hace): de resultado <intrasujeto= (lo
que consigue a nivel personal) y de resultado <intersujetos= (lo que consigue en competencia con otros).

Es transcendente que los deportistas tengan objetivos, de resultado <inter=, y si procede, <intra= y objetivos de
realización. Los objetivos de resultado contribuyen poderosamente al incremento de la motivación, pueden ser
perjudiciales si la autoconfianza es baja. Deben estar acompañados por objetivos de realización que favorecen su
consecución.

Los objeticos de realización son un elemento fundamental para el buen funcionamiento psicológico de los deportistas
por los siguientes motivos:

- Acentúan la transcendida de la propia conducta para poder influir sobre los resultados.
- Contribuyen a que el deportista se centre y se ocupe de su conducta, en lugar de especular improductivamente
sobre los posibles resultados.
- Ayudan a valorar mejor, de forma más realista, la accesibilidad de los objetivos de resultado.
- Facilitan una evaluación sencilla y fiable de rendimiento, contribuyendo a que el deportista utilice como indicador
de progreso su propia conducta, lo que depende de él, en vez de los resultados.
- Contribuyen a establecer contingencias beneficiosas entre la propia conducta y sus consecuencias favorables.

6.2.3. OBJETIVOS FINALES Y OBJETIVOS INTERMEDIOS

En general, es conveniente que los deportistas tengan objetivos finales y objetivos intermedios progresivos
relacionados con estos objetivos finales. Los objetivos finales señalan a dónde se debe llegar, justificando todo
esfuerzo, y los objetivos más cercanos son las etapas que el deportista debe cubrir para llegar a esa meta. Los objetivos
finales tanto de resultado como de realización suelen ser más lejanos, por lo que es importante complementarlos
planificando objetivos más cercanos que mantengan al deportista permanentemente motivado y atento a su
cometido.

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En el deporte de alto rendimiento, el objetivo final es un objetivo de resultado, pero conviene que esté ligado a un
objetivo final de realización. Los objetivos intermedios progresivos, también deben de ser de resultado y realización.
Se pueden establecer los resultados objetivos intermedios a alcanzar, por otro, los logros personales necesarios para
poder conseguir esos resultados. Una ventaja importante es establecer ambos tipos de objetivos es que, si no se
consiguen los objetivos intermedios de resultado, pero se logran los de realización, estos pueden contribuir al
fortalecimiento de la autoconfianza del deportista, y como consecuencia, a potenciar su motivación para seguir
adelante aun en presencia de la decepción que puede suponer un mal resultado.

Los objetivos intermedios de realización permiten que los deportistas puedan avanzar hacia sus objetivos finales
dependiendo fundamentalmente de ellos.

El objetivo intermedio más próximo se debe establecer teniendo en cuenta los objetivos finales y los siguientes
objetivos intermedios. Pueden tener un importante efecto motivacional. También en este caso conviene establecer
objetivos de resultado, y sobre todo de realización. Cuando la autoconfianza es débil, lo aconsejable es no plantear
objetivos de resultado a corto plazo y establecer objetivos de realización cuya consecución aumente la percepción del
control. Esta experiencia cercana de <éxito controlado= fortalecerá la autoconfianza del deportista y a través de esta
su motivación.

A diferencia de los objetivos finales, los objeticos a corto plazo se deben concretar lo mejor posible, de forma que esté
muy claro qué hay que hacer (realización) y qué se pretende conseguir (resultado).

6.2.4. OBJETIVOS INMEDIATOS PRIORITARIOS

Una vez determinados los distintos objetivos, el rendimiento de los deportistas en cada una de sus actuaciones en
entrenamientos y competiciones se podrá optimizar si se establecen objetivos inmediatos prioritarios; son casi
siempre de realización, lo que permite dirigir la atención del deportista a las decisiones y acciones que se consideren
más relevantes en cada momento concreto.

Antes de las sesiones de entrenamiento, estos objetivos, pocos en número, contribuyen a que los deportistas centren
su atención en las cuestiones más prioritarias de ese entrenamiento en beneficio del aprovechamiento del tiempo. En
la mayoría de los casos los objetivos prioritarios de los entrenamientos deben ser objetivos de realización, para que el
deportista se centre en su propia conducta y no en el resultado del entrenamiento, permitiéndole optimizar el
rendimiento.

En las competiciones, los objetivos inmediatos de realización contribuyen a que los deportistas, antes de comenzar a
competir, perciban un mayor control, fortalezcan su autoconfianza, neutralicen el estrés y concentren su atención en
lo que tienen que hacer. Pero en ocasiones puede resultar muy útil el establecimiento de objetivos de resultado
añadidos con el fin de paliar un posible estado de baja activación. Se trata de establecer resultados relacionados con
el resultado final en la competición, pero centrados en aspectos específicos.

6.2.5. OBJETIVOS INDIVIDUALES Y OBJETIVOS COLECTIVOS

Los objetivos individuales deben contribuir a los colectivos y que estos satisfagan los intereses individuales de los
jugadores. La interacción apropiada contribuye a incrementar la motivación de los deportistas, potencia la cohesión
de equipo y ayuda a optimizar el rendimiento individual y colectivo.

Problemas que con cierta frecuencia se observan en estos deportes son la falta de objetivos individuales y de criterios
claros para determinar en qué consiste, exactamente, la realización colectiva y la realización individual. Es importante
que el psicólogo se fije en esto y, cuando lo vea necesario, aconseje que se establezcan objetivos individuales y, tanto
colectivos como individuales, objetivos de realización suficientemente concretos.

6.2.6. OBJETIVOS DE CONSECUCIÓN Y OBJETIVOS DE EVITACIÓN

Los objetivos de consecución se refieren a conseguir algo. Contribuyen a aumentar la motivación y la autoconfianza.
Estado mental positivo

Los de evitación se centran en evitar algo. Suelen generar ansiedad, propician un estado psicológico negativo.

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Es conveniente establecer objetivos de consecución más que de evitación. Supone que cuando haya posibles objetivos
de evitación, se transformen en objetivos de consecución.

6.2.7. OBJETIVOS CONCRETOS

No se trata de concretar únicamente la conducta, sino también los estímulos antecedentes en cuya presencia se debe
realizar dicha conducta. Los objetivos de realización deben ser muy concretos. Los objetivos concretos constituyen la
base del feedback del entrenador y la evaluación de este y del propio deportista sobre la consecución del objetivo.

El objetivo de realización no es hablar de una actitud, sino concretar una conducta a realizar y unos estímulos
antecedentes en cuya presencia se debe realizar esa conducta.

Los objetivos de resultado no siempre tienen que ser muy concretos. Cuando están lejos los deportistas prefieren
tener una idea aproximada pero no demasiado concreta, de forma que puedan concretarlos en la medida que van
avanzando y fortaleciendo su autoconfianza.

6.2.8. OBJETIVOS ALTERNATIVOS

Otra diferencia importante está en la presencia o ausencia de objetivos alternativos. Algunos deportistas prefieren
tener un objetivo claro y que no haya otra opción. Esto les obliga a centrarse en ese objetivo y esforzarse para
conseguirlo sabiendo que es su única meta. Otros, sin embargo, prefieren tener objetivos alternativos que mitiguen la
transcendencia del objetivo principal ofreciéndoles otras opciones. Esto les ayuda a reducir la ansiedad que les provoca
tener una única opción.

El problema que se pueden presentar cuando existen más opciones es que los deportistas se conformen con los
objetivos menores, y consciente o inconscientemente, no hagan el sobreesfuerzo necesario para conseguir los
objetivos más ambiciosos. A veces la situación requiere arriesgar con un planteamiento de objetivo único, pero antes
es necesario fortalecer la autoconfianza.

Cuando se decide trabajar con objetivos alternativos, un buen planteamiento consiste en establecer objetivos en tres
niveles:

1) El objetivo más realista, y por tanto el principal, al que se dirigen los esfuerzos del deportista.
2) Un objetivo ideal, que también debe ser realista, pero siempre que las cosas salgan muy bien.
3) Un objetivo de emergencia, por si las cosas van mal y hay que replantear el objetivo principal a la baja.

Este planteamiento es muy útil respecto a objetivos de resultado tanto en competiciones de larga duración como por
concentración. Por ejemplo: el objetivo principal puede ser conseguir una medalla, el ideal, medalla de oro, y el de
emergencia estar entre los finalistas. Como sucede con cualquier objetivo de resultado, lo apropiado es que además
se concreten los objetivos de realización vinculados a cada una de las opciones anteriores.

6.2.9. REPLANTEAMIENTO DE OBJETIVOS

En cualquier caso, con o sin objetivos alternativos previos, el entrenador y el psicólogo deben estar preparados para
replantear los objetivos cuando sea necesario. Suele resultar más sencillo, cuando se trata de establecer un objetivo
superior. No siempre es fácil, ya que, una vez alcanzado el objetivo principal, los deportistas habrán gastado gran parte
de su energía mental y estarán muy satisfechos con lo conseguido, y eso dificulta que estén dispuestos a seguir
compitiendo al mismo nivel de concentración y esfuerzo. En estos casos, haber planteado previamente un objetivo
ideal ayuda a que los deportistas no se relajen y estén más dispuestos a seguir en la brecha para conseguir el objetivo
superior.

El replanteamiento de objetivos es más difícil cuando hay que hacerlo a la baja, es decir optando ahora a un objetivo
inferior, sobre todo si no se ha previsto un objetivo de emergencia. En este caso, antes de establecer un nuevo objetivo
es necesario ayudar a los deportistas a:

a. Aceptar el fracaso y la frustración por no haber conseguido el objetivo principal.


b. Reajustar sus expectativas.
c. Encontrar incentivos relacionados con el nuevo objetivo.

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6.2.10. RESUMEN

La técnica del establecimiento de objetivos debe tener en cuenta los siguientes elementos:

- Objetivos atractivos y alcanzables.


- Objetivos de resultado y objetivos de realización: con más peso de unos u otros según sea la variable psicológica
que se quiera potenciar.
- Objetivos finales, intermedios e inmediatos prioritarios.
- En los deportes de equipo objetivos colectivos e individuales.
- Objetivos de consecución en vez de evitación.
- Objetivos de resultado más o menos concretos según sean la preferencia de los deportistas y el momento o
situación.
- Objetivos de realización muy concretos: tanto la conducta a realizar como los estímulos antecedentes en cuya
presencia deba tener lugar.
- Presencia, o no, de objetivos alternativos.
- Replanteamiento de objetivos cuándo sea necesario.

6.3. CONTROL DE ESTÍMULOS

Partiendo del análisis funcional se puede intervenir para eliminar o adquirir conductas o estados psicológicos
relacionados con el rendimiento deportivo. Por un lado, se puede vincular o debilitar la relación entre la conducta y
determinados estímulos antecedentes. Por otro, fortalecer o debilitar la relación entre la conducta y sus estímulos
consecuentes.

6.3.1. ESTÍMULOS ANTECEDENTES

Las conductas habituales suelen estar vinculadas a unos estímulos antecedentes, de forma que, cuando están
presentes esos estímulos, esas conductas pueden aparecer de forma automática. En el caso de las respuestas
emocionales y las conductas observables muy consolidadas.

Para debilitar el vínculo existente y potenciar otro nuevo, el deportista podría utilizar la detención del pensamiento
(¡STOP!) seguida de una respiración profunda (reduciendo así la sobreactivación) y autoinstrucciones muy enérgicas
que le ordenasen realizar la conducta alternativa (<date la vuelta y no pienses más en eso=): desvincular un estímulo
aversivo de un estado psicológico y una conducta perjudiciales, y vincular ese mismo estímulo a conductas alternativas.

Esta estrategia también es clave cuando se trata de adquirir nuevas conductas técnicas o táctico-estratégicas. Ese
aprendizaje será más firme si esas conductas nuevas se vinculan claramente a estímulos antecedentes concretos, y
cuando proceda, se elimina el vínculo entre esos estímulos y las conductas que se pretende sustituir.

Esta es una técnica clave para debilitar el vínculo entre estímulos antecedentes como los errores propios o las
decisiones adversas de los árbitros y emociones o acciones impropias, fortaleciendo un vínculo alternativo entre esos
antecedentes y conductas que favorezcan al rendimiento.

En otras ocasiones, se trata de conductas apropiadas, asociadas a estímulos antecedentes inapropiados. La decisión
podría ser correcta si se tomara en presencia de determinados estímulos, pero no lo es cuando se toma en presencia
de los estímulos actuales. En este caso habrá que eliminar el vínculo entre el estímulo antecedente actual y la conducta
en cuestión, y vincular esa misma conducta a un estímulo antecedente alternativo.

6.3.2. ESTÍMULOS CONSECUENTES

Las conductas habituales están vinculadas a estímulos antecedentes y también a estímulos consecuentes:
consecuencias positivas que gracias a la gratificación material o social que proporcionan, han consolidado esas
conductas. Cuando la relación de contingencia entre una conducta habitual y sus consecuencias positivas sea muy
potente, para modificar esa conducta no habrá más remedio que debilitar esa relación y unir esa consecuencia o una
similar a la conducta alternativa que se quiere implantar. Mediante el reforzamiento que proporciona la consecuencia,
la nueva conducta se consolidará.

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Aquí, muchas veces, se presenta una gran dificultad cuando se pretende cambiar conductas que han proporcionado
éxito, por otras que en teoría permitirán alcanzar objetivos mayores en el futuro, pero que de momento no aportan
el éxito de aquellas. Se pueden establecer objetivos progresivos de realización y utilizar la técnica del <reforzamiento
social= -una consecuencia positiva- vinculado a los progresos que el deportista vaya haciendo. Esta técnica es muy
poderosa siempre que se vincule con claridad a la conducta que se pretende implantar.

El reforzamiento social es una herramienta fundamental para consolidar las conductas a las que se le vincula. No se
trata de reconocer o elogiar sin más, sino de hacerlo quedando claro que es como consecuencia de una conducta
concreta

6.4. MODELADO

Es una técnica basada en el aprendizaje vicario o aprendizaje por imitación de modelos. Su objetivo fundamental es la
adquisición o eliminación de una conducta o un estado psicológico a través de la observación de un modelo que ejecuta
(o no ejecuta) esa conducta.

En el deporte de alto rendimiento son numerosas las conductas y estados psicológicos que de forma natural se
aprenden por imitación. El entrenador y el psicólogo debe estar alerta respecto a los deportistas que puedan ser
modelos y su posible influencia positiva o negativa sobre los compañeros que los observan.

6.4.1. CARACTERÍSTICAS DEL MODELO

No es necesario que exista una similitud en todas las características relevantes, pero en principio cuanto mayor sea la
similitud, más probable es que se fije en el modelo y tienda a imitarlo.

➢ Modelos expertos y modelos competentes


En general las características más determinantes son el éxito y el grado de habilidad o competencia del modelo. Dos
tipos de modelos: modelo experto y modelo competente. El experto se caracteriza por sus éxitos y reconocida destreza
en la conducta o conductas-objetivo. Por ejemplo: Deportista de prestigio que es un gran campeón, mientras que el
segundo es un modelo más cercano al observador con un nivel de competencia superior a este, pero no tan
reconocido.

La utilización de modelos competentes, más próximos al nivel de competencia del observador, favorece el aprendizaje
y la posterior imitación de lo aprendido más que el empleo de modelos expertos. La observación de modelos expertos
contribuye a estimular la motivación de los deportistas-observadores.

Es conveniente que coexistan estos dos tipos de modelos: expertos y competentes.

➢ Exposición de un ejemplo
➢ Búsqueda de modelos

Una de las funciones de los entrenadores y los psicólogos es encontrar modelos que sean significativos para sus
deportistas. Lo mejor es encontrar esos modelos en el propio deporte, pero también pueden ser muy valiosos modelos
muy relevantes de otros deportes, e incluso personajes muy conocidos del mundo de la música, cine, etc.

6.4.2. CARACTERÍSTICAS DE LA CONDUCTA-OBJETIVO

Encontrar modelos significativos es fundamental, pero no basta. Además, hay que destacar las conductas y/o estados
psicológicos de esos modelos, de forma que los deportistas-observadores se fijen en esas conductas y estados, y se
motiven por imitarlos.

En primer lugar, se debe tener en cuenta el <grado de dificultad= de la conducta. Se debe considerar la <relevancia=,
ya que tenderá a fijarse más en las conductas que considere más relevantes para optimizar su rendimiento.

En segundo lugar, se debe considerar los <estímulos antecedentes= en cuya presencia tiene lugar la conducta-objetivo.

También se deben considerar las condiciones en las que se muestra la conducta-objetivo. Cuando se hace en <vivo=
existe un contacto directo con el observador que puede favorecer su atención, pero en ocasiones si se trata de un
deportista muy significativo, ese contacto directo puede distraer al observador.

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Otras veces la conducta-objetivo se presenta a través de videos, es necesario guiar la conducta mediante instrucciones
y comentarios que delimiten claramente el enfoque atencional y evite interferencias.

Algunas conductas y estados psicológicos pueden presentarse mediante informacion escrita o verbal.

6.4.3. SOBRE LOS VÍDEOS Y CHARLAS MOTIVACIONALES

Hay que tener en cuenta si verdaderamente son necesarios, es decir, ¿es necesario, en este momento, estimular (aún
más) la motivación? Y se hace sin considerar las características que, en la línea señalada en los apartados previos,
deben reunir los modelos y las conductas o estados psicológicos que se muestran.

El efecto puede ser perjudicial cuando los contenidos propician una sobreactivación en un momento muy inoportuno
(cerca de la competición).

Cerca de una competición, más que la motivación, los deportistas necesitan potenciar su autoconfianza.

6.4.4. IMITACIÓN DE CONDUCTAS Y ESTADOS PSICOLÓGICOS

El aprendizaje vicario tiene dos grandes aparados: la observación y la imitación. Para que se produzca la imitación que
es el verdadero objetivo del modelado, es necesario que el modelo sea significativo para el deportista-observador.

La imitación se puede producir de manera más o menos consciente o automática. Cuando se trata de conductas
deportivas complejas, en necesario que el deportista actúe conscientemente para poner en práctica lo que haya
observado. El aprendizaje se debe consolidar con la ayuda de otras técnicas (control de estímulos, autoinstrucciones,
práctica en imaginación, feedback, refuerzo positivo). Lo mismo sucede cuando se trata de conductas de esfuerzo,
interacción o comunicación

6.4.5. CONTROL DEL APRENDIZAJE VICARIO

Ejemplo: un deportista influyente que muestra conformismo y rechazo a salir de la zona de confort, será difícil
conseguir que el resto del equipo tenga ambición y se esfuerce por nuevos desafíos. Existe el riesgo de que el mal
ejemplo de ese deportista contamine a los observadores e imponga un estilo de funcionamiento que sea perjudicial.
Para neutralizar ese problema se emplean las estrategias siguientes:

- Devaluar al modelo. Quitándole responsabilidades, reduciendo su protagonismo en la cancha, etc.


- Negociar con el modelo un acuerdo y favorecer que aporte y no perjudique (esta es la mejor estrategia).
- Extinguir o castigar las conductas del modelo cuando no se pueda negociar.
- Reforzar conductas alternativas (positivas) del modelo.
- Aumentar el grado de independencia y competencia de los observadores; de forma que dependan menos de la
posible influencia de un modelo perjudicial.
- Propiciar interferencias atencionales, de forma que, introduciendo otros estímulos atractivos, se produzca la
dispersión atencional de los observadores en detrimento de su atención a las conductas del modelo.
- Actuar sobre las conductas de los observadores; castigando las que imiten conductas-objetivo perjudiciales y
reforzando las que sean positivas.
- Prescindir del modelo que sea perjudicial.

En general, lo mejor es negociar con el deportista, darle responsabilidades y reforzar sus conductas positivas.

6.5. TÉCNICAS PARA LA SOLUCIÓN DE PROBLEMAS Y TOMA DE DECISIONES

En los deportes de equipo muchos problemas son colectivos, en este caso el problema exige una decisión conjunta
que involucre a todos los afectados. Deportistas y entrenadores pueden seguir los siguientes pasos:

- Aceptar los límites del terreno de juego (es decir, qué depende de mí y que no) y centrarse en lo que depende de
cada uno.
- Generar un numero amplio de posibles soluciones alternativas.
- Valorar las ventajas e inconvenientes de cada opción, tanto a corto como a medio-largo plazo; y comparar las
distintas opciones.
- Reflexionar sobre las ventajas y los inconvenientes. ¿Se pueden ampliar las ventajas? ¿Se pueden paliar los
inconvenientes?
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- Decidir, provisionalmente, la alternativa más beneficiosa o menos adversa.


- Una vez elegida, hacerse dos preguntas: ¿tengo recursos para emplear esta alternativa? ¿es verdaderamente
viable esta solución?
- Si cualquiera de las dos respuestas fuese negativa, volver a reflexionar.

El psicólogo puede ayudar en este proceso mediante preguntas apropiadas que ayuden a reflexionar, y en ocasiones,
puede aportar alguna sugerencia, pero debe permitir que sean los interesados quienes asuman la responsabilidad del
ejercicio.

En la matriz de decisiones, el orden de las ventajas o beneficios e inconvenientes y costes no es casual, ya que resulta
apropiado que la columna de los inconvenientes o costes a corto plazo se encuentre justo a la izquierda de la de
ventajas o beneficios a medio-largo plazo, de forma que el deportista, cuando observe la matriz en su conjunto, pueda
percibir visualmente que los inconvenientes o costes a corto plazo, en muchos casos superiores a las ventajas y
beneficios a medio corto plazo, son un paso intermedio para poder alcanzar las ventajas o beneficios a medio-largo
plazo.

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TEMA 7: TÉCNICAS PSICOLÓGICAS PARA OPTIMIZAR EL RENDIMIENTO DEPORTIVO (II)

Las técnicas habituales en el deporte para optimizar el rendimiento:

a. Técnica de relajación.
b. Practica en imaginación o visualización.
c. Técnicas cognitivas.

7.1. TÉCNICAS EN RELAJACIÓN

Pueden ser aplicadas por el psicólogo o por el propio deportista. Su objetivo es reducir el nivel de activación. El grado
de profundidad o intensidad de la relajación dependerá de la habilidad de deportista para relajarse y de los objetivos
específicos que se persigan. Conviene que los psicólogos entrenen a los deportistas para que sean capaces de
autoaplicar estas técnicas en la medida de profundidad apropiada para cada objetivo concreto. Para algunos de estos
objetivos conviene que sea el propio psicólogo el que dirija los ejercicios de relajación.

Para conseguir ese dominio es importante tener en cuenta los siguientes aspectos:

- La idoneidad de la técnica en función de la necesidad existente.


- La determinación precisa de sus objetivos; ¿para qué se hace? ¿qué se pretende conseguir?
- La distinción entre su fase de entrenamiento y su aplicación; los deportistas necesitan entrenarse para dominar la
técnica.
- El control de las expectativas previas de los deportistas ¿Qué esperan que suceda?
- El control de la valoración de los deportistas sobre la experiencia de relajarse; que no saquen conclusiones
erróneas cuando aún no dominan la técnica.
- El planteamiento individualizado en la aplicación de la técnica.

7.1.1. OBJETIVOS ESPECÍFICOS DE LAS TÉCNICAS DE RELAJACIÓN

El objetivo general es la reducción del nivel de activación. Hay cuatro posibles objetivos específicos:

- La disminución del nivel de activación el máximo posible, con el propósito de descansar, dormir, recuperarse del
esfuerzo, eliminar la ansiedad, recuperarse de una lesión, etc.
- La reducción limitada de una sobreactivación hasta situar la activación en el nivel óptimo para rendir en el
entrenamiento y la competición; no se trata de eliminar la activación todo lo posible, sino únicamente de reducir
la activación que sobra.
- Facilitar la práctica en imaginación.
- Facilitar el contracondicionamiento.

Esto objetivos específicos determinan:

a. La forma en que se debe utilizar la relajación.


b. El grado de intensidad.
c. El grado de dependencia del psicólogo.
d. El tipo de entrenamiento a realizar.

En el caso de que el objetivo sea disminuir la sobreactivación solo hasta situarla en el nivel óptimo, los ejercicios de
relajación se deben hacer en el escenario deportivo que proceda, muchas veces con los ojos abiertos y normalmente
la intensidad deberá ser leve.

También puede autoaplicarla en los demás casos, excepto cuando el objetivo sea el contracondicionamiento o una
práctica en imaginación con escenas de mucho estrés, en cuyo caso será imprescindible la intervención del psicólogo.

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7.1.2. TÉCNICAS DE RELAJACIÓN EN EL DEPORTE DE ALTO RENDIMIENTO

Los deportistas pueden aprender a relajarse utilizando diferentes técnicas. En algunos casos ya conocen alguna que
les funciona. Otras veces el psicólogo tendrá que elegir una técnica y entrenar al deportista para que la aprenda. ¿Qué
técnica? Probar levemente 2 o 3 alternativas y preguntar al deportista cuál le resulta más fácil y le funciona mejor.
Esas alternativas forman parte de 3 técnicas de relajación:

1. La relajación progresiva de Jacobson (1938).


2. El entrenamiento autógeno de Schultz (Schultz y Luthe, 1959).
3. Diversos ejercicios de respiración.

➢ Relajación progresiva
Alcanzar un estado de relajación mediante un estado en el que los deportistas deben tensar y destensar,
alternativamente, distintos grupos musculares que rodean a las manos, los brazos, la cabeza, el pecho, el abdomen,
las piernas, etc. De esta forma aprenden a discriminar entre las sensaciones de tensión y las de relajación. Tres grandes
objetivos:
a. Que los deportistas aprendan a identificar sensaciones corporales de tensión.
b. Que en la fase de distención aprendan a identificar sensaciones de relajación.
c. Que aprendan a utilizar la tensión como punto de partida para lograr la relajación.

El procedimiento propuesto por Jacobson exige un periodo de tiempo muy largo hasta dominarlo, por lo que algunos
especialistas lo han aplicado reduciendo los grupos musculares y por tanto la complejidad y el tiempo de
entrenamiento y aplicación; esto sin perder eficacia y puede ser más viable.

Utilizando esta técnica los deportistas pueden aprender a modificar la activación de forma general -todo el cuerpo- o
diferencial -una parte concreta-. Es una estrategia muy útil.

La relajación progresiva puede ser útil cuando se trata de autorregular el nivel de activación antes de la competición,
ya en ésta, o en los periodos de pausa.

El procedimiento es sencillo. El deportista tensa un grupo muscular al tiempo que inhala, y durante unos 8 segundos,
contiene su respiración y centra su atención en el punto de mayor tensión de la zona que ha tensionado. Pasado este
tiempo, suelta esa tensión al tiempo que exhala y mantiene la atención en el mismo punto para observar el
debilitamiento progresivo de la tensión anterior. Este proceso se puede repetir con diversos grupos musculares si se
pretende alcanzar una relajación profunda, o solo con uno o dos cuando el objetivo es disminuir la sobreactivación
para alcanzar el nivel óptimo.

➢ Entrenamiento autógeno
La hipnosis es el punto de partida y de referencia para el desarrollo del entrenamiento autógeno. En ambos casos, se
aplican ejercicios que intentan inducir un estado de <desconexión= general, pero a diferencia de la hipnosis, se trata
de que sea el propio interesado (el deportista) que, a través de sus autoinstrucciones y sensaciones, la provoque.
En el deporte de alto rendimiento, esta técnica tiene la ventaja sobre la relajación progresiva de que no son necesarios
los ejercicios de tensión, lo que resulta muy beneficiosos para algunos deportistas a los que no les conviene tensionar
grupos musculares debido a lesiones, golpes, contracturas. Sim embargo, suele estar en desventaja cuando se
pretende conseguir la relajación muscular de algunas zonas muy específicas. Tampoco se puede aplicar en el escenario
del entrenamiento o de la competición, pero es muy apropiado para conseguir estados de relajación profunda fuera
de las canchas. El entrenamiento más básico incluye 6 ejercicios:
1. Sensaciones de pesadez en las extremidades.
2. Sensaciones de calor en las extremidades.
3. Regulación cardíaca.
4. Regulación respiratoria.
5. Regulación abdominal.
6. Regulación de la región de la cabeza.

Para aplicar esta técnica, se pone cómodo, tumbado o recostado, en un ambiente tranquilo, dejando sueltos los brazos
y las piernas y con los ojos cerrados. Concentra su atención en los brazos e imagina cómo se vuelven pesados, cada
vez un poco más pesados. Y lo mismo con las piernas y la sensación de calor.

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En muchos casos resulta útil empezar con un ejercicio de relajación progresiva, una vez alcanzado un mínimo grado
de relajación, aplicar los ejercicios de sensación de pesadez o calor para profundizar más.

➢ Ejercicios de respiración
Han mostrado su utilidad para recudir la ansiedad, irritabilidad, la tensión muscular y la fatiga, siendo una de las
estrategias más sencillas para el control de la activación fisiológica. Son técnicas fáciles de aprender que producen
efectos favorables muy pronto, con una relación muy positiva entre coste y beneficio.
También se pueden emplear en combinación con otras técnicas de relajación de las siguientes maneras:
- Como ejercicio que permite reducir inicialmente un estado de sobreactivación antes de usar otros ejercicios de
relajación.
- Como ejercicio para mantener la relajación alcanzada por otros ejercicios de relajación o, después de estos
conseguir un nivel de relajación más profunda.
- Como ejercicio más dentro del entrenamiento en relajación progresiva o autógeno, en el primero para mejorar la
relajación muscular del tronco y en el segundo para contribuir a la regulación respiratoria.
- Como ejercicio que permite controlar la concentración una vez finalizados los ejercicios de otras técnicas.

Ante situaciones estresantes que exigen un afrontamiento inmediato, es aconsejable utilizar los ejercicios de
respiración en primer lugar, y cuando no es así resulta más útil reservarlos para el final.

Ejemplo de ejercicios de respiración:

- Uno, para poder aplicarlo in situ antes o durante la competición; consiste en inhalar por la nariz profundamente y
exhalar despacio por la boca al tiempo que se centra la atención en ambos procesos; al exhalar, planteo al
deportista que puede imaginar cómo expulsa la activación (o tensión) que le sobra; también se puede plantear
que cada respiración sea un poco más lenta.

Otro, para poder usarlo con el objetivo de conseguir una relajación más profunda en escenarios ajenos a la
competición o en la antesala de esta cuando la sobre activación sea muy alta. Consiste en respirar respetando 4
tiempos de la misma duración: inhalar, mantener el aire, exhalar, y quedarse sin aire. El deportista puede imaginar un
cuadrado que debe recorrer una y otra vez utilizando al mismo tiempo para cada uno de sus cuatro lados (inhalar,
mantener, exhalar, nada; inhalar, mantener, exhalar, nada, etc.)

➢ Otros procedimientos de relajación


Las técnicas de meditación, el yoga o la hipnosis pueden ser alternativas a la relajación progresiva y el entrenamiento
autógeno para provocar un estado de relajación profunda. Los dos primeros requieren un largo entrenamiento y la
dificultad de aplicarlos en el escenario de la competición hacen que no sean la mejor opción para la mayoría de los
deportistas. La relajación inducida por hipnosis tampoco es útil como herramienta que el deportista pueda auto
aplicar, además necesita de una dependencia excesiva de psicólogo. Puede tener su momento con deportistas muy
dependientes en situaciones muy críticas.
Directa o indirectamente, también pueden propiciar la relajación diversas técnicas cognitivas, las que contribuyen:
- Al control del nivel de activación (la detención del pensamiento).
- La percepción de control de situaciones estresantes (análisis racional de las situaciones estresantes).
- La exposición en imaginación a situaciones relajantes (imágenes relacionadas con lugares relajantes).

Fuera de las canchas también es eficaz que los deportistas duerman lo suficiente y dediquen tiempo al descanso
mental.

➢ Procedimientos mixtos
Trata de que cada deportista encuentre y aplique los ejercicios de relajación que se adapten mejor a sus necesidades.
Es aconsejable preguntarles si dominan alguna técnica que les funcione; si no es así, conviene hacer algunos ensayos
con técnicas diferentes para valorar qué técnicas son las que más les pueden ayudar.
Por ejemplo: adopta una posición cómoda, tumbado o sentado, cierra los ojos y comienza el ejercicio siguiendo las
instrucciones del psicólogo.
a) En primer lugar, se realizan algunos ejercicios de relajación progresiva (tensa-suelta el puño de la mano derecha;
tensa-suelta la zona del abdomen).
b) Después el deportista imagina sensaciones de pesadez en los brazos y las piernas.
c) Finalmente se aplica el ejercicio de respiración de los cuatro tiempos (inhala, mantiene, exhala, nada).

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d) Al terminar el deportista comenta cómo ha sido su experiencia, qué ejercicios le han resultado más fáciles de
aplicar, con cuales se ha sentido más cómodo y cuáles han sido más efectivos; esa información ayuda a diseñar el
tipo de ejercicios que más convienen a ese deportista.

Esta secuencia es especialmente eficaz. Plantea ejercicios que el deportista puede utilizar en el escenario de la
competición (los de relajación progresiva: por ejemplo, en tenis). Incluye ejercicios que le pueden ayudar cuando
necesite un estado de relajación más profunda. Además, pueden ayudar a recuperarse del esfuerzo físico después de
los entrenamientos y las competiciones. La respiración en cuatro tiempos puede ser un excelente complemento para
lograr una relajación profunda y disminuir estados de sobreactivación muy altos.

7.1.3. LIMITACIONES DE LAS TÉCNICAS DE RELAJACIÓN

Estas técnicas no son la panacea para todos los problemas de los deportistas, ni la herramienta que los psicólogos
tienen que emplear a toda costa. En algunos casos de exceso de activación pueden ser poco apropiadas. En ocasiones
se producen <efectos paradójicos= perjudiciales a los que algunos deportistas son especialmente propensos. El
principal efecto es un aumento de la ansiedad. En general los efectos paradójicos de las técnicas de relajación se
pueden deber a causas como las siguientes:

- A los deportistas les pueden resultar desagradables las sensaciones que experimentan cuando realizan los
ejercicios de relajación.
- Algunos tienen miedo a perder el control durante los ejercicios, impide que se <abandonen= y se <dejen ir= en la
medida apropiada para conseguir la relajación. Su preocupación y esfuerzo por no perder el control derivan
inevitablemente en una mayor activación.
- Pueden temer enfrentarse a su propia tensión o ansiedad, y el hecho de hacerlo mediante la aplicación de la
relajación aumenta su ansiedad.
- También hay deportistas con una baja autoestima a los que centrar la atención en sí mismos puede resultar
aversivo y producirles ansiedad.
- Algunos deportistas que no logran mantener la concentración en los ejercicios pueden tener pensamientos de
ansiedad relacionados con su actividad deportiva. En estos casos, el estado de calma en el que se encuentran
puede favorecer que aparezca una actividad interna negativa que hace de la práctica de la relajación una
experiencia activadora y, a veces, aversiva.

Otro aspecto a tener en cuenta es la predisposición de los deportistas hacia el entrenamiento en relajación. Éste
requiere una predisposición positiva que, de no existir, se debe conseguir antes de comenzar el entrenamiento. Se
debe evitar el entrenamiento colectivo y obligatorio.

7.2. PRÁCTICA EN IMAGINACIÓN

7.2.1. ANTEDECENTES HISTÓRICOS

En los años 30’, en diversas investigaciones sobre las respuestas fisiológicas del organismo, Jacobson (1932) observó
que cuando las personas imaginaban que utilizaban parte de su cuerpo, sin darse cuenta, movía levemente los
músculos implicados en esa actividad. Otros investigadores de la época (Shaw, 1938) encontraron que la imaginación
de conductas motrices influía en la ejecución real de tales conductas. Nace así, el interés de los psicólogos por
desarrollar un recurso que ha sido ampliamente utilizado en el ámbito de la intervención psicológica.

Dos ejemplos muy destacados son el procedimiento de la <desensibilización sistemática=, desarrollado por Wolpe
(1958), que incluye la imaginación de situaciones que provocan ansiedad con el objetivo de lograr un
<contracondicionamiento=, y el modelo terapéutico de Cautela (1966), conocido como <condicionamiento
encubierto=, en el que partiendo del supuesto de que los pensamientos y las imágenes son conductas encubiertas que
funcionan con las mismas leyes que las conductas observables, se utiliza la imaginación para reproducir procesos que
sirvan para modificar la conducta. Mediante el condicionamiento encubierto se pueden establecer asociaciones
estímulo-respuesta-consecuencia que se consideren apropiadas, y también eliminar asociaciones no deseadas y
sustituirlas por otras.

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7.2.2. OBJETIVOS DE LA PRÁCTICA EN IMAGINACIÓN

➢ Aprendizaje de habilidades motrices


Aquí, la técnica puede ser útil tanto para adquirir habilidades técnicas nuevas, cómo para perfeccionar detalles de
habilidades que ya se dominan; para sustituir movimientos habituales por otros diferentes.
Con este objetivo, la práctica de imaginación favorece que el deportista utilice la atención interna, evitando
interferencias externas. Además, facilita que se pueda realizar una observación <microscópica= de los detalles más
relevantes del nuevo movimiento y trabajar a <cámara lenta=.
Favorece que el deportista detecte sensaciones corporales asociadas a las posiciones y movimientos incorrectos y
correctos.
La práctica en imaginación no puede sustituir a la práctica en vivo, su papel es complementario. Será mucho más
probable que el deportista imagine los movimientos correctamente si antes los ha practicado en vivo.

➢ Toma de decisiones tácticas


Conlleva, en primer lugar, que el deportista conozca e identifique los criterios (estímulos antecedentes) en cuya
presencia debería tomar una determinada decisión; y, posteriormente, que realice la conducta que se haya decidido
con independencia de la calidad de su ejecución. Aquí el objetivo es discriminar en qué circunstancias se debe decidir
utilizar una u otra acción. Lo primero es imaginar los estímulos antecedentes estables (el punto de partida de la
decisión), después los estímulos antecedentes variables (los que determinan que la decisión sea una u otra) y,
finalmente, la ejecución que corresponda a la decisión correcta.

➢ Entrenamiento de habilidades psicológicas


La detención del pensamiento, las autoinstrucciones, las técnicas para el autocontrol atencional, etc. Inicialmente el
deportista debe imaginar situaciones sencillas en las que pueda aplicar la habilidad que corresponda. Más adelante
estas situaciones podrán ser progresivamente más complejas.

➢ Repetición de habilidades deportivas


Suele ser difícil que los deportistas estén lo suficientemente motivados como para utilizar esta técnica solo para repetir
habilidades. No es conveniente sobrecargar a los deportistas con ejercicios de práctica en imaginación, lo más
razonable es que esta técnica se reserve para objetivos de mayor necesidad.

➢ Exposición y gestión de situaciones críticas


La práctica en imaginación puede ser de gran ayuda para que los deportistas se expongan a las situaciones críticas que
influyen negativamente en variables psicológicas relacionadas con su rendimiento; y una vez expuestos, puedan
emplear estrategias eficaces para gestionarlas satisfactoriamente. La aplicación de la técnica incluye dos fases: en la
primera, el deportista debe imaginar una situación que considere relevante, preferiblemente experimentando las
respuestas emocionales vinculadas a esa situación. En la segunda, debe aplicar estrategias previamente acordadas y
ensayadas que permitan gestionar esa situación.
Esto implica: que el deportista debe dominar muy bien tanto la práctica en imaginación como las técnicas de
afrontamiento; que, antes de cada sesión de práctica imaginada, se debe planificar con detalle el contenido que el
deportista imaginará; y que la visualización se debe aplicar con mucho cuidado para que las emociones negativas no
se disparen.
Este ejercicio sirve para detectar las manifestaciones concretas que se deben controlar y los estímulos precisos a los
que están vinculadas esas manifestaciones. La práctica en imaginación se convierte en un procedimiento eficaz para
realizar el análisis funcional.

➢ Contracondicionamiento
Se puede aplicar esta técnica para provocar un contracondicionamiento mediante un procedimiento similar al de la
desensibilización sistemática. El contra condicionamiento puede producir una reducción significativa de la ansiedad, y
al mismo tiempo, el deportista puede utilizar técnicas que le permitan controlar esa ansiedad.
Provocar contracondicionamiento requiere la presencia del psicólogo. Es un procedimiento muy delicado que, si no se
aplica bien, puede provocar efectos contrarios. Por ejemplo, si la ansiedad que provoca la exposición a la situación
supera en intensidad a la relajación, lo que ocurrirá es que la ansiedad, en lugar de disminuir, aumentará.

➢ Preparación específica de competiciones


Sirve para que los deportistas repasen mentalmente sus planes de actuación en la competición, detecten posibles
dificultades que podrían interferir con esos planes y ensayan planes alternativos para paliar esas dificultades si se
presentan.

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Tiene lugar más o menos cerca del inicio de la competición. Se realiza muy cerca, lo aconsejable es limitarse a ensayar
los planes de actuación, pero no imaginar las posibles dificultades.
Con bastante antelación (semanas) se pueden imaginar las dificultades que podrían aparecer y, aplicar las técnicas
previstas para su control. Sin embargo, cerca de la competición, lo importante es limitarse a ensayar los planes de
actuación.
La presencia del psicólogo no será necesaria cuando el deportista domine la técnica y la visualización únicamente
incluya el ensayo de planes de actuación.

➢ Ensayo en imaginación durante la competición


En estos momentos anteriores tan inmediatos, los deportistas pueden emplear la práctica en imaginación para
eliminar interferencias atencionales, controlar su nivel de activación y concentrarse bien en su ejecución inmediata,
debiendo aprender a utilizar la técnica sin el apoyo de la relajación y en las condiciones ambientales y postura corporal
que estén presentes y sean viables.
Muchos deportistas utilizan la visualización en estos momentos concretos. Cierra los ojos durante algunos segundos e
imagina lo que tienen que hacer justo a continuación. Después, abren los ojos e inician la ejecución. Si la ejecución es
corta, la práctica en imaginación puede consistir en repetir una o dos veces antes de pasar a la acción. Sin embargo,
cuando la ejecución tiene una duración prolongada, suele bastar con un repaso mental de los movimientos iniciales.
Esa visualización sirve para: control de la activación y control de la atención, debiendo tenerse muy en cuenta las
posibles diferencias individuales que podrían resultar determinantes.

➢ Control de la activación y la atención en los períodos de pausa


La práctica en imaginación no se puede utilizar mientras el deportista está inmerso en su rendimiento, pero sí en los
intervalos de pausa entre dos periodos de participación activa. En estos periodos de pausa, la práctica en imaginación
también puede servir para controlar la activación y la atención de los deportistas. Ayudándolos a autorregular estados
de sobreactivación o baja activación; contribuyendo a que se concentren en los aspectos más relevantes en ese
momento concreto y se preparan para el siguiente período de participación activa.
En caso de que sea útil, esta técnica debe formar parte de las rutinas propias de cada período de pausa en que
convenga emplearla.

➢ Análisis retrospectivo de situaciones relevantes


La práctica de imaginación puede ser un instrumento útil para realizar un análisis retrospectivo de lo sucedido en una
competición. Puede ocurrir que la partidista no recuerde detalles concretos de su actuación, y la visualización a
subsanar este problema. Muchos deportistas señalan que después de las competiciones, imaginan una y otra vez lo
sucedido <como si lo tuvieran grabado=. Por ejemplo: el deportista podría repasar su actuación en relación con cada
uno de los objetivos prioritarios establecidos antes de la competición, detectando cómo han sido su toma de
decisiones y/o su ejecución, qué dificultades han surgido, cómo ha gestionado esas dificultades, etc.

➢ Recuperación de lesiones
Se puede aplicar al tiempo que el fisioterapeuta trabaja, en ese caso el deportista tendrá que utilizar la visualización
adaptándose a lo que el fisioterapeuta haga. Es muy conveniente que parta de un estado de relajación profunda y
realice 3 series de aproximadamente un minuto de trabajo en imaginación, separadas por intervalos de unos 30-45
segundos de relajación en los que la atención descanse sobre una parte del cuerpo que no sea la zona lesionada
(Buceta 1996).

7.2.3. CARACTERÍSTICAS DE LA PRÁCTICA EN IMAGINACIÓN

➢ Uso de la relajación
En general, relajación ayuda a los deportistas a concentrarse en los ejercicios de imaginación, facilitando, la realización
del trabajo más complejo: por ejemplo, cuando existe una exposición a situaciones estresantes, la relajación puede
ser beneficiosa si no es demasiado profunda, fundamentalmente cuando la competición es inminente, ya que una
relajación profunda podría interferir con el nivel de activación óptimo.

➢ Práctica en imaginación dirigida por el psicólogo


La presencia del psicólogo es esencial en la fase de entrenamiento y cuando se trata de un trabajo complejo con
posibles efectos paradójicos. Por su parte, la autoaplicación puede resultar muy útil para consolidar el dominio de la
técnica.

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La puesta en funcionamiento de la técnica aplicada por el psicólogo requiere una comunicación permanente entre
éste y el deportista que incluye elementos como los siguientes:
- Antes de comenzar el psicólogo debe explicar al deportista, y acordar con él, en qué va a consistir la sesión.
- Ya en estado de relajación el psicólogo debe recordar el deportista, clara y brevemente, lo que tendrá que hacer
en el ejercicio inmediato.
- Durante la práctica, tras recordar cuál es el siguiente paso, el psicólogo debe utilizar señales claras discriminativas
para que el deportista se traslade mentalmente de unas situaciones a otras (por ejemplo: <ahora <).
- A veces, debe hacer comentarios leves que ayuden al deportista a realizar su trabajo en imaginación (por ejemplo:
<tómate tiempo para situarte mentalmente en la línea de salida, no tengas prisa, intenta conseguir una buena
imagen=).
- Reforzamiento verbal siempre que el deportista le indique que se están produciendo en su imaginación las
imágenes y procesos acordados (por ejemplo: el deportista levanta un dedo para indicarle que ella tiene clara la
imagen de estar situado en la línea de salida; inmediatamente el psicólogo le dice: <bien, muy bien=).
- En ocasiones, el psicólogo puede hacer preguntas al deportista para asegurarse de que las imágenes y los procesos
de visualización son correctos, y ayudarle a situarse mentalmente en la situación acordada (por ejemplo: te voy a
hacer algunas preguntas, si la respuesta es afirmativa, levanta el dedo índice de la mano derecha; ¿estás ya situado
en la línea de salida?).
- Otras veces, será necesario que el psicólogo guíe más al deportista, indicándole lo que debería imaginarse (por
ejemplo: intenta imaginarte que estás en la pista atletismo, justo en la línea de salida).
- Las instrucciones del psicólogo deben estar en consonancia con el proceso que el deportista deba experimentar
en su imaginación.
- Las instrucciones tienen que ser pausadas, tranquilas, con un tono de voz de intensidad baja: (a) Antes de que el
deportista entre en la escena que se debe imaginar; (b) Mientras se sitúa en esa escena y debe perfeccionar la
calidad y los detalles de la imagen; y (c) Cuando deba detectar estímulos o conductas muy precisos, o tenga que
repetir conductas que ya domina o pretende implantar.
- Sin embargo, las instrucciones tienen que ser enérgicas cuando el deportista tenga que: (a) cambiar de escena; (b)
permanecer en ella sin poder escapar; y (c) imaginarse la toma de una decisión en un momento preciso.
- En cualquier caso, la conducta verbal del psicólogo debe servir para ayudar al buen funcionamiento de la práctica
en imaginación y no para dificultarlo. Las instrucciones inoportunas, complejas o mal expresadas impedirán que
el deportista pueda centrarse en las imágenes y procesos relevantes.
- Se debe establecer un sistema de comunicación no verbal para que el deportista, que deberá estar todo el tiempo
con los ojos cerrados y no podrá hablar, pueda indicarle al psicólogo cuáles son sus experiencias. El más clásico es
una señal levantando un dedo de la mano para indicar que se está produciendo o acaban de producirse las
imágenes y procesos esperados.
- Con el mismo propósito también se pueden establecer señales que indiquen la existencia de interferencias que
dificultan el buen funcionamiento de la práctica. Por ejemplo, el deportista levantado de la mano izquierda porque
se distrae, se pone demasiado nervioso, etc.
- El psicólogo debe observar las reacciones externas del deportista mientras trabaja en imaginación. De esta forma,
podrá detectar signos de mayor a menor activación que coincidan con lo que imaginan ese momento concreto.
Por ejemplo, una ligera aceleración de la respiración cuando el deportista imagina que se encuentra en la línea de
salida para iniciar la prueba. Estos signos pueden aportar una información adicional a las señales que el deportista
le envía levantando el dedo.
- Por último, finalizada la sesión en imaginación, psicólogo y deportista deben comentar lo sucedido. El psicólogo
debe reforzar la práctica bien hecha y si se da el caso considerar junto al deportista cómo se pueden solucionar
las dificultades que hayan existido.

➢ Práctica en imaginación autoaplicada por el deportista


Cuando el deportista autoaplica la práctica en imaginación, debe hacerlo de manera muy sencilla. Si la utiliza justo
antes de la competición en el transcurso de esta, la visualización debe formar parte de sus rutinas, lo que debe
aprender a trabajar de manera ordenada siguiendo una secuencia como la siguiente:
- Saber antes de empezar qué conducta concreta quiere imaginar.
- Cerrar los ojos y respirar profundamente.
- Situarse mentalmente en la escena apropiada.
- Ejecutar en imaginación la conducta prevista.
- Finalizar el ejercicio.

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Por su parte cuando utiliza la práctica en imaginación unos días antes de la competición, debe hacerlo con tranquilidad
y sin interrupciones, en un sitio cómodo, privado y aislado en lo posible de ruidos. Antes de comenzar debe determinar
exactamente en qué va a consistir la sesión:

- Qué ejercicios de relajación va a realizar


- Qué estímulos ambientales, claramente delimitados, va a imaginar.
- Qué conductas específicas va a imaginar en presencia de tales estímulos.
- A qué velocidad va a ejecutar la conducta.
- Cuántas veces va a repetir en su imaginación la conducta.
- Cuántas series de práctica en imaginación va a realizar.
- Qué va a hacer entre serie y serie.
- Cómo va a terminar la sesión.

Durante el desarrollo de la práctica el deportista puede utilizar auto instrucciones que le ayuden a realizar los distintos
ejercicios, por ejemplo: ya estoy en la piscina, debo imaginarme bien la situación, etc.

➢ Duración de la práctica
Las sesiones específicas de práctica en imaginación no pueden ser largas, ya que la intensidad del trabajo mental que
exige una buena práctica supone un enorme esfuerzo y desgaste para el deportista. Una sesión puede incluir 3 o como
mucho 4 series de ejercicios en imaginación, separados entre sí por períodos de descanso mental en los que el
deportista, siguiendo con los ojos cerrados, se centre en alguna sensación de relajación. Es decir:
a. Imaginarse la escena.
b. Sale de la escena y se centra en la sensación de pesadez en un brazo.
c. Vuelve a la escena.
d. De nuevo, sale y se centra en la pesadez del brazo.
e. Regresa a la escena.
f. Se centra en alguna sensación de relajación y finaliza el ejercicio.

La duración de cada serie (imaginación de escenas) depende del objetivo y el contenido de la escena. Cuanto más
larga, menos escenas en el conjunto de la sesión. Se debe establecer una duración que permita que el deportista
trabaje con la intensidad necesaria sin que se canse. Es aconsejable que cada serie no dure más de un minuto; salvo
cuando exista exposición a estímulos estresantes que provocan ansiedad.

➢ Características de la experiencia en imaginación


Como primer paso es importante que el deportista, sin intentar ejecutar la conducta, visualice esos estímulos hasta
que estén presentes en su imaginación con la suficiente claridad y perfectamente controlados. Es conveniente que
intervengan todos los sentidos que puedan ser relevantes para reproducir lo mejor posible la situación real.
La imaginación de la realidad será mejor si además de los estímulos antecedentes, el deportista imagina respuestas
de su organismo que suelen estar vinculadas a tales estímulos. Si el trabajo en imaginación es bueno es muy probable
que estas respuestas se presenten en cierta medida al tiempo que se imagina la situación. Esto será beneficioso cuando
la competición esté lejos pero perjudicial cuando sea inminente. Habrá que evitar la imaginación de estímulos que
provoquen estrés y centrarse en conductas que el deportista deba ejecutar.
Una vez se haya situado el deportista ante los estímulos antecedentes, debe poner en práctica la conducta o conductas
que procedan.
Algunos expertos han acentuado la importancia de que la imaginación se realice desde una perspectiva interna o de
primera persona, en lugar de hacerlo desde una perspectiva externa o de tercera persona. El deportista debe imaginar
los estímulos antecedentes y sus propias conductas desde la misma perspectiva que los vería o sentiría si lo que está
imaginando ocurriese en vivo.
En el caso de la perspectiva externa, el deportista es un observador que se observa a sí mismo como si se tratase de
otra persona; es conveniente entrenar a los deportistas para que usen la perspectiva interna, pero a los que ya
dominan la técnica y funciona bien desde la perspectiva externa no es necesario forzarlos a cambiar.

➢ Características de las imágenes


¿Qué características deben reunir las imágenes que forman parte de la práctica en imaginación?
- Deben corresponder exactamente a los elementos de la realidad que se pretende imaginar.
- El enfoque atencional del deportista debe incluir todos los estímulos y respuestas que en cada caso concreto sean
relevantes.
- Las imágenes deben ser claras, ya sean estáticas como en movimiento.

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- Cuando se utilizan imágenes en movimiento, se debe decidir la velocidad a la que conviene trabajar; en general,
los deportistas deben atender a imaginar sus acciones a la misma velocidad que las ejecutarían en vivo.
- El deportista debe controlar la imagen con la que trabaja; las imágenes incontroladas no sirven y pueden ser
perjudiciales.
- Es conveniente que el ejercicio de imaginación no tenga un desenlace negativo, salvo que el propósito de la
práctica sea provocar una situación adversa (estímulo estresante) para que el deportista aprenda a gestionarla
apropiadamente.
- Es aconsejable que los deportistas utilizan imágenes con un desenlace positivo, siempre que se relacione con el
objetivo concreto de la práctica. Incluso en las sesiones imaginar que comete errores, es conveniente finalizar con
imágenes positivas que resulten reforzantes, sobre todo cuando la competición se encuentre cerca.

7.3. TÉCNICAS COGNITIVAS

Técnicas que los deportistas pueden emplear para autocontrolar su actividad cognitiva: pensamientos, imágenes,
sensaciones etc. El entrenamiento de estas técnicas corresponde a los psicólogos.

7.3.1. Autodiálogos

Esta técnica incluye el diálogo del deportista consigo mismo con el objetivo de influir en sus estados psicológicos y su
conducta. El contenido de los autodiálogos depende de su objetivo específico, el tiempo disponible y la preferencia
del deportista por unas palabras u otras. Es importante la forma en la que el deportista se habla: enérgica, directiva,
calmada, etc. Los mensajes que el deportista se da a si mismo tienen que ser congruentes con sus creencias. No se
trata de engañarse diciéndose cosas positivas porque es <lo correcto=, sino de utilizar frases que sean creíbles.

➢ Tipos de autodiálogos
Tienen la ventaja de poderse autoaplicar en casi todas las situaciones, a veces junto a otras técnicas.
La duración de los autodiálogos dependerá del tiempo disponible.
Algunos autodiálogos son <autoafirmaciones= que pueden servir para recordarse aspectos importantes en momentos
especialmente relevantes del entrenamiento o la competición.
Otras veces, son <autoinstrucciones=: frases que constituyen <órdenes= concretas sobre la acción que se debe realizar.
Las autoinstrucciones se deben dar con energía; se trata de dirigirse a la acción, de indicar lo que hay que hacer.
El deportista también puede utilizar los autodiálogos para <autorreforzar= acciones que haya hecho bien.

➢ Autodiálogos y variables psicológicas


Se trata de seleccionar y aplicar las frases más convenientes. En primer lugar, se debe elaborar una lista de situaciones
en las que los deportistas consideren que podrían serles útiles los autodiálogos. El siguiente paso es seleccionar las
frases pertinentes. La propiedad es que el deportista elija inicialmente las frases, y que después, psicólogo y deportista
las revisen juntos.
Es importante que los deportistas comprendan el razonamiento que subyace a cada autodiálogo; ese razonamiento
debe responder al conocimiento sobre cómo funcionan las variables psicológicas relacionadas con el rendimiento. El
psicólogo debe situar al deportista en cada situación concreta y ayudarle a explorar en qué variable o variables
psicológicas habría que incidir en esas situaciones y cuáles podrían ser los autodiálogos apropiados. Ejemplos:
- Para fortalecer la motivación: el objetivo está cerca, pero tienes que seguir concentrado.
- Para fortalecer la autoconfianza: esto ya te ha pasado antes y pudiste superarlo.

Es apropiado tener una frase que funcione para controlar la variable psicológica que corresponda.

➢ Entrenamiento de los autodiálogos


El entrenamiento de las frases elegidas se puede completar exponiendo al deportista a situaciones simuladas mediante
la práctica en imaginación o el role-playing; y en vivo utilizando situaciones reales del entrenamiento deportivo.
En numerosos casos, los deportistas de élite autodialogan con bastante frecuencia y, por tanto, la tarea del psicólogo
es explorar los contenidos y la utilidad de esos autodiálogos por si fuera conveniente aportar algo para enriquecerlos
o modificarlos.

7.3.2. CONTROL DE RESPUESTAS COGNITIVAS

En ocasiones, el psicólogo hallará a deportistas cuyos autodiálogos son de carácter negativo, toxico, autodestructivo,
y por tanto perjudicial para su rendimiento. En estos casos la intervención debe centrarse en eliminar esos
autodiálogos negativos y sustituirlos por otros (no, necesariamente positivos, pero si constructivos).
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El control de las respuestas cognitivas mediante autodiálogos apropiados es fundamental en casi todas las
especialidades deportivas, pero sobre todo en las de larga duración y actividad bastante monótona; por ejemplo: la
maratón. En las que hay mucho tiempo para pensar y también en las que tienen periodos de pausa.

Además, se pueden aplicar también algunas técnicas cognitivas para controlar las sensaciones de cansancio o dolor y
la actividad cognitiva negativa que puede estar asociada a esas sensaciones.

➢ Técnicas atencionales
Se agrupan en 4 grandes categorías determinadas por la interacción entre las demandas atencionales de la situación
deportiva (correr, nadar, etc.) y la atención/distracción a la sensación que se desea controlar cansancio, dolor. Son las
siguientes:
a) Atención-distracción: el deportista dirige su atención a las demandas deportivas y se distrae del cansancio/dolor.
Debe centrarse intensamente en los estímulos y respuestas que son relevantes para rendir: por ejemplo, la
zancada al correr o el cronómetro; <céntrate en cada pisada=, <en esa bajada me dejó caer y acelero=.
b) Atención-atención: El deportista dirige su atención a las demandas deportivas y, también a las sensaciones de
cansancio/dolor. Debe asociar esas sensaciones al rendimiento deportivo: <estoy cansado, pero voy muy bien=,
<me duelen las piernas, pero un último esfuerzo y llegó=.
c) Distracción-atención: El deportista aparta su atención de las demandas deportivas y atiende a las sensaciones de
cansancio/dolor. Evalúa el grado de cansancio/dolor. Por ejemplo, utilizando una escala de 1-10, transforma esas
sensaciones en sensaciones agradables (imagina que es un masaje) <me duele, pero puedo controlarlo si me
concentro en ese dolor=.
d) Distracción-distracción: El deportista aparta su atención de las demandas deportivas y también del
cansancio/dolor. Se centra en imágenes o pensamientos ajenos a la actividad; se centra en la música que oye en
unos auriculares.

También aquí es importante que el deportista, con la ayuda del psicólogo, elija y perfeccione las técnicas que vaya a
utilizar. Es apropiado que disponga de técnicas en al menos dos de estas categorías para poder combinarlas a lo largo
de la competición.

7.3.3. DETENCIÓN DEL PENSAMIENTO

Una técnica que puede contribuir al control de respuestas cognitivas negativas es la <detención del pensamiento=. El
objetivo de esta técnica es de tener pensamientos perjudiciales, tanto a sucesos pasados sobre los que ya no se puede
hacer nada, como lamentaciones por cosas que están sucediendo, o situaciones futuras amenazantes.

A veces, los pensamientos no son tan claros y lo que predomina son imágenes o sensaciones negativas. En todos estos
casos se puede aplicar la detención del pensamiento.

➢ Características de la detención del pensamiento


La lógica de la técnica se apoya en que un estímulo lo suficientemente potente como para atraer la atención del
deportista, puede servir para provocar que desaparezcan los pensamientos, imágenes o sensaciones que estén
presentes en ese momento. El deportista debe elegir el estímulo que utilizará. Pueden funcionar palabras como ¡STOP!
o ¡BASTA!, un pellizco, un golpe en el muslo, etc. Lo importante es que ese estímulo se aplique con energía, dando una
orden inapelable.
Se trata de eliminar una actividad cognitiva negativa, es importante no solo detenerla sino, además, sustituirla por
otra actividad cognitiva que sea beneficiosa para el deportista. Tras aplicar el estímulo elegido, el deportista debe
utilizar autoinstrucciones que le indiquen dónde debe situar su atención y cómo debe actuar, por ejemplo:
1. Detención del pensamiento: ¡stop!
2. Autoinstrucción: darse una orden con energía para indicar dónde hay que poner la atención en ese momento
<fíjate en la pelota=.
3. Autoinstrucción: darse otra orden sobre la acción a realizar <corre y defiende=.

Cuando hay que aplicar la técnica sin que la competición se detenga conviene que los deportistas tengan una <palabra
clave= que además de contribuir a la detención del pensamiento sirva como autoinstrucción que rápidamente centre
la atención en la acción siguiente, por ejemplo: ¡stop! ¡defensa!

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Fuera de la cancha, el procedimiento es el mismo, tras detener el pensamiento bastará con utilizar autoinstrucciones
que ordenen dónde poner la atención, por ejemplo:

1. Detención del pensamiento: ¡stop!


2. Autoinstrucción: darse una orden con energía para indicar dónde hay que poner la atención en ese momento
<Recuerda con detalle las jugadas buenas que hiciste en ese partido=.
3. Autoinstrucción: o bien, darse una orden para señalar la acción a realizar <ve a la cocina, prepárate un café y
después ponte esa película que tienes prevista=.

➢ Entrenamiento y aplicación de la técnica


Algunos deben seguir un proceso progresivo que incluya todas o algunas de las siguientes fases:
- Elaborar un listado de las situaciones y pensamientos, imágenes o sensaciones en las que convendría aplicar esta
técnica.
- Elegir el estímulo que servirá para detener el pensamiento, imagen o sensación, y las autoinstrucciones que se
emplearán a continuación.
- Utilizando la práctica en imaginación para ensayar la secuencia, el deportista sigue las instrucciones del psicólogo
para situarse mentalmente en la situación que corresponda y tener los pensamientos que se hayan acordado de
antemano; cuando estos aparecen, los verbaliza en voz alta y entonces el psicólogo aplica el estímulo acordado,
por ejemplo, dice: ¡stop! inmediatamente aplica las autoinstrucciones correspondientes: <busca a tu atacante=.
- Igual que en el anterior; pero ahora el deportista no verbaliza los pensamientos, sino que levanta un dedo para
indicar al psicólogo que están presentes; y éste aplica el estímulo para detenerlos y las autoinstrucciones
posteriores.
- Lo mismo, pero ahora es el deportista quien aplica el estímulo para la detención del pensamiento y las
autoinstrucciones en voz alta.
- Lo mismo, pero ahora el deportista aplica el estímulo para la detención del pensamiento y las auto instrucciones
sin expresarlo en voz alta, levantando un dedo cada vez que aplica una de ellas.
- El deportista aplica estas técnicas en vivo, bien en el entrenamiento (y más tarde en la competición) o fuera de la
cancha.

7.3.4. MODIFICACIÓN DE EXPECTATIVAS Y CREENCIAS RÍGIDAS

Las técnicas señaladas pueden ser suficientes para controlar la actividad cognitiva negativa de manera puntual.
Algunas veces es necesario, además, indagar sobre esa actividad negativa para eliminarla o reducirla al máximo. Esas
expectativas y creencias rígidas propician que los deportistas, en coherencia con su contenido, interpreten las
situaciones de manera errónea, provocando una actividad cognitiva negativa acorde con esa interpretación.

Para combatir estos pensamientos, el jugador podría utilizar la detención del pensamiento seguida de
autoinstrucciones, pero es probable que, además, el psicólogo debe intervenir para debilitar esa creencia rígida que
subyace a tales pensamientos.

➢ Respuestas cognitivas y creencias subyacentes


Estamos hablando de actividad cognitiva en diferentes niveles. Por un lado, en la superficie tenemos cogniciones
(pensamientos, imágenes, &) que son una respuesta a un determinado estímulo: el jugador falla (estimulo) y piensa:
<hoy estoy fatal= (respuesta). Por otro lado, bajo la superficie, tenemos expectativas y creencias rígidas (que también
son cogniciones) que no son una respuesta, sino una estructura más estable que afecta a la interpretación del estímulo
y, por tanto, a la respuesta.
A veces, el contenido del pensamiento-respuesta y la creencia es el mismo; otras veces no exactamente, pero siempre
existe una coherencia. El deportista es consciente de los pensamientos-respuesta, aunque no siempre es capaz de
concretarlos con palabras hasta que no lo intenta; en la mayoría de los casos, no es consciente de las creencias,
expectativas e interpretaciones que subyacen a esos pensamientos; aunque con la ayuda del psicólogo, podría serlo.

Cuando así procede, el primer objetivo del psicólogo es ayudar al deportista a explorar en su interior para ser
consciente de esas interpretaciones, y darse cuenta de la influencia que tienen en sus respuestas cognitivas y su
rendimiento. También en sus respuestas fisiológicas.

Muchos deportistas son reacios a participar en este tipo de intervención más invasiva; en numerosos casos no es
necesaria. El psicólogo debe trabajar en la superficie (la experiencia consciente), para neutralizar los pensamientos,
imágenes, etc.; y eso será suficiente casi siempre; y cuando no lo sea solo podrá hacerlo si existe una buena relación
de confianza con el deportista.
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En la terapia psicológica de los trastornos emocionales, este tipo de intervención fue desarrollado por Albert Ellis con
<La Terapia Racional Emotiva= (Ellis, 1992) y Aaron Beck (Beck, 1976) con la <Terapia Cognitiva=.

Esta intervención es delicada, ya que se trata de ahondar en la experiencia interna del deportista.

➢ Características y elementos de la intervención


La intervención para modificar expectativas y creencias rígidas se desarrolla en las sesiones formales entre el
deportista y el psicólogo y a través de tareas que el deportista lleva a cabo en los periodos entre sesiones. En esas
sesiones, el psicólogo debe adoptar un estilo mayoritariamente no directivo, invirtiendo en empatía y haciendo
preguntas no amenazantes; por ejemplo: <¿crees que puede haber alguna otra forma de verlo?=
Se trata de debilitar la rigidez de las expectativas y creencias y flexibilizar las interpretaciones que el deportista hace
de las situaciones. Las preguntas del psicólogo deben ser abiertas, propiciando que el deportista contemple otras
opciones.
El trabajo del psicólogo no es convencer al deportista de algo diferente a lo que cree, espera o interpreta, sino ayudarle
a que comprenda, reflexione, amplíe su punto de vista y busque evidencia.

➢ Detectar interpretaciones, expectativas y creencias

➢ Búsqueda de alternativas
La búsqueda de interpretaciones, expectativas y creencias alternativas incluyen 3 fases:
1. La primera se desarrolla la conversación entre deportista y psicólogo mediante las preguntas abiertas que éste le
hace al deportista <¿crees que puede haber otra forma de interpretarlo?=
2. La segunda incluye las tareas de búsqueda de evidencia que el deportista debe realizar en el período posterior a
la sesión <¿qué te parece si hablas con el entrenador y se lo preguntas?=
3. La tercera vuelve al término de la conversación en la sesión siguiente <Me dices que, tal y como habíamos
quedado, hablaste con el entrenador&= ¿Crees que eso que te ha dicho te aporta alguna evidencia?

➢ Resumen del procedimiento que puede seguir el psicólogo


- Decidir si procede profundizar las interpretaciones, expectativas y creencias que subyacen a la experiencia
consciente <situación-respuesta=.
- Establecer una relación de confianza y colaboración recíprocas que predispongan al deportista a trabajar con el
psicólogo para explorar interpretaciones, expectativas y creencias.
- En las sesiones con el deportista, utilizar explicaciones y preguntas abiertas que ayuden a reflexionar y no sean
amenazantes, complementarlo con tareas que el deportista debe realizar en unos periodos entre sesiones y
aprovechar estas tareas como punto de partida de la siguiente sesión.
- Explicar al deportista el razonamiento que justifica esta intervención, y ayudarlo a detectar y verbalizar
interpretaciones, expectativas y creencias relacionadas con la situación en cuestión.
- Proponer al deportista que genere posibles interpretaciones, expectativas y creencias alternativas (aunque no
creo mucho en ellas) y qué de momento las acepte, al igual que las suyas actuales, como hipótesis que necesitan
una comprobación.
- Proponer al deportista que busque datos que puedan servir como evidencia de las interpretaciones, expectativas
y creencias, tanto de las suyas actuales como de las posibles alternativas.
- Utilizar la evidencia o falta de evidencia para hacer nuevas preguntas que ayuden al deportista a reflexionar y
llegar a conclusiones.
- Si se concluye que las interpretaciones, expectativas y/o creencias actuales tienen una base objetiva (algo que el
psicólogo no debe descartar), se debe ayudar al deportista a reflexionar sobre la gravedad de las consecuencias y
explorar cómo se puede aliviar la situación, controlar la respuesta y/o paliar las consecuencias desfavorables.
- Sí, por el contrario, el deportista, duda sobre la objetividad de sus interpretaciones, expectativas o creencias y,
por tanto, las flexibiliza o rechaza, se podrá asumir que la intervención ha sido útil para modificar estas cogniciones
subyacentes y, de esa manera, eliminar o aliviar el impacto de la situación en la respuesta.

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TEMA 9: INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN LA COMPETICIÓN (I)

9.1. PLANTEAMIENTO GENERAL

En el deporte de alto rendimiento los resultados son el fin que justifica todo el esfuerzo logístico y deportivo de los
deportistas, entrenadores, directores y todos aquellos que, aportan su contribución; por lo que tienen una enorme
trascendencia, ya que de ellos dependen los contratos, los patrocinadores, el prestigio y la satisfacción y
autorrealización personal.

Todas estas características propician que sea una situación potencialmente motivante y estresante en la que el
funcionamiento psicológico de los deportistas adquiere una importancia decisiva.

El objetivo de la intervención psicológica en el contexto de la competición es ayudar a optimizar el funcionamiento


mental de los deportistas para que puedan rendir al máximo de sus posibilidades. Estarán determinadas por el nivel
deportivo que hayan adquirido, su estado de forma actual, los rivales a los que deben enfrentarse y, en ocasiones,
condiciones ambientales que pueden influir en su rendimiento, pero sean las que sean esas posibilidades, si los
deportistas funcionan bien psicológicamente, es mucho más probable que rindan al máximo en lugar de hacerlo por
debajo de lo que podrían.

Para que los deportistas funcionen bien psicológicamente cuando llega la hora de competir, deben tener una
motivación alta pero controlada y, sobre todo, una autoconfianza elevada y sólida. La motivación dependerá del valor
que se le dé al desafío de competir y al interés por el resultado; también estará vinculada a la percepción de que se
dispone de recursos para afrontar ese desafío y alcanzar ese resultado: la autoconfianza. Esta es clave para neutralizar
el estrés presente antes y durante la competición. Los deportistas deben autorregular su activación para competir en
su nivel de activación óptimo y centra su atención en los estímulos externos e internos que favorezcan a su
rendimiento.
9.2. CARACTERÍSTICAS DEL PROGRAMA DE COMPETICIONES

Lo primero que debe conocer el psicólogo son las características del programa de competiciones de los deportistas
con los que trabaja y debe tener en cuenta lo siguiente:

- El periodo de la temporada deportiva.


- La cantidad de competiciones; ya que no son las mismas las necesidades de un deportista que tiene que competir
sesenta veces que las de otro que solo compite cuatro o cinco veces.
- La ubicación y proximidad de las competiciones en el calendario de la temporada. La proximidad de las
competiciones es un elemento crucial para poder detectar las necesidades psicológicas de los deportistas e
intervenir en consecuencia.
- La transcendencia de cada competición.
- Las características especiales de competiciones concretas; como pueden ser: competiciones frente a rivales muy
tradicionales, contra los antiguos compañeros, en la ciudad de origen, etc.

Estos apartados se deben contemplar interactuando entre sí. Por ejemplo, es importante considerar la proximidad de
las competiciones junto a su transcendencia para detectar necesidades psicológicas que puedan ser muy influyentes
en el rendimiento de los deportistas. El conocimiento y estudio apropiado del programa de competiciones debe ayudar
a identificar:

- Los períodos de la temporada de mayor sobre esfuerzo y desgaste psicológico por la transcendencia de la
competición.
- Las competiciones más y menos motivantes/estresantes.
- Los momentos de mayor riesgo de sobre activación o baja activación.
- Los posibles resultados deportivos con un mayor impacto en el estado psicológico posterior.

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9.3. PERIODOS PRE, DURANTE Y POST COMPETICIÓN

El ámbito de la competición abarca al tiempo que dura la misma (el durante) y los periodos previos y posteriores (pre
y post) que tienen una relación directa con la experiencia competitiva. En cada uno de estos tres períodos, el
funcionamiento psicológico de los deportistas tiene necesidades específicas. El psicólogo debe:

a) Conocer cuáles son y cómo interactúan en su deporte estas necesidades.


b) Observar cómo están atendidas tales necesidades (que convendría cambiar).
c) Partiendo de lo anterior, favorecer que en cada periodo (pre, durante y post) se apliquen las estrategias que
contribuyan a optimizar el rendimiento en la competición.

9.3.1. ANTES DE LA COMPETICIÓN

Los deportistas y sus entrenadores se centran en la actuación que tendrá lugar en la competición inmediata:
preparando objetivos, anticipando dificultades, tomando decisiones y ensayando estrategias. Desde ese momento, en
el que se supone que todo está a punto, todavía queda un espacio de tiempo (uno o varios días, a veces menos) hasta
que esa competición comienza; es clave que en ese periodo el deportista funcione bien para llegar al inicio en las
mejores condiciones físicas y psicológicas. Se trata de un período previo al inicio de la competición que ya se encuentra
en el ámbito de esta, extendiéndose desde el momento en que finaliza el entrenamiento propiamente dicho, hasta el
mismo instante de empezar a competir.

¿Cuándo comienza el período previo a la competición, diferenciándose del período de entrenamiento? No existe una
regla fija, en general cuando se compite con mucha frecuencia (uno o dos partidos a la semana) el período pre puede
comenzar un día antes. Y si se compite poco varios días antes.

El período pre incluye dos subperíodos de características diferentes:

a) El que se extiende desde la finalización del período de entrenamiento hasta que el deportista inicia el tramo final
hacia la competición.
b) Desde ese momento, hasta que la competición empieza.

9.3.2. DURANTE LA COMPETICIÓN

El período que abarca la duración de la competición incluye tres tipos de subperíodos:

a) Los períodos de participación activa.


b) Los períodos de pausa.
c) Los períodos de participación activa de intensidad menor.

Las demandas de cada uno de estos subperiodos son diferentes y por tanto, también son diferentes las necesidades
psicológicas y las estrategias y técnicas de intervención.

9.3.3. DESPUÉS DE LA COMPETICIÓN

El ámbito de la competición no termina en el momento en que finaliza esta, sino que también abarca un período post
en el que los deportistas sufren el desgaste realizado y el impacto emocional de lo ocurrido, tienen que evaluar su
actuación para obtener el máximo beneficio de su participación y, según sea la proximidad de la siguiente competición,
deben reaccionar para conseguir de nuevo el estado físico y mental más apropiado.

Cuando el evento siguiente está muy cerca el período post puede coincidir con el período pre de la competición
inmediata, por lo que adquiere una gran importancia la transición apropiada de un periodo a otro. ¿Cuándo termina
el período post y empieza el pre? En función del tiempo disponible y la necesidad y prioridad de prestarle mayor o
menor atención a ese post y a ese pre. Es importante que ese límite entre uno y otro esté claro, ya que de otra forma
es muy probable que el impacto de la primera competición perjudique a la preparación del deportista para competir
en la siguiente.

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La intervención psicológica en el período post está plenamente justificada, puede ayudar a los deportistas en varias
facetas muy relevantes que constituyen sus necesidades de ese momento:

a) Controlar el impacto emocional de la competición.


b) Recuperarse física y mentalmente del desgaste realizado.
c) Evaluar lo sucedido y obtener el máximo provecho con vistas al futuro.
d) Reaccionar con la rapidez necesaria para poder afrontar debidamente la competición siguiente.

9.4. INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN EL PERÍODO PREVIO

El objetivo del período previo a la competición es conseguir que los deportistas lleguen al inicio de la misma en las
mejores condiciones físicas y psicológicas, debiendo considerarse los dos superiores señalados anteriormente:

a) El primero se extiende desde la finalización del período de entrenamiento hasta que el deportista emprende el
último tramo hacia el inicio de la competición.
b) A partir de este momento y hasta que la competición comienza.

Las necesidades del primer subperíodo se pueden organizar en tres grandes parcelas:

1. El acondicionamiento apropiado para el sobreesfuerzo físico y mental al que estará sometido el deportista durante
la competición.
2. La puesta a punto; tanto técnica como estratégica.
3. El fortalecimiento de la autoconfianza (variable psicológica habitualmente más prioritaria en este momento) y la
aplicación de otras estrategias para controlar el estrés propio de este periodo.

Interactuando con las actividades habituales de los deportistas en este periodo, la intervención psicológica puede
contribuir a satisfacer esas necesidades centrándose en:

- La planificación de actividades.
- La programación del tiempo.
- El control del estrés, la motivación y sus efectos.
- La conciliación del sueño.
- La planificación y control de la actividad deportiva.
- La actuación del entrenador.
- La preparación personal de los deportistas.

9.4.1. PLANIFICACIÓN DE LAS ACTIVIDADES

El primer objetivo de la intervención consiste en considerar y planificar todas las actividades que el deportista deba
realizar en este periodo. Esta tarea la asumen los entrenadores, puede observar si están presentes todas las
actividades necesarias y asegurarse de que están convenientemente programadas en el tiempo; se suelen contemplar
actividades como las siguientes:

- Entrenamientos deportivos de carácter suave que el deportista debe realizar para estar a punto.
- Reuniones para hablar de la estrategia en la competición.
- Actividades de ocio para distraer la atención de los deportistas y mantener bajo su nivel de activación.
- Actividades de funcionamiento normal que se deben realizar apropiadamente: descansar, dormir, comer con
tranquilidad, etc.
- Actividades específicas para la preparación psicológica.
- Actividades como ruedas de prensa, sesiones fotográficas, etc. que sean inevitables.

9.4.2. PROGRAMACIÓN DEL TIEMPO

Uno de los objetivos de la programación del tiempo en este periodo es que los deportistas se adapten al horario que
deberán seguir el día de la competición; para eso es conveniente reproducirlo en lo posible en los días anteriores.

La programación del tiempo debe ayudar a regular el funcionamiento apropiado de los deportistas en este periodo
tan decisivo. Resulta adecuado dejar espacios de tranquilidad para que los deportistas puedan desconectar y preparar
su actuación.

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Es especialmente relevante que el deportista pueda llevar a cabo su preparación mental de la competición;
combinando momentos programados para pensar en la competición y otros momentos para descansar y está relajado.

9.4.3. CONTROL DEL ESTRÉS, LA MOTIVACIÓN Y SUS EFECTOS

El estrés incontrolado aumenta la probabilidad de que se produzcan lesiones o infecciones que impidan o deterioren
su participación en la competición.

El problema que provoca una sobre activación perjudicial en este periodo es el exceso de motivación. El deportista
está hiper motivado por competir y triunfar en la competición, y eso provoca que esté sobre activado, funcione peor
y tenga un desgaste de energía mental.

El estrés y el exceso de motivación se pueden prevenir y aliviar mediante estrategias de funcionamiento general y
habilidades personales que se hayan desarrollado en los períodos de entrenamiento y, llegado este momento, pueden
ser controlados con estrategias como las siguientes:

- Explorar las expectativas de los deportistas (qué esperan que suceda) y, tanto a través de las charlas del entrenador
como de las conversaciones con el psicólogo, ayudarles a que éstas sean realistas sin dejar de ser atractivas.
- Gestionar las situaciones y conductas potencialmente estresantes que pueden estar presentes en este periodo
(ruedas de prensa), mediante una buena planificación de actividades y una adecuada programación del tiempo.
- Controlar los pensamientos estresantes que se pueden presentar en estos momentos. Se pueden emplear técnicas
como la detención del pensamiento, las autoinstrucciones, la concentración en pensamientos alternativos.
- Derivar la atención mediante actividades que favorezcan la distracción. Aquí la planificación de actividades y la
programación del tiempo son estrategias fundamentales.
- Disminuir el nivel de activación que pueden provocar el estrés o el exceso de motivación, mediante técnicas de
relajación o autodiálogos.
- Potenciar la autoconfianza para contrarrestar al estrés; fortalecer una mayor percepción de control sobre la
situación de competición.

El estrés inherente a la situación estresante es difícil de eliminar o aliviar si se trata de una competición de <ganar o
morir=. En general en el deporte de alto rendimiento el estrés inherente a la competición casi siempre está presente
y es muy difícil eliminarlo, pero se puede aislar de otras fuentes de estrés para que no aumente y resulte más fácil
gestionarlo mediante las medidas señaladas.

9.4.4. CONCILIACIÓN DEL SUEÑO

Es muy importante dormir antes de competir y programar apropiadamente las horas de sueño. Sin embargo, muchos
deportistas de élite tienen dificultades para dormirse. Es un problema que se puede paliar mediante técnicas
psicológicas (Buceta y Bueno, 2019b). Si el problema del insomnio es crónico, conviene que el deportista trabaje con
un psicólogo clínico; pero si se limita a los periodos previos y posteriores a la competición, es suficiente que aprenda
algunas técnicas de autoaplicación sencillas. Circunstancias que dificultan el sueño en la noche o noches anteriores a
una competición:

- El exceso de activación física y/o mental antes de acostarse.


- Dormir a otras horas en exceso.
- Realizar en la cama una actividad incompatible con dormir.
- Realizar intentos <desesperados= por dormirse; paradójicamente que no puede hacer para dormirse es lo
contrario: no intentarlo, al menos, activamente. Cuanto más se intenta, más se activa el organismo y más difícil es
dormirse.
- Preocuparse o enfadarse por no dormirse.

Considerando estas circunstancias, se pueden aplicar las siguientes técnicas:

- Programar bien el tiempo.


- No dormir durante el día en exceso.
- Practicar la relajación.
- Evitar actividades activadoras en la cama.
- Controlar pensamientos perjudiciales.
- Reajustar las propias creencias respecto al comportamiento de dormir.

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9.4.5. PREPARACIÓN Y GESTIÓN DE LA ACTIVIDAD DEPORTIVA

- Introducir habilidades nuevas o realizar correcciones significativas sobre aspectos técnicos.


- Acentuar los aciertos y los errores en los ejercicios de precisión.
- Realizar ejercicios que conlleven una presión psicológica.
- En los deportes de equipo, exponer a los deportistas a situaciones que puedan alterar la unidad y la buena armonía
interna que deben predominar en el equipo en estos momentos.

En algunos deportes se puede emplear, para repasar con brevedad los aspectos estratégicos más relevantes del
partido, pero teniendo en cuenta las directrices básicas señaladas; de forma que se fortalezcan tanto su concentración
como su percepción de control y, como consecuencia, su autoconfianza.

Se debe controlar la tendencia de algunos deportistas a sobreentrenar por su cuenta en estos momentos previos.

9.4.6. ACTUACIÓN DEL ENTRENADOR

El entrenador debe estar tranquilo, mostrar calma y naturalidad, apartar la atención de detalles insignificantes, utilizar
técnicas para controlar su ansiedad en privado, no abusar de las reuniones con los deportistas, ser breve y centrarse
en lo que es prioritario y no querer hacer cosas que no se hayan hecho antes.

Este es uno de los momentos en los que un entrenador puede beneficiarse más de tener al lado a un psicólogo con el
que pueda hablar y expresar sus temores, sus dudas, sus sensaciones y cualquier emoción; del que, para conseguir el
mejor estado psicológico de los deportistas, puede recibir asesoramiento sobre cómo organizarse y actuar, incluyendo
entrenamientos, sesiones de video, charlas, etc.

9.4.7. PREPARACIÓN PERSONAL DEL DEPORTISTA

En este periodo es importante que los deportistas dediquen un tiempo a preparar su actuación individual en la
competición. Se puede realizar mediante un método sencillo que permita hacerlo de manera ordenada y en poco
tiempo, y favoreciendo que dispongan de bastante tiempo para desconectar. Este método sencillo se debe adaptar a
las características de cada deporte, incluye cuatro apartados:

1. Establecimiento de objetivos prioritarios.


2. Elaboración de planes atencionales (no siempre).
3. Anticipación de dificultades interferentes más probables.
4. Elaboración de planes alternativos para afrontar las dificultades.

Aunque se trata de un método diseñado para la preparación personal de cada deportista, también se puede utilizar
para prepararse a nivel colectivo.

➢ Establecimiento de objetivos prioritarios


En primer lugar, el deportista debe establecer cuáles son sus objetivos prioritarios en esa competición, centrándose
en objetivos de realización u objetivos de resultado muy relacionados con su propia actuación. Deben ser pocos y
referirse al rendimiento del deportista en las cuestiones más prioritarias; el deportista debe tener en cuenta las
directrices del entrenador, y en los deportes colectivos, establecer objetivos que sean coherentes con la estrategia
común. Por ejemplo, anticiparse en defensa o buscar la oportunidad de subir a la red.
En deportes como el baloncesto puede ser interesante que el deportista establezca 3 tipos de objetivos:
1. Relacionados con el ataque.
2. Vinculados a la defensa.
3. En relación con cualquier otro apartado, como puede ser el calentamiento, el autocontrol mental, etc.

Una buena sugerencia es que el jugador establezca entre tres y cinco objetivos prioritarios antes de cada partido,
pudiendo incluir uno, como mínimo en cada categoría.

➢ Elaboración de planes atencionales


En relación con los objetivos prioritarios, se deben concretar planes atencionales que favorezcan la consecución de
tales objetivos: ¿Dónde debo poner mi atención para realizar con éxito la acción que he establecido cómo objetivo
prioritario?

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Para elaborar correctamente los planes atencionales partiendo de los objetivos prioritarios, se deben definir los
estímulos a los que el deportista debe atender para que aumente la probabilidad de alcanzar tales objetivos. Estos
estímulos pueden ser externos o internos (pensamientos o sensaciones). En deportes e interacción con compañeros
y/o adversarios suelen ser más apropiados los estímulos externos; y en los que la interacción no existe (halterofilia)
pueden ser internos o externos. Es importante que esos estímulos sean precisos y fácilmente identificables en la
competición.
Si el plan atencional está bien elaborado, la identificación de esos estímulos discriminativos en la competición
favorecerá que el deportista actúe (es decir, ejecuten las acciones que constituyen sus objetivos de realización) casi
de manera automática (estímulo-respuesta) y eso le acercará al resultado deseado.

➢ Anticipación de dificultades interferentes más probables


Tras establecer los objetivos prioritarios y elaborar los planes atencionales, se deben anticipar las dificultades más
probables que podrían interferir en el funcionamiento de los deportistas. Tienen que ver con la presencia de
circunstancias diferentes a las que se habían previsto cuando se establecían los objetivos prioritarios y planes
atencionales.
Las dificultades también se pueden relacionar con interferencias atencionales. En este caso, los objetivos prioritarios
y planes atencionales seguirán siendo los mismos, pero el deportista tendrá que reaccionar lo antes posible
recuperando el enfoque atencional apropiado. No se pueden anticipar todas las dificultades posibles, debiendo
centrarse el deportista en las que considere más relevantes.
El trabajo más amplio e intenso de anticipación de dificultades debe realizarse en el marco del entrenamiento, donde
al encontrarse está más lejos, se pueden analizar con detalle todas las posibles dificultades y ensayar con detenimiento
la actuación de los deportistas para neutralizarlas.

➢ Elaboración de planes alternativos para afrontar las dificultades


La anticipación de dificultades debe conducir a la elaboración de planes para el caso de que éstas se presenten; y eso
supone, tener previstos objetivos prioritarios y/o planes atencionales alternativos; estos planes pueden incluir:
- El cambio de objetivos prioritarios.
- El cambio de planes atencionales, utilizando ahora nuevos estímulos discriminativos.
- El reenfoque atencional en los mismos estímulos discriminativos.

Al igual que sucede con la anticipación de dificultades, los planes alternativos más previsibles se deben ensayar en el
entrenamiento. En el momento previo a la competición solo recordarlos, y como mucho repasarlos mínimamente en
imaginación.

Los planes alternativos constituyen un recurso que sí es percibido por el deportista como un elemento valioso del que
puede disponer para controlar las dificultades de la competición, sirve para neutralizar el estrés y fortalecer la
autoconfianza.

➢ Planteamiento global
El establecimiento de objetivos prioritarios, la elaboración de planes atencionales, la anticipación de dificultades
probables y la previsión de planes alternativos, constituyen estrategias que el deportista debe coordinar cuando realiza
su plan personal de actuación en la competición.

➢ Ensayo la imaginación de los objetivos prioritarios y planes atencionales


Como complementos pueden utilizar la práctica en imaginación para ensayar las acciones señaladas como objetivos
prioritarios. La práctica en imaginación puede incluir una secuencia como la siguiente:
1) Ejercicios de relajación para conseguir un estado de relajación profunda o semi-profunda que facilite el trabajo en
imaginación.
2) Una vez relajado, el deportista debe situarse mentalmente en la situación antecedente donde debe producirse la
acción que desea ensayar.
3) Cuando tenga clara la imagen anterior, el deportista debe identificar el estímulo discriminativo concreto que
corresponda a su plan atencional.
4) En cuanto identifique el estímulo discriminativo de su plan de atencional, debe ensayar la conducta-objetivo.
5) Después debe volver a situarse en la situación antecedente y repetir la misma secuencia; y así durante un minuto
aproximadamente.

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➢ Ensayo en imaginación de los planes alternativos


Se pueden ensayar en imaginación los planes alternativos, aunque se recomienda que solo se haga respecto a alguna
dificultad que se considere decisiva y muy probable, y no haya sido suficientemente trabajada con anterioridad.
En general es poco aconsejable que se ensayen planes alternativos relacionados con dificultades de funcionamiento
propio, pues la exposición a este tipo de dificultades es la que puede resultar más perjudicial. El riesgo suele ser menor
cuando se trata de dificultades relacionadas con cambios ajenos al propio deportista.
Cuando se decida utilizar el ensayo la imaginación de los planes alternativos, convendrá considerar que las imágenes
que correspondan al ensayo del plan predominen sobre las que se refieran a la dificultad interferente que dé lugar a
la utilización de dicho plan, de forma que prevalezcan imágenes asociadas al control de la situación en lugar de
imágenes relacionadas con la pérdida de control. Aquí, la aplicación del ensayo imaginación puede seguir una
secuencia como la siguiente:
1) Realizar los ejercicios previos a la relajación.
2) Una vez relajado, situarse mentalmente en la situación antecedente correspondiente.
3) Una vez situado, imaginarse la dificultad de interferente; esta debe servir como estímulo discriminativo para
imaginar la aplicación del plan alternativo.
4) Aplicar en imaginación el plan alternativo.
5) Volver a situarse en la situación antecedente y repetir la misma secuencia; y así durante aproximadamente 30
segundos.

En ocasiones el ensayo la imaginación de los planes alternativos puede incluir el uso de autoinstrucciones.

➢ Imaginación de sensaciones positivas


Las sesiones de ensayo la imaginación en los días/horas anteriores al inicio de la competición pueden finalizar con la
imaginación de sensaciones positivas relacionadas con esa competición.
Estos ejercicios son sobre todo útiles cuando el deportista previamente haya fortalecido su autoconfianza. Sin
embargo, un deportista que perciba que no controla la situación y que por tanto no confíe en sus recursos, difícilmente
podrás solucionar este problema mediante la imaginación de sensaciones positivas; es probable que al intentarlo se
sienta todavía más inseguro, pues le costará imaginarse sensaciones que no respondan a la realidad.

➢ Recordatorio de Experiencias pasadas


También contribuye al fortalecimiento de la autoconfianza recordar experiencias de éxito en competiciones pasadas
similares a la competición actual. Recordar experiencias reales que aumenten su percepción de control sobre la
competición actual.

9.5. INTERVENCIÓN EN EL TRAMO FINAL PREVIO A LA COMPETICIÓN

Este periodo comienza cuando el deportista inicia el último tramo que le conduce a la competición: en el hotel o en
casa antes de salir a competir, o como muy tarde, cuando llega a las instalaciones y comienza o continúan sus rutinas
previas.

El objetivo de la intervención en este su periodo es que el deportista actúe con la precisión y eficacia que requiere un
momento tan delicado e influyente en su rendimiento posterior, incluyendo que regule su nivel de activación y
Controle su atención para poder llegar al inicio de la competición en las condiciones físicas y psicológicas óptimas. La
intervención psicológica en este subperiodo puede situarse en los siguientes apartados:

- Planificación y realización de rutinas.


- Programación del tiempo.
- Control de situaciones relevantes.
- Autorregulación del nivel de activación.
- Control de la atención.
- Repaso de los objetivos prioritarios.

9.5.1. PLANIFICACIÓN Y REALIZACIÓN DE RUTINAS

Estrategia fundamental que consiste en planificar rutinas que constituyen el funcionamiento del deportista hasta el
inicio de la competición. Este patrón debe ser flexible para poder adaptarse a las circunstancias específicas de cada
competición. el trabajo del psicólogo consiste en preparar al deportista para que adquiera una pauta de
funcionamiento rutinario eficaz, pero también acepte y controle la presencia de circunstancias interferentes que le
obliguen a alterar esta pauta sin que se resienta su puesta a punto final.
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Es uno de los momentos en los que más se deben tener en cuenta las diferencias situacionales e individuales.

En algunos deportes los deportistas deben compartir parte de este período previo con sus adversarios; esta es una
circunstancia que se debe tener muy en cuenta cuando se programan las rutinas.

9.5.2. PROGRAMACIÓN DEL TIEMPO

La planificación de rutinas se debe completar con la programación del tiempo para cada actividad. Para realizar esta
tarea es aconsejable comenzar a calcular el tiempo hacia atrás; comenzando por la hora en la que tiene que comenzar
la competición y retrocediendo hasta programar todas las actividades en el horario apropiado.

En los deportes de equipo y de pareja es importante organizar el tiempo teniendo en cuenta que se puedan atender
tanto a las rutinas colectivas como las individuales, y que estas últimas, no interfieran entre sí.

9.5.3. CONTROL DE SITUACIONES RELEVANTES

Es conveniente anticipar las situaciones que puedan ser relevantes y adoptar una estrategia eficaz para controlarlas.
El psicólogo debe identificar las situaciones-problema que pueden alterar el funcionamiento de los deportistas y
sugerir y ayudar a aplicar medidas para controlarlas.

El establecimiento de normas que ayuden a controlar situaciones potencialmente interferentes se debe realizar con
antelación, puedes hacerlo in situ puede ser ineficaz y provocará el malestar de los deportistas. Las normas se deben
establecer antes de que afecten a alguien en particular, explicándose con claridad en qué consisten, cuál es su
propósito y cómo se tendrán que aplicar.

9.5.4. AUTORREGULACIÓN DEL NIVEL DE ACTIVACIÓN

Es conveniente que entre sus conductas rutinarias incluyan la autoobservación, evaluación, y si procede,
autorregulación de su activación.

Este proceso de autoobservación, autoevaluación y autorregulación, tan decisivo en estos momentos, solo se puede
realizar si los deportistas han sido entrenados previamente para ello. Es conveniente simplificar el proceso de forma
que sea muy viable aplicarlo.

➢ Check-points
En cada uno de estos tres puntos de control, el deportista debe evaluar su nivel de activación y observar si se encuentra
en el nivel óptimo o bien por debajo o por encima de este, teniendo en cuenta cuál debe ser ese nivel en cada uno de
los puntos de control para poder llegar en el nivel apropiado cuando la competición comience. <Para poder estar en
mi nivel óptimo cuando comience el partido, mi nivel óptimo ahora, antes del calentamiento, debería ser X=.

➢ Técnicas de autoaplicación
Para autorregular el nivel de activación, las circunstancias de la situación exigen que se utilicen técnicas de aplicación
sencilla, rápida y con efectos inmediatos, como pueden ser: pensamientos activadores o que disminuyan la activación,
ejercicios breves de relajación o respiración, autoinstrucciones y autoafirmaciones con el contenido apropiado, centrar
la atención en las rutinas.
El objetivo no es eliminar del todo o reducir al mínimo la activación, sino conseguir que disminuya (o aumente) hasta
situarse en el nivel óptimo. También hay que considerar que las estrategias de autorregulación habrá que aplicarlas
en presencia de otras personas (compañeros, adversarios, publico) por lo que la discreción es clave.

9.5.5. CONTROL DE LA ATENCIÓN

En la misma dirección, los deportistas deben controlar su atención para conseguir dos objetivos:

1. Realizar mejor las actividades (rutinas) que corresponden a este período (atender a las instrucciones del
entrenador; ejecutar los ejercicios de calentamiento, etc).
2. Controlar, por esta vía, el nivel de activación (evitando o neutralizando pensamientos estresantes y centrando la
atención en estímulos que permitan la autorregulación).

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Los deportistas deben conocer los estímulos concretos a los que tienen que dirigir su atención en cada momento. Es
conveniente que domine la aplicación de técnicas que les ayuden a controlar posibles pensamientos interferentes:
mediante una combinación que puede incluir la detención del pensamiento, autoinstrucciones y centrar la atención
en estímulos relacionados con la tarea presente.

También es importante que los entrenadores contribuyan al control de la atención de los deportistas.

9.5.6. REPASO DE LOS OBJETIVOS PRIORITARIOS

El repaso de objetivos prioritarios, con o sin practican imaginación, puede ayudar a los deportistas por tres vías:

- Aumentando su perfección del control y, como consecuencia de eso, fortaleciendo su autoconfianza.


- Desviando su atención de estímulos irrelevantes e interferentes, y centrándola al máximo en las acciones propias.
- Preparándolos para ejecutar las acciones concretas que corresponden a su rendimiento.

El conjunto de estas estrategias y técnicas contribuye a optimizar la puesta a punto final de los deportistas en los
momentos inmediatos a su participación en la competición.

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TEMA 10: INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN LA COMPETICIÓN (II)

10.1. INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA DURANTE LA COMPETICIÓN

Este período incluye 3 tipos de subperíodos:

- Períodos de <participación activa=: los deportistas se encuentran involucrados activamente en sus tareas de
rendimiento. Algunas especialidades de corta duración (por ejemplo, las carreras de velocidad) solo tienen
periodos de este tiempo; pero la mayoría de los deportes los alternan con periodos de pausa y/o períodos de
participación activa pero de intensidad menor.
- Periodos de <pausa= entre periodos de participación activa: la actividad de la competición se detiene por un
tiempo más o menos prolongado (por ejemplo, el descanso de un partido de fútbol) o, en algunos deportes,
cuando un deportista en concreto no interviene en los períodos de participación activa.
- Períodos de <participación activa de intensidad menor=: las demandas de la actividad son mínimas, permitiendo
que los deportistas puedan <tomarse un respiro= antes, después o entre periodos de intensidad mayor (por
ejemplo, muchos momentos de una etapa ciclista de varias horas).

10.1.1. PERÍODOS DE PARTICIPACIÓN ACTIVA

Los deportistas deben afrontar las demandas que decidirán el resultado de la competición, constituyen momentos
decisivos donde tienen que mostrar su mejor rendimiento. Su funcionamiento durante estos períodos incluye,
distintos tipos de acciones que se pueden encuadrar en las siguientes categorías:

- Conductas posicionales y atencionales que les permitan estar alerta respecto a las acciones de sus rivales u otros
estímulos discriminativos.
- Toma de decisiones que impliquen una iniciativa propia. Con independencia de su resultado, las decisiones serán
apropiadas si los estímulos discriminativos que estén presentes aconseja la iniciativa adoptada y los deportistas
eligen las acciones adecuadas.
- Toma de decisiones que impliquen una reacción a una acción previa de un deportista rival.
- Acciones de ejecución deportiva en función de las decisiones adoptadas

Para ser eficaz, el funcionamiento de los deportistas durante los períodos de participación activa debe ser
prácticamente <automático=. Debiendo ser capaces de decidir y actuar con rapidez, seguridad y acierto sin detenerse
a pensarlo.

➢ Activación y atención
En los períodos de participación activa, dos variables psicológicas resultan determinantes: el nivel de activación y la
atención.
El nivel de activación óptimo facilita que los deportistas puedan estar alerta, tomen decisiones apropiadas y ejecuten
las acciones que correspondan con la máxima eficacia y el mínimo esfuerzo mental consciente.
Que al comenzar cada periodo se encuentren en su nivel óptimo, ya que iniciado este periodo las exigentes demandas
de las tareas deportivas requerirán que se centren en ellas exclusivamente, dificultando cualquier actividad de
autorregulación de la activación.
Muchos deportistas y psicólogos se han referido al nivel de activación óptimo en estos periodos, señalando que se
trata de un <estado de fluidez= En el que predominan la concentración absoluta en la tarea deportiva, percepción del
dominio de la situación y el funcionamiento automático.
El nivel de activación óptimo favorece el estado atencional ideal para rendir.

➢ Situaciones interferentes
Además de comenzará cada periodo de participación activa en el nivel de activación óptimo, deben mantener ese nivel
durante todo el periodo, evitando situaciones interferentes. Estas situaciones pueden ser de carácter externo o
interno.
Las de carácter externo son situaciones observables cuyo impacto dependerá de la valoración subjetiva y el control
que cada deportista haga y tenga sobre ellas: acciones de los rivales, decisiones de los árbitros, conductas del
entrenador, etc.
Las de carácter interno ocurren en el interior del deportista, provocadas, o no, por situaciones externas: pensamientos,
imágenes, sensaciones, etc.
Una situación interferente bastante frecuente son los errores que los deportistas cometen.

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En los deportes en los que el entrenador puede intervenir desde la banda o la grada, también su actuación puede ser
una situación interferente si da instrucciones durante los períodos de participación activa que puedan alterar el nivel
de activación óptimo.

➢ Valoraciones subjetivas de los deportistas


Las posibles situaciones interferentes tienen un mayor o menor impacto en función de la interpretación que los
deportistas hagan de ellas. En bastantes casos, la interpretación que los deportistas hacen de su propio rendimiento
puede resultar muy estresante si perciben que no responde a sus expectativas previas; y por eso es importante, en la
medida posible, controlar esas expectativas antes de comenzar la competición.
La discrepancia estresante entre expectativas previas y rendimiento percibido también se puede producir respecto al
coste-beneficio.

➢ Situaciones específicas potencialmente estresantes


El estudio de las situaciones potencialmente interferentes en cada deporte constituye una de las funciones más
importantes de los psicólogos en el deporte de alto rendimiento, pues a partir de aquí, se podrá evaluar su impacto
específico en cada deportista o equipo.
Dos situaciones relevantes en muchas especialidades deportivas son: el resultado actual, de ese momento, y el tiempo
que resta para terminar.
En las especialidades deportivas sin un tiempo limitado las situaciones más estresantes se suelen producir con el
marcador igualado cerca del final de cada set o del partido.

➢ Características de la intervención en los períodos de participación activa


La intervención psicológica en los períodos de participación activa debe considerar y adaptarse a las siguientes
condiciones propias de estos períodos:
- Son periodos continuos, sin interrupciones.
- Las demandas de rendimiento son exigentes y urgentes.
- Los deportistas deben funcionar al máximo nivel posible de manera automática.
- Pueden presentarse situaciones interferentes que perjudiquen al rendimiento.
Estas condiciones plantean que la intervención se debe realizar con antelación a estos periodos, y que muchos
problemas que perjudican al rendimiento se tienen que corregir en periodos de pausa o intensidad menor. Los
objetivos de la intervención son los siguientes:
- Preparar a los deportistas para que lleguen a los períodos de participación activa en el nivel de activación óptimo,
aplicando las estrategias y técnicas correspondientes en el período previo al inicio de la competición y en los
periodos de pausa inmediatos anteriores a cada periodo de participación activa.
- Condicionar estados de activación y conductas atencionales apropiadas a los estímulos que estén presentes en los
períodos de participación activa (por ejemplo: mediante ensayos repetidos en imaginación).
- Eliminar situaciones ambientales que puedan interferir con el funcionamiento óptimo (siempre que sea posible).
- Preparar a los deportistas para habituarse y controlar situaciones externas e internas interferentes; exponiéndolos
a esas situaciones y condicionando las respuestas apropiadas a estímulos discriminativos relevantes.
- Debilitar el impacto perjudicial que pueden producir las situaciones interferentes, modificando la interpretación
subjetiva que los deportistas hacen de ellas y de sus efectos.
- En los períodos de pausa y/o de intensidad menor, utilizar técnicas apropiadas para corregir el funcionamiento
defectuoso durante los períodos anteriores de participación activa.

➢ Condicionamiento clásico
Puede haber dos modalidades:
a) Utilizar como estímulo discriminativo el medio en el que el deportista compite (la pista, piscina) y vincular a
ese estimulo una respuesta positiva (sensación de control, disfrute).
b) Utilizar como estímulo alguna situación interferente (un error, una decisión adversa del árbitro) y condicionar
a ese estímulo una respuesta que permita reaccionar con rapidez centrándose en la acción siguiente.

En ambos casos el condicionamiento se puede conseguir mediante la práctica en imaginación, el entrenamiento en


vivo o una combinación de los dos.

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10.1.2. PERIODOS DE PAUSA

En los períodos de pausa entre períodos de participación activa, al estar detenida la competición, no existen demandas
de rendimiento deportivo, pero lo que sucede a nivel mental puede terminar el funcionamiento de los deportistas en
los siguientes períodos de participación activa. La actividad en los períodos de pausa debe considerarse crucial. Pero
mal utilizada puede resultar muy perjudicial, ya que facilita que los deportistas tengan tiempo para involucrarse en
una actividad cognitiva negativa o reciban la influencia de elementos externos que alteren su funcionamiento óptimo.

➢ Actividad de los deportistas en los periodos de pausa


Durante los períodos de pausa los deportistas pueden realizar actividades como las siguientes:
- En las pausas muy cortos pueden tomarse un pequeño respiro al tiempo que se preparan para la acción inmediata.
- En pausas más prolongadas, pueden descansar del esfuerzo realizado y, posteriormente, prepararse para el
siguiente periodo de participación activa.
- Según los casos pueden aprovechar las pausas para solucionar problemas relacionados con su vestimenta,
vendajes, beber, ir al cuarto de baño, etc.
- En muchos casos las pausas son utilizadas por los entrenadores para realizar alguna evaluación sobre lo ocurrido,
o dar instrucciones sobre la actuación subsiguiente; dependiendo de su duración son momentos apropiados para
replantear la estrategia deportiva cuando se estime necesario.
- En ausencia de entrenadores o también en su presencia, los propios deportistas pueden emplear estos periodos
para evaluar y reflexionar sobre lo sucedido hasta ese momento y establecer una directriz de funcionamiento en
los siguientes periodos de participación activa.
- Los deportistas que dominan técnicas psicológicas de autorregulación pueden aprovechar las pausas para
aplicarlas.

➢ Errores de funcionamiento durante las pausas


Muchos deportistas, por falta de entrenamiento, cometen errores de funcionamiento; se pueden observar errores
como los siguientes:
- No tener establecidas rutinas apropiadas para el período de tiempo que dura la pausa.
- evaluar en exceso y de manera no constructiva el rendimiento previo.
- centrarse en pensamientos negativos o de duda respecto al rendimiento, el resultado de la competición o las
consecuencias de este.
- tener un nivel de activación inapropiado a las demandas específicas de la situación de pausa: bien demasiado
elevado o demasiado bajo.
- en el caso de los entrenadores, dar demasiadas instrucciones o utilizar este tiempo para proporcionar Estados
psicológicos que no son los más convenientes.

➢ Actividad productiva
Los errores señalados, además de resultar perjudiciales per se, impiden que se produzca una actividad alternativa que
podría ser beneficiosa para el rendimiento posterior del deportista. Esta actividad productiva puede ser:
- Llevar a cabo acciones previamente establecidas que incluyan todo aquello que resulte conveniente realizar en
cada período de pausa.
- Evaluar lo sucedido hasta el momento en la medida adecuada según sea la duración de cada pausa, y de forma
constructiva y útil.
- Centrarse fundamentalmente en las acciones de los períodos siguientes: en lo que todavía se puede controlar.
- Conseguir la activación apropiada para descansar cuando haya tiempo suficiente para ello; y regularla
convenientemente para comenzar el siguiente periodo de participación activa en el nivel óptimo.
- En el caso de los entrenadores (cuando proceda), dar pocas instrucciones, las más prioritarias con suficiente
claridad y precisión.
- En el caso de los entrenadores (cuando proceda), evaluar correctamente las necesidades psicológicas de cada
momento y realizar comentarios que favorezcan el estado psicológico más adecuado.

➢ Características específicas de la intervención


La intervención psicológica en los periodos de pausa tiene como principal objetivo que los deportistas aprovechen
estos momentos en beneficio de su rendimiento posterior. Con este propósito es conveniente que el psicólogo siga
los siguientes pasos:
1. Identificar las características de estos periodos en esa especialidad deportiva: ¿cuándo se producen? ¿qué
duración tienen?

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2. Conocer qué hace, piensa y siente habitualmente el deportista en cada tipo de pausa, así como las consecuencias
de este funcionamiento.
3. Potenciar el comportamiento habitual que resulte positivo y modificar el que sea perjudicial.

Durante los períodos de pausa los deportistas pueden atender a las técnicas psicológicas. Lo que procede aquí son
programas de intervención que incluyan:

- Entrenar a los deportistas para que aprendan técnicas de autorregulación que resulten apropiadas en este
contexto.
- Elaborar planes de actuación (rutinas) con las estrategias previamente entrenadas y ensayar los con antelación en
imaginación y/o en vivo.
- Aplicar en la competición los planes de actuación.

En los períodos de pausa se debe incluir la posibilidad de auto regular el nivel de activación y recordar las acciones
más prioritarias para el siguiente periodo de participación activa. En las pausas más cortas conviene que el deportista
y el entrenador eviten analizar lo sucedido y se centren en el futuro inmediato empleando técnicas de aplicación rápida
(autoinstrucciones).

➢ Prevención y control de interferencias perjudiciales


La intervención debe prevenir posibles interferencias. Los deportistas deben estar preparados para controlar este tipo
de interferencias dominando técnicas apropiadas, como por ejemplo los autodiálogos.

➢ Técnicas psicológicas
El objetivo de estas técnicas puede ser variado: darse ánimos, controlar el estrés, potenciar la autoconfianza, activarse
más. También pueden ser muy útiles las técnicas de relajación y respiración, siempre que sean breves y se limiten a
reducir el estrés o de activación hasta situarlo en el nivel óptimo.
Dependiendo de lo que vaya sucediendo en el transcurso de la competición, es importante que los deportistas sean
capaces de cambiar sus objetivos y/o planes de actuación para adaptarse a las nuevas circunstancias. El entrenador
puede jugar un papel fundamental siempre que pueda intervenir; pero en cualquier caso los deportistas deben estar
preparados para cambiar sus planes y comprender que las pausas son el momento para decidir hacerlo.

10.1.3. PERIODOS DE INTENSIDAD MENOR

Los períodos de intensidad menor son períodos de participación activa en los que se produce una cierta pausa al
disminuir la intensidad de las demandas deportivas. Son situaciones mixtas entre los períodos de participación activa
y los períodos de pausa. Durante estos periodos los deportistas deben seguir atendiendo a las demandas de
rendimiento te la tarea presente; al ser la exigencia menor, pueden realizar algunas tareas propias de los períodos de
pausa, exponiéndose, asimismo, a los riesgos que están presentes en las pausas.

➢ Intervención psicológica
La intervención psicológica en estos periodos debe seguir directrices similares a la intervención en los períodos de
pausa, teniendo en cuenta características específicas que diferencian a ambos:
- Se deben identificar estímulos discriminativos que determina la existencia de un periodo de intensidad menor.
- Las estrategias de intervención (planes de actuación) deben adaptarse a las circunstancias de participación
activa en cuya presencia tienen que aplicarse. En los períodos de intensidad menor el deportista, debe realizar
esta tarea sin despistarse de las demandas de rendimiento que estén presentes y en las condiciones que
conlleva su participación activa.
- Se deben identificar estímulos discriminativos que determinen la finalización del período de intensidad menor
y el comienzo de un periodo de participación activa.
- Se debe entrenar a los deportistas para que reaccionen rápida y automáticamente cuando se presenten los
estímulos discriminativos que determinan la finalización del período de intensidad menor.

➢ Aplicación de estrategias
La aplicación de estrategias de intervención en estos periodos podría seguir una secuencia como la siguiente:
1. El deportista identifica los estímulos discriminativos indicadores de un periodo de intensidad menor.
2. Evalúa su nivel de activación y si procede lo regula.
3. Analiza constructivamente la situación deportiva y se centra en sus planes futuros durante el resto de la prueba.
4. Si es el caso, atiende a las instrucciones de su entrenador e incluye la información que recibe en sus planes futuros
de actuación.
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5. Si lo necesita, vuelve a evaluar y regular su activación.


6. Centra su atención en pensamientos o sensaciones que impidan una actividad cognitiva perjudicial.
7. Utiliza técnicas como la detención del pensamiento, auto diálogos apropiados y planes atencionales alternativos
para combatir la actividad cognitiva perjudicial cuando esta se presenta.
8. Realiza una actividad motriz que le ayude a mantenerse alerta.

10.2. INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA POST-COMPETICIÓN

Las principales necesidades de este periodo post pueden concretarse en los siguientes apartados:

- La recuperación física; como consecuencia del esfuerzo físico realizado.


- La recuperación psicológica: del desgaste producido por el sobreesfuerzo mental realizado, como del impacto
emocional que hayan podido provocar la experiencia competitiva y su resultado; teniendo en cuenta, además, el
posible solapamiento del período post con el período pre de la competición siguiente cuando está esté muy
próxima y exista la necesidad de recuperarse pronto.
- La evaluación de lo sucedido en la competición para poder obtener el máximo beneficio con vistas al futuro.

10.2.1. RECUPERACIÓN FÍSICA

La intervención psicológica puede aportar su grano de arena por dos vías:

a) Contribuyendo a que los deportistas se adhieran a todas las medidas necesarias para su recuperación física.
b) Utilizando técnicas de relajación que ayuden a reducir la tensión muscular y la sensación de dolor y favorezcan la
conciliación del sueño.

En primer lugar, el psicólogo puede ayudar a consolidar rutinas apropiadas que incluyan la adherencia a las medidas
que correspondan.

En cuanto a las técnicas de relajación, mediante la disminución del nivel de activación general, pueden ayudar a que,
aún siendo, difícil después de competir, resulte más probable que los deportistas concilien el sueño y descansen mejor.
Pueden resultar muy útiles para conseguir una relajación muscular en zonas específicas que lo necesiten. Las técnicas
psicológicas presentan ventajas como ayudar a fortalecer la percepción de control sobre el propio cuerpo y su
recuperación. En la aplicación de la relajación en este periodo es aconsejable no incluir la tensión-distensión de grupos
musculares (ejercicios de relajación de Jacobson). Sin embargo, son muy apropiadas las sensaciones de pesadez y/o
calor (relajación de Schultz).

10.2.2. RECUPERACIÓN PSICOLÓGICA

Es frecuente que un deportista le dé vueltas y vueltas a lo sucedido en la competición, y que pase un tiempo afectado
emocionalmente por lo ocurrido y sus posibles consecuencias.

➢ Recuperación psicológica sin urgencia


En las especialidades deportivas o campeonatos en los que haya mucho tiempo entre una competición y la siguiente,
la recuperación psicológica de los deportistas es menos problemática. En un primer momento, podrán experimentar
las reacciones emocionales que se deriven de la competición ya terminada sin necesidad de realizar un esfuerzo
obligado para controlarlas; y pasado un tiempo prudencial, podrán analizar lo ocurrido con tranquilidad y objetividad,
alcanzando conclusiones valiosas con vistas al futuro. A partir de aquí podrán iniciar el trabajo de preparación más
apropiado hasta la competición siguiente.

Puesto que las reacciones emocionales normales tienen una duración limitada y disminuyen en intensidad con el
tiempo, lo mejor es permitir que el deportista experimente sus emociones sin prisa, dejando que éstas sigan su curso
natural. Para eso se pueden establecer periodos de tregua en los que se aplace la evaluación o el planteamiento de
nuevos retos. La duración de estas treguas dependerá del tiempo disponible hasta la siguiente competición: cuánto
más alejada se encuentre, más larga podrá ser la tregua.

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Cuando el resultado haya sido positivo, tras el periodo de celebración que es aconsejable respetar después de la
competición, se debe aprovechar el éxito conseguido para fortalecer la confianza de los deportistas en sus
posibilidades de éxito futuro. Tras la consecución de un éxito, los deportistas se olvidan del trabajo realizado para
conseguirlo, y es necesario que vuelvan a tener presente la relación causa-efecto. Esto se denomina éxito controlado:
se ha seguido el resultado deseado (éxito) y se conocen las acciones propias que han contribuido a ello y pueden
repetirse en competiciones futuras.

Cuando el resultado en la competición haya sido negativo, la experiencia emocional adversa puede ser beneficiosa a
largo plazo siempre que los deportistas confíen en sus recursos; ya que tras un periodo de duelo gente que deseen
afrontar nuevos retos que les permitan sacarse la espina que tienen clavada. Este deseo puede ser aprovechado si
transcurrido el período de tregua, se realiza la evaluación apropiada de lo sucedido y se plantean nuevos objetivos de
resultado y realización. Es fundamental incrementar su motivación y fortalecer su autoconfianza respecto a los nuevos
objetivos, utilizando el análisis de lo sucedido para aumentar la percepción de control sobre las situaciones que puedan
presentarse en el futuro. Esto se denomina fracaso controlado: se ha fracasado, pero se controlan las causas y lo que
hay que cambiar para que en el futuro ese fracaso se transforme en éxito.

Algunos deportistas tras un resultado negativo prefieren tener cuanto antes un nuevo desafío que les ayude a olvidar
lo ocurrido y les dé una oportunidad cercana de sacarse la espina; y si no lo tienen, sufren más porque le dan más
vueltas a ese mal resultado. Aunque resulte más doloroso a corto plazo, la recuperación suele ser mejor cuando hay
tiempo suficiente para que las emociones de la competición anterior se disipen por su propio peso.

➢ Recuperación psicológica en situaciones urgentes


Ocurre cuando los deportistas deben volver a competir en un plazo de tiempo corto. La dificultad es mayor cuando los
deportistas compiten en campeonatos que incluyen varias participaciones muy seguidas. los jugadores tendrán que
realizar un considerable esfuerzo psicológico para rendir en cada uno de esos partidos, estarán expuestos al impacto
emocional que produzca cada partido y, en la medida que avance el campeonato, deberán realizar un sobreesfuerzo
progresivo para competir en las mejores condiciones psicológicas.
Para conseguir una recuperación rápida (en la medida de lo posible) y que los deportistas se puedan preparar para la
competición siguiente, es aconsejable seguir un procedimiento de actuación con los elementos siguientes:
- Explicar a los deportistas la necesidad de recuperarse pronto para poder centrarse en el siguiente objetivo,
destacando el desafío que supone este.
- Si el resultado ha sido favorable, destacar que el campeonato sigue y que ahora hay que pensar en el evento
siguiente.
- Si el resultado ha sido adverso, señalar la proximidad del nuevo reto y la necesidad de estar listos para afrontarlo
con éxito, destacando algún aspecto que pueda fortalecer la autoconfianza; se trata de estimularla al igual que la
motivación por la competición siguiente.
- Si la competición anterior ha sido muy impactante, procede un breve y no muy profundo análisis de lo sucedido
con el fin de permitir que los deportistas expresen sus emociones y puedan cerrar esa página; si no ha sido tan
impactante, puede ser conveniente no analizar y permitir que los deportistas desconecten.
- Para desconectar lo antes posible conviene planificar actividades que distraigan al deportista de lo sucedido en la
competición.
- Para algunos pueden ser útiles ejercicios de relajación. Tras un breve periodo de recuperación, conviene que los
deportistas se centren cuanto antes en los objetivos y preparación de la siguiente competición.

Para conseguir que los deportistas desconecten de la competición anterior y puedan centrarse en la siguiente, es
necesario acordar con ellos el aplazamiento de las emociones vinculadas a la competición terminada y de la evaluación
profunda de lo sucedido. Acentuar la situación de aplazamiento, junto a un análisis superficial que, aun habiendo
fracasado en la competición, potencia la percepción de control, constituyen dos valiosas estrategias que contribuyen
a cerrar la etapa de la competición anterior.

➢ Secuencia de rutinas
Cuando los deportistas tienen que participar en competiciones muy seguidas es aconsejable que su entrenamiento
psicológico incluya una secuencia de rutinas.

➢ Consecución prematura de objetivos


En los campeonatos que incluyen varias participaciones, los equipos suelen afrontarlos con un objetivo final (medalla
de oro, semifinal), y aquí a veces, se pueden plantear dos situaciones: que el objetivo se consiga, o que se pierda
demasiado pronto.

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En ambos casos esto puede afectar al rendimiento del equipo en lo que queda de campeonato, y aunque resulta difícil
combatir esta situación, el problema se puede aliviar si se toman medidas preventivas y de intervención in situ.
La consecución del objetivo deseado cuando todavía restan partidos por disputar puede propiciar que los deportistas
bajen la guardia aún sin quererlo voluntariamente.
A nivel preventivo, esta situación se puede tener en cuenta planteando con antelación a los deportistas la posibilidad
de luchar por un objetivo mayor una vez que se consiga el objetivo principal.
Por su parte, in situ, se puede contribuir a aliviarlo utilizando una combinación de estrategias como la siguiente:
- Explicar a los deportistas el proceso psicológico que suele estar presente en estos casos.
- Establecer nuevos objetivos que constituyan un reto alcanzable para los deportistas.
- Intentar aumentar la motivación de los deportistas por el nuevo reto, acentuando su importancia, sus posibles
consecuencias favorables y el esfuerzo extraordinario, con sus acciones concretas, qué se debe realizar para
conseguirlo (los beneficios y el coste).
- Fortalecer la autoconfianza de los deportistas incidiendo en la percepción de control de la situación a través de
sus propios recursos.
- Organizar un plan de actuación que favorezca el estado de alerta apropiado.

➢ Pérdida prematura de objetivos


En el caso de la pérdida prematura de objetivos se añade la frustración el desánimo y una pérdida de autoconfianza.
Se ha fracasado, pero todavía hay que seguir compitiendo. No es infrecuente que algunos deportistas se sientan
culpables por lo sucedido, que otros busquen razones externas o culpen a otros, y que algunos opten por desconectar.
Asimismo, se pueden resentir la autoconfianza colectiva y la cohesión de equipo, e incluso salir algunos trapos sucios
que habían quedado eclipsados por el objetivo común.
La prevención apropiada de esta situación constituye una medida de suma importancia. Se puede anticipar la
posibilidad de no alcanzar el objetivo deseado y contemplar la opción de un segundo objetivo y la actuación adecuada
para lograrlo. Este planteamiento tiene la ventaja de disponer de un objetivo por el que luchar hasta el final del
campeonato. Es importante cuidar que el segundo objetivo, menos ambicioso que el objetivo principal, no constituya
una vía de escape que permita adoptar una actitud conformista. Cuando las condiciones son muy estresantes y/o la
autoconfianza de los deportistas no es lo suficientemente robusta, la existencia de un segundo objetivo puede
dificultar el sobreesfuerzo psicológico necesario para optar a la consecución del objetivo prioritario.
Algunos deportistas prefieren no plantearse segundos objetivos y centrarse únicamente en el objetivo principal: vivir
o morir, no hay otra opción. Eso les ayuda a mantener la ambición por el objetivo principal y a perseverar hasta
conseguirlo. Otros, sin embargo, se sienten más cómodos si saben que existe un segundo objetivo y que, por tanto, el
fracaso respecto al objetivo principal no es el fin del mundo.

➢ Déficits de activación
La tendencia inconsciente a bajar la Guardia en cuanto surge la oportunidad constituye un asunto de suma importancia
que se debe controlar cuando dos competiciones se encuentran muy próximas. El enorme desgaste de los deportistas
expuestos a competir sin apenas descanso favorece la tendencia a relajarse en cuanto tienen la mínima oportunidad
de tomarse un respiro.
La anticipación de esta situación debe formar parte de un buen programa de intervención con deportistas que
compiten muy asiduamente. Esa intervención puede incluir los siguientes apartados:
- Identificar las competiciones, anterior y siguiente, en cuyo período entre ambas se puede producir un déficit de
activación.
- Explicar a los deportistas esta situación, con el propósito de aumentar su estado de alerta e involucrarlos en su
prevención.
- Establecer rutinas que minimicen el riesgo de baja activación; para desconectar del éxito en la competición
anterior y las emociones vinculadas a él, y para preparar convenientemente la competición posterior.
- Plantear situaciones estresantes para aumentar el estado de alerta y evitar así el déficit de activación.
- En la línea del apartado anterior, combatir el exceso de confianza destacando las virtudes del adversario y ejemplos
de partidos trampa propios o de otros equipos, en los que venció el que no era favorito; aprovechando para
concretar qué se hizo mal en estos partidos y ahora habría que cambiar.
- Dar ejemplo el entrenador no relajándose él; sino recreándose en el éxito anterior y manifestando gran interés
por la competición siguiente.

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10.2.3. EVALUACIÓN DEL RENDIMIENTO

Un aspecto importante del período post-competición es la evaluación de lo sucedido. Esta evaluación post puede
reunir características como las siguientes:

- La valoración del rendimiento deportivo se debe realizar con independencia del resultado en la competición y
diferenciarse de la valoración que se haga de éste.
- La valoración del rendimiento debe depender de la consecución, o no consecución, de los objetivos de realización
que se hayan establecido antes de comenzar la competición.
- Se deben contemplar datos objetivos y subjetivos respecto a las acciones concretas que constituyan los objetivos
de realización establecidos previamente.
- Se deben extraer conclusiones útiles para el futuro, de forma que se pueda establecer una relación entre lo
sucedido y lo que hay que repetir o cambiar en sucesivos entrenamientos y competiciones.
- La valoración del resultado debe depender de los objetivos de resultados que se hayan planteado antes de la
competición.
- Una vez valorados independientemente el rendimiento y el resultado, se deben extraer conclusiones constructivas
sobre la relación entre ambos.

El contenido y la profundidad de la evaluación dependerán de la proximidad de la competición siguiente y de la


importancia que se le conceda a la competición finalizada, que es objeto de evaluación. Si la competición siguiente se
encuentra muy cerca, el criterio prioritario será la proximidad.

La evaluación no debería ser muy profunda ni abarcar un contenido amplio; sin embargo, en la medida que la
competición siguiente se encuentre más lejos se podrán considerar ambos criterios: proximidad e importancia. La
evaluación podrá abarcar un contenido mayor e incluir un análisis más profundo.

➢ Evaluación con la competición siguiente muy próxima


Es esencial diferenciar el rendimiento de los resultados, pues es habitual que el signo del resultado propicie en el
evaluador una tendencia positiva o negativa que influya en el conjunto de la evaluación.
Es importante desarrollar la habilidad de evaluar el rendimiento con independencia del resultado. Ya que la
competición siguiente está próxima, lo mejor es centrarse en la evaluación constructiva del rendimiento y aplazar el
análisis del resultado para cuando se tenga más tiempo.
La evaluación del rendimiento debe tener un carácter eminentemente constructivo con vistas a la participación del
deportista en la competición posterior.
La evaluación puede contribuir por dos vías:
1. Ayudando a que, gracias a las conclusiones constructivas, los deportistas se centren en las acciones propias más
relevantes para la competición siguiente.
2. Fortaleciendo la autoconfianza mediante 3 medidas:
a) Destacando las acciones prioritarias bien hechas en la competición anterior y su relación con el rendimiento
en la competición siguiente.
b) Señalando las acciones prioritarias mal hechas en la competición anterior que puedan corregirse en la
competición siguiente.
c) Aplazando el análisis de las acciones mal hechas que no se puedan corregir en la competición siguiente.

La evaluación del rendimiento puede influir notablemente en una variable psicológica que en estos momentos tan
críticos adquiere una enorme importancia: la autoconfianza. Al propiciar que el deportista se centre en conductas que
domina, la evaluación favorecerá la percepción de control que es básica en estos momentos.

La evaluación post-competición cuando la competición siguiente está próxima, debe contemplar únicamente, los
recursos que el deportista domina, y evitar destacar los que no domina.

La función del psicólogo consiste en adecuar el procedimiento de evaluación a las necesidades y características de
cada deportista en particular.

En la misma línea deben funcionar los entrenadores cuando evalúan el rendimiento post de sus deportistas estando
otra competición muy próxima; es conveniente que:

- Se centren en las conductas de rendimiento y no en los resultados.


- Se refieran a acciones concretas y no interpreten sus causas.
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- Intenten fortalecer la autoconfianza propiciando la percepción de control en lugar de un estado de indefensión.


- Se centran en cuestiones que resulten relevantes para la competición siguiente y realicen una evaluación
constructiva, dejando la evaluación más profunda para más adelante.

➢ Evaluación con suficiente tiempo entre competiciones


Periodos de una, dos o más semanas hasta la siguiente competición. es aconsejable que la evaluación reúna
características como las siguientes:
- Debe realizarse cuando el deportista haya superado en gran medida el impacto emocional de la competición
finalizada.
- Debe incluir el mayor número posible de datos objetivos.
- Puede referirse a todo tipo de acciones, pero sobre todo a las que se puedan mejorar en el intervalo presente.
- El deportista se debe apoyar en todos los datos objetivos disponibles y, en ausencia de éstos, realizar valoraciones
subjetivas sobre acciones concretas.
- La evaluación debe facilitar que se alcancen conclusiones que sirvan para organizar el entrenamiento deportivo
en el período que antecede a la competición siguiente.
- También debe permitir que se obtengan conclusiones para futuras competiciones.

➢ Evaluación de cierre
Se pueden incluir torneos o campeonatos que agrupen competiciones muy próximas o una única competición cuyas
conclusiones globales se consideren muy relevantes. También, la evaluación que se puede realizar al finalizar una
temporada, abarcando al conjunto de competiciones. Se deben considerar aspectos como los siguientes:
- Se debe realizar tras un periodo de descanso en el que los deportistas y sus entrenadores hayan podido
recuperarse del impacto producido por la competición.
- El análisis de lo sucedido debe ser minucioso, utilizándose todos los datos objetivos disponibles junto a las
valoraciones subjetivas.
- Debe centrarse tanto en las conductas que se dominan como en las que no se dominan y se hayan necesitado.
- Debe contemplar tanto el rendimiento como los resultados, estableciendo una relación apropiada entre ambos.
- Debe permitir que se alcancen conclusiones útiles para el futuro a corto, medio, y si procede largo plazo, tanto en
lo que respecta a los objetivos del entrenamiento para la mejora de recursos, como al funcionamiento en la
competición.

Los procedimientos para realizar esta evaluación pueden ser varios, por ejemplo: emplear cuestionarios con preguntas
concretas, mantener entrevistas individuales o colectivas, etc. Las respuestas a los cuestionarios pueden servir como
punto de partida de entrevistas en las que las preguntas del psicólogo permitirán ahondar más en los aspectos y
detalles más relevantes.

Es clave que el deportista vea la utilidad de esta evaluación y esté dispuesto a someterse a ella no porque hay que
hacerlo, sino para mejorar.

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TEMA 12: PREVENCIÓN DE LA SALUD MENTAL

12.1. PLANTEAMIENTO GENERAL

En el deporte de alto rendimiento, salud y rendimiento no se deben considerar antagónico, sino perfectamente
compatible.

Inevitablemente, el sobreesfuerzo físico y mental que requiere el alto rendimiento conlleva riesgos para la salud en
forma de lesione, vulnerabilidad a infecciones, estados emocionales adversos y psicopatologías; por lo que es
necesario adoptar medidas preventivas que reduzcan ese riesgo e intervenir lo antes y mejor posible para solventar
esos problemas cuando ya estén presentes.

El estrés debilita el sistema inmune y favorece que se produzcan lesiones e infecciones. Por tanto, un buen control del
estrés desde todas las fuentes influyentes: comportamiento del entrenador, planteamiento de actividades,
habilidades de autorregulación y sesiones con el psicólogo, contribuyen a optimizar la prevención de estos problemas
de salud que reducen las posibilidades de rendimiento en la competición inminente.

Además, la intervención psicológica puede ayudar a prevenir y tratar problemas de salud mental.

Así mismo, la salud no es solo la ausencia de enfermedad, también es sentirse bien, con vitalidad, energía, ganas de
hacer cosas, disfrutar del día a día y ser feliz; y hay muchos deportistas que sin padecer psicopatologías no gozan de
ese bienestar y soportan mucho sufrimiento psicológico. Por tanto, la acción preventiva del psicólogo del deporte
también debe tener como objetivo que las emociones positivas de los deportistas superen a las negativas, que el
bienestar predomine sobre el malestar, que la felicidad supere al sufrimiento.

12.2. EL ÉXITO COMO FACTOR DE RIESGO

Entre los deportistas que son más vulnerables a desarrollar trastornos psicopatológicos se encuentran los que han
conseguido éxitos; con una gran relevancia deportiva y social que establecen un techo muy alto difícil de superar. Tras
el éxito, sí pueden encontrar con situaciones adversas como:

- Un enorme vacío tras el éxito conseguido; el enorme sobreesfuerzo ha terminado y ahora no haya nuevos
objetivos que les motivan lo suficiente.
- Unas expectativas de rendimiento muy altas por parte de los demás y de ellos mismos, y la obligación de
cumplirlas.
- El agotamiento acumulado durante mucho tiempo de sobreesfuerzo y desgaste.
- Sentirse incapaces de seguir soportando el sobreesfuerzo y la enorme presión que conlleva volver a intentar
conseguir un gran objetivo que ya no les estimula lo suficiente.
- La incomprensión de los demás.
- La duda respecto a los apoyos sociales.
- La soledad del campeón que se siente incomprendido y duda de quienes le rodean.
- El agobio de un estilo de vida más estresante tras el éxito, debido al conocimiento del público.

Estas circunstancias explican que deportistas de mucho éxito sufran cuadros clínicos de ansiedad y depresión que
interfieren en su funcionamiento normal y su rendimiento, provocando un enorme deterioro personal y de sus
relaciones interpersonales, el abandono del deporte y, en algunos casos, que recurran a las drogas u otras adicciones
y hasta se suiciden o lo intenten. Se trata de una población de alto riesgo que el psicólogo debe tener muy en cuenta.
El trabajo preventivo debe centrarse en:

- Que el deportista se sienta comprendido (empatía).


- La búsqueda de nuevos desafíos.
- El ajuste apropiado de las expectativas de rendimiento del interesado y quienes le rodean.
- El descanso mental.
- Las estrategias para gestionar el estilo de vida estresante que el éxito conlleva.

12.3. DEPORTISTAS JÓVENES DE ÉXITO

Especialmente vulnerables son los deportistas de mucho éxito en edades tempranas. Existe un cambio en la relación
entre esfuerzo y éxito que muchos deportistas no asimilan.

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En muchos casos, el deportista percibe que ya no controla lo que antes controlaba (la consecución del éxito) y eso
provoca una indefensión aprendida que es la antesala de una depresión. El problema se agrava cuando estos
deportistas han vinculado el éxito deportivo a su autoestima.

Para estos deportistas, la amenaza del fracaso es muy estresante, ya que no supone solo una pérdida deportiva, sino
mucho más: la frustración y culpabilidad por no ser capaces de responder a lo que se espera de uno, el no saber qué
hacer para remediarlo y un impacto negativo en la autoestima.

A veces, un problema añadido es la sobreprotección que reciben estos deportistas mientras las cosas van bien. El
enfrentamiento progresivo a las situaciones adversas es clave para potenciar la fortaleza mental. Hacer que se
enfrenten a situaciones adversas que les obliguen a un sobreesfuerzo mental para aceptarlas y superarlas.

12.4. EL AGOTAMIENTO PSICOLÓGICO (O BURNOUT)

El exceso de estrés incrementa la vulnerabilidad de los deportistas a las enfermedades mentales. La alerta salta cuando
el deportista lleva mucho tiempo sometido a un enorme sobreesfuerzo físico y mental, con una exigencia y disciplina
muy altas, la obligación de rendir al máximo, etc. Sin apenas desconectar. Se trata de deportistas que están
acostumbrados a esto y son capaces de controlar el estrés mediante diversas estrategias y habilidades, pero la
exposición casi permanente a situaciones potencialmente estresantes y el propio sobreesfuerzo casi continuo para
controlar el estrés provocan un desgaste que tarde o temprano pasa factura. El burnout: el agotamiento psicológico.

El psicólogo puede detectar este problema observando síntomas como ausencia de motivación, falta de energía,
cansancio prematuro, dificultad para concentrarse, reacciones tardías, mayor número de errores que de costumbre,
irritabilidad excesiva, menor disfrute y pérdida de autoconfianza.

Antes de que esto suceda, se deben tomar medidas preventivas. Para eso el psicólogo debe explicar al entrenador, el
directivo, el padre o quien corresponda, y por supuesto al propio deportista, que el agotamiento psicológico no es solo
la cantidad: es decir, entrenar muchas horas y competir con frecuencia durante mucho tiempo, sino también la calidad:
la demanda motivacional, emocional y atencional de la actividad, el nivel de exigencia y obligación de rendir, la
evaluación social, etc. Después, puede trabajar con el deportista y su entorno para poner en marcha medidas
apropiadas (periodos de descanso, modificación de creencias, entrenamiento en habilidades) que permitan al
deportista recuperarse de su agotamiento y prevenir agotamientos futuros y patologías.

12.5. EMOCIONES VINCULADAS A LOS MALOS RESULTADOS

Los malos resultados en competiciones importantes o las malas rachas de rendimiento, pueden ser síntomas cercanos
o tempranos de una patología cuando se prolongan en el tiempo más de lo que se podría considerar un periodo
razonable, aumentan su intensidad e interfieren notablemente en el funcionamiento normal del deportista.

En el caso del desánimo por la pérdida sufrida, entra dentro de lo normal que el deportista tenga un periodo de duelo
cuya duración razonable dependerá de la magnitud de la pérdida. Lo importante es que se sienta apoyado por el
psicólogo. En esa fase, la intervención no directiva del psicólogo puede ser de gran ayuda. Si el desánimo se prolonga
más de lo razonable, y además se unen otros síntomas de depresión que afectan al funcionamiento del deportista,
será el momento de acudir al psicólogo clínico.

En lo que respecta a las malas rachas, el deportista sufre ansiedad por no estar rindiendo como se espera que lo haga,
y esa ansiedad dificulta que pueda rendir mejor. Esa ansiedad no suele constituir una patología, pero puede ser su
antesala si no se trabaja con el deportista para reducirla.

12.6. FRUSTRACIÓN Y ATRAPAMIENTO

La frustración que provoca el fracaso deportivo continuado es un factor de riesgo. Estos deportistas sufren ansiedad y
buscan soluciones, muchas veces, pensando erróneamente que la clave está en entrenar más duro, cuando lo que les
impide conseguir los resultados deseados es un deficiente rendimiento mental en momentos decisivos. Tras esos
intentos fallidos, se encuentran indefensos; es decir perciben que no disponen de las conductas necesarias para poder
alcanzar los resultados que persiguen. Es lo que se denomina indefensión aprendida: la antesala de la depresión.

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Como consecuencia, se sienten sin energía para seguir el exigente ritmo del deporte de alto rendimiento. Algunos se
retiran sin grandes secuelas, pero otros abandonan con una gran sensación de fracaso personal y, consecuentemente,
una autoconfianza y autoestima muy débiles que dificultan su transición a la vida extradeportiva y aumentan su
vulnerabilidad; y algunos dejan el deporte con secuelas aún más graves, como son las enfermedades mentales.

También los hay que, a pesar de estar así, continúan o intentan continuar. Son deportistas que están atrapados en su
deporte. Algunos odian el deporte: ya no les resulta estimulante, sino al contrario: muy aversivo; pero es lo único que
tiene.

El atrapamiento es un factor de riesgo que el psicólogo debe detectar y reducir. El trabajo incluye ayudar al deportista
a que encuentre su lugar en el deporte y vuelva a disfrutarlo; eso supone encontrar objetivos estimulantes que sean
realistas y se pueden conseguir a corto plazo, de forma que vaya obteniendo éxitos controlados y recupere su
autoconfianza. Debe ayudarle a fortalecer otras fuentes de gratificación ajenas al deporte.

12.7. PROBLEMAS DE ADAPTACIÓN: DEPORTISTAS EXPATRIADOS

Una población de deportistas de riesgo es la de aquellos que, porque destacan y buscan seguir avanzando en sus
carreras, abandonan su entorno familiar o de su país para practicar su deporte de alto rendimiento.

En estos casos, la vulnerabilidad está en la ausencia de apoyo social, la incertidumbre, la necesidad de adaptarse a
nuevas culturas, y por supuesto, en la obligación de responder a las expectativas de rendimiento que corresponden a
ese nuevo estatus y a la confianza de quienes lo han fichado o patrocinado. La amenaza de fracaso es muy grande en
bastantes casos, y el deportista así lo sufre.

Los clubes deben prevenir este problema organizando mejor las condiciones de vida de sus deportistas expatriados y
proporcionándoles los apoyos apropiados: entre ellos, el del psicólogo.

En la misma dirección deben funcionar los centros de alto rendimiento y cualquier otra institución que acoja a
deportistas, donde el psicólogo tiene un papel preventivo que es fundamental.

12.8. PERFECCIONISMO, AUTOCONCEPTO Y AUTOESTIMA

Muchos deportistas de élite son muy perfeccionistas. En parte, gracias a este perfeccionismo que los ha guiado en su
trayectoria deportiva han llegado tan alto. Pero cuando avanzan en su carrera y se enfrentan a una realidad de mayor
dificultad competitiva, esta cualidad se puede volver en su contra. No es extraño que el deporte de alto rendimiento,
el perfeccionismo y un autoconcepto y autoestima débiles muchas veces vayan de la mano.

En el caso de los deportistas de alto rendimiento, lo habitual es que la fuente de su actividad deportiva sea la más
robusta: la que tiene el mayor peso nutriendo a su autoconcepto y su autoestima; y sucede que las restantes fuentes
aportan muy poco. La opinión y el aprecio que tienen de sí mismos dependen fundamentalmente de lo que hacen y
consiguen en el deporte.

El autoconcepto y la autoestima del deportista dependen casi exclusivamente del éxito deportivo, y cuando esta
fuente falla, la debilidad de las otras fuentes propicia que alcancen niveles mínimos.

Un objetivo fundamental es compensar ese desequilibrio potenciando también otras facetas, de forma que el
autoconcepto y la autoestima de los deportistas también se pueden nutrir de una fuente diferente a su actividad
deportiva. Esta intervención compensatoria requiere que el psicólogo explore y ayude a fomentar fuentes
complementarias al deporte, de forma que su autoconcepto y autoestima puedan nutrirse de otras experiencias.

Puede ser conveniente trabajar con el deportista para debilitar creencias rígidas e irracionales que vinculen al éxito
deportivo con el valor que se da a sí mismo como persona. Este cometido suele ser más apropiado que lo lleve a cabo
un psicólogo clínico del deporte.

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12.9. FALSA CONFIANZA

No hay que confundir la autoconfianza con la falsa confianza. Está se caracteriza por aparentar, e incluso llegar a
creerlo, que sí tiene autoconfianza, pero sin una base que lo justifique. De acuerdo con Martens (1987), la falsa
confianza es un mecanismo de autoprotección que enmascara una gran falta de confianza, y en bastantes casos, una
autoestima débil. Sus principales características son:

- Múltiples manifestaciones verbales de aparente sólida autoconfianza; suelen ser mensajes socialmente deseados
que los medios de comunicación, los aficionados y, en muchas ocasiones quienes rodean a los deportistas, suelen
apreciar.
- Planteamientos rígidos, ciegos, sin opción a otras alternativas; la rigidez mental es un mecanismo de
autoprotección muy claro.
- Optimismo infundado. Hay que ser optimista porque así hay que mostrarse ante los demás, pero no hay una base
para ese optimismo.
- Aparente búsqueda de objetivos ambiciosos sin analizar si son realistas. El deportista con falsa confianza huye
hacia delante: lleva tiempo sin conseguir un buen resultado, pero él muestra su deseo y convicción de que puede
lograr objetivos mayores.
- Esos objetivos mayores no suelen estar próximos, por lo que el deportista no sufre el estrés de tener que
conseguirlos en el corto plazo. En esa línea, suele rechazar objetivos de menor relevancia y más cercanos.
- Tendencia a sobrevalorar ante los demás los propios recursos, hacer continua referencia a éxitos pasados, a hablar
de lo que va a conseguir, el deportista tiene una gran necesidad de reafirmarse ante los demás y de obtener
reconocimiento social.
- Evitación de competiciones importantes.
- La búsqueda de excusas es algo muy habitual, y la culpa siempre es de las circunstancias o de otros.
- Negación de los propios errores y debilidades.
- Mínima tolerancia a la frustración.
- Evita analizar con objetividad. El análisis objetivo es una gran amenaza para esa coraza de falsa confianza y la
autoconfianza y autoestima deterioradas que están detrás.
- Tendencia a la evitación/escape. Es habitual que ocurra a las lesiones para no competir
- Evitación del psicólogo. Ven al psicólogo como una amenaza a la coraza de falsa confianza que los protege.

La falsa confianza es mucho más probable si el deportista ha vinculado su valor como persona al éxito deportivo y el
reconocimiento social que éste conlleva.

La falsa confianza se puede considerar la antesala o principio de una patología y, en algunos casos incluso, un síntoma
de depresión encubierta. En una fase temprana se puede prevenir controlando las expectativas del deportista,
potenciando su autoconfianza, tratando su miedo a fracasar y fortaleciendo su autoestima mediante otras fuentes
ajenas al deporte. El psicólogo debe invertir en desarrollar una relación de confianza que no sea amenazante en fases
más avanzadas, lo razonable es considerar este problema como una patología y derivar al deportista a un psicólogo
clínico, que conviene que esté especializado en el tratamiento de deportistas.

12.10. EVITACIÓN Y ESCAPE

La evitación de situaciones muy estresantes o el escape de estas son síntomas de algunas psicopatologías.

En el deporte de alto rendimiento, la evitación y el escape permiten a los deportistas aliviar el estrés de la competición.

En algunos casos, el escape está enmascarado tras cambios de entrenador o de club que son difíciles de entender.
Puede ocurrir que el deportista escape de su entrenador porque éste le conoce bien y constituya una amenaza, o
porque así justifica los últimos malos resultados y huye hacia adelante.

Para combatir las conductas de evitación y escape, el psicólogo debe centrarse en ajustar expectativas, potenciar el
control del estrés y fortalecer la autoconfianza, incluyendo técnicas que el deportista pueda emplear antes y durante
la competición para combatir la ansiedad en lugar de aliviarla mediante la habitación o el escape. También puede ser
conveniente que contribuya a planificar la exposición progresiva del deportista a las situaciones que evita.

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12.11. ESTRATEGIAS PREVENTIVAS

Estrategias para prevenir la salud de los deportistas. Se pueden agrupar en las categorías que se enumeran a
continuación:

- Ajuste de expectativas de rendimiento, de forma que sean más realistas.


- Establecimiento apropiado de objetivos.
- Aceptación del error y evaluación objetiva del rendimiento.
- Control del estrés y fortalecimiento de la autoconfianza
- Entrenamiento en habilidades psicológicas de autorregulación.
- Trabajo compensatorio, fortaleciendo fuentes ajenas al deporte para nutrir al autoconcepto, la autoestima y la
interacción social.
- Prevención del agotamiento psicológico.
- Gestión de situaciones estresantes relacionadas con la adaptación al medio y el estilo de vida.
- Gestión del éxito y el fracaso.
- Apoyo emocional, que el deportista se sienta comprendido tanto por el propio psicólogo como por su entorno
más cercano.
- Apoyo social, eso entorno cercano y personas ajenas al deporte que enriquezcan sus relaciones interpersonales.

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