"DESARROLLISMO. Corriente politica o ideológi ca de orientación ECONOMICISTA (v.)-
am- pliamente difundida en el mundo a partir del auge expansivo capitalista de los años cincuenta y sesenta que enfatiza el creci miento económico cuantitativo sobre la base del aumento de las inversiones, consideran do que de ello depende el logro de otros objetivos de progreso económico, político, cultural y social. Sin embargo, de acuerdo con ciertos auto- res, el desarrollo en el sentido integral y profundo del término no debería confun dirse con el crecimiento económico sola mente, pues involucra aspectos cualitativos o de indole sociopolítica que requieren una transformación sustancial de la sociedad (v. DESARROLLO-SUBDESARROLLO). En los países latinoamericanos, las críticas al desarrollismo señalan que tiende a negar o encubrir el problema de la DEPENDENCIA (v.), soslaya cuestiones como la distribución del ingreso, la soberanía política, los proble- mas ecológicos, y postula un modelo de so- ciedad inalcanzable e indescable, propio de los países más "desarrollados". También se suele llamar desarrollista a una tendencia de análisis sociológico que inter preta la evolución de los países latinoamerica nos en términos de transición de la sociedad tradicional a la MODERNIDAD (v.), enfati zando en los fenómenos de industrialización y urbanización, y planteando la noción de cambio como un proceso de secularización creciente con conflictos y asincronías de las estructuras sociales y políticas. DESARROLLO-SUBDESARROLLO. El problema del desarrollo y del subdesarrollo económico constituye uno de los tópicos de discusión más frecuentes e importantes en los princi- pales foros internacionales, así como en los medios académicos de la Economía y las ciencias sociales. Los autores que han pres tado atención al tema convienen en que los conceptos empleados son insatisfactorios, El lenguaje corriente utiliza diversos térmi nos como sinónimos para caracterizar un cierto tipo de naciones: países poco desarro- llados o en vías de desarrollo, países pobres, países no industrializados o de producción primaria, países atrasados, dependientes, etc. Términos imprecison y vagos desde un pun to de vista académico, ya que tienen conno taciones diferentes, pero transparentes para el buen entendedor en cuanto al tipo de pais aludido, Hay quienes hablan de "países pobres-y consideran por lo tanto las otras expresio- nes como meros eufemismos porque tie nen del subdesarrollo un concepto donde prevalecen los aspectos relativos a la distri bución del ingreso, tanto entre países ricos y países pobres como entre ricos y pobres dentro de un mismo país. Quienes hablan del "subdesarrollo" tienden a concebir el fe- nómeno como una situación estructural e institucional característica, como una etapa en el proceso histórico de desarrollo. Los que prefieren la expresión "países en vías de desarrollo acentúan más bien las posibili dades de aprovechamiento del potencial productivo de una sociedad. Poner el acen- to sobre la "dependencia" es preocuparse esencialmente por las características que ad- quieren las relaciones económicas, tecnoló gicas y políticas entre los países desarrollados y subdesarrollados. Cuando se prefiere, por último, la expresión "países no industriali- zados", se enfatiza implicitamente la impor tancia especial atribuida a la industrializa- en el proceso de desarrollo. ción Desde el punto de vista de la teoría y del análisis del crecimiento, un país subdesarro llado es concebido como una situación de atraso, de desfase con respecto a situaciones más avanzadas. Como si se tratara de una carrera en que unos están más adelantados y otros van quedando rezagados, pero donde todos compiten en una misma pista, persi- guiendo una misma meta, con idénticas re glas de juego para todos y sin relaciones de ninguna especie entre los competidores. Los rankings de países en función de su ingreso por habitante constituyen la mejor ilustra ción de esta noción implícita en el enfoque del crecimiento. Las economías desarrolladas tienen una con formación estructural distinta de la que ca racteriza a las subdesarrolladas, y esta dife rencia estructural tiene en gran medida su origen en las relaciones que existieron históricamente y que perduran actualmente entre ambos grupos de países. Manteniendo el simil deportivo, se trataría de competido- res de género diferente que corren por pistas de diversos tipos, con objetivos disímiles, y con reglas de juego distintas pero impuestas en gran medida por uno de los grupos de competidores. En otras palabras, los meca- nismos de acumulación, de avance tecnológi- co, de asignación de recursos, de repartición del ingreso, etc., son de diferente naturaleza en uno y otro caso, y existen, además, vin culaciones entre los dos grupos que tienden a favorecer a uno de ellos en detrimento del otro. Un esquema analítico adecuado para el es- tudio del desarrollo y del subdesarrollo debe reposar, por consiguiente, sobre las nocio- nes de proceso, de estructura y de sistema. No se admite que el subdesarrollo sea un "momento" en la evolución continua (enfo- que del desarrollo como crecimiento) o dis- continua (enfoque del desarrollo como suce- sión de etapas) de una sociedad económica, política y culturalmente aislada y autónoma. Por el contrario, basándose en la observa ción histórica sistemática, se postula que el subdesarrollo es parte del proceso histórico global de desarrollo, que tanto el desarrollo como el subdesarrollo son dos caras de un mismo proceso histórico universal, que am- bos procesos son históricamente simultá neos, que están vinculados funcionalmente, esto es, que interactúan y se condicionan mutuamente y que su expresión geográfica concreta se traduce en dos grandes dualis mos: por una parte, la división del mundo entre los Estados nacionales industriales, avanzados, desarrollados el centro y los Estados nacionales atrasados, subdesarrolla dos, dependientes -la periferia (v. CEN TRO- PERIFERIA); y por otra parte, la divi- sión dentro de los Estados nacionales entre áreas, grupos sociales y actividades avanza- das y modernas, y áreas, grupos y activida des atrasadas, primitivas y dependientes. El desarrollo y el subdesarrollo pueden com- prenderse, entonces, como estructuras par- ciales pero interdependientes, que conforman un sistema único. La característica principal que distingue a ambas estructuras es que la desarrollada, en virtud de su capacidad endő gena de crecimiento, es la dominante, mien tras que la subdesarrollada, dado el carácte inducido de su dinámica, es dependiente; y esto se aplica tanto entre países como dent de un país. El problema fundamental del desarrollo de una estructura subdesarrollada aparece an como la necesidad de superar su estado de dependencia, es decir, de transformar su es tructura para obtener una mayor capacidad autónoma de crecimiento y una reorienta ción de su sistema económico que permita satisfacer los objetivos de la respectiva 10- ciedad. En otros términos, el desarrollo de una unidad política y geográfica nacional sig nifica lograr una creciente eficacia en la ma nipulación creadora de su medio ambiente natural, tecnológico, cultural y social, así co mo de sus relaciones con otras unidades po- liticas y geográficas. El desarrollo, concebido como proceso de cambio social, se refiere a un proceso deli- berado que persigue como finalidad última la igualación de las oportunidades sociales, políticas y económicas, tanto en el plano na- cional como en relación con sociedades que poseen patrones más elevados de bienestar material. Sin embargo, esto no significa que dicho proceso de cambio social tenga que seguir la misma trayectoria, ni deba condu- cir necesariamente a formas de organización social y política similares a las que prevale cen en los países actualmente industrializa- dos o desarrollados de uno u otro tipo. Para los países latinoamericanos esta posición im plica, en consecuencia, la necesidad de exa minar y buscar en la propia realidad regio- nal-y en las influencias que ésta sufre por el solo hecho de coexistir con sociedades de sarrolladas el proyecto de nación, las es trategias y políticas, de desarrollo y las for mas de organización que habrán de satisfacet las aspiraciones de los grupos en cuyo nom bre se realiza la tarea del desarrollo. (v. GLO BALIZACIÓN) Véase: CEPAL, Estudio económico de Amé rica Latina, ONU, Nueva York, 1951. - Α. Cuevas, El desarrollo del capitalismo en América Latina, México, Siglo XXI, 1978. C. Furtado, Desarrollo y subdesarrollo, Buenos Aires, EUDERA, 1965. G. Myrdal, Teona económica y regiones subdesarrolla das. México, ICE, 1962. O. Rodriguez, La teosta del subdesarrollo de la CEPAL, Méxi co, Siglo XXI, 1980. O. Sunkel y P. Paz, El subdesarrollo latinoamericano y la teoria del desarrollo, Madrid, Siglo XXI, 1973, [PEDRO PAZ] DESCENDENCIA, Las reglas de descendencia, que adquieren gran interés para la Antropología, afilian a cada individuo por su nacimiento (consanguinidad) a un grupo de parientes, Tales reglas pueden ser unilineales (matrili neales o patrilineales) o bilaterales, Cuando un grupo tiene reglas de afiliación unilineales, el parentesco se traza por la línea femenina o masculina exclusivamente. La patrilinealidad sigue las líneas de parentesco ascendiente y descendiente sólo a través de los varones (lo cual no quiere decir que só lo los varones están emparentados; en cada generación hay varones y mujeres emparen- tados, pero al efecto se tienen en cuenta úni camente los lazos masculinos). Por ejemplo, en una sociedad patrilineal, un individuo es pariente de los hijos e hijas del hermano de su padre, y no de los hijos e hijas de la her mana de su padre. La descendencia matrili- neal, por el contrario, sólo tiene en cuenta el parentesco a través de las mujeres. Otras sociedades establecen la doble descenden- cia, combinando los principios matri y pa- trilineales. DESCOLONIZACIÓN. (v. COLONIALISMO) DESPOTISMO, Para Montesquieu, el despotismo es una de las tres formas básicas de gobier nes, junto a la república y la MONARQUIA (x). La base del despotismo es el temor de los súbditos, que están constantemente amena- zados por decisiones arbitrarias de las auto ridades y de los funcionarios que afectan profundamente su libertad, su vida familiar y su posición económica, sin posibilidades de apelación, Contra el despotismo, sólo queda como recurso el acatamiento o la rebelión armada. Aun el acatamiento no es garantía de seguridad, pugs otros individuos, favore cidos por el régimen, pueden hacer caer en desgracia a cualquiera. La prisión por térmi no indefinido y la tortura, así como las ven- ganzas sobre familiares, crean una situación de temor o terror generalizado, y una adap tación de la personalidad a esas circunstan cias. Para Montesquieu, el despotismo había caracterizado a ciertas etapas del Imperio Romano y de muchas sociedades asiáticas, así como a algunos países europeos en la época moderna. Consideraba que los regi- menes despóticos eran inestables, porque no podían establecer una legitimidad basada en el consenso de la población y les era muy difícil asegurar la sucesión, ya que el déspo- ta, recelando de posibles rivales, no prepara- ba lideres con prestigio propio, capaces de sustituirlo. En el régimen que Montesquieu denomina monárquico que no incluía a todas las mo- narquías, sino sólo a las constitucionales- había también un Ejecutivo fuerte, centrado en el rey, pero estaba compensado por otras instancias de tipo legislativo y judicial, que daban expresión además a distintas clases so- ciales. El resultado era un equilibrio de pode- res, o gobierno mixto, concepción parecida a la de la POLITEIA (v.) de Aristóteles, pero adaptada a sociedades de mayor dimensión que las antiguas ciudades-Estado. En la mo- narquía constitucional el súbdito tenía una esfera limitada de derechos, pero éstos eran respetados, existían recursos y amparos que le permitían defender su honor, ante las even- tuales tendencias arbitrarias de los gobernan- tes. La república, en cambio, era un sistema inaplicable a las condiciones modernas, por- que sólo se daba en ciudades-Estado, como las antiguas de Grecia y Roma, o las más re- cientes de Italia, Suiza y Holanda. El equili brio de poderes, sin la función hegemónica un monarca, fácilmente conducia a la gue rra civil, y evitarla exigía un grado de educa- ción y conciencia civica -virtud, como la lamaba Montesquieu- dificiles de encon trar en la realidad. Esa virtud o conciencia. cívica exigía para su florecimiento condicio nes donde todos se conocieran y pudieran ejercer en forma directa el gobierno, casi sin representantes, o manteniendo un control diario, intimo, sobre ellos."