Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
LECTURAS COMENTADAS
(Texto auxiliar para la materia)
ANEXOS 35
Programa por objetivo – aprendizaje
Programas por temas
Cuestionarios (1º, 2º y 3º parcial)
2
LOS CONCEPTOS DE DESARROLLO Y SUBDESARROLLO
En el lenguaje corriente se utilizan diversos términos como sinónimos para significar los
niveles de desarrollo o subdesarrollo y para caracterizar a un cierto grupos de naciones:
países pocos desarrollado, o en vías de desarrollo, países pobres, países no
industrializados, de producción primaria, países atrasados, dependientes, etc.
Los que prefieren utilizar la expresión países pobres, tienen un concepto del
subdesarrollo donde prevalecen los aspectos relativos a la distribución del ingreso tanto
entre países (ricos y pobres), como dentro del mismo país, entre los ricos y los pobres.
Quienes hablan de subdesarrollo tienen a concebir el fenómeno como una situación
estructural e institucional, como una etapa en el proceso histórico del desarrollo. Los que
prefieren la expresión en “vías de desarrollo”, acentúan más bien la posibilidad del
aprovechamiento del potencial productivo de una sociedad. Poner el acento sobre la
“dependencia”, es preocuparse esencialmente por las características que adquieren las
relaciones económicas, tecnológicas y políticas entre los países desarrollados y los
subdesarrollados. Cuando se prefiere, por último, la expresión “países no
industrializados” se acentúa implícitamente la importancia especial atribuida a la
industrialización en el proceso de desarrollo.
Destacar, por ejemplo, la pobreza entre todos los aspectos, conduce a una política de
desarrollo que pondrá un acento particular sobre la redistribución internacional e interna
del ingreso. El subdesarrollo concebido como estado o situación estructural e
institucional, lleva ha sostener que el subrayado de la política de desarrollo debe ponerse
en el cambio de las estructuras e instituciones que se presume determinan ese estado o
situación. Cuando habla de países en vía de desarrollo se destacan como
características básicas las potencialidades desaprovechadas de los recursos humanos y
naturales, el acento de la política de desarrollo se vuelca hacia la educación y la
formación de mano de obra calificada, así como a la aplicación de la tecnología moderna.
Cuando en cambio se insiste sobre los problemas de la dependencia, la política tenderá
a modificar las formas tradicionales de vinculación entre países y al fortalecimiento del
sistema nacional.
La preferencia por uno u otro concepto implica, pues, la existencia de una concepción
predeterminada del fenómeno, que se traduce en un diagnóstico de la o las causas
básicas del problema y establece preferencias en cuanto a la prioridad de las políticas del
desarrollo.
3
CONCEPTOS SIMILARES
La evolución es una idea que tiene un origen y una connotación esencialmente biológica
e implica la noción de secuencia natural de cambio, de mutación gradual, espontánea y
continúa, de hecho es una derivación de la teoría evolucionista de Darwin. Por analogía,
el desarrollo se lo puede considerar como una secuencia de etapas, parecidas a las que
se producen en las especies ó incluso en el desarrollo de un ser humano, que de niño
pasa a adolescente, a joven, ó adulto de manera espontánea, sin que haya la
intervención de la voluntad en este proceso. La idea del desarrollo no comparte la noción
de naturalidad y espontaneidad que encierra la concepción evolucionista; por el contrario
el desarrollo exige transformaciones profundas y deliberadas, por lo que existe una
discrepancia metodológica fundamental entre lo que requiere el análisis del desarrollo y
lo que ofrece la teoría evolucionista.
La noción de progreso desarrollada en la segunda mitad del S. XVIII y que tuvo uno de
sus más caracterizados expositores en Condorat; se introduce así una nota optimista y
secularizadora; por otro lado esta está ligada directamente a la aplicación de la ciencia a
las actividades productivas, a la incorporación de nuevas técnicas y métodos y, en
general, a la modernización de las instituciones sociales y de las formas de vida.
4
adelantados y otros van quedando rezagados, pero donde todos compiten en una misma
pista, persiguiendo una misma meta, con idénticas reglas de juego para todos y sin
relaciones de ninguna especie entre los competidores. Los rankings de países en función
de su ingreso por habitantes constituyen la mejor ilustración gráfica de esta noción
implícita en el enfoque del crecimiento.
5
gastos tiende a ser inferior al necesario para obtener un estado de ocupación plena de los
factores productivos.
Aspectos centrales.
1. La inversión. Es la preocupación central para estas teorías. Para que exista una
expansión de la demanda efectiva es indispensable que la inversión de cada
período sea mayor que la del período anterior; solo un incremento de la inversión
genera incrementos de la demanda efectiva, el crecimiento del ingreso, el
equilibrio dinámico y la ocupación plena.
Vinculado con estos aspectos sus temas e indicadores principales son: nivel comparativo
de ingresos - ritmo de crecimiento - tasa de inversión - Financiamiento externo -
movilización del ahorro interno - prioridades en asignación de recursos. Todos estos
temas de gran influencia en los planes de desarrollo nacionales.
6
Para el caso latinoamericano, una de las debilidades de esta corriente es su análisis a
corto plazo sobre la productividad de las inversiones, sin considerar las condiciones
sociales y políticas que se generan como el relativo a la concentración del ingreso y la
marginalidad social.
En los autores que siguen esta corriente, el proceso de desarrollo es concebido como una
sucesión de etapas que se recorren desde las más primitivas o tradicionales a las más
modernas, pasando por niveles o estadios intermedios que tienen determinadas
características. El contenido ideológico subyacente en esta escuela es concebir el
desarrollo de las sociedades subdesarrolladas como el camino hacia el tipo de sociedad
ideal cuyo modelo es la moderna sociedad industrial.
7
Aspectos centrales de la propuesta. Partiendo de esta caracterización, se han
recomendado políticas tendientes a abreviar el tránsito desde las etapas atrasadas hasta
las modernas a partir de un esfuerzo masivo y simultáneo de inversiones que,
aprovechando las economías externas y creando un mercado interno, permita absorber el
excedente de mano de obra de estas sociedades y también a través de programas de
desarrollo de las comunidades, productividad en las empresas, racionalización de la
Administración pública y, en general, programas de modernización de las sociedades en
el sentido de los valores, actitudes e instituciones de acuerdo con la organización de las
sociedades desarrolladas.
Hipótesis central.
El desarrollo y subdesarrollo son dos caras del mismo proceso histórico universal; ambos
procesos son históricamente simultáneos y están vinculados funcionalmente, es decir,
interactúan y se condicionan mutuamente.
Su expresión geográfica concreta se observa en dos grandes dualismos: por una parte, la
división del mundo entre estados industrializados, avanzados, desarrollados (países
centrales) y estados nacionales subdesarrollados, atrasados, pobres, (países periféricos);
y por la otra, la división dentro de los mismos estado nacionales en áreas, grupos
8
sociales y actividades avanzadas y modernas y en áreas, grupos sociales y actividades
atrasadas, primitivas y dependientes.
9
LA CRISIS DEL DESARROLLISMO
Marini, Ruy Mauro. La crisis del desarrollismo. En: teoría social latinoamericana,
subdesarrollo y dependencia, tomo II, Ediciones El Caballito, México 1994.
(Reseña, Lic. Roger E. Tuero)
Hasta mediados de este siglo la teoría social que se produce en Latinoamérica está
pensada, con raras excepciones, a partir de la consideración de las cuestiones
nacionales. Solo se puede hablar, realmente del surgimiento de una corriente
estructurada y, bajos muchos aspectos, original de pensamiento sobre la región en tanto
tal a partir del Informe Económico de América Latina de 1949, divulgado por la Comisión
Económica para América Latina (CEPAL), de las Naciones Unidas, en 1950.
Para entender la CEPAL, sería útil considerar, primero, la biografía intelectual de sus
exponentes, principalmente el argentino Raúl Prebisch (responsable directo del Informe
de 1949), seguido del brasileño Celso Furtado y del chileno Aníbal Pinto; a ellos se
pueden agregar el también argentino Aldo Ferrer y el mexicano Víctor Urquidi. Como
Prebisch -que había sido director del Banco Central, bajo Perón- la mayoría de ellos tuvo
participación activa en la política de sus países. Su formación era, en general, keynesiana
y algunos ostentaban apreciable dominio de la economía política clásica, particularmente
Prebisch y Furtado. Sus incursiones en el campo del marxismo solían ser, sin embargo
algo desafortunada.
¿QUE ES LA CEPAL?
En lo esencial, ella constituye una agencia de difusión de la teoría del desarrollo que se
planteara en Estados Unidos y Europa al término de la segunda Guerra Mundial. Esta
teoría tenía, entonces, un propósito definido: responder a las inquietud e inconformidad
manifestada por las nuevas naciones que emergían a la vida independiente, a raíz de los
procesos de descolonización, al darse cuenta de las enormes desigualdades que
caracterizaban a las relaciones económicas internacionales.
10
ellos asociadas, se difunden en las universidades y centros de investigación y se
traspasan a agencias internacionales.
11
puede aspirar sino a establecer correlaciones verificables, que no arrojan de por sí
ninguna luz sobre las cuestiones referente a causa y efecto.
Como quiera que sea, esta fue la teoría del desarrollo de la que partió la CEPAL. Para
entender el porqué de ello, hay que recurrir a una línea de análisis que tiene que ver con
e papel de Estados Unidos en la construcción del mundo de la posguerra.
Ello hará que la CEPAL, partiendo de la teoría del desarrollo, en los términos que había
sido formulada en los grandes centros, introduzca en ella cambios que representaran su
contribución propia, original, y que harán del desarrollismo latinoamericano un producto
sí, pero no un simple calco de la teoría del desarrollo.
EL DESARROLLISMO
La CEPAL dirá que, en los hechos, esto no pasa así. Por un lado demostrará
empíricamente que, a partir de 1870, se observa en el comercio internacional una
12
tendencia permanente al deterioro de los términos de intercambio en detrimento de los
países exportadores de productos primarios. Por otro lado, afirmará que dicha tendencia
propicia transferencia de ingresos -en realidad, transferencias de valor, concepto que la
CEPAL no maneja bien- Los cuales implican que los países subdesarrollados que exportan
esos bienes, sean sometidos a una sangría constante de riqueza en favor de los más
desarrollados, o sea, a una descapitalización.
Inversamente, los países desarrollados serían aquellos que, con base en un sector
secundario expansivo y una demanda dinámica de mano de obra, ostentan salarios
elevados, los cuales inducen la introducción de innovaciones tecnológicas tendientes a
reducir la participación del trabajo en la producción y, por ende, el impacto de los
salarios en los costos. El alza de la productividad de allí resultante no sería transferida
plena e inmediatamente a los precios de los bienes que esos países exportan, llevando a
que, en el comercio internacional, estos precios se mantuvieran en un nivel elevado. En
consecuencia, se favorecería la traslación de riquezas de la periferia subdesarrollada al
centro desarrollado.
Así es como, fiel a la idea del desarrollo económico como un continuum, ella no
consideraba el desarrollo y el subdesarrollo como fenómenos cualitativamente distintos
signados por el antagonismo y la complementariedad -como lo hará, a su tiempo la
teoría de la dependencia- , sino tan sólo como expresiones cuantitativamente
diferenciadas del proceso histórico de acumulación de capital. Ello implicaba que, a partir
de medidas correctivas aplicadas al comercio internacional y la implementación de una
adecuada política económica, los países subdesarrollados verían abiertas las puertas de
acceso al desarrollo capitalista pleno, poniendo fin a la situación de dependencia en que
se encontraban. Esta tesis, la del desarrollo autónomo, constituye una de las marcas
registradas del pensamiento cepalino.
13
considerado como campo de relaciones entre Estados llanos que reemplazaban el
enfrentamiento por la negociación y las leyes económicas por el deseo de cooperación.
Si la política económica era el instrumento, el objetivo esencial a que ella debería aspirar
para superar el subdesarrollo era, para la CEPAL, la industrialización. Vimos ya como, en
su entender, ésta sería capaz de promover una mejor localización de la fuerza de trabajo
entre los sectores productivos; elevaría los salarios, viabilizando el mercado interno; e
induciría el progreso técnico y el aumento de la productividad del trabajo, poniendo fin a
las transferencias internacionales de valor. La industrialización se realizaría mediante una
política deliberada de sustitución de importaciones de bienes manufacturados.
En el curso de los años 50, junto al avance de la burguesía industrial, tanto en países
donde ya era fuerte -Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, México -como en los demás, que
aceleran entonces su crecimiento industrial, el desarrollismo se convierte en la ideología
dominante y en la matriz por excelencia de las políticas públicas. No obstante, tras una
década de expansión, la economía latinoamericana desemboca, en los años 60, en la
crisis sociopolítica y el estancamiento económico, poniendo al desnudo las características
perversas que había asumido la industrialización. Ello no podría dejar de repercutir
hondamente en los círculos cepalinos, dando lugar a una crisis teórica de amplias
proporciones.
14
producción y, por otro, en las restricciones encontradas para realizar esa producción.
Ambos fenómenos se derivan de que la industrialización se llevará a cabo sobre la base
de la vieja economía exportadora, es decir, sin proceder a las reformas estructurales
capaces de crear un espacio económico adecuado al crecimiento industrial.
¿De donde provienen esas divisas? Primeramente, de la exportación. Pero, una vez que
las viejas estructuras productivas se habían mantenido intocadas, las exportaciones
seguían consistiendo en bienes primarios tradicionales, sujetos a la tendencia secular de
deterioro de los términos de intercambio diagnosticado por la CEPAL.
15
contradictoria: sus ganancias se habían obtenido en el mercado interno, realizándose
pues en moneda nacional; pero, para hacerse efectivas y, pues, susceptible de
reintegración al patrimonio de la matriz extranjera, deberían poder convertirse en
moneda internacional, lo que exigía divisas a ser sustraídas del monto realizados en las
transacciones externas. En otras palabras, lo que sirviera para ampliar la capacidad de
importar de América Latina mostraba ser ahora un factor de limitación.
Esos factores convergen, a lo largo del período, para promover convulsiones y crisis
políticas. Estas empiezan con la radicalización de la revolución guatemalteca, bajo el
gobierno de Jacobo Arbenz, y la revolución boliviana de 1952, siguen con el suicidio de
Getulio Vargas en Brasil y el derrocamiento de Juan Domingo Perón en Argentina;
continúan con el movimiento ferrocarrilero en México y la revolución venezolana de 1958
y culminan, en 1959, con la Revolución Cubana.
16
LA CONCEPCIÓN INICIAL DE RAÚL PREBISCH Y SUS TRANSFORMACIONES
Estay Reino, Jaime. La concepción inicial de Raúl Prebisch y sus transformaciones. En:
teoría social latinoamericana, subdesarrollo y dependencia, tomo II, Ediciones El
Caballito, México 1994. (Reseña, Prof. Roger E. Tuero)
Del conjunto de materiales producidos por Raúl Prebisch es posible extraer, como
elemento más general, un extenso cuestionamiento al mercado como mecanismo
espontáneo de solución de los obstáculos que interna y externamente, se
oponían al desarrollo de las economías latinoamericanas. En lo que respecta a los
obstáculos externos, el cuestionamiento principal al libre funcionamiento del mercado
se articuló en torno a la concepción centro-periferia y, en el interior de esa
concepción, se centró en el deterioro de los términos del intercambio.
Lo que prevalecía era el carácter centrípeto de las economías industriales, las cuales no
solo concentraban los frutos de su progreso técnico sino, que además, se apropiaba de
los frutos provenientes del progreso de los países atrasados. En esa concentración de
frutos propios y ajenos, por parte del centro, jugaba un papel central el deterioro de
los términos del intercambio.
Respecto al comportamiento cíclico de las economías centrales, hay que considerar que
los salarios suben en los momentos de crecimiento y, en momentos de estancamiento y
recesión estos salarios se mantienen altos debidos al poder de negociación de los
trabajadores del centro, por lo cual estos costos serían trasladados a la periferia en
donde existe una oferta abundante de mano proveniente de formas de producción
precapitalistas (economía campesinas por Ej.) que presionan continuamente hacia abajo
el precio de la fuerza de trabajo.
Por otra parte, y de manera paralela, se ponía énfasis en los menores ritmos de
crecimiento de la demanda de productos primarios debido a la menor proporción en que
los productos primarios van interviniendo en la producción de bienes finales y/o por la
tendencia a sustituirlos por productos sintéticos.
17
Entre las principales expresiones de dicho rezago estarían:
-La incapacidad de las actividades de exportación para dar ocupación a ese sobrante de
población, cuyo crecimiento, además, es empujado por elevados ritmos de crecimiento
poblacional.
La identificación que Prebisch realizó de los obstáculos interno y externos que se oponían
al desarrollo latinoamericano y el cuestionamiento a los automatismos del mercado que
suponían la persistencia de esos obstáculos, lo condujo a postular una activa intervención
estatal que a través de la planeación y haciendo uso de alicientes y desalientos sobre los
agentes económicos, permitiera resolver aquellos problemas a los que el libre juego de
las fuerzas económicas no había podido dar solución.
Bajo esa perspectiva la acción estatal debería encaminarse al logro de los siguientes
objetivos principales:
18
La cooperación internacional. También en el terreno de las relaciones internacionales
Prebisch postulaba la necesidad de modificar el curso espontáneo de la economía, en
este caso a través de la cooperación internacional. Ubicando como centro de sus
preocupaciones a la generación y retención del progreso técnico en los países periféricos,
es posible identificar tres grupos de objetivos de la cooperación internacional, que se
correspondería con las tres modalidades que ella asumiría: Las políticas de asistencia
técnica, que permitiría un mejor aprovechamiento de los recursos existentes; las políticas
de cooperación comercial, que en la medida que frenara el deterioro de los términos del
intercambio evitaría que el progreso técnico obtenido por la periferia fuese absorbido por
el centro; y las políticas de financiamiento, que permitiría compensar aquel deterioro que
no hubiera sido evitado por la cooperación comercial.
Si bien los problemas económicos de esos años (años 60 y 70) pudiera parecer mínimos
en comparación con lo ocurrido en América Latina durante la década de los ochenta, lo
cierto es que en la década de los sesenta pierde dinamismo el proceso industrializador y
ello se acompaña tanto de un deterioro de los escenarios políticos y sociales en los
distintos países como de los mayores niveles de confrontación con los Estados Unidos.
Todo se traduce en un abanico de situaciones que va desde el triunfo dela Revolución
Cubana, en un extremo, hasta los golpes de estado, en el otro.
19
DESARROLLO SOSTENIBLE, POBLACIÓN Y POBREZA: ALGUNAS REFLEXIONES
CONCEPTUALES
INTRODUCCIÓN
Mientras que en el norte hay sobrealimentación -sólo en los Estados Unidos se gastan
más de 5 mil millones de dólares en alimentos dietéticos para reducir el exceso de
calorías- la población por debajo de la línea de la pobreza, es decir con ingresos per
cápita inferior a los 370 dólares anuales, a sido calculada por el Banco Mundial en 1,125
millones para el año de 1985. equivalente al 23% de la población mundial, y la población
subalimentada es de 800 millones
Lo que en 1972 aparecía como la inquietud de los países ricos por un medio ambiente
grato y no contaminado ha evolucionado hacia el reconocimiento de una problemática
que -aún cuando comparte elementos comunes- se materializa y se percibe diferente por
los grupos sociales distintos en cada región del planeta.
Así, para los países industrializados y prósperos del norte, la problemática ambiental se
inserta en la cuestión general de la calidad de vida. Estos países han superado sus
problemas fundamentales de desarrollo; sus niveles de bienestar medidos por los
indicadores tradicionales de consumo de proteínas y calorías, salud educación, niveles de
ingreso, tiempo disponible para el ocio, etc. han sido alcanzados con creces. No se trata
aquí de luchar para subsistir o satisfacer necesidades esenciales, sino más bien de crear
20
nuevas necesidades, por lo general superfluas, y de satisfacerlas con bienes y servicios
de la mayor calidad y sofisticación posible.
Para los países en desarrollo, muchos de los cuales están aún muy lejos de satisfacer las
necesidades básicas de la mayoría de la población, que enfrenta un pobreza rampante y
un aumento de desposeídos y subalimentados, la preocupación esencial es como utilizar
el sistema natural a fin de acelerar su desarrollo y crecimiento económico sin agotar sus
recursos naturales ni dañar el medio ambiente. Los países en desarrollo están
conscientes de la problemática ambiental pero se ven confrontados con la urgente tarea
de superar la pobreza en condiciones en extremo difíciles; una población en expansión,
relaciones internacionales desfavorables, escasez de recursos técnicos y económico y, en
muchos casos, la inercia de una década económicamente estancada y aún de crecimiento
negativo.
Casi 4000 millones de personas, es decir, tres cuarta partes de la humanidad viven en
los países en desarrollo y están muy lejos del bienestar que gozan los países
desarrollados. No es sólo la carencia de bienestar y la oprobiosa presencia de la pobreza,
sino también un problema de capacidad económica, científica y tecnológica para superar
el subdesarrollo.
EL CRECIMIENTO ECONÓMICO
Desde la inmediata posguerra hasta comienzos de la década del setenta, los países en
desarrollo experimentaron un crecimiento económico, medido por la tasa de expansión
del producto interno bruto, superiores a los promedios mundiales. Sin embargo, en la
década de los setenta y en particular a partir de 1973, marcado por el shock petrolero,
estas tasas de crecimiento empezaron a reducirse drásticamente.
En el período que va de 1960 a 1990 el producto mundial bruto aumentó a una tasa
anual promedio del 3.9 % medido en precios y tasas de cambio constante de 1980. El
producto interno bruto por persona aumentó en los países del norte desde un promedio
aproximado de 5,500 dólares en l960 a 12,600 en 1990, mientras que en los países en
desarrollo se pasaba de 556 dólares a 980 dólares, es decir en circunstancias en que los
países del norte los niveles de ingreso promedio se incrementaron en 127 % en los del
sur el aumento fue de solo 76%. La diferencia de crecimiento se traduce en una mayor
21
disparidad, así mientras en 1960 el ingreso per capita promedio de los países en
desarrollo era equivalente al 10 % del de los países desarrollados, la relación es en 1990
de sólo el 7.8 %.
Dado que la comparación se hace entre promedios muy globales; se oculta que las
disparidades reales son a menudo mayores; por ejemplo, para el grupo de 42 países
calificados de menor desarrollo relativo (a comienzo de los setenta eran 31) que
representan un cuarto de la población mundial, el producto interno per cápita aumentó
en sólo el 60%, por consiguiente en este caso la brecha es considerablemente mayor. En
los más pobres la combinación del débil crecimiento económico, el estancamiento, o aún
tasas de crecimiento negativas, con un crecimiento poblacional relativamente fuerte
resulta, en 1990, en ingreso per cápita de 5 % inferiores a los de 1970. Los promedios
ocultan aspectos distributivos entre países así como una creciente desigualdad interna;
es decir, no solo algunos países han avanzado más lentamente que otros sino que
además en cada país ciertos grupos sociales captan la mayor parte del incremento del
ingreso y la riqueza que genera la economía acentuándose las desigualdades internas.
En 1990 la población mundial alcanzó los 5,292 millones de personas, de estos, 816
millones, es decir., 15.4%, habitan en los países desarrollados; 2,838 millones, o el
53%, en los países en vías de desarrollo, el resto 1,229 millones correspondían a la
Unión Soviética y Europa del Este.
En síntesis, mientras que para los países del norte la última década ha sido la de a
recuperación, para el sur se constatan desempeños muy disímiles; así en circunstancias
en que los países asiáticos logran mantener sus ritmos de expansión económica y reducir
la magnitud de la pobreza, la década se cierra para América Latina y África con el
aumento generalizado de pobreza, el deterioro del bienestar y el retroceso económico. La
22
magnitud de lo último se aprecia con cifras de América Latina que señalan que el
producto por habitante en 1988 era de 6.5% más bajo que en 1980 y equivalía al de
1978. De acuerdo con estimaciones del BM entre 1990 y el año 2,000 los pobres de
América Latina habrán aumentado de 108 millones a 126 millones.
Es obvio que los ritmos de crecimiento económico se relacionan estrechamente con los
niveles d satisfacción alimentaria mundial. Las naciones Unidas señalan que el suministro
diario de calorías en el mundo desarrollado ha aumentado desde 90% de los
requerimientos totales mínimos en 1965 a 107% en 1985, mientras que en los países en
desarrollo la cantidad de calorías ha aumentado del 87% en 1965 a 89% en 1985, es
decir inferior al promedio que los países desarrollados tenían en 1965.
EL DESARROLLO
Hacia fines de la década de los sesenta se resaltó la dimensión social del desarrollo, sin
embargo, es un hecho evidente que la mayoría de las interpretaciones, en especial al
nivel de decisión más elevados, de definición de políticas y planificación, tiende a
23
privilegiar un concepto en el cual priva la idea de crecimiento económico medido por la
expansión del producto nacional bruto.
Desde el punto de vista político, el concepto de desarrollo debe incluir valores tales como
libertad ideológica y política, que puedan expresarse libremente, para lo cual el sistema
político y social debe proveer los mecanismos y canales adecuados. Esto requiere de
instituciones democráticas que sean coherentes con el pasado histórico de cada nación y
el sistema de valores de su población. estos valores, para que puedan materializarse,
necesitan de mecanismos e instituciones que permitan la libre expresión de cada
miembro de la comunidad y su participación en los procesos de toma de decisiones. Es
mediante la participación efectiva que el proceso de desarrollo puede orientarse hacia el
logro de los valores de la sociedad. Este logro es un componente indispensable del
desarrollo, concepto que no puede restringirse a la satisfacción de las necesidades
biológicas de sobrevivencia o materiales creadas por el sistema socio económico.
Por fin el desarrollo como meta debe garantizar que los mecanismos, estructuras y
procesos que permiten satisfacción de necesidades inherentes al individuo y a la sociedad
se preserven y desarrollen a su vez, para un mayor bienestar de la sociedad presente y
futura. esto último lleva a considerar de un modo explícito y en su interrelación dinámica
dos dimensiones: la económica y la ambiental.
El PNUD está elaborando un índice que debería reemplazar los tradicionales de desarrollo
vinculados al crecimiento económico. Este índice de desarrollo humano combina
indicadores de esperanza de vida, educación, e ingresos; sugiere además un índice de
libertad humana y uno de libertad política para evaluar la situación en materia de
derechos humanos.
La inquietud por el deterioro ambiental que se hace manifiesta a fines de la década de los
sesenta llevó implícita una violenta crítica del concepto de desarrollo dominante en el
cual prevalecían aspectos económicos, en particular la idea de crecimiento, tanto así que
para muchos desarrollo era (y aún lo es) sinónimo de crecimiento económico.
El debate se polarizó entre una posición extrema que identificaba crecimiento con
desarrollo y veía en el mismo una de las causas fundamentales de la crisis de aquella
época: energética, de alimentos, ambiental. En esta perspectiva el crecimiento/desarrollo
24
era negativo, había adquirido un carácter cancerígeno y la sobrevivencia de la especie
humana y del planeta requería que los crecimientos explosivos, tanto poblacional como el
de la economía, debían terminar. Se acuñó así la expresión de crecimiento cero. Frente a
esta posición de claro carácter neomaltusiano, otras propusieron la revisión del concepto
de desarrollo haciendo explícitas sus múltiples dimensiones, entre ella la ambiental.
Los sesenta y setenta fueron testigos de una crítica despiadada del desarrollo
(crecimiento) visto por algunos como causa primera del deterioro ambiental. Pero la
década de los ochenta presenció el estancamiento y el retroceso del bienestar de una
gran parte de la humanidad. Una gran mayoría de la población mundial tenía ingresos
per cápita inferiores a los de comienzo de la década, sus patrones de vida retrocedía a
los niveles imperantes en la década de los sesenta; sus esperanzas de bienestar se veían
frustradas. La falta de crecimiento económico impidió el desarrollo y se tradujo en mayor
pobreza causando además una mayor presión sobre el sistema natural, fuente última de
subsistencia así como de recursos para el desarrollo.
25
amenazadas de extinción, y hacia mediados del próximo siglo el 25% de la especies
existente habrán desaparecido o se reducirán a unos ejemplares. La extinción masiva de
especies, o la “erosión genética” es uno de los mayores problemas contemporáneos. El
conocimiento científico disponible ha identificado alrededor de 1.7 millones de tipos de
animales de un total estimado de 30 millones. En el reino vegetal se conocen 240 mil
especies, de las cuales dos tercios están en los trópicos y un cuarto en América Latina.
La contaminación química ha alcanzado dimensiones tales que pocas áreas del mundo y
especies vegetales u animales son eximidas de sus efectos. Residuos de pesticidas se
han encontrado en especies animales que han vivido siempre en la zona antártica,
distante varios miles de kilómetros de las áreas donde tales químicos se producen y
utilizan. Habría que agregar el problema de los residuos tóxicos casi desconocidos hasta
hace sólo unas décadas; la generación de dióxido de carbono (CO2) y otros gases
asociados con el efecto invernadero parecen inducir un aumento de la temperatura de la
atmósfera cuyas consecuencias sobre el clima son difíciles de calcular y más aún de
predecir.
Por último el problema creciente en el uso del agua, considerado por tradición como un
bien libre o semilibre hoy es reconocido como uno de los más escasos. Pero no es tanto
su relativa escasez sino más bien el mal uso que se hace del agua y que se ilustra en el
hecho concreto de que los sistemas mundiales de riego operan con eficiencia que no
alcanzan 60% y en algunos países ni siquiera el 30%; si se piensa que la agricultura, y
en especial los sistemas de riego utilizan cerca entre 70 y 80% del consumo mundial de
agua, con cifras que se elevan al más de 90% en el caso de India, España y México, la
importancia de esta ineficiencia es clara, la FAO calcula que 50% de las tierras regadas
del mundo sufren salinización, alcalinización y anegamiento, como consecuencia, justo de
los malos e ineficientes sistema de riego.
26
La toma de conciencia de estos fenómenos ha llevado a preguntarse si la expansión
económica incontrolada no está de hecho destruyendo la base misma sobre la cual se
sustenta la estructura social y pone en peligro las posibilidades de desarrollo
socioeconómico en el mediano y largo plazo. Estos fenómenos revelan la
interdependencia y globalidad que caracteriza la problemática ambiental. Ellos son
percibidos de forma diferente en los países industrializados, y en los países en
desarrollo; en estos últimos la urgencia por superar problemas dramáticos de hambre y
pobreza y aquellos inherentes al subdesarrollo, son mucho más visible y es obvio que
tienen prioridad.
Algunos de estos problemas se originan en las formas de consumo, los patrones de vida
y la dinámica propia de los sistemas industrializados. Los países industrializados con poco
más de 15% de la población del planeta, son los mayores responsables de la
contaminación atmosférica mundial. Al respecto la OECD constata que en 1980, sus
países miembros, todos desarrollados, generaron 149 millones de toneladas de monóxido
de carbono, equivalente al 77% del total generado mundialmente y 37 millones de
toneladas de óxido de nitrógeno ó 54% del total generado y 55 millones de toneladas de
óxido de nitrógeno ó el 50% del total generado por la intervención humana.
Para la mayoría de la población de los países en desarrollo, que a duras penas logran
sobrevivir, esta problemática es difícil de percibir, lo cotidiano domina sobre el largo
plazo, lo concreto de hoy sobre lo probable de mañana. El acceso de aerosol y
refrigerantes se restringe a porcentajes minoritarios de sus poblaciones y el deterioro de
la capa de ozono es algo demasiado abstracto y lejano, difícil de entender.
En estos países los problemas ambientales surgen de la presión ejercida sobre el sistema
natural para extraer recursos por encima de sus posibilidades o en forma irracional, y
beneficiarse así de situaciones contingentes favorables del mercado internacional. Es la
presión que resulta de la escasa disponibilidad y el insuficiente dominio del conocimiento
científico y tecnológico, de la asignación de los recursos naturales y los bienes
ambientales a usos inadecuados desde el punto de vista del sistema natural, pero
27
aparentemente convenientes desde la perspectiva económica. A veces es la asignación o
conversión de sistemas naturales a usos alternativos que llevan al deterioro, o la pérdida
de funciones del sistema natural o a la destrucción de recursos potenciales cuyo valor no
se refleja en el mercado.
Uno de los ejemplos que muestran con mayor claridad la globalidad e interacción de la
problemática ambiental con la del desarrollo se tiene en el uso de los recursos naturales
para la producción alimentaria. La tierra ha sido considerada por tradición como un
recurso natural que posee capacidad productiva, o fertilidad renovable. Sin embargo esta
base se ha reducido en forma alarmante. Esta reducción se manifiesta tanto como
pérdida neta del recurso debido a su uso alternativo, como por el deterioro del mismo
que resulta en disminución de su capacidad productiva o fertilidad.
La FAO señala que la pérdida de tierra arable debido a la degradación de los suelos se
estima entre los 5 y 7 millones de Ha. por año, una de las principales causa es la erosión.
Además los grandes proyectos de riego han resultado en un aumento generalizado de la
salinidad y a alcalinización de los suelos, al mismo tiempo que en el descenso de la capa
freática: de las 260 millones de hectáreas regadas en la actualidad, que representan el
18% de la tierra agrícola y producen entre el 30 y 40% de los alimentos mundiales, hoy
entre 20 y 30 millones están severamente afectadas por salinización y entre 60 y 80
millones moderadamente afectadas.
28
consumo aumentó entre 1950 y 1983 de 5 a 25 kilos per cápita. Estos aumentos de
productividad no se dan sólo en el mundo desarrollado, sino que también en el mundo en
desarrollo.
Pero el panorama es más complejo. Por un lado es cierto que el consumo mundial de
fertilizantes ha aumentado, pero de nuevo el promedio mundial induce a engaño, ya que
mientras en la agricultura del norte los consumos son excesivos, alcanzando cifras
superiores a los 740 kg/ha/año, como en Holanda; en algunos países de África
escasamente supera el kg. por Ha., en América Latina no se llega a los 30 Kg por Ha. y
en Asia, a pesar de la revolución verde (es decir, una tecnología intensiva en el uso de
fertilizantes, el consumo de éstos escasamente alcanza a los 49 Kg/Ha. Se puede
establecer aquí un paralelo con la situación alimentaria; sobrealimentación en el norte y
subalimentación en el sur; en ambos casos deterioro ambiental. En el norte el exceso
resulta en elevada contaminación nítrica; en el sur la explotación intensiva de los suelos
sin restituir los nutrientes extraídos se traducen en empobrecimiento progresivo,
deterioro y pérdida de capacidad productiva.
Como se ve, las causa del deterioro son diversas: erosión y contaminación, en
Norteamérica, India y Sudamérica, acidificación y contaminación química de suelos en
Europa, deforestación en África, Asia y Latinoamérica, reducción de las disponibilidades
de agua e irónicamente, al mismo tiempo deterioro derivado de grandes proyectos de
riego; pero lo interesante es destacar que en algunos casos coinciden con situaciones de
riqueza y dominio tecnológico, mientras que en otras están asociadas con situaciones de
extrema pobreza y bajo nivel tecnológico.
En ambos casos privan las consideraciones de corto plazo por sobre las de largo plazo,
pero mientras en el primero la razón fundamental es de sobrevivencia en el segundo está
dictada por objetivos mercantilistas de maximización de beneficios pecuniarios. Aún
cuando en ninguno de los dos casos la explotación del sistema natural es sostenible, es
importante distinguir entre el deterioro del sistema natural debido a un mal entendido
desarrollo o proyectos de desarrollo mal gestionados, y aquel que es consecuencia
inevitable de la falta de desarrollo. En el primer caso recursos financieros y
29
conocimientos científicos y técnicos son empleados para el uso predatorio del sistema
natural; en el segundo, la ausencia de esos recursos, asociada con la urgencia de
satisfacer necesidades vitales impide una gestión racional del medio natural.
EL DESARROLLO SOSTENIBLE
Es sin embargo justo reconocer que la necesidad de mantener las condiciones que
permiten el proceso no fueron ignorada por los economistas, pero dado el pensamiento
dominante de la época ellas se concentran en lo económico.
30
LOS ANTECEDENTES DEL CONCEPTO
Con relación al segundo aspecto, es decir, las condiciones que posibilitan la expansión
sostenida del ingreso per cápita y el cambio estructural, la atención de los economistas
se ha centrado en el proceso de inversión. La preocupación fundamental era mantener el
nivel de empleo de la mano de obra y de los recursos productivos en general, y con ello
los de ingreso, necesarios para que no cayera la demanda efectiva. El análisis económico
llegó en ese entonces a la conclusión de que esa condición es un proceso continuo y
creciente de inversiones. Se explica así la preocupación por un proceso sostenido que
actúa tanto por el lado de la demanda como por el de la oferta: asegurar los niveles de
ingreso y de demanda efectiva por el pleno empleo de los factores productivos en un
proceso de transformación estructural de largo plazo.
Con el correr del tiempo se demostró que dicha condición no era suficiente y que se
dejaba de lado la base que permite al sistema social producir los bienes materiales que
necesita para sobrevivir y desarrollarse. Los problemas ambientales que empezaron a
percibirse en la década de los setenta y que se hicieron más tarde evidentes llevaron a
una visión pesimista sobre el porvenir de las sociedades y al renacimiento de ideologías
31
neomaltusianas. La manifestación concreta de esta reacción fue la crítica despiadada de
lo que se denominó el paradigma del crecimiento y el planteamiento de la falsa
alternativa entre desarrollo y medio ambiente, traducida económicamente en la idea del
crecimiento cero.
Una actitud diferente es aquella que busca la integración de las dimensiones ambientales
en la estrategia de desarrollo, no rechaza el objetivo del crecimiento económico; más
aún, reconoce explícitamente su necesidad.
Si bien los años sesenta fueron testigos de una crítica despiadada del
desarrollo-crecimiento visto como una causa primera del deterioro ambiental, para los
año ochenta presenciamos el estancamiento y retroceso de gran parte de la humanidad.
Al iniciarse la última década del siglo una gran mayoría de la población mundial tenía
ingresos per cápita inferiores a los de fines de la década del sesenta. La falta de
crecimiento económico impidió el desarrollo y se tradujo en una mayor pobreza causando
32
creciente presión sobre el sistema natural, fuente última de subsistencia, así como de
recursos para el desarrollo.
33