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VIVA ESPAÑA CON HONRA

El teatro triunfa en la España del siglo 19 y Don Juan Tenorio de Zorrilla destaca por su
extraordinario éxito de entre las múltiples obras que se representan en los más de 300
teatros que hay en El País. En 1854 10 años después de su estreno el Tenorio sigue
apasionando al público porque como drama romántico que es proporciona a la
burguesía y a la clase media un cierto escape liberador en medio de la rigidez social de
la época. En la corte Isabel segunda la reina que más tarde sería llamada la de los
tristes destinos vive su propio drama romántico. Cuando cumplió 16 años en 1846 fue
casada por razones de Estado con su primo Francisco de Asís con fama de afeminado.
El matrimonio resulta un completo fracaso y la reina se consuela con aventuras
amorosas que provocan el escándalo público. Isabel segunda acaba rodeándose de una
camarilla palaciega poblada de frailes reaccionarios, monjas milagreras y nobles
intrigantes, es la llamada corte de los milagros la reina vive muy influenciada por esta
camarilla tanto que con frecuencia llega poder a saltarse la Constitución para
intervenir en la gestión de los gobiernos y dirigir su política. La reina favorece con sus
decisiones a los liberales moderados. Los liberales progresistas llevan alejados del
poder desde que ella subió al trono 10 años atrás. Por lo que se refiere a los liberales
moderados esos 10 años de ejercicio del poder les han desgastado, sobre todo por la
intransigencia de su líder político, el General Narváez, quién finalmente es obligado
por los suyos a retirarse a un segundo plano. Las divisiones internas y los
enfrentamientos dentro del partido moderado llevan la inestabilidad política a España
que padece una sucesión de gobiernos cada vez más débiles y más autoritarios. El
descontento se extiende incluso entre los propios moderados en 1854 un grupo de
militantes moderados pero reformistas que quieren recuperar para el partido el
espíritu liberal de la constitución de 1845 pone en marcha una conspiración para
derribar por la fuerza a su propio gobierno. El levantamiento contra el gobierno se
produce en junio de 1854 en Vicálvaro, pueblo cercano a Madrid. El golpe de estado lo
encabeza una vez más un militar, el general liberal moderado Leopoldo O'Donnell. Se
produce un primer enfrentamiento con las tropas gubernamentales, pero no hay un
claro ganador. El general O'Donnell se ve obligado a retirarse en dirección a Andalucía
en búsqueda de nuevos apoyos. En la localidad de manzanares O’Donnell recibe el
apoyo del general Francisco Serrano. Los dos militares deciden lanzar un manifiesto
conjunto para conseguir la movilización de los liberales progresistas sin los cuales la
insurrección tiene el fracaso asegurado. El manifiesto lo redacta un joven malagueño el
liberal moderado Antonio Cánovas, en él se pide una regeneración de la política con
trono sin camarillas, una nueva ley electoral libertad de expresión más autonomía local
y una bajada de impuestos es decir reclamaciones progresistas el manifiesto de surte
efecto varias ciudades apoyan la sublevación en las calles de Barcelona, Valencia,
Valladolid Madrid y Málaga que se llenan de amotinados que se hacen con los poderes
locales y crean fuentes revolucionarios. Durante el mes de julio de 1854, el alzamiento
popular se extiende por el país y se hace más violencia, se suceden los disturbios y los
asaltos y saqueos a los palacetes de los hombres de negocios llega un momento en
que el levantamiento escapa al control de quienes lo habían iniciado y se convierte en
una sublevación popular. La reina que siente que su corona se tambalea se resigna a
llamar en su auxilio al líder de los progresistas, el general Espartero. Espartero vive
desterrado en Logroño desde que volvió del exilio. Espartero es nombrado presidente
del gobierno, con él vuelve al poder el partido progresista después de haber
permanecido 11 años en la oposición. El general O'Donnell que había sido el promotor
del levantamiento se tiene que conformar con entrar en el nuevo gobierno como
ministro de la guerra O’Donnell decide fundar un partido centrista, la unión liberal, que
pretende aglutinar a los más flexibles de los moderados y de los progresistas. El
gobierno progresista convoca elecciones y las ganas en seguida las cortés se disponen
a redactar una nueva constitución más acorde con la idea progresista de lo que debe
ser España. El otro gran objetivo es el de dar un fuerte impulso a la economía nacional
que la ponga a la altura del nuevo capitalismo europeo. El nuevo ministro de hacienda
es Pascual Madoz. Madoz quiere resolver los crónicos problemas de hacienda y
relanzar los viejos proyectos de expansión ferroviaria, necesita dinero y por eso
aprueba una nueva ley de desamortización. Con la desamortización de Madoff se
nacionalizan y subastan sobre todo las tierras comunales de los municipios pero
también los bienes que todavía le quedan a la iglesia después de la desamortización de
Mendizábal. Tras esta desamortización civil de Madoff los municipios pierden el medio
más importante para financiarse, las tierras lo cual provoca un auténtico desastre
social en todos los pueblos, los campesinos más humildes pierden su medio de vida y
los pequeños ayuntamientos que solían pagar al médico y al maestro con los
beneficios del arrendamiento de terrenos se empobrecen aún más, el desamparo rural
se acrecienta. A partir de 1855 se desata en el país la fiebre de la construcción de
ferrocarriles. La explicación está en el respaldo que el gobierno ofrece a los proyectos
de nuevos trazados el estado invierte en ellos parte del dinero obtenido con la
desamortización, pero sobre todo aprueba una nueva ley de ferrocarriles que incentiva
extraordinariamente la participación del capital extranjero. El capital extranjero,
especialmente francés, entra masivamente en España, y en consecuencia se hace con
la propiedad de la mayor parte de las compañías ferroviarias. En 10 años entran en
funcionamiento más de 5000 kilómetros y dos mil más están en obras. Con la
expansión del ferrocarril España vive los efectos de la revolución de los transportes el
tiempo se acelera y las distancias se acortan, hasta ese momento la velocidad máxima
que podía alcanzar el hombre era la de un caballo a galope, la misma que en tiempos
de los romanos. El transporte de mercancías y viajeros se había basado durante siglos
en la utilización de bueyes mulas y caballos. La velocidad de las diligencias, el
transporte más rápido hasta entonces, apenas llegaba a los 10 kilómetros a la hora con
el retraso añadido que suponía tener que cambiar los caballos en las casas de postas
cada 10 o 15 kilómetros. Con la llegada del tren, esa velocidad se triplica en ir de
Madrid a Irún en diligencia tirada por caballos se tardaba tres días, ahora el ferrocarril
el viaje se hace en una jornada. Los llamados caminos de hierro se van a encargar de
vertebrar España el ferrocarril provoca la expansión real del comercio español porque
establece una rápida comunicación entre todas las regiones. Además permitirá una
mayor movilidad de la población, pero los dos sistemas el tradicional y el moderno
convivirán largos años, dadas las dificultades que la orografía española presenta para
extender el ferrocarril por todo el país, en España tender un kilómetro de vías cuesta
de cinco a diez veces más en Francia o Alemania. A pesar de los esfuerzos de los
liberales por modernizar España las epidemias de cólera y las hambrunas continúan
abatiéndose cíclicamente sobre el país. En 1855, el cólera se lleva por delante a miles
de españoles la esperanza de vida al nacer no llega entonces a los 30 años de media.
Sin embargo, la población sigue aumentando lentamente a mediados de siglo España
pasa ya de los 15 millones de habitantes de ellos tan solo dos millones viven en
ciudades, el resto que es la gran mayoría continua en el campo. Es en esta época
cuando se inicia la emigración del campo a la ciudad, las zonas costeras del
mediterráneo y del cantábrico junto con Madrid son los destinos preferidos de los
inmigrantes que van buscando los lugares donde las industrias tienen necesidad de
mano de obra.Con la creación de un mercado nacional, gracias al ferrocarril y con la
aplicación del vapor a los telares mecánicos, empieza a desarrollarse en Cataluña una
importante industria textil. Otra actividad industrial que inicia en estos momentos su
despegue es la de la obtención del hierro, la siderurgia. Aún se pueden ver, en
Marbella (Málaga), restos de lo que fueron los primeros altos hornos alimentados por
madera que se instalan en España, años más tarde cuando el carbón sustituye a la
madera, la actividad siderúrgica se traslada a Asturias y a Vizcaya. Alrededor de 175 mil
obreros trabajan en la industria, en la minería y en la construcción de ferrocarriles en
jornadas de 10 a 12 horas diarias. Estos trabajadores que malviven con un mísero
salario, constituyen el primer proletariado industrial español. En 1855 se produce en
Barcelona la primera huelga general promovida por los trabajadores textiles, que
reclaman libertad de asociación y una jornada laboral de 10 horas. La afluencia de
inmigrantes y el desarrollo de las nuevas industrias hace que las ciudades más
dinámicas se queden pequeñas para albergar a la nueva población. Necesitan
ensancharse, derribar las viejas murallas medievales que no les deja crecer y dar paso
a la nueva ciudad. El proyecto para el ensanche de Barcelona del ingeniero Ildefonso
Cerdá, pionero del urbanismo moderno, plasma el modelo ideal de la nueva ciudad:
racional, ordenada higiénica y sobre todo al servicio de los ciudadanos y de su libertad
individual, pero en el momento de llevarlo a la práctica el proyecto es parcialmente
mutilado por los promotores. Todas las ciudades en desarrollo San Sebastián, Valencia,
Almería, Bilbao y Madrid acometen su ensanche. En la capital de España, el hombre de
negocios José de Salamanca, construye el conocido como, Barrio de Salamanca, otro
ejemplo de la nueva ciudad moderna. En los cafés que siguen siendo los termómetros
políticos del país arrecian las críticas contra el gobierno y no solo por parte de la
derecha. A la izquierda de los progresistas está creciendo un movimiento político cuyos
adeptos no están dispuestos a que se traicione el espíritu de la revolución, son los
demócratas. El partido demócrata, nacido en la década anterior de una escisión del
partido progresista reivindica el sufragio universal y la libertad de asociación y de
conciencia. La mayor parte de sus miembros son republicanos su figura más conocida
es la del catedrático universitario, Emilio Castelar. En el verano de 1856 estalla una
nueva revuelta social, en varias ciudades el gobierno progresista comete graves
errores en la resolución de esos conflictos, eso es aprovechado por el general
O’Donnell, apoyado por la reina Isabel II para dar un golpe de estado y hacerse con el
poder lo primero que hace O’Donnell al llegar al gobierno es disolver las cortes de
mayoría progresista, convocar nuevas elecciones y restablecer la constitución de 1845.
El general Leopoldo O'Donnell fundador y líder del partido centrista, unión liberal, va a
ser el nuevo hombre fuerte de los próximos años y aplicará una política de libertad y
orden durante 10 años. Su partido se alternará en el gobierno con los liberales
moderados del general Narváez dejando fuera a los progresistas, pero hay una ocasión
en 1858 en que O'Donnell logra mantenerse en el poder durante cinco años seguidos,
el período más largo de un gobierno en todo el siglo 19. El gobierno presidido por
O’Donnell, temeroso de que una nueva revolución le apeara del poder, aplica una
receta importada de GB y de Francia, recurrir a la guerra exterior para asegurarse la
unidad en el interior. En octubre de 1859, España declara la guerra a marruecos, el
propio O’Donnell encabeza el ejército de 40.000 hombres que parten a la guerra. El
plan de las tropas españolas es partiendo de Ceuta, avanzar sobre Tetuán. Los
primeros enfrentamientos se saldan a favor de los rifeños, pero el general progresista
Juan Prim al mando de los voluntarios catalanes, consigue en el Valle de los Castillejos
la primera gran victoria sobre el enemigo. La gesta convierte a Prim en héroe nacional.
La guerra de África se salda en un tiempo relativamente corto seis meses con la
victoria española después de sucesivas derrotas, que culminan con la pérdida de
Tetuán, Marruecos firma la paz. O’Donnell había logrado unir a todos los partidos
frente a la guerra, la paz le permite ahora beneficiarse de los exaltados sentimientos
patrióticos de la población a pesar de que 7000 españoles han perdido la vida en el
empeño. Para perpetuar la gesta las cortes aprueban sustituir los dos leones de piedra
de su pórtico por otros dos de bronce fundido con los cañones arrebatados al
enemigo. En vista del éxito de la guerra contra marruecos O’Donnell insiste en la
política de guerras de prestigio en el exterior y toma varias decisiones: envía a México
al general Prim al frente de un ejército de intervención, manda una expedición militar
de castigo a la Conchinchina, acepta que Santo Domingo se reincorpore a la corona
española y finalmente desata la guerra del pacífico contra Perú y Chile, y toda esta
actividad exterior se traduce en una sucesión de fracasos y al final es el motivo por el
que O'Donnell se ve obligado a dimitir en 1863. A partir de ese momento se turnarán
en el poder los liberales centristas y los moderados y el general Narváez acabará
ocupando de nuevo la jefatura del gobierno. Los progresistas y los demócratas quedan
completamente apartados del poder en vista de eso optan por no participar ni siquiera
en las elecciones y se dedican a la agitación y a la conspiración como vía para intentar
recuperar el mando político. Los sucesivos gobiernos cada vez más breves y cada vez
más débiles recurren, como única respuesta, a la represión. El catedrático Emilio
Castelar, del mismo modo que otros intelectuales próximos al partido demócrata,
utiliza las aulas universitarias para difundir sus ideas de cambio, pero el gobierno de
Narváez no está dispuesto a consentir los efectos que provoca el ejercicio de la
libertad de cátedra de los profesores. Esta es la primera gran revuelta universitaria que
se produce en España y es también la primera vez que el gobierno recurre a la guardia
civil para reprimir con dureza una algarada. Tanto la oposición como los ciudadanos
reaccionan con indignación ante lo sucedido. A las tensiones políticas se suma en 1866
la llegada a España de la recesión económica que está asolando Europa, las acciones se
desploman y el flujo de inversiones extranjeras hacia nuestro país se paraliza, se
quiebra así la buena racha económica de las dos últimas décadas con el
correspondiente agravamiento de las tensiones sociales. 1866 va a ser un mal año para
Isabel II y sus gobiernos. La oposición progresista liderada por el general Prim el héroe
de marruecos protagoniza al comenzar el año una sublevación militar en Villarejo de
Salvanés, provincia de Madrid. El levantamiento fracasa, pero la vía revolucionaria
queda abierta. Seis meses después, en junio, los sargentos del madrileño cuartel de
San Gil se sublevan también contra el gobierno y reciben el apoyo de los demócratas,
pero son reducidos y 66 de ellos son fusilados. Dos meses más tarde, en agosto, en la
ciudad belga de Ostende, se celebra una reunión entre los líderes en el exilio de los
progresistas y los demócratas y deciden unir sus fuerzas, firman un pacto para derribar
a la reina y convocar unas cortes constituyentes elegidas por sufragio universal que
determinen la forma de gobierno. El general Prim líder de los progresistas, es elegido
presidente del comité revolucionario. El gran éxito de ese pacto es que se suma a él la
mayoría de los militares unionistas encabezados por el general Francisco Serrano, a
ellos los mueve su rechazo a la política cada vez más represiva del general Narváez. A
la reina solo le queda el respaldo de los liberales moderados y de su anciano líder, el
general Narváez, quién a duras penas mantiene en pie el andamiaje político montado
en torno a Isabel II, pero en abril de 1868 muere Narváez y con él desaparece el último
apoyo de la reina. Los gaditanos son los primeros en sumarse al pronunciamiento
militar y al grito de “viva España con honra” hace el almirante Juan Bautista Topete,
desde el arsenal naval de la carraca, es el 18 de septiembre de 1868 este mismo día el
general Prim líder del partido progresista se embarca en Gibraltar con destino a Cádiz
acompañado por dos políticos de la nueva generación de su partido Manuel Ruiz
zorrilla y Práxedes Mateo Sagasta. La revolución, bautizada por el pueblo como la
gloriosa, triunfa pronto en Cádiz donde el general Serrano llega con sus tropas para
apoyar el levantamiento desde la capital gaditana la revolución se extiende con
extraordinaria rapidez por todas las ciudades de España donde se van creando juntas
revolucionarias. Diez días después del pronunciamiento de Topete, se libra junto al
Puente de Alcolea, en Córdoba, la batalla decisiva entre las tropas fieles a la reina y las
revolucionarias mandadas por el general Serrano, vencen a los sublevados,el camino
hacia Madrid. Isabel II que está en ekeitio, Vizcaya, veraneando con su familia se ve
obligada a partir al exilio marcha a Francia. En ese momento tiene 38 años y ha sido
durante 25 de ellos la reina de España. Con el triunfo de la revolución 68 se inicia en
España un tiempo de esperanza, en esos momentos se abre paso un nuevo liberalismo,
el democrático cargado de afanes renovadores que aspira a democratizar la vida
política y a modernizar la economía para que el país pueda sumarse a los nuevos aires
que soplan en Europa. El poder político que permanece durante un tiempo en manos
de las juntas revolucionarias pasa pronto a un gobierno provisional que preside el
general Serrano y que convoca elecciones a cortes constituyentes por sufragio
universal. Las noticias procedentes de España, aceleran en cuba, los planes de los
independentistas y el 10 de octubre, dos días después de la formación del gobierno del
general Serrano estalla en Yara, la zona oriental de la isla, una nueva sublevación. La
encabeza Manuel Céspedes quién promete a sus partidarios la independencia y la
abolición de la esclavitud. De las colonias que aún conserva España, Cuba, Puerto Rico
y Filipinas, Cuba es la más próspera y la mejor situada estratégicamente, dedicada al
cultivo del café, tabaco y sobre todo azúcar, es un importante mercado para las
exportaciones de la península. En la isla vive un millón y medio de personas de ellas el
40% son de raza negra, mayoritariamente esclavos que trabajan en los ingenios
azucareros que hacen de la isla la mayor productora de azúcar del mundo. La colonia
cuenta con una burguesía adinerada constituida por comerciantes y plantadores de
origen español, que han hecho fortuna, se sienten españoles están representados por
la liga nacional y controlan la vida política y económica de la isla, no desean ningún
cambio en la colonia y acogen con extraordinario recelo los cambios que se están
produciendo en España. La clase media se nutre mayoritariamente de criollos, es decir,
hijos de españoles nacidos en cuba. Son profesionales liberales y pequeños
terratenientes con posiciones reformistas aspiran a liberalizar la economía de la isla
para poder comerciar libremente con EEUU en el orden político desean una amplia
autonomía respecto de España. Unos pocos de ellos sueñan directamente con la
independencia de Cuba. A finales de octubre en pleno clima revolucionario, llega a
Barcelona el anarquista italiano Giuseppe funk, él es un propagandista de la
internacional obrera que viene a establecer contacto con los obreros más activos de
España para invitarles a formar parte de la internacional. La asociación internacional
de trabajadores había sido fundada en 1864, en Londres y se extendió inmediatamente
por varios países de Europa era la primera respuesta obrera unificada y coordinada
contra la explotación laboral practicada por el capitalismo liberal, nació con la voluntad
de cumplir tres grandes objetivos: reforzar el sindicalismo de clase, consolidar la
huelga como instrumento para lograr abolir la propiedad privada e implantar el
socialismo dentro de esta primera internacional conviven dos tendencias la anarquista
y la marxista. Un hombre, un voto, este podría haber sido el eslogan de las elecciones
que se celebran en España en enero de 1869 y en las que por primera vez se reconoce
el derecho al voto a todos los españoles varones mayores de 25 años. Los resultados
electorales dan la mayoría absoluta a la coalición de progresistas, demócratas y
unionistas que en ese momento están al frente del gobierno provisional muy por
detrás quedan los republicanos y los carlistas. Los moderados no obtienen ningún
diputado. Durante seis meses las cortes debaten el texto de una nueva constitución
que se aprueba en junio de 1869 esta es la más liberal y democrática de todas las
promulgadas hasta ahora, proclama la soberanía nacional, recoge exhaustivamente
todos los derechos y libertades individuales de los ciudadanos que deberán ser
garantizados por el Estado, consagra la libertad de cultos y adopta la monarquía
parlamentaria como forma de gobierno el monarca reina pero no gobierna. Sin
embargo, la nueva constitución plantea un problema y es que España sigue siendo una
monarquía, pero en esos momentos no tiene rey esta va a ser la tarea más urgente del
nuevo presidente del gobierno el general Prim, buscar un monarca que sustituya a la
depuesta reina Isabel II. Mientras eso sucede las cortes optan por nombrar al general
Serrano regente del reino. En cuba, la sublevación independentista de Yara se ha
consolidado en la zona oriental, la más pobre y la cresta de la isla. Allí abundan los
pequeños propietarios, que al sumarse a la rebelión liberan a sus esclavos para
atraerlos a su causa de ese modo consiguen reclutar en poco tiempo un ejército de
10.000 hombres los llamados “mambises” que hostigan incesantemente a los
españoles con acciones de guerrilla. La insurrección independentista ha sorprendido al
ejército español de cuba con muy pocos efectivos disponibles para el combate, solo
ocho mil soldados de los 27.000 que hay en la isla están en buenas condiciones de
salud, los demás están fuera de servicio víctimas de distintas enfermedades tropicales
la más temida por los soldados es la fiebre amarilla, también llamada el vómito negro
por su altísima mortalidad. Para hacer frente a las necesidades de la gobierno se ve en
la necesidad de llamar a filas a 25.000 jóvenes, desoyendo así el clamor popular que
había acompañado la revolución del 68 abajo las quintas, se llama “reclutamiento de
quintas” al sorteo que se realiza para elegir entre los modos útiles una quinta parte de
ellos, estos son los llamados “a filas”. El sistema tiene una perversa particularidad, los
hijos de familias adineradas tienen la posibilidad de eludir el servicio militar mediante
el pago, al estado de una elevada cantidad de dinero. El resultado es que solo cumplen
con la patria quienes no pueden pagar la redención en metálico por este motivo las
llamadas a quintas suelen ir acompañadas de motines populares. 200 mil soldados
españoles cruzarán el Atlántico durante los diez años que va a durar la guerra de Cuba.
Más de un año de gestiones ante las cancillerías europeas le lleva a Prim encontrar un
candidato para ocupar el trono. Finalmente, se decide por Amadeo de Saboya, hijo del
rey de Italia Víctor Manuel II. El general Prim somete la propuesta a las cortes, aunque
un tercio de los diputados mayoritariamente republicanos vota en contra los otros dos
tercios votan a favor la propuesta es aprobada y en noviembre de 1870 Amadeo I es
aceptado como nuevo Rey de España, esta es la primera vez que un monarca es
elegido democráticamente. Unos meses antes, en junio la reina Isabel II, que sigue
exiliada en Francia, ha abdicado en su hijo Alfonso que cuenta entonces 13 años de
edad. El 27 de diciembre de 1870 mientras el rey Amadeo está de camino hacia España
se produce un suceso que va a cambiar el signo de la nueva monarquía, el general Prim
presidente del gobierno, resulta gravemente herido en un atentado ( todavía hoy
continúa siendo un enigma la autoría del magnífico ) con la inesperada muerte de Prim
desaparece el principal apoyo de Amadeo I quién ante la capilla ardiente del
presidente asesinado toma plena conciencia de la honda soledad política con la que
debe empezar a afrontar su reinado.

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