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Javier Bráncoli*
¿Cuáles son las diversas referencias a las cuales nos remite el término comunidad?
Hacia el final del siglo XIX y comienzos del XX en la Europa industrial, los
procesos de urbanización, industrialización y masivos movimientos migratorios
campo-ciudad representaban una amenaza para un orden comunitario en declive
y extinción. La pérdida de la vida de aldea, la familia extensa, la predominancia del
trabajo agrario y la relación directa con el medio natural van a dejar lugar a una
vida múltiple, abigarrada y caótica en la ciudad moderna. Estas transformaciones
de la vida comunitaria observan un correlato en la configuración de los núcleos
familiares, en los modos de organización económica doméstica y en las formas de
satisfacción de necesidades sociales de diferente orden y magnitud.
Ferdinand Tönnies, un sociólogo de fines siglo XIX, hijo de granjeros alemanes,
estudió los procesos de transformación del orden comunitario al societal y es una
primera referencia en el tema. Su principal obra, Comunidad y sociedad (1887),
representa una comparación dicotómica entre dos lógicas y racionalidades para
pensar la organización social. Comunidad es lo natural, orgánico y antiguo, mien-
tras que lo societal es lo artificial, lo mecánico y lo nuevo. La comunidad es el orden
basado en la tradición, la familia y la propiedad de la tierra; la sociedad es progreso
basado en el individualismo, la competencia y la racionalización.
Tönnies plantea que la base de la distinción entre comunidad y sociedad es el tipo
de relación que se establece entre los hombres, en un caso esencialmente unidos, la
comunidad, y en otro esencialmente separados, la sociedad. Entiende a la sociedad
como expresión del progreso, la Ilustración, el desarrollo y la civilización libres pero, a
su vez, como forma contractual de relación social. Cuanto más avanza la civilización
moderna más remota aparece la posibilidad de retorno al lazo social comunitario.
La familia representa el arquetipo principal de la vida comunitaria. Las trans-
formaciones –significativas y profundas de esta etapa– van a afectar su estructura
La comunidad: nostalgia, promesa y... 157
y funcionamiento. La disociación de los procesos productivos de los ámbitos fa-
miliares que señala Weber; la crisis de las tradiciones, la costumbre y la religión
como paradigmas dominantes y el debilitamiento de las relaciones de jerarquía y
desigualdad son algunos indicadores de este “desorden” social que afecta a fami-
lias y comunidades. Esta distinción entre lo orgánico (comunidad) y lo mecánico
(sociedad) atravesará todo el trabajo de Tönnies y encuentra una referencia directa
en los conceptos de solidaridad mecánica y orgánica en Durkheim, aunque con
sentido inverso u opuesto.
En su estudio sobre el suicidio, Durkheim (1897) plantea la preeminencia del
orden social por sobre la elección individual y el contrato ya que atribuye a una
conducta personal (tan íntima como el suicidio) su correspondencia con valores,
normas y lazos sociales. La comunidad es preexistente al individuo y es la base del
funcionamiento de la sociedad (Nisbet, 1996). Para Durkheim, frente a la crisis del
orden tradicional premoderno resulta necesaria la construcción de un orden social
(artificial) que a partir de la división social del trabajo otorgue previsibilidad y
estabilidad al funcionamiento de la sociedad, así como la integración social de sus
miembros y su regulación a partir de la preeminencia de la conciencia colectiva.
La crisis de una forma de solidaridad basada en la homogeneidad moral y so-
cial de los individuos; en la disciplina de la pequeña comunidad; en la tradición;
en la propiedad comunal, el parentesco, la religión y el localismo van a dar lugar a
un tipo de solidaridad cuya característica principal es la heterogeneidad y el indivi-
dualismo. La división del trabajo actúa como un mecanismo de complementación
de tareas que otorga unidad y orden a través de la articulación de individuos en
funciones diferentes.
Por otra parte, también podemos encontrar otros aportes conceptuales para
el estudio de la comunidad como un tipo particular de lazo social: aquellos que
están vinculados a los grupos primarios y sus lazos asociativos, a las configura-
ciones de las relaciones de vecindario, que también fundan esta oportunidad o
límite para lo comunitario.
Los estudios de Simmel sobre las formas socialización (1908) son una referen-
cia para la caracterización de este tipo de vínculos primarios (moleculares) a partir
de sus estudios sobre la díada y la tríada en donde se caracterizan formas y relacio-
nes en la interacción social (Nisbet, 1966). Los grupos representan un lugar de per-
tenencia e identidad que pueden llegar a definir una despersonalización del sujeto,
como sucedía en la Edad Media en conventos, cofradías y gremios. En contraposi-
ción, la pertenencia a múltiples y transitorios grupos representa una afirmación de
la personalidad individual. Simmel plantea una paradoja en la sociedad moderna:
las cuestiones generales se hicieron cada vez más públicas y las cuestiones indivi-
Posteriormente, hacia los años ’60, Oscar Lewis orienta sus estudios de los me-
canismos familiares y comunitarios en la generación de una “cultura de la pobreza”
para dar cuenta del atraso y falta de adaptación de amplios sectores sociales según
las pautas de la evolución.
Sobre la base de estas caracterizaciones de los sectores populares (sub)urbanos,
el “desarrollismo” se propone una integración social a partir de procesos de mo-
dernización que favorezcan su adaptación a la vida urbana. El progreso, evolutivo y
lineal, constituye una promesa de integración que se concreta a partir del desarro-
llo de la comunidad. En este relato “desarrollista” la comunidad aparece como una
promesa. Es parte de una racionalidad totalizadora (Arias, 2010), ya que permite
pensar a la comunidad como escenario y plataforma para lograr, a partir de un
desarrollo guiado y autopropulsivo, “ser parte” de la sociedad moderna.
1
La fluidez de líquidos y gases constituye una metáfora de la física que, aplicada por Bauman
a las ciencias sociales, traslada la propiedad física de estos elementos al cambio registrado
en las “formas sociales” cuando se someten a una determinada presión. A la actual etapa
de la modernidad, Bauman le asigna la propiedad líquida de los fluidos ya que representa
una variabilidad permanente en comparación con las estructuras sociales propias de la
modernidad sólida o primera etapa de la modernidad (Revolución Industrial).
(…) lo social puede estar dejando paso a la comunidad como un territorio nuevo
para la gestión de la existencia individual y colectiva, una nueva superficie o plano
en el que las relaciones micromorales entre personas son conceptualizadas y ad-
ministradas (Rose, 1996: 6).
2
La autora refiere a Mary Richmond, Gordon Hamilton y Hellen Perlman.
(…) En los orígenes de las Ciencias Sociales y el Trabajo Social a fines del siglo XIX,
se puede dar algunas explicaciones por fuera de los mecanicismos y las relaciones
causa-efecto. Es allí donde la pérdida de la noción de totalidad, la fragmentación de
la sociedad, genera un campo de preocupación centrado en el hacer (Carballeda,
2006: 11).
El malestar de fin del siglo XIX, muestra una caída del economicismo y el opti-
mismo racionalista. Allí surge una corriente de pensamiento desencantada de los
ideales modernos ilustrados del positivismo, que propone replantear la noción de
comunidad; desde Gramsci, por ejemplo, se plantea que los grupos sociales por el
sólo hecho de unirse, modifican la estructura de la sociedad (Carballeda, 2006: 11).
3
Agencia de desarrollo para América Latina con sede en Chile que ejerció influencia en la
región a partir de su propuestas de desarrollo de la comunidad. Ver Arias, Ana (2012).
4
El proceso de reconceptualización implicó una revisión crítica del Trabajo Social origina-
da en ámbitos académicos y que influyó en la reformulación de la disciplina y sus formas
enseñanza.
En una etapa en donde se desdibujan los relatos inclusivos (el trabajo, la na-
ción) y por lo tanto la idea misma de sociedad, el trabajo social se desenvuelve en
la arena de los conflictos y las demandas que protagonizan aquellos que fueron
arrojados fuera del sistema y de las representaciones sociales que construyen so-
bre su situación. En este sentido cobra importancia el “escenario comunitario”, por
un lado, como espacio de contención y refugio para los sectores sociales pobres y
segregados y, por el otro, como ámbito en donde se desarrollan procesos de cons-
trucción de subjetividad, emancipación, conflicto y protesta social.
La comunidad representa un lugar de pertenencia e identificación, un canal
para la satisfacción directa de necesidades sociales y un refugio frente a la hostili-
dad e incertidumbre. Como tal, la figura de “lo comunitario”, expresa un proceso
destotalizador (Arias, 2010) ya que no se inscribe en un relato general de la socie-
dad sino en expresión –singular– de los que no logran ser parte de ella. La comu-
nidad es, por lo tanto, reproducción singular de la sociedad y a su vez una trama
social con identidad y formas de funcionamiento y expresión propias. La pregunta
a partir de estos momentos de ruptura y construcción del orden social y de cambio
en los paradigmas conceptuales es: ¿lo comunitario es el primer eslabón para la
reconstrucción de lo público o, por el contrario, es la puerta de entrada para un
nuevo proceso de privatización de lo social?5
5
Ver mi artículo “La comunidad: ¿reconfiguración de lo público o privatización de lo social?”
de Bráncoli, Javier en Políticas Públicas y Trabajo Social. Aportes para la reconstrucción de
lo público (Arias, Bazzalo y García Godoy, 2012).
6
Como contratara de esta situación, la construcción de countries, barrios privados y clubes
de campo forman parte de un proceso de suburbanización de las elites que refuerza el
carácter segmentado de la ciudad actual.
A MODO DE SÍNTESIS
BIBLIOGRAFIA
Ander Egg, Ezequiel (1981). Metodología y práctica del desarrollo de la comunidad. Buenos
Aires, Editorial Humanitas.
Alexander, Jeffrey (2008). “Contradictions in the societal community: the promise and dis-
appointment of Parsons’ concept”. Mimeo traducción. Seminario Teoría Social de la Comu-
nidad. Prof. De Marinis, Pablo. Facultad de Ciencias Sociales, UBA.
Argumedo, Alcira (2005). Exposición presentada en el 1er Encuentro con Cientistas Socia-
les, organizado por el Consejo de Decanos de Facultades de Ciencias Sociales y Humanas de
Universidades Nacionales, publicado como Crisis de las Ciencias Sociales de la Argentina en
Crisis. Buenos Aires, Editorial Prometeo.
Argumedo, Alcira (1993). Los silencios y las voces en América Latina. Notas sobre el pensam-
iento nacional y popular. Buenos Aires, Ediciones Colihue.
Arias, Ana (2010). “La construcción de lo comunitario en las políticas sociales dirigidas ha-
cia la pobreza”: En Clemente, Adriana (comp.). Necesidades Sociales y Políticas Alimentarias.
Las Redes de la Pobreza. Buenos Aires, Espacio Editorial.
Arias, Ana (2012). Pobreza y modelos de intervención. Aportes para la superación del modelo
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Bauman, Zygmunt (2003). Comunidad. En busca de seguridad en un mundo hostil. Madrid,
Ediciones Siglo XXI.
Bauman, Zygmunt (2002). Modernidad Líquida. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.